Spice & Wolf ~Versión Española~: V01 Cap 02

From Baka-Tsuki
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Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Barbsicle.

Estado[edit]

V1 - Traducido por TabiNoTochuu 04:34 29/09/08

V2 - Traducido por kaeron 21:00 07/06/09

Edición al 0% (Nota para el editor, corrige las conversaciones de Horo, debe hablarle en 3ª persona a Lawrence y se escapan a veces 2ªs personas (incluidos pronombres))

Capítulo 2[edit]

La lluvia caía torrencialmente del cielo. Poco después del mediodía, Lawrence y su compañera se vieron atrapados en esta tormenta. En la lluvia causante de que sus vistas se volvieran borrosas, encontraron una Iglesia, y apresuradamente entraron en ella. La Iglesia no era como un monasterio, en el sentido de que esta proporciona alojamiento y seguridad a comerciantes ambulantes como Lawrence, peregrinos y otros viajeros. Además, ellos dependían de las donaciones de los viajeros para mantenerse, por lo que cuando Lawrence y su compañera hicieron su repentina aparición, la Iglesia no los rechazó, sino que les dieron la bienvenida.

Sin embargo, sin importar el grado de buena voluntad que la Iglesia poseyera, ellos nunca dejarían que una joven con orejas de lobo y una cola simplemente se paseara por su territorio, por lo que Lawrence instantáneamente ideó una mentira. Hizo que Horo se pusiera una delgada capa, y afirmó a la Iglesia que ella era su esposa, y debido a que su cara había sufrido quemaduras, ella no quería quitarse la capucha en frente de otros.

Aunque Horo se estuviese riendo secretamente bajo la capucha de su capa, parecía entender su relación con la Iglesia, por lo que le siguió la corriente a Lawrence. Horo ya había mencionado que la Iglesia le había causado ciertos problemas en el pasado, por lo que sus palabras probablemente fueran verdad. Aunque Horo no fuese una persona poseída por demonios, sino la encarnación de una loba, no significaría nada para la Iglesia, ya que ésta creía que además del único dios al que le rezaban, todos los demás espíritus y dioses eran herejía, y eran considerados demonios.

Lawrence y su compañera pasaron por las puertas principales de la Iglesia, y lograron conseguir exitosamente una habitación. Cuando Lawrence se encargó del equipaje mojado y regresó a la habitación, encontró a Horo retorciendo su cabello con la mitad superior de su cuerpo desnudo. Las gotas de lluvia caían del largo y hermoso cabello color castaño de Horo. Lawrence creía que aunque el piso totalmente hecho de madera y repleto de agujeros se mojara, la Iglesia no se quejaría de todos modos. El problema que más le preocupaba en ese momento era hacia donde dirigir su mirada.

“Eh, la helada agua de la lluvia parece haber enfriado mis quemaduras,” dijo Horo sonriendo felizmente, sin preocuparse por el desorden en el corazón de Lawrence.

Lawrence no sabría decir si ella estaba feliz o molesta por la mentira. Horo apartó el cabello de su cara en un movimiento increíblemente intrépido. No sería incorrecto decir que la feroz y orgullosa actitud de Horo era digna de un lobo. Su cabello mojado y despeinado a causa de la lluvia se parecía mucho al tenaz pelaje de un lobo.

“¿Las pieles de leopardo deberían estar bien verdad? Su pelaje es de gran calidad, tal vez los leopardos crecieron en las montañas al igual que yo como loba.”

“¿Podrían venderse a un buen precio?”

“Eso es algo que desconozco. No soy una comerciante de pieles.”

Lawrence asintió con su cabeza. Su respuesta había sido bastante razonable. Luego procedió a quitarse la ropa y a retorcerla fuertemente.

“¡Ah, es verdad! ¿Qué haremos con el trigo?

Dijo Lawrence mientras escurría el agua de su abrigo. Justo cuando estaba a punto de retorcer su pantalón, recordó la presencia de Horo, por lo que se detuvo y miró en su dirección. Para su sorpresa, Horo parecía haber olvidado que él estaba allí, se encontraba completamente desnuda y retorciendo su ropa para secarla. Al ver esto Lawrence no se contuvo, y rápidamente se sacó la ropa.

“¿Qué quieres decir con que haremos con él?”

“Me refiero a que si deberíamos trillarlo, o dejarlo en su estado actual. El hecho de que estemos discutiendo esto significa que tu vives en el trigo,” dijo Lawrence, utilizando un tono burlesco. Horo no discutió, sus labios parecían haberse movido por un momento.

“Mientras yo esté viva, este trigo nunca se pudrirá o marchitará. Sin embargo, si el trigo es comido, quemado o enterrado, probablemente desaparecería. Si tienes tiempo libre podrías trillarlo y guardarlo. Mm, creo que eso sería lo mejor.”

“Ya veo, en cuanto termine de trillarlo lo meteré en un saquito. Seguramente querrás cargarlo tú misma, ¿verdad?”

“Mm, sería mejor si pudiera llevarlo alrededor de mi cuello.”

Oyendo la respuesta de Horo, Lawrence inconscientemente dirigió la mirada hacia su cuello, y en unos instantes la volvió a apartar.

“Pero, ¿podrías dejarme algo de trigo para venderlo en otro lugar?”

Pregunto Lawrence luego de haber recuperado su estado de ánimo original, luego de hacer esto, escuchó una especie de ruido susurrante. Mientras giraba su cabeza para observar, Horo usó toda su fuerza para sacudir su cola. Los cabellos de la cola eran gruesos y lisos, y se veían muy fuertes mientras dejaban escapar el agua. Lawrence observó como el agua volaba en todas direcciones, y no pudo evitar elevar sus cejas. Horo, por otro lado, no le dio importancia.

“La mayor parte de la cosecha de donde proviene ese trigo fue buena debido a que viene de aquella tierra. Luego de un tiempo el trigo se pudrirá, así que es inútil que lo hagas.”

Horo observó las ropas que acababa de escurrir y calló en un profundo pensamiento, ya que no tenía otra vestimenta, no tenía más opción que volver a ponerse esa ropa retorcida y arrugada. A diferencia de la ropa barata que vestía Lawrence, las vestimentas de Horo estaban hechas de materiales de gran calidad, por lo que se secarían mucho más rápido. A pesar de que Lawrence sentía que eso era bastante injusto, se puso su ropa también arrugada, y luego le hizo un gesto con la cabeza a Horo.

“Vayamos al salón principal a secar nuestra ropa con el fuego, con semejante tormenta mucha gente debe haber llegado buscando refugio de la lluvia, por lo que pienso que la chimenea debe estar encendida.”

“Mm, buena idea.”

Horo se puso su capa, y luego cubrió su cabeza por completo, seguido a esto, estalló en una ruidosa carcajada.

“¿Qué es tan gracioso?”

“Ja ja, debido a que me quemé el rostro tengo cubrirlo, nunca se me habría ocurrido algo así.”

“¿En verdad?, ¿entonces en que hubieses pensado?”

Horo movió un poco su capucha para revelar su rostro, y luego dijo con arrogancia:

“Si mi cara tuviese quemaduras, también serían una parte de mí. Al igual que mis orejas y mi cola, todas son pruebas únicas de mi existencia.”

Lawrence pensó que esta forma de hablar realmente encajaba con el estilo de Horo. Pero, desde otro punto de vista, pensaba que debido a que Horo no había sufrido realmente ninguna quemadura era la razón por la que ella podía actuar tan relajadamente. En este punto, la voz de Horo interrumpió la línea de pensamientos de Lawrence.

“Sé lo que vos estáis pensando.”

Bajo la capucha de su capa, Horo estaba sonriendo con astucia, y un colmillo apareció en la parte superior derecha de sus labios.

“¿Quisierais probar a dejarme una marca para que puedas comprobarlo?”

Luego de ver la expresión provocadora de Horo, Lawrence deseaba hacer algo en su contra, pero sentía que si se dejaba llevar por sus emociones y desenvainaba su daga, la situación realmente se le escaparía de las manos. Era muy posible que las palabras de Horo mostraran sus verdaderos sentimientos. Probablemente esta clase de actos tan provocativos fueran causados por su agresiva y natural personalidad.

“Soy un hombre formal, ¿cómo podría dañar un rostro tan hermoso?”

Oyendo a Lawrence decir esto, una sonrisa apareció en la cara de Horo como si hubiese recibido un regalo que esperaba desde hacía tiempo, luego de lo cual se colocó deliberadamente cerca de él. Una dulce esencia se desprendía del cuerpo de Horo, lo cual estimulaba el cuerpo de Lawrence haciéndole sentir deseos de abrazarla. Contrario a lo que él había anticipado, Horo no prestó atención a esa reacción, sino que uso su nariz para oler a Lawrence, luego se apartó ligeramente y dijo:

“Aunque fuisteis atrapado por la lluvia, seguís apestando. Y como yo, una loba, os lo dice, no puede ser falso.”

“¡¿Qué acabas de decir?!”

Lawrence balanceó su puño casi inconscientemente, pero fue esquivado con gracia por Horo logrando golpear solo el aire a su alrededor. Horo se rió de Lawrence mientras inclinaba su cabeza ligeramente y continuó:

“Aunque se tratara de un lobo, éste podría saber que tan sucia está su propia piel. Yo no creo que vos os veáis tan mal, pero en cualquier caso deberíais manteneros limpio y arreglado.”

Aunque fuese imposible saber si Horo hablaba en serio o solo estaba bromeando, al ser expresado por una mujer como ella, Lawrence no pudo evitar aceptarlo. En lo que a el respecta, solo se preocupaba por su limpieza si fuese provechoso para una negociación, pero nunca para atraer la atención de una mujer. Si la persona al otro lado de la negociación fuese una mujer, Lawrence se aseguraría de arreglarse adecuadamente. Sin embargo, era una lástima que él nunca hubiese visto a una mujer comerciante antes.

Lawrence no sabía cómo responder, por lo que volteó su rostro y permaneció en silencio.

“Creo que tu barba se ve bastante bien.”

La moderadamente larga barba que crecía bajo el mentón de Lawrence solía recibir buenas críticas. Lawrence aceptó el cumplido por parte de Horo, y se dio vuelta arrogantemente.

“Pero, yo preferiría la barba un poco más larga.”

Habiendo escuchado esto, Lawrence no pudo evitar pensar en los comerciantes que se dedican a cuidar de sus largas barbas todo el tiempo. Horo usó los dedos índices de ambas manos para dibujar una línea desde su nariz hasta sus mejillas, diciendo:

“Así, como bigotes de lobo.”

En ese momento, Lawrence finalmente fue consciente de que le habían tomado el pelo. Aunque él era un poco intolerante hacia estas cosas, decidió no ignorar a Horo, y caminó hacia la puerta de la habitación. Horo evocó una risita feliz, y Luego siguió a Lawrence. En realidad, a Lawrence no le molestaban en absoluto las acciones de Horo.

“Hay otras personas en el fogón, será mejor que no dejes que descubran tu secreto.”

“Yo soy Horo, la sabia loba. Además, antes de llegar a la aldea de Pasroe viajé todo el camino en mi forma humana. ¡No te preocupes!”

Cuando Lawrence se dio la vuelta para observar, vio que Horo ya había ocultado su cabeza bajo la capa, y ya había entrado completamente en ese estado. (NDT: la última parte no sé bien a que se refiere, pero no le encontré otra traducción)




Para un comerciante, los poblados, las Iglesias y las posadas alejadas de las ciudades, era sitios importantes donde uno podía reunir información, especialmente las iglesias, donde podría conocer gente de diversos lugares. En las posadas, era normal encontrarse solo con comerciantes veteranos o viajeros pobres, pero en las Iglesias era diferente. Desde la ciudades venia todo tipo de gente, desde maestros cerveceros hasta ricos, por lo que la Iglesia alojaba a una gran variedad de personas.

Alrededor de doce personas más se habían alojado en la Iglesia donde Horo y Lawrence habían entrado para resguardarse de la lluvia. Unos pocos parecían comerciantes, y el resto aparentaba tener otras profesiones.

“Ah, ya veo, ¿entonces usted viene de Yorent?”

“Así es. Luego de comprar la sal en Yorent, se la entregué inmediatamente a mi cliente, y de él recibí las pieles de leopardo.”

Todos en el salón principal estaban sentados en el suelo, algunos ocupados sacando las pulgas de su ropa, y el resto disfrutando su comida. Solo esta pareja estaba sentada en sillas, ocupando el espacio frente al fuego. Aunque este fuese el salón principal, no era muy espacioso. Con doce personas amontonadas en este lugar, no importa donde uno estuviese, no sería difícil secar la ropa de alguien con tan solo el calor que emanaba la chimenea mientras se quemaban en ella grandes cantidades de madera. De todos modos, la ropa de esta pareja no parecía haberse mojado por la lluvia. Lo que hacía suponer que probablemente hubiesen donado una gran cantidad de dinero a la Iglesia, y por eso podían entrar y salir libremente de ella.

La suposición de Lawrence era correcta, forzó sus oídos para escuchar el dialogo de la pareja, el cual podría ser interrumpido fácilmente, y esperó por su oportunidad para unirse a ellos discretamente. La esposa se veía bastante silenciosa, probablemente debido a la fatiga del viaje. Aun así, su marido de mediana edad expresó una actitud de bienvenida hacia Lawrence mientras se unía a su conversación.

“De todas formas, ¿tener que volver a Yorent desde aquí no le resulta algo abrumador?”

“Aquí es donde entra en juego el conocimiento del que disponga un comerciante.”

“Oh, buen punto, ¿Por qué no lo comparte con nosotros?”

“Cuando compré la sal en Yorent, no tuve que pagarla por adelantado. Vendí una cantidad de trigo de semejante valor en otra sucursal de la misma compañía en una ciudad distinta, pero no cobré por él, por lo que tampoco tuve que pagar por la sal. En otras palabras, pude completar los dos tratos satisfactoriamente sin necesidad de intercambiar dinero.”

Este era un sistema de intercambio ideado por comerciantes del sur cientos de años atrás. Cuando Lawrence oyó esto de su maestro, que también era un comerciante, se paseó de aquí a allá pensando solo en este sistema. De todas formas, pasó dos semanas pensando duramente en esto antes de poder comprenderlo completamente. El hombre de mediana edad frente a Lawrence había escuchado de este sistema por primera vez justo en este momento, y parecía no comprenderlo.

“Esto... es verdaderamente intrigante.”

El hombre asentía con su cabeza repetidamente mientras lo decía.

“Vivo en la ciudad de Perent, y el viñedo que poseo nunca ha utilizado un método tan extraño para vender uvas, ¿me traería muchos problemas probarlo?”

“Este sistema llamado trueque, fue inventado por comerciantes para su conveniencia al hacer negocios en tierras extranjeras. Si usted es propietario de un viñedo, solo debe preocuparse porque no se devalúen sus uvas y sean compradas a bajos precios por comerciantes con malas intenciones.”

“Mm, cada año discutimos con los comerciantes de vino sobre ese tema.”

Aunque el hombre sonreía al decir esto, en realidad, el equipo de contabilidad que hubiese contratado de seguro estaría furioso al discutir estas cosas con los astutos y tacaños comerciantes de vino. Los propietarios de viñedos son en su mayoría aristócratas, pero difícilmente encontrarías alguno que manejara por si mismo los asuntos monetarios. Por lo que podría decirse que el Conde Eirendott, quien gobierna el distrito alrededor de la aldea de Pasroe, es una persona sumamente excéntrica.

“¡Dijiste que tu nombre era Lawrence!, la próxima vez que tengas la oportunidad de visitar Perent eres bienvenido a hacernos una visita.”

“Será un placer, muchas gracias.”

El hombre nunca mencionó su propio nombre, era un hábito de los aristócratas. Pensaban que aunque no dijeran su nombre, la otra parte los conocería de todos modos, por lo que creían que decir su nombre sería perder su estilo. Lawrence creía que cuando llegara a Perent, si mencionara al propietario del viñedo, no sería otro que aquel hombre. Si estuviese en Perent, Lawrence no pensaría que un hombre de tal estatus hablaría con él. Por lo que la Iglesia era el mejor lugar para construir tales lazos y redes sociales.

“Bien entonces, ya que mi esposa está un poco cansada, por favor discúlpenos.”

“Tal vez Dios nos permita hablar otra vez.”

Ésta era una iglesia, y dicha frase era frecuentemente usada entre la gente. El hombre se levanto de la silla junto con su esposa, se despidieron gentilmente, y abandonaron el salón principal. Lawrence se levanto de su asiento y, junto a las sillas de la pareja, las dejó en una esquina. En el salón principal, los aristócratas, ricos y caballeros calificados, estas tres clases de personas tan provocadoras, eran usualmente odiadas por la gente.

“Je je je, te digo jefe, realmente eres una persona extraordinaria.”

Cuando Lawrence había guardado las sillas, y regresado al lado de Horo en el medio de la sala, un hombre se les acercó. A juzgar por su vestimenta y actitud, era probable que fuese de la misma profesión. El rostro el hombre, cubierto por su barba, se veía bastante joven, como si ejerciera su profesión desde hacía poco.

“Yo solo soy un comerciante ordinario, como el que podrías encontrarte en cualquier lugar.”

Respondió Lawrence fríamente, y Horo, quien se sentaba a su lado, se enderezó ligeramente. En ese momento, la capucha de Horo se movió ligeramente. De todas formas, es probable que solo Lawrence supiera que dicho movimiento había sido causado por sus orejas.

“Está siendo modesto señor. Yo estaba pensando unirme a la conversación de esa pareja, pero no encontré el momento oportuno para hacerlo, pero tú jefe lo lograste de manera fácil y sin problemas. Al pensar que en el futuro tendré que competir con personas como usted, jefe, hace que desaparezca mi confianza.”

Dijo mientras una sonrisa aparecía en su rostro. El hecho de que le faltara un diente delantero hizo que su expresión se viera bastante linda. Tal vez se había arrancado el diente delantero intencionalmente para que su sonrisa mostrara que aún era un aficionado. Si fuera un comerciante, definitivamente sabría que su cara afecta la impresión que los otros tienen de él. Éste hombre no debía ser subestimado.

Sin embargo, cuando Lawrence recordó sus días como aficionado, comprendió que su estilo de pensamiento se le parecía bastante. Así que expresó estar de acuerdo y dijo:

“No es nada en realidad, cuando comencé con ésta profesión, todos los comerciantes ambulantes parecían demonios ante mis ojos, incluso hoy en día pienso que la mitad o más siguen siéndolo.”

“¡Je je je!, escucharte decir eso me hace sentir mucho mas aliviado. Ah, mi nombre es Zelen, y aunque seguramente ya lo habrás notado, acabo de comenzar como comerciante ambulante, así que por favor sea bueno conmigo.”

“Yo soy Lawrence.”

Lawrence recordó el tiempo en el que apenas había empezado su profesión. Para conocer más comerciantes, el también había entablado este tipo de conversaciones con la gente. Recordó que hubo un tiempo en el que se sintió enfadado por la fría actitud que todos tenían con el. Pero ahora el se había convertido en la persona con la que un principiante quería conversar, por lo que comprendió la razón por la que lo habían tratado con frialdad en el pasado. Los comerciantes ambulantes que apenas comenzaban solo podían reunir información de otros a ciegas, y no tenían ninguna información de utilidad para compartir.

“Hm… ¡Ah!, ¿es esa tu compañera?”

No se sabía si era porque Zelen no tenía información que compartir, o solo cometió el error más común entre los principiantes - que se trataba de conseguir más información en una situación en la que él no poseía ninguna, que abrió su boca para hablar. Si fuese una conversación entre dos comerciantes experimentados, ya habrían intercambiado información hace mucho.

“Mi esposa, Horo.”

Lawrence pensó en si era conveniente o no usar nombres falsos, pero después de contemplar la situación, creía que no era necesario, por lo que respondió de esa manera.

En el momento en que Lawrence mencionó su nombre, Horo inclinó su cabeza gentilmente para saludar a Zelen.

“Oh, ¿entonces ambos son comerciantes ambulantes?”

“Mi esposa tiene una personalidad un tanto excéntrica, piensa que es mejor estar en el carro que holgazanear en la casa.”

“Pero jefe, hacer que lleve semejante capa, usted debe protegerla mucho.”

Tal vez Zelen hubiese sido un bribón en el marcado de la ciudad tiempo atrás. Su carisma hizo que Lawrence sintiera cierto respeto por él. De todas formas los camaradas comerciantes de Lawrence le habían advertido antes, que era mejor no hablar con una actitud así.

“Je je je, el instinto natural de los hombres es que si no pueden ver algo, solo hace que quieran verlo más. Es cosa de dios que nos hayamos conocido aquí. Por ello, ¿me dejaría echarle un vistazo?”

¡Qué insolencia! Aunque Horo no fuese en verdad su esposa, Lawrence no podía evitar pensar así.

Entonces, justo cuando Lawrence estaba por contestarle, Horo abrió su boca y dijo:

“El viajero es más feliz antes de partir, los perros dan más miedo cuando ladran, y una mujer es más hermosa cuando se la ve por detrás. Si casualmente mostrara mi rostro, arruinaría los hermosos sueños de la gente, y eso es algo que yo no sería capaz de hacer.”

Cuando Horo terminó de decir esto, sonrió gentilmente bajo su capucha. Zelen solo podía sonreír avergonzadamente luego de que Horo le dijese algo así. Hasta Lawrence respetaba las palabras de Horo, como si fuesen un collar de perlas.

“Je je je, su esposa es realmente asombrosa.”

“Ella solo lo hace para evitar futuras discusiones, por lo que puedo aceptarlo.”

Más de la mitad de la oración de Lawrence expresaba sus verdaderos sentimientos.

“Estaba pensando, que el poder hablar contigo es seguramente un acto de dios. ¿Qué les parece?, ¿están interesados en oír mi historia?” En el momento en que el silencio descendió, una sonrisa faltante de un diente delantero apareció en el rostro de Zelen, mientras se acercaba a Lawrence y hablaba.




Las iglesias eran diferentes a las posadas, ellas proveían habitaciones, pero no comida o bebida para sus huéspedes. De todas formas, la estufa podía ser usada siempre y cuando uno donara algo de dinero, lo cual hizo Lawrence. Puso cinco patatas en una olla con agua. Por supuesto, la leña necesaria para mantener el fuego ardiendo también pasaba por sus propias expensas.

Mientras esperaba que las patatas se cocieran, Lawrence uso el tiempo libre del que disponía para comenzar a trillar el trigo en el cual vivía Horo, y luego buscó un saco sin usar donde colocar los granos de trigo. Recordando que Horo prefería levarlo en su cuello, Lawrence tomo una correa de cuero y volvió al lado de la olla. Las patatas, la leña y la cuerda costaron algo de dinero. Lawrence tomó las patatas ya cocinadas y se dirigió hacia la habitación mientras pensaba cuánto dinero debería reclamarle a Horo.

Debido a que sus dos manos estaban ocupadas, Lawrence no pudo golpear la puerta, pero Horo, quien poseía sus orejas de lobo, podía diferenciar a las personas por el sonido que hacían sus pasos. A pesar de eso, cuando Lawrence entró en la habitación, Horo estaba sentada en la cama peinando tranquilamente el pelaje de su cola, sin siquiera girar su cabeza.

“¿Hm? huelo algo bueno,” Horo elevó su cabeza mientras lo decía. Su nariz parecía tan sensible como sus oídos.

Las patatas estaban cubiertas por queso de cabra. Lawrence nunca disfrutaría de algo así si estuviese solo, pero hoy no lo estaba, por lo que decidió ser generoso. Al ver la expresión encantada de Horo, no puedo evitar pensar que realmente había valido la pena.

Lawrence puso las patatas en la mesa al lado de la cama, y Horo inmediatamente estiró su mano, lista para tomarlas. Justo antes de que Horo pudiese alcanzar las patatas, Lawrence arrojo el saco con los granos de trigo hacia ella.

“Waah. ¿Hm? Oh, es el trigo.

“Y una cuerda, ahora puedes llevarlo en tu cuello.”

“Mm, estoy agradecida. ¡Pero la comida viene primero!”

Horo casualmente tiro el saco y la correa a un lado, esta acción despreocupada asustó a Lawrence. Horo extendió sus manos hacia las patatas con una expresión babeante en su rostro. Parecía que el alimento era más importante que cualquier otra cosa para Horo.

Horo tomó una patata grande y rápidamente la dividió en dos mitades. Observando el vapor que emanaba de la patata, el rostro de Horo desbordó expresiones de alegría y felicidad. Su cola se meneaba con su fuese un cachorro. Aunque Lawrence pensaba que se veía graciosa, si llegaba a decir algo al respecto, definitivamente provocaría la ira de Horo, por lo que dejó todo como estaba.

“¿Entonces a los lobos también les gusta comen patatas?”

“Mm, nosotros los lobos no comemos solo carne durante todo el año. También comemos frutos de los árboles y pescado. Los vegetales que los humanos cosechan son mejores que esos frutos. Además, me gusta la idea de los humanos de poner los vegetales y la carne sobre el fuego.”

Se dice que las lenguas de los gatos no soportan en calor, pero parecía que los lobos no padecían este problema. Horo tomó la mitad de una patata bastante caliente, y después de soplarla dos o tres veces, se la llevó entera a la boca. Lawrence creía que había dado un mordisco demasiado grande, y por ello Horo había comenzado a asfixiarse. Lawrence lanzó el recipiente con agua a Horo y la salvó.

“Uhh, eso me asustó un poco. La garganta humana es realmente estrecha, que inconveniente.”

“Tú eres una loba, desde luego que devorarías tu comida de ese modo.”

“Mm. Mira, es porque nosotros los lobos no tenemos estos, por lo que no podemos masticar lentamente.”

Horo usó sus dedos para enganchar la esquina de sus labios y tirar de ellos, probablemente apuntando hacia sus mejillas.

“De todas formas, ya me había atragantado con patatas antes.”

“Oh.”

“Tal vez sea un hecho que las patatas y yo no nos llevemos bien.”

Lawrence estaba pensando: ¡es simplemente porque estas comiendo muy rápido! Pero no lo pronunció.

“Tu dijiste…”

Lawrence abrió su boca y dijo:

“¿Tu dijiste que podías ver a través de las mentiras no es así?”

Oyendo a Lawrence hacer esta pregunta, Horo giró su cabeza mientras mordía el queso. Justo cuando Horo estaba por decir algo, cambio de lugar su mirada repentinamente, y luego extendió su mano. Antes de que Lawrence pudiese preguntar “¿Qué ocurre?”, la mano de Horo se vio como si hubiese atrapado algo en el aire.

“No esperaba que todavía quedase alguna pulga.”

“Ese ordenado montón de pieles tuyas, es sin lugar a dudas el mejor nido para las pulgas.”

“Cuando se transportan textiles o pieles con mucho pelaje, uno estaría constantemente recolectando una gran cantidad de pulgas debido a las distintas estaciones del año, y se necesitaría humo para acabar con ellas.”

Lawrence dijo esto recordando una experiencia similar. Sin embargo, luego de escuchar estas palabras, una expresión sorprendida apareció en el rostro de Horo, tras lo cual enderezó su pecho, y dijo con arrogancia:

“Vos sabes que mi cola es hermosa, y que se ve muy bien.”

Viendo a Horo actuar como una niña, Lawrence decidió no dejar salir sus pensamientos.

“Tu dijiste que podías decir cuando una persona estuviese diciendo mentiras, ¿es eso verdad?”

“Hm, oh, puedo hacerlo, más o menos.”

Luego de que Horo limpiase la mano con la que había aplastado la pulga, continuó comiendo su patata.

“¿Que tan bien puedes hacerlo?”

“Bueno, puedo decir que cuando mencionaste mi cola hace un momento, no tenías intención alguna de elogiarla.”

Lawrence estaba sorprendido, y por un momento quedo estupefacto. Horo se rió felizmente.

“La probabilidad de acertar no es de 100%, por lo que vos puedes elegir creerme o no, eso va por tu cuenta.”

Horo lamió el queso de sus dedos, diciendo algo así tan maliciosamente, de alguna manera parecía como si un espíritu malvado o un pequeño demonio estuviese por aparecer del mundo de las fantasías.

Lawrence había sido claramente intimidado por Horo, pero si actuara de forma exagerada, quien sabría con que saldría Horo después. Lawrence ordenó sus pensamientos y continuó con su pregunta original.

“Bien entonces, déjame preguntarte: ¿crees que lo que dijo aquel joven era verdad?”

“¿Joven?”

“El chico que nos habló en el salón principal.”

“Oh. Je je, ¿joven eh?”

“¿Qué tiene eso de extraño?”

“Bueno, para mi tanto vos como él sois jóvenes.”

Lawrence pensó que si se le ocurría alguna buena respuesta, probablemente le volverían a tomar el pelo, por lo cual se trago las palabras que tenia en la punta de se lengua.

“Je je, vos te ves más maduro que él de todas maneras. Acerca del joven, creo que estaba mintiendo.”

Oyendo las palabras de Horo, Lawrence inmediatamente fue capaz de tranquilizarse, y un susurro se oyó en su corazón: “Justo como esperaba.”

El joven comerciante ambulante conocido como Zelen mencionó en su conversación con Lawrence en el salón principal, una oportunidad para hacer mucho dinero. La oportunidad consistía en que una cierta moneda de plata en circulación sería reemplazada por otra con un mayor contenido de plata. Si esta información fuese correcta, significaría que aunque la calidad de las viejas monedas de plata fuese peor comparadas con las nuevas, estas seguirían teniendo el mismo valor. De todas formas, comparado con las otras monedas, las nuevas con mayor contenido de plata serían mejores que las viejas. Por ello, si uno tuviese la ventaja de saber que moneda sería reemplazada, solo tendría que comprarlas en grandes cantidades, y cambiarlas por las nuevas monedas, ganando así un beneficio exorbitante. Zelen le aseguró a Lawrence que podría mencionarle, de todas las monedas existentes en el mundo, de cual podría sacar un beneficio tan grande. Sin embargo, para poder conseguir esta información, Lawrence tendría que darle una parte de las ganancias. Lawrence, por supuesto, no creía completamente en las palabras de Zelen. Él sabía que probablemente Zelen hubiese contado esa misma historia a otros comerciantes.

Horo miraba en la distancia, recordando cuando escuchó la conversación, tras lo cual puso la patata que sostenía en su boca, y luego de tragarla, abrió su boca y dijo:

“No sé exactamente que parte de lo que dijo era mentira, además tampoco conozco bien los detalles de la conversación.”

Lawrence asintió con su cabeza, y comenzó a reflexionar. El no esperaba que Horo le dijese claramente que parte había sido mentira. Siempre y cuando el cambio de divisas en sí mismo no fuese falso, podría suponerse que Zelen había mentido en algún punto concerniente a las monedas.

“Este negocio de especulación monetaria no es algo de lo cual asombrarse, es solo que…”

“No entiendes la razón por la cual miente, ¿correcto?”

Horo removió el brote de la patata, tras lo cual la puso en su boca. Lawrence suspiró. Tal vez Horo tuviese a Lawrence bajo su control desde hace tiempo.

“Cuando se miente, lo importante no es el contenido de la mentira, sino la razón por la cual se miente.”

“¿Cuántos años crees que tardé yo en aprender eso?”

“¿Es cierto eso? Aunque acabas de llamar joven a ese chico Zelen, para mí es como llamar olla al caso, a mis ojos sois tan joven como él."

Dijo Horo mientras sonreía orgullosamente. Solo en este tipo de momentos era cuando Lawrence entendía que Horo no era humana. Decir que Horo, con esa apariencia de jovenzuela, había entendido esos principios hace tanto tiempo, los cuales le costaron tanto trabajo a Lawrence. Era demasiado para él.

Justo cuando Lawrence estaba pensando eso. Oyó a Horo exclamar:

“Si yo no estuviese aquí, ¿Qué es lo que vos harías?”

“Hm... Primero decidiría si es verdad o una mentira, y luego aceptaría su propuesta.”

“¿Y porque vos haríais eso?”

“Si es la verdad, lo único que tengo que hacer es seguir los acontecimientos, y al final obtendría beneficios; si es mentira, significaría que alguien está planeando algo. En esta clase de situación, mientras sea cauteloso y no me engañen, aún podría obtener algún beneficio.”

“Mm. Bien entonces, como yo estoy aquí, y ya te dije que es una mentira, ¿vos…?”

“¿Hm...?”

Lawrence dedujo que las palabras de Horo escondían un significado mas amplio, y al fin se dio cuenta.

“...Ah.”

“Eh, vos no deberías seguir pensando en este problema en primer lugar. Sin importar que, vos aceptarías su oferta de cualquier forma, ¿verdad?”

Lawrence observó la aparentemente maliciosa sonrisa en el rostro de Horo, pero no pudo encontrar ningún significado oculto en sus palabras.

“La última patata es mía.”

Horo extendió su mano desde la cama y tomó la patata de la mesa, felizmente dividiéndola en dos mitades.

Sin embargo, el incesablemente perturbado Lawrence, no tenía ningún deseo de partir la patata que tenía en sus manos.

“Yo soy Horo, la sabia loba. ¿Qué tan mayor que vos crees que soy?”

Oyendo a Horo decir esto, estando consciente de los sentimientos de Lawrence, solo hizo que él se sintiera peor. Luego de lo cual tomó la patata, y le dio una fuerte mordida.

Lawrence no pudo evitar recordar los tiempos cuando él comenzaba su carrera de comerciante ambulante con sus maestros, ese tipo de humor similar al de un aprendiz.




Al día siguiente, el cielo estaba claro, y soplaba un refrescante viento de otoño. Las Iglesias comenzaban sus actividades aún más temprano que los comerciantes, por lo que cuando Lawrence despertó, los quehaceres de la mañana ya habían terminado. Lawrence estaba bastante acostumbrado a los horarios de la iglesia, por lo que no se sorprendió para nada. Sin embargo, cuando fue a la fuente ubicada en las afueras para lavarse la cara, se impresionó al ver a Horo, quien él pensó que había dejado la habitación para ir al baño, caminando fuera del salón con un miembro de la Iglesia.

Aunque llevara puesta su capa, y escondía su cabeza mientras hablaba, ella frecuentemente participaba en conversaciones con los creyentes de la Iglesia. A pesar de que los creyentes rechazaban la idea de un dios de la cosecha, la mirada de quien acompañaba a Horo se veía feliz mientras hablaba con uno. Lawrence, desafortunadamente, no tenía los nervios para disfrutar o divertirse con este tipo de entretenimiento.

Horo se despidió de los creyentes, y lentamente siguió su camino junto a un sobresaltado Lawrence. Seguido a eso, juntó sus dos pequeñas manos a la vez, poniéndolas a la altura de su pecho, y dijo suavemente:

“Espero que mi marido pueda tener un poco mas de coraje.”

Lawrence tomó el agua de la fuente, que estaba bastante fría debido a que se acercaba el invierno, y se la echó en su cabeza sin dudarlo, fingiendo no escuchar las burlas de Horo.

Así como Horo había sacudido su cola para remover el agua de ella, el sacudió su cabeza en forma similar, aún así, Horo no le prestó atención y dijo:

“Veo que la posición de la Iglesia ha crecido bastante.”

“La Iglesia siempre ha estado en una alta posición.”

“Nada de eso. Cuando yo nací en el norte, eso no era tan así. En aquel entonces la gente de la Iglesia exageraba sobre cómo había un solo dios, que los doce Ángeles crearon el mundo, y como los humanos tomaban prestado ese mundo. La naturaleza no es algo que alguien pueda crear. Estaba pensando en cuando esa gente había aprendido a bromear.”

Estas palabras sonaban como las que diría un naturalista al criticar la Iglesia, pero provenían de un dios de la cosecha con cientos de años de edad, la sabia loba Horo, lo que hizo que Lawrence lo encontrara más interesante. Lawrence secó las ropas con su cuerpo, y no olvidó depositar unas monedas en la caja de donaciones. La gente de la Iglesia revisaría la caja, y si no había donaciones, dirían cosas desafortunadas, haciendo sentir a quien no había donado bastante inquieto. Para los constantes viajes de Lawrence, sería mejor no escuchar tales cosas sobre él. De todas formas, lo que Lawrence puso en la caja era una negra; vulgar y desgastada moneda de cobre.

“Supongo que esto puede ser considerado como cambios por el transcurrir de las eras, veo que muchas cosas han cambiado.”

Horo probablemente se estuviera refiriendo a su hogar. Por debajo de su capa ella puso una expresión un tanto solitaria. Lawrence acarició suavemente la cabeza de Horo y dijo:

“¿Has cambiado tú alguna vez?”

“......”

Horo sacudió su cabeza silenciosamente, esta acción se veía bastante infantil.

“Pues si tú no has cambiado, entonces tu hogar definitivamente tampoco habrá cambiado.”

Aunque todavía fuese joven, Lawrence ya había pasado por algunos años difíciles. A lo largo del camino, Lawrence ha estado en varias regiones y países, conversado con mucha gente y ganando todo tipo experiencias. Debido a esto, el se sentía calificado para decirle eso a Horo.

Aunque fuese un comerciante ambulante, y hubiese dejado su hogar con ira, él definitivamente valoraría su propio hogar. Él solo podría estar a gusto y confiado con gente de su misma tierra. Por lo tanto, si un comerciante volviese a su hogar después de muchos años, los aldeanos dirían cosas así.

Horo asintió con su cabeza, mostró su rostro por debajo de la capucha y dijo:

“El ser reconfortada por vos, no hace honor a mi titulo de “Sabia”.”

Horo sonrió mientras terminaba, dándose vuelta y caminando en dirección a la habitación. Su expresión mientras se daba la vuelta se veía como un agradecimiento a Lawrence.

Si la actitud de Horo fuera la de alguien sumamente sabio, y de mucha edad, Lawrence podría encontrar la forma de adaptarse. Sin embargo, Horo muchas veces actuaba como una niña, lo que hacía a Lawrence dudar sobre cómo reaccionar. Si Lawrence, con sus 25 años, fuese una persona ordinaria, hace mucho que se hubiese casado y tenido hijos, y los llevaría juntos a la Iglesia. Para Lawrence, quien ya había vivido bastante, las acciones de Horo invadían sin restricciones su solitario corazón.

“¡Hey, ven rápido! ¿Porque estáis vos tan pensativo?

Horo gritó a Lawrence desde una corta distancia.

Aunque Lawrence conocía a Horo desde hace solo dos días, él no sentía que fuese así.




Al final, Lawrence decidió expresar su buena voluntad y aceptar el trato de Zelen.

Sin embargo, Zelen no podía simplemente creer en la palabra de Lawrence y darle toda la información; y Lawrence no podía darse el lujo de pagarle por adelantado. Para ello Lawrence tendría que vender antes las pieles. Por lo que ambos decidieron encontrarse en la ciudad portuaria de Pattio, y bajo el testimonio de un notario, firmar el contrato.

“Bien entonces, yo partiré primero. Cuando llegues a Pattio y resuelvas tus asuntos, por favor ve al bar llamado Yorrend; deberías ser capaz de contactarme allí.”

“¿Yorrend? De acuerdo.”

En el rostro de Zelen apareció nuevamente su linda sonrisa, como si estuviese diciendo adiós. Cargando un saco de frutas secas en su hombro mientras seguía adelante.

Lo más importante en el viaje de un comerciante ambulante principiante, además de hacer negocios, es explorar las distintas regiones y familiarizarse con su gente y cosas así, y al mismo tiempo hacer que la gente lo recuerde. En estos casos, las mejores mercancías que uno pudiese llevar serían las conservables, y posiblemente convertirse en sujeto de charla en Iglesias y posadas, frutas o carne de un comerciante o vendedor ambulante.

Lawrence observó la espalda de Zelen, y no pudo evitar recordar los tiempos y el curso de su vida antes de conseguir su carro.

“¿Nosotros no iremos junto con él?”

Cuando la silueta de Zelen estaba a punto de desaparecer debido al incremento de la distancia entre ellos, Horo pregunto esto de repente. En cuanto a lo que hizo Horo en ese lapso de tiempo, era observar los alrededores para asegurarse que no hubiese gente, y poder así peinar los pelos de su cola abiertamente. Tal vez fue el hecho de que tuviese que llevar puesta su capa y esconder sus orejas con la capucha, que Horo había descuidado su pelo castaño, y simplemente había usado algunos hilos para atarlo, solo para que no se le desordenara. Aunque Lawrence quería sugerirle a Horo que usase un peine, era una pena que no tuviese ninguno.

Lawrence pensó: “Cuando lleguemos a Pattio, sería bueno comprarle a Horo un gorro y un peine.”

“El día de ayer estuvo lloviendo todo el tiempo, por lo que el camino esta bastante embarrado, y sería definitivamente más rápido ir caminando que en caballo, así que él no tiene necesidad de ir mas lentamente con el caballo.”

“Tenéis razón, la cosa por la que más se preocupan los comerciantes es por el tiempo.”

“El tiempo es dinero.”

“Je je, interesantes palabras. El tiempo es dinero, ¿eh?”

“Mientras tengamos tiempo, podemos hacer más dinero, ¿no es así?”

“Mm, es verdad en ese sentido. Sin embargo, yo no pienso de esa manera.”

Cuando Horo terminó de decir esto, dirigió la mirada a su cola una vez más. Era una hermosa cola que, dejándola caer naturalmente, sería lo suficientemente larga para pasar la parte trasera de las rodillas. Los pelos de la cola eran gruesos, si alguien fuese a cortar esos pelos y venderlos, probablemente alcanzarían un buen precio.

“Tú has estado protegiendo a los agricultores por cientos de años, también deben pensar mucho en el tiempo.”

Cuando Lawrence terminó de decir eso, se dio cuenta de que no debería haber sacado ese tema. Horo miró a Lawrence, como si estuviese diciendo “Me debes una”, sonriendo con una intención maliciosa.

“Hmph. ¿Hacia donde han estado mirando tus ojos?, Esa gente no se preocupa tanto por el tiempo, sino mas bien por lo que ocurre a su alrededor.”

“..... No lo entiendo.”

“Escucha. Ellos se despiertan por el alba, trabajan en la granja durante la mañana, arrancan las malezas por la tarde, tuercen las cuerdas si comienza a llover, se preocupan por la cosecha debido al aire ventoso, alegremente le dan la bienvenida a los nuevos brotes durante la primavera, disfrutan del verano, se regocijan por la cosecha con el otoño, y esperan por la llegada de la primavera durante los aires invernales. Ellos no se preocupan del todo por el tiempo, sino que tienen mas en cuenta lo que ocurre a su alrededor, al igual que yo.”

Aunque Lawrence no comprendía del todo las palabras de Horo, él seguía pensando que algunas partes de su discurso tenían algún significado oculto. Viendo a Lawrence asentir al respecto, Horo se enderezó orgullosamente, y respiró fuertemente por su nariz produciendo un sonido “Hmph”.

Ésta auto proclamada sabia loba, expresó su modesta opinión de una manera en la que parecía no esconder nada ni estar diciendo palabras sabias.

Justo en ese momento un transeúnte con apariencia de comerciante se acercaba desde el otro lado de la carretera.

Aunque Horo se puso la capucha, no tenía intención alguna de esconder su cola.

Cuando el viajero pasó a su lado, fijó su mirada en la cola de Horo, pero no dijo nada.

Él probablemente no pensó que fuese la cola de Horo. Si fuera Lawrence, hubiese pensado que era algún tipo de piel, y lo mucho que valdría.

Sin embargo el no darse cuenta de esto, o no importarle, eran dos cosas muy diferentes.

“Aunque tu cerebro es rápido para pensar, vos aún no tenéis mucha experiencia.”

Tal vez el hecho de que Horo ya hubiese terminado de arreglar su cola, era la razón por la cual la había colocado dentro de su pantalón, a la altura de su cintura. Luego de lo cual se dio la vuelta hacía Lawrence y dijo eso. El rostro bajo la capucha de la capa era la de una chica de aproximadamente 15 años, quien a veces parecía más joven que eso. Sin embargo, las palabras que decía esta chica, no eran diferentes a las que diría una persona sabia, de muchos años, y con mucha experiencia.

“Pero, por otro lado, uno se vuelve más sabio con los años.”

“¿Estás hablando de unos cientos de años?”

Lawrence sabía que Horo quería burlarse de él una vez más, por lo que tomo ventaja y respondió. Una expresión de sorpresa apareció inicialmente en el rostro de Horo, luego de lo cual estalló en una gran carcajada.

“¡Ja ja ja ja! Tu cerebro es realmente rápido para pensar.”

“Debe ser que has usado tu cerebro por demasiado tiempo, por lo que se volvió viejo e inutilizable.”

“Je je je je. ¿Sabes porque los lobos atacan a los humanos en las montañas?”

Horo repentinamente cambio el tema de conversación, haciendo que Lawrence se perdiera por un momento, por lo que solo pudo responder habiendo bajado la guardia:

“No lo sé.”

“Es porque los lobos quieren comer sus cerebros, para así poder obtener su conocimiento, algo de intelecto humano.” Dijo Horo, con una sonrisa siniestra, con la cual dos brillantes colmillos aparecieron en su boca. Aunque Horo solo estuviese bromeando, hacía que Lawrence se sintiera horrorizado, y causó que entrara en estado de shock. Luego de unos segundos, Lawrence supo que había perdido.

“Vos aún sois muy suave e inexperto, no sois apto para ser mi oponente en absoluto.”

Horo suspiró ligeramente mientras lo decía. Lawrence retomó el control de las riendas, y se controló para no mostrar una expresión de remordimiento.

“Piénsalo bien, ¿has sido atacado por lobos en las montañas alguna vez?”

Al ser preguntado esto por Horo, quien poseía orejas de lobo, cola y colmillos, Lawrence sentía que era algo inimaginable. El arrogante y aterrador lobo de las montañas, estaba justo a su lado, hablando con él.

“Lo fui. Hm...Unas ocho veces supongo.”

“¿Son muy difíciles de tratar no es así?”

“Ciertamente, si fuese una jauría de perros salvajes todo estaría bien, pero una manada de lobos es verdaderamente difícil de tratar.”

“Eso es porque los lobos quieren comer tantos humanos como puedan, para poder obtener...”

“Admito mi error, por favor detente.”

La tercera vez que Lawrence había sido atacado por lobos, fue cuando él era parte de una caravana de comerciantes.

Al final, dos miembros de la caravana no pudieron llegar a su destino. Los gemidos de angustia aún resonaban en los oídos de Lawrence hasta ahora.

El rostro de Lawrence inconscientemente se tornó inexpresivo.

“Ah...”

La sabia loba parecía haberse dado cuenta de la situación actual.

“Lo siento...”

Una arrepentida Horo dejó caer sus brazos, y encogió su cuerpo mientras lo decía silenciosamente.

Sin embargo, Lawrence no estaba de humor para responderle a Horo. Eso era porque él había tenido muchas experiencias aterradoras de ser atacado por lobos, y esas memorias seguían apareciendo en su mente una tras otra.

Splosh, splosh, el sonido de los caballos caminando sobre el fango prosiguió por un largo tiempo.

“..... ¿Os habéis enfadado?”

La sabia loba abrió su boca para hablar. Ella definitivamente sabía que si lo preguntaba de esa manera, Lawrence no podría responder honestamente que estaba enfadado. Por lo que Lawrence apropósito respondió:

“Sí, estoy enfadado.”

Horo levantó su cabeza en silencio y miró a Lawrence. Cuando Lawrence inclinó su cabeza hacía Horo, vio que había puesto una ligera cara de arrepentimiento, y esa linda mirada casi hizo a Lawrence perdonarla.

“Estoy realmente enfadado, no hagas ese tipo de bromas otra vez.”

Finalmente, Lawrence solo fue capaz de girar su cabeza y decir esto a Horo. Horo asintió sinceramente con su cabeza mientras miraba hacia delante. Ella era bastante abierta en este sentido.

Luego de un momento, Horo finalmente rompió el silencio y dijo:

“Los lobos solo saben cómo vivir en el bosque, pero los perros han crecido junto a los humanos. Eso es lo que marca la diferencia en su agresividad.”

Aunque Lawrence podría optar por no prestar atención a las palabras de Horo, luego sería más difícil encontrar un tema de conversación para más adelante. Por lo que Lawrence ligeramente volvió su cabeza hacia Horo, y mostrando una actitud de escucha atenta y respetuosa, dijo:

“¿...Hm?”

“Los lobos solo saben que los humanos pueden cazar, y que son una existencia atemorizante. Por lo que nosotros, los lobos, continuamente pensamos y reflexionamos sobre qué acción deberíamos tomar cuando los humanos entran en el bosque.”

Los ojos de Horo miraban fijamente hacia delante, era la primera vez que Lawrence la oía hablar tan seriamente. Lawrence no pensó que Horo hubiese inventado esas palabras en aquel momento, por lo que conservó su actitud y lentamente asintió con la cabeza. Pero hubo algo que Lawrence preguntó sin pensar:

“¿Tú también has comido...?”

Antes de que Lawrence pudiera terminar sus palabras, Horo tiró de su camisa.

“Incluso yo, tengo cosas que no puedo responder.”

“Oh...”

Lawrence se regañaba en su mente por haber hablado dos veces sin pensar, al mismo tiempo que decía “Lo siento.”

En ese momento, una sonrisa apareció en el rostro de Horo mientras decía:

“Con esto estamos empatados.”

Una persona con 25 años de edad, como era de esperarse, no era rival para la sabia loba.

Luego de eso, ninguno de los dos abrió su boca para hablar de nuevo, aún así no se sintieron incómodos. Los caballos continuaron firmemente hacía su destino, y en un abrir y cerrar de ojos, llegó la tarde.

En el día después de la lluvia, los comerciantes ambulantes nunca continuarían con su viaje cuando el cielo comenzara a tornarse oscuro. Esto era porque sabían que aunque el carro cargara menos mercancías, si una de las ruedas se atoraba en el barro, había grandes posibilidades de que no pudiesen sacarlo. Para que un comerciante ambulante pudiese ganar dinero, solo había una forma, y consistía en reducir las pérdidas todo lo que fuese posible. A los comerciantes ambulantes, les era dicho que el peligro les asechaba en cada lado de la carretera luego de haber llovido.

“Los mundos en que vos y yo vivimos son muy diferentes.”

Bajo el cielo, el cual ella había predicho claro para el día siguiente, Horo, recostada en el montón de pieles, de repente dijo estas palabras.




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