Daybreak:Volumen 1 Capítulo 3

From Baka-Tsuki
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Capítulo 3 - Amo y familiar[edit]

Fiel a su palabra, esa noche Pascal mantuvo sus manos apartadas. Incluso estando tan cerca uno de otro, no tocó a Kaede ni una sola vez. Pero a pesar de lo embarazoso de la situación, una preocupación mucho más grande ocupaba la mente de ella: las palabras de Pascal seguían repitiéndose en su cabeza, forzándola a aceptar una nueva y sombría realidad

Durante la primera noche de su nueva vida, Kaede lloró en silencio hasta quedarse dormida...pero ese compasivo estado de inconsciencia sólo duró tres horas.

Para cuando los primeros rayos de luz asomaron tras las cortinas, ella ya estaba harta de estar tumbada. Procurando no despertar a Pascal, se puso la chaqueta y cogió la bolsa con su arco. Saliendo en silencio de la habitación, se dirigió hacia el tejado para tomarse un respiro.

Los 'dormitorios' de la Academia Königsfeld resultaron ser más bien un torreón amueblado con opulencia. Intrincadas alfombras de rica lana cubrían los pasillos de piedra, con cada intersección iluminada por unos brillantes candelabros de cristal. Incluso el aislamiento y la calefacción eran superiores a su contrapartida en la Tierra. Kaede abrió la puerta de madera que daba al tejado y en un instante el frío aire invernal de la mañana le caló hasta los huesos.

Había dejado atrás sus pantalones deportivos, ya que su excesivo tamaño hacía que se cayeran constantemente. Ahora, incluso con la ligera brisa del tejado, el frío cortante le recordaba que bajo la chaqueta solo llevaba una delgada falda y unas medias de satén.

Pero el primer vistazo de Kaede al nuevo mundo hizo que se olvidara de todas sus incomodidades.

El ardiente sol se alzaba por el cielo al este, pero parecía minúsculo en comparación con la gigantesca luna...no, más bien el gigantesco planeta índigo flotando sobre el horizonte.

Las nubes, incluso bañadas por la luz anaranjada del amanecer, desprendían un tono azulado.

Realmente es otro mundo.

Observando los alrededores, Kaede descubrió que el dormitorio era en realidad uno de los muchos torreones de piedra en una fortaleza de tamaño masivo. Construida sobre una colina inclinada, tenía dos muros cortina. Cada uno de ellos estaba abruptamente inclinado, de forma similar a los baluartes de los castillos japoneses pero con almenas de estilo eurasiático, sosteniendo los patios alzados como una terraza agrícola amurallada. Toda la fortificación estaba situada en una vasta llanura salpicada por algunos bosques o caseríos agrupados. Soldados en armadura de places vigilaban los muros exteriores, y la carretera pavimentada pasando por la entrada principal era el único camino a la vista.

Bajando la bolsa con su arco, que era más grande que ella, Kaede sacó unos yugake de tres dedos, un set de flechas de práctica y su yumi-daikyu -- un arco largo tradicional japonés que medía casi dos metros (6').

La arquería japonesa, conocida como Kyudo, busca el desarrollo moral y espiritual del individuo al mismo tiempo que mejoraba la puntería. Con el lema 'el tiro correcto es el golpe correcto', su práctica ponía énfasis en la forma, el propósito y la claridad mental. Era un hobby que confería paz interior y serenidad a los pensamientos descontrolados de Kaede.

Ahora mismo, necesitaba ambas cosas desesperadamente.

Los guantes de cuero resultaron ser tan excesivamente grandes como su chaqueta, pero Kaede procuró no prestarle atención al detalle mientras cambiaba lentamente de la posición de carga a la de disparo, llevando el arco hacia atrás durante el proceso. Sus débiles manos temblaban mientras usaba su escaza fuerza para tirar de la cuerda del arco. Sus ojos miraban fijamente el bloque de piedra que había escogido como diana, situado al otro lado de las almenas. Los movimientos familiares ayudaron a aclarar sus pensamientos, fijar su atención en el blanco y transformar su mente en la flecha...o por lo menos lo intentaron.

Sus dedos se aflojaron, pero la flecha erró el blanco por tres bloques de piedra.

Una vez más!-sonó el grito en su mente, una creciente decepción sumándose a su actual ansiedad.

Pero decirlo era más fácil que hacerlo.

Volveré a ver a mi familia o amigos alguna vez?

Su tercera flecha rebotó en el bloque equivocado con un ruido sordo.

Qué pasará con la escuela? He trabajado muy duro para poder entrar al colegio que quería.

La quinta flecha pasó incluso por encima de las almenas, perdiendo impulso a medida que caía hacia el suelo más abajo.

Cómo voy a sobrevivir en este mundo? Ni siquiera podré encontrar trabajo.

La séptima resultó ser la peor, chocando contra el suelo sin llegar siquiera al parapeto.

Cuando adoptó la postura de disparo, preparándose para liberar la octava flecha, escuchó el ligero sonido de unas pisadas acercándose por detrás.

“¿Cómo has sabido que estaba aquí? -preguntó Kaede con su voz suave.

“Eres mi familiar, ¿recuerdas?- vino la respuesta de Pascal, limpia y clara. – “Me basta con concentrarme para poder ver a través de tus ojos”

Kaede notó su estómago tensarse mientras notaba como la ilusión a la que ella solía llamar 'intimidad' se rompía en mil pedazos.

“Qué más incluye nuestro vínculo?

“Bueno, primero tenemos percepción sensorial compartida,” empezó. “Puedo aprovechar tus sentidos --vista, oído y empatía. – Luego está el...”

“Espera,” al final, Kaede abandonó su postura y se giró para mirarle a la cara. “¿¡Puedes sentir mis emociones!?

“Todavía no. Es un enlace pasivo, necesita más tiempo para conectarse”

De pie, orgulloso en su inmaculado uniforme militar carmesí sobre negro, Pascal lucía su Cruz de Caballero bajo el cuello rígido que sostenía sus insignias plateadas. Sus dorados y suaves rizos perfectamente arreglados colgaban a la altura justa para tapar ambas orejas, enmarcando unas delgadas mejillas teñidas de rosa por el aire frío. Poniendo una sonrisa pensativa, sus ojos azules brillaron con intriga y admiración por un momento para luego pasar a una mirada de preocupación.

“Tienes un aspecto horrible,” Pascal notó la palidez de su rostro y avanzó para tocar sus mejillas con dedos cálidos.

“Vaya, pues gracias. Me pregunto de quien será la culpa,” respondió ella.

Pascal no mostró ni el más mínimo indicio de culpabilidad

“Tengo un hechizo para arreglarlo; mitad curativo y mitad cosmético” Murmurando unas palabras, Pascal ondeó la mano ante el rostro de Kaede. Su anillo turquesa resplandeció, y ella pudo sentir un calor relajante recorriendo su interior.

“En campaña lo utilizo muy a menudo,” explicó secamente. “Los oficiales siempre han de tener buen aspecto y parecer alerta, incluso aunque sólo puedan dormir tres horas. Quizás tenga que examinarte por las mañanas. Los nobles tenemos una imagen que mantener”

“Claro, cómo no,” esta mañana Kaede estaba inusualmente sarcástica. “No podemos permitir que vean a tu nuevo juguete con la cara cenicienta y los ojos inyectados en sangre, ¿verdad?”

“Aunque admito que algunos nobles tienen ese tipo de inclinaciones, yo soy diferente. Eres mi ayudante familiar,” advirtió Pascal con seriedad. “Por favor, no mancilles ese vínculo”

¿Entonces cómo explicas mi apariencia...?

Con un suspiro, Kaede decidió dejar pasar el tema, por ahora.

“Como iba diciendo, un familiar también sirve como un enlace de éter para su amo. El conducto arcano que hay entre nosotros me permite lanzarte hechizos y viceversa, siempre y cuando no te separes de mí más de un kilómetro aproximadamente, dependiendo la saturación de maná en la zona. Además, al proporcionarte mi éter obtienes algo de la resistencia que los magos tienen contra el éter extraño -- dicho de otra forma, cualquier tipo de alquimia, encantamiento o hechizo que altere el cuerpo o la mente, siempre que no sean míos.

“Estupendo, ahora soy una manguera” su respuesta fue totalmente inexpresiva. Luego se puso seria y preguntó: “¿Significa eso que por lo menos podré aprender a lanzar hechizos usando tu éter...maná...lo que sea?

Ante su pregunta, Pascal esbozó una sonrisa.

“El maná es energía espiritual totalmente disponible, dispersa en el entorno por todas las criaturas vivas. Cuando el maná se absorbe y se transfiere por los nervios conductivos mágicos para ser refinada por el alma, entonces se convierte en éter. Los hechizos se forman a partir del éter utilizando los conductos nerviosos mágicos para formar matrices de hechizos internas, que se graban en la memoria muscular mediante miles de repeticiones, y luego llamadas mediante sistemas mnemotécnicos -- a los cuales se les suele llamar conjuros, aunque cada cual les pone el nombre que quiera. Desgraciadamente, tú no tienes los conductos mágicos necesarios para aprender hechicería. No obstante, deberías ser capaz de activar equipamiento mágico usando mi éter.”

Bueno, por lo menos me llevo algo por las molestias...

“El vínculo familiar también incluye un canal telepático mucho mejor que el de cualquier hechizo. Hablando del cual...” Pascal dejó de hablar repentinamente. Sus ojos turquesa se centraron en Kaede, y su voz resonó en la mente de ella.

...funciona ya?

La expresión de sorpresa que puso Kaede era una respuesta obvia.

“Tú también puedes hacerlo. Concéntrate.”

Cerrando los ojos e imaginando un micrófono, Kaede trató de canalizar sus pensamientos: “Eres idiota

“También tú, si eres incapaz de apreciar el valor de comunicarse en privado de forma tan fiable”

“No usarás esto para leerme el pensamiento, ¿verdad? – preguntó ella, preocupada.

“No, solo los pensamientos que tú elijas se enviarán por el canal,” explicó Pascal no total sinceridad. “Es cierto que existe un conjuro para leer mentes, pero como ser atrapado cometiendo voyerismo puede acabar llevando a cargos por espionaje o algo peor, está muy mal considerado que la nobleza utilice ese tipo de magia. Lo mismo se aplica a encantamientos, coacciones o cualquier otro encantamiento que altere la mente, y si atrapan a alguien usándolos sin permiso puede ser acusado por crímenes como robo o violación.

Los ojos de Kaede se estrecharon:

“No has dicho que no utilizarías esos hechizos contra mí”

Por un instante Pascal hizo una mueca, pero se recuperó enseguida:

“Como ya he dicho, es impropio de la nobleza

“¿Entonces cómo se asegura normalmente la lealtad de los familiares?

“Aunque la invocación obliga al familiar a participar en la ceremonia, los vínculos familiares no se basan en la magia de coacción. En vez de eso, enlaza a dos personas a través de los conductos arcanos. La obediencia se obtiene tras un enfrentamiento de voluntades, por eso los familiares suelen ser un indicador fiable de la habilidad de su amo.”

“Entiendo,” Kaede se relajó un poco. “¿Algo más?”

“La última función de un vínculo familiar normal es una magia de traducción entre el familiar y el amo, para que puedan entenderse entre ellos”

“Así que por eso puedo entenderte. ¿Pero cómo puedo hablar tu idioma?

“Porque yo añadí dos funciones adicionales al vínculo.” Pascal asumió el mérito con majestuoso orgullo, su irritante acento aristócrata estaba de regreso. “El hechizo de traducción que te di funciona en las dos direcciones, modificando tu entendimiento y tu forma de hablar aprovechándote de mis conocimientos lingüísticos. Y menos mal, porque de lo contrario solo podrías hablar conmigo.”

A pesar de su actitud pedante, Kaede se alegró por primera vez de algo hecho por Pascal. La alternativa era simplemente horrible. Pero...

“¿Y la otra función?

“Ahora llegaba a eso. Como nací en la alta nobleza, nunca podemos saber donde puede ocultarse una traición. Por eso me adelanté y especifiqué que el contrato te diera una reserva de magia en forma de un set permanente de runas capaces de almacenar hechizos en tus antebrazos.”

Bajando su arco rápidamente, Kaede se quitó el guante de satén blanco en su brazo derecho. Tal y como él había dicho, ahora ocho runas se alineaban en la parte inferior del antebrazo. Cada una de ellas emitiendo un tenue brillo turquesa, las runas desprendieron una sutil calidez, que se esparció también por su brazo izquierdo, todavía con el guante puesto.

“¡No soy una maldita batería!” –volvió a mirar a Pascal con la mirada encendida. Nunca había sido muy fan de los tatuajes, pero sus nuevas marcas ya eran permanentes.

“Por supuesto que no. Nunca te pediría que sirvieras en la artillería,” respondió él, algo confuso.

“No, quiero decir...una batería es un dispositivo de mi mundo para almacenar electricidad... poder eléctrico”

“Ya veo,” Pascal asintió con interés. “Bueno, al utilizar magia tanto rúnica como de gemas, la capacidad de reserva no es uno de mis problemas. Esos glifos son capaces de almacenar hechizos pre-lanzados. Ayer, antes de que despertaras ya transferí dos sets completos de hechizos defensivos. Deberías poder activarlos simplemente pulsando las runas. Además como tu cuerpo, al contrario que el mío, no es una red de conductos mágicos espero que seas capaz de absorber hechizos extranjeros...tendremos que hacer algunos experimentos para eso.

Llegados a este punto, los hombros de Kaede habían empezado a temblar...

¿¡Disculpa!? ¿Experimentos? Es que no te has divertido ya suficiente con mi cuerpo?

Tras tanto tiempo reprimiendo su irritación, frustración y rabia, las tensas cuerdas emocionales de Kaede finalmente se rompieron. Utilizando dos dedos, acuchilló las runas y activó todo el set de su brazo derecho. Ocho glifos vibraron con poder mágico, su brillo y calor se intensificaron provocándole un hormigueo, hasta que una segunda vibración apenas medio segundo después descargó los hechizos.

...Me gustaría darte una muestra de 'traición oculta' en este mismo instante.

A pesar de la falta de efectos visuales, Kaede pudo sentir su piel endurecerse. Su cuerpo se volvió ligero como una pluma, sus huesos se tornaron duros como el acero. Lo mejor de todo, no sólo recuperó su antigua fuerza si no que la incrementó varias veces.

Translúcidas barreras mágicas envolvieron su cuerpo como una brillante armadura, y aparecieron cinco escudos de reluciente energía turquesa, rotando protectoramente a su alrededor.

“Bueno, ya que insistes en probarlos ahora mismo, ¿qué opinas?” Pascal sonrió satisfecho.

“Perfecto.”

La sonrisa de Kaede cortaba como un cuchillo. Acortó la distancia entre ellos de un solo paso. Bajando su centro de gravedad en posición de combate, mandó su puño derecho contra el estómago de Pascal. Su uniforme de lana y cachemira eran una defensa pésima contra los pétreos nudillos de ella. El gancho bajo de Kaede le sacó el aire de los pulmones y alzó sus pies del suelo durante un segundo.

“Primera regla: ¡Nada de hechizos!”

Tosiendo sangre, Pascal adelantó ambas manos, y de la nada aparecieron entre sus dedos extendidos ocho guijarros con runas grabadas. Pero antes de que pudiera activarlos, Kaede los mandó a volar de una patada.

“Segunda regla: ¡Nada de trucos!”

Con la sorpresa inicial y el impulso desapareciendo, Pascal empezó a bloquear sus golpes, y ocasionalmente trataba de contraatacar. Pero aunque tanto sus habilidades como su velocidad de reacción superaban a los de ella, la diferencia provocada por su guardia baja y sus heridas era demasiado grande. Sus brazos apenas soportaban la fuerza de granito de los ataques de Kaede, y los pocos contraataques que lograba eran dolorosamente rechazados por las barreras y escudos que la protegían.

“Tercera regla: ¡Tómate la medicina como un hombre!

El apaleamiento unilateral duró apenas un minuto, y Kaede sólo se detuvo cuando Pascal dejó de forcejear. Para entonces estaba tendido en el suelo, con las mejillas amoratadas, la mano izquierda sosteniendo el magullado flanco derecho. El dolor se extendía por cada parte de su cuerpo, excepto en los puntos críticos como el cuello, los ojos y la cabeza.

A pesar de su conocimiento en artes marciales y su abrumadora ventaja, Kaede había evitado golpear los puntos más vulnerables.

Alternando entre toses resuellos y jadeos, todavía tosiendo sangre, Pascal consiguió balbucear:

“¿A he… ha ehido… eho? “

Solo entonces se dio cuenta de que, de pie sobre él, con los brazos colgando en abatimiento, la chica estaba llorando.

“Tu!... Tú!... ¡Tú me has arrancado de mi mundo, obligándome a abandonar a mi familia y amigos, me has quitado todos mis sueños y esfuerzos, has hecho desaparecer todo cuanto conocía, arrastrado a este puto mundo, convertido en chica siguiendo tus caprichos egoístas, destruido mis esperanzas de volver a casa, tratado mi existencia como si fuera tu propiedad, y...y...Y NI SIQUIERA PIENSAS QUE MERECES UNA PALIZA!!??

Habiendo agotado la poca energía que le quedaba, el violento estallido de Kaede abrió las compuertas. Todas sus dudas, miedos, preocupaciones, rabia, frustraciones y ansiedad acumulados durante las últimas doce horas se derramaron como un diluvio. Como una marioneta con las cuerdas cortadas, cayó al suelo golpeándose las rodillas contra el tejado de piedra antes de dejarse caer de lado. Tumbada paralela a Pascal, dándole la espalda, ovilló las piernas y empezó a gemir y sollozar descontroladamente.

Necesitó varios minutos para lograr calmarse, y algunos más pasaron antes de que alguno de los dos lograra decir algo.

“'Heo he me he haj 'oto doj 'ienteh” logró balbucir con su boca ensangrentada. “Y hrej 'ohtillaj”

"Me parece estupendo! Y espero que hayas aprendido la lección, maldito imbécil! -gritó ella.

Dándose media vuelta, Pascal logró escupir el resto de masa sanguinolenta. Alzando al cielo su brazo izquierdo, dijo una sola palabra en un lenguaje extraño, que el hechizo traductor de Kaede identificó como 'Santuario'.

Piedras con runas grabadas salieron volando de un bolsillo demasiado pequeño como para caber originalmente, y formaron un amplio circulo a su alrededor. Una cristalina barrera hemisférica de magia translúcida se cernió de golpe sobre ellos, mientras en el interior el propio aire brillaba en un color turquesa.

¿Qué estás haciendo? –Kaede se sentó de golpe, alarmada.

“Runas de dehensa y sanahión en área” –murmuró Pascal con los ojos cerrados a través de su boca hinchada.

Solo entonces se dio ella cuenta de que el dolor en sus rodillas estaba desapareciendo.

El silencio volvió a interponerse entre los dos.

Demasiado cansada como para preocuparse por ello o incluso para observarlo, Kaede simplemente permaneció sentada, aturdida. Lo último que pasó por su cabeza fue una desagradable convicción:

Me puedo dar por muerta.

Permaneció en la misma posición, hasta que en algún momento, un gruñido de su estómago rompió el silencio.

“Hoy no habrá comida para ti,” –respondió Pascal, más irritado que enfadado, antes de mirar a Kaede y verla sentada con las piernas cruzadas. “¿Y no podrías sentarte de forma más femenina?

Viendo que todavía estaba muy magullado, Kaede se contentó con devolverle una mirada fulminante.

Aunque esta vez la ira se disipó rápidamente y fue reemplazada por una abrumadora sensación de alivio.

Cierto, pasar el resto del día con hambre no haría más que incrementar su miseria. Pero por mucho que Kaede odiara admitirlo, no quería ser 'repudiada'.

No tenía ni idea de adónde ir o como sobrevivir en este extraño mundo.

Aún peor, Pascal era el hijo de un noble importante, y un oficial del estado. Aunque no lo fuera, su padre sin duda poseía al menos un castillo con sus correspondientes mazmorras, y los tornillos, hierros de marcar y el resto de instrumentos de tortura incluidos en el paquete de lo que podríamos describir como 'medieval'.

Centrados en sus propios problemas, ninguno de los dos divisó el pegaso blanco que llevaba sobrevolando el perímetro del castillo desde hacía una hora, ni tampoco a su hermosa jinete.


----- * * * -----


Para cuando ambos volvieron a los dormitorios, era casi mediodía.

El ambiente entre ellos era silencioso e incómodo. Pascal parecía estar de un humor especialmente malo. La curación le había dejado plenamente funcional pero dolorido. No obstante, sus hechizos cosméticos ocultaban los persistentes hematomas de sus mejillas, y la sangre de su uniforme se había evaporado por arte de magia. Visto desde fuera, era como si nada hubiese sucedido.

Un parte de ella se sentía aliviada. Pero mayormente pensaba que era una lástima.

Lo que realmente preocupaba a Kaede era que Pascal guardara silencio en vez de arremeter contra ella. En el tejado, llegó a pensar por un momento que él iba simplemente a ignorarla y marcharse, pero en vez de eso se limitó a esperarla en la puerta sin mirarla hasta que recogió su equipo de arquería y le dio alcance.

Ahora, mientras volvían a su habitación a buscar algo, ella sintió que debería decir algo. En restrospectiva, machacarle hasta dejarlo medio muerto había sido un poco extremo. Cierto, era el responsable de poner su vida patas arriba, pero no es como si lo hubiera planeado con alguna intención maligna. La invocación simplemente pasó de esa manera, y el resultado era mayormente un efecto secundario del dicho 'ten cuidado con lo que deseas'.

Eso no la hacía odiar menos su situación, ni significaba que le culpara menos por ello. Pero los accidentes causados por el egoísmo no eran inherentemente inmorales. La violencia y los asesinatos lo eran.

“Lo siento.”

Su voz sonaba mayormente nerviosa, en parte arrepentida, y ligeramente forzada. De todas maneras, Pascal se detuvo en seco.

“No debí hacerte tanto daño.”

Eso era lo máximo que estaba dispuesta a conceder. Algunos golpes se los merecía. Pero al mismo tiempo, su mitad pragmática sabía que pagarlo con él no arreglaba el problema. No se sentía mejor en absoluto. Sólo había logrado empeorar las cosas

Tras guardar silencio durante medio minuto, Pascal dejó escapar un profundo suspiro antes de evadir totalmente el tema: “Deja tus cosas en esa esquina, al lado del cofre”.

Ella depositó su bolsa de arquería junto al muro y se detuvo a contemplar su chaqueta.

“¿Podría ponerme ropa más adecuada? ¿Por favor?”

Sin decir una palabra, Pascal caminó hasta uno de los armarios. Desde un lado, Kaede solo pudo ver una colección de vestidos largos o prendas tan cortas que nunca deberían salir del dormitorio.

Con una sonrisa siniestra, Pascal sacó uno de los trajes y se lo ofreció: “Ten, este es perfecto.”

Era un vestido blanco y negro claramente hecho para parecer un uniforme de criada, pero con muchos más volantes, lazos, capas de enaguas y un enorme listón en la espalda.

Kaede tuvo que reprimir el impulso de golpearle otra vez.


----- * * * -----


Por motivos obvios, Kaede no estaba acostumbrada a llevar tacones, aunque fueran tacones anchos con correa de tobillo y de sólo cinco centímetros (2") de alto. Las medias de satén liso tampoco ofrecían el mismo agarre que los calcetines de algodón a los que estaba acostumbrada. El hecho de intentar mantener el paso de Pascal mientras se dirigía hacia el comedor sólo empeoraba las cosas.

Además, ella era muy consciente de las miradas que le dirigían las personas con quienes se cruzaban.

Ubicado en el primer piso de la masiva fortaleza, el comedor era tan grande que dentro cabría una pequeña iglesia. Iluminado por candelabros y unas inmensas ventanas con vitral, estaba lleno de largas mesas alineadas. Cerca de un centenar de estudiantes y maestros se sentaban en sillas individuales, la mayoría agrupados en pequeños núcleos. Mientras tanto, sirvientes vestidos como doncellas y mayordomos se movían de arriba abajo por los pasillos, tomando los pedidos y sirviendo la comida.

“Eh, Runelord,” llegó una llamada burlona desde un lado, donde un chico pelirrojo se había puesto en pie. “¡He oído que tu chica familiar te ha dado una buena paliza en el tejado esta mañana! ¡Has vuelto a ser el primero en algo -- el primero en recibir una tunda de su familiar! En serio, ¿tan malo eres en la cama?”

Casi un tercio de la sala empezó a reír mientras el chico volvía a sentarse.

Kaede notó como enrojecía su rostro y bajó la mirada hasta los tobillos de Pascal.

¡Esto es humillante!

Nunca le habían gustado las bromas sexuales comunes en los círculos masculinos, pero ahora que ella era 'la chica' del chiste, era muchísimo peor.

Ignóralos. Son unos imbéciles que no merecen nuestra atención” la dura voz de Pascal resonó en su cabeza.

Pascal no se había girado para mirarla mientras abría camino, y Kaede empezó a sospechar que el enlace emocional antes mencionado estaba empezando a funcionar --probablemente a causa de su arrebato. Al ser consciente de ello, la angustia y el descontento incrementaron su vergüenza y pudo notar el calor agolpándose en sus mejillas.

Siguió a Pascal hasta una zona de la sala relativamente aislada y tomó asiento a su lado. Cerca, una criada de baja estatura, con el pelo corto, castaño y no mucho mayor que él se apresuró a tomar su pedido.

Pascal no miró a la sirvienta ni pareció darse cuenta de su existencia, antes de ordenar: “Pan fresco con huevos revueltos, raciones triples, y un pequeño surtido de queso y salchichas.”

“Si, señor.” -la criada dio una débil respuesta, antes de mirar a Kaede con incertidumbre.

“Nada para ella,” –declaró Pascal. La criada le envió a Kaede una mirada de simpatía antes de salir corriendo.

El estómago de Kaede gruñó en protesta.

Topándose con su mirada y esbozando una sonrisa, Pascal cedió:

“Podrás cenar.”

“Vaya, gracias. Que generoso de su parte, señor.”

Su sarcasmo era hiriente.

“Entiendo que lo estás pasando mal, teniendo en cuenta los tremendos cambios en tu vida, así que no te guardaré rencor por lo de esta mañana”

Parecía muy sincero al respecto, pero...

“Como disculpa no es la gran cosa”

“¿Quién ha dicho nada de pedir disculpas?” –Pascal desvió la mirada, luego dijo en tono distante: “Asumo toda la responsabilidad por haberte traído a este mundo, y prometo que voy a cuidar de ti. Pero, por favor, la próxima vez que te sientas abrumada, háblame con palabras en vez de con los puños. Te aseguro que la próxima vez la violencia barbárica no me pillará desprevenido”

Kaede volvió a mirar al suelo. El alivio se extendió por todo su cuerpo, mezclado con algo de vergüenza por tener que depender de otra persona, por tener que ser cuidada por alguien en este nuevo mundo.

Al final logró responder con un débil “gracias”.

Cuando volvió a alzar la vista, encontró a Pascal frunciendo el ceño. Siguiendo su mirada, advirtió a una noble que atraía la atención de todos a su alrededor, llevando una bandeja de plata y dirigiéndose hacia ellos.

Con cascadas de pelo rosa chicle hasta la cintura, echado hacia atrás con un broche en forma de flor, la dama tenía una belleza impresionante que irradiaba confianza y refinamiento. Sus ojos brillantes de color cian parecían centellear sobre la amable y dulce sonrisa de sus labios de cereza. Su cuerpo esbelto era atlético pero envuelto en seductoras curvas, avanzando con pasos firmes y elegantes. Su ceñido uniforme militar era rojo con bordes negros, con una corta corbata y cuellos en negro brillante, en vez del traje carmesí y negro donde pascal llevaba su Cruz de Caballero. Acentuado con toques artísticos en amarillo y naranja, su traje casi parecía estar en llamas.

La sala pareció quedarse en silencio cuando finalmente se detuvo justo detrás de Pascal. Ignorándole completamente --él también le había dado la espalda a ella – clavó sus ojos en Kaede y dio una pequeña pero cordial cabezada:

“Buenas tardes, Señorita Familiar. Mi nombre es Ariadne Charlotte von Zimmer-Manteuffel, hija del Margrave de Saale-Holzland, me disculpo por las molestias, pero la última vez que nos vimos todavía estabas inconsciente”

Kaede estaba aturdida ante tanta nobleza y elegancia. Con una reverencia torpe y torcida desde su posición, a duras penas logró decir:

“Mi nombre es Kaede Nika Suvorsky. Me siento honrada por conocerla, eh, mi señora”

Si Ariadne se sintió ofendida de alguna forma por el torpe sentido de etiqueta de Kaede, no dio signos de ellos”

“Pido disculpas por ser tan directa, pero los rumores se han esparcido por la escuela y me gustaría preguntarle a la persona en cuestión. ¿Por casualidad, vienes de la Gran República de Samara?”

“No, para nada. Eh...sería más preciso decir que no pertenezco a este mundo, y ninguno de los países que conozco existe aquí”

Incluso con una expresión atónita, la amable sonrisa de Ariadne no flaqueó. Pero su tono vacilante dejaba clara su incredulidad.

“Vaya. Eso…debe ser duro para ti. No puedo siquiera imaginar...Si necesitas ayuda con lo que sea, por favor no dudes en pedírmelo. Mi amado y mis amigos son gente muy generosa”

“Muchas gracias,” Kaede esbozó una sonrisa agradecida.

“Debo admitir que esta mañana os vi a los dos en el tejado durante mi paseo. Permiteme ser la primera en darte las gracias por darle a este niñato egoísta una muy merecida lección. Conociéndole, he pensado que agradecerías algo para comer hoy.” Ariadne terminó ofreciéndole la bandeja, repleta con rebanadas de pan y queso, además de un surtido de salchichas al lado de un montón de chucrut.

En ese preciso momento su estómago intervino con otro gruñido. Kaede miró a Pascal, sus ojos casi desafiantes. Pero él siguió mirando hacia adelante con una expresión claramente disgustada.

“Haz lo que quieras,”-se obligó a decir monótonamente.

Kaede volvió a sonreír a Ariadne y tomó la bandeja.

“Muchísimas gracias!”

“No hay de qué. Bueno, que tengas un buen día, ya nos iremos viendo!

Ariadne dio media vuelta y se marchó, mientras la sala parecía estallar en conversaciones de nuevo. Al cruzarse en el camino con la criada que volvía para servir la comida de Pascal, Ariadne también le dirigió una cordial cabezada al pasar.

Pascal ni siquiera miró a la criada mientras le servía la comida. Por no ser maleducada, Kaede le dijo a la chica “muchas gracias, señorita”, y recibió una mirada sorprendida y una rápida reverencia.

Rebanando y mordiendo una suntuosa salchicha de ternera, Kaede decidió pinchar un poco el malhumor de Pascal.

“A ver, ¿qué problema tienes con ella?

Entre Pascal y Ariadne, Kaede no tenía ninguna de quién tendría la culpa de cualquier conflicto.

“Termina de tragarte la comida antes de hablar,” Pascal le dirigió una mirada. “Y cierra las piernas cuando te sientes”

“¿Qué te importa a ti como me siente? ¿Preocupado de que dañe tu imagen?

“Si lo que quieres es convertirte en una prostituta ansiosa de hombres, seré tu primer cliente.”

Kaede cerró sus piernas al instante, su cara colorada por la vergüenza y la rabia. Le hubiera golpeado otra vez de no haber tenido el tenedor con una salchicha clavada en la mano.

Finalmente, Pascal hizo una pequeña confesión:

“Y respecto a Ariadne...bueno, si fingiera que no me importa, me estaría mintiendo a mí mismo. Es una persona muy competente, consciente y fiable”

“Pues te lo preguntaré otra vez, ¿qué problema tienes con ella? –ella pinchó en la herida.

Él permaneció en silencio una vez más.

Kaede casi había perdido la esperanza de obtener una respuesta cuando él suspiró profundamente y habló con una expresión distante:

“Una vez cortejé a Ariadna, durante nuestro primer año aquí. Duró poco más de una semana. En aquel momento, ella no podía parar de quejarse por cada pequeño detalle sobre su rendimiento. Enseguida se me acabó la paciencia y rompí nuestra relación. Desde entonces solo me llama 'niñato egocéntrico' y a duras penas me habla.”

“Bueno... parece que tú…--“

“Cómete tu comida,” ordenó Pascal.

Cosa que ella hizo, en silencio, durante menos de un minuto.

“Te arrepientes de ello, ¿no es cierto?”

Kaede admitía que en parte, su intriga venía del deseo de oírle admitir que una vez fue como un bastardo desconsiderado con otra persona, una que claramente merecía respeto.

Pero ni una palabra salió de su boca. Pascal siguió comiendo como si ella no hubiera dicho nada.

Entonces, mientras masticaba su último trozo de pan, ella escuchó su voz extrañamente melancólica en su propia mente:

El cortejo no me importa tanto, pero...Ariadne ha madurado mucho estos últimos años. Se ha convertido en una chica preciosa y atenta, una excelente maga y un buen ejemplo de nobleza. Podría haber sido una buena amiga y una aliada política excelente. Lo que hice le impactó mucho, lo sé, pero...ojalá no me odiara tanto.

Pensativamente, Kaede repasó las decisiones menos estelares de su vida en lo respectivo a relaciones. Tomar decisiones de forma apresurada, miope y perjudicial muchas veces era un rito propio de la adolescencia, pero lo importante es que Pascal era consciente de ello y estaba honestamente arrepentido.

Vale, tal vez él no sea la peor persona con la que podría estar metida en este lío...

Ciertamente, podría haber sido mucho peor. Por lo menos Pascal parecía tener algo de decencia.

“Sabes...” aconsejó sinceramente Kaede: “Aunque a veces no es suficiente, nunca es tarde para pedir disculpas.”

Pascal terminó de masticar su última rebanada de pan en tiempo récord.

“No le pedí una madre al hechizo de invocación”

Una vez terminado su plato, Pascal se limpió la boca cuidadosamente con la servilleta antes de apartar su silla y levantarse. “Venga, nos vamos a la biblioteca. Puedes aprender más sobre este mundo y al mismo tiempo ayudarme con mi investigación”

Suspirando, Kaede miró con nostalgia su plato a medio terminar de comida aristocrática.

No, sigue siendo un niñato.


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