Daybreak:Volumen 1 Capítulo 9

From Baka-Tsuki
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Capítulo 9 – Lazos de Fe[edit]

“Marina! Tienes visita,” llamó el cocinero jefe. Entonces saludó a Kaede con la cabeza antes de volver a la cocina.

“Gracias.”

Había pasado apenas media hora desde el desayuno. Los estudiantes ya habían empezado sus clases diarias, mientras el personal estaba ocupado limpiando el comedor. Era el momento perfecto para acercarse a uno de ellos sin ser oído por el resto.

La criada bajita y castaña salió a toda prisa al cabo de un minuto mientras se secaba las manos con una toalla.

“Oh, debí suponer que eras tú.”

“No pareces muy feliz al respecto,” notó Kaede.

Marina se apresuró a quitarle importancia haciendo gestos con las manos.

“No, no claro que me alegro! Simplemente me ha sorprendido; pensaba que sería un miembro del personal o algo.”

“Ojalá esto fuera una visita puramente social, pero...necesito pedirte consejo sobre algo,” Kaede mantuvo la sonrisa, pero el resto de su cara se mantuvo seria. “Tienes una habitación privada? O deberíamos volver a la mía? Pascal no volverá en varias horas, y necesito preguntarte algo importante.”

Los hombros de Marina se pusieron rígidos y su sonrisa se congeló. Durante algunos segundos se quedó paralizada, pero:

“La m-mía está bien. Puedo imaginar a los nobles espiándose unos a otros o poniendo hechizos de vigilancia en sus habitaciones, pero yo soy sólo una humilde sirvienta invisible a sus ojos. Los muros aquí son finos, pero el resto de sirvientes están ocupados a esta hora. Mientras no hagamos mucho ruido, debería ser suficiente.” Entonces se encaró hacia la parte de atrás de la cocina. “Sígueme, por favor.”

Es normal para una criada saber tanto? –se preguntó Kaede. Pero si ese fuera el caso, tendrían mucho cuidado al trabajar bajo vigilancia; un único incidente bastaría para dejar una impresión duradera en el personal de servicio.

El amplio pasillo tras la cocina conectaba directamente con el exterior. En un muro había varias entradas a las bodegas de almacenamiento y algunas salas de 'purificación' mágica donde se guardaban los alimentos, según explicó Marina. Al otro lado había dos portones conectados con los alojamientos del servicio, separados por género. Los alojamientos resultaron ser idénticos a los dormitorios de un internado antiguo, cada uno amueblado de forma austera: entre dos y cuatro literas alineadas contra la pared de roca desnuda y uno o dos escritorios frente a las ventanas de cristal.

Marina llevó a Kaede hasta una habitación pequeña, a duras penas lo bastante amplia como para contener dos camas y una pequeña mesa. Hileras de ropa, incluyendo ropa interior femenina, colgaban horizontalmente de una barra entre ambas camas.

Cerrando la puerta tras ella, Kaede osciló la palma de su mano frente al pomo, sellando la cerradura. Mirando a la sorprendida criada, agitó su mano derecha con el delgado anillo turquesa en su dedo corazón:

“Foco activador de hechizos, cortesía de Pascal. Con esto puedo canalizar su magia para usar un par de conjuros básicos.”

Asintiendo, Marina le hizo gestos a Kaede para que se sentara en una de las camas antes de hacer lo mismo en la otra. A pesar de estar sentada bajo hileras de ropa íntima secándose, Kaede apenas notó la vergüenza antes de ignorarla por completo.

“Entonces, que q-querías preguntarme?”

La máscara ocultando la ansiedad y el nerviosismo de la criada no engañaba a nadie. Parecían haber vuelto a cuando se conocieron más que a las conversaciones relajadas de los últimos días.

Si de verdad es una espía, es bastante mala, pensó Kaede. Probablemente algún noble la haya sobornado o extorsionado para hacerlo. Con un poco de suerte, podré resolver esto sin dañar demasiado nuestra amistad.

“Marina, anoche me desmayé tras beber del cáliz de plata de Pascal, el que estaba en la mesilla de noche.”

Siendo ella misma una novata en esto, Kaede optó por ser directa. El peso de la revelación mantenía la iniciativa de su lado y le daba la oportunidad de analizar la reacción de la otra chica:

“Los sanadores no pudieron encontrar nada malo, y por eso sospecharon que había juego sucio involucrado. Tú estuviste limpiando por la tarde, sabes de algo que pudiera haberlo provocado?”

“Uh, no? No r-recuerdo haber hecho nada aparte de quitar el polvo. Estás bien?”

“Ahora sí, gracias. Pero estás segura de que no recuerdas nada extraño ayer cuando lo moviste para limpiar?”

“No...Sinceramente, no le p-presté mucha atención...Y de todas formas, con la magia, se pueden ocultar cosas así con una ilusión.” Kaede no acababa de creerse su declaración, pero estaba de acuerdo con su contenido:

“Cierto, y tampoco serías capaz detectar algo como eso. Debería pedirle a Pascal que lo añadiera al anillo.”

“He escuchado que muchos nobles tienen la costumbre de realizar hechizos de detección antes de comer o beber; para algunos es tan habitual como respirar.” El tono aliviado de Marina era precisamente lo que estaba esperando.

“Aparte de eso, recuerdas algo fuera de lo normal? Como residuos o huellas en el polvo? Aparte del cáliz, Pascal no usa la mesilla para nada...”

Kaede volvió atrás mientras repasaba su plan original. Había evitado cualquier acusación directa para darle a Marina un momento de respiro tras el primer shock. Pero si pensaba volver a ejercer presión, debía ser ahora o perdería la iniciativa de la conversación.

“No...no vi nada inusual.”

“Estás segura? Porque fuiste la única persona que entró en todo el día.”

“S-sí. Estoy segura. Sólo lo moví de sitio para limpiar, es todo.”

Kaede sostuvo las manos de la criada y miró directamente a sus ojos verdes, suplicando:

“Marina, realmente quiero ser amiga tuya, así que por favor, no me mientas. No le diré nada a Pascal. Ni siquiera sabe que estoy aquí. Quiero decir, en serio, por qué debería importarme si envenenan o no a ese idiota?” –sintió una punzada de culpa mientras soltaba sus frases ensayadas. “Pero esto no le afectó a él, sino a mí! Y quiero saber qué fue!”

“P-pero te estoy diciendo la verdad!” –gimoteó Marina

Las dos se miraron desde sus respectivas camas. Más concretamente, Kaede miraba, sintiéndose como una villana mientras las lágrimas se acumulaban en los ojos de Marina.

Esto no está funcionando.

Kaede realmente deseaba poder creer las palabras de Marina, pero algo no acababa de encajar. Era como si sus ojos se encontraran sin llegar a verse; un sentimiento intuitivo que no podía explicar. Todavía le quedaba una carta por jugar, pero era una apuesta a todo o nada. Si Marina era de verdad inocente, seguir ese camino dañaría gravemente su relación.

Pero si no despejo mis sospechas ahora, cómo podre confiar en ella en el futuro? Qué tipo de amistad sería esa?

Las lágrimas de Marina comenzaron a caer por sus mejillas, y Kaede apretó los dientes en su mente para seguir presionando, odiándose a si misma.

Esta es la última, lo juro...

“No, me estás mintiendo. Le pedí prestado a Pascal un glifo para leer pensamientos,” –era un farol, pero su expresión era totalmente seria.- “Por supuesto, no le he dicho para qué lo necesito, pero puedo usarlo para saber que no me estás contando la verdad.”

La criada se puso tensa como una tabla y abrió mucho los ojos, dándole finalmente a Kaede una señal de lo que buscaba.

“Pero te e-equivocas! No vi nada extraño, en serio!”

Apoyándose contra la pared, Kaede utilizó la litera para ensombrecer su expresión decepcionada y utilizó un tono tan ominoso y profundo como le fue posible:

“Entonces qué estás escondiendo? Hiciste algo...Quiero saber qué fue y por qué motivo. En caso contrario no tendré otro remedio que informar sobre esto.”

El color abandonó el rostro de Marina mientras se lanzaba a sus pies:

“L-lo sabrá de todas formas... eres su...”

“Kaede suspiró. SI su jugada hubiera salido mal, no hubiera sabido cómo manejar la situación. Pero ahora era el momento de guardar el bastón y volver al tono amable. Los interrogatorios no eran exactamente política exterior habitual del siglo veinte, pero la persuasión era la persuasión.

“Pascal prometió no entrometerse en mis sentidos sin pedir permiso. Por lo menos, es un noble que valora su orgullo y sentido del honor. Confío en que mantendrá su palabra, y yo prometo que tu secreto estará a salvo conmigo.”

“C-como puedo...”

“--Tendrás que confiar en ,” cortó Kaede. “Soy la única que puede ayudarte a mantener esto en secreto.”

Se calló el hecho de que era también la única capaz de hacer exactamente lo contrario.

“Es...es...es simplemente un veneno de desmayo,” tartamudeó finalmente la criada. “Deja a quien lo beba inconsciente durante doce horas.”

“Qué sentido tiene usar algo tan débil?”

“Es...es el veneno antimágico más poderoso existente.”

Las alarmas saltaron en la mente de Kaede cuando Marina reveló la información. La inmunidad a la magia resolvía al instante el enigma de por qué Pascal no pudo detectarlo ni neutralizarlo. Pero los recursos lo suficientemente avanzados como para escapa a su profundo conocimiento sólo podían proceder de un importante benefactor.

La academia y todas sus medidas de seguridad hacen un secuestro casi imposible, por lo tanto el único motivo para dejar a Pascal fuera de combate durante tanto tiempo sería un asesinato silencioso...

“Por qué intentas matar a Pascal?”

A Kaede se le heló la sangre tratando de mantener un tono de simple curiosidad.

“N-no te gustaría cortar tu vínculo y librarte de tu amo? D-de esa forma podrías volver a tu hogar en Samara,” balbuceó Marina a través de sus ojos llorosos.

Kaede se congeló en el sitio. Sus ojos se abrieron al darse cuenta de que había estado a punto de cometer un error fatal: la supuesta ingenuidad de la criada su estrés bajo un interrogatorio amateur podrían haber sido una farsa, una actuación. Ciertamente, no había sido suficiente para contener una mente aguda preparando un contraataque.

Por suerte, había dejado preparada una apertura cuando la culpabilidad de Marina era todavía incierta.

“Me encantaría tener la oportunidad de volver,” explicó Kaede con voz seca y melancólica. “Pero eso es...”

“I-imposible? Porque perderías la vida si el vínculo se dañaba? P-por supuesto eso te lo habrá contado él.”

Kaede frunció el ceño, su mirada pétrea exigiéndole a Marina una explicación.

“N-no conozco todos los detalles pero...los f-familiares de nobles que mueren ancianos por causas naturales no sufren repercusiones, verdad? S-si los familiares sólo mueren cuando la vida de su amo acaba repentinamente, no debería pasar si fallecen mientras están inconscientes”

“Aunque fuera cierto.... eso no me ayuda a volver a mi hogar.” Kaede decidió que lo mejor era obtener una propuesta sin revelar que provenía de otro mundo.

“Mi s-señor tiene un Abrecaminos --un experto en teletransporte -- excelente. Estoy segura de que él podría hacer algo al respecto.”

Recordando que Pascal también buscó la ayuda de un profesor especializado en el tema, Kaede se dio cuenta de que la clave para volver a casa se encontraba probablemente en el efecto 'agujero de gusano' de la teleportación. Pascal también dijo que algo le impedía ser 'desterrada', devuelta a su mundo de origen, y una de las posibles causas era el vínculo familiar.

No era un billete de vuelta asegurado. Pero sin otras alternativas a la vista, también era su única oportunidad. Pero el precio a pagar...

“P-por favor,” Marina se arrodilló y suplicó con lágrimas cayendo por sus mejillas. “Si haces que tu amo lo beba --bastará con recubrir el cáliz con el veneno – los hombres de mi señor podrán sacarnos del país cuando hayan terminado su trabajo.”

“Sintiendo el frío de un vial metálico siendo apretado contra sus palmas, Kaede lentamente cerró los dedos a su alrededor, como si fuera algo valioso y frágil. Mientras tanto, sus propias emociones y pensamientos eran un caos absoluto:

Puedo siquiera confiar en ella? Comparada con Pascal?

Rápidamente decidió que era una pregunta estúpida.

Pero aun así... volveré a tener otra oportunidad como esta?

Espera, esto no es un asesinato premeditado!? Incluso aunque no manche mis manos de sangre, sería una cómplice!

El egoísmo de Pascal había arruinado su antigua vida, causado todos sus problemas recientes y la había puesto en este dilema, pero de ninguna forma Kaede creía que mereciera morir por ello.

Pero qué otra opción tengo? Incluso Pascal admitió que la única forma de cortar el vínculo --cortar mi conexión con este mundo --era mediante la muerte.

Cómo puedo justificar un asesinato sólo por mi propio beneficio? Por una oportunidad de volver?

Kaede apretó el vial en sus manos. A pesar de que su respuesta debería ser obvia, no lograba decidirse a cerrar la otra puerta.

“Como puedo saber que tu señor y sus hombres mantendrán su palabra?”

Por un momento, Marina pareció insegura. Entonces:

“R-recuerdas cuando te conté que era una huérfana del imperio de Rhin-Lotharingie? Fui criada por un duque, y desde entonces espío para saldar la deuda por mi vida. No puedo g-garantizarlo, pero dudo que mi señor desperdicie una década de esfuerzos tan fácilmente mientras todavía pueda serle útil. Además, somos amigas.” –prometió Marina con una sonrisa manchada de lágrimas, “y cuando volvamos, conseguirte un teletransporte a casa será coser y cantar.”

Asintiendo débilmente, Kaede observó el cilindro metálico en sus temblorosas manos. Estaba mal. Iba en contra de todas sus creencias. Pero era su única oportunidad de salvarse, de recuperar su Antigua vida.

No pudo resistirse a preguntar una vez más

“Quieres que recubra el cáliz con esto? Necesito hacerte una señal cuando surta efecto o algo así?”

Tras meditarlo un instante, Marina se limpió las lágrimas y explicó:

“Espera hasta mañana por la tarde. Hoy c-contactaré a los otros para hacer los arreglos, y mañana te informaré sobre cómo proceder. Si quieres echarte atrás, esta es tu última oportunidad. Cuando te explique el resto, no dudarán en m-matarte si intentas abandonar el plan.”

Un escalofrío recorrió la columna de Kaede, pero apretó con fuerza el vial de veneno antimágico.

No estaba segura de atreverse a aceptar la oferta de Marina, a nivel realista o moral. Pero sí estaba segura de una cosa: independientemente de parte de quien estuviera, aceptar la misión y convertirse en parte del plan era su mejor opción.

“No. Cuenta conmigo.”


----- * * * -----


“Cómo has…por qué has decidido eso por tu cuenta!?” volvió a gruñir el jardinero jefe, esta vez en los oscuros confines de un sótano de almacenaje.

“Nuestro papel es observar y proporcionarle información a los asesinos, no involucrarnos personalmente!”

La criada sollozaba con lágrimas cayendo por ambas mejillas. Pero a él no lograría engañarle. Ella había sido entrenada para el subterfugio y el engaño porque su señor había descubierto que daba una impresión ingenua y lloraba con facilidad bajo presión. La presión emocional no entorpecía los pensamientos de esta chica como le pasaba al resto de gente. Marina era inteligente e ingeniosa, sus lágrimas fácilmente podían desarmar a una persona y hacerla subestimar la sagacidad de su mente, incluso bajo coacción.

“E-ella es Samarana; anhela volver a casa; y s-sé que odia a la aristocracia y su vida aquí. Gana mucho ayudándonos...”

“--Pero también es el familiar de nuestro objetivo! A pesar de lo anormal que sea para una persona ser un familiar, la atan los mismos vínculos!”

“C-creo que su antipatía hacia von Moltewitz es a-auténtica. En toda la academia se sabe que ella le h-hirió durante una pelea en el tejado, sorprendiéndole con algún tipo de habilidad,” explicó Marina. “Es o-obvio que no la ata ningún tipo de lealtad. Además, de no haberla incluido en el plan, probablemente nos habría delatado a su amo.”

“Y sólo por eso piensas que es de fiar!?”

“P-puede ser de utilidad mientras tenga confianza en mí, la suficiente como para darle esperanzas. A-además, le dije que trabajamos para un duque del imperio. De esa forma, i-incluso si decide delatarnos, podemos usarla para esparcir información falsa.”

El jardinero suspiró. Aunque ciertamente algunos nobles en el imperio de Rhin-Lotharingie se oponían al compromiso de la princesa heredera --incluso siendo un compromiso matrilineal -- con el vástago de von Moltewitz, él y Marina en realidad trabajaban para un gobernador norteño del Sacro Imperio, llevando a cabo una misión directamente para el Sacro Emperador.

“Debemos hacerle entender que si se atreve a traicionarnos, habrá consecuencias inmediatas y mortales. Dile que lleve a cabo su cometido el próximo sábado por la tarde – durante las vacaciones habrá menos gente en los dormitorios cuando todos los nobles con fincas cercanas vuelvan a casa. Cuando nuestro objetivo esté inconsciente, debe salir al tejado de los dormitorios al anochecer como señal. Si nuestra información coincide, el resto haremos nuestro movimiento. Pero si algo tiene pinta de ser una trampa, morirá en el acto.

“L-lo entiendo. Le informaré mañana.”


----- * * * -----


"Estás bien? Desde esta mañana pareces estar...inquieta,” notó Pascal mientras regresaban al dormitorio después de cenar. Sus ojos atentos se clavaron directamente en los de Kaede, mostrando una profunda preocupación.

...O era sospecha? Ella no sabría decirlo. Sabía que era imposible ocultarle sus emociones al 'vínculo pasivo' que compartían, y ese sentimiento de culpa era un claro indicativo de ello.

Era realmente injusto que él tuviera una puerta abierta a su mente y su corazón, una que ella no podía cerrar. Tampoco es como si pudiera cerrar el resto de vínculos; sólo podía confiar en la promesa de Pascal de no usar las llaves sin su permiso.

No era que su vida ahora dependiera completamente de otro, sino que estaba completamente a su merced. En este mundo extraño y fantástico, ella ni siquiera tenía los derechos humanos básicos. Era una forma aterradora de vivir. No importa cuánto pragmatismo aplicara, no importa cuánto tratara de adaptarse, pensar en ese problema arrojaría siempre el mismo resultado:

Odiaba ésta vida.

Daría cualquier cosa por despertar de esta pesadilla.

“Dime Pascal, qué soy para ti?” Kaede desvió la mirada.

“Eres mi familiar, por supuesto...” la respuesta de Pascal fue profunda y sincera.

Sin embargo ese era el problema. Ella no deseaba convertirse en la mascota de un mago durante el resto de su vida -- o un siglo de ella, teniendo en cuenta la esperanza de vida de un Samarano.

“Eres mi ayudante y mi compañera, y por la gracia del Santo Padre, estarás conmigo hasta el fin de mis días, o...” su voz se convirtió en un susurro, “por lo menos hasta que encontremos una solución para llevarte a casa.”

A Kaede casi le sorprendió el hecho de que hubiera mantenido esa idea en mente, aunque fuera a regañadientes.

Casi, porque una retrospectiva rápida le indicó que su respuesta era de esperar. Había conocido a Pascal sólo doce días atrás, pero en ese tiempo había cumplido al pie de la letra todas sus promesas. Especialmente aquella noche, cuando invocó sus derechos de nobleza contra sus propios maestros para defenderla.

Podría haberse deshecho de ella el primer día cuando le golpeó, y en vez de eso veló por ella cuando estaba enferma – aunque eso también fuera culpa suya. No siempre era considerado. Variaba entre mantener una compostura impenetrable y estallar en rabietas infantiles. Pero a fin de cuentas, Pascal siempre defendió con mano de hierro lo que consideraba su responsabilidad personal.

En otras circunstancias, a Kaede le hubiera encantado trabajar con un hombre así. Era un visionario, tenía talento para el liderazgo y la administración de recursos. Sería un líder admirable, un jefe del cual estaría orgullosa, incluso podría considerarlo un verdadero amigo.

“Ayudante y compañera, eh?” repitió Kaede esbozando una sonrisa. Acaso no es eso un buen amigo?

De ninguna manera ayudaría a matar a alguien que deseara eso. Aunque así lograra recuperar su antigua vida, no podría vivir con ello. El remordimiento y la culpa destruirían su futuro; era un pronóstico mucho peor de lo que la situación actual podría llegar a ser jamás.

“Pascal, confías en mí?” Kaede volvió a clavar la mirada en sus ojos color turquesa.

“Es una pregunta estúpida,” respondió Pascal sin dudarlo. “Eres mi familiar, por supuesto que confío en ti.”

Kaede no estaba segura de cómo hubiera reaccionado si no hubiese dicho eso, o si hubiese dudado, o... Pero el camino a seguir ahora estaba claro.

Pascal no podía saber lo que había hecho, pero él también había crecido en la un ambiente donde se escondían dagas tras sonrisas. Kaede sabía que tenía un aspecto claramente sospechoso, hecho acentuado por el vínculo familiar que compartían. Y a pesar de todo, él había depositado su fe en ella, inquebrantable. Porque eso es lo que uno hacía por un amigo, por un auténtico compañero. Una buena voluntad que ella pensaba devolver con creces. Hacer otra cosa no sólo sería descortés e inapropiado, sino que además violaría el pilar de sus creencias, su variación personal --y más pragmática -- de la santa regla de oro:

Trata a los demás como ellos te tratarían a ti.

Ella depositaría su fe en él, en que su 'amo' haría de ésta, una vida que valiera la pena vivir, y si se presentara la oportunidad, encontrarle un camino de vuelta a casa.

“Entonces déjame ocuparme de este problema,” ella le dedicó una sonrisa cargada de confianza.

Por un momento, Pascal pareció confuso, antes de responder con una sonrisa torcida: “avísame si necesitas ayuda.”

Era el primer indicio de que había tomado la decisión correcta.


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