Daybreak:Volumen 2 Capítulo 5

From Baka-Tsuki
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Capítulo 5 - Confidencia nocturna[edit]

Este no era mi concepto de 'Fuerza Aérea'...

Esos eran los pensamientos de Kaede mientras se agachaba tanto sobre su silla de montar que podía abrazar su 'corcel' insubstancial. Su Corcel Fantasmal galopaba junto a otros centenares de jinetes. Pero aparte de los Oriflamme blanco-azulados liderando la formación, Kaede solo podía ver unos brillos rojizos en el interior de unas siluetas oscuras -- como las luces de guía en las alas de un avión moderno.

Además de su propio personal, guardaespaldas y los caballeros de la princesa, el general von Manteuffel había traído también otras tres docenas de oficiales para organizar la operación. Dada la importancia del séquito, la compañía de Caballeros Fantasma Lanceros Negros al completo escoltaba al grupo en una inmensa formación de caja.

Por supuesto, Pascal había acabado arrastrando a Kaede. Ella había empacado su pseudo-uniforme negro como posible muda de ropa para la noche, y había resultado ser muy útil para mezclarse entre los oficiales. Hasta ahora nadie había puesto objeciones, pero se había ganado muchas miradas de curiosidad.

Por otra parte, Reynald había regresado a la academia. El general aprovechó el viaje y mandó con él algunas órdenes para las tropas estacionadas allí.

En la oscuridad de la noche nublada, un enorme escuadrón avanzaba a través del gélido viento y las ligeras ráfagas de nieve. De no ser por el control mágico de temperatura en su ropa interior, Kaede estaba segura de que a estas alturas tendría las articulaciones congeladas.

A pesar de su disponibilidad en la magia Hyperiana, Teleportación no era un hechizo eficiente para los viajes de larga distancia. Curiosamente, sus desarrolladores consideraban 'doblar el espacio' la parte fácil del hechizo. Los procesos de verificación del objetivo inscritos en la magia eran mucho más complejos y limitaban su rango operacional.

Después de todo, los mapas eran engañosos; el mundo era redondo, pero estaba lejos de ser perfectamente esférico. Encontrarse a un kilómetro por encima o por debajo del suelo tenía consecuencias mortales.

Por lo tanto, el Corcel Fantasmal seguía siendo el principal método de transporte a larga distancia para la mayoría de magos en Hyperion. El hechizo tenía muchas formas, incluyendo las variantes de Cobertura, capaces de crear bardas de sombra para monturas reales. Pero su versión básica conjuraba un 'caballo' pseudo-físico capaz de cargar mucho peso e inmune a la fatiga.

El único problema de Kaede era que la montura y la silla parecían insubstanciales, como si estuviera sentada sobre una masa de nubes negras y humo. Dado que las monturas mágicas cabalgaban a una altura de cinco pisos a más de ochenta kilómetros por hora, creaba fácilmente una sensación de acrofobia a las personas poco acostumbradas a esa forma de viajar.

De hecho, Kaede agradecía que la oscuridad le impidiera ver el suelo debajo.

Ya casi hemos llegado a Nordkreuz. Tardaremos otra media hora, como mucho,” indicó Pascal a través de su canal telepático privado...o eso creía Kaede.

Cómo lo sabes?” preguntó ella mientras bostezaba.

Llevaban toda la noche cabalgando. A estas alturas Kaede ya estaría cabeceando de no tener un miedo mortal a caerse. Aunque eso era lógicamente imposible; Pascal no confiaba en su habilidad como jinete -- o la falta de ella -- así que había lanzado un hechizo para pegarle el culo a la silla.

Llevaba horas picándole...

A pesar de todo, Kaede no esperaba con ansias llegar a Nordkreuz. Había alguien allí a quien debía enfrentarse, incluso si no tenía ni idea de qué decirle.

Marina.

Su mente volvía a ese tema una y otra vez, y siempre se acababa quedando el blanco. La creciente somnolencia tampoco la ayudaba a concentrarse.

Las mismas balizas construidas en cada asentamiento y lugar importante para ayudar a guiar la teleportación sirven también como objetivo del hechizo escáner Explorador,” explicó Pascal. “Ahora mismo conozco la posición de cada población en un radio de quince kilómetros a mi alrededor.

GPS mágico, no requiere instalación de satélite...

Kaede bostezó de nuevo, aunque nadie podía verlo. La noche traía muchas ventajas, y una de ellas era que ponía fin a las miradas, ya fueran de curiosidad o de desdén.

Estás seguro de que quieres que te acompañe?” preguntó ella. “Es normal para un comandante el contar con ayuda, pero los oficiales ya son por definición consejeros.

Entonces considérate parte del personal de apoyo,” respondió Pascal. “He obtenido permiso del general para traerte, si es lo que te preocupa.

Cuándo ha ocurrido eso?” Kaede le dirigió una mirada a la figura de Pascal, cuya humeante montura galopaba por el aire a menos de diez pasos de distancia. “Me pregunto si por lo menos habrás conseguido hacerle arquear una ceja, dado que es tan expresivo como una roca.

Una roca muy ambiciosa, en vista de que me ha añadido a su personal para aprovechar y posicionar a sus protegidos en las posiciones de mando óptimas.

La inquietud marcaba la voz mental de Pascal mientras explicaba:

Asumiendo que la operación sea un éxito y el rey reparta ascensos justos, von Manteuffel tendrá a sus antiguos subordinados en dos quintas partes de la estructura de mando superior -- con sus lealtades divididas entre él y la corona.

La principal preocupación de todo gobernante siempre ha sido la lealtad de su ejército. Los golpes de estado habían derrocado muchos más gobiernos que todas las revueltas campesinas y ataques extranjeros del mundo.

Antes de que Kaede pudiera hablar, fue la voz de Sylviane la que resonó en su cabeza:

Le dijiste eso al rey durante vuestra conversación privada?

Escuchar una voz inesperada dentro de su cabeza no era una sorpresa agradable. Kaede casi pega un salto en la silla de montar, de no haber estado pegada a ella.

Quién más hay dentro de mi cabeza..?

No creo que me corresponda a mí decirlo...” respondió Pascal a su prometida. “Una cosa son las divisiones por doctrinas en el ejército, pero no quiero que el rey me vea como un elemento del faccionalismo político.

Si el rey hablaba en serio sobre lo de mantener una relación amistosa como tú dices, decírselo tal vez podría beneficiarte,” sugirió Sylviane, justo antes de enfatizar las palabras: “tal vez.

Demasiados 'tal vez' en esa frase,” respondió Pascal. Después dijo con tono de cautela: “Padre dijo una vez que nunca había que juzgar al rey por las apariencias. Eso me hace preguntarme hasta qué punto quiere mantener una amistad conmigo -- aparte de por mi relación contigo y con el emperador Geoffrei, como motivo obvio...Kaede tú qué opinas de él?

Para ser un rey, me ha parecido bastante campechano...aunque parecía muy competente.

Un breve momento de silencio le dio el mal presentimiento de que acababa de fallar la última prueba de Pascal.

Kaede, no sueles tratar mucho con la nobleza, verdad?” preguntó Sylviane, más por curiosidad que por condescendencia.

Nunca había conocido a ningún noble hasta que Pascal me invocó, Alteza.

Mayormente habla con los libros de historia y le reza a un montón de pasta volador,” comentó Pascal con tono despreocupado. “Y sólo estamos nosotros tres aquí, Kaede,” aclaró tras escuchar el tratamiento formal.

Ni siquiera me he dado cuenta de que habías establecido ésta conexión,” refunfuñó Kaede. “No se supone que los hechizos de Telepatía deberían hacer sonar un 'ring' en mi cabeza?

Eso es porque he unido nuestro vínculo familiar al canal de Telepatía por el que estaba hablando con Sylv,” explicó Pascal. “Unir vínculos individuales es la base para formar redes. Imagino que en este momento habrá unas cuantas establecidas en el escuadrón. Por ejemplo, Sylviane tiene otro canal abierto con todos sus caballeros.

Con razón hay tanto silencio. Están todos chateando con el smartphone dentro de su cabeza, pensó Kaede.

Entonces lo comprendió: el motivo por el cual Pascal llevaba varias horas sin decir nada.

Tras pasar con él las últimas semanas, Kaede no estaba acostumbrada a sentirse como la quinta rueda -- lo cual, sumado a la hora tardía, irritó su humor al instante.

En cualquier caso Kaede, se lo pregunté al general cuando fuiste a cambiarte. Después de todo, es lo normal que a un mago lo acompañe su familiar, y dado que puedes seguir...

No soy exactamente un familiar normal,” interrumpió Kaede.

No. Pero los familiares normales tampoco pueden engañar a asesinos imperiales, y él leyó mi informe sobre eso. Sólo le pregunté sólo para poder decirle a quien se atreva a objetar que 'el general lo permite'.” -replicó Pascal con tono de suficiencia. “Y respecto a tu papel? Ser mis 'ojos y oídos', me gustaría que te mantuvieras cerca de alguna unidad en el flanco de vanguardia. Eso me dará una mejor vista del campo de batalla y me ahorraré tener que pasar órdenes a través de un ayudante.

En pocas palabras...voy a ser unos binoculares con piernas?

Aprende a juzgar los despliegues militares por ti misma,” añadió Pascal poniendo algo de severidad en su voz. “Hemos tenido muchos debates tácticos durante nuestra investigación, así que ésta es una buena oportunidad de ganar experiencia tanto para ti como para mí. Si debes hacer algo, puedo encantar tu anillo con Primeros Auxilios y cargar los hechizos que necesites en tus tunas. Pero quiero tus ojos puestos en el campo de batalla tanto como sea posible.

Eh...por qué Primeros Auxilios?” preguntó Kaede con curiosidad. Su entrenamiento en artes marciales era completamente amateur, pero incluso eso era mejor que sus inexistentes conocimientos médicos.

Porque en un objeto activador de hechizos sólo pueden imbuirse hechizos básicos, y porque puedes realizar curaciones básicas incluso mejor que Parzifal debido a tu naturaleza,” explicó Pascal.

Por ser Samarana? He leído que mi sangre es un potenciador de sanación.

Es más que un simple potenciador,” enfatizó Pascal. “Alguna vez te has preguntado cómo pueden trabajar los sanadores cuando el cuerpo de un mago que refina su propio éter rechaza de forma natural el éter de otros magos? Sanar a no-magos es fácil. En cambio, para sanar a magos hace falta un catalizador especial para compensar. La sangre Samarana nunca es rechazada en una transfusión. De la misma forma, los hechizos curativos -- y sólo los hechizos de cura o calma, por algún motivo -- lanzados con sangre Samarana obtienen una cierta capacidad de evitar el rechazo de éter. Además, la sangre pierde potencia con el uso. Así que obviamente tu cuerpo lleno de sangre fresca es un catalizador de hechizos de máxima calidad.

Ser llamada mercancía de máxima calidad no era exactamente un comentario muy adulador. Pero por otra parte, Pascal se estaba limitando a explicar los hechos 'tal cual'.

Por lo menos no me ve como una bolsa de monedas.

Sí, recuerdo haber sido llamada 'suministros médicos'. Pero no recuerdo haber visto a Parzifal llevando frascos de sangre.

La sangre Samarana no es barata, razón suficiente para que nunca salgas de zonas seguras por tu cuenta,” añadió Pascal, mortalmente serio. “Pero la próxima vez pregúntale a Parzifal por su bastón de estasis de sangrita. Lo tiene guardado en su guante derecho.

Uno de los grifos en cabeza de la formación graznó, perforando el rítmico sonido del batir de alas. Como si fuera una señal, sus compañeros inmediatamente respondieron con gritos similares, expandiéndose a lo largo de la formación como un anillo de sonido.

No se trataba de un alarde. Era un desafío colectivo.

Los Lanceros Negros eran la compañía más antigua de los Caballeros Fantasma y tenían una tradición. En la compañía de ciento sesenta, toda su fuerza de combate compuesta por ciento treinta y seis soldados montaba a lomos de grifos -- bestias musculosas con armadura plateada sobre sus cabezas de águila y cuerpo de león, incluso mientras volaban. Al contrario de la mayoría de Caballeros Fantasma que ponían énfasis en la movilidad, la especialidad de estos caballeros eran los asaltos frontales y los combates cuerpo a cuerpo.

Qué está ocurriendo?

Ballena voladora. Una acorazada.

Como si esperara ese momento, un profundo y tranquilizador murmullo se extendió por el cielo. Las nubes en lo alto se separaron lo justo para permitir el paso de una pálida luz 'lunar', revelando a la criatura que había provocado la reacción de los grifos.

El cachalote flotaba en el aire a una distancia considerable, proyectando una sombra que oscurecía por completo a un granero de granja en el suelo más abajo. La bestia era incluso más colosal que su equivalente en la Tierra, y necesitaría el espacio de una pista de hockey sobre hielo para aterrizar. Tenía unos apéndices tentaculosos extendiéndose desde la parte inferior de las pequeñas aletas pectorales, y su inmensa cabeza desprendía destellos metálicos.

Pero el detalle más interesante era la góndola de acero atada bajo el vientre de la criatura. Detrás de ella colgaban inmensas redes de carga, aunque en ese momento la mayor parte estaban vacías. En la oscuridad de la noche, a Kaede se le ocurrió que la ballena voladora parecía el concepto de fantasía de un dirigible.

Bueno, por lo menos no es tofu viviente, pensó Kaede. Su sentido de la lógica había recibido un duro golpe, pero por ahora no necesitaba una reanimación de emergencia.

Ya había leído sobre ellas cuando Parfizal mencionó al familiar de Reynald. Las ballenas voladoras salvajes viajaban a través de los cielos del norte en cerrados y protegidos grupos. Las ballenas adultas eran demasiado poderosas e inteligentes para ser domadas, y por lo tanto las únicas ballenas voladoras que trabajan con humanos eran aquellas invocadas como familiar durante la infancia y criadas durante una década. Eran sin duda las mayores bestias de carga de Hyperion, pero sólo unos pocos afortunados tenían una como compañera.

Bandera?

Alianza Mercantil de la Gran República

Entonces hay Samaranos a bordo?" el interés de Kaede se disparó al instante.

Resultaba raro ser Samarana sin haber conocido ni visto nunca a ninguno.

No necesariamente,” respondió Sylviane. “Los Samaranos son una mayoría escasa incluso en la Gran República. Además muchos comerciantes de ballenas inmigraron allí porque las naciones Hyperianas tienden a requisarlas y enlistarlas en guerras.

Kaede podía imaginárselo. Esos leviatanes voladores podían usar los colmillos de elefante como mondadientes.

Como logran mantenerse a flote?"

Magia; levitación,” respondió Pascal como si fuera lo más obvio del mundo.

Y qué comen?

Cualquier animal grande, desde tiburones hasta mamuts,” explicó Pascal en ésta ocasión. “Los pastores las tratan como catástrofes naturales ambulantes porque se comen el ganado y se necesita todo un ejército -- y la disposición a sufrir desastrosas bajas -- para derribar a una manada de ballenas voladoras. Por ese motivo, las ballenas requisadas suelen lanzarse contra el enemigo como tropa de choque para romper las líneas defensivas. Funciona espléndidamente, excepto por que su enorme tamaño atrae tanto fuego enemigo que las ballenas suelen acabar mutiladas o muertas. Compensamos a los propietarios por la pérdida, por supuesto, pero...

--No lo suficiente como para reemplazar algo de valor incalculable en sus vidas.” -completó por él Kaede antes de apartar finalmente la mirada. Consiguió guardarse para sí el resto de sus pensamientos: 'al igual que todos esos maridos e hijos en el ejército'.

La existencia de la magia cambiaba muchos aspectos de Hyperion, pero no podía borrar el fallo fundamental de la sociedad humana. Las guerras las provocaban la ambición de los gobernantes, pero eran las masas trabajadoras quienes pagaban el precio.

Pero con Sylviane en su campo visual, volando por el cielo nocturno con alas de ardiente azul, Kaede admitió que Hyperion tenía una ventaja:

Aquí algunos gobernantes lideraban a sus hombres, sin limitarse a provocar guerras mientras se escondían en sus impolutas casas blancas.

Por desgracia, 'algunos' no eran 'todos', y las personas como Marina seguían pagando el precio.


----- * * * -----


Situado junto al lago donde confluían tres de los ríos más importantes del norte de Hyperion, Nordkreuz era importante centro de comercio construido en una ciudad portuaria fortificada. Los distritos urbanos presentaban calles anchas, enormes plazas de mercado y grandes tabernas de hasta tres pisos de altura, todo ello rodeado de escalonados y gruesos muros de piedra tras un anillo de fortificaciones de madera y trincheras excavadas en tierra. Al ser una posición estratégica, el ejército mantenía una gran fortaleza y una infraestructura considerable incluso en tiempos de paz. La llamada a las armas actual añadía por lo menos otros tres enormes campamentos situados justo tras los muros.

Con sus calles iluminadas por linternas mágicas, la ciudad era fácilmente visible desde el aire. Una columna de antorchas y brillantes lámparas entrando por la puerta sur indicaba la llegada de varios centenares de tropas de caballería desde el Landgraviato de Kostradan.

Tras varias horas de cabalgar por las llanas tierras costeras de Weichsel -- una frontera fortificada con apenas unos pocos pueblos brillando en la oscuridad -- Kaede finalmente se sintió de vuelta a la civilización.

Los Caballeros Fantasma escoltaron a los oficiales durante todo el camino hasta la Fortaleza de Nordkreuz antes de marchar hacia su propio campamento. La cilíndrica fortaleza se extendía desde las fortificaciones norte de la ciudad junto al puente, construido en lo alto de una isla artificial. Para ser la residencia de un Ladgrave, la construcción era bastante militar, pero ofrecía paz y un tranquilo distanciamiento de los cuarteles urbanos así como unas excelentes vistas del lago y los campos.

También era la residencia oficial de Kaede como miembro de la casa del Landgrave, incluso si el torreón de piedra le hacía sentirse tan lejos de 'casa' como era posible.

Tras aterrizar en un pequeño patio, Pascal hizo desvanecerse a las monturas en el aire y encabezó al grupo de camino a su hogar. Llegar a una hora a medio camino entre la medianoche y el alba no impidió que los sirvientes dieran la bienvenida a su nuevo señor. Alineados en dos pulcras filas con una docena de criadas a un lado y otros tantos lacayos al otro, se esforzaban por estar elegantes y alerta a pesar de la hora tardía.

El mayordomo era un hombre de unos cincuenta años, metro ochenta (5'11") con ojos grises bajo un pelo canoso. Cara angulosa con mejillas caídas, estaba lo bastante regordete como para mostrar una notable panza. Él y sus criados llevaban uniformes parecidos a los de la era Victoriana -- camisa blanca debajo de una chaqueta y unos pantalones negros. A pesar de su aparentemente perpetuo ceño fruncido, su insistencia en las formalidades a pesar de la hora mostraba un claro orgullo por su profesión.

“Bienvenido a casa, Excelencia,” dijo el mayordomo mientras lideraba a los criados en una reverencia simultaneal.

“Gracias, Karsten. Aunque sigo siendo el mismo hombre que se marchó a la academia hacer unos meses.”

Pascal respondió algo avergonzado, cosa poco habitual en su comportamiento de 'legítimo noble' habitual. Fuera o no un prodigio, el joven no estaba emocionalmente preparado para asumir el lugar de su padre.

“Por supuesto, Excelencia,” Karsten asintió, pero no cedió ni un ápice en las formalidades. Después se giró para saludar a la princesa Sylviane y al general von Manteuffel: “Alteza, Excelencia, bienvenidos una vez más a Nordkreuz.”

“Un placer como siempre, Karsten,” la princesa Sylviane sonrió sin mostrar fatiga.

La princesa todavía no había roto el vínculo con su fénix, y sus emplumadas alas llameantes se limitaron a convertirse en una ondulante capa de cenizas. Ascuas blanco-azuladas con destellos dorados emanaban de ella, bañando el patio en una cálida luz mientras las brillantes capas de sus doce caballeros la rodeaban. Sus normalmente violáceos ojos brillaban en tono azulado, y su cabello oscuro lanzaba reflejos azul eléctrico. Incluso la coraza de acero, falda y hombreras ligeras que cubrian su vestido emanaban llamas azules, como recién forjados por algún herrero divino.

A Kaede el conjunto le recordó a una llama ardiendo sobre oxígeno puro. Formaba un fuerte contraste entre la presencia radiante -- de la cual Sylviane normalmente carecía -- y la fría amabilidad de su sonrisa.

Mientras tanto, el general von Manteuffel fue directo al grano con un aspecto incluso más pétreo de lo habitual:

“Deberíamos terminar de gestionar la coordinación en las pocas horas que tenemos antes de nuestra partida al alba. Necesitamos delegar las tareas de exploración y confirmar que todas las unidades hayan preparado comida para al menos un mes y abundante munición.”

“El coronel von Konopacki y sus hombres esperan en la sala de conferencias para explicar los preparativos, Excelencia. Por favor, seguidme,” Karsten se inclinó una vez más antes de liderar al grupo hacia las puertas de acero.

La mayoría de oficiales le siguieron, pero al menos una docena se fueron en dirección contraria -- a través del puente hacia las murallas de la ciudad.

Por su parte, Kaede se quedó clavada en el sitio al ver una cara conocida.

En el extremo más alejado de la fila de sirvientas estaba la pequeña Marina, la primera 'amiga' de Kaede en la academia. Llevaba el clásico vestido blanco y negro de criada. Tenía una sonrisa forzada pegada al rostro mientras le devolvía la mirada con los verdes ojos entrecerrados.

No creo que me haya perdonado todavía, decidió Kaede. Pero supongo que yo tampoco lo habría hecho.

Durante todo el vuelo había sido incapaz de responder a eso.

Como si le hubiera leído el pensamiento, la voz mental de Pascal resonó en su cabeza:

Le he pedido a Karsten que te asigne a Marina como sirvienta durante nuestra breve estancia. Te recomiendo que aproveches las pocas horas de sueño que quedan antes del alba -- no andas precisamente sobrada de descanso. Pero supongo que querrás hablar con ella.

Gracias...de verdad,” respondió Kaede. Comenzó a caminar con pasos lentos, su mente era una mezcla de alivio y aprensión.

Asegúrate de que te ayude a guardar suficiente comida no perecedera en tu bolsa. Ya has oído al general, estaremos de campaña lejos de las líneas de suministro como mínimo un mes.

De no ser por la existencia del almacenamiento extradimensional, una persona sería incapaz de cargar con provisiones para un mes y aun así viajar eficientemente.

Entendido. Y tus provisiones?

Kaede se odió a sí misma en cuanto pronunció esas palabras. No era momento de huir.

El resto de sirvientas se ocuparan de ello. Crecí aquí; conocen de sobra mis preferencias,” concluyó Pascal mientras pasaba bajo el rastrillo alzado de la fortaleza.

Entretanto, Kaede se enfrentó cara a cara con Marina. Haciendo su mejor esfuerzo para esbozar una sonrisa amistosa, saludo a la joven sirvienta que no parecía mucho mayor que ella misma.

“Hola de nuevo Marina. Por favor, podrías guiarme hasta mi habitación?”

“Por supuesto, Milady.”

La pequeña criada le devolvió una elegante reverencia, pero Kaede se encogió de dolor al escuchar esa palabra que sonó hiriente como el ácido.


----- * * * -----


La habitación que Kaede recibió como suya había sido amueblada recientemente. Su tamaño era modesto y comparable a los dormitorios modernos, pero sus contenidos eran opulentos más allá de toda duda. Una cama inmensa con cuatro postes cubierta con ricos tejidos dominaba el centro, con los costados revestidos de intrincadas alfombras. Cuatro grandes estanterías y un sillón se alineaban contra uno de los muros, mientras que un inmenso tocador flanqueado por enormes guardarropas de caoba ocupaba el otro. También había un armario en la esquina camuflado como un pequeño ropero, pero en realidad escondía el orinal que tanto odiaba recordar.

Las sábanas y las cortinas de la ventana eran blancas, cosa que le gustó a Kaede por ser uno de sus colores favoritos. No obstante, proyectaban un ambiente extremadamente femenino con la abudancia de lazos, cintas, volantes e incluso perlas.

Una cosa era obvia: Pascal había hecho todos los preparativos para cubrir sus necesidades, pero también se había tomado la libertad de añadir sus propios gustos.

Además se trataba de una habitación de invitados reformada, sino una en el mismo pasillo que la habitación de Pascal -- diseñadas para la familia inmediata del lord. Eso sin duda explicaba la actitud de las sirvientas, quienes se dirigían a Kaede con un educado 'Milady' cuando se topaban, solo para susurrar a sus espaldas en cuanto estaba fuera del alcance de un oído normal.

Había escuchado la palabra “puta” un par de veces.

Tenían parte de razón: Kaede no era una 'dama' en ningún sentido. No tenía ni la educación ni el refinamiento para ello, y por supuesto tampoco la sangre noble. Además, se suponía que los familiares eran sirvientes para sus amos magos.

Casi deseó que Pascal le permitiera quedarse en las dependencias de los sirvientes. Pero incluso si no tenía apego por las comodidades materialistas, Kaede no quería decepcionar a Pascal después de que él se tomara tantas molestias para ofrecerle ese cálido gesto.

Su invocación había arrancado a Kaede de su familia. A cambio, él le estaba ofreciendo la oportunidad de unirse a una nueva.

Las lágrimas empañaron sus ojos cuando lo pensó de esa forma.

Además, después de todo lo que ella le había prometido en el tejado de la academia, Kade no pensaba dejar sólo a Pascal en ese largo pasillo. Si no estaba muy equivocada, él ni siquiera consideraría trasladarse al dormitorio principal a menos que el mayordomo, Karsten, le insistiera.

Pero entretanto, Kaede tenía otra preocupación...una de la que debía ocuparse esa noche.

“Marina, siéntate por favor,” dijo Kaede mientras se sentaba sobre las sábanas de terciopelo. Ante la vacilación de la sirvienta, sus ojos rosados casi suplicaron: “Por favor.

La pequeña sirvienta se sentó muy recta en el sillón, y un silencio incómodo cayó entre ambas. Al final, Kaede se dio cuenta de las sombras negras bajo los ojos enrojecidos de Marina -- la sirvienta había llorado mucho últimamente.

“Cómo te están tratando aquí?” preguntó Kade antes de bajar la mirada, sus palabras incluso más suaves de lo habitual.

Marina se encogió de hombros. No había odio en su voz, pero tampoco ninguna otra emoción:

“Es una vida. Karsten nos juzga de forma puramente profesional, así que es cordial siempre y cuando haga bien mi trabajo.”

“Pero te mantienen aquí a la fuerza?”

Kaede se sintió insensible como una piedra. La vida de Marina había caído por un abismo y sin embargo aquí estaba ella sin ninguna idea mejor que seguir haciendo preguntas.

...Excepto que el castigo era incluso más 'cruel e insólito' para sus sentidos modernos de lo que había pensado.

“No necesitan hacerlo...”

El tono de la sirvienta permaneció plano mientras recogía una de sus mangas y revelaba un tatuaje negro donde se podía leer 'ley'.

“--es una Marca G-geas,” sus ojos se llenaron de lágrimas mientras explicaba en un susurro, como si su voz seca pudiera cortarse si aumentaba el volumen. “Se activará si rompo mi voto de servicio. Así que puedes descansar tranquila sabiendo que ni siquiera puedo intentar hacerte daño sin sufrir la maldición.”

'Descansar tranquila' es lo último que se me ocurre después de oír eso...

Kaede se preguntaba por qué Pascal confiaba en Marina para atenderla -- desde luego no había ni una pizca de 'confianza' entre ellas.

“Puede eliminarse?”

“Dijeron que cualquier hechizo puede anularse con poder suficiente, pero éste detectará cualquier intento de hacerlo y se activará a máxima intensidad. Por lo tanto sí, se puede eliminar; pero sobre si sobreviviré o no al intento...” Marina terminó encogiéndose de hombros una vez más mientras tapaba de nuevo la marca.

“Entonces...cuanto tiempo pretenden tenerte como...sirvienta por contrato?”

Sólo el hecho de pronunciar esas tres palabras le quemó la lengua a Kaede. En un sistema de castigo basado en el tradicional ojo por ojo podía tratarse de algo común, pero ser sinónimo de esclavitud le daba un toque barbárico.

“Por ayudar al intento de asesinato de un alto noble? Toda una vida.”

Marina finalmente mostró su ácido desdén:

“Qué pensaba tu ingenua cabecita que iba a pasar? Tal vez que me colgarían en silencio con un saco cubriéndome la cabeza?”

Las dos se encogieron visiblemente de dolor. Kaede porque esas palabras la habían herido, y Marina por su estallido intencionadamente mordaz.

El hechizo Geas era muy sensible, y un reguero de lágrimas cayó por las mejillas de Marina mientras soltaba un gemido.

“Lo siento mucho, Marina, pero por favor créeme...yo no quería nada tan malo para ti...”

Kaede era incapaz de mirar a Marina a los ojos mientras decía esas palabras. No se trataba de ingenuidad; en aquel momento, Kaede ni siquiera había pensado en ello. Para ser justos, en aquel entonces estaba demasiado ocupada tratando de mantener a Pascal con vida. Marina tenía razón -- cualquier condena feudal hubiera acabado con algo mucho peor.

Kaede respiró hondo y volvió a intentarlo:

“Le debías lealtad al señor que te crió. Lo entiendo, de verdad. Pero mi propia vida está ligada a la de Pascal. Al igual que tú, yo tampoco tuve ninguna otra opción...”

Se interrumpió antes de volver a meter la pata. Su cabeza no estaba funcionando demasiado bien a esas horas.

“P-por qué iba a creerte?” marina volvió a su monótona indiferencia. “Quiero decir, por qué estás siendo amable conmigo ahora? Podría haberte matado por tu conexión con él.”

“Porque sé que tu oferta era sincera,” respondió Kaede clavando la mirada en sus ojos verdes. “Porque si no hubieras dicho nada, la flecha de aquel asesino me hubiera atravesado el cuello...”

“No fue por eso que cambiaste mi condena por esto?” interrumpió la sirvienta, aunque su voz se convirtió rápidamente en un susurro -- un leve signo de que bajo todo su orgullo, había un leve rastro de gratitud.

“Pascal no cederá ni un ápice más en este asunto, pero no creo que esto sea un trato justo para ti, ni siquiera por lo que hiciste,” explicó Kaede. “Y otra razón,” continuó con voz suave, “es porque no tengo demasiados amigos, Marina, así que no quiero perderte.”

“Eso es imposible a estas alturas,” la agria réplica de Marina

Se hizo un breve silencio, seguido de un profundo y sincero suspiro de Kaede:

“Lo sé...en ocasiones soy demasiado idealista, e incluso espontáneamente idiota.”

Se preguntó si alguna vez volvería a ver la sonrisa angelical que una vez le alegró los días durante aquella primera triste semana en el nuevo mundo.

Pasaron varios minutos mientras Kaede se frotaba las mejillas, pensativa. La intención de Pascal para que ella viviera allí era muy obvia, lo cual significaba que necesitaba una criada en la cual pudiera confiar.

No obstante desearía que esa 'confianza' no estuviera basada en una maldición penal.

“Pero...creo que puedo ofrecerte algo más,” Kade comprobó tentativamente el terreno. “Como Pascal probablemente me asignará una criada, estarías dispuesta a convertirte en mi sirvienta? Prometo que te trataré con tanta amabilidad como pueda, y agradeceré que pongas objeciones cuando yo cometa algún error.”

Marina abrió los ojos de la sorpresa. Pero en esos redondos y húmedos círcuos había un conflicto entre la culpa y el recelo. Si había algo de agradecimiento, era muy leve.

Va a pasar muuucho tiempo antes de que vuelva a confiar en mí.

“Ayudaría en algo si te dejo golpearme?”

Las cejas de la criada se elevaron todavía más. Obviamente eso no se lo esperaba.

“No sé si en ese caso el hechizo funcionaría,” murmuró. “Tampoco estoy segura de querer averiguarlo.”

Una cosa estaba clara: quería golpear a Kaede, o abofetearla, o encontrar alguna otra forma de soltar su ira y su frustración.

Probablemente sea una buena señal, pensó Kaede. El deseo de la violencia directa era más honesto y menos extremo que la alternativa. Tal vez haya una pequeña posibilidad después de todo.

“No siempre contarás con su favor como ahora, que lo sepas,” advirtió Marina mientras se secaba los ojos. “Especialmente cuando empiece a estar ocupado trabajando.”

Era una extraña forma de aceptar, por tentativa que fuera. Pero Kaede se limitó a dejarse caer con alivio al recibir esa oportunidad.

“Entonces sólo necesito seguirle el ritmo,” respondió ella, logrando esbozar por fin una leve sonrisa.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Pero Pascal había realizado la invocación deseando un compañero para su largo viaje, y Kaede había prometido hacer cuanto estuviera en su mano para ayudarle.

Además no había olvidado ni por un instante la anterior profesión de Marina.

“Aunque...eso me lleva a pedirte algo, Marina,” comenzó Kaede. “Como antes de todo esto eras observadora de un lord imperial...” Marina parpadeó, su rostro exento de toda expresión.

“No voy a preguntarte quién era tu antiguo señor,” aseguró Kaede agitando las manos. “Pero podrías llevar la cuenta lo que ocurre en esta fortaleza? Discretamente? Y si encuentras cualquier cosa sospechosa, cuéntamelo.”

Después de todo, no existía mejor medida de contraespionaje que los ojos de un antiguo espía.

“Quieres que yo espíe a los oficiales y visitantes por ti? -susurró la sirienta, incrédula como si las sorpresas no dejaran de llegar.

“Sí, eso es precisamente lo que te estoy pidiendo,” asintió Kaede, fatigada. “Dios sabe que un Landgrave tiene muchos enemigos. No creo que Pascal sea de los que subestima a sus oponentes, pero su arrogancia crea huecos en su armadura. Y parte de mi trabajo consiste en guardarle las espaldas.”

“Qué diferencia hay entre esto y mi última misión?”

Marina le dio a Kaede el último mazazo de la noche, pero en esta ocasión se recuperó al instante:

“La diferencia es que esta vez puedes limitarte a pasarme la información a mí,” le devolvió una sonrisa con los ojos caidos, “y yo me ocuparé de la parte peligrosa.”


...


Kaede no tuvo la oportunidad de discutir con Pascal el asunto de convertir a Marina en su sirvienta hasta varios días más tarde. Accedió fácilmente, aunque sus siguientes palabras tenían un tono de desaprobación:

“Estás siendo demasiado blanda con ella.”

“'En la guerra, resolución; en la derrota, desafió; en la victoria, magnanimidad'...además me ayudó, así que eso va por partida doble;” declaró Kaede con una ligera sonrisa. “Además, me cae bien.”

Pascal se quedó pensativo por un momento, y después:

“Una frase de algún muerto de tu mundo?”

“De un gran líder,” le corrigió ella. “Aunque también era un imperialista agresivo y racista. Sin embargo, la amabilidad es algo universal.”



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