Fate/Apocrypha:Volumen3 Capitulo4

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Capítulo 4

“No es como si pudiéramos dejarlos en paz, cierto ¿Hermana?”

“Bueno… estamos lidiando con un Assassin. Son simples de derrotar una vez que se sobrevive a su emboscada, pero naturalmente es mucho más difícil el encontrarlos uno mismo Aun mas considerando que no poseemos ninguna información sobre ellos.”

“Quieres decir que primero debemos de encontrar una manera de rastrearlos.”

“Comenzaremos con nuestra búsqueda esta tarde. Les prepararemos algo de ropa moderna para que puedan mezclarse.”

“Ah, ese no será un problema para mí.”

La Magnifica Heroína Verdadera ya poseía la ropa de Leticia, así que simplemente debía utilizarla.

“¡Oh, oh, yo si quiero! ¡Quiero aquello que sea lo más moderno y fresco, aquello que le gustaría a todo mundo! ¡Y coqueto también, eso sería aún mejor!”

El Usurpador sin Derecho se irguió e inclinó hacia delante ante la mención de la ropa. Con una mirada fría, Fiore dijo.

“Discúlpame, pero por favor entiende que esto no es una excursión…”

“¡Si, si, lo sé! Mm… bien, podemos llevar a mi Master también, ¿cierto?”

“Rider…”

La mirada de Fiore solo emano una ligera brisa helada en comparación al tono de voz de la Magnifica Heroína Verdadera el cual había bajado a una temperatura bajo cero. Ella lanzo una mirada amenazadora al Usurpador sin Derecho, como si lanzara una ráfaga helada de sus ojos.

“No creí siquiera que fuera necesario decirlo, pero no arrastres a Sieg a esto.”

“Quiero decir, está a punto de ser medio día, ¿cierto? Así que tenemos hasta el anochecer. Podemos divertirnos al menos un poco…”

“Sin diversión.”

“Solo un poco…”

“Ni siquiera un milímetro.”

Su propuesta fue completa y totalmente destrozada en pedazos – y por la misma Magnifica Heroína Verdadera, su última esperanza de refuerzos – El Usurpador sin Derecho hizo un berrinche y plantó su cara en el escritorio.

“Bien, ahí va toda su motivación. No puedo evitar sentirme algo preocupada.”

“Y que lo digas…”

Ambos hermanos se quedaron sin palabras, y Chiron mostro una sonrisa amarga.

“Entonces Caules y yo nos cambiaremos en otro cuarto.”

“¿Qué hay de nuestra ropa?”

“Pediré que los homúnculos se las lleven. Oh, y Archer, tu fuente de mana será manejada por mí y Caules por el momento.”

El sistema de provisión de mana montado por Gordes había sido transferido a Caules, con Fiore utilizando su propia fuente por cualquier improvisto. Esto no presentaba ningún problema dadas las bajas probabilidades de que una batalla se llevara a cabo entre Masters en ese punto. En cuanto a los homúnculos, se acordó que a cambio de una residencia en el castillo, serían responsables de varios trabajos sin importancia – no es que fuese muy diferente de cómo habían vivido hasta entonces.

“Es bueno oír eso. Esta es la relación adecuada entre un Master y Servant.”

“Te lo agradezco.”

Fiore sonrió con una ligera muestra de orgullo. Chiron y Caules caminaron hombro a hombro mientras proseguían su camino por el pasillo.

“Si puedo preguntar, ¿Qué tanto de esta fuente de mana es provista por ti Caules?”

Caules respondió algo molesto, como si la pregunta lo molestara.

“Solo puedo proveer un quinto de la cantidad total a lo mucho, aun si tomaras todo lo que tengo. Piensa en mí como una batería de repuesto.”

“Ya veo. No es raro el que no sienta una conexión tan fuerte contigo.”

El entendimiento y la aceptación que Chiron mostró solo irrito más a Caules.

“Dejémoslo así… Sé que ella está en un nivel completamente diferente en cuanto a la calidad de los circuitos, o la cantidad, o la capacidad. Yo solo soy una lata mientras que ella es como una planta de fabricación entera.”

“Hmm. ¿Y acaso hay alguna cualidad donde sobrepases a mi Master?”

“Si… Sé cómo utilizar una computadora.”

Chiron habría preguntado cómo es que eso se relacionaba con su capacidad como mago, pero se decidió contra ello. A veces, un hombre debe de encontrar sus victorias, sin importar que tan pequeñas fueran.



Después de un breve tiempo, algunos homúnculos entraron en tropel en el cuarto de reuniones donde la Magnifica Heroína Verdadera y el Usurpador Sin Derecho estaban esperando, llevando ropa de estilo moderno adecuada para este último.

“Trajimos la mayoría aquí, pero podrían no ser adecuadas.”

“Nah, ¡no es problema! Hey, esto es bastante lindo. ¡Esta también! ¡Mostrémoselas a mi Master más tarde!”

“¿Dónde está mi tío?”

“Él comenzó a beber desde temprano por la mañana, clamando que su trabajo había concluido. Le agradecemos por haber salvado a tantos de nosotros… pero realmente se encuentra en un estado lamentable.”

“Hablare con él cuando lo vea…”

Respondió Fiore a modo de disculpa.

“Bien, ustedes dos deberían de cambiarse.”

“¿Huh? ¿Qué hay de ti?”

“¿Acaso no vendrás con nosotros Fiore?”

Con una sonrisa preocupada, Fiore bajo su mirada.

“Como puedes ver, será un poco difícil para mí participar en la investigación diurna. Por supuesto, eso no sería un problema si pudiese usar hechicería.”

Fiore aplicaba sus técnicas de evocación y utilizaba su Manipulador del Vínculo de Bronce para fungir como sus piernas. Pero por supuesto, este no era un Código Místico que pudiese utilizar durante el día.

“Además, puedo analizar sus descubrimientos igual de bien desde mi propia habitación.”

“Ya veo. Así que actuaremos en tu lugar en cuanto a la investigación física.”

“Correcto. Un homúnculo versado en hechicería deberá acompañarlos.”

Ante sus palabras, un homúnculo que había permanecido en el cuarto inclino su cabeza ante los dos Servants. Ella tenía la forma de una joven chica, que se asemejaba demasiado a Sieg pero con cabello largo.

“Espero poder trabajar con ustedes. Mi nombre es Althea.”

Ella dio un paso adelante para apretar la mano de la Magnifica Heroína Verdadera y del Usurpador sin Derechos.

“Si ustedes pudiesen buscar pistas, como la presencia de un Servant o cosas similares, entonces Althea podrá manejar las cosas relacionadas con hechicería. Yo podré escuchar todo vía telepatía y evaluar lo que sea que encuentren.”

Aunque había varios magos experimentados posicionados alrededor de las tierras gobernadas por Yggdmillennia, tampoco eran tan hábiles como para ser capaces de rastrear o descubrir a un Servant.

Difícilmente sería sorprendente si Assassin y su Master ya se hubiesen infiltrado en la ciudad. Ellos tres tenían que encontrar algo, cualquier cosa que los llevara a Assassin antes del anochecer – o mejor aún, capturar a su Master.



Jack se encontraba a la espera. Dado su pequeño cuerpo, ella podía colarse en cualquier lugar sin esfuerzo. Al llevar la ropa que su Master le había comprado en Bucarest y utilizando su Ocultamiento de Presencia, ella podía difuminarse y volverse parte de cualquier grupo de personas.

Sin embargo, las calles de Trifas eran angostas y había pocos turistas. Con los magos bajo alerta, ella no podía actuar sin cautela. A pesar de eso, ya había destazado a diez magos para el término del día anterior.

Ella y su Madre se movían por separado en estos momentos. Ellas habían encontrado cada una escondites perfectos y no los abandonarían por el momento. A decir verdad, deseaba que Reika tocara el piano para ella nuevamente, pero podía soportarlo. Después de todo, dado que era hábil en emboscar y cosas similares, podía controlar su paciencia.

Los Servants enemigos eran tres - ¿o acaso eran cuatro? Ahí se encontraba Chiron, el Usurpador sin Derecho, uno que no pertenecía al campamento Negro, y Siegfried. El último era el problema, un enemigo vago que algunas veces se encontraba ahí y otras no.

A diferencia de lo que su apariencia o su forma de hablar pudiesen sugerir, Jack se movía con cuidado. Como un colectivo de almas prácticamente nacido para matar seres humanos, el asesinar no era ni una profesión ni un pasatiempo, sino su razón de existir – su propósito.

Justo como otros tienen que probar que existieron en esta tierra, ella también debía matar para mostrar que en verdad había existido.

Jack esperaba, en guardia y prudentemente. Sus victorias siempre se decidían en la noche. Ella nunca cometería el error de apostar su vida. En esencia, la única cuestión importante era cuantas oportunidades para asesinar habría y cuantas de ellas podría utilizar.

La batalla era algo que se llevaba a cabo entre dos individuos, pero el asesinato era un asunto de unilateral. Como tal, su batalla con Mordred la sorprendió incluso a ella.

“Perdí en esa ocasión, huh…”

Ese pensamiento era suficiente para causar frustración dentro de ella. Cuando Jack se enfrentó a Mordred, estaba segura, más allá de cualquier duda, de su propia derrota. Su ataque no podría encontrar la garganta de Mordred, mientras que su espada partiría su cabeza en dos. La diferencia en sus parámetros, la desventaja en el campo de batalla, sus rangos como espíritus heroicos – estos elementos y más convergían en su contra.

Sin embargo, ella creía que la situación no era imposible de revertir. La fuerza bruta podía ser superada con técnica y habilidad. Una vez que llegase la noche y ella desapareciera no habría nadie que pudiese reconocerla.

Había una cosa más que ella sabía. Ningún héroe, de cualquier nivel, seria rival para ella cuando asesinase a su Master – y para ella, los magos no eran una presa más difícil que las prostitutas de Londres.



Aquiles bostezo de la manera en la que lo haría un hombre con demasiado tiempo libre.

“Es un hecho que aquí no sucede nada.”

“Es verdad.”

Quien contesto su comentario fue Atalanta. Dado que ellos se encontraban en el jardín flotante en lo alto del cielo, no podían simplemente ir a dar una caminata afuera. Apenas había pasado medio día y ambos Servants estaban siendo superados por el aburrimiento.

“Demasiado monótono, ¿no es así?”

Se trataba de Shirou Kotomine, aquel que se había convertido en el Master de los dos, seguido de su Servant original, Semiramis.

“Eso lo resume todo. ¿Y mencionaste que el campamento Negro llegaría dentro de tres días?”

“Así es. Lo más probable es que ellos deban adquirir monturas con las cuales puedan perseguir este jardín… así que, dependiendo de la situación, incluso podrían tardar más que eso.”

Ambos Servants comenzaron a mostrar su descontento. Semiramis suspiro mientras decía.

“Unos meros tres días, nada más. Pero supongo que es la misma falta de paciencia la que hace que los héroes corran directo a la batalla.”

“Si estás buscando pelea ya has encontrado una.”

Shirou los calmo mientras se miraban agresivamente el uno al otro.

“Ustedes dos, por favor. Y Archer, hablando de eso, hay algo que me gustaría pedirte.”

“¿Hm…?”

Atalanta frunció el ceño ante sus palabras, su rostro lleno de sospecha.

“Me gustaría que actuaras como vigía y observes al campamento Negro. Normalmente la clase Assassin sería la más adecuada con su habilidad de Ocultamiento de Presencia, pero… veras…”

Shirou lanzo una mirada hacia Semiramis quien aparto la suya con aparente descontento.

“Ah, sí, si siquiera pudiéramos llamar a eso un Assassin.”

“¿Acaso siquiera posee esa habilidad? ¡Supongo que no hay otra opción!”

Semiramis frunció el ceño ante la pareja que se reía de ella, viéndose más y más molesta. Shirou la tranquilizo mientras hablaba de nuevo.

“Así que, creo que eres la más adecuada para esta tarea.”

“¿Y yo?”

“Desafortunadamente, puedo decir con certeza que no hay nadie entre nosotros menos adecuado para una misión de reconocimiento que tú”

Shirou mantuvo su placentera expresión mientras rechazaba de inmediato la propuesta de Aquiles.

“Ya veo. ¿Y cómo es que regresare?”

“Como tu Master ambos estamos conectados espiritualmente. Llámame telepáticamente y poder traerte de regreso. Aun si el Ruler del otro bando te da una orden, puedo utilizar mi propio Hechizo de Comando para cancelarla.”

El movimiento espacial vía hechicería era un misterio que prácticamente era magia verdadera. Por supuesto, era un arte imposible para Shirou, cuyo único conocimiento mágico fue el aprender los ritos del bautismo. Sin embargo, un Hechizo de Comando podía lograrlo.

“¿Usarías un Hechizo de Comando por un asunto tan trivial?”

“No me molesta. Los Hechizos de Comando de los otros Masters me fueron transferidos. A diferencia de ella, quien fue invocada como Ruler, incluso puedo utilizar todos mis Hechizos de Comando en un solo Servant. Aún tenemos sobrantes pertenecientes a Berserker, así que no será un problema.”

En otras palabras, significaba que ningún nivel de Resistencia Mágica les permitiría oponérsele.

“Hmp. Muy bien, si puede aminorar este tedio… el actuar como vigía no será un problema para mí. ”

“Te lo agradezco. Entonces dejare ese asunto en tus manos.”

Con un asentimiento ligero Atalanta se desvaneció en su forma espiritual.

“Bien ¿Master? ¿Acaso no hay nada que yo pudiese hacer?”

“Hm… me parece que Caster está buscando reclutar un asistente.”

“No.”

En este caso, el ser un asistente significaba obtener la fuente seleccionada de dentro de una montaña de libros y quedarse de pie a su lado con el libro abierto para que Caster pudiese leerlo.

“¿Qué hay entonces de un ligero calentamiento con Lancer?”

“Eso sería otro no.”

“¿Oh? ¡Y pensar que el valiente Aquiles huiría de una pelea!”

Semiramis comenzó a reír alegremente, tal vez como venganza por las burlas recientes. Aquiles simplemente gruño.

“Para tu información, no existe tal cosa como un ‘ligero calentamiento’ con Lancer. Una vez que comienza, no terminara hasta que uno de los dos gane y mate al otro.”

“¿Acaso no podrías contener un poco tu fuerza?”

“Sería el más grave insulto el contenerme ante el más grande héroe de la India. Cuando nuestras lanzas se crucen será a muerte.”

Reconociendo la validez de sus palabras, Semiramis dejo de reír. Como emperatriz y creadora de complots, no había forma de que ella entendiera lo que sea que esos dos Servants sentían. Sin embargo, aun si desde su perspectiva parecían dos tontos aferrándose a la nada, no sería sabio el molestarlos con sus burlas. Un verdadero tonto es aquel que mancha el orgullo de un héroe.

“Ya veo… pero no podemos permitir que abandones este jardín en caso de que lo impensable suceda. Me gustaría que pudiéramos hacer algo para aliviar tu aburrimiento.”

“Puedo contenerme lo suficiente si peleas contra mí.”

Con una carcajada, Aquiles lo desafío. Había un abismo de diferencia entre el mundialmente afamado Aquiles y Amakusa Shirou Tokisada, un héroe menor del Lejano Este. Todo, desde sus logros en vida hasta sus mismos orígenes, eran incomparables en su escala. Aquiles estaba a punto de dejarlo pasar como una broma ante la mirada desafiante de Semiramis.

“Me parece bien tu idea. Después de todo, yo tampoco tengo mucho que hacer hasta que el Grial Mayor se estabilice.”

Ambos quedaron petrificados. Por un momento, ni Aquiles ni Semiramis pudieron comprender las palabras de su Master.

“Assassin, si pudieras prestarme una lanza y una espada de alguno de tus guerreros colmillo de dragón. Sería mucho mejor que utilizar nuestras propias armas.”

“Espera, espera, detente… ¿acaso estás loco?”

“Bien, incluso yo no estoy muy seguro de ello…”

Respondiendo con un tono de voz sin duda, Shirou extendió una mano hacia Semiramis, Aquiles estaba completamente anonadado, y le tomo algo de tiempo antes de comenzar a reír a carcajadas.

“¡¿Acaso eres estúpido, Master?! Sé que eres un Espíritu Heroico ¿pero en verdad crees que puedes enfrentarme? ¿A mí, quien supero a las armadas de Troya?”

Sus palabras no contenían un tono de burla, solo honestidad – y enojo. Aquiles sabia de los eventos particulares del héroe Amakusa Shirou Tokisada, pero no lo que correspondía a sus habilidades de combate. Sin embargo, Aquiles se enorgullecía al saber que había peleado y ganado ante probabilidades que serían imposibles para alguien más. El que Shirou se enfrentase a él no era más que un ataque a su orgullo.

Sin embargo, Shirou recibió la ira de Aquiles con un aire de impasividad, y tomó en su mano la espada preparada por Semiramis mientras que lanzaba la lanza hacia Aquiles.

“Me disculpo si he dañado tu orgullo. Pero si aún deseas deshacerte de tu aburrimiento… siempre estoy listo y dispuesto.”

Shirou preparo su espada. Un Aquiles molesto aparto la mirada y le dio la espalda a Shirou.

Antes de que uno siquiera pudiese parpadear, metal choco contra metal.

Sin aviso previo, la lanza realizo una estocada como si fuese una bala disparada de un arma. El que Shirou pudiese siquiera reaccionar a tiempo para recibirla era suficientemente impactante por sí mismo. Aquiles suspiro, sonando ligeramente impresionado. Él retiró la estocada y giro la lanza mientras se ponía en posición.

“Así que fuiste capaz de lidiar con eso, huh… de acuerdo. Hagámoslo.”

“En verdad espero que no seas tan duro conmigo…”

“Oh, no lo creo. Veras, yo nací de este modo. ¡Puedo contar con una mano el número de veces en las que me he contenido en una pelea!”

‘Instante’ era una palabra demasiado larga para describir la velocidad en la que Aquiles se lanzó al ataque. La lanza salió disparada hacia enfrente y ya había alcanzado a Shirou antes de que su cerebro pudiera comprender lo que sucedía. En lugar de su mente, su cuerpo reacciono, apenas logrando apartar el ataque. Su juego mortal había comenzado.



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