Difference between revisions of "Fate/Apocrypha:Volumen4 Capitulo1"

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search
m
m
Line 1,915: Line 1,915:
   
 
*****
 
*****
  +
  +
  +
  +
Cada uno de los Servants Rojos habían obtenido sus propios cuartos dentro de los Jardines Colgantes. Naturalmente, podían descansar con solo pasar a su forma espiritual, pero había muchos Servants que preferían permanecer materializados. Especialmente cuando no había preocupaciones con respecto a su fuente de prana.
  +
  +
Sin embargo, el diseño interior de los cuartos era bastante frio y seco. Para los Servants, que no requerían dormir o comer, los cuartos individuales eran simplemente una manera de proteger su privacidad. E incluso esa privacidad era completamente inútil considerando el rol por el cual habían sido invocados al mundo.
  +
  +
Sin embargo, justo ahora, la Archer Roja necesitaba estar sola.
  +
  +
Ella se sentó en la cama y lanzó sus guantes de cuero—y después miró su brazo derecho descolorido. Había un moretón negro como una serpiente enroscada alrededor de su brazo.
  +
  +
No le dolía o interrumpía sus movimientos. Pero Archer lo sabía. Esta era una ‘maldición’ de una pureza muy alta. Lo más seguro es que proviniese de ''esa oscuridad'' la cual le había tragado cuando mató al Master del Assassin Negro.
  +
  +
El repulsivo pasado del Assassin Negro. Los montones de niños, el rencor de los fetos no natos. Probablemente la maldición se había grabado en Archer justo antes de que el Assassin Negro muriera y se dispersara.
  +
  +
Por supuesto, sería fácil cortarlo. Aunque Archer no tenía medios para levantar maldiciones, la Assassin de su grupo tenía las habilidades de un Caster. Además podía contar con el Servant-Master Shirou Kotomine.
  +
  +
Si pidiese su ayuda probablemente no sería muy difícil restaurar su brazo derecho.
  +
  +
Pero—Archer no podía elegir esa opción sin importar nada. Naturalmente, ella no quería depender de la ayuda de Assassin. La idea de mostrar cualquier debilidad ante esa mujer no era ni siquiera lo suficientemente graciosa para ser una broma.
  +
  +
Y Shirou Kotomine era técnicamente el Master de Assassin. Así que naturalmente se encontraba reacia a pedir su ayuda.
  +
  +
…No, todas esas eran excusas. Archer lo comprendía. Tenía que aceptar esta maldición. Esta maldición era el resentimiento de los niños que ella amaba más que a nada.
  +
  +
Afortunadamente, había poco dolor ya que era el trabajo de un espíritu de clase baja.
  +
  +
Y no le molestaba que esta maldición trajese su propia destrucción. Este era un castigo. Un castigo que tenía que aceptar.
  +
Puso vendajes alrededor de su brazo derecho mal oliente y decidió dejarlo de ese modo.
  +
  +
Solo había una cosa que Archer no había notado. Era verdad que lo que había poseído su brazo derecho eran espíritus de clase baja, demasiado débiles para tener un efecto en la misma Archer. Después de todo, los Servants eran los espíritus de héroes que estaban en el pináculo de todos los espíritus.
  +
  +
En primer lugar, había sido posible que Archer rechazara la posesión. En el momento en que el espíritu vengativo entró en su brazo, ella pudo haberlo devorado como sustento sin ningún peligro a sí misma.
  +
  +
Pero se había negado a hacerlo. En otras palabras, ella deseaba que ‘esos niños’ mantuvieran sus conciencias. Por supuesto, estos espíritus vengativos no tenían un intelecto de alto nivel. Ellos simplemente continuaban susurrando su deseo.
  +
  +
''Deseamos regresar, deseamos regresa, deseamos regresa. Deseamos regresar al vientre de Mamá.''
  +
  +
Solo podían susurrar. Ellos eran espíritus vengativos que deberían ser completamente inofensivos. Pero la Archer Roja se sintió apenada de esos susurros y sintió compasión y piedad.
  +
  +
Aquellos eran los sentimientos que nadie debería tener cuando se enfrentaban contra espíritus vengativos que solo apelaban por su deseo final. La compasión instigo sus emociones e hicieron que su enojo creciera gradualmente tanto hacia ella, que no podía salvarlos, como a la doncella santa, que no los salvaría.
  +
  +
“No me importa.”
  +
  +
Pero la Archer Roja acepto ese odio sin dudarlo. No podía evitar atesorar esos efímeros y destructivos sentimientos.
  +
  +
Entre más se odiase a sí misma y a esa mujer—más podría creer y probar su propio amor.
  +
  +
Así que, por ahora, afilaría sus colmillos. Para matar a la santa falsa, la Archer Roja continuo nutriendo su odio.
  +
  +
  +
  +
  +
*****
  +
  +
  +
  +
El Caster Rojo miró partir a Rider y se dirigió a su estudio. El Servant Caster poseía una habilidad de clase, [Creación de Territorio]. El rango de esta habilidad cambiaba dependiendo de la habilidad del Servant, su línea sanguínea o su ocupación. Si fuese un mago famoso incluso podrían crear un Templo, lo cual sobrepasaba a un Taller.
  +
  +
El Caster Rojo técnicamente no era un mago… en primer lugar, alguien como un escritor no necesitaba un Templo o un Taller. Lo que requería era un estudio para escribir.
  +
  +
Dentro del estudio que el Caster Rojo había construido había montañas de libros, una máquina de escribir que Shirou le había conseguido (la había abandonado justo después de obtenerla), una computadora de escritorio (también había abandonado esto) — y un escritorio con papel y pluma.
  +
  +
Era un cuarto muy alejado del nombre de su clase Caster. En verdad era un estudio. Por supuesto, si uno consideraba que las pilas de papel descartado en el basurero del cuarto eran parte del ''nuevo trabajo de Shakespeare'', era un cuarto místico en cierto sentido.
  +
  +
El Caster Rojo tomó un libro del librero. El título del libro era [Comedias de William Shakespeare, Dramas Históricos y Tragedias] — un libro compilatorio comúnmente conocido como ‘First Folio’.
  +
  +
…Sin embargo, este libro no era algo que William Shakespeare hubiese publicado. Su amigo simplemente había juntado sus trabajos después de su muerte. En primer lugar no había manuscritos realizados por su propia mano.
  +
  +
Después de observarlo, tomo otro, un libro ancho con cobertura de piel a un lado del primero. El libro no tenía título e incluso el nombre del autor no estaba grabado en este.
  +
  +
El libro que sostenía ahora era diferente al anterior. Este era un libro genuino, escrito personalmente por él. Pero—aún no había terminado de escribirlo.
  +
  +
Movió cariñosamente sus dedos a través del lugar donde el texto se había detenido.
  +
  +
“—Ahora, ciertamente he estado siguiendo el camino para una obra maestra hasta este punto, pero… ”
  +
  +
El protagonista tenía que pasar por múltiples tribulaciones. Una vida llena de tranquilidad de inicio a fin debería ser dejada para las personas promedio que uno puede encontrar en cualquier lugar. La historia de un protagonista debe tener partes dramáticas. Ya sea que la historia sea una tragedia, una comedia, o algo completamente diferente, la gente única tiene vidas únicas.
  +
  +
En ese sentido, Shirou Kotomine era infinitamente más cercano al ideal de Caster. Sin importar si se cumpliera o no su deseo, su fin sin duda seria impresionante.
  +
  +
Contenidos en este librero se encontraban los libros que contaban las historias de toda la gente envuelta en esta Gran Guerra del Santo Grial.
  +
  +
Esto incluía tanto a aquellos que ya habían perdido y se habían desvanecido como aquellos que habían sido asesinados. Naturalmente, entre ellos se encontraba un libro sobre esa chica pueblerina—Jeanne d’Arc. Admitía que había estado ligeramente equivocado en haberse burlado por completo de ella cuando se encontraba con vida solo porque había sido enemiga de Inglaterra.
  +
  +
Ella no era solo una penosa y loca pueblerina. ''Habría sido mucho mejor para ella si eso hubiera sido todo lo que era''. Ella era alguien que entendía sus propios pecados y aun así no dejaba de ser una santa—una chica que luchó contra la desesperación.
  +
  +
“Cuando hay que clasificar a aquellos conocidos como santos, pueden ser descritos propiamente como aquellos que salvan a la gente y pelean no por un deseo personal, sino contra la desesperación traída por el mal de este mundo. En ese caso, sin importar los resultados, dos de ellos eran naturalmente y sin equivocación santos.”
  +
  +
Para salvar a su gente, para salvar su hogar; sin importar la escala, ellos se habían puesto de pie para luchar.
  +
  +
“Sin embargo sus caminos terminaron siendo diferentes. Mi Master, quien actúa para salvar a toda la humanidad, y la protectora del Santo Grial, quien se mueve para evitarlo. Pensar que sus buenas intenciones serian alteradas para convertirse en mala voluntad del uno contra el otro, ¡qué trágico! [Que la Gloria marcha por vía tan angosta, que uno solo puede por ella caminar enfrente.]”
  +
  +
Su confrontación no podía ser evitada, y su historia era tan fascinante. Aunque ambos trataban de salvar a la gente, ellos eran enemigos que ''no tenían opción más que matar al otro''.
  +
  +
“Me gustaría que los dos se enfrentaran solo hasta el final, pero—”
  +
  +
Caster cerró el libro y tomó otro. Este libro era diferente del anterior tomo de piel extravagante; era un libro blanco y común.
  +
  +
Este era el libro de ese homúnculo. Debía de haber sido un inmaduro, débil y común. No, aun ahora, él seguía siendo común. La única cosa relevante sobre él era el poder que había recibido. Las elecciones de aquellos que lo rodeaban meramente habían puesto el rasgo de ser único en él.
  +
  +
Pero… pero.
  +
  +
Aun así, continuaba sobreviviendo en la Gran Guerra del Santo Grial. Aunque poseía una corta vida, eligió pelear y se esforzaba desesperadamente. Sus pocos días de vida estaban demasiado condensados para ser llamados vida humana. Por supuesto, los homúnculos recibían conocimiento desde el día que nacían—o mejor dicho, eran formas artificiales que nacían con ese conocimiento. La mayoría de ellos nacían, seres producidos en masa ordinarios y nada interesantes.
  +
  +
Es por ello que la anormalidad de este homúnculo resaltaba tanto.
  +
  +
No era ni aburrido ni ordinario. Es solo que no era sobresaliente dentro de esta Gran Guerra del Santo Grial cuando todos los Servants eran mucho más anormales que él—pero esto era lo que lo hacía tan erróneo.
  +
  +
No era un héroe. Pero tampoco era un ser ordinario. Era un lastimoso chico devorado por el destino, pero eso no le molestaba.
  +
  +
En ese caso, ¿Cuál era su rol en esta Gran Guerra del Santo Grial?
  +
  +
¿Para actuar como reconocimiento a los servicios de la doncella santa? ¿Para ser un Master o Servant que pertenezca a su bando? O tal vez— ¿él era quien se enfrentaría con la persona al centro de esta batalla, Shirou Kotomine—contra Amakusa Shirou Tokisada?
  +
  +
“…Hmm, no, eso es imposible.”
  +
  +
La única que era equivalente a Amakusa Shirou Tokisada era la doncella santa Jeanne d’Arc. Todos sabían esto y no había cambiado. Lo más probable es que ambos se enfrentasen en la decisiva batalla final.
  +
  +
No había espacio para que ese homúnculo encajase… No, tal vez podría ser lanzado como parte de las fuerzas enemigas, pero en sí mismo no debería ser capaz de interferir en la parte que tocaba los fundamentos de esta guerra.
  +
  +
Pero incluso esa posibilidad estaba por desvanecerse.
  +
  +
El plan de su Master para salvar a la humanidad comenzara pronto. ¿Acaso Shirou Kotomine se convertiría en un salvador? O— ¿acaso fallaría en salvar a la gente una vez más y se convertiría en un payaso lastimoso? De cualquier modo, Caster no tenía duda que sería una historia trágica, cómica y extremadamente disfrutable.
  +
  +
  +
  +
  +
*****
  +
  +
  +
  +
  +
El Lancer Rojo estaba en el cuarto donde los cinco Masters ''anteriores''—Rottweil, Berzinsky, Gene Rum, los hermanos Pente y Feend vor Sembren, se encontraban relajando.
  +
  +
Los cinco se sentaban a distancias iguales alrededor de una mesa circular. No estaban realmente confinados a ese lugar, pero hablaban mientras miraban hacia el techo con expresiones de idiota.
  +
  +
“Hablando de ello, de acuerdo a lo que escuche, ha habido un cambio político dentro de la Academia Atlas—”
  +
  +
“Mira los detalles finos del ritual grabado en este pergamino. Es caro, pero lo vale—”
  +
  +
“Si, es correcto. Si, así es, exacto—”
  +
  +
“Ah, estoy esperando ansioso que llegue esa subasta. Cuanto crees que ese avión esté pensando hacerme esperar—”
  +
  +
“Casi es momento de comenzar gradualmente a transferir la Cresta de nuestra familia, pero mi hijo no es digno. Carece de la ambición de un mago.”
  +
  +
No había coherencia en sus discusiones. Estaban atrapados entre la locura y la cordura. Estaban completamente cuerdos, y si en verdad estuvieran en la misma situación en la que pensaban que estaban ciertamente reaccionarían y hablarían del mismo modo que lo hacían ahora.
  +
  +
Sin embargo, este era el cuarto que les había otorgado Shirou Kotomine y su Servant. Antes de que invocaran a sus Servants habían bebido un veneno preparado por la Assassin Roja y fueron llevados al mundo de la locura aun cuando seguían cuerdos.
  +
  +
Las defensas mentales que habían dominado eran meramente una armadura de papel ante la Assassin Roja. No habían sido asesinados—pero tampoco eran libres. Simplemente continuaban existiendo en el cuarto.
  +
  +
“—Así que viniste aquí de nuevo.”
  +
  +
La Assassin Roja emergió de las sombras. Los ojos de Lancer no podían ser engañados. Ella solo le dijo a Lancer lo que estaba en sus pensamientos. La Assassin que estaba de pie aquí también era meramente una ilusión.
  +
  +
“Las ordenes de Shirou Kotomine fueron cuidar de estos Jardines Colgantes. Actualmente no hay ninguna señal de ataque. El enemigo probablemente llegara mañana por la noche. Hasta entonces, permaneceré aquí a menos que mi antiguo Master me ordene lo contrario.”
  +
  +
El rostro de la emperatriz mostro molestia ante las palabras del Lancer Rojo.
  +
  +
El Lancer Rojo era el único de entre los otros tres Servants que no había aceptado a Shirou como su Master. Tanto Rider como Archer habían abandonado a sus antiguos Masters dado a como se encontraban las cosas, pero Lancer aun los protegía solo por la simple razón de que uno de ellos lo había invocado.
  +
  +
A la Assassin Roja no le importaba particularmente tal cosa. De cualquier modo, al final, el Lancer Rojo, como los demás, era un peón bajo su control.
  +
  +
Pero el problema eran los cinco Masters anteriores. Ellos habían bebido el veneno, causando que sus mentes vagaran por otro mundo—pero seguían cuerdos. Para convencerlos de entregar sus Hechizos de Comando sin que sus Servants notaran alguna anormalidad, Semiramis había evitado dañarlos directamente.
  +
  +
Aunque ella era Semiramis, la más antigua usuaria de veneno, era incapaz de entregar resultados satisfactorios bajo condiciones tan poco favorables. En otras palabras, no podía saber cuándo despertarían de ese mundo de ensueño.
  +
  +
Rider y Archer no se pondrían de su lado en este punto. Pero ¿qué hay de Lancer?
  +
  +
Aun cuando no había intercambiado una sola palabra con su Master y los derechos de Master habían sido transferidos a Shirou, él continuaba siendo un Servant leal.
  +
  +
Era natural que la desconfianza surgiera en la Assassin Roja. Si su Master despertara y le diera una orden, Lancer sin duda los traicionaría. Sin importar en qué situación se encontrara.
  +
  +
Por lo tanto, después de cierto punto, la Assassin Roja había planeado matar a estos cinco, quienes no poseían ningún interés para ella. Era algo trivial, similar al acto de sacar la basura.
  +
  +
Pero Lancer se encontraba en su camino.
  +
  +
“Ustedes pueden pensar de estos cinco como deseen. Pero mientras mi Master este aquí, no dejare que hagan con ellos lo que ustedes deseen.”
  +
  +
Había declarado sin ninguna pasión que protegería a esos cinco. Desde entonces había continuado obstruyendo el plan de la Assassin Roja aun cuando estaba haciendo el extremadamente aburrido trabajo de proteger los Jardines Colgantes.
  +
  +
Por supuesto, el forzar su camino seria simple. Dentro de estos Jardines Colgantes el poder de la Assassin Roja y su autoridad eran en verdad absolutos. Podía someter al Lancer Rojo y matar a los cinco con una sola mano. Sin embargo, eso no sería un asesinato secreto si no un acto de guerra.
  +
  +
…En otras palabras, había peligro de que el acto expusiera a su Master y a los otros Servants. Así que el problema no eran los medios, si no que era algo que no podía mostrarse a los demás. Por lo tanto, la Assassin Roja se había retirado renuentemente en cada ocasión que encontró al Lancer Rojo en su camino.
  +
  +
Aun así, después de repetirlo en múltiples ocasiones, comenzaba a molestarla. La Assassin Roja habló.
  +
  +
“Solo ríndete, Lancer. No despertaran a tiempo para la batalla que se avecina y no tienes obligación de escuchar sus órdenes.”
  +
  +
Había veneno en sus palabras. Rider y Archer eran fáciles de comprender en comparación; ambos eran héroes estereotípicos. Héroes tontos, que estaban intolerablemente orgullosos de su fuerza y habilidad, llevaban un gran sentido del honor y orgullo y avanzaban por el campo de batalla.
  +
  +
Pero—el Lancer Rojo, Karna, era algo diferente de ellos. Aunque debía de ser un héroe perfecto en términos de su línea de sangre, en historia y todo lo demás acerca de él, estaba distintivamente diferenciado de los otros héroes que Semiramis conocía.
  +
  +
“La relación entre un Master y Servant no tiene nada que ver con obligación. Es un contrato y un vínculo. Assassin, incluso tú no cooperas con Shirou Kotomine solo por mera obligación.”
  +
  +
“Por supuesto que no. Él y yo estamos unidos por el contrato entre un Master y Servant. Sin embargo, Lancer. Tu Master es Shirou, no el hombre aquí presente.”
  +
  +
Dijo Assassin y señalo con la mano a aquel que el Lancer Rojo respetaba como su Master.
  +
  +
Ella lo provoco con una risa llena de desprecio que ningún héroe normal habría podido resistir sin enojarse. Pero Lancer no mostro señales de enojo ante su sonrisa y asintió con una actitud que, más que solemne, era simplemente demasiado seria y honesta.
  +
  +
“Tus palabras ciertamente son correctas, Assassin. Los únicos que en verdad están unidos como Master y Servant en nuestro bando son tú y tu Master. Tu Master te utiliza y tú utilizas a tu Master. Pero hay servidumbre y confianza en esa relación. No puedes traicionarlo; imaginarlo es lo más lejos que podrías llegar.”
  +
  +
“—”
  +
  +
Assassin se quedó sin palabras antes lo dicho por Lancer. Justo ahora, ¿acaso este Espíritu Heroico había señalado [algo] muy en lo profundo de ella con tanta simplicidad?
  +
  +
Después de un breve silencio, la Assassin Roja abrió lentamente su boca.
  +
  +
“… ¿Qué fue lo que dijiste?”
  +
  +
“Nada en realidad. No puedes traicionar a tu Master y el confía en ti también, así que meramente te estaba elogiando por ser la pareja ideal de Master y Servant.”
  +
  +
La Assassin Roja miró amenazadoramente a Lancer. “Que inesperado,” dijo Lancer mientras inclinaba su cabeza confundido. Ciertamente la estaba elogiando. Había tenido la ''intención'' de elogiarla. Sin embargo…
  +
  +
“¿Qué… ridículas tonterías estas diciendo?”
  +
  +
“No es ridículo. Ustedes dos son los Servant y Master ideales. Tu Master no te traicionará tampoco. No porque tu castigarías una traición con el más grande castigo, sino porque entienden que es importante no traicionarse el uno al otro como lo mejor posible.”
  +
  +
—Él no la traicionaría.
  +
  +
Ella no pudo evitar sentir que esas palabras eran algo muy preciado.
  +
  +
Ignorando la confusión interna de Assassin, Lancer siguió hablando.
  +
  +
“No te pediré que estés de acuerdo, pero al menos compréndelo, Assassin. La supervivencia del más apto es la providencia de este mundo—sin embargo, no somos bestias. Debería de haber algún tipo de humanidad la cual cubra nuestros instintos. Y esa humanidad toma forma de varios diferentes tipos de ética… Mi ética demanda que no traicione a mi Master. Eso es ''quien soy.''”
  +
  +
Dijo Lancer comprendiendo bastante bien la aparentemente inútil paranoia de la Assassin Roja y la fría lógica de la Archer Roja.
  +
  +
“Yo los protegeré. Eso es todo lo que tengo que decir.”
  +
  +
La ilusión de Assassin titubeó mostrando que tan profundamente sorprendida estaba su verdadero ser quien estaba sentada en el trono.
  +
  +
“…Ya veo. Bien, haz lo que desees.”
  +
  +
“Te lo agradezco, Assassin.”
  +
  +
Justo antes de que su ilusión desapareciera, ella le dio la espalda a Lancer y le realizo una pregunta.
  +
  +
“—Hey ¿en verdad piensas que no traicionare a mi Master?”
  +
  +
“…Esa es una pregunta tonta. Assassin, ¿Acaso eres una persona tan maniacamente paranoica que desearías matar a la persona que adoras?”
  +
  +
Ante esas palabras, la forma ilusoria de Assassin perdió su compostura y se sonrojo fuertemente antes de desvanecerse del cuarto.
  +
  +
  +
  +
  +
  +
*****
  +
  +
  +
  +
El Lancer Rojo murmuró aliviado. Assassin probablemente no trataría de matar a estos cinco después de esto.
  +
  +
“—Parece que mi deber ha terminado. Master, fui incapaz de intercambiar una sola palabra contigo, pero te deseo buena fortuna.”
  +
  +
“¿Estas escuchando? El truco para hacer un buen café es…”
  +
  +
Asintiendo ante su Master previo quien observaba un espacio vacío y hablaba con una persona imaginaria, Lancer regresó a su forma espiritual y se desvaneció del cuarto.
  +
  +
Mientras tanto, Assassin estaba estupefacta mientras se sentaba a solas en el salón del trono.
  +
  +
''—No puedes traicionarlo; imaginarlo es lo más lejos que podrías llegar.''
  +
  +
Que palabras tan inconscientes. Finalmente, una emoción similar al enojo comenzó a hervir dentro de ella.
  +
  +
Se enfureció tanto que su sangre hervía.
  +
  +
“¿No puedo traicionarlo? ¿Yo, Semiramis—?”
  +
  +
Ridículo. La razón por la cual no lo traicionaba era solo porque sus objetivos se alineaban. Él salvaría a la humanidad y ella se convertiría en aquella que controlaría a la humanidad después de que les otorgaran la salvación.
  +
  +
Aquella que asumiera el trono seria ella. El resto solo era su “ganado”. No era como si fuese a oprimirlos; meramente los controlaría y gobernaría. Eso sería fácilmente logrado una vez que obtuviese un cuerpo físico y mientras el Grial Mayor estuviese dentro de los Jardines Colgantes, tampoco había necesidad de preocuparse por quedarse sin prana.
  +
  +
Todo lo que restaba era zanjar las cosas con el campamento Negro. Una vez que todo concluyera, sería más que imposible que ella traicionase a su Master.
  +
  +
''No me hagas reír, Lancer, puedo traicionarlo. Solamente no tengo necesidad de hacerlo.''
  +
  +
De hecho, ella podía traicionarlo incluso en este momento. Seria simple para ella borrar su voluntad, robar sus derechos como Master y convertirlo en su marioneta.
  +
  +
''Así es. No hay necesidad de que siga los caprichos de ese chico. Puedo robarle todo. Como siempre, como lo he hecho en incontables ocasiones, hare que todo lo suyo se vuelva mío utilizando mis palabras, la yema de mis dedos y un dulce veneno—''
  +
  +
Ella lo imaginó. Su rostro cuando fuese traicionado. Después de quedar impresionado como un idiota y entender gradualmente la verdad, su rostro se contorsionaría de manera horrible por el enojo. Y entonces, lloraría y gritaría lleno de tristeza—
  +
  +
“…No, eso está mal. Él no mostraría tristeza de ese modo.”
  +
  +
Lo más probable es que sus ojos se ampliaran ligeramente sorprendidos. Y entonces su Master—seguramente sonreiría.
  +
  +
''No funciono. Mis sesenta años de esfuerzo se convirtieron en nada.''
  +
  +
Y aun así, no se lamentaría. Porque Shirou Kotomine ya había abandonado cualquier lamentación cuatrocientos años atrás. Desde el momento en que perdonó todo y juró salvar a todos, dejo ir todo lo que tenía.
  +
  +
No se enojaría por su traición. Simplemente lidiaría con ello y tomaría medidas apropiadas.
  +
  +
Esa era una manera triste de vivir. Justo como el desdén era inevitable con la traición, él era desdeñado cada vez que era traicionado y observaba como eran destruidas las cosas que había construido. Pero, sin importar cuantas veces lo repetía, simplemente reconstruiría todo desde el comienzo.
  +
  +
Cuando fue traicionado no dio la apariencia de ser alguien traicionado. Habiendo descartado toda desesperación, simplemente dejaba atrás al traidor y seguía adelante.
  +
  +
Assassin, quien apuñalaba a los demás por la espalda, jamás podría alcanzarlo.
  +
  +
Solo podría mirar su espalda mientras se marchaba.
  +
  +
Ella no sentía emociones como la tristeza o la frustración—sino una vaga soledad similar a una nube pasajera.
  +
  +
  +
  +
'''CAPITULO 1 FIN'''

Revision as of 00:34, 4 August 2020

Capitulo 1

Él estaba en trance. Se encontraba insensible. Estaba en un estado de suspensión.

La película fue cortada en pedazos y la escena cambiaba cuando parpadeaba.

Sentía un inmenso dolor en su pecho. Un sentimiento de cansancio y letargo se apoderaba de todo su cuerpo.

¿Qué diablos fue lo que sucedió? Antes de pensar en tales cosas, lo primero que tenía que priorizar era—sobrevivir.

Lo que necesitaba para sobrevivir era tratamiento médico—tenía que cerrar la herida. Pero un dolor intenso lo atacaba a cada segundo, y ni siquiera podía construir un hechizo de curación en su cabeza.

Mientras se quejaba de la angustia, movió su mano y toco su pecho.

Habían disparado balas dentro de su corazón—y cada vez que el órgano bombeaba sangre, las balas alojadas en él enviaban una nueva ola de dolor. Primero, tenía que remover las balas que agitaban su cuerpo.

Un hechizo de curación era imposible para él en estos momentos. Por el momento, estimuló su metabolizo a la fuerza para formar prana. Tuvo que arrastrarse hasta el punto donde pudo utilizar hechicería básica.

La niebla venenosa también era una causa de consternación. Estaba acelerando el deterioro de su fuerza física.

Aunque ni siquiera tenía un momento para relajarse, se sintió sorprendentemente tranquilo. Prana, el prana era necesario. Inhalo fuertemente y comenzó a reunir prana. Sus pulmones se incendiaron, pero esta no era una situación donde pudiera preocuparse de eso.


Por ahora, solo reunió prana. Estaba asediado por un fuerte dolor de cabeza, minando incluso sus fuerzas para gritar.

Más, necesito más prana. Está bien, no hay problema. Este corazón tiene la sangre de un dragón fluyendo dentro. ¿Qué si me han disparado tres balas? No te preocupes. ¡Como si fuera a morir por algo como esto—!

“¡¡Guh…!!”

Los músculos de su corazón rechinaron mientras removían la sustancia extraña dentro de él. Activando sus Circuitos Mágicos, acelero el prana que circulaba en su interior, y comenzó gradualmente a reparar su cuerpo.

En algún lugar en su corazón, una voz le pregunto llena de duda, ‘¿Acaso no hay algo extraño en todo esto?’

Estaba bien que el corazón de Siegfried fuese fuerte.

Y también estaba bien que apenas pudiese mantener el control de su conciencia fracturada aun cuando sufría todo ese dolor.

Pero—aun así. Esta habilidad curativa era demasiado extraña. La situación era similar a cuando fue cortado por el Saber Rojo, aunque por supuesto, las heridas de bala que había recibido no eran comparables en términos del poder destructivo.

Sin embargo, en ese entonces, definitivamente había muerto, aún con este corazón.

Así que ¿Por qué no había muerto en esta ocasión?

—No pienses en ello ahora.

Respiró y exhaló de nuevo. Reunió y acumulo prana. Tenía que ponerse de pie. El enemigo no había desaparecido por arte de magia, y ella no había bajado su guardia pensando que él ya había muerto.

Porque, incluso ahora, ella lo observaba mientras respiraba y vomitaba sangre repetidamente—su fría mirada como la de una serpiente.



Se podían escuchar gritos de agonía en todas direcciones. La ciudad se había hundido en el caos a causa de la niebla que había envuelto Trifas de manera instantánea.

Habiendo invocado su armadura, Ruler corrió apresuradamente detrás de Sieg, quien había saltado hacia la niebla sin escuchar sus advertencias. Pero su figura había desaparecido en un parpadeo a causa de la niebla.

Ella pudo escuchar un sonido seco de algo siendo golpeado. Era similar al sonido de cañones que había escuchado en el pasado, pero más tenue.

“¡Un disparo…!”

Ahora estaba segura de que el Assassin Negro se encontraba oculto en algún lugar de esta niebla. Pero en este momento estaba más preocupada por Sieg.

La niebla que había liberado el Assassin Negro no tenía más efecto en Ruler que el de obstruir su visión. Ni siquiera recibía una penalización en su agilidad, gracias a su Resistencia Mágica ridículamente alta.

“¿¡Sieg-kun!?”

“Ayuda… me…”

Quien respondió a su llamado no fue Sieg si no una niña. Sin dudarlo Ruler decidió dirigirse hacia la niña.

Sin embargo – Ruler instintivamente sintió que el Assassin Negro se encontraba cerca. Decidiéndose a no bajar su guardia, sujetó su estandarte y busco el lugar de donde provenía la voz.

Buscando a pesar de su visión borrosa, Ruler encontró de inmediato a la niña. La niña recargaba su cabeza contra un muro, sujetando su pecho demostrando dolor. Su rostro – no era visible.

Ruler dudó ligeramente. El verdadero nombre del Assassin Negro era [Jack el Destripador], el nombre del asesino que una vez fue famoso en Gran Bretaña, pero –

No había forma de que Assassin fuese una chica tan joven. Pero nadie conocía el verdadero rostro de Jack el Destripador o su verdadera identidad.

Quizás… Eligiendo no descartar ni la más mínima posibilidad, Ruler tocó el hombro de la chica.

…Instantáneamente se llenó de alivio. Podía darse cuenta de inmediato con solo tocarla. La chica no era un ente espiritual como un Servant, sino un humano hecho de sangre y carne.

“Ma… dre…”

“No te preocupes, te llevare con tu madre de inmediato.”

Dijo Ruler y cubrió a la chica con un manto sagrado que materializo. Si ella estaba envuelta en este manto el cual protegía a aquellos que lo portaban, estaría a salvo por el momento.

Afortunadamente la chica tampoco parecía lastimada…

“¿Eh——?”

Ella no parecía estar herida.

Eso era completamente imposible. Aun si la niebla era algo tenue y débil era lo suficientemente dañina para matar a los homúnculos o desmayarlos en menos de diez minutos. De ser así ¿Cómo es que una niña normal y débil podía seguir con vida?

En el peor de los casos la habría matado instantáneamente, y en el mejor no podría haber evitado sentirse realmente enferma.

“Umm ¿Te encuentras… bien?”

“…Uh-huh. Ya no nos duele.”

Respondió la chica a la pregunta de Ruler. Ruler sintió que había algo fuera de lugar.

“¿Dónde te duele?”

La chica mostro su pierna en silencio. En una parte de su rodilla había un raspón. Una herida por haber tropezado… era obvio que no era así. Y por supuesto ella tampoco tenía heridas por la niebla.

Esta era — una herida por haber sido cortada por algo. Es por eso que ella había gritado de dolor.

Un escalofrió recorrió el cuerpo entero de Ruler. Instantáneamente sintió de golpe toda esa ‘ansia asesina’.

Más aún.

Era…

Esta intención asesina no era algo simulado. Se sentía como un tarro de brea pegajoso, una antorcha que ardía tan fuerte que su llama se había vuelto blanca, o como si fuese un virus mutado. Era una malevolencia sorprendentemente sobrecogedora.

Aun peor, esta ansia asesina no estaba dirigida directamente a Ruler—

Si huyo de aquí esta niña será asesinada.

Estaba dirigida a la niña que Ruler sujetaba en un brazo. El Assassin Negro parecía tener una seguridad sobrecogedora con respecto a su siguiente ataque.

“Muy bien.”

Ruler juró que protegería a la chica que protegía con un brazo. Sin importar como llegara el siguiente ataque, Ruler no caería mientras sujetara este estandarte.

Si, Ruler había cometido un error de cálculo.

Este sería que, en este instante, ella concentro todos sus sentidos en el Assassin Negro que iba a atacar – y veía a la chica que estaba sosteniendo como alguien a quien proteger.

La niña abrió su boca – y puso su mano en ella, sacando un escalpelo que había estado guardado en su estómago.



Para asesinar a esta Servant femenina sin identificar, la Assassin Negra había tomado todas las precauciones posibles. Su propia Master, Rikudou Reika, se había hecho cargo del chico que parecía ser el Master de esta Servant.

Pero aun así, esta Servant no había entrado en pánico, en vez de eso trataba de encontrar y atacar a Assassin. Seguramente ella poseía la habilidad [Acción Independiente] o tal vez – en primer lugar el chico no era su Master.

Aun así, no habría problema. Sin duda o piedad. Assassin Negro activo su Noble Phantasm.

“Aquí comienza el infierno. Nosotros somos la flama, la lluvia y el poder —”

Las dimensiones circundantes comenzaron a alterase y un asesinato comenzó a tomar lugar. La victima es una mujer. Una ‘mujer’ vagando ‘dentro de la niebla’ es asesinada por la ‘noche’.

Las tres condiciones se habían cumplido. El ataque de la Assassin Negra era María la Destripadora: La Sagrada Madre de la Disección. Un Noble Phantasm absoluto que virtualmente era capaz de asesinar a todas las ‘mujeres’.

Y ahora, este Noble Phantasm – un asesinato – llegara a existir aquí.

Jack el Destripador asesinó al menos a cinco prostitutas – tal vez.

Jack el Destripador poseía avanzados conocimientos médicos – tal vez.

Jack el Destripador podría haber sido un hombre o una mujer.

Aun cuando los eventos de la historia permanecían del mismo modo, la existencia misma de Jack el Destripador era meramente vaga e incierta.

Nadie sabía su verdadera identidad. Nadie pudo averiguar su verdadera identidad. Podría haber sido un detective o policía, un investigador privado, un poeta, un estudiante, un doctor, un degollador demoniaco, un psíquico, un científico – o incluso un dios.

Solo había una cosa que se sabía cómo cierta acerca de Jack el Destripador.

Jack el Destripador asesinaba mujeres.

El abdomen de la víctima femenina se encontraba abierto. En el instante en que el Noble Phantasm es activado acaba con todas las situaciones posibles.

Esto no era ni un ataque por una espada sagrada ni una serie de ataques consecutivos de una lanza divina – se trataba de la reproducción de un asesinato.

La victima muere – es diseccionada, sus órganos son robados, pierde toda su sangre, y como resultado, muere.

Primero, ocurre un ‘asesinato’, seguido de la ‘muerte’ y finalmente, la ‘causa’ de este llega drásticamente tarde; esto es lo que hace de él un verdadero ataque instantáneo. Contraatacar, evadir y resistirse es inútil.

La Assassin Negra estaba segura de esto.

La había asesinado. Definitivamente había asesinado a este Servant. Al mismo tiempo trató de sacar el corazón de este Servant.

El prana de un Servant era enorme. Más aún dentro de su corazón o su cerebro que es donde existía su núcleo espiritual. La Assassin Negra devoraría su alma y ganaría aún más poder.

…Si, la Assassin Negra había realizado un error de cálculo.

Este era que veía a esta mujer como un Servant ordinario. Es verdad, María la Destripadora era un Noble Phantasm que no tenía igual para traer una muerte instantánea de un solo golpe. Todas las condiciones se habían cumplido – ‘de noche’, ‘dentro de la niebla’, y una ‘mujer’.

Pero aun si uno traía un fenómeno que alteraba la causa y el efecto, una base, algo que sirviera como material base para esto era necesario.

En este caso, María la Destripadora era, en esencia, una [maldición] –– un conjunto de maldiciones de miles de niños no natos. Esa era la verdadera naturaleza de este aterrador Noble Phantasm.

Acorde a esto, para contrarrestar este Noble Phantasm lo que era necesario no era ni suerte ni resistencia, sino una resistencia ante las maldiciones.

Y la mujer que era su blanco –– Ruler, Jeanne d’Arc, era una santa que sin duda tenía la fe y creencias del mundo reunidas en ella, un Servant con una de las resistencias más grandes contra las maldiciones de este mundo. Y lo que fue aún más fatal para la Assassin Negra fue…

…el estandarte santo que ella poseía.




Rikudou Reika observaba el revólver del que había jalado el gatillo. Era un arma de mano italiana con un barril extremadamente estrecho, conocido como ‘Rhino’. Aunque en primer lugar Reika ni siquiera sabía el nombre del arma. Una banda Rumana que Jack había ‘devorado’ poseía muchas armas de fuego y ella había elegido esta porque era la más ligera y la más pequeña entre ellas.

Que extraño, pensó. Esta cosa, la cual era lo suficientemente grande para caber en la palma de su mano, podía robar la vida de una persona con el tirar de un solo dedo.

¿Acaso la vida no era algo valioso y resistente? Por lo menos ¿no se supone que debía ser así? Sin embargo, en el transcurso de un siglo, la gente podía morir con solo ser golpeadas en el cerebro o corazón por pequeñas bolas de plomo.

Naturalmente, ni los magos eran la excepción.

Ella miró al cadáver—se veía más joven que ella. Pero si era un mago podría tener algún tipo de hechizo de rejuvenecimiento. Sin embargo, era un hecho que él había intentado salvarla.

“Que pena. En verdad es una pena.”

Reika había invadido los hogares de los magos en incontables ocasiones, y había comprendido su estilo de vida. Un hogar expresa la naturaleza interior del residente. Por ejemplo, había múltiples casos donde la gente fastidiosa tenía cuartos hechos un caos. Esta era una expresión de cómo, aunque podían perdonar sus propios fallos, no podían perdonarlos en los demás.

La casa de la mayoría de los magos habían sido moradas simples y frías. Esto seguramente significaba que no le prestaban importancia a sus vidas diarias como seres humanos.

Reika conocía a gente similar. Los adictos al trabajo… El tipo de personas que piensan que su hogar es simplemente un lugar para bañarse y dormir. Solamente un lugar para descansar el cuerpo, esa gente que no tenía pasatiempos y dedicaban sus vidas enteras a su trabajo.

Por otra parte, cada mago había construido ingeniosamente sus talleres en sus sótanos o en cuartos secretos. Al ver estos cuartos Reika sintió que comprendía la naturaleza de los magos. Era en estos talleres donde su pasión salía a la luz. Su vida se encontraba ahí. Un deseo más parecido a una maldición se encontraba ahí. Y al mismo tiempo también se podía sentir algo de desesperación.

Reika había interrogado a los magos y había aprendido de su forma de vivir. Para poder dominar los misterios de la hechicería transmitían su sangre y conocimientos acumulados de generación en generación, e incluso sabiendo que su meta final era inalcanzable—entregaban su vida entera a ello.

Para Reika parecía una vida extremadamente vacía, pero ciertamente había gente así allá afuera.

Sin embargo, este chico era un obstáculo para Reika. Ella no sentía alguna emoción salvo pena. Ahora, si las cosas fuesen bien, tanto este Master como su Servant deberían de haber caído a manos de ella y Jack.

Si confiaba en las palabras de Jack, dos o tres Servants habían muerto en el campo de batalla hace algunos días.

“Aún falta mucho.”

Suspirando, Reika comenzó a caminar despreocupadamente en medio de la niebla cuando—

“Oh cielos”

De inmediato se detuvo y se dio la vuelta. Aunque fluía sangre de su pecho y salía por su boca, el chico se retorcía y luchaba en el suelo. Parecía que aún seguía con vida.

Ella le había disparado en tres ocasiones a quema ropa directo al corazón. No había forma de que un humano hubiese podido sobrevivir a eso.

Pero ese era el tipo de ser que era un mago. Aunque sorprendida por el hecho de que siguiera con vida, Rikudou Reika no entro en pánico. Ah ¿así son las cosas? Pensó aceptando los hechos.

Con un movimiento suave ella retiró el cilindro de la Rhino, hizo a un lado los cartuchos vacíos y recargó el arma.

Mientras lo hacia sus movimientos eran atemorizantemente calmados, sin ningún rastro de confusión o duda… Solo podía llamarse anormal.

Había humanos que podían disparar un arma a sangre fría. Pero no había humanos que pudieran permanecer calmados al ver a alguien que debía estar muerto aún con vida.

Más aun, Reika ni siquiera era una profesional y jamás había tocado un arma hasta que vino a Rumania. Aun así, podía tirar del gatillo tranquilamente. Si fuese por el bien de su hija Jack—podría matar tranquilamente a cualquiera.

“¿Me pregunto si morirás si te disparo en la cabeza?”

Ella se aproximó al chico agonizante y cuando había menos de un metro de distancia entre ellos apunto el arma hacia él. No fallare a esta distancia, pensó Reika.

El chico yacía boca abajo sosteniendo su pecho adolorido. Su respiración era entrecortada y parecía que aún no había notado que Reika estaba apuntando su arma hacia él.

Por favor en esta ocasión muere como es debido.

Con ese deseo en mente, Reika disparo el arma.

La fuerza de su dedo fue del gatillo al percutor, el percutor golpeo el detonador, la pólvora exploto, y la bala fue disparada con un poder sobrecogedor. Tenía más que suficiente energía para destruir el cráneo de una persona. Ese chico estaba impotente ante la bala que volaba rápidamente hacia él.

No… debía de encontrarse impotente.

“Straße \ gehen.”

Justo cuando ella pensó que había visto una luz pálida brillar, el chico extendió su mano y protegió su cabeza. Hubo un sonido agudo y algo explotó.

“…Oh cielos.”

La bala debió atravesar la corona de su cabeza y desaparecer en algún lugar. Para ser precisos no había desaparecido si no que había sido destrozada.

Sin dudar, Reika jalo del gatillo una vez más—y el chico repitió las mismas palabras de antes, con la bala desvaneciéndose al mismo tiempo que chocaba con su palma.

“Esto… no es bueno, ¿huh?”

La respiración del chico estaba comenzando a estabilizarse. Aún estaba arrodillado en el suelo como si estuviese rezando, pero comenzó a levantar su cuerpo con su brazo izquierdo y dio un paso firme con su pie derecho. Parecía haber recibido daño a causa de la niebla, pero—no parecía ser un obstáculo significativo.

“¿Así que tú eres la Master del Assassin Negro?”

Pregunto el chico en voz baja.

Ahora, ¿qué es lo que hare?—mientras contemplaba sus opciones Reika dio un paso atrás.



Aunque ligeramente, comenzó a fluir algo de sangre de la base del cuello de Ruler. La chica de ojos vacíos la había apuñalado con el escalpelo. Hubo poca fuerza en ese ataque, el escalpelo en sí mismo no tenía mucho prana tampoco. Pero el brazo de la chica había cambiado a un color negro al punto de que era difícil de mirar.

Posesión espiritual—la posesión de un espíritu de bajo nivel era un fenómeno común. Dispersar al espíritu tampoco era difícil. Normalmente, Ruler habría lidiado fácilmente con el ataque aun si fuese un ataque sorpresa.

Pero encima de estar abrazando a la chica antes mencionada, Ruler había concentrado todos sus sentidos en el Assassin Negro que la atacaba.

Sus pensamientos se detuvieron por un breve instante ante este ataque extremadamente inesperado. Ese paro temporal en sus pensamientos era precisamente lo que el Assassin Negro había esperado—

¡Aquí viene…!

¡Aquí voy…!

El Assassin Negro activó su Noble Phantasm, María la Destripadora: Madre Sagrada de la Disección.

Ruler activó su Noble Phantasm, Luminosité Eternell: Dios Está Aquí Conmigo.

Todos los preparativos de Jack estaban completos. Había preparado una situación donde pudiese usar su Noble Phantasm a su máximo efecto y había llevado a cabo un ataque sorpresa perfecto utilizando un señuelo.

Por lo tanto Assassin fue un poco más rápida.

El Noble Phantasm de Ruler fue ligeramente más lento en activarse.

Pero, aun así, la maldición no alcanzo a Ruler.

La rápida maldición negra trato de poseer a Ruler, y al mismo tiempo trato de abrir su abdomen—pero el Noble Phantasm de Ruler se activó inmediatamente antes de que pudiese hacerlo.

“¡¡Kuh…!!”

Un intenso impacto se sintió en su estandarte sagrado. Como era de esperarse no fue capaz de absorber todo el daño de la maldición y algo de entumecimiento recorrió todo su cuerpo. A diferencia del ataque del Berserker Rojo, el cual era un simple torrente de energía, este era un Noble Phantasm del tipo maldición que seguía ciertas reglas.

Era algo que podría fácilmente disolver y asesinar un Servant normal.

Ruler gritó de dolor y escupió sangre teñida de negro. Pero ni siquiera cayó arrodillada, y de algún modo logro resistir.

“¿¡Qué———!?”

Quien grito sorprendida fue la Assassin Negra, quien había caído al suelo. Definitivamente había activado su Noble Phantasm de muerte segura en las condiciones perfectas. Y aun así ni siquiera había generado una herida fatal.

“Así que eres… una usuaria de espíritus malignos, Assassin Negra.”

Ruler inmovilizó a la chica con una mano, y después de que toco su frente la chica se desmayó. Entonces Ruler roció sobre la chica agua bendita de su bolsillo y rápidamente exorcizó el espíritu dentro de ella. Su brazo ennegrecido regresó a la normalidad—y su apariencia atroz cambió a la de la gentil jovencita.

“¿Por qué… es que no estas muerta?”

La voz de Assassin parecía algo extraña. Algo áspera y mezclada con un sonido extraño, como si varias personas estuvieran diciendo las mismas palabras al mismo tiempo.

Lo más sorprendente era que se veía como una chica muy joven. El que una chica tan joven fuera un Servant ya era suficientemente inusual, pero que ella fuese el asesino serial Jack el Destripador que alguna vez aterrorizo Gran Bretaña, estaba más allá de las expectativas de Ruler.

Sin revelar lo sorprendida que estaba, Ruler respondió a la pregunta de Assassin.

“Desafortunadamente poseo algo de Resistencia contra las maldiciones.”

“…Ese estandarte, ¿huh?”

La Assassin Negra asintió comprendiendo sus palabras. Ese estandarte había absorbido el ataque de la Assassin Negra como si fuese un para rayos. Sus preparativos no habían sido inútiles; el espíritu maligno que había puesto en la niña que había secuestrado del pueblo había rendido frutos, haciendo que el Noble Phantasm de Ruler retrasara un poco su activación.

Como resultado, la maldición había afectado de manera adversa al Servant ante sus ojos—pero aún seguía con vida.

“…Onee-san, ¿acaso tu clase es Lancer? …No. El número de Servants no correspondería en ese caso. ¿Acaso eres Saber?”

“No, ninguno. Yo soy Ruler, la mediadora de esta Gran Guerra del Santo Grial.”

Los ojos de la Assassin Negra se llenaron de sorpresa.

“Heeh. Ruler… así que había una clase como esa también. No lo sabía” murmuro Assassin.

Ruler miro que la chica se había desmayado. Si hubiese permanecido poseída por ese espíritu maligno, incluso su alma habría sido contaminada y se habría convertido en un muerto viviente.

Ruler extendió su estandarte. Como si se sintiera presionada por su galante postura, Assassin retrocedió.

“Assassin. La Guerra del Santo Grial solo debería consistir de siete Master y Servants compitiendo por el Santo Grial. Tu comportamiento al involucrar un niño inocente en esto es la peor ofensa posible. No dejare que te marches.”

“…Hmm. ¿Eso piensas?”

Las palabras de Ruler parecieron tocar algo dentro de la Assassin Negra. Ella miro a la chica desmayada y repentinamente le lanzo un escalpelo.

Ruler lo repelió con su estandarte—pero algo parecía extraño. No tenía sentido el ataque. Ruler solo podía pensar que fue causado por enojo. No, si no fuese simple enojo, entonces—

“Assassin… no puede ser…”

Existen infinidad de niños. Si aun así deseas protegerla… buena suerte con eso.”

Sosteniendo ocho escalpelos entre sus dedos—Assassin sonrió ligeramente.




Desde la azotea del Ayuntamiento de la ciudad de Trifas, la Archer Roja miraba la desastrosa escena debajo de ella con una expresión estupefacta.

“Esto es—”

La niebla cubría Trifas. Aun si era una ciudad pequeña, era una locura que la ciudad entera estuviese cubierta por la niebla. En estos días todo el tráfico en las calles y banquetas se detenía inmediatamente llegada la noche, pero ya que el sol apenas estaba ocultándose mucha gente que estaba a punto de regresar a casa fue devorada por la niebla.

En realidad una multitud de gritos se alzaron por toda la ciudad. Al comienzo la gente se mostró confundida, entonces comenzaron a gritar, y después de gritar rogaron por ayuda con voces rasposas.

…No había nada que ella pudiese hacer.

…Más aun, ella no tenía intenciones de hacer algo tampoco.

“Todos ustedes fueron desafortunados.”

Murmuro fríamente la Archer Roja. Los habitantes deberían haber notado las anormalidades que ocurrían en este pueblo. Ellos fueron los que decidieron salir a caminar por la noche en esta situación.

El Assassin Negro ciertamente estaba involucrado en la causa de sus muertes, pero la responsabilidad de sus muertes recaía en ellos mismos, y más aún—solo fueron mortalmente desafortunados.

…Era una ocurrencia común. Los débiles eran devorados por los fuertes por pura mala suerte e incluso los fuertes llegaban a su final a causa de ‘algo más’. Por lo tanto la Archer Roja no tenía intenciones de salvarlos.

Su visión estaba bloqueada completamente por la niebla, pero si utilizaba su sentido del oído y su habilidad de sentir la presencia de los otros Servants, podría adivinar vagamente la locación de cada Servant. Como era de esperarse, el Assassin Negro era el único cuya presencia era vaga y difusa, pero Ruler era fácil de detectar. Ella era un vórtice de luz que brillaba pura y honestamente sin importar que tan oscura fuera la noche.

La Archer Roja podía notar que el Rider y el Archer Negro la estaban buscando pero no parecían capaces de detectar su presencia aún. Muy probablemente Ruler era la única que podía sentirla.

Pero Ruler estaba corriendo hacia la niebla en este momento. Ella estaba luchando con el Assassin Negro. En otras palabras ella no tendría que concentrarse en el Archer Rojo.

“Aun así… pensar que es incapaz de derrotar a Assassin.”

La Archer Roja inclino su cabeza confundida. Assassin, justo como indicaba su nombre, era la clase del ‘asesinato’. Para ellos el enfrentar a un enemigo directamente era la cima de la estupidez.

Para que ella no pudiese derrotar a Assassin uno contra uno quería decir que, o Ruler era un Servant débil e inútil o esta niebla le daba a Assassin una ventaja tremenda—

De cualquier modo, había llegado el momento de que la Archer Roja tomara una decisión sobre cómo actuar.

¿Debería lanzarse a la niebla o continuar esperando y observando de este modo?

Observar era una táctica valida, pero había un problema… Hasta hace poco el Rider Negro había estado realizando reconocimiento desde el cielo de manera activa. Archer estaba confiada que su velocidad no perdería ni siquiera ante la del Rider Rojo, pero aun así, ella deseaba evitar ser perseguida por un hipogrifo.

Una Bestia Fantasmal nacida de un grifo y un caballo. Sin importar que tan rápida fuese ella en tierra, esa cosa podría alcanzarla fácilmente desde el aire.

Si hubiese algún mérito en saltar valientemente dentro de la niebla, era que la oportunidad de asesinar a Ruler podría aparecer. La Archer Roja había decidido aceptar a Shirou Kotomine como su Master. No sabía si su ‘método’ estaba bien en realidad. Pero definitivamente había cierta verdad en sus palabras.

Deseaba creer en ello. La Archer Roja tenía un deseo que quería priorizar por encima de todo.

La salvación de todos los niños del mundo. Un mundo en que todos sean amados—donde todos sean felices si una sola excepción. La malicia en el mundo indicaba que esto era algo imposible. Todos devoraban a los demás; así es como funcionaba el mundo. Incluso la Archer Roja lo comprendía.

Aun así. Aun así no podía evitar desearlo… Después de todo, la misma Atalanta había sido abandonada en una montaña inmediatamente después de haber nacido.

“Una mujer es innecesaria.”

Su padre había dicho tal cosa y le abandono en la montaña. La Diosa de la Luna Artemis había visto esto y pensó que era una lástima, así que decidió enviar a una osa para criarla.

Protegida por la osa Atalanta creció en la montaña.

Muchos otros bebés además de ella eran abandonados en esa montaña. La mayoría de estos infantes morían ya fuesen devorados por bestias o de hambre. Aun si sobrevivían por casualidad su forma de pensar era exactamente la de las bestias. Separados del mundo Vivian vidas sin sentido y tenían muertes sin sentido.

Gracias a que fue criada por una osa, la vida de Atalanta fue salvada y eventualmente fue encontrada por un cazador.

…Ella lo recordaba.

Recordaba bastante bien el momento en que fue abandonada. Como infante, había agitado sus manos ruidosamente y había buscado desesperadamente a su padre y madre—pero su madre no estaba ahí y su padre la había abandonado.

Ella recordaba desear ser salvada. Recordaba desear que alguien tomara su mano.

Recordaba que su deseo no fue concedido y como se había ahogado en un mar de miedo—y como había extendido sus manos mientras sollozaba.

La herida en su corazón por haber sido abandonada nunca sanó.

Incluso después de crecer hermosa y convertirse en una famosa arquera—seguía manteniendo su soledad.

Había tenido amigos. Había tenido compañeros con los que viajó en el Argo y vivió muchas aventuras. Pero nunca encontró un humano que pudiese amar al punto de arriesgar su vida y jamás pensó en tener hijos.

Ese sentimiento había crecido aún más después de la competición y lucha sobre la Cacería del Jabalí de Calidonia.

Pero—la causa más probable fue que su fama se alzó a causa de sus aventuras, la belleza de Atalanta llego a oídos de mucha gente y al final también llego a oídos de su padre.

“Cualquiera está bien. Elige un marido y ten un hijo.”

Para su padre su reunión con Atalanta fue un evento feliz. Pero solo fue porque ella había crecido bella y podía ser utilizada para un matrimonio arreglado.

…Al final, su padre jamás amó a su hija, del inicio hasta el final.

Después de eso, ella trató de huir del matrimonio una vez que averiguo las condiciones para ello, pero se vio atrapada en una trampa y termino casándose con Hipomenes.

—Ella solo deseaba ser amada.

Deseaba conocer el verdadero amor, sin ataduras a un deseo carnal, honor o lujuria por el poder.

Habría sido mejor si pudiese creer que no había tal cosa como el amor. Si pudiera pensar que este mundo era el infierno, que este era un mundo maldito donde los padres devoran a sus hijos y los hijos devoran a sus padres— ¿Qué tan bueno podría ser un mundo así?

Pero eso era errado.

En este mundo había padres que amaban a sus hijos. Era un amor libre y maravilloso. Había padres que daban su vida por sus hijos. Había padres que trabajaban duro toda su vida por el bienestar de sus hijos y aun así sonreían.

Por otro lado había padres que oprimían a sus hijos. Había padres que trataban a los hijos que habían traído a la vida como si fuesen basura.

Eso está mal, pensaba Atalanta.

Debe de ser corregido, pensaba Atalanta.

Aun cuando comprendía que era una parte natural de la crueldad de este mundo, aun deseaba que cambiara.

La razón de que participara en la Guerra del Santo Grial era que aún tenía la ligera esperanza de que el Santo Grial pudiese conceder su deseo.

Era un deseo que la Assassin Roja había llamado “imposible”.

La misma Archer lo comprendía. Pensaba que podría ser un deseo que sobrepasara las habilidades del Santo Grial.

Pero Shirou Kotomine le había mostrado un modo. Ese chico le había mostrado una esperanza. Un método para salvar al mundo, para salvar a todos los niños utilizando el Santo Grial.

En ese caso, eliminaría incluso a Ruler si se convirtiera en un obstáculo.

Estaba completamente al tanto de los peligros de saltar dentro de la niebla. Lo sabía, pero—

“Si es por el bienestar de esos niños, no tengo arrepentimientos”

La Archer Roja saltó del tejado del ayuntamiento dentro de la niebla.




Él era asaltado por un inmenso dolor con cada respiración. Una horrible cicatriz se desplegaba en su pecho manchado de sangre, una marca de los disparos que le habían dado. Tres balas habían atravesado los músculos de su pecho y alcanzaron su corazón. Si hubiesen disparado a su cabeza sin duda estaría muerto.

Pero eso no significa que hubiese escapado de la muerte—de hecho había una pistola apuntada hacia Sieg en este momento.

Todo se terminaría si le dispararan a la cabeza. Y la joven enfrente de él estaba remplazando las balas en un movimiento suave y ágil. Sus movimientos eran extremadamente tranquilos, sin mostrar signos de pánico. Está acostumbrada a asesinar… dedujo Sieg.

En solo unos segundos, esta mujer iba a dispararle en la cabeza.

No se lo permitiré. Activando Circuitos Mágicos—concentrando prana en la palma de la mano—adquiriendo información de las balas cargadas—dejando para más tarde si seré capaz de mover mi brazo a la misma velocidad que las balas y aplastarlas en el instante en que me toquen— ¡grita el hechizo!

“¡Oooooooooh!”

El arma fue disparada.

Dos balas fueron disparadas y repelió cada una de ellas.

Su brazo derecho fue herido… Definitivamente se habían formado anormalidades dentro de sus huesos. Soportándolo, apretó los dientes y la miró de manera amenazadora.

La madre que buscaba ayuda. La madre que se reía junto a su hija. ¿Quién eres?

Un Master ¿O tal vez alguien más? De cualquier modo ella no era una persona inocente que pudiese dejar en paz. Pero, completamente opuesta a la voluntad de pelea de Sieg, la joven no siguió jalando el gatillo y en vez de ello, repentinamente dejo caer su abrigo y comenzó a correr.

“¡E… espera!”

Tomado por sorpresa por su intento de huida, Sieg comenzó a perseguirla frenéticamente. Pero en ese momento un terrible sonido se interpuso entre ellos. Inmediatamente después dos figuras saltaron por encima de él.

Una era Ruler, y la otra era una delgada joven que llevaba un traje de cuero. Ruler corría tan fuerte que era capaz de aplastar el pavimento debajo de ella y llevaba a una chica en un brazo. La otra chica escaló y se sujetó al muro de un edificio con una velocidad claramente inhumana.

“¿¡Sieg-kun!?”

“¡Ah…!”

La chica miró el rostro de Sieg y pareció sorprenderse un poco dejando salir un suspiro.

Ruler de inmediato agitó su estandarte—y un agudo sonido metálico resonó. Un escalpelo aplastado cayó al suelo.

Parecía que la chica había lanzado un escalpelo hacia Sieg y Ruler lo había derribado.

“…No estás muerto. Que sorpresa.”

“Assassin… parece que tienes una deuda que saldar con él pero ahora yo soy tu oponente.”

Aparentemente la chica era la Assassin Negra—en otras palabras, Jack el Destripador.

“Que mala broma.”

En respuesta al murmullo de Sieg, Ruler suspiro completamente de acuerdo. Ella aun llevaba a la chica inconsciente en sus brazos.

“Ella era—la hija de la madre, si recordaba claramente.”

“Sí. Más importante, Sieg-kun, ¿acaso encontraste a su madre?”

Le pregunto Ruler mientras sostenía su estandarte y miraba a Assassin con cautela. Assassin aun colgaba del muro sin moverse mientras preparaba dos escalpelos. Como si fuese una araña pensó Sieg.

“…Parecer que la madre es la Master de Assassin.”

“¿Eh? ¿Cómo lo sabes?”

Sieg llevó silenciosamente una mano a su pecho para mostrar la sangre que caía de este.

“Ella me disparo.”

“Ya veo, ella te disparo… ¿¡E-E-E-Estas bien, Sieg-kun!?”

En realidad las balas habían llegado a su corazón, así que estaba lejos de estar bien—pero actualmente no significaba algún dolor u obstáculo a sus movimientos.

“Ya veo. Aún más importante Ruler. Yo perseguiré al Master para tratar de derribar a la Assassin Negra también.”

“…No, sería mejor que la dejaras ir.”

Mientras decía eso, Ruler ondeo su estandarte—y antes de que Sieg pudiera preguntar porque, un agudo sonido metálico inundo el área. Y entonces, pedazos de un escalpelo roto cayeron en el piso cerca de Sieg.

“No te dejare ponerle una mano encima a Madre.”

Había una clara intención asesina dentro de la expresión comúnmente imperturbable de Assassin. Ya veo. Sieg lo comprendió de inmediato. Si él se apartaba de Ruler, Assassin definitivamente lo atacaría.

Naturalmente Ruler actuaria para defenderlo, pero Assassin rivalizaba con las clases de Caballería de los Espíritus Heroicos o con la clase Rider cuando hablábamos sobre su agilidad. En el peor caso, si ella lograba esquivar a Ruler, Assassin asesinaría fácilmente a Sieg.

“Lo lamento. Parece que me he vuelto una carga.”

“Está bien… No te preocupes, Sieg-kun. No hay necesidad de que te transformes. Si esperamos un poco más llegaran refuerzos.” Refuerzos.

Ya veo. Sieg decidió mantener esta postura de pasividad. Sieg se había decidido a transformarse en Saber si hubiese comenzado una pelea antes, pero decidió esperar. Si se transformaba, la buena voluntad de Ruler llegaría a nada. Prevenir eso era muy importante para Sieg.

Sieg juntó prana y entonces desenvaino una delgada espalda de la funda que colgaba de su cintura. Era la espada que el Rider Negro le había dado antes. Era el arma de un Servant, un ser espiritual, así que normalmente solo Rider podría materializarla al reunir prana.

Pero, ya que la había obtenido como préstamo del mismo Rider y el mismo Sieg se había convertido en algo excesivamente cercano a un Servant, era capaz de materializarla en el mundo físico utilizando el mismo truco que usaba para activar sus Circuitos Mágicos.

“Nosotras no haríamos eso si fuésemos ustedes, ¿cierto?”

Sonriendo ligeramente, la Assassin Negra silbó. El sonido de pasos resonó alrededor de ellos—y entonces el rostro de Ruler palideció.

“¡Assassin, no te atreverías…!”

Escuchando la tensión en la voz de Ruler, Sieg también se puso en guardia y observo sus alrededores. Desde la niebla comenzaron a formarse tenues formas de incontables niños sosteniendo escalpelos en sus manos. Algunos de ellos era ligeramente familiares—entre ellos se encontraban chicos que habían visto jugando horas antes.

Llevaban expresiones vacías con sus bocas abiertas, sus cuerpos enteros se convulsionaban con espasmos y los brazos que sostenían los escalpelos se estaban volviendo negros… la Assassin Negra era un conglomerado de espíritus vengativos. Esos espíritus parecían haber poseído a estos niños. Los espíritus vengativos por separado eran suficientemente débiles como para que un santo como Ruler pudiese disiparlos fácilmente leyendo alguna escritura sagrada, pero Assassin no los estaba utilizando como soldados, sino como rehenes móviles. Dado que Ruler era un santo, debía proteger a esos niños… o eso había juzgado Assassin.

“Hmm, entonces Ruler y también el, umm… ¿el Master de ahí? Traten de proteger a cada uno de ellos.”

“¡Sieg-kun!”

Ni siquiera tienes que preguntar. Sieg pensó mientras se movía. Él repelió los escalpelos que le habían lanzado y al mismo tiempo derribo a los niños que corrían hacia él. Los niños no estaban atacando por su propia voluntad, si no por los espíritus vengativos que los poseían. Estaban inconscientes desde el comienzo, así que desmayarlos fue inútil y solo podía comprar tiempo al derribarlos.

Pero mientras derribaba desesperada e incesantemente a cada niño, los escalpelos de Assassin llegaban volando. Peor aún, cada uno estaba dirigido inmisericorde e incesantemente a los niños.

“¡Kuh…!”

Un escalpelo se clavó en el brazo derecho de Sieg. Defenderse de los escalpelos sin saber cuándo llegarían volando mientras que también tenía que lidiar con los ataques de los niños era algo más allá de las capacidades de Sieg, como era de esperarse.

Aunque Ruler era capaz de deshacerse de los escalpelos, era forzada a retroceder un paso por cada paso adelante, evitando que pudiese acercarse a Assassin. Si Ruler se aproximara sin cuidado, Assassin fácilmente podría hacer llover escalpelos hacia los niños.

Por un instante, Ruler pensó en utilizar un Hechizo de Comando, pero la Master femenina que había huido era el problema. Basándonos en el comportamiento de Assassin, su relación con su Master era más cercana a la de una madre y su hija más que la de un Master y Servant, y como tal probablemente no serían mezquinos acerca de utilizar Hechizos de Comando dependiendo de la situación. Era probable que cualquier orden que Ruler le diera a Assassin para que cometiera suicidio o le fuese un obstáculo, sería cancelada de inmediato por los Hechizos de Comando de su Master.

La situación estaba en un completo estancamiento, pero el cansancio de Sieg seguía incrementándose poco a poco. Era una batalla contra el tiempo. Ya sea que Rider entrara a la niebla, los encontrara y se uniera a la batalla primero o Assassin asesinara a Sieg antes de eso.

Aun si derrotar a Ruler fuese imposible, Assassin determino que matar a Sieg sería fácil. Un ataque sorpresa ya era imposible en esta situación, pero aun así, ella podría fácilmente golpearle cuando bajaran la guardia.

Assassin lanzó una lluvia de escalpelos y comenzó a separar a Ruler y a Sieg, aunque el pivote de su plan meramente requería que alejara lo suficiente a Sieg de Ruler para que esta no pudiese alcanzarlo de un salto.

Ella controlaba a los niños con sus espíritus vengativos y gradualmente comenzaba a separar a Ruler de Sieg. Incluso mientras lanzaba escalpelos, Assassin se movía a una locación desde la cual pudiera asesinar a Sieg con un solo golpe.

Ruler purificaba los espíritus vengativos que poseían a los niños, uno a uno.

Pero había demasiados niños, y la mayoría de ellos retenían su valor como rehenes incluso con los espíritus vengativos disipados. Eso solo hacía que protegerlos fuese más fácil, pero eso era todo.

En medio de todo esto Ruler se dio cuenta.

“¡Sieg-kun! ¡Regresa aquí!”

Escuchando el grito de Ruler, Sieg finalmente lo noto. Él y Ruler se habían separado por completo a causa de los niños que se encontraban atacando entre ellos.

Aun si Ruler trataba de proteger a Sieg del ataque de Assassin, con una docena de niños actuando como un muro y bloqueando el camino, sería incapaz de proteger a Sieg al menos por un instante.

“¡Demasiado lenta————!”

Assassin saltó del muro y se lanzó hacia Sieg. Ella sostenía un cuchillo de carnicero en cada mano y se movió para cortar la cabeza de Sieg con estos.

Su confianza en su victoria era absoluta.

El sonido de la desesperación de su derrota.

Pero había algo incluso más rápido que la decisión de Sieg de transformarse o el movimiento para cortar la cabeza de Sieg.

Una flecha disparada para un Arquero semi divino—el Archer Negro—se hizo paso a través de la niebla que rodeaba el pueblo como si fuese un tiburón.

Era demasiado tarde para el momento en que Assassin lo noto. La flecha, llena de prana, exploto como el disparo de un cañón. Fue suficientemente fuerte como para que una onda expansiva lanzara a Sieg y lo enviara rodando a través del piso. Assassin, quien fue golpeada directamente por ella, perdió una parte de su cuerpo destrozada.

“¡¡Ugh, guuuuuuh…!!”

Aullando de dolor, Assassin logro saltar alejándose. Ella saltó de edificio en edificio y trato de escapar a un lugar seguro.

“¡—No te escaparas!”

Ruler corrió hacia ella con la velocidad de un cometa.

Ya que Assassin se concentraba en huir, los movimientos de los niños poseídos se volvieron torpes, habiendo notado eso, Ruler corrió a través de la superficie del muro de un edificio y blandió su estandarte sagrado hacia la Assassin Negra.

Assassin trato de bloquear el ataque directamente con el cuchillo de carnicero en sus manos, pero el estandarte sagrado no tenía un filo como el de una espada. Era un arma que bloqueaba los ataques y derribaba al enemigo con su cuerpo de acero.

Además, el estandarte de Jeanne d’Arc era un tesoro sagrado que siempre la había acompañado al campo de batalla y era tratado como un símbolo incluso en la actualidad.

Los cuchillos de Jack el Destripador eran símbolos del miedo—aun así no había forma de que pudieran ganar contra el estandarte sagrado que había ganado gran fama en el campo de batalla.

La Assassin Negra cayó. Con un golpe tan fuerte como para hacer un cráter en el pavimento de piedra, ella básicamente había quedado incapacitada para seguir peleando.

Lo triste de la clase Assassin era que no tenían la resistencia para intercambiar golpes directos con aquellos de la clase de las Caballerías o la clase Ruler.

“¡Guh… uu, uuu, uuuuuuugh…!”

Aun así, la Assassin Negra continuaba moviéndose y trató de escapar. Ruler miro a Sieg. Los niños poseídos estaban cayendo al suelo como si hubieran perdido sus almas.

Ruler imaginaba que las heridas de la Assassin Negra eran la causa más probable. Su conclusión no era errada. La Assassin Negra se había debilitado hasta el punto en que tenía que llamar de regreso y reunir al resto de los espíritus que poseían a los niños.

Incluso la niebla creada por su Noble Phantasm estaba disipándose gradualmente.

“Ma… dre… Madre, ¡Madre…!”

Mientras caía sobre sus manos y rodillas y trataba de huir solo utilizando sus brazos, la Assassin Negra seguía llamando a su madre. Ruler no pudo evitar sentir lástima por ella.

Si alguien le preguntara si Assassin era la perpetradora o la víctima, diría sin duda que era la perpetradora. Pero lo más seguro es que sus orígenes hayan sido los de una víctima.

Mirando su forma y escuchando su voz, Ruler llego a esa conclusión.

Y—sin embargo, era maligna. Si se le dejaba sola, el fenómeno conocido como Jack el Destripador probablemente crecería hasta que no pudiese ser contenido en el marco de un Servant.

Ella era única, un monstruo anormal que existía fuera de los marcos convencionales.

Ruler se interpuso frente a la Assassin Negra quien se arrastraba y puso una mano en su rostro para sublimarla con Rito de Bautismo.

“El señor perdona todas las injusticias y perdona todas las calamidades. Y libera tu alma de la tumba, sintiendo amor y compasión—”

Tal vez sintiendo algo, los fríos ojos azules de Assassin se ampliaron llenos de miedo.

“No…”

Sin responder a las palabras de Assassin, Ruler comenzó a rezar.

“No… no… ¡no, no, no…! ¡Detente! ¡Détente, détente, détente! ¡Madre…! Sálvame ¡Madre…!

Ruler apretó los dientes y continuó sus rezos, pero repentinamente sintió un flujo masivo de prana.

“¿¡Esto es—un Hechizo de Comando!?”

“¡Madreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!”

La Assassin Negra desapareció en ese instante. El Master probablemente había sentido que su Servant estaba en peligro y utilizó un Hechizo de Comando. Justo como Ruler lo había pensado, ella parecía observar la condición de Assassin desde algún lugar. Su falta de esfuerzo para ocultar sus asesinatos podría descalificarla como un mago, pero parecía que entendía claramente el sistema bajo el que funcionaba la Guerra del Santo Grial.

Ruler sentía ligeros rastros de la presencia del Assassin Negro. Muy probablemente seguía en algún lugar de este pueblo. Ahora que la niebla se había disipado, buscarla sería fácil. No podían permitirse que escapara.

“¡Persigámosla, Sieg-kun!”

Sieg asintió y comenzó a correr detrás de Ruler.





Rikudou Reika utilizó un Hechizo de Comando ya que la niebla se había disipado. Que la niebla se disipara significaba que el poder de Jack se había debilitado considerablemente. Para Reika era fácil imaginar que ella había caído en una situación peligrosa.

“Ma… dre…”

Mientras la Assassin Negra se retorcía de dolor, Reika la levanto. Aunque ella era un Servant, su peso era el mismo que el de una niña. Assassin era extremadamente ligera, tanto que Reika se preguntaba si estaba completamente vacía por dentro.

“Lo siento…”

“No hables. Ahora duerme.”

Reika comenzó a caminar apresuradamente mientras hablaba. Tenían que huir de ahí. Afortunadamente su escondite se encontraba cerca.

Madre… ¿Qué deberíamos hacer ahora…?”

“Pensemos en ello después de que cures tus heridas. Por ahora deberías descansar.”

Mientras decía esto Reika siguió pensando. Deseaban obtener el Santo Grial, y aquella gente con la que habían luchado eran un obstáculo para ello, pero eliminarlos seria incluso más difícil después de esto. Tal vez ellas deberían pensar en una guerra prolongada y salir de Trifas por ahora.

Afortunadamente no habría problemas para obtener información mientras hubiese magos alrededor. Sin importar en que parte del mundo se encuentre el Santo Grial, definitivamente serían capaces de rastrearlo.

“…Hey, hey, Madre. Quiero escuchar, el piano, de nuevo…”

Escuchando la infantil y repentina petición proveniente de la boca de Jack, Reika comenzó a reír. Aunque estaba sufriendo, Jack se quejó adorablemente mientras sonreía.

“De acuerdo, tocare para ti.”

Priorizar las palabras de Jack era más importante para Reika en este momento que pensar un plan de batalla.

Ver la sonrisa de Jack a pesar del dolor hizo que Reika se sintiera aliviada. La niebla se había desvanecido en el aire. Si no se apresuraban las encontrarían de nuevo—

Reika se apresuraba a través de una estrecha calle lo suficientemente ancha para que pasara un solo carro. Había gente desmayada en el piso aquí y allá, pero ella ignoro a cada uno de ellos. Su corazón no sentía nada por ellos, descartándolos de su mente. ‘Fueron desafortunados’. Justo ahora, darle a su hija la oportunidad de descansar era prioritario para ella.

Una de las lámparas de la calle, que justo acababa de encenderse, ilumino el vidrio de la ventana de una tienda por la que casualmente se encontraban cruzando.

Por casualidad, el reflejo de la luz le mostro eso a Reika. Una forma humana, vistiendo ropajes extraños que claramente parecían provenientes de una era completamente diferente. Y esa persona había preparado una flecha en su arco y estaba apuntando en su dirección—definitivamente era un enemigo y el blanco de esa flecha eran Reika y Jack quien iba en sus brazos.

Fue forzada a elegir. A este paso, la flecha definitivamente atravesaría tanto a Jack como a ella. No sabía que pasaría con Jack, pero al menos ella experimentaría una muerte casi instantánea. El depender de la suerte sería inútil.

No podía escapar y pelear también sería difícil. No había posibilidad de que el enemigo les mostrara piedad.

En otras palabras, no tenía forma de detenerla. Por lo tanto, no había razón para lo que estaba a punto de hacer.

“…Si, no hay nada que hacer.”

En verdad no había significado en hacerlo. Pero tengo que hacerlo, pensó Rikudou Reika.

Sus pensamientos terminaron justo en ese instante.

Reika giró repentinamente y soltó a Jack de sus brazos. Naturalmente, Jack cayó de espaldas al pavimento de piedra. Habiendo sido lanzada repentinamente, Jack miro a Reika con una expresión sorprendida—y su expresión se congelo.

¿Ma, dre…?

Ella sintió un dolor agudo por un instante, pero aun así, Reika logro entenderlo instintivamente.

No puedo ser salvada.

—Desde el comienzo era una batalla con pocas oportunidades de victoria. Dado que la clase Assassin en si misma solo mostraba su valor real en una batalla todos contra todos, Jack era incapaz de luchar justamente sin importar cuanto lo intentara.

Matar Masters también era difícil considerando como se encontraban recluidos en una fortaleza. Además, su Master, Reika, no era un mago y no podía proporcionarle prana, la fuente del poder de un Servant.

Es por eso que desde el comienzo se encontraban en una sobrecogedora desventaja. Si Reika supiera quien controlaba todo esto, habría puesto una seria queja contra ellos.

Pero a Reika no le importaba.

No le importaba matar gente. Había matado tanto a los pecadores como a los inocentes, pero aun así no se preocupaba por ello—sentía algo de lastima por las víctimas, pero eso era todo.

Solo había dos puntos importantes para ella.

Jack el Destripador había salvado a Rikudou Reika. Le había otorgado el deseo de vivir.

Y, aunque fue por un breve tiempo, había disfrutado los días que paso con Jack más que ninguna otra cosa en su vida entera.

Sin importar que tan sanguinaria, que tan cruel fuese Jack—

Rikudou Reika había disfrutado desde el fondo de su corazón estar con ella.

Madre.

Una niña la llamo con su inocente voz. Sin importar cual fuse su identidad, a Reika no le interesaba. Algo así de simple le hacía feliz. Solo eso hacía de esos días algo maravilloso.

Ese sueño feliz había concluido.

Tenía montañas de lamentaciones—pero no tenía caso lamentarse.

Fue un sueño feliz.

Mientras que sus pensamientos seguían siendo claros Reika murmuro en su mente.

Mientras caía al suelo boca arriba, Jack se acercó hacia ella frenéticamente.+

¡¡Madre…!!

Reika puso una mano en la mejilla de Jack—al menos tenía suficiente tiempo y fuerza aun para hacer eso. Ella sonrió—de algún modo logró hacerlo. Decir unas palabras finales—eso no tendría sentido. Había algo más importante que debía decir ahora.

Tenía dos cosas que decir.

“Te ordeno con dos Hechizos de Comando. [Aun si ya no estoy aquí], [estarás bien]… Jack.”

Era inútil conservar estos Hechizos de Comando en este punto.

Utilizaría los dos restantes para tratar de mejorar las posibilidades de supervivencia de Jack aunque fuese solo un poco. Como siempre, no comprendía la hechicería muy bien.

No la comprendía, así que los utilizo como el sustituto de un amuleto de buena suerte. Como una madre tratando de tranquilizar a su atemorizada hija, Reika utilizo los dos Hechizos de Comando restantes.

“No, no te vayas, no te vayas, ¡Madre! ¡No, no, no…!”

Eres una hija muy lista, pensó Reika.

Estaba perdiendo la conciencia y alejándose de este mundo—había cerrado sus ojos. Su sentido del oído se desvanecía y ni siquiera podía sujetar la mano que sujetaba la suya.

Ya no podía sentir nada o pensar algo.

En ese momento, Rikudou Reika meramente llevaba una expresión que de algún modo parecía acorde a la situación… una sonrisa.



La Archer Roja había derribado al Master del Assassin Negro. Aun si los hubiera dejado solos no habría sido un problema. Sin embargo, habría sido mejor para el bando de Archer si Assassin y su Master siguieran creando caos de ese modo. Los únicos preocupados por el hecho de que eran asesinos y se desviaban de las reglas de la Gran Guerra del Santo Grial eran los magos. No tenía nada que ver con la Archer Roja.

Pero—el Assassin Negro había involucrado a los niños.

En ese instante, Assassin y su Master se volvieron enemigos de la Archer Roja. El Master era especialmente imperdonable. Assassin era una niña pero su Master era una adulta—y había permitido que su Servant involucrara niños.

Archer había preparado una flecha y tenía la intención de terminar tanto con Assassin como con su Master. Pero sorprendentemente el Master de Assassin, tal vez porque estaba tratando de proteger al Servant en sus brazos, se había dado la vuelta en la dirección de Archer.

Coincidentemente sus miradas se encontraron.

No tenía la apariencia de un mago hábil, sino que llevaba ropa moderna—claramente era una mujer ordinaria.

La mujer llevaba un semblante pasajero de tristeza, y entonces, sin resistirse en lo absoluto, simplemente esperó a que fuese disparada la flecha. No, eso no era correcto. Parecía que la mujer trataba de proteger a Assassin.

—Aun cuando era un acto inútil.

La Archer Roja no dudó. Si su blanco iba a permitir que le disparasen, Archer no dejaría pasar la oportunidad. Neutral, vaciando todos sus sentimientos, disparó esa flecha.

El disparo era más que suficiente para matar a una persona. La flecha atravesó el pecho del Master, y la Archer Roja pudo sentir que había asesinado al Master de Assassin.

¡Madre…! ¡Madre, Madre, Madre…!

La Master de Assassin había puesto una mano en la mejilla de la niña que la llamaba desesperadamente, y murmuro algo hacia ella antes de morir finalmente.

Un sentimiento similar a la culpa se alojó en el pecho de Archer, pero no conmovió su corazón. Aun si ella era una niña, Assassin era un Servant. Los Servants eran seres invocados para ganar la Guerra del Santo Grial.

Aun si tomaba la forma de una niña, esa simplemente era la forma de la cúspide de su vida.

…Aunque era irregular, había casos así dentro de los Espíritus Heroicos.

La Assassin Negra simplemente observaba el cadáver de su Master, confundida. Ella desaparecería eventualmente a este paso, aun si Archer la dejaba ir, pero aun si hubiese una oportunidad de una en un millón, otro Master podría aparecer para hacer un contrato con ella.

Me desharé de ella aquí y ahora, decidió Archer, preparando otra flecha y disparando inmediatamente. Assassin no se movió un centímetro de su posición arrodillada a lado del cadáver. Tal vez ni siquiera comprendía que le habían disparado una flecha.

Es mejor de este modo, pensó Archer. Sería mejor si dejaba que las cosas sucedieran de este modo. Todos los lamentos de Assassin, su esperanza o desesperación serian irrelevantes si desaparecía.

Assassin se convulsiono por unos instantes cuando la flecha atravesó su corazón, ni siquiera dejando salir un grito.

Confundida, la Archer Roja se aproximó a ella. La flecha definitivamente debería haber destruido el núcleo espiritual de Assassin. Pero ella no mostraba signos de esto.

No había muestras de dolor o de que su cuerpo se desvaneciera. Era algo anormal. Assassin solo miraba hacia el cielo. Su rostro inexpresivo hacia claro que era incapaz de seguir peleando.

Y aun así, la Archer Roja sintió un escalofrió y comenzó a sentir miedo sobre algo que no podía identificar.

Los Espíritus Heroicos eran aquellos que se habían convertido en figuras valientes al conquistar el miedo en todas sus formas. Naturalmente, como parte de esos Espíritus Heroicos, Atalanta lo comprendía bastante bien.

Ella no sentía miedo por la oscuridad del bosque en medio de la noche. No había temido al jabalí gigante que un dios había liberado en la tierra.

Incluso se podía reír y superar campos de batalla donde un instante de indecisión podía llevarte a la muerte. Eso no debería de haber cambiado en la Gran Guerra del Santo Grial.

No había espacio para que sintiera miedo en esta situación. Había derribado a un enemigo, aun si no lo hubiese hecho, Assassin estaba al borde de la muerte. Este era territorio enemigo, pero estaba confiada en que podría escapar con su velocidad. Aun si todo procedía del peor modo posible y perecía en el campo de batalla, tendría algunos lamentos, pero podría aceptarlo.

Ese era el karma de la batalla. Cualquier Espíritu Heroico tenía al menos esa resolución.

Pero…

La Archer Roja dio un paso atrás- No, la cosa que le preocupada en este momento era algo definitivamente diferente a ese tipo de miedo.

Era un sentimiento que, con solo permanecer aquí, algo se terminaría.

¿Qué era lo que tenía que temer? La Assassin Negra ya no tenía forma de contraatacar.

¿Qué tipo de amenaza podría este Servant, cuyo Master estaba muerto y no podía utilizar su Noble Phantasm, representar?

No había una amenaza. No debería haberla, y aun así—

La cabeza de la Assassin Negra giró por completo como si fuese una muñeca y se detuvo a mirar a la Archer Roja. Archer no pudo evitar pensar que sus ojos en blanco eran tan bellos como unos cristales azules.

La Assassin Negra abrió la boca.

“¿Por qué?”

Después de que Assassin hiciera esa pregunta, un torrente de un fango negro broto de su boca.

La Archer Roja saltó hacia atrás frenéticamente, pero su reacción fue fatalmente demasiado lenta.

“¿¡Esto es…!?”

Invocada como un Assassin, Jack el Destripador era una amalgama de espíritus vengativos. Los niños no natos que habían sido abandonados en el distrito Whitechapel se habían materializado temporalmente al tomar la forma de una joven chica.

La flecha de la Archer Roja los había liberado del punto focal conocido como [Jack el Destripador].

Asemejando una densa niebla, los espíritus vengativos atacaron al ser vivo más cercano, Archer—y la cubrieron por completo.

—En ese instante la Archer Roja vio el infierno.

Pregunta: ¿Qué es el infierno?

Respuesta: Tortura Eterna.

Respuesta: Masacre Perpetua.

Respuesta: Desesperación Sin Fin.

Es verdad, cada una de esas respuestas podía ser el infierno.

Sin embargo, en realidad había una gran variedad de infiernos en este mundo.

La ciudad de la niebla, Londres, el distrito Whitechapel—para cierta gente, ese lugar definitivamente era el infierno. El solo sobrevivir era difícil, y era imposible llevar una vida de la cual estar orgulloso.

¿Cómo podría haber orgullo en un mundo donde chicas de nueve años vendían sus cuerpos en las calles? La peste de las fábricas de curtidos y las plantas de procesamiento de carne llenaban siempre el aire y las ratas y las cucarachas se regocijaban en esta sociedad. No había tal cosa como ser ‘fuerte’ ahí; todos los que vivían en ese lugar eran debiluchos miserables, victimas lamentables y asaltantes crueles.

Si, era el infierno.

Infierno, esto en verdad es el infierno. Niños, hay niños, tantos niños.

Sus miradas están muertas. Entienden que no hay amor en este mundo. No, se equivocan, existe amor. Definitivamente lo hay. Y aun así no puedo decírselos. Deseo ayudar, deseo salvarlos a todos y aun así mi cuerpo no se mueve.

Todos los niños llevaron sus miradas hacia ella.

¡Los salvare! ¡Los salvare! En el pasado fui abandonada como todos ustedes. ¡Fui salvada de ese destino! La alegría de ello, la felicidad de ello, se las otorgare a todos ustedes—

Había perdido la habilidad de hablar, pero aun así, la Archer Roja trataba de razonar con ellos desde su corazón. Los niños simplemente se acercaban en silencio.

No había alegría, tristeza u odio en ellos. Sus fríos e inhumanos ojos eran demasiado similares a los de un tiburón.

La Archer Roja trató de dar un paso atrás de manera inconsciente a causa de una repugnancia escalofriante, pero uno de los niños sujetó su brazo.

Todos los niños abrieron sus bocas al mismo tiempo.

“Únetenos.”

Suavemente, los niños entraron en su piel. Otro sujetó sus piernas—y penetró sus venas. Otros penetraron sus nervios, huesos, órganos, músculos, cerebro…

La Archer Roja gritó.

Su corazón estaba atormentado no por el miedo, sino por la desesperación de los niños y la suya—




Sieg y Ruler, quienes habían estado siguiendo al Archer Negro también fueron envueltos en ello.

Algo similar a una niebla negra había surgido moviéndose hacia ellos mientras corrían por las calles y los envolvió sin darles tiempo de huir. Una sustancia similar al fango se arrastraba por sus cuerpos y todos sus sentidos fueron desaparecieron como cuando estas a punto de dormir.

Cuando recuperó sus sentidos Sieg se encontraba de pie en un extraño lugar.

“Esto es…”

Se encontraba en una ciudad extremadamente fría cubierta de niebla. Una peste fuerte y horrible permeaba el área. La peste de la carne, de las entrañas, del vómito y del excremento humano…

Esto no es Trifas, juzgó Sieg basándose en sus alrededores. La arquitectura de los edificios era completamente diferente y había gente en las calles. Aunque la niebla olía ligeramente mal no era doloroso respirarla.

Pudo notar que sus sentidos se sentían apagados por alguna razón y que todos los que pasaban a su lado en la calle lo estaban ignorando.

Comenzó a caminar. Cojeaba, incapaz de sentir sus pies sobre el piso, como si estuviera pisando sobre una bolsa de plástico.

Esto es una ilusión o una pesadilla—concluyó Sieg.

El problema era, ¿de quién era el sueño? No era el de Sieg; este escenario le era completamente desconocido. Tampoco era el de Ruler. Él ya conocía su verdadero nombre. Sin importar como pensara en ello, este lugar no concordaba con la época de la que ella provenía.

Un viento frio sopló, pareciendo permear sus mismos huesos y carne, y un periódico arrugado flotó en frente de los pies de Sieg.

Leyó el texto en este—y lo comprendió todo.

Desde el Infierno—Jack el Destripador.

Este parece ser el sueño de Jack el Destripador… es decir de la Assassin Negra. ¿Pero dónde está ella? Ella… no, ¿él? ¿Cómo era? Extraño, no debería haber forma de que hubiese olvidado algo como eso…

“Maldición. Toda la información acerca de Assassin había desaparecido de nuevo.”

La forma en que Assassin era capaz de escapar sin importar que tanto le persiguieran era en verdad impresionante. Pero esta vez, esta vez Sieg no le dejaría escapar.

Sieg comenzó a caminar en busca de Jack el Destripador—pero entonces su visión se distorsiono repentinamente, y un instante después, se encontró en un lugar diferente de nueva cuenta.

—Sieg no podía negar que, hasta ese momento, había sostenido ciertas ilusiones sobre los humanos.

—Había ganado conciencia solo unos días atrás e, incluso si tenía el conocimiento, no tenía experiencia, así que era difícil que pudiera entender que tan profundo llegaban las acciones malignas del ser humano.

—Sobre todo, el hecho de que fuese bendecido con que la gente a su alrededor fuesen Espíritus Heroicos, aquellos que fueron héroes en el pasado, habían tenido el mayor impacto sobre cómo veía y comprendía las cosas.

—El mundo era bello. ¿Cuántos sacrificios había tenido que hacer la gente para poder decir esas palabras? Sieg aún no lo comprendía.

Ríe, ríe, ríe.

Este lugar era el plano más bajo del mundo. Este lugar no era otro que el mismo Cocito. El mismo fondo del infierno. Por supuesto, no sé si existe un verdadero infierno. No sé nada de ese tipo de cosas.

Aquellos que visitaban este lugar llegaban a comprender una cosa. ‘Este lugar definitivamente es el infierno.’ Londres, Whitechapel, una gran planta de procesamiento de carne humana. Es el nido de Jorogumo donde el escape es imposible si se cae en él.

Este lugar está lleno con todos los contenidos de la Caja de Pandora, excepto la esperanza. Todo tipo de desastres, todo tipo de desesperación, en flujo continuo, convergiendo y lloviendo como fango.

Prostitutas que eran como creaturas monstruosas, tanto por dentro como por fuera, vendían sus cuerpos y acumulaban el dinero que ganaban vendiendo la vida con la que habían nacido.

Aplastar, aplastar.

Repetir, repetir.

Aplastar, aplastar.

Curar, curar, curar, curar.

Sangre fluía como un río. Las fábricas descargaban sus desechos en cualquier lugar, así que no es un problema si incrementamos las proteínas.

En verdad no es un problema. No hay problema. Si consideras el tamaño del gran flujo del mundo, esta es solo una pequeña mancha de fango.

Salían manos de ese fango sucio y nacían monstruos.

Es por esto que este lugar es el infierno, el purgatorio, la corrupta ciudad de Babilonia donde viven monstruos inhumanos.

Sieg observaba.

Observaba como una jovencita era violada por un hombre de cabello largo para obtener la comida del día. Observaba como un joven golpeaba a la chica con un palo para robarle su comida. Observaba como el pan por el que el chico había arriesgado su vida era robado por un astuto adulto, y observaba como ese pan llegaba a las manos de alguien más.

Vio un feto no nato. Vio a la gente que lo trajo al mundo en un acto sexual imprudente y desechándolo posteriormente. En este infierno los niños no eran asesinados. Los niños eran moneda de cambio.

Por ello, la luz desaparecía gradualmente de los ojos de los niños. El mundo, como una tela de seda, se enroscaba en sus cuerpos y eran devorados por serpientes sin siquiera moverse un centímetro.

Era horrible.

Era demasiado horrible.

Si hubiese un mal físico podría comprenderlo. Si hubiese un villano enorme y malvado—alguien que los gobernara, Sieg aún podría haber sido capaz de sostener sus ilusiones sobre los humanos. Pero, este era un sistema. Una deuda maligna que fue creada cuando los humanos construyeron y desarrollaron esta ciudad. O tal vez solo era pus.

Nadie era culpado o denunciado. Nadie fue salvado. No, salvar a alguien aquí era imposible. El acto de salvación en sí mismo ni siquiera era considerado por este sistema.

“Detente.”

Sieg tembló y se arrodillo en el piso. Había estado al borde de la muerte en varias ocasiones hasta ahora, pero todas esas ocasiones eran casos donde la muerte llegaría a su cuerpo. Pero el ver esto seguía asesinando el corazón de Sieg.

“Deténganse… por favor, ¡les ruego que se detengan!”

Sus ilusiones habían sido contaminadas y una escena que debería haber sido hermosa se volvió descolorida y apagada.

“—Sí. Es cierto”

Cuando recuperó sus sentidos sus alrededores habían cambiado una vez más. Había una densa niebla en el aire bloqueando la luz de la luna… En verdad era una noche fría. ¿De quién habría sido la voz de hace un momento?—Se preguntó Sieg mientras miraba alrededor, y finalmente lo noto.

Sieg estaba de pie a solas en una calle desierta de algún lugar.

“… ¿Qué es cierto?”

Pregunto con resolución a la voz. Pudo ver una sombra moverse en un callejón. La persiguió sin dudarlo.

En un callejo sin salida de una callejuela, ahí se encontraba de pie una chica con ropajes rasgados.

Por alguna razón él supo quién era—ella era Jack el Destripador.

“Te lo preguntare de nuevo. ¿Qué es cierto?”

La chica respondió con una extraña voz distorsionada.

“El mundo es horrible.”

Escuchando un ruido detrás, Sieg se dio la vuelta—y ahí también estaba de pie una chica con ropas rasgadas. Esa chica abrió la boca.

“Es por eso que deseábamos regresar.”

“… ¿Regresar a dónde?”

Otro ruido. Esta vez venia de arriba—y caminando casualmente en el muro de un edificio se encontraba otra chica de ropas rasgadas.

“De regreso al vientre de mamá”

Apareció otra. Cada una de ellas miraba a Sieg con miradas vacías.

“Deseábamos regresar.”

“Deseábamos regresar.”

“Solo deseábamos regresar al vientre de mama.”

“¿Así que por qué? ¿Por qué todos son tan malos con nosotras?”

“Deseábamos ser salvadas. ¿Por qué nadie nos salvó?”

“¿Fuimos malas?”

“¿Fuimos odiadas?”

Sieg no pudo dar una respuesta adecuada a estas preguntas. La premisa de ‘desear vivir’ no existía en estas chicas.

Las chicas sujetaron los brazos de Sieg. Las chicas se derritieron mientras sonreían con lágrimas cayendo de sus ojos y permearon el interior de Sieg.

“El mundo—es tan horrible. Nosotras lo sabemos. A pesar de eso ¿aún deseas vivir?”

Esas palabras… propinaron una herida fatal al corazón del chico que aún no conocía el mundo.



Ruler también había sido llevada dentro de la pesadilla de la chica—de la pesadilla de Jack. Ruler avanzó por el camino lleno de cadáveres pudriéndose.

“Este lugar es… ¿Inglaterra?”

En Trifas, aunque el estilo arquitectónico había sido el de la Edad Media, la ciudad mantenía un sistema adecuado de limpieza. Pero este lugar era lo opuesto. Los edificios aquí tenían estilos modernos, del tipo al que Laeticia estaba acostumbrada en sus recuerdos. Pero las calles estaban llenas de conflicto y condiciones poco sanitarias.

Esta era la ciudad donde Jack el Destripador nació. Una gélida niebla y una noche totalmente oscura. En medio de todo eso, Ruler caminaba por estas calles.

Antes de darse cuenta, su armadura había desaparecido y su estandarte sagrado también había abandonado su mano. Sin embargo, no se sentía desamparada en lo más mínimo. Continuaba caminando de frente con dignidad.

Tenía una idea aproximada de la naturaleza de esta ilusión. También comprendía como escapar de ella—no, como concluirla.

…Significaba hacer algo muy triste. Aun si el resultado final fuese una bendición, alguien tendría que llevar este dolor para lograrlo.

Una persona, no, un niño, que era la manifestación pura de la inocencia.

“—Aun así. Nada comenzara a menos que la asesinemos.”

Después de respirar profundamente, los ojos de Ruler estaban llenos de una fuerte determinación. Su resolución estaba tan afilada como una espada y era tan fuerte como el acero.

Había una niña en uno de los callejones. Ella miró amenazadoramente a la doncella sagrada Jeanne d’Arc, con unos ojos llenos de desesperanza. El ansia asesina de la chica era la de alguien débil—pero Ruler la miró de manera amenazante sin siquiera sorprenderse. Ella dejó salir un ansia asesina, la cual un héroe normalmente jamás dirigiría a un niño victimizado y lleno de desesperanza.

La niña quedo tan impresionada que dio un paso atrás. Ruler la cuestiono con una voz fría.

“¿Qué sucede Assassin Negra…? No, la chica que solía ser la Assassin Negra. La chica que llevaba el nombre de Jack el Destripador, quien en realidad nunca fue alguien. ¿Acaso piensas huir? ”

“… ¿Por qué no estas asustada?”

“¿Asustada? ¿Por qué debería de pensar en ti como algo atemorizante? Todos ustedes son simplemente tristes victimas”

Ante esas palabras, incontables niños aparecieron alrededor de Ruler, uno tras otro. Sus rostros era únicos y aun así cada uno de ellos retenían un sentimiento de homogeneidad. Cada uno de ellos estaba sucio y sus ojos estaban llenos de una luz oscura.

Este lugar sin duda era el infierno de esta era. Estos niños eran la encarnación humana de ello.

Sin importar que tan desalmado fuese alguien, desfallecerían, sentirían miedo y temblarían si fuesen enviados aquí. Este lugar era el mundo interno que representaba el origen de Jack el Destripador. Un jardín de oscuridad en miniatura que tomó forma mientras Assassin moría, llena con lo más horrible de la humanidad.

“Gran Doncella Santa”

“Dama Ángel”

“Sálvanos, salva al lamentable, tan lamentable Jack. Sálvanos. Sálvanos, ayúdanos, danos tu mano. Por favor, por favor, por favor—” Los niños se reunieron alrededor de Ruler y se sujetaron de ella con expresiones desesperadas en sus rostros.

Si ella era una santa entonces podría salvarlos. Si ella era una santa entonces podría concederles la salvación. No, aun si no fuese una santa, con solo ser un ser humano decente, esta era una situación donde debería sentir algo por ellos.

Y aun así, Ruler no vaciló mientras se encontraba en el centro de ellos—de hecho, no hubo la más mínima perturbación, simpatía o piedad en su rostro.

La doncella santa hablo de manera cruel con ellos.

“—No puedo hacerlo. Puedo salvar niños que han perdido el rumbo y puedo purificar almas que conservan lamentaciones por medio de mis plegarias. Sin embargo, Jack el Destripador no puede ser salvada por mí.

Los niños se paralizaron.

“Todos ustedes ya han sido incluidos como parte de ‘su’ leyenda. El asesino conocido como Jack el Destripador ya es tanto alguien como nadie. ¿Acaso ustedes entienden en verdad que la gente que asesinaron fueron víctimas de Jack el Destripador? No conocen ni sus nombres ni sus rostros. Ustedes solo buscaban el rostro de su madre y los asesinaron en el proceso, ¿correcto?”

Jack el Destripador mató al menos cinco prostitutas—

Jack el Destripador retiró sus órganos—

Jack el Destripador envió una carta a un periódico—

Jack el Destripador es un doctor.

Jack el Destripador es un miembro de la Familia Real.

Jack el Destripador es un pintor.

Jack el Destripador es una persona ordinaria que podrías encontrar en cualquier lugar.

Todas estas eran mentiras, y todas estas eran verdad. Ahora todo tipo de rumores, chismes y especulaciones se habían unido, tratando de deducir su identidad, más allá de que se trataba de Jack el Destripador, era un acto inimaginablemente difícil.

Ella era cualquier persona y nadie en particular. Ella no era alguien en particular y era cualquier persona.

El problema era que—el número de posibilidades era casi infinito. A causa de ello, el Espíritu Anti Heroico Jack el Destripador incluía todas las posibilidades de este mundo.

Lo más probable es que el Santo Grial trató de traer a un ‘Jack el Destripador’ que encarnara todas estas posibilidades.

“Así es. Ustedes se han vuelto parte de Jack el Destripador. Puede que hayan sido forzados a volverse parte de él… pero es por eso que, aun si puedo matarlos, no puedo salvarlos.”

“—No puede ser…”

“No—”

“Nosotros, nosotros—”

Los niños comenzaron a agitarse. Aunque buscaban salvación, contaminaban todo lo que se cruzaba en su camino. En verdad eran espíritus malignos. Aunque vagamente, comprendían su propio fin.

Las plegarias de la doncella santa no eran su salvación—

“…Parece que finalmente lo comprenden. Comenzare a destruirlos en este instante.”

Sus plegarias fueron un Rito de Bautismo para aniquilar por completo su existencia.

“Las bendiciones del Señor son profundas. Su amor es eterno y constante.”

“¿Por qué…? ¿¡Porque estas…!?”

“Esto es la voluntad de la naturaleza… Ya deberían comprenderlo. Todos ustedes fueron transformados por el odio extendido y la desesperación de la gente que asesinaron. Ninguno de ustedes puede ser separado ya del concepto de ‘Jack el Destripador’.”

“Ustedes yacen en un páramo desierto, sin saber el camino a su lugar adecuado.”

Ellos estaban unidos formando a ‘Jack el Destripador’.

Ni siquiera uno solo de ellos tuvo un nombre propio. No fueron reconocidos como individuos por este mundo.

“Hambre, sed, el alma se marchita.”

“¡No! No, nosotros, ¡Nosotros somos—!”

“¿Entonces cada uno de ustedes tienen nombres individuales?”

La respiración de los niños se detuvo. Esa era una pregunta prohibida. Estos niños, que habían sido desechados cuando eran aun fetos, no tenían nombres. Aun si un humano tenía un nombre, las células no lo poseían.

“Digan Su nombre y encuentren salvación. Mencionen el nombre de Aquel que los guiara a su verdadero lugar.”

“En ese caso—”

Ruler extendió lentamente su mano derecha. En ese momento, un grito emergió de algún lugar.

“Detente… detente, ¡¡Ruler…!!”

“¿¡Archer Roja…!?”

Ruler quedó sorprendida cuando vio a la Archer Roja mirándola amenazadoramente con una flecha preparada en su arco. Su brazo derecho estaba teñido de negro y estaba claro que estaba siendo poseída por un espíritu maligno.

“¿¡Qué estás haciendo, Archer!? Tu brazo derecho—”

Archer interrumpió las palabras de Ruler disparando una flecha.

“¡Cállate! Eso debería decir yo, ¿¡qué estas tratando de hacer!? ¡Solo son niños! Solo son unos pobres niños, almas inocentes. ¡No son malignos! ¡Son víctimas, almas lastimosas que fueron aplastadas por el sistema del mundo! ¿¡Por qué los estas asesinando!?”

Los espíritus malignos reaccionaron ante las palabras de la Archer Roja y se reunieron detrás de ella inmediatamente. Probablemente sentían una fuerte voluntad tratando de protegerlos proviniendo de ella.

Ruler no tenía armas. En primer lugar este era un mundo ilusorio. No lograrían nada sin importar cuanto trataran de matarse la una a la otra en este lugar, y la flecha que Archer había disparado no tuvo ningún efecto tampoco.

…Ese arco y flecha representaban la voluntad de Archer. Una pura y simple voluntad que declaraba que mataría a Ruler si ella asesinaba a estos niños.

¿Acaso siente compasión por ellos? Pensó Ruler mientras miraba amenazadoramente a Archer—y la miraban de la misma manera como respuesta.

“Archer, deberías comprenderlo ya que eres un Espíritu Heroico. Esos niños no pueden ser salvados. El que ellos sigan con vida solo tendrá como resultado el que se incremente su número. En primer lugar—regresar sus almas a un lugar pacifico es un acto de amabilidad.”

Sin dudarlo, la Archer Roja disparo otra flecha. La punta de acero de la flecha atravesó el suelo de piedra. Archer estaba tristemente seria y aun así se equivocaba fatalmente.

“¿¡Qué amabilidad!? ¡El salvar a otros es el deber de un santo! Doncella de Orleans, ¿¡Con que propósito blandiste tu estandarte en vez de una espada en el campo de batalla!? Fue para no matar, ¿¡no es así!? Para no manchar de sangre tus manos—”

“— ¿Es eso lo que piensas Archer Roja?”

Dijo Ruler fríamente. Era una voz tan afilada como una espada que incluso sobrecogió, por un instante, a la cazadora que había recorrido múltiples campos de batalla.

“¿Ya que no utilizo una espada, mis manos no están manchadas con sangre? Ridículo. —Yo participe en esas batallas. Yo decidí pelear. Desde ese instante, fue como si mis propias manos estuvieran manchadas de sangre. No me tomes a la ligera. ¡No dudare en destruir a esos niños!”

Esas palabras enojaron a la Archer Roja desde lo más profundo de su corazón y gritó como si le gruñera a Ruler.

“Entonces, entonces ¡no eres una santa…!”

“Eso es cierto, Archer Roja. Todos me llaman una santa, pero yo misma no he pensado de mi de esa manera ni una sola vez.”

La expresión de la Archer Roja se mostró sorprendida. Si ella fuese una santa, sería posible que salvara a estos niños. Archer podría haber pensado de ese modo.

“Este lugar es el mundo de las memorias de estos niños, solo una ilusión creada por sus pensamientos residuales. ¿¡Acaso pretendes dejarles sufrir eternamente en este vago y ambiguo mundo!? Por favor hazte a un lado.”

Aunque con una angustia visible, la Archer Roja permanecía de pie firmemente en su lugar.

“…guh… Yo… ¡me niego! Si yo, si abandono a estos chicos, ¿¡entonces quién habrá de amarlos!? Ruler, dijiste que regresarías sus almas a un lugar lleno de paz. Eso es solo extinguirlas, ¡solo asesinarlas! Yo—”

Tanto las palabras de Archer como de Ruler se detuvieron. Una de las chicas escondiéndose detrás de la espalda de Archer caminó hacia Ruler. Que expresión tan vasta y perdida—como un cachorro abandonado, pensó Ruler.

“Hey.”

En respuesta a esa voz, Ruler se arrodillo y miró a los ojos a la niña. Sin importar la razón, lo que Ruler deseaba hacer era sin duda un ‘pecado’. Al menos no debía apartar la mirada de ello.

“Si, ¿Qué sucede?”

“¿Estas… de acuerdo con matarnos?”

Esas palabras atravesaron el corazón de Ruler como si fuesen una espada. Ella apretó los dientes—y lo soporto.

Si pudiesen ser salvados ella ya lo habría hecho. Si pudiera ayudarlos ya los habría ayudado. Pero no podía. Ruler comprendía que era incapaz de hacerlo.

“Aun así. Aun así, nosotras debemos seguir adelante.”

Ruler mordió su labio fuertemente, logrando que sangrara. En el instante en que vieron eso, la agitación y el miedo de ‘Jack el Destripador’ desapareció.

“No… no, detente… ¡por favor detente…!”

Los niños que se ocultaban detrás de la Archer Roja caminaron hacia Ruler uno a uno. La Archer Roja trato de retenerlos—pero cada niño se deslizo de sus brazos como si la rechazaran.

“—No puede evitarse ¿o sí?”

“Si, no puede evitarse. Espero que todos ustedes encuentren la paz.”

Como gatos que se daban cuenta que había llegado su fin, los niños tomaron la mano de Ruler sin huir. La Archer Roja lo comprendió entonces. No podía evitarse. La muerte de estos niños era inevitable, un hecho que no podía ser cambiado.

Más aun, estos niños la habían rechazado—así que ella no podía moverse. Solo podía observar como espectadora en este mundo de ilusiones.

“Él sacia la sed de las almas y satisface a las almas hambrientas por medio del bien.”

El canto suave y solemne comenzó a extinguir la existencia de los niños. Esto no era la segunda muerte normal de un Servant, si no que eran borrados literalmente. Estaban siendo removidos del eje del ciclo de renacimiento, y ya no podrían ser invocados más como ‘Jack el Destripador’ en ninguna otra Guerra del Santo Grial.

Era tanto una forma de salvación como lo contrario. Convertirse en un Servant significaba ganar una segunda vida, pero para ellos, esta era en verdad su primera vida.

Sosteniéndose de las manos entre ellos, los chicos observaban a Ruler.

“Otorga la salvación a aquellos que sufren y están atados por cadenas dentro de la más profunda oscuridad.”

Estaban desapareciendo. No estaban ascendiendo al cielo o hundiéndose en la oscuridad; simplemente se estaban disolviendo en el mundo, como la niebla.

“Ah—”

Mientras entonaba su plegaria, Ruler no permitió que su semblante serio y solemne se perturbara. Si lloraba, los niños sabrían que tanto le entristecían sus muertes y probablemente dejarían atrás ese lamento. Es por eso que Ruler permaneció de pie firme como el acero.

“Ahora dejen que se rompan sus ataduras y sean libres de la profunda oscuridad.”

“Nosotros no deseamos morir—”

Ella casi se derrumba ante el susurro de los niños—pero no permitió que se perturbara su postura. Continuó ‘deshaciéndose’ de los niños sin mostrar la más mínima emoción.

“Otórgales la salvación a aquellos que han caído enfermos por actos manchados de pecado y que son acosados por la injusticia”

Los niños comenzaron a desaparecer uno tras otro, y al mismo tiempo, el Londres de pesadilla también comenzó a desaparecer. Este lugar fue construido de sus memorias, así que si desaparecían, la existencia de esta ciudad sería rechazada inevitablemente.

Y entonces todo se volvió oscuridad. Solo quedaba una niña. Ella observo a la doncella santa con sus ojos puros.

“¿Acaso vamos a desaparecer?”

“Sí. Ese es el resultado natural.”

“¿Es eso cierto? Si, debe serlo. Nosotros no podemos regresar a algún lugar o estar en algún lugar. Solo íbamos en círculos y no éramos capaces de llegar a algún lugar.”

Después de murmurar eso la chica comenzó a reír y realizo una última pregunta.

“— ¿Estas triste?”

“…No. Todos ustedes solo están regresando a su lugar. No hay nada por lo que estar triste.”

Respondió la doncella santa con una voz dura.

“Así que no llorare.”

La doncella santa no lloro. Ella cubrió su corazón con una dura capa y tranquilamente aplasto bajo su pie a los niños. No tenía derecho a sentirse triste. Como alguien que no estaba juzgando sus pecados sino que simplemente no podía permitir su existencia—ella no tenía derecho a estar de luto.

“Una canción para el justo y silencio para el injusto.”

Recitó las palabras sagradas.

La pequeña niña, sin sonreír o parecer triste, las acepto con sus ojos cerrados.

“—Pax Exeuntibus: Concede paz a estas almas fallecidas.”

“…Que triste.”

Dejando atrás esas palabras que mostraban piedad hacia la doncella santa, la última chica se desvaneció—y la niebla desapareció. Las rodillas de Ruler no cedieron ni colapsaron. Ella no lloro y no dejo salir un solo sollozo. No mostro ninguna piedad o compasión para los niños a los que ni siquiera se les permitió vivir.

La simpatía simplemente hubiera atraído más víctimas. Si se dejara llevar por ello todo habría sido un desperdicio.

Ella había asesinado con sus propias manos a los niños victimizados, que solo sollozaban ‘Solo queremos regresar’. No era culpa de alguien y nadie podía ser culpado; simplemente era un asesinato grabado en un pecado.

Escurría sangre de sus labios que se encontraban fuertemente cerrados.

En ese momento la misma Ruler había probado el pesado karma de los humanos.

Sin embargo.

Sin embargo, ella no dejo que su corazón fuera aplastado. Ruler miraba a la Archer Roja con precaución. Estaba preocupada por Sieg, quien también había sido atrapado en esta ilusión con ella—pero estaba segura de que si apartaba su vista de Archer en lo más mínimo, se encontraría en una situación fatal.

Incluso ahora que habían vuelto a la realidad, Archer estaba arrodillada en el piso, su cuerpo temblaba. Como una bestia herida, pensó Ruler. Sin embargo, era claro que la Archer Roja se había perdido a sí misma.

…Aún no está decidido que fuesen enemigos. Ruler aún no había confirmado que bando habían elegido Archer, Lancer y Rider después de que se habían separado de ellos.

Pero, basándonos en el comportamiento de Archer hasta ahora—

“Ruler… tú los mataste.”

Una voz vacía resonó terriblemente en la oscuridad de la noche. Ruler de inmediato comprendió lo que decía esa voz.

“Sí. Quien los mato fui yo, con seguridad.”

Ella era un enemigo. Nunca podría llevarse bien con Ruler—

Después de tambalearse al ponerse de pie, Archer grito como si su cuerpo entero estuviese temblando lleno de ansia asesina.

“Ya veo. Tú también eres alguien que se deshizo de ellos. Aun cuando lo único que deseaban esos niños era vivir. ¿¡Estas del lado de los que pasan por encima de ellos!?”

Una profunda ansia asesina exudo de sus ojos unida a sus lágrimas. Ella estaba tan enojada que fluía sangre de la comisura de sus labios.

Fue algo breve, pero Ruler había intercambiado algunas palabras con Archer anteriormente en el campo de batalla—pero ya no había ningún rastro de su actitud distante de ese entonces.

No se debía a que fuésemos enemigos o aliados, sino porque Ruler había herido algo equivalente al alma de Archer.

Los Héroes tenían cosas que no debían ser tocadas. Para la Archer Roja, eso eran los niños. Dado que Ruler no salvó a esos niños que existían como Jack el Destripador, ella ahora no era nada más que un enemigo para la Archer Roja.

Aun si esos niños eran seres que era imposible salvar, la Archer Roja aun intentaba salvarlos. Sin importar que tanta angustia o desesperación le trajera, nunca se rindió.

“…Sin importar lo que diga, no lo comprenderás, Archer Roja.”

“—Aquellos niños no podían ser salvados.”

“No, no podían serlo. Esos niños eran, al final, espíritus malignos. El concepto de ‘ser salvado’ no existía para ellos. Es por eso que sin importar que tanto continuaran buscando calidez—ellos destruirían a aquellos que pudieran traerles dicha calidez.”

La Archer Roja golpeó el muro de piedra a su lado. Con un fuerte crujido el muro se derrumbó como si fuera frágil.

“¡Cállate! Podríamos… ¡podríamos haberlos salvado! Aun si era imposible con mi propio poder, ¡ellos podrían haber sido salvados con el poder del Santo Grial!”

Con el poder del Santo Grial, dijo ella. En otras palabras eso significaba que el Santo Grial le cumpliera su deseo.

Pero Shirou Kotomine debía tener en su posesión el Santo Grial.

En el momento en que Ruler estuvo a punto de preguntarle por esta discrepancia, la Archer Roja preparo una flecha en su arco sin esperar que hablase. Pero, para el momento en que lo hizo, el Archer Negro había visualizado a las dos Servants femeninas una vez que la niebla se disipo y ya tenía un tiro preparado hacia la Archer Roja antes de que esta pudiera disparar.

“—αστραπη χειμων: La Ferocidad es el Martillo de los Dioses”

Las tres flechas que disparó estaban llenas de tanto prana como era posible. Aunque podrían no haber funcionado contra Rider o la Saber Roja, las defensas de la Archer Roja no eran lo suficientemente fuertes como para resistir flechas que contuvieran tanto poder destructivo. Si la golpeaban casi definitivamente moriría al instante.

Pero—solo si la golpearan.

El piso del pavimento explotó, formando un cráter enorme. Pero la Archer Roja había evitado las tres flechas con un movimiento aterradoramente ágil mientras esta aullaba como una bestia. Esos movimientos eran como las de una bestia que se movía a cuatro patas… como era de esperarse de una cazadora que vivía en la naturaleza, pensó el Archer Negro con una expresión amarga.

Pero la Archer Roja no tenía interés en los disparos que habían sido dirigidos hacia ella. Sin siquiera mirar en la dirección del Archer Negro ella gruño agudamente como si fuese una bestia—y gritó hacia Ruler con un profundo odio, como si vomitara sangre.

“—¡¡No te perdonare!! ¡Ruler, no perdonare tu vida llena de mentiras! Falsa doncella santa— ¡nunca te perdonare por haber asesinado a esos niños en vez de salvarlos! Si vas a tratar de robar el Santo Grial ven y obtenlo. Yo, Atalanta, ¡los derribare a todos sin dejar un solo superviviente!”

Con una mirada amenazadora a su enemigo, Ruler, mientras respiraba llena de angustia, la Archer Roja se retiró rápidamente.

Cuando ella estaba con vida, a los hombres que habían sido encantados por la belleza de Atalanta se les entrego una prueba. Derrotarla en una carrera. Perder significaba la muerte. Aun así, los hombres que no se rendían la retaban uno tras otro—y todos ellos perdieron.

El Rider Rojo era una de las pocas personas que poseían una velocidad equiparable a la de ella. Incluso el gran sabio Griego Chiron no podía perseguirla cuando se trataba de velocidad pura.

“— ¿Acaso estas huyendo Archer Roja?”

Dijo el Archer Negro pensando que ella vendría a pelear si la provocaba. Pero la Archer Roja ni siquiera miro una sola vez al Archer Negro y rápidamente salió huyendo en medio de la oscuridad de la noche.

“…No podremos alcanzarla.”

Ruler lo sabía. La Archer Roja se había retirado de la batalla en un mero instante y saldría de la ciudad en menos de un minuto. Lo ms probable es que estuviera aquí como vigía e incluso si hubiese habido una oportunidad, era extraño que hubiese intentado matar a la Assassin Negra.

Lo más probable es que actuó para salvar a los niños que Assassin estaba lastimando. Pero su flecha había liberado algo en la Assassin Negra. Normalmente un Servant vería cortada su conexión a este mundo y se desvanecería si su núcleo espiritual era destruido—o cuando moría su Master.

Pero, en vez de eso, la Assassin Negra había reproducido la escena de ese infierno al final de su vida…

Ruler sacudió su cabeza, dejando de lado por el momento varios asuntos que tenía que considerar más tarde. Se había garantizado la seguridad del área, así que lo siguiente seria encontrar a Sieg—

“¡Sieg-kun!”

Regañando a su corazón incontenible y lleno de preocupación, Ruler comenzó a buscar en sus alrededores. Sieg debió de haber sido arrastrado a esa niebla junto a ella. Ella había tenido que soportarlo, ¿pero podría haber hecho lo mismo ese chico tan puro—?

Ruler encontró rápidamente a Sieg, quien se encontraba inconsciente en el piso en posición fetal. Ella lo levanto con su brazo y comenzó a llamarle.

“Responde… ¡Por favor responde, Sieg-kun!”

Temblando débilmente, Sieg despertó. Y sin siquiera darle tiempo a Ruler para sentir alivio, él sujeto su mano y le pregunto.

“Rule, ¿Qué fue eso?”

“Sieg-kun… por favor tranquilízate.”

Pero Sieg se encontraba tenso y alterado. Prosiguió realizándole preguntas a Ruler con una expresión perdida o confundida.

“¿Esos eran humanos normales? ¿No magos, si no humanos ordinarios, los que crearon un infierno como ese así de fácil?”

El impacto en Sieg fue grande como era de esperarse. Los Servants eran seres de poderes anormales y por lo tanto separados del mundo de los humanos. Los magos eran aquellos que eran humanos y al mismo tiempo estaban separados de estos por alguna razón.

Y, excluyendo a otros homúnculos, el número de humanos ordinarios con los que se había encontrado eran solo unos pocos, consistiendo solo de aquel anciano que encontró al otro lado del bosque cuando huyo y la gente que conocieron en el pueblo el día de hoy.

Por supuesto, no había esperado que lo humanos fueran buenos al grado de la perfección.

Pero—había creído que no eran malos. Nunca habría pensado que podrían crear un infierno como ese por propia voluntad.

¿Qué debería decirle Ruler mientras lo veía sentado ahí al borde de las lágrimas? ¿Qué incluso esa gente no había deseado crear ese infierno? ¿Qué se debía a que el instinto de supervivencia humano permitía el mal? No, el problema es que él deseaba creer que la gente era buena

Pero Ruler sabía que eso era equivocado.

“…Lo más probable es que yo vi lo mismo que tú.”

Sieg miro a Ruler sorprendido.

“Escucha, Sieg-kun. Lo que preguntaste es algo que incluso yo no puedo contestar. Es verdad que una gran y pura crueldad, que permitía todo tipo de actos injustos y terribles, existía en lo seres humanos.”

Jeanne d’Arc lo había experimentado de primera mano. Ella había sido traicionada y su vida y orgullo habían sido pisoteados de varias maneras. Estaría mal no llamar a eso maldad. Y aquellos que la pisotearon no eran personas que hubiesen nacido como villanos o aquellos que habían sido criados para ser malos, sino simples humanos ordinarios que habían juzgado que Jean d’Arc era su enemiga.

Es por eso que comprendía que los humanos cometían actos malignos sin caer en el mismo mal.

Ella sabía que incluso si la gente por si misma era buena, eran malos como grupo.

Aun así—

Ella sujetó fuertemente la mano de Sieg. Sin desear mostrarle su expresión, inclino su cabeza.

“Aun así, por favor no te rindas aún. Por favor, por favor…”

Por favor no te rindas y deseches a la humanidad.

Por favor no te rindas y digas ‘Eso es todo lo que son’. Por qué el desilusionarse de la humanidad es fácil y odiar a los humanos es una más fácil, pero continuar amando a los humanos es duro.

“Tú—”

Sieg habló. Ruler lo escucho sin levantar la cabeza.

“¿Aun no te has rendido?”

Aun cuando ella había dicho que los humanos en sí mismos no eran malos, ¿acaso no había reconocido que los humanos podían ser existencias horribles y malvadas?

Aun cuando ella estaba atrapada en tal desesperación al grado de ser incapaz de agregar algo más después de decir ‘Aun así—’

¿Aun amas a los humanos?

Ruler levantó su cabeza. Su sonrisa era pura y noble.

“Así es. No me he rendido.”

Esas palabras llenas de orgullo apenas lograron detener el caos y disgusto dentro de Sieg. Sieg también sabia del pasado de Jeanne d’Arc.

Aun cuando había experimentado una muerte tan terrible, era capaz de decir que aún no se había rendido. Por ello, alguien tan joven e inexperimentado como él no podía rendirse aún.

Él aún no había visto todo en el mundo. Era demasiado pronto para llegar a una conclusión.

Por supuesto, el solo recordar la escena le traía tal disgusto que le hacía desea vomitar. Ruler dijo que no se había rendido aun, pero… para empezar, para que ella fuese capaz de pensar ‘No me rendiré’—

Significaba que el mundo estaba lleno de mucho más mal sin definición.

Calmando los depresivos sentimientos dentro de él, Sieg de algún modo logro ponerse de pie.

“Parece que se ha terminado.”

Sieg se dio la vuelta y vio al Archer Negro saltar elegantemente desde arriba. Él aterrizó sin generar algún sonido, como si fuese una pluma.

“Sí. ¿Acaso la gente que quedó atrapada en la niebla necesita tratamiento médico? También puedo ayudar un poco con mi hechicería.”

“La gente que se desmayo está seriamente herida, pero no lo suficiente como para morir. Mi Master ya está realizando arreglos para hacerse cargo.”

“Que hay de los niños—”

Pregunto Ruler con un rostro preocupado, pero el Archer Negro sonrió tranquilizándola.

“Parece que los excluyeron intencionalmente de los efectos de la niebla. Solo tienen algunos raspones y cortes del momento en que pelearon contra ustedes.”

“Ya veo. Gracias a Dios…”

Ruler suspiro y puso una mano en su pecho aliviada. Después de finalizar su reporte, el Archer Negro regreso de inmediato a su forma espiritual y procedió a regresar con su Master.

“Con esto se ha terminado.”

“Sí. Por lo menos… todo lo concerniente a la Assassin Negra se terminó.”

Distraído, Sieg comenzó a recordar la escena que presencio en la niebla al final—más específicamente, las voces que escucho en ese momento.

La Archer Roja, quien había lanzado acusaciones llenas de intención asesina, y Ruler, quien respondió con una voz fría.

La Archer Roja le había gritado varias veces, “Tú mataste a esos niños.” Mientras yacía incapacitado en el suelo, Sieg había pensado sorprendido que se refería a los niños que habían protegido de la Assassin Negra, pero parecía que la Archer Roja había estado hablando de los niños que aparecieron en ese mundo ilusorio.

El conocimiento general de Sieg era suficiente para que comprendiera que clase de seres eran esos niños.

Esos niños fueron lo que trajo a la Assassin Negra a la existencia… en otras palabras, ellos eran la base de la existencia conocida como ‘Jack el Destripador’. Naturalmente, ellos ya estaban muertos.

Aun así, si se les hubiera ignorado podrían haber poseído a un humano inocente. En ese caso, era altamente probable que un Jack el Destripador con un cuerpo humano vivo hubiera aparecido.

Por supuesto, ellos eran espíritus malignos menores. Lo más que habrían podido hacer es darle a alguien la necesidad de cometer asesinatos, y habrían carecido de cualquier poder sobrenatural.

Aun así definitivamente habría víctimas. Es por eso que Ruler asesinó a esos niños—al extinguirlos con el rito de Bautismo. Sieg podía comprender que la decisión fue la correcta y en definitiva un acto de justicia.

Sin embargo, ¿Por qué la Archer Roja maldijo a Ruler de esa manera? ¿Y porque Ruler había aceptado sus palabras?

Era irracional. Era demasiado irracional. Aun cuando ella era un héroe que había acumulado varios logros en su vida, ¿acaso Ruler no pensaba que era demasiado irracional?

Cuando Sieg le preguntó a Ruler sobre ello, ella mostró una expresión de tristeza y murmuró.

“—Lo más probable es que la Archer Roja jamás había visto esa clase de [maldad] antes.”

“¿Nunca la había… visto?”

“Existen varios tipos de infierno. Atalanta puede que haya visto villas masacradas por seres malignos. Puede que haya visto el reinado tiránico de un rey horrible.”

Pero este infierno era diferente a aquellos. No había justicia en el distrito Whitechapel. No había algo llamado justicia en ese lugar.

Pero—ellos no eran malos. La reina de esa era, los doctores, los policías, los criminales, las prostitutas, los huérfanos—ninguno de ellos era malo o justo. El cielo de esa ciudad había sido demasiado pesado. Era como si ese cielo gris opresivo los estuviese aplastando.

Es verdad, ‘Jack el Destripador’ era maligno. Pero su origen era simple—el deseo de los abandonados por ‘regresar a un lugar pacifico’.

“… ¿Es por eso que te disculpaste?”

“Así es. Recuerda esto bien Sieg-kun.”

Ruler se dio la vuelta—y mostro una sonrisa transitoria iluminada por las tenues luces de la calle.

“El mal y la justicia pueden intercambiarse infinitamente dependiendo de la postura de uno. Por lo menos, yo definitivamente soy [maligna] para la Archer Roja.”

“¿Tú eres maligna…?”

“Así es. Es justo como lo dijo la Archer Roja. Y concuerdo. Yo—no soy nada similar a una santa.”

Ruler había dicho que no era una santa.

Esa era una negación de sí misma, una mentira hacia la gente que la idolatraba. Sieg quedo sorprendido y la miró detenidamente—pero Ruler apartó la mirada.

“Ahora, regresemos, Sieg-kun. Si nos tardamos demasiado tu Servant se enojara.”

Ella sonrió como si deseara olvidar la discusión y comenzó a caminar. Sieg decidió seguirla obedientemente. Mientras miraba su espalda, Sieg recordó ese infierno maligno que los humanos comunes habían creado.

Estaba seguro que recordaría esa escena incontables veces en el futuro. Cada vez que lo hiciera probablemente dudaría y sería incapaz de creer en la humanidad.

Puede que haya individuos que lleguen a agradarle. Pero puede que eso solo sea un pequeño pedazo de bondad borrada por un mal sobrecogedor—

Sieg seguiría pensando sobre los humanos y el mundo que han creado.

¿Acaso llegaría a una conclusión eventualmente?

Los Humanos son buenos/Los humanos son malos.

¿O tal vez aceptaría que los humanos estaban bajo algún concepto desconocido? No lo sabía. Era demasiada carga para un homúnculo recién nacido.

La confusión nacida de los sentimientos dentro de él, la confusión causada por lo anormal de la situación, su propio destino desconocido.

Su mente era un caos, y lo único en lo que podía creer por ahora era en su propio Servant y en la sonrisa de Ruler—

“No soy parecida a una santa”

Su confesión de hace un momento era increíblemente importante. Era algo que no debía olvidad. Así es como se sentía Sieg. Pero no comprendía el significado tras ello.

No tenía idea de porque la santa, quien debía ser respetada por todos, se menospreciaba a si misma diciendo que era maligna y murmurando que era imposible que fuese una santa.

Si le preguntara, ¿acaso ella le diría la razón?

“…No, eso no está bien.”

Sieg descarto la idea de inmediato. Cuestionar todo y obtener respuestas a todo de los demás probablemente era equivocado. Necesitaba pensar por sí mismo y comprenderlo.

Aun si era una pregunta que jamás tuviese respuesta, aun si la respuesta se perdiese en la oscuridad—no debía de detener el acto mismo de buscar esa respuesta.





Cuando la Archer Roja regreso a Los Jardines Colgantes de Babilonia: Los Jardines Aéreos de la Vanidad, donde era almacenado el Grial Mayor, ella reporto a su Master Shirou que había acabado con el Assassin Negro, sin mostrar alguna emoción.

“Si hubiese sido posible me hubiera gustado que el Assassin Negro hubiese seguido causando disturbios en el campo enemigo un tiempo más…”

La Assassin Roja hablo de manera aburrida desde donde se encontraba sentada tranquilamente en su trono.

“No importa. De cualquier modo definitivamente vendrán a perseguirnos. Dado que estamos en una Guerra total, seria molesto tener basura como esa moviéndose de manera innecesaria.”

“Eso es verdad… Ah, por cierto, Archer. ¿Acaso averiguaste que Espíritu Heroico era el Assassin Negro?”

La Archer Roja respondió de una manera apática y aburrida

“No hay razón para preocuparse de aquellos que ya fueron asesinados.”

“…Hmm. Sí, es justo como mencionas, pero…”

La mirada de Shirou contenía algo de sospecha. La Archer Roja mostro una expresión molesta y no respondió. Había algo más importante que necesitaba pensar en estos momentos—todo su enfoque estaba en su odiada enemiga.

“Estoy cansada… eso es todo lo que tengo que reportar.”

Después de decir eso se marchó del salón del trono. Su Master Shirou inclino su cabeza curioso después de haber observado algo extraño.

“¿Qué sucede Master?”

“…No. Estoy un poco preocupado por el comportamiento de la Archer Roja.”

“A mí me pareció como siempre.”

La Archer Roja era fundamentalmente una persona centrada. No era indiferente, pero si alguien muriese frente a sus ojos ella no se inmutaría.

Tal vez era porque había vivido una vida en medio de la dura ley de la naturaleza. Sus pensamientos eran extremadamente fríos y sobrios cuando se trataba de vida o muerte—incluyendo la suya.

Es por ello que no se preocupaba sobre la gente que asesinaba, sin importar quien fuese, dado que sus muertes no cambiaban nada.

Ciertamente, en ese respecto, su comportamiento no era diferente de su actitud habitual. Pero Shirou no se podía deshacer del sentimiento de que había algo fuera de lugar.

…Entonces se dio cuenta. Ella había dicho que estaba ‘cansada’. Pero no había forma de que alguien como Atalanta se sintiese cansada con una simple misión de vigilancia.

Inmediatamente antes de que ella se diese la vuelta, Shirou había visto el rostro de Archer desde un costado.

Su bello rostro, por el cual incontables hombres habían decidido casarse con ella, había estado exudando un odio e ira incontenibles dirigidos hacia alguien.

La Archer Roja caminó silenciosamente a través de los Jardines Colgantes. Su caminata era rápida, como si estuviera tratando de deshacerse de la escena grabada en su memoria. Pero antes de que pudiese ir a algún lugar, un hombre se interpuso en su camino.

“…Fuera de mi camino, Caster.”

Archer miró disgustada a Caster. Caster le habló mientras llevaba su sonrisa usual, la cual era tan profunda y opaca como el fondo del mar.

“[Las bellezas del día desfallecen, Y de la noche los agentes negros al botín se abalanzan]… ¿Acaso fuiste capturada por la noche, exaltada y ágil cazadora?”

Archer sujetó a Caster del cuello de su camisa como si estuviera harta de él—y lo empujo contra el muro.

“Estoy cansada. Muy cansada. Así que cállate payaso.”

Pero Caster no se calló.

“¡No hay manera de que tú de entre todas las personas, te cansaras con una simple misión de vigilancia! Y no estas cansada sino asustada ¿no es cierto? ¡Justo como un niño que es incapaz de dormir después de haber escuchado una historia de miedo!”

“¡Cállate!”

La mirada de Archer estaba llena de intención asesina. Sus ojos declaraban que lo matarían si seguía bromeando. Sin embargo—Caster la cuestiono sin dejar de sonreír.

“— ¿Qué fue lo que viste? ¿Qué fue lo que percibiste? Que tonta. Sin importar lo que vieras, ya es un mero remanente del pasado. Nosotros somos fantasmas del pasado, y si los fantasmas lamentan el pasado, se convierten en meros espíritus vengativos.”

Las palabras del payaso, que no debería saber nada, hicieron una herida profunda en el corazón de Archer.

“¡¡Bastardo…!!”

Repentinamente, toda vida y energía desapareció del cuerpo de Caster. En un parpadeo, el hombre que sujetaba del cuello de la camisa se redujo a una mera marioneta de madera.

Un hechizo utilizado por el autor Caster… o mejor dicho, un tipo de engaño que combinaba su inmensa fama y su enigmática historia.

“—Debemos vivir en el futuro. Para dedicar nuestros cuerpos a un mundo no visto aun. Archer, tú también deseas verlo ¿no es así? ¡Un mundo donde todos los niños son amados!

En algún momento desconocido, Caster se había posicionado a sus espaldas. Escuchándole mencionar su deseo, Archer se detuvo cuando estuvo a punto de sujetarlo de nuevo. El que se encontraba frente a ella no parecía ser una marioneta esta vez.

El Caster Rojo le mostro una ligera sonrisa y cerró un solo ojo.

“Por el bien de ello debemos activar el Grial Mayor. Por cualquier medio posible.”

“… ¿Realmente crees que concederá ese deseo?”

“¿Escuchaste las palabras de nuestro Master, no es así? El Grial Mayor en verdad puede conceder su deseo y el tuyo.”

Al escuchar esa respuesta, la angustia y el dolor llenaron el rostro de la Archer Roja. Las palabras de Caster en verdad eran como los susurros de un demonio.

“Yo—no lo sé. Ciertamente, si es su deseo, pueda que tenga el poder de cumplir mi deseo también. Pero… pero, ¿en verdad es lo correcto? ¿Acaso ese deseo es en verdad… correcto?”

“¿Quién lo sabe? Yo tampoco lo sé. No, déjame ponerlo de este modo. ¿Acaso eres incapaz de decidirte a menos que haya una garantía? [Ser o no ser]—en ese caso, ¡un payaso no puede hacer nada más que reír!”

Archer miro a Caster amenazadoramente por solo un momento—pero algo de vida había regresado a su semblante. Ella se alejó caminando en silencio.

Caster la llamo desde atrás.

“Por cierto, Archer-dono. A fin de cuentas, ¿Qué clase de infierno vislumbraste?”

Manteniendo su espalda hacia él, Archer susurró.

“…Era una pieza del sistema de este mundo. Dioses, héroes, bestias mágicas, reyes malignos—todo estaba muerto ahí.”

Si algo maligno cometiera un crimen, ella lo eliminaría.

Si un dios se saliera de control, entonces encontraría un método para tranquilizarlo.

Pero eso no era posible ahí. Era una parte del mecanismo de este mundo, trabajando de manera tan perfecta que había creado un sistema perfecto que se alimentaba del débil.

Solo había una manera de destruirlo.

El cumplimiento de su deseo por medio de la activación del Grial Mayor. Esa era la única esperanza restante para Archer.

“No pude salvarlos con mi propio poder… Pero, aun cuando esa mujer pudo haberlos salvado, los abandono y asesino.”

Su puño temblaba lleno de ira—y, aun cuando comprendía que esta pregunta era similar a una mina, el Caster Rojo le pregunto sin reprimir su curiosidad.

“¿Esa mujer?”

Dándose la vuelta ante la pregunta, los ojos de la Archer Roja estaban llenos de un júbilo aterrador.

“Jeanne d’Arc. Asesinare a esa mujer. La derribare con mis flechas, y si eso no funciona, la hare pedazos con mis garras, y si eso no funciona, la destrozare con mis colmillos.”

“Oh cielos, ¿es eso posible con tus hermosas uñas y dientes?”

Con una locura que no se disipaba en sus ojos, la Archer Roja sonrió con una alegría proveniente desde lo más profundo de su corazón.

“Es posible. Si es para matar a esa mujer, Incluso me convertiré en un monstruo.

La Archer Roja se marchó y Caster observo como lo hacía. En algún momento desconocido, el Rider Rojo apareció de pie detrás de Caster.

“Una boca tan floja puede ser una molestia, ¿lo sabias?”

Caster se dio la vuelta ante la filosa voz de Rider—y comenzó a reír.

“Hahaha. ¡Después de todo las únicas armas que poseo son palabras tan afiladas como dagas!”

Rider no creía que este hombre le hubiese dado consejos a la preocupada Archer por amabilidad. Claramente estaba planeando algo. El problema era que sus intenciones no eran claras.

Tal vez simplemente encontraba divertido confundirla con sus palabras… en realidad, eso era ciertamente posible.

“Más importante, ¿Qué te parece si vas a consolar a Archer-dono tú mismo, Rider-dono?”

Las palabras de Caster eran ciertas. Era verdad que era importante que Rider tranquilizara a la Archer Roja que se encontraba en ese estado tan peligroso. Pero había un asunto que tenía prioridad. Era algo que tenía que preguntarle al Caster ante él.

“Hmph. Iré a tranquilizar a nee-san más tarde. De lo que estoy más preocupado es—”

“Te refieres a ¿qué estamos esperando?”

“Así es. Dijiste que estabas realizando preparativos, Caster. ¿Preparativos para qué? … El campamento Negro va a llegar hasta aquí tarde o temprano. No parece que estés preparando alguna contramedida contra ellos.”

“Naturalmente. En primer lugar, los preparativos para eso están a cargo de Assassin—nuestra querida emperatriz.”

“Eso parece.”

Los Jardines Colgantes eran un Noble Phantasm y su propietario era esa insoportablemente desagradable Assassin Roja.

Ella probablemente ya tenía un plan para lidiar con cualquier ataque contra ellos. Entonces, ¿Qué diablos es lo que Caster, quien no debería ser capaz de utilizar hechicería, estaba haciendo?

“Aun si no puedo utilizar hechicería, como Servant de la clase Caster, tengo una técnica para tejer ‘milagros’. Podríamos decir que justo ahora estoy en medio de las preparaciones para ello”

“Milagros— ¿cierto?”

En otras palabras, se refería a su Noble Phantasm. Tal vez, como estos Jardines Colgantes, requería los materiales o condiciones necesarias, o tal vez necesitaba tiempo para activarse.

De cualquier modo, probablemente no era algo para la batalla, si no para romper un punto muerto—concluyo Rider.

“Bueno, seguiré mi camino—ah, espera un minuto. Hablando de ello, Rider-dono. El Archer Negro es tu maestro Chiron, ¿no es así?”

“… ¿Qué con eso?”

“No, solo deseaba preguntarte si ya te habías hecho a la idea del destino de enfrentarte contra tu antiguo maestro, aun si ambos son Servants ahora.”

“¿Acaso deseas saberlo?”

“Bastante” respondió Caster asintiendo. Sin dudarlo el Rider Rojo materializo su amada lanza y la apuntó hacia Caster.

“No lo comprenderías ni en cien años.”

La seria mirada de Rider radiaba intención asesina pura. El Rider Rojo no era una persona paciente en lo absoluto. Sin importar la situación, si hiciese más burlas sobre ello tendría que pagar como precio con la vida de Caster.

Y, sin quedar claro si se daba cuenta o no de ello, Caster se encogió de hombros tranquilamente.

“Así que así son las cosas. El orgullo y el alma de los guerreros nobles no pueden ponerse en palabras. En otras palabras, ¡estas lleno de tanta dicha y tristeza, al enfrentarse el uno al otro como guerreros, que no puedes expresarlo con meras palabras!”

“¿¡En verdad no escuchas en lo absoluto a la gente o si!?”

—Y, más molesto aun, cuando escucho sus complejos e indescriptibles sentimientos puestos en palabras de esa manera, estos se volvieron inesperadamente simples y claros.

“Maldición, esto me está dando dolor de cabeza.”

Rascando su cabeza lleno de frustración, Rider desvaneció su lanza. Iré a hacer que Lancer escuche mis quejas, decidió Rider dándole la espalda a Caster—pero este le habló nuevamente.

“Eventualmente también grabare tu historia en mis escritos. Así que tengo una pregunta. ¿Debería ser una tragedia o una comedia?”

Harto de amenazar a Caster con su lanza, Rider contestó de inmediato

“Es mi vida. Interprétala como desees. Pero, bueno—”

Repentinamente el pasado de Rider pasó por su mente. Había nacido como el hijo de un héroe y una diosa, fue separado de su madre a corta edad, aprendió, luchó, amó, odió y murió en batalla.

Eso probablemente era algo que podía ser expresado en palabras. Con la cantidad infinita de palabras que Shakespeare podía elaborar, probablemente hablaría y expondría el verdadero corazón de Rider.

Sin embargo, a fin de cuentas, solo sería una historia.

Sin importar que tan precisamente sea expresada con palabras, su vida le pertenecía solo a él. Es por eso que le daba lo mismo si era una comedia o una tragedia.

Por lo tanto, todo lo que quedaba por decidir era la propia predilección de Rider.

“Hazla una comedia. Tan ridícula que haga reír a la gente. De hecho, ¡morir solo porque mi talón aún es humano y le dispararon con una flecha, está más allá de la ridiculez!”

Rider dio una carcajada pensando en su propia vida. Al ver esto, la sonrisa de Caster se desvaneció e hizo una profunda reverencia.

“Como desees.”

Aun si había tenido algunos problemas, Rider creía que había sido afortunado.

Por lo menos, su segunda vida no estaba llena solo de cosas malas. Había alguien a quien había deseado superar en el pasado. El gran sabio que entrenó a varios héroes y conocía todo tipo de artes marciales y sabiduría.

Había un héroe al que alguna vez se había preguntado si algún día sería capaz de luchar contra él y sobrepasarlo.

Era un deseo que Rider había dejado atrás en algún punto durante sus días en el campo de batalla. Pero—su deseo se había concedido. Dado que había sido concedido, pensaba que era algo afortunado.

Sin embargo—el Rider Rojo aún tenía dudas sobre si el deseo de Shirou Kotomine—no, de Amakusa Shirou Tokisada, era suficiente para salvar el mundo.

Comprendía el razonamiento. Era lógico sin duda. Rider, quien comprendía bastante bien el karma humano, aun consideraba que el plan de Shirou era algo digno para dedicar su lanza a este.

Pero… aun así, tenía dudas. Literalmente era una revolución en contra la especie humana. No había forma de predecir que sería del mundo después de ello.

Pero, por lo menos su Master creía en ello. Era la conclusión a la que había llegado después de muchas décadas. Lo más probable es que ya hubiese experimentado las dudas que Rider estaba sintiendo.

¿Acaso era demasiado pronto o demasiado tarde? Era un problema en el que incluso los Espíritus Heroicos no podían llegar a una respuesta.

…Amakusa Shirou Tokisada debió de haber visto el infierno previamente. Ciertamente había visto una escena en la que todo humano a la vista estaba siendo masacrado. Y, aun así, deseaba salvar a la humanidad.

Es por ello que el Rider Rojo había decidido que estaba bien aceptarlo como su Master.

No pensaba que estuviese equivocado. No lo hacía, pero—

Aun tenia algunas dudas de las que no podía deshacerse. Rider estaba seguro que estos sentimientos no desaparecerían hasta que llegase la correcta salvación de toda la humanidad.



Cada uno de los Servants Rojos habían obtenido sus propios cuartos dentro de los Jardines Colgantes. Naturalmente, podían descansar con solo pasar a su forma espiritual, pero había muchos Servants que preferían permanecer materializados. Especialmente cuando no había preocupaciones con respecto a su fuente de prana.

Sin embargo, el diseño interior de los cuartos era bastante frio y seco. Para los Servants, que no requerían dormir o comer, los cuartos individuales eran simplemente una manera de proteger su privacidad. E incluso esa privacidad era completamente inútil considerando el rol por el cual habían sido invocados al mundo.

Sin embargo, justo ahora, la Archer Roja necesitaba estar sola.

Ella se sentó en la cama y lanzó sus guantes de cuero—y después miró su brazo derecho descolorido. Había un moretón negro como una serpiente enroscada alrededor de su brazo.

No le dolía o interrumpía sus movimientos. Pero Archer lo sabía. Esta era una ‘maldición’ de una pureza muy alta. Lo más seguro es que proviniese de esa oscuridad la cual le había tragado cuando mató al Master del Assassin Negro.

El repulsivo pasado del Assassin Negro. Los montones de niños, el rencor de los fetos no natos. Probablemente la maldición se había grabado en Archer justo antes de que el Assassin Negro muriera y se dispersara.

Por supuesto, sería fácil cortarlo. Aunque Archer no tenía medios para levantar maldiciones, la Assassin de su grupo tenía las habilidades de un Caster. Además podía contar con el Servant-Master Shirou Kotomine.

Si pidiese su ayuda probablemente no sería muy difícil restaurar su brazo derecho.

Pero—Archer no podía elegir esa opción sin importar nada. Naturalmente, ella no quería depender de la ayuda de Assassin. La idea de mostrar cualquier debilidad ante esa mujer no era ni siquiera lo suficientemente graciosa para ser una broma.

Y Shirou Kotomine era técnicamente el Master de Assassin. Así que naturalmente se encontraba reacia a pedir su ayuda.

…No, todas esas eran excusas. Archer lo comprendía. Tenía que aceptar esta maldición. Esta maldición era el resentimiento de los niños que ella amaba más que a nada.

Afortunadamente, había poco dolor ya que era el trabajo de un espíritu de clase baja.

Y no le molestaba que esta maldición trajese su propia destrucción. Este era un castigo. Un castigo que tenía que aceptar. Puso vendajes alrededor de su brazo derecho mal oliente y decidió dejarlo de ese modo.

Solo había una cosa que Archer no había notado. Era verdad que lo que había poseído su brazo derecho eran espíritus de clase baja, demasiado débiles para tener un efecto en la misma Archer. Después de todo, los Servants eran los espíritus de héroes que estaban en el pináculo de todos los espíritus.

En primer lugar, había sido posible que Archer rechazara la posesión. En el momento en que el espíritu vengativo entró en su brazo, ella pudo haberlo devorado como sustento sin ningún peligro a sí misma.

Pero se había negado a hacerlo. En otras palabras, ella deseaba que ‘esos niños’ mantuvieran sus conciencias. Por supuesto, estos espíritus vengativos no tenían un intelecto de alto nivel. Ellos simplemente continuaban susurrando su deseo.

Deseamos regresar, deseamos regresa, deseamos regresa. Deseamos regresar al vientre de Mamá.

Solo podían susurrar. Ellos eran espíritus vengativos que deberían ser completamente inofensivos. Pero la Archer Roja se sintió apenada de esos susurros y sintió compasión y piedad.

Aquellos eran los sentimientos que nadie debería tener cuando se enfrentaban contra espíritus vengativos que solo apelaban por su deseo final. La compasión instigo sus emociones e hicieron que su enojo creciera gradualmente tanto hacia ella, que no podía salvarlos, como a la doncella santa, que no los salvaría.

“No me importa.”

Pero la Archer Roja acepto ese odio sin dudarlo. No podía evitar atesorar esos efímeros y destructivos sentimientos.

Entre más se odiase a sí misma y a esa mujer—más podría creer y probar su propio amor.

Así que, por ahora, afilaría sus colmillos. Para matar a la santa falsa, la Archer Roja continuo nutriendo su odio.




El Caster Rojo miró partir a Rider y se dirigió a su estudio. El Servant Caster poseía una habilidad de clase, [Creación de Territorio]. El rango de esta habilidad cambiaba dependiendo de la habilidad del Servant, su línea sanguínea o su ocupación. Si fuese un mago famoso incluso podrían crear un Templo, lo cual sobrepasaba a un Taller.

El Caster Rojo técnicamente no era un mago… en primer lugar, alguien como un escritor no necesitaba un Templo o un Taller. Lo que requería era un estudio para escribir.

Dentro del estudio que el Caster Rojo había construido había montañas de libros, una máquina de escribir que Shirou le había conseguido (la había abandonado justo después de obtenerla), una computadora de escritorio (también había abandonado esto) — y un escritorio con papel y pluma.

Era un cuarto muy alejado del nombre de su clase Caster. En verdad era un estudio. Por supuesto, si uno consideraba que las pilas de papel descartado en el basurero del cuarto eran parte del nuevo trabajo de Shakespeare, era un cuarto místico en cierto sentido.

El Caster Rojo tomó un libro del librero. El título del libro era [Comedias de William Shakespeare, Dramas Históricos y Tragedias] — un libro compilatorio comúnmente conocido como ‘First Folio’.

…Sin embargo, este libro no era algo que William Shakespeare hubiese publicado. Su amigo simplemente había juntado sus trabajos después de su muerte. En primer lugar no había manuscritos realizados por su propia mano.

Después de observarlo, tomo otro, un libro ancho con cobertura de piel a un lado del primero. El libro no tenía título e incluso el nombre del autor no estaba grabado en este.

El libro que sostenía ahora era diferente al anterior. Este era un libro genuino, escrito personalmente por él. Pero—aún no había terminado de escribirlo.

Movió cariñosamente sus dedos a través del lugar donde el texto se había detenido.

“—Ahora, ciertamente he estado siguiendo el camino para una obra maestra hasta este punto, pero… ”

El protagonista tenía que pasar por múltiples tribulaciones. Una vida llena de tranquilidad de inicio a fin debería ser dejada para las personas promedio que uno puede encontrar en cualquier lugar. La historia de un protagonista debe tener partes dramáticas. Ya sea que la historia sea una tragedia, una comedia, o algo completamente diferente, la gente única tiene vidas únicas.

En ese sentido, Shirou Kotomine era infinitamente más cercano al ideal de Caster. Sin importar si se cumpliera o no su deseo, su fin sin duda seria impresionante.

Contenidos en este librero se encontraban los libros que contaban las historias de toda la gente envuelta en esta Gran Guerra del Santo Grial.

Esto incluía tanto a aquellos que ya habían perdido y se habían desvanecido como aquellos que habían sido asesinados. Naturalmente, entre ellos se encontraba un libro sobre esa chica pueblerina—Jeanne d’Arc. Admitía que había estado ligeramente equivocado en haberse burlado por completo de ella cuando se encontraba con vida solo porque había sido enemiga de Inglaterra.

Ella no era solo una penosa y loca pueblerina. Habría sido mucho mejor para ella si eso hubiera sido todo lo que era. Ella era alguien que entendía sus propios pecados y aun así no dejaba de ser una santa—una chica que luchó contra la desesperación.

“Cuando hay que clasificar a aquellos conocidos como santos, pueden ser descritos propiamente como aquellos que salvan a la gente y pelean no por un deseo personal, sino contra la desesperación traída por el mal de este mundo. En ese caso, sin importar los resultados, dos de ellos eran naturalmente y sin equivocación santos.”

Para salvar a su gente, para salvar su hogar; sin importar la escala, ellos se habían puesto de pie para luchar.

“Sin embargo sus caminos terminaron siendo diferentes. Mi Master, quien actúa para salvar a toda la humanidad, y la protectora del Santo Grial, quien se mueve para evitarlo. Pensar que sus buenas intenciones serian alteradas para convertirse en mala voluntad del uno contra el otro, ¡qué trágico! [Que la Gloria marcha por vía tan angosta, que uno solo puede por ella caminar enfrente.]”

Su confrontación no podía ser evitada, y su historia era tan fascinante. Aunque ambos trataban de salvar a la gente, ellos eran enemigos que no tenían opción más que matar al otro.

“Me gustaría que los dos se enfrentaran solo hasta el final, pero—”

Caster cerró el libro y tomó otro. Este libro era diferente del anterior tomo de piel extravagante; era un libro blanco y común.

Este era el libro de ese homúnculo. Debía de haber sido un inmaduro, débil y común. No, aun ahora, él seguía siendo común. La única cosa relevante sobre él era el poder que había recibido. Las elecciones de aquellos que lo rodeaban meramente habían puesto el rasgo de ser único en él.

Pero… pero.

Aun así, continuaba sobreviviendo en la Gran Guerra del Santo Grial. Aunque poseía una corta vida, eligió pelear y se esforzaba desesperadamente. Sus pocos días de vida estaban demasiado condensados para ser llamados vida humana. Por supuesto, los homúnculos recibían conocimiento desde el día que nacían—o mejor dicho, eran formas artificiales que nacían con ese conocimiento. La mayoría de ellos nacían, seres producidos en masa ordinarios y nada interesantes.

Es por ello que la anormalidad de este homúnculo resaltaba tanto.

No era ni aburrido ni ordinario. Es solo que no era sobresaliente dentro de esta Gran Guerra del Santo Grial cuando todos los Servants eran mucho más anormales que él—pero esto era lo que lo hacía tan erróneo.

No era un héroe. Pero tampoco era un ser ordinario. Era un lastimoso chico devorado por el destino, pero eso no le molestaba.

En ese caso, ¿Cuál era su rol en esta Gran Guerra del Santo Grial?

¿Para actuar como reconocimiento a los servicios de la doncella santa? ¿Para ser un Master o Servant que pertenezca a su bando? O tal vez— ¿él era quien se enfrentaría con la persona al centro de esta batalla, Shirou Kotomine—contra Amakusa Shirou Tokisada?

“…Hmm, no, eso es imposible.”

La única que era equivalente a Amakusa Shirou Tokisada era la doncella santa Jeanne d’Arc. Todos sabían esto y no había cambiado. Lo más probable es que ambos se enfrentasen en la decisiva batalla final.

No había espacio para que ese homúnculo encajase… No, tal vez podría ser lanzado como parte de las fuerzas enemigas, pero en sí mismo no debería ser capaz de interferir en la parte que tocaba los fundamentos de esta guerra.

Pero incluso esa posibilidad estaba por desvanecerse.

El plan de su Master para salvar a la humanidad comenzara pronto. ¿Acaso Shirou Kotomine se convertiría en un salvador? O— ¿acaso fallaría en salvar a la gente una vez más y se convertiría en un payaso lastimoso? De cualquier modo, Caster no tenía duda que sería una historia trágica, cómica y extremadamente disfrutable.





El Lancer Rojo estaba en el cuarto donde los cinco Masters anteriores—Rottweil, Berzinsky, Gene Rum, los hermanos Pente y Feend vor Sembren, se encontraban relajando.

Los cinco se sentaban a distancias iguales alrededor de una mesa circular. No estaban realmente confinados a ese lugar, pero hablaban mientras miraban hacia el techo con expresiones de idiota.

“Hablando de ello, de acuerdo a lo que escuche, ha habido un cambio político dentro de la Academia Atlas—”

“Mira los detalles finos del ritual grabado en este pergamino. Es caro, pero lo vale—”

“Si, es correcto. Si, así es, exacto—”

“Ah, estoy esperando ansioso que llegue esa subasta. Cuanto crees que ese avión esté pensando hacerme esperar—”

“Casi es momento de comenzar gradualmente a transferir la Cresta de nuestra familia, pero mi hijo no es digno. Carece de la ambición de un mago.”

No había coherencia en sus discusiones. Estaban atrapados entre la locura y la cordura. Estaban completamente cuerdos, y si en verdad estuvieran en la misma situación en la que pensaban que estaban ciertamente reaccionarían y hablarían del mismo modo que lo hacían ahora.

Sin embargo, este era el cuarto que les había otorgado Shirou Kotomine y su Servant. Antes de que invocaran a sus Servants habían bebido un veneno preparado por la Assassin Roja y fueron llevados al mundo de la locura aun cuando seguían cuerdos.

Las defensas mentales que habían dominado eran meramente una armadura de papel ante la Assassin Roja. No habían sido asesinados—pero tampoco eran libres. Simplemente continuaban existiendo en el cuarto.

“—Así que viniste aquí de nuevo.”

La Assassin Roja emergió de las sombras. Los ojos de Lancer no podían ser engañados. Ella solo le dijo a Lancer lo que estaba en sus pensamientos. La Assassin que estaba de pie aquí también era meramente una ilusión.

“Las ordenes de Shirou Kotomine fueron cuidar de estos Jardines Colgantes. Actualmente no hay ninguna señal de ataque. El enemigo probablemente llegara mañana por la noche. Hasta entonces, permaneceré aquí a menos que mi antiguo Master me ordene lo contrario.”

El rostro de la emperatriz mostro molestia ante las palabras del Lancer Rojo.

El Lancer Rojo era el único de entre los otros tres Servants que no había aceptado a Shirou como su Master. Tanto Rider como Archer habían abandonado a sus antiguos Masters dado a como se encontraban las cosas, pero Lancer aun los protegía solo por la simple razón de que uno de ellos lo había invocado.

A la Assassin Roja no le importaba particularmente tal cosa. De cualquier modo, al final, el Lancer Rojo, como los demás, era un peón bajo su control.

Pero el problema eran los cinco Masters anteriores. Ellos habían bebido el veneno, causando que sus mentes vagaran por otro mundo—pero seguían cuerdos. Para convencerlos de entregar sus Hechizos de Comando sin que sus Servants notaran alguna anormalidad, Semiramis había evitado dañarlos directamente.

Aunque ella era Semiramis, la más antigua usuaria de veneno, era incapaz de entregar resultados satisfactorios bajo condiciones tan poco favorables. En otras palabras, no podía saber cuándo despertarían de ese mundo de ensueño.

Rider y Archer no se pondrían de su lado en este punto. Pero ¿qué hay de Lancer?

Aun cuando no había intercambiado una sola palabra con su Master y los derechos de Master habían sido transferidos a Shirou, él continuaba siendo un Servant leal.

Era natural que la desconfianza surgiera en la Assassin Roja. Si su Master despertara y le diera una orden, Lancer sin duda los traicionaría. Sin importar en qué situación se encontrara.

Por lo tanto, después de cierto punto, la Assassin Roja había planeado matar a estos cinco, quienes no poseían ningún interés para ella. Era algo trivial, similar al acto de sacar la basura.

Pero Lancer se encontraba en su camino.

“Ustedes pueden pensar de estos cinco como deseen. Pero mientras mi Master este aquí, no dejare que hagan con ellos lo que ustedes deseen.”

Había declarado sin ninguna pasión que protegería a esos cinco. Desde entonces había continuado obstruyendo el plan de la Assassin Roja aun cuando estaba haciendo el extremadamente aburrido trabajo de proteger los Jardines Colgantes.

Por supuesto, el forzar su camino seria simple. Dentro de estos Jardines Colgantes el poder de la Assassin Roja y su autoridad eran en verdad absolutos. Podía someter al Lancer Rojo y matar a los cinco con una sola mano. Sin embargo, eso no sería un asesinato secreto si no un acto de guerra.

…En otras palabras, había peligro de que el acto expusiera a su Master y a los otros Servants. Así que el problema no eran los medios, si no que era algo que no podía mostrarse a los demás. Por lo tanto, la Assassin Roja se había retirado renuentemente en cada ocasión que encontró al Lancer Rojo en su camino.

Aun así, después de repetirlo en múltiples ocasiones, comenzaba a molestarla. La Assassin Roja habló.

“Solo ríndete, Lancer. No despertaran a tiempo para la batalla que se avecina y no tienes obligación de escuchar sus órdenes.”

Había veneno en sus palabras. Rider y Archer eran fáciles de comprender en comparación; ambos eran héroes estereotípicos. Héroes tontos, que estaban intolerablemente orgullosos de su fuerza y habilidad, llevaban un gran sentido del honor y orgullo y avanzaban por el campo de batalla.

Pero—el Lancer Rojo, Karna, era algo diferente de ellos. Aunque debía de ser un héroe perfecto en términos de su línea de sangre, en historia y todo lo demás acerca de él, estaba distintivamente diferenciado de los otros héroes que Semiramis conocía.

“La relación entre un Master y Servant no tiene nada que ver con obligación. Es un contrato y un vínculo. Assassin, incluso tú no cooperas con Shirou Kotomine solo por mera obligación.”

“Por supuesto que no. Él y yo estamos unidos por el contrato entre un Master y Servant. Sin embargo, Lancer. Tu Master es Shirou, no el hombre aquí presente.”

Dijo Assassin y señalo con la mano a aquel que el Lancer Rojo respetaba como su Master.

Ella lo provoco con una risa llena de desprecio que ningún héroe normal habría podido resistir sin enojarse. Pero Lancer no mostro señales de enojo ante su sonrisa y asintió con una actitud que, más que solemne, era simplemente demasiado seria y honesta.

“Tus palabras ciertamente son correctas, Assassin. Los únicos que en verdad están unidos como Master y Servant en nuestro bando son tú y tu Master. Tu Master te utiliza y tú utilizas a tu Master. Pero hay servidumbre y confianza en esa relación. No puedes traicionarlo; imaginarlo es lo más lejos que podrías llegar.”

“—”

Assassin se quedó sin palabras antes lo dicho por Lancer. Justo ahora, ¿acaso este Espíritu Heroico había señalado [algo] muy en lo profundo de ella con tanta simplicidad?

Después de un breve silencio, la Assassin Roja abrió lentamente su boca.

“… ¿Qué fue lo que dijiste?”

“Nada en realidad. No puedes traicionar a tu Master y el confía en ti también, así que meramente te estaba elogiando por ser la pareja ideal de Master y Servant.”

La Assassin Roja miró amenazadoramente a Lancer. “Que inesperado,” dijo Lancer mientras inclinaba su cabeza confundido. Ciertamente la estaba elogiando. Había tenido la intención de elogiarla. Sin embargo…

“¿Qué… ridículas tonterías estas diciendo?”

“No es ridículo. Ustedes dos son los Servant y Master ideales. Tu Master no te traicionará tampoco. No porque tu castigarías una traición con el más grande castigo, sino porque entienden que es importante no traicionarse el uno al otro como lo mejor posible.”

—Él no la traicionaría.

Ella no pudo evitar sentir que esas palabras eran algo muy preciado.

Ignorando la confusión interna de Assassin, Lancer siguió hablando.

“No te pediré que estés de acuerdo, pero al menos compréndelo, Assassin. La supervivencia del más apto es la providencia de este mundo—sin embargo, no somos bestias. Debería de haber algún tipo de humanidad la cual cubra nuestros instintos. Y esa humanidad toma forma de varios diferentes tipos de ética… Mi ética demanda que no traicione a mi Master. Eso es quien soy.

Dijo Lancer comprendiendo bastante bien la aparentemente inútil paranoia de la Assassin Roja y la fría lógica de la Archer Roja.

“Yo los protegeré. Eso es todo lo que tengo que decir.”

La ilusión de Assassin titubeó mostrando que tan profundamente sorprendida estaba su verdadero ser quien estaba sentada en el trono.

“…Ya veo. Bien, haz lo que desees.”

“Te lo agradezco, Assassin.”

Justo antes de que su ilusión desapareciera, ella le dio la espalda a Lancer y le realizo una pregunta.

“—Hey ¿en verdad piensas que no traicionare a mi Master?”

“…Esa es una pregunta tonta. Assassin, ¿Acaso eres una persona tan maniacamente paranoica que desearías matar a la persona que adoras?”

Ante esas palabras, la forma ilusoria de Assassin perdió su compostura y se sonrojo fuertemente antes de desvanecerse del cuarto.




El Lancer Rojo murmuró aliviado. Assassin probablemente no trataría de matar a estos cinco después de esto.

“—Parece que mi deber ha terminado. Master, fui incapaz de intercambiar una sola palabra contigo, pero te deseo buena fortuna.”

“¿Estas escuchando? El truco para hacer un buen café es…”

Asintiendo ante su Master previo quien observaba un espacio vacío y hablaba con una persona imaginaria, Lancer regresó a su forma espiritual y se desvaneció del cuarto.

Mientras tanto, Assassin estaba estupefacta mientras se sentaba a solas en el salón del trono.

—No puedes traicionarlo; imaginarlo es lo más lejos que podrías llegar.

Que palabras tan inconscientes. Finalmente, una emoción similar al enojo comenzó a hervir dentro de ella.

Se enfureció tanto que su sangre hervía.

“¿No puedo traicionarlo? ¿Yo, Semiramis—?”

Ridículo. La razón por la cual no lo traicionaba era solo porque sus objetivos se alineaban. Él salvaría a la humanidad y ella se convertiría en aquella que controlaría a la humanidad después de que les otorgaran la salvación.

Aquella que asumiera el trono seria ella. El resto solo era su “ganado”. No era como si fuese a oprimirlos; meramente los controlaría y gobernaría. Eso sería fácilmente logrado una vez que obtuviese un cuerpo físico y mientras el Grial Mayor estuviese dentro de los Jardines Colgantes, tampoco había necesidad de preocuparse por quedarse sin prana.

Todo lo que restaba era zanjar las cosas con el campamento Negro. Una vez que todo concluyera, sería más que imposible que ella traicionase a su Master.

No me hagas reír, Lancer, puedo traicionarlo. Solamente no tengo necesidad de hacerlo.

De hecho, ella podía traicionarlo incluso en este momento. Seria simple para ella borrar su voluntad, robar sus derechos como Master y convertirlo en su marioneta.

Así es. No hay necesidad de que siga los caprichos de ese chico. Puedo robarle todo. Como siempre, como lo he hecho en incontables ocasiones, hare que todo lo suyo se vuelva mío utilizando mis palabras, la yema de mis dedos y un dulce veneno—

Ella lo imaginó. Su rostro cuando fuese traicionado. Después de quedar impresionado como un idiota y entender gradualmente la verdad, su rostro se contorsionaría de manera horrible por el enojo. Y entonces, lloraría y gritaría lleno de tristeza—

“…No, eso está mal. Él no mostraría tristeza de ese modo.”

Lo más probable es que sus ojos se ampliaran ligeramente sorprendidos. Y entonces su Master—seguramente sonreiría.

No funciono. Mis sesenta años de esfuerzo se convirtieron en nada.

Y aun así, no se lamentaría. Porque Shirou Kotomine ya había abandonado cualquier lamentación cuatrocientos años atrás. Desde el momento en que perdonó todo y juró salvar a todos, dejo ir todo lo que tenía.

No se enojaría por su traición. Simplemente lidiaría con ello y tomaría medidas apropiadas.

Esa era una manera triste de vivir. Justo como el desdén era inevitable con la traición, él era desdeñado cada vez que era traicionado y observaba como eran destruidas las cosas que había construido. Pero, sin importar cuantas veces lo repetía, simplemente reconstruiría todo desde el comienzo.

Cuando fue traicionado no dio la apariencia de ser alguien traicionado. Habiendo descartado toda desesperación, simplemente dejaba atrás al traidor y seguía adelante.

Assassin, quien apuñalaba a los demás por la espalda, jamás podría alcanzarlo.

Solo podría mirar su espalda mientras se marchaba.

Ella no sentía emociones como la tristeza o la frustración—sino una vaga soledad similar a una nube pasajera.


CAPITULO 1 FIN