Fate/Zero:Acto 1 Parte 5

From Baka-Tsuki
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-270:08:57[edit]

En un claro entre una serie de matorrales en algún rincón de la pequeña ciudad montañosa de Fuyuki, Waver Velvet comenzó sus preparaciones para el ritual de invocación, después de asegurarse que se encontraba completamente solo.

Los nervios de Waver se encontraron completamente tensos todo el día a causa de los incesantes graznidos de las gallinas, tanto que fue necesario un ritual de purificación de la mente antes de realizar el ritual principal.

La forma del círculo mágico había sido dibujada en el piso cuando la sangre de las gallinas aun se encontraba caliente. Él había practicado este procedimiento en varias ocasiones, dibujar los cuatro patrones de la partida dentro del circulo de invocación.

No debía de haber ningún error.

"Cierre. Cierre. Cierre. Cierre. Cierre. Cinco perfecciones por cada repetición. ¡Y ahora, deja que los símbolos trazados sean destruidos en vez de mi!"

Waver cuidadosamente esparcía la sangre de las gallinas sobre el suelo mientras recitaba el encantamiento.

En el taller subterráneo de la residencia de los Tōsaka en el mismo pueblo pequeño y montañoso, las mismas preparaciones estaban siendo llevadas a cabo para el mismo ritual.

“Tú el primero, Oh plata, Oh acero. Oh piedra de la fundación. O Archiduque del Contrato. Escúchame en el nombre de nuestro gran maestro, el Archimago Schweinorg.”

“Deja que los vientos que descienden sean como un muro. Permite que las puertas en todas las direcciones sean cerradas, alzándose por encima de la corona, y deja que los caminos que se dividen en tres direcciones hacia el Reino cambien de posición.”

Tōsaka Tokiomi recitaba el encantamiento fuertemente mientras él dibujaba el círculo mágico, usando no la sangre de alguna víctima de un sacrificio si no la esencia derretida de las gemas mágicas. Para prepararse para este día, Tōsaka había utilizado deliberadamente todas las gemas llenas de prana guardadas en su tesoro.

Además de él se encontraba la familia Kotomine, padre e hijo – Risei y Kirei.

Kirei observaba intensamente la reliquia sagrada puesta en el altar. A primera vista parecía como un fragmente roto de una momia, pero de hecho se decía que era el fósil de la piel que dejo la primera serpiente en el mundo antiguo varios eones atrás.

Kirei no podía evitar sentir una oleada de miedo al pensar en el Espíritu Heroico que sería invocado.

La razón de la confianza de Tokiomi por fin podía ser comprendida. Ningún sirviente podía derrotar el Espíritu Heroico que Tokiomi había elegido.

Al mismo tiempo, en el distante Castillo de los Einsbern, Emiya Kiritsugu estaba examinando el estado completo del círculo de invocación gravado en el piso del cuarto ceremonial.

“¿Acaso un ritual tan simple será suficiente?”

Para Irisviel, quien estaba de pie a un lado observando el procedimiento, era bastante sorprendente que las preparaciones fueran tan simples.

“Tal vez sea decepcionante, pero para invocar a un Sirviente nunca fue necesario una ceremonia de evocación extravagante.”

Kiritsugu comenzó la explicación mientras verificaba cuidadosamente que no hubiera ninguna línea quebrada o errónea en los patrones dibujados con el mercurio.

“La razón es que de hecho no se trata del poder del mago el que invoca al Sirviente, si no del poder del Santo Grial. Como Maestro yo solo actuó como el cordón que conecta al Espíritu Heroico con este mundo en el que nosotros residimos, y meramente le proveo el prana necesario para su materialización en este mundo.”

Como si estuviera satisfecho con el estado del círculo de invocación, Kiritsugu asintió y se puso de pie. La reliquia sagrada fue puesta en el altar – la funda de la espada legendaria.

“De acuerdo a esto, la victoria debería de estar al alcance de nuestras manos.”

“¿Has memorizado adecuadamente los encantamientos necesarios para la invocación?”

Matō Zōken seguía recordándoselo a Kariya una y otra vez por razones de seguridad. Este último asintió en medio de la oscuridad.

Lleno del horrible olor de la podredumbre y la humedad, una oscuridad verde como la de las profundidades del océano. Este era el almacén de los gusanos escondido profundamente debajo del piso de la residencia de los Matō, aquella que se encontraba de pie en la colina de la pequeña ciudad montañosa.

“Así está bien. Solo que, a mitad de la ceremonia, agrega dos líneas más al encantamiento.”

“¿Qué es lo que quieres decir?”

Zōken sonrió siniestramente hacia la expresión confundida de Kariya.

“¿Acaso no es obvio? Kariya, ya deberías de saber que como mago tus habilidades no solo están por debajo una o dos posiciones de los otros Maestros. Esto afectara las habilidades básicas del Sirviente.”

“Si ese es el caso, eso solo podría ser remediado a través de la Clase del Sirviente, y debemos de mejorar los parámetros desde la raíz.”

“Predeterminar la Clase del Sirviente a través de alterar el encantamiento de invocación.”

“Usualmente, la asignación de las Clases de Sirviente es inevitablemente decidida por los atributos propios del Espíritu Heroico invocado. Sin embargo, hay excepciones; dos Clases pueden ser designadas por el invocador de ante mano.”

“Una de ellas es Assassin. El Espíritu Heroico que pertenece a esta Clase puede ser asumido como alguien del grupo de asesinos que ha heredado el nombre de Hassan I Sabah.”

“Y la otra clase es para todos los Espíritus Heroicos y puede ser manifestada mientras el invocador incorpore lo ingredientes externos necesarios. Por lo tanto -”

“¡En esta ocasión, le daremos al Sirviente el atributo de la ‘Mejora de la Locura’!”

Zōken declaro esto con un rostro lleno de júbilo, como si le diera la bienvenida a las desastrosas implicaciones que estaban contenidas en ello.

“Kariya, como el Maestro de Berserker, pelea por mí con todo lo que tengas.”

En ese día, encantamientos de diferentes tierras y dirigidos a diferentes seres fueron recitados casi al mismo tiempo, una armonía tan coincidental que difícilmente podía ser descrita como un accidente del azar.

Porque todos los magos tenían la misma esperanza.

Una esperanza sobre un milagro. El llamado de estos humanos pronunciado a los Héroes del otro lado del universo, quienes se asesinarían brutalmente el uno al otro para lograr este milagro, comenzaban a resonar en la tierra al mismo tiempo.

“Listo -”

Este era el momento que se presentaría como su más grande prueba como mago. Si él perdía, incluso perdería su vida. Waver sabía esto pero no se sentía ni un poco atemorizado. Una pasión que deseaba fuerza. Una determinación que perseguía su meta sin descanso. Basado en estas cualidades, Waver Velvet era definitivamente un mago sorprendente.

“– Listo”

“Dejad que vuestro cuerpo descanse bajo mi dominio, deja que mi destino descanse en vuestra espada.”

“Si vos te sometéis al llamado del Santo Grial, y si vos obedecéis a esta mente, a esta razón, entonces vos deberéis de responder.”

La sensación del prana rodeaba su cuerpo. Este frío malévolo y la agonía causada por el silbido y la circulación de los Circuitos Mágicos dentro del cuerpo de uno era algo que ningún mago podía escapar.

Waver apretó sus dientes mientras continuaba recitando el encantamiento.

“– Yo hago mi juramento aquí. Yo soy la persona que se convertirá en la virtud de todos los Cielos. Yo soy la persona que está cubierta con toda la vileza del reino de Hades.”

La vista de Kiritsugu se oscureció.

La cresta familiar de los Emiya, que había sido pasada a través de las generaciones y que había sido gravada en su espalda, comenzó a recitar los encantamientos como si fuera un ente individual a modo de ayuda al método taumatúrgico de Kiritsugu. El corazón de Kiritsugu, en una dimensión que escapaba al control de su mente, comenzó a latir rápidamente como si fuera la apresurada manecilla de un reloj.

Su carne, que era atormentada por el prana que se reunía en el aire, ya había olvidado sus funciones como un ser humano; en su lugar, se había convertido en un componente de la misteriosa ceremonia, en un circuito que simplemente conectaba lo etéreo con lo material.

Kiritsugu no prestaba atención al severo dolor creado por esto, el cual era suficiente para hacer que uno gritara a toda potencia, y se concentro en pronunciar el encantamiento. Incluso la presencia de Irisviel, quien estaba de pie a su lado conteniendo su respiración, ya no estaba presente en su conciencia.

Agregado el ingrediente alienígeno prohibido a los encantamientos de invocación, Kariya incluyo las dos líneas de encantamientos que le robarían la cordura al Espíritu Heroico invocado y degradarían al héroe al nivel de un Berserker.

“- Pero, vos serviréis con vuestros ojos cubiertos por el caos. Vos, atado dentro de una prisión de locura. Yo soy aquel que comanda esas cadenas -”

La diferencia de Kariya en comparación a los otros magos era que sus Circuitos Mágicos estaban hechos de organismos que vivían dentro de él como parásitos. La angustia necesaria para incitarlos y activar sus Circuitos era incomparable con lo que sufrían otros magos. Mientras él recitaba el encantamiento, sus miembros se movían en espasmos, y la sangre brotaba de sus capilares destrozados.

Lagrimas de sangre fluían de todo el ojo derecho, bajando por su mejilla.

Aun así, Kariya no perdió la concentración.

Al pensar en la tarea que llevaba sobre su espalda – entonces él sería incapaz de retroceder en este momento.

“¡Vosotros los siete cielos, envueltos en una Trinidad de palabras, vengan mas allá de los anillos que los detienen y sean vosotros las manos que protejan el balance -!”

Con esto concluyendo sus plegarias, Tokiomi sintió que la aceleración del prana que recorría su cuerpo había llegado a su más grande límite.

Los truenos y relámpagos resonaban, acompañados de nubes llevadas por un poderoso viento. En la presión de una ventisca que incluso evitaba que la gente que observaba, como Kirei, abriera sus ojos, los patrones del círculo de invocación brillaban con una luz resplandeciente.

Finalmente, los Circuitos Mágicos habían conectado con el plano al que no pertenece el hombre… desde la deslumbrante luz que brillaba sin fin, la silueta dorada de un hombre erguido emergió. Maravillado con una gran solemnidad, el Padre Risei murmuro entre sueños sin darse cuenta.

“…Hemos ganado, Kirei. Nuestra batalla ha sido ganada…”

Ese deseo fue transferido a ellos de esta manera.

Arribando desde el otro lado y llegando hasta aquí, una ilusión legendaria envuelta entre el tornado y los rayos.

Originalmente de origen humano, pero separado del plano mortal. Elevado al nivel de los elementales a través de poderes más allá del hombre. El lugar donde los seres primales supernaturales se reunían… desde el Trono de los Héroes que poseía el poder suprimido de los Dioses, los Espíritus Heroicos tejidos de los sueños de incontables hombres ordinarios habían descendido a la tierra todos al mismo tiempo.

Entonces –

En un bosque en medio de la noche, en un almacén de piedra rodeado por la oscuridad, en cada una de esas locaciones alguien ahora realizaba una pregunta con una voz majestuosa:

“Yo os lo pregunto, ¿Acaso vos sois el Maestro que me ha llamado?”



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