Gekkou:Volumen 1 En el Café

From Baka-Tsuki
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En el Café[edit]

De repente Tsukimori vino a mi escritorio y dijo, con una sonrisa tan cálida como los rayos del sol brillando a través de las hojas de un árbol y una voz tan suave como una brisa de verano:

—¿Nos vamos ya, Nonomiya-kun?

El tiempo se detuvo en la ruidosa aula. Por lo menos, mi línea de pensamiento lo hizo. Todo el mundo dejó de hacer lo que estaba haciendo y nos miró. Usami fue la primera en recuperarse a tiempo.

—... ¿Eh? Youko-san? ¿Vas a salir con Nonomiya? ¿Por qué? ¡¿Eeh?!

Su desconcierto la hizo parecer uno de esos autómatas que golpean los relojes cada hora.

—Sólo quise echarle un vistazo a la cafetería donde Nonomiya-kun trabaja, ya que he oído que es una maravilla. Como sabrás, he estado muy ocupada recientemente, lo que me ha llevado a estar un poco cansada. Por tanto, había pensado la idea de relajarme un poco mientras me tomaba una taza de té. ¡Ese es el motivo por el cual le pedí a Nonomiya-kun!

Tsukimori obviamente tuvo en cuenta que estábamos siendo observados por el resto compañeros de la clase.

—¿Es eso cierto, Nonomiya?- me dijo Usami

Ya esperaba que iba a ser el próximo objetivo a ser cuestionado.

—Lo es.

Por lo tanto, de alguna manera logré no revelar mi descontento

—Quizás debería unirme… ¡A mi también me convendría relajarme un poco!

Casi me desmayé al escuchar su murmullo. Tsukimori sola ya era suficientes problemas, yo casi no podría manejar las dos al mismo tiempo.

—¿No te están esperando las actividades del club?

Usami estaba unida al club de voleibol. Estaba dotada con fuerza en sus brazos que no se ajustaba a su pequeño cuerpo: sus remates hacían que los chicos se vieran viejos. Recordé muy bien lo aliviado que estaba de estar en el mismo equipo que ella después de presenciar su remate durante educación física.

—¡Me lo saltaré!

—No lo hagas. ¿No dijiste recientemente que estabas a punto de convertirte en un jugador regular? Sería una estupidez omitir tus actividades del club durante un período tan importante.

Usami apretó los labios en línea y se quejó con el ceño fruncido.

—¿Vayamos juntos en otro momento, Chizuru. Voy a memorizar que quieres ir al café, de acuerdo?

Tsukimori la amonestó suavemente como una hermana buena, con lo cual Usami asintió obedientemente.

—Está bien.

Otro problema resuelto. Entonces fui a deshacerme de las cuestiones pendientes.

—Sólo vais a ser vosotros los que vais a ir, ¿verdad? Si todo el grupo fuera, tendría que rechazar debido a que sólo causaría problemas para la cafetería.

Eso fue un alivio. Indiqué a Tsukimori que solo le daría mi consentimiento si se aclaraba esa condición.

—No te preocupes, nuestros compañeros de clase son tan amables, que nunca causarían problemas a nadie.— aseguró ella con una sonrisa de una dama.- ¡Hasta mañana, chicos!

Alzó la mano con elegancia a sus compañeros de clase. Podrían ellos haber saltado en esa oportunidad a ciencia cierta. Los chicos, entre ellos Kamogawa, y las chicas que admiraban a Tsukimori estaban claramente decepcionados. Pero a ninguno de ellos se le ocurriría traicionar la confianza de angélica Youko Tsukimori.

Igualmente, yo no era capaz de revocar la situación en la cual me había imbuido Tsukimori. No tenía más opción que ir de mala gana con ella.

Tsukimori caminaba con pasos ligeros hacia la puerta principal.

—¿Qué piensas hacer? Le pregunté a su delicada espalda, sin ocultar mi mal humor.

Tsukimori se dio la vuelta, por lo que su largo pelo aleteó en el viento.

—Estoy muy curiosa de la cafetería que trabajas -dijo ella, sin ocultar su buen estado de ánimo.

—¡Respóndeme! Ya sabes que no me gusta sobresalir.

—Sabes que he intentado evitar una conmoción, ¿verdad?

—Eso no cambia el hecho que hemos atraído a la conmoción.

—Mala suerte.

—¿Y de quién es la culpa ...?

Estaba irritado por su comportamiento impertérrito. De todos modos, ¿quién te dijo que trabajaba en un café?.

—¡Lo escuché de los rumores!

—No mientas.

Era bien sabido que yo trabajaba a tiempo parcial en alguna parte, pero nunca había dicho a nadie de la escuela que trabajaba en un café.

—¿Qué te propones hacer?

—¿Qué crees que me voy a proponer, Nonomiya-kun? No es extraño en absoluto tener el deseo de aprender más sobre la persona de mi corazón, ¿verdad? Esto es lo que se le llama el corazón de una chica pura.

—¿Dices ser una chica pura? Eso es risible. Déjame afirmar esto: estás muy, pero que muy lejos de ser la sencillez personficada.— Me burlé.

—Ya sabes, parecer tan madura puede ser una verdadera molestia en estos momentos. No soy más que una chica de diecisiete años de edad. Además, he perdido hace poco a mi padre, por lo que creo que deberías ser suave conmigo, Nonomiya-kun- e hizo un puchero Tsukimori.

Me sorprendió que también pudiera hacer tales expresiones infantiles. Eso fue lo más lejos a lo que llegó. Por supuesto que sentí pena por ella, pero al fin y al cabo no era de mi incumbencia.

—Hasta mañana.

Acceleré mi paso y puse alguna distancia entre Tsukimori y yo.

—¿Adónde vas? Ahí está la puerta trasera.

—A diferencia de ti, yo voy en bicicleta y no en tren. ¿Si puedes aguantar mi velocidad, tendré que soportar el especial problema de guiarte a la cafetería?

Estaba siendo deliberadamente frío. No podía ser molestado por tener que ajustarme a los demás. Y todavía me importaba menos una persona que entraba en mi "territorio" sin mi permiso.

—Sí, hagamos eso. Sólo espero que mi espalda no se dañe, pero bueno, siempre he querido hacer esto una vez. Sin embargo, Tsukimori fue aún menos inofensiva de lo que esperaba. Antes de que lo supiera, estaba caminando a mi lado.

—...¿En qué estás pensando?

—¡Siempre he querido hacer eso al menos una vez! Montar una bicicleta à deux.

—¿Cuando dije que te dejaría?

—No te preocupes, no debería ser muy pesada.

—Esa no era la pregunta.

Estaba molesto. Como ella no se mostró indispuesta a decir lo que quería decidí decir mi frase sin ninguna restricción también.

—Admito que debería ser suave contigo ya que has perdido a tu padre. No obstante, no voy a ser la marioneta que baila a tu melodía como los demás—¡de ninguna manera!—No todo el mundo será considerado contigo, tenlo en mente. Por lo menos ahora que conozco tu verdadera naturaleza. Puedo sentir empatía verso a ti, pero ciertamente no voy a ser favorable hacia ti.— Le reprendí.

—¡Mmmmm!¡Así es como mi Nonomiya debería ser!—Tsukimori asintió con fuerza, haciendo una cara un tanto satisfecha—. Me encanta esa actitud sin vergüenza.

Mis palabras habían logrado el efecto contrario. Queriendo deshacerme de ella, accidentalmente la atraje más. Viendo mi pérdida de palabras, me enseñó su sonrisa al estilo hermana mayor que mostraba ocasionalmente.

—¿No me darás siquiera una oportunidad? ¡Ya me dado cuenta que la confesión de ayer fue un tanto precipitada! Si bien tú no sabes como soy veraderamente, yo tampoco muy bien sé acerca de ti. Creo que es necesario para los dos profundizar nuestra comprensión mutua. No es demasiado tarde para tomar una decisión después de llegarnos a conocer mejor entre nostros, ¿verdad?

Su opinión era lo suficientemente justa.

Miré a Tsukomori cautelosamente.


¿En qué estaba pensando?


Ella no evitó mi mirada en lo más mínimo. En sus grandes ojos avellana pude ver mi propio reflejo.

Fui yo quien se rindió al final. Desvié su mirada y me monté en la bicicleta.

—Sube.

—¡Gracias!

Escuché su voz alegre. Después que se subiera en la bici, empezé a pedalear. Ella era liviana, justo como había dicho antes.

—Prométeme que no harás nada que vaya a hacer que sea el foco de atención como hoy.

—Haré mi mayor esfuerzo.

—No, no sólo lo mejor, promételo.

—Nonomiya-kun, el viento es tan agradable. Montar en bicicleta los dos juntos es mejor de lo que pensaba.

Vi nuestro reflejo en un espejo de la calle. Tsukimori estaba sosteniendo su falda hacia abajo con su mano derecha, envolviendo su brazo izquierdo alrededor de mí, y sonriendo deslubrantemente mientras miraba la ciudad pasando por nosotros.

Completamente incapaz de quejarme a una chica que estaba pegando su cuerpo en el mío, sólo respondí: "...suerte por ti".

Seguí yendo en bicicleta mientras canalizaba todo mi descontento sordo y disgusto en empujar los pedales.

Ya sea por envidia o celos, sentí algunas miradas intensas de otros estudiantes en su camino a casa. Estaba claro de quién era la culpa ya que nunca había experimentado nada de este tipo de sentimiento cuando iba solo en bicicleta.

Estaba montando una bicicleta con Youko Tsukimori en la parte posterior.

Este era uno de esos momentos dulces que son dignos de ser llamados recuerdos de la adolescencia. Yo, que estaba en el medio de este periodo, debía enorgullecerme con tal evento que cualquiera envidiaría.

A decir verdad, era lo suficientemente orgulloso como para tener un cierto sentido de superioridad, creyendo que no había nadie más que tenía algo tan noble como ella en su espalda. Eso sólo duró el corto periodo de tiempo durante el cual me había olvidado de su personalidad problemática y la receta asesinato.

Durante las siguientes horas iba definitivamente a convertirme en su juguete, por tanto necesitaba estar emocionalemente preparado.

Había aceptado la petición de Tsukimori. La razón era simple: estaba interesado en ella. Aparete de eso, llámale una característica mía o sólo una preferencia: disfrutaba esas emocionantes conversaciones.

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Me puse mi uniforme de trabajo en la salita detrás de la cocina; unos pantalones negros estrechos, me abroché los botones de la camisa después y un chaleco negro encima. También me puse los zapatos negros de cuero y acto seguido el delantal negro. Al acabar de inspeccionar mi apariencia delante de un espejo, sólo para estar seguro de que estaba bien, me dirigí a la cocina.

El instante en el que entré en la cocina, me cosquilleó la nariz por la aromática fragancia de los granos de café, un olor al que estoy muy aficionado.

La razón por la cual escogí trabajar en esta cafetería al estilo británico, "Victoria", fue de hecho, porque el mejor café que se servía en la vecindad estaba aquí.

Al verme, mis colegas me saludaron.

—¿Señor Kujirai?— Me dirigí a la ancha espalda que estaba moliendo café con un molino de mano. La robusta persona con gafas a la que hablé se dio la vuelta con una sonrisa cálida. Continué:

—Debería estar a cargo de las mesas de espera hoy, pero ¿puedo cambiar a estar en la cocina?

—¿Qué es lo que pasa?

—Me temo que es un tema personal. A decir verdad, un compañero de clase mío ha venido hoy.

—¿Ehh? ¿Entonces por qué quieres cambiar de lugar?

—Bueno, creo que no sería capaz de mantener la compañía de mi compañero de clase. Y además, ¿no es bastante embarazoso ser visto mientras se trabaja?

¡Como si fuera a dejarla ver! Sabía que mi resistencia era infantil, pero esta era mi última posición después de haber fracasado estrepitosamente en rechazar a que viniera conmigo.

Hubo alguien aparte del jefe del local que reaccionó sorprendidamente a mis palabras.

—Eh, Nonomiya, ¿Es un chico o una chica?—preguntó una fémina la cual estaba vestida de pastelera y que estaba poniendo algunas frutas en un postre helado (parfait), al lado mio. "Si es un chico, me puedo cambiar contigo. ¡Siempre que sea mi tipo, claro!"

—Mirai-san, perdona por decepcionarte, pero es una chica.

—Hmmf, de hecho el hecho de que hayas traído a una chica sólo, me interesa también bastante.

Con un talentoso movimiento Mirai-san rápidamente acabó el parfait y después de que se llevara a la boca un trozo de chocolate se dirigió al mostrador donde se podían ver todas las mesas.

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—¿Quién es? Venga, escúpelo.

Ella frunció el ceño mirando las mesas mientras comía el chocolate lentamente. Los otros miembros también no perdieron la oportunidad y escanearon el local.

Estaba esperando que alguien objetara lo que estaban haciendo por su actitud fisgona, pero incluso el que estaba en posición de hacer eso—el gerente de la tienda— estaba mirando furtivamente con una cara reluciente de curiosidad.

Rindiéndome, admití: "es ella" y apunté a Tsukomori quien había tomado asiento en la ventana y estaba sentada de manera perfecta, la que le correspondería una dama de más alto nivel.

Un grito de sorpresa surgió de la sala donde estábamos. La reacción positiva de los chicos fue tan llamativa que me hubiera sentido como un idiota si hubiera dicho que me lo esperaba.

—¡Joder! ¡Qué belleza! ¡Bien por ti, Nonomiya, eso seguro!

Mira-san aparentemente estaba molesta por alguna cosa ya que su puño de hierro se clavó en mi estómago.

—¿Aguien sabe por qué merezco ser golpeado...?

Mi temblorosa pregunta sólo fue encontrada por miradas de pena.

—Siempre actúas como si te importara un comino el amor, pero sigues haciéndolas, eh, ¡idiota!

Al parecer Mirai-san malinterpretó que Tsukimori y yo éramos novios.

—...Mirai-chan y su nuevo novio no han estado saliendo recientemente, ya sabes.—el gerente me susurrró en la oreja.

—¿Entonces sólo es cuestión de tiempo de que ellos rompan, supongo?

—Seguramente— se encogió de hombros y vovlvió atrás otra vez.

Mirai-san podría ser categorizada como guapa si callase. De hecho, a ella el otro sexo se le acercaba a menudo. Pero desafortunadamente, su aspecto se echaba a perder por su personalidad inflexible, que también era la razón por la cual sus relaciones no duraron mucho. Yo no sabía ni una, almenos.

—¿¡Mmm!? ¿Saruwatari? ¿Que te has enamorado o qué?

—¡N-no lo estoy! ¡No estoy enamorado o algo parecido!

—¡Quédate entonces de esta manera!

El sacrificio de hoy fue Saruwatari-san. La afilada patada de Mirai aterrizó en el trasero de Saruwatari.

A veces cuando peleaba con su novio o si había cortado con éste (peor aún), su humor podía caer en picado.

Nosotros en Victoria llamábamos a la malhumorada Mirai-san «la bestia». Desafortunadamente sin embargo, no había un héroe en nuestro café. Tan pronto la bestia se rebelaba, no había otra solución que aguantar la tormenta.

—Señor Kujirai, estoy esperando fuera de las mesas.

—V-vale... buena suerte. La discreción es la mejor parte del valor, después de todo.

La cocina resonó con los gritos de los pobres hombre que se habían convertido en la presa de la bestia.


Nuestra cafetería no era muy grande: tenía 8 mesas y por cada mesa habían entre 2 y 3 asientos. El personal se componía de un total de 5 personas, dos de los cuales asistían a los clientes, mientras los otros tres trabajaban en la cocina. Veramente me gustaba el ambiente relajado y la atmósfera relajada que tenía.

El ánimo de este café al estilo británico estaba apoyado por mesas y sillas antiguas apropiadas. Las diversas decoraciones bien escogidas aparentemente fueron seleccionados por esposa británica del gerente. Por curiosidad, el nombre de la cafetería (Victoria), fue tomado a partir del nombre de su esposa.

Estando Victoria en el primer piso de un edificio de varios inquilinos y teniendo un interior que debería complacer el sexo femenino, había por ende muchas mujeres jóvenes que eran señoritas de oficina o estudiantes universitarias.

Cuando fui a tomar su orden, Tsukimori me escrutó de la cabeza a los pies.

—Tu atuendo de "garçon" se ve bien.

«Camarero» habría sido la forma correcta de abordar el personal de aquí, teniendo en cuenta que fue diseñado en un estilo británico, pero «garçon» es aparentemente más común aquí en Japón.

Juzgué que era una nimiedad corregirla, por lo que sólo le agradecí con un simple gracias y una sonrisa, añadiendo que a ella también le quedaba bien la cafetería de fondo.

Tsukimori me sonrió de vuelta y respondió: "gracias".

Estaba siendo bastante honesto. Una bella joven en una cafetería siempre hace para una buena imagen.

—¿El personal está bastante animado, no es así?

Trasladó su mirada hacia la cocina.

—¿Pudiste oír la conmoción desde aquí? Eso seguramente es un problema para una tienda en la industria del servicio.

Coloqué un vaso de agua y una toalla húmeda en la mesa.

—Pero parece divertido.

—Me pregunto sobre esto; algunos incluso empezaron a gritar una vez en este rato. De todas formas, tengo confiannza en nuestro café. Y ninguno de nuestros platos está más o menos bien.

—Ya veo. Me gustaría una taza del café tan bueno entonces. Y por favor agrega tu dulce recomendado a la orden.

—Entonces ¿qué hay de nuestra mezcla recomendada además del pastel de manzana hecho a mano por el dueño?

Desde Tsukimori asintió, me incliné respetuosamente y dije: "Por supuesto."

Transmití la orden al personal de cocina.

—Eres un tipo antipático.

Mirai-san me estaba frunciendo el ceño en lugar de estar con los alimentos.

—¿Crees eso? En realidad, siempre trato de ser más amable cuando asisto a los clientes.

—¿Cuándo ocurre eso? Para mí, no hay ninguna diferencia. En serio, ¿Qué le gusta de un tipo como tú?

Con su ceja levantada, miró con escepticismo a Tsukimori.

—Olvidé mencionarlo, ella no es mi novia.

—¿No lo es?

—No. Sólo es una compañera de clase.

—Entonces dime lo que quiere una belleza y una "simple compañera de clase" de ti.

—No soy yo, es la cafetería. Al parecer, ella es una fan de las cafeterías.

Dado que no había ningún mérito en absoluto en decirle la verdad, simplemente me inventé algo.

—¿Eso es todo? Que aburrido.

—Como siempre, estás tan auto-centrada en ti que no te das cuenta de lo que pasa realmente. Estoy completamente seguro de que te habrías irritado si ella hubiera sido mi amada.

—¡Solo soy honesta con mis sentimientos! En primer lugar, creo que debe haber algo malo con aquellos que disfrutan de la felicidad de los demás. CAda uno de ellos debe ser o un hipócrita, o está tramando algo.

—Una hermosa opinión cargada de prejuicios, debo añadir.

En realidad, por dentro no estaba tan desdeñoso como hubiera parecido. De hecho, en mi mente tuve incluso que coincidir con ella—¿es así por mi deformada personaldad?

Me sentí inlinado a decir quién era honesto bajo su propio juicio y errático por el de cualquier otro, para saber su opión respecto a cierta pregunta.

—¿Mirai-san, podría preguntarte algo?

—¿Mh? ¿De qué se trata?

—¿Qué piensas de alguien que no se lamenta por sus desgracias?

—Que es sospechoso—. Respndió ella rápida como el viento. —Las desgracias son llamadas así porque hacen sentirte triste, verdad? Si no te pones triste, no puedes llamar a esto desgracia.

—Ya veo—. Esta vez realmente expresé mi acuerdo en palabras.

Lancé una mirada de reojo a Tsukimori.

Cansada de esperar o simplemente interesada por la decoración de la cafetería, la contemplaba. Aparentemente, el gato blanco de cerámica y el negro gato de cristal fueron de su agrado, ya que se paró a mirarlos con detenimento.

¿Quién de este café podría haber adivinado que ella de hecho era una desdichada chica que había perdido a su padre recientemente?

Nadie.

Uno nunca podría ver emociones de manera muy pronunciada en ella. Siempre aparentaría calma y madurez.

No sabía si controlaba conscientemente sus emociones o simplemente no era el tipo de personas que los mostraba, pero no parecía triste en absoluto desde mi punto de vista.

Por supuesto, era impensable que solo quería no agobiar a los demás y que por tanto, desesperadamente escondía sus sentimientos. O quizás eso sería lo normal para una chica después de que ocurriera lo sucedido. Al fin y al cabo, un difunto nunca volvería y el luto por siempre no es que pueda decirse que sea muy saludable tampoco.

Pero esto solo son teorías. ¿Es realmente posible tratar de entender los sentimientos de uno en tan poco tiempo después de lo sucedido? Especialmente si es tristeza?

Recordé las palabras de Mirai-san.

En efecto. Parecía muy sospechoso.


El postre fue capaz de satisfacer el paladar de Tsukimori.

—Es delicioso—. Me alabó ella mientras felizmente se acababa el café y su tarta de manzana sin dejar nada en el plato.

Me dirigí a su mesa para limpiarla.

—Ha sido todo de su agrado?—, pregunté, después de lo cual Tsukimori me lanzó una mirada descontenta.

—¿Estás sugiriendo que me vaya?

—Veo que ya has acabado de consumir.

—Me gusta realmente mucho esta cafetería.

Lanzó una sonrisa que parecía que iba a empezar a tatarear de lo feliz que se la veía.

—Ajá. Estoy encantado de oír eso. Pero no olvides que hay muchísimas diferentes cafeterias en el mundo. Deberías probarlas también.

—Me gusta realmente mucho esta cafetería—. Repitió Tsukimori con exactamente las mismas palabras y misma sonrisa.

—Veo que a veces no eres muy rápida en el consumo—. Casi repetí lo mismo yo también.

De repente, Tsukimori se puso de pie y caminó aparentemente hacia la cocina. Cuando seguí con asombro, ella estaba dando al personal un natural saludo y sonriendo como una flor floreciente.

—Encantada de conoceros.

Era obvio con solo hecharle un vistazo que su saludo rosado hizo que el personal se ruborizara. Según parecer, todos ellos estaban muy emocionados sobre ella. Bueno, excepto Mirai-san quien se mantuvo no impresionada.

—Soy Youko Tsukimori, una compañera de clase de Nonomiya-kun—. Se presentó con modales educados.

—Ah, sí, Nonomiya-kun nos lo dijo—. Respondió respetuosamente el gerente a pesar de ser mucho mayor que ella.

—Tengo que decir que esto es una adorable pequeña cafetería.

—¡Muchas gracias!

El gerente del local se ruborizó ligeramente, movido por su radiante sonrisa.

—Estoy tan celosa de todos...

El personal la miró sorprendido. Una chica, que parecía tener algo de lo que se pudiera estar celoso, pero de verdad, estaba celosa de ellos.


—Porque tenéis el privilegio de trabajar en una cafetería tan maravillosa.


Youko Tsukimori parecía deslumbrante, encendida por el crepúsculo. Aunque eso fue probablemente debido a la luz de fondo de la puesta del sol. En ese mismo momento, todo el mundo estaba fascinado por su aura excepcional.

—Ni siquiera puedo imaginar qué felicidad sería trabajar en un lugar tan maravilloso.

Al ser la persona en esta sala que tenía más resistencia contra ella, sonreí con ironía ante su actitud de estrella. También me di cuenta de que había superado la cima con esa exageración exorbitante.

Sin embargo, las siguientes palabras del gerente borraron la sonrisa en mis labios.

—... um, Tsukimori-san, ¿dijiste?

—Sí.

—¿Te gustaría trabajar aquí?

—Mister Kujirai...

No pude guardar silencio. Quería evitar que cometiera un grave error. ¡Fausto, estás negociando con Mefistófeles!

Sin embargo, alguien agarró mi hombro y me retuvo. El olor a chocolate estaba en el aire.

—Solo mira, dijo Mirai-san con una sonrisa maliciosa—. Aquí teníamos otro diablo.

—Ehmm, en realidad, hay un puesto vacante por el momento. Y puesto que eres compañera de clase de Nonomiya-kun, no tenemos que preocuparnos de tus antecedentes. Así que, si lo deseas, con gusto te daremos la bienvenida, Tsukimori-san.

Los otros miembros del personal asintieron con la cabeza también.

Era como la hipnosis grupal. Debieron de ser hipnotizados por el diablo y perdieron la cabeza.

—Estoy muy contento por vuestra oferta, pero... ¿realmente podréis hacer algo conmigo? Para deciros la verdad, nunca he trabajado en ninguna parte antes—. Respondió Tsukimori vacilante después de dudar por un corta espera.

—No, no, no te preocupes. Todo el mundo tiene que comenzar en alguna parte. Además, estoy seguro de que tú, alguien con excepcionales modales, ¡eres adecuada para este tipo de negocio!

Claro, ¡su aceptación entre los clientes sería excepcional! Después de todo, sólo verian su lado superficial.

—Acepto de buen grado vuestra oferta, si tenéis tanta confianza en mí—. Respondió Tsukimori con una sonrisa brillante.

Todos la recibieron con una sonrisa. Yo era el único que hacía una cara amarga, sintiéndome terriblemente alejado de ese anillo de bendiciones.

Porque yo sabía más.

Sabía que un carácter atrevido y decidido se escondía bajo su personalidad. Pero a la larga sólo mostraba una hermosa muchacha de excelente carácter, que era así amada por todos.

Para empeorar las cosas, la brillante Tsukimori era muy consciente de su propio atractivo. Y también había aprendido a seber cómo usarlo correctamente.

—¿Por qué los hombres son tan débiles con las chicas guapas?—. Susurró Mirai-san en mi oído después de que ella me hubiera tirado del hombro, porque había el mostrador entre nosotros.

—Una buena pregunta, al fin y al cabo, los chicos de esta cafetería son todos 'débiles' cuando se trata de ti—. Contesté casualmente.

—Me siento rara cuando me elogias. Pero no es un mal sentimiento. Déjame remover tu pelo como una recompensa.

La palma de Mirai-san se acercó a mi cabeza, pero me negué oscuramente.

—No estoy de humor, por favor, no te confundas.

—¡No hay necesidad de que seas tan reservado! Si quieres, incluso puedo darte una pieza del chocolate que tengo yo.

—¿Estás de acuerdo con esto? ¿No estás en contra de que contraten a Tsukimori?

—¿Quieres que objete, verdad?

—Bueno, sólo tu objeción sería capaz de poner fin a este ambiente de bienvenida.

—No puede ser molestado. No hay razón para objetar.

—¿Por qué?

Me sorprendió que Mirai-san permitiera semejante farsa.

—¡Porque es muy gracioso verte protestar tan descaradamente cuando usualmente actúas tan frío!

Mirai-san soltó una risotada.

—¿...Te das cuenta de lo terrible que es tu personalidad?

—Eres peor que yo, ¿verdad? Si mi intuición no me falla, Tsukimori no es el tipo de mujer que un tipo indefenso como tú podría manejar.

—No me molesta. No pienso hacer nada con ella.

—Puedes pensar así, pero ¿qué hay de ella?

Mirai-san entrecerró los ojos y miró mi rostro detenidamente.

—No hay sirve de nada golpearme, para tu información.

—Sí, sí. Esperando eso estoy los próximos días.

Sin preocuparse por mi fuerte rechazo, Mirai-san agitó su mano y regresó a la cocina.

Se sentía como si fuera sólo una cuestión de tiempo hasta que ella se diera cuenta de nuestra extraña relación, ¿sería eso la intuición de una mujer?

Me dije que tenía que asegurarme de que Tsukimori no le dijera cosas innecesarias a Mirai-san.

—Trabajo aquí ahora.

La chica en cuestión, Tsukimori, se acercó a mí alegremente a pesar de todos los dolores de cabeza que me estaba causando.

—Todavía no es demasiado tarde, ¿no lo podrías pensar de nuevo?

Mi respuesta fue fría, pero mi corazón era más frío aún.

—Gracias por preocuparte por mí. Pero ya que el gerente fue tan amable de ofrecerme este trabajo, ¡voy a dar lo mejor!

Ella lindamente cerró el puño, llena de confianza.

—No estoy preocupado. Estoy molesto.

—Estoy deseando trabajar contigo, colega.

La sonrisa de Tsukimori no rompió ni siquiera una vez.

Mirai-san había mencionado que yo no era alguien que pudiera manejarla.

Me encontré a mi mismo justo experimentando lo que había dicho.


A la mañana siguiente en clase.

De repente, Tsukimori vino a mi escritorio y dijo con una sonrisa tan cálida como los rayos de sol brillando a través de las hojas de un árbol y una voz tan suave como una suave brisa de verano a Usami:

—Me han contratado en el sitio donde Nonomiya-kun trabaja.

El tiempo se detuvo en el aula ruidosa. Al menos, Usami lo hizo, como un reloj cuya batería se había acabado.

—¿Cómo? ¿Youko-san? ¿Trabajas con Nonomiya? ¿Por qué? ¿Qué?

Su desconcierto la hacía parecer uno de esos autómatas que saltaban en los relojes de cú-cú cada hora.

Era como un déja-vu de ayer.

—El gerente de la tienda me pidió que los ayudara porque había una escasez de personal. Estoy un poco ansiosa porque, bueno, nunca he trabajado en ninguna parte antes. Pero el gerente me aseguró que estaría bien—. Explicó Tsukimori inafectada.

—¡Cómo hablas...! Tú fuiste quien le hizo decir eso.

Era yo, naturalmente, quien escupo esas palabras en un volumen que nadie pudo percibir.

—Tal vez debería acompañarte...

—No te saltes tu club, tienes que hacer todo lo posible y convertirte en una jugadora regular. Ya era capaz de predecir la dirección que tomaría esta conversación, así que pude detenerla por adelantado.

—¿Por qué no paras este fin de semana, Chizuru? Tal vez no pueda hacerte compañía ya que todavía hay mucho que tengo que aprender, pero todavía está Nonomiya-kun. ¿No, nonomiya-kun?

Miré su cara sonriente por un segundo. Inclinó levemente la cabeza, a la vez que decía "¿Hm?" y ponía su sonrisa irrompible.

—Sí, siempre estás bienvenida a nuestro café, Usami.

Me juré a mí mismo que me quejaría a Tsukimori después.

—¡Vale! ¡Pasaré por allí! Definitivamente voy a pasar por allí!

Usami se regocijó grandemente, con sus ojos brillantes. Su reacción directa hizo que una buena parte de mi sombrío humor fluyera.

Pero había un problema serio. A juzgar por la apariencia de mis compañeros de clase, era obvio que irían a la cafetería este fin de semana. Y esta vez parecía muy difícil detenerlos.

—¡Escuchad, gente! ¡Nonomiya-kun nos va a dar explicaciones!

Kamogawa vino a palmearme el hombro con una sonrisa repugnantemente gentil. Detrás de él había un grupo de chicos con la misma sonrisa repugnante en sus rostros. Era la alianza de hombres, y exigían justicia a quien les había robado.

Era asqueroso.

Voy a protestar a Tsukimori, juré con determinación.



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