Suzumiya Haruhi:Volumen8 La Sombra Deambulante

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search

'La Sombra Deambulante'


El balón de voleibol golpeó contra el piso, produciendo un ‘Thud~’ sorprendentemente melódico antes de rebotar hacia arriba. Una fuerte oleada de gritos resonó por todo el gimnasio, y como tratando de imitar al balón, rebotó por las paredes y el techo, llenando el aire a mi alrededor.

Mi uniforme de educación física estaba un tanto sucio, y me encontraba sentado con las manos detrás de la cabeza y las piernas estiradas. Si se preguntan por qué estaba en una posición tan relajada, la respuesta es sencilla: yo era solamente un espectador que observaba el juego de voleibol. ¿Se preguntan por qué estaba haciendo eso? La respuesta también es simple: no tenía nada mejor qué hacer. Como la escuela no permitía que los estudiantes salieran con la excusa de ‘ya no tengo nada mejor qué hacer,’ mi única alternativa había sido ir a ver el juego de voleibol.

Estaba sentado en uno de los pasillos, en lugar de usar las graderías. Estaba comenzando a sospechar que esos pasillos habían sido hechos a la medida para la gente como yo, que no queríamos estar en medio de aquella multitud. Claro que yo no era el único que había arrastrado su cansado cuerpo hasta el pasillo para escapar de la gente, por lo menos había otras personas como yo, con demasiado tiempo entre manos.

A mi lado, estaba mi amigo, Taniguchi.

“Las chicas de nuestra clase son muy atléticas.”

Por su tono de voz, adiviné que no estaba impresionado, sino desconsolado.

“Sí.”

Dejé salir automáticamente esa respuesta, mientras veía el balón volando de un lado al otro. Hubo un servicio del equipo contrario, y la bola trazó un gran arco antes de ser enviada hacia arriba por el delantero del lado opuesto.

Desde atrás de la línea de tres metros, una chica con uniforme de educación física comenzó a correr y dio un enorme salto. Cuando alcanzó el punto más alto, remató con su brazo derecho, enviando la bola hacia abajo con fuerza. El ángulo fue perfecto, y la bola bajó en diagonal para aterrizar en la esquina del campo contrario. Un miembro del club de voleibol que estaba haciendo las veces de árbitro, hizo sonar su silbato. Había sido un ataque perfecto a la línea de fondo.

Una vez más, el gimnasio se llenó de gritos.

Qué remate tan poderoso. Debió de haber estado muy aburrida allá atrás.

“Hey, Kyon, hagamos una apuesta, ¿Qué equipo crees que vá a ganar?”

A pesar de que Taniguchi fue el que hizo la sugerencia, no parecía estar muy entusiasmado. Era una buena idea, pero todas las probabilidades apuntaban en contra de nuestros oponentes.

Antes de que Taniguchi pudiese terminar de abrir la boca, yo dije:

“El quipo de la clase 1-5 vá a ganar. Estoy seguro.”

Al escuchar esto, Taniguchi cerró la boca, frunciendo el ceño.

“¿Acaso no es obvio? Claro, ella está en nuestro equipo.”

Después de aterrizar en el suelo, la chica atacante se dio la vuelta, dejando ver una sonrisa brillante y llena de confianza. Claro que no me estaba mirando a mí, y aún en ese caso, su sonrisa era muy diferente de la que nos dejaba ver en el salón del club. Aquella parecía ser una sonrisa de “¡eso fue muy fácil!” dirigida hacia sus compañeras de equipo, que estaban reunidas alrededor de ella, felicitándola.

Nuestro equipo había alcanzado los 15 puntos. Era una victoria arrasadora.

Justo como lo había imaginado, el equipo femenino del salón 1-5 había barrido con la competencia, y su jugadora más valiosa, su clave para ganar, estaba ahora completamente rodeada, mientras chocaba suavemente su puño contra las palmas de sus compañeras.

Cuando iba saliendo de la cancha, nos vió a nosotros tres, sentados en el piso del pasillo, junto a un muro. Sus pasos se hicieron más lentos a medida que fijaba sus ojos en los míos. Inmediatamente desvié mi vista hacia otra parte.

Era una jugadora perfecta, y siempre ganaba sin importar en qué deporte compitiese. Una vez que saboreaba la victoria, lo único que quería era seguir probándola, y era por eso que había anotado todos los puntos del último partido.

Bueno, ya no es necesario seguir hablando como si fuera un misterio. Esa chica, que ahora estaba sentada en la banca de los suplentes bebiendo un refresco que le había dado una compañera de equipo, era, desde luego, Suzumiya Haruhi.

Ya estábamos a finales de Marzo, y acabábamos de terminar con los exámenes de final de curso. Muchas escuelas estaban en los preparativos para las vacaciones, y eso incluía a la Preparatoria Norte. Normalmente, este era un período de calma antes de un corto y merecido descanso, pero al parecer alguien había sugerido: “¿No hay mejores cosas qué hacer, aparte de dejar pasar el tiempo?” Como resultado, se habían organizado varios eventos deportivos entre las actividades de fin de curso.

Quizá se debía a la preocupación de la escuela por darnos un descanso después de los exámenes, pero si me preguntan, yo escogería unas vacaciones más largas en lugar de unos días de inútiles actividades deportivas.

En caso de que se lo estén preguntando, los deportes elegidos por la escuela para los campeonatos de ese año, habían sido fútbol para los hombres y voleibol para las mujeres. Yo estaba en el equipo masculino de mi clase, pero habíamos sido eliminados por el equipo del salón 1-9 en uno de los juegos preliminares. Ahora me agradaban mucho menos que antes, y el hecho de que Koizumi estuviese en esa clase tampoco les ayudaba mucho. El salón 1-9 era la clase para los que habían elegido enfocarse en las ciencias y las matemáticas, y todos sus miembros eran molestos sabelotodos que no hacían más que estudiar todo el tiempo. Era humillante haber perdido en un partido de fútbol contra ellos.

Era por eso que Taniguchi, yo, y el resto de los tipos del salón 1-5, nos estábamos sintiendo tan mal en aquel momento.

Y como no teníamos nada mejor qué hacer, todos fuimos al gimnasio a animar al equipo de las chicas.

“¿Suzumiya-san es increíble, no?”

Haruhi seguía disfrutando del juego de voleibol con sus compañeras de equipo.

El dueño de esa delicada voz era Kunikida, que también estaba sentado a mi lado. Gracias a la hiperactividad de Haruhi, el equipo femenino había escalado posiciones y ya estaba en su tercer encuentro, mientras que los tipos del equipo masculino habían sido barridos y convertidos en simples espectadores en su segundo juego.

“¿Por qué no está en ningún club deportivo? No hay muchas personas con ese talento.”

Estaba completamente de acuerdo. Si Haruhi se hubiese unido al Club de Atletismo, seguramente ya estaría compitiendo en el campeonato nacional, y pasaría lo mismo con cualquier otro deporte que eligiese. Con el entrenamiento adecuado, sería una de las mejores atletas del mundo. Después de todo, a nadie le gustan tanto las palabras “primer lugar” y “victoria” como a ella.

Mientras observaba un partido que se estaba jugando en la otra cancha, le dí una respuesta a Kunikida:

“Ella tiene mejores cosas en qué gastarse su tiempo que los deportes.”

De repente, me pregunté si por casualidad Asahina-san o Nagato estarían en el gimnasio tratando de animarla. Desafortunadamente, no las ví por ningún lado.

“Sí, como por ejemplo, la Brigada SOS…” dijo Kunikida con una sonrisa en la cara.

“Es típico de Suzumiya-san. Desde que comenzó la secundaria ha hecho todo lo posible para no ser una chica común y corriente. Es lógico que quiera dedicarse a participar en juegos extraños con alguien como tú, Kyon.”

No tenía ganas de contestarle.

Sin importar cómo se mirase, ya estábamos terminando el primer año de preparatoria, y al no haber otras actividades planeadas aparte del campeonato deportivo, el horario de clases había sido recortado. Después de unas cortas vacaciones de primavera, cuando los árboles de cerezo empezaran a florecer, comenzaría mi segundo año. Algo que preocupaba a muchas personas, era en qué grupo estarían el siguiente año, porque eso podía determinar cómo sería su vida de ahí en adelante. Yo no sentía ningún rencor particular hacia Kunikida o el idiota de Taniguchi, así que no me importaba si tenía que compartir clases con alguno de ellos el siguiente año.

Mientras me perdía en mis pensamientos, Kunikida se inclinó un poco, llamando mi atención.

“Vá a comenzar el siguiente juego, creo.”

Cuando volteé a mirar, ví a Haruhi caminando muy confiada, como si fuese la capitana del equipo, con todas sus compañeras rodeándola. La primavera estaba punto de llegar, pero como nuestra escuela estaba en la cima de una colina, todavía hacía bastante frío… o quizá yo era el único que me sentía así, sobre todo al pensar en mis calificaciones.

Yo estaba muy complacido con los resultados, pero desafortunadamente, mi madre no lo estaba. Ella no lo dijo en voz alta, pero por la forma en que trajo a casa varios anuncios de centros de enseñanza y escuelas de vacaciones, entendí lo que pensaba. El sólo ver aquellos anuncios me produjo indigestión.

Mi madre me había sugerido que entrase a unos cursos de vacaciones, ya fuesen en la escuela o en alguna academia privada. Okabe-sensei escribió la misma sugerencia en mi libreta de calificaciones. Pero yo sólo quería que me dejaran en paz, era demasiado trabajo.

Haruhi también me había hablado algo al respecto. Ahora que lo pienso, la única razón por la que mis calificaciones no estaban peligrosamente cerca de ser menos que un “aceptable” era gracias a Haruhi. Ella se había convertido en mi profesora personal, dándome algunas “claves” después de clases en el salón del club. Unos días antes de los exámenes, había descargado una enorme pila de libros de referencia y cuadernos de notas en mi escritorio, diciendo:

“¡No voy a permitir que repruebes y que tengas que tomar unos cursos de nivelación en vacaciones! ¡Algo tan insignificante no puede entrometerse en las actividades de la Brigada SOS!”

Una vez que ella empezaba a hablar de las actividades de la Brigada, ya no escuchaba nada más. Alguna vez se me ocurrió preguntarle cuánto me pagaría por mi contribución a las actividades de la Brigada, pero me contuve, pues imaginé que terminaría confiscándome la billetera al escuchar esa pregunta.

En lugar de pasar los últimos días del año escolar metido en un salón lleno de gente y siendo obligado a estudiar, prefería sentarme en el salón del club a beber el té de Asahina-san mientras retaba a Koizumi en algunos juegos de mesa. Esa había sido la única razón por la que le había pedido a Haruhi, que ya incluso se había fabricado un brazalete con las palabras “Ultra Profesora”, que me ayudase a estudiar.

El método de estudio de Haruhi era simple, y se basaba en la intuición. Ella simplemente memorizaba las preguntas y temas que le parecían importantes, y que según ella, aparecerían en el examen. Tuve el presentimiento de que la intuición de Haruhi resultaría ser muy precisa, así que la escuché atentamente, asintiendo a todo lo que decía. Por supuesto, en el caso de Nagato, era posible que ella pudiese recitar todo el examen con respuestas y todo sin haberlo visto antes; y supongo que Koizumi sería capaz de usar algún poder extraño para teletransportar las hojas del examen desde el salón de profesores hasta el salón del club. Como yo no tenía ningún tipo de poder oculto, lo único que pude hacer fue estudiar mucho.

Hubiese preferido el poder quedarme sentado y haber disfrutado del espectáculo de una muy alegre Haruhi (que había conseguido un apuntador y un par de anteojos para parecerse más a una “Ultra Profesora”) paseándose y saltando por todo el salón del club, pero sabía que no era posible. Después de todo, era por mi propio bien.

Estaba claro que Haruhi quería sentarse detrás de mí el próximo semestre, y pinchar mi espalda de vez en cuando con su lapicera mecánica diciendo: “¿Hey, Kyon, por qué no hacemos…?” y luego soltar alguna estúpida idea sin tener en cuenta lo que yo opinaba al respecto. Pero para hacer eso, yo tendría que estar en la misma clase que ella, y eso quería decir que tendría que aprobar los exámenes para no tener que repetir el curso. Fue por eso que estuvo revisando mis notas todo el tiempo. ¿Por qué se molestó en hacer eso, se preguntarán? Pues porque ella era la talentosa Comandante de la Brigada SOS, y así como un comandante no puede pelear en una guerra sin sus soldados, los soldados no pueden organizarse sin el liderazgo de un oficial superior. Haruhi era la comandante que daba las órdenes, y yo era el soldado que ejecutaba fielmente cada una de ellas.

Así habían sido las cosas el semestre anterior, y estaba seguro de que el semestre siguiente sería igual. Sospechaba que eso era lo que Haruhi tenía en mente, y ella era capaz de usar cualquier método para cumplir sus deseos, incluso aquellos métodos que se salían de toda lógica. Lo peor era que podría llegar a pasarme toda la vida repitiendo el primer año por su culpa, como en “El Día de la Marmota”.

En realidad, no quería que volviese a pasar nada como lo que había sucedido en Agosto. Estaba seguro de que Haruhi tampoco quería algo así, o al menos eso creo.

¿Por qué? ¿Todavía tienen que preguntarlo? La creación de la Brigada SOS le había traído a Haruhi muchos momentos felices y memorables, y ella no dejaría que todos esos recuerdos se perdiesen. Eso sí lo digo con seguridad.

Es decir, sólo miren cómo estaba Haruhi.

Una vez más, mis ojos se fijaron en el juego frente a mí.

Haruhi estaba llevando a nuestro equipo de voleibol hacia la victoria.

Estaba atacando salvajemente, y clavando la bola en cada oportunidad que tenía. Antes de que se les ocurra preguntar, déjenme aclararles que no estaba mirando su ombligo, que quedaba a plena vista cada vez que saltaba. Estaba mirando las expresiones de su rostro.

La primera vez que la ví, en Abril del año anterior, era una persona completamente aislada del resto de la clase. En ese entonces, su rostro era una mueca de enojo constante y no sonreía por ningún motivo. Al ver eso, no pude evitar tratar de hablar con ella para romper el hielo. Aunque contestó algunas de mis preguntas de vez en cuando, siguió manteniendo una gran distancia con las demás compañeras de clase. Pues bueno, ese ya no era el caso. Aunque todavía no tenía un montón de amigas en la clase, al menos se había abierto un poco más a ellas, en lugar de rechazarlas como lo hacía antes.

Seguramente era por la influencia de la Brigada SOS. Estoy seguro de que antes de convertirse en la chica rara y excéntrica, ella era una persona alegre, activa y amigable. Yo no creo que la Brigada SOS haya cambiado a Haruhi, sino que logró devolverle su forma anterior, despertando nuevamente la alegre personalidad que había sido sepultada durante la secundaria.

Claro que yo no conocía a la Haruhi de antes de la secundaria, pues nunca antes la había visto. Sin embargo, creo que uno de mis compañeros me había hablado de ella, ya que los dos habían estudiado en la misma escuela… pero ya no lo recuerdo bien lo que me dijo.


En el gimnasio, Haruhi seguía disfrutando del juego de voleibol con sus compañeras de equipo. Sin embargo, sentí que se estaba conteniendo por alguna razón. ¿Acaso esa sonrisa de un millón de vatios que tenía cuando pensaba en algún castigo, estaba reservada sólo para los miembros de la Brigada? Qué lástima, Haruhi. Estoy seguro de que a ellas también las habría gustado verla.

Después de otro exitoso ataque a la línea trasera del oponente, Haruhi chocó con su puño contra la palma de una de sus compañeras.

El partido terminó, y con él, llegaron a su fin las actividades escolares del día.

Los estudiantes que tenían actividades pendientes con sus clubes se dirigieron a sus respectivos salones, mientras que los demás se iban a sus casas. Como miembros de la Brigada SOS, Haruhi y yo fuimos caminando hasta el ya bien conocido salón del Club de Literatura, y ella parecía mucho más complacida de lo normal.

No cabía duda de que Haruhi se sentía a gusto por haber ganado el partido de voleibol, pero no era sólo eso. La razón por la que Haruhi se veía más complacida que de costumbre era porque justo unas semanas antes, había logrado desarmar el plan del Consejo Estudiantil para acabar con la Brigada SOS. Después de derrotar al presidente del consejo, Haruhi ya no tenía nada más de qué preocuparse en este mundo, excepto quizá por la ceremonia de graduación antes de comenzar el siguiente año.

Ya que Koizumi había dicho que cualquier cosa que Haruhi deseara podía volverse realidad, Nagato, Koizumi y yo habíamos llegado a la conclusión de que Haruhi quería que todos estudiáramos en la misma clase. Koizumi estaba en la case de los “sabelotodos”, pero desafiar la lógica era el poder menos importante de todos los que tenía Haruhi; después de todo, ya habíamos presenciado hechos mucho más ilógicos gracias a ella, como por ejemplo ver a Asahina-san disparando rayos láser por los ojos. El detalle más importante es que Haruhi no sabía nada sobre sus poderes. Si lo hubiese sabido, seguramente habría sido el fin de la Brigada SOS.

Eso no era lo único que Haruhi desconocía. Haruhi tampoco sabía nada sobre la habilidad de Nagato para manipular datos, o que Koizumi era virtualmente capaz de conseguir cualquier cosa gracias a la 'Organización' que lo respaldaba.

Soy una persona que acepta lo que siente. En aquel momento, cuando estábamos a punto de comenzar nuestro segundo año de preparatoria, yo también quería seguir sentándome en el puesto frente a Haruhi. Si la Brigada SOS se hubiese desintegrado, me habría sentido muy mal, tan triste como me sentí en Diciembre, cuando descubrí que Haruhi había desparecido.

Pero pensándolo mejor, si la Brigada SOS se hubiese desintegrado de verdad, no habría sido algo tan malo, y no creo que me hubiese afectado tanto. Si la Brigada SOS llega a separarse, querrá decir que los poderes de Haruhi se han estabilizado por fin, y tal como lo dijo Koizumi, eso no será ningún problema. Me pregunto si en realidad será una situación en la que todos salen ganando. Porque si eso llega a suceder, creo que me sentiré muy solo.

“¿Qué pasa?”

Quizá fue porque tenía la palabra “depresión” escrita en la cara, ya que Haruhi, muy animada, me miró y dijo:

“En verdad estás actuando muy raro hoy. De un momento a otro actúas como un idiota, y luego te ves muy pensativo. ¿Qué te pasa? ¿Tienes calambres en las mejillas? ¿O estás deprimido por haber perdido el partido de fútbol? Para ser sincera, eso estuvo patético.” Bueno, yo no tuve la culpa. Los equipos fueron elegidos por sorteo, y todos los tipos que saben jugar fueron a parar al equipo de ellos. Yo tuve que jugar como defensa, junto con Taniguchi y Kunikida. Fuimos capaces de parar al delantero del equipo contrario, agarrándonos a él como si nuestras vidas dependieran de ello, pero no creímos que fuese capaz de pasarle el balón a Koizumi, que luego disparó y anotó un gol. Qué lástima. Después de eso, la clase 1-9 terminó perdiendo frente a la clase 1-6 en las semifinales. Aunque no me sorprendió mucho, tuve el presentimiento de que Koizumi no era del tipo de personas que deja las cosas a medias. ¿Acaso habían perdido a propósito?

“¿Qué es lo que estás murmurando?”

Haruhi escuchó mi opinión, y comenzó a reírse con fuerza.

“Pero como se trata de Koizumi-kun, no podemos descartar esa posibilidad. Quizá lo único que querían era probar que ustedes estaban equivocados. Taniguchi y tú creen que ellos son sólo un montón de sabelotodos inútiles, ¿no? Pero al final, ustedes no pudieron ganarles y quedaron como un montón de idiotas. Ustedes son los inútiles. Aunque hay algunos estudiantes muy raros en la clase 1-9, yo no creo que sean tan malos en general.”

Mientras trataba de recordar el juego, llegamos frente a la puerta del salón del club casi sin darnos cuenta. Haruhi le dio vuelta a la perilla y entró caminando orgullosamente con grandes zancadas. ¿Qué no tienes modales? ¿Qué pasó con eso de “golpear antes de entrar”?

“¿Mikuru-chan, cómo te fue en el juego? ¿Hay té frío? He estado jugando voleibol desde ésta mañana y mi garganta está seca. Quizá esté un poco deshidratada.”

Todos los miembros de la Brigada estaban ya reunidos en el salón del club. Nagato y Koizumi estaban sentados en sus puestos de siempre, y Asahina-san vestía de nuevo el uniforme de mucama, parada junto a la puerta con una bandeja en las manos, como la empleada de una casa muy elegante. ¿Alguna vez se le había ocurrido que bien podría haber sido una modelo para Rembrandt o Rubens?

“Ehmm, lo siento, no hay té frío.”

Asahina-san se disculpó nerviosamente, como si hubiese hecho algo malo.

“P-Puedo enfriar un poco ahora mismo, poniéndolo en el refrigerador… ¿T-Te parece bien?”

Ahora que lo pienso, había olvidado mencionar que teníamos un refrigerador en el salón del club. Aunque era muy pequeño, tenía el espacio suficiente para guardar unos cuantos refrescos. Sin embargo, ya que mi objetivo principal al ir al salón del club era probar el delicioso té recién preparado de Asahina-san, aquel refrigerador era tan inútil como un calentador después de Navidad.

“No hace falta,” afirmó Haruhi con generosidad.

“Aunque no tarda mucho para enfriarse, el té recién preparado sabe mucho mejor.”

Asahina-san nos sirvió de inmediato dos tazas de té muy caliente. Una vez más, parecía que había superado su propia habilidad para prepararlo. Justo cuando estaba pensando en si debía alabar su destreza, Asahina-san dijo:

“Hmm… Té frío… ¿Debería comprar un enfriador de agua?”

Algunas veces tenía que hacerme una pregunta: ¿Asahina-san había traído alguna otra cosa desde el futuro, aparte de su conocimiento sobre las hojas de té? Aunque en apariencia era sólo una linda mucama, en realidad era una viajera del tiempo, venida desde quién sabe cuántos años en el futuro.

Koizumi estaba jugando una partida de Otelo en solitario.

“¿Por qué sacaste esa reliquia justo ahora?” le pregunté a Koizumi mientras probaba el té. Ahora que lo pienso, aquel había sido el primer juego de mesa que habíamos tenido en el club, y había sido yo el que lo había llevado.

“La Brigada ya tiene casi un año, ¿no? Estaba pensando en que quizá deberíamos volver al punto en el que comenzamos.”

A pesar de que Koizumi había estado muy serio en el juego de fútbol, en aquel momento había vuelto a adoptar la estúpida sonrisa de siempre. Antes de que pudiese responderle, había retirado todas las fichas de Otelo del tablero y había dejado sólo las fichas centrales, en la posición inicial.

Asahina-san nos sirvió de inmediato dos tazas de té muy caliente.

¿Volver al punto en el que comenzamos?

Aunque todavía no había vivido lo suficiente como para pasar mucho tiempo recordando el pasado, siempre hubo algo que quise hacer.

Recogí el tablero magnético de Otelo, y miré en silencio hacia un costado. Un año antes, la primera vez que entré en aquel cuarto, había visto a una persona que casi parecía una sombra. Esa sombra se encontraba sentada en una esquina del salón del club, leyendo en silencio un libro extranjero.

“………”

Era Nagato Yuki, leyendo como siempre en una esquina. Yo recordaba claramente la primera vez que ví a aquella interfaz humanoide expresar algún tipo de emoción: había sido cuando Asahina-san y yo jugábamos al Otelo.

Nunca había jugado contra Nagato. En realidad no creo que hubiese tenido ninguna oportunidad de ganarle, a menos que ella decidiera perder a propósito. Claro que cuando mi oponente era Koizumi, era una historia muy diferente… a menos que Koizumi hubiese estado perdiendo a propósito todas las veces que habíamos jugado antes.

Desde algún tiempo atrás, había notado que, después de acomodarse en su escritorio, Haruhi siempre se quedaba en silencio por algún tiempo. Primero encendía el computador y se conectaba a la Internet; eso ya era parte de su rutina diaria. A continuación, entraba a la miserable página de la Brigada SOS; supongo que era parte de su deber como Comandante, ¿no? Finalmente, comenzaba a navegar un rato, buscando toda clase de datos extraños y curiosos. En algunas ocasiones, también bajaba programas gratis de algún sitio y los instalaba, por lo que yo ya no tenía idea de qué había en aquel computador y qué no. Cuando surgía algún problema, Haruhi simplemente llamaba al presidente del Grupo de Estudio de la Informática y lo obligaba a arreglarlo a toda prisa. Ella sólo sabía usar a las personas como herramientas.

En aquella aburrida tarde de finales de invierno, todos los miembros de la Brigada estábamos cansados después del estúpido torneo deportivo. Lo único que quería era que el día pasara sin más novedades.

Un juego de Otelo no parecía ser tan mala idea, y el té de Asahina-san estaba más delicioso de lo normal. Parecía que todo iba a estar bien, y que muy pronto podría salir con rumbo a mi casa.

--- Sí, claro. Pero todo momento de paz llega a su fin tarde o temprano.

Que las cosas volvieran a ser como estaban al principio.

Alguien que quería exactamente eso, llegó caminando hasta el salón de la Brigada SOS.

Sí, una clienta. Esta vez no era uno de nuestros misterios premeditados, y dudo mucho que fuese algo que Haruhi deseó.

Después de llamar cortésmente a la puerta, la chica entró al salón. Quizá por sus buenos modales y su educación, sentí como si estuviese viendo a un cordero que entra en la guarida de un león.

A continuación, nuestra clienta dijo algo que hizo que Haruhi se emocionara de inmediato:

“Creo que hay unos espíritus merodeando cerca de mi casa. ¿Podrían ayudarme a investigar qué está pasando?”

“¿Espíritus?”

Haruhi repitió sus palabras como un loro que está aprendiendo a hablar.

“¿Alguien más sabe del asunto?”

“Sí.”

Nuestra clienta, Sakanaka-san, afirmó mientras asentía.

“Últimamente, he escuchado muchos rumores sobre unos espíritus en la zona.”

¿Sakanaka qué? En realidad, no recuerdo su primer nombre, todo lo que recuerdo es que estaba en la misma clase que Haruhi y yo. Sakanaka-san se sentó en la silla reservada para nuestros clientes, bebiendo el té de Asahina-san con una mirada nerviosa.

“Sucedió hace poco, más o menos hace tres días. Yo también estoy muy confundida…”

Sakanaka-san siguió bebiendo el té, luego se puso de pié y comenzó a caminar por todo el salón del club. Al parecer, estaba muy impresionada, sobre todo cuando se acercó al armario portátil con los disfraces de Asahina-san.

En aquel momento recordé el juego de voleibol. Parada a un costado de Haruhi, la defensa del equipo femenino era esa misma chica --- Sakanaka-san.

En realidad yo sólo tenía un recuerdo muy vago de haberla visto en clase. La única persona de la clase 1-5 que sobresalía en mi memoria, era la primera representante del curso, Asakura Ryouko, que había sido transferida a Canadá mucho tiempo atrás. Después de eso, no me había enterado de quién era la nueva representante, o si el puesto todavía estaba vacío. Las únicas otras personas que reconocía de mi clase eran Kunikida y Taniguchi. Comparándolos con el sistema solar, Kunikida y Taniguchi eran para mí como Venus es a la Tierra, mientras que nuestros demás compañeros, incluida Sakanaka-san, eran más bien como Urano.

A Haruhi, sin embargo, no le importaba qué distancia la separaba de sus compañeros.

“Por favor dime todo lo que sabes. ¿Así que espíritus, eh?… ¡Espíritus!… ¿Sakanaka-san, estás segura de que hay unos espíritus detrás de todo esto, no? ¡Si es así, entonces es un trabajo para la Brigada SOS!”

A juzgar por lo que parecía, estaba seguro de que quería ponerse un brazalete con las palabras “Cazador de Fantasmas” y salir corriendo hacia la escena del crimen.

“Ehhh… Espera… Suzumiya-san…”

Sakanaka-san sacudió sus manos frenéticamente.

“No puedo asegurar que se trate realmente de unos espíritus, es sólo que todo parece indicar que sí. Al menos eso es lo que dicen los rumores… Claro que yo misma siento que el lugar es algo aterrador…”

Cuando Sakanaka-san vió que las miradas de los cinco miembros de la Brigada (incluyendo a Nagato) estaban fijas sobre ella, bajó la cabeza muy apenada, y dijo:

“Ehh… ¿Acaso no debí venir aquí…?”

“¡Hiciste lo correcto, Sakanaka-san!” dijo Haruhi, casi rugiendo.

“Ya sean fantasmas, espíritus, espectros, almas en pena, o lo que sea; en tanto sean fenómenos sobrenaturales, no hay problema. ¡No puedo quedarme aquí de brazos cruzados después de haber escuchado algo así!”

Tú nunca has sido capaz de quedarte de brazos cruzados, con nada.

“Kyon, me gustaría que dejaras de interrumpirme con tus tontos comentarios que no vienen al caso. ¡Estamos hablando de espíritus, de espíritus! ¿Acaso no quieres ver uno? ¿O es que ya has visto uno antes?”

Nunca he visto uno, y espero jamás tener que verlo.

Haruhi parecía una niña de preescolar que acababa de despertar de su siesta con ganas de jugar.

“Desafortunadamente, no podemos ir todavía. Tenemos que ocuparnos de los detalles primero.”

Lo siento, pero no veo de qué detalles debemos ocuparnos.

Los ojos de Haruhi brillaron de la emoción. Yo evité su mirada y observé a Sakanaka-san, que estaba sentada a mi lado y abría la boca como si tuviese algo más que decir, pero inmediatamente volvía a cerrarla.

¿Por qué Sakanaka-san vino a consultarnos por un problema con espíritus, justo cuando el año estaba a punto de terminar? Hablando de clientes, ella era nuestro segundo cliente hasta el momento, después de Kimidori-san. A raíz del problema en el que nos metimos cuando Kimidori-san nos encargó que investigáramos la desaparición del presidente del Grupo de Estudio de la Informática, yo había arrancado nuestro póster promocional del cartel de anuncios de la escuela, y lo había arrojado a la basura. Al parecer, eso había funcionado, porque desde entonces nadie se había molestado en ir a consultar con la Brigada SOS por ningún problema. De hecho, creo que ya nadie recordaba mucho la existencia de la Brigada SOS. ¿Acaso Sakanaka-san había memorizado el contenido del póster que yo había arrancado? En aquel momento, sentí lástima por sus neuronas, porque habrían podido ser usadas para memorizar algo más útil. Para mi sorpresa, Sakanaka-san sacudió su cabeza, negándolo.

“No es eso. Recordé que había recibido un volante de la Brigada SOS hace mucho tiempo, y todavía lo tenía en mi casa. Cuando ví nuevamente el volante, pensé de inmediato que éste era el lugar más apropiado para acudir.”

Sakanaka-san dijo todo esto mientras sacaba un trozo de papel de su bolso. Al ver la vieja y arrugada hoja, Asahina-san retrocedió espantada, como un vampiro que acaba de ver una cruz.

“E-e-e-e-ese es….”

Era el primer volante oficial de la Brigada SOS, el cual había sido impreso usando sin permiso la fotocopiadora de la escuela. Eran los principios fundamentales de la Brigada SOS.

Si no me equivoco, esto es lo que había impreso en el volante:

“Nosotros, la Brigada SOS, buscamos todo tipo de fenómenos paranormales en este mundo. Invitamos a todos los que hayan vivido, estén viviendo, o sientan que van a vivir una experiencia sobrenatural o misteriosa, para que vengan y consulten con nosotros. Haremos todo lo posible por responder a sus preguntas......”

Aquel volante había sido redactado por Haruhi, en un intento por buscar todos los fenómenos sobrenaturales del mundo, y había sido entregado en la puerta principal de la escuela por dos chicas disfrazadas de conejita.

Vaya. Parecía que la semilla maligna que Haruhi había sembrado un año antes había germinado por fin, y ahora sus retoños venían a devorarnos justamente al final del curso. ¿Quién era el responsable de que eso estuviera sucediendo en aquel momento? Yo no había pedido una repetición. ¿A eso se refería Koizumi con “volver al punto en el que comenzamos”?

Me pregunto si Sakanaka-san pudo sentir los nervios que Asahina-san y yo teníamos en aquel momento, porque ella también parecía estar muy intranquila.

“… ¿Ésta es la Brigada SOS, o no? Son muy conocidos por… bueno, según he escuchado, fueron Suzumiya-san y ustedes los que estuvieron involucrados en esos incidentes…”

Lo siento, Sakanaka-san, pero me temo que no tenemos a nadie apropiado para lo que necesitas. Lo único que tenemos aquí es una extraterrestre a la que le gusta leer, un tipo con poderes al que le encanta hablar más de la cuenta, y una viajera del tiempo que es maravillosa para recrear la vista. Somos más apropiados para cosas que tienen que ver con la ciencia ficción. Por supuesto, a diferencia de ellos, yo no tengo nada de raro.

Mientras yo me quedaba sentado, sin decir nada de lo que estaba pensando, una expresión muy peculiar apareció en el rostro de Haruhi. “¿Sí ves, Kyon? Después de todo, alguien sí leyó nuestros volantes. ¿Todavía dices que fue una pérdida de tiempo? Quizá lo mejor sea repartir más volantes en un futuro.”

Sinceramente, yo creo que hasta Haruhi se había olvidado del asunto de los volantes.

“¡Bueno, quédate tranquila, Sakanaka-san! ¡Como eres nuestra compañera de clases, resolveremos este asunto sin que tengas que pagarnos!”

A decir verdad, Haruhi nunca le había cobrado a nadie. Después de todo, la mejor recompensa para Haruhi era la posibilidad de presenciar un verdadero fenómeno sobrenatural. En tanto hubiese un cliente dispuesto a buscarnos en el salón del club, Haruhi estaría más que complacida en aceptar cualquier caso. Fue lo mismo que con el grillo gigante de Kimidori-san.

“Espíritus…” dijo Haruhi con una sonrisa enorme en los labios.

“¡Nuestro objetivo es exterminar esos espíritus malvados, pero antes, tengo que conocer cada detalle al respecto! Ah, y vamos a necesitar una cámara fotográfica y una de video.”

Haruhi estaba hablando para ella misma, emocionándose por un asunto que, claramente, no nos alegraba a ninguno de los demás miembros de la Brigada. Eso no iba bien. Si las cosas seguían así, iban a aparecer unos espíritus de verdad… Un momento, ¿Sakanaka-san estaba segura de que eran espíritus?

¡Ajá! Seguramente, esos espíritus no eran más que una ilusión óptica. Si llega a saberse que los espíritus existen de verdad, podrían derrumbarse las bases de la ciencia que la humanidad lleva tantos años construyendo.

“Ehhm… Creo que es mejor si lo ven por ustedes mismos. No puedo asegurarles que en realidad sean unos espíritus los que están detrás de todo esto. Quizá no sea así, pero no encuentro ninguna otra manera de explicarlo…” Sakanaka-san comenzó a vacilar. “Hey, Haruhi.” Fui yo el que interrumpió. ¿Por qué? Porque esa idiota ya estaba corriendo hacia el armario donde guardábamos todo nuestro equipo. “¿Cálmate un poco, está bien? Al menos escucha todo lo que Sakanaka-san tiene qué decir.”

“Me estás estorbando.”

Haruhi se sentó en la silla de su escritorio, cruzando los brazos con una mirada de frustración. Nos lanzó a Sakanaka-san y a mí una mirada que quería decir “dense prisa y acaben de una vez con lo que tienen que decir”. Yo la ignoré y observé a Koizumi y a Nagato, cosa que no había hecho desde que Sakanaka-san había llegado.

No debí haberlos mirado.

Los dos parecían perfectamente normales. Koizumi tenía la misma sonrisa de zorro de todos los días, y Nagato no demostraba ninguna emoción, como siempre.

Sin embargo, los dos parecían estar muy interesados en Sakanaka-san, y por alguna extraña razón, pude sentir que los dos tenían el mismo tipo de pensamientos que yo.

--- ¿Espíritus? ¿De qué está hablando? ---

Al menos, eso es lo que sentí al verles la cara.

Ya que estamos hablando de espíritus, permítanme aclararles que yo no creo en fantasmas. Yo creo firmemente que esos espectáculos de lo sobrenatural que presentan por televisión, no son más que trucos para un entretenimiento barato.

Sin embargo, hasta mis más firmes convicciones se habían ido al diablo durante aquel año. ¿Todavía tienen qué preguntar por qué? Pues porque había conocido a seres extraterrestres, viajeros en el tiempo, e incluso a un imbécil con poderes mentales. Había experimentado en carne propia muchos de esos eventos sobrenaturales.

Debido a todo eso, ya no me sorprendía la idea de que unos espíritus, demonios, o incluso ángeles, pudiesen materializarse frente a mis ojos algún día. Pero así como aún no había conocido a ningún viajero interdimensional, tampoco me había encontrado todavía con ningún espíritu vagabundo. Claro que era inútil preocuparme por eso. Si alguna vez uno de ellos decidía mostrarse frente a mí, no creo que me hubiese quedado ninguna alternativa. Sin embargo, no estaba tan desesperado por conocerlos como para ir a buscarlos a propósito. ¿Creo que todos entienden la situación en la que me encontraba, no?

Además, yo no era el único metido en aquel problema.

“¿Espíritus eh…? Hmm…”

Haruhi seguía murmurando mientras se frotaba la barbilla con una mano, fingiendo que pensaba profundamente.

“Eh, sobre eso… bueno…”

Asahina-san tartamudeó un poco, mientras miraba con sospecha a nuestra clienta.

“……”

Nagato seguía en silencio, como siempre.

Era como si todos los miembros de la brigada hubiésemos pensado lo mismo. Nagato, Koizumi, y Asahina-san, todos ellos adoptaron una actitud seria al escuchar la palabra “espíritus”. Haruhi era, obviamente, la única excepción. Asahina-san no parecía tener idea de lo que era en realidad un espíritu, y su rostro sólo dejaba ver una expresión pálida y ausente. A lo mejor, en un futuro lejano, los espíritus eran una cosa ya olvidada. Qué lástima, Asahina-san. Quizá debería enseñarte una o dos cosas sobre nuestra religión; pero tendrá que ser en una próxima ocasión.

Aunque yo no era un tipo muy sociable, Haruhi no era la única persona de la clase 1-5 con la que yo hablaba. En ocasiones tenía algunas conversaciones con Taniguchi, Kunikida y algunos de los otros tipos de la clase. Nuestras compañeras, sin embargo, eran un asunto completamente diferente. Yo casi nunca había socializado bien con las mujeres, es decir, prácticamente no hablaba con ninguna de las chicas de la clase.

Incluso después de excavar en cada rincón de mi cerebro que pude encontrar, no pude recordar haber hablado con Sakanaka-san en ninguna ocasión antes que esa. Más aún, por lo que podía recordar, Sakanaka-san era una de esas chicas que casi nunca hablaba para nada.

“Comencé a sospechar la presencia de un espíritu gracias a Rousseau,” le dijo Sakanaka-san a una muy interesada Haruhi.

“¿Rousseau?”

Haruhi hizo una mueca al escuchar ese nombre.

“Ehh… así se llama mi perro.”

Vaya nombre para un perro.

“En la mañana y al anochecer, yo saco a Rousseau a dar un paseo, siempre por el mismo camino. Al principio, cuando mis padres compraron a Rousseau, solíamos hacer un recorrido diferente todos los días, pero ya no. Ahora lo llevo siempre por la misma ruta y hago un poco de ejercicio al mismo tiempo.”

Puedes saltarte esos detalles.


“¿Lo siento, pero podrías ir directo al grano?” “¡Cállate Kyon!” exclamó Haruhi, y luego se calmó: “Continúa por favor, Sakanaka-san.”

“A Rousseau le gustaba mucho el recorrido de siempre, pero un día…”

La voz de Sakanaka-san se debilitó, y tragó saliva, como si estuviese a punto de contarnos una horrible historia de terror.

“Hace más o menos una semana, Rousseau ya no quiso seguir por el mismo camino. A pesar de que tiré con fuerza de su correa, él no quiso moverse.”

Sakanaka-san adoptó una pose con la que yo estaba bien familiarizado --- Con sus dos manos agarró firmemente los lados de la mesa. Se veía igual a Shamisén cuando yo trataba de sacarlo de mi cama por las noches.

“¿Cómo no iba a sentirme confundida con esa reacción? Estuvo bien todo el tiempo, pero cuando nos aproximamos a cierto lugar, comenzó a actuar muy raro. Al día siguiente ocurrió lo mismo, y al otro día también, así que no me quedó más remedio que cambiar el recorrido.”

Sakanaka-san hizo una pausa y bebió una taza de té.

Entonces era eso. A un perro, que por casualidad compartía su nombre con un famoso filósofo, de pronto le dejó de gustar su paseo diario. ¿Qué tenía que ver eso con unos espíritus?

Haruhi hizo la pregunta antes que yo.

“¿Y qué hay de los espíritus?” preguntó casi gritando.

“Eh… Es que…”

Sakanaka-san siguió hablando, después de dejar la taza sobre la mesa.

“Es que aún no estoy muy segura de que se trate de espíritus. Es sólo un rumor que escuché después.”

“¿Y de dónde salió ese rumor sobre los espíritus?”

“De muchas partes. Muchas personas tienen perros cerca de donde yo vivo. En ocasiones, me encuentro con ellos cuando salgo a pasear con Rousseau, y me detengo a hablarles por un rato. La primera vez que escuché el rumor, fue cuando hablé con Minami-san, que tiene dos perros Shar-Pei. Según me dijo Minami-san, sus dos perros tampoco quisieron recorrer ese mismo camino, como si algo allí los estuviese asustando mucho.”

¿Podría ser algo que los humanos no podemos sentir?

“Sí, creo que sí, porque yo no sentí nada raro cuando pasé por allí.”

Nos estamos desviando cada vez más del asunto. ¿Qué pasó con los espíritus?

“Bueno, verán...”

Sakanaka-san continuó, como si estuviese muy afectada por el incidente.

“A partir de ese día, todos los perros del barrio se rehusaron a acercarse a ese lugar. Muy pronto se convirtió en el tema de moda entre los dueños de mascotas, porque parece que los perros no son los únicos que le tiene miedo a ese sitio. Había un par de gatos callejeros que se paseaban por allí, pero también han desaparecido.

Todo el tiempo, Haruhi estuvo escuchándola con mucho cuidado. En ocasiones parecía tomar algunas notas con su lapicera, como si se tratase de pistas importantes, pero cuando eché un vistazo a su libreta, lo único que ví fueron unos garabatos infantiles que parecían perros y gatos.

“Debe de haber unos espíritus cerca, y por eso es que los animales no quieren acercarse. Puede tratarse de un espíritu que aparece frente a los perros y los gatos, pero no frente a los humanos. ¿No es así?”

“Sí, así es,” afirmó Sakanaka-san mientras asentía con la cabeza.

“Ah, hay otra cosa que me preocupa. Tengo una amiga llamada Higuchi-san, que vive en esa misma zona. Ella tiene muchos perros, y todos son muy buenos amigos míos.”

La voz de Sakanaka-san adquirió un tinte macabro cuando dijo:

“Ésta mañana, me dí cuenta de que uno de sus perros no había salido con ella a pasear. Cuando le pregunté por qué, me dijo que había enfermado ayer. No me dió más detalles, pero por lo que escuché, tuvo que llevarlo al veterinario de inmediato."

“¿Entonces, crees que esto tenga algo que ver con espíritus, Suzumiya-san?”

“Hmm… yo diría que sí, pero...”

Haruhi cruzó los brazos, inclinó la cabeza, cerró los ojos, y se puso a pensar. Por la expresión de su cara, casi podía adivinar lo que estaba pensando: “Si no es nada raro, todo el asunto será algo muy aburrido. Es más interesante si metemos unos espíritus en todo esto.”

“Por lo que sabemos hasta el momento, no podemos asegurar nada.”

Me sorprendí mucho al escuchar una respuesta tan lógica de parte de Haruhi. Pero a continuación, dijo:

“Sin embargo, la posibilidad de que haya un espíritu involucrado es muy alta. Quizá es un espíritu que sólo afecta a los perros y a los gatos. Esa chica – ¿cómo se llama? Seguramente su perro vió al espíritu y sufrió un profundo trauma. Por eso se enfermó.” No puedo decir que estuviese en desacuerdo con lo que decía Haruhi. Yo mismo había visto cómo Shamisén se quedaba mirando fijamente algún rincón de mi cuarto como si estuviese observando algo que yo no podía ver. Sin embargo, me pareció que los gatos eran diferentes de los perros, porque incluso si lo que él veía era un espíritu, nunca pareció enfermarse por eso. Como dueño de un gato, creo que entiendo bien a lo que se referían.

Mientras yo pensaba en Shamisén, Haruhi se paró de pronto y casi hizo volar por los aires la silla en la que estaba sentada.

“Creo que ya entendí la situación.”

Lo único que yo entiendo es que hay un sitio al que los perros y los gatos no quieren ir.

“Eso es más que suficiente. En lugar de quedarnos aquí haciendo conjeturas inútiles, debemos ir al lugar de los hechos. Si tenemos suerte, podremos encontrarnos con eso que inspira terror en el corazón de estos animales. ¡Podría ser un espíritu, un fantasma, o incluso un monstruo!

¿Un monstruo? ¿Eso no es peor que un espíritu? Sentí un escalofrío al pensar en todos los monstruos que, según se dice, vagaban por Europa en el siglo diecinueve. Si nos encontrábamos con un espíritu extraviado, quizá podríamos rezar y convencerlo de que no nos lastime para que reencarne en su próxima vida, pero si estamos hablando de monstruos o demonios, ¡entonces no somos las personas indicadas para esto, Sakanaka-san! ¿Qué pasará si alguno de nosotros termina siendo poseído?

Al pensar en eso, me dí cuenta de que estaba mirando a Nagato.

La última clienta que habíamos tenido, Kimidori-san (que por cierto, era la secretaria del presidente del Consejo Estudiantil), estaba relacionada de algún modo con Nagato. ¿Acaso Sakanaka-san también estaba relacionada con ella?

Descarté esa idea de inmediato. La razón fue porque Nagato había cerrado su libro y estaba escuchando atentamente a Sakanaka-san. En su pálido rostro había cierta expresión que sólo yo era capaz de percibir, y eso era algo que me hacía sentir muy orgulloso. Por lo que pude ver, Nagato parecía estar muy intrigada por todo aquel asunto, y eso quería decir que la conversación de Sakanaka-san sobre los espíritus era algo totalmente nuevo para ella.

Luego, por una sospecha, volteé para mirar a Koizumi. Cuando su mirada se cruzó con la mía, Koizumi se encogió de hombros y reveló una especie de sonrisa de resignación, como tratando de responder lo que yo quería preguntarle. “Esto no tiene nada que ver conmigo,” pareció decirme Koizumi con aquel gesto. Sentí que comenzaba a entender a Koizumi un poco más.

La única persona restante era alguien a quien ni siquiera necesitaba mirar para saber la respuesta que estaba buscando. Asahina-san tenía una expresión que decía claramente: “No tengo idea”. De hecho, dudo mucho que supiera de qué estábamos hablando, o lo que estaba pasando.

“Muy bien, todos…”

Haruhi habló con mucho ánimo.

“…vamos. Ya tenemos una cámara… aunque nos falta una trampa para fantasmas. Si tan sólo tuviésemos unas tiras de papel con inscripciones sagradas…”

“También es importante conseguir un mapa de la zona,” añadió Koizumi mientras le dirigía a Sakanaka-san una leve sonrisa. “Me gustaría investigar muy seriamente todo esto. ¿Te molestaría si le pido a Rousseau que nos ayude?”

Al parecer, él también estaba muy interesado en el asunto.

Sería inútil ir por todo el lugar buscando pistas sin sentido. Si hacíamos lo que Koizumi decía y llevábamos a Rousseau para que nos indicara el camino, ahorraríamos mucho tiempo e iríamos directo al punto de interés.

“Está bien,” dijo Sakanaka-san mientras asentía, mirando el rostro de modelo de Koizumi.

“Entonces voy a sacarlo a dar un paseo.”

Los ojos de Asahina-san se abrieron de par en par mientras decía:

“Ehh, si vamos a salir, entonces tengo que cambiarme…”

Asahina-san estaba agarrando con fuerza el delantal de su uniforme de mucama con una mirada muy ansiosa, como si temiera ser arrastrada a la calle vestida así si no se cambaba rápido. Claro que tenía razón, porque Haruhi era capaz de hacer precisamente eso, si consideraba que podía ayudar de alguna manera con la investigación.

“Hmm, tienes razón Mikuru-chan, mejor cámbiate. No puedes salir vestida así.”

Por fin, Haruhi había dicho algo razonable.

“Está bien,” dijo Asahina-san con una expresión más tranquila, soltándose la pinza con la que sostenía su cabello.

Koizumi y yo tendríamos que salir de allí, porque yo no iba a permitir que Koizumi disfrutase de aquel espectáculo gratis.

Pero cuando me disponía a salir, Haruhi dijo algo aterrador:

“Mikuru-chan, tampoco puedes llevar tu uniforme.”

“¿Eh?”

Ignorando el nervioso “¿Eh?” de Asahina-san, Haruhi se dirigió al armario portátil de los disfraces, y sonrió sádicamente mientras tomaba otro disfraz.

“¡Este es! ¡Es perfecto para una ocasión misteriosa como ésta!” dijo Haruhi mientras nos enseñaba un largo kimono de color blanco y rojo. Era un disfraz que me recordó la historia antigua de Japón, era…

Asahina-san retrocedió instintivamente.

“E-eso es…”

“Un disfraz de miko. ¡Una miko!”

Una sonrisa maligna se dibujó en el rostro de Haruhi. Era la misma sonrisa que aparecía cada vez que tenía una de sus brillantes ideas. Luego, mientras arrojaba el disfraz en brazos de Asahina-san, Haruhi dijo:

“Ya que vamos a tener que hacer un exorcismo, ese es el disfraz más apropiado que tenemos. De haberlo sabido antes, habría preparado algunas otras túnicas religiosas. Sin embargo, como no podemos hacer que Mikuru-chan se vista de monja o de sacerdote, porque sería muy vergonzoso, la única alternativa que nos queda es hacer que se vista de miko… ¿Qué te parece, Kyon? ¡No creas que yo compré todos esos uniformes sin pensarlo bien! ¿Acaso no es el disfraz perfecto para una ocasión como ésta?”

Aunque las clases ya habían terminado, era difícil asegurar cuál de los dos disfraces llamaría más la atención de los pocos estudiantes que quedaban en la escuela. Sin embargo, antes de que pudiese abrir la boca, Haruhi ya nos había sacado a Koizumi y a mí del salón del club.

El sonido de los gritos de victoria de Haruhi mezclado con los tiernos lamentos de terror de Asahina-san, llenó muy pronto el salón del club.

“Koizumi.”

“¿Sí? Ah, antes de que me lo preguntes, yo no creo que haya espíritus involucrados en todo esto,” aclaró Koizumi mientras se organizaba el cabello con una mano y me enseñaba otra vez su sonrisa de zorro.

“¿Entonces, qué crees que sea esta vez?”

“No puedo garantizarte nada en éste momento. Todo lo que puedo hacer son algunas suposiciones.”

Sí, cómo sea. Sólo habla de una vez.

“Por lo que nos dijo Sakanaka-san, hay un sitio al que varios perros no quieren acercarse. Eso me lleva a preguntarme: ¿Qué sentido tienen los animales, en especial los perros y los gatos, que es muy superior al de los humanos?”

“¿El olfato?”

“Correcto. Debe haber algún olor en ese lugar que a los perros no les gusta, quizá algo enterrado.”

Koizumi se acomodó el pelo una vez más, y dijo sin dejar de sonreír:

“La primera cosa que se me ocurrió fue una bomba, o algo por el estilo. Quizá se cayó de algún vehículo militar mientras era transportada quién sabe a dónde.”

Idiota. Si algo tan delicado como una bomba pudiese caerse de un camión militar, ¿para qué diablos iban a transportarla en un camión en primer lugar?

“Otra posibilidad es que sean materiales radioactivos. Sin embargo, no sé qué tan sensibles son los animales a la radiación.”

Olvidemos por un momento las bombas y los materiales radioactivos. La idea de una mina sin estallar enterrada por ahí se me antoja más fácil de creer.

“Hmm, en realidad eso también es posible. ¿Qué tal esto? Quizá un oso bajó de las montañas y se encuentra hibernando en alguna caverna cercana. Ahora que está a punto de despertar, todos los perros están huyendo atemorizados...”

¡No seas ridículo! Ni siquiera hay jabalíes por aquí cerca, mucho menos osos salvajes.

“Precisamente…” dijo Koizumi mientras cruzaba elegantemente los brazos. “Si la única pista que tenemos es que hay algo relacionado con el olor, podríamos seguir formulando toda clase de teorías absurdas. La única forma de resolver este misterio es ir y recopilar toda la información que sea posible, analizarla con una mente clara y deductiva, inferir una hipótesis plausible con la ayuda de algo de imaginación, y finalmente decidir según lo que nos diga nuestro instinto. Sólo cuando hayamos realizado todos esos procedimientos, podremos acercarnos un poco a la verdad. En primer lugar, tenemos que asegurarnos de que toda la información provenga de una fuente confiable. ¿Tenemos toda la información que necesitamos? No hay forma de saberlo. Por eso, resolver un misterio no es tan fácil como parece.”

Si quieres dar una clase sobre deducción y formulación de teorías, deberías ir a algún centro de investigación. ¿Para qué diablos sacaste ese tema en éste lugar? Tal y como lo dijo Haruhi, sólo tenemos que ir al lugar de los hechos y buscar algo que sea sospechoso, así de fácil. Es más, puede que Haruhi termine desenterrando algo extraño, como unas monedas de de alguna dinastía China o algo así. Claro que si eso pasa, todos los arqueólogos del mundo se sentirán muy confundidos, así que es mejor no pensar en eso. En resumen, si quieres hacer algunas deducciones o, como tú las llamas, suposiciones, es mejor que te las guardes para la próxima reunión del club.

“Encontrar la verdad sólo a través de la lógica es el principal propósito del método deductivo. Sin embargo, si la verdad pudiese ser descubierta tan fácilmente, entonces este caso no tendría nada de divertido, ¿no crees?”

Mientras Koizumi murmuraba esa basura tan complicada, sentí que la puerta en la que estaba apoyado comenzaba a ceder, girando sobre sus bisagras.

Al abrirse la puerta, una animada comandante de brigada salió, empujando a una Asahina-san vestida de miko.

“¡Los preparativos están terminados! ¡Te ves muy bien, Mikuru-chan! ¡Cualquier espíritu vagabundo será enviado al otro mundo sólo con verte!”

“Sniff……”

Asahina-san bajó la cabeza, muy avergonzada, mientras era exhibida para nuestro deleite visual. Era la segunda vez que la veía con aquel disfraz, después de la celebración del Hinamatsuri a principios de Marzo.

¿De dónde había sacado Haruhi aquel disfraz? Era exactamente igual a los kimonos usados por las doncellas de los templos, e incluso tenía una de esas varas ceremoniales. Si ella llega a realizar un miko-mai con algunos encantamientos al azar, creo que los espíritus malignos no serán los únicos que morirán y terminarán en el otro mundo. Aquel disfraz le quedaba tan bien, que uno podía morir de la emoción sólo con verla.

Detrás de ellas, estaba Sakanaka-san, que decía muy preocupada: “Ehh… En realidad no es necesario hacer todo esto…” y Nagato, que no era invisible, pero cuya existencia parecía la de un espíritu. Todas salieron en fila del salón del club. Al parecer, ya estaba todo listo para salir de la escuela.

¿De verdad íbamos a exorcizar unos espíritus? Asahina-san había sido obligada convertirse en una miko, y si comenzaba a sacudir esa vara en un baile ritual, lo mas seguro era que terminaría golpeándose con ella por accidente. A todos los sacerdotes y exorcistas de verdad, les juro que lamento mucho todo aquel sacrilegio.

La primavera estaba llegando, y durante aquella estación, no era raro que aparecieran algunos comportamientos extraños, ya se tratase de perros, gatos o personas.

Al menos eso dicen.

Al comenzar nuestra investigación, Haruhi tenía una expresión muy alegre. Yo tuve el presentimiento de que seríamos arrastrados otra vez hacia algún acontecimiento sobrenatural, ya que los demás miembros de la Brigada: Koizumi, Asahina-san e incluso Nagato, habían comenzado a actuar cada uno por su cuenta. Algunas veces me preguntaba si debería hacer algo por mi cuenta, en lugar de quedarme parado observando.

Sin embargo, yo era el único miembro del grupo que no estaba aliado con ninguna facción poderosa, así que lo único que podía hacer era quedarme en medio y ocuparme de mis asuntos.

Ahora que lo pienso, la persona que nos indicaba el camino era solamente una compañera de clase común y corriente, aficionada a los perros. Basándome en la historia que nos había contado Sakanaka-san, llegué a pensar que, en realidad, algún espíritu podía llegar a materializarse frente a nosotros.

Si en verdad existían unos espíritus por ahí flotando en la ciudad, hace mucho tiempo que los habríamos visto aparecer en el salón del club, y Asahina-san no habría podido ahuyentarlos con unos encantamientos improvisados. La clave allí era que tal desfile de espectros nunca había sucedido.

No, un momento. Me equivoco. La clave allí era que---

Entendí que era algo mucho más complicado que eso. La razón por la que ningún espíritu había aparecido hasta el momento, era simplemente porque ninguno de nosotros había pensado en ellos.


Después de bajar por la empinada colina de la Preparatoria Norte, tomamos un tren en la estación, cambiamos de línea una vez, y finalmente, tomamos otro tren hasta el lugar en el que vivía Sakanaka-san. Debido a que estaba hacia la dirección opuesta respecto a la estación en la que se reunía normalmente la Brigada SOS, yo nunca había estado en aquella zona de la ciudad. Todo lo que sabía era que se trataba de un barrio de clase alta.

Ya que en esa zona vivían todos los empresarios ricos, era obvio que alguien en la familia de Sakanaka-san era uno de ellos. Su padre seguramente era el gerente de una gran compañía, y su hermano, que estaba estudiando medicina, sin duda asistía a una universidad muy importante. No podía creer que en todo el año, no me había dado cuenta de que tenía compañeros con tanto dinero.

“En realidad no es para tanto,” dijo Sakanaka-san tímidamente, mientras apretaba sus manos con fuerza.

“Mi padre administra una pequeña compañía, y mi hermano estudia en una universidad pública.”

Eso quería decir que, aparte de que su familia era muy rica, su hermano era además alguien muy inteligente. ¿Acaso Sakanaka-san le dice a su hermano “hermanito”? Yo extraño mucho los días en que a mí me decían así.

La imagen sonriente de mi hermanita apareció en mi cabeza. Traté de sacármela echando un vistazo alrededor del tren.

Como todos íbamos hacia la casa de Sakanaka-san, era normal que los cinco miembros de la Brigada SOS, mas una compañera de clases, estuviésemos juntos en el tren. Para algunas personas, un grupo de seis podía parecer demasiado, pero por suerte, había muchos otros estudiantes a bordo del mismo vagón. Como la mayoría eran chicas de la Secundaria Kouyouen, los pocos estudiantes de la Preparatoria Norte estábamos apretujados hacia el mismo lado. Pero incluso en un tren lleno de estudiantes, nosotros llamábamos mucho la atención.

“Sniff……”

Por supuesto, eso se debía a los sollozos de Asahina-san, que trataba de sostenerse de pié, aferrada al pasamanos. No podíamos hacer nada. Era imposible que una chica triste, vestida de miko, y a bordo de un tren de transporte público, pasara inadvertida.

En otra ocasión, Asahina-san había tenido que subirse al tren vestida de conejita, e incluso había sido obligada a pasearse por las tiendas del lugar usando aquel disfraz. Yo quería consolarla, diciéndole que al menos esta vez estaba mucho mejor. Aquel disfraz no revelaba tanto como el otro.

“¿Mikuru-chan, te sabes algún encantamiento, hechizo, canto, o algo por el estilo?”

“… sniff… N-no…” dijo suavemente Asahina-san mientras inclinaba la cabeza.

“Bueno, ya me lo esperaba.”

A pesar de la evidente vergüenza de Asahina-san, Haruhi no se molestó en bajar la voz. En realidad no le importaba lo que pudiese sentir Asahina-san.

“¿Qué hay de tí, Yuki? ¿Has leído algo que tenga que ver con exorcismos en alguno de tus libros?”

“………”

Nagato estaba mirando el paisaje que cruzaba la ventana del tren cuando Haruhi le hizo esa pregunta. Sacudió su cabeza levemente durante dos segundos, y luego regresó a su pose inicial.


Tuve la sensación de que sabía exactamente lo que Nagato iba a decir. Al parecer, Haruhi también lo sabía, y dijo:

“Bueno. Supongo que era de esperarse que nadie recuerde ningún hechizo o encantamiento. Por suerte para ti, Mikuru-chan, yo sí recuerdo una pequeña parte de un hechizo, así que repite después de mí…”

¿Qué clase de hechizo piensas enseñarle a Asahina-san? Si ese hechizo resulta ser la invocación de alguna criatura extraña, no vayas a culpar a Asahina-san cuando algo malo suceda. Y no te molestes en buscarme a mí tampoco, porque voy a ser el primero en salir corriendo.

“No digas estupideces,” me respondió Haruhi, muy sonriente.

“Si conociera algún hechizo tan poderoso, lo habría usado hace mucho tiempo. Ahora que lo mencionas, recuerdo que una vez compré un libro de hechizos cuando estaba en secundaria. A pesar de que seguí al pié de la letra todo lo que decía, nunca pasó nada. Por eso llegué a la conclusión de que esos libros de hechizos que venden en las tiendas del distrito comercial no son auténticos.” “Hmm, se me acaba de ocurrir algo...”

Por un leve instante, alcancé a ver un pequeño bombillo iluminándose sobre la cabeza de Haruhi.

“Para nuestra siguiente búsqueda por la ciudad, ¿por qué no vamos a visitar las viejas librerías y las tiendas de antigüedades? ¡Nos fijaremos si los dueños se ven sospechosos, y les pediremos que nos entreguen los libros de hechizos genuinos y los artefactos mágicos! ¡Si tenemos suerte, quizá hasta aparezca un genio al frotar alguno de los artefactos!”

Si un genio me puede conceder tres deseos y después regresa a dormir en su lámpara por otros mil años, entonces sí estoy interesado. Desafortunadamente, tuve el presentimiento de que los genios que Haruhi tenía en mente, eran esos hechiceros que habían sido encerrados en lámparas por una maldición y que, tras ser liberados, traerían caos y destrucción sobre la faz de la Tierra. Al pensar en eso, temí un poco ante la idea de llevar a Haruhi a una tienda de antigüedades, y que comenzara a frotar todo lo que veía. Sólo pude desear que esas “viejas librerías” y “tiendas de antigüedades” cerrasen temprano sin previo aviso, antes de que Haruhi cambiase de parecer y se decidiera a organizar una búsqueda en aquel preciso momento.

No es necesario decir que nuestra conversación ya se había desviado del tema de los hechizos, y se concentró en los artefactos mágicos.

“Je je je~”

Como su hubiese leído mi mente, Koizumi interrumpió, dejando salir una de sus risas. Como tenía las dos manos ocupadas, no podía agarrarse del pasamanos, y por lo tanto se sacudía peligrosamente a medida que el tren avanzaba por la vía. Traía su maleta en una mano, y la de Asahina-san en la otra. Hablando de maletas, yo llevaba, además de mi propia maleta en mi mano derecha, otra bolsa colgando de mi hombro izquierdo, con el uniforme de Asahina-san dentro. Asahina-san tenía que volver a ponerse su uniforme escolar antes de irse a casa, ¿no? Si hubiésemos dejado su uniforme en la escuela, habría tenido que ir al día siguiente usando el disfraz de miko, o faltar a clases. Como cualquier persona normal escogería la segunda opción, yo no tenía duda de que Asahina-san haría lo mismo. Si eso sucedía, ¿qué pasaría con mi dosis diaria del delicioso té de Asahina-san? ¿Qué bebería para calmar mi dolorida y reseca garganta?

“Cálmate. Yo puedo encargarme si eso llega a pasar,” respondió Koizumi, con una voz muy tranquila para alguien que acababa se echarse encima semejante responsabilidad.

“Aunque no soy bueno preparando té, tengo formas de asegurarme de que Asahina-san llegue a la escuela. Puedo hacer que un auto la recoja, si eso te parece.”

Ante esa oferta, permanecí en silencio.

La persona que conduciría el auto, seguramente sería alguien de la ‘Organización’. Si esa persona es Arakawa-san, no hay ningún problema, pero si se trata de Mori-san, cuya verdadera edad seguía siendo un secreto, me sentiría muy intranquilo. Algunas veces me pregunté si ella podría ser uno de los jefes de Koizumi. Ahora, si se tratase de cualquier otra persona de la ‘Organización’, me preocuparía mucho el dejar que lleven a Asahina-san a la escuela. Aunque nos ayudaron durante el secuestro de Asahina Michiru, todavía no podía confiar del todo en ellos.

Koizumi se rió de nuevo, y dijo:

“Qué lástima. Después de todo lo que me costó pedirle ayuda a Mori-san. Parece que voy a ser el hazmerreír de la oficina otra vez.” El tren crujió levemente, y se sacudió mientras frenaba. Al parecer, habíamos llegado por fin a nuestro destino.

Aquel no era el momento para preocuparme por la 'Organización' de Koizumi, ni por lo que Haruhi pudiese tener en mente para nuestra próxima búsqueda por la ciudad.

Teníamos que descubrir qué era lo que estaba molestando tanto al perro de Sakanaka-san.

Después de salir de la estación, todos seguimos a Sakanaka-san mientras nos indicaba el camino hacia su casa. Aunque estaba ubicada subiendo una colina, no era tan empinada como el camino que lleva a la Preparatoria Norte, y quizá era sólo una idea mía, ¿pero por qué las chicas allí eran más hermosas de lo normal?

Por suerte, nadie se detuvo a mirar el disfraz de miko de Asahina-san, y ningún oficial de policía nos arrestó pensando que habíamos secuestrado una doncella de algún templo. Más o menos después de 15 minutos, llegamos a la casa de Sakanaka-san.

“Aquí estamos.”

Al ver cómo Sakanaka-san señalaba el inmenso edificio que se levantaba frente a nosotros, varios sinónimos de la palabra “infelicidad” pasaron por mi cabeza en un instante. El edificio era, sin duda, una enorme casa al estilo occidental, y era dolorosamente obvio que quienquiera que viviese allí tenía que ser inmensamente rico. Las paredes, la puerta, e incluso la cerca frente a la casa de tres pisos, todas irradiaban un aura de superioridad. Además de todo, también tenía un inmenso jardín al frente. A pesar de que en términos de extensión no era tan grande como la mansión tradicional de Tsuruya-san, sí poseía un aire de modernidad y de clase que incluso alguien como yo podía reconocer. A un lado de la puerta había una conocida pegatina de una compañía de seguridad, y en un gran parqueadero bajo techo, se veían dos autos estacionados. Uno de ellos era un auto de manufactura local, y el otro era importado. Por lo que pude ver, aquel parqueadero tenía espacio para un tercer auto. ¿Cuánto karma debía uno acumular para nacer y ser criado en una familia rica como esa?

Mientras me consumía la autocompasión por no tener tanto dinero, Sakanaka-san abrió la puerta de la cerca e invitó a Haruhi a pasar. Haruhi, como siempre, entró al jardín dando grandes zancadas, con Nagato, Koizumi y Asahina-san siguiéndola de cerca, y yo siempre atrás.

“Esperen un momento, por favor.”

Sakanaka-san sacó un manojo de llaves de su maleta y comenzó a abrir la puerta de la casa, la cual, por cierto, tenía tres cerraduras diferentes.

“Esto es tan molesto…”

Sakanaka-san comenzó a quitar los cerrojos de la puerta. ¿Acaso no había nadie más en casa? No, no era posible. Sakanaka-san nos había dicho que su madre estaba allí. Seguramente tenían la costumbre de cerrar la puerta con llave, aún cuando hubiese alguien adentro.

“¿Dónde está tu perro?”

“Eh, vendrá pronto.”

Sakanaka-san abrió la puerta por fin, y---

“¡¡Guau, guau!!”

Con una serie de animados ladridos, un pequeño perro de pelo blanco saltó a través de la puerta y comenzó a sacudir la cola mientras jugueteaba, apoyando sus patas en la falda de Sakanaka-san.


“Ahhh~ Qué lindo~”

Los ojos de Asahina-san brillaron mientras se arrodillaba para acariciar al perrito. El cachorro observó a Asahina-san con sus pequeños ojos negros y apoyó una de sus patas frontales sobre su mano extendida. Luego comenzó a correr en círculos alrededor de la joven miko. Sin importar cómo se lo mirara, era un perrito completamente normal, y apuesto a que en algún lugar de la casa, Sakanaka-san tenía un certificado de que era de pura raza.

“Rousseau, sentado.”

Al escuchar la orden de su dueña, Rousseau se sentó inmediatamente en cuatro patas. Era obvio que era, además de todo, un perro muy bien entrenado. Asahina-san aprovechó la oportunidad para acariciarle la cabeza una vez más.

“Ehmm… ¿Puedo cargarlo?”

“¿Qué? Sí claro.”

Asahina-san levantó torpemente al cachorro y comenzó a arrullarlo entre sus brazos. Rousseau ladró de felicidad y lamió el rostro de Asahina-san. Si ése es el tipo de vida que voy a tener, no me importaría reencarnar en un perro en mi próxima vida.

“¿Éste es Rousseau, eh? ¡Parece uno de esos perritos de juguete a baterías! ¿Qué clase de perro es?” preguntó Haruhi mientras le daba palmaditas en la cabeza. A pesar de que estaba siendo abrazado firmemente por Asahina-san, Rousseau se portó bien y siguió en silencio. Seguramente procedía de una buena raza.

“Es un terrier blanco escocés.”

Koizumi respondió antes que Sakanaka-san, mencionando un nombre que, a mi modo de ver, se escuchaba más como un animal sagrado que como una raza de perro. Con una expresión de saberlo todo, Koizumi sonrió cuando Sakanaka-san dijo: “sabes mucho de perros,” mientras miraba con cariño a su cachorro, que seguía siendo arrullado por Asahina-san.

“¿Es muy lindo, no?”

Sí, muy, muy lindo.

Con un manto de pelo espeso y blanco, y un par de ojos negros que casi se perdían entre el pelaje, Rousseau parecía un perro de peluche. La vida de Rousseau debía ser como la de un noble, mientras que la de mi gato tricolor, que seguramente estaba echado en mi cuarto sin nada mejor qué hacer, era como la de un campesino. Pero no olviden que Shamisén era un tipo completamente diferente de animal. Mi gato había hablado alguna vez, y por lo menos en eso era superior.

En aquel momento, Nagato tenía un escalofriante parecido con Shamisén, porque se quedó mirando fijamente al terrier blanco, sin parpadear, por casi diez segundos. Después de un rato, Nagato miró en otra dirección, como si de pronto hubiera perdido todo su interés en el perro. Bueno…

“Espera un momento, Mikuru-chan. ¿Por cuánto tiempo piensas quedártelo tú sola? Yo también quiero jugar con él, ¿no ves?” Ante el reclamo de Haruhi, Asahina-san no tuvo más alternativa que separarse de Rousseau. Quizá sólo fue mi impresión, pero creo que Rousseau disfrutaba mucho de toda esa atención, y saltó muy animado en brazos de Haruhi. ¿No dicen por ahí que los perros se animan más cuando están rodeados de gente extraña? Aunque Haruhi fue más brusca al cargar a Rousseau, comparada con el suave arrullo de Asahina-san, el cachorro ni siquiera pareció quejarse. Es más, todo el tiempo estuvo sacudiendo su cola con fuerza, como si estuviese disfrutando mucho todo aquello.

“Eres una belleza, ¿No es así, J.J.?”

Estaba a punto de decirle: ‘¡Oye, Haruhi, deja de darle nombres estúpidos a los perros de otras personas!’, pero Sakanaka-san habló primero y dijo:


“Je je~ Suzumiya-san, ése es el mismo sobrenombre que le puso mi padre.” Estoy seguro de que a Haruhi no le agradaba mucho el ser comparada con el padre de Sakanaka-san, sin embargo, pareció no le importarle en absoluto, y no dejó de sonreír mientras levantaba por el aire a aquel cachorro que compartía su nombre con cierto filósofo francés.

“¿Así que encontraste algo raro en uno de tus paseos, eh, J.J.?”

Aunque Haruhi estaba hablando con el perro, Rousseau no respondió, sólo se limitó a sacudir la cola. Fue su dueña, Sakanaka-san, la que contestó a la pregunta asintiendo con la cabeza.

“Sí, Así es. Aunque no estoy muy segura de qué pueda ser, otros perros además de Rousseau también lo han sentido y ya no quieren acercarse a esa zona, como si tuviesen miedo. Por eso es que comenzaron a decir que podían ser unos espíritus.” Aunque pensaba que las suposiciones de Sakanaka-san y sus amigas eran absurdas, no tenía ninguna autoridad para opinar al respecto, ya que yo vivía entre gente con poderes, viajeros en el tiempo y extraterrestres. ¿Quién sabe? Quizá los espíritus de Sakanaka-san sí existían después de todo.

Claro que, ahora que lo pienso, Asahina-san, Nagato y Koizumi tenían un cuerpo real y su existencia podía ser confirmada a simple vista. Esas “cosas” que los perros podían sentir pero los humanos no, ¿eran en realidad espíritus?

Aunque Sakanaka-san nos había invitado a tomar el té en su casa, Haruhi, que estaba ansiosa por descubrir algún fenómeno paranormal, rechazó amablemente la invitación. Mientras Sakanaka-san fue a cambiarse de ropa, su madre salió a saludar a los invitados. A simple vista, la madre de Sakanaka-san parecía más una hermana mayor que una madre, tanto en su manera de hablar como en su ropa y sus gestos. Me dio la impresión de que era una mujer perfecta.

La madre de Sakanaka-san observó con curiosidad en disfraz de miko de Asahina-san antes de preguntarnos por qué estábamos allí. Después de escuchar nuestra explicación, la madre de Sakanaka-san sonrió, y dijo: "Ella consiente demasiado a Rousseau. Les pido perdón por la molestia." Haruhi respondió como siempre, diciendo que no había problema. Haruhi, en realidad te admiro por ser capaz de hablar tan tranquila frente a una mujer como ella. ¿Yo? Yo estaba tan nervioso que casi no fui capaz de saludarla, e incluso sentí que mi sucio par de zapatos sólo estaban arruinando su preciosa alfombra.

La madre de Sakanaka-san nos invitó a regresar algún otro día como invitados suyos, para compensar por todas las molestias causadas. Como si esa fuera una señal para entrar, Sakanaka-san terminó de cambiarse a una ropa más casual y regresó a reunirse con nosotros. “Siento mucho la demora.”

Dejando las maletas en casa de Sakanaka-san, nosotros seis, mas el perro, salimos caminando por la puerta principal hacia el lugar de los hechos. ¿Yo fui el único que dio un suspiro de resignación? Supongo que sí. Por alguna razón, Haruhi llevaba la correa de Rousseau en la mano y caminaba frente a nosotros indicándonos el camino. “¡Vamos, J.J.!”

‘¿No puedes dejar de llamarlo por ese estúpido sobrenombre?’ pensé mientras trataba de seguirle el paso. Parecía que a J.J. Rousseau no le importaba que una completa extraña, que había conocido sólo una hora antes, sostuviese su correa, ya que corría muy feliz al lado de Haruhi.

“¡Ehh, Suzumiya-san, no es por ahí! ¡Tenemos que ir hacia el otro lado!”

Al ver a Sakanaka-san persiguiendo a una sonriente Haruhi, me pregunté: ¿después de todo esto, terminarían siendo buenas amigas? Algunas veces me había preguntado si acaso los perros tenían algún tipo de enfermedad o mutación genética que los hacía querer salir a pasear. Rousseau no era distinto, e iba trotando muy animado frente a Asahina-san, que trataba de alcanzarlo muy sonriente. Aunque su sonrisa siempre era reconfortante, por alguna razón sentí que era mucho más encantadora en aquel momento, como una sonrisa que sólo podía aparecer en un mundo de fantasía.

Claro está, como Haruhi no sabía hacia dónde ir, no podía indicarnos el camino, así que no tuvo más opción que entregarle la correa de Rousseau de vuelta a Sakanaka-san. Todos la seguimos, como si hubiésemos salido a dar un tranquilo paseo.

“¿Para dónde vamos? ¿No puedes ir más rápido, J.J.? ¡Rápido, rápido!”

Haruhi, que caminaba al lado de Rousseau, lo “animaba” con esas palabras de aliento.

“Eso no servirá, Suzumiya-san. Nosotros siempre salimos a pasear, no a correr,” respondió cortésmente Sakanaka-san mientras guiaba a Rousseau con la correa.

Nagato estaba en silencio como siempre, y Koizumi estaba concentrado revisando un mapa de la zona.

Intrigado por lo que Koizumi estaba haciendo, le dije:

“¿Qué pasa? ¿Ves algo raro en el mapa?”

En respuesta a mi pregunta, Koizumi sacó un rotulador de su bolsillo y dijo:

“Voy a marcar los lugares en los que los perros no se atreven a entrar. No creo que tengamos que ir a revisarlos todos. Bastará con tener una idea aproximada en el mapa.”

Bueno, entonces encárgate tú de eso, ya que últimamente pareces muy interesado en dibujar figuras extrañas. Después de ver lo saludable que está el perro de Sakanaka-san, ya no me preocupa tanto, aún si todavía hay algunos lugares a los que no quiere ir. Lo único que quiero ahora es disfrutar del paseo con Rousseau.

Hablando de eso, tuve un repentino deseo de tener un perro como mascota. Por supuesto, ni siquiera pensé en uno tan caro y tan educado como el de Sakanaka-san. Un perro normal sería suficiente, y ni siquiera tenía que ser de raza. Me dio la impresión de que Haruhi estaba pensando en lo mismo, ya que iba saltando al lado de Rousseau como un conejito hiperactivo, y al parecer la palabra ‘espíritus’ se había borrado de su cabeza.

La única que iba vestida con ropa casual era Sakanaka-san. Tras ella, iban caminando cuatro estudiantes de preparatoria con uniforme y una miko. Me pregunté que estarían pensando los demás perros que nos vieron mientras seguíamos a Sakanaka-san y a Rousseau en su caminata de todos los días.

Sakanaka-san nos indicó el camino, caminando con gran elegancia. ¿Ella era así en la escuela? ¿O era una parte de su personalidad que nunca veíamos? Según mis cálculos, estábamos caminando hacia el Este, y a menos que estuviese muy equivocado, anticipé que pronto llegaríamos a un río, aquel río con los árboles de cerezo creciendo en una avenida peatonal sobre sus orillas. Después de todo, era un lugar perfecto para sacar a pasear a un perro.

Yo todavía estaba ocupado pensando en esas y otras cosas sin importancia, cuando de pronto, Sakanaka-san dejó de caminar. “Otra vez se detuvo en el mismo lugar.”

Volteé rápidamente para mirar a Rousseau. Tenía las cuatro patas plantadas firmemente en el suelo, y sin importar cuánto trató Sakanaka-san de obligarlo a seguir, él no se movió ni un centímetro.

“Ahh~” dijo su dueña muy decepcionada. Creo que todos sentimos exactamente lo mismo.

“¿Eh?”

Los ojos de Haruhi se abrieron de par en par, seguramente al recordar la razón por la que estábamos todos allí.

“No veo nada sospechoso.”

Aunque se trataba de un área residencial, como estábamos cerca del río, había muchos más árboles que en otras partes. En la distancia, podía verse una montaña. Según me habían dicho, aunque nunca había aparecido un oso por allí, sí habían visto un jabalí una que otra vez en esa zona. ¿Pero si ese era el caso, por qué no habíamos escuchado nada al respecto? Yo había estado cerca de aquel río muchas veces, y además, estaba muy cerca de la estación del tren. Si un jabalí hubiese pasado por allí recientemente, ¿no habría ocasionado un gran escándalo? ¿Por qué no había escuchado la noticia antes?

Sakanaka-san seguía sosteniendo la correa de Rousseau, a pesar de que era obvio que él no iba a seguir adelante.

“A él siempre le gustó este camino, hasta la semana pasada. Siempre subíamos por los escalones, caminábamos a lo largo de la orilla, dábamos una enorme vuelta al final, y regresábamos aquí, antes de regresar por el mismo camino a casa. Hemos recorrido esta misma ruta desde que puedo recordarlo. Pero todo cambió hace una semana, cuando Rousseau no quiso seguir caminando, justo como ahora.” Asahina-san se agachó y comenzó a rascar a Rousseau detrás de las orejas. Al ver esto, Haruhi comenzó a juguetear con el lóbulo de su propia oreja.

“El río se vé muy sospechoso. ¡Quizá alguien arrojó algunos desechos tóxicos en la corriente! Me pregunto si hay alguna fábrica río arriba.”

¿Cómo se te ocurre una idea de esas? Nosotros, los estudiantes de la Preparatoria Norte, sabemos muy bien que eso no es posible. Si seguimos la corriente río arriba, llegaremos al camino que conduce a nuestra escuela. Yo llevaba recorriendo ese maldito camino todo un año, y sabía muy bien que lo único que había allí eran árboles. Ni siquiera había un restaurante en aquella colina, mucho menos una fábrica.

“No,” dijo Sakanaka-san. “Rousseau no tiene problemas para cruzar el río mucho más arriba, o un más abajo. Es sólo este lugar en particular el que le molesta. Lo mismo les pasó a Higuchi-san y a Minami-san.”

“Ya veo.”

Haruhi observó con mucha atención cómo Rousseau lamía la mano de Asahina-san. Luego, sin previo aviso, se le acercó como un rayo y lo levantó del suelo en sus brazos.

“¡Entonces, J.J., te llevaré y nos indicarás qué es lo que te asusta! ¡Cuando lleguemos al punto exacto, ladra dos veces!”

Haruhi arrebató la correa de las manos de Sakanaka-san, para luego llevarse a Rousseau con ella. Pero la distancia que alcanzó a recorrer fue tan corta como la correa que llevaba en la mano, porque Rousseau comenzó a aullar lastimeramente tan pronto como Haruhi comenzó a caminar.

Al escuchar que Rousseau se lamentaba de esa manera, Sakanaka-san se quedó paralizada, como si estuviese pegada al suelo. Tenía una expresión de angustia en el rostro, similar a la que Rousseau tenía en ese mismo momento. Era obvio que no quería ver a su querido perrito sufriendo en esas condiciones.

“No quiero que Rousseau se enoje conmigo,” dijo Sakanaka-san mientras tomaba nuevamente la correa de entre las manos de Haruhi, para luego calmarlo dándole unas suaves palmaditas en la cabeza.

“He escuchado muchas historias de perros que terminan odiando a sus amos. Cuando un perro y su dueño se pelean, el perro se siente rechazado y muere en muy poco tiempo por el dolor en su corazón. Si eso llegara a pasarle, yo misma no podría seguir viviendo, Así que…”

Sakanaka-san en verdad quería a su perro, en serio. En realidad había cuidado muy bien de Rousseau. Si yo llevase a Shamisén a su casa tan sólo por una noche, estoy seguro de que se sentiría como en el Cielo.

Ni siquiera Haruhi pudo discutir con ella. Lo único que hizo fue quedarse mirando a Sakanaka-san con la boca abierta. Asahina-san, en cambio, parecía estar de acuerdo con Sakanaka-san, y asintió firmemente con la cabeza. En verdad te envidio, Rousseau. ¡Lograste ganarte el corazón de Asahina-san en tan poco tiempo!

“No podemos arrastrarlo hacia un lugar al que no quiere ir,” dijo Koizumi mientras desplegaba su mapa, y luego añadió: “Nosotros estamos aquí.”

Haruhi arrebató la correa de las manos de Sakanaka-san, para luego llevarse a Rousseau con ella.

Con un el rotulador rojo, Koizumi hizo una pequeña marca en el mapa.

“Este es el lugar preciso en el que los perros comienzan a sentirse inquietos. Incluso si siguiéramos adelante por este camino, Rousseau estaría asustado todo el tiempo. En otras palabras, él no le tiene miedo a un punto específico, sino a toda una zona. No podremos triangular nada concreto si sólo seguimos adelante.”

¿Qué diablos estás diciendo

Cuando estaba a punto de abrir la boca para preguntar, Koizumi sonrió y dijo:

“Regresemos por ahora, y llevemos a Rousseau a pasear por otro camino.”

Terminamos siguiendo la sugerencia de Koizumi y nos devolvimos hasta un cruce de calles un poco más atrás. Una vez allí, giramos a la izquierda, y nos dirigimos hacia el norte. A medida que nos acercábamos a la estación del tren, había más gente en la calle, pero parecía que Asahina-san estaba más preocupada por Rousseau que por su disfraz de miko, porque ignoró completamente las miradas curiosas de la multitud.

Koizumi nos estaba indicando en camino, y eso era algo que casi nunca hacía. Llevaba el mapa en una mano, y su sonrisa parecía estar congelada sobre su cara.

“Ahora tenemos que ir por allá.”

Girando nuevamente, volvimos a caminar hacia el Este, siguiendo las instrucciones de Koizumi.

Después de unos cinco minutos…

“Auu~”

Rousseau se detuvo de repente, y no quiso seguir avanzando.

“Entonces, sí es el río.”

Al mirar hacia donde Haruhi estaba señalando, vimos que un poco más allá, estaba la avenida del río y los árboles de cerezo. Después de verificar nuestra posición exacta basándose en un par de avisos y en los números de las calles, Koizumi hizo otra marca en el mapa.

“Creo que ya lo entiendo, pero por si acaso, ¿podemos ir sólo a un lugar más?”

No tenía idea de lo que Koizumi había entendido, así que lo seguí en silencio, en dirección al norte. Afortunadamente, esta vez no tuvimos que devolvernos, porque Koizumi escogió un lugar al que podíamos llegar cruzando un par de callejones. Si continuábamos en esa dirección, sabía que tarde o temprano llegaríamos al mar. Sin embargo, yo sabía que ir hasta allá sería una exageración, y no creo que Koizumi hubiese tenido la paciencia de caminar hasta la playa.

Después de unos 5 minutos, Koizumi giró otra vez hacia el Este y comenzamos a avanzar por otro camino.

3 minutos después:

“Auu~”

Rousseau se detuvo por tercera vez, y nuevamente dio aquel doloroso aullido. Al ver aullando de esa manera a aquel perro que parecía de peluche, incluso yo me sentí mal. Sakanaka-san se apresuró a levantarlo en brazos. Entendía perfectamente lo que ella sentía en ese momento, y me conmoví por su actitud.

Parecía que Asahina-san estaba a punto de llorar, y Nagato estaba tan indiferente como de costumbre. Sin embargo, Koizumi nos reveló una enorme sonrisa de confianza, como si acabara de entenderlo todo, y luego dijo:

“Ya veo.”

Haciendo una última marca en el mapa, Koizumi se dio la vuelta para mirarnos, como un general a punto de anunciar que es hora de comenzar la batalla. Aunque sabía muy bien que lo que estaba a punto de decir no podían ser buenas noticias, no fui capaz de ignorarlo.

“¿Entonces, qué pasa?”

Quería saber la verdad, así de simple. Aunque prefería ignorar cualquier cosa que él pudiese decir, mi curiosidad era mucho más fuerte. ¡Listo! ¡Ya lo dije! ¡Así que dinos de una vez qué es lo que entendiste!

“Miren el mapa.”

Como si lo hubiésemos ensayado, todos nos acercamos al mismo tiempo a mirar el mapa que sostenía Koizumi.

“Las marcas rojas indican los lugares en los que Rousseau no quiso seguir avanzando. Hay tres lugares marcados, incluyendo nuestra posición actual. Para simplificar las cosas, los llamaremos A, B y C, en donde A es el primer lugar que visitamos, y C es éste último. Al ver los tres puntos, ¿alguno de ustedes nota algo raro?”

¿Eh? ¿Estás tratando de darnos clases de geometría o algo así?

Yo ya me había decidido a no tomar ninguna clase aparte de las materias obligatorias, así que me negué a responder. Haruhi, en cambio, contestó de inmediato sin siquiera levantar la mano.

“Si los conectamos con líneas rectas, la distancia entre A, B y C es la misma.”

“Qué lista eres, Suzumiya-san. Eso es porque escogí intencionalmente nuestro camino,” dijo Koizumi muy alegre, como un profesor que escucha la respuesta correcta de uno de sus estudiantes.

“Lo importante es que estos tres puntos no tienen nada de raro si se miran por separado, en especial el punto B, que a simple vista, es un punto cualquiera en medio de la calle. Sin embargo, si los conectamos así…”

Koizumi tomó nuevamente el rotulador de tinta roja, y comenzó a dibujar en el mapa. Trazó una línea curva desde A hasta C, pasando por B, creando así una pequeña onda en aquel mapa de escala 1:10000.

“Ah, ya veo.”

Haruhi llegó a una conclusión, mucho antes que cualquiera de nosotros.

“¿Kyon, no lo entiendes? ¿A qué se te parece esa curva?”

¿A qué puede parecerse una curva? ¿A otra curva?

“¿Por eso eres tan malo en matemáticas! ¡A veces tienes que usar tu intuición! Préstame eso por un segundo, ¿eh, Koizumi-kun?”

Usando el rotulador rojo que acababa de quitarle a Koizumi, Haruhi trazó algo más sobre el mapa.

“Si extendemos la curva conservando el ángulo original y la cerramos, nos queda un círculo perfecto, ¿no ves?”

Tenía razón. La figura que Haruhi había trazado, era un círculo perfecto.

Parecía un círculo indicando la localización de un punto de interés en el mapa.

Al fin lo había entendido. ¿Entonces era sólo eso?

“En otras palabras, los perros no quieren entrar en ese círculo, ¿verdad?”

“Eso es lo que creo.”

Si el área en cuestión tenía la forma de un círculo perfecto, entonces la línea trazada en el mapa debía indicar todos aquellos lugares en los que los perros se negaban a seguir caminando. Aunque no podíamos afirmar si era causado por espíritus, o si tenía alguna otra causa material, al menos ya sabíamos en qué zonas no se atrevían a entrar.

Koizumi señaló el círculo que había creado con ayuda de Haruhi.

“Si existe una causa para todo esto, entonces tiene que estar en algún lugar de esta zona, y el sitio más probable es el centro del círculo. Como sólo usé tres puntos de referencia, no puedo decir cuál es el centro exacto, pero puedo hacer una suposición muy aproximada. El centro del círculo está en---“

Antes de que Koizumi indicara el lugar, Haruhi le tomó la delantera, usando la punta del rotulador para marcar el centro del círculo. “Entonces, después de todo, sí era en el río.”

No necesitaba escuchar más explicaciones de parte de Haruhi. El centro del círculo en el mapa señalaba una larga avenida plantada con árboles de cerezo. Y justo en aquel lugar, estaba una silla al aire libre que Asahina-san y yo conocíamos muy bien.

“Increíble~~” dijo Sakanaka-san muy asombrada.

“¡No puedo creer que se te haya ocurrido algo así, Koizumi-kun, eres increíble!”

“No es para tanto.”

Sakanaka-san parecía muy asombrada, y no dejaba de mirar el rostro sonriente de Koizumi. Ehh, Sakanaka-san, es mejor que no te acerques mucho a ese tipo. Nadie sabe bien qué es lo que tiene en la cabeza. Además tiene la habilidad de convertirse en una bola de luz roja de un momento a otro. ¡Es un monstruo!

Aunque quería advertirle todo eso a Sakanaka-san, no podía abrir mi boca, así que me quedé estudiando el mapa en silencio.

En ese momento se me ocurrió que, a menos que algo extraño sucediese, sería mejor no ir a ese lugar. Era como si alguien en mi cabeza me estuviese advirtiendo algo. ¿No tenemos que ir a salvar a otro niño de un accidente, o sí? En aquella ocasión, sólo estábamos presentes Asahina-san y yo. Sin embargo, esta vez estaba reunida toda la Brigada SOS. Cuando menos, si algo llega a ocurrir, habrá suficientes personas para ayudarme.

¡El problema era que la Comandante de la Brigada también estaba allí!

“Vamos,” dijo Haruhi, aparentemente muy alegre.

“¡Vamos a ese lugar tan sospechoso! ¡Pueden estar tranquilos, Sakanaka-san y J.J.! ¡Después de que tengamos unas buenas fotografías, vamos a exorcizar a esos espíritus de una vez por todas!”

“¿E-exorcizar?”

Como si sólo hasta ese momento hubiese notado el vestido que traía puesto, Asahina-san comenzó a temblar con ambos brazos cruzados sobre su pecho en actitud defensiva. Haruhi la agarró por la muñeca y dijo:

“¡Es una emergencia! ¡Tenemos que ir ahora mismo!”

Y así, Haruhi arrastró a Asahina-san en dirección al río.

Gracias al “es una emergencia” de Haruhi, llegamos hasta el río increíblemente pronto. Según las observaciones de Koizumi, el punto más sospechoso estaba en la orilla del río bordeada por los árboles de cerezo.

Haruhi le arrebató el mapa a Koizumi y comenzó a mirarlo con detenimiento, como tratando de encontrar el sitio exacto indicado por el centro del círculo. ¡Lástima, Haruhi! Todo tu esfuerzo fue en vano. Tenía el presentimiento de que Koizumi ya había calculado mentalmente su ubicación.

“¿Quizá es allá?”

“¿En ese lado?”

Por alguna razón, ya que no quedaba más alternativa, me pareció que la opinión tranquila y fría de Koizumi era más confiable que la de Haruhi, que todavía estaba ocupada tratando de leer el mapa. ¿Acaso ya había encontrado la posible causa?

Sólo estábamos allí los cinco miembros de la Brigada SOS. Sakanaka-san y Rousseau habían regresado a casa, y esperaban pacientemente nuestro reporte. En otras palabras, Sakanaka-san no había querido ir con nosotros, diciendo que no podía obligar a Rousseau a ir a un lugar que le disgustaba tanto. Aunque hubiese ido con nosotros, creo que el cachorro ya no habría sido de gran utilidad, y por eso Haruhi y yo no nos opusimos a que se lo llevara. Por supuesto, yo no tengo derecho a juzgar la utilidad de nadie, ya que sólo soy un tipo que Haruhi eligió al azar para su Brigada, como un comediante elegido en un espectáculo callejero.

“Mikuru-chan, lamento haberte hecho esperar. Por fin es tu turno de actuar.”

“S-s-s-sí.”

Para Haruhi, Asahina-san era, con seguridad, la persona más útil para aquella ocasión, y por eso la había obligado a vestirse así. Si hubiésemos ido hasta allá y no hubiésemos hecho nada relacionado con el espiritismo, aquel disfraz de miko habría sido todo un desperdicio.

“¿P-pero, qué se supone que debo hacer?”

“¡No te preocupes! ¡Yo ya me encargué de todos los preparativos! Mikuru-chan, párate aquí. Ahora levanta tu vara ceremonial en alto.” Después de ordenarle a Asahina-san que se parara en la orilla y levantase su vara, Haruhi sacó de su bolsillo unos trozos de papel enrollados en forma de cilindro.

“Muy bien,” dijo Haruhi mientras rodeaba con su brazo los hombros de Asahina-san.

“¡Ahora, vamos a comenzar con el exorcismo!”

“¿Vajrac… chedika?... Prajnapara…mi… ta… Ekasha…ri.”

Por un momento, me pregunté qué tipo de hechizo se había inventado Haruhi. Resultó que era una versión modificada de la sutra de la perfección en la sabiduría. Sin embargo, al ver a Asahina-san con un disfraz de miko y recitando las Escrituras Budistas, me sentí intranquilo, como si pudiésemos sufrir un castigo divino en cualquier momento. Claro que si lo piensan bien, quizá era mejor así. A lo mejor se necesitaba de las fuerzas combinadas del budismo y del shinto para exorcizar aquellos espíritus.

...al ver a Asahina-san con un disfraz de miko y recitando las Escrituras Budistas, me sentí intranquilo, como si pudiésemos sufrir un castigo divino en cualquier momento.

Después de escuchar la sutra que Haruhi había escrito, y de ver a Asahina-san tratando nerviosamente de recitarla, siento que debo pedir perdón a todos los sacerdotes y las miko del mundo. Sólo espero que no se molesten.

Haruhi hacía el papel de asistente, enseñándole a Asahina-san los papeles con los diferentes versos.

“Demonios, fuera… Demonios, fuera…”

Asahina-san seguía recitando los versos a pesar de que sólo era una miko falsa. Yo, por mi parte, volteé para mirar a alguien que seguramente estaría muy interesada en todo aquello. Creo que no necesito decirles de quién se trataba, ¿o sí?

“………”

Los ojos de Nagato se movían como una campanilla en el viento mientras observaba a Asahina-san. No había nada de raro en ella, era sólo que sus ojos estaban enfocados en Asahina-san en lugar de un libro.

Después de mirarla, me sentí más tranquilo.

No creía que las oraciones de Asahina-san fuesen de gran utilidad, porque ni siquiera estábamos seguros de que todo aquel asunto hubiese sido causado por un espíritu. Pero había algo de lo que sí estaba seguro, y era que aunque se tratase de espíritus, fenómenos paranormales, o cosas que la ciencia no podía explicar, Nagato estaba allí con nosotros y no había nada que pudiese escapársele. Una vez que Nagato comprendía algo, yo también podía entenderlo porque ella siempre trataba de explicármelo, como sucedió aquella vez con el grillo.

Quizá se dio cuenta de que yo la estaba mirando, porque de repente, Nagato volteó su cabeza para mirarme también. La observé como diciendo: ‘¿Qué estás pensando?’

“Nada.”

¿No hay bombas, osos hibernando, materiales radioactivos o bastones extraños de titanio?

“No.”

¿Ni siquiera un rastro de ellos?

“Nada que yo pueda detectar.”

Nagato respondió con una voz monótona, como si estuviera recitando las tablas de multiplicar.

“No hay rastros de ningún fenómeno sobrenatural.”

¿Entonces por qué Rousseau y los otros perros le tienen miedo a éste lugar? ¿No debería haber algo extraño o inusual?

“……” Otra vez, como una campanilla, Nagato inclinó la cabeza un poco y miró fijamente a algún lugar a mis espaldas.

Siguiendo su indicación, me volteé para mirar.

Un tipo alto y fuerte venía caminando río arriba. Cuando se acercó, lo miré con atención. No es que fuera particularmente llamativo ni nada por el estilo, era sólo que---

Traía un perro. Un shiba inu para ser precisos. En circunstancias normales, eso no me habría llamado la atención. Después de todo, era un shiba inu común y corriente.

¿Pero no estábamos en la zona a la que ningún perro se atrevía a entrar?

“¿Eh?”

Después de un momento, Haruhi por fin lo advirtió, y Asahina-san también, con lo que dejó de recitar los versos abruptamente. En medio de su asombro, lo único que pudo decir fué:

“Imposible… ¿Cómo…?”

“Hmm.”

Con una mirada de confusión, Koizumi se quedó mirando al tipo que paseaba con su perro.

Era obvio que aquel shiba inu no había reaccionado como el terrier escocés de Sakanaka-san. De hecho, se veía muy feliz, como si estuviera disfrutando mucho de aquel paseo con su dueño. Jadeaba constantemente mientras le seguía el paso.

A juzgar por su apariencia, el dueño de aquel perro debía ser un estudiante universitario. Nos miró con sospecha, antes de continuar caminando con su perro.

“¡Espera un momento! ¡Espera!”

Haruhi comenzó a gritar, y saló corriendo para ponerse en su camino.

“Lo siento, ¿pero puedo preguntarte algo?”

Haruhi le dirigió al shiba inu una mirada tan amenazadora que habría sido capaz de detener cualquier cosa en este mundo. Luego preguntó:

“¿Puedo molestarte por un segundo? ¿Por qué tu perro fue capaz de pasar por éste lugar? Es que, verás… eh, bueno… es una larga historia.”

Diciendo eso, Haruhi me agarró por el cuello de la camisa y me arrastró hasta el dueño del shiba inu. El tipo se quedó mirándonos como si estuviese burlándose se nosotros, preguntándose seguramente,'¿quiénes son éstos?' Incluso el shiba inu inclinó su cabeza y sacó la lengua, sin entender qué estaba sucediendo. Haruhi los miró un instante, antes de decir:

“¡Vamos, díselo tú, Kyon!”

¿Yo?

A pesar de que quise arrastrar a Koizumi hasta allí, no fui capaz de moverme, sin duda paralizado por la terrible mirada de Haruhi. Ella ya me había sentenciado y no tenía alternativa, ¿verdad?

Comenzando con un simple: “siento mucho interrumpir su paseo”, empecé a explicarle lo que estaba sucediendo. Le dije que había escuchado que desde la semana anterior, los perros del lugar habían empezado a comportarse muy raro, rehusándose a pasar por aquel lugar. Después de que una compañera nos habló de ello, creímos que era muy sospechoso, así que habíamos ido a investigarlo. Esa misma compañera había traído a su perro aquel mismo día, y en efecto, no quiso pasar por aquel lugar. Eso nos intrigó aún más y decidimos regresar para investigarlo mejor. Pero cuando estábamos comenzando nuestra investigación, lo vimos a él aproximándose con su perro, que al parecer no se veía afectado, y por eso queríamos preguntarle si podía decirnos algo al respecto “Ah, entonces es eso,” respondió el tipo, que debía tener alrededor de veinte años. Mientras hablaba, miraba con curiosidad a Asahina-san, que aún sostenía el báculo ceremonial entre sus manos.

"Es cierto. A principios de la semana pasada, éste muchacho," dijo señalando al shiba inu, "no quiso salir a pasear por su camino de siempre, que es desde aquí hasta un poco más arriba del río. No se movió, sin importar lo mucho que lo intenté. En aquel momento, yo también me sentí muy confundido.”

El tipo dirigió su vista a un lugar en medio de Haruhi y Asahina-san, y siguió hablando:

“Sin embargo, a mi modo de ver, éste es el mejor lugar por aquí para salir a pasear a los perros. De pronto se me ocurrió algo: ¿Por qué no obligarlo a seguir caminando? Hace como tres días, decidí intentarlo, y lo arrastré tirando de su correa para obligarlo a seguir. Aunque al principio se resistió, después de un rato pareció estarse acostumbrando otra vez a éste lugar. Desde entonces, pudimos volver a pasear por aquí igual que antes.”

Aunque no sabía nada de psicología animal, aquel perro, sentado obedientemente el lado de su amo, se veía completamente sano y normal. Sus ojos estaban bien abiertos y su cara tenía una expresión muy tranquila.

“Supongo que si tu amiga tira de la correa de su perro, se recuperará en poco tiempo. Yo no estoy muy seguro de qué era lo que pasaba, pero sí debe ser algo fuera de lo normal. Quizá era el rastro de olor de un oso que hibernó por aquí cerca, o algo así.” Era de esperarse en un estudiante universitario. Sus suposiciones eran las mismas que las de Koizumi.

“¿Entonces, ya puedo irme?”

“¡Ah sí, gracias por tu tiempo y por esa información tan valiosa!”

Haruhi le agradeció sinceramente, y él miró una vez más el disfraz de Asahina-san. Por un instante, pareció como si quisiera decir algo más, pero al final lo único que añadió fue: “Bueno, cuídense mucho,” antes de alejarse caminando con su perro.

Y así, las únicas personas que nos quedamos en aquel lugar fuimos: Haruhi, con las sutras todavía en la mano, Asahina-san, que parecía una miko que se hubiese perdido camino a su templo, Nagato, que miraba fijamente al río, Koizumi, que no paraba de rascarse la barbilla, y yo. Parecíamos los cinco chiflados de la Brigada SOS.

“¿Qué fue eso?”

Lo mismo que escuchaste. “¿Y qué pasó con los espíritus? ¡Yo quería ver una aparición!”

Te dije desde el principio que esas cosas no existen.

“¿Entonces qué está pasando aquí?”

No tengo idea.

“…… Pareces estar muy satisfecho. ¿Por qué podría ser? ¡Yo no estoy nada satisfecha con esto!”

¿Acaso quería pelear conmigo? Yo no me he alegrado por nada. No me alegré porque algo que ella quería no hubiese resultado, y tampoco había deseado que las cosas le resultaran mal.

“Mentiroso.”

Y con eso, observé muy asombrado cómo Haruhi se alejaba de mí, dando grandes zancadas.

Los miembros de la Brigada SOS nos reunimos una vez más y nos dirigimos hacia la casa de Sakanaka-san, dejando atrás el camino bordeado de cerezos. No sólo teníamos que informar a Sakanaka-san sobre lo que habíamos descubierto, sino que teníamos que recoger nuestras maletas, que habíamos dejado guardadas en su casa antes de salir.

“Pero……”

Tratando de que nadie lo notara, me acerqué a Asahina-san, y le pregunté en voz baja:

“¿Cuál crees que sea la verdadera causa? A Rousseau no le gustó para nada ese lugar.”

Antes de que Asahina-san pudiese responder, Koizumi se entrometió y dijo:

“De acuerdo con lo que dijo ese tipo, su perro no quiso volver a ese lugar hasta hace tres días. Eso quiere decir que hubo algo que alertó a su perro hasta hace poco, pero que ese algo ya no está. Según Sakanaka-san, muchos otros perros, incluyendo a Rousseau, aún no se atreven a acercarse allí, ni siquiera en éste momento. Lo único que se me ocurre es que todavía recuerdan algo que los asusta mucho. Si el dueño de ese shiba inu no lo hubiese obligado a seguir por la fuerza, seguramente estaría muy asustado también como para volver. Rousseau, por otro lado, sigue rehusándose a pasar por allí. Quizá su memoria es mejor que la del shiba inu.”

“………”

Nagato caminaba en silencio, sin decir nada. Claro que eso me alegró. En tanto ella no dijera nada, lo más seguro era que nada extraordinario estaría pasando. Al menos podía estar seguro de que ningún oso se había despertado en aquel lugar en los últimos tres días.

Ya estaba anocheciendo y el aire comenzaba a ponerse más frío. Todos tratábamos de seguirle el paso a las grandes y rápidas zancadas de Haruhi, camino hacia la casa de Sakanaka-san. Era muy raro que tuviésemos un cliente, y fue bastante decepcionante que todo terminara tan pronto y sin ninguna conclusión definitiva. Temí que el darle un informe así a nuestra clienta pudiese afectar la confianza de Haruhi como Comandante de la Brigada. Pero también sabía que ella lo superaría muy pronto. A pesar de su mueca de enojo, estaba seguro de que se olvidaría de en muy poco tiempo. Haruhi no era del tipo de personas que se obsesionan con las cosas una vez que quedan en el pasado. Si algo no le salía bien, no le importaba mucho; de inmediato ponía su atención en otra cosa.

Cuando llegamos a casa de Sakanaka-san, fuimos recibidos como invitados especiales. Después de que la madre de Sakanaka-san nos sirvió unos deliciosos bocadillos que ella misma había preparado, Haruhi se relajó un poco, y comenzó a comer a grandes bocados.

“¡Esto es increíble! ¡Está muy, pero muy bueno! ¡Podrían servirlos en un restaurante! ¡Estoy segura de que se venderían muy bien!”

En una casa tan lujosa, y sentados sobre aquellos confortables muebles, incluso unos simples bocadillos se veían increíblemente refinados. Si hubiese puesto a Shamisén en uno de aquellos cojines, estoy seguro de que dormiría más de doce horas de corrido. La gente rica tiene una vida muy diferente a la mía, con una madre tan hermosa, un perro tan refinado, e incluso un aire que parecía diferente al normal. Si Haruhi hubiese crecido en un lugar así, seguramente sería tan delicada y encantadora como Sakanaka-san.

Mientras nosotros disfrutábamos de la comida, Koizumi le reportó nuestros descubrimientos a Sakanaka-san, que estuvo arrullando a Rousseau en sus brazos, y asintiendo con la cabeza a todo lo que le dijo Koizumi. Sin embargo, después de que Koizumi terminó su explicación, una mirada extraña se dibujó en su rostro.

“Entiendo lo que me estás diciendo, pero todavía hay algo que me preocupa,” dijo Sakanaka-san mientras jugueteaba con las redondas y peludas orejas de Rousseau. “Parece que Rousseau sigue odiando ese lugar. Mientras sea necesario forzar a los perros para que sigan caminando, prefiero no volver a llevar a Rousseau a pasear por allí. No soportaría hacerle eso.”

Es tu decisión. Qué buena dueña tienes, Rousseau, aunque sigo creyendo que te mima demasiado.

Al ver que Haruhi y Nagato comían sin parar, la madre de Sakanaka-san siguió preparando más bocadillos para nosotros. Por alguna razón, el tema de conversación se centró en el perro, y nos reímos sin parar mientras Sakanaka-san nos contaba sobre las travesuras de Rousseau. El cachorro estaba descansando al lado de Sakanaka-san, y levantaba las orejas como tratando de entender lo que estábamos diciendo. Sin embargo, al fin pareció perder el interés, y sus pequeños ojos negros comenzaron a cerrarse. Asahina-san no paraba de mirar Rousseau con sus ojos llenos de ternura.

“Eres una muy buena persona, Sakanaka-san. Tu perro debe sentirse muy feliz.”

¿Quizá a los humanos no se les permite tener mascotas en el futuro? Claro que a decir verdad, yo preferiría quedarme con Asahina-san antes que tener cualquier mascota. Con su uniforme de mucama, y recibiéndome al llegar todos los días con un “buenos días” o “buenas noches”… ¿Acaso no es eso mucho mejor que cualquier mascota? ¿Además, no se supone que eso es lo que debe hacer una mucama, en lugar de preparar el té en el salón de un club escolar?

Bueno, no importa. De todos modos es sólo mi fantasía.

Al final de cuentas, lo único que hicimos aquel día fue visitar a Sakanaka-san, jugar con su perro, sacarlo a pasear, hacer que Asahina-san recitara unos textos budistas disfrazada de miko, y comer los deliciosos manjares preparados por la madre de Sakanaka-san antes de regresar a casa. En otras palabras, fue casi como ir de visita a la casa de cualquier compañero de la escuela.

Después de eso, llegué a pensar que la verdadera naturaleza del incidente seguiría siendo un misterio, y que desaparecería de mi mente y de la de Haruhi…

Sin embargo, unos cuantos días después, sucedió algo inesperado.

Era viernes. Todo había terminado, incluyendo los terribles exámenes de fin de curso y las actividades deportivas. Ya sólo teníamos que esperar los nuevos horarios y el inicio de las vacaciones de primavera. La ceremonia de graduación para los alumnos de tercer año se había llevado a cabo en Febrero, y una tercera parte de los estudiantes de la Preparatoria Norte ya no estaban, haciendo de la escuela un lugar mucho más tranquilo que antes. Pero después de las vacaciones, comenzará otro terrible año de clases, y muchas cosas cambiarán.

La primera cosa en cambiar, será mi curso. ¿Habría alguien dispuesto a llamarme “senpai”? Claro que, pensándolo bien, no creo que nadie más se una a la Brigada SOS. ¿Qué estará pensando Haruhi?

Después de la segunda hora de clases, estaba observando el paisaje a través de la ventana, disfrutando del suave y tibio sol de primavera. Me estaba estirando un poco cuando…

“Kyon.”

La persona sentada as mis espaldas me llamó, mientras me apuñalaba con su lapicera mecánica.

“¿Qué pasa?”

Si quieres que te ayude a reclutar nuevos miembros para la Brigada SOS, puedes olvidarlo de una vez.

“No es por eso. Hay algo que tengo que decirte,” dijo Haruhi mientras apuntaba con su lapicera hacia algún lugar en el frente del salón.

“Sakanaka-san no vino hoy. ¿No te habías dado cuenta?”

“No… ¿En serio?”

“Sí. No la he visto en toda la mañana.”

Eso me asombró bastante. ¡Haruhi estaba teniendo en cuenta a los demás compañeros de clase! Los únicos compañeros que ella había notado alguna vez habían sido Taniguchi y Asakura Ryouko.

“Al fin y al cabo, es una de nuestras clientas. ¿No te parece extraño? Quería preguntarle si ya habían vuelto a pasear por aquel lugar, y cómo había reaccionado Rousseau. ¿No habías notado que no vino a clase? No me digas que ya te olvidaste de ella y de su hermoso perrito, ¡y de esos bocadillos!”

Normalmente, me habría alegrado de ver que al fin Haruhi se estaba preocupando por nuestros compañeros de clase, pero si ella no me hubiese preguntado eso, no lo habría notado. Sakanaka-san había pedido nuestra ayuda para investigar cierta “zona misteriosa” cerca de su casa, en la que los perros no se atrevían a entrar. ¿Tenía algo que ver con que hubiese faltado a clase? Es cierto, en realidad nuca resolvimos el caso, pero no veía ninguna relación entre eso y su ausencia del salón. Después de todo, faltar una que otra vez a la escuela no tenía nada de raro.

“Quizá pescó un resfriado o algo así, por el cambio de clima. Además, ya casi se termina el curso. Ya no hay problema su uno falta a unas cuantas clases.”

“Quizá tienes razón.”

Ante mis lógicas conclusiones, Haruhi sólo pudo asentir.

“Yo pienso lo mismo. De no ser por las reuniones de la Brigada SOS, yo tampoco habría venido a la escuela. Pero no creo que Sakanaka-san piense de esa manera. Ella no parece ser del tipo de persona que se tomaría unas vacaciones antes de tiempo… por lo menos eso creo.”


Considerando que tú nos obligas a asistir a las actividades de la Brigada SOS los domingos y días festivos, uno pensaría que nuca has visto un calendario.

“Hmm…” murmuró Haruhi mientras mordía su lapicera.

“Vamos a revisar ese lugar una ves más, ¿te parece? Esta vez, haremos que Mikuru-chan se disfrace de enfermera.”

¿Para qué quieres hacer que se disfrace de enfermera, si no sabe ni siquiera lo más básico de primeros auxilios? ¿Por qué no admites que lo único que quieres, es probar otra vez esos bocadillos?

“No es por eso, idiota. Quiero volver a ver a J.J. ¿No te has preguntado cuánto tardaría todo ese pelo en volver a crecer si lo afeitáramos como una oveja?”

Haruhi comenzó a jugar con la lapicera entre sus dedos, con una expresión de aburrimiento. En ese momento, sonó la campana de la tercera clase.

El día siguió su curso, y no pasó nada fuera de lo normal. Muy pronto, las clases habían terminado.

Koizumi y yo estábamos jugando al ajedrez en el salón del club, y Asahina-san, vestida con aquel uniforme de mucama que le quedaba mucho mejor que el de miko, estaba ocupada preparando el té.

De pronto, Haruhi, que llegó tarde aquel día porque le correspondía el aseo del salón de clases, entró al cuarto gritando: “¡Kyon, es justo lo que había pensado!”

Aunque Haruhi dijo eso con una sonrisa de satisfacción en la cara, pude sentir que irradiaba cierta ansiedad en su modo de hablar. Tuve un mal presentimiento.

“Al fin me enteré por qué Sakanaka-san no vino a estudiar hoy. No se está sintiendo bien.” “Claro que, en realidad, el que no se siente bien es J.J. Ella tuvo que llevarlo al veterinario, pero ni siquiera ellos pudieron decirle qué le está pasando. Sakanaka-san está muy preocupada por él, y por eso decidió faltar a clase hoy. Cuando hablé con ella por teléfono, me pareció que estaba a punto de llorar. No ha sido capaz de comer nada desde ésta mañana, y J.J. tampoco, y eso la hace sentir mucho peor---“

“Cálmate.”

Fue lo único que se me ocurrió decirle a Haruhi, que no paraba de hablar, pero mi comentario pareció molestarla mucho. Me miró como si yo estuviese dejando morir a alguien, y dijo:

“¿Qué pasa contigo? ¿J.J. está enfermo, y tú te quedas aquí sentado bebiendo té? ¡J.J. no ha sido capaz de tomar ni un sorbo de agua en todo el día, y está muy mal!”

Si beber té es un crimen, entonces Koizumi y Asahina-san son tan culpables como yo. Además, ¿cómo iba yo a saber que tú entrarías diciendo todas esas cosas, y cuál era la situación en casa de Sakanaka-san?

“Mientras hacía el aseo, se me ocurrió llamar a Sakanaka-san, y entonces---“

Estaba perplejo. Era la segunda vez en el día que Haruhi me impresionaba, haciendo algo fuera de lo común para ella. ¿Cuándo había tenido tiempo de pedirle su número de teléfono?

“Este no es momento para estar limpiando el salón,” dijo Haruhi mientras sacaba el teléfono celular de su bolsillo.

“¡Tiene que haber algo raro allí, y apuesto a que tiene la culpa de que J.J. se enfermara! ¿No es lo mismo que nos había dicho Sakanaka-san antes? Otros perros de ese barrio también sufrieron una enfermedad misteriosa.”

Al oírla decir eso, hubo algo que quise confirmar.

“Pues si se trata de la misma enfermedad, entonces ---“

“Sí, es la misma enfermedad,” me interrumpió Haruhi, muy preocupada.

“Sakanaka-san me dijo que cuando llevó a J.J. al veterinario, él le dijo que había visto a otros perros con la misma enfermedad en los últimos días. Ella le preguntó más detalles, y descubrió que eran los perros de Higuchi-san.”

¿Y quién es Higuchi-san?

“¡Qué estúpido eres, Kyon! ¿No recuerdas que Sakanaka-san nos habló de ella el primer día que vino al salón del club? Higuchi-san es la chica que tiene muchos perros. Vive cerca de Sakanaka-san, y hace unos días, uno de sus perros se enfermó. ¿Acaso no le estabas prestando atención?”

¡Bueno, perdóname por no fijarme tanto en esos detalles! ¡Apuesto a que tú también te habías olvidado de ella, y sólo lo recordaste porque ella te lo dijo al teléfono hace algunos minutos! ¿Por qué me estás echando toda la culpa? Además, ¿si Rousseau está enfermo, por qué traes esa cara de emoción?

“¿Qué enfermedad es?”

“¿No acabo de decírtelo? Es una enfermedad desconocida.”

Parecía que Haruhi se había olvidado de que había una silla reservada para la Comandante, ya que seguía hablando de pié.

“Hasta los veterinarios están sorprendidos. Físicamente, está en perfectas condiciones, pero es como si no tuviese ánimo de hacer nada. ¡Lo mismo pasa con Michael, que es el perro de Higuchi-san! ¡Ni siquiera se levantan para ir a comer!”

Haruhi me miró fijamente, como si estuviese pensando, "¡es por tu culpa que están enfermos, idiota!” Yo esquivé su mirada, y volteé para observar la reacción de los demás miembros de la Brigada.

Parecía que Asahina-san había entrado en pánico al escuchar que Rousseau estaba enfermo, porque estaba parada, abrazando fuertemente la bandeja del té contra su pecho. Nagato levantó la mirada de su libro y escuchaba en silencio lo que Haruhi estaba diciendo.

Koizumi estaba guardando el tablero de ajedrez en su caja.

“Tenemos que ir a investigar otra vez,” dijo Koizumi, con una sonrisa como la de un veterinario tratando de tranquilizar al dueño de una mascota enferma.

“Después de todo, Sakanaka-san vino a pedirnos ayuda al respecto. Ahora que las cosas se han puesto así, no creo que podamos ignorarlo.”

“¡S-sí! ¿Por qué no vamos a ver a Rousseau?”

Al escuchar la sugerencia de Koizumi, Asahina-san asintió firmemente con la cabeza.

Nagato simplemente cerró su libro y se puso de pié.

Todos los miembros de la Brigada SOS estábamos preocupados por la salud de Rousseau. Aunque sólo lo habíamos visto una sola vez, todos parecíamos estar muy apegados a él. Supongo que es una de esas cualidades que sólo tienen los perros.

“¿Y tú qué?” dijo Haruhi mientras me miraba fijamente, como retándome a pelear.

“¿Qué pasa conmigo?”

Ni siquiera yo podía quedarme sentado y sin hacer nada, después de escuchar que aquel pequeño y tierno cachorro se encontraba enfermo. A diferencia de Shamisén, aquel era un animal nacido con un tazón de plata bajo la boca, un terrier blanco escocés de pura raza. Su salud no tiene por qué ser tan delicada.

Ignoré a Haruhi y observé a alguien en particular.

“………”

La misma chica que me había asegurado que no había nada raro en aquel lugar, tenía ahora una extraña expresión en el rostro. Parecía que Nagato Yuki estaba pensando detenidamente en algo.

Después de que Asahina-san terminó de cambiarse de ropa, los cinco salimos corriendo de la escuela, como si compitiésemos en una carrera hasta la estación. Al llegar allí, vimos que el tren estaba apunto de salir y, después de una increíble carrera a toda velocidad, alcanzamos a subirnos por poco. Una vez que a Haruhi se le metía algo en la cabeza, sus habilidades de combate podían igualar a las de un capitán de caballería Mongol.

No tardamos mucho en llegar hasta aquel barrio de clase alta, y Haruhi corrió muy ansiosa a oprimir el timbre en la puerta de Sakanaka-san.

“Ya voy…”

Sakanaka-san salió a abrir la puerta. Por lo que pude ver, daba la impresión de haber adelgazado mucho, con su rostro angustiado y los ojos rojos de tanto llorar.

“Entra por favor, Suzumiya-san. Gracias por venir…”

Los cinco entramos ante la invitación de Sakanaka-san y fuimos directo hasta la sala. Vimos a Rousseau durmiendo pesadamente en uno de los lujosos sofás. Quizá se debía a su estado de ánimo, pero incluso el suave brillo de su blanco pelaje había desparecido. Se levantó del sofá y pasó a nuestro lado sin siquiera levantar la cabeza para mirarnos, sacudir la cola o mover las orejas. “Rousseau-chan…”

Asahina-san fue la primera en acercarse. Se arrodilló a su lado y frotó la pequeña nariz de Rousseau, lo cual hizo que volteara a mirarla con sus negros y tristes ojos. Después de eso, se echó en el suelo, como si no tuviese energía para hacer nada más. Incluso cuando Asahina-san posó una mano sobre su cabeza, Rousseau sólo respondió agitando sus orejas. En verdad le estaba pasando algo muy extraño.

“¿Cuándo comenzó a comportarse así?” preguntó Haruhi, a lo que Sakanaka-san respondió muy agotada:

“Creo que fue ayer en la noche. Al principio, pensé que sólo estaba cansado y que quería dormir una siesta, pero cuando me desperté esta mañana, lo encontré tirado en el mismo sitio y no se movía. Ni siquiera probó la cena de anoche. Por eso no lo saqué a pasear en la mañana y lo llevé directo al veterinario…”

Todo había sucedido como Haruhi nos lo había contado en el salón del club. En aquel momento, pudimos confirmar dos cosas: La primera, que la causa de la enfermedad era desconocida, y la segunda, que era la misma enfermedad que estaba sufriendo otro perro.

“Sí… Michael, el perro de Higuchi-san es muy buen amigo de Rousseau…”

Asahina-san acarició suavemente la cabeza de Rousseau, como si tranquilizara a un paciente tendido en un hospital. Su tristeza era contagiosa, y en aquel momento hasta yo me estaba sintiendo triste por Rousseau. Para evitar que empeorase, me dí un fuerte golpe en el pecho sin que nadie lo notara.

“Ah sí, hay algo que quiero preguntarte,” dijo Koizumi, sin vergüenza.

“Si no me equivoco, el perro de Higuchi-san sufrió esta misma enfermedad hace como cinco días, ¿verdad? ¿Cómo se encuentra ahora?” “Llamé a Higuchi-san esta tarde. Según me dijo, Michael está tan débil como antes. Como no quiere comer nada, Higuchi-san ha tenido que llevarlo al veterinario varias veces para inyectarle suero. ¿Si a Rousseau le pasa lo mismo, qué voy a hacer?”

Pues si las cosas seguían así, se debilitaría cada vez más. Al pensar en el animado y juguetón Rousseau que había conocido sólo un par de días antes, y compararlo con aquel perro casi sin vida que tenía a mis pies, me dí cuenta de cuán grande era la diferencia. También pensé en Shamisén, que se quedaba todo el día tirado en mi cama, sin moverse en absoluto, pero supongo que eso es un asunto completamente diferente. Aquello no era normal.

“Hay otra cosa que me gustaría saber,” siguió hablando Koizumi. “¿Michael y Rousseau fueron los únicos perros infectados con esta enfermedad en particular? Pareces conocer a mucha gente con perros en éste barrio.”

“No se lo he preguntado a nadie más, pero fue solo cuando Michael se enfermó, que comenzaron a escucharse rumores por todas partes. Si algún otro perro se hubiese enfermado, seguramente ya lo habría sabido.”

“¿Dónde vive la dueña de Michael, Higuchi-san?”

“Ehh, apenas a tres casas de distancia, detrás de la mía… ¿Por qué?”

“No, no es nada,” dijo Koizumi, como si acabara de concluir con un interrogatorio.

Sakanaka-san bajó la cabeza y dijo:

“¿Entonces, sí puede ser obra de unos espíritus? Ni siquiera los veterinarios saben qué es lo que les está pasando…”

Haruhi respondió, con la mirada llena de ansiedad:

“Eso siempre es posible… Pero lo que sea, es muy extraño. Claro que no podemos estar seguros de que la causa sean unos espíritus. De todas formas, este no es el momento para estar perdiendo el tiempo.”

Por la expresión en la cara de Haruhi, parecía estar muy arrepentida de haber deseado que unos espíritus se apareciesen frente a nosotros y de haber obligado a Asahina-san a vestirse de miko, haciéndola recitar unas Escrituras Budistas. Ahora ya sabes que no se pueden exorcizar los espíritus sólo con vestirse como una miko, ¿verdad? Haruhi estaba preocupada de verdad.

“¿Yuki, notaste algo raro?”

Aunque era muy extraño que Haruhi le preguntase algo a Nagato, al escuchar aquella pregunta, ella dejó su maleta, caminó en silencio hacia Rousseau, y se arrodilló junto a la muy preocupada Asahina-san, para luego mirar a Rousseau frente a frente.

Me quedé parado observándola, y no me atreví ni a respirar.

“………”

Nagato puso un dedo bajo la barbilla de Rousseau, levantó su cabeza, y miró fijamente los pequeños y negros ojos del perro. Tenía una expresión muy seria, y sus ojos parecían lentes tratando de leer los datos de un DVD. Acercó su cabeza un poco más a la de Rousseau hasta que prácticamente se tocaron, y se quedó mirándolo así por unos treinta segundos.

“………”

Nagato se levantó lentamente, como un espíritu flotante, y dirigió la mirada hacia el sitio en el que estuvo parada un minuto antes.

Muy lentamente, sacudió la cabeza.

Haruhi suspiró.

“Así que ni siquiera Yuki puede decirnos nada. Bueno…”

No sé que era lo que Haruhi esperaba de Nagato, pero parecía que la situación estaba por fuera de sus capacidades de curación. ¿Así que ni siquiera los extraterrestres tienen una cura, eh? Cuando estaba por darme por vencido, sentí una penetrante mirada a mis espaldas.

Me dí la vuelta, y noté que Nagato me estaba mirando fijamente. Seguramente, sus ojos son capaces de ver cosas que un microscopio no es capaz de ver. De pronto, asintió con la cabeza, y se alejó.

Haruhi, Asahina-san y Sakanaka-san no parecieron notar los movimientos de Nagato, ya que estaban muy ocupadas con Rousseau. Pero yo sabía que había alguien que observaba con interés cada uno de los movimientos de Nagato.

“Creo que tenemos que irnos,” susurró Koizumi cerca de mi oído.

“No hay nada que podamos hacer si nos quedamos aquí. Ni siquiera tú o yo.”

Koizumi se rió suavemente antes de seguir hablando. Ah, y deja de susurrarme al oído, no me gusta.

“Aunque Suzumiya-san no ha perdido el control, por lo que parece, tampoco se encuentra bien. Ya sabes lo que Suzumiya-san puede hacer cuando se enoja. Si se sale de control, me temo que incluso yo tendré que huir aterrorizado. Tenemos que terminar con esto, y la única que puede hacerlo es---“

Koizumi giró elegantemente su cabeza para mirar a Nagato, y luego volvió a mirarme. No, eso tampoco me gustó.

Estuve a punto de preguntarle ‘¿qué quieres decir?’ pero Koizumi debía saber que yo le entendería a la perfección. Quizá no soy tan tonto después de todo. ¿Pero, por qué puedo interpretar a la perfección las expresiones de Nagato o las señales secretas de Koizumi, y no puedo acertarle a ninguna pregunta en los exámenes? Bueno, pero ten en cuenta que no estoy haciendo esto por tí, Koizumi. Es sólo que no quiero que Rousseau y Sakanaka-san se vean metidos en nuestros problemas.

No me lo perdonaría.

Después de salir de la casa de Sakanaka-san, parecía que Haruhi y Asahina-san hubiesen dejado una parte de sus almas acompañando a Rousseau, porque iban caminando sin dar señales de vida. Estuvieron calladas todo el camino hasta la estación, mientras íbamos en el tren, e incluso después de salir de la estación de destino. Parecían muertos reanimados. La depresión de Sakanaka-san se les había contagiado.

Pero yo las entendía muy bien. Ver a una criatura tan vivaz y animada siendo reducida a algo tan triste y enfermo, era un proceso muy doloroso. Sin embargo, en lugar de sumergirnos en la depresión, lo mejor que podíamos hacer era dar una caminata para tranquilizar nuestras mentes. Además de eso, no podíamos hacer nada. A fin de cuentas, no éramos expertos en perros --- o al menos esa fue la fría conclusión de Koizumi.

“Lo único que podemos hacer es esperar. Pero no se preocupen. Los veterinarios no son estúpidos. Deben estar pensando en algo ahora mismo, ¿no?”

Si tan sólo pudiesen descubrir la causa de la enfermedad de alguna manera. ¿Pero que pasará si no lo logran? No quería tener que asistir al funeral de Rousseau.


“Por suerte, yo conozco a algunos veterinarios. Voy a hacer un par de llamadas. Quizá tengan alguna pista al respecto.”

Aunque Koizumi estaba haciendo todo lo posible por animarlas, su mentira no parecía estar haciendo efecto en Haruhi y Asahina-san. Se quedaron en silencio, excepto por un ocasional ‘Ah’ y ‘Ajá’.

Como era inútil seguir allí con aquel estado de ánimo, los cinco decidimos dar por terminadas las actividades de aquel día. Si no hubiésemos hecho eso, todavía estaríamos sentados frente a la estación, mirando al vacío.

Haruhi y Asahina-san se fueron primero, pero Koizumi y yo nos quedamos atrás. Usualmente, nosotros recorríamos el mismo camino que Haruhi, ya que es la ruta que pasa más cerca de nuestras casas, pero Haruhi no pareció notar que no íbamos con ella. Después de un rato, las dos desaparecieron de nuestra vista.

¡Ojalá Asahina-san se hubiese quedado! Lástima. En aquella ocasión, ella no tendría nada que ver con lo que haríamos.

Después de que las dos hubieron desaparecido, Nagato se dio la vuelta en dirección a su departamento. Sin embargo, eso fue lo único que hizo. Se quedó allí, inmóvil, mirando hacia su edificio.

“Nagato.”

Mientras la chica de cabello corto y uniforme volteaba para mirarme, me pregunté si acaso ella sabía para qué la estaba llamando.

Después de mirarla a la cara, supe que ella sí sabía algo. Sin perder más tiempo, le pregunté:

“¿Qué le pasa a Rousseau?”

Nagato dudó por un instante, antes de responder:

“Entidades vivientes de datos.”

Después de escuchar su 'explicación', sólo pude permanecer en silencio.

“………”

¿Estaba consciente de que yo no le había entendido nada? Notando mi confusión, Nagato agregó:

“Formas de vida paragenéticas basadas en silicio.”

“………”

Notando que yo todavía estaba perdido, Nagato abrió la boca para decir algo. Sin embargo, la cerró de repente y se quedó en silencio, como si no hubiese nada más que decir.

“………”

Y así, los dos nos quedamos mirándonos en silencio.

“En otras palabras, Rousseau tiene dentro un ser de otro mundo… ¿Tengo razón?”

Koizumi interrumpió de pronto, como tratando de construir una explicación por su cuenta. Nagato hizo una ligera pausa, como si estuviese esperando una confirmación, antes de responder:

“Sí.”

Y asintió con la cabeza.

“Ya veo. Esas ‘entidades vivientes de datos’ son algo que los humanos no vemos. Para ser más precisos, son algo que los humanos no estamos en capacidad de ver, ya que no tienen una forma concreta. Simplemente ‘existen’, ¿verdad?”

“¿Entonces eso quiere decir que son seres similares a la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos? ¿Se parecen a esa cosa que infectó al presidente del Grupo de Estudio de la Informática y que se propagaba por la Internet?”

“Su nivel es diferente al de la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos. Están clasificados como una forma de vida más primitiva.”

“¿Entonces sí hay algunas similitudes entre los dos? ¿Si la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos se apodera de un ser humano, así como estas ‘formas de vida paragenéticas’ se metieron a Rousseau, el resultado sería parecido?” Koizumi no era una persona normal. No tengo idea de cómo pudo recordar esos nombres tan complicados, con sólo escucharlos una vez. Ante la incesante avalancha de preguntas de Koizumi, Nagato sólo respondió:

“Se contagian.”

“¿Qué quieres decir con eso? Fue la mente del perro, y no su cuerpo, lo primero que manifestó alguna irregularidad… ¿Entonces esos eran síntomas de esas ‘entidades vivientes de datos’ reproduciéndose dentro del cuerpo de Rousseau, como un virus?” preguntó Koizumi, mientras se acomodaba el cabello con una mano.

“Y una cosa más – ¿Qué están haciendo esas ‘entidades vivientes de datos’ en la Tierra? ¿Por qué están infectando a los perros?”

“Quizá…” respondió Nagato “…debido al silicio presente en su composición, se ven atraídos por la gravedad de la Tierra, como los meteoros. Pero los componentes de silicio se desintegraron debido a la fricción al entrar en la atmósfera, dejando sólo los componentes de datos. Aunque sus cuerpos fueron destruidos, los datos que los formaban no, y por eso es que todavía siguen en la Tierra.”

“Quedaron diseminados por la zona en la que los perros salían a pasear, y cuando algunos perros pasaron por allí, aprovecharon la oportunidad de engancharse a ellos.”

“Quizá estas ‘formas de vida basas en silicio’ tienen sistemas nerviosos similares a los de los perros.”

“Pero como son una forma de vida extraña, debilitaron a los perros después de infectarlos.”

Durante un largo interrogatorio por parte de Koizumi, Nagato estuvo abriendo y cerrando la boca sin parar. Después de que las preguntas parecieron acabar, abrió de nuevo la boca para decir:

“Estas ‘entidades vivientes de datos’ están planeando extender sus circuitos de memoria.”

¿Qué quiere decir---?

Aunque yo todavía no comprendía nada, Koizumi pareció entenderlo todo.

“Un perro no les bastó para ese propósito, y no creo que dos sean suficientes tampoco. Para poder reconstruir sus cerebros hasta su tamaño y complejidad original, ¿cuántos perros van a necesitar estas ‘entidades vivientes de datos’?”

“Según los estimados mínimos de sus capacidades mentales originales, se necesitará de cada perro en éste planeta para poder realzar una transmisión de datos a gran escala…”

“Espera un momento.”

Tuve un mal presentimiento sobre todo aquello.

“Rousseau y el otro perro habían sido infectados por algún virus espacial, al menos, eso lo entendía. Los virus provenían de algún otro planeta y eran como meteoros, eso también estaba claro. Lo que quería saber era, en éste universo, aparte de los humanos como nosotros y de esas ‘formas de vida basadas en datos’ que están formadas por acumulación de información… ¿Qué otras cosas hay allí afuera, Nagato?”

Nagato se quedó en silencio, como pensando, antes de parpadear y decir:

“La respuesta a esa pregunta sería incomprensible para formas de vida orgánicas como tú.”

Se quedó mirándome fijamente con sus enormes ojos, como si quisiera devorarme con ellos.

“Pero ya que éstas ‘entidades vivientes de datos basadas en silicio’ presentan procesos de pensamiento dentro de su estructura inorgánica, es muy posible que existan otras formas de vida similares.”

Para tí es fácil decirlo. Yo no voy a ser capaz de dormir bien después de saber esa respuesta.

Pero ya que estábamos en eso, tenía que preguntarle algo más.

“¿A qué te refieres con ese ‘silicio’ del que tanto hablas?”

Lo siento. En realidad no me la llevo muy bien con el profesor de química, y mis notas en esa materia nunca han sido buenas.

“Simplemente, es el elemento Silicio, Si,” respondió Koizumi.

“Es un semiconductor muy conocido.”

Koizumi le lanzó a Nagato una inmensa sonrisa.

“Creo que de lo que habla Nagato-san, es lo que nosotros llamamos un ‘Ente de Sub-Consciencia Mecánica’. Es una forma de inteligencia artificial que los humanos todavía no han descubierto. En algún lugar del universo, surgió la ‘Sub-Consciencia Mecánica’, una forma de inteligencia que no fue creada a propósito por ningún otro ser. En otras palabras, es un ente sin cuerpo orgánico, pero con la habilidad de procesar datos por su propia cuenta. Quizá debería aclarar que este tipo de seres son muy comunes en nuestro universo, somos nosotros, los humanos, los que somos diferentes.”

Nagato ignoró completamente lo que Koizumi estaba diciendo, y siguió observándome. Era como si estuviese tratando de comunicarme en secreto la clave de todo aquel asunto.

De pronto, recordé la primera vez que Nagato me entregó un libro. Había un separador en él, y siguiendo las instrucciones que tenía escritas, me reuní a solas con Nagato. Fue entonces cuando me dijo---

--- se creyó que era imposible que las formas de vida orgánicas, que tienen una habilidad limitada para recolectar y transmitir datos, pudiesen adquirir nuevos conocimientos.

Koizumi se rascó la barbilla.

“Quizá estas ‘formas de vida basadas en silicio’ eran sólo materiales inertes y ordinarios. Quizá sólo adquirieron consciencia después de que unas ‘entidades de información’ se enlazaron con ellos.”

Nagato miró hacia el cielo, hizo un gesto como solicitando algún tipo de permiso, y luego volvió a su posición original, diciendo: “El pensamiento...”

Hizo una breve pausa, antes de continuar:

“… está basado en la cantidad de información que se ha procesado y acumulado, y está limitado por las capacidades de procesamiento de datos.”

Nagato no había hablado tanto en mucho tiempo. La última vez que recordaba haberla visto hablar tanto, había sido cuando me había revelado su verdadera identidad, la de una interfaz humanoide para la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos. Parecía que cuando algo lograba llamar su atención, podía hablar eternamente al respecto.

“Originalmente, estas ‘estructuras de datos’ residían dentro de una ‘estructura de silicio’. A través de la interacción, colaboraban mutuamente para el procesamiento de nueva información. Las ‘entidades vivientes de datos’ son sólo fragmentos aislados de información. Para poder adquirir nueva información, se adhieren a cualquier material presente que resulte apto. Las dos partes forman un organismo simbiótico para el beneficio mutuo.”

¿Pero entonces, que pasó con sus ‘componentes de Silicio’? ¿Lograron seguir viviendo, aún después de que sus cuerpos se quemaron contra la atmósfera de la Tierra?

“Son formas de vida que han llegado a un estancamiento evolutivo,” dijo Nagato.

“No pueden hacer nada más, excepto por algunos procesos de pensamiento. El universo es muy amplio, y éstas formas de vida flotan constantemente en él, incapaces de llevar a cabo procesos de pensamiento distintos a la auto-conservación.”

¿Entonces, qué consiguen con flotar por ahí a través del universo?

“Sus procesos de pensamiento no se relacionan con nada que una forma de vida orgánica como tú pueda comprender. Existen grandes inconsistencias entre los procesos de pensamiento a un nivel tan simple.”

Entonces eso quería decir que no podíamos interactuar con ellos. Supongo que no ganaríamos nada con llamar a la NASA para que investiguen. Aunque hiciéramos contacto, no serviría de nada.

“Diablos.”

¿En qué momento, los ‘espíritus’ de Sakanaka-san se habían convertido en seres extraterrestres? ¿No era ya demasiado? Olvídense de la información y los procesos de pensamiento. Yo ni siquiera había podido entender las novelas de ciencia ficción que me había prestado Nagato.

¿Así que no hay una forma fácil de explicarlo, eh? Era algo que la ciencia moderna no podía explicar, los filósofos no podían entender, y la religión no podía resolver. ‘Entidades de datos’ invisibles basadas en silicio… ¿Decir que son ‘espíritus’ sería mucho más fácil, no?

“Probablemente.”

De pronto, tuve un pensamiento muy extraño. La primera vez que Sakanaka-san se nos había acercado, nos había dicho algo sobre un rumor acerca de unos espíritus.

“¿Entonces, los espíritus si existen?”

‘Entidades de datos’ sin un cuerpo propio que llegaron del espacio exterior. Aunque los ‘componentes de silicio’ de sus cuerpos provisionales fueron destruidos, sus ‘componentes de datos’ siguen vivos. Después de llegar a la Tierra, pueden enlazarse, es decir “poseer”, a cualquier huésped que resulte adecuado. ¿No tienen todas las características de un espíritu?

“¿Y qué hay de los humanos? Nosotros también tenemos consciencia y procesos de pensamiento. ¿Acaso me estás diciendo que si me muero algún día, mi alma seguirá viva?”

Bueno, no importa --- No, pensándolo bien, al menos por una vez, no debía tomarme las cosas tan a la ligera. Aquello era algo muy importante. El saber si podía seguir existiendo tras mi muerte era algo que tenía que saber. Se podría decir que la respuesta de Nagato tendría consecuencias en mi vida entera.

Nagato no respondió. Tenía una expresión muy extraña en su rostro. No pude adivinar qué era, pero sabía que algo no estaba bien. Aunque nadie lo notase, yo siempre había sido capaz de entender las emociones de Nagato. Después de todo, había estado a su lado por casi un año. Todo el tiempo que había pasado con ella, me había dado la capacidad de leer claramente sus emociones; además, habíamos estado metidos en muchos incidentes en los que prácticamente me había visto obligado a entenderla sin palabras. No podía estar equivocado en esa ocasión.

Nagato ---

“………”

Siguió sin decir nada. Su expresión se hizo mucho más rara. Era como si estuviese esforzándose por decirme algo, y no tuviese permiso de hacerlo ---

“………”

Nagato me miró, como si acabase de contar un chiste muy malo. ¿No podrías al menos sonreír?

Al fin, Nagato respondió a mi pregunta. No tengo que decir que fue una respuesta muy corta y simple.

“Es información clasificada.”


Escuché un suspiro profundo y prolongado, y sólo después de un rato, me dí cuenta que había sido mi suspiro. ¿Información clasificada, eh? ¿Dónde había escuchado eso antes? La próxima vez que alguien me pregunte algo y no sepa cómo responder, voy a decirle que es ‘información clasificada’. Voy a ensayarlo la próxima vez que un profesor me pregunte algo en clase.

¿Nagato había hecho una broma alguna vez en su vida antes de esa? Esa fue otra pregunta que se me vino a la cabeza, pero decidí ignorarla. Teníamos que ocuparnos de Rousseau y de cómo librarlo de aquel molesto virus espacial.

“Sólo piensa en alguna manera de librarte de ese virus, ¿está bien, Nagato?”

“Está bien.” Sabía que podía contar con Nagato cada vez que la escuchaba decir eso.

“Primero tenemos que aislar los ‘componentes de datos’, para luego tratar de comprimirlos al menor tamaño posible. Luego tenemos que detener su actividad por completo, y eso sólo podemos hacerlo desde una interfaz en red que sea compatible.”

Aunque no tenía idea de lo que estaba diciendo, sabía que se refería a algo muy complicado y difícil. ¿No podemos eliminarlos y ya? “No podemos eliminarlos.”

“¿Por qué?”

“No está permitido.”

¿Tus jefes no te dejan eliminarlos?

“Así es.”

¿Acaso esas ‘entidades de datos’ no son una amenaza para el resto del universo?

“En realidad, son beneficiosas para el universo.”

Entonces, se trata de algo parecido a los lactobacilos y a la escherichia coli.

Era el momento de pasarle el balón a Koizumi. Verlo allí parado con una expresión divertida me enojó mucho, por alguna razón. “¿Por qué no metemos estos seres de silicio en un contenedor y los devolvemos al espacio en un cohete? ¿Tu ‘Organización’ puede hacerse cargo de algo tan simple, no?”

Koizumi se encogió levemente de hombros, antes de decir:

“Bueno, necesitaríamos un contenedor adecuado de silicio para poder encerrarlos. Luego, si causamos algunos cambios políticos y económicos a gran escala, podríamos conseguir suficientes fondos para comprar un cohete propulsado por hidrógeno. El único problema sería cómo capturar a estos seres en primer lugar.”

Así que no pueden hacerlo. No… Un momento…

Algo me pasó por la cabeza en un instante. No hacía mucho, Tsuruya-san había desenterrado algo extraño en la montaña que se alza detrás de su mansión, y su origen se remontaba al periodo Genroku. ¿No nos serviría de algo ese misterioso objeto del pasado? Según me había dicho Tsuruya-san, era una vara fabricada en una aleación de titanio-cesio. Si su ancestro hubiese publicado aquel descubrimiento en aquel entonces, hoy en día habríamos sido capaces de reconstruir Yamataikoku. Pero al no saber cómo usarlo o cómo deshacerse de él, lo único que se le ocurrió fue sellarlo en una urna y preservarlo para las generaciones futuras. En realidad, no quería tropezarme con una de esas cosas nuevamente. Esperemos que todo esto sea sólo una coincidencia.

Mientras aún estaba perdido en mis pensamientos, la voz de Koizumi llegó hasta mis oídos, arrastrándome de nuevo hasta la realidad. “Lo bueno es que la situación que tenemos entre manos no es un asunto urgente. Sabemos que sólo hay dos perros en este momento que han manifestado la enfermedad: el primero es el de la amiga de Sakanaka-san, y el segundo es Rousseau. Hubo un margen de cinco días entre elñ contagio del primero y de Rousseau, así que si se nos ocurre algo en los próximos días, podremos evitar que sigan sucediendo casos similares.”

¿La medida del tiempo en la Tierra es diferente a la de otras partes del universo, verdad? ¿Deberíamos sentirnos agradecidos de que esos virus nos hayan dado un plazo tan preciso en tiempo terrestre?

“Iremos a visitar nuevamente a Sakanaka-san mañana. Aunque sea un fin de semana, es mejor que busquemos una buena excusa para ir. Se verá muy sospechoso si vamos a visitarla dos días seguidos. Ah, y tenemos que buscar una excusa para hablar con Higuchi-san también…” Ahí fue donde dejé de escucharlo. Él debería hacerse cargo de las excusas, ya que todo el trabajo de encontrar una cura se lo habíamos dejado a Nagato.

“Entonces nos vemos mañana. Siento mucho molestarte, pero confiamos en tí, Nagato.”

Así como Haruhi y Asahina-san habían dejado parte de sus almas en casa de Sakanaka-san, yo también parecía haber perdido parte de la mía. En mi mente giraban pensamientos sobre seres de otro mundo y formas de vida cósmicas. Cuando estaba a punto de salir en dirección hacia mi casa, sentí como si alguien estuviese halándome hacia atrás con fuerza. ¿Ahora qué?

Al voltear, ví a Nagato sujetándome el cinturón con un dedo, sin decir nada. Si querías llamar mi atención, Nagato, ¿no podrías haber dicho algo? Debiste tirar de las mangas de mi chaqueta o algo así. Sin embargo, como ya le habíamos pedido un gran favor, decidí no decirle nada al respecto.

Nagato comenzó a mover los labios, pero su expresión no cambió.

“Es necesario hacer algunos preparativos.”

“¿Qué necesitas?”

“Un gato.”

Antes de que yo pudiese exclamar con un ‘¿eh?’ de asombro, Nagato habló nuevamente, como si lo hubiese estado esperando, y dijo: “Me gustaría usar tu gato.”


Después de que Koizumi, Nagato y yo terminamos de planear nuestra estrategia de combate, nos dirigimos hacia nuestras respectivas casas. Mientras caminaba, tomé mi celular y le hice una llamada a Haruhi.

“¿Hola, Haruhi? Soy yo. Es sobre Rousseau. Después de que saliste para tu casa, Nagato dijo que había leído algo acerca de la enfermedad de Rousseau en algún libro… Sí, incluso había una cura. Está garantizado que se recuperará… Ah, sí, te entiendo. ¿Lo intentamos? Nagato dice que sabe lo que hay que hacer, así que espera poder ir a casa de Sakanaka-san otra vez mañana… ¿Qué? ¿Ir ahora? Eso sería demasiado, ¿no crees? Además, todavía no hemos hecho los preparativos necesarios. Nos reuniremos e iremos allá mañana. No te preocupes, Nagato dice que no van a empeorar… Sí, por favor díselo a Sakanaka-san. Ah, por cierto, ¿hay otro perro con la misma enfermedad, no? Michael, el de Higuchi-san… Dile a Sakanaka-san que lo lleve a su casa también mañana. Voy a decírselo a Asahina-san. Entonces nos vemos mañana a las nueve, en el sitio de siempre frente a la estación.”


Cuando al día siguiente llegué hasta la estación, todos los miembros de la Brigada SOS estaban ya reunidos. Y eso que llegué veinte minutos antes de la hora acordada.

Sin embargo, los únicos que se veían bien eran Nagato y Koizumi. Asahina-san tenía una expresión de enorme preocupación, y Haruhi se veía como alguien que ha gastando sus últimos ahorros en un tiquete de lotería y está esperando con ansia a que el número ganador sea anunciado.

“¡Llegas tarde!” dijo Haruhi lanzándome una mirada muy extraña.

Aquel sería uno de esos escasos días en los que no tendría que invitar a comer a todos los demás miembros de la Brigada por llegar de último. Haruhi me agarró del brazo, y prácticamente me arrastró hacia la estación del tren.

"Koizumi-kun me lo dijo todo antes que tú llegaras," dijo Haruhi mientras compraba los tiquetes para todos. "¿Es verdad que Yuki conoce un extraño remedio tradicional para el Hinekobyou?"

¿Hinekobyou? ¿Qué es eso? ¿Alguna especie nueva de animal descubierto en Polinesia?

“Así se llama la enfermedad de Rousseau, según nos dijo Yuki.”

Después de que Haruhi me entregó mi tiquete, salí corriendo hacia el torniquete de la entrada. Tratando de cubrir mi error, Koizumi dijo:

“Si un perro normal y activo pierde de pronto toda su energía y se queda tirado como un gato, es porque tiene esta enfermedad en particular. Es una enfermedad muy rara que ni siquiera aparece en los libros de medicina veterinaria. Algunos expertos ni siquiera la consideran una enfermedad, y dicen que es sólo un signo de agotamiento.”

Koizumi me miró por un momento, y prosiguió:

“--- eso fue lo que me dijo Nagato-san, lo encontró en un libro muy viejo.”

Nagato asintió muy despacio, como si hubiese estado de acuerdo con todo lo que él había dicho. Comprendí que lo habían ensayado desde mucho antes.

Nagato miró la bolsa plástica que Koizumi traía en la mano, en la cual se veía el logotipo del supermercado cercano. Luego dirigió la vista a la caja de cartón que yo traía bajo el brazo.

“Miauu~”

Shamisén maulló y ronroneó mientras arañaba las paredes internas de la caja con sus garras, como si tratase de saludar a Nagato. Haruhi le dió una extraña mirada a la caja.

“Si se necesita un gato para curarla, entonces sí es una enfermedad muy rara. ¿Estás segura de que vá a funcionar, Yuki? ¿Podemos confiar en ese libro?”

Por como parecían las cosas, habría sido más apropiado decir que íbamos a exorcizar a Rousseau en lugar de curarlo. Por supuesto, yo no podía decirle eso a Haruhi. Al menos por esa vez agradecí el silencio de Nagato.

Sin decir palabra, Nagato inclinó la cabeza levemente y luego extendió su brazo hacia mí. Qué pena, Nagato, estás ofreciéndome tu mano y yo no puedo tomarla. Tengo las mías ocupadas sosteniendo a Shamisén en su ridícula caja.

“El gato,” dijo ella con un tono que no revelaba ninguna emoción.

“Entrégamelo.”


Después de subir al tren, dejé la caja de cartón sobre las piernas de Nagato, librándome de aquel paquete por el momento. Quizá fue porque estábamos en un tren en movimiento, pero al ver a Nagato completamente inmóvil y en silencio, tuve la sensación de que estaba tratando de decirme algo y no podía hacerlo. Shamisén también se calmó, y permaneció muy quieto dentro de su caja.

Haruhi y Asahina-san iban sentadas, una a cada lado de Nagato. Sólo en aquel momento parecieron notar la caja y entendieron que Shamisén estaba dentro. Sin embargo, creo que la bolsa de plástico que llevaba Koizumi debió parecerles mucho más sospechosa.

“No te preocupes. Todos los preparativos están listos.”

Seguramente Haruhi no nos escucharía si hablábamos cerca de una de las puertas. Koizumi sacudió la bolsa plástica, y dijo:

“Sólo tuve una noche para prepararlo todo, y debo decir que no es lo ideal, pero es lo mejor que pude conseguir. El resto queda en manos de Nagato-san.”

Yo confiaba en las habilidades de Nagato y estaba seguro de que podría curar a Rousseau. Claro, lo que me preocupaba era saber qué haría después con esos virus espaciales.

“Hasta ahí no llega mi papel. Aunque lo digo sólo basándome en mi intuición, no creo que las cosas se compliquen mucho. Sólo mira a Suzumiya-san. Lo único que le importa en este momento es que Rousseau se ponga bien. Una vez que logremos eso, mi misión estará cumplida.”

Esperemos que las cosas salgan bien.

Evité la mirada de Koizumi, y agarré con firmeza el tubo del pasamanos a medida que el tren iba ganando velocidad. Sólo estábamos a dos estaciones del barrio de Sakanaka-san. No tenía mucho tiempo para pensar.

La Sakanaka-san que salió a recibirnos no se veía muy diferente a la que habíamos visto el día anterior. Había esperado ver, al menos, un leve tinte de confianza en su mirada.

“Suzumiya-san…”

No, Sakanaka-san parecía estar a punto de llorar. El rostro de Haruhi adoptó una expresión muy seria, y asintió con la cabeza justo antes de voltear a mirar al miembro más sobresaliente de la Brigada SOS, que traía puesto un uniforme escolar que parecía hecho específicamente para ella.

“Sólo déjalo en nuestras manos, Sakanaka-san. Aunque quizá no lo parece, Yuki es una chica muy inteligente y hábil. Estoy segura de que J.J. se pondrá bien en un instante.”

Pasamos nuevamente a la sala, y allí esperándonos, vimos a la madre de Sakanaka-san y a una joven mujer con aspecto de universitaria. Era Higuchi-san, cuyo perro había sido afectado por la misma enfermedad. Pude adivinar, por la expresión de preocupación en su rostro, que el pequeño terrier que reposaba sobre sus rodillas era Michael.

Rousseau se veía tan enfermo como el día anterior, tirado en el sofá y sin mover ni un músculo. Aunque sus ojos negros estaban abiertos, parecía estar en otro mundo, con la mirada fija en algo que nadie más podía ver. Michael estaba exactamente igual. Ya era hora de empezar. Volteé para mirar a Nagato y a Koizumi.

El día anterior, los tres habíamos decidido que Nagato se encargaría de todo. Yo sería su asistente, y Koizumi conseguiría el equipo necesario. Aunque no tenía idea de dónde lo había conseguido, me sentí aliviado de poder contar con él en un momento así, porque yo no tenía idea de dónde se podía conseguir un contenedor de silicio.

Lo primero que hice fue cerrar todas las cortinas, impidiendo que cualquier cantidad de luz entrase al cuarto. Luego apagué todas las luces, y que el cuarto quedó casi en la oscuridad total. Saqué unas largas y gruesas velas de la bolsa plástica de Koizumi, y las acomodé sobre una mesa a manera de altar. Encendí las velas, y también algunas varas de incienso, las cuales dejé también sobre el altar. Al hacer eso, el cuarto se llenó con toda clase de aromas y humos extraños. Entonces, le hice una señal a Nagato.

Nagato sacó a Shamisén de la caja y lo sostuvo en brazos. A decir verdad, Shamisén odia que lo carguen de esa manera, y normalmente se sacude y araña a diestra y siniestra para salir. Por eso, el verlo totalmente quieto y en silencio me comprobó, una vez más, que no podía competir contra la fuerza y las habilidades extraterrestres de Nagato.

“Disculpa… ¿Puedes poner a tu perro junto a Rousseau?” le pregunté a la joven y elegante Higuchi-san, quien al vernos organizar todo aquello como un extraño ritual, había comenzado a mirarnos con sospecha. Sin embargo, al final hizo lo que le pedí y pronto hubo dos perros casi moribundos en el sofá, como si su fuerza vital les hubiese sido arrancada por la fuerza.

Con Shamisén aún en brazos, Nagato se acercó al sofá y se arrodilló a un lado.

Al ver que todo estaba en su sitio, presioné el botón de ‘Play’ en una grabadora que habíamos traído. Al instante, el cuarto se llenó con las notas de una curiosa y fantasmal melodía. A decir verdad, comencé a preguntarme si acaso habíamos exagerado un poco; pero como había dicho Koizumi, si íbamos a hacer aquel ridículo, entonces era mejor hacerlo con todo lo que teníamos.

En medio de la luz de las velas, los aromas misteriosos y la espectral música, Nagato comenzó con su extraño ritual.

“………”

Incluso en aquel cuarto en penumbra, Nagato se veía tan pálida e inexpresiva como en cualquier otra ocasión. Lentamente, posó su mano izquierda sobre la cabeza de Rousseau, la acarició unas cuantas veces, y luego puso la mano derecha sobre la frente de Shamisén.

Aunque estaba en un cuarto desconocido con dos perros, Shamisén siguió inmóvil y sin hacer ningún sonido.

En medio de la luz de las velas, los aromas misteriosos y la espectral música, Nagato comenzó con su extraño ritual.

Nagato acercó a Shamisén y a Rousseau, hasta que las puntas de sus hocicos se tocaron. Muy despacio, los diminutos ojos negros de Rousseau comenzaron a moverse, y los enormes ojos de Shamisén se cerraron lentamente. Nagato seguía frotando alternadamente sus cabezas, como si estuviese tratando de pasar algo del cuerpo de Rousseau al de Shamisén Lo mismo estaba sucediendo con Michael, mientras Nagato movía sus labios en silencio, como si estuviese recitando algo. No pudimos escuchar lo que estaba diciendo, pero me pregunté si aquello también había sido algo necesario. Creo que los únicos que lo notamos fuimos Koizumi y yo.

Finalmente, Nagato presionó firmemente la frente de Shamisén contra las narices de los dos perros antes de ponerse de pié, y sin pronunciar ni una palabra, dejó a Shamisén de vuelta en su caja de cartón. Lego tomó la caja, me la devolvió, y dijo:

“Terminó.”

Por supuesto, todos los presentes la miramos fijamente sin decir nada. Ni siquiera yo, con la caja en mis manos, sabía qué podía decirle… mucho menos Haruhi, Asahina-san o Sakanaka-san.

Haruhi estaba de pié con la boca muy abierta, como tratando de decir algo, pero sin poder pensar en nada. Después de un instante, al fin pudo dejar salir algo:

“¿Terminó? ¿Ya? ¿Yuki, qué les hiciste?”

Nagato volteó la cabeza, y miró a los perros como diciendo: ‘es a ellos a los que deberían estar mirando’. Al captar el mensaje, miré hacia el sofá.

Y allí---

Aunque los dos perros se veían un poco confundidos, se notaba en sus ojos que ya habían recuperado todas sus fuerzas. La expresión de sus caras daba a entender que buscaban a sus dueñas…

“¡Rousseau!”

“¡Michael!”

Sakanaka-san y Higuchi-san corrieron a abrazar con fuerza a sus perros, los cuales dejaron salir unos sonoros ladridos y comenzaron a lamerles el rostro. Sus colas se agitaban rápidamente en respuesta a la inesperada reacción de sus dueñas. Asahina-san lloraba de la felicidad.

Después de algunos minutos, la sala había recuperado el ambiente alegre de la semana anterior, como si al fin hubiese sido levantada una oscura y cruel maldición.

Mientras que Rousseau y Michael disfrutaban en la cocina de un plato especial preparado por la madre de Sakanaka-san, los miembros de la Brigada SOS nos sentamos en el sofá, junto a Sakanaka-san y Higuchi-san.

“Lo que acaba de hacer Nagato es un viejo remedio tradicional que usa a los gatos como medida terapéutica.”

Hasta yo me dí cuenta de que lo que decía Koizumi eran puras mentiras, pero parecía que su encantadora sonrisa, y su habilidad con las palabras, lograron engañar a todo el mundo.

"Las velas y los inciensos contienen esencias a las que los perros son muy sensibles, gracias a su increíble olfato. Parece ser que la música que escuchamos los ayuda a relajarse.”

Aunque yo opinaba que tanta basura sólo debía ser dicha con moderación, al menos por una vez decidí dejar que Koizumi hablara todo lo que se le antojase. Lo que importaba era que Rousseau y Michael habían regresado a la normalidad y todos estábamos felices.

Higuchi-san parecía mucho más feliz que nosotros, ahora que su perro estaba bien, y la madre de Sakanaka-san estaba aún más radiante, ya que tanto su perro como su amada hija habían vuelto a ser felices. Como muestra de gratitud, nos preparó muchos más bocadillos, y Haruhi no mostró ninguna vergüenza al tragarse tantos como pudo de una sola vez.

Pero claro, la más feliz de todas era, sin duda, Sakanaka-san.

“Eres increíble, Nagato-san. ¡Pudiste curar una enfermedad que ni siquiera los veterinarios más expertos pudieron identificar!”

“¡No me esperaba menos de Yuki! Después de todo, ella es el miembro más hábil de la Brigada SOS.”

Nagato no dijo nada, y se limitó a seguir devorando aquellos deliciosos bocadillos. Haruhi, por otro lado, estaba muy ocupada hablando.

“¡Yuki lee mucho, y por eso sabe tanto! ¡Además de eso, es muy buena tocando la guitarra, cocinando, y también en los deportes!”

“Fue una suerte que Nagato encontrara algo sobre esa enfermedad en un viejo libro,” añadió Koizumi mientras bebía una taza de té.

“Ni siquiera la ciencia moderna ha podido demostrar por qué la medicina tradicional tiene tanto poder curativo. Quizá los consejos de los ancianos no siempre son tan absurdos después de todo.”

Si no dejas de hablar, Koizumi, pronto se van a dar cuenta de tus mentiras.

Después de cumplir con su propósito, las velas y las varas de incienso fueron arrojadas de vuelta a la bolsa plástica. Había pensado en sacar a Shamisén de la caja de cartón, pero cambié de opinión después de pensar en los arañazos que dejaría sobre los costosos muebles de Sakanaka-san. Había estado maullando como loco desde que Nagato lo había soltado, y arañaba sin parar los costados de su caja. Estoy seguro de que hubiésemos tenido que soportar mucho más que un simple regaño, si acaso él hubiese dañado alguno de aquello sillones. Con todo eso en mente, decidí ignorarlo y esperar a que se quedase dormido.

A decir verdad, todos aquellos accesorios habían sido sólo por decoración. El único que había jugado un papel importante en todo, había sido Shamisén, pero eso sólo lo sabíamos Nagato, Koizumi y yo.

Lo único que hizo Nagato, fué congelar aquellas entidades de datos. Eso había sido todo.

Inicialmente, habíamos planeado que Nagato congelara las entidades de datos dentro del cuerpo de cada uno de los perros, nada más. Sin embargo, a pesar de que era el plan más simple, podía producir algunos efectos indeseables. Michael y Rousseau morirían algún día, pero las entidades de datos seguirían existiendo dentro de sus cuerpos. También cabía la posibilidad de que las entidades de datos se descongelasen espontáneamente e infectasen de nuevo a sus huéspedes. Por eso, lo mejor que se nos ocurrió fue transferir aquellas entidades de datos a un huésped que pudiésemos monitorear de cerca. Cualquier cuerpo orgánico habría servido --- incluso Haruhi o yo. Nagato había solicitado específicamente que Shamisén fuera el nuevo huésped, porque aparentemente, aquellas formas de vida no le harían ningún daño a su sistema nervioso. Aquel gato había tenido la habilidad de hablar en nuestro lenguaje por algún tiempo, y no creo que meterle un par de formas de vida extraterrestres en el cerebro le haga ningún daño. Incluso si llegan a presentarse algunos efectos secundarios, no tendríamos que preocuparnos, pues yo sería el primero en notarlos. Así fue como quedo decidido.

‘Bueno, no me importa tanto ser el que lleva las de perder en ésta operación,’ pensé mientras me llevaba a la boca otro de aquellos deliciosos manjares.

Aunque todo aquello había comenzado como un desastroso incidente para Sakanaka-san, el responsable había terminado siendo transferido al cuerpo de mi gato. ¿Acaso nadie sentía lástima por mí?

Pensé que si en el departamento de Nagato no le impedían tener mascotas, quizá debería regalarle a Shamisén. Pero de haber hecho eso, habría tenido que pasar mucho tiempo consolando a mi hermanita. Además, hasta yo me había encariñado un poco con aquel gato. Ya olvídenlo. Por mí, puedes vivir tanto como el gato con botas, ¿escuchaste, Shamisén?

Al ver a Sakanaka-san tan animada otra vez, creo que hasta Shamisén quiso abrir la boca para decirle algo.

Para cuando salimos de la casa de Sakanaka-san, Rousseau y Michael se habían recuperado por completo, y estaban tan animados y saludables como antes. No tengo que decir que Haruhi y Asahina-san también estaban felices, y se turnaron para abrazar a ambos cachorros con grandes sonrisas en sus rostros, por supuesto.

La madre de Sakanaka-san también nos había preparado algunos bocadillos y regalos para llevar a casa, y la bolsa de Nagato era la más abarrotada de todas. Pero eso era de esperarse. Después de todo, ella era la que había hecho la mayor parte del trabajo. Entre todo lo que hablamos ese día, descubrimos que Higuchi-san era, en efecto, una estudiante universitaria. Ella también había querido darnos algo a cambio, pero Haruhi se negó con cortesía.

“No tienes qué hacerlo, en serio. Esto fue algo que Sakanaka-san nos pidió como un favor. Estoy más que satisfecha con poder abrazar a Michael. Además, la Brigada SOS no es una organización que necesita conseguir dinero para poder seguir funcionando. Verlas a ustedes dos felices por la recuperación de J.J. y Michael es nuestra mejor recompensa. ¿No crees, Yuki?”

Nagato no dijo nada, sólo asintió.

Koizumi conservó su compostura habitual, y le dijo a Sakanaka-san:

“Si aparecen otros perros infectados con la misma enfermedad de Rousseau, por favor avísanos. Aunque las posibilidades de que eso ocurra son muy pocas, es mejor ser precavidos.”

“Muy bien, me fijaré la próxima vez que saque a pasear a Rousseau,” dijo Sakanaka-san, asintiendo con firmeza.

“¡Entonces nos vemos en la escuela!” dijo Haruhi mientras se despedía con la mano. Siguiendo sus pasos, pensé de repente que sería muy bueno si Haruhi y Sakanaka-san podían seguir siendo compañeras de curso por un año más, muy bueno.

Haruhi parecía haber olvidado por completo cualquier asunto sobre ‘espíritus’ y caminaba muy contenta al lado de Asahina-san, hablando sobre perros, mientras nos acercábamos a la estación. Mejor para mí, al menos no tendría que inventar una excusa para explicar lo que había pasado.

Al llegar a la estación, decidimos que eso sería todo por aquel día. Haruhi, Nagato y Asahina-san se bajaron del tren una estación antes que yo, porque así quedaban más cerca de sus casas. Quizá era porque ya estaba de noche, o por la cantidad de bocadillos que había comido en la tarde, pero traté de no pasar cerca de ningún restaurante camino a casa. Quizá tampoco quería entrar en uno llevando a Shamisén conmigo. Con eso, las actividades de la Brigada SOS de aquel día llegaron a su fin.

Koizumi y yo pasamos a través de los torniquetes y salimos de la estación.

Como nuestras alegres compañeras de la Brigada SOS ya no estaban con nosotros, el silencio que nos acompañó mientras caminábamos calle abajo, me pareció un tanto incómodo.

“Vaya día.”

Aunque Koizumi me miró al decir eso, tuve la sensación de que sólo estaba pensando en voz alta.

“Ya que era un problema bastante complicado, no tuvimos más opción que pedir la ayuda de Shamisén. Nagato-san es increíble, ¿no? Ahora que lo pienso, el año pasado también ocurrió algo parecido, cuando Kimidori-san fue a pedir nuestra ayuda. Fue gracias a Nagato-san que pudimos rescatar al presidente del Grupo de Estudio de la Informática de esa otra entidad de datos… Parece que Nagato está conectada de alguna manera con todos nuestros clientes, ¿no te parece?

“¿Qué tratas de decir?”

“Que Nagato-san se ha convertido en un miembro indispensable de la Brigada SOS. Claro, esa es sólo mi opinión. Tu también tienes una opinión al respecto, ¿verdad?”

Desafortunadamente, a mí no me gustaba hablar tanto como a él. Lo único que yo quería saber era: ¿Por qué a los grillos gigantes y a los virus cósmicos parecía gustarles tanto nuestro planeta? ¿Acaso éramos como un imán o algo así? Quizá Nagato sabía la respuesta, pero ahora que lo pienso, Nagato había venido a la Tierra sólo unos cuantos años antes, para observar a Haruhi---

Me quedé congelado.

Haruhi.

¿Esa no podía ser la respuesta, o sí? Debido a una gran ‘explosión de datos’, la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos había enviado a Nagato a nuestro mundo. ¿Eso quería decir que el grillo gigante en el caso del presidente del Grupo de Estudio de la Informática, y aquellos virus extraterrestres, habían sido atraídos también por Haruhi? ¿Eso no es posible, o sí? Después de todo, Nagato dijo que aquel grillo llegó a la Tierra hace muchos millones de años.

Pero si los poderes de Haruhi podían pasar inconscientemente a través de las barreras del tiempo, ¿eso sería demasiado, no? Sin embargo, Asahina-san es una viajera del tiempo… Una persona del futuro que cruzó la barrera del tiempo, y vino hasta nuestro plano temporal precisamente para…

Comencé a pensar en eso muy seriamente, y todo aquel concepto de los planos temporales se hizo un enorme lío en mi cabeza. “¿Crees que es una simple coincidencia?”

¿Por qué no te callas? Koizumi ya parecía un camarero que repite la orden de sus clientes una y otra vez. Sabía exactamente lo que estaba punto de decirme.

“No comiences con otro de tus rodeos. No tengo tiempo para estar perdiéndolo en juegos de palabras contigo.”

“Esas formas de vida aterrizaron en una calle cerca de nuestras casas, e incluso de apoderaron del perro de una estudiante de la Preparatoria Norte. Esa estudiante pidió la ayuda de la Brigada SOS, y nosotros aceptamos… La verdad fue descubierta por Nagato, y ella también se ocupó de todo el asunto. Para que algo así ocurra de manera tan perfecta y sea una coincidencia, tendría que ser el argumento de una novela de ficción.”

Aunque tenía la razón, al menos en aquella ocasión no quería quedarme callado y dejarlo ir sin una respuesta. Claro que eso no quiere decir que esté del lado de Haruhi.

“Al diablo con tus historias de ficción. Tenemos a dos entidades cósmicas apareciendo frente a nosotros casi al mismo tiempo. ¿Cuál es la probabilidad de que eso suceda? Si no vas a llamarlo una coincidencia, ¿cómo más vas a llamarlo? Si tú tuviste la oportunidad de recrear tu propia historia de detectives durante el invierno, ¿por qué no dejas que Nagato haga lo mismo de vez en cuando?” “Eso sería imposible. Yo creo que la responsable de organizar todo esto es la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos, o alguna otra entidad cósmica que aún no hemos conocido. Y te puedo garantizar que esto no es algo que Suzumiya-san haya deseado.” ¿Qué estás tratando de decir ahora? ¿Por qué te desgastas pensando en estas absurdas probabilidades, cuando ya casi estamos en vacaciones? Además, Ya todo terminó. Deja las cosas así.

“¿Ya te lo había dicho antes, no? La mente de Suzumiya-san se está estabilizando poco a poco. Aunque eso nos alegra mucho, hay muchos otros que, sin duda, no están muy satisfechos con esa situación. Ahí es donde está el problema.”

Me quedé callado, indicándole a Koizumi que continuase. Él se llevó un dedo a la boca, y dijo:

“Incluso puede haber algunos grupos que piensan que si Suzumiya-san se estabiliza, toda la existencia perderá su sentido. Ya se trate de explosiones de datos, terremotos temporal, o disrupciones dimensionales, yo creo que hay personas manipulándolo todo desde las sombras, tratando de provocar la activación de los increíbles poderes de Suzumiya-san.

De pronto noté que la sonrisa de Koizumi había comenzado a verse muy extraña, con un escalofriante parecido a la que Asakura Ryouko tenía en su rostro el día en que trató de matarme.

“Por eso, podría afirmar que éste incidente es sólo el prólogo de algo más siniestro.”

¿De qué demonios hablas? Si todo pudiese predecirse, como lo estás sugiriendo, alguien ya habría creado un servicio de predicciones y se habría convertido en el siguiente Nostradamus.

La sonrisa de Koizumi se volvió un poco más amarga.

“La llegada de estos entes cósmicos a la Tierra, justo frente a nuestros ojos… No creo que se pueda decir que fue solo una ‘coincidencia’. Tú mejor que nadie deberías reconocer la verdad. Estos ‘extraterrestres’ podrían estar escondiéndose justo frente a nosotros. Podrían haber muchas otras formas inteligentes de vida extraterrestre en este planeta, aparte de las interfaces humanas.” “Ajá.”

No quería contenerme por más tiempo. ¿Sabes qué, Koizumi? Es muy difícil aceptar eso que dices después de conocer ese lado engañoso de tu personalidad. Si quieres referirte a Nagato sólo como una ‘interfaz humana’, entonces díselo de frente. A mí no me importa aunque sea cierto, pero:

“Lo que me interesa es saber sobre esos ‘otros extraterrestres’ que mencionaste.”

“Hemos tenido algunos reportes al interior de la ‘Organización’, por eso sé un poco más que tú. Aunque todavía no conozco mucho sobre ellos, es suficiente para decir que sé lo necesario.”

La sonrisa de Koizumi volvió por fin a la normalidad.

“Dejemos los otros extraterrestres en manos de Nagato. He decidido que mi prioridad es ayudar a la ‘Organización’ a luchar sólo contra sus enemigos. Igualmente, si aparecen algunos enemigos que sean viajeros en el tiempo, dejaré que Asahina-san se ocupe de ellos. Es sólo que tengo el presentimiento de que algo está a punto de ocurrir.”

Por la expresión de Koizumi, pude darme cuenta de que lo decía en serio, y reflejaba exactamente lo mismo que yo estaba pensando. Lo único en lo que no estaba de acuerdo era en dejar que Asahina-san luchase sola. De eso debería encargarse la otra Asahina-san, la del futuro. No me preocupaba Nagato, porque estaba seguro de que nada podía tener una mayor fuerza de voluntad que ella. Ah, Koizumi, espero que no hayas olvidado lo que me prometiste durante aquel incidente en la montaña.

“Por supuesto que no. Siempre lo tengo en mente. Pero incluso si llego a olvidarlo, ¿tú vas a estar ahí para recordármelo, no?” Koizumi rió mientras se despedía con la mano.

“Bueno, entonces lo discutiremos algún otro día.”


“¡Ah, ya volviste Kyon-kun!”

Cuando llegué a casa, encontré a mi hermanita echada boca abajo en mi cama, leyendo una de mis revistas.

“¿A dónde fuiste con Shami?”

Saqué a Shamisén de la caja, pero no respondí. Al ser liberado, el gato tricolor saltó de inmediato sobre la espalda de mi hermana y comenzó a caminar arriba y abajo por su columna, como si estuviese dándole un masaje. Mi hermanita rió con fuerza mientras sacudía las piernas.

“¡Kyon-kun, quítame a Shami, no puedo resistirlo!”

Retiré con cuidado a Shamisén de su espalda y lo dejé a un lado. Mi hermanita, una niña de quinto grado a punto de entrar en sexto, dejó la revista que tenía en sus manos y comenzó a acariciar el lomo de Shamisén, mientras que con su otra mano le hacía cosquillas en la nariz.

“Huelo algo rico --- ¿Qué es?”

Le dí a mi hermana una bolsa con dulces preparados por la madre de Sakanaka-san y luego tomé un grueso y pesado libro que estaba sobre mi escritorio.

Una semana antes, después de terminar con los exámenes finales, le había pedido prestado aquel libro a Nagato. Le había preguntado: “¿Hay algún libro interesante aquí? ¿Alguno bueno para como me siento ahora?” Nagato se había quedado parada frente al librero durante unos cinco minutos, antes de tomar aquel libro que tenía frente a mí. Había leído casi la mitad del libro y descubrí que era una típica historia romántica entre un chico y una chica de secundaria. No tenía nada de ciencia ficción, ni tampoco misterios y deducciones – era una historia normal en un mundo normal. Sin embargo, por alguna razón que no podía explicarme, me pareció que aquella novela era muy agradable. Nagato no debería dedicarse a ser astrónoma ni veterinaria, debería ser bibliotecaria.

Me tiré en mi cama y comencé a leer por donde había quedado antes. Mi hermanita había bajado al primer piso llevándose los dulces con ella, y seguramente estaría buscando algo de beber.

No tengo idea de cuánto tiempo pasó, pero ---

De repente, noté que Shamisén estaba arañando la puerta de mi cuarto, indicándome que quería salir y que necesitaba que yo le abriese la puerta. Yo normalmente dejo la puerta entreabierta para evitarme esa molestia, pero supongo que mi hermanita la cerró cuando salió de mi cuarto.

Dejé una marca entre las páginas de la novela y me levanté para abrirle la puerta a Shamisén. Él salió corriendo de inmediato, y de pronto se detuvo para maullar suavemente. ¿Era esa su forma de decir ‘gracias’?

Sin embargo, cuando Shamisén se quedó mirando fijamente algo por encima de mi hombro, me sentí un tanto intranquilo y volteé para ver de qué se trataba.

Lo único que ví fue la esquina en donde terminaba el techo, nada más.

Los grandes ojos redondos de Shamisén se quedaron fijos en el techo y luego se movieron muy lentamente, hasta quedarse mirando la pared justo al lado de mi cuarto. Sus ojos parecieron seguir un camino a través del aire, como indicándome que algo invisible se había deslizado desde el techo hasta la pared.

“¡Hey!”

Aunque traté de hacer reaccionar a Shamisén, él permaneció en aquella posición durante unos segundos más y luego sacudió su cola en el aire antes de alejarse caminando. Seguramente iría a la cocina por algo de comer. Dejé la puerta de mi cuarto entreabierta, apenas lo suficiente para que pudiese volver a entrar, antes de sentarme a pensar con más cuidado en las acciones de Shamisén. Los animales suelen fijarse en detalles que los humanos ignoramos, e incluso un leve ruido al otro lado de una pared puede llamar su atención.

¿Pero qué tal si Shamisén había visto algo que yo no podía ver? ¿Qué tal si en verdad alguna criatura invisible se había colgado de mi techo, para luego bajar flotando por la pared y pararse justo afuera de mi cuarto?

--- ¿Un espíritu?

--- Era mejor no pensar en eso.

¿Acaso otras entidades de datos pudieron haber llegaron a la tierra hace miles o millones de años, y en alguna ocasión escogieron a los humanos como huéspedes en vez de a los perros? ¿Acaso los humanos reaccionaron de manera diferente? ¿Fue así como los humanos consiguieron desarrollar su inteligencia de manera tan asombrosa?

Si ese era el caso, entonces lo que necesitan hacer los jefes de Nagato para salir de su callejón evolutivo, es asociarse con algunos de estos entes vivientes de datos. Claro, eso significaría que no alcanzaron su siguiente etapa evolutiva por sí mismos, sino gracias a la ayuda de unos seres extraños.

Me pregunto si la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos ya habrá pensado en eso antes. Aunque no se trataría de una evolución en el sentido tradicional, quizá algunos seres extraterrestres infectaron a los primates hace billones de años, y eso fue lo que les hizo desarrollar una inteligencia superior y evolucionar en los humanos de ahora. Si así fue como sucedió, entonces todos los interrogantes sobre la teoría de la evolución podrían resolverse.

“¿Qué estoy diciendo?”

Ya había comenzado a hablar solo. ¿Cómo podría haber ocurrido algo tan absurdo? No debería estar pensando en cosas que superan la capacidad del cerebro humano. Decidí que sería mejor dejarle los problemas científicos a Koizumi, de la misma manera en que él quería dejarle los problemas de extraterrestres a Nagato. Es mejor esperar hasta el día en que pueda entender todo eso, y mientras tanto ir preparando una buena respuesta.

Bueno, si Koizumi llega a estar demasiado ocupado con su ‘Organización’ y no puede dedicar algo de su tiempo a ayudarme, siempre puedo recurrir a otras personas. La primera persona a la que pediría ayuda sería a Tsuruya-san. Si logro que esa alegre y animada sempai esté de nuestro lado, incluso los altos mandos de la ‘Organización’ tendrán algo de qué preocuparse.

En cuanto a lo que haré si otra situación como esta llega a presentarse, o en cuanto a qué nuevas situaciones tendremos que enfrentar, nunca lo he pensado mucho. Ya saben lo que dicen: ‘Ya veremos qué hacer cuando estemos allá’. “… olvídenlo. Después de todo, pensar no es mi especialidad.”

Sólo tengo que preocuparme por ser yo mismo. Yo soy yo, nada más, nada menos.

Si alguna vez llega a ser necesario, creo que podré ayudar a pensar un poco. Pero no ahora. Si alguien me dice que me esfuerce en pensar antes de que algo extraño ocurra, voy a ignorarlo.

Justo en medio de aquella extraña reflexión, mi celular comenzó a vibrar sobre la mesa. ¿Se trataba de algún ser desconocido de un tiempo remoto? Al levantar el teléfono, ví que en la pantalla aparecía ‘Haruhi’.

“¿Aló?”

“¡Olvidé algo muy importante, Kyon!”

Ir directo al grano sin siquiera molestarse en decir ‘hola’… se trataba de Haruhi, no me cabía duda.

“Aunque estoy muy feliz de que J.J. y Michael estén bien, ¿no te pareció que esa enfermedad era muy extraña? ¡Yo sigo creyendo que estaban aterrorizados por haber visto unos espíritus!”

¿Ahora entiendes por qué me molesta tanto pensar, Koizumi? Haruhi es una chica muy molesta, a la que sólo le interesa pensar en cosas inútiles, y siempre viene a compartir lo que piensa conmigo.

“Sigo pensando que deben estar en ese camino que recorrimos la semana pasada. Según creo, todavía estarán por ahí, flotando y deambulando como sombras.”

“¡No estoy muy segura de qué tipo de espíritus pueden ser, pero deberíamos exorcizarlos lo antes posible!”

“¡Por eso, todos nos reuniremos otra vez mañana! ¡Ésta vez sí voy a conseguir una fotografía de esos espíritus!”

“¿Y cómo diablos piensas fotografiar a un espíritu?"

“¡Será imposible hacerlo en la mañana, así que tendremos que hacerlo durante la noche! ¡Buscaremos las zonas en las que puedan estar, y tomaremos algunas fotografías! ¡Con algo de suerte, aparecerán en dos o tres de ellas!”

A continuación, Haruhi me dijo la hora y el lugar exacto en el que nos reuniríamos, y colgó al instante. En ningún momento me preguntó si tenía algún plan para el domingo. Supongo que un segundo más tarde, algún otro miembro de la Brigada recibió esa misma llamada. Ahora sabía que nuestra siguiente ‘búsqueda de eventos misteriosos’ sería un ‘encuentro nocturno con los espíritus’.

Dejé mi teléfono sobre la mesa, miré hacia una esquina del cuarto, y me volví a perder en mis pensamientos.

El caso de los ‘espíritus’ de Sakanaka-san había sido resuelto gracias a Nagato. Yo creía firmemente que los espíritus no existían, y estoy seguro de que Koizumi pensaba lo mismo. El problema era que Haruhi sí creía en ellos, y de hecho esperaba que fueran a visitarla de vez en cuando. Los deseos de nuestra Comandante habían dejado de centrarse en extraterrestres, viajeros en el tiempo y gente con poderes, y ahora quería ver espíritus.

La tarea de detectar ‘las zonas en las que puedan estar’ los espíritus se la dejaría a Koizumi. Ah, y si de verdad aparecen unos espíritus en las fotografías, Koizumi tendrá que buscar también alguna excusa al respecto. ¿Y yo de qué voy a ocuparme? se preguntarán… Pues es muy simple, yo me ocuparé de abrazar a Asahina-san en la oscuridad, cada vez que ella grite de miedo. Caminar en medio de la noche tomando fotografías se verá muy sospechoso, y estoy seguro de que cualquier persona nos vá a ver raro si le decimos que vamos a fotografiar un espíritu, pero que ni siquiera sabemos dónde está. Si en verdad logramos descubrir algo raro, sólo tendremos que vestir de miko a Asahina-san y hacerla recitar algunas Escrituras Budistas. Quizá eso sea suficiente para cumplir con la ‘misión de exorcismo’ que quiere Haruhi.

Pero incluso si los espíritus existen en nuestro mundo, estoy seguro de que no nos tropezaremos con ellos simplemente con salir a pasear de noche. Además, yo no creo que Haruhi quiera encontrarse de verdad con un espíritu.

Había estado a su lado por casi un año entero, y estoy seguro de que ya todos entienden cómo funciona ella, ¿no? Lo que ella desea no es ver a unos espíritus, sino vivir la experiencia de tratar de encontrarlos junto con todos nosotros.

¿Y yo qué pienso de todo eso? se preguntarán.

“Bueno, haré de cuenta que es sólo un paseo nocturno.”

Mientras hablaba conmigo mismo, miré hacia el punto del techo que Shamisén había estado viendo hasta un momento antes. Después seguí leyendo mi novela, que estaba ambientada en un mundo mucho más normal que el mío. Sin embargo, en aquel momento, no envidié ese mundo en lo más mínimo.




Volver a la Página Principal Volver a Editor en Jefe★Vamos Adelante! Avanzar a Notas del Autor