Zero no Tsukaima - Spanish Versión: Volumen 7 Capítulo 1

From Baka-Tsuki
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Capítulo Uno: La Diferencia de Temperatura entre los Dos[edit]

Una joven de cabello color rosa se encontraba tumbada en una cama, tan sólo tenia envuelta una fina capa alrededor de su piel desnuda.

Ella era a quien llamaban "Louise del Vacio", cuyo nombre era Louise Françoise; sólo unos pocos altos cargos en el ejército Real sabían el secreto tras su nombre.

Eran ya finales de año, la segunda semana del mes de Wein. En el clima de Halkeginia era el equivalente a Otoño... todavía no hacia demasiado frío en el ambiente, para el Invierno habría que esperar a la llegada del año nuevo. Por ello podían vestirse de forma ligera sin temor a resfriarse.

Una cama simple, consistente en un trozo de tela sobre un monton paja, poco para los pequeños dedos de Louise, quien estaba de mal humor e indignada. Era su forma de ser que la hacia incomparablemente hermosa. Su frente parecia la de una muñeca de porcelana de color melocotón, que provenia de su descontento. Louise se encogió y abrazó sus rodillas.

Ese gesto de ella le hacia tan bonita como una diosa. Lo que sentia rapidamente se reflejaba en su cara, Louise no podia ocultar la inquietud de su corazón. Este malestar era por la clase de drama que causaba ese aire de niña pequeña que tenia Louise, por lo que se puso un perfume de nombre; "Atracción" para parecer más adulta.

Sin sentirse diferente, Louise toco con sus manos las largas y delgadas piernas bajo su capa.

Sus dedos de la mano tocaron los de los pies, y regresaron a sus rodillas.

Sin saberlo, Louise hizo un seductor movimiento: tirando suavemente de la capa que cubría su cuerpo, mostraba sus delgadas pero encantadoras piernas y muslos. Todo lo hizo inconscientemente.

Bajo la capa estaba su piel, una joven y hermosa piel llena de encanto, debido a la pasión.

Es decir, que no vestia nada. ¿Por qué? Porque Louise sólo usaba pijama cuando dormía; y como se había olvidado de llevar su pijama, tuvo que sustituirlo por una capa y si llevaba su ropa interior, no era capaz de dormir.

A pesar de que la sexy y hermosa pose de Louise ofrecía un irresistible encanto... fue una lástima que la otra persona con la que compartia la tienda no tuviese conocimiento de ella.

En la parte trasera de la capa que cubria a Louise, estaba el emblema del lirio de Tristain. Esta capa era diferente a la que usaban en la academia. El emblema, era una manera para distinguir amigo de enemigo, indicaba claramente que esa zona estaba en un campo de batalla.

Como una oficial mujer directamente bajo el mando de Su Alteza, a Louise le asignaron su propio personal. En el puerto militar de Rosais, los edificios parecidos a hostales eran raros, por lo que montaban tiendas de campaña cada vez que se detenian. Ese trato era igual al que recibia el general, pero como Louise poseia el legendario elemento mágico del "Vacio" considerado como el arma definitiva, era perfectamente normal.

En el interior de la tienda, iluminada por una lámpara mágica, habia una simple cama formada por un trozo de tela cubriendo algo de paja, una mesa plegable, un pequeño armario para ropa o accesorios y una campana para solicitar una orden a los soldados. En el campo de batalla, cosas como esas dentro de un tienda de campaña podian ser consideradas "lujos".

En una esquina de la tienda, estaba Saito mirando inexpresivamente delante de suya, deprimido.

- "Oye, Saito."

No hubo respuesta.

Louise se sento, y lo llamó de nuevo.

- "Oye, voy a dormir pronto. Ven aquí, rápido."

Aunque el rostro de Louise estaba rojo mientras lo llamaba, todavía no habia reacción.

- "Pasan ya de las diez. Tenemos que levantarnos temprano mañana para ir a inspeccionar el frente. Sera mejor que nos vayamos a dormir ahora."

Aun así, todavía no hubo ninguna respuesta de Saito.

El familiar de Louise, llegado desde otro mundo, estába ahora sentado cruzando las piernas en el suelo, su rostro estaba completamente deprimido. Ya llevaba asi una semana. Cuándo Louise recordó la batalla que provocó la depresión de Saito, sintio un dolor sordo en su corazón.

Hace una semana, los ejércitos combinados de Tristain y Germania ocuparon con éxito el puerto-ciudad de Albion. Como la fuerza principal del ejército de Albion fue atraído a la zona norte del puerto-ciudad de Dartanes, sólo había unos quinientos defensores en Rosais. El aterrizaje, de un numero de sesenta mil soldados, destruyeron los esfuerzos de los defensores y establecieron el campamento en Rosais.

Para atraer al enemigo, Louise uso la magia del Vacio demostrando su poder. El hechizo del Vacio "Ilusión", podia crear grandes ilusiones.

Louise utilizo el hechizo "Ilusión" para crear la imagen de los ejércitos combinados aterrizando en Dartanes, causando que las fuerzas enemigas que se dirigian a Rosais dieran marcha atrás.

Pero... a fin de que Louise y los otros llegasen a Dartanes, habia que hacer algunos sacrificios. Para eso estaba el Segundo Escuadrón de Caballeros Dragon, que formaban parte del "Varsenda", el buque insignia de la fuerza de expedición contra Albion.

Fue a causa de su compromiso que se enfrentaron con las fuerzas enemigas, para que el Zero Fighter en el que iban Louise y Saito pudiese escapar de la persecución de los caballeros dragón enemigos.

El precio por el éxito de la batalla... fue la aniquilación del Segundo Escuadrón de Caballeros Dragón. Aunque los Caballeros Dragón son muy valiosos, en comparación con las posibles pérdidas del desembarque en territorio enemigo, este sacrificio se podría considerar pequeño. ¡El comandante oficial fue premiado con una recompensa en el acto! Esto también, era un honor por el que sentirse feliz.

La cosa era, que para aquellos que tomaron parte en esa batalla, y fueron testigos de la destrucción de la Escuadra, era una sensación totalmente diferente.

Louise observó a Saito, y hizo unos pucheros con sus labios.

Por supuesto, era triste lo que había sucedido, pero...

Durante la batalla del aterrizaje, hubo sacrificios también. Definitivamente, la guerra trae la muerte con ella. Si cada muerte era llorada, no habria fin.

En Halkeginia, habia guerras casi cada año.

Para Louise, aunque la muerte era algo triste, también era algo muy cercano.

Louise se puso de pie. Bajo el tenue resplandor de la lámpara mágica, la habitación estaba bastante oscura. Bajo esas condiciones, incluso si la capa no cubriese ciertas zonas, su cuerpo debia seguir siendo poco visible.

Louise cruzó las manos, como si ella misma se abrazase, y junto los dobladillos de la capa perfectamente. Caminó hasta Saito, que estaba abrazando sus rodillas sentado, y dijo: "Levanta el ánimo, todo está bien."

- "Emm" Gruño Saito vagamente.

- "No puedo evitarlo. Después de todo, sucedió ante mis ojos. Aunque fue para el éxito de la misión, aún..."

Saito estaba realmente hundido en el bache. Sólo entonces Louise recordo: los jovenes estaban cerca de la edad de Saito.

Saito... se habia visto a sí mismo en ellos. Este simpatico chico de otro mundo, lo que estaba pasando por su mente era un misterio, su mente habia sido dañada por su auto proyección al ver morir a unos chicos de su misma edad.

Al igual que Saito la había confortado a ella antes, Louise sentía que esta vez, era su turno confortarlo. Pero, no sabía cómo hacerlo.

Louise se sento espalda contra espalda con Saito.

Louise se sento espalda contra espalda con Saito.

- "Esto... A pesar de que opines que soy cruel por decir esto... Comparado con las muertes del Escuadrón, lo que hace que me entristezca es verte tan deprimido. Aunque no deberia pensar de esta manera, lo hecho esta hecho. Sin embargo, quizas es porque eres mi familiar y estas a mi lado, me siento muy triste."

Saito giro lentamente la cabeza, y miraba en silencio a Louise.

- "La muerte puede entristecer a las personas... Pero esa fue una gloriosa muerte en el campo de batalla... por honor. Murieron por un gran victoria. Se lamentarian si te sientes triste por sus muertes..."

- "¿Sabes lo que dices... respecto a eso?"

Pensaba que algo estaba mal cuando Louise comenzó a hablar así.

- "Por supuesto que no, pero es lo que tenemos que hacer. Ahora estamos en guerra."

Louise dejo el dobladillo que sujetaba con la mano derecha de lado, y acarició suavemente la frente de Saito, ahora todo giraba a su alrededor. Sus dedos acariciaban las lágrimas secas de sus mejillas.

Saito sacudió la cabeza, y lloro.

- "Yo... Yo ni siquiera sabía sus nombres."

Estaba llamandole un dolor insoportable, era la incapacidad de olvidar.

Morir por la misión, morir por el honor.

No podía imaginar todos esos sentimientos.

¿No entendia Louise eso?

Recordó la carta de Colbert. El profesor escribió: No se acostumbren a matar. No se acostumbren a la muerte.

En ese momento se pregunto, "¿Cómo es posible que uno puede acostumbrarse a ese tipo de cosas?"

Cuando Louise miro el melancolico rostro Saito, se sentio horriblemente. Las cosas que habia dicho no eran mentira. Aunque se sentia triste por aquellos jóvenes que se habían sacrificado, murieron por la victoria de su país.

Louise, había crecido recibiendo la educación de una noble, y Saito, se crió en el pacifico Japón de la Tierra: habia una evidente brecha entre ellos.

Louise sentía dolor al ver la cara de Saito llorando. Sintiendo la marcha de los muertos, tenia un mayor deseo de curar el dolor de los vivos. Si las lagrimas de Saito eran una forma dulce de ser, quizas tal vez podria llamarse un tipo de dulzura.

Penso Louise.

¿Qué debe hacer uno en un momento como éste? ¿Cómo confortar a un chico herido?

Y...

¿Si ella sirviese, que podría hacer? Usó un poco su imaginación.

Ella podia... ¡Usar el calor de su cuerpo! Es algo frecuente que cualquiera puede hacer.

En la linea de ese pensamiento, de repente se enfadó.

Ese... ese tipo de cosas... ¡Yo también puedo hacer eso!

Recordando la vez que la empujó contra el suelo, y la besó varias veces en el cuello, la cara de Louise se puso colorada.

Por aquella vez que se había emocionado tan de repente (Así es como Louise lo vio), Louise no habia perdonado a Saito por lo que hizo, definitivamente no.

Dijo algo acerca de que le gusto, seguro que lo dijo con ese tipo de cosas en mente. Una vez que en su mente aparecio este pensamiento, una explosión de ira surgió de dentro de ella. Ni siquiera podía perdonarse a sí misma. Afectada por el estado de ánimo del momento, bajo la mano que elevo para dar una bofetada.

Eso significa que... es decir...

Pero, en el fondo de su mente, Louise sacudió la cabeza con furia.

No quiere decir que lo haya aceptado.

Porque quería hacerlo por el camino difícil, hace las cosas inconscientemente. ¡Eso es! ¡Es un inconsciente!

Aunque Louise no sabía lo "inconscientemente" que actuaba, abrazó con fuerza a Saito, con el rostro enrojecido. Abrazar a un familiar es algo que se supone no debe hacerse, debido a los diferentes estatus. Sí... dejar que se sentara al lado de la mesa del comedor se podia considerar piedad. Pero, abrazárlo asi no era mas que por lástima.

Louise sacudió la cabeza. Pensaba: "¿Qué estoy haciendo?" Eran increíbles los acelerados latidos de su corazón. Su acelerado ritmo cardíaco se parecía a la atmósfera previa a la resolución de una cruel batalla.

A pesar de todo, Saito estaba deprimido.

¿No es aún suficiente?

¿Simplemente abrazarlo con fuerza no es suficiente?

Esperar levantarle el animo no significaba que le gustase ni nada. Sin embargo, si un familiar estaba así, afectaría a las misiones en el futuro.

Louise intentaba dar lo máximo para imitar a Siesta. Lo intentaba lo mas fuerte que podia, incluso dejando de lado su orgullo de noble. Aunque no tenía otros sentimientos por ese familiar, no quería perderlo en la batalla, sin importar la razon. Sin embargo, no hubo cambios en la mirada de Saito.

Recordó lo que vestia en ese momento. Debajo de la capa estaba su piel.

Sin ropa interior.

Louise respiró hondo. Es sólo un poquito. Si hacer esto puede confortar a Saito un poco, ¿no vale la pena intentarlo?

¡De ninguna manera Louise!

¿Cómo puedes mostrar a los demás tu cuerpo cuando estás aun soltera?

Si lo tratas como un familiar, está bien. Pero, ¿qué estás haciendo ahora?

¡Si él lo ve, no hay problema!

Tendras que casarte con él, son las normas.

¿Me quiero casar?

¿Cásarte con quién?

¿Este familiar?

¡De ninguna manera! ¡Imposible! ¡Él es un plebeyo de otro mundo!

Su cerebro se empezó a freír, como si estuviera a punto de explotar. Saito comenzo a mirar hacia Louise en medio de su apuro, con los ojos emocionados.

Vaya... incluso Louise ahora se siente triste, ella quería sanar la herida de Saito de verdad.

Saito no me gusta... pensandolo, aunque dijo que me quería... era para aprovecharse de mí... pero mi cuerpo no tiene ese tipo de encanto... ¡Aaahhh! ¡¡Esto es frustrante!!

La confusión de Louise crecia más y más, su cerebro parecia ir a estallar pronto. Justo cuando iban aflojando sus manos sobre la capa...

Como la dulzura a un doliente, y la dulzura que conforta la vida, estamos a punto de conocernos... (Comentario traductora: Ideas platonicas que tiene Louise sobre el amor...)

¡Whoosh!

Una repentina ráfaga de viento sopló contra la tienda.

- "¿Qué... qué está pasando?"

- "¡¿Qué?!"

Gritaron Saito y Louise al mismo tiempo.

Parecia que algo acababa de aterrizar al lado de la tienda.

Inspeccionando desde más cerca, se veia que era un dragón de viento.

En su lomo, podían verse las siluetas de Caballeros Dragón.

- "¡Ene... enemigos! ¡El enemigo está aquí!"

Saito cogió su espada a toda prisa. En ese momento, un hombre se asomó desde la espalda del dragón, y dijo a Saito con voz suave, "Oh, tú..."

Después de ver su cara, los ojos de Saito casi salían de sus órbitas, estaba atónito.

- "¡Aaahhh!"

Los hombres sentados en el dragón eran los Caballeros Dragón que se pensaba que habían muerto.

Saito abrio la boca como si se le cayese. Preguntó con voz inaudible.

- "¿Co... Cómo?"

- "Es... una larga historia."

Esa fue la respuesta del regordete Caballero Dragón. El resto de los caballeros bajaron la cabeza, como si se sintiesen avergonzados.

- "Hablaremos de nuevo más tarde. Si... Siento mucho que os hayamos interrumpido..." Dijo el regordete Capitán de los Caballeros tímidamente.

Louise, tapandose tan sólo con una capa, apoyada en Saito no comprendia.

Apresuradamente Louise pateo a Saito lejos, y gritó:

- "¡Nosotros... Nosotros... Nosotros no hemos hecho nada!"

Tal vez, el milagro se produjo por la diferencia de temperatura entre los dos tipos de dulzura.

Los Caballeros Dragón, que creian muertos, estaban de pie delante de ellos, no faltaba ni uno solo de los hombres.

Además del dragón que montaban, los caballeros perdieron el resto de sus monturas dragón... Pero no importaba, todos los hombres regresaron sanos y salvos.

A pesar del alivio de Saito y Louise, con la boca abierta de par en par apenas podían hablar.

- "Todos... ¿Cómo... ?"

- "No... Bueno... en realidad, no estamos seguros de como nos salvamos ni nosotros mismos."

Al ver el repentino regreso de los caballeros, los oficiales de alto rango en la tienda de mando de los Caballeros Dragón casi tenian tambien sus ojos fuera de sus órbitas.

Desde el día en que les aniquilaron, había pasado una semana.

Además, estaban en territorio enemigo... la tierra de Albion. Toda esperanza en su supervivencia se habia perdido.

El Conde Kirnumel, comandante del Segundo Escuadron de Caballeros Dragon, encargado de tres escuadrones de Caballeros Dragón, fue el primero en abrir los brazos y celebrar el regreso de estos guerreros, que habían sobrevivido milagrosamente.

- "¡No importa! ¡A pesar de todo, regresar vivos es algo de lo que os podeis considerar felices! ¡Realmente increíble! ¡Una milagrosa supervivencia!"

Inmediatamente, resonaron los aplausos y vítores en el interior de la carpa.

De pie junto a Saito y Louise, quienes llevaron a todos allí, uno de los jovenes caballeros con expresión tímida, dijo en voz alta y clara.

- "En realidad, me resulta difícil de creer incluso a mí... ¡Incluso nuestras heridas estaban completamente curadas!"

Un caballero hecho un vistazo a los sobrevivientes, y exclamó:

- "¡Tienes razón!"

- "¿Fue el enemigo quien les sano?"

- "Yo... no lo sé. En primer lugar deberia contar mi experiencia personal sobre la batalla."

Como líder, el joven Caballero comenzó a narrar su informe a los de la tienda.

El Segundo Escuadrón de Caballeros Dragon estaba rodeado por más de cien jinetes enemigos... Uno a uno, los jinetes caian bajo los ataques magicos enemigos.

Casi todos los Caballeros y sus monturas Dragón estaban gravemente heridos, y al perder el conocimiento cayo al suelo.

- "Entonces, ¿Qué pasó después de que recuperó la conciencia?"

- "En ese momento, ya estaba montado en el lomo del dragón, junto con el resto, todos camino a Rosais. Sólo al llegar me di cuenta de que había pasado una semana."

- "¿Está diciendo que no recuerdan nada de lo sucedido desde que fueron derribados hasta hoy?"

Los caballeros se miraron tímidamente.

- "Sí, señor. Absolutamente nada."

- "Hey... ¿No me estaras diciendo que perdieron los recuerdos de toda una semana?"

- "Es exactamente lo que ocurrió."

Los caballeros asintieron con la cabeza avergonzados.

- "La montura Dragón que sobrevivio... ¿A quién le pertenece?" Preguntó uno de los oficiales.

Un Caballero levantó la mano, diciendo: "Es mi Beyael." Era uno de los gemelos. Kirnumel centró su atención en el jóven.

- "¿Cuál era la situación?"

- "Cuando nos rodearon, me hirieron antes que a mi montura, fui alcanzado en el hombro por un proyectil mágico. Beyael probablemente quería ayudarme a escapar. Por lo que intentando no ser golpeado, voló a menor altura."

Habia un tinte de vergüenza en su voz, los otros Caballeros siguieron luchando a pesar de las heridas que ellos y sus monturas Dragón sufrieron.

- "Puesto que ya no podías luchar, es lógico abandonar el campo de batalla. No hay nada de que avergonzarse."

Al escuchar esas palabras de su comandante, el muchacho se iluminó inmediatamente.

- "Gracias."

Kirnumel tocó su bigote. Por supuesto, era algo alegre tener de vuelta a los Caballeros sanos y salvos... Sin embargo, habia demasiadas anomalías, y les obligaba a sospechar.

¿Quién fue el que salvó a los gravemente heridos Caballeros Dragón, los sanó, y les permitió montar en el único Dragón de viento superviviente a Rosais?

El enemigo sin duda llevo a cabo una búsqueda para identificar a los jinetes derribados. Sin embargo, escaparon de la búsqueda, y regresaron de una pieza.

Muy facilmente podría ser una trampa.

Kirnumel ordenó a los Caballeros formar una línea, y permitió a sus subordinados usar magia para un control minucioso de los jóvenes supervivientes. Sentía que el enemigo podria estar usando magia para manipularlos.

Pero, no hubo problemas con los resultados. Los jóvenes no mostraban indicios de manipulación, y como no había nada más que pedir, Kirnumel les instó a retirarse.

- "Como su Dragón sobrevivió, estara bajo el mando del Primer Escuadrón. En cuanto al resto, todos están sin dragones, no se puede evitar."

Kirnumel centró su atención en Louise, quien hasta ahora habia permanecido alli sin ninguna expresión, como si fuera una extraña. Aunque desconocia su verdadera identidad, sus superiores le mencionaron que era una oficial enviada por la princesa, y sabia cómo utilizar alguna desconocida pero especial magia.

Tratenla con todo el debido respeto... era la orden que había sido enviada desde el alto mando al resto de las tropas.

- "Hasta que lleguen los Dragones de reemplazo, seremos los guardias de la señorita Vallière. ¡Rompan filas!"

Después de salir de la tienda que hacia de cuartel general del batallón, el regordete capitán del Segundo Escuadrón de Caballeros Dragón hizo inmediatamente una reverencia a Saito.

- "Ahora estamos a tus órdenes, por favor, guianos."

Saito usó su mano para limpiarse los párpados, mientras abrazaba al capitán.

- "Pensé que estaban muertos."

- "No... Pensandolo, se me olvidaba algo, así que no podia morir tan fácilmente."

- "¿Olvidar algo?"

Preguntó Saito, con una expresión de sorpresa en el rostro.

El caballero gordo sonrió.

- "No me presente. Soy René Vonke, Caballero Dragón de Tristain. Encantado de conocerte."

Saito también se presentó.

- "Soy Hiraga Saito."

- "Es un nombre extraño el que tienes" Dijo René, mientras se reía.

Saito, que parecía como si estuviera a punto de llorar, rió y dijo, "¡Entonces, bebamos hoy por nuestro reecuentro esta noche, para celebrar que todos regresaron a salvo!"

Saito y compañía entraron en la tienda de Louise, y comenzaron la fiesta. Tal vez, los supervivientes estaban contentos de vivir, y bebieron y bebieron. Y al poco tiempo, estaban borrachos.

Antes de que nadie lo suspiese, los únicos sobrios alli eran Saito y René.

Debido a que el Dragón de viento volo contra la tienda hacia un momento, la parte superior tenía una apertura. Por la grieta, se podían ver las estrellas y la luna. El fresco viento nocturno entró en la tienda. Saito se estremeció.

- "Pero, no esperaba que te llegases a deprimir tanto. No... lo siento por dejar que te preocupases... " Dijo René gravemente.

- "Por vuestra culpa mi familiar se sentía deprimido todo el día. ¡Estaba muy, muy mal!"

Mientras regresaban, Louise les habia reprendido. Al escuchar las palabras de Louise dijeron "¡Que tipo tan extraño!" Entonces, todo el mundo estalló en carcajadas. Saito no podía entender por qué se reían.

Louise, después de gritar durante un buen rato, se durmio en las rodillas de Saito, probablemente cansada de gritar.

- "¿Es tan extraño que estuviese deprimido?"

Al escuchar las palabras de Saito, René sonrió.

- "¿Acaso esto no tendría fin?"

- "¿No tendria fin? ¿Qué quieres decir?"

Replicó Saito a su propia pregunta. René bebío un sorbo de vino de uva directamente de la botella, sus regordetas mejillas enrojecieron a causa del vino. Dijo solemnemente.

- "¿No estamos en guerra? Si vas a llorar a todo solitario extranjero que encuentres, ¿podrias poner fin?"

- "No somos extraños, hable con vosotros antes. Si alguien muere mientras te protege, ¡definitivamente te sientes triste! ¡Vosotros sois los de ideas extrañas!"

Saito tomo un trago de vino. René, con mirada seria, dijo.

- "Nosotros no serviamos de cebo para protegeros a vosotros dos. Estabamos protegiendo el plan de batalla, y nuestro propio honor."

- "¿Qué quieres decir?"

- "En ese entonces, recibimos las órdenes de escoltaros a Dartanes a toda costa. Garantizando el éxito de esa batalla significaba la protección de todo el ejército real, equivale a un juramento de sangre de lealtad a Su Alteza. Mientras nuestra lealtad a Su Alteza se reconozca, el prestigio de nuestras familias crecera. Incluso si muero, la gloria continuara."

- "Eso es una locura."

- "¡Oye, no digas insensateces como esa! Tal vez sea porque eres un plebeyo. Por eso no eres consciente de ello, pero para la nobleza, el llamado "honor" es algo más importante que la vida misma."

- "Caray. Afortunadamente, no soy un noble."

- Exactamente. ¡Comparado con los que nacieron en la pequeña nobleza, es mucho más cómodo ser un plebeyo!"

- "¿Pequeña nobleza?"

- "Por supuesto. A diferencia de los condes y barones, para cada generación tenemos que sobrevivir con un sueldo lastimosamente pequeño. La riqueza no significa decoraciones de lujo, y no orgullo. Si queremos escapar de eso, la única manera es trabajar duro en el campo de batalla, y ganar el reconocimiento de nuestros superiores. Si un logro en la guerra es reconocido, le será concedido un feudo como recompensa. Por eso, todo el mundo pone rabiosamente su vida en ese objetivo. No tienen tiempo para preocuparse por el peligro a morir. Uff..."

Saito cerró los ojos y pensó un momento.

- "Pero, si mueres, ¿no habria acabado todo? ¿Por qué los nobles usais términos como "muerte" y "honor" con tanta indiferencia? ¿Están idiotas?"

No hubo respuesta. Después de mirar más de cerca, resulta que René ya se había quedado dormido.

- "Guluuu..."

- "¿Qué... Se quedó dormido después de su discurso?"

Realmente, la llamada "nobleza" eran un monton de tipos tercos. Louise era también así. Ella misma habia dicho "Te ayudare a encontrar una manera de regresar a casa." Pero, una vez comenzó la guerra, su atención se centró por completo en esta.

El habia acompañado a Louise durante todo el camino alli; ¿Estaba perdiendo la razón?

...¿Por qué estoy peleando asi, incluso poniendo mi vida en este objetivo?

Algunas razones aparecieron en su mente.

Quería echar una mano a la lamentable Henrietta.

Quería proteger la ciudad natal de Siesta, la chica que siempre se había preocupado por él.

Sin embargo, la razón más importante de todas... es que estaba preocupado por Louise.

Es probablemente eso... pensó, mientras miraba a esa joven de pelo color rosado, que dormía en sus rodillas. Para decirlo claramente, era porque la amaba. Por eso que siempre se preocupaba.

Louise es muy bonita, y realmente quería sentirla. Sin embargo, tenia que detenerse por ahora, con todo el mundo en esas circunstancias.

¡Ah! ¿Pero eran sus sentimientos correspondidos?

Si esa relación funcionaria, tal vez sólo Dios lo sabia. El Dios de la Tierra... o los dioses de este mundo diferente... ¿Se preguntaba la respuesta?

Pensando en esto, Saito sacudió inmediatamente la cabeza.

¿Soy idiota...? ¿Por qué estoy pensando en cuestiones tan tontas?

Recordó entonces lo que Louise le había dicho hace un momento.

La muerte podia entristecer a la gente... Pero aquella fue una muerte gloriosa en el campo de batalla... por honor. Murieron por una gran victoria. Seria demasiado penoso si se sintiese triste por su muerte...

Tenia un rechazo muy fuerte hacia esto. Lo sentía antinatural.

Al mismo tiempo, sintió que Louise, que estaba durmiendo en su regazo, estaba más lejos de él. Está justo en frente de mí... ¿Por qué tengo esta sensación? No podía comprender la razón de todo aquello.

Buff... Vamos a dormir... penso Saito, permitiendo a Louise seguir utilizando su pierna como almohada, se acostó.

Al mismo tiempo, la brillante luz lunar de las dos lunas se proyecto sobre él, como si lo confortaran y sus muchos problemas...


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