Editing A Simple Survey:Volume2 Segador 05 (section)

===Parte 5===

Higashikawa Mamoru era un completo novato en el manejo de dispositivos tan especializados, pero le bastó con pulsar unas teclas al azar para extraer con seguridad las bolsas que los nueve llevaban atrapadas, como si estuvieran en un gigantesco juego de recoger peces de colores. Todo transcurrió con una fluidez antinatural, como si una fuerza invisible lo controlara, pero en ese momento no le importó.

-¡Oye! ¿¡Qué pasa!? ¿¡No íbamos a morir!? -Preguntó Kazakami con incredulidad, incluso mientras rompía el grueso plástico y salía a rastras.

-Sentí como si el proceso se detuviera a mitad de camino.

Harumi y Rachel tampoco parecían entender lo que había sucedido.

Después de ayudar a Hiyama a salir de su gruesa bolsa de plástico, la estudiante de preparatoria llamada Matsumi preguntó:

-¿Dónde está la conejita?

Higashikawa respondió:

-Ya no es una amenaza.

Dicho esto, Higashikawa y los otros nueve abandonaron el bar. Supuestamente se encontraban en una vasta zona acordonada, preparada por los organizadores, con varias capas de cerraduras que los mantenían dentro, pero Higashikawa tenía la llave maestra. Todas las cerraduras electrónicas eran inútiles. Abrió fácilmente las puertas ocultas que prácticamente formaban parte de la pared; las trampas y sensores de los pasillos no estaban activos, y llegaron a la salida sin ningún problema.

Era una pequeña puerta trasera de aluminio o acero inoxidable.

Dado todo lo sucedido, Anzai se mostró cauteloso.

-¿De verdad será tan fácil?

-Después de todo hasta ahora, tengo la sensación de que nos están haciendo bajar la guardia antes de enviar algo enorme.

Incluso Hotaru, que había dado una impresión comparativamente tranquila y serena, se sintió abrumada por la sospecha.

Pero Higashikawa sintió que no tenían por qué preocuparse.

El asunto ya estaba resuelto en cuanto a esas extrañas absurdeces. Higashikawa y los demás estaban protegidos por las reglas de un mundo demencial donde las personas no podían hacerse daño ni siquiera con fragmentos de monitores rotos, bombas o cuchillos. Sin importar lo que la conejita y los demás organizadores estuvieran tramando, Higashikawa dudaba que saliera como esperaban.

Y así…

No dudó en agarrar el pomo de la puerta y girarlo.

La puerta se abrió de par en par.

Lo primero que notó fue el viento.

No era más que el aire de una noche moderadamente fresca entrando. Sin embargo, ese viento les tocó la fibra sensible. No era el aire viciado de aquel vasto espacio cerrado. Era un viento que fluía libremente. Se sintieron abrumados por la emoción al sentir aquella sensación completamente normal.

Simbolizaba su libertad.

Demostraba que habían escapado con vida de aquellas atracciones.

-¡Oh!

Alguien habló.

Puede que no importara quién fuera.

Entonces todos gritaron.

-¡Ooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Gritaron, gritaron, y luego se apresuraron a ser los primeros en salir por la puerta. La puerta era pequeña, así que se apretujaron unos a otros para pasar. Perdieron el equilibrio y cayeron al suelo.

Probaron la tierra.

La tierra.

Esto no era suelo de concreto. Era un sabor que solo podía provenir de la tierra.

Al reflexionar sobre ese sabor, las glándulas lacrimales de Higashikawa finalmente cedieron.

-¡Ja, ja, ja! ¡Ganamos!... ¡Maldita sea, ganamos! ¡Todos y cada uno de nosotros escapó de esas atracciones demenciales vivoooooooooooooooooos!

Se giró boca arriba y contempló el cielo estrellado. El viento olía a sal, así que quizá estuvieran cerca del océano o en una isla. Miró a su alrededor, todavía boca arriba, y divisó siluetas lejanas de lo que podría haber sido un estadio abovedado y una grúa de un puerto.
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Quizás eran instalaciones relacionadas con las atracciones que habían visto en los videos del monitor.

Pero no importaba.

Solo necesitaban escapar. Eso significaría que habían derrotado a los organizadores.

La mujer de traje llamada Hiyama miró fijamente el rostro de Higashikawa.

-Excelente trabajo.

-…Lo logramos de alguna manera. Aunque casi todo fue planeado en el último segundo.

-Podrías habernos abandonado.

-Eso no habría sido una victoria. Después de todo lo que pasamos, teníamos que ganar.

Él agarró su mano extendida para ponerse de pie.

Pero entonces…

-¿…?

Cuando apoyó la otra mano en el suelo para sostenerse, sintió algo extrañamente duro. Casi parecía metal. Higashikawa limpió la superficie de la tierra y encontró algo extraño.

Era una manija.

Entonces descubrió un marco cuadrado de dos metros de diámetro.

-¿Qué es esto?

-Podría llevar a un sótano. -Susurró Hiyama.

Kazakami negó con la cabeza.

-Para ya. Salimos. Eso es todo lo que tenemos que hacer, ¿verdad? Si nos vamos y volvemos a casa, sobreviviremos. ¡No necesitamos adentrarnos más!

-¿Pero de verdad nos dejarán ir los organizadores? -Sugirió Hotaru.

Aisu asintió.

-Tienen nuestra información personal. No atacarán nuestras casas después, ¿verdad?

-…

Rachel se agachó asustada.

Higashikawa dudaba sinceramente que los organizadores pudieran hacerles daño ahora. No entendía nada de esta absurdidad ni de las tonterías del Retador Siempre Victorioso, pero el equilibrio de poder ya estaba claro. Independientemente de la habilidad de Higashikawa, los organizadores serían eliminados automáticamente debido al poder de invocar el éxito.

¿Pero ese poder lo protegería para siempre?

No tenía ni idea de en qué reglas se basaba ni qué combustible consumía para funcionar. Podría ser que, al salir de allí, al despertar al día siguiente o al olvidarlo, se encontrara repentinamente sin energía y completamente indefenso.

¿De verdad habían garantizado su seguridad?

¿No era mejor acercarse al núcleo de los organizadores mientras poseía ese poder abrumador y podía salir ganando con un poco de riesgo?

Con la ayuda de Anzai, Higashikawa abrió la puerta en el suelo. Como era de esperar, contenía unas escaleras de hormigón que conducían al subsuelo. Estaba demasiado oscuro dentro para ver qué había allí.

-¿Están los organizadores ahí? -Preguntó Harumi.

-¿Quiénes son los organizadores? Sin duda, parecía que había más que solo la conejita. -Dijo Kozue.

Higashikawa sentía la misma curiosidad.

Para empezar, aún no sabía por qué habían organizado esas atracciones a gran escala. Parecía que la conejita había logrado algún objetivo, pero no sabía qué significaba.

Y…

Si lograba controlar aquello, fuera lo que fuese, ¿podría usarlo como una carta poderosa en las negociaciones con los organizadores?

-¿Qué hacemos? -Preguntó Anzai Kyousuke. -¿Seguimos adelante o escapamos?

-…

Higashikawa pensó.

Que los diez se fueran juntos probablemente sería el mejor resultado. Pero cualquier pequeño error los mataría a todos.

Por otro lado, la piedra angular del plan de los organizadores podría estar ante sus ojos. La idea de robarla o destruirla era demasiado para dejarla pasar. Higashikawa y los demás habían estado en la misma situación todo el tiempo, y finalmente tenían una oportunidad real de contraatacar.

¿Qué haría?

¿Qué elegiría?

Después de pensarlo un rato, finalmente habló.

-Iré yo. Si hay trampas, es mejor que solo una persona caiga en ellas.

Higashikawa y los otros nueve habían derrotado a los organizadores. Todos habían sobrevivido a las atracciones.

Pero quien había ganado bajo un conjunto especial de reglas y quien más se había beneficiado de su victoria era claramente Higashikawa. Quien deba pisar el lugar más peligroso tenía que ser quien había obtenido el Retador Siempre Victorioso.

Anzai preguntó:

-¿Estás seguro?

-Si pasamos esto por alto, podría volverse en nuestra contra. Encontraré algo que podamos usar para asegurarnos de que no nos ataquen de nuevo después de escapar. Ese es el mejor final posible.

Dicho esto, Higashikawa miró hacia la escalera.

Hiyama habló desde atrás:

-Si algo sucede, solo grita pidiendo ayuda.

-Lo haré.

Dio el primer paso.

Después de sentir el duro hormigón bajo sus pies, continuó descendiendo hacia la oscuridad subterránea.

Le recordó profundamente el abismo del infierno.

En poco tiempo, la tenue luz de las estrellas ya no pudo alcanzarlo. Estaba completamente oscuro cuando llegó al final de la escalera. Avanzó a tientas y encontró una puerta metálica frente a él.

Giró el pomo.

No parecía estar cerrada.

-…

Y entonces…

Higashikawa Mamoru…

…abrió la puerta.