Editing Toaru Majutsu no Index: SSBiohacker Capítulo 2 (section)

===Parte 5===

La primera clase de la tarde después del almuerzo siempre era una lucha contra la somnolencia. Eso era tan cierto para las chicas de la prestigiosa Tokiwadai como para cualquiera.

Y era peor cuando esa clase era gimnasia.

No solo tenías que lidiar con la somnolencia en ese momento, sino que, si agotabas todas tus fuerzas, te quedarías dormido en la siguiente clase. Esto se hizo aún más problemático porque su escuela exigía a sus estudiantes un estándar más alto de comportamiento en el aula que las escuelas normales. Ni siquiera querían imaginar qué tipo de sermón recibirían si se quedaban dormidos en medio de la clase.

Necesitaban una mano delicada en sus riendas en momentos como este.

Si no se contuvieran lo suficiente para conservar algo de energía durante el gimnasio, el aburrimiento en la siguiente clase sería demasiado grande, sus baterías se agotarían y sus rostros se desplomarían sobre sus escritorios.

Así que esto no fue su culpa.

La palabra "poco atlético" no se aplicaba en absoluto.

-¿¡Dwah!?

-¿¡E-estás bien, Mitsuari-san!?

Estaban dentro del gimnasio.

La actividad del día fue voleibol.

La chica esponjosa vestía un uniforme atlético sin mangas; en otras palabras, la parte superior mostraba sus hombros y axilas y los pantalones cortos mostraban sus muslos brillantes casi por completo. Tenía las caderas bajas y las manos juntas en la forma perfecta para recibir la pelota dura que volaba en su dirección, pero en cambio la recibió directo a la cara.

Fue un golpe tan limpio que la pelota rebotó hacia arriba y todavía se consideró en juego. Sus compañeros de equipo no dejarían que su sacrificio se desperdiciara. Rápidamente lo lanzaron, hicieron un poderoso ataque y anotaron el punto ganador. La profesora de gimnasia asintió en silencio con los brazos cruzados, por lo que pareció aprobar cómo esperaron hasta que ganaron para apresurarse a ayudar a la niña. Mitsuari Ayu, por otro lado, deseó que hubieran venido a ayudarla antes.

Después de agotar todas sus fuerzas, cayó de rodillas y se derrumbó hacia adelante. El trasero que mostraba su forma a través de sus pantalones cortos sobresalía en el aire detrás de ella y en secreto se preguntó si podría tomar una siesta en la enfermería si se quedaba así por un rato más.

-Uf… ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?

Se frotó los muslos casi completamente expuestos mientras salía sola del gimnasio. Su cambio de ropa estaba en el salón de clases, pero había llevado su pequeño bolso al gimnasio.

Tan pronto como salió por la puerta, sus oídos fueron asaltados por el coro de cigarras.

Algunos compañeros de clase se habían ofrecido a acompañarla, pero ella se había negado. Sí, cuando querías tener un ataque y subirte a una de las camas, no podías dejar que el médico de la escuela supiera la cantidad exacta de daño que habías sufrido. Traer un testigo con ella solo funcionaría en su contra.

Se quitó los zapatos destinados a la cera especial que mantenía el piso del gimnasio tan brillante y se puso sus pantuflas ordinarias antes de caminar por el pasillo exterior hacia el edificio de la escuela de paredes blancas. Para realmente dormir bien, hubiera querido darse una ducha, rociarse con desodorante y ponerse el uniforme, pero ahora mismo importaba más hacer que pareciera herida.

-Munch.

Metió la mano en su pequeña bolsa refrigerada y sacó lo que parecía una bebida de gelatina, pero no lo era. Era un tipo de helado que uno mismo derretía y chupaba para beber. Por supuesto, iba contra las reglas de la escuela, pero el mundo de las doncellas estaba plagado de secretos. El sabor a leche de fresa en su boca ahora era más valioso que cualquier otra cosa.

(Ugh. Las cosas dulces realmente me dan sueño.)

En el camino, escuchó un crujido.

Fue lo suficientemente fuerte como para escuchar sobre todo la chicharra de las cigarras, ya que provenía de los arbustos justo al lado de ella. Una prestigiosa escuela consideró el efecto psicológico del paisaje además de la simple eficiencia y la lógica, por lo que había mucha vegetación en el campus de Tokiwadai. En realidad, no creían en el mito de los iones negativos, pero los macizos de flores e incluso las maderas artificiales eran bastante comunes.

-¿?

Mitsuari Ayu mantuvo la apertura del paquete de helado en su boca y siguió caminando.

Ella solo miró por encima mientras continuaba su camino. Un buen número de niñas Tokiwadai tenían mascotas inusuales como serpientes o monos, por lo que supuso que una de ellas había escapado. Un intruso aquí era impensable. Parecía mucho más probable que se cruzara con un animal protegido por la Convención de Washington.

Por eso bajó la guardia.

Y un momento después...

¡¡Kaboooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

Un gran estruendo pareció masticar el espacio mismo cuando una ametralladora Gatling disparó sin piedad 6000 rondas por minuto.

Normalmente, ella nunca podría haber sobrevivido a eso.

La habrían hecho pedazos y la habrían matado incluso antes de que supiera lo que estaba pasando.

Y aunque, estrictamente hablando, puede que no fuera normal, su poder era psicológico. No podía extender una mano para producir una barrera gruesa.

Así que en este caso…

-Ah.

Una voz sorprendida vino de los arbustos.

En ese momento, el pequeño trasero de Mitsuari Ayu había caído al piso de la pasarela, las lágrimas brotaron de sus ojos y rodó y se dio la vuelta tan rápido que balanceó su pequeña bolsa. Las caderas en sus pantalones cortos se movían de un lado a otro mientras gateaba y luego intentaba levantarse.

¿Cómo se las había arreglado para sobrevivir a esa letal lluvia de balas?

Una voz extraña se podía escuchar detrás de los arbustos.

-¿¡Eek!? Hay algo en mi espalda... ¿¡ahhh!? ¡Por favor dime que eso no es una cigarra! ¡Por favor, señor conserje! ¡Estás manteniendo preciosas chicas ricas aquí, así que haz un mejor trabajo manteniendo los terrenos!

Parecía que quienquiera que fuera había apretado el gatillo prematuramente.

Y desafortunadamente, aunque Tokiwadai tenía conserjes, ninguno de ellos era un "Señor".

Las balas habían sido disparadas por la frustración de las cigarras voladoras, por lo que golpearon el bosque artificial en lugar de la pasarela. Los árboles de hoja ancha más gruesos que Mitsuari se astillaron tan fácilmente como los palillos.

El omnipresente coro se había ido.

Una figura apareció a la vista.

Era una niña más pequeña incluso que Mitsuari. El cabello ondulado más bien largo que revoloteaba a su alrededor era de un rubio anormalmente brillante, probablemente hecho a través de la decoloración. ¿Podría estar en la escuela primaria? Pero esa apariencia chocaba con la ametralladora Gatling y el enorme cargador de tambores que arrastraba como una aspiradora.

(¿G-G-G-G-Gatling?)

Mitsuari no podía creer lo que veía.

Dudaba que esta chica solo estuviera aquí para destruir esos bosques vacíos. Y dado que era la mitad de un período de clases, Mitsuari era la única en el camino entre el gimnasio y el edificio de la escuela. Solo había una conclusión aquí: Mitsuari era el objetivo.

Además, esta era una ametralladora Gatling.

Pensó en eso como algo de las películas de acción que rara vez veía. ¿Cómo había dejado uno de esos tráileres de películas y entrado en el mundo real? Se rumoreaba que podían cortar un tanque en dos si lo conectabas a un helicóptero de ataque y disparabas a la superficie en línea recta.

-Ghhh.

Dado que sus caderas no cedieron y no se orinó, Mitsuari Ayu puede haber tenido habilidades de afrontamiento superiores a la media cuando se trataba de situaciones anormales. O tal vez simplemente funcionó a su favor que estaba tan sorprendida que se congeló en el lugar y el helado se le atascó en la garganta. No tuvo tiempo de pensar en nada más.

-¡¡Bweh!! ¡¡Cof, coff!!

Escupió el trozo aún sólido de helado de leche de fresa y luego apuntó la cámara de su teléfono hacia su propia frente.

(¡¡Autosugestión!! ¡¡Necesito forzar a mi cuerpo a moverse!!)

Eso valió la pena.

El cabello rubio ondulado y decolorado revoloteaba. El atacante sostenía una potencia de fuego sorprendentemente alta en su cadera, pero inmediatamente se escondió detrás de los arbustos.

Todavía se la podía escuchar quejándose consigo misma, pero no porque no estuviera acostumbrada a pelear. Simplemente no se molestó en quedarse demasiado callada ya que el rugido de la ametralladora Gatling lo ahogaría todo.

Sabía que podía compensar un pequeño error.

Esa joven tenía el monopolio de ese diluvio de violencia.

-Maldita sea, eso no es lo que me dijeron. ¡Se suponía que no podía usar su poder! ¡¡Pensé que guardaban sus objetos de valor en otro lugar durante la clase de gimnasia!!

(¿¡Alguien le dijo a ese intruso información detallada sobre cómo funciona Tokiwadai!?)

De hecho, necesitaba algo más que el teléfono con la lente externa para usar Mental Stinger. Ni siquiera los poderes psicológicos eran tan convenientes y todopoderosos.

Necesitaba apuntar con precisión a la otra persona.

Aún así, sostuvo su teléfono como una amenaza vacía y usó repetidamente el flash de la cámara mientras se alejaba corriendo de allí.

-¡¡Ay!!

(¿Hm? ¿Fue engañada por mi farol?)

-¡Amplifica el miedo! ¡¡Ahora tu mente está atrapada en la niebla de la sospecha y la duda!!

-¡¡No te dejes llevar, maldita sea!!

Mitsuari se tragó un grito, abandonó su pobre intento de actuar y se concentró en correr.

Se apartó del camino de la pasarela.

(Incluso si estoy en mis pantuflas de interior).

Sí.

Tokiwadai parecía pacífico, pero reunir a tantas adolescentes en un solo lugar y obligarlas a vivir juntas seguramente traería problemas. Hubo muchas fricciones entre clases, camarillas, clubes y comités. Y todos los involucrados tenían al menos el Nivel 3. Una pelea o una broma hecha por capricho o simplemente por diversión a menudo podía estar decorada con fuerza letal, incluso si ellos mismos no se daban cuenta.

Así que Mitsuari estaba más acostumbrada a la muerte que las chicas normales.

De lo contrario, habría muerto cuando se encontró con un dragón tan grande que tuvo que la superaba. O eso creía ella, de todos modos. Y los otros dos con ella allí habían sido incluso menos normales que ella.

-¡¡Trae tu trasero aquí!!

(¿Los maestros? ¿Anti-Skill? ¡¡No, esta no es una intrusa normal ya que logró entrar no solo en el Jardín Escolar sino también en Tokiwadai!! ¡¡La protección de los adultos no la detendrá!! Ellos ¡¡Todos serán barridos a un lado y llevados por el viento!!)

Esa potencia de fuego fue suficiente para ahogar los cantos de cigarra en pleno verano.

El amplio patio de la escuela o los senderos abiertos serían un suicidio contra todos esos proyectiles. Una ametralladora Gatling real sería capaz de atravesar las paredes blancas del edificio de la escuela como si fueran de espuma de poliestireno o cartón, por lo que esconderse en un lugar resistente no era una opción.

Por lo tanto, no dudó en correr dentro de otros bosques artificiales.

Corrió junto a la valla alta junto a la cancha de tenis.

Todavía estaba en sus pantuflas de interior, pero no tenía tiempo para preocuparse por eso. Ayudó que tuviera su bolso y, por lo tanto, la tarjeta ilimitada dentro. Siguió moviendo las piernas, que tenían la mayor parte de los muslos expuestos, y se aseguró de no tropezarse con sus propios pies mientras corría a toda velocidad.

Se mantuvo alejada de los caminos y trabajó para salir de los terrenos de la escuela. Tokiwadai y el Jardín Escolar ya no la pondrían a salvo, por lo que no tuvo más remedio que tratar de escapar de ellos. Incluso una niña protegida sabía lo efectiva que podía ser una tarjeta de crédito mientras estaba fuera de su territorio habitual.

-¡Argh, en serio!? Esa idiota está corriendo. ¡¡Riku Onee-chan, por eso te dije que te aseguraras de que estuviera rodeada!!

La chica de cabello esponjoso se quedó estupefacta cuando escuchó esa voz nuevamente.

No se había equivocado en lo que vio antes.

La niña realmente era así de pequeña.

Habló crudamente, pero aún era la voz de una chica más joven que una estudiante de primer año de secundaria como Mitsuari. Mitsuari la vio mientras corría, pero no tuvo tiempo de apuntar su teléfono hacia ella. Pero si esa apariencia no era algún tipo de disfraz, entonces tenía que ser una niña rubia en edad de escuela primaria. Aunque su peinado y vestido hacían parecer que estaba tratando de parecer mayor de lo que era.

Ella medía menos de 130 cm de altura.

Una niña así de pequeña caminaba con una ametralladora Gatling destinada a ser acoplada a un caza o camión blindado, pero eso era como era Ciudad Academia. En cierto modo, su diminuto vestido dejaba incluso menos a la imaginación que el uniforme deportivo de Mitsuari, pero no había señales de ningún motor o pistón que apoyara sus movimientos. Probablemente usó un poder Esper para fortalecer sus músculos.

Mitsuari escuchó algo cortar el aire.

Esto era claramente diferente del rugido ensordecedor de la ametralladora Gatling. Y en una batalla contra un Esper, no podía permitirse el lujo de pasar por alto ninguna pista. ¿No había mencionado ese artillero no identificado a una "Riku Onee-chan" que se suponía que debía asegurarse de que Mitsuari "estuviera rodeada"?

-¿¡!?

Mitsuari se detuvo y no dio otro paso descuidado hacia adelante mientras sostenía su teléfono y giraba lentamente en el lugar. Detenerse pareció recordarle cuán salvajemente latía su corazón y cuán sin aliento estaba. Ella no confiaba simplemente en Mental Stinger. Las cámaras modernas podrían ser más precisas que el ojo humano cuando se enfocan en ciertas funciones. Las capacidades ampliadas de la lente externa adjunta ayudaron.

La pequeña pantalla mostró destellos de algo brillante.

-¿Un alambre? ¡¡Y se está moviendo!!

Un alambre de metal delgado se tensó a lo largo de una línea horizontal mientras se acercaba a ella desde el frente, como si cortara el paisaje. En un mundo donde los poderes Esper eran comunes, no podías quedarte quieto solo porque veías algo absurdo o irrazonable. Dudaba que esconderse detrás de la rama de un árbol o incluso del tronco fuera suficiente aquí. A primera vista, no podía juzgar el poder o la precisión de este ataque, por lo que se agachó en el suelo en una pose de rana y dejó pasar el alambre afilado por encima de su cabeza.

Pero resultó que el cable no estaba siendo movido directamente por un poder esper.

Escuchó pequeños motores en marcha.

También escuchó algo que le recordó la afeitadora eléctrica que su padre había usado hace mucho tiempo.

(¿¡Drones!? ¿¡Hay dos de ellos sosteniendo el cable entre ellos mientras cargan contra mí!?)

Miró hacia arriba a través de los árboles y vislumbró esos dispositivos que parecían zancudos gigantes.

Podría derribar uno de esos drones si sujetara su bolso por la correa del hombro y lo girara, pero habían pasado volando antes de que pensara en eso. Al igual que con la cámara de su teléfono, todo terminaría antes de que te dieras cuenta.

(Están cortando ramas tan gruesas como mi brazo, pero parecen estar evitando los troncos gruesos).

Y la simple vanguardia no fue la parte más aterradora. Podía ver algún tipo de líquido pegajoso en el cable. Ella no quería lamer eso o incluso tocarlo.

Ser cortado no era la única forma de morir aquí. Esa era una hoja envenenada, por lo que incluso el corte más pequeño sería mortal.

Incluso si hubiera sido una decisión de una fracción de segundo, estaba avergonzada de lo mucho que había abierto las piernas allí. Se sentó y usó su dedo índice para arreglar los pantalones cortos que estaban subidos.

(No es grande y no tiene una forma extraña).

Las palabras de la chica mayor del día anterior todavía la molestaban, por lo que puerilmente frunció los labios mientras pensaba en su situación aquí.

Esto fue un verdadero problema.

Parecía que la chica de la pistola Gatling inicial sabía que controlaba sus poderes a través de la cámara de su teléfono. Entonces, ¿esta otra persona permanecía escondida y usaba drones como un método desarrollado específicamente para usarlo contra ella?

Escuchó que los arbustos detrás de ella se abrían.

Probablemente sería la chica de la pistola Gatling.

Quedarse aquí le permitiría a esa chica alcanzarla y convertirla en picadillo. Pero incluso con la funcionalidad ampliada de la cámara de su teléfono, no tenía forma de saber si había detectado todos los cables. Los drones volaban constantemente, por lo que siempre podían instalar un nuevo cable en un lugar que ella ya había revisado y juzgado seguro. No estaba segura de si continuar a ciegas sería una buena idea.

Se sentía como un soldado en fuga empujado hacia un campo minado.

Se imaginó la sonrisa de su oponente en su mente.

-Ay.

Hizo una mueca mientras apuntaba la lente externa de su teléfono.

Tenía una herida superficial en la parte superior del brazo expuesto.

Parecía casi un corte, pero dudaba que fuera por ese cable. Eso le habría quitado todo el brazo y luego le habría hecho echar espuma por la boca con su veneno.

(¿En serio? ¿Me corté con una hoja como un corte de papel?)

Solo podía morderse el labio y soportarlo.

Ahora no era el momento de derramar lágrimas de desgracia.

Continuó observando a través de la cámara de su teléfono. La ametralladora Gatling era la amenaza más obvia, pero los cables invisibles también estaban allí. Estaba atrapada entre los dos y no podía moverse.

Sí.

La chica de la pistola Gatling se acercaba por detrás mientras usaba un poder esper para fortalecer sus músculos y balancear esa arma pesada. A diferencia de Mitsuari, no parecía estar usando ningún dispositivo electrónico o sensor.

Lo que significa…

(¿Simplemente confía en que su aliado no la atacará? ¿No puede ver dónde están los cables?)

No hubo tiempo para confirmar esa teoría.

En su mayoría sería una apuesta.

Mitsuari Ayu agarró un palo bastante largo que había caído cerca y luego se dio la vuelta para mirar las ramas que habían sido cortadas a la altura de sus ojos. El líquido transparente y pegajoso en los cables era más aterrador que los propios cables. Tenía que ser algún tipo de veneno, por lo que incluso un rasguño podría ser mortal.

-…

Entonces Mitsuari miró hacia abajo.

Estos bosques artificiales eran más que simples árboles gruesos. También había arbustos y maleza hacia el suelo. Y era posible que el borde de una hoja dura cortara la piel suave de una niña.

Esa chica de la pistola Gatling había estado mostrando tanta piel como Mitsuari.

Todavía en silencio, Mitsuari Ayu golpeó ligeramente el costado de la bolsa refrigerada que usaba para colar helados y bebidas en la escuela.

Su última carta de triunfo estaba allí.