Editing Toaru Majutsu no Index: SSBiohacker Capítulo 1 (section)

===Parte 6===

Su forma gigante medía unos tres pisos de altura.

El aliento desatado hacia el suelo desde sus grandes fauces asó el espacio a lo largo de una línea recta de 50 metros. El calor era tan grande que quemó las ramas de los árboles al borde de la carretera, licuó el asfalto, quemó y decoloró la pintura de los autos estacionados en la acera y finalmente incendió sus tanques de combustible, haciéndolos explotar.

Ese único ataque cambió el color del mundo.

Lo volvió de color naranja.

La luz de las llamas abrasadoras del cielo barrió la tranquila oscuridad de la noche de la ciudad.

Incluso el aire caliente de la noche se fue. El calor que ahora golpeaba sus rostros era como meter la cabeza dentro de una sauna o un horno. Kamijou casi pensó que su rostro estaba cubierto por una envoltura transparente que había sido sumergida en agua caliente.

Un extraño zumbido provino de los árboles al costado del camino.

Las cigarras deberían haber sido dóciles por la noche, pero volaban frenéticamente.

El grupo de Kamijou solo sobrevivió porque una poderosa ráfaga de viento sopló desde un lado. El aliento se desvió ligeramente hacia un lado como el agua de una manguera doblada. De lo contrario, todos habrían muerto quemados.

-Eek.

Kamijou no tenía idea de lo que estaba pasando.

¿Se había cansado de la aburrida rutina de la vida cotidiana?

¿Había querido salirse de los rieles en busca de algo de emoción?

-¿¡Wah, wahhh!?

Cuando las extremidades de alguien se aflojaban, aparentemente volvían a caer sobre su trasero.

Le tomó unos segundos darse cuenta de que eso era lo que había hecho. Gritar solo llamó la atención sobre sí mismo y agacharse le impidió moverse a un lugar seguro. Si hubiera estado comiendo palomitas de maíz en la sala de estar y viendo esta escena en la televisión, podría haber considerado esos hechos. Pero no podía manejar eso aquí. En lugar de que su cuerpo se negara a moverse de la forma en que su mente le decía, era más como si su mente no funcionara en absoluto.

Se había quedado completamente en blanco.

El vacío llenó su cabeza.

¿Fue esto lo que obtuvo por rescatar a un extraño? ¿De qué servía apretar el puño contra algo así? El poder en su mano derecha no importaba aquí. Era un chico de secundaria que solo podía hacerse un ovillo y recibir una paliza cuando se enfrentaba a unos delincuentes armados con porras baratas y fáciles de doblar que probablemente habían comprado en línea. Por supuesto que un animal más grande que un perro lo iba a aterrorizar. Peor aún, este era un carnívoro que podía escupir fuego. Ni siquiera quería contar cuántas reglas de la noche de la ciudad se rompieron.

No tenía idea de qué ayudaría aquí.

Mientras tanto, Mitsuari estaba entrando en pánico de una manera diferente.

Giró ambos brazos alrededor con la fuerza suficiente para apretar su pecho con la correa de la bolsa que llevaba sobre el hombro.

Reunió hasta la última onza de fuerza y gritó.

-¿¡Q-q-q-qué!? ¿¡Nooo!?

Entonces Kamijou sintió un tirón en su mano.

Kumokawa Seria usó su otra mano para empujar la espalda de Mitsuari Ayu mientras les gritaba a ambos.

-¡¡Al callejón!!

-¿Eh? ¿Ah

-No sé qué es eso, pero un golpe de ese fuego habría sido el final para nosotros. ¡¡No hay esperanza en un espacio abierto como este!!

Sí.

Ese dragón verde era tan grande que tenían que mirarlo. Sus fauces estaban llenas de colmillos brutales. Esto no era un par de tijeras frías o una prensa mecánica; era la boca de un ser vivo cubierta por la baba que representaba el hambre. ¿Qué pasaría si esas mandíbulas se cerraran sobre ellos?

No, no necesitaba llegar a ese punto.

Una gruesa cola de reptil más gruesa que el torso de Kamijou se balanceaba con evidente disgusto. Aplastó una motocicleta grande estacionada cerca y se estrelló contra la pared de un edificio. Tenía que ser más pesado que una barra de metal. Y ninguna de las escamas verdes del dragón parecía haberse desprendido en el proceso.

Un humano se convertiría en picadillo si simplemente corriera hacia adelante y los pisoteara.

Y que fuera grande no significaba que fuera lento. Si todo ese cuerpo fuera una gran masa muscular, podría correr tan rápido como un automóvil, o más rápido que él.

Sus ojos se encontraron.

Los ojos de Kamijou se encuentran con los ojos emocionales de una criatura viviente.

El dragón gigante arrastró sus patas por el camino como si estuviera comprobando qué tipo de superficie era. Eso fue suficiente para levantar una capa de asfalto derretido.

Esa cosa no dudó.

¡¡Su enorme cuerpo finalmente cargó hacia adelante!!

-¿¡Ahhh!?

No podía hacer nada tan elegante como darse la vuelta y salir corriendo.

Todavía estaba boca abajo, así que rodó hacia un lado.

Excepto…

-Ah. -jadeó Mitsuari con sorpresa.

Había rodado en la dirección opuesta a la que Kumokawa Seria le había indicado tirando de su brazo.

No lo había hecho a propósito.

¿O lo había hecho?

La acción se sintió mucho como quitarse esa buena voluntad.

Ya no podía juzgar por sí mismo por qué lo había hecho, pero ahora que lo había hecho, tenía que atenerse a ello. No tuvo tiempo de volverse hacia el callejón al que corrían las chicas. Incluso un segundo de retraso podría significar ser pisoteado hasta la muerte en este momento.

Así que…

(¡¡Tengo que correr!!)

Se puso de pie sobre el asfalto y finalmente logró correr, como empujado por el fuerte rugido. En el camino, sus pies se enredaron debajo de él y tropezó.

Le dio la espalda a todo lo que había allí.

Un fuerte boom sonó detrás de él.

¿Había derribado el dragón un grueso poste de semáforo o el hormigón armado de un edificio?

Puede que no hubiera sido tan malo si el dragón lo hubiera perseguido, pero eso no fue lo que sucedió.

-…

Solo se dio cuenta después de rodar por la carretera y meterse debajo de un automóvil estacionado en la acera.

La presión se había ido.

El único sonido era el latido de su propio corazón.

El dragón gigante estaba enfocado en alguien que no era él.

(¿Qué pasó?)

Incluso si fue temporal, encontrar seguridad le devolvió sus sentidos habituales.

Era como sentir la culpa precipitarse después de dejar que alguien más se ahogara para poder usar el trozo de madera flotante para flotar en el océano.

(¿Las maté? ¿¡Las dejé morir!? ¡Maldita sea, no, eso no puede ser! ¡No, maldita sea!)

Las lágrimas brotaron de sus ojos.

No importaba lo fuerte que apretara los dientes, el leve sonido de castañeteo no desaparecía.

¿Que estaba haciendo?

Estaba acurrucado debajo de un automóvil que se aferraba desesperadamente a la vida como un insecto en la parte inferior de una piedra.

Odiaba cuánto alivio encontraba aquí.

Abandonar a esas chicas y escapar a un lugar seguro por su cuenta como un pollo era lo más bajo de lo bajo. Después de esto, solo pudo arrastrarse en las sombras como una babosa sin recibir la simpatía de nadie.

Se sintió patético.

Estaba en camino de convertirse exactamente en el tipo de adulto que no quería ser.

O eso le parecía a él.

Lo que puede haber explicado lo que hizo a continuación.

-A…

Finalmente, ese chico común dejó de luchar contra la presión que se acumulaba dentro de él.

-¡¡Al diablo con esto!! ¡¡¡¡¡¡No lo soporto más!!!!!!

Esto no tenía nada que ver con el amor o el coraje.

En todo caso, era lo opuesto a la justicia o la valentía.

Lo impulsaba el pánico, la ansiedad y el miedo, las mismas cosas que perseguían a cualquiera en su fase adolescente rebelde. No quería ser más patético de lo que ya era. Preferiría morir antes que continuar por ese camino. Movió sus dedos temblorosos para agarrarse al asfalto, se arrastró desde debajo del auto y finalmente dejó de ser un insecto que se aferraba al fondo de una piedra para salvar su vida.

Puede parecer tonto y tonto, pero había tomado la decisión de ser el tipo de persona que quería ser.

-¿¡Me estás tomando el pelo!? ¡No se atrevan a morir sin mi permiso!

Era una forma terriblemente egoísta de decirlo, pero así era como él lo veía.

El corrió.

Corrió de regreso a donde había venido, pero ese dragón extremadamente llamativo no estaba a la vista.

-¿A dónde fue?

-¡¡Idiota!! ¿¡Por qué volverías después de escapar!?

Miró a su alrededor sin tener idea hasta que la chica llamada Kumokawa le gritó desde el callejón que ahora era un desastre de grandes grietas.

Un momento después, cayó desde arriba.

El dragón gigante se estrelló contra el suelo como un meteorito.

En este caso, Kamijou Touma fue salvado por lo lastimosamente pequeño que era.

El asfalto se levantó alrededor del punto de aterrizaje del dragón y se dispersó en todas direcciones, pero pasó por encima de su cabeza mientras se acurrucaba en el suelo. Si sus piernas hubieran mantenido su fuerza por un momento más, toda su cabeza probablemente habría sido derribada.

-¿¡Guau!?

Todo pensamiento lógico abandonó su mente mientras permanecía en el suelo.

Las garras gigantes que vio ante sus ojos simplemente lo aterrorizaron tanto que levantó su mano derecha por reflejo.

Fue un movimiento demasiado débil para pedir un puñetazo. Era más como un golpe juguetón de un gato.

Tan pronto como su puño lo tocó, solo sintió una extraña sensación viscosa.

No pasó nada más.

(¿¡Realmente no funciona!?)

-¡¡Eres un idiota!! -gritó alguien desde la entrada del callejón.

Entonces algo lo envolvió como si estuviera atando su cuello y su hombro derecho.

Tan pronto como hizo una mueca ante la sensación punzante de una cuerda de plástico, el lazo se tensó y fue tirado con fuerza hacia atrás. Luchó en el pavimento mientras lo arrastraban como alguien atrapado en el lazo de un vaquero.

Algo se derrumbó donde había estado sentado antes (¿era el pie del dragón enfurecido?) y destrozó el suelo.

-¿¡Uf, gwehh!?

-Traté de concentrar el peso en tu hombro, pero no te disloqué los huesos del cuello, ¿verdad? Pero incluso eso sería mejor que ser pisoteado allí, ¿verdad?

Lo arrastraron al callejón cercano.

-Además, ¿por qué volviste? Deberías haber escapado.

Kumokawa Seria tenía un toque de felicidad en su rostro que desmentía sus palabras.

Eso había sido un escape ajustado.

Inicialmente, solo se quedó allí donde ella lo había arrastrado, pero luego escuchó un fuerte estruendo como el de un camión que se estrella contra un edificio. El espacio entre los edificios era apenas suficiente para una motocicleta grande, por lo que las grandes fauces del dragón verde viscoso no cabían.

Pero esto no había terminado.

Con el sonido del oxígeno siendo absorbido, chispas anaranjadas bailaron dentro de su boca nuevamente.

El lanzallamas se acercaba.

El dragón estaba preparando su aliento.

Kumokawa Seria usó su barbilla delgada para señalar las escaleras de emergencia improvisadas en la pared sucia en lugar de más atrás en el callejón.

-¡¡Corran!! ¡¡Arriba!!

Estaban completamente enfocados en escapar.

Solo podían considerarse afortunados de que sus piernas no se hubieran congelado.

Un espantoso estallido y un destello de luz estallaron. La explosión de un lanzallamas naranja llenó la superficie del estrecho callejón justo cuando el grupo de Kamijou llegaba al descanso del tercer piso. Los lanzallamas eran más efectivos cuando se usaban para despejar rápidamente espacios estrechos y complejos como trincheras o cuevas. Esconderse detrás de la cubierta o en una esquina no fue suficiente para escapar de la pared de llamas.

-E-el color. -dijo Mitsuari Ayu aturdida. -Ha cambiado de color.

Esto era más de lo que la luz del fuego reflejada podía explicar. Las escamas que cubrían al dragón gigante definitivamente habían cambiado a un tono naranja. Pero ¿qué importaba eso? Probablemente no significó nada. Mitsuari probablemente tenía miedo inconsciente de entrar en pánico si no estaba analizando algo y manteniendo su mente ocupada. Era como estar en un ascensor colgando precariamente en el aire. Sentirse impotente en un lugar peligroso era lo suficientemente horrible como para dificultar la respiración.

Habían evitado el aliento de fuego corriendo por el estrecho callejón y subiendo las escaleras de emergencia.

Pero aún no podían descansar.

El calor del fuego aumentaría, por lo que se cocinarían como si estuvieran en una parrilla si se quedaran quietos. Además, el dragón todavía estaba en movimiento. Podía pensar por sí mismo y estaba apuntando a ellos. Tenían que perderlo de alguna manera si querían sobrevivir.

Mitsuari Ayu jadeó cuando finalmente logró concentrarse en la realidad.

-Um, ¿¡podríamos llamar a Anti-Skill!?

-¡Tendríamos que esquivar esas llamas y ese cuerpo durante los varios minutos que tarden en llegar!

Además, ¿podría el equipo estándar de patrulla Anti-Skill realmente lidiar con ese monstruo? Sus balas de pistola de 9 mm no podían matar ni siquiera a un ser humano al instante, por lo que los críticos habían señalado que permitirían que un criminal matara al rehén mientras se estaba muriendo. Y esa masa de músculo probablemente podría desviar incluso una bala de rifle con facilidad.

Kamijou no tenía un plan real, pero las gotas de sudor que brotaban de su cuerpo exigían que apurara sus pensamientos. El calor de las llamas que cubrían la superficie del callejón se elevaba hacia ellos. La noche ya era lo suficientemente calurosa y ahora tenían que lidiar con este calor de sauna. Quedarse aquí solo agotaría su resistencia y los deshidrataría.

Se secó bruscamente el sudor de la frente.

Tenía el orgullo innecesariamente fuerte de un adolescente, pero ya no se sentía reacio a elegir correr.

-V-vamos a subir al techo por ahora. Quedarnos aquí solo nos desgastará.

Pero había subestimado al enemigo.

Escuchó algo golpeando violentamente el aire y luego un temblor estalló directamente desde arriba.

-…

Con vacilación miró hacia arriba para ver que el cielo nocturno había sido cubierto.

Una forma gigante presionaba sus gruesas piernas contra los edificios opuestos y los miraba. Las alas de murciélago en su espalda estaban abiertas de par en par. Sí, tenía alas.

No estaba claro qué tan lejos podía volar, pero al menos podía ignorar la mayoría de las diferencias de altura.

Debe haber absorbido el color del cielo nocturno esta vez porque sus alas de arena de escamas estaban teñidas de un tono negro.

Sus enormes fauces se abrieron.

Un sonido de encendido retumbó.

-¡¡Entren!! -gritó Kumokawa mientras todos abordaban la puerta de metal juntos.

Un momento después, el temible aliento del lanzallamas se disparó hacia abajo con la fuerza suficiente para derretir las improvisadas escaleras de emergencia.