Fate/Apocrypha:Volumen3 Capitulo1: Difference between revisions
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Capitulo 1
Su boca estaba llena del dulce y metálico sabor de la sangre.
Aunque no estaba severamente herido, se requería algo de curación. Esto estaba más allá de la regeneración natural del cuerpo. El homúnculo, para quien la ‘vida’ una vez significó flotar dentro de un tanque proveedor de prana, ahora poseía su propio nombre – Sieg – y se había convertido en una existencia única, ni humano ni homúnculo ni un Espíritu Heroico.
Le dio un vistazo a su mano izquierda. Normalmente un Hechizo de Comando, una vez utilizado, se volvía una ligera marca y desaparecía. Sin embargo, ese no era el caso en esta ocasión; sus Hechizos de Comando se veían un poco borrosos pero aún seguían muy presentes. De hecho, una marca oscura estaba presente donde se había encontrado el Hechizo de Comando – un efecto de su uso, asumió Sieg.
Su cuerpo se sentía extrañamente pesado. Justo cuando comenzó a estirarse y a girar su cuello y brazos, encontró a Rider observándolo lleno de molestia.
“¿Acaso no hay algo que debas decirme…?”
Sieg ni siquiera tuvo que pensar en su respuesta.
“Lo lamento.”
“Sí. Si, en verdad lo haces. ¿¡Por qué razón crees que trabaje tan duro!?”
Rider puso sus dos manos sobre los hombros de Sieg y sacudió al homúnculo una y otra vez al borde de las lágrimas.
“¡Mordred te atravesó! ¡Estabas muerto! ¡Y de repente estas vivo de nuevo! ¡Y entonces te convertiste en un Servant, pero ahora estas de regreso! ¿¡Qué es lo que está sucediendo!?”
“Yo… en realidad no lo sé. ¿Cómo es que volví a la vida?”
“¿Cómo es que me estas preguntando a mí? ¡Sabes que no soy suficientemente inteligente como para saber cosas como esas! ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Aaagh!”
Rider gritó y gritó, y entonces repentinamente le propino un cabezazo al pecho de Sieg. Viendo hacia el piso, Rider murmuro.
“Gracias a dios que aun sigues con vida… pero no lo hagas de nuevo, ¿lo comprendes? Nunca más vuelvas a hacer lo que hiciste, nunca ¿De acuerdo?”
Rider miró a Sieg con sus ojos llenos de lágrimas. Sieg respondió fríamente.
“No puedo prometer tal cosa.”
“Hmm…”
Rider parpadeo varias veces antes de inflar sus mejillas.
“¿¡Qué se supone que significa eso!? ¡La gente normal hubiera respondido ‘si’ a mi petición! ¡Dirían ‘lo siento’ y ‘no lo volveré a hacer’ y llorarían cuando se dieran cuenta de su error y yo sería la persona madura que los perdona y acaricia sus cabezas!”
“Regrese precisamente para poder hacer cosas como esa de nuevo… Realmente deseo salvarlos, Rider… a todos mis hermanos y hermanas. Quiero pagarles por la compasión que me mostraron.”
“Pero…”
“Sé que es algo que me supera. Como dijiste… debí de haber seguido mi vida sin dar vuelta atrás. Mi vida habría sido más feliz de esa manera.”
Sin embargo, no podía. No podía vivir pretendiendo que ellos jamás existieron. Rider escucho la explicación de Sieg y suspiro dramáticamente.
“Oh, tú… tú… tú eres… tan…”
Rascándose la cabeza y jalando su propio pelo, Rider repentinamente salto en el aire. Sieg se preparó, pensado que debía de estar furioso – pero cuando Rider se detuvo, se dio la vuelta hacia Sieg con un rostro lleno de alegría y entusiasmo.
“… ¡tan brillante! Lo sabía… ¡sabía que así es como eras realmente! Aunque nadie te juzgaría por dejar todo esto detrás – ¡aun así te retas a ti mismo! Gracias a ti, me he decidido también – ¡Ahora puedo estar seguro de que necesitan ser salvados! ¡Los salvaremos a todos de ese horrible lugar!”
“Y… ¿estás de acuerdo con eso?”
“¿Hmm? ¿Con qué?”
“Lo que quiero decir es… esto no es algo que los otros Servants permitirán en un momento como este.”
“Oh, ¿eso es todo? ¡Lo consideraremos cuando suceda! ¡Ahora, en marcha!”
Rider tiro fuertemente del brazo de Sieg mientras se dirigían hacia la semi derruida Fortaleza Millennia. Pero se detuvieron pronto – ya que ante ellos se encontraba de pie un mago solitario.
“Bien, eso no tomo mucho tiempo. Imagino que es natural, ya que ella estaba observándolo desde el castillo todo este tiempo.”
Rider se rasco la cabeza con una mirada de culpa. Del lado opuesto a ellos se encontraba una belleza cuyos lentes enfatizaban la fría hostilidad de sus agudos ojos – Celenike Icecolle Yggdmillennia.
Debía de estar furiosa, pensó Sieg. Había escuchado como Rider se quejaba de ella y su flagrante y perversa obsesión con él. Celenike estaba sonriéndole al Servant que había traicionado sus expectativas, mirándolos mientras mantenía sus dos brazos cruzados.
“Ugh… creo que la prefiero cuando está enojada…”
Susurro Rider. Sieg asintió en acuerdo.
Celenike no estaba enojada. Si tuviésemos que describirlo, ella ya estaba más allá de la ira que ya estaba congelada por completo en una furia helada. Sus emociones se disolvieron, su mente se decantaba por la lógica pura. Sin embargo, la dirección de sus pensamientos era la misma: tomaría venganza cien mil veces y una más por cada desaire y vergüenza. Todo recelo y duda fue hecha pedazos mientras perseguía esa meta – incluso contra aquellos que servían para proteger los intereses de ella y sus aliados.
Desde el momento en que vio como Rider ignoraba sus órdenes de retirarse para proteger al homúnculo, Celenike ya no podía ver siquiera la Gran Guerra del Santo Grial ni nada más. Su mente lógica simplemente preparo el fin más doloroso posible para Rider.
Rider debía de haber considerado su propia muerte para este momento; utilizar un Hechizo de Comando para forzar que se suicidara no le causaría pena al caballero del ilimitado optimismo. Violar su cuerpo no sería diferente; dejando su marca en cada centímetro de su cuerpo solo le traería dolor físico y nada más.
Pero había algo – solo una cosa que le traería desesperación a Astolfo.
“Hey, Rider… dime tu verdadero nombre.”
Murmuro dulcemente Celenike. Rider inclino su cabeza ante la repentina y arbitraria pregunta mientras contestaba.
“Um, Astolfo, uno de los Doce Pares de Carlomagno.”
“Te equivocas, Rider. Veras, tú eres solo un Servant… una página cortada del libro del Espíritu Heroico Astolfo. En cierta forma solo eres el resultado de una reproducción fallida. Sin importar cuánto recuerdes de tu vida pasada – ni que poder tomes prestado del pasado – Astolfo ha desaparecido de este mundo hace mucho.”
“Huh…”
Rider asintió, aceptando que había algo de verdad en ello. Sus palabras eran despectivas – pero Rider nunca fue alguien al que le importaran las críticas de los demás.
“¿Y? ¿Qué si solo soy una reproducción?”
“¿Acaso lo comprendes? Yo respeto al Espíritu Heroico Astolfo. Después de todo, él fue un paladín y un héroe que dejó su nombre en la historia. Pero, Rider… ¿Acaso crees que respeto a una mera copia como tú?”
“Bien, entonces discúlpeme, Master, pero no creo que me hayas respetado en lo absoluto – ya sea que yo sea un Espíritu Heroico o un espectro o lo que se te ocurra.”
“Tal vez. Pero lo comprendes, ¿no? Tú no eres ‘Astolfo’ para mí. Solo eres el más maravilloso juguete que he traído a este mundo.”
“…”
Rider rápidamente mostro su lanza contra Celenike y su delgada y cruel sonrisa. No era un acto que uno llevaría a cabo contra su propio Master, pero en algún lugar de la mente de Rider, una alarma comenzó a sonar.
“Tienes que marcharte de aquí, Sieg.”
“¿Qué…?”
“¡Solo vete!”
Aunque impresionado por el repentino grito de Rider, Sieg comenzó a retroceder. Sin embargo, Celenike extendió su brazo izquierdo de inmediato.
“El cuarto de los Masters Negros te ordena con un Hechizo de Comando. Asesina a ese homúnculo.”
Sieg quedó estupefacto. ¿Quién pensaría que ella utilizaría un Hechizo de Comando para una orden tan inútil? Rider compartía el mismo pensamiento.
Aunque ahora que Rider pensaba en ello, se dio cuenta que su Master jamás le habló sobre lo que deseaba del Santo Grial. Su meta si era la victoria, por supuesto – pero en comparación con los otros Masters, Celenike siempre se sintió bastante pasiva. Podía comprender que Caules se sintiera de tal manera – difícilmente podría culpársele por no desear luchar con su hermana mayor – ¿pero porque un mago tan ejemplar como Celenike no deseaba el Santo Grial?
La respuesta era clara. Ella ya había renunciado a la victoria.
¿Pero por qué había renunciado a la victoria? Nuevamente, la respuesta era clara. Lo hizo para poder llevarlo a él a la ruina.
“¡Sal de aquí…!”
La lanza dorada fue apuntada hacia Sieg. Temblando y apretando sus dientes, Rider logró contener su arma.
Los Hechizos de Comando eran la carta de triunfo de un Master, representando su derecho a forzar una orden a través de las cadenas mentales como el orgullo, el deber y la fe. Ningún Servant se podía resistir a un Hechizo de Comando – a menos que poseyeran anti taumaturgia extremadamente poderosa.
“Cielos… en verdad eres necio.”
“Master, por favor… cancele esa orden.”
“¡No! ¡Nunca! Esto… si, ¡esto es lo que deseaba! ¡Esto es lo que deseaba ver! ¿Acaso lo sientes ahora Rider? ¿La pérdida total de la esperanza? Lo comprendes, ¿no? Tu Noble Phantasm apenas te deja resistirte…”
Nuevamente, Celenike extendió su mano grabada con los Hechizos de Comando. La expresión de Rider se convirtió en una de verdadera desesperación.
Sieg no pudo encontrar palabras. ¿Ella gastaría dos Hechizos de Comando solo para matarlo? Eso era imposible – pero se equivocaba. Sieg se dio cuenta. La meta de Celenike no era simplemente la muerte del homúnculo; era quebrar la mente y corazón de Astolfo. Para ese fin no dudaría en emplear cualquier medio.
“¿Acaso deberíamos pasar al segundo Hechizo de Comando…?”
“D-Detente… por favor, ¡Hare cualquier cosa… solo no…!”
La áspera plegaria de Rider, que sonaba como si fuese exprimida de su alma, simplemente avivó aún más las llamas del sadismo de Celenike. Mientras se agitaba como un animal indefenso, lágrimas comenzaron a fluir de su rostro, él parecía tan hermoso, tan adorable — y demasiado atractivo.
“Eso es… si, ¡perfecto! ¡Ese es el rostro que deseaba ver! ¡Esa es la única cosa que había deseado!”
Era malicia en su más pura forma. Celenike no le prestó atención en lo más mínimo a lo que debería de hacer después de gastar un segundo Hechizo de Comando; ya no le importaba más su vida o la Guerra del Santo Grial. Ella simplemente deseaba traer desesperación a su propio Servant – y extasiarse con su angustia.
Sieg no podía moverse; si hacia algún intento de escapar, Celenike de inmediato activaría su segundo Hechizo de Comando. Rider lograba contenerse gracias a su Noble Phantasm, Por el momento, Celenike blandía su Hechizo de Comando solo como una amenaza, disfrutando la expresión miserable de Rider, con hambre en sus ojos. Ella nunca les mostraría piedad – pero no renunciaría aun a su segundo Hechizo de Comando.
Sin embargo, esto solo era una acción similar a una toma de rehenes. No les quedaba mucho tiempo – ¿Diez segundos? ¿Veinte? – antes de que Celenike decidiera proseguir. Tan pronto como ella lo hiciera, Sieg moriría en manos de Rider.
Su segundo Contador de Muerte Cambio de Forma no estaba listo para ser activado – y aun si lo estuvieran, solo podría mantener la forma por tres minutos. ¿Qué tanto duraría una orden de ‘asesinar’ realizada con un Hechizo de Comando?, Sieg no tenía idea – y muy probablemente tampoco Rider o Celenike.
Justo cuando estaba llegando a un callejón sin salida en su mente, finalmente pudo ver lo obvio. Si, él podía proceder a retrasar los eventos por otros tres minutos, logrando poco – ¿pero qué sucedería si asesinara a Celenike?
Si hacia tal cosa, el poder del Hechizo de Comando se disolvería naturalmente. También cortaría las líneas que ataban a Rider a este mundo, por supuesto – pero Sieg tenía sus propias garantías contra ello.
Todo se reducía a la sincronización. Cada giro de su mano o su pie debía de ser suave y natural. Viendo como Celenike no le prestaba atención, Sieg puso su mano silenciosamente en la daga en su cintura.
No había momento para dudar. ¡Muévete… muévete… muévete…!
En el momento en que avanzo, Celenike giró su cabeza hacia él, su rostro lleno de convicción y crueldad. Escalofríos recorrieron su espalda mientras se daba cuenta de su fracaso, y al mismo tiempo, una sensación de vértigo y nausea lo hicieron caer de rodillas.
“Hmm, no funcionó tan bien.”
Sieg miró hacia abajo, al pie que había movido hacia adelante, y claramente vio unas marcas negras en el piso. Era una trampa.
“No me tomes tan a la ligera. ¿Acaso creíste que tú, un simple homúnculo, podía derrotarme, una practicante de la brujería? Nosotras somos más sensibles hacia la enemistad y la hostilidad por lo que somos. Sabía lo que estabas planeando desde el momento en que sujetaste tu espada.”
Mientras él se agachaba por el dolor, Celenike sujetó la parte trasera de su cabeza y aplastó su rostro contra el suelo.
“¡Detente…!”
“Quédate en silencio un momento, Rider. No te preocupes… serás capaz de darle el golpe final.”
Ella aplastó su rostro contra el suelo nuevamente. Sacando lo que parecía ser una uña de apariencia antigua, seguramente algún tipo de implemento taumatúrgico, apuñalo a Sieg en su palma derecha. Sieg grito por el dolor enloquecedor.
“Duele, ¿no es así? Pero me duele a mí aún más. ¿Acaso sabes por qué? ¡Tengo que ver como mi Servant sufre por basura como tú!”
Aunque solo su mano había sido empalada, sintió como si sus nervios hubiesen sido arrancados y cortados uno por uno. Incluso con su fuerza recientemente ganada, no pudo soportarlo.
“La brujería está hecha de malicia, insidia, vileza y miseria. Conozco más de cien formas cuyo único propósito es generar miseria en tu cuerpo. Pero aunque amaría intentar cada una de ellas en ti, no tengo tanto tiempo. Por ahora…”
La pequeña espada que Rider le dio a Sieg colgaba a la izquierda de su cintura. Su objetivo era ser retirada de su funda con su mano derecha. Con su mano derecha empalada, él solo podía tomar la empuñadura con la izquierda, aun mientras permanecía reclinado y sobre sus rodillas. Aun así, Sieg no era tan tonto como para dejar pasar esta oportunidad dorada.
Sujetándola con su mano izquierda, logró encontrar el arma. Antes de que Celenike pudiera sentir lo que estaba sucediendo, retiró la espada y apunto directamente a su cuello. Celenike no anticipo este ataque en lo más mínimo, y se arqueo hacia atrás por reflejo para esquivar el cuchillo – pero no sería suficiente. Él podría cortarla… solo necesitaba ese ataque para tomar su cabeza.
Sin embargo, para tomar la espada de su flanco izquierdo con su mano izquierda, tenía que sujetar la espada al revés. El corte fue más superficial de lo que debía haber sido.
“¡Kuh…!”
Celenike sobrevivió por muy poco, mientras que el golpe crítico de Sieg solo logró que emanara algo de sangre. Celenike saltó hacia atrás en medio del pánico y gritó para ocultar su miedo.
“¿¡Qué fue lo que hiciste homúnculo!?”
“¡Sal de aquí, Sieg…!”
Sin embargo, Sieg no podía mover su mano derecha. Tan pronto como trato de retirar a la fuerza la uña, convulsiones comenzaron a asaltar todo su cuerpo. No podía escapar.
“¡El cuarto Master Negro te ordena con un Hechizo de Comando…!”
El rostro de Celenike estaba deformado por el éxtasis, sus ojos brillaban con el salvajismo de una bestia. Esta era su verdadera naturaleza – aquella que buscaba ocultar en su vida diaria. Su rostro era el de quien violaría y asesinaría por capricho.
“¡Nooooo!”
Rider gritó a través de sus lágrimas, pero Celenike no tendría piedad. Mientras respiraba profundamente para asesinar al homúnculo…
“Dios, solo cállate.”
…La cabeza de Celenike desapareció. Su conciencia fue cortada en un instante, ni siquiera pudo entender lo que había sucedido en lo más mínimo. Tal vez fue una bendición el que muriera en medio de tal alegría.
Una chica de corta estatura había llevado a cabo la hazaña. Su corto cabello dorado estaba ligeramente amarrado en la parte trasera, y llevaba un top deportivo y un revelador par de shorts de mezclilla, además de una chaqueta roja encima. La espada larga que llevaba era demasiado ajena para su apariencia. Rider se dio cuenta de su identidad de inmediato.
“¡Mordred…!”
“Correcto”, dijo Saber en voz baja mientras sonreía. Rider mantuvo su lanza en alto, su postura sin relajarse, y sus ojos llenos de enemistad asesina. Pero a pesar del odio en la mirada de Astolfo, la sonrisa en el rostro de Mordred no desapareció.
“Détente Rider. Aun sigues atado a lo que resta de ese Hechizo de Comando. Quédate quieto – o podrías encontrarte atacándolo a él en vez de a mí.”
“¡Ugh…!”
Como dijo Mordred, un Hechizo de Comando continuaría actuando hasta que fuese sobrescrito por el Master, o el prana que contenía se acabara. Los Hechizos de Comando eran desechables por diseño y su Master difícilmente sería capaz de usar otro ahora, así que el Hechizo de Comando desaparecería eventualmente mientras Rider continuara resistiéndolo.
En otras palabras – aun si un enemigo fuese a atacar en estos momentos, no podría hacer nada hasta que fuese liberado.
“Hmph… lo cual es una lástima, ya que no tengo tiempo de lidiar contigo en estos momentos. Nosotros nos dirigimos a esa fortaleza voladora. Ustedes quédense en el suelo como los gusanos que son.”
“¿Huh…?”
Tanto Rider como Sieg quedaron sorprendidos ante las inesperadas palabras. La Saber Roja traslado su mirada hacia Sieg – quien naturalmente estaba en guardia contra su mortal oponente de hace unos momentos – mientras la uña maldita desaparecía a causa del deceso de Celenike. Sin embargo, no había ningún signo de ansia de sangre o enemistad en su rostro. De hecho, había cierto grado de empatía mientras lo observaba.
“Cielos… ustedes dos acaban de arruinar mi humor… bien, es tiempo de marcharnos. Pero sepan esto… el Grial es mío. Pónganse en mi camino – crúcense nuevamente conmigo – y los cortare en dos. No lo persigan. No son dignos de tal cosa.”
Perdiendo todo interés en los dos, Saber desapareció. Era como si ella hubiese asesinado a Celenike simplemente porque estaba pasando por aquí.
“¡Rider!”
“¡N-no, te acerques, a mí, idiota! ¿¡Qué pasaría si te asesino!?”
Sieg se apresuró a detenerse mientras Rider gritaba, de manera inusualmente aguda. Él estaba bañado en sudor y parecía completamente exhausto. Debía de ser demasiado cansado el resistirse a un Hechizo de Comando por tanto tiempo – y parecía que tomaría aún más.
“Rider… ¿acaso tienes suficiente prana?”
“Estoy bien. Tengo mi Acción Independiente, afortunadamente. Puedo… Aun puedo resistir un poco más. Pero…”
Sonaba muy lejos de estar bien. Ciertamente, Servants con esa habilidad podían actuar por varias horas o hasta un día entero incluso mientras se cortaba la fuente de prana de sus Masters. Sin embargo, Rider estaba al mismo tiempo resistiendo un Hechizo de Comando, algo que es muy poco probable que sucediera en circunstancias normales. Solo había soportado tanto al mantener su Noble Phantasm activo todo este tiempo. A este paso solo duraría algunos minutos.
“¡Rider!”
“¡N-no! ¡No lo hare! ¡No lo hare…! ¡No he llegado tan lejos… como para matarte ahora…! ¡En ese caso… preferiría desaparecer…!”
Rider mostró una ligera sonrisa incluso mientras su cuerpo temblaba, mientras suprimía sin esfuerzo su miedo a su propia muerte. Sin embargo, Sieg no estaba dispuesto a dejarlo morir de esa forma.
“¡Rider! ¡Forma un contrato conmigo!”
“¿¡Qué!? ¡W-Whoa, detente, detente! ¡Sal de mi camino!”
Rider, sorprendido por la abrupta sugerencia de Sieg, perdió el control de su lanza y dio un paso hacia él. Sieg se movió hacia atrás rápidamente y Rider logro forzarse a detenerse justo cuando la punta de la lanza resplandecía sobre el pecho de Sieg.
“¡N-no me sorprendas de esa manera! ¿¡Qué quieres decir con ‘contrato’!? ¡Un Servant no puede formar un contrato con otro Servant! ¡Es contra las reglas e imposible!”
“Si, yo soy un Servant… pero a la vez, no lo soy.”
“¿Huh?”
Sieg le mostro los Hechizos de Comando al confundido Rider.
“¿Lo ves Rider? Poseo los Hechizos de Comando – lo que significa que también estoy calificado para ser Master.”
“P-pero, eso significaría arrastrarte a esta guerra…”
“Rider… puede que fuese un infante hasta hace poco… un niño, que sabía el camino pero no el medio… pero por lo menos, se lo que tengo que hacer aquí y ahora.”
Rider podía estar intentando asesinarlo – pero elegir escapar solo simplemente era otro punto sin regreso. El tiempo se agotaba.
“Tú quieres que yo… forme un contrato contigo, ¿justo ahora? ¡Morirás si me distraigo aunque sea por un instante!”
“Si muero, tú morirás también. Sería como un suicidio doble… nosotros no nos debemos nada el uno al otro. Además, si la otra opción es estar de pie aquí y observarte morir… Sería mejor que muriera yo mismo.”
“¡De acuerdo, de acuerdo, lo comprendo! ¡Me rindo! ¡Forma un contrato conmigo!”
Sieg asintió y extendió su mano derecha. Apretando sus dientes, Rider sujetó su mano. El Hechizo de Comando presionaba a Rider incesantemente, ordenando asesinarle, mientras que Rider continuaba gastando cantidades masivas de prana para resistirse.
No había un segundo que perder. Sieg alzó su voz y entonó las palabras del contrato.
“Que quede declarado ahora;
Tu carne servirá bajo mi mando, y mi destino se encontrara junto a tu espada.
Atiende el llamado del Santo Grial.
Responde si deseas someterte a esta voluntad y a esta verdad.
Respóndeme a mí y a mis palabras. ¿Acaso tu destino será el mismo que el mío?
“¡Por el nombre de Rider que sea respondido tu juramento!”
Tú serás mi Master – ¡y Yo, tu Servant!”
Inmediatamente comenzó a emanar luz de entre sus manos, y un camino se abrió paso entre ellos, uniéndolos. El Rider Negro encontró un nuevo Master, y se le fue permitido permanecer en esta tierra un poco más. El contrato había concluido entre el Servant Rider y el Master que también era un Servant, Sieg.
“¿Acaso eso… fue todo…?”
“Si, está hecho.”
“¡A-aléjate entonces!”
Confundido, Sieg saltó a un lado mientras la lanza dorada pasaba a través del punto donde se había encontrado hace unos momentos. Aunque se había convertido en el nuevo Master de Rider, la orden anterior contra él aún seguía activa.
Mientras respiraba fuertemente, la expresión de Rider se convirtió en una de alivio.
“E-eso estuvo cerca… ¿Qué clase de Servant trata de matar a su Master justo después de realizar un contrato…?”
“Sería uno que quedaría grabado en los libros de historia.”
“¡Ningún libro! De cualquier forma, ha quedado saldado, preferiría que te apartaras de mí en este momento… um, me refiero hasta que esta orden sea cancelada. ¡Podré alcanzarte más tarde!”
“De acuerdo, me dirigiré al castillo entonces. Considerando la situación, ningún mago u homúnculo debería obstruirnos. Deseo confirmar sus intenciones.”
“Como desees… pero ten cuidado con Caster. De todos ellos, él en definitiva es el más interesado en ti. Bien, imagino que se encontrara en esa fortaleza voladora en estos momentos…”
Sieg asintió. Sería un viaje peligroso, por supuesto; por el momento, Sieg estaba decidido a no ser ni un enemigo ni un aliado de Yggdmillennia. Francamente, el mismo Sieg no estaba seguro de cuál era su posición. No sabía si deseaba ponerse en contra de ese clan de magos o perseguir el camino de la reconciliación.
Los homúnculos también eran una fuente de incertidumbre para él. Aun cuando sobrevivieran a la Gran Guerra del Santo Grial, ¿Qué es lo que harían? Habían sido creados para ser extinguidos, para ser usados y agotados. ¿Qué clase de vida podrían elegir? ¿Cómo vivirían?
Sobre ese punto, Sieg no podía ni sentía que debiera ayudarlos. Si lo hacía, no sería diferente de seguir la voluntad de otro sin pensarlo. Al final, no habrían escogido sus propios caminos con su propia voluntad. Aun si la suya era una existencia transitoria – no, tal vez era precisamente a causa de ello – sus vidas no deberían de ser vividas para nadie más que ellos.
Mirando hacia arriba pudo ver la fortaleza, tan gigantesca como para casi ocultar la luna. Sieg no tenía interés en el Santo Grial; después de todo, los deseos de uno debían ser concedidos por la fuerza de sus propias manos. Pero había Servants que en este mismo momento estaban luchando a muerte por él.
Cuando el polvo se asentara, ¿De quién sería el deseo que será concedido? ¿Sería capaz Jeanne d’Arc de juzgarlos como Ruler?
¿Cómo se sentiría Ruler sobre su entrada en la Gran Guerra del Santo Grial – triste o indignada? ¿O acaso tal vez ella ya lo sabía y había aceptado este resultado como su destino?
Cualquiera que fuese el caso, tenía el presentimiento de que…
“…ella va a estar muy enojada.”
Murmuro Sieg, y suspiro silenciosamente.
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