A Simple Survey:Volume2 Atracción 09: Difference between revisions
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===Atracción 09: Matando a alguien al resolver un misterio que no involucra asesinatos=== | ===Atracción 09: Matando a alguien al resolver un misterio que no involucra asesinatos=== | ||
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Había intentado todas las opciones posibles. Lo había perdido todo: mi dinero, mi posición social y a todas las personas a las que consideraba amigos. Todos me habían abandonado. Pero seguía sin poder encontrar a la persona que había desaparecido. Así que busqué la ayuda de una organización. Me dijeron con seguridad que podían hacerlo. Casi parecía que tenían algo que ver con su desaparición, pero no importaba. Cualquier cosa estaba bien con tal de acercarme a él. | Había intentado todas las opciones posibles. Lo había perdido todo: mi dinero, mi posición social y a todas las personas a las que consideraba amigos. Todos me habían abandonado. Pero seguía sin poder encontrar a la persona que había desaparecido. Así que busqué la ayuda de una organización. Me dijeron con seguridad que podían hacerlo. Casi parecía que tenían algo que ver con su desaparición, pero no importaba. Cualquier cosa estaba bien con tal de acercarme a él. |
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Atracción 09: Matando a alguien al resolver un misterio que no involucra asesinatos[edit]
Tenía que salir victoriosa.
Había intentado todas las opciones posibles. Lo había perdido todo: mi dinero, mi posición social y a todas las personas a las que consideraba amigos. Todos me habían abandonado. Pero seguía sin poder encontrar a la persona que había desaparecido. Así que busqué la ayuda de una organización. Me dijeron con seguridad que podían hacerlo. Casi parecía que tenían algo que ver con su desaparición, pero no importaba. Cualquier cosa estaba bien con tal de acercarme a él.
Así que leí las reglas de la atracción.
- Primero, registrar un número de dos dígitos en esta máquina.
- Después, ambos participantes debían intentar encontrar el número del otro. De eso se trataba esta atracción.
-…
Usé mi dedo índice para introducir un número en un panel con los números del 0 al 9 alineados como en una calculadora. Confiaba mi destino a ese número.
No podía ver la cara de mi oponente.
No tenía ni idea de con qué cebo lo habían atraído. Era como si estuviéramos uno frente al otro en una mesa, pero una gruesa pared lo cubría todo menos las manos, como la recepción de un banco o una oficina de correos. La principal diferencia con esos lugares era que esta pared era sólida en lugar de transparente.
…Qué fastidio.
En una partida uno contra uno, todo se reducía a una guerra psicológica. Por eso, no poder ver la expresión ni los movimientos oculares de mi oponente era una desventaja.
Había varias cartas sobre la mesa.
Un conteo rápido me decía que eran 20 y todas tenían preguntas.
Divisible entre 1.
Divisible entre 2.
Divisible entre 3.
Divisible entre 4.
Divisible entre 5.
Divisible entre 6.
Divisible entre 7.
Divisible entre 8.
Divisible entre 9.
Par.
Mayor que 50.
La suma de los dígitos es mayor que 15.
El producto de los dígitos es mayor que 25.
La diferencia del dígito 1 y el dígito 2 es negativa.
El cociente del dígito 1 y el dígito 2 es un número entero.
El dígito 1 y el dígito 2 están separados por más de 5.
Cambiar el orden de los dígitos produce un número mayor.
El cuadrado del número es impar.
El cuadrado del número es mayor que 2000.
El triple del número es mayor que 50.
Sabía que había métodos para averiguar qué número había pensado alguien, pero desconocía el truco. ¿Era posible solo con estas tarjetas o las preguntas se limitaban a asegurarme de tener que adivinar?
La conejita sonriente que daba vueltas alrededor de la mesa ignorando el separador dijo:
-Cuando hagas una pregunta, desliza la tarjeta de la pregunta por la ranura en la parte inferior del separador. Debes dar una respuesta precisa. Lo comprobaremos dos veces, así que no hagas trampa, ¿de acuerdo?
Nos prohibieron hablar más allá de lo estrictamente necesario para responder las preguntas.
Aunque aún era posible que hubiera una forma de interpretar el estado mental de mi oponente a partir de su respuesta.
La conejita añadió:
-Una vez que un jugador usa una carta, ninguno puede usarla. En otras palabras, si uno de ustedes juega "par”, ninguno puede jugar “par” después.
-…
-Se turnarán para usar las cartas. Una vez que sepan el número de su oponente, presionen este botón. El que responda primero gana, pero pierden automáticamente si se equivocan. Eso significa que morirán, así que tengan cuidado.
-Una pregunta.
-Sí, ¿cuál es?
-Si nos turnamos, ¿no tendrá ventaja el jugador que juegue primero? Tendrá la primera oportunidad de usar las cartas que no se pueden volver a usar y obtendrá la información necesaria para encontrar el número antes.
-Pero se puede usar una combinación de varias cartas para determinar el número. El segundo jugador puede tener las cartas más útiles selladas, pero tiene la oportunidad de determinar la combinación de su oponente y sellarla. Y en cuanto a la respuesta final, también le daremos al segundo jugador la oportunidad de responder si el primero responde correctamente. Si ambos aciertan, la ronda termina en empate. Entonces, ingresarán un nuevo número y comenzará la segunda ronda.
-…
La conejita lanzó una moneda al aire con indiferencia para determinar el orden de juego.
-¡De acuerdo, Saiki-san! ¡Tú empiezas!
Yo iba primero.
Eché un vistazo a las cartas alineadas sobre la mesa. Al principio, me pareció que todas las opciones eran convenientes, pero no era así. Había algunas cartas trampa obvias que daban la misma información que otra carta.
Divisible entre 2.
Par.
El cuadrado del número es impar.
Esas tres significaban lo mismo.
Divisible entre 2.
Divisible entre 4.
Divisible entre 6.
Divisible entre 8.
Esas cuatro...
Divisible entre 3.
Divisible entre 6.
Divisible entre 9.
...y esas tres se usaban mejor cuando el número era pequeño. Por supuesto, se podían usar de otras maneras según la situación.
Pero había una pregunta que necesitaba hacer primero.
Una carta con una pregunta importante reduciría muchas posibilidades para el número aleatorio de dos dígitos.
Y…
Como medida preventiva, quería evitar que mi oponente usara esa carta.
-Elijo esta. -Murmuré mientras deslizaba la carta por la ranura del tabique para hacerle a mi oponente su primera pregunta.
La carta decía: Mayor de 50.
La respuesta que recibí fue:
-No.
Eso significaba que el número de mi oponente era menor de 50.
Sabía exactamente qué carta quería usar a continuación, pero…
Una carta se deslizó hacia mí por la ranura.
Lo leí.
Par.
-…No.
¿Así que eso es lo que buscas? Qué ingenuo.
Como ya expliqué, varias tarjetas explicaban lo mismo con palabras diferentes.
Tomé una y la introduje por la ranura.
Divisible entre 2.
Sí.
Con eso, había reducido las 100 posibilidades a aproximadamente una cuarta parte.
En otras palabras…
2, 4, 6, 8, 10, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 26, 28, 30, 32, 34, 36, 38, 40, 42, 44, 46 o 48.
Pero acotar con precisión las posibilidades a partir de ahora sería difícil.
Mientras recordaba esa serie de números, una carta se deslizó hacia mí desde el otro lado de la mesa.
-Divisible por 3.
-¿…? No, pero…
Fruncí el ceño al ver la carta con la pregunta, pero aun así respondí.
Solo me preguntó si era par o impar, ¿por qué?
-¡Ah!
-Saiki-san, por favor, no hables fuera de las preguntas.
La conejita me reprendió levemente, pero tenía otras cosas de las que preocuparme.
Mal.
¡Mal!
Había respondido que no a si era par y que no a si era divisible por 3.
Lo que eso le decía a mi oponente era obvio.
Había revelado que mi número era un ejemplo bastante especial de número impar.
Si preguntaba si era divisible entre 5 y si era divisible entre 7, las opciones se reducían bastante más. Incluso si respondía que no las dos veces, ¡descubriría que había elegido un número extremadamente especial que no era divisible entre ningún número entero!
¿Debería usar divisible entre 5 o divisible entre 7 para sellar su combinación?
Pero ninguna de esas cartas me ayudaría a determinar qué número había elegido mi oponente. Perdería un turno. El primero en responder correctamente ganaba, así que era mejor encontrar el número de mi oponente con la menor cantidad de cartas de interrogación posible.
-¿Saiki-san? ¡Rápido, rápido!
Kh.
¿Debería arriesgarme y obtener grandes ganancias, encontrando su número lo antes posible?
¿O debería arriesgarme y obtener grandes ganancias, protegiendo mi número?
Después de pensarlo un momento, deslicé una carta por la ranura.
Divisible entre 5.
-Sí.
...¿Eh? Tenía demasiado miedo de arriesgarme y decidí perder un turno, pero eso redujo bastante las posibilidades.
Después de todo, los únicos números posibles que quedaban eran…
10, 20, 30 y 40.
Esos eran los únicos cuatro.
En ese caso, podía determinar su número con dos cartas que reducían esos cuatro a la mitad.
¿Pero qué haría mi oponente en respuesta?
Después de estar tan acorralado, probablemente usaría una de las cartas de pregunta tan buenas que tenía en mente. Pero…
Divisible entre 7.
-¿Eh…?
Me pilló desprevenida.
Pero… ¿eh?
Era cierto que era una estrategia, pero…
-Saiki-san, por favor, dame tu respuesta.
-N-no.
Respondí con sinceridad, pero no estaba satisfecha.
Solo podía pensar que la estrategia de mi oponente era determinar mi número lo más rápido posible para terminar la partida antes de que su situación desfavorable le jugara en contra.
¿Pero podría arriesgar su vida en eso?
Podría terminar la partida determinando su número entre cuatro opciones.
Normalmente, estaría trabajando para sellar cualquier posible combinación mía.
No podía entender lo que mi oponente estaba pensando.
Me sentía muy incómoda. Ya no estaba segura de que la situación se desarrollara tan bien como creía.
Revisé las cartas que me quedaban y envié la que necesitaba por la ranura.
La pregunta era…
Divisible por 4.
-Sí.
Eso dejaba solo 20 o 40 como opciones para el número de mi oponente.
Pero…
Había respondido casi de inmediato. No lo dudó. Y la siguiente carta que se deslizó hacia mí fue…
El producto del Dígito 1 y el Dígito 2 es mayor que 25.
¿¡Sigue al ataque!?
Eso no parecía reducir la apuesta tanto como "divisible entre 5" o "divisible entre 7", así que su estrategia parecía tener algunas fallas. Y aun así, seguía sin dar señales de cerrar mi combo.
-No.
Respondí, pero la duda me rondaba por dentro.
¿Qué estaba pasando?
¿Era mi oponente un idiota que no pensaba en absoluto? ¿O me estaba guiando con la idea de que ganaría?
En otras palabras…
¿No tenía a mi oponente tan acorralado como creía?
¿Era posible que me estuvieran llevando a una respuesta incorrecta?
Me temblaban las yemas de los dedos.
Aun así, agarré una carta y la pasé por la ranura.
Divisible entre 8.
-Sí.
Se acabó.
La respuesta era 40.
Esa tenía que ser la respuesta, pero algo seguía preocupándome. ¿Qué era? No se me ocurría nada malo en mis cálculos ni en mi estrategia. Me habían llevado a la respuesta correcta. Pero aún sentía una extraña inquietud en el pecho.
Y provenía de la falta de vacilación de mi oponente.
Claro que podía ser un farol, pero ¿de qué serviría? Jugar incluso una sola carta para sellar mi combo me habría obligado a jugar más cartas para encontrar la respuesta.
-…Espera.
Un momento.
¿Podría ser…?
Revisé las cartas que había jugado hasta ese momento.
Mayor que 50.
La respuesta había sido no.
Divisible entre 2.
La respuesta había sido sí.
Divisible entre 5.
La respuesta había sido sí.
Divisible entre 4.
La respuesta había sido sí.
Divisible entre 8.
La respuesta había sido sí.
Nada parecía extraño a primera vista, pero la secuencia de "divisible por X" me inquietó. Era divisible por 2, 4, 5 y 8. Era divisible por todo lo que había preguntado. Un número así no era muy común. Y lo que era más importante, dudaba que alguien arriesgara su vida por un número así.
De la serie de "divididos por" del 1 al 9, el número que yo había elegido solo era divisible por 1.
Así que había algo más.
¿Cuál era la identidad de esta sensación inquietante que tenía? ¿Cuál era la gran trampa que me había tendido mi oponente?
¿Había otra respuesta aparte de 40?
Si había elegido su número para engañar a alguien que lo calculara con el método normal, solo había una opción.
-¡Lo tengo!
Golpeé con la palma de la mano el botón equipado en la mesa y sonó un tono electrónico barato.
La conejita preguntó:
-De acuerdo, Saiki-san. ¿Qué número eligió tu oponente?
Con esto se acabaría todo.
Tenía que elegir una de dos opciones.
Si mi oponente no hubiera pensado en ello, estaría descartando la respuesta correcta y corriendo hacia mi propia destrucción.
Pero dudaba mucho que así fuera.
Si no hubiera tenido algún plan, habría dudado más en sus respuestas.
En ese caso…
El número elegido por esta persona que nunca había visto era…
-¡Cero![1]
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- ↑ Solo pongo esto aquí para comentar que estuve también tratando de saber cuál número eligió la protagonista de esta historia, y por lo mencionado, tiene que ser un número primo cuyos dígitos no den 25 o más al multiplicarse, por lo que los reduje a estos: 01-11-13-17-19-23-29-31-37-41-43-53-61-71-73-83. Por motivos de personalidad creo que podríamos quitar el 01 y el 11, pero incluso entonces hay 14 opciones. ¿Qué cartas usarían ustedes para sacar el número correcto?, yo creo que podría reducir esas 14 opciones a 3-5 con dos cartas, e incluso si fuera la opción de que quedan 5 números, dos cartas más lo reducirían a 2-3 y 1-2 al final. ¿Sabrían qué cartas elegí? ¿Cuál habría sido la más vulnerable si fuera sellada? ¿O han pensado en el juego completo y podrían haber encontrado su número exacto en menos de las 8 cartas entre las elegidas por la protagonista y las que pensé?