Fate/Apocrypha:Volumen1 Capitulo4

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El hombre era puro musculo.

Sin importar como pienses en ello esa es la única palabra que le haría justicia. Quien sea que vea a este hombre gigantesco – que supera los dos metros de altura – encontrara que su mirada es atraída a esa extraordinaria masa. El sentimiento de futilidad solo se incrementa mientras inclinas tu cabeza para tratar de adivinar su altura.

De las innumerables cicatrices grabadas en su piel pálida uno podía imaginar fácilmente la inmensa cantidad de entrenamiento y batallas que el hombre ha superado. Sin embargo, era obvio que ni una sola de esas heridas lo había atravesado en verdad.

Después de todo, ¿Qué podría uno esperar si uno tratara de acuchillar una bola de metal? El cuerpo de ese hombre era una masa de acero en sí misma. Una espada afilada podría cortar su piel – incluso derramar algo de sangre – pero eso sería todo.

Sus brazos eran virtualmente del tamaño de cocodrilos. No había nada cubriendo sus pectorales, pero estaba claro que la dureza de su cuerpo era prácticamente una armadura. Sus piernas se abrían paso con la fuerza de un mamut.

Correas de piel ajustadas envolvían todo su cuerpo, incluyendo su rostro, pero no parecía estar sufriendo. De hecho, el hombre sonreía, como si estuviera disfrutándolo – como si preguntara, ¿Es solo esto con lo que desean detenerme? Ciertamente, esas correas alrededor de su cintura y entre sus piernas no podían considerarse ningún tipo de protección.

Eso estaba bien; su carne no era algo hecho para estar contenida dentro de una armadura. Seria innecesaria. Esa era la inmensidad de la masa de ese hombre.

El hombre destrozaba el bosque al este de Trifas mientras se asentaba el atardecer. Para algún curioso que lo viera, un pez caminando en tierra podría parecer más creíble; resaltaba como una herida abierta ante la abundante naturaleza que lo rodeaba.

Él era el Berserker del campamento Rojo.

“¡¿Podrías detenerte Berserker?!”

Alguien estaba persiguiendo a este bruto desencadenado. Saltando de rama en rama, una chica envuelta en un verde reluciente llamaba a Berserker una y otra vez. Sus fríos y agudos ojos contenían un brillo bestial. Su cabello se encontraba suelto y no muy cuidado, completamente carente de la apariencia sedosa que uno encontraría en aquellos de nacimiento noble; sin embargo, era adecuado para alguien con una apariencia tan salvaje. Si… ella bien podría ser una bella bestia en forma humana.

Berserker se carcajeo y respondió a sus palabras sin siquiera detener su marcha.

“¡Ha ha ha! No puedo responder a esa orden, Archer. Debo dirigirme hasta ese castillo donde se encuentran los opresores.”

Archer grito exasperada.

“¡Idiota! ¡Solamente estamos esperando hasta que sea el momento justo! ¿Por qué no puedes entenderlo?”

Sin embargo Berserker no se detuvo. Continúo caminando, un poderoso paso seguido de otro. Había estado caminado ya por dos días, y había sido observado por la gente común en más de un par de ocasiones. Archer solo podía orar porque ese sacerdote sospechoso tuviera las cosas bajo control.

“Para mí, la palabra ‘esperar’ no existe.”

Eso era todo – Archer había decidido rendirse en tratar de razonar con él. Mas precisamente, viendo que no podría persuadirlo, ella había escogido enfocarse en apoyarlo, como le habían ordenado.

“Solo es un loco a fin de cuentas… esta tarea esta mas allá de mis capacidades.”

Suspiro mientras murmuraba para sí misma – pero alguien más respondió a sus palabras.

“Eso creo… no por nada se trata de un Berserker.”

Archer miro hacia la fuente de esa voz; de pie en una de las ramas se encontraba un hombre con una sonrisa despreocupada en su rostro. Él era atractivo a la vista – pero no de la forma en que lo eran los caballeros de la antigüedad quienes habían derretido los corazones de las damas con su manera cortes de comportarse. Sus ojos eran los de un ave de presa, tenía una complexión fuerte y firme, y aun así carecía de cualquier rastro de crudeza. Se veía como la misma imagen de un gran héroe – uno adorado y admirado por cualquier hombre y mujer, joven y viejo, que posara sus ojos en él.

Él era el Rider del campamento Rojo – el hombre que, de acuerdo al Master de Assassin, podría enfrentarse al invencible Karna.

“Rider… ¿Acaso estas sugiriendo que lo abandonemos?”

Él se encogió de hombros y respondió.

“¿Acaso tenemos elección? La única cosa en la que puede pensar es pelear. Tú eres la extraña, tratando de convencerlo de lo contrario.”

“Yo soy bastante hábil en controlar a las bestias salvajes. Aunque casi me convence la idea de poner una flecha a través de su rodilla y terminar con esto, pero…”

Si ella hubiese hecho tal cosa, Berserker sin duda habría cambiado su curso y la hubiera atacado en lugar de a ellos.

“Bien, me alegra que decidieras no hacerlo.”

“Así que ¿Por qué viniste hasta aquí?”

Rider sonrió afablemente, como si hubiese estado esperando que preguntara.

“¿Por qué más? Me quería asegurar de que estuvieras bien.”

“En verdad.”

Archer no mostro signos de vergüenza, sorpresa o incluso enojo. Simplemente no reacciono ante sus palabras en lo mas mínimo – aunque dichas palabras, dichas por alguien con el carácter de Rider, deberían de haber sonrojado incluso a la esposa mas virtuosa. Pero para Archer, quien había vivido en estado salvaje a lado de bestias, las palabras de cortejo no tenían ningún significado. Rider rasco su cabeza de manera extrañada mientras ella evitaba su cortejo tranquilamente. Tosió y regreso a su misión original.

“De cualquier manera… se nos ha dado el rol de retaguardia: apoyen a Berserker si es razonable, y reúnan tanta información como sea posible.”

“El enemigo se encuentra cerca. Me atrevería a decir que llegaremos al fuerte en pocas horas. Sin duda será interceptado antes de ello.”

“Huh… bien, en cualquier caso, espero que algunos Melas nos agracien con su presencia.”

Tanto Archer como Rider eran cazadores y guerreros esplendidos. No tenían ninguna ilusión sobre ganar una batalla contra siete Servants atrincherados con apenas la mitad de gente.

“Detener un Berserker como este al menos necesitaría a dos Servants – si es que no envían a toda su fuerza entera.” Si – detener a ese hombre requerirá un esfuerzo así de excepcional.

“Aun así… él en verdad ha rebasado nuestro entendimiento de lo que es un Berserker.”

“Concuerdo con eso. Uno pensaría que su Mejora de la Locura es de bajo rango, dado que podemos hablar con él…”

Sin embargo, la Mejora de la Locura de el Berserker Rojo era una irregularidad. Era posible hablar con él, pero era imposible comunicarse completamente. No desobedecía los comandos sino que simplemente no los entendía. Incluso una orden dada con un Hechizo de Comando no haría nada más que alentarlo; dos Hechizos de Comando eran requeridos para detenerlo.

“El gladiador tracio y símbolo de la rebelión, Spartacus… que hombre tan obstinado.”

Spartacus fue un esclavo Romano y un gladiador que escapo con setenta y ocho de sus compañeros. Después repelió una fuerza de asalto de cerca de trescientos, convirtiéndose en un héroe e inspirando levantamientos armados de esclavos en múltiples lugares. Al final, fue traicionado por los piratas de los que dependía, y ejecutado por las legiones Romanas – pero hasta entonces, no había perdido ni una sola batalla. Él siguió siendo un faro brillante de esperanza para los esclavos oprimidos.

Odiaba a todos los opresores, su voluntad de pelea encendida por aquellos con poder. Este guerrero loco peleo contra sus maestros para proteger a los débiles – cuidar de ellos, curarlos – pero más que nada, para ponerse de pie a modo de desafío. Ese era el Berserker del campamento Rojo.

“¿Dónde está tu montura, Rider?”

“Bien, estamos aquí para reunir información… no es necesario proporcionarles ninguna a cambio. La voy a mantener fuera de esto.” “Hmm… Supongo que eso no te ocasionara problemas. Qué hay de tu arma - ¿es una espada o una lanza?”

“Una lanza, por supuesto.”

Rider y Archer continuaron persiguiendo al Berserker desbocado; no había forma de que pudieran perder el rastro de su lento e incansable caminar.

“Por cierto, Archer, hay algo que estado deseando preguntarte…”

“Pregunta entonces.”

“¿Acaso has visto el rostro de tu Master?”

“No lo he hecho… solo he conocido al mediador de mi Master… ese sacerdote.”

Tan pronto como fue invocada, Archer se dio cuenta que el hombre de pie ante ella no era su Master. Después de todo, una persona que claramente era un Servant estaba de pie a su lado y, aun más importante, ella no sentía ninguna conexión con él en lo absoluto.

“Yo tampoco lo he hecho. Aunque nuevamente, supongo que es de esperarse de un montón de magos…”

“Aun así… es algo peculiar. Pero, considerando aquello que nos espera al final, tal vez no puede evitarse…”

En esta Gran Guerra del Santo Grial, el más grande problema no es la derrota, si no la victoria – y lo que le sigue. Sin importar que campamento sobreviva, es poco probable que los siete Servants sigan existiendo – pero también es altamente improbable que solo uno sobreviva. Al final, el Santo Grial solo concederá los deseos de un Master y un Servant. Tan pronto como la victoria sea clara las divisiones comenzaran a aparecer.

¿Quién de entre los magos no apunta a alcanzar la Fuente del Origen que se encuentra fuera de este mundo, donde todos los futuros y pasados son registrados? Con tal posibilidad contenida dentro del Santo Grial frente a ellos, incluso los más cercanos compañeros se asesinarían con gusto los unos a los otros. Los Servants ciertamente no son excepciones; la única forma en que sus deseos sean concedidos es terminar con los aliados con los que lucharon hombro con hombro. Por lo tanto, cualquier alianza muy probablemente solo durara hasta que el lado victorioso sea decidido.

“… de ahí el que se nieguen a aparecer ante nosotros.”

“No creo que sea así. Al menos deberían de haberse mostrado… No puedo evitar sospechar de ese Sacerdote y su Servant.”

“Te refieres a Assassin… Semiramis, ¿cierto?”

Tanto Archer como Rider se quedaron sin palabras cuando, en el momento en que se conocieron, Assassin revelo su nombre verdadero de una forma presuntuosa.

‘Yo soy Assassin… después de todo he sido una existencia inestable desde el comienzo. Dejemos que mi nombre verdadero sea prueba de mi disposición para luchar junto a ustedes en esta batalla.’

Declaro, con algo de extrañeza, pero ni Rider ni Archer le creyeron. El aire de decadencia que la envolvía solo invitaba a la molestia y la desconfianza de estos guerreros de corazón franco.

“Así es, Semiramis… la reina de Asiria. ¿Por qué es que el llevar la corona siempre convierte a la gente en un engreído pomposo? Reyes y reinas, no hay diferencia – No puedo soportarlos.”

“Ese es el destino de aquel que se convierte en alguien que es servido por otros. Es de esperarse de alguien en su posición… no es nada que tengas que tomarte a pecho.”

Tres horas habían pasado. El sol se había ocultado y el bosque se encontraba envuelto por la oscuridad. La marcha constante de Berserker había llegado a una pausa.

“¿Acaso es el enemigo?”

“Así es… pero no se trata de Servants.”

Como Archer había señalado, lo que se encontraba de pie ante Berserker era la vanguardia de Yggdmillennia: homúnculos de combate y unos masivos golems de bronce que se alzaban sobre Berserker. Había más de cien de ellos.

“¿Deberíamos ayudarle?”

Sugirió Rider, sonando algo desanimado. Después de todo no se estaban enfrentado a Servants; ¿Acaso había algo en lo que pudieran ayudar? En vez de eso, ambos Servants eligieron observar.


La batalla entre la vanguardia de la facción Negra y el Berserker Rojo fue completamente decantada de un lado.

Las alabardas de los homúnculos chocaban contra sus hombros. Los puños de los golems se hundían en su rostro, impactando directamente con suficiente fuerza como para aplastar el acero. Sin embargo estos ataques no lograban que desapareciera la sonrisa del rostro de Berserker. Si lograban algo probablemente era ampliar esa misma sonrisa.

En primer lugar Berserker no realizo ningún intento de evadir sus ataques. De hecho aparentemente se tomo la molestia de entrar en el camino de estos.

Soporto los impactos una y otra vez simplemente recibiendo todo. Sin importar el dolor y las lesiones, su expresión siempre fue de éxtasis. Pronto, incluso sus atacantes – homúnculos y golems incasables – comenzaron a dudar y se detuvieron. Fue entonces cuando Berserker se movió.

“Malditas marionetas del opresor – deseo puedan encontrar paz al fin por medio del filo de mi espada y por mis puños.”

Berserker sujetó el rostro de uno de los golems con sus manos, lanzando a un lado la construcción de tres metros de alto sin ningún esfuerzo y aplastando a los homúnculos que tuvieron el infortunio de estar de pie donde aterrizo.

“¡Si, tú también!”

Dicho esto, agitó su espada en un arco amplio – y los homúnculos cercanos fueron separados de su mitad superior. Él lanzo un golpe a un golem que se encontraba forcejeando, pulverizando su cabeza reforzada de bronce.

Berserker era incansable en su barbarie. Abriendo completamente ambos brazos comenzó a avanzar temerariamente. Abrazando cinco golems a la vez, se inclino hacia su espalda y estrello en el piso las varias toneladas de bronce, destruyendo sus cráneos.

El hombre era un desastre caminante. Cada corte y golpe producía más cadáveres y restos. Pero lo que era verdaderamente una pesadilla era la sonrisa que no desaparecía de su rostro mientras agitaba su espada y sus puños. Incluso los homúnculos, con sus emociones diluidas, se infectaron por su locura y huyeron de la batalla.

Partiendo al último golem miembro por miembro, Berserker observo alrededor los rastros de la destrucción y carnicería que había llevado a cabo, asintiendo satisfecho, y comenzó a caminar nuevamente.


“Él estaba sonriendo…”

“Así es.”

Archer y Rider intercambiaron miradas, su molestia, característica de aquellos que han sido testigos de algo altamente desagradable. Era simplemente natural que Berserker hubiera luchado y ganado; no encontraban la miseria que había cosechado como deprimente o impresionante. Sin embargo, la forma en la que Berserker había sonreído de principio a fin envió un escalofrío por sus espaldas.

“Bien… un Espíritu Heroico como ese ciertamente no podría ser otra cosa que un Berserker.”

Si él hubiese mostrado al menos algo de enojo, Archer y Rider habrían creído que poseía algún rastro de razonamiento. Pero no lo hizo; peleo, mato, y aplasto, todo mientras llevaba en su rostro una sonrisa poseída.

“Ciertamente, ha mostrado su verdadera fuerza; sin un poderoso Noble Phantasm, alguien de su calibre no podrá ser detenido.”

“Huh… A tu juicio, ¿Acaso piensas que él es capaz de derribar al menos a un Servant?”

“Ya veremos. No sería impensable mientras su Noble Phantasm pueda actuar libremente…”

“Ese es el mayor problema, ¿no es cierto? Dejarlo ‘actuar libremente’ con su Noble Phantasm…”

Aunque eran aliados, los Servants del campamento Rojo no conocían por completo los Noble Phantasm de los otros – excepto por el de Berserker, el cual fue explicado por su Master.

Esto era a causa de que su Noble Phantasm, el

Llanto del Instigador de la Guerra
Aullido de la Bestia Herida
- poseía una función tan anormal que, en una Guerra Normal del Santo Grial, descartaría por completo su supervivencia.

“…pero, si los Servants del campamento Negro lo atacaran continuamente sin pensarlo, esto podría ser aun una intriga.”

Si, con ese Noble Phantasm – que le permite volverse más poderoso entre más daño recibe – podría ser posible que esta Gran Guerra se decida en una sola noche.

"Hm..."

La nariz de Archer se movió molesta; el olor del metal y el aceite de las maquinas era una peste insoportable para la chica que era más animal que humana.

“¿Qué sucede?”

“Fuimos percibidos. Los Servants del Campamento Negro se aproximan.”

Los sentidos de Archer estaban mucho más allá de los de Rider. Si estaba en lo correcto, se encontrarían con el enemigo muy pronto.

“Prepárate…”

“Entendido.”

Los dos Servants invocaron sus respectivas armas.

La lanza que Rider invoco era muy diferente del arma de Lancer. La masiva arma de acero de Lancer utilizaba su punta afilada y su inmenso peso para traer destrucción. Sin embargo, la lanza de Rider era más simple, un trabajo durable y de calidad, bien diseñado para una batalla cuerpo a cuerpo. Por la manera en que la sostenía ligeramente en una mano, también podía ser lanzada.

Rider pensaba retar al enemigo en un combate de cerca sin utilizar su arma principal, la ‘montura’; aun cuando era algo arriesgado de su parte, el aire de compostura que exudaba probaba lo mucho que resaltaba a lado de los otros héroes.

Por otra parte, Archer naturalmente invoco un arco – un arma de color negro de estilo Europeo, más larga que ella misma. Se trataba de un arco celestial que se decía que le fue otorgado por Artemis, la diosa de la cacería; su nombre es Tauropolos, uno de los títulos de Artemis, la asesina de jabalíes. Era una gema rara adecuada para un arquero de ese calibre. No había nada que no pudiese penetrar.

“Me retirare y apoyare tanto a ti como a Berserker desde la retaguardia.”

Archer inmediatamente se retiro a las sombras del bosque. Aunque Rider observo cómo se marchaba y podía sentirla, ya no era capaz de saber donde se encontraba exactamente; para una cazadora sin par, el volverse uno con el bosque era una tarea que no requería ningún esfuerzo.

“De acuerdo… entonces es momento de pelear unas cuantas rondas.”

Finalmente, incluso los ojos de Rider podían ver claramente dos sombras avanzando lentamente desde las profundidades del bosque. Pudo sentir que ambos eran Servants. Aparentemente su enemigo pensó que unos meros dos Servants eran suficientes para derribarlo.

“Me subestiman, Servants Negros… ¿o acaso piensan que tienen alguna posibilidad de victoria ante mi sin enviar a su fuerza entera?”

Rider se burlo, exudando una confianza sobrecogedora. A pesar de no utilizar su arma principal, poseía un enorme y electrizante deseo de pelear.

Aaaa…

“…”

Los dos Servants aparecieron. Uno era el Berserker Negro – una chica que llevaba un gigantesco mazo de batalla – y el otro era Saber, quien había estado envuelto en un fiero duelo con Lancer la noche anterior, el cual había durado hasta casi el amanecer.

“Hola – ¿Saber y Berserker, imagino?”

Saber asintió sin una sola palabra y Berserker hizo un ruido a modo de afirmación.

“Yo soy el Rider Rojo. Oh, no necesitan preocuparse – No he perdido mi montura antes de que siquiera iniciara la guerra. Sería un desperdicio el utilizarla solo ante dos oponentes. Preferiría cabalgar ante ustedes siete a la vez.”

Dijo Rider maliciosamente. En otras palabras…

Ninguno de ustedes vale la pena mi tiempo. Vengan por mí con toda su fuerza si desean saber de lo que soy capaz.

Sin embargo, aquellos que se enfrentaban a él también eran orgullosos Espíritus Heroicos. Los gemidos Berserker sonaban molestos; Saber arqueo sus cejas, luciendo molesto. Al aire asesino era suficiente como para aplastar el corazón de la gente común – pero Rider recibió despreocupadamente sus miradas asesinas. Enfrentado con esa ferocidad bestial por un lado y la fuerte presencia de un verdadero héroe del otro, Rider continuaba sonriendo.

Intención asesina y una animosidad llena de odio – ese hombre estaba demasiado acostumbrado a que ambas fueran dirigidas hacia él. Para el héroe para el cual su verdadero y único amigo y la mujer que lo amaba significaban todo en el mundo, esto era tan solo una ligera brisa.

Nada había cambiado – solo el tiempo en que existían y las armas que portaban. Siempre sería lo mismo… y siempre los cortaría con su arma como si no fueran nada.

Así es como el Rider Rojo había decidido vivir su vida.

“Vamos… Los dejare sentir como es un verdadero guerrero.”

Él alistó su lanza – y su sed de sangre aplasto el aire. Saber mantuvo su postura valientemente y la mente artificial de Berserker le permitió sobrellevarlo, pero cualquier humano normal habría visto su espíritu derrumbarse completamente.

Tres – y así comenzó la cuenta regresiva.

El denso bosque no era adecuado para blandir espadas y lanzas.

Dos – y el aire se congelo de esa manera demasiado familiar.

Pero, en este lugar, la lanza era superior a cualquier otra arma en un aspecto: el estoque. Con su lanza asesina de héroes, capaz de atravesar corazones y penetrar cráneos con cada golpe, Rider no se sentía en desventaja en lo absoluto.

Uno – y el tiempo mismo pareció detenerse antes de una erupción.

Y más que nada, con uno de los más famosos arqueros del mundo cubriendo su espalda, nada podría alterar su temple.

Cero.

Todas las cosas crudas e impuras salieron volando, hechas a un lado, mientras ellos daban un paso y saltaban, blandiendo espadas y mazos y lanzas.