Fate/Apocrypha:Volumen3 Capitulo1

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Capitulo 1

Su boca estaba llena del dulce y metálico sabor de la sangre.

Aunque no estaba severamente herido, se requería algo de curación. Esto estaba más allá de la regeneración natural del cuerpo. El homúnculo, para quien la ‘vida’ una vez significó flotar dentro de un tanque proveedor de prana, ahora poseía su propio nombre – Sieg – y se había convertido en una existencia única, ni humano ni homúnculo ni un Espíritu Heroico.

Le dio un vistazo a su mano izquierda. Normalmente un Hechizo de Comando, una vez utilizado, se volvía una ligera marca y desaparecía. Sin embargo, ese no era el caso en esta ocasión; sus Hechizos de Comando se veían un poco borrosos pero aún seguían muy presentes. De hecho, una marca oscura estaba presente donde se había encontrado el Hechizo de Comando – un efecto de su uso, asumió Sieg.

Su cuerpo se sentía extrañamente pesado. Justo cuando comenzó a estirarse y a girar su cuello y brazos, encontró a Rider observándolo lleno de molestia.

“¿Acaso no hay algo que debas decirme…?”

Sieg ni siquiera tuvo que pensar en su respuesta.

“Lo lamento.”

“Sí. Si, en verdad lo haces. ¿¡Por qué razón crees que trabaje tan duro!?”

Rider puso sus dos manos sobre los hombros de Sieg y sacudió al homúnculo una y otra vez al borde de las lágrimas.

“¡Mordred te atravesó! ¡Estabas muerto! ¡Y de repente estas vivo de nuevo! ¡Y entonces te convertiste en un Servant, pero ahora estas de regreso! ¿¡Qué es lo que está sucediendo!?”

“Yo… en realidad no lo sé. ¿Cómo es que volví a la vida?”

“¿Cómo es que me estas preguntando a mí? ¡Sabes que no soy suficientemente inteligente como para saber cosas como esas! ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Aaagh!

Rider gritó y gritó, y entonces repentinamente le propino un cabezazo al pecho de Sieg. Viendo hacia el piso, Rider murmuro.

“Gracias a dios que aun sigues con vida… pero no lo hagas de nuevo, ¿lo comprendes? Nunca más vuelvas a hacer lo que hiciste, nunca ¿De acuerdo?”

Rider miró a Sieg con sus ojos llenos de lágrimas. Sieg respondió fríamente.

“No puedo prometer tal cosa.”

“Hmm…”

Rider parpadeo varias veces antes de inflar sus mejillas.

“¿¡Qué se supone que significa eso!? ¡La gente normal hubiera respondido ‘si’ a mi petición! ¡Dirían ‘lo siento’ y ‘no lo volveré a hacer’ y llorarían cuando se dieran cuenta de su error y yo sería la persona madura que los perdona y acaricia sus cabezas!”

“Regrese precisamente para poder hacer cosas como esa de nuevo… Realmente deseo salvarlos, Rider… a todos mis hermanos y hermanas. Quiero pagarles por la compasión que me mostraron.”

“Pero…”

“Sé que es algo que me supera. Como dijiste… debí de haber seguido mi vida sin dar vuelta atrás. Mi vida habría sido más feliz de esa manera.”

Sin embargo, no podía. No podía vivir pretendiendo que ellos jamás existieron. Rider escucho la explicación de Sieg y suspiro dramáticamente.

“Oh, tú… tú… tú eres… tan…”

Rascándose la cabeza y jalando su propio pelo, Rider repentinamente salto en el aire. Sieg se preparó, pensado que debía de estar furioso – pero cuando Rider se detuvo, se dio la vuelta hacia Sieg con un rostro lleno de alegría y entusiasmo.

“… ¡tan brillante! Lo sabía… ¡sabía que así es como eras realmente! Aunque nadie te juzgaría por dejar todo esto detrás – ¡aun así te retas a ti mismo! Gracias a ti, me he decidido también – ¡Ahora puedo estar seguro de que necesitan ser salvados! ¡Los salvaremos a todos de ese horrible lugar!”

“Y… ¿estás de acuerdo con eso?”

“¿Hmm? ¿Con qué?”

“Lo que quiero decir es… esto no es algo que los otros Servants permitirán en un momento como este.”

“Oh, ¿eso es todo? ¡Lo consideraremos cuando suceda! ¡Ahora, en marcha!”

Rider tiro fuertemente del brazo de Sieg mientras se dirigían hacia la semi derruida Fortaleza Millennia. Pero se detuvieron pronto – ya que ante ellos se encontraba de pie un mago solitario.

“Bien, eso no tomo mucho tiempo. Imagino que es natural, ya que ella estaba observándolo desde el castillo todo este tiempo.”

Rider se rasco la cabeza con una mirada de culpa. Del lado opuesto a ellos se encontraba una belleza cuyos lentes enfatizaban la fría hostilidad de sus agudos ojos – Celenike Icecolle Yggdmillennia.

Debía de estar furiosa, pensó Sieg. Había escuchado como Rider se quejaba de ella y su flagrante y perversa obsesión con él. Celenike estaba sonriéndole al Servant que había traicionado sus expectativas, mirándolos mientras mantenía sus dos brazos cruzados.

“Ugh… creo que la prefiero cuando está enojada…”

Susurro Rider. Sieg asintió en acuerdo.

Celenike no estaba enojada. Si tuviésemos que describirlo, ella ya estaba más allá de la ira que ya estaba congelada por completo en una furia helada. Sus emociones se disolvieron, su mente se decantaba por la lógica pura. Sin embargo, la dirección de sus pensamientos era la misma: tomaría venganza cien mil veces y una más por cada desaire y vergüenza. Todo recelo y duda fue hecha pedazos mientras perseguía esa meta – incluso contra aquellos que servían para proteger los intereses de ella y sus aliados.

Desde el momento en que vio como Rider ignoraba sus órdenes de retirarse para proteger al homúnculo, Celenike ya no podía ver siquiera la Gran Guerra del Santo Grial ni nada más. Su mente lógica simplemente preparo el fin más doloroso posible para Rider.

Rider debía de haber considerado su propia muerte para este momento; utilizar un Hechizo de Comando para forzar que se suicidara no le causaría pena al caballero del ilimitado optimismo. Violar su cuerpo no sería diferente; dejando su marca en cada centímetro de su cuerpo solo le traería dolor físico y nada más.

Pero había algo – solo una cosa que le traería desesperación a Astolfo.

“Hey, Rider… dime tu verdadero nombre.”

Murmuro dulcemente Celenike. Rider inclino su cabeza ante la repentina y arbitraria pregunta mientras contestaba.

“Um, Astolfo, uno de los Doce Pares de Carlomagno.”

“Te equivocas, Rider. Veras, tú eres solo un Servant… una página cortada del libro del Espíritu Heroico Astolfo. En cierta forma solo eres el resultado de una reproducción fallida. Sin importar cuánto recuerdes de tu vida pasada – ni que poder tomes prestado del pasado – Astolfo ha desaparecido de este mundo hace mucho.”

“Huh…”

Rider asintió, aceptando que había algo de verdad en ello. Sus palabras eran despectivas – pero Rider nunca fue alguien al que le importaran las críticas de los demás.

“¿Y? ¿Qué si solo soy una reproducción?”

“¿Acaso lo comprendes? Yo respeto al Espíritu Heroico Astolfo. Después de todo, él fue un paladín y un héroe que dejó su nombre en la historia. Pero, Rider… ¿Acaso crees que respeto a una mera copia como tú?”

“Bien, entonces discúlpeme, Master, pero no creo que me hayas respetado en lo absoluto – ya sea que yo sea un Espíritu Heroico o un espectro o lo que se te ocurra.”

“Tal vez. Pero lo comprendes, ¿no? Tú no eres ‘Astolfo’ para mí. Solo eres el más maravilloso juguete que he traído a este mundo.”

“…”

Rider rápidamente mostro su lanza contra Celenike y su delgada y cruel sonrisa. No era un acto que uno llevaría a cabo contra su propio Master, pero en algún lugar de la mente de Rider, una alarma comenzó a sonar.

“Tienes que marcharte de aquí, Sieg.”

“¿Qué…?”

“¡Solo vete!”

Aunque impresionado por el repentino grito de Rider, Sieg comenzó a retroceder. Sin embargo, Celenike extendió su brazo izquierdo de inmediato.

“El cuarto de los Masters Negros te ordena con un Hechizo de Comando. Asesina a ese homúnculo.”

Sieg quedó estupefacto. ¿Quién pensaría que ella utilizaría un Hechizo de Comando para una orden tan inútil? Rider compartía el mismo pensamiento.

Aunque ahora que Rider pensaba en ello, se dio cuenta que su Master jamás le habló sobre lo que deseaba del Santo Grial. Su meta si era la victoria, por supuesto – pero en comparación con los otros Masters, Celenike siempre se sintió bastante pasiva. Podía comprender que Caules se sintiera de tal manera – difícilmente podría culpársele por no desear luchar con su hermana mayor – ¿pero porque un mago tan ejemplar como Celenike no deseaba el Santo Grial?

La respuesta era clara. Ella ya había renunciado a la victoria.

¿Pero por qué había renunciado a la victoria? Nuevamente, la respuesta era clara. Lo hizo para poder llevarlo a él a la ruina.

“¡Sal de aquí…!”

La lanza dorada fue apuntada hacia Sieg. Temblando y apretando sus dientes, Rider logró contener su arma.

Los Hechizos de Comando eran la carta de triunfo de un Master, representando su derecho a forzar una orden a través de las cadenas mentales como el orgullo, el deber y la fe. Ningún Servant se podía resistir a un Hechizo de Comando – a menos que poseyeran anti taumaturgia extremadamente poderosa.

“Cielos… en verdad eres necio.”

“Master, por favor… cancele esa orden.”

“¡No! ¡Nunca! Esto… si, ¡esto es lo que deseaba! ¡Esto es lo que deseaba ver! ¿Acaso lo sientes ahora Rider? ¿La pérdida total de la esperanza? Lo comprendes, ¿no? Tu Noble Phantasm apenas te deja resistirte…”

Nuevamente, Celenike extendió su mano grabada con los Hechizos de Comando. La expresión de Rider se convirtió en una de verdadera desesperación.

Sieg no pudo encontrar palabras. ¿Ella gastaría dos Hechizos de Comando solo para matarlo? Eso era imposible – pero se equivocaba. Sieg se dio cuenta. La meta de Celenike no era simplemente la muerte del homúnculo; era quebrar la mente y corazón de Astolfo. Para ese fin no dudaría en emplear cualquier medio.

“¿Acaso deberíamos pasar al segundo Hechizo de Comando…?”

“D-Detente… por favor, ¡Hare cualquier cosa… solo no…!”

La áspera plegaria de Rider, que sonaba como si fuese exprimida de su alma, simplemente avivó aún más las llamas del sadismo de Celenike. Mientras se agitaba como un animal indefenso, lágrimas comenzaron a fluir de su rostro, él parecía tan hermoso, tan adorable — y demasiado atractivo.

“Eso es… si, ¡perfecto! ¡Ese es el rostro que deseaba ver! ¡Esa es la única cosa que había deseado!

Era malicia en su más pura forma. Celenike no le prestó atención en lo más mínimo a lo que debería de hacer después de gastar un segundo Hechizo de Comando; ya no le importaba más su vida o la Guerra del Santo Grial. Ella simplemente deseaba traer desesperación a su propio Servant – y extasiarse con su angustia.

Sieg no podía moverse; si hacia algún intento de escapar, Celenike de inmediato activaría su segundo Hechizo de Comando. Rider lograba contenerse gracias a su Noble Phantasm, Por el momento, Celenike blandía su Hechizo de Comando solo como una amenaza, disfrutando la expresión miserable de Rider, con hambre en sus ojos. Ella nunca les mostraría piedad – pero no renunciaría aun a su segundo Hechizo de Comando.

Sin embargo, esto solo era una acción similar a una toma de rehenes. No les quedaba mucho tiempo – ¿Diez segundos? ¿Veinte? – antes de que Celenike decidiera proseguir. Tan pronto como ella lo hiciera, Sieg moriría en manos de Rider.

Su segundo Contador de Muerte Cambio de Forma no estaba listo para ser activado – y aun si lo estuvieran, solo podría mantener la forma por tres minutos. ¿Qué tanto duraría una orden de ‘asesinar’ realizada con un Hechizo de Comando?, Sieg no tenía idea – y muy probablemente tampoco Rider o Celenike.

Justo cuando estaba llegando a un callejón sin salida en su mente, finalmente pudo ver lo obvio. Si, él podía proceder a retrasar los eventos por otros tres minutos, logrando poco – ¿pero qué sucedería si asesinara a Celenike?

Si hacia tal cosa, el poder del Hechizo de Comando se disolvería naturalmente. También cortaría las líneas que ataban a Rider a este mundo, por supuesto – pero Sieg tenía sus propias garantías contra ello.

Todo se reducía a la sincronización. Cada giro de su mano o su pie debía de ser suave y natural. Viendo como Celenike no le prestaba atención, Sieg puso su mano silenciosamente en la daga en su cintura.

No había momento para dudar. ¡Muévete… muévete… muévete…!

En el momento en que avanzo, Celenike giró su cabeza hacia él, su rostro lleno de convicción y crueldad. Escalofríos recorrieron su espalda mientras se daba cuenta de su fracaso, y al mismo tiempo, una sensación de vértigo y nausea lo hicieron caer de rodillas.

“Hmm, no funcionó tan bien.”

Sieg miró hacia abajo, al pie que había movido hacia adelante, y claramente vio unas marcas negras en el piso. Era una trampa.

“No me tomes tan a la ligera. ¿Acaso creíste que tú, un simple homúnculo, podía derrotarme, una practicante de la brujería? Nosotras somos más sensibles hacia la enemistad y la hostilidad por lo que somos. Sabía lo que estabas planeando desde el momento en que sujetaste tu espada.”

Mientras él se agachaba por el dolor, Celenike sujetó la parte trasera de su cabeza y aplastó su rostro contra el suelo.

“¡Detente…!”

“Quédate en silencio un momento, Rider. No te preocupes… serás capaz de darle el golpe final.”

Ella aplastó su rostro contra el suelo nuevamente. Sacando lo que parecía ser una uña de apariencia antigua, seguramente algún tipo de implemento taumatúrgico, apuñalo a Sieg en su palma derecha. Sieg grito por el dolor enloquecedor.

“Duele, ¿no es así? Pero me duele a mí aún más. ¿Acaso sabes por qué? ¡Tengo que ver como mi Servant sufre por basura como tú!”

Aunque solo su mano había sido empalada, sintió como si sus nervios hubiesen sido arrancados y cortados uno por uno. Incluso con su fuerza recientemente ganada, no pudo soportarlo.

“La brujería está hecha de malicia, insidia, vileza y miseria. Conozco más de cien formas cuyo único propósito es generar miseria en tu cuerpo. Pero aunque amaría intentar cada una de ellas en ti, no tengo tanto tiempo. Por ahora…”

La pequeña espada que Rider le dio a Sieg colgaba a la izquierda de su cintura. Su objetivo era ser retirada de su funda con su mano derecha. Con su mano derecha empalada, él solo podía tomar la empuñadura con la izquierda, aun mientras permanecía reclinado y sobre sus rodillas. Aun así, Sieg no era tan tonto como para dejar pasar esta oportunidad dorada.

Sujetándola con su mano izquierda, logró encontrar el arma. Antes de que Celenike pudiera sentir lo que estaba sucediendo, retiró la espada y apunto directamente a su cuello. Celenike no anticipo este ataque en lo más mínimo, y se arqueo hacia atrás por reflejo para esquivar el cuchillo – pero no sería suficiente. Él podría cortarla… solo necesitaba ese ataque para tomar su cabeza.

Sin embargo, para tomar la espada de su flanco izquierdo con su mano izquierda, tenía que sujetar la espada al revés. El corte fue más superficial de lo que debía haber sido.

“¡Kuh…!”

Celenike sobrevivió por muy poco, mientras que el golpe crítico de Sieg solo logró que emanara algo de sangre. Celenike saltó hacia atrás en medio del pánico y gritó para ocultar su miedo.

“¿¡Qué fue lo que hiciste homúnculo!?”

“¡Sal de aquí, Sieg…!”

Sin embargo, Sieg no podía mover su mano derecha. Tan pronto como trato de retirar a la fuerza la uña, convulsiones comenzaron a asaltar todo su cuerpo. No podía escapar.

“¡El cuarto Master Negro te ordena con un Hechizo de Comando…!”

El rostro de Celenike estaba deformado por el éxtasis, sus ojos brillaban con el salvajismo de una bestia. Esta era su verdadera naturaleza – aquella que buscaba ocultar en su vida diaria. Su rostro era el de quien violaría y asesinaría por capricho.

“¡Nooooo!”

Rider gritó a través de sus lágrimas, pero Celenike no tendría piedad. Mientras respiraba profundamente para asesinar al homúnculo…

“Dios, solo cállate.”

…La cabeza de Celenike desapareció. Su conciencia fue cortada en un instante, ni siquiera pudo entender lo que había sucedido en lo más mínimo. Tal vez fue una bendición el que muriera en medio de tal alegría.

Una chica de corta estatura había llevado a cabo la hazaña. Su corto cabello dorado estaba ligeramente amarrado en la parte trasera, y llevaba un top deportivo y un revelador par de shorts de mezclilla, además de una chaqueta roja encima. La espada larga que llevaba era demasiado ajena para su apariencia. Rider se dio cuenta de su identidad de inmediato.

“¡Mordred…!”

“Correcto”, dijo Saber en voz baja mientras sonreía. Rider mantuvo su lanza en alto, su postura sin relajarse, y sus ojos llenos de enemistad asesina. Pero a pesar del odio en la mirada de Astolfo, la sonrisa en el rostro de Mordred no desapareció.

“Détente Rider. Aun sigues atado a lo que resta de ese Hechizo de Comando. Quédate quieto – o podrías encontrarte atacándolo a él en vez de a mí.”

“¡Ugh…!”

Como dijo Mordred, un Hechizo de Comando continuaría actuando hasta que fuese sobrescrito por el Master, o el prana que contenía se acabara. Los Hechizos de Comando eran desechables por diseño y su Master difícilmente sería capaz de usar otro ahora, así que el Hechizo de Comando desaparecería eventualmente mientras Rider continuara resistiéndolo.

En otras palabras – aun si un enemigo fuese a atacar en estos momentos, no podría hacer nada hasta que fuese liberado.

“Hmph… lo cual es una lástima, ya que no tengo tiempo de lidiar contigo en estos momentos. Nosotros nos dirigimos a esa fortaleza voladora. Ustedes quédense en el suelo como los gusanos que son.”

“¿Huh…?”

Tanto Rider como Sieg quedaron sorprendidos ante las inesperadas palabras. La Saber Roja traslado su mirada hacia Sieg – quien naturalmente estaba en guardia contra su mortal oponente de hace unos momentos – mientras la uña maldita desaparecía a causa del deceso de Celenike. Sin embargo, no había ningún signo de ansia de sangre o enemistad en su rostro. De hecho, había cierto grado de empatía mientras lo observaba.

“Cielos… ustedes dos acaban de arruinar mi humor… bien, es tiempo de marcharnos. Pero sepan esto… el Grial es mío. Pónganse en mi camino – crúcense nuevamente conmigo – y los cortare en dos. No lo persigan. No son dignos de tal cosa.”

Perdiendo todo interés en los dos, Saber desapareció. Era como si ella hubiese asesinado a Celenike simplemente porque estaba pasando por aquí.

“¡Rider!”

“¡N-no, te acerques, a mí, idiota! ¿¡Qué pasaría si te asesino!?”

Sieg se apresuró a detenerse mientras Rider gritaba, de manera inusualmente aguda. Él estaba bañado en sudor y parecía completamente exhausto. Debía de ser demasiado cansado el resistirse a un Hechizo de Comando por tanto tiempo – y parecía que tomaría aún más.

“Rider… ¿acaso tienes suficiente prana?”

“Estoy bien. Tengo mi Acción Independiente, afortunadamente. Puedo… Aun puedo resistir un poco más. Pero…”

Sonaba muy lejos de estar bien. Ciertamente, Servants con esa habilidad podían actuar por varias horas o hasta un día entero incluso mientras se cortaba la fuente de prana de sus Masters. Sin embargo, Rider estaba al mismo tiempo resistiendo un Hechizo de Comando, algo que es muy poco probable que sucediera en circunstancias normales. Solo había soportado tanto al mantener su Noble Phantasm activo todo este tiempo. A este paso solo duraría algunos minutos.

“¡Rider!”

“¡N-no! ¡No lo hare! ¡No lo hare…! ¡No he llegado tan lejos… como para matarte ahora…! ¡En ese caso… preferiría desaparecer…!”

Rider mostró una ligera sonrisa incluso mientras su cuerpo temblaba, mientras suprimía sin esfuerzo su miedo a su propia muerte. Sin embargo, Sieg no estaba dispuesto a dejarlo morir de esa forma.

“¡Rider! ¡Forma un contrato conmigo!”

¿¡Qué!? ¡W-Whoa, detente, detente! ¡Sal de mi camino!

Rider, sorprendido por la abrupta sugerencia de Sieg, perdió el control de su lanza y dio un paso hacia él. Sieg se movió hacia atrás rápidamente y Rider logro forzarse a detenerse justo cuando la punta de la lanza resplandecía sobre el pecho de Sieg.

“¡N-no me sorprendas de esa manera! ¿¡Qué quieres decir con ‘contrato’!? ¡Un Servant no puede formar un contrato con otro Servant! ¡Es contra las reglas e imposible!”

“Si, yo soy un Servant… pero a la vez, no lo soy.”

“¿Huh?”

Sieg le mostro los Hechizos de Comando al confundido Rider.

“¿Lo ves Rider? Poseo los Hechizos de Comando – lo que significa que también estoy calificado para ser Master.”

“P-pero, eso significaría arrastrarte a esta guerra…”

“Rider… puede que fuese un infante hasta hace poco… un niño, que sabía el camino pero no el medio… pero por lo menos, se lo que tengo que hacer aquí y ahora.”

Rider podía estar intentando asesinarlo – pero elegir escapar solo simplemente era otro punto sin regreso. El tiempo se agotaba.

“Tú quieres que yo… forme un contrato contigo, ¿justo ahora? ¡Morirás si me distraigo aunque sea por un instante!”

“Si muero, tú morirás también. Sería como un suicidio doble… nosotros no nos debemos nada el uno al otro. Además, si la otra opción es estar de pie aquí y observarte morir… Sería mejor que muriera yo mismo.”

“¡De acuerdo, de acuerdo, lo comprendo! ¡Me rindo! ¡Forma un contrato conmigo!”

Sieg asintió y extendió su mano derecha. Apretando sus dientes, Rider sujetó su mano. El Hechizo de Comando presionaba a Rider incesantemente, ordenando asesinarle, mientras que Rider continuaba gastando cantidades masivas de prana para resistirse.

No había un segundo que perder. Sieg alzó su voz y entonó las palabras del contrato.

“Que quede declarado ahora;

Tu carne servirá bajo mi mando, y mi destino se encontrara junto a tu espada.

Atiende el llamado del Santo Grial.

Responde si deseas someterte a esta voluntad y a esta verdad.

Respóndeme a mí y a mis palabras. ¿Acaso tu destino será el mismo que el mío?

“¡Por el nombre de Rider que sea respondido tu juramento!”

Tú serás mi Master – ¡y Yo, tu Servant!

Inmediatamente comenzó a emanar luz de entre sus manos, y un camino se abrió paso entre ellos, uniéndolos. El Rider Negro encontró un nuevo Master, y se le fue permitido permanecer en esta tierra un poco más. El contrato había concluido entre el Servant Rider y el Master que también era un Servant, Sieg.

“¿Acaso eso… fue todo…?”

“Si, está hecho.”

“¡A-aléjate entonces!”

Confundido, Sieg saltó a un lado mientras la lanza dorada pasaba a través del punto donde se había encontrado hace unos momentos. Aunque se había convertido en el nuevo Master de Rider, la orden anterior contra él aún seguía activa.

Mientras respiraba fuertemente, la expresión de Rider se convirtió en una de alivio.

“E-eso estuvo cerca… ¿Qué clase de Servant trata de matar a su Master justo después de realizar un contrato…?”

“Sería uno que quedaría grabado en los libros de historia.”

“¡Ningún libro! De cualquier forma, ha quedado saldado, preferiría que te apartaras de mí en este momento… um, me refiero hasta que esta orden sea cancelada. ¡Podré alcanzarte más tarde!”

“De acuerdo, me dirigiré al castillo entonces. Considerando la situación, ningún mago u homúnculo debería obstruirnos. Deseo confirmar sus intenciones.”

“Como desees… pero ten cuidado con Caster. De todos ellos, él en definitiva es el más interesado en ti. Bien, imagino que se encontrara en esa fortaleza voladora en estos momentos…”

Sieg asintió. Sería un viaje peligroso, por supuesto; por el momento, Sieg estaba decidido a no ser ni un enemigo ni un aliado de Yggdmillennia. Francamente, el mismo Sieg no estaba seguro de cuál era su posición. No sabía si deseaba ponerse en contra de ese clan de magos o perseguir el camino de la reconciliación.

Los homúnculos también eran una fuente de incertidumbre para él. Aun cuando sobrevivieran a la Gran Guerra del Santo Grial, ¿Qué es lo que harían? Habían sido creados para ser extinguidos, para ser usados y agotados. ¿Qué clase de vida podrían elegir? ¿Cómo vivirían?

Sobre ese punto, Sieg no podía ni sentía que debiera ayudarlos. Si lo hacía, no sería diferente de seguir la voluntad de otro sin pensarlo. Al final, no habrían escogido sus propios caminos con su propia voluntad. Aun si la suya era una existencia transitoria – no, tal vez era precisamente a causa de ello – sus vidas no deberían de ser vividas para nadie más que ellos.

Mirando hacia arriba pudo ver la fortaleza, tan gigantesca como para casi ocultar la luna. Sieg no tenía interés en el Santo Grial; después de todo, los deseos de uno debían ser concedidos por la fuerza de sus propias manos. Pero había Servants que en este mismo momento estaban luchando a muerte por él.

Cuando el polvo se asentara, ¿De quién sería el deseo que será concedido? ¿Sería capaz Jeanne d’Arc de juzgarlos como Ruler?

¿Cómo se sentiría Ruler sobre su entrada en la Gran Guerra del Santo Grial – triste o indignada? ¿O acaso tal vez ella ya lo sabía y había aceptado este resultado como su destino?

Cualquiera que fuese el caso, tenía el presentimiento de que…

“…ella va a estar muy enojada.”

Murmuro Sieg, y suspiro silenciosamente.



Un frio silencio rodeaba los Jardines Colgantes de Babilonia – el Noble Phantasm creado por el Assassin Rojo, un silencio el cual nunca había sido presenciado antes, uno el cual había logrado asegurar el Grial Mayor.

Un joven hombre de piel morena y pelo plateado miraba fijamente a su oponente, portando una sonrisa gentil en contra del aire de traición que lo rodeaba. Ante él se encontraba de pie una chica, blanca como la nieve y de cabello dorado, su boca formaba una delgada línea y sus ojos mostraban una mirada abrazadora.

No debería de haber más de uno de ellos – ambos lo sabían bien. Después de todo, ambos eran Servants de la clase Ruler – un Servant que nunca sufre la presencia de otro de su tipo. Donde se suponía que solo debía haber un supervisor dictando juicio en este conflicto ahora había dos. Más aun, uno de ellos estaba participando como un Master del campamento Rojo.

“¿Qué es lo que estas planeando, Amakusa Shirou? ¿Acaso iras tan lejos por tu deseo del Santo Grial?”

“Estoy seguro de que puedes sentirte identificada. Después de todo, tú crees en Él tanto como yo.”

“No me engañas… ambos sabemos que el Grial Mayor de Fuyuki no es el Santo Grial que conocemos tan bien.”

El Servant de la clase Ruler – Jeanne d’Arc – presionó a Shirou, rechazando sus mentiras.

“Entonces difícilmente hay necesidad de ser tan protector con ello, ¿no es así?”

Fue entonces que, con una carcajada de desprecio, el Servant de Shirou decidió tomar forma.

“Assassin… ¿acaso esto fue obra tuya?”

La Assassin Roja – Semiramis – se rió ante la interrogación tan directa de Ruler.

“Ya veo… ¿así que sugieres que yo fui quien engaño y confundió a mi puro e inocente Master, llevándolo por este camino del mal? Desafortunadamente, solo soy un Servant y los Servants obedecen a sus Masters…”

“¿Y qué es lo que les has hecho a nuestros Masters?”

La Archer vestida de un verde profundo – Atalanta – se acercó a Assassin, su mirada aguda asemejaba la de un depredador listo para arrancar la garganta de su presa.

“¿Seguramente te refieres a sus antiguos Masters?”

Respondió Semiramis tranquilamente. Aquiles – el Rider Rojo – logro mantener tranquila a Atalanta, pero él también vigilaba al par con una animosidad que helaba la sangre.

“No hay razón para preocuparse; se encuentran con vida y sanos. Como dije, ellos entregaron sus derechos como Masters de manera pacífica. Ahora sueñan con un mundo donde ganaron la Guerra del Santo Grial. Sería lo más… prudente que no los molesten.”

Los dos Servants Rojos se movieron casi al mismo tiempo – Atalanta tenso y soltó una flecha, y Aquiles lanzo una estocada con su lanza directamente hacia el cuello de Shirou. Sin embargo, al mismo tiempo, otros dos del campamento Rojo vinieron a defender a Shirou. El Lancer Rojo atrapo la flecha de Atalanta en el aire y Semiramis desvió la lanza con su mano derecha. Por supuesto, no lo hizo desarmada; un par de escamas negras similares a las de un pez se extendieron por su mano. Aunque la armadura se hizo pedazos a causa de la lanza de Aquiles, logro detener la estocada.

“Hmph… pensar que serias capaz de penetrar las escamas del pez sagrado con tanta facilidad. Como era de esperarse, supongo… pruebas más y más que eres descendiente de los Dioses.”

Semiramis frunció el ceño y sujeto su mano ensangrentada.

“Je… Podría haber puesto mi lanza a través de tus escamas, tu brazo y su cabeza, si realmente lo hubiera deseado.”

“Si, supongo que habrías podido – pero eso habría sido un suicidio, Rider. Yo soy tu Master ahora.”

Aquiles se encogió de hombros.

“No recuerdo haber accedido a cambiar de Master. Puede que nunca haya visto su rostro, pero no voy a traicionarlo.”

“Eso solo es un asunto de perspectiva, Rider. No has traicionado a nadie, te lo aseguro.”

Rider chasqueo su lengua y retrocedió. En su lugar, Atalanta giro hacia el Servant que había interceptado su flecha.

“¿Por qué te nos opones Lancer? ¡No me digas que lo aceptas como nuestro Master!”

“Estrictamente hablando, él es nuestro Master… y aunque aún no apruebo este cambio, ustedes son demasiado descuidados. ¿Acaso no hay verdades que comprobar antes de llegar a la violencia?”

Ante sus palabras, Archer también retrocedió a regañadientes.

“Te lo agradezco, Lancer.”

El Lancer Rojo – Karna – no se molestó en mirar a Shirou.

“Ahórrame tu gratitud. En primer lugar no actué por tu bienestar… y no habrías tenido problemas para evadir tal cosa desde el comienzo. No fuerces mi mano nuevamente.”

“Está bien, supongo…”

Shirou se encogió de hombros con una sonrisa preocupada, y dio la vuelta para encarar a Ruler nuevamente.

“Nos gustaría realizar algunas peticiones. Después de todo, esta Gran Guerra del Santo Grial está casi terminada. Dejando a Assassin de lado, solo quedan tres Servants Negros…”

“…cuatro Servants Negros: Saber, Archer, Rider y Caster…”

La expresión de Shirou se ensombreció un poco ante la interrupción de Ruler.

“Bastante excesivo de tu parte el incluir a Saber ¿no es así? Como yo lo veo, él apenas sobreviviría algunos minutos.”

“Estas en lo correcto – pero él es un Saber sin lugar a dudas.”

Shirou sonrió ligeramente y no se molestó en discutir el punto. Después de todo, la tristeza llenaba el rostro de Ruler mientras realizaba dicha declaración.

Actualmente, el Master del Saber Negro – Siegfried – era un homúnculo. Sin embargo, Saber no podía ser llamado estrictamente un Servant completo. En lugar de ello, su caso era uno excesivamente raro en el que él necesitaba poseer a su propio Master para tomar forma en este mundo. En adición, Siegfried solo podía materializarse por 180 segundos. Como tal, su existencia no pesaba demasiado en la mente de Shirou. Por otro lado, Jeanne creía que su importancia llegaría en el futuro.

“Lo dejaremos así. En cuanto al Assassin Negro y su Master… aunque aún no se su localización exacta, ellos son los que están detrás de los asesinatos en serie, ¿no es así? Dudo que podamos considerarlos participantes – justo como dudo que en verdad sean sus aliados. Podemos removerlos del campamento Negro. Así que, que es lo que piensas de la situación, Archer… ¿Chiron?”

“Me temo que no comprendo. En esta situación parece bastante claro que Ruler y los Servants del campamento Negro están del mismo lado. Por otro lado, los Servants Rojos difícilmente parecen un frente unido en este momento. Bajo tales condiciones, ninguno de los campamentos parece tener una gran ventaja.”

Las palabras de Archer no eran meras fanfarronerías si no que estaban basadas en una observación aguda. Por lo menos, los Servants Rojos no estaban por atacarlos a todos de inmediato; realmente no confiaban ni lo más mínimo en su propio Master.

“Ya veo… ¿y qué hay de ti, Caster?”

“Bien, en cuanto a mi… No comprendo porque no simplemente atacas con toda tu fuerza para aniquilar al Campamento Negro. Después de todo, Los Hechizos de Comando de Ruler no funcionan en ti y – a diferencia de los Servants como Archer y Ruler – yo ciertamente no seré un rival para ninguno de ustedes. Tal vez… ¿Hay algo que deseas proponer?”

Jeanne y Chiron se tensaron ante las implicaciones de sus palabras.

“¡¿Caster…?!”

El Caster Negro, enmascarado y de ropaje completamente azul, no se alteró en lo más mínimo – simplemente miro directamente a Shirou.

“Si, Avicebron… deseo proponer que te rindas.”

Shirou revelo el nombre verdadero de Caster sin ninguna fanfarria – pero eso ya no vino como algo impresionante para ninguno de ellos. Aun cuando Shirou no poseía Hechizos de Comando contra los Servants participantes del Santo Grial, como un Ruler, aun poseía la habilidad de discernir el nombre verdadero de todos los Servants presentes.

“Si no me asesinas… ¿cómo es que activaras el Santo Grial? ¿Acaso no fallaras en obtener la cantidad requerida de Servants derrotados?”

“Eso no debe preocuparte. Entiendo este Santo Grial mejor que nadie. Ten por seguro que nuestros deseos pueden ser cumplidos sin que se interpongan el uno con el otro – asumiendo que lo que deseas está dentro de mis expectativas, por supuesto.”

“Tengo una condición.”

“Por favor, continua. Hare mi mejor esfuerzo para cumplirla.”

“No tengo ningún problema en aceptarte como mi Master… sin embargo, te pido que me entregues a mi antiguo Master, Roche Frain Yggdmillennia.”

“¿Qué quieres decir?”

“No deseo que sea lastimado.”

Shirou asintió comprendiendo la petición. Semiramis se rió.

“¡Aquí tenemos a un Servant digno de alabanza! Así que ofreces tus servicios a cambio del bienestar de tu señor…”

“Caster… te atreves…”

Chiron hablo en un susurro que helaba la sangre; Aquiles comprendió que esto era prueba de su inmenso enojo. Ignorando las palabras de Chiron, Avicebron camino hacia Shirou.

“Tu mano, por favor.”

“Me disculparas si no muestro mi brazo desnudo…”

Sin duda alguna él extendió su mano. Shirou la sujeto con la suya y comenzó el encantamiento de un contrato nuevo.

“¡Suficiente, Caster…!”

La flecha de Chiron, disparada para detenerlos, fue detenida con la lanza divina de Karna. La saeta rechazada se clavó en el techo del cuarto y exploto ruidosamente. Lancer clavo su mirada en él.

“Los Espíritus Heroicos invocados por el Santo Grial aparecen para servir a sus Masters bajo los Hechizos de Comando y las líneas de prana, pero nosotros los Servants aun poseemos el derecho de elegir. No conozco quien fue el antiguo Master de Caster… ¿pero acaso no deberías respetar su decisión, sabio?”

Semiramis frunció el ceño mientras se quejaba.

“No dañes mi jardín, Archer Negro. Tus esfuerzos son inútiles… destruir este lugar está por debajo de ti.”

Chiron suspiro, entendiendo que no podría hacer más. Pensando atrás, todos los signos que llevaban a esta situación se encontraban ahí. El Caster Negro había llevado a cabo su rol diligentemente, el cual fue la creación de los golems. Sin embargo, no tenía ningún interés particular en nada mas – ni en el progreso de la Guerra ni en si obtendría el Grial. ¿Acaso esto no era una posibilidad desde el comienzo?

“Te acepto como mi Master – Amakusa Shirou Tokisada.”

Cortando rápidamente su enlace con Roche, Avicebron se convirtió en el Servant de Shirou.

“Permíteme darte tu primera orden de inmediato: rodéalos.”

“Entendido, mi señor.”

Con una compostura perfecta, el Caster Negro realizó un pequeño movimiento con el dedo de su mano derecho. De inmediato, las puertas de la capilla se abrieron y varios golems se apresuraron a entrar. Se trataba de las mejores unidades de Avicebron, en las cuales había puesto toda su habilidad. Los golems de bronce, hierro y tierra se movieron con el gusto de un verdadero ser vivo, tomando posición rápidamente en los cuatro flancos de Chiron y Jeanne. Con los Servants Rojos también presentes, los dos se encontraban verdaderamente atrapados.

“Para ser perfectamente honestos, siento que esto fue bastante bajo y que va en contra de mis deseos… pero otro Ruler simplemente es demasiado problema. Tú y Archer perecerán aquí.”

Avicebron chasqueo sus dedos ante la fría declaración de Shirou, y sus golems se lanzaron hacia la pareja.

“¡…!”

El Archer Negro coloco una flecha en su arco y Ruler blandió su estandarte sagrado mientras enfrentaban la carga. Aunque los golems comunes ni siquiera alentarían a estos dos Servants, estos se encontraban directamente bajo el control de Avicebron y mostraban una agilidad y precisión que rivalizaba a los Servants de clase alta.

“Aun cuando me encantaría pedir la cooperación de todos los presentes… supongo que el orgullo de estos dos no lo permitirá. ¿Qué es lo que harás Lancer?”

“No puedes provocarme con tus implicaciones de cobardía, sacerdote. Ordéname que los destruya aquí y ahora y lo hare. En este caso, sin embargo…”

Karna levanto su lanza – pero su atención no se encontraba ni en Chiron ni en Jeanne, si no que se enfocó en la puerta por la que los golems habían entrado.

Golpeando las fauces de un golem, Ruler rápidamente cambio su postura.

“¡Archer!”

Llamó a Chiron, quien asintió, sin dudarlo dio un salto hacia atrás rápidamente. Ante esto, Semiramis extendió su mano derecha.

“…”

Su encantamiento no genero ni un solo verso – pero dentro de lo Jardines Colgantes, cada hechizo que ella construyera se convertiría en taumaturgia alta. La hoja de luz que liberó estaba dirigida no hacia Ruler, sino que, naturalmente, se dirigía hacia el Archer Negro.

Fue entonces que una luz carmesí entro rápidamente en la capilla.

“¡¿Qué?!”

Los Servants Rojos no ocultaron su sorpresa, impresionados por la repentina emboscada – excepto Karna. El caballero que entró era como un torbellino, lanzando chispas rojas alrededor y blandiendo una espada larga, partiendo a dos golems con un solo ataque.

“Está aquí…”

Karna dio un paso adelante y lanzo una estocada. Sin embargo, el caballero bloqueo magníficamente su lanza y entonces escalo a un golem que se movió para enfrentarla, llegando hasta su cabeza y clavando su espada en ella.

“¡Archer…! ¡Así que esta es la razón…!”

Semiramis miró ferozmente el agujero en el techo abierto por la flecha de Chiron hace unos momentos. Aparentemente, no era solo un intento de prevenir el contrato entre Avicebron y Shirou. El sonido y la liberación de energía tenían como fin llamar la atención a su locación – para que ella pudiera hallar su camino hasta ahí sin problemas.

“Ya veo…”

Shirou mostro una ligera sonrisa mientras saludaba al intruso. El yelmo que había portado en su primer encuentro ya no se encontraba ahí, revelando su brillante cabello dorado, sus ojos similares a los de un cuervo – y su sonrisa temeraria.

“Así que tú eres el Saber Rojo… aquel que acabo con la gloriosa leyenda del Rey Arturo, el Caballero de la Traición… Mordred.”

“¡Ja! ¡No tienes derecho de llamarme por ese nombre!”

El Saber Rojo rugió y destrozo todo con espada en mano. Semiramis dejo salir un sonido de exasperación y grito.

“¡¿Así que es tu intención es traicionarnos, Saber?!”

“¡¿Acaso eres estúpida?! ¡Tú nos traicionaste a nosotros! Planeaste asesinar a mi Master – ¡y eso te convierte en mi enemigo! ¡Meras palabras no te salvara de mí!”

Ella irrumpió mientras que su espada trazaba un arco en el aire, liberando un ataque que partió el piso entre Shirou y Jeanne, como si demarcara a los dos. Piezas de madera y piedra volaron en el aire, seguidas de algo que llego volando a la capilla desde lejos en la distancia. Un golem sobreviviente trato de interceptar el ataque por reflejo, pero por algún tipo de aparato, humo blanco comenzó a emanar y pronto lleno el cuarto entero.

“¡Suficiente de estos trucos molestos…!”

Semiramis exudaba ira.

“¡Archer, Saber, retírense ahora! ¡Rápido!”

Chiron y Mordred, en silencioso acuerdo, se retiraron rápidamente de la capilla en ruinas.

“No deben escapar, Shirou.”

“Por favor déjenmelo a mí.”

Avicebron dio un paso adelante y – ignorando la clara sorpresa de los otros – desapareció del cuarto, llevado por uno de sus propios golems.

“Bien, ¿qué tal si le dejamos esto a él?”

“¿Hablas en serio? Él es un Caster…”

“Se enfrenta contra Ruler, Saber y Archer… sin duda solo será aplastado.”

“Solo desea probarse ante nosotros…”

Semiramis inclino su cabeza, desconcertada por los murmullos de Shirou.

“¿Y qué es lo que desea probar? ¿Su fuerza, para demostrar que es digno de unirse a nuestra causa?”

“No, Assassin… solo desea demostrar que la existencia que pronto traerá es la más grande que puede haber. No hay intereses personales en sus acciones – solo fe pura.”

Un artesano es aquel que dedica su espíritu a sus creaciones – su causa, su orgullo, y su técnica. Avicebron era decididamente diferente, ya que él ofrecía su fe – el corazón de su adoración. Él no trabajaba por una causa ni por su espíritu mismo, sino que simplemente continuaba creando más construcciones de su único enfoque. Esa era la única razón del porque el Caster Negro se unió al campamento Rojo, para continuar la persecución del ‘pináculo’: el Noble Phantasm anti armada que está intentando crear… la transgresión, el golem Keter Malkuth.



Avicebron le dio la orden al golem de acelerar. Él no sería capaz de alcanzar a Rider y a Archer ni en cien años por su propio pie, pero a través del uso de golems podía perseguirlos sin esfuerzo y tranquilamente.

Primero tenía que comunicarse con su antiguo Master, quien debía de encontrarse muy confundido en este momento. Intento hacer contacto con Roche vía telepática; aunque ya no era su Servant, Avicebron aun poseía alguna herramientas taumatúrgicas que hacían que las comunicaciones a larga distancia fueran una tarea sencilla.

“Roche… ¿Puedes escucharme, Roche?”

“¿S-Señor? ¡Oh, gracias al cielo aún se encuentra con vida!”

Su voz fue suficiente para revelar que se encontraba sobrecogido por las lágrimas – lo cual no era inesperado, considerando que el contrato entre ellos había sido roto repentinamente.

“¿Qué fue lo que sucedió…?”

“No hay tiempo para entrar en detalles, pero por favor tranquilízate. Aun ahora eres muy importante para mí. Requiero de tu ayuda para completar un paso importante en nuestra próxima operación.”

“¡S-Si señor! ¿Qué es lo que necesita?”

Dejándole la tarea de la transportación al golem, Avicebron se deslizaba a través de los Jardines Colgantes mientras hablaba con Roche.

“Necesito que me traigas el ‘núcleo’ desde mi taller. Finalmente es tiempo de activar mi Noble Phantasm.”

“¡Entendido…!”

Nervioso, Roche concluyo la conversación.

Una vez que Archer alcanzara el castillo, ellos sabrían que Caster los había traicionado – pero era muy probable que Roche fuera hasta él a pesar de ello. Avicebron estaba seguro de que el chico estaba tan apegado a él que se le uniría, aun después de descubrir su traición. Él rió amargamente; al final de todo, él de entre toda la gente tenía que confiar en las cosas que más odiaban – un ser humano, y más aún un niño.

La vida en verdad era una sucesión de ironías y falsedades, reflexiono cínicamente, y el camino para realizar nuestros sueños siempre se encontraría lleno de grandes obstáculos. Sin embargo, no podía detenerse ahora. Como Servant, se encontraba más cerca de lo que nunca había estado de obtener su sueño – ese lugar en el que todos los creadores de golems Cabalistas aspiraban alcanzar.

Ya no tenía ojos para ninguna otra cosa – ni sus enemigos, ni sus aliados, ni siquiera para él mismo.



Antes de que se dieran cuenta, Mordred había desaparecido. Jeanne y Chiron se apresuraron hacia el castillo.

“Archer… con la caída tanto del Lancer Negro como de su Master Darnic, este conflicto entre Noir y Rouge podría ya haber concluido. Sin embargo, aunque no es mi deseo el unirme a un campamento o al otro, espero que podamos seguir cooperando.”

Chiron asintió. Como ella dijo, ya no se trataba más de un asunto en el cual uno de los campamentos obtendría el Santo Grial.

“No veo ningún problema con ello. Con la derrota de Darnic, la siguiente en la línea de sucesión para liderar mi bando seria mi Master, y ella ciertamente estará de acuerdo una vez que entienda la situación. Por supuesto, aun con Ruler en la batalla, aún estamos en una clara desventaja.”

“Justo ahora, nuestro objetivo es detener al campamento Rojo… no, detener a Amakusa Shirou Tokisada, a toda costa.”

Seguramente, esa es la razón de que el Santo Grial la invocara a ella, aun si tenía que utilizar un método rebuscado como poseer a un ser humano de esta era. Shirou no obtuvo el Grial Mayor simplemente porque deseaba poder; él planeaba utilizarlo para traer algo mucho peor.

Lo entiendes bastante bien, Jeanne d’Arc… Es por la salvación de toda la humanidad.

No había duda o vacilación en su mirada. No elaboro algún sin sentido como si se encontrase en alguna fantasía delirante. Eso habría sido mejor, si pudiese decir algo – porque Jeanne no pudo sentir nada más que la verdad cuando él hablo. Sus palabras eran la suma de un plan desarrollado por mucho tiempo, construido en base a capas y capas de consideraciones. El Grial Mayor de Fuyuki era activado al reunir el alma de Espíritus Heroicos en un proceso llamado la Guerra del Santo Grial – y Shirou diseño un uso para este que probablemente estaba incluso más allá de la imaginación de sus creadores originales.

“La salvación de toda la humanidad…”

“¿Acaso le crees Ruler? ¿Piensas que ese chico estaba diciendo la verdad…?”

“Así es. Y el Santo Grial es el medio para ese fin – aunque una cosa que no puedo imaginar es que es lo que hará.”

‘Salvar al mundo’. Las palabras eran una farsa, un juego de palabras. Ningún santo, rey o nación en el mundo podrían lograr tal cosa. Fortuna e infortunio eran dos lados de la misma balanza, con un peso equivalentes. Bendiciones sobre un individuo simplemente traían maldiciones sobre otro. La ‘salvación’ perfecta podría ser posible a pequeña escala – en los minúsculos confines de una sola historia, una familia, un grupo, o un solo estado tal vez. Pero entre más amplios fueran sus alcances, más gente seria aplastada debajo de ello.

“…y aun así, él estaba tan completamente seguro. Tiene como meta el lograr esa tarea por medios que no nos atreveríamos a conjurar.”

“El problema es… si realmente será la verdadera salvación.”

La respuesta era clara; ‘la salvación de la humanidad’ no existe. No puede existir. Los pensamientos y acciones de un solo individuo no pueden definir la felicidad definitiva de toda la humanidad.

“¿Entonces qué hay del Saber Rojo?”

“Si hubiésemos perecido ahí, todo habría seguido acorde a la voluntad de Shirou. Saber y su Master probablemente actuaron para prevenir eso. Y sobre si ellos unirán fuerzas con nosotros…”

Después de todo, esa Saber parecía muy confiada en sí misma, pensó Jeanne. Tal vez era de esperarse del Caballero de la Traición quien llevo la leyenda de un rey a su final.

“¿Qué hay de los otros Servants?”

“No lo sé… tanto Rider como Archer son héroes orgullosos. Pero su Master ahora es Shirou, y mientras posea los Hechizos de Comando, no podrán hacer mucho ante ello.”

El Lancer Karna, el inigualable héroe de la Antigua India; la Archer Atalanta, la gran cazadora de los mitos griegos; el Rider Aquiles, un hombre que grabó su nombre en la historia; la Assassin Semiramis, la reina de Asiria; y el Ruler Amakusa Shirou Tokisada, conocido como un chico milagroso. Además estaba Caster, quien no apareció pero sin duda también posee gran poder. Finalmente, a ellos se unió el Caster Negro, el legendario Cabalista y el más grande creador de golems de la historia, Avicebron. Además de ello, incluso el Grial Mayor había sido tomado. Las probabilidades estaban completamente contra ellos, y el sentido de urgencia solo se incrementaría mientras transcurriera el tiempo. Sin embargo, Ruler no perdió de vista lo primero que debía de hacer; su más grande prioridad era hacer que el campamento Negro entendiera exactamente la situación en la que se encontraban.



¡Maldición, maldición, maldición…!

Contradiciendo su apariencia, Shishigou Kairi huyo a través de los Jardines Colgantes con inesperada agilidad. Él y Saber estaban tratando de encontrar una manera de escapar de la fortaleza voladora.

“¡Maldición! ¡Nada puede salirme bien nunca…!”

“No es necesario el berrinche, Master.”

“¡Claro que lo es! ¡Ellos tienen un Servant como Master, malditos bastardos tramposos! Y un Ruler encima de ello… ¡Y un superviviente de la tercera guerra de hace sesenta años! ¡Esto no podría ser peor!”

Mordred comenzó a reír fuertemente mientras corría a su lado.

“Ja ja, ¡eso solo simplifica las cosas! ¡Todos ellos son nuestros enemigos! ¡Excelente!”

“¡Nada de excelente! Por ahora, necesitamos aliarnos con el bando Negro, y esa chica con el estandarte. Parece que ella es la Ruler real…”

Seguramente, ellos entenderán que Shishigou no era su enemigo. Después de todo, ¿Por qué enviaría a Saber hacia ese caótico desastre si no fuese para enviar tal mensaje?

El piso se sacudió. Los Jardines Colgantes estaban ascendiendo.

“¡Nos marchamos Master!”

“Espera, ¡que es lo que estas…!”

Shishigou no pudo detener a Mordred de levantarlo; ni siquiera tuvo tiempo de terminar de hablar antes de que Mordred saltara por un costado de los Jardines Colgantes con un solo respiro, impulsada por su Explosión de Prana. Su descenso no asemejo en mucho el de un paracaídas meciéndose gentilmente si no al de un misil. Shishigou estaba colgando por fuera de la cabina de un jet que se desplazaba a la velocidad del sonido.

“¡Tú…! ¡Estas…! ¡Loca…!”

“¡Jajajajajaja! ¡Deja de preocuparte y confía en mí!”

“¡Mi confianza en ti acaba de saltar en picada desde el costado de una fortaleza voladora!”

Sus oídos zumbaban. Después de tomar una decisión de un segundo, Shishigou trago algún remedio que lo fortificaría de manera física por un instante, y eso logro controlar su histeria. Por supuesto, simplemente era un breve consuelo. Si Saber cometía el más mínimo error, un accidente muy poco placentero lo esperaba en el suelo.

Ellos aterrizaron, frenando de velocidades subsónica a solo unos doscientos kilómetros por hora. Saber patino por el suelo, eliminando la mayoría del impacto, pero Shishigou aún se sintió como si fuese golpeado por un boxeador de pesos pesados. Ella salto y reboto, frenando con cada paso, y eventualmente Mordred y su pasajero aterrizaron a salvo.

Físicamente hablando, por lo menos – la mente de Shishigou había sido quebrada en un millón de pedazos.

Pensé que seguramente moriría…

Esa fue la descripción más sucinta de cómo se sentía Shishigou en estos momentos, y juro para sí mismo que la próxima vez que decidieran invadir los Jardines Colgantes, llevaría consigo algo que en verdad estuviera diseñado para volar.



Una porción significativa del bosque había sido derribada por el Berserker Rojo. Fue en el lago, en la punta norte donde ellos debían encontrarse.

Roche, montando a un golem de transporte que se movía a toda velocidad, podía sentir como se sacudía de alegría. Él llevaba una gigantesca llave cilíndrica – el ‘núcleo’. Por fin, era momento de utilizarlo y activar al golem definitivo – Keter Malkuth. Incluso los golems que Caster había construido a su lado todo este tiempo excedían sus expectativas en términos artesanales y de los materiales utilizados en su construcción. Aun así Caster había llamado a este golem su más grande trabajo. A pesar de ser simplemente otro mago, se le había permitido a Roche bañarse en su gloria. ¿Cómo podría no regocijarse?

El joven e inocente Roche se apresuró como le habían ordenado. Ya no le importaba la Guerra del Santo Grial; el ser testigo de la activación de este Noble Phantasm era victoria suficiente para él.

“¡Señor!”

De pie ante el lago se encontraba Avicebron, quien asintió ligeramente y lo saludo como siempre.

“Aquí esta… no me equivoque, ¿cierto?”

“No, lo hiciste bien.”

“Qué bueno… pero señor, ¿Acaso no creaste este golem hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo activaste hasta ahora?”

Avicebron ignoro la pregunta. Tomando el ‘núcleo’ de manos de Roche, sin ninguna ceremonia lo lanzo al fango y se arrodillo, poniendo una mano en la cristalina agua del lago.

“¿Qué es lo que esta…?”

Avicebron puso un dedo en sus labios, pidiendo que guardara silencio. Roche rápidamente cubrió su boca con ambas manos. Entonces, ante este quieto estanque, el Caster Negro recito un encantamiento con una voz sonora.

“Nacido de la madre Tierra, permítete inhalar el Viento de la sabiduría, bebe profundamente del Agua de la vida…”

Era una plegaria al Cielo para otorgar vida a la tierra.

“Una marca de Fuego descansara en tu mano, removiendo a vos de la enfermedad del Demonio. Tu rencor deberá liberarte, y aun así tu amor limpiara tu sangre…”

Tierra, madera, y su propia carne: él ofreció todo a su Señor. Fue un ápice esotérico posible solo para este hombre que no deseaba ni poder ni fama.

“Se un coloso, remontándote antes las más altas cumbres. Se piedra, inflexible y firme. Deja que tu forma se adecue a tu oficio… nuestro guardián, nuestro líder, nuestra gran fundación…”

Se trataba de la cristalización de un milagro, de la escala de la cual no podía ser ya definida solo como un Noble Phantasm

“Tú estás compuesto de tierra, pero no perteneces a ella, de hombre pero no perteneces al hombre. Descansaras en el paraíso. Lo gobernaras porque seremos dirigidos hasta sus puertas por ti. Tú eres un sueño. Eres esperanza. Eres amor.”

Se trataba de la realización de la fe de aquellos que han sufrido a través de la historia, una recreación de Su divina voluntad – un peón que llevaría la tarea de recrear al mundo.

“Tú eres el Primer Hombre, portador del Espíritu Santo… vuestro nombre es Adán.”

El lago espumeo e hirvió.

Esto era lo que Avicebron y Roche habían estado construyendo en secreto mientras continuaban la producción de los soldados golem. Al inicio, Roche pensó que solo era un golem más grande – excesivamente grande, cerca de quince metros de alto – y nada más. Incluso Roche, con su habilidad, sería capaz de crear tal golem si pasara cincuenta años en su creación – aunque solo sería capaz de recrear su tamaño. Su calidad sería un asunto completamente diferente.

Aun así, tal creación no sería particularmente rara. Roche había escuchado historias de una bruja que alguna vez poseyó algo a tal escala, o tal vez incluso más grande. Considerando la antigüedad de esa historia, se podía inferir que la creación de esa bruja también sería más fuerte, en términos espirituales. Incluso las materiales utilizados para crear a este golem no eran nada particularmente especial, a pesar de su costo – su más grande cualidad era su estado impoluto.

Sin embargo, Roche no pudo evitar suspirar sorprendido. Este golem era completamente anormal en un nivel conceptual – aunque tal vez era lo más adecuado para Avicebron.

“Este es un golem lo más cercano a su origen…”

La percepción común de un golem era la de una existencia creada por el hombre, nacido por algún método taumatúrgico, pero eso no era enteramente correcto. El golem era el feto – ‘aquello que no posee forma’. La creación de golems fue un arte arcano del Señor para imbuir vida a Adán y por consiguiente a la humanidad.

Muchos magos le daban forma a la tierra como deseaban y la traían a la vida, pero no más. Después de todo, ese pasó más allá era el deseo más grande de todos los Cabalistas, y no era uno a tomar a la ligera. Adicionalmente, entre más perfecto el golem, mas se removía de la existencia original diseñada por el mago.

El golem definitivo representaba la parusía de Adán – el rey protector que finalmente dirigiría a su gente al Paraíso, después de soportar varios años de sufrimiento.

Un enorme brazo se extendió desde el lago. Todo el material utilizado para crearlo – piedra y tierra y madera – eran de una edad respetable y enteramente naturales, sin nunca haber sido empleados como materiales de construcción o combustible. Un tercio de la fortuna de Darnic se procuró para obtenerlos.

Finalmente, la parte superior de su torso apareció, como una ciudadela alzándose de la superficie del agua. Sin embargo, después de eso, se detuvo. Sin el agua del lago, este golem no podía moverse más allá – por ahora por lo menos.

“Es momento de instalar el ‘núcleo’. ¿Estás listo mi Master?”

“¡Sí!”



El rostro de Sieg se nublo mientras observaba la mitad destruida del castillo.

Podía observar un delgado brazo, probablemente perteneciente a un homúnculo, sobresaliendo de debajo de los escombros – y rápidamente se apresuró cuando lo vio moverse.

“¡Hey!”

El brazo respondió a su llamado, la mano giro hacia arriba como si deseara alcanzar algo – ayuda, se dio cuenta Sieg. Él puso su mano en los escombros que cubrían al homúnculo. La taumaturgia que empleo tenía como fin la destrucción de su blanco; por ello, no había riesgo de que impactara en quien fuera que estuviese atrapado debajo.




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