Fate/Strange Fake Lancer

From Baka-Tsuki
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Acto 6: Lancer[edit]

Acto 6: Lancer

El bosque era profundo—siempre tan profundo—


Parecía como si él hubiese caído dentro de un pantano sin fondo.


Corre


Corre corre


Corre corre corre


Corrió a través del bosque, cortando la noche mientras avanzaba. ¿Había pensado realmente sobre la razón por la que se encontraba corriendo? Tal vez.


Sus acciones podrían ser descritas por un simple verbo “huir”, pero no tenía tiempo para contemplar el significado de ese verbo y correr al mismo tiempo.


Bien podríamos decir cuál era la razón por la que estaba “huyendo”—


En otras palabras, el deseo de “vivir” era lo que lo obligaba a seguir corriendo.


Actuaba por instinto, no racionalmente.


Era impulsivo, no racional.


Ni siquiera sabía a donde es que tenía que huir. Simplemente siguió adelante y adelante sin detenerse.


¿Cuánto tiempo había estado corriendo?


Con cada paso sus piernas gritaban de agonía. El dolor irradiaba a través de su cuerpo sin quien le prestara atención.


Pero tenía que seguir adelante. Su cuerpo no deseaba parar y tampoco su mente.


Tal vez las endorfinas ya se habían terminado. Ola tras ola de dolor sin adulterar golpearon su cuerpo, una y otra vez y –


¿ʔ.


Su instinto feroz fue tan fuerte que incluso fue capaz de hacer que soportara eso.


Los árboles quedaban atrás como el viento y en verdad, dada la forma en la que se hacía camino a través del bosque era como si él mismo se hubiese convertido en el viento. Justo cuando estuvo por arribar al final de la brisa—


Una bala mejorada mágicamente atravesó el viento.


"¡¿ʔ!"


Antes de que siquiera pudiese sentir dolor su cuerpo fue sobrecogido por el impacto. El momento que llevaba lo llevo hacia el suelo. La tierra golpeo sin piedad su cuerpo. Como si fuese venganza por la forma en la que sus piernas habían golpeado el suelo mientras corría, la vasta tierra llego hasta él como un arma y lo golpeo.


".¡¿ʔ!"


Un grito sin voz.


Por más que deseara ponerse de pie las convulsiones que sobrecogieron su cuerpo se lo impedían.


Mientras su mente escuchaba a su cuerpo gritar de dolor, sus oídos escuchaban una silenciosa voz hacer eco.


“…me has causado bastantes problemas.” Quien hablaba parecía alguien centrado, pero debajo de esa apariencia tranquila había claras indicaciones de que se encontraba molesto.


El hombre, quien parecía un mago, bajó su revolver altamente ornamentado y se posó cuidadosamente sobre el estómago del prófugo colapsado— y entonces introdujo el barril aún caliente del revolver dentro de la herida de bala.


Hubo un sonido de siseo mientras la piel del prófugo era quemada. El olor de la carne quemada hizo eco en el bosque.


El prófugo abrió su boca aún más de lo que sería posible y exhalo aire de lo más profundo de su garganta.


“Esto es absurdo. De todas las cosas que podrían haber sucedido, ¡tú recibiste los Hechizos de Comando! ¡Qué farsa!”


El prófugo gritaba sin hacer ruidos mientras se agitaba en el suelo. Realmente había marcas en forma de cadena sobre su cuerpo, las cuales asemejaban los Hechizos de comando.


“¿Por qué piensas que pase por el problema de crearte? ¿Por qué piensas que amplifique tus Circuitos Mágicos a su máximo límite? ¿Por qué piensas que incluso te he dejado vivir tanto tiempo?”


El mago agitó levemente su cabeza y pateo al prófugo—que aún se retorcía de dolor—como si fuese un balón de futbol.


“…Para ganar la Guerra del Santo Grial debo invocar a un ser que trascienda a todos los Héroes.”


Comenzó a caminar hacia el prófugo—y pisoteo su rostro de nuevo.


“Si no invoco a un ser que exceda a cada Héroe— un ser que tenga un poder que podría hacer que lo llamen un dios—no puedo esperar derrotar a aquellos Héroes que se dice fueron reyes.”


Y nuevamente.


“Y si llegásemos a eso… no tendré más opción que invocar a un ser mucho más antiguo que el primer Héroe—uno de aquellos provenientes de Egipto que se convirtieron en dioses.”


Y continúo pisoteándolo.


“Pero incluso el poder de los Hechizos de Comando combinado con el poder latente de esta tierra, no es suficiente para llamar a un ser tan poderoso como un dios. Yo, también, debo violar algunas restricciones para lograr algo como eso.”


Y prosiguió aplastándolo.


“Y tú— ¡tú serias mi catalizador! ¡Un catalizador para invocar un dios! ¿¡Por qué rechazarías tal honor!? ¡Has pagado mi amabilidad con malicia!”


El prófugo ya ni siquiera era capaz de gritar. Podía ver poco más que la oscuridad de la noche y su propia sangre expandiéndose en el suelo.


Y aun así—


Aun si respirar se había vuelto doloroso para él—


Mientras bebía la sangre que era expulsada desde su garganta, trató aun con más fuerza el ponerse de pie.


Al ver que el prófugo aún era incapaz de admitir su derrota, el mago suspiro y—


Puso su pie en la espalda de este y lo aplasto sin ninguna piedad bajo su propio peso.


“Suficiente. Tengo un número de reemplazos listos… Tú me regresaras esos Hechizos de Comando. Y después de eso morirás. Y morirás de la forma que yo decida. Te lanzare a un horno y usare tus restos para construir un nuevo sujeto de pruebas.”


Extendió su mano derecha hacia los Hechizos de Comando del prófugo.


A él no podían importarle menos esos Hechizos de Comando.


Ni siquiera conocía la frase “Guerra del Santo Grial”, mucho menos su significado.


Vivir.


Él, como un ser vivo, meramente obedecía los instintos que se acumulaban dentro de sí.


Vivir. Vivir.


Aun así, el fin estaba cerca, esos instintos no se habían desvanecido ni un poco.


Vivir. Vivir. Vivir.


--Eso es todo lo que podía entender.

Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir. Vivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir VivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivirVivir


--¡Vivir!


No se trataba de “No deseo morir.”


Ni tampoco era “Deseo vivir.”


No era un deseo, simplemente un instinto,


La mera esperanza de “vivir”.


¿Acaso él mismo había notado la diferencia? --


Aunque ¿Si quiera era capaz de expresar la noción de “No deseo morir”?


Su cuerpo lentamente comenzó a descansar, pero—


De todos los seres vivos en el área de Snowfield, su voluntad era la más fuerte. Y con esa poderosa voluntad, él gritó.


" "


El mago no se dio cuenta de lo que significaba ese grito—y así no pudo notarlo.


Que en ese instante el ritual se había completado.


Que el grito del prófugo no era solamente suyo; que era su propia forma de magia; que esas eran palabras de invocación.


Eso fue lo que desconocía el mago.


Hace solo un momento, el quinto Servant había sido invocado en el acantilado del norte, y –


Parecía que este Santo Grial falso estaba un poco apurado en manifestar al sexto.


Por supuesto, desde el inicio de esta Guerra del Santo Grial, con la invocación de Rider, la naturaleza del ritual de invocación siempre había sido algo vaga.


Pero en cualquier caso, fue en ese momento que –


El sexto Servant finalmente descendió en los bosques de Snowfield.


Una luz brillante salió despedida del bosque y un poderoso torbellino agito los árboles cercanos.


El mago fue lanzado unos metros por los fuertes vientos. Sorprendido alistó su arma—pero justo entonces sintió una enorme ola de energía mágica, y por ello, fortaleció sus Circuitos Mágicos.


“¿Qué…?”


Ante sus ojos apareció un ser, vestido con una simple tela. Qué ese ser era un Espíritu Heroico era claramente evidente debido a la sobrecogedora energía mágica que salía de él.


Al mismo tiempo había algo inusual sobre ello.


Se veía demasiado simple para ser un Héroe.


No parecía tener nada que pudiese ser llamado “equipamiento”, y sus ropajes se veían realmente desgastados. Por supuesto, no es como si el valor de un Héroe dependiera del valor de sus posesiones materiales, pero—aun así, ¿Qué clase de Héroe sería sin siquiera una sola arma?


Él observo silenciosamente al ser.


¿Una mujer?


Basándonos solo en su rostro, podría haber sido llamado mujer.


Poseía una piel lustrosa y facciones suaves.


Sin embargo, su pecho y caderas se mantenían ocultos por la tela tan suelta que llevaba puesta. Solo sus miembros se extendían de ella, y parecían ser bastante firmes y delineados.


N-no, espera… ¿Podría ser un hombre…? ¿Cuál sería…?


El rostro del Servant parecía retener algunos vagos rasgos de niño, haciendo difícil el interpretar si se trataba del rostro de un hombre o mujer.


De cualquier forma su cuerpo era firme. Se encontraba tenso como un resorte comprimido y que podía saltar de la misma manera. Eso era claro para quien lo mirara. Su rostro era bello sin importar si se trataba de un hombre o una mujer.


¿Si… si… siquiera… se trata de un humano?


El mago sintió un poco de vergüenza.


Ciertamente poseía un rostro humano, pero había algo perturbador en ello. No sabía cómo describirlo, pero definitivamente había algo malo en ello. Tal vez era demasiado perfecto. No había visualmente nada fuera de lo ordinario, pero su cuerpo entero exudaba una extraña aura—similar a la de un maniquí. Era como si se tratara de una marioneta en el sentido mágico.


Realmente no podía predecir su complexión, tal vez a causa de su ropaje tan suelto. Por ello se volvió cada vez menos cierto el si el Espíritu Heroico era un hombre o una mujer, o si en verdad se trataba de un humano o algo diferente.


Sin embargo una cosa era segura.


Ese Héroe era insoportablemente bello.


Se trataba de un ser paradójico que poseía tanto la impureza característica de la humanidad como la pureza inherente a la naturaleza.


Su cuerpo era como las ramas de terciopelo que envolvían a la estatua de Venus. Era como si la forma del Espíritu Heroico desafiara las clasificaciones de hombre y mujer; humano o bestia; dios o demonio.


Con el bosque detrás, el Espíritu Heroico, un ser de harmonía perfecta, dejó su pelo batir con el viento y—


“¿Acaso eres tú… el Master que me ha llamado?” le pregunto al prófugo herido que se encontraba derribado en el suelo.


El prófugo se sintió sorprendido por el repentino resplandor de luz y por la ráfaga de viento que acompaño su aparición, pero cuando lo miró finalmente, lo supo.


Aquel que se encuentra de pie frente a mí no es mi enemigo.


Sabía que al menos eso era una verdad absoluta.


Por un corto tiempo pudo suprimir su urgencia de huir y miro fijamente a su salvador.


Sus ojos eran tan puros, como si estuviese imaginándose que es lo que yacía en el alma del Espíritu Heroico.


En silencio se arrodillo mientras que el prófugo se tambaleaba para ponerse de pie, con el objetivo de mirarlo a los ojos, y –


“ ” lo dijo con palabras que el mago no pudo comprender.


El prófugo respondió ante ello.


“ ”, respondió ante ello, de nuevo en silencio.


Y entonces, el Espíritu Heroico extendió su mano y levanto al herido hacia sus brazos.


“Gracias. Con esto hemos formado un contrato.” Habló como si se trataran de amigo de incontables años—y así, el prófugo sintió alivio.


Se le había otorgado una vida. Su corazón rebosaba de emoción.


Sabía que no tendría que seguir huyendo—y por fin, colapsó.


“¡Im…posible… imposible! ¡Esto no puede ser!” Sus gritos hicieron eco en el bosque.


Incapaz de comprender lo que estaba observando, el mago agitó su pistola.


“¡Esto es absurdo! ¡No permitiré que suceda!” gritó.


Mientras lo hacía apunto su arma.


Y al final del barril de ésta se encontraba—


Un lobo de piel plateada, su pelo manchado de sangre y tierra, descansando en los brazos del Héroe.


“¡Troglodita! Esto es… ¡Simplemente no tienes ninguna habilidad! ¡Eres una simple quimera! ¿¡Y aun así eres un Master!? ¡No puedo creerlo!”


El mago continúo blandiendo su pistola ornamentada, apuntando cuidadosamente.


“Por favor baja tu arma. Mi Master no te desea ningún daño” dijo silenciosamente el Espíritu Heroico.


“Que…”


Se sorprendió por la educación con la que había hablado, pero más importante, se sintió perturbado por el contenido de esa declaración.


“¡Como si fuera posible! Que sofismo…”


“Yo puedo entender el lenguaje de su raza… de cualquier forma no es muy difícil deducir lo que le has hecho a mi Master.”


El mago trató de no burlarse del Servant, pero éste siguió hablando con una expresión solemne en su rostro. “Y aun así mi Master no te desea ningún daño… ¿Acaso entiendes lo que esto significa?”


Dicho eso se dio media vuelta y comenzó a caminar lentamente hasta los límites del bosque.


“¡E-espera! ¡Por favor espera! ¿¡Tú deseas el Santo Grial o no!?”


¿Acaso no estarías de acuerdo en que tienes mejores probabilidades de obtener el Grial si fuese tu Master en vez de ese desperdicio?


Y cuando el Espíritu Heroico escucho eso, se detuvo y---


Se dio la vuelta.


Eso fue todo.


De inmediato el mago dejo salir un pequeño quejido. Con su arma aun en su mano se dio media vuelta, dándole la espalda al Espíritu Heroico y al lobo, y salió corriendo dentro del bosque.


Así de fuerte era el poder de interdicción dentro de la mirada del Espíritu Heroico. Cuando el mago desapareció de su vista, elimino la dureza de su mirada y la situó hacia el rio, para curar al animal que lo había aceptado como su Master.


No podía ni escuchar el ruido del agua corriente, ni podía verla, pero—


Aun así podía sentir la presencia de agua más allá. Y así golpeo el piso, sosteniendo gentilmente al lobo contra su pecho, y salto a través del bosque, tan rápido como un halcón.


_ _


Mientras atravesaba el bosque, el mago gritaba internamente.


aa a||A aaaaAAA AAaaa||||AAaAAA||aaaaAaa


Él, quien había sido el perseguidor, ahora era el perseguido, mientras se hacía camino cruzando un árbol tras otro.


¡Por que!


¡Por qué! ¡Por qué! Por qué, por qué, ¿¡POR QUÉ!?


Por qué fue ese… ¡ese perro sarnoso!


¡Por qué no fui yo!


Ni el Espíritu Heroico ni el lobo plateado lo estaban persiguiendo.


Él lo sabía, y aun así seguía huyendo, con todo el poder que sus piernas podían generar.


Huía por la insoportable vergüenza y la realidad inalterable que lo perseguía.


Después de haber corrido por un tiempo, el mago se dio cuenta que había, en algún momento, salido del bosque—y recordó que su altar se encontraba cerca.


Finalmente fue capaz de permitir que sus piernas se detuvieran.


Y justo entonces, cuando había llegado a detenerse por completo, se dio la vuelta para mirar el bosque.


“¿Qué… que era ese Espíritu Heroico?” se preguntó hablando consigo mismo. Había refinado la magia que él y sus ancestros habían desarrollado para crear una quimera. Su cuerpo contenía muchos más Circuitos Mágicos que los de cualquier mago ordinario. Aunque era cierto, su tiempo de vida—tanto como una ofrenda como la de un ser vivo—era extremadamente corto, pero estaba bien, dado que se trataba de un mero catalizador que sería usado para invocar a un Espíritu Heroico.


Y aun así, eso, de entre todas las cosas, recibió los Hechizos de Comando.


Aun con toda su experiencia como mago, no podía entender como una mera bestia—una que ni siquiera entendía lo que era la Guerra del Santo Grial—podía convertirse en Master.


“¿Acaso ese era un Héroe con algún tipo de conexión con los animales…? Pero esa era solo una quimera—ni siquiera un animal. Solo era una marioneta de carne. ¿Tal vez se trataba de un Héroe con alguna conexión con… las quimeras…?”


Dado que el lobo parecía más un perro, el mago había considerado la posibilidad de que el Servant pudiera ser el sabueso de los Celtas. Aunque al final no pudo reconciliar su imagen de ese fiero guerrero con lo que observo del Espíritu Heroico.


“Tsk… bien, que así sea. Solo tendré que robar sus Hechizos de Comando. No, en realidad los Hechizos de Comando de cualquiera serán suficientes. Sera mejor que comience. Si envío al resto de mis quimeras sobre ellos cuando entren a la ciudad, al menos seré capaz de deshacerme de ese sarnoso…”


Ya se encontraba con el ánimo en alto, con sus sentidos de regreso. En verdad era digno de alabanza como mago.


Aunque no eran alabanzas lo que le esperaba, pero—


“No, señor, de ninguna forma podemos dejar que eso suceda.”


"¿? ¿ʔ. ...¿¡¿ʔ!?"


“Realmente preferiríamos no tener más fuentes de incertidumbre. Mis más humildes disculpas.” Esas frías palabras lo helaron hasta los huesos.


“ ” El mago abrió su boca para pregunta quien se encontraba ahí. De su boca no salieron palabras si no sangre cálida y roja.


“Ya tenemos magos vagando alrededor de la ciudad quienes no han manifestado ningún Hechizo de Comando. Sería una verdadera molestia si fueras a causar problemas encima de los causados por la Guerra del Santo Grial. La Asociación y la Iglesia ya son problema suficiente. No podemos permitirnos enemistarnos también con la milicia. Ellos son servidores públicos después de todo.”


Al escucharle decir esto, el mago se dio cuenta de que el hombre de pie ante él era el hombre que alguna vez fue el discípulo del marionetista Rohngall—un hombre de la Asociación que respondía al nombre de Faldeus.


Por supuesto, más importante que la afiliación de Faldeus era la cuestión de cómo evitar que su cuello siguiera despidiendo sangre.


“Oh no, no te molestes. Solo sigue escuchando. No tengo ningún interés particular de responder tus preguntas, ni planeo dejarte vivir. Por ello me he tomado la libertad de cortar tu garganta.”


Faldeus giró lentamente el cuchillo de supervivencia en su mano. Gota a gota de un líquido rojo caía de él. No se trataba de un arma ritual, del tipo que utilizaban los magos, sino de un cuchillo ordinario, del tipo que uno podría encontrar en cualquier tienda.


“Tut-tut. Aun si no esperabas que esto sucediera, no debería de haber caído víctima de un cuchillo sin encantamientos. Tus ancestros deben de estar llorando.”


“..” Un sonido de respiración provino de la garganta del mago, pero fue incapaz de respirar.


Comenzó a perder la conciencia rápidamente.


“…ahora que lo pienso, ¿Quién eres ? Eh, como sea. No es como si pudieras responderme de cualquier forma.” Dijo Faldeus.


Mientras Faldeus miraba por encima al mago, con su guardia arriba como siempre, lentamente agitaba su mano derecha a modo de despedida.


El mago sintió un golpe.


Y ese fue el final. La conciencia del mago lo abandono para nunca más regresar.


Cuando Faldeus agito su mano, un número incontable de balas volaron por el aire y despedazaron el cuerpo del mago.


Viendo la escena de una matanza Faldeus permaneció sin mostrar ninguna emoción.


Tal vez porque no podía siquiera imaginar la posibilidad de que una bala perdida lo golpeara, ni siquiera respiro más fuerte mientras las balas le pasaban por enfrente.


Justo como cuando la marioneta de Rohngall fue destruida, los disparos fueron silenciados. Un muro de plomo se hizo camino a través de lo que había sido el cuerpo del mago.


Cuando la mitad del cuerpo del mago había desaparecido Faldeus agito nuevamente su mano.


En menos de un segundo, la lluvia de balas ceso. Faldeus se sentó en una piedra cercana. Su expresión finalmente se relajó un poco.


“Te pido disculpas. En verdad soy algo hablador. Nunca se cuando voy a dejar escapar algo información confidencial, así que en realidad nunca puedo tener una buena conversación a menos que esté hablando con un cadáver,” dijo de manera cortes al monto de carne, el cual, por supuesto, no podía escucharle y mucho menos entenderlo.


“Debo decir que estoy un poco preocupado sobre lo que invocaron los Kuruokas… y para ser honesto tú mismo fuiste e hiciste un gran desastre. Solo tuve que ver tu altar y… bueno, tengo que decir que estoy impresionado de que trataras de invocar algo del nivel de un dios. Eso es hacerle trampa al sistema. ¿Lo sabias? Las guerras también tienen reglas.” Faldeus hablo de manera fluida y extensa ahora que estaba hablando con un cuerpo. Su antigua reticencia se había desvanecido por completo.


“Aun cuando todo esto es una especie de prueba para nosotros, realmente necesitamos que ustedes muestren algo de auto control.”


A diferencia de cuando destruyo la marioneta de Rohngall, no tenía un ejército de subordinados rodeándolo. Además, en esta ocasión realmente le estaba hablando a un cuerpo y no a una mera marioneta,


“He observado las grabaciones que tomamos en el bosque… Y, bueno, es sorprendente que él—bueno, tal vez ella, así que ¿Por qué no nos conformamos con decirle ‘eso’ por ahora?... En cualquier caso, es sorprendente que pudiese ser invocado como Espíritu Heroico. Si hubieses logrado invocarlo como un Berserker, bien podrías haber obtenido el poder de un dios que tanto deseabas.”


Parecía que Faldeus en verdad estaba sorprendido por lo que había visto, como evidencia se encontraba su estado emocional.


Tal vez era una sorpresa agradable para él. Una sonrisa apareció sobre su rostro. “Bien, el sistema no debería de permitir que sucedan ese tipo de cosas, pero viendo que cosas anómalas están sucediendo por todos lados no pondría mucha fe en ello. Por Dios, alguien podría haber invocado algo innombrable en algún escondite secreto. Aunque esa mascota que invocaste es bastante innombrable en sí misma.” Faldeus gesticulaba mientras hablaba, como si estuviese hablando con un viejo amigo. Con un cuerpo en el piso ante él, hablaba para él mismo, como para reforzar su propio entendimiento de la situación.


“Para comenzar, nunca fue muy Heroico…”


“Dado que se trataba de un Noble Phantasm de los mismísimos dioses.”


_ _


Por supuesto, ese Héroe tenía el cuerpo de un humano.


Sin embargo, no era humano.


Hace mucho, pero mucho tiempo, los dioses diseñaron un muñeco de arcilla y lo enviaron a la tierra para aparecer dentro de un bosque. Ese muñeco no era ni hombre ni mujer; si no que era fantasmal.


Carecía del conocimiento humano, y así, vagaba por el bosque como una bestia.


Sin embargo tenía el poder de sobrepasar el entendimiento humano. Cuando se enojaba se decía que era incluso más poderoso que el Héroe que gobernaba cierto reino en ese tiempo.


Ese rey se reía del muñeco, lleno de desprecio. “De ninguna forma mi poder podría ser comparado con el de esa bestia,” dijo él, rehusándose siquiera en posar sus ojos sobre este.


El rey creía que su poder era supremo; que no podía haber nadie más fuerte que él. Por ello, el rey ignoro los rumores de la bestia.


Sin embargo, cuando esa bestia se encontró con una cierta y muy celebrada prostituta sagrada, sus destinos cambiaron por siempre.


Cuando esa masa sin género se encontró con una mujer cuya belleza trascendía el género, cayó enamorado a primera vista.


Mientras ellos pasaban seis días y siete noches juntos, compartiendo comidas y lecho, la muñeca de barro lentamente asumió forma humana, como si deseara imitar la belleza de la prostituta.


Cuando creó esa paradójica belleza propia, la muñeca perdió mucho de su poder. A cambio, ganó la sabiduría y razón humanas.


Aunque había perdido mucha de su divinidad— su poder aun excedía el de un hombre.


Y entonces, la muñeca, ahora dotada con el cuerpo y la sabiduría de un humano, se puso de pie frente al poderoso rey.


Ellos libraron una batalla que agitó los cielos y la tierra, y una vez que ésta termino, cada uno reconoció la fuerza del otro.


El rey dorado y el muñeco de arcilla.


Ciertamente no podía haber dos seres más diferentes y separados que ellos. Sin embargo, cada uno se convirtió en el único amigo del otro. Ellos se embarcaron en incontables aventuras, compartiendo dolor y placer el uno con el otro.


Y entonces, milenios después de esos días terrenales dorados—


Sus destinos cambiaron por siempre nuevamente.


_ _


En un arroyo cerca de diez kilómetros en la lejanía, el Espíritu Heroico trataba superficialmente las heridas del lobo plateado—su Master—y lo dejó recostado descansando.


“Debo decir que… estoy aliviado. Me preocupaba que el mundo entero hubiese sido enterrado como Uruk, pero parece que el mundo es tan bello como siempre.” Miró al vasto yermo ante él. Usando el lenguaje de las bestias, describió el mundo a su Master, mientras se encontraba recostado a su lado.


Sin embargo su Master ya había caído en un profundo sueño, y no respondió.


Riendo suavemente, se sentó, y se entregó al sonido del agua corriente, cuando—


Repentinamente, miró hacia el norte.


Utilizando la habilidad de su clase, Detección de Presencias—detectó una presencia, muy lejos en el norte. Una presencia muy familiar.


En verdad, detectó la presencia justo en el momento en que el Espíritu Heroico de la armadura dorada salía de la caverna.


“Podría ser—”


Incapaz al principio de creer que el destino lo hubiese tejido, abrió sus ojos ampliamente y—


“… ¿eres tú?”


Era seguro que la presencia que sentía al norte no era ningún otro que el rey que conoció. Lentamente se puso de pie.


Un corto silencio.


En ese momento, ¿Qué fue lo que paso por su mente?


Desconcierto.


Consternación.


Y finalmente— una alegría sobrecogedora.


No solo el destino los había traído a ambos a esta Guerra del Santo Grial, sino que también les había dado otra oportunidad de enfrentarse en un combate a muerte.


¿Pero por qué razón?


Aun si tomara su cabeza y él su corazón, ¿Qué sería de ello?


Los lazos que los ataban no se romperían por un duelo o dos.


No, incluso si se asesinaran miles de veces seguirían siendo fuertes.


"Haha..."


Permitió que una sonrisa muy natural apareciera en su rostro. Abrió ampliamente sus brazo y—


“Que divertido sería… continuar ese duelo que libramos en aquella plaza.”


Con sus brazos extendidos, comenzó a cantar con una poderosa voz, desde lo más profundo de su ser.


Era una voz gentil.


El Héroe Enkidu.


Su canción agito la misma tierra, volviéndose una bella ondulación en la tierra que alcanzo cada parte del área de Snowfield.


Esa era la evidencia de que todos los Servants se habían reunido. Y también era señal de que el combate estaba por comenzar.


Su canción agito la misma tierra, volviéndose una bella ondulación en la tierra que alcanzo cada parte del área de Snowfield


Todos los magos y Espíritus Heroicos se habían reunido en este escenario falso.


Ellos buscaban danzar en él—a pesar de saber que esta Guerra del Santo Grial era falsa.


La verdad y la mentira eran secundarias a sus deseos.


Ellos no peleaban por el Santo Grial, si no por sus convicciones.


Era una Guerra del Santo Grial solo para ellos.


Esa fue la chispa que comenzó la guerra.



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