Editing To Aru Majutsu no Index:Volumen3 Capítulo3 (section)

=== Parte 4 ===

Mikoto abrió tímidamente los ojos y vio al chico tirado en el suelo unos metros más allá. 

No se movía, estaba tirado cara abajo y un fino humo flotaba alrededor de sus ropas. Exáctamente como las videoconsolas se calientan tras ser usadas por largos períodos de tiempo, los objetos también ganan calor llamado Julios cuando la electricidad pasa a través de ellos. 

La gran cantidad de julios creados por un gran voltaje habían causado al chico quemaduras en varios lugares. 

Aún así, el chico no se retorcía de dolor por las quemaduras. 

“Ah…” 

Mikoto se dio cuenta de repente de que se había acabado. 

A partir de ese momento, el chico no se volvería a levantar. Ese no había sido un ataque falso. El verdadero alto voltaje había detenido el corazón del chico. 

Ella escuchó maullar al gato. 

Mikoto se giró nerviosamente y vio al gato terriblemente asustado sentado a cierta distancia. 
Su pelo no estaba erizado y sus colmillos y garras no estaban a la vista. 

Sus jóvenes ojos parecían preguntarlo por qué había hecho eso. 

“Ahh…” 

Mikoto se dio cuenta de repente al ver a ese gato negro. 

Al final, lo que Mikoto le había hecho a ese chico no era diferente de atacar repentinamente a ese bonito gato que confía en la gente y frota su nariz contra ellos. 

Ese chico había tenido varias opciones. 

Después de leer el informe, podría haberlo escondido y vuelto a la mentira de una vida normal. 

Incluso si había decidido parar a mikoto, podia haber escondido el hecho de haber leído el informe para no parecer sospechoso, luego haber esperado a que ella le diera la espalda y haberla golpeado desde atrás para noquearla. 

Pero el chico no había hecho nada de eso. 

Había revelado que había entrado en su habitación sin permiso y leído el informe y le había dicho que no quería que peleara. Había revelado todo y había intentado detenar a Mikoto. 

Lo que había hecho había sido como jugar al poker con toda su mano expuesta a los demás jugadores. 

Era como anunciar de antemano que iba a jugar tijeras en una partida de piedra-papel-tijeras. 

¿Por qué había hecho algo tan peligroso? 

Si él hubiera traicionado la confianza de Mikoto y atacado de repente desde atrás, podría haber acabado sano y salvo.

“…” 

La respuesta era obvia. Mikoto había confiado en ese chico. Hasta el final, había visto el area que le rodeaba como una especie de zona segura porque él no sabía nada del experimento. 

Había sido un gato dormido enroscado a un rayo de sol. 

Ese chico no había sido capaz de golpear a Mikoto por la espalda. Incluso si era la manera más segura y más fiable, no había querido hacerlo. 

Ella había apuntado una pistola al chico, pero él no había querido que ningún daño recayera sobre ella. 

Él creyó que podría resolverlo hablando en vez de usar la violencia. 

Pero había apretado el gatillo antes de que sus palabras pudieran alcanzarla. 

“…” 

Mikoto apretó los dientes. 

No quedaba nada que pudiera detenerla. Una fina cuerda que era algo como resignación se rompió, sintió que había sido liberada de algo. Sintió que le habían dado la libertad de la destrucción definitiva como un globo volando por el cielo con su cordel roto. 

El dedo de Kamijou se movió. 

“¿¡!?” 

Mikoto se quedó de piedra al ver eso. 

Mientras él yacía boca abajo, la mano de Kamijou se retorció. Su dedo se movio como si estuviera acariciendo el suelo. 

Esa no era la acción de alguien que quería venganza sobre la persona que le había hecho eso. 

Tampoco era la acción de alguien lleno de miedo que quiere huír lo antes possible. 

Desde el principio, el chico había dicho que no iba a luchar y que no quería hacerlo. 

Esa persistencia no era nada más que el deseo de alzar una mano salvadora a la chica que había pedido ayuda. 

“…¿Por qué?” murmuró Mikoto. 

Solo por leer el informe él no se había enterado de su situación. No sabía que ella había dado su mapa de ADN para ayudar con un tratamiento de la distrofia muscular, que el mapa había terminado por ser usado para propósitos militares en algún momento, o que su deseo de salvar gente conducía a 20.000 personas a la muerte. 

Ese chico no tenía manera de saber nada de eso. 

Pero él se mantúvo del lado de Mikoto a pesar de no saber ninguna de esas cosas. 

Se mantuvo por ella. 

Pero… 

“Para,” dijo Mikoto como un niño a punto de llorar mientras agitaba la cabeza. 

Si se levantaba de nuevo, ella tendría que eliminarlo para salvar a las Hermanas. Por supuesto, no podia contenerse pero era extraño que el chico aún se moviera. Incluso el más ligero golpe podría detener su corazón. 

“Para.” 

Por eso se lo decía. 

No quería que el chico se volvier a levantar. Si estaba vivo, entonces solo tenía que desmayarse. Si lo hacía, Mikoto podría ir a donde estaba Acceleratos sin tener que matarlo. 

Si ese chico se rendía, ella no tendría que hacer daño a nadie nunca más. 

Si ese chico perdiera la esperanza en ella, se liberaría del dolor. 

Pero el dedo de chico se movió. 

No podia mover su cuerpo más, pero reunio cada pizca de fuerza que le quedaba para mover un dedo. 

“Ahh.” 

Mikoto extendió su mano lentamente hacia el chico. 

Estaba segura de que no podría detenerle. Incluso si le cortaba los brazos y las piernas, incluso si destrozaba sus ojos y orejas, él jamás se daría por vencido mientras su corazón continuara latiendo. Eso significaba que no tenía más opción que hacerlo. Para evitar que él le impidiera salvar a las Hermanas, ella debía eliminarle antes de continuar. 

Mikoto apuntó lentamente con la mano. 

Pero ella no podía disparar una lanza de rayo. 

Su cuerpo estaba congelado, pero el calor surgió de sus glándulas lacrimales. 

No podia hacerlo. No sabía por qué. Ella no sabía cuál era la respuesta correcta. Pero no quería. No quería que el chico que tenía delante muriera. Solo pensar en esa posibilidad envio una sacudida a su corazón que amenazaba con volverla loca. 

“Ayúdame” 

Esas palabras que no podia permitir que nadie oyera salieton de su boca. 

Era como alguien rogando a un Dios de cuya existencia no estaba seguro. 

Sus glándulas lacrimales se suponía que estaban secas desde hacía años, pero ahora un óxido transparente salía de ellas.