Editing To Aru Majutsu no Index:Volumen3 Capítulo3 (section)

=== Parte 3 ===

El cuerpo de Kamijou cayó al cuelo como si hubiera sido golpeado por un proyectil. Su momentum lo hizo rodar varios metros. Mientras descansaba boca abajo en el suelo con los brazos y piernas toscamente apretados, parecía una muñeca rota. 

“¿Eh?” 

La más sorprendido por la escena era Mikoto, no Kamijou. 

Mikoto no sabía qué poder tenía Kamijou, pero en sus luchas hasta ese momento, ninguno de sus ataques le había tocado. Como si su misterioso poder negara sus ataques una y otra vez, sus ataques habían aumentado y aumentado hasta el punto que lo había visto como una existencia invencible que podía manejar fácilmente cualquier ataque. 

Por eso ella había disparado aquella lanza eléctrica. 

Pensó que el chico negaría el ataque fácilmente. 

De una manera retorcida, había creído en él. 

“Pero…” 

(Esto tiene que ser un error…) 

Mikoto observó al chico que estaba tirado en el suelo encima del puente. Mikoto sabía muy bien lo que le sucedía a un humano que recibía una corriente eléctrica de un billón de voltios. Ese chico no podría volver a levantarse. Ella lo sabía. Ella lo había hecho. Los sabía. 

Y aún así… 

Un momento después vio un movimiento proveniente del chico que no debería poderse levantar de nuevo. 

Apretando sus dientes, el chico reunion toda su fuerza y se levantó. 

“¿Por qué…?” dijo Mikoto. 

Su ataque de rayo no había sido negado por el poder de Kamijou. Lo había atravesado con toda seguridad. Aún así el chico se había puesto en pie sin depender de ningún poder y usando solamente su cuerpo. 

E incluso después de haber recibido un ataque de un billon de voltios, el chico no cerró sus puños. 

Eso fue por qué Mikoto había murmurado “¿Por qué?” en shock. 

“…No lo se.” Kamijou apretó los dientes. “No se por qué no quier luchar. ¡No tengo ni idea! ¡Pero no quiera que te hieran! ¡Ni siquiera sé qué estoy diciendo! ¡Pero no puedo evitarlo! ¡No quiero alzar mis puños contra ti!” 

“¿Qué-…?” Mikoto perdió el habla. 

El chico gritó como si estuviera a punto de toser sangre mientras mantenía desesperadamente sus pies plantados en el suelo porque su cuerpo parecía a punto de colapsar. 

“¡Incluso si no hay otro camino! ‘Incluso si no sé que más hacer! ¡No puedo dejar que suceda! ¿¡Por qué tienes que morir!? ¿¡Por qué alguien tiene que ser asesinado!? ¡No puedo entenderlo!” 
Ese chico con toda seguridad se había dado cuenta de que sus palabras no alcanzaban a Mikoto. 
Aún así, él gritó. 

Probablemente no tenía una razón. 

Él entendía sus razones, pero aún así rechazaba darse por vencido. 

“…” 

Por un instante, solo un instante Mikoto se mordió el labio. 

Cierta chica había murmurado una vez “ayúdame” para que nadie pudiera oírla. 

Ese chico había aparecido como respuesta a su lamento. 

Estaba seguro de que el chico podría llevar a cabo cualquier milagro si ella pidiera ayuda. 
“Pero no puedo dejar que eso suceda.” Murmuró Misaka Mikoto para sí. 

Era su culpa que cerca de 10.000 Hermana hubieran sido asesinadas. 

Ella no podía permitirse depender de nadie de ninguna manera. 

“Cállate,” dijo Mikoto moviendo sus temblorosos labios. “Yo ya no tengo derecho a que la gente diga eso de mi. Aún si hubiera un mundo feliz en el que todos se quisieran y en sonrieran, ¡No habría sitio para mi allí! ¡Asi que fuera de mi camino!” 

Volaron chispas del flequillo de Mikoto. 

Estaba segura de que el chico abandonaría o cerraría sus puños esa vez. 

Pero él no cerró su puño. 

En ese punto, ella ya no podia controlar su lanza de rayos aunque golpeara el pecho del chico. 

Hubo un rugido tremendo. 

Pero el chico no murió. Ni siquiera cayó al suelo. Reunió todas sus fuerzas en las piernas y siguió aguantando de pie en en camino a pesar de estar destrozado. 

“…Estoy seguro… de que tú también te has dado cuenta. No puedes salvar a nadie de esta manera. Incluso si mueres… y salvas a 10.000 Hermanas… ¿De veras crees que ellas te darán las gracias por salvarlas de esa manera? ¿Son tan tontas las Hermanas que quieres salvar?” 

“¡Cállate! ¡Simplemente cállate y pelea! ¡No soy la buena persona que crees que soy! ¿¡Por qué no puedes darte cuenta cuando estoy disparándote estas lanzas de un billón de voltios!?” 
Como si lo amenazara, Mikoto disparó otra lanza eléctrica. 

Pero Kamijou no cerró su mano derecha. La lanza le gospeó directamente en el pecho. 

Aún así, Kamijou no calló. 

Aún así, tras recibir un ataque como eseo, no calló. 

“¡He matado a cerca de 10.000 personas! ¡No hay razón para que una malvada como yo continúe en este mundo! ¿¡Por qué defiendes a un malvado de esa manera!?” 

“No eres un villano.” dijo Kamijou 

Mikoto frunció el ceño dudosa. 

“¿Por qué sigo vivo?” 

“¿Eh?” 

“Dijsite que estos ataques tenían un billon de voltios. Un humano normal no podría sobrevivir a un voltaje tan alto. ¿No lo encuentras exraño? ¿O has estado conteniéndote inconscientemente?” 

“¿Conteniéndome?” Mikoto tenía una mirada desconcertada en su rostro. “¡Por supuesto que no, estaba tratando de matarte. Sabía que eres resistente… sabía que no te resistirías… y aún así…!” 

“Y aún así no has podido matarme.” 

“…” 

Mikoto no dijo nada más. 

Él tenía razón. Normalmente, un humano no podría sobrevivir a voltajes tan altos como un billón de voltios. 

Pero había una excepción. 

Por ejemplo, las pistolas aturdidoras comerciales tenía voltajes de dos o tros cientos mil voltios, pero un humano no moriría al ser golpeado con ellas. Por otro lado, los enchufes familiars podrían electrocutar a alguien. 

Eso no era causado por el voltaje. Era debido a la diferencia de amperaje. La cantidad de poder eléctrico era igual al voltaje multiplicado por el amperaje, asi que podía no ser electrocutado aunque fueran voltajes extremadamente altos mientras el amperaje fuera bajo. 

En otras palabras, las lanzas rayo de Mikoto tenían un voltaje extremedamente alto pero su amperaje era extremadamente bajo. 

Eran como si sus ataques fueron parte de un show y no tuvieran una verdadera sustancia como una espada de juguete. 

A pesar todo, Mikono no había tenida la intención de contenerse. Había intentado enviar lanzar a la máxima potencia. Esa fue la razón por la que observó a Kamijou sin comprender qué había pasado. 
Mientras ella temblaba como un gatito asustado, Kamijou la miró a los ojos. 

“Para ti, salvar a las Hermanas con tu vida puede ser la última esperanza,” dijo el destrozado chico. “Pero al final, aún eres del tipo de buena persona que no puede matar al chico que está tratando de robarte la última esperanza que te queda.” 

Mientras él hablaba, parecía completamente exhausto pero aún así sonrió. Felizmente.
“Ah…uuh…” Murmuró Mikoto confusa mientras observaba a Kamijou. 

Sus ojos vacilaron como un niño pequeño que está perdido. 

Misaka Mikoto no quería que Kamijou Touma se viera implicado en el experimento. 

Por eso ella había hablado tan tranquilamente de sus repulsivos contenidos cuando él había sacado el tema. Ella había querido que Kamijou cayera en la desesperación al oírlo. Había lanzado la lazas eléctricas sobre el a pesar de su falta de Resistencia porque quería que se rindiera porque sus palabras no podían alcanzarla. 

Si Kamijou perdiera la esperanza en ella, él no la seguiría y acabaría por verse envuelto en ese experimento que no era nada más que una espiral de muerte. 

“Detente.” 

Mikoto se llevó las manos a la cabeza. 

Aún así, Kamijou le había dicho que se detuviera. No importaban las cosas terribles que había dicho o cuán cruelmente le había atacado, no le había importado. 

A ese paso, el chico acabaría por verse involucrado. 

Él cruzaría el punto de no retorno y se vería envuelto en un mundo anormal con una espiral de sangre y suciedad. 

“¡Mi muerte es el único camino que queda para salvar a esas chicas! ¡Acéptalo! ¡Si muero, puedo salvarlas a todas! ¿¡No es maravilloso!? Si estás de acuerdo, entonces apártate!” 

Mikoto se cubrió las orejas con las manos y apretó los ojos mientras gritaba. 

Aún así, sintió que podia oír como el chico decía que no se iba a apartar. 

“…Morirás,” Dijo Mikoto con los ojos todavía cerrados. “¡De aquí en adelante no existe la salvación! ¡Si el próximo ataque te golpea, no habrá manera de que sobrevivas! ¡Apártate si no quieres morir!” 

El sonido de las chipas púrpuras fluyó del cuerpo de Mikoto y creció en intensidad. 

Como si alguna clase de arma hubiera sido activada, el sonido creció y creció. 

“…” 

Aún así, el chico no se apartó ni un simple paso. 

Era somo si él le estuviera diciendo que una ataque como ese no era razón para apartarse. 

Mikoto se mordió el labio. 

Una amenaza no funcionaría en ese chico. 

Si no mandaba un ataque mortal, ella no podría conseguir que se rindiera. 

Si él sabía que no estaba fanfarroneando, el chico tendría que luchar. 

Aún así, ella le escucho gritar que no se apartaría del camino. 

Mikoto no pudo aguantar más y gritó. 

Un gran destello pareció atravesar sus firmemente cerrados párpados. Un gran rugido atravesó sus manos que estaban cubriendo sus oídos. Esa no era una decoración de alto voltaje y bajo amperaje. Ella disparó una lanza eléctrica verdadera exáctamente igual a un rayo real. 

En medio de ese destello sin luz ni sonido, el sonido de un golpe directo resonó como una fábrica de fuegos artificiales explotando.

Aún así, al final, el chico no cerró su mano derecha. 

Al final, eso había sido todo.