Black Bullet:Volumen7 Prólogo

From Baka-Tsuki
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Parte 1[edit]

Líquido transparente fluía de la fuente de agua con el diseño de una figura divina. El agua pura caía verticalmente, fundiéndose con el cielo azul mientras las gotas de agua salpicando enviaban una brisa refrescante a su nariz.

La doncella de blanco puro dobló sus rodillas gradualmente, se quitó el guante y metió la mano en el agua.

El agua fría se sentía especialmente refrescante en pleno verano. En el fondo del agua ondulante, había monedas corroídas de un yen y monedas oxidadas de diez yenes.

Sacando la mano que había sumergido, que disfrutó jugando en el agua con inocencia infantil, sintió como si toda la suciedad y el polvo del mundo fuera llevado lejos. Por desgracia, este breve respiro no duró mucho.

El sonido de las suelas de zapatos contra el suelo de piedra podía escucharse desde atrás.

—Ya es la hora, Seitenshi-sama.

—¿Han sido localizados la Cabeza y el Anillo de Solomon, Kikunojōdono?

La jefa del Área de Tokio, Seitenshi, habló sin mirar atrás. El consejero tras ella respondió sin ningún cambio en su expresión:

—La búsqueda aún está en curso.

—¿Satomi-san aún no ha sido informado sobre este asunto?

—En este momento estoy personalmente opuesto a confiárselo a él.

Seitenshi miró hacia atrás mientras continuaba de pie, sólo para ver al anciano de barba blanca aún musculoso, mostrar ira en su rostro digno.

—¿Tendría demasiada falta de tacto si le pregunto el por qué?

—Ese chico es simplemente un Promotor. Seitenshi-sama le encomienda demasiadas peticiones importantes.

—Los subordinados de Andrei Litvintsev ya han entrado al Área de Tokio, ¿no es cierto?

—En efecto.

Seitenshi suspiró.

—Qué futuro lleno de desastres.

—La reunión entre manos es nuestra primera prioridad.

—...

—¿No está interesada en ella?

Seitenshi mantuvo los ojos cerrados por un tiempo antes de abrirlos lentamente.

—Pongámonos en camino.

Siguiendo a Kikunojō, Seitenshi recorrió el camino de piedras. Frente al césped y los árboles prolijamente cortados, una pared retumbante de agua apareció.

Sin embargo, cuando Seitenshi se paró justo en frente de la cascada, esta dejó de fluir para revelar un pasaje. Esto se lograba usando un sensor de movimiento, activando la entrada tan pronto como detectaba a alguien.

Al pasar por el pasaje frío y húmedo que salió de la cascada artificial, Seitenshi tuvo que sostener su sombrero cuando una repentina ráfaga de viento sopló.

La hierba se balanceaba mientras las hojas crujían. Mirando hacia el cielo desde debajo de su sombrero, Seitenshi vio un edificio con paredes de yeso, que se elevaba bajo el cielo despejado sin nubes.

Este era el Palacio Akasaka, también conocido como la Casa del Estado.

Aunque había sido ampliada y renovada después de la Guerra Gastrea, ni su esquema de color amarillo grisáceo de granito ni su diseño simétrico había cambiado.

Al pasar junto a los guardias de seguridad vestidos de negro, que rodeaban el edificio, y entrar por la parte delantera, las personas serían recibidas por la magnífica decoración interior que era tan grandiosa como la de la Sagrada Residencia. Bajo el liderazgo de una persona, Seitenshi llegó a la puerta principal del White Phoenix Room1.

—Aquí viene el momento crítico.

—De acuerdo… Según se desarrollen las cosas desde este punto en adelante, el futuro del Área de Tokio podría ser alterado.

Bajo sus guantes, las palmas de Seitenshi estaban húmedas por el sudor. Sosteniendo ambas manos contra su pecho, sintió un latido intenso. No debo ser descuidada, Seitenshi recordó eso. Además, cada una de las personas aquí, era un viejo zorro astuto experto en colocarles trampas a los demás.

Ella respiró hondo. Originalmente tenía la intención de empujar la puerta sin hacer ruido, pero esta se abrió con un inesperado ruido fuerte.

La discusión en la sala se detuvo mientras todos dirigían sus miradas hacia ella.

Esa era la reacción esperada, por eso, Seitenshi no sintió miedo.

Dentro de esta sala, que imitaba el estilo francés de finales del siglo XVIII, el silencio era suficiente como para punzar la piel dolorosamente.

El techo estaba pintado con imágenes mientras que las cortinas estaban enroscadas con oro. Un candelabro espectacular, posiblemente de 800kg, producía una brillante luz capaz de lastimar los ojos.

Caminando hacia la mesa que ocupaba el centro de la habitación, Seitenshi se sentó en la silla que Kikunojō sacó para ella.

—¿Fue a recolectar flores, Seitenshi-sama?

Esa era probablemente una frase sarcástica hacia ella como mujer. Frente a un rival que recurriría a bromas de un gusto tan enfermo, Seitenshi encontró aún más necesario trabajar duro para poder mantener una expresión tranquila en su rostro.

—Pedimos disculpas por llegar tarde, presidente Saitake. Por favor, continúe.

Este hombre, cuyo rostro era tan feroz como el de un león, era el jefe de Estado del Área de Osaka, Saitake Sōgen. Después hacer una expresión de decepción, Sōgen resopló con disgusto.

Seitenshi movió su mirada a través de los participantes en la reunión, todos ellos mayores que ella en edad, suspirando calmadamente de forma distinguida.

El jefe de Estado del Área de Osaka, del Área de Sendai, Hakata y el jefe de Estado del Área de Hokkaido, estaban presentes.

Era una reunión entre las cinco áreas principales de Japón.

Como no había ningún precedente, era una incógnita si esto podría ser llamado la versión japonesa del G53, pero con el Área de Tokio como el Estado en jefe, las responsabilidades de Seitenshi definitivamente no eran ligeras.

—¡En cualquier caso, está el asunto de la bandera japonesa!

La persona que de repente golpeó la mesa y se colocó de pie era el primer ministro del área de Hotaka.

—Primer ministro Kaihoku, ¿puedo preguntar qué quieres decir con eso?

Con una mandíbula inferior ancha, piel ligeramente bronceada, cabello de color grisáceo, y memorables cejas especialmente gruesas, Kaihoku Masamori, primer ministro del Área de Hakata, habló con rabia:

—En este momento, la bandera de Japón es el círculo del sol. Pero ese círculo rojo es muy fácil de asociar con los ojos rojos del Gastrea, por lo que no es muy popular en mi área. Así que me gustaría utilizar esta oportunidad para cambiar el color para que sea amarillo, negro o como sea, no importa.

—En ese caso, elijo el negro. Ya que nuestra nación es un productor de Varanium, el negro es una excelente opción.

Quién fácilmente se mostró de acuerdo fue el primer ministro electo del Área de Hokkaido, sentado a su lado.

El primer ministro jugaba con el monóculo negro de vez en cuando. Tenía claras huellas alrededor de sus labios y un rostro alargado que parecía una cucaracha cuando sonreía.

Pero volviendo al tema principal, no se trataba de un tema que Seitenshi pudiera ignorar debido a su posición.

—Primer ministro Juujōji, definitivamente hay un significado en las cosas que nuestros antepasados han protegido. Por favor, considere el significado de la tradición.

—¿Entonces los sentimientos de los ciudadanos no deben tenerse en cuenta?

Seitenshi miró hacia Kaihoku esta vez.

—Si mi memoria no me falla, primer ministro Kaihoku, su próxima elección es inminente. Así que, ¿no está atendiendo caprichosamente las tonterías de sus ciudadanos para afectar la integridad del Estado?

El líder del Área Hakata cerró su boca entreabierta en estado de shock, enfurecido hasta el punto de levantar una de sus cejas. Seitenshi lo escuchó diciendo Esta pequeña perra...» en voz baja.

Siendo insultada a pesar de su superioridad moral, Seitenshi respondió con calma: «Me alegro de que entienda este principio».

Parecía que en realidad podría terminar con esta cumbre sin problemas. De la forma en que era ahora, ella podría ser capaz de sostener su posición ante estos políticos experimentados con gustos excéntricos como Kaihoku o Juujōji.

En ese momento, Saitake levantó su mano huesuda, miró a su alrededor, y habló con voz ronca.

—Bueno, tengo otra cosa de la que hablar. En relación al «Proyecto Cassiopeia»...

Aquí viene… Seitenshi pensó inmediatamente.

—En ese sentido, quiero avanzar en el proyecto tanto como sea posible. El Proyecto Cassiopeia era una propuesta para unir a las cinco áreas de Japón utilizando «Shield Machines» para cavar túneles en una red masiva de ferrocarriles subterráneos. Era el pilar de la política de Seitenshi y también su ambición, el deseo que ella esperaba hacer realidad sin importar que.

Mirando el rostro de todos, Seitenshi habló sonoramente:

—Una vez que el ferrocarril subterráneo se ponga en marcha, no sólo se estimulará la actividad económica, sino que también servirá como prueba de que las cinco áreas coexisten en paz y prosperidad. Además, puede servir como señal de que la humanidad puede contraatacar a los Gastreas, trayendo esperanza a los ciudadanos de las distintas áreas.

—Sin embargo, me opongo a ello...

Seitenshi sintió que un escalofrío recorrió su espalda.

Quién murmuró para interrumpir esta conversación fue el primer ministro del Área de Sendai, que había guardado silencio hasta ahora.

Su cabello, vello facial e incluso sus cejas eran de color blanco como la nieve. La línea de su cabello había retrocedido hasta el punto en que los únicos restos estaban alrededor de sus orejas, su cabeza era suave y brillante y el par de ojos diminutos bajo su frente ancha lo hacían parecer como un gorila, además de que sostenía un fuerte ambiente de sospecha.

Seitenshi subconscientemente enderezó su espalda.

Saitake Sōgen, sospechoso de contratar al asesino que había atentado contra su vida. Kaihoku Masamori, inferior en comparación con Saitake pero visiblemente radical y ofensivo. Juujōji Tsukihiko, cuyas habilidades como jefe de Estado aún estaban sin probar. Sólo esos tres por si solos eran difíciles de manejar, pero de hecho, Seitenshi creía que el único candidato para el ojo de la tormenta en esta reunión sería quizás Inō Muramaro, el primer ministro del Área de Sendai.

Inō murmuró cada palabra de forma pretenciosa:

—Creo que esta propuesta es poco realista. ¿Su alteza tiene alguna idea del tiempo y dinero que este proyecto necesitará? Tal vez podría estar bien para Seitenshi-sama, pero para el momento de la ceremonia de apertura, el resto de nosotros será demasiado viejo para moverse.

Esas palabras sonaron como un intento para bromear, pero en medio de la atmósfera rígida, terminaron siendo recibidas de forma fría.

—Primer ministro Inō, tal vez usted no lo sepa, pero la tecnología está avanzando constantemente. Suponiendo que tanto el Área de Tokio como la de Sendai utilicen Shield Machines, las dos áreas podrían estar vinculadas entre sí en un futuro próximo.

—Sí... Sin embargo.

Inō rascó su cabeza con seriedad. Tal como Seitenshi temía, no estaba de acuerdo.

Una vez que las cinco áreas estuvieran conectadas a través de ferrocarriles subterráneos, el costo del transporte se reduciría drásticamente. Los productos agrícolas del Área de Hokkaido, los productos manufacturados del Área de Osaka que se especializaba en la industria pesada, además del principal exportador de Varanium en el mundo, el Área de Tokio, estarían fuera de competencia frente a los productos nacionales de otras áreas.

Comunidades agrícolas e industriales del Área de Sendai debían haber aplicado presión. Seguramente en eso se basó Inō para moverse hacia la protección de los intereses existentes.

Seitenshi no pudo evitar sentir una oleada de ironía.

Apenas diez años antes, Japón seguía siendo un país unificado, pero ahora, en el año 2031, uno difícilmente podría describir al pueblo japonés como un solo corazón.

No importa qué, Seitenshi quería lograr la reunificación de las cinco áreas de Japón dentro de su vida, con el fin de reactivar la nación de Japón.

Sin embargo, el mayor obstáculo para ese objetivo podría muy bien estar lejos de los Gastreas.

Las palabras de Inō incluso podían llegar a convertirse en realidad. El Proyecto Cassiopeia no llegaría a un acuerdo y terminaría archivado.

Aunque los otros cuatro habían dicho «Decidir todo durante esta conferencia sería demasiado apresurado» declarando que iban a llevar la propuesta de vuelta a sus respectivos Estados para debatirla. Ya que ellos no podían llegar a una conclusión a pesar de tener el poder de decidir, ¿quién más podría aprobar el proyecto?

Una vez que otros temas de la agenda, que incluían temas económicos, energéticos y una breve discusión sobre el calentamiento global, se habían discutido, Inō planteó otra pregunta diciendo «Por otra parte» como una apertura para luego guardar silencio por un momento.

Quizás estaba apuntando al momento en que Seitenshi bajara la guardia.

—Seitenshi-sama, con respecto al «Legado de las Siete Estrellas» del Área de Tokio…

Seitenshi abrió los ojos mientras intercambiaba miradas con Kikunojō, que estaba de pie a su lado.

—¿Cómo supo acerca de eso?

Inō hizo una sonrisa siniestra.

—Tenemos bajo nuestro mando a varias agencias de inteligencia después de todo. Aunque me parece que es algo ridículo, según la información que llegó a mí poder, usando un objeto misterioso llamado el «Legado de las Siete Estrellas» como catalizador, el Área de Tokio fue capaz de convocar a un Gastrea Fase V… en otras palabras, un Gastrea del Zodiaco. Eso no puede ser posible, ¿cierto?

—Sin comentarios.

Seitenshi respondió sin fingir. Sin embargo, los ojos de Inō brillaron con sospecha.

—¿Qué pasa su alteza? Si lo que acabo decir es completamente ridículo, no dude en descartarlo con una sonrisa.

—Sin comentarios.

—¡Oh Dios! A pesar de murmurar sobre la cooperación entre las cinco áreas, su alteza está ocultando cosas de los demás.

Seitenshi no sabía cómo responder.

La atmósfera de la conferencia se estaba convirtiendo en un interrogatorio, haciendo que Seitenshi se sintiera muy preocupada.

—Lo siento de verdad, pero eso se refiere a los asuntos confidenciales del Área de Tokio.

Terminando el tema por su cuenta, Seitenshi perdió la capacidad para pensar con calma, sin molestarse siquiera en aliviar un poco el ambiente tenso de la escena.

Sin escavar más sobre este asunto, la reunión terminó sin que llegaran a ningún acuerdo.

El resultado de esta ligera disputa entre esos dos líderes se convertiría en un incidente que sacudiría a todo el mundo en unos pocos días…

—¡No dejen de trabajar, dense prisa y vuelvan a sus puestos!

Siendo regañado por el capataz, cuyo grito hizo eco dentro de la cueva, Hitoshi Kamisu sostenía un taladro para rocas, empujando el cincel con fuerza contra el suelo.

Al presionar la palanca del acelerador, el aire comprimido enviado al taladro condujo el cincel, rompiendo el lecho de roca debajo. El olor sofocante a polvo y la fuerza de reacción intensa en sus brazos lo obligó a cerrar un ojo.

El aire caliente y húmedo estaba causando un ambiente extremadamente incomodo, lo que obligó a Hitoshi a soltar la palanca varias veces para limpiar el sudor de su frente.

Bajo la débil iluminación de las bombillas incandescentes, otros hombres estaban sosteniendo taladros como él con rostros muy asustados mientras colocaban la roca dentro de una cinta transportadora.

Dentro de la oscura cueva, incluso era imposible saber si era de día o de noche.

Para Hitoshi, este tipo de ambiente era como si tu vida entera cayera en la trampa hecha por una hormiga león.

La ubicación de Hitoshi era afuera de los Monolitos, en otras palabras, una mina Varanium en el Área Inexplorada.

La Guerra Gastrea estalló en el 2021. Hitoshi trabajaba en la industria de importación y venta de cosméticos extranjeros, pero quedó sin trabajo con la llegada de la guerra.

Después de la guerra, la ley ordenaba que los aviones civiles se vieran obligados a contratar aviones de escolta de las Seguridades Civiles para protegerlos cuando volaran fuera de los monolitos, donde los Gastreas deambulaban por todas partes, con el fin de evitar los ataques de aves o insectos voladores de ese tipo. Los costos del transporte aéreo aumentaron dramáticamente desde entonces, colapsando así la relación entre riesgo y recompensa en el comercio de importación.

Hitoshi recordó que desde sus días de escuela, su maestro le había dicho: «No es la especie más fuerte ni la más inteligente la que sobrevive, es la que más se adapte al cambio». Se suponía que esa era una famosa cita de Darwin.

En ese sentido, el mundo, que había pasado por grandes cambios desde la Guerra Gastrea, no era un lugar en el que él pudiera adaptarse después de todo.

Aunque sus ahorros personales eran suficientes para que comenzara de nuevo, había perdido la voluntad para luchar. En comparación a tomar el reto con valentía y aceptar la derrota, eligió vivir de sus ahorros en su lugar.

Después de diez años, como era natural, su dinero se acabó.

Llevado lejos, casi en forma de secuestro por los rufianes empleados por sus acreedores, la vida de Hitoshi como minero comenzó. Este trabajo era inordinariamente monótono sin ninguna esperanza para el futuro.

Su lugar de trabajo, B3F, era alcanzado al bajar en un ascensor conocido como «la jaula». Ese lugar no sólo era oscuro, sino que también se hacía más estrecho entre más profundo iba. Las barras de acero que sostenían el techo también parecían muy inseguras.

Aunque la tecnología moderna había avanzado y sus compañeros de trabajo le habían dicho que los accidentes de derrumbes eran menos comunes que en el pasado, era bastante dudoso cuanto podía confiar en dicha tecnología cuando estaba en una mina ilegal manejada por los Yakuza.

Después de ser ruidosamente despertado y de comer un desayuno repugnante, tenía que trabajar hasta la mitad de la noche antes de regresar y colapsar en unas mantas gruesas.

Cosas para medir el tiempo como relojes o celulares habían sido confiscadas desde el principio, por lo que era imposible decir con exactitud cuánto tiempo tenía que trabajar, pero el reloj biológico de Hitoshi tenía la sensación de que era más o menos de trece a catorce horas.

Lo más insoportable de todo era que para excavar una onza de Varanium, se requería el uso de un taladro para aplastar un centenar de kilogramos de roca con desesperación.

Debido a los rugidos violentos del Gastrea, saltaba en medio de la noche del miedo, levantándose de la cama. Esto había sucedido muchas veces, no sólo una o dos veces.

Aunque las seguridades civiles estaban en la mina las 24 horas del día, las seguridades civiles contratadas por los Yakuza no eran personajes agradables tampoco, después de todo, las aves del mismo plumaje terminan juntas. Sus responsabilidades probablemente se inclinaban más hacia monitorear a los trabajadores para evitar que escapen.

Además, todos los mineros ya entendían que estos chicos, contratados por dinero, absolutamente no iban a arriesgar su propia vida para defender a los trabajadores en caso de un fuerte ataque Gastrea.

—¡Hey! ¿Cuántas veces tengo que decirlo para que llegue a sus cabezas huecas? ¡No dejen de trabajar!

Hitoshi chasqueó la lengua suavemente y volvió a su trabajo.

En ese momento, se escuchó un golpe y una vibración pesada. La bombilla parpadeó al instante mientras suciedad caía y se dispersaba desde el techo.

El miedo se extendió entre los mineros como si fuera una ola.

Hitoshi originalmente pensó que eso sucedió porque usaron explosivos en la mina, pero después de otro golpe, cayó suciedad desde arriba una vez más.

Mientras sudor frío goteaba lentamente de su frente, sintió como su corazón latía intensamente.

Hitoshi tenía una sensación muy siniestra.

El sonido intermitente se hacía gradualmente más fuerte. La séptima vez, ya podía ser llamado un fuerte temblor. Perdiendo el equilibrio, Hitoshi cayó al suelo y se lastimó la espalda.

El ruido estaba cada vez más cerca.

De hecho, casi se sentía como…

—¿Las pisadas de algo...?

Hitoshi no pudo evitar murmurar. Esas palabras fueron como semillas de terror plantadas en su corazón.

Pronto, esas semillas germinaron y vides de terror enredaron todo su cuerpo.

—¡Dense prisa y corran!

En el momento en que alguien gritó, ya todos habían empezado a tomar acción.

Aunque los capataces rugían agudamente, tratando desesperadamente de hacer que todos volvieran a trabajar, estando en desventaja numérica, era imposible que pudieran detener la avalancha de hombres después de todo.

Lleno de mineros casi hasta el punto de sobrecargarse, el ascensor se movía lentamente junto a un sonido de fricción metálica.

Envueltos por el temor al techo que podía colapsar en cualquier momento, los hombres fornidos que trabajaban en las minas, temblaban sin parar.

¿Qué está ocurriendo? ¿Qué diablos está pasando?

Llegando finalmente a la superficie, el grupo empujó violentamente la reja para abrirla.

Subiendo a toda prisa, se asomaron por las ventanas de las grúas torre.

La luz brillante del sol los hizo gemir. Al parecer era de día en este momento.

Sin embargo, al instante siguiente, el sol fue borrado y el cielo de pronto se oscureció.

Incapaces de comprender lo que estaba pasando, miraron hacia el cielo.

… Y entonces vieron eso.

Un tamaño que estaba en una escala que haría que cualquiera se volviera loco… Esa era la única forma de describirlo.

Mirando desde una grúa torre, se podía ver una masa de carne retorciéndose con ondulaciones suaves y lentas. Los dos lados de su cuerpo estaban cubiertos con innumerables patas con superficies brillantes.

El campo de vista de Hitoshi estaba dominado por eso hasta tal punto que no tenía sentido describir que tan enorme era su aspecto exactamente.

El cuerpo largo de eso era suficiente como para confundirlo con la Gran Muralla China, un anélido parecido a una sanguijuela o a una lombriz de tierra a primera vista. Su largo cuerpo se elevaba en el aire mientras las largas extremidades unidas al suelo estaban divididas en segmentos, de los cuales los más largos y gruesos eran los miembros delanteros parecidos a guadañas.

Este súper Gastrea, que subía la mina usando sus pereiópodos 4 contratantes, pasaba por encima de la torre desde donde Hitoshi observaba.

Esa era la razón por la que desapareció el sol. La parte aterradora del cuerpo que los mineros vieron primero era precisamente su vientre.

Gritos y rugidos aparecieron en una reacción en cadena. Las seguridades civiles custodiándolos se dispersaron y huyeron, sin saber si debían correr o simplemente abandonar la mina por completo.

Con cada paso que el Gastrea daba, su vientre golpeaba contra el suelo con un ruido sordo seguido de una vibración retrasada, dejando nubes de polvo mientras fácilmente aplastaba los monolitos móviles5.

En ese momento, un gran número de objetos en forma de bolsas en la parte inferior del abdomen del Gastrea, entró a la vista de Hitoshi.

Parecían como huevos a primera vista, invocando sus recuerdos pasados.

—¿Sacos de virus? Cómo es posible... No hay forma...

Hitoshi gruñó y dio un paso hacia atrás.

Eso era uno de los reyes Gastrea, un Gastrea del zodiaco…

—… ¡Es libra, el rey de la pestilencia!

No había error, era uno de los Gastrea del zodiaco que había devastado al mundo hace diez años.

Para el momento en que la noticia llegó al centro político en el primer distrito del Área de Tokio, la sagrada residencia, ya habían pasado dos horas desde la conmoción en la mina.

La oficina de Seitenshi para manejar asuntos administrativos, que se encontraba en la torre oeste de la residencia, estaba llena de un ambiente tenso mientras el personal iba corriendo buscando informes de confirmación y tomando las medidas de prevención adecuadas.

—Así que, Libra detuvo su marcha en esa mina en particular. ¿Cuál es la ubicación de la mina?

Sentada en una gran silla ejecutiva, Seitenshi trató de hablar con calma mientras apoyaba sus codos sobre el escritorio.

Sin cambiar la expresión de su cara de póker, Kikunojō agitó su mano. La iluminación de la habitación inmediatamente se atenuó y un holo-panel gigante apareció en el aire para indicar el mapa.

El marcador se encontraba dentro del Área Inexplorada, entre las áreas de Tokio y Sendai.

—Esto es lo que solía llamarse Nasudake en la prefectura de Tochigi, hace diez años. Ya que no había registros de aplicaciones para dar un permiso de minería, debe ser una mina ilegal.

Seitenshi miró fijamente al holo-panel brillando en la oscuridad.

—... El lugar donde Libra se detuvo está justo entre las áreas de Tokio y Sendai. ¿Cuál es su estado actual?

—En la actualidad está enrollada directamente sobre la mina, literalmente, en un espiral.

—¿Ha cesado su actividad?

Kikunojō sacudió la cabeza.

—Eso es incierto.

—Recuerdo que la capacidad de Libra era…

—… Sintetizar dentro de sí decenas de virus letales que solo hacen de su anfitrión a los seres humanos y se proliferan en él aire. Estos virus invaden el cuerpo no sólo a través de la respiración, sino también con el contacto físico. Por lo que, la única manera de prevenir la infección por los virus de Libra es confiar en los últimos trajes de protección. Aparte de eso, los virus letales sintetizados por Libra son inmunes a la luz ultravioleta y pueden incluso pasar a través de los campos magnéticos de los monolitos. Rusia fue prácticamente convertida en un infierno cuando Libra pasó por allí hace diez años. Las personas infectadas con todo tipo de enfermedades extrañas, nunca antes vistas, se amontonaban en las calles por el dolor, según los informes, su hedor llegaba hasta Pekín.

—… Así que por eso obtuvo el apodo del Rey de la pestilencia... ¿No es así? ¿Cuál es el estado de los sacos de virus ubicados en el abdomen de Libra?

—Ya se han activado.

—Por favor, dígale al equipo de análisis que determiné cuando serán liberados los virus.

—Afirmativo. Sin embargo, teniendo en cuenta la capacidad de Libra, las personas de Sendai deberían ser presas del pánico más que nosotros en este momento.

—¿Por qué es eso?

—Un viento del oeste sopla en este momento.

Seitenshi tapó su boca comprendiendo súbitamente.

—Usted evidentemente entendió. Supongamos que Libra liberé sus virus en ese lugar, aunque aún dependería de las condiciones climáticas, hay una posibilidad del 80 al 90% de que el viento soplé directamente hacia el Área de Sendai.

—Las posibilidades de derrotar a un Gastrea del zodiaco con armamentos convencionales es casi de cero. Espero que el Área de Sendai no entre en pánico disparando misiles y enojando a Libra.

Seitenshi miró al secretario de Política de pie junto a su lado.

—Por favor, infórmele al primer ministro Inō que el Área de Tokio espera que el Área de Sendai muestre buen juicio.

—¡Oh no!

En ese momento, otra secretaria entró corriendo sin aliento, empujando la puerta con su cuerpo.

—¿Cuál es el problema?

—¡El primer ministro Inō ha ocupado la embajada de Tokio en el Área de Sendai y arrestó a todo el personal! ¡También cerró el aeropuerto, deteniendo todos los vuelos hacia el Área de Tokio!

Sintiendo un shock como si alguien hubiera golpeado su cara con un martillo, Seitenshi no pudo evitar colocarse de pie con fuerza, haciendo que la silla chirriara ruidosamente.

—¿Cuál es... el significado de esto?

—El otro lado parece creer que el «Legado de las Siete Estrellas» en nuestras manos ha convocado a Libra en la mina en un intento de destruir el Área de Sendai. Está en la televisión ahora, ¡Por favor dese prisa y véalo, Alteza!

Agitando sus manos sin ningún sentido, la secretaria mostró otro holopanel para mostrar al primer ministro Inō de pie en un escenario, diciendo un discurso intenso con su puño cerrado:

«¡Ciudadanos! Hace diez años, el Área de Sendai fue devastada por la Guerra Gastrea y bajo el esfuerzo y sacrificio de todos, hemos revivido y actualmente somos reconocidos por las Naciones Unidas como un estado independiente, esto es de conocimiento público. Sin embargo, en la actualidad existe un enemigo que amenaza la perpetuidad de la soberanía de nuestra nación.»

Los ojos del primer ministro Inō, ocultos bajo una pila de grasa, repentinamente se ensancharon mientras golpeaba el atril.

»¡Y ese enemigo es el Área de Tokio! Nuestra agencia de inteligencia ha descubierto la verdad de que el Área de Tokio esconde la tecnología para controlar a los Gastrea del zodiaco arbitrariamente.»

—¡Mentiroso! El «Legacy» no tiene ese tipo de poder en lo absoluto.

Incluso sabiendo que hacerlo no tenía sentido, Seitenshi no pudo evitar gritar.

»En otras palabras, la calamidad de destrucción que Libra está trayendo al Área de Sendai es un plan hecho únicamente por el área Tokio. No importa cuáles sean sus intenciones, claramente han cruzado la línea. Para eliminar la amenaza de Libra, no tenemos más remedio que tomar represalias en contra de la administración de Seitenshi. Le pido a todos los ciudadanos del Área de Sendai que…»

Era demasiado para soportar.

Agitando la mano para apagar la pantalla, Seitenshi sacudió su cabeza.

La oficina se sumió en un silencio sepulcral.

Una guerra a gran escala entre las dos áreas.

Esas eran las palabras que estaban en la mente de todos.

Al final, Seitenshi hizo una expresión débil. Todos se quedaron mirándola. Ellos estaban esperando órdenes.

Sosteniendo el rosario en su pecho con fuerza, Seitenshi intentó calmar su alma en medió de sus sentimientos de fracaso.

Respirando hondo, exhaló.

—Con respecto a esta acusación, deberíamos emitir una declaración negativa inmediatamente.

—¿El otro lado nos creerá?

—Cuanto más tarde la enviemos, el Área de Tokio parecerá más culpable. Aparte de eso, deberíamos enviar un emisario secreto al Área de Sendai. Uno de los secretarios hizo una expresión de miedo en ese momento.

—¿Qué tal si tomamos esta oportunidad para hablarle del «Legacy» a las otras áreas?

—Incluso si liberamos la información a las otras cuatro áreas, soy escéptica al hecho de que la usen pacíficamente. Además, ahora que la situación se ha deteriorado hasta este punto, no podemos esperar que el Área de Sendai confíe en nosotros. La mejor solución para nosotros es eliminar a Libra usando nuestro propio poder.

Una secretaria de aspecto muy intelectual movió sus gafas con el dedo medio, su mirada descansaba en los documentos a un lado.

—Hablando con franqueza, eso debería haberse hecho hace diez años, si fuera posible. Recopilando ADN de cientos de miles de especies además de evolucionándolos, el caparazón de libra es capaz de desviar todo tipo de armas modernas. Si hay un método efectivo de ataque, sólo sería nuclear...

—No.

Seitenshi rechazó eso antes de que la secretaria terminara.

—A pesar de que eso se ha convertido en «Área Inexplorada», usar armas nucleares en el antiguo suelo japonés estaría en contra al Tratado de Shinsakai.

En ese momento, una analista entró a la oficina con un «Discúlpenme» y le susurró algo a uno de los secretarios. Después de escuchar eso, el secretario asintió.

—Los resultados del análisis han sido revelados. A juzgar por la velocidad de maduración actual de los sacos de virus, la liberación de los virus será dentro de cinco días. Además, el Área de Sendai ha emitido un ultimátum para atacar el Área de Tokio si Libra no es desalojada en cuatro días.

—Cuatro días...

Seitenshi sintió el sonido de un segundero, que representaba la cuenta regresiva, en su mente.

—Busquemos inmediatamente un camino de paz con el otro lado y tratemos de encontrar una forma de eliminar a Libra. A este ritmo, el mundo sólo se llenará de odio.

—Seitenshi-sama...

Seitenshi miró hacia atrás para ver a Kikunojō, quien había permanecido de brazos cruzados con los ojos cerrados hasta ahora, abrir los ojos.

Sus ojos brillaban con una luz terriblemente fría.

—Deberíamos cercar inmediatamente la embajada del Área de Sendai, como represalia.

Seitenshi sacudió su cabeza con calma.

—No. El odio sólo conduce a más odio. Esa reacción en cadena se extenderá todo el camino hasta el infierno. Además, este incidente podría muy bien estar relacionado en secreto con el «Anillo de Solomon» y la «Cabeza»...

—¡En este punto, no tiene sentido hablar de eso!

El consejero vestido con un kimono blanco gritó en voz alta. Al instante, todo el personal se congeló y la habitación fue envuelta en silencio. Después de un tiempo, él continuó hablando en voz baja y clara:

—Seitenshi-sama, esos tipos de Sendai están utilizando el personal inocente en la embajada del Área de Tokio como rehenes e incluso apuntando sus misiles contra nosotros. Me temo que los ciudadanos del Área de Tokio han enfurecido y la opinión pública también, necesariamente inclinado la balanza hacia la guerra. Si usted no toma ninguna medida para resistirse, se le acusara de ser débil por los ciudadanos y ser forzada a abdicar.

—No me importa. Con mucho gusto acepto si esa es la decisión de los ciudadanos.

—Aparte de usted, ¿quién más puede servir como símbolo del Área de Tokio? A la larga, es mejor para el Área de Tokio si usted se aferra desesperadamente al trono y se niega a dejar de lado el poder algunas veces. ¿Por qué no puede entender ese principio?

—Sólo que esta vez, no voy a escuchar su sugerencia, sin importar lo que suceda.

En el momento en que Seitenshi suspiró para despedir a Kikunojō y darle órdenes a las personas en el lugar, él de repente se acercó interrumpiéndola.

—Por supuesto que no.

Mientras hacía un gesto de levantar la barbilla, dos hombres corpulentos vestidos de negro irrumpieron inmediatamente en la sala colocándose en ambos lados de Seitenshi.

Por un momento, ella no pudo entender cuál era su intención.

—... ¿Qué es esto?

—Seitenshi-sama, por favor vuelva a su habitación a descansar por ahora.

Seitenshi finalmente entendió el significado de la expresión sombría en el rostro de Kikunojō.

—... En otras palabras, ¿se trata de un golpe de estado?

Las cejas de Kikunojō cayeron mientras mostraba una expresión triste por primera vez.

—Durante la crisis de los Misiles de 1962 en Cuba; Estados Unidos y la Unión Soviética estaban apuntándose armas nucleares suficientes para destruir el mundo siete veces, con sus manos en los botones de inicio. Aunque la decisión del líder de la Unión Soviética, Kruschev, de aceptar las negociaciones con los EE.UU. y evitar una guerra nuclear a gran escala fue la correcta, las personas lo consideraron como una debilidad de su parte y se convirtió en la razón de su salida del poder más adelante. Por favor, recuerde esto su Alteza. A veces, las decisiones correctas serán vistas como pecados. El Seitenshi anterior me encargó la responsabilidad de no dejar que usted caiga del poder. Esa es la única razón por la que me estoy aferrando a este cargo como consejero con estos viejos huesos míos.

—¡Es una vergüenza! ¡Tratar de resolver todo con la fuerza bruta!

—Nadie podrá cuestionar si la decisión es buena o mala, ni siquiera los libros de historia.

—En ese caso, será juzgado cuando los muertos se levanten de sus tumbas, y sean enviados al cielo o al infierno.

—No me importa. Voy a ser la persona que vaya al infierno. Llévense a su alteza lejos.

Frente a los hombres de negro que estaban a punto de levantarla por los brazos, Seitenshi declaró seriamente «Puedo caminar por mi cuenta». Entonces, después de mirar fijamente el rostro de Kikunojō por un largo tiempo, finalmente se dio la vuelta y salió de la oficina.

La luz de un candelabro de tres velas vacilaba delante de ella, mientras giraba lentamente por un pasillo ocupado por la oscuridad en un mundo regido por la cordura y la racionalidad.

Odiaba la Sagrada Residencia de noche, especialmente las partes donde no había gente.

La única secretaria de política femenina, Kiyomi Kase, estaba caminando hacia adelante mientras sus pasos tropezaban.

El retrato de una belleza, hecho por un famoso pintor, parecía estar conteniendo en secreto su aliento hoy, mirándola por detrás.

Habiendo trabajado durante toda una semana ya, los secretarios de política se enfrentaron a una carga de trabajo hoy que era casi suficiente como para volcar toda la Sagrada Residencia.

Mirando por la ventana hacia la iluminación de la torre oeste que aún era visible, podría suponerse que esas luces no iban a extinguirse esta noche. En contraste, la esquina de la habitación de Seitenshi ubicada en la torre oeste se sentía como una especie de santuario inviolable. Aparte de aquellos que buscaban específicamente hablar con Seitenshi, muy pocas personas lo visitaban.

Kiyomi llevaba una bandeja en su mano izquierda con una humeante sopa y pan. Seitenshi estaba actualmente bajo arresto domiciliario, confinada en su propia habitación. Kiyomi le había entregado comidas varias veces, pero Seitenshi no había mostrado signo de comerlas.

Haciendo a un lado el pensamiento de que debía convencer a su alteza de comer algo, Kiyomi se acercó a la puerta en las profundidades del pasillo.

Dejando a un lado el candelero, tocó la puerta un par de veces.

—Seitenshi-sama, lo siento por molestarla tan tarde en la noche.

Mirando las decoraciones curvas de la puerta, que se asemejaban a una vid, sólo el silencio del rechazo le respondió.

Tocando la puerta de nuevo, siguió sin recibir respuesta.

En el momento en que suspiró y estaba a punto de dar marcha atrás, de repente sintió el viento soplando a través de la cerradura. Entonces, colocó su mano allí y la agitó un par de veces.

No era su imaginación.

Por alguna razón, Kiyomi tenía un mal presentimiento. Después de decir «Perdone mi intrusión», insertó la llave de repuesto, la giró con ansiedad y entró en el interior.

El oscuro interior de la habitación estaba desierto. La hermosa cama también estaba vacía.

El viento soplaba, por lo que las cortinas de seda se movían. La cortina en la parte derecha de la ventana parecía haber sido arrancada. Por extraño que pareciera, la cortina eliminada no parecía estar en ningún lugar.

Cuando Kiyomi levantó el candelabro y se acercó al balcón, desaparecieron todas sus dudas.

La cortina estaba atada al balcón, meciéndose ligeramente con el viento. Partida en varias partes, las piezas de la cortina estaban atadas para llegar desde el tercer piso hasta el primero.

Entendiendo lo que significaba, Kiyomi dejó caer el candelero y cubrió su boca con ambas manos.

—Oh no.


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