Zero no Tsukaima Español:Volumen12 Capítulo1c

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search

Historia 3: El Derecho de Usar a Saito por un Día


Capítulo 1


Tristania, la capital de Tristain.

En la Posada Hadas Encantadoras, enfrente de la Calle Chincton, dos chicas de cabello oscuro estaabn charlando.

"Oye, Siesta. ¿No es tiempo de que hagas que Saito sea tuyo?"

Aquella pregunta fue planteada por Jessica, una anfitriona de la Posada Hadas Encantadoras. Al ser éso preguntado por su prima, Siesta se sonrojó.

El día anterior, Siesta había pasado por la Posada Hadas Encantadoras para llevarse unos vegetales primaverales de la casa de sus padres. Scarron, el dueño del bar, era el tío materno de Siesta.

"Hacerlo mío.. está mal ponerlo de ésa forma, Jessica. Primero que nada, Saito-san no es esa clase de persona para mí. Para mí él es solo mi maestro."

Siesta no estaba usando su habitual traje de sirvienta de la academia de mágia. Su cuerpo estaba envuelto por un vestido verde claro y un sombrero de paja con una cinta blanca. Siesta se movía nerviosamente.

"¿Qué estas diciendo? Si él hubiera visto a la Siesta de Albion, estaría totalmente claro. Nota del traductor: Si no entendieron esta frase no se preocupen, ni yo la entendí así que lo traducí textual. Si alguien si lo entendió corregir por favor.

Jessica sonreía mientras hablaba.

"De verdad, no me puedo creer que tu seas mi prima, cuando ni siquiera puedes conquistar el chico que te gusta ."

Siesta la miró con una mirada complicada. Su prima, siendo solo un año más joven, era una total veterana comparada consigo misma en cuanto al amor.

"...Pero, Saito-san ya tiene a alguien a quien ama."

Dijo Siesta mientras se meneaba inquietamente. En frente de sus familiares, su usual audacia era oprimido por buenos modales.

"Louise. ¿Verdad?

Las cejas de Siesta saltaron. Con una expresión un poco rígida, Siesta sorbió su té. Jessica observaba de arriba a abajo a la Siesta en ese estado.

"No digo esto porque seas mi prima, pero aún no has perdido."

Habiendo dicho esto, una sonrisa surgió en el rostro de Siesta.

"Pero... la Señoirta Vallière y Saito-san estan conectados por un fuerte vínculo... así que no me importa."

"¿Qué es lo que no te importa?"

"Estar de segunda..."

Con esa declaración, los ojos de Jessica se abrieron de par en par.

"¡Espera un momento! ¡Sie Sie! ¡¿Qué estas diciendo!?"

"¿Sie?"

"¡Esa clase de cosas es un no-no! ¡Ahhhhh! ¡¿Por qué las cosas se tornaron así?! Pensar que mi prima se ha convertido en una perdedora...¡Es vergonzoso!

Como si ella estuviera en la posición de Siesta, Jessica empezó a pisotear fuertemente por la frustuación.

"Pero, he sido bastante audáz... y uh... no importa."

Aunque ella trataba de demostrarle que no era una perdedora, Siesta empezó a sonrojarse por la verguenza. Aunque Siesta trato muy duramente en ser atrevida, su personalidad original era una más cohibida. Jessica se puso justo enfrente de su rostro en ese momento.

"Aunque Louise sea una conocida mía, por hoy te voy a ayudar. Eres mi querida prima después de todo."

"Es-esta bien..."

Asintió Siesta, siendo llevada totalmente a su ritmo. Viniendo solo por unos vegetales, no se esperaba que sería sermoneada de tal forma.

"Bien, es cierto que Saito es alguien distraído y no puede pensar más allá de una cosa... y bromea y se mete en los asuntos de otros. Pero aún así lo deseas tanto..."

En ese instante, Siesta le lanzó una mirada.

"¿Jessica?"

Inclinándose, Siesta le tiro la oreja a su prima.

"¡Er-era broma! ¡Una broma!"

"Tú eres en la cual menos confío."

Siendo observada con tal expresión, Jessica sacó la lengua.

"Pero en ese momento, no sabía que ustedes se conocían. Bien, dije que cooperaré contigo así que no te me enojes tanto."

Dijo Jessica, mientras se iba y volvía con algo.

"¿Qué es eso?"

Era una botella púrpura con forma de corazón. De todas formas, se veía sospechoso.

"Ayer, vino de cliente un imbécil noble y me dijo que me dejaría tomar esto. Se veía sospechoso así que cuando lo interrogué, él me dijo que era una pócima de amor. Me reí de ello."

"¡Ehhhh! ¡¿Éso es ilegal, no es así?!

Mientras que Siesta gritaba, Jessica le tapó la boca con su mano.

"¡Shh! ¡No lo grites! De todas formas es una poción de amor especial. Su efecto dura por solo un día, así que no tienes que preocuparte de que te atrapen. But. ¿No es suficiente solo un día para hacerlo tuyo?"

El tono burlón de Jessica hizo que las mejillas de Siesta se sonrojen.

"Pero... esta clase de cosa es un injusto después de todo."

"¡Esta bien! Estás compitiendo contra una maga, así que no puedes decir que usar una pócima de amor sea injusto. No te contengas y úsalo."

Jessica deslizó la pócima de amor dentro del bolso de Siesta.


En la tarde siguiente..

Llegando al cuarto de Louise en la Academia Mágica, Siesta estaba sentada apoyando su codo sobre la mesa mirando intensamente la pócima de amor.

En su mente, se sacudían dos ideas.

'¿Debería usarlo simplemente?'

Siesta sacudió su cabeza para despejar su cabeza.

'¡No puedes, Siesta! ¡Definitívamente no puedes!'

'¡Usando esta clase de mágia para marcar el corazón de una persona es una táctica deshonesta!'

Ella se acordó de la Louise de aquella vez. Cuando Montmorency preparó una pócima de amor y Louise estaba totalmente loca por Saito cuando se la tomó.

'¡La mágia es algo realmente terrorífico!'

'¡Pensar que es capaz de hacer que la Señorita Vallière pueda mostrar su amor reprimido de tal forma! ¡Sus sentimientos serían claros para cualquiera! ¡Bueno, todos menos Saito! Espera, al parecer incluso Saito ha empezado a darse cuenta de ello últimamente... ¡Ah, como sea!'

La intuición de Siesta le decía que tanto Louise estaba enamorada de Saito. Ella creía que era demasiado. Aunque Siesta lo amaba, era probable de que Louise lo amara aún más. Sin embargo, el demoníaco sentido del orgullo de Louise jamás dejaría que ella lo admitiera en frente de Saito. Ella sabía todo esto. Pero una mágia que fuera capaz de superar el orgullo de Louise era realmente sorprendente.

'Un Saito-san transformado por la pócima de amor, ya no sería más el mismo Saito-san..."

'Pero hacerlo que me proclame su amor de forma tan apasionadamente se sentiría bien después de todo...' Siesta estaba encantada por el momento.

'Si solo fuera por un día...' mientras que su mano se acercaba a la botella, ella se arrepentía pensando '¡No!'

Éso se repitió muchas veces.

Para rematar, empezaron a surgir fantasías por su mente.

'Táctica numero uno: Utilizarlo cuando la Señorita Vallière duerma.'

Mientras que Siesta se imaginaba varias situaciones de lo que ocurriría después, empezaba a quejarse excitadamente.

'¡Pero la señorita Vallière estará justo al lado de ellos! ¡Demasiado atrevido! ¡Extremadamente atrevido!'

Mientras agitaba su cabeza, el cuerpo de Siesta se sacudía con emoción.

Su mano derecha iba por la pócima de amor, mientas que su mano izquierda salía disparada para detenerla.

'Táctica número dos: Capítulo 2 de El Elegante Día de la Condesa Mariposa.'

Siesta cubría su rostro mientras bramía de excitación.

"Esto es... malo. No, no es suficiente con solo malo. ¡Es escandaloso! ¡Extremadamente escandaloso!"

Mientras Siesta se abrazaba, retorciendose de agonía por sus indecentes pensamientos, la puerta se abrió de golpe y una Louise con una cara severa entró. Con látigo en la mano, ella estaba arrastrando una cosa que parecía un manojo de trapos desgarrados.

"¡Señorita Vallière! ¿Qué es eso?"

"Un familiar."

Mirándolo de cerca, en efecto, era lo que solía ser de Saito.

Saito se había convertido en un cosa hecha jirones que se retorcía ocasionalmente.

"¡Dios mío! ¿Qué ha hecho ahora?"

Mientras lo decía, Siesta se agachó e insensiblemente empezó a pinchar a Saito .

Louise cruzó sus brazos, sin contener más su ira.

"Anteayer, cuando te habías ido, él estaba espiando los baños."

"Oh."

"Y más encima, una pe-pe-pequña chica, más pequeña que yo..."

"Vaya"

Mientras que Siesta miraba al destrozado Saito, ella empezó a sentir lástima por él. Saito siempre ponía su vida en peligro por el bien de Louise... No le haría nada de daño hacerse la ciega (Louise) de vez en cuando...

Ella también ha empezado a comportarse más como Louise últimamente, asi que ámbas juntas lastimándolo era símplemente muy... Bueno, será solo por un poco más de tiempo. Siesta cruzó los brazos y asintió con la cabeza.

'Con todas las cosas que la Señorita Vallière le ha hecho, no hay forma en que pueda confiarle a Saito. ¿Verdad?'

Aclarando su garganta, Siesta miró a Louise con una cara seria.

"Señorita Vallière."

"¿Qué?"

"Ya es tiempo de que me entregue el derecho de usar a Saito-san por un día"

Louise miró a Siesta y luego a Saito para luego decir "Has lo que quieras" y se dió la vuelta.

Siesat empezó a deshacer el nudo de la cuerda que amarraba a Saito.


"¡Ah! ¡Ou-ou-ouch!"

Siesta frotó un poco medicina en el lastimado Saito, quien estaba sentado en el banco del patio.

"¿Estás bien? Realmente... tan pronto como despego mis ojos de ella, la Señorita Vallière empieza a hacer lo que se le venga en gana:"

"...No estoy para nada bien. ¿Qué diablos ocurre con esa mocosa rosada que me apalea todo el tiempo?"

Murmuró Saito en un tono molesto.

"De todas formas, gracias por tu ayuda."

Escuchando aquello, Siesta se sonrojó.

"Um... Sabes que hoy... la Señorita Vallière me ha dado el derecho por hoy."

"¿El derecho por hoy?"

"¡Ah, de veras! Saito no sabe sobre ello. Una vez, yo y la Señorita Vallière, hicimos una apuesta, la cual terminó en que puedo usar a Saito como yo lo desee por un día, como ir a una cita y cosas parecidas."

Siesta se veía emocionada y se movía ansiósamente.

"Ya veo. Tuvo que ser una apuesta increíble... Bueno, si ése es el caso, entonces felízmente saldré contigo."

"¡Muchas gracias!"

"¿Así que, qué deberíamos de hacer?

"Buena pregutna..."

Siesta empezó a preocuparse. En este caso, hubiera sido mejor si ella hubiera planeado adecuádamente un buen plan para ejecutar.

'¿Qué es lo que exáctamente quiero hacer?' Pensó Siesta.

"¡Lo tengo! ¡Por hoy, pretendamos ser recién casados!"

"¿Pretender ser recién casados?"

Saito quedó mirando sin poder articular palabra alguna.

"¡Sí! ¡Así es! ¡Por hoy, los dos seremos una pareja recién casada!

Sin previo aviso, Siesta se acercó a Saito enérgicamente. Siendo llevado por su intensidad, Saito simplemente asintió.

El lugar donde la enérgica Siesta estaba arrastrando a Saito era dormitorio de las sirvientas, localizado en el patio Suðri. El establecimiento ya era acogedor por si mismo y estaba hecho de ladrillos. Mientras que Siesta arrastraba a Saito hacia dentro, las jóvenes sirvientas, quienes ya habían terminado su día laboral, se les acercaron.

"¡Vaya! ¡Siesta a traído a su amante!

La chica, quien estaba en la misma habitación, que acaba de gritar se llamaba Lola. Esta chica con su dorado y brillante cabello suelto le dió una palmada en el hombro a la chica quien una vez fue su compañera de cuarto.

"¿Así que, qué pasa? ¿Para qué estás aquí?"

Ellos se dieron cuenta de que las sirvientas que trabajan en la academia se habían reunido a su alrededor. Estas chicas podían ser vistas en el salón comedor durante el día. Sus rostros no mostraban sus usuales falsas sonrisas de trabajo, sino, genuinas sonrisas. Todas ellas apuntaban a Saito a la vez, mientras que flotaban las risas, haciendo alusión a algunos rumores.

Era como si Saito se hubiera vuelto la atracción principal, lo cual lo hacía sentir avergonzado. El ser el centro de atención era algo a lo cual no podía acostumbrarse.

"Oye, Lola, tengo una petición."

Sintiendo que este escándalo era innecesario, Siesta cubría sus mejillas con sus mano mientras le estaba pidiendo un favor a Lola.

"¿Cuaa-ál?"

"Um..., Préstame la habitación. Esta bién si es solo por hoy..."

"Por supuesto. Yo me encargaré de la jefa de sirvientas por ti."

Lola hizo una gran sonrisa y estallaron los vitoreos. La cara de Siesta estaba totalmente roja mientras se escurría al cuarto que solía utilizar.

"¿Esto está bien? Traer a un chico aquí..."

Saito preguntó con un tono un poco preocupado. Aunque el cuarto de Louise estaba dentro de los dormitorios femeninos, Saito era considerado un familiar, así que estaba bien. ¿Pero estará bien aquí?

Siesta sonrió.

"La verdad, no."

"¿Qué?"

"Pero igual todas lo hacen... trayendo a su amante o algo parecido. Es lo mismo conmigo, ya que he estado esperando por esto... digo..."

Siesta empezó a menearse nerviosamente.

Siesta no había hecho una decisión tan audaz desde que se había ido de aquí. Su decisión de irse del lugar en la cual solía vivir fue uno bastante temerario. Ella no había pensado en la posibildad de regresar.

Llendo al segundo piso, habían varias puertas alineadas en el pasillo. El modelo del dormitorio se asemejaba mucho al de una posada.

"Es aquí. Este es el cuarto en la cual solía vivir."

Siesta abrió la puerta de madera que los condujo hacia una pequeña habitación. No era ni la mitad de grande que la habitación de Louise. Pegado a la pared, había una cama. Aunque la cama era simple, tenía colocada recién lavada sábana blanca. Un aroma de incienso flotaba en sus narices, dando al cuarto una sensación femenina.

"Ah, esto se siente nostálgico."

El rostro de Siesta se mostraba alegre, mientras abría la ventana. El sol de la tarde brillaba alrededor del edificio principal en la distancia. Viendo que Saito estaba parado sin saber que hacer, Siesta lo invitó a sentarse.

"Pues, toma asiento por favor"

A la vez que Saito se sentaba, Siesta tomó el jarrón de agua y le sirvió un vaso de agua.

"¿Qué es lo que hacen exáctamente los recién casados?"

Con la pregunta de Saito, Siesta se puso completamente roja. Siesta empezó a murmurar "Kya-kya-kya" excitádamente con la idea que se hizo. Saito pensó por un momento hasta que una idea hizo que sangrara por la naríz. '¿Pero acaso esto está bien? Ni siquiera estamos saliendo...' Pensó Saito.

La emocionada Siesta puso, de repente, una cara seria y se dirigió hacia la puerta. Al abrirla, unas chicas cayeron dentro de la habitación con un pum. Aparentemente, ellas habían estado en el pasillo con sus orejas pegadas en la puerta, escuchando la conversación.

"¡Hey! ¡¿Qué están haciendo?!"

Les gritó Siesta, con sus manos en la cintura. Mientras Siesta les gritaba, ellas se dispersaron como si fueran un montón de arañas.

"Per-perdón."

"Nah, está bien... solo me sorprendí. La impresión que tuve de ellas viéndolas trabajar por la academia fue bastante distinta..."

Ya que él estaba mayormente en los dormitorios femeninos, no había tenido bastantes chances de verlas. Ellas estaban bastante ocupadas sirviendo a otras personas que él nunca tuvo la oportunidad de ver esta clase de ambiente amistoso entre ellas.

Su percepción de la interacción social llegaba solo hasta las chicas de la nobleza, quienes se la pasaban hablando durante el día en los pasillos o en la cafetería. Por aquella razón, este tipo de ambiente amistoso que involucrara a todas era algo totalmente nuevo para él.

"Eso es porque trabajamos durante el día. A la noche, salimos todas."

Saito se rió. Una marimacha estaba afuera de la ventana observándolos. '¿Cómo llegó ella hasta aquí?'

Siesta gritó de rabia, mientras cerraba las cortinas.

"Uh, de nuevo, sobre eso de recién casados..."

Siesta se deslizó hacia su silla y miró a Saito.

"S-sí."

Ámbos estaban nerviosos y ella continuaba mirándolo.

"Yo soy la esposa. Tu eres el marido, Saito-san."

Dijo Siesta con una mirada seria.

"¿Asi que, es como jugar a la casita?"

Con esa tímida frase, el sonrojamiento de Siesta se intensificó.

"S-sí, solo somos yo y Saito-san y no hay ningún bebé..."

"Si."

"Sé un adulto agradable.

'¿Qué clase de adulto se supone que es eso?'

Saito empezó a ponerose muy nervioso.

"Bueno, por ahora trataré de llamarte Cariño."

"Adelante."

"Bienvenido cariño."

"Ya llegué."

Siesta empezó a sonrojarse intensamente mirando hacía hacia los lados. Entonces, ella dejó escapar el respiro que estaba aguantando.

"¿Qué pasa?"

"Mi-mi respiración se detuvo por un momento."

Siesta, actuando de aquella manera, era bastante tierna. Más tierna de lo normal de todas formas. Saito no sabía que decir, así que ámbos empezaron a ponerse tímidos. 'A-asi que así se siente el estar recién casados...' es lo que revoloteaba en la cabeza de Saito.

"U-uh. ¿Qué quieres para cenar? ¿O preferirías tomar un baño? Después, podríamos um..., o talvés..."

Decía dúlcemente Siesta, mientras que agarraba fuertemente el botón de su polera. Saito pensaba '¡Mierda! Después sería ella?' Él estaba como si fuera un pez atrapado. Escuchando aquellas palabras, ahora no había manera alguna para que él pudiera salirse de esta.

Ámbos tragaron su nerviosismo. Mientras que Siesta se paraba, la puerta se abrió. Un montón de chicas entraron como una estampida. Siesta les gritó "¡Salgan de aquí ahora!", mientras echaba a sus amigas. Luego, ella se acercó al muro y lo golpeó con una escoba. En el otro lado de las delgadas paredes, se podía oír como algunas chicas iban cayendo por el shock del golpe. Finalmente, Siesta lanzó violentamente una silla hacia la ventana. Un chillido surgió, mientras que una chica se escapaba de la escena.

Como si nada hubiera pasado, Siesta volvió a su asiento.

"¿Yo?"

Entonces, inmediátamente Saito le respondió a Siesta, quien estaba tiérnamente inclinando su cabeza hacia un lado.

"Cena."

Una hermosa sonrisa floreció en los labios de Siesta diciendo, "Ahora mismo", mientras que ella se iba del cuarto. Saito tomó su cabeza. Una gran cantidad de presión lo estaba aplastando.

Él había tomado el 'Derecho de Usar a Saito' como un día para relajarse, pero. ¿Cómo se supone que va a soportar todas esas tentaciones?. Si él se pone muy amistoso con Siesta, lo más probable es que Louise lo asesiné. ¿De nuevo, por qué tenía que tomar esta decisión tan ligeramente?

¿Era acaso esto una clase de castigo?

¿Talvés? Hoy, era dificil de manejar a Siesta. De la nada, ella le dió tres opciones, las cuales eran: cena, baño y yo.... Esto es tan injusto. Antes, él hubiera hecho cualquier cosa, como correr por allí con una bomba, para una oportunidad como esta.

Saito observó el paisaje oscureciendo allá fuera de la ventana, mientras que agarraba su cabeza por la angustia de aquel pensamiento.