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Black Bullet:Volumen5 Capítulo1
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=== Parte 13 === El hotel de la plaza Magata era un edificio más resplandeciente de lo imaginado. El alto techo del café tenía una estructura montada con bellos patrones geométricos, delineando los límites del salón con el mundo exterior. Las lámparas y los candelabros producían una luz naranja, llenando de un cálido color al interior, mientras una clásica melodía fluía. Los camareros se paseaban entre las mesas ordenadas con exquisitos manteles blancos. De vez en cuando, incluso había hombres vestidos con trajes caros, además de personas que parecían ser hombres de negocios estilo Oxford, discutiendo apasionadamente el futuro de la industria relacionada con el Varanium con las mujeres. Aunque el lugar estaba abierto para la gente común, Rentaro no pudo ver ningún cliente que pareciera como tal. Quizás había elegido un mal momento. En medio de todo esto, estaba vestido con su uniforme sucio de la escuela, sentado nervioso en su propia mesa. Rentaro comenzó a arrepentirse de haber elegido este lugar, donde claramente parecía fuera de lugar, como sitio de encuentro. Sus nervios estaban excepcionalmente al límite, no sólo porque no tenía dinero, sino también porque había ordenado un buen número de tazas de café. Dándole un vistazo al reloj de la pared, notó que faltaban diez minutos hasta la hora señalada. La policía no vendrá por acá esta noche, ¿cierto? Pensó Rentaro. Nerviosamente, había escogido este lugar sin pensarlo. Tratando de mirar desde otra perspectiva, ya que estaba solo y desamparado, la policía iba a tratar de predecir donde iba a pasar la noche. Uno podría dormir a la intemperie uno o dos días, pero la gente tiende a querer dormir en una cama bajo un techo. Por tal motivo, los primeros lugares en los que buscarían, sería en hoteles como estos. Rentaro tomó una decisión. Una vez que pasaran cinco minutos después de la hora del encuentro, se iría de inmediato y asumiría que algo había pasado del lado de Kisara. —Solo, ¿cierto? Escuchando a alguien de repente, Rentaro miró sorprendido. Un joven sonriendo había aparecido junto a él sin darse cuenta, mirándolo fijamente. Tenía más o menos su misma altura, y probablemente su misma edad. Rentaro tenía algunos recuerdos del uniforme de marinero color azul que usaba el chico frente a él. Era el uniforme de la preparatoria Nukagari, del noveno barrio en donde vivió. El joven hizo una sonrisa amistosa. Estando en completo contraste con un rostro lleno de melancolía, Rentaro se sintió celoso con el chico que mostraba una expresión alegre tan abiertamente. El joven misterioso sonrió mientras jugaba con algunos naipes delante de él. —¿Qué tal un juego de Blackjack? —No, gracias… A pesar de que Rentaro se negó, el joven se sentó frente a él y comenzó a repartir las cartas, ignorando su respuesta. La primera carta era un Rey de Tréboles. Todas las cartas Jack o menores en el Blackjack se consideraban como un diez. Rentaro notó que había perdido la oportunidad de negarse rotundamente. Pensando que podía alejar al tipo después de un juego, ojeó de mala gana su otra carta para ver un As de Diamante. Siempre que el total no excediera los veintiuno, el As podía contarse como once. En este juego en el que alcanzar los veintiuno era el objetivo, Rentaro había conseguido la mejor mano sin ningún esfuerzo. Un Blackjack natural. Cuando ambas partes mostraron sus cartas, el otro chico tenía un dieciséis, así que fue la victoria de Rentaro. El joven sonrió y extendió sus manos. —Felicidades. Como era de esperarse del reconocido Satomi Rentaro. Incluso los cielos te han concedido la suerte. El hombro de Rentaro se sacudió. —¿Por qué sabes mi nombre? El chico revolvió las cartas nuevamente y pronunció tranquilamente: —Tendo Kisara no vendrá, ¿sabes? Rentaro no pudo evitar levantarse de su silla. —¿Tu eres…? El joven movió deliberadamente su vista hacia las cartas sobre sus manos en la mesa. Probablemente quería tener otra ronda. A pesar de sentirse impaciente, Rentaro sabía que golpear de repente al chico no lo iba a ayudar. Sin poder hacer nada, volvió a sentarse. Después de revisar ambas cartas, calculó un resultado de dieciocho. Tomando en cuenta este número, no había necesidad de arriesgarse pidiendo otra carta. Ambos mostraron sus cartas ocultas. El chico tenía dieciocho también. Era un empate, conocido también como «Push». El joven puso los codos sobre la mesa y juntó sus manos, entrecerrando los ojos mientras miraba. —Nos tomó mucho trabajo eliminar a Suibara, a la seguridad pública y luego inculparte por los crímenes, pero terminaste huyendo tan cooperativamente, provocando fallas en nuestros planes. Ahora las cosas han empeorado. Suibara conocía un secreto tuyo y te chantajeó, incapaz de soportarlo, lo mataste… Ese era el guión que habíamos escrito originalmente. Reescribirlo todo de nuevo sería una molestia. —No hay forma… Fuiste tú quien… —… El Nuevo Plan de Creación Mundial. Encantado de conocerte, mi predecesor. Fui creado para superarte. Rentaro sintió como si un enorme impacto lo hubiera golpeado en un lado de su cabeza. —Imposible… Con el fin de investigar el asesinato de Suibara y el agente de Seguridad Publica, Rentaro se había resuelto a oponerse a otra organización aparte de la policía. Aunque la verdadera forma de ese enemigo era bastante vaga y no podía verse con claridad, él creía que la amenaza que esta organización planteaba era superior a la de la policía. Antes de que este incidente ocurriera, si alguien le hubiera dicho que esta organización era capaz de descubrir su paradero una hora después de que escapara, se hubiera reído de eso. Pero ahora esa increíble verdad estaba junta frente a sus ojos. Confrontado por la relajada actitud del joven, Rentaro quedó atónito, mientras el chico aprovechaba para extender sus manos y continuar: —Mi nombre clave es Dark Stalker y mi nombre original era Mitsugi Yuuga. No importa cómo me llames. Mi misión es ejecutarte. Encantado de conocerte. —¡¿Qué clase de broma es esta?! ¡El Nuevo Plan de Creación Mundial fue cancelado hace mucho tiempo! —Entonces, si fue cancelado, debo ser un fantasma… Yuuga respondió maliciosamente. —Satomi, vamos a utilizarte como un chivo expiatorio. Tina Sprout será ejecutada. Tendo Kisara será seducida a nuestro lado para que se encargue del clan Tendo. El próximo Promotor de Aihara Enju ya está decidido. The Buddy Killer, un Promotor incluso peor de lo que puedes imaginarte. Siempre y cuando fueras declarado culpable, todo sería perfecto. En otras palabras, desde el principio… Ignorando a Rentaro, que rechinaba los dientes de rabia, Yuuga continuó calmadamente: —Te lo preguntaré porque alguien más me lo pidió: ¿Dónde está la SD Card que Suibara te entregó? Rentaro casi dijo «¿Qué es eso?» pero logró morder su lengua a tiempo. No recordaba que Suibara le hubiera dado algo así. Pero por intuición, supo que era mejor si asentía a las palabras del enemigo. —¿Qué hay de mi si te la entrego? —Entonces esta escena terminara de forma más pacífica. Te daré el derecho de regresar obedientemente a la cárcel. Al menos, no morirás de forma tan miserable. —Púdrete, maldito bastardo. Una expresión burlona apareció en el rostro de Yuuga. —¿Quieres decir que las negociaciones se han roto…? —No estábamos negociando nada en primer lugar. —Entonces no tengo más remedio que matarte y tomar eso. En serio, qué tonto… Claramente te di la oportunidad de vivir. Chispas invisibles chocaban entre los dos. El tenso ambiente estaba a punto de explotar en cualquier momento. Rentaro suprimió sus emociones y evaluó con calma el potencial de combate del enemigo. Sentado al otro lado de la mesa, Yuuga era similar a él. Capacidades desconocidas. Si realmente era un soldado mecanizado, naturalmente, algunas partes de su cuerpo deberían haber sido reemplazadas con máquinas. Si Sumire estaba en lo cierto, Hobara Kenji y Takamura Saya, que podían ser considerados como los antecesores de Rentaro en el Nuevo Plan de Creación Humana, fueron asesinados por este chico. Ambos habían participado en la Guerra Gastrea. Si era derrotado aquí, significaría que el Nuevo Plan de Creación Humana habría perdido contra el Nuevo Plan de Creación Mundial. Por el bien de los que habían muerto, no podía permitirse morir aquí. Rentaro apretó su puño debajo de la mesa. —Entonces vamos a empezar. Encontremos un lugar para… Rentaro decidió dar el primer golpe. Aún sentado, pateó la mesa con fuerza. Los clientes alrededor gritaron uno tras otro. A pesar de parecer sorprendido, Yuuga saltó inmediatamente de su asiento, y se escondió detrás de la mesa volteada. Colocándose de pie, Rentaro dio un paso con su pierna izquierda para bajar su centro de gravedad, enviando su pierna derecha al centro de la mesa con una poderosa patada. Desde la posición de Yuuga, la mesa volteada bloquearía su línea de visión. Con la patada volando directamente hacia él, en teoría, debería ser imposible esquivarlo. Precisamente por eso, Rentaro fue momentáneamente incapaz de reaccionar cuando Yuuga lo esquivó sin ningún esfuerzo. Al ver cómo Yuuga dirigía una patada voladora hacia él, Rentaro agarró frenéticamente un mantel con la punta de su pie, levantando su pierna derecha directamente para poder obstruir su visión. Aún en el aire, el exquisito mantel tan blanco como la nieve se envolvió alrededor del cuerpo de Yuuga. Rentarō se agachó rápidamente, por lo que la patada de Yuuga sólo logró rozar su oreja. [[image:Black Bullet V5 Pg 177.png|thumb]] Rentaro dejó salir un sudor frío, ajustó su ritmo y se dirigió a Yuuga, que estaba envuelto por el mantel. —Estilo de Artes Marciales Tendo, Tipo Dos, Número Dieciséis… ¡Comete esto...! —¡Zen Oculto: Tempestad Negra! Una patada giratoria, realizada con todo el poder de su cuerpo, golpeó a Yuuga en la cabeza. Siendo enviado a volar por la patada, su oponente se estrelló contra una mesa vacía violentamente. La comida sobre la mesa se derramó, mientras la porcelana se rompía en pedazos. Los gritos en la sala parecían cada vez más de pánico. Eso era lo que sentían… Pero al instante siguiente, el que exclamó con sorpresa fue Rentaro. Yuuga no cayó. La patada de Rentaro había dejado una gran marca de fricción en la alfombra, pero su oponente no fue derrotado. Había bloqueado la patada de Rentaro incluso aunque no veía nada. Yuuga se quitó el mantel en el que estaba envuelto. Al instante en que su enemigo salió debajo del mantel, los ojos de Rentaro se ampliaron, como si sus parpados fueran a estallar. Ambos ojos de Yuuga mostraban patrones geométricos, mientras el centro giraba a alta velocidad. —No hay forma, cómo… ¿Ambos ojos son artificiales? Eso es casi como ser... —¿Ya lo notaste? ¿No te lo dije antes? He sido creado para superarte. Yuuga señaló calmadamente su ojo derecho y continuó: —Este es el Modelo 21 Modificado, una versión mejorada del ojo de Varanium Modelo 21. Comparado al tuyo, es un modelo con muchas mejores especificaciones básicas. —¿Modelo 21 Modificado…? ''¿Quién pudo haberlo hecho?'' Considerada como una de los cuatro sabios, Sumire había desarrollado el modelo 21 de los ojos de Varanium, cuya teoría básica se decía que era imposible que los demás investigadores pudieran siquiera entender. Mientras Rentaro se sumía en la desesperación, aturdido por sus pensamientos, una voz de «Estimado cliente» vino detrás de Yuuga. Quien hablaba era un hombre musculoso usando un traje negro, al parecer, era parte del personal que se encargaba de los clientes ruidosos. Llegando detrás de él, colocó su mano sobre su hombro. —Salga del hotel. Vaya a causar problemas en otro lugar. Con un sonido nítido, el hombre escupió sangre y cayó al suelo. Sin siquiera mirarlo, Yuuga le había dado un golpe directo en la barbilla. —¡Kyaaaaaaaaaaaaaah! Se escuchó un grito aterrador. En ese momento, las personas en el café, congeladas en sus posiciones, finalmente volvieron en sí y salieron por la puerta de entrada giratoria como una avalancha. En medio de la avalancha de gritos y ruidos, sólo Rentaro y Yuuga continuaron en silencio, manteniendo la distancia. Yuuga tocó su cintura y sacó un arma. Coincidentemente, era bastante cerca del lugar donde Rentaro mantenía su pistola. El arma que sacó era una Pistola ''Browning Semiautomática, la Hi-Power.'' Yuuga bajó el martillo y apuntó el cañón hacia Rentaro. La mirada de su rival era suficiente para perforarlo, ya que emitía una intensa aura asesina. La alarma sonando como loca parecía distante debido a que Rentaro enfocó su concentración. Tragando saliva, Rentaro sintió que su corazón latía como si estuviera a punto de estallar. Haciendo a un lado el hecho de que Yuuga poseía ojos artificiales, Rentaro comenzó a pensar. El ojo artificial de Rentaro fue concebido originalmente como una carta de triunfo para predecir las balas. Pero cuando un enemigo poseía la misma capacidad… ¿Hasta qué punto podía aplicarse esa teoría? A pesar de que había menos de diez metros entre los dos, la distancia parecía infinitamente inmensa. Rentaro cerró los ojos silenciosamente. ''No debo sentir miedo…'' Abriendo los ojos, aceleró los súper cálculos de la computadora en su ojo hasta su límite. Como resultado, el ojo artificial se calentó, produciendo un dolor agudo en sus parpados. Con su capacidad de pensamiento hasta el límite, las cosas parecían excepcionalmente lentas. El dedo índice de Yuuga estaba en el gatillo, ejerciendo presión lentamente. Para una pistola de acción simple, el trazo único de la Hi-Power se podía decir que era bastante largo. Dentro de los oídos de Rentaro, en medio de su concentración, incluso podía escuchar el resorte del gatillo comprimiéndose. Finalmente, desde la palanca conectada al gatillo, el dedo causó que el martillo girara como un péndulo, haciendo que el percutor golpeara la parte inferior del cartucho. Entonces… una bala letal llevando una energía cinética de 339 libras fue expulsada en una trayectoria espiral, acompañada de un fogonazo, atacando a Rentaro a toda velocidad. Al mismo tiempo, Rentaro calculó el lugar al que evacuar y la esquivó. Después de haber rodeado el hotel de manera segura, Tadashima y los otros agentes de policía podían escuchar a los clientes gritar mientras huían a toda velocidad. —¡Superintendente Hitsuma! Al interior del vehículo de mando, hablando desde una línea directa, Hitsuma respondió «Entiendo», y asintió con la cabeza antes de voltear su rostro. —Inspector Tadashima, el Superintendente General ha dado la orden para que el Equipo de Asalto Especial (SAT) asalte el lugar. —¿SAT…? ¿Es necesario movilizarlos? Hitsuma llamó a un capitán del SAT, vestido con un uniforme antidisturbios azul y se saludaron entre sí. —Capitán, comience el asalto. Encárguese rápidamente de la situación, independientemente de la supervivencia del fugitivo. —P–Pero superintendente Hitsuma, Seitenshi-sama emitió órdenes para guardar la vida del fugitivo tanto como fuera posible… —Capitán, la situación está en constante cambio. Espero que le dispare sin dudar al objetivo. Voy a asumir la responsabilidad. Justo en ese momento, un disparo se escuchó desde el interior del hotel. Tadashima y Hitsuma intercambiaron miradas. —¡Jefe de sección! El subordinado de Tadashima, Yoshikawa, frenéticamente le entregó un par de binoculares. A través del dispositivo de amplificación óptica, Tadashima revisó el interior del hotel para ver a Rentaro en el café, luchando contra un joven desconocido. —¿Qué es esto…? Tadashima no pudo evitar sorprenderse. La pelea se estaba volviendo cada vez más anormal. El joven misterioso disparó repetidamente mientras Rentaro esquivaba todas las balas por un estrecho margen. No sólo eso, incluso intentaba atacar desde corta distancia, haciendo movimientos más rápidos de los que el ojo humano podía seguir. Al quinto disparo, Rentaro finalmente se precipitó hacia él, a un lugar lo suficientemente cercano como para decidir la batalla usando los puños. Los puños de Rentaro atacaron tres veces, cada uno siendo capaz de decidir la batalla, siempre y cuando golpearan algún punto vital. El joven contraatacó con patadas altas. Rentaro retrocedió para esquivarlas, mientras intentaba realizar golpes de karate para aplastar la garganta de su enemigo. Ambas partes mantuvieron el ciclo entre esquivar y atacar a una velocidad asombrosa, haciendo un espectáculo que parecía casi como una batalla de ''sparring''. Por cada segundo, la velocidad en la que realizaban los ataques se volvía cada vez más frenética. Mirándose fijamente el uno al otro, lo que realmente veían estaba más allá de la realidad. Tan pronto como notó que ambos esquivaban los ataques mientras analizaban la situación táctica de la batalla diez movimientos después, Tadashima se sintió aterrorizado. Esta no era una batalla que los humanos ordinarios pudieran pelear. ''¿Qué diablos están haciendo estas dos personas…?'' Preparándose para el asalto, Tadashima metió la mano en su traje y agarró firmemente la pistola en su bolsillo. Por supuesto, Tadashima no podía saber esto, pero ellos estaban haciendo cálculos con sus pensamientos a una velocidad asombrosa de 0.2 centésimas de segundos, manteniendo una comprensión de la situación, adoptando medidas para superar a su enemigo, superando los límites de reacción muscular humana de 0.2 segundos y manteniendo sus cuerpos al margen a pesar de las condiciones tan duras de la batalla. Naturalmente, esta batalla no podía ser descrita por el sentido común. Instalados en los ojos de ambos, los nano procesadores calculaban la situación a una velocidad cercana a su límite, con el fin de encontrar una apertura en su objetivo. Sin embargo, la batalla se inclinaba lentamente hacia uno de los lados. —¡Gah! Sufriendo un golpe que era suficiente para hacer que vomitara lo que tenía en su estómago, Rentaro cayó al suelo violentamente, volteando así las mesas más cercanas. El hielo de un vaso de agua cayó sobre su cabeza. —La diferencia en las especificaciones es demasiado grande… Frente a la vista borrosa de Rentaro, Yuuga extendió tranquilamente sus manos. Observando a Rentaro, Yuuga resopló y dijo: —Satomi, sé que tu flexor, bíceps, fémur de la pierna derecha, además del extensor cubital del carpo de tu brazo izquierdo y los músculos de tu metacarpo están tensos. Así que tu siguiente ataque es un amague con un puñetazo a la izquierda, mientras usas tu pierna derecha para una patada a media altura como tu verdadero ataque. Pero eso no es bueno. Después del trigésimo séptimo movimiento, mi golpe romperá tu cráneo, jaque mate. Rentaro quedó tan intimidado que desechó su análisis táctico anterior y trató de llegar a una nueva solución. —Oh, estás cambiando de táctica otra vez. Pero este movimiento es aún peor. Si tratas de cargar hacia abajo, después de menos de diez intercambios, tu mandíbula inferior se romperá, entonces será un jaque mate. —Qué… Sus conexiones cerebrales internas hicieron cortocircuito incapaces de decidir qué hacer, Rentaro vaciló debido al miedo. Sonriendo con la victoria asegurada, Yuuga bajó su centro de gravedad mientras un grupo de hombres con equipos antidisturbios azul entraba desde las ventanas delanteras del hotel. ''¿SAT? ¿Por qué?'' Demasiado rápido. La alarma no había sonado hace mucho tiempo. La situación se desarrollaba más allá de la compresión de Rentaro, pero ellos no estaban aquí para salvarlo. Huir era la mejor opción. Al instante, un movimiento cruzó por su mente para salir de esta situación desesperada. ''En ese caso… ¡¿Qué tal esto?!'' La piel artificial de su pierna derecha se rompió, dejando al descubierto la reluciente prótesis negra debajo. El cartucho delantero de su pierna derecha se disparó. —¡Rahhhhhhhhhhhhhh! Rentaro lo pateó con su pierna derecha. Su objetivo era el piso debajo de la alfombra. La punta de su pie, hecha de Super Varanium, atravesó la alfombra, trituró el mármol y la infraestructura del lugar. El daño causado por los fragmentos no eran menores que el de una mina antipersonal direccional. Convirtiéndose en cientos y miles de fragmentos, el suelo voló con precisión hacia Yuuga y el SAT. Simplemente por ser golpeado en la cabeza por uno de estos fragmentos, tendrías una conmoción cerebral. Incluso un golpe en algún otro lugar del cuerpo causaría un inmenso daño. Para alguien como Yuuga, que no llevaba ningún tipo de protección, no sería extraño sufrir fracturas por todo su cuerpo. Sin embargo, Yuuga simplemente protegió su rostro mientras cargaba hacia los fragmentos. Entonces, muchos fragmentos lo golpearon por todos lados, haciéndole brotar sangre en grandes cantidades, pero en vez de eso, pasó a través de ellos. Para el momento en que Rentaro notó que el enemigo había arremetido contra él dándole un golpe con su palma, ya era demasiado tarde. Al ver la mirada complacida y alegre de Yuuga, Rentarō se puso pálido del miedo. —Estoy impresionado por cómo luchaste, Satomi. Adiós. El golpe de palma impactó su pecho mientras un dolor aterrador lo invadía, como si algo hiciera explotar sus entrañas. La muerte sosteniendo su corazón en sus manos… Esta helada escena cruzó por la mente de Rentaro. Rápidamente, se dio la vuelta y saltó. Un objeto contundente golpeó su espalda con fuerza, expulsando todo el aire de sus pulmones. Para cuando volvió en sí, Rentaro notó que había saltado a un ascensor vacío. Yuuga optó por seguirlo. Rentaro rompió los botones del piso más alto, en un intento desesperado por cerrar la puerta. Yuuga se acercó rápidamente. El movimiento lento de la puerta causó que Rentaro sintiera ganas de gritar. Las pesadas puertas del ascensor se cerraron al último segundo. En el momento en que la figura de su enemigo desapareció de la vista de Rentaro, Yuuga pateó el ascensor, tratando de evitar su escape. Con un sonido de metal rompiéndose, las puertas del ascensor se hincharon hacia adentro. Todo el ascensor se sacudió como resultado. A Rentaro le tomó un poco de tiempo darse cuenta que todo esto fue causado por su enemigo. Aun así, los engranajes en la parte superior del ascensor, finalmente decidieron tirar de los cables de acero después de lo que pareció un momento eterno. Aunque el ascensor parecía moverse lento, Rentaro sintió una sensación de letargo al principio. Apretando los dientes con fuerza para soportar el dolor, Rentaro levantó con cuidado la camisa de su uniforme. El ataque de Yuuga había dejado una gran herida en su pecho. ''¿Qué tipo de técnica podría causarle tanto daño al cuerpo humano…?'' Sólo había una cosa de la que Rentaro estaba seguro. El último ataque fue, sin duda, un movimiento final. Si lo hubiera golpeado directamente habría sellado su destino con la muerte. ''Eso era el Nuevo Plan de Creación Mundial.'' —¡Maldita sea! Exhalando profundamente con sus músculos abdominales, Rentaro miró hacia la luz del techo de forma estúpida. Yuuga miró el indicador del ascensor que Rentaro había tomado. A pesar de que su presa estaba escapando, el corazón de Yuuga permanecía completamente sereno. Él sonrió. —Genial, es momento de que comience el juego, Satomi. Veamos si eres capaz de escapar intacto del hotel. —¡Alto! ¡Tira el arma y pon tus manos sobre la cabeza! Un rugido se escuchó desde atrás. Su estado de ánimo fue cuidadosamente destruido, Yuuga entrecerró sus disgustados ojos y se volteó. Como era de esperar, un gran número de hombres tenían sus ojos y armas apuntando hacia él. Habían chalecos antibalas negros encima de los trajes antidisturbios azules. La primera fila de hombres llevaba pistolas con escudos antibalas en una mano, mientras que los chicos de atrás llevaban metralletas. Eran del SAT. Yuuga colocó impacientemente una mano sobre su cabeza, mientras apuntaba su dedo derecho a su bolsillo. Después de haber obtenido permiso a través del contacto visual, lentamente agarró un permiso y luego lo arrojó contra la policía. Recogiéndolo con cuidado, un miembro del SAT lo examinó cuidadosamente. El permiso decía que era titular de una licencia de Seguridad Civil. Yuuga no era ni un Promotor ni tenía una Iniciadora como compañera. Esta licencia sólo tenía el propósito de permitirle llevar un arma abiertamente por las calles, una falsificación proporcionada por la organización, pero estas personas probablemente nunca se darían cuenta de esto. —¿Qué? Así que eres un Promotor. ¿Qué te trajo aquí? —Vi las noticias y supe que estaba huyendo. Entonces terminé persiguiéndolo hasta aquí. Quería encargarme de él con el fin de redimir el honor de mi profesión, pero no esperaba que se me escapara de las manos. El miembro del SAT le devolvió el pase e hizo un saludo con su mano. —De todos modos, nosotros nos encargaremos del resto, usted debe retroceder. Yuuga se encogió de hombros y se dirigió a la salida, viendo entrar a un par de detectives por la puerta giratoria. Uno de ellos era Hitsuma, el otro era un detective gordo y pequeño junto a él. Hitsuma golpeó sus palmas para atraer la atención del SAT. —Interrumpan inmediatamente la alimentación principal y auxiliar del ascensor para aislar a Rentaro. El resto de ustedes, suban las escaleras. Otro equipo aterrizará en el tejado para un ataque sorpresa. El fugitivo no debe escapar. Escuchando las órdenes de Hitsuma, el SAT se dividió en dos. Un grupo corrió hacia las escaleras de emergencia ruidosamente. En el momento en que Yuuga pasó junto a Hitsuma, murmuró con una voz apenas audible: —Voy a otro lugar para emboscar a Satomi Rentaro. —No hagas nada estúpido, Dark Stalker. No puedo cubrirte todo el tiempo. —Entendido, Hitsuma-san. La conversación terminó sin ningún tipo de contacto visual. Yuuga pasó a través de las puertas giratorias y salió a la calle, donde un gran número de coches de policía con las luces encendidas rodeaban el hotel. El viento caliente y húmedo sopló contra sus mejillas. Por alguna razón, se sentía bien mirar el hotel de la plaza Magata en la noche. Habiéndole permitido escapar una vez, si dejaban escapar a Rentaro del hotel, la dignidad de la policía iba a estar en juego. Parecía que la policía iba a colocar todo su esfuerzo para encargarse de él. Su próximo rival era el SAT. Rentaro golpeó sus mejillas para animarse. No podía quedarse enjaulado esperando su muerte. El ascensor pronto sería inutilizado. Todo lo que requerían era que alguien presionara el interruptor del hotel y el ascensor se detendría precisamente en el lugar deseado. Con eso, el ascensor se convertiría en un ataúd de hierro y seria atrapado en cuestión de tiempo. ''¿Cómo podría escapar del hotel…?'' Mirando el panel de información del ascensor, Rentarō notó que el hotel tenía aparentemente treinta y dos pisos. Pulsó el botón del vigésimo piso, que era el más cercano, y el ascensor se detuvo rápidamente con un sonido suave. Al instante siguiente, la iluminación al interior del ascensor se apagó de repente, llenando el lugar con una oscuridad total. A punto de cerrarse, el ascensor quedó suspendido en un estado de letargo. Rentaro se sorprendió cuando notó que la policía había tomado medidas al momento en que decidió tomar acción. Un sudor frío se deslizó por su espalda. El pasillo todavía tenía energía. Un fondo de color beige se combinaba con la iluminación tenue del pasillo. Sin embargo, toallas, batas de baño y otros artículos estaban esparcidos por todo el lugar. Probablemente asustados por la alarma, casi todas las puertas del piso estaban abiertas, dando la impresión de que los huéspedes habían huido desesperadamente. No había señales de ninguna persona. Con cuidado, Rentaro se acercó a una ventana y miró hacia abajo cautelosamente. Los coches de policía parpadeaban en silencio mientras construían un cerco con cintas de advertencia al exterior. Los reporteros de los medios de comunicación y los espectadores en busca de emoción estaban un poco más alejados. Era imposible, incluso a una hormiga le sería difícil escapar. El sonido de un motor giratorio se escuchó desde la distancia. Rentaro frotó sus ojos para ver a un helicóptero enfocando unas luces al edificio. La luz se acercaba rápidamente, por lo que Rentaro abandonó la ventana de inmediato. No podía continuar aquí. La policía ya debía saber que el ascensor se había detenido en el piso veinte. Bajar las escaleras también estaba descartado. Su única opción era subir, pero eso iba a arrinconarlo poco a poco también. Rentaro sabía eso desde el principio. Él abrió una las puertas de emergencia metálicas. Un aire frío acarició su piel. El ambiente lujoso del hotel cambió al instante. Esta era una salida de emergencia común que era utilizada cuando había algún problema. Una escalera en espiral se extendía hacia arriba y abajo, en ambas direcciones. Se podían escuchar algunos pasos desde abajo. Rentaro se apoyó en la barandilla y vio a los miembros del SAT usando cascos y uniformes antidisturbios azules, aproximadamente siete pisos más abajo. Uno de ellos hizo contacto visual con Rentaro. Éste retiró su cabeza de la barandilla mientras el miembro del SAT apuntaba hacia él y tiraba del gatillo. El sonido de los disparos fue suprimido por un silenciador, la barandilla fue golpeada varias veces por las balas. Rentaro no pudo evitar encoger su cuello del miedo. Mientras dejaba escapar un sudor frío, bajó su postura y corrió tan rápido como pudo. En cualquier caso, no tenía ninguna otra opción ahora más que huir hacia arriba. Por desgracia, un poco más tarde, escuchó unos pasos que venían desde arriba, su espalda se congeló del susto. Probablemente era el equipo que aterrizó del helicóptero. Al notar que estaba siendo rodeado por un ataque sorpresa, comenzó a desesperarse mientras miraba la placa de hierro detrás de él. Decía: «vigésimo quinto piso». Abriendo la puerta de metal, corrió por el suelo del pasillo. El corredor relativamente amplio aún tenía algunas lámparas y luces encendidas. El aspecto era el mismo que el del vigésimo piso. Muchas habitaciones estaban abiertas debido a que sus ocupantes salieron corriendo al escuchar la alarma. Lo extraño era que, al igual que en el vigésimo piso, había objetos de valor regados por todo el suelo. No tenía más remedio que enfrentar a sus oponentes aquí. Rentaro corrió frenéticamente a una habitación vacía mientras su razón le decía que esperara. Su enemigo era experto en asaltos y luchar contra terroristas. ¿Era realmente bueno que se escondiera en una habitación? Corriendo a una habitación cercana, Rentaro golpeó el tocador con su codo, produciendo un sonido parecido al de una vajilla rompiéndose. Entre los fragmentos del espejo del tocador, encontró una pieza de tamaño adecuado y se la llevó. Luego salió de la habitación, llegó al pasillo en forma de T y se precipitó hacia la izquierda, presionando así su espalda contra una pared, mientras extendía el fragmento del espejo que recogió antes con su mano. Girando la muñeca para ajustar el ángulo, comenzó a observar la situación. Poco después, se escuchó un sonido apenas audible de la perilla de la puerta. El ambiente desierto del hotel cambió como resultado. ''Ya vienen.'' A través del mundo invertido en el espejo, vio un total de seis hombres llevando escudos de vanguardia. Lo más sorprendente era la forma silenciosa en la que podían moverse mientras usaban cascos, chalecos antibalas, botas de combate y otros equipos pesados. A juzgar por sus pasos, probablemente sabían que Rentaro estaba en este piso. Rentaro limpió ligeramente el sudor de su mano en el pantalón. Los visores de los cascos los protegían contra flashes. Las metralletas eran modelos de precisión Heckler & Koch y Shiba Heavy Industries. Afortunadamente, aún no habían descubierto la posición de Rentaro. Viniendo aquí tan pronto como comenzó su vida de fugitivo. Por no hablar de una billetera, ni siquiera tenía un arma. Sin embargo, debía encargarse de estas personas con sus manos desnudas. Incluso si arremetía contra ellos repentinamente de forma imprudente, podría acabar con uno o dos de ellos como máximo antes de que le dispararan a muerte. Pero si se quedaba en el mismo lugar iban a dispararle tarde o temprano. Probablemente lanzarían granadas aturdidoras. El efecto lumínico y la onda de choque que producía la granada mostraban su verdadero valor en batallas interiores. La onda de choque podría causar que instrumentos como comunicadores o celulares no funcionaran correctamente. Si detonaban cerca, incluso podrían fracturar huesos o romper los tímpanos. No era el tipo de granada que podría ser evitada cubriéndose los ojos u oídos. Su pulso se aceleró y los cabellos en su nuca se erizaron. ''¿Qué hago? ¿Qué hago?'' Mientras Rentaro vacilaba, el SAT irrumpió en una habitación con libros de texto sospechosos entrando perfectamente de dos en dos para cubrir cualquier punto ciego. Lo más sorprendente fue la forma en la que continuaron sin hacer ningún ruido. Moviéndose ligeramente, sintió cómo la punta de su pie pateaba algo. Rentaro miró hacia el suelo, encontrando una caja de fósforos con el logotipo del hotel impreso en ellas. Probablemente un huésped la había dejado caer cuando intentaba escapar. Rentaro tuvo de repente una chispa de inspiración. Mirando hacia el techo, vio el objeto que necesitaba. En el momento en que llegó a la conclusión de que funcionaria y asintió con la cabeza, algo inesperado sucedió. Una mujer salió de una habitación caminando de forma insegura. Rentaro originalmente pensó que no había podido escapar a tiempo, pero pronto se dio cuenta de su error. A juzgar por sus ojos vidriosos, ella debía sufrir alguna enfermedad. Un miembro del SAT apunto su arma hacia ella sorprendido. —¡Hey, detente! El intento de Rentaro por detenerlo falló, por lo que se escuchó un disparo. La mujer fue lamentablemente herida. Sus rodillas se derrumbaron, por lo que todo su cuerpo cayó al suelo. El primer pensamiento de Rentaro fue correr a ayudarla, pero fue detenido de inmediato por más disparos. Junto a un fuerte ruido sordo, los materiales de la pared se convirtieron en polvo obstruyendo su visión. Su posición había sido expuesta. No había tiempo para pensar. Rentaro corrió inmediatamente a la habitación más cercana y movió una silla. Pisando la silla, encendió un fósforo. Levantando su mano, extendió el fósforo a una esquina de la habitación. Rentaro hizo uso del detector de incendios en una esquina de la habitación. El sensor de calor había malinterpretado la pequeña llama como un incendio de gigantescas proporciones, por lo que activó el aspersor instalado a un lado para apagar el fuego. Debido a eso, una fuerte lluvia cayó por todo el piso. Escuchando los gritos del SAT, Rentaro notó que los disparos habían cesado. Asomándose para observar la situación, vio que las cosas iban según lo planeado. Con el agua bloqueando su vista, el equipo de SAT estaba desesperado tratando de quitarse sus cascos y visores. Era su oportunidad para ganar. Rentaro saltó desde detrás de una pared y detonó un cartucho en su pierna derecha artificial. Un propulsor expulsó gas desde la planta de sus pies. —¡Hahhhhhhhhhhhhhhh! Usando una súper aceleración que casi parecía romper su cuerpo en pedazos, Rentaro cargó al otro lado del pasillo, al centro del lugar donde estaba el equipo SAT. Notando que alguien había entrado de repente al centro de su formación, los miembros del SAT se sorprendieron. Usando la aceleración restante, Rentaro la convirtió en energía de rotación usando su pie como pivote para desatar una patada giratoria, rompiendo los escudos de policarbono junto al visor protector. El cuerpo de un miembro del SAT salió volando y rebotó en una pared. Temiendo el fuego amigo, la vanguardia tomó acción demasiado tarde, junto a otro miembro del equipo que luchaba para quitarse el casco, dos hombres fueron violentamente golpeados en la cara por los puños de Rentaro, ejecutados simultáneamente. Sin esperar alguna reacción, Rentaro buscó su próximo objetivo. Un miembro del SAT sufrió un golpe de palma en su barbilla, causando que su cabeza se sacudiera violentamente con su visor, mientras le lanzaba un golpe en la garganta a otro sin siquiera mirar. Rentaro no pudo imaginar lo que pasó por la mente del último hombre al ver a sus compañeros derrotados en una fracción de segundos. El último hombre lanzó su metralleta rápidamente y trató de tomar su arma de respaldo de su cintura. Sin embargo, esta decisión sólo podía ser descrita como demasiado ingenua. En un combate a corta distancia dentro del rango de golpe, no había ninguna necesidad de usar un arma de fuego para derrotar al enemigo en lo absoluto. Todo lo que Rentarō tuvo que hacer para decidir la batalla fue usar las artes marciales que practicaba todas las mañanas. Golpeando su pecho, Rentaro terminaría la batalla. Primero usó su mano para empujar el arma del rival, mientras que con su otra mano se preparaba para realizar un golpe con la palma, justo en el centro del chaleco antibalas. —Estilo de Artes Marciales Tendoō, Número Doce, Tipo Uno… Una mirada de miedo cruzó por los ojos del miembro del SAT, pero ya era demasiado tarde. —¡Flash Aereal Ripple! Todo el aire en el lugar tembló. Rebotando lejos, el miembro del SAT quedó con los ojos en blanco. Un impulso se transmitió sin reservas al cuerpo a través del contacto. Sin importar que tan grueso fuera el chaleco antibalas, no tenía sentido contra esta técnica. Supremacía absoluta en combates a corta distancia. Ese era el principio inmutable de las artes marciales Tendo a lo largo del tiempo. Bajo la abundante agua cayendo sin cesar, Rentaro realizó silenciosamente la postura para «Infinite Longevity». Entonces, cinco miembros del SAT colapsaron después de un ligero retraso con el hombre que había sido enviado antes por la patada. La batalla había terminado. Cayendo sobre él, las gotas de agua eran húmedas y pegajosas, por lo que su uniforme se sentía mojado y pesado. Si bien sentía el agua goteando de su cabello, orejas y nariz, Rentaro mantuvo su postura por un momento y ajustó su respiración. Después de recuperar sus sentidos, corrió hacia la mujer que recibió un disparo por accidente y se arrodillo junto a ella. —Hey, quédate allí. Examinando la herida, notó que su abdomen había sido herido por una bala de 9mm. En lugar de atravesarla, la bala se había alojado en su cuerpo. La mujer miró a Rentaro con los ojos vacíos. —… Yo… tengo insomnio… Tomo… pastillas para dormir. Ella dijo que su cuerpo sufriría graves molestias y perdería el equilibrio si interrumpía su sueño en medio del efecto de las pastillas. Al utilizar potentes somníferos para superar algún tipo de trastorno del sueño, la mujer terminó siendo incapaz de evacuar a tiempo al escuchar la alarma. Rentaro tomó una toalla de una habitación cercana y la utilizó para atar la herida, pero la toalla se tiñó rápidamente de rojo. Al mismo tiempo, el cuerpo de la mujer se estaba enfriando debido a la perdida de fluidos. Un tratamiento de primeros auxilios como este no sería capaz de salvarla, pero oRentarō no quiso admitir la derrota así como así. Asintiendo con la cabeza, se acercó a uno de los miembros colapsados del SAT. Él era el responsable de dispararle a la mujer por accidente. Pateando la metralleta lejos, Rentaro quitó el cuchillo de combate del hombre y la funda de su pistola. Confirmando que estaba completamente desarmado, se arrodilló y lo golpeó en la cara. Despertándose con un gemido, su mirada confundida se concentró en Rentaro y se preguntó si debía alabar al chico por ser un miembro de las fuerzas especiales. Ya que el chico pareció comprender de inmediato la situación, habló con resignación: —No tienes escapatoria. Además, resistirte sólo va a añadir más crímenes. Rentaro levantó el arma y apuntó hacia él, hablando con un tono de voz muy frío: —Cállate. Acabas de dispararle a una persona inocente. Ella necesita cirugía de inmediato para que extraigan la bala. ¿Estás dispuesto a llevarla abajo? Asiente en silencio si estás dispuesto. El hombre mostró una expresión de miedo, antes de asentir solemnemente. Cautelosamente, Rentaro continuó apuntando el arma hacia el hombre mientras sostenía a la mujer en sus hombros, preparándose para abrirse paso a través de las escaleras. Sosteniendo la mano de la mujer, Rentaro murmuró en silencio: —Hey, estarás a salvo. No te preocupes. La mujer lo miró con sus ojos vidriosos, y habló con una voz entrecortada: —Eres… un asesino… huyendo… ¿Por qué me salvaste…? —… La mujer sostuvo su rostro. —Gracias… estoy agradecida… —No hables. Solo céntrate en el hecho de que estarás a salvo. Rentaro movió ligeramente su arma. Vacilante, pero sin poder hablar, el hombre volteó hacia Rentaro antes de comenzar a bajar las escaleras. Cargar a alguien veinticinco piso requería una gran cantidad de energía, pero un miembro del SAT no debería tener problemas. Al verlos desaparecer, Rentaro se apresuró. El hecho de perder al equipo de asalto principal sólo causaría pánico temporalmente en la policía. Una vez que notaran que tenía poco efecto sobre la situación general, el resto del personal asaltaría el lugar. Rentaro no estaba tan seguro de ganar si eso sucedía. Es posible que haya otras personas que no hayan escapado al igual que esa mujer. Podría buscar a alguien y usarlo como rehén. Con eso, podría impedir que la policía disparara descuidadamente. —Totalmente absurdo. Rentaro negó de inmediato con su cabeza. La razón por la que escapó fue para limpiar su nombre y encontrar al verdadero asesino. Si hacía algo más aparte de actuar en legítima defensa, sería como ponerse la soga en el cuello, añadiendo nuevos crímenes. Mirando hacia la escalera, Rentaro supo instintivamente que este pequeño drama de batalla tenía que terminar, por lo que decidió pelear hasta el final. oDirigiéndose hacia el último piso del hotel, continuó ascendiendo sin mirar atrás. Ignorando el aviso de «Prohibida la entrada» Rentaro llegó a la puerta que conducía a la azotea. La manija de la puerta crujió cuando le dio la vuelta con fuerza, pero la puerta no abrió. Parecía que estaba cerrada. Rentaro lanzó un golpe con su brazo artificial, impactando la puerta de lleno. Las bisagras cayeron y la puerta se abrió con un sonido contundente. Al llegar a la azotea, pudo ver las nubes fluyendo con rapidez, incluso en el cielo nocturno. El mismo parecía muy cercano. Totalmente mojado, sintió mucho frío cuando el viento de gran altura golpeó su cuerpo. Llegando al borde del edificio, miró hacia abajo para ver las luces de la policía parpadeando. Por suerte, los sonidos del motor del helicóptero se escuchaban lejanos. En frente, había un edificio más alto que el hotel de la plaza Magata. Rentaro tuvo una increíble sensación de déjà vu. Recordé la escena del incidente del francotirador de Seitenshi. En aquel entonces, estaba luchando contra la asesina Tina Sprout en un distrito urbano abandonado en el Área Exterior. Con el fin de acercarse a la ubicación del francotirador, Rentaro había disparado el propulsor de su pierna artificial sucesivamente, permitiéndole saltar de un edifico a otro. ''¿Podría repetir esa misma hazaña ahora?'' Rentarō miró sus pies. Naturalmente, el edificio rodeado sólo era este hotel. El edificio de enfrente no tenía a ningún oficial. Por lo que podía ver, la distancia desde el hotel al otro edificio era de por los menos diez metros. Había un río separando ambos edificios. Durante la batalla contra Tina, había saltado una distancia aun mayor, por lo tanto, hacerlo ahora debía ser más fácil. ''¿Realmente puedo hacerlo...?'' Rentaro acercó su mano a su rostro. Su palma temblaba ligeramente. Estaría mintiendo si dijera que no estaba asustado, pero su confianza en el éxito en situaciones desesperadas había llevado hasta aquí a Rentarō. Desde el refuerzo de la barandilla hasta la barandilla opuesta, encontró un espacio desde donde podía comenzar a correr. Rentaro lo ensayó en su mente. Si cronometraba mal el salto, sin duda caería a su muerte. Recordó que este hotel tenía una altura de 147 metros. Si resultaba mal, tendría un largo tiempo para pensar antes de llegar al suelo. Intentó calmar su nerviosismo soltando su puño, pero su palma se llenó inmediatamente con sudor frío. ''Inhala… Exhala…'' Mirando hacia el frente, comenzó a correr. En un principio, era a la velocidad en la que caminaba. Luego, aceleró lentamente, corriendo tan rápido como podía sin que sus piernas se enredaran. La barandilla se acercaba. Después de impulsarse, Rentaro pisó la misma y saltó con fuerzas. Después de un breve período de ingravidez, el viento levantó su cuerpo, produciendo una extraña sensación de flotación. Al mismo tiempo, encendió el cartucho dentro de su pierna artificial. Con el sonido de una explosión, sintió una aceleración asombrosa en todo su cuerpo. Abriendo sus ojos con dificultad, vio cómo volaba hacia adelante en medio del cielo. El ángulo de inclinación e impulso eran perfectos. Luego, encendió otro cartucho para evitar que perdiera velocidad. Sin embargo, de repente sintió su flanco siendo penetrado por un impacto destructivo, haciendo que su visión se sacudiera violentamente. —¿Huh…? Éxito... Había pensado eso unos segundos antes. Por lo que, por un momento, fue incapaz de comprender lo que significaba la sangre brotando de su abdomen y el aire saliendo de su pecho. Entonces, el mundo se hizo extrañamente lento. Rentaro perdió fácilmente el equilibrio, cayendo de cabeza. En ese momento, lo vio. Una herida de bala en su abdomen. Era el resultado del ataque de un francotirador. El disparo fue hecho mientras volaba por el cielo a gran velocidad. Casi por reflejo, utilizó el medidor de distancia de su ojo artificial para ver el techo de un edificio a un centenar de metros de distancia. Una figura estaba a un lado de un anuncio publicitario lumínico. —No hay… forma… Mientras su cuerpo era arrastrado por la gravedad, Rentaro fue asaltado por una oscuridad sin fin. Un olor a pólvora quemada entró en sus fosas nasales. Un humo blanco salió de la boca del cañón. —Jaque mate. Disparando desde una postura arrodillada en una azotea, Yuuga quitó la vista de la mira de visión nocturna fijada en la parte superior de un rifle francotirador DSR. Operando la palanca de cerrojo, el cartucho usado cayó en suelo. De pie, Yuuga observó por un rato al lugar donde Rentaro se había estrellado. Luego sacó su teléfono celular para hacer una llamada. —Dark Stalker informando a Nido. Misión cumplida. Objetivo silenciado. Esperando nuevas instrucciones. —¿Confirmada su muerte? —Imposible de confirmar debido a que cayó al rio. Pero sumergirse en el agua a esta altura no sería diferente a caer en el asfalto. Todos los huesos del objetivo debieron haberse hecho añicos. Mis condolencias a su familia y amigos.
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