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Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 1.2
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==1== Desperté a mamporros a la durmiente Kunagisa, forzándola a lavarse la cara, y até su pelo en dos coletas. Entonces, ella todavía medio dormida y yo medio cargando con ella, nos dirigimos al comedor, donde todas las demás personas de la mansión ya estaban reunidas. Una mesa redonda, dos sitios vacíos. Ayudé a Kunagisa a tomar asiento y entonces me senté justo a su lado. Según me coloqué en mi silla, eché un rápido vistazo a cada persona de la mesa. De las doce persona presentes, la más llamativa, y no estoy seguro si es necesario mencionarlo, no era otra que la dueña de la casa, Akagami Iria-san. El concepto de belleza es completamente subjetivo, variando de una persona a otra, así que decir que Iria-san era hermosa era simplemente algo que yo sentía personalmente y nada más. Es más, la doncella Akari-san era mucho más de mi tipo, hablando en cuanto a preferencias personales. Aunque nada de eso importa. En serio. Para señalar algo más objetivo, Akagami Iria era una mujer con clase. Lucía su hermoso pelo negro en un gran bucle, acompañado con un vestido de apariencia cara. Era en realidad un conjunto dispar, pero su excesiva clase lo solucionaba sin problemas. Parecía rondar la misma edad que yo, todavía en la veintena, pero tío, la educación y el linaje sí que tenían efecto en la gente. Por supuesto, también hay otros factores, pero desde luego esas cosas eran importantes. Eso siempre ha sido así. Akagami Iria. La nieta y oveja negra de la Fundación Akagami. “Bueno, dado que Kunagisa ya está aquí, ¿deberíamos comenzar con la mejor parte del día?” Juntó sus manos como haría un niño pequeño. “Que aproveche.” Parecía que todavía era algo inmadura emocionalmente. Era casi seguro asegurar que no era la persona más mundana ahí fuera, pero probablemente le diese igual. Incidentalmente, esta isla, donde la gente era completamente libre de hacer lo que quisiera, tenía una única regla: ‘Todos cenamos juntos’. Era una regla simple que no debería ser difícil de seguir para nadie pero, de hecho, unos cuantos genios no lo hicieron y acabaron dejando la isla. Hay muchas similitudes entre un genio y una persona sin sentido común o decencia. Iria-san se sentaba con dos doncellas a cada lado. A su izquierda estaban Teruko-san y Rei-san. A su derecha, Akari-san e Hikari-san. No había manera de distinguir entre Akari-san e Hikari-san así que no podía decir quién era quién. Teóricamente, uno debería ser capaz de distinguir a unas gemelas por sus expresiones faciales y sus gestos, pero para alguien poco observador como yo, eso era todo un reto. Kunagisa parecía ser capaz de distinguir entre ambas (lo que no era ningún misterio, era Kunagisa después de todo), pero dependiendo de la conversación, parecía tener problemas en distinguir quién era Iria-san. Aunque a nadie parecía importarle. “Bueno pues, alzad todos vuestra copa… salud.” Dijo casi cantando, con su copa bien alto. Todos los demás, incluido yo, hicimos lo mismo. Cabía mencionar que mi copa y la de Kunagisa estaban llenas, no de vino, sino de zumo. Después de todo, todavía éramos menores de edad. Numerosos platos estaba dispuestos elegantemente alrededor de la mesa. Eran las orgullosas obras maestras de la extraordinaria chef Sashirono Yayoi. Empezaré con el plato más cercano a mí y continuaré en ese orden: Asado de cordero, sopa de boniato al cappuccino, terrina de foie gras con ñoquis de trufa, mejillones azules al vapor, anguila belga hervida en salsa verde, arenque en escabeche, sashimi de carne ballena, raviolis en salsa, carpaccio de carne de avestruz, ensalada de frutas, ensalada de patata y huevo y, finalmente, setas salteadas. Sí, estaba sin palabras. Probablemente porque Yayoi-san había creado cada plato especialmente para satisfacer los respectivos gustos de cada invitado. Incluso después de oír los nombres, no tenía ni idea de lo que estaba comiendo. Pero eso daba igual. No es como si el nombre tuviese especial influencia en el plato en sí. Eso creo. Después de todo esto, también había postre. Si piensas en ello, era realmente una cantidad copiosa de comida. Y con Yayoi-san siendo la maestra culinaria que era, la comida estaba tan deliciosa que me olvidé por completo de controlar mi peso. Por descontado, Yayoi-san había considerado esto en su cocina, aparentemente. “Después de considerar el valor nutricional, todavía es así de increíble. Es realmente un genio,” me murmuré a mí mismo más de unas cuantas veces. Hablando de ello, había hablado con Yayoi-san un poco durante la comida. Cuando fui al comedor, resultó que era la única persona en los alrededores, así que use la oportunidad para indagar sobre los populares rumores sobre ella. En otras palabras, ¿cuál era el poder secreto que le permitía realizar cualquier plato mejor que cualquier otro chef? Esa era mi pregunta. Al oír eso, Yayoi-san me dirigió una curiosa sonrisa. “Me temo que la realidad no está a la altura de las leyendas. Al contrario que Himena-san, no tengo ningún tipo de superpoder. Es solo esfuerzo y disciplina, básicamente.” “¿En serio?” “Bueno, supongo que puedo imaginarme como puede haber comenzado un rumor así. Mi sentido del gusto y del olfato son un poco, bueno, bastante más potentes que los de una persona corriente.” Chasqueó la lengua. “Para dar un ejemplo anecdótico, esto, bien, como Helen Keller. Era ciega pero decía que podía distinguir a las persona solo por su olor. Yo soy algo parecido a eso. Mi sentido del olfato no es tan increíble pero, por ejemplo…” Tomó mi brazo y, sin aviso, lamió la palma de mi mano. Nunca habría soñado que las cosas habrían acabado así, y casi dejé escapar un gemido, aunque de alguna forma logré contenerlo. Con su lengua todavía fuera, mostró una sonrisa intelectual. “Tu grupo sanguíneo es AB, ¿verdad?” dijo. “Negativo, ¿verdad?” Habiendo dicho eso, recordé que tenía razón. Un médico me había dicho una vez, “tienes un grupo sanguíneo extremadamente raro.” Así que Yayoi-san estaba en lo cierto, pero… “¿En serio puedes saber eso solo lamiéndome la piel?” “Bueno, lamiendo tu sudor, para ser específica. Mi lengua puede distinguir entre aproximadamente veinte mil sabores, dividiéndolos en veinte niveles de intensidad. Mi sentido del olfato es aproximadamente la mitad de bueno, supongo.” Inclinó la cabeza pensativamente. Era un gesto adorable. “No soy inteligente como Sonoyama-san; soy terrible en arte al contrario que Ikubi-san; no soy particularmente habilidosa con las máquinas como Kunagisa-san; desde luego no tengo poderes especiales como Himena-san; y no hay mucho más en lo que sea buena, pero he tenido este gran don desde que era una niña. Deduje que convertirme en chef era la única forma de aprovecharme de ello.” Gusto perfecto lo llaman. Es como si fuese la versión en gusto del tono perfecto, excepto que el gusto perfecto no es algo que puedas adquirir con entrenamiento. En otras palabras, Sashirono Yayoi-san era, para decirlo alto y claro, uno de los afortunados elegidos de Dios. Entre los poseedores de grandes habilidades existen dos tipos de personas: los que son elegidos y los que eligen ellos mismos; aquellos que nacieron con ello y aquellos que trabajaron por ello. Por supuesto, Yayoi-san tenía su ‘disciplina y esfuerzo’, pero era evidentemente del primer grupo. Así que el camino del chef no era algo que había escogido realmente. Había nacido con ese don, y por esa razón había decidido estudiar gastronomía, viajar a Occidente, y pulir sus talentos innatos incluso más allá. La idea de que el sabor condiciona en última instancia a la habilidad de cada individuo para juzgar el gusto. Cómo puede una persona usar y tomar ventaja del sabor como si fuese posesión suya; eso estaba enormemente conectado a la habilidad de uno como cocinero, y esto se reflejaba en la propia cocina de Yayoi-san. Bueno, esa es la lógica básica, pero no significa mucho en la práctica. Para decirlo de una manera mejor, la cocina de Yayoi-san era endiabladamente buena. Si piensas en la mesa redonda como un reloj con Iria-san sentándose a las doce, entonces Sashirono Yayoi-san estaba a las tres, a continuación de Teruko-san y Rei-san. A las cuatro estaba Sakaki Shinya-san. Como podías esperar del hombre que llevaba tanto tiempo empleado como cuidador de Kanami-san, no parecía intimidado en lo más mínimo, y era realmente bastante majestuoso de ver. A continuación suyo se sentaba Kanami-san en posición de las cinco. Detrás de ella estaba su silla de ruedas, la cual seguramente usase para venir al comedor. No parecía estar de mal humor, pero no parecía demasiado alegre tampoco. A las seis estaba Kunagisa. Esto significaba que estaba sentada directamente enfrente de la dueña de la casa, Akagami Iria-san. Eso era más que suficiente para hacerme sentir nervioso, pero no importaba realmente; para Kunagisa, la palabra nervios no existía siquiera en el diccionario. En el asiento de la suerte, el número siete, me sentaba yo mismo. A continuación mía, en el asiento número ocho, se sentaba Sonoyama Akane-san de los Siete Idiotas. Estaba completamente inmersa devorando la cocina de Yayoi-san. Tenía mucho más apetito del que podías esperar. Por supuesto, era humana antes que erudita (tanto si lo admitiese como si no) y no puedes vivir si no comes, pero incluso si te despreocupas de eso, era una auténtica glotona. Incluso yo me sentía satisfecho de verla comer. Me parece que Yayoi-san debe estar realmente orgullosa de verla devorar su comida tan encantada. A continuación de Akane-san, a las nueve, se sentaba la maestra adivina, la poseedora de superpoderes ESP, Himena Maki-san. Aparentemente, en algún momento se había cambiado de ropa, y ahora estaba engalanada en una moda completamente diferente que esta mañana. Llevaba puesto una camiseta escotada con una rebeca rosa palo y unos pantalones con estampado de ovejas. Su pelo se recogía en dos coletas. Posiblemente porque me descubrió observándola me devolvió la mirada con una extrañamente disgustada burla e hincó sus dientes en el cordero asado. Era una expresión que decía, “Lo sé todo pero no diré nada,” y me hacía sentir completamente incómodo. Esto nunca acaba. A las diez y once se sentaban Akari-san e Hikari-san. Teruko-san estaba completamente callada y casi inexpresiva. Solo colocaba la comida en su boca como si se tratase de un proceso mecánico. Para que alguien sea capaz de comer esta comida sin ningún tipo de reacción te hacía preguntarte si tenía sentido del gusto. En contraste con el aire de juventud de la cara de las tres hermanas, Rei-san tenía la apariencia de una mujer madura. No la había oído hablar mucho, pero juzgando por su apariencia, parecía ser del tipo estricto, y a estas alturas ya había oído varias veces las tristes historias de Hikari-san que lo corroboraban. Así que aquí lo tienes. Estos son las doce personas. ¿Número de la suerte? ¿Con una cara así? Balbuceos míos de nuevo. ¿Qué tipo de significado yace en cosas como esas? Estaba obviamente fuera de lugar en este sitio. Podías incluso llamarme la oveja negra. Aunque nunca ha habido un sitio en el que no estuviese fuera de lugar. Ni en Kobe, ni en Houston, ni en Kyoto, ni siquiera en esta isla. En este ancho mundo solo hay un yo. Esto, da igual. Me gusta la soledad. Sin bromas. Incluso si estuviese de broma. “Oh, por cierto, si puedo cambiar de tema…” Dijo Iria-san, desplazando las conversaciones individuales que se habían desarrollado hasta ahora a una pausa inmediata. El poder de dirigir las conversaciones de la mesa yace únicamente en las manos de Iria-san. Era el privilegio egoísta propio de una chica de clase alta. Continuó, elevando la voz. “Parece que ya hay rumores esparciéndose por ahí, así que me adelantaré y haré un anuncio. Es sobre nuestro próximo invitado. El último genio en honrar esta casa.” Todos los ojos se dirigieron hacia Iria-san. Bueno, todos excepto los de Kunagisa, que continuó comiendo su carne de ballena. Intentar y capturar deliberadamente la atención de esta chica era una tarea bastante difícil. “Me gustaría enfatizar que nuestro invitado es poseedor de tales extraordinarios y gloriosos talentos que incluso rivaliza con todos vosotros. Me gustaría mucho darle la bienvenida a esta persona, así que por favor colaborad, ¿de acuerdo?” Cada uno tuvo una respuesta personalizada. La parte de rivalizar con todos parecía haber alterado las cosas. Cada uno intentaba contenerse a su manera, solo el ordinario Shinya-san se atrevió a hablar. “Pregunta. ¿Quién es esta persona? No he averiguado mucho solo a través de los rumores que he oído, pero dicen que es un ‘as de todos los palos’. ¿Es eso cierto?” “Podrías decir eso. Nos hemos visto con anterioridad solo una vez, pero, sí, una fue suficiente. Esta persona es mi héroe.” Observó al techo, evidentemente sumida en sus pensamientos. “Una existencia verdaderamente heroica, para mí. Como un detective en una novela de misterio o un monstruo en una película de monstruos.” ¿Un monstruo? Podía sentir mis cejas elevarse por motu proprio. Iria-san acabada de soltar una referencia sobre películas Kaiju pero, ¿era esa una forma apropiada de describir a una persona? Ese no era el tipo de vocabulario que usas para describir a una persona, incluso si lo hicieses, definitivamente no era un cumplido. “Eso sí que es publicidad agresiva. Suena como si pudiésemos esperar mucho de este individuo,” dijo Shinya-san con una risa estruendosa. “Oigo que esta persona puede hacer todo tipo de cosas como… ¿pintar maravillosamente y demás?” “Nunca lo he visto, pero no me sorprendería. Imagino que algo tan simple como pintar un dibujo no debería ser un reto.” Como era de esperar, esto parecía que había herido el orgullo de Kanami-san. Parecía un poco (con lo que quiero decir ridículamente muy) disgustada. “¿Podríamos ser agraciados con conocer el nombre de este espécimen superior, Iria-san?” Dijo Kanami-san. Su tono era mordaz. También había pensado sobre esto esta mañana, pero Kanami-san en verdad tiene mucho orgullo. No es como si fuese algo necesariamente malo, pero tampoco es algo estrictamente bueno. Lejos de ser mi intención calumniar la forma en la que Kanami-san decide vivir, pero decir como mínimo que sabía que yo nunca podría vivir de esa forma. La expresión de Iria sugería que no entendía por qué Kanami-san estaba tan enfadada (y en realidad probablemente ese fuese el caso), y contestó simplemente “Aikawa-san.” Pura estupefacción. En este momento, parecía que Kanami-san fuese la estúpida. “Poseyendo una extremadamente apretada agenda, Aikawa-san solo permanecerá aquí durante tres días pero por favor sed amables todos vosotros. Aikawa-san es una persona muy importante para mí. Incluso lo podrías llamar amor.” Las mejillas de Iria-san se pusieron rojas. Viendo ese gesto infantil, su audiencia quedó aún más desconcertada. Parecía como si pudiese hacer cualquier demanda, no importa cuán autoritaria, y todo el mundo se lo perdonaría. Poseía ese tipo aire innato en ella. Probablemente su linaje era el culpable de nuevo. “Aun así, Aikawa…” Nunca había oído ese nombre, ignorante de mí. Eché un vistazo a Kunagisa para ver su reacción, pero ella seguía comiendo. Cuando esta chica se centraba en algo siempre era así. Más incorregible que un niño y más difícil de manejar que una fiera. Bueno, de cualquier forma, por lo menos sabía cómo sentarse en una silla. “Oh, estoy deseando que llegue. Pensar que Aikawa-san viene de nuevo. Se lo pregunté tantas veces. Es como un sueño. Oh, ¿qué pasaría si fuese un sueño en realidad?” Dijo aturdida. Juzgando por su estado actual, iria-san debía estar loca por ese Aikawa. Era como si estuviese hablando del hombre del que llevaba enamorada años y años. Pronunciaba su nombre con gran veneración. “Ah, hablando de ello, Kunagisa-san,” dijo, dirigiendo la conversación hacia Kunagisa. “Ibas a marcharte ante de que llegase, ¿no es cierto?” “¿Qué? Oh, sí, sí,” respondió. Nunca dejó de mover los palillos que tenía en las manos. El hecho de que tenía un par de palillos en cada mano era suficiente prueba de sus modales en la mesa. “Sí, cuatro días más.” “Eso está realmente mal. Va a ser una gran oportunidad. Me encantaría que conocieses a Aikawa-san. ¿En serio no hay ninguna posibilidad?” “Me temo que no. Soy de un mundo en el que una vez has planeado algo no puedes cambiarlo. Incluso me llaman el horario de comidas viviente. Ii-chan también, por supuesto.” No me metas en esto, pensé. En primer lugar venir a esta isla nunca fue pare de mi ‘horario de comidas’. Iria asintió con una cara verdaderamente decepcionada. “¿Es así? Dime, ¿podría ser que no te lo estás pasando bien aquí? No parece que salgas mucho tu habitación.” “Soy de un mundo donde la gente no suele salir de su habitación. Pero no, me lo estoy pasando bien. Muy bien. Puedo divertirme donde quiera, cuando quiera y de cualquier manera.” Sus palabras me hicieron tensarme un poco. No había exageración en lo que dijo. Para alguien que está tan inmersa en su propio mundo, nunca hay un momento que no sea divertido. ¿Que qué pasa con las otras emociones? ¿Cómo de trágico debe ser estar siempre divirtiéndose, no importa dónde estés? Eso era algo de lo que ya conocía la respuesta. “Ah, ¿es así?” Iria se encogió de hombros. “Pero Kunagisa-san, seguro que incluso tú encontrarías algún valor en encontrarte con Aikawa-san. Conocer a una persona así, estás destinada a encontrar algo de inspiración.” Como si hubiese estado esperando por el momento perfecto, Kanami-san saltó dentro de la conversación. “Ser influenciado por otra persona es prueba de la mediocridad de uno mismo. De la impotencia de uno mismo. Qué ridículo. No sé qué tipo de persona es este Aikawa, pero sinceramente dudo que haya ninguna necesidad de conocerlo.” “Calma, calma, ¿es eso un hecho?” Interpretar el papel de abogado del diablo con Kanami-san era la elección obvia para Sonoyama Akane. “He pasado muchos años rodeada de las mentes más brillantes del mundo, y sé por experiencia que si no hubiese tenido esas influencias no estaría aquí en este momento. Puedes mejorarte a ti mismo solo con pasar tiempo con gente brillante.” “¿El ER3? Vaya broma. Debes ser estúpida. ¿Por qué querría alguien atarse a una organización así?” Se burló Kanami. “No considero que me esté atando. Cualquiera es libre de moverse como le dé la gana y ayudar a pulir las habilidad de otros.” “¿Libre? No sueltes esa palabra tan fácilmente. Una organización sin restricciones no es una organización. Al fin y al cabo, incluso tú eres un miembro de la jerarquía, ¿no es así? Vaya chorrada. He estado en esta isla contigo bastante tiempo ya, pero desde luego no me siento como si me hubiese refinado. Si acaso, mi valía está decreciendo.” Se observaron fijamente la una a la otra. Actuar de esta forma en frente del grupo al completo, realmente eran infantiles. Era bastante espantoso. Las doncellas intentaron lo mejor que pudieron mediar en el asunto, pero Iria-san tenía un aire de puro regocijo en su cara mientras veía a la pareja de duelistas, así que se contuvieron de meterse en medio. Este tipo de situaciones no eran plato de mi gusto. Mientras tanto, Yayoi-san parecía bastante indiferente también, mientras que Maki-san observaba absolutamente impresionada, y Shinya-san parecía haber escrito la disputa al completo, como si fuese un hecho cotidiano. Era increíble que ni una sola persona pudiese pararlas. Espera, había una. Solo una persona. “Después de todo, Ibuki-san, los humanos son una especie comunitaria. La gente como tú que actúa como mendigos y esperan un trato especial, todos deberían replantearse su estilo de vida, si me lo permitís,” dije. “Supongo que eso significa que no puedes funcionar sin estar rodeado de otras personas. La gente no son peces migratorios, sabes. Y no espero ningún trato especial. Simplemente no me rebajo a mí misma. Vivo honestamente, y valoro las cosas tal y como son,” espetó Kanami. “Hmm, quién sabe.” “¿Que quién sabe? Ah, más preguntas vagas. Piensas que pareces astuto adoptando una postura ambigua sin siquiera expresar tu opinión con claridad. Sí, realmente astuto. ‘Quien sabe’.” Dijo Kanami. “Esto es un poco doloroso de escuchar.” Una voz. Era Kunagisa. Sacó sus labios como un niño malhumorado y miró a Kanami-san. “Esto está haciendo daño a mis oídos, Kanami-san, Akane-chan.” En un instante había atraído la atención de todos. Nadie había esperado que Kunagisa, de toda la gente presente, dijese eso. Había tenido unas cuantas experiencias con Kunagisa en el pasado así que no era algo inimaginable. Kunagisa Tomo odiaba bastante ver a la gente pelearse. Considerando su usual actitud alegre debía haber sido algo inesperado, pero tenía sentido. Era una chica que le encantaba la diversión, lo que significaba que no le gustaban las situaciones que no eran divertidas. La lógica era tan simple como eso. “Lo siento. Me he excedido.” Por increíble que pareciese, fue Kanami-san la primera que se disculpó. En consecuencia, Akane-san no pudo sino admitir que Kanami-san, también, era una mujer prominente con un estatus respetable. “Yo también estaba equivocada,” dijo Akane-san, evitando incómodamente el contacto visual. Ambas bajaron su cabeza y miraron fijamente el suelo. Aunque la atmósfera todavía era incómoda, al menos la disputa parecía haber terminado. Hasta que Maki-san lo arruinó por completo. “Esto se va a poner peor antes de mejorar,” murmuró con un tono de voz helado y una sonrisa siniestramente audaz. ¿Qué intentaba hacer esta adivina de pacotilla metiéndose en medio ahora que las cosas se habían calmado por fin? Mientras tanto, los ojos de Iria-san estaban brillando de emoción. “¿Es eso una profecía?” preguntó. “¿A qué te refieres con que va a ponerse peor antes de mejorar? Esto es tan fascinante. ¿Podrías decírnoslo?” “No lo haré. No voy a decir nada. No.” Según habló, echó un vistazo a hurtadillas en la dirección de Kunagisa. “No soy tan arrogante como para involucrar al resto del mundo.” “¿Qué se supone que significa eso?” Protesté sin pensar. Acerca de Kunagisa, ya había devuelto toda su atención a su ingesta alimenticia. Era como si pensase que esto no era más que una pequeña molestia para ella. “Maki-san, ¿qué quieres decir con eso?” “No hay razón alguna. Igual que tampoco tus acciones la tienen. Sabes, eres, guau, eres el tipo de tío que se enfada por el bien de un completo extraño, ¿eh? Eso no es algo muy bueno. Tampoco es malo per se, pero no es bueno.” “Vaya por dios, ¿y por qué es así?” dijo Iria-san, entrometiéndose en nuestra conversación. O quizás, yo era el que estaba fuera de lugar. “Creo que es una cosa maravillosa el ser capaz de enfadarse en favor de un extraño. No es algo común en el mundo desde luego.” “Eso es porque la gente que puede expresar sus emociones por el bien de alguien más es la misma gente que echan la culpa a otros cuando algo va mal. Detesto la gente como tú.” Tenía que ser la primera vez en mucho tiempo que alguien me hablaba tan duramente directamente a la cara. Lentamente, dirigió su mirada hasta toparse con mis ojos. “Solo te dejas llevar por otras personas. Eres el tipo de persona que ignora las señales de tráfico solo porque alguien más lo está haciendo. Eres una excusa abominable como ser humano. A menudo se dice lo de ‘armonizar sin aceptar’, pero en tu caso joven, es más que aceptas sin armonizar. No diré que es algo malo. No diré nada como eso. La identidad de uno y la valía de uno no están siempre conectadas. Un tren que se mueve por unas vías es mejor que uno que no lo hace. Así que no diré nada parecido. Pero odio a la gente como tú. La desprecio. Gente que siempre le echa la culpa de las cosas a otros, que nunca reconoce su propia responsabilidad.” Solo dejarse llevar por la corriente. Para ser sinceros, así es como vivía. Aun así… “No recuerdo…” Lo odiaba. Desde que conocía a Kunagisa había crecido completamente asqueado por ello. “No recuerdo haberte oído decirme eso, Himena Maki-san.” “Oh, ¿estás enfadado? Ja, tu límite está mucho más abajo de lo que esperaba. ¿Eres del tipo de persona cuyo humor cambia con el tiempo?” “Yo…” Devórame. Que te den. Que te den, que te den, que te den… Que te den, puta… “Ii-chan.” (Tirón) Kunagisa me tiró de la manga. “No vale la pena enfadarse por esto.” Kunagisa Tomo. “Vale.” Sentí un escalofrío a través de mi cuerpo. La fuerza se marchó de mi cuerpo. Estaba más allá de la debilidad, cercano a la extenuación. Me hundí en la silla. “Perdón. Solo estaba bromeando, ¿vale?” Le dijo Maki-san a Kunagisa con una terriblemente dulce sonrisa. *** Y así la cena de ese día acabó en un pequeño desastre. Por supuesto, los dos días previos no habían ido precisamente sin problemas tampoco, pero la inteligencia de este as de todos los palos parecía haber hecho pedazos algo. La visita a la isla de ese tal Aikawa-san se estaba convirtiendo en algo que temer. Gracias a dios, no estaría aquí cuando eso sucediese, así que no tenía mucho que ver conmigo. No obstante, no tenía idea de por qué Maki-san estaba tan ensañada conmigo. Desde luego no había sido una gran primera impresión para ella, pero esa no podía ser la única razón llegados a este punto. Era obvio que me odiaba, pero eso no era razón suficiente para estar atacándome tan agresivamente. Lo opuesto de afecto no es animadversión, sino apatía. Si simplemente no le gustase, no iría tan lejos como para meterse conmigo de esta forma. ¿Por qué, de entre todo este grupo de gente brillante, estaría Himena Maki específicamente apuntando a una persona aburrida y ordinaria como yo? No teníamos nada que hacer el uno con el otro. Era extraño. Dándole vueltas al asunto en mi cabeza, no pensé ni por un momento sobre la profecía de Maki-san del ‘empeoramiento de las cosas’. Si le hubiese dado algunas vueltas, no es probable que nada hubiese ido de diferente manera pero, echando la vista atrás, no podía evitar arrepentirme un poco. Supongo que no hay nada que pudiese haber hecho sobre ello. Después de todo, solo Maki-san podría arrepentirse de las cosas antes de que sucediesen.
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