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Black Bullet:Volumen5 Capítulo2
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=== Parte 3 === La señal del paso de peatones se colocó en verde en la intersección. Acompañado de la melodía para ayudar a los ciegos, todos los peatones comenzaron a cruzar. En el asfalto, que se sentía como un lugar abrasador debido al sol ardiente durante el día, la gente caminaba sin emociones. Rentaro miró rápidamente los patrones geométricos trazados por los peatones cruzando. Hombres de traje caminaban a toda prisa comprobando sus relojes de vez en cuando. Parejas inclinándose juntas agarradas del brazo. Amas de casa regresando a sus hogares después de ir de compras. Jóvenes caminando con la cabeza gacha mirando sus teléfonos celulares. Cada vez que alguien lo miraba intencionalmente, se sentía tan nervioso que su espalda se tensionaba. —Mira hacia adelante, Rentaro. Tampoco hagas ningún movimiento sospechoso. La voz venía de su lado. Sin mirarlo, una chica de cabello morado y corto caminaba a su lado, con una cara de Póquer que parecía completamente desinteresada del mundo. —Tan pronto como intento actuar normalmente de forma intencional, se vuelve más difícil. —Parece que has aprendido un cierto principio. Pero las personas no se preocupan por ti tanto como piensas. No te preocupes. —¿Por qué siempre dices cosas tan molestas? —¿Acaso no logré disipar la tensión? La chica habló sin ninguna expresión. Rentaro se calló. Sin embargo, ella tenía razón. El mundo estaba cambiando todo el tiempo. Ya habían pasado tres días desde los rumores de su muerte. «Para las criaturas conocidas como humanos, un dedo meñique chocado contra una mesa es cien veces más importante en comparación a las noticias de la muerte de un gran cantante o político». Rentaro recordó que Sumire le dijo eso una vez. Mientras caminaban por la calle, cada peatón tenía su propia vida. Probablemente no había nadie que ocupara las veinticuatro horas de su día con «Rentaro, el fugitivo importante». Él aceptó eso a un nivel racional y lo repitió para sí mismo. Sin embargo, era posible que alguien reconociera su rostro y empezara a gritar para derribarlo. Esa terrorífica escena permanecía en su mente, por lo que le era imposible relajarse. Ambos cruzaron la intercesión de alguna forma, haciendo su camino a lo largo de la calle comercial. Rentaro negó con la cabeza lentamente. Sólo después de caer en esta situación indefensa lo hizo comenzar a sentirse agradecido de las personas que lo habían apoyado visible e invisiblemente en el pasado. Sin la temperatura corporal confiable de la chica que caminaba a su lado, Rentaro fácilmente podría tenerle tanto miedo a las miradas, que sería incapaz de dar un paso al aire libre. Para ser honesto, era maravilloso que la chica que servía como su compañera temporal fuera tan fría y distante. A decir verdad, Rentaro no estaba enojado por el hecho de que ella estuviera usándolo como señuelo para atraer a los soldados mecanizados del Nuevo Plan de Creación Mundial. —Llegamos. Rentaro movió la cabeza mientras la figura del edificio gubernamental aún en construcción aparecía frente a sus ojos. La construcción estaba detenida mientras un andamio estaba colocado alrededor. ¿Estaba detenida la construcción porque era un día de descanso… o porque se había convertido en la escena del crimen? En cualquier caso, no había nadie en el lugar. Camiones y excavadoras estaban inmóviles como si estuvieran en una especie de extraña exposición de arte vanguardista. El sol del mediodía estaba directamente sobre ellos. Mientras pensaban sobre el calor impresionante y empezaban a sudar, Hotaru y Rentaro se escondieron bajo la sombra del edificio. Por alguna razón, no había nada más que un sutil silencio sepulcral en comparación con la calle de antes. Tal vez, era una especie de sexto sentido que se activaba en los lugares donde moría alguien. Era algo difícil de explicar. —¿Estás bien? —No te preocupes por mí. Dicho eso, Hotaru caminó delante por su cuenta. Rentarō se sintió un poco molesto. ¿De verdad querías tanto a Suibara como para vengarlo? A pesar de suspirar, siguió a Hotaru en silencio. La recolección de evidencias en el lugar parecía haber concluido. Las manchas de sangre y los contornos de tizas utilizados para la investigación ya no estaban, pero tan pronto como entró en la escena del crimen, lo que ocurrió ese día se repitió vívidamente en sus ojos. Los cerró y lloró en silencio. ''Suibara... ¿qué es exactamente lo que querías decirme en ese entonces?'' Mirando a un lado. Hotaru estaba allí de pie sin ninguna emoción. [[image:Black Bullet V5 Pg 245.png|thumb]] —¿No vas a llorar? —En el momento en que murió, agoté la tristeza de toda una vida. Nunca más podré llorar… —¿En serio…? —¿Y entonces qué…? Balanceando su cabello violeta, Hotaru miró con escepticismo a Rentaro. —Ahora que estás aquí, ¿qué piensas hacer? Rentaro rascó la parte posterior de su cabeza. —En realidad, no tengo ninguna gran idea. Pero como dice el dicho, siempre encontrarás nuevas pistas una vez que visitas una escena del crimen. Además, ahora que estoy aquí, muchas dudas están apareciendo. Rentaro recordó la situación de esa noche otra vez. —El cuerpo aún estaba caliente, lo que significa que no había sido asesinado hace mucho tiempo. Entonces, los policías llegaron en un momento muy oportuno. Es casi como si alguien los hubiera alertado deliberadamente calculando la hora de mi llegada. En otras palabras, el culpable estaba todavía cerca, al menos lo suficiente como para observar la posición de Rentaro. Siendo asaltado en ese instante por una duda, Rentaro le preguntó a su compañera, cuyas emociones eran ilegibles. —Hotaru, dijiste que empezaste a sentir que Suibara no estaba actuando normal. Más específicamente, ¿qué era lo raro de su comportamiento? —Pasaba largos periodos de tiempo actuando por separado de mí, a menudo iba por su cuenta a algún lugar. Aunque hacia algunas excusas torpes, llegué a la conclusión de que los hombres siempre han tenido necesidades, por lo que no insistí. —Me dijo que quería ver a Seitenshi-sama, probablemente para dejar al descubierto alguna clase de conspiración. Supongo que debía ser el Nuevo Plan de Creación Humana y el Proyecto del Cisne Negro. —Si el Nuevo Plan de Creación Mundial es la actualización del Nuevo Plan de Creación Humana, ¿entonces qué es el Proyecto del Cisne Negro? Rentaro negó con la cabeza. —Yo tampoco tengo idea. Pero siento que esto se podría aclarar si fuera descubierto. La pregunta de Hotaru despertó en Rentaro los recuerdos de su conversación con Suibara. «¿Quieres exponer una conspiración? Si me entregas la evidencia, podría entregarla». «Lo siento, pero la evidencia fue robada». —Cierto, cuando acepté la petición de Suibara, dijo que el enemigo había robado la evidencia. Era por eso que quería una audiencia con Seitenshi-sama o su consejo… En ese momento… una voz aún más fuerte apareció en sus recuerdos. «Te lo preguntaré porque alguien más me lo pidió: ¿Dónde está la SD Card que Suibara te entregó?». —Oh. Hotaru parecía haber llegado a la misma conclusión que Rentaro. Ellos intercambiaron miradas. —Rentaro, ¿el asesino en el hotel no dijo que le entregaras la SD Card que Kihachi-san te entregó? Rentaro bajó un poco la cabeza y reflexionó. —Eso es bastante raro… Por sentido común, la SD Card debió haber sido la que le robaron. —Espera, ¿y si es esto? Kihachi-san dijo que la organización enemiga robó la SD Card, pero el enemigo cree que está en tus manos… En ese caso, ¿quién tiene la SD Card? El canto de las cigarras se escuchaba cada vez más fuerte, mientras las sombras en el edifico comenzaban a moverse lentamente. El sudor de su cuerpo y algunos otros cambios, estaban haciendo que Rentaro se sintiera incómodo. Hotaru lo miró de forma sospechosa. —Rentaro, ¿estás seguro de que no recibiste nada de Kihachisan? Kihachi-san pudo haberla escondido en alguna otra cosa que te dio. ¿Recibiste algo de él? Rentaro negó firmemente con la cabeza. —Nada en lo absoluto. —¿En serio…? —Entonces, ¿qué hay de ti? ¿Suibara no te dio nada para que lo cuidaras? —No puedo pensar en nada… Regresaron al punto de partida. Sin embargo, la SD Card debía existir en alguna parte. Esa era la clave para este incidente. Rentaro decidió mantener eso en un rincón de su mente mientras cambiaba la dirección de sus pensamientos. —Hotaru, recordé algo más ahora que vine aquí. ¿Tienes el celular de Suibara? Apoyada en un pilar de hormigón, Hotaru miró a Rentaro: —En realidad quería hacerte la misma pregunta… No lo tengo. —Así que tampoco hay pistas allí… Durante el interrogatorio, Rentaro preguntó muchas veces sobre el paradero del teléfono celular de Suibara. Esa era una prueba indirecta de que la policía tampoco lo había encontrado. Los Smartphones se habían popularizado durante más de dos décadas. Con el aumento de la funcionalidad del teléfono móvil, la concentración de información privada se había vuelto aún mayor que antes. Una vez que encontraran el celular de Suibara, era posible reunir pruebas importantes, como su historial web y registro telefónico. Desde el punto de vista de la policía, era algo absolutamente esencial. —Así que el enemigo tomó el celular de Suibara después de matarlo… Maldita sea. —Es demasiado pronto para saltar a esa conclusión. Hotaru operó su teléfono celular y lo puso contra su oído. Probablemente estaba tratando de llamar al teléfono de Suibara. Inmediatamente se produjo un tono débil en alguna parte. Rentaro abrió sus ojos de inmediato. —¿Dónde está? —Silencio. Hotaru presionó su dedo índice contra sus labios. Un breve silencio se escuchó. Sólo el sonido de las cigarras, camiones conduciendo, además de un tono tenue, podían escucharse en todas partes. De puntillas, al borde del edificio sin terminar, el viento golpeaba fuertemente contra sus mejillas, Rentaro no pudo evitar sentirse mareado. El sonido parecía venir desde abajo. Hotaru y Rentaro intercambiaron miradas y luego asintieron antes de correr rápidamente hacia abajo. El sonido provenía de una esquina afuera de la obra en construcción. Ahora el sonido era más claro que antes. Incluso Rentaro, que no tenía interés en la música, podía reconocerla después de escuchar determinada parte de la melodía. Llegando al lugar, ambos empujaron la maleza a un lado y finalmente descubrieron un Smartphone negro brillante colocado boca abajo. En el momento en que lo recogieron para dar un vistazo, las vibraciones se detuvieron. Entonces, el teléfono celular quedó completamente en silencio. Incluso cuando mantuvieron presionado el botón de encendido, no se produjo ninguna reacción. ''Eso significa…'' —Sin baterías. Eso estuvo muy cerca. —Sí… Cuando Suibara fue alcanzado por la bala, su teléfono celular debió haber caído por casualidad. Si había tirado el celular deliberadamente en el momento del impacto, había sido un juicio increíble. ''Suibara…'' Tristemente, Rentaro volteó el móvil hacia arriba. Parte de la pantalla LCD estaba hecha añicos como si alguien la hubiera golpeado con fuerza. Por suerte, no era tan malo. Manteniéndose en espera hasta ahora, había un poco de energía restante. Por alguna razón, Rentaro tuvo la sensación de que esto fue arreglado por el destino. —De todos modos, vamos a conseguir un cargador. Entrando en un cibercafé cercano, ambos buscaron un par de sillas vacías. Rentaro se sentó en una, agarró el cargador junto al computador y lo conectó al celular. Entonces, lo único que podía hacer era esperar mientras rezaba. El teléfono celular vibró en su palma. La pantalla mostraba 1% de energía restante. Ambos no pudieron evitar mirarse el uno al otro alegres. La pantalla se había dañado, por supuesto, pero era apenas legible. Rentaro extendió su dedo índice, preparándose para encender el celular, antes de congelarse en su sitio. Incluso si Suibara era un amigo fallecido, ¿estaba realmente bien invadir su privacidad para limpiar su propio nombre? Entonces, si Rentaro descubriera la vida privada innombrable de Suibara Kihachi, tal vez se arrepentiría de invadir su privacidad. Esos delirios aparecieron en su mente. Ya no importa... Rentaro comenzó a deslizar su dedo. Entonces, Hotaru y Rentaro pasaron el tiempo en busca de posibles pistas. La tan esperada bandeja de entrada, resultó no tener nada rescatable. Las fotos en su celular eran en su mayoría de personas, la mitad de ellas, Hotaru. Al ver el afecto de Suibara hacia Hotaru —incluso usando una foto de ella como fondo de pantalla—, Rentaro se preguntó si realmente estaba bien. Entonces, mientras revisaba las fotos, su mirada se detuvo de repente en una. Probablemente fue tomada durante Navidad. La foto mostraba a Suibara y Hotaru con sombreros de Santa y un pastel de Navidad en el fondo. Ya que la foto estaba inclinada desde arriba, era probablemente Suibara tomando la foto con su propia mano. Lo más sorprendente era el hecho de que Hotaru estaba sonriendo en la foto. Aunque no era una sonrisa amplia, las comisuras de sus labios definitivamente se levantaban suavemente. Incluso estaba haciendo un signo de victoria hacia la cámara. Rentaro pensó que su comportamiento de espiar era muy reprochable y rápidamente pasó a la siguiente foto antes de que las emociones de Hotaru fueran sacudidas. Después de comprobar la carpeta de fotos, llegaron al historial de llamadas. Por fin, encontraron algo sospechoso. Un contacto llamado «Dr. Surumi» había llamado dos veces el día en que Suibara murió, y una vez el día anterior. Revisando más atrás debido a las sospechas, Rentaro descubrió que las llamadas telefónicas con ese contacto comenzaron un mes atrás, siendo hechas más o menos veinticinco veces. —Hotaru, ¿sabes quién es esta persona? —Dr. Surumi Ayame. Un patólogo forense que realiza autopsias Gastrea. Debido a cuestiones laborales, lo visitamos muchas veces para comprobar el resultado de las autopsias. —Así que es alguien en el campo de los doctores… —¿Doctores? —Oh, no es nada, sólo estaba hablando conmigo mismo. Entonces, ¿sabes por qué el Dr. Surumi y Suibara estaban en contacto con tanta frecuencia? Hotaru pensó por un momento y luego negó con la cabeza: —No lo sé. El Dr. Surumi y Kihachi-san probablemente no tenían vínculos privados. —Vamos a preguntarle directamente. Quizás este doctor sepa algo acerca de Suibara. —El Dr. Surumi trabaja en un hospital afiliado a una universidad en el sexto distrito. Dicho eso, Hotaru se levantó de su asiento. Detrás de ella, Rentaro preguntó por casualidad. —Uhm, este doctor es una mujer, ¿no? —Si… —Ya veo… Supongo que esta doctora tiene la piel tan pálida como para que se vean sus venas, usa una bata de laboratorio excesivamente larga, trata el laboratorio de la autopsia como una cocina, tiene una temperatura corporal normal de treinta y dos grados centígrados, e incluso amplió el sótano con el fin de vivir con los cadáveres… Hotaru lo miró disgustada. —¿De qué estás hablando…? —Nada, sólo estaba divagando. —¿Ella no vino a trabajar? ¿Por qué? —A mí también me gustaría saber la respuesta a esa pregunta. Recibiéndolos a ambos, estaba un doctor con una barriga cervecera y una mirada agotada en su rostro. En consecuencia, Rentaro tuvo una idea preconcebida de que la Dra. Surumi era muy joven. —Las llamadas no pasan. Eso me obliga a tomar sus turnos. Estoy totalmente lleno de trabajo, hasta el cansancio. La cara del doctor parecía estar a punto de convulsionar, sus parpados se mantenían caídos. Parecía que había acumulado mucha presión y fatiga. Hotaru y Rentaro habían entrado en el Hospital Universitario Shidao. Topándose con alguien cuyo trabajo acababa de terminar: el Dr. Kakujo. —¿Ha aumentado el número de Gastreas recientemente? Rentaro le preguntó sin rodeos, pero el Dr. Kakujō no se ofendió, simplemente asintió vigorosamente y extendió sus manos. —Ya ha ido más allá de los niveles relativamente buenos. Es demasiado anómalo. Los rumores sobre si el Monolito 32, que fue reconstruido durante la Tercera Batalla de Kanto, podría tener problemas están aumentando. Imposible. La razón por la que el Monolito 32 se derrumbó se debía a un error de cálculo humano en el que el Varanium estaba mezclado con otras sustancias produciendo impurezas. Rentaro pertenecía a la Seguridad Civil Tendō, y había confirmado que el Varanium del nuevo Monolito era cien por ciento puro. Hablando de eso, Enju había mencionado antes que los casos de Gastreas habían aumentado recientemente. Naturalmente, eso no se limitaba a la jurisdicción cubierta por Seguridad Civil Tendo. ¿Desde dónde están entrando tantos Gastreas? —Hey, quisiera que me respondiera algo. ¿De cuántas formas los Gastrea pueden invadir el Área de Tokio? —Hmm… una pregunta muy razonable. No sé desde dónde debo comenzar a explicarte… La grasa del vientre del doctor se sacudió mientras miraba al techo ligeramente. —En primer lugar, hay tres vectores de invasión, principalmente el aire, la superficie del suelo y el subsuelo. Aunque los Gastrea marinos pueden llegar desde el mar, no pueden respirar en la tierra, reduciendo enormemente su amenaza. A doscientos metros bajo el nivel del suelo o a cinco mil metros en el aire, la energía del campo magnético del Varanium comienza a disminuir. Por lo que los Gastrea capaces de excavar más profundo que eso, o volar más alto que eso, pueden invadirnos. ¿No hubo un revuelo recientemente sobre un Gastrea muy duro que apareció en el aire? Ese es uno de los casos de los que te estoy hablando. Es probablemente el caso de la mariposa Morpho. Recordando eso, Rentaro se limitó a asentir con la cabeza de manera ambigua. Si respondía demasiado rápido, el médico podría sospechar que era de una Seguridad Civil. Sentada en silencio sobre un banco, Hotaru habló por primera vez. —Entonces, ¿cómo entran los Gastrea por el suelo? —Por las brechas entre los Monolitos. El Dr. Kakujō respondió inmediatamente. —¿Brechas? —Sí. Los Monolitos están construidos en intervalos de diez kilómetros. Por lo que el campo magnético es más débil en aproximadamente cinco kilómetros de cada uno. Pareciera como si se dirigieran a esos puntos para pasar. —¿Pueden pasar tan fácilmente? —No, probablemente mueren nueve de cada diez veces. Y el que queda, normalmente es matado por las patrullas de JSDF cuando lo descubren. Eso es lo que pasa habitualmente. Se dice que sólo un Gastrea de cada cien puede invadir por el suelo. Lo que pasa es que hay demasiados Gastreas. Además, los Gastreas tienen una tendencia innata a atacar a los seres humanos, por lo que nunca se rinden sin importar cuántos de ellos mueran. Supongo que es inevitable. Con base a las estadísticas, las invasiones de Gastreas por el suelo siguen siendo las más comunes. —Así que eso es lo que pasa… Ya veo. El Dr. Kakujō murmuró de nuevo: —Piensen en ello. El JSDF sufrió un golpe devastador en la Tercera Batalla de Kanto, mientras que la mitad de las parejas de Seguridad Civil del Área de Tokio fueron asesinadas. Los restantes fueron los cobardes que, o bien no participaron en la Batalla de Kanto, o huyeron a otras áreas para esconderse. Todavía podemos mantener la seguridad a duras penas, pero tarde o temprano va a haber un brote de infección muy grave. Aquellos de nosotros en el área forense tenemos mucho miedo. Además, está la noticia sobre el héroe del Área de Tokio perdiendo la vida en el hotel de la plaza. Cielos, hablando de eso, tu rostro se parece bastante al suyo. Rentaro estaba a punto de explicárselo en pánico cuando una voz calmada lo interrumpió desde un lado. —¿Puedo preguntar más sobre mi hermana? ¿Cuánto tiempo ha estado ausente en el trabajo? Con el fin de obtener información sin problemas, Hotaru se había hecho pasar como la hermana de la Dra. Surumi. Después de haber olvidado lo que estaba a punto de decir, el Doctor hizo una expresión disgustada y dijo: —Cuatro días ya. Estar ausente tanto tiempo sin ninguna razón es equivalente al despido. Aunque es muy duro, así es la vida de un médico. —¿Llamó a la policía? —¿La policía…? Oh no, eso estaría mal. Sonriendo, Kakujo respondió a la pregunta de Hotaru. —La tasa de rotación en este trabajo… Oh, Esas palabras podrían ser demasiado complicadas para una niña. En pocas palabras, muchas personas se esfuman de repente. La Dra. Surumi ha estado aquí por mucho tiempo, por lo que había pensado que no hacía falta preguntarle si le había pasado algo. De hecho, era imposible para personas con nervios demasiado delicados diseccionar Gastreas con tan extrañas formas. Orgullosa de su vocación natural, Sumire podría considerarse una excepción entre las excepciones. —¿Es posible que desapareciera porque quedara atrapada en algún tipo de incidente? —Hmm… ¿cómo debo decirlo…? Simplemente nunca se me ocurrió, eso es todo. Rascándose la barba con fuerza, el Dr. Kakujo respondió. En ese momento, alzó los brazos como si de repente recordara algo. —Oh, cierto. Niña, ¿no vas a ir a visitar a la doctora? Hotaru hizo una expresión deprimida. No parecía una actuación en lo absoluto. —Sí, pero mi hermana nunca le dijo a sus familiares su dirección. Así que… —No te preocupes. Está bien, te la diré. Recuerdo que pregunté por su dirección al enviar el correo de la universidad a su casa. Completamente confiado en Hotaru, el doctor estaba dispuesto a ayudar. A pesar de que tenía sus dudas acerca de si fingir sobre ser su hermana tendría sentido, Rentaro nunca esperó que con colocar una expresión deprimida pudiera ganarse la simpatía del doctor Kakujo. Por lo que prefirió no ahondar en el asunto. El Dr. Kakujo se inclinó hacia adelante e hizo una expresión seria. —Por otro lado, tengo que pedirles un favor. ¿Están dispuestos a ayudarme? —¿Qué favor? —De alguna forma, la versión electrónica del informe del Gastrea del que la doctora Surumi estaba a cargo hace un mes desapareció de la base de datos. Antes de su desaparición, hubo un registro de la impresión de los datos, así que tal vez ella tenga una copia de seguridad a mano. Lo siento, pero independientemente de si ella está dispuesta a seguir trabajando o no, cuando la encuentres, ¿podrías tomarte la molestia de traer de vuelta el informe de la autopsia? Después de todo, somos responsables de esa información aquí. Hotaru y Rentaro intercambiaron miradas. Hace un mes… ¿No fue al mismo tiempo en que la Dra. Surumi y Suibara comenzaron a tener contacto? —Entiendo. Rentaro asintió cautelosamente. Después de copiar la dirección de la Dra. Surumi, mientras estaban a punto de irse, el Dr. Kakujo preguntó algo repentinamente: —Hey, ¿conocen lo que es un «Cisne negro»? Hotaru y Rentaro miraron hacia atrás al mismo tiempo. —¿Dónde has oído eso? Frente a la mirada seria de Rentaro, el Dr. Kakujo se tambaleó hacia atrás, a punto de caerse. —N–Nada… Antes de que la doctora comenzara a faltar al trabajo, ella murmuraba ese término una y otra vez, y parecía molesta por ello. En lugar de neurosis, parecía más un aura fantasmal. Ella incluso llegó a decir… Con una mirada angustiada, el Dr. Kakujo continuó: —El Vineyard (Viñedo) debe ser incendiado. Las instalaciones del Hospital de la Universidad Shidao estaban muy bien cuidadas e incluso tenían césped artificial y estanques. Probablemente para calmar a los agotados estudiantes que trabajaban duro todo el tiempo. Pero para Rentaro, este paisaje era muy sofocante. Caminando a su lado, los pasos de Hotaru estaban llenos de sueño. El enlace de la Dra. Surumi con Suibara parecía cada vez más probable, pero aparte de eso, no había nada más. —¿Qué ese Vineyard al que se refería? Hotaru parecía muy curiosa acerca de este punto, y sacó su celular del bolsillo. Con el fin de permitirle ver a Rentaro, ella usó la holo pantalla, proyectando la pantalla en el aire y comenzó a buscar. Poco después, entró a un sitio de vocabulario inglés. «Vineyard», ya que la pronunciación sonaba tan elegante, Rentaro pensó originalmente que era francés o algo así, pero resulto ser una palabra en inglés para plantaciones de uva. —Incendiar el Vineyard… ¿Qué significa eso? —No tengo idea en lo absoluto. —Ese tipo también dijo que la Dra. Surumi comenzó a actuar extraño hace un mes. Hotaru habló con una voz monótona. La chica deprimida del hospital había desaparecido sin dejar rastro. —Kihachi-san estaba actuando como si me ocultara algo. Pensándolo bien, eso también inició hace un mes. Hace un mes, otra vez… —¿Qué pasó en ese momento? Rentaro quería averiguar con calma la conexión. Suibara no debía tener interacciones privadas con la Dra. Surumi, sin embargo, hablaron por teléfono veinticinco veces en un mes. Ambos habían comenzado a actuar raro, casi al mismo tiempo. El fallecido era Suibara, un Promotor. Aparte del Gastrea, ¿había algo más en común entre un Promotor y un médico forense? —Hotaru, ¿hiciste alguna cosa que implicara a un Gastrea hace un mes? —Recuerdo... que nos encontramos con un Gastrea hace un mes. —¿Cómo era el Gastrea? Rentaro siguió preguntando, pero Hotaru se tomó mucho tiempo para responder. Con un aspecto complicado en su cara, ella dijo: —Especial… Un Gastrea volador nada ordinario. Fase II, pecho transparente, costillas que se inflaban como una canasta, nariz muy larga. Repugnante. —¿Derrotado? —Kihachi-san conducía por la carretera. Me asomé desde el asiento del acompañante y le disparé con una escopeta. —Entonces, ¿qué pasó? —Eso es todo. —Eso no puede ser todo, ¿no? —Pero aparte de eso, no hay nada más digno de mención. Aunque el Gastrea derrotado era extraño en apariencia, cada Gastrea Fase II o superior se ve raro. Simplemente dejamos que la policía manejara la escena, entonces poco después llegamos a casa, recibimos una llamada telefónica de algún lugar, preguntando por Kihachi-san. Después de tomar la llamada, se apresuró y se fue. Ahora que lo pienso, esa era probablemente una llamada de la doctora Surumi. El incidente parecía todavía turbulento. Rentaro sentía que las piezas del rompecabezas estaban a punto de encajar, pero aún no tenía idea de cómo ponerlas juntas para que formaran la imagen correcta. Sin embargo, al menos sabían que habían obtenido información que el enemigo no quería que se filtrara. Era previsible que el enemigo atacara ferozmente tan pronto como descubrieran a Hotaru y Rentaro. Desafortunadamente, Hotaru no sabía nada sobre la llamada de la Dra. Surumi. Pero si Hotaru supiera lo que la doctora había descubierto, probablemente no estaría viva ahora. Qué dilema. Podía verse una puerta de hierro fundido con un hermoso patrón en el muro de ladrillo que rodeaba la universidad. Esta también anunciaba los límites de los terrenos del campus. Rentaro de repente recordó que las puertas podrían tener cámaras de seguridad que podían ver quién entraba y salía. Mantuvo la cabeza lo más baja posible mientras la atravesaba, pero mirándola de reojo por un instante, notó una cámara apuntando horizontalmente hacia él. En el instante en que hizo contacto visual con la lente ligeramente brillante, sintió un escalofrío a lo largo de su columna vertebral. Acelerando el paso, salió de la universidad. —¡Objetivo avistado! El operador de repente gritó, levantando la tensión en la sala de control. —¿Dónde? Preguntó Hitsuma, tratando de contener su emoción. La que respondió fue la holo pantalla, mostrando una imagen del lugar donde apareció. —¿Este lugar es? —La cámara en la entrada principal del Hospital Universitario Shidao del sexto distrito. Tadashima quedó boquiabierto por la sorpresa. —No puede ser… ¿Así que en lugar de huir a las áreas exteriores, está caminando abiertamente en la ciudad? Las manos del operador se movían afanosamente mientras la cámara de seguridad destacaba la imagen. A diferencia de los videos gruesos de épocas pasadas que no podían ser utilizados como prueba en los tribunales, la imagen transmitida de forma inalámbrica con el servidor era muy nítida, hasta el punto de que el espectador ni siquiera necesitaba entrecerrar los ojos para diferenciar a las personas. Examinando el video detalladamente en el momento en que el joven vestido con ropas de color negro estaba a punto de salir de la entrada principal con la cabeza inclinada, miró a la cámara momentáneamente. El software de reconocimiento facial no desaprovecho este abrir y cerrar de ojos, y lo identifico inmediatamente. El operador detuvo la escena tomando la zona facial para su procesamiento. Esa persona era, sin lugar a dudas, Satomi Rentaro. Hitsuma miró alrededor de la sala de control buscando un determinado rostro. Pronto, lo encontró y se acercó a Yuuga, quien tenía las manos en los bolsillos haciendo una cara como si estuviera tarareando una canción. —¿Cuál es el significado de esto…? ¿No dijiste que tu disparo definitivamente golpeó en el blanco? Él está recuperado hasta el punto de ser capaz de caminar normalmente. Hitsuma lo regañó a un volumen que sólo él pudiera escuchar, pero Yuuga simplemente se encogió de hombros y respondió: —La bala no hizo el trabajo. Pero eso está bien, tengo otra oportunidad para divertirme. —¿Divertirte? ¿Dijiste divertirte…? Si el hecho de que ese bastardo había sobrevivido se extendiera, además de la policía burlándose por su incompetencia, Kisara, que finalmente lo había aceptado, albergaría esperanzas innecesarias. En el momento en que Hitsuma estaba a punto de responderle con ira, Yuuga apuntó con su mano derecha a un punto determinado en la pantalla. —Hitsuma, esa chica debe ser la Iniciadora de Suibara Kihachi, ¿cierto? La imagen que estaba señalando mostraba a una chica de cabello corto de pie en silencio junto a Rentaro. Después de haber visto su cara muchas veces en diferentes documentos, era absolutamente obvio. —¿Koro Hotaru…? La Iniciadora de Suibara Kihachi. Nido no había podido localizar a la chica desaparecida. No esperaban encontrarla junto a Rentaro. A un lado, Tadashima los saludó y dijo: —Regresaré a la sede para pedir refuerzos. Por favor dirígenos hacia donde ese tipo vaya, superintendente Hitsuma. Dicho eso, Tadashima se apresuró y salió de la sala de control. Viendo a Tadashima irse, Hitsuma cambió su expresión tan pronto como desapareció de su vista por completo antes de sacar su celular lentamente para marcar un número. Mientras el timbre sonaba, Hitsuma reflexionó. Rentaro no debía ser entregado a la policía. Aunque no estaba claro cuánto sabía acerca del asunto, era definitivamente una persona complicada. Sería mejor no asumir que los métodos ordinarios podían hacerse cargo de él. Hitsuma no quería un nuevo fracaso. El otro lado contestó: —¿Es Nido? ¿Puedes provocar una congestión del tráfico? Espero que algunos vehículos de la policía puedan ser bloqueados. Además, ese tipo sigue vivo. Llama a Hummingbird, debe ser eliminado en este momento. Al escuchar eso, la expresión de Yuuga inmediatamente dejó de ser tan despreocupada. —Un momento Hitsuma, ¿por qué Hummingbird…? Satomi Rentarō es mi presa. Permíteme cazarlo. —La policía ya ha visto tu rostro. —Mis especificaciones consisten en «Suficiente para derrotar a Satomi Rentaro instantáneamente». ¡No hay nadie más adecuado que yo! —Hummingbird irá… Es suficiente. —¡Pero…! —¡Suficiente! La boca de Yuuga quedó entreabierta. Todavía tenía la intención de protestar, pero al final rechinó sus dientes y salió de la sala de control. Desde el otro lado, ese joven estaba intentando destruirlos. «Entonces no dejemos que los muertos cuenten cuentos». Hitsuma resopló con su nariz y se quedó mirando al joven vestido de negro en la pantalla una vez más.
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