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Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 2.1
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==2== La mañana del cuarto día en la isla empezó extremadamente normal. En serio, extremadamente normal. Me desperté igual que siempre. Para cuando llegué a la habitación de Kunagisa ya estaba despierta y sentada enfrente de sus ordenadores. Dijo que estaba comprobando su correo. —Arréglame el pelo —fue lo primero que dijo, sin si quiera un mísero "buenos días". Coloqué su pelo en dos coletas en lo alto de su cabeza, lo que se llama "twin tails". Me imaginé que sería suficientemente fácil para ella deshacer su pelo esta vez. —Hoy me apetece desayunar —dijo, así que nos dirigimos al comedor. Echando una ojeada a la sala de estar me encontré con que Maki-san y Shinya-san todavía estaban bebiendo vino. Debían haberse quedado toda la noche despiertos bebiendo. «Obviamente no le están prestando atención a su edad», pensé, pero por supuesto permanecí callado. Por pura cortesía les invité a desayunar y aceptaron. Los cuatro entramos en el comedor. Sentada en la mesa estaba Akane-san y, siendo poco común su aparición, Iria-san. —Oh, que acontecimiento tan inusual —dijo también Iria-san—. Teneros a todos reunidos de esta forma incluso por la mañana… Bueno, supongo que era inevitable. ¿Debería convocar a los demás? Sería maravilloso poder desayunar todos juntos. Llamó a Akari-san que estaba a su lado y le pidió que fuese a buscar a Yayoi-san, quién sin duda se encontraba en la cocina, y a las otras criadas. —Bueno, yo iré a buscar a Kanami-san —dijo Shinya-san—. Probablemente a estas alturas ya haya acabado de pintar. Aunque me pregunto si estará durmiendo todavía. No es muy irritante por las mañanas. A pesar de su horrible personalidad. Se rio de su propia broma y me miró. —Espero que tengas ganas de ver ese cuadro —me dijo y abandonó el comedor. Debía ser la primera vez que Kunagisa y yo desayunábamos junto al grupo entero, pero nunca llegó a suceder. Cuando Shinya-san regresó al comedor, lo que trajo fue la noticia de la muerte de Kanami-san. —Kanami-san está… muerta. Así es como lo expresó, pero si me lo preguntas, lo había suavizado bastante. No era muerto por enfermedad o en un accidente, ni siquiera por suicidio; había sido decapitada. Fuese como fuese. Era un asesinato. Y no un simple asesinato… ** —¿Yo? Yo estaba… sí. Después de cenar, estuve todo el tiempo con Kunagisa. Tomé un baño en su habitación, entonces dijo que estaba hambrienta, así que nos dirigimos al comedor. En el camino nos cruzamos con Akari-san. ¿No es cierto? Sí. En la sala de estar nos encontramos con Hikari-san, Maki-san y Shinya-san, entonces… el terremoto. Hubo un terremoto, ¿verdad? Estuvimos en la sala de estar hasta que ocurrió el terremoto. Después de eso, me llevé a Kunagisa de regreso a su habitación, y después… sí, me fui a dormir. Hoy me levanté a las seis, y he estado con Kunagisa desde entonces —intenté sonar tranquilo, incluso bajo la mirada de todos ellos. Una verificación de coartadas. Por qué tuvimos que empezar por mí no lo sé, pero Iria-san lo había requerido, así que no había otra opción. Parecía que me veía como el principal sospechoso. Estábamos en el comedor. Comía el desayuno ya frío. Nadie parecía capaz de continuar con el desayuno después de ver el cuerpo decapitado, y de hecho yo también me sentía bastante aprensivo, pero la cocina de Yayoi-san era tan buena que no podía desperdiciarla. La mesa redonda. Iria-san, Teruko-san, Rei-san, Yayoi-san, Shinya-san, Kunagisa Tomo, yo, Akane-san, Maki-san, Hikari-san, y Akari-san. Todos se encontraban en su sitio correspondiente. El único vacío era el sitio de Kanami-san, en la posición de las cinco. Nunca se llenaría. Iria-san inclinó la cabeza en respuesta a mi testimonio. Entonces dirigió su mirada hacia Hikari-san en el asiento de las diez. —Hikari, ¿es eso cierto? —Sí —asintió—. Hasta que ocurrió el terremoto… esto… a la una, ¿no es así? Sí, la una. Los cinco, incluyéndome a mí, estuvimos hablando todo el tiempo. Puedo atestiguar eso. —¿Alguien se levantó y abandonó la estancia en algún momento? —No —dijo Hikari dudando un poco—. No lo creo… aunque no lo podría asegurar. —Nadie salió —dijo Kunagisa llegando al rescate—. Y tengo una memoria perfecta. Nadie dejó la sala de estar. —¿Así es? —Iria cerró sus ojos—. En ese caso, tú y Kunagisa-san, Sakaki-san, Himena-san, e Hikari-san podéis cubriros los unos a los otros hasta el terremoto, ¿es así? ¿Qué hay de después del terremoto? —Dormí solo, así que supongo que no tengo coartada. —Gracias. Bien, supongo que debemos continuar con mi coartada entonces. La noche pasada estaba con Rei y Sashirono-san en mi habitación hablando. La cena de ayer fue incluso más deliciosa de lo habitual, así que le estaba preguntando por la receta. ¿No es cierto, Sashirono-san? Posiblemente porque su nombre había aparecido de la nada, Yayoi-san parecía un poco sobresaltada. —Sí —asintió rápidamente. Rei-san se encogió un poco pero no dijo nada. Si lo piensas, debe ser una persona con la cabeza muy fría. Por supuesto, Teruko-san estaba tan callada como siempre, pero Rei-san estaba más silenciosa de lo que habrías imaginado. Sobre si estaba siendo leal a su jefa o solo era su personalidad no lo podía asegurar. —El terremoto sucedió y… entonces decidí regresar a mi habitación —dijo como si tuviese dificultades para recordar—. Eso es —asintió Iria-san—. Después de eso, Rei y yo estuvimos hablando toda la noche. Kunagisa-san se marchará pronto así que pensé que debíamos preparar algún tipo de evento divertido… ya sabéis, como una fiesta de despedida. Esa es la tradición en este sitio. De cualquier manera, acabamos trasnochando así que vinimos directamente aquí a desayunar. En otras palabras, Iria-san y Rei-san tenían coartadas perfectas. Yayoi-san, igual que Kunagisa y yo, solo tenía una coartada hasta el terremoto. —Shinya-san y yo tenemos coartadas completas también —dijo Maki-san—. Kunagisa-chan y los demás pueden confirmarlo hasta el terremoto, y Shinya-san y yo podemos atestiguarnos mutuamente a partir de ahí. Qué maravilloso es el alcohol. ¿Cómo de fiable era el testimonio de una persona borracha? Maki-san debía saber lo que estaba pensando porque me echó una mirada. Pero sin pronunciar palabra, se giró hacia Shinya-san. —¿No es eso cierto? —preguntó. —Oh, sí, cierto —replicó vagamente. —Esto… Hikari, ¿Qué hiciste después del terremoto? —Regresé a nuestra habitación. Akari y Teruko estaba allí también. Después me fui a la cama. Me desperté a las cinco, y entonces volvía a… —¿Qué hay de Akari y Teruko entonces? Akari, contesta. —Después de cenar no nos quedaba trabajo por hacer así que… —se pausó, con una mano en la mejilla como si intentase recordar—. Teruko y yo estuvimos en la habitación todo el tiempo. Entonces el terremoto sucedió, y Hikari regresó poco después. Entonces es cuando me decidí a irme a dormir. —¿Las tres compartís habitación? —pregunté. Los ojos de Akari-san se movieron en mi dirección como si nunca se hubiese imaginado que yo hablaría. —Sí, las tres de nosotras compartimos habitación. ¿Hay algo malo en ello? —Oh, no, nada. Solo me lo preguntaba. Me disculpé con ella. Quería preguntar si también compartían el mismo futón pero preferí permanecer callado. Esto… Eso significa que Akari-san y Teruko-san también tenían coartadas sólidas hasta el terremoto. Después, todas se habían ido a dormir, así que no podían atestiguar por las demás realmente. Teruko-san asintió poco después de escuchar el testimonio de Akari, pero no llegó a decir nada. Era un gesto simple, pero de alguna forma difícil de comprender. —Esto se está convirtiendo en algo muy complicado —Iria-san miró a la última de los posibles sospechosos, Akane Sonoyama-san—. ¿Qué hay de ti? —dijo—. ¿Qué estuviste haciendo la noche pasada? Akane-san, quién había estado observando de cerca la situación hasta ahora con los brazos cruzados y la boca cerrada dejó escapar un suspiro. —Juzgando por el hecho de que nadie ha mencionado mi nombre hasta ahora es bastante obvio que, sí, no estaba con nadie ayer por la noche —habló sin vacilación—. Después de cenar me dirigí a mi habitación y estuve en mi ordenador. Estuve trabajando en un modelo y, bueno, me ahorraré los detalles aburridos. Debería haber un registro, así que podrías comprobarlo como prueba, pero supongo que esas cosas se pueden falsificar. Supongo que no se puede considerar una coartada. —No sé mucho acerca de ordenadores. ¿Tú que piensas Kunagisa? —¿Eh? —la cabeza de Kunagisa apareció de repente. Horrible momento para estar en las nubes—. Oh. Con un cierto grado de habilidad una persona podría fácilmente manipular algo tan simple como un registro. Akane-chan, ¿cuánto sabes sobre ordenadores? Akane-san sonrió. —Creo que no hace falta responder a eso. —Oh, de acuerdo —Kunagisa asintió—. Sí, supongo que tienes razón. Con las herramientas adecuadas incluso un principiante podría alterar un registro. No es como si fuese muy difícil. Puedes encontrar ese tipo de software por todos sitios. —¿No hay alguna manera de saber si el registro ha sido alterado? —pregunté. —Lo hay, pero eso también se puede falsificar. Casi todo es posible con un ordenador, así que es difícil usarlo para confirmar una coartada. Tomo Kunagisa. Invitada a esta isla como la líder de ese "equipo". No tenía igual en su campo, así que no había forma de que estuviese equivocada. En cuyo caso, Akane-san no tenía ninguna coartada. Akane-san dejó escapar otro suspiro. —Bueno, supongo que tengo que construir una defensa para mí misma o alguien me va a crucificar. Así que lo diré sin más: yo no lo hice. Desde luego, odio a los artistas pero no creo que valga la pena matarlos. Ya están muertos mientras siguen vivos. No valdría la pena el esfuerzo. No tuve nada que hacer. Probablemente quería decir «No tuve nada que ver», pero de cualquier forma, no parecía que estuviese mintiendo o haciéndose la dura, y tampoco parecía que estuviese actuando. —Vale, por favor esperad todos un minuto. Necesito darle vueltas a esto en mi cabeza. —Esto, antes de eso, por favor esperad —le dije a Iria-san. La conversación se estaba poniendo bizarra. ¿Esperar antes de que esperemos?— Esto, Iria-san, ¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente? —¿Disculpa? —Es solo que todo esto parece muy extraño y… por supuesto, esta es tu isla y tu mansión, así que probablemente sea mejor no decir nada, además no soy ni siquiera un invitado, pero lo preguntaré de todas formas. ¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente? —Bueno, estoy intentando llegar al fondo del asunto, por supuesto —sonrió levemente—. A mí me parece muy claro —continuó—. Ibuki-san fue asesinada por alguien. Y en ese caso, eso significa que fue asesinada por alguien de esta habitación. Como has dicho, esta es mi isla y mi mansión. Uno de mis invitados ha sido asesinado, y el asesino está justamente aquí. Por supuesto ¿no creerás que debemos dejar las cosas tal y como están? Echó una mirada a la multitud con una sonrisa irónica. De hecho, llevaba razón. Esta era una isla remota. Un isla remota, desierta, y completamente aislada. Karasunonureba. Si había doce personas en la isla y una fue asesinada, el asesino tenía que ser uno de los once restantes. Incluso un estudiante de primaria puede realizar ese tipo de cálculos. —Por dios, otra muerte —dijo Iria-san con un suspiro. ¿Otra? ¿Acaba de decir "otra"? —Y otra decapitación, nada menos. ¿Podría ser que esta isla está maldita? Dime Himena-san, ¿podrías comprobar eso? —Tú eres la que está maldita —contestó Maki-san—. La isla es sólo una isla. Si hay algo que está maldito, eso eres tú. Tan cruel como ese comentario pudo ser, Iria-san respondió con una extraña sonrisa. —Quizás es eso. Ah, todo tenía sentido. Me había parecido extraño que a pesar de su actitud, Maki-san era capaz de llevarse tan bien con todos menos conmigo, pero ahora lo comprendía. A nadie más en esta isla le importaba lo que dijesen otras personas. —Bueno, aunque esto es un caso bastante simple. Quizás no hay necesidad de todo este interrogatorio. Después de todo, la hora del suceso es bastante obvia. —¿Lo es? —Lo es. Tú también lo viste, ¿verdad? Toda esa pintura se cayó durante el terremoto, y el cuerpo de Ibuki-san estaba al otro lado. ¿Qué ancho se supone que era ese río de pintura? Nadie se aventuró a contestar, así que lo hice yo. —A simple vista, yo diría que sobre unos 3 metros. —Cierto, no tan grande pero desde luego no tan pequeño como para saltarlo. Así que podemos confirmar que el asesinado debió haber sucedido antes del terremoto. La estantería se había caído con el temblor, resultando en un río color mármol. ¿Qué significaba? Que el terremoto debía haber sido más intenso de lo que me parecía, pero eso no es todo. ¿Qué significaba ese río en realidad? —Esperad un momento —interrumpió Akane. Parecía un poco preocupada—. Esta conversación no presagia nada bueno para mí. ¿Sabéis por qué? ¿Por qué? Todos excepto Akane-san tenían una coartada para antes del terremoto. Yo estuve con Kunagisa todo el tiempo. Lo mismo con Hikari-san, Maki-san, y Shinya-san. Lo mismo pasa con Akari-san y Teruko-san. Y por supuesto, Iria-san, Rei-san, y Yayoi-san. Todos tenían una coartada y podían atestiguar por los demás. Iria-san tenía razón. No había posibilidad que alguien pudiese haber saltada ese río de pintura color mármol sin pisar en la pintura y crear huellas. En cuyo caso… El asesinato tenía que haber sucedido antes del terremoto. La única que no tenía coartada en ese momento era Akane-san. De hecho, esto no pintaba nada bien para ella. —Iria-san —dijo atragantada—. Voy a preguntártelo directamente. ¿Crees que yo lo hice? Eso sí que era directo, desde luego. —Sí —admitió Iria-san igual de directa—. Quiero decir, ¿quién más podría haber sido? Akane-san apartó la mirada de Iria-san y no dijo nada. Estaba condenada por un argumento efectivo a pesar de ese cerebro de los Siete Idiotas suyo. Sintiendo de alguna forma una pizca de conexión con ella, quise saltar y salvarla, pero si un miembro de los Siete Idiotas no podía pensar en una forma de refutarlo, no había ninguna posibilidad de que alguien que abandonó el programa pudiese. Un silencio incómodo se asentó en el aire durante un momento, pero fue Kunagisa quién lo rompió. —Eso es incorrecto —dijo—. No creo que esa lógica tenga sentido del todo, Iria-chan. —¿Oh? ¿Por qué es eso? —Iria-san parecía extrañamente satisfecha de oír eso—. Ah, ya veo. Estás hablando de la posibilidad de que exista un cómplice. Supongo que existe esa posibilidad. Eso haría que las coartadas de todos se tambaleasen. —No, no es eso. Incluso si no consideras lo del cómplice, te sigue faltando algo. Verdad, ¿Ii-chan? —¿Eh? —solté de pronto, completamente sorprendido de que fuese arrastrado en esto. —Vamos Ii-chan, díselo. Lo que pasó ayer por la noche. —Ayer por la noche… ¿ocurrió algo? Pareciendo bastante irritada, Kunagisa se puso de morros. Esto era algo bastante raro de ver en ella. —¿Qué puedo decir? A diferencia de ti yo tengo mala memoria. —Dios, ¿en serio no te acuerdas? Tu memoria no es mala, ¡es inexistente! ¿Siempre te olvidas de cosas tan importantes? Después del terremoto. Shinya-chan hizo una llamada a Kunagisa, ¿verdad? —Oh, oh, ¡oh! Hikari-san y Shinya-san levantaron la vista sorprendidos. Era cierto. Shinya-san había llamado a Kanami-san después del temblor y confirmó que estaba bien. Confirmó que nada le había pasado. Guau, eso era importante, justo como Kunagisa había dicho. ¿Qué significa eso? ¿Qué sucedería ahora? —En otras palabras, Kanami-chan tuvo que ser asesinada después del terremoto. —Espera un segundo —dijo Iria-san entrando un poco en pánico—. Pero ese río de pintura… —Bueno, Iria-chan, eso debe significar que… —se pausó un momento—. El estudio estaba cerrado. Todos intercambiaron miradas por un momento. El río de pintura era imposible de saltar, eso seguro. Medía tres metros de ancho. Quizás fuese posible si eras saltador de longitud, pero incluso así, no había espacio para correr. Si consideras eso, el asesinato debía haber ocurrido antes del terremoto, justo como dijo Iria-san, pero entonces la historia de Shinya-san no tendría sentido. Inmediatamente después del terremoto Kanami-san no había sido ni asesinada ni herida. —Sakaki-san —dijo Iria-san—. ¿Estás seguro de que esa era la voz de Ibuki-san? Se puso aún más pálido, con una expresión de confusión en su cara. Al final, asintió. —Sí, era definitivamente Kanami. No hay duda. Dijo que estaba ocupada y que la pintura se había caído así que todo era un desastre. Tenía que estar viva después del terremoto. —Yo también oí a Sakaki-san hablando por teléfono —le contestó Hikari-san a su jefa—. Me preguntó si podía usar el teléfono de la casa y… yo creo que Ibuki-san debía estar viva todavía. —Sí, todavía estaba… —se agarró la cabeza con angustia—. Si solamente hubiese ido al estudio en lugar de descuidar mis deberes. ¡Maldita sea! ¡Soy escoria! ¡Soy una maldita escoria! No había mucho que contestar a eso. Solo que al final, no eran los terremotos, las ventiscas o el fuego lo que era aterrador. Parece que se puede encontrar un tipo de consuelo en la culpa. Sirve como una salida a lo que está enfrente de tus ojos. Acabas anclando todos tus malos actos en tu antiguo yo. Es lo que se llamaría auto-condenación. Cuanto te arrepientes de algo técnicamente estás siendo bueno. No estoy diciendo que Shinya-san sea un monstruo. La gente simplemente está atada de esa forma. Si alguien fuese un monstruo, ese sería yo, por solo ser capaz de buscar los defectos de las personas de esta forma. —Esto está empezando a ponerse extraño —dijo Akane-san frotándose la barbilla—. De acuerdo a los testimonios de Shinya-san, Hikari-san y Kunagisa-san, el asesinato debió haberse producido después del terremoto. Pero después del terremoto, el río de pintura ya se había formado, en cuyo caso no hay nadie que la haya podido matar. En cuyo caso… —Es cierto, Akane-chan —interrumpió Kunagisa. Tenía esa mirada que aparece cuando encuentra algo interesante—. Es una situación increíblemente extraña. —Cuando dices que el estudio estaba cerrado quieres decir… —Iria-san asintió pareciendo convencida—. Bueno. De hecho, incluso ahora, la pintura no está seca, ¿eh? ¿Podría haber una forma de trepar hasta la habitación y entrar en ella? Dime Akari, ¿Dónde está el teléfono en el estudio de Ibuki-san? —Está justo al lado de la ventana, en un estante para el teléfono —contestó Akari-san con gran seguridad. Iria-san se cruzó de brazos y le dio vueltas al asunto. —Kunagisa-san, tú has planteado esta pregunta pero, ¿supongo que no conocerás ya la respuesta? ¿Sabes quién lo hizo? —No —contestó Kunagisa extrañamente segura. Por supuesto, yo tampoco lo sabía. Nadie lo sabía. —¿Qué hay de la ventana? ¿Es posible que una persona entrase por la ventana? —preguntó Shinya-san. Hikari-san fue quién contestó. —Es un segundo piso. No creo que sea posible. Y estoy bastante segura que la ventana se cierra desde dentro, así que… —¿Así que no hay manera de abrirla desde fuera? —Probablemente —contesto Hikari-san. Jaque. Así que la ventana era imposible, y lo mismo era la puerta. No podía haber sucedido antes del terremoto ni después del terremoto, así que… De acuerdo. Estábamos en un callejón sin salida. Todos enmudecieron otra vez. Y entonces, los ojos empezaron a regresar hacia Akane-san. —¿Eh? —parecía un poco sorprendida—. Ey, creía que se había aclarado mi inocencia. —Quizás no —dijo Iria-san—. Limpiar el río de pintura es imposible, ¿verdad? Así que, en última instancia, tuvo que ser antes del terremoto. —¿Y qué hay de lo que dijo Shinya-san? —Pudo haber sido engañado. Quizás fue una alucinación auditiva a algo así. ¿Una alucinación auditiva? Eso es un disparate. Estaba aún más allá que un disparate. Tenía que decir algo. —Creo que eso es solo lo que quieres creer —dije. —No lo creo —dijo Iria-san sin inquietarse por mi opinión—. Incluso suponiendo que no fuese una alucinación auditiva, podía haber sida fácilmente algún tipo de malentendido. No hay manera de cruzar ese río de pintura, eso es seguro. Así que es lógico suponer que el asesinato antes del terremoto, en cuyo caso no pudo ser nadie excepto Akane-san. —No me parece bien —dijo Akane-san, pareciendo verdaderamente preocupada—. Ya sé que esto probablemente no me ayude, pero no puedo evitar pensar que la coartada de Akari-san y Teruko-san es un poco incompleta. Quiero decir, ¿familiares atestiguándose entre ellos? No se aguantaría en un juzgado. —No estábamos hablando sobre un juzgado —dijo Iria-san categóricamente. —No lo creo —dijo Akane-san como si estuviese esperando una respuesta—. Aun así, determinar al criminal por un proceso de eliminación no tiene mucho sentido. Es estúpido. Y simplemente ignorar el testimonio de Sakaki-san no es precisamente lo que se llamaría un razonamiento lógico. Es razonamiento selectivo. —¿Razonamiento selectivo? Akane-san me echó una mirada como si me dijese, «¿Se lo explicas por favor?» —Una afirmación con prejuicios —solté, recordando de repente de mi programa de entrenamiento que alguien nunca debe revelar su propia estupidez a un superior—. En otras palabras, quiere decir que solo consideras los testimonios y las evidencias que convienen a tu opinión y describes a todas las evidencias contrarias como un tipo de golpe de suerte. En realidad, siempre dicen esto en los experimentos de habilidades sobrenaturales. Esa gente —mis ojos se dirigieron hacia Maki-san— esa gente lo usa mucho. Amor ciego, ¿no era así? Se obsesionan con cualquier evidencia que sugiere que estas habilidad existen mientras ignoran cualquier evidencia que sugieren que no. Es su forma de conseguir resultados deseables, supongo. —No te sigo. Tuve que pasar por todo el esfuerzo de recordar esas cosas, y aquí está Iria-san que ni siquiera estaba escuchando. Un desperdicio de palabras. Akane-san suspiró profundamente. —Supongo que Ibuki-san y yo teníamos una relación bastante horrible, pero aun así… Recordé su horrible disputa en la cena de la noche anterior. No hacía maravillas para ayudar a su caso, precisamente. Desde luego, no era solo la ausencia de coartada de Akane-san lo que hacía que Iria-san dudase tanto de ella, sino esto también. Por supuesto, no era como si no entendiese los sentimientos de Iria-san. Pero si tomabas en cuenta el testimonio de Shinya-san, incluso Akane-san no podía ser sospechosa. Era un crimen imposible. No había sospechosos. Había una víctima y cero sospechosos. La situación no tenía ningún sentido. Y entonces para arreglarlo… —El testimonio de Sakaki-san parece un poco turbio después de todo —dijo Iria-san mirándolo fijamente—. Incluso si no es una mentira, tiene que haber algún tipo de percepción errónea o sueño o algo. —Pero yo le oí hablando por teléfono —dijo Hikari-san. Iria-san sacudió su cabeza. —No es como si hubieses oído la voz de Ibuki-san, ¿verdad? Sakaki-san es el único que oyó su voz directamente, lo que significa… —Venga ya, eso es… —Shinya-san comenzó a protestar pero a medida que se daba cuenta que no tenía base para argumentar se calló. —Bueno, si las cosas son así supongo que no hay otra opción que sospechar de mí. De cualquier forma, esa es sólo una manera de ver las cosas —dijo Akane-san casi como si estuviese hablando de otra persona. Incluso ahora no parecía estar mintiendo o actuando. Akane Sonoyama, sistema ER3, Siete Idiotas. Parecía muy habituada a este tipo de jaleos—. Aun así, no tienes ninguna prueba. Iria-san, incluso si es la dueña de la isla y de la mansión, no me trataría como un criminal sin ninguna prueba, ¿no es cierto? Puede que esto no sea un juzgado, como tú dices, pero tampoco es una antigua y polvorienta novela de detectives, ¿verdad? No puedes simplemente asumir que soy el criminal basándote en un proceso de eliminación y un razonamiento selectivo. Nadie puede hacerlo. —Pero Sonoyama-san, tú tampoco puedes probar que no eres el criminal. —No puedes preguntarle al inocente que pruebe su inocencia. No puedes probar lo imposible. Soy inocente hasta que se demuestre lo contrario. —Estás hablando de la ley de nuevo. Los hombros de Akane-san se hundieron. —Bueno, ¿cuál es tu objetivo Iria-san? Así que soy el principal sospechoso. Bien. Está perfectamente bien. Soy la única sin coartada antes del terremoto. Nadie podía entrar en el estudio después del terremoto. Sí, estoy de acuerdo contigo en eso también. Por consecuencia el testimonio de Sakaki-san resulta ser sospechoso. Tiene sentido. ¿Así que qué pasa ahora? Así que… ¿Qué pasa ahora? —¿Qué deberíamos hacer? —Iria-san pasó la mirada por toda la mesa con una expresión preocupada. Parecía que no había pensado más allá de donde estábamos. Que anticlimático. —Arrójame a la policía o lo que quieras —dijo Akane-san apartándose el flequillo de la frente. ¿Akane-san de los Siete Idiotas siendo entregada a la policía? —Odio a la policía —dijo Iria-san todavía perpleja mirando el techo—. Oh, ¿Qué debería hacer? El ambiente se puso tenso de nuevo. —Hey, Tomo —le susurré a Kunagisa. —¿Qué pasa, Ii-chan? —¿No hay alguna forma de parar esta caza de brujas? —La hay. —¿Sí? —Sí, pero —me miró por completo— tendrás que hacerlo tú, no yo. —Sí, de acuerdo —asentí y levanté la mano. Iria-san me llamó con una mirada confusa. —Sí, tú. Ah, bien. Era genial ser ignorado. —Tengo una sugerencia. —¿Sí? —¿Qué os parece si usamos la habitación en la que me estaba quedando yo? Parece que solo se puede abrir y cerras desde fuera. ¿Qué os parece si dejamos a Akane-san ahí durante un tiempo? —¿Dejarla ahí? —me miró con ojos de duda—. ¿Quieres decir encerrarla? —No exactamente. No encerrarla, solo… un breve periodo de reclusión. Iria-san, yo creo que el mayor problema que tenemos que evitar ahora es que esto se convierta en una ola de asesinatos. Kanami-san fue asesinada. De acuerdo, eso está más que hablado. Odio ser tan franco sobre ello pero lo hecho, hecho está. Pero más importante es que no debemos dejar morir a nadie más. La forma más rápida de evitar una situación así es aislar al principal sospechoso. Si Akane-san es realmente la asesina naturalmente no será capaz de cometer más asesinatos. Si, por otro lado, alguien usó algún tipo de truco y logró colarse y matar a Kanami-san después del terremoto, entonces esa persona estará en un punto muerto. Después de todo, si lo intentasen de nuevo, probaría la inocencia de Akane-san. Eché un vistazo para ver las respuestas de la gente. —En otras palabras, crear un ambiente antagonista de forma que el asesino no se pueda mover. Eso incluye a Akane-san, al igual que a todos los demás. El estudio pudo haber estado cerrado, pero las puertas cerradas se pueden abrir. Pudo haber habido algún truco. Pudo no haberlo. Eso no importa. Lo que importa es que no lo sabemos. Akane-san pudo haberlo hecho. Alguien más pudo hacerlo. Incluso yo pude. O puede que no. Creo que lo mejor sería crear una situación en la que el asesino no pueda hacer nada. —Ah, ya lo entiendo —dijo Yayoi-san un poco sorprendida—. Eso tiene mucho sentido. Yo estoy de acuerdo. No creo que haya una razón de peso para sospechar solo de Sonoyama-san. El razonamiento de Iria-san parece un poco arbitrario. Iria-san le dirigió una mirada burlesca. No obstante Yayoi-san continuó. —No creo que sea una mala idea. Pero no esperas tenerla encerrada para siempre, ¿verdad? En esa horrible habitación. Ey, yo he estado durmiendo en esa horrible habitación, maldita sea. Burguesa engreída. —Bueno, solo hasta que llegue la policía. Esto es una isla privada, no debería tomarles más de un día o dos en enviar a un investigador aquí. —No voy a llamar a la policía —dijo Iria-san, sorprendiéndome por completo. ¿Qué? Perdóname, madame, ¿qué fue eso tan desagradable que acaba de soltar? —Quiero decir, para qué valdría, ¿verdad? Incluso si llamamos a la policía simplemente se imaginarán que el criminal fue Sonoyama-san y todo acabará. La policía no hará nada. No eran las palabras de Iria-san lo que encontraba sospechoso, sino su expresión facial. ¿La policía no hará nada? ¿Por qué dijo algo así con una mirada tan severa? —Pero no podemos no llamar a la policía. Si no la llamamos no tendría ningún sentido confinarla. —No necesariamente. Solo tenemos que encajar las piezas mientras está allí. Encontraremos al verdadero culpable con evidencias y razonamientos. ¿No tiene eso sentido? —Entonces, ¿serás tú la que investigará Iria-san? Algo acerca de la idea de Iria-san usando su razonamiento no encajaba del todo. Pero para mi sorpresa sacudió la cabeza. —No, yo no por supuesto. ¿No te acuerdas? Te lo dije ayer, ¿no es así? En una semana, no, seis días, ese maravilloso ser humano vendrá a la isla. El detective de esta proverbial novela de misterio. El favorito de Iria-san. El héroe de Iria-san. —Seguro que Aikawa-san convertirá este problema en añicos. En añicos. Vaya expresión. Y no parecía que estuviese exagerando. —Seis días, ¿eh? —dijo Akane-san cínicamente, permaneciendo con los brazos cruzados justo delante suyo—. Bueno, lo que sea. Vale, vale, vale. Sé que no soy culpable pero si eso es lo que hace falta para convencerte qué puedo decir. Presumo que podemos fiarnos de este Aikawa-san, ¿no? —Sí. Por supuesto —Iria-san asintió con confianza. Podías sentir su absoluta fe en este héroe suyo con solo mirarla. Akane-san dejó salir un último suspiro. —Bien. Hagámoslo.
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