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Black Bullet:Volumen5 Capítulo2
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=== Parte 4 === —Este es el departamento. Simplemente puedes dejar la llave con el cuidador para devolverla. Un par de manos delgadas le entregaron una llave a Hotaru. Diciendo eso, el cuidador del edificio ajustó sus gafas con impaciencia y se fue. Rentaro recordó que los cuidadores debían estar presentes siempre que alguien, aparte de los inquilinos, quisiera entrar a una habitación, en caso de robos o pérdidas. Rentaro miró a la hermanita impostora junto a él. Tan pronto como el cuidador se fue, Hotaru guardó de inmediato su sonrisa y regresó a su habitual cara de Póquer. Al notar su mirada, Hotaru lo miró con ojos inexpresivos como diciendo «¿Alguna objeción?». Rentaro no tenía idea de cómo tratar con eso. —La noche se acerca. Espero que podamos llegar al fondo de esto hoy. Los rayos de la puesta del sol amarillo corrían desde la ventana, causando un leve calor en sus espaldas. El aire veraniego ya casi no se sentía. Hotaru y Rentaro estaban en un pasillo en un edificio de apartamentos de gran altura. Chequeando rápidamente el entorno. El pasillo en forma de H tenía dos ascensores y una escalera de emergencia. Además, había un pasillo fuera del edificio por donde podía bajarse. Después del asedio en el hotel, Rentaro había obtenido el hábito de confirmar sus rutas de escape en todas partes. En la placa de la puerta decía lo siguiente: «1203 Surumi Ayame». Antes de visitar la habitación del cuidador, ya habían tocado el timbre varias veces, pero aun así, Rentaro extendió su mano para tocarlo nuevamente, con una pizca de esperanza restante. El timbre sonó de forma vacía dos veces, pero no hubo respuesta desde el interior. Mirando a sus pies, Rentaro vio una cigarra muerta patas arriba junto a la puerta. Un delicioso banquete, presumiblemente. Todo estaba cubierto por hormigas negras. —¿Fue capturada? ¿Desapareció? En cualquier caso, esperemos que podamos encontrar pistas sobre el Cisne Negro. —¿Capturada? ¿Desaparecida…? ¿En serio crees que va a ser tan fácil? —¿Eh? —Hotaru, ¿alguna vez has visto un cadáver? Hotaru hizo una expresión sorprendida. —Voy a entrar primero. Rentaro giró la llave y abrió la puerta. Una ráfaga de aire frío salió desde el interior. Un escalofrió rozó el cuello de Rentaro. Al mismo tiempo, se sintió un hedor a descomposición mezclado entre ella. Sosteniendo la funda para estar en condiciones de disparar en cualquier momento, Rentaro entró tranquilamente al apartamento. A la izquierda luego de entrar, había una pequeña cocina con una mesa de comedor circular. Las verduras en el mostrador estaban podridas y encogidas. Un pastel a medio comer estaba lleno de hormigas. Probablemente, estaba preparando comida. Las verduras cortadas estaban desordenadas y llenas de Moho. Rentaro había escuchado de antemano que este apartamento era del tamaño de dos habitaciones con una cocina. Levantando su arma cautelosamente, Rentaro colocó su mano en una puerta corrediza y tiró de ella. Debido a que las cortinas estaban todas tiradas, el interior era muy tenue. El aire acondicionado seguía haciendo ruido mientras expulsaba aire frío. Dentro de la silenciosa habitación, sólo se podía escuchar ese sonido. A pesar de ser el hogar de una mujer, el apartamento no tenía ninguna decoración. Había un uniforme color Beige. El dormitorio, que también servía como oficina, no tenía ni un afiche. Sólo había un marco digital en un estante. Finalmente, llegando al fondo del departamento, Rentaro se decidió a cruzar la puerta. El closet y el vestidor estaban cubiertos con una fina capa de polvo. Ocupando toda la pared, un estante estaba al lado de una mesa de trabajo. No había rastros del cadáver en ningún lugar. El olor a descomposición incluso disminuyó. Hablando de eso, el olor provenía en realidad de… —¡Kyah! Escuchando un grito desde afuera, Rentaro se apresuró a regresar a la cocina. Los ojos de Hotaru estaban mirando a un punto, con todo su cuerpo congelado como una estatua. Frente a su mirada estaba la puerta del baño. Bajo la puerta entreabierta, se filtraba sangre negra. —Hazte a un lado. Mordiéndose el labio inferior, evitó que su voz temblara mientras hablaba. Reunió el valor y empujó la puerta. El rostro de la víctima estaba empapado en la bañera a punto de desbordarse con el cuerpo muerto de rodillas al interior. Ya que no había ropa sobre el cuerpo, podía verse la piel pálida debido a toda la sangre que había salido del interior. Su cabello largo flotaba en la bañera como algas marinas. La superficie del agua era negra. El desagüe en el suelo estaba atascado con sangre coagulada. Tres pedazos de uñas extraídas habían caído al suelo. Seguramente, ella era Surumi Ayame. Al parecer, había sido torturada para sacarle información. Ya que sólo le habían extraído tres uñas, debió haber divulgado rápidamente lo que quería su interrogador. Rentaro examinó rápidamente el cadáver antes de comenzar a buscar algo en los cajones de un armario. Luego, utilizó una sábana de picnic para cubrir el cuerpo. Fisgonear en la escena del crimen probablemente no importaba. Aunque los rostros de Hotaru y Rentaro fueron vistos cuando pidieron la llave. La autopsia revelaría hace cuánto el difunto había muerto. En base a eso, sería claro que ni Rentaro ni Hotaru serían los asesinos. Para cuando se dio cuenta, Hotaru estaba de pie junto a él. En un principio, pensó que se había quedado atónita del miedo, pero no resultó ser el caso en lo absoluto. —Qué lástima, podríamos haber respondido muchas preguntas si ella estuviera viva. Alguien la encontró antes. Rentaro no pudo evitar sentirse aturdido. —¿Lastima…? ¿Que alguien la encontró antes? ¿Es todo lo que vas a decir…? —¿Y qué? Hotaru simplemente entrecerró los ojos, disgustada. Rentaro apretó sus puños con rabia, sacudiendo lentamente la cabeza. —¡Realmente no te entiendo…! —No necesitas hacerlo… Diciendo eso, caminó hacia adelante, y luego volvió a verlo: —Si insistes, podríamos terminar nuestra alianza aquí… —No seas tonta. —Ya veo… Diciendo eso, Hotaru entró al baño y examinó el cadáver. —Debido a que el aire acondicionado estuvo funcionando todo este tiempo, la descomposición se hizo más lenta. Rentaro respiró hondo para calmar su ira. Hotaru era una persona importante involucrada en el incidente. Quedarse con ella significaría descubrir la verdad más rápido. No había más inconvenientes. Comparado con actuar solo, esto era mucho más eficiente. Este no era el momento de ser exigente. Incluso si su compañera era alguien cuya personalidad la encontraba imposible de respetar. Por otro lado, Rentaro estaba seguro de que el enemigo eliminaría a cualquiera que se acercara a la verdad. No había duda de eso. Él aún estaba lejos de poder escapar de la boca del lobo. Era entendible que habiendo comprendido la situación, Hotaru actuara así. Mientras la miraba, Rentaro se acercó al dormitorio de la víctima. Tan pronto como pensaba que era el lugar donde alguien había muerto, era natural que sintiera que estaba perturbando la paz del más allá. Tirando de la puerta entreabierta, vio el estante. En la pantalla del marco de fotos, se veía un edificio universitario en el fondo. Probablemente era una foto de sus días de universidad. Parecía que Surumi había experimentado momentos felices en el pasado. Todas las fotos mostraban su sonrisa. Alguien, posiblemente un novio, también aparecía muchas veces. Repentinamente, las palabras del Dr. Kakujo aparecieron en la mente de Rentaro. «De alguna forma, la versión electrónica del informe del Gastrea del que la doctora Surumi estaba a cargo hace un mes desapareció de la base de datos. Antes de su desaparición, hubo un registro de la impresión de los datos, así que tal vez ella tenga una copia de seguridad a mano. Lo siento, pero independientemente de si ella está dispuesta a seguir trabajando o no, cuando la encuentres, ¿podrías tomarte la molestia de traer de vuelta el informe de la autopsia? después de todo, somos responsables de esa información aquí». La conexión entre Suibara y la Dra. Surumi era el Gastrea. Sería normal conjeturar que el informe de la autopsia estaba escondiendo una historia oculta. Rentaro entró en la habitación de al lado una vez más, para notar que los cajones de los escritorios estaban rotos con signos de saqueo. Rentaro no pudo evitar chasquear su lengua. Cierta persona había torturado y asesinado a la Dra. Surumi con el fin de descubrir a dónde había ido el informe de la autopsia. Rentaro no tenía otra opción más que seguir los pasos del enemigo. Cada vez más se daba cuenta de que estas personas no podían ser tomadas a la ligera. Sin embargo, el enemigo no era perfecto. A menos que fuera un robot, era difícil evitar errores humanos. Definitivamente, definitivamente debían haber dejado algún tipo de pista atrás. Rezando en su mente, Rentaro sacó todos los libros de la estantería y hojeó sus hojas rápidamente. Entonces descubrió algo entre el borde del espacio del estante y la pared junto a ella. Agarró lo que le llamo la atención y quitó el polvo sobre ella. Era una foto impresa. Al instante en que vio la foto, Rentaro no pudo evitar fruncir el ceño. Era una foto tomada durante la autopsia del Gastrea. La foto fue tomada de su abdomen diseccionado. En un órgano que le recordaba a las entrañas del calamar, estaba tallado un cierto símbolo. Rentaro lo miró fijamente y descubrió que era una estrella de cinco puntas, una «☆» en otras palabras. En una de las cinco puntas estaba dibujada un ala emplumada detalladamente. —Hotaru, ven aquí. Llamando a Hotaru, le mostró su descubrimiento. —¿Te recuerda a algo? —Las garras del Gastrea que se pueden ver en una esquina de la foto… Sus características son muy similares a las del que mencioné que habíamos derrotado hace un mes. Sin embargo, es la primera vez que veo ese símbolo en forma de estrella. —Ya veo… —¿Podría ser esto lo que el doctor estaba buscando? A pesar de que eran extraños, los Gastrea eran creados por la naturaleza después de todo. No había razón para que hubiera símbolos artificiales en sus cuerpos. Mientras Rentaro reflexionaba profundamente, un ruido espantoso se escuchó, haciéndolo saltar de la sorpresa. Era el timbre de un teléfono. Desde la habitación adyacente. Asomando la cabeza lentamente antes de entrar en la habitación, con cuidado, de pie frente a la fuente del sonido, confirmó que era realmente un teléfono normal. Poco a poco reemplazados por teléfonos móviles y teléfonos por satélite, se trataba de un teléfono fijo, que ya casi no podían encontrarse en el mercado. Intercambiando miradas, Hotaru y Rentaro asintieron. Entonces, presionaron el botón para contestar temerosamente. —¿Eres Satomi? Era una voz con innumerables tonos añadidos. El rango de tonos se extendía más allá de las frecuencias que podía producir un humano. Era el producto de un dispositivo que altera la voz para hacerla irreconocible. Rentaro se quedó mirando el teléfono por un rato. —¿Quién… eres tú? —Un enemigo se dirige hacia ti. Nombre clave: Hummingbird. Soldado mecanizado del Nuevo Plan de Creación Mundial. —¿De qué estás hablando? ¿Enemigo? ¿Hummingbird? —Depende de ti creerme o no. Pero es probable que lo entiendas si te lo digo de esta forma, ¿cierto? El enemigo fue quien asesinó a Hobara Kenji del Nuevo Plan de Creación Humana. —¡¿Qué?! Aunque la noticia superaba la comprensión de Rentaro, al menos podía entender eso. No era mentira ni una broma, la persona al otro lado de la línea estaba dándole una advertencia a Rentaro respecto a una crisis inminente. —Entonces, voy a decirte las capacidades del enemigo. Debes discutir las contramedidas con la pequeña chica a tu lado. Rentaro permaneció en silencio instando a la persona llamando a que continuara. —Escucha con atención, la capacidad de Hummingbird es… Entonces, se escucharon los tonos repetidos de una línea muerta. La llamada se había desconectado. —Hey, ¿qué pasó? ¡Hola…! —Dámelo… Quiero ver algo. Junto a él, una mano le arrebató el teléfono a Rentaro. Después de escuchar el tono muerto por un tiempo, Hotaru negó con la cabeza y respondió. —Incluso el tono de colgado se ha ido. Parece que cortaron la línea. Hotaru buscó dentro de su bolsillo. Sacando su teléfono celular, le mostró a Rentaro la pantalla indicando «Sin recepción». Rentaro no pudo evitar estremecerse. Sus teléfonos celulares estaban funcionando perfectamente cuando entraron antes al edificio. Sin nada que decir, un ensordecedor silencio inundó la habitación. —El enemigo ya está aquí. Han invadido el edificio. El sonido feroz del motor cortando a través del aire inundaba la cabina. Kurumi Rika abrió la puerta deslizante mientras el viento entrante chocaba contra su cuerpo. El viento helado era suficiente para hacerle volar el sombrero de paja que llevaba, además de hacer aletear su vestido de una pieza violentamente. Al oeste, la puesta del sol era bloqueada por un Monolito. El brillo la hizo estrechar los ojos. Estaba a mil metros en el aire, en la cabina de un avión de transporte. Gracias al clima soleado, no había cúmulos de nubes poniéndose en su camino. La escena de abajo era tan pequeña como un modelo a escala. Los humanos y los coches no podían verse con claridad. El olor del cielo era muy fresco. —Hummingbird, ponte en marcha. Rika salió de la cabina, y dio un salto. Colocando su cabeza hacia abajo, la chica fue seguida por su cabello largo mientras rasgaba el cielo a una velocidad asombrosa. Rika comenzó la cuenta regresiva en su mente después de caer. Notado por la experiencia, había descendido quinientos metros. Giró su postura en el aire, entró en una postura parecida a una ardilla voladora, entonces tiró con fuerza del arnés para soltar el paracaídas de su espalda. El paracaídas balístico fue desplegado. Acompañada por una intensa sensación de desaceleración, la tensión del arnés hizo que le doliera todo su cuerpo. Pero eso no se mantuvo por mucho tiempo. Abrió los ojos y miró hacia abajo. Su cuerpo estaba descendiendo lentamente en el aire. Mirando hacia arriba, vio el paracaídas completamente bañado por los rayos de la puesta del sol, teñido de rojo. Mirando hacia el paisaje urbano, agitó con fuerza su mano. De la innumerable cantidad de tejados, uno de ellos emitió un punto blanco. Al mismo tiempo, la distancia horizontal y vertical se proyectó también en su punto de vista. Los lentes de contacto especiales que se equipó antes del lanzamiento venían con una función AR, realidad aumentada, permitiendo que las imágenes fueran proyectadas en su retina añadiéndolas a su visión real. Rika controló el arnés mientras cautelosamente afinaba el ángulo y la dirección de descenso del paracaídas. Pronto, la azotea del edificio marcado se hizo cada vez más cercana. Sus pies pisaron el círculo rojo que indico el AR. Sin importar cuántas veces hubiera saltado en el pasado, siempre se inclinaba hacia delante debido al fuerte impacto repentino experimentado en la cintura. Entonces, todo el paracaídas cubría el cuerpo de Rika. Soltando el arnés de su cinturón, abandonó el paracaídas. Colocándose el sombrero de paja que había estado entre el arnés y el vestido, abrazó su peluche favorito. Acariciando el polvo en el dobladillo de su falda, agarró el móvil en su calcetín y marcó un número predeterminado. —Hummingbird informando. Llegué con éxito al destino objetivo. —Copiado. Transmitiré el rostro de los objetivos. Entonces, el archivo recibido se mostró en la holo pantalla. Dos fotografías se trasmitieron. Uno era un chico mayor que ella, y la otra era una chica menor que ella. Eran Satomi Rentaro y Koro Hotaru respectivamente. —Espera, Nido. ¿No me estás dando misiones muy frecuentes últimamente? Acabo de matar a un hombre extraño antes. El intervalo entre las muertes es demasiado corto. Rika se quejó con la voz aguda de una niña, pero la persona en el otro extremo respondió sin dudarlo. —Esta es una misión. No te quejes. Como exigiste, el edificio tiene treinta minutos de aislamiento electrónico. Si no aprovechas esa oportunidad, los dos escaparan de nuevo. Rika no pudo evitar chasquear su lengua. Cambiando su estado de ánimo, señaló la foto de Rentaro y espontáneamente se rio con lastima. —¿Ese es el objetivo que Dark Stalker no pudo eliminar…? Qué vergüenza. —Dark Stalker tiene un mensaje para ti: «No subestimes a Satomi Rentaro, o de lo contrario podrías terminar sufriendo». Rika resopló burlonamente. —¿Es idiota? ¿O es una excusa para su fracaso? Vergonzoso… Como sea, voy a terminar esto rápido para volver. En ese momento, dos pequeños paracaídas cayeron sobre el techo del edificio de apartamentos después de Rika. Parecían neumáticos a primera vista, al igual que los platillos voladores a escala, pero por supuesto, no eran simplemente eso. Rika tenía chips que le habían sido implantados en el cerebro, permitiéndole mover elementos a través de un enlace. En otras palabras, era lo que se conocía como una interfaz cerebromaquina, BMI. Estos neumáticos eran precisamente impulsados por la interfaz de pensamiento de Kurumi Rika. Se lo conocía como ''Wanderers'' (Viajeros). —''Necropolis Strider''. Despierten. Mis adorables familiares (Necrópolis: o ciudad de la muerte. Strider: Mosquito) Con una palmada de su mano, el mecanismo de accionamiento dentro de ella se activó. Los Wanderers se levantaron como si tuvieran vida propia, moviéndose alrededor de ella. Examinando el diagrama estructural del edificio de apartamentos, desactivó la línea telefónica detrás de ella. También decidió desactivar la alarma. —Bien, primero tengo que evitar que las personas interfieran… Offensive Enchant: Thorn (Encanto ofensivo: Espinas). Con una especie de sonido, salieron espinas por todas partes de los Wanderers. Ambos se transformaron inmediatamente en armas letales, triturando el piso mientras rodaban alrededor. Rika señaló lentamente la puerta del techo y los libero. —¡Vayan! Con su voz como señal, rugieron los motores de ondas de choque instalados en ellos, impulsándose hacia adelante a una velocidad feroz. Golpeando la puerta de metal de la azotea, las espinas cortaron a través de la misma como si fueran una motosierra. Con un ruido atronador, el seguro de la puerta fue cortado junto al perno. Incapaz de resistirse a ese poder, la puerta de metal cayó. Sin ningún tipo de respuesta emocional en lo absoluto, los Wanderers continuaron siendo impulsados por los motores de ondas de choque, rebotando al azar como pinballs entre el suelo, el techo y las paredes, dando vueltas mientras descendían por las escaleras. Los caminos que recorrieron fueron dejados con profundas marcas de devastación. Rápidamente, sonidos de gritos y sangre se escucharon desde abajo. Hasta matar a Satomi Rentaro y Koro Hotaru, los Wanderers no podían ser detenidos. Cuando Rika activaba su capacidad, todos los organismos respirando en el lugar serian asesinados sin excepción. De ahí era de donde venía el apodo de «NecropolisStrider». Poco después, su cerebro recibió la noticia de que la unidad uno había cortado la línea del teléfono objetivo. Para evitar que las personas escaparan, la unidad dos estaba custodiando la entrada principal. —Over the Rainbow ♪ (Sobre el arcoiris). Perdida en la música de la masacre, Rika abrazó su oso de peluche mientras tarareaba una canción de cuentos de hadas y bajaba por las escaleras. Con las comunicaciones externas cortadas, Hotaru y Rentaro se vieron obligados a hacer su próximo plan. —Esto es malo. A juzgar por la llamada telefónica, el enemigo ya ha descubierto nuestra presencia. Aunque Hotaru fingía estar calmada, la adrenalina estaba causando estragos en su cuerpo, transmitiéndole una intensa sed de venganza. Una excelente oportunidad por fin había llegado. No esperaba que la oportunidad para usar el martillo de la venganza llegara tan rápido. Sacando las dos armas de la funda en su espalda, Hotaru cerró los ojos buscando la sensación fría al tacto del acero, y liberó los seguros con sus pulgares. Kihachi-san… por favor, préstame tu fuerza. —Creo que sería mejor si nos enfocamos en escapar del edificio. —No, el enemigo debe ser eliminado. Finalmente puedo vengar a Kihachi-san. —No te sobre esfuerces. Aparte de no saber la verdadera identidad del enemigo, ni siquiera sabemos qué habilidades posee. Eso puede ser fatal. Hotaru miró de reojo a Rentaro. Esa forma débil de pensar fue probablemente lo que le costó la vida a Kihachi-san. —¿No te lo dije antes…? Simplemente estoy trabajando contigo con la esperanza de que tu sangre atraiga muchos enemigos para cazarlos. Como señuelo, eres muy útil. Aunque lo siento mucho por decir esto, tu sentido de camaradería no es más que una ilusión. Yo en realidad te odio. —Ahora no es el momento de estar diciendo eso. El enemigo probablemente te marcó como objetivo también. Si comenzamos una lucha interna aquí, sólo vamos a ayudarlo. Perderemos aunque en un principio fuera posible ganar la batalla. Rentaro extendió su mano hacia ella. —Vamos a cooperar, Hotaru. Ya que el enemigo cortó las comunicaciones eléctricas para evitar que pidamos ayuda, en el peor de los casos podrían estar planeando matar a todos los residentes en el interior del edificio. Primero vamos a permitirle a los residentes escapar… Un ruido seco se escuchó. La mano extendida de Rentaro fue golpeada por Hotaru con una tranquilidad extrema. —Si querías salvar la vida de otras personas, ¿por qué no cuidaste de la vida de Kihachi-san en primer lugar…? Rentaro se sorprendió por un instante con su respuesta. —Rentaro, ¿eres realmente el héroe de Tokio que recuperó la moral de las Seguridades Civiles durante la Tercera Batalla de Kanto para derrotar a Aldebarán? A mí no me lo parece… —Te equivocas, Hotaru… Sólo soy un estudiante de preparatoria, y un empleado de Seguridad Civil Tendo, aparte de eso, soy el tutor legal del Enju. No soy ningún tipo de héroe o salvador. Rentaro miró directamente a Hotaru y continuó: —Suibara no esperaba que tú lo vengaras en lo absoluto. —No importa lo que digas, voy a cazar al enemigo. No necesito tu ayuda. Adiós. —¡Hotaru! Dirigiéndose a la puerta, le dio la espalda a Rentaro mientras éste trataba de perseguirla. Saliendo al corredor de los departamentos, Hotaru cerró la puerta detrás de ella. Respiraba profundamente con fuerza. En silencio, acumuló energía en las profundidades de su abdomen. Sus miembros se calentaron gradualmente y sintió como si sus cinco sentidos se estuvieran expandiendo. Ella abrió cautelosamente sus ojos. Estaba equivocado, estaba bien sola. Lo único que tenía que hacer era derrotar al enemigo sin ayuda. Mirando hacia el pasillo en forma de H, comprobó que no hubiera nada inusual. Aparte de la línea telefónica, la alimentación eléctrica funcionaba con normalidad. En ese momento, gritos y sonidos de algo siendo cortado se escucharon desde arriba. Corriendo por la escalera de emergencia, llegó al piso trece. Un fuerte olor a sangre la saludó. El piso trece exhibía montones de cadáveres y ríos de sangre. Personas con cerebros abiertos y hombros en rodajas estaban tiradas en el suelo mientras un río carmesí se extendía lentamente. Numerosas marcas estaban en las paredes del pasillo como si hubieran sido golpeadas por un gigante. De rodillas, Hotaru examinó el cadáver de una mujer. El corte parecía haber sido hecho por una cuchilla grande. Acercándose para observarlos, notó que a algunos de los cadáveres le habían cortado las extremidades y el cuello, mientras que otros fueron desmembrados. Seguramente estas personas habían sufrido un dolor infernal. Probablemente, los residentes en el edificio de apartamentos abrieron sus puertas para revisar después de escuchar los gritos y ruidos sordos, convirtiéndose en sacrificios uno tras otro. Examinando con cuidado uno de los dos ascensores, Hotaru notó que estaba atascado debido a un cadáver evitando que se cerrara. Las puertas del ascensor se abrían y se cerraban sin sentido, mientras que el cadáver cambiaba de posición cada vez. Tal como Rentaro dijo, el enemigo no estaba mostrando ningún tipo de restricción. ¿Sería capaz de derrotar a un enemigo que era capaz de asesinar a este grado? El sonido de un aparato extraño la hizo mirar hacia atrás, sólo para ver algo en la parte superior de otro cadáver en el pasillo. Al principio le dio la impresión de un leopardo alimentándose de un cadáver, pero pronto notó que era un neumático pequeño del tamaño de un platillo volador a escala. Tenía cuchillas similares a espinas saliendo por todas partes. Ya que el neumático no se desinflaba, significaba que estaba lleno de resina en vez de aire. Dos tubos de escape hacían un ruido sordo mientras el neumático trituraba el cadáver con sus dientes de sierra. Hotaru lo supo instintivamente. Aunque no entendía cómo funcionaba, sabía que era el asesino que mató a los residentes en el edificio. ''¿Así que esto es Hummingbird...?'' Hotaru sacudió al instante su cabeza. Eso no era humano en lo absoluto. Al darse cuenta de su presencia, el neumático cambio su posición. En el momento en que se dio cuenta de que algo andaba mal, ya era demasiado tarde. Impulsado por la combustión de combustibles fósiles, el motor hizo un rugido muy fuerte y se dirigió hacia ella en línea recta. Al ver los dientes de la sierra acercándose a una velocidad asombrosa, Hotaru cruzó sus armas frenéticamente para defenderse. El neumático las golpeó de lleno, por lo que la envió volando hacia atrás a una gran distancia. Continuando dando vueltas, el neumático produjo chispas al rojo vivo contra las armas en las que se estaba apoyando, con un gran ruido. Hotaru rechinó los dientes y lo empujó con la fuerza de una Iniciadora. Creando distancia entre ellos, Hotaru apuntó rápidamente y desencadenó los disparos de su arma. El resultado dejó a Hotaru sin habla. La máquina se movió en zigzag, eludiendo fácilmente las rondas de .45 mientras saltaba entre las paredes y el techo para avanzar. No sólo eso, sino que al atravesar las paredes, se acercaba gradualmente al techo, dejando un rastro de destrucción mientras avanzaba de manera suspendida, acercándose a la cabeza de Hotaru. Perdiendo su objetivo, Hotaru instantáneamente saltó a un lado. El suelo a su lado fue instantáneamente destrozado por la máquina de masacrar. Sabiendo que podría salir herida, ella lanzó una patada. Una cuchilla la apuñaló en la rodilla. A pesar de apretar los dientes, no pudo evitar gritar. Sin embargo, el daño al enemigo también fue significativo. Sufriendo una patada a plena potencia de una Iniciadora, el neumático golpeó una pared con violencia, incrustándose allí y finalmente cayendo al suelo. Negándose a detenerse, continuó convulsionando. Hotaru se levantó con un salto con una pierna mientras la otra terminaba de regenerarse en el aire. Luego pisoteó con fuerza un lado del neumático con los pies. Pisándolo, lo apuntó con sus dos armas de fuego y luego disparó a quemarropa. Aparte del sonido de los disparos y el fogonazo cegador, pudo sentir un intenso retroceso atacar ambos brazos mientras las esquirlas del neumático volaban alrededor. El neumático se rompió y el motor fue destruido por las balas de .45. Ambas armas se bloquearon al mismo tiempo, dejando la corredera abierta. Todas las balas habían sido disparadas. Un instante de silencio. El olor acre de la pólvora invadió su nariz. Hotaru sintió algo sonando muy ruidoso, pero resultó ser la intensa agitación proveniente de su propia garganta. Ella utilizó su brazo para secarse el sudor en su frente. La misteriosa máquina estaba completamente en silencio. Parecía que había ganado. Si era posible, esperaba que este fuera el único enemigo. —¡Sálvame! Un grito agudo repentinamente la hizo mirar hacia atrás, para ver a una chica corriendo hacia ella. Hotaru le había dicho a Rentaro que no estaba interesada en rescatar a los inquilinos, pero no pudo evitar sentir alivio al ver a alguien vivo en esta trágica situación. La chica se lanzó contra el pecho de Hotaru. Al escuchar el sonido de algo hundiéndose acompañado por un impacto atravesando su cuerpo, Hotaru no pudo evitar convulsionar. —¿Eh…? Hotaru miró a su propio pecho inquieta. La joven, llevando un sombrero de paja y sosteniendo un oso de peluche, había sacado un cuchillo escondido en el peluche. La chica acercó sus labios a Hotaru lentamente. —Tonta~ —A–Ah… El cuchillo pasó fácilmente a través de la parte superior del torso, perforando el pulmón izquierdo de Hotaru. Enterrándose en su cuerpo, más de la mitad de la hoja del cuchillo era negra. Sin duda alguna, estaba hecha de Varanium, el cual era capaz de inhibir su regeneración. —¿Cómo es? ¿Cómo se siente…? ¿Ves eso? ¿Cuál es la sensación de cuando estás a punto de morir…? —N–No puede ser… Ella no esperaba que esta chica fuera… —Adiós, hermosa princesa. Sacando el cuchillo, la chica apuntó el próximo golpe a su corazón. Sacudiéndose como si todo su cuerpo fuera electrocutado, los músculos de Hotaru se tensaron mientras tosía sangre violentamente. La chica saltó hacia atrás ligeramente para no ensuciarse. Temblando, Hotaru cayó de rodillas. Sus extremidades se enfriaron. Levantando la vista hacia el enemigo con la visión borrosa. La chica con un vestido de una pieza la miró con una sonrisa. Con el suelo frente a sus ojos, la conciencia de Hotaru se desvaneció, antes de que su rostro golpeara con fuerza el piso. Sosteniendo un brazo de Hotaru, la chica confirmó que su pulso se había detenido. Sólo para estar segura, observó las respuestas de sus pupilas. En cuanto a los latidos de su corazón, escucharlos probablemente no era necesario. Pisando el cuerpo de Hotaru, Rika golpeó la punta de su zapato contra ella. —Se ha ido una persona más~ ♪ Dándose la vuelta para bajar, Rika fue a cazar al último enemigo restante.
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