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Black Bullet:Volumen5 Capítulo2
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=== Parte 5 === Rentaro tocó el timbre del intercomunicador en la puerta y metió el pie inmediatamente para evitar que la cerraran, enseñando así su arma de fuego al mismo tiempo. —Sal lentamente… Siendo apuntado por una pistola repentinamente, un anciano en bata de baño —que no tuvo la oportunidad de gritar— no tuvo más opción que salir. —¿Q–Quién eres? Finalmente haciendo una pregunta, el anciano fue ignorado por Rentaro. Haciéndolo darse la vuelta y agarrándolo por la espalda, lo empujó en el ascensor. Hubo diez personas con las que Rentaro se reunió de la misma forma: —¿Es dinero…? ¿Es dinero lo que quieres? ¿Qué era ese extraño ruido de antes…? ¿Disparos? ¿Qué está pasando aquí? —No hay tiempo para explicárselos. Vayan al primer piso. Luego de abandonar el edificio, llamen por ayuda. Desde hace un tiempo, se escuchaban disparos y ruidos de combate desde arriba. El enemigo estaba en el piso trece. Si escapaban hacia abajo no debían encontrarse con él. Pensando en eso, Rentaro pulsó el botón de la planta baja y se apartó del ascensor. Pero en ese momento, una duda apareció de repente en su mente, provocándole una sensación siniestra. El enemigo había destruido la línea telefónica para cortar las comunicaciones. Las líneas telefónicas y otros cables estaban probablemente en las plantas más bajas. Era difícil imaginar que esas cosas se encontraran en el piso trece. En otras palabras, el enemigo que cortó las líneas telefónicas y el enemigo luchando con Hotaru eran diferentes. Había múltiples enemigos. En el momento en que las puertas del ascensor estaban a punto de cerrarse, Rentaro extendió su mano para detenerlas. —Esperen, bajaré con ustedes después de todo. Los residentes del piso duodécimo mostraron signos de desesperación. ''Maldita sea, estoy protegiéndolos, chicos…'' En ese momento, las puertas debían cerrarse sin problemas, sin embargo, se escuchó un grito de «¡Esperen, sálvenme!». Rentaro apresuradamente abrió la puerta, sólo para ver a una chica de trece o catorce años de edad con el cabello largo, un sombrero de paja y un oso de peluche. —Hay un monstruo allá arriba. ¡Mucha gente murió! —¿Un monstruo…? C–Cierto, ¿has visto a una chica de más o menos esta altura? Rentaro levantó la palma de su mano a la altura del pecho, indicándole la altura de Hotaru. La chica abrazó su oso de peluche y luego negó con la cabeza. —Ya veo… Los disparos y ruidos de batalla habían terminado. Rentaro no sabía si Hotaru había ganado o perdido. Esperaba que ella estuviera a salvo. A juzgar por el panel de información del ascensor, este edificio tenía quince pisos, y dos bajo la superficie. Probablemente al escuchar la explicación de la chica, las personas en el ascensor alteraron la compresión de los hechos. A pesar de sentir curiosidad, todos permanecían sumamente tranquilos. Y así, las puertas se cerraron con éxito. Rentaro pulsó el botón del primer piso. El ascensor descendiendo producía una ligera sensación de estar flotando. Los números en el panel parpadeaban uno por uno, descendiendo. Todos contuvieron la respiración sin decir una palabra. El aire se llenó de un olor a sudor mientras Rentarō sentía una saliva amarga en su boca. Este silencio no se debía solamente a que el ascensor estaba lleno. El ascensor deteniéndose súbitamente y las luces apagándose... Comenzaron a expandirse los delirios en la mente de Rentarō. Todo lo que podía hacer era secar sus manos sudorosas con sus pantalones. Por suerte, la imaginación de Rentaro no se materializó y el ascensor llegó al primer piso de forma segura. De repente, una inexplicable sensación de escalofrío recorrió todo su cuerpo. En ese momento… un gran estruendo se sintió, lo suficiente como para abollar las puertas del ascensor. Aparecieron unas cuchillas gigantes desde la puerta entreabierta, girando mientras producían chispas. Incluso después de que Rentaro pulsara el botón para cerrar las puertas, las cuchillas seguían deteniéndolas con fuerza. El ascensor se llenó de un pánico destructivo mientras Rentaro se colocaba en el medio. No había tiempo para pensar. Apuntando con precisión a la hoja que estaba tratando de abrir las puertas de metal, Rentaro levantó su manga derecha. Reduciendo su centro de gravedad, se preparó para contraatacar. En el momento justo en el que la puerta se terminó de abrir, impulsó su brazo artificial. Mientras atacaba, una rueda de metal giraba con fuerza en el aire. —''Tiger Prevails Over Heaven''(El tigre prevalece sobre el cielo). Su brazo atacó con un fuerte impulso. El objeto misterioso giratorio competía contra el duro brazo de Rentaro, mientras una sensación irritante lo atravesaba a través de sus nervios artificiales. Sin embargo, esto no se mantuvo por mucho tiempo. Capaz de incluso enviar volando a un autobús, el puño de Rentaro fue dominando poco a poco el ataque contra la motosierra enemiga. Siendo enviado a volar, el misterioso enemigo rebotó en el suelo y se estrelló violentamente contra la pared. —¿Eso fue…? En ese momento, Rentaro al fin captó la apariencia del enemigo. Un monstruo giratorio, esa era la única descripción del arma enemiga. ''Un avión no tripulado… O quizás…'' La voz extraña en el teléfono de la casa de la Dra. Surumi resonó en su mente… «Un enemigo se dirige hacia ti. Nombre clave: Hummingbird. Soldado mecanizado del Nuevo Plan de Creación Mundial». Si esta era la habilidad de Hummingbird a la que se refería la voz, Rentaro conocía a otra persona con una habilidad parecida. Tina Sprout. Ella era una usuaria de lo que llaman una «Maquina de Interfaz Cerebral», BMI, que usa señales cerebrales para controlar maquinas. Según le informaron, fue una técnica desarrollada por un científico genio llamado Ayn Rand, que solía ser colega de Sumire. La primera persona con la que se encontró fue Mitsugi Yuuga, también conocido como Dark Stalker, que poseía la súper tecnología que Sumire había completado obsesivamente, el Modelo N° 21 de Ojos Varanium. ''¿Quién demonios puede replicar estas tecnologías y mejorarlas? ¿Quién es el autor intelectual del Nuevo Plan de Creación Mundial…?'' Mientras Rentaro se preguntaba eso, el monstruo se levantó de nuevo. Rentaro inmediatamente sacó la Beretta de su funda y disparó dos balas. Sorprendentemente, el enemigo las evadió con un zigzag. Rentaro cambió su objetivo por algo más cercano al terminal BMI y disparó de nuevo. Esta vez apuntó al extintor pegado en la pared detrás del enemigo. Las balas de Varanium, conocidas por su dureza, rompieron la vitrina y abollaron el exterior del extintor de incendios. Rentaro continuó apretando el gatillo. El extintor se derramó y golpeó la maquina directamente, que no pudo evitar la onda expansiva de la explosión, el monstruo giratorio parecía impresionado. Rentaro no sería el mismo si elegía este momento para escapar. Acercándose, apuntó al centro de la máquina y desató su puño hacia el motor. —Estilo de Artes Marciales Tendo, Tipo Uno, Número Doce… El cartucho en su brazo artificial se encendió. Un olor a pólvora irritó su cavidad nasal. La máquina se sacudió del miedo, pero ya era demasiado tarde. —¡Flash Aereal Ripple! Todo el suelo se sacudió violentamente. Con su motor roto, la maquina cayó al suelo ruidosamente. El poder del golpe hizo que el enemigo se silenciase, interrumpiendo sus señales mecánicas ligeramente. Después de haber perdido su fuente de energía, ya no podía activarse. Después de confirmar que su oponente no se movería de nuevo, Rentaro liberó su tensión y exhaló. Dejar la terminal BMI sola sólo lo llevaría a un gran desastre. No había nada más importante que acabar con todas las terminales enemigas que encontrara. Durante la batalla contra Tina, Rentaro había aprendido esa dolorosa lección. Con el humo y el extintor disipándose gradualmente, Rentaro revisó la planta baja y frunció el ceño. Los primeros residentes que se dieron cuenta de que algo estaba mal y trataron de escapar, yacían derrumbados en el suelo. Triturados, con sus corazones y cadáveres desgarrados brutalmente por las BMI. Nunca esperé que el Nuevo Plan de Creación Mundial fuera a actuar de forma tan inhumana… Recordando su misión, Rentaro miró hacia el ascensor e hizo señas en medio del humo blanco del extintor de incendios. —Está bien ahora. Las personas en el interior salieron despavoridas. El anciano en bata de baño habló en nombre de todos. —¿Q–Qué está pasando? ¿Qué demonios…? Rentaro negó con la cabeza. —Tampoco lo sé, pero la entrada principal no debería tener problemas para que escapen ahora. Dense prisa y llamen a la policía. —¿Quién eres…? —Antes de que llegue la policía, tengo que ayudar a los demás residentes a escapar. Eso era algo temerario, pero no tenía otra opción. Ya que incluso habían cortado la alarma, lo único que podía hacer era escoltar a los residentes que aún estaban adentro usando el ascensor hasta que llegara la policía. Ya que era un fugitivo, no estaba claro si iba ser capaz de escapar una vez que la policía llegara, pero no podía ignorar la terrible masacre aquí. Además, la razón por la que este lugar se convirtió en un campo de batalla sangriento, se debía a que Rentaro vino a visitar la habitación de la Dra. Surumi en primer lugar. Mirando a todos los residentes del duodécimo piso salir por la entrada, Rentaro se dio la vuelta. Justo en ese momento, notó que todavía había alguien en el ascensor. Era la chica abrazando al oso de peluche. Rentaro agitó su mano impacientemente. —Tú también, escapa. ¿Quieres morir? La chica hizo una linda sonrisa y respondió. —Voy a ayudarte también. Dos personas son mejor que una, ¿cierto? Ya que no esperaba esa sugerencia, Rentaro fue tomado por sorpresa. Incluso alguien que había sido entrenado regularmente no correría a ayudar a otros con tanta facilidad cuando se enfrentaba a una situación de vida o muerte, a menos que tuviera un particularmente fuerte sentido de misión. Un hombre perseguido por un león no se daría el lujo de ayudar a sus compañeros huyendo. Esa era la verdad. Pero esta chica… En lugar de sentirse sorprendido, sintió sospecha. La chica inclinó la cabeza y sonrió de forma linda. —Date prisa y ponte a trabajar, Onii-san. Si perdemos el tiempo aquí, el monstruo giratorio seguirá causando alborotos, ¿cierto? Con dos de nosotros trabajando juntos, la eficiencia se duplicará. Ella estaba completamente en lo cierto. Rentaro cerró sus ojos, respiró hondo y luego los abrió lentamente. —Entiendo… Entonces dejaré que me ayudes. Voy a tomar el ascensor hasta el onceavo piso. Tú ves al décimo. Diciendo eso, entró al ascensor y apretó el botón para cerrarlo. En ese momento, sintió una dulce fragancia… No lo había notado cuando el ascensor estaba lleno, pero parecía que venía de la chica. El cerebro de Rentaro parecía querer decir algo. Cierto. Recuerdo que en el laboratorio, Sumire explicó algo sobre la muerte de Hobara Kenji, Takamura Saya y Ebihara Giichi. «Honestamente, estoy muy preocupada por este incidente, por lo que le pedí a Miori que me ayudara a buscar información. Hobara Kenji fue asesinado en el teatro sin ningún testigo. El cuchillo usado para el asesinato tampoco tenía huellas digitales, pero una dulce fragancia aparentemente persistía en el arma homicida». ''¿Una dulce fragancia...?'' Rentaro no pudo evitar erizarse del terror. Suponiendo que el monstruo giratorio era una terminal BMI como el Shenfield de Tina, entonces la persona responsable de controlarlos debía estar escondida en alguna parte. Si el edificio de apartamentos ya había sido invadido por Hummingbird, ¿dónde podría estar el enemigo? Las puertas hicieron un ligero sonido y se cerraron gradualmente. Su corazón latía rápidamente, Rentaro sintió que su pecho le dolía, se sentía con ganas de vomitar. Confirmando la pistola en su cintura, su mano se sentía pegajosa por el sudor frío. Rentaro miró de reojo a la chica de pie junto a él, no podía ver su rostro debido al sombrero de paja. La chica estaba abrazando el oso de peluche en su brazo izquierdo, mientras que su mano derecha se insertaba en el vientre del juguete. Mirando cuidadosamente, el vientre del oso de peluche estaba abultado anormalmente, claramente relleno con algo aparte de algodón. Una alerta roja sonó en su mente. Las puertas del ascensor se cerraron completamente. La chica comenzó a moverse. Rentaro hizo lo mismo. Con la velocidad de un rayo, sacó su arma y apuntó. Pero para cuando quiso notarlo, una boquilla negra ocupaba su vista. El arma de la chica estaba apuntando a su cabeza. La chica lo miró haciendo una mueca de forma divertida. —Onii-san, ¿cómo lo supiste? Es la primera vez que alguien ve a través de mi primer ataque. Es tan emocionante~ —¿Eres Hummingbird? —Sí. Soy la segunda asesina. Rentaro se disgustó consigo mismo. ¡Qué gran idiota fui! ¿Por qué no lo noté hasta llegar a este punto? —Te había engañado antes, Onii-san. Después de un rato, Hummingbird hizo una sonrisa maliciosa y dijo: —El cuerpo de Koro Hotaru debe estar frío y rígido en este momento. Una oleada de ira recorrió de inmediato a Rentaro desde los pies hasta la cabeza. Tirando del gatillo con su dedo índice, movió su cabeza a un lado, evitando el disparo del enemigo. Como si fuera un espejo, el enemigo hizo el mismo movimiento. Dos ensordecedores disparos sonaron. Un fogonazo estalló frente a los ojos de Rentarō. El impacto y la ola de calor le permitieron sentir la bala que pasó rozando junto a su oreja. Al mismo tiempo, escuchó un ruido explosivo. Ambos disparos rebotaron en el ascensor. Ambas partes salieron ilesas. En cualquier caso, Rentaro decidió que debía neutralizar el arma enemiga. Moviendo el brazo de la chica a un lado, atacó sin piedad el dorso de su mano con el codo de su brazo artificial. La chica gritó de dolor y dejó caer el arma, pero al instante siguiente, comenzó a reírse como loca. ''¿Qué es esta chica...?'' Hummingbird bajó su postura y lanzó un puntapié a un punto vital de Rentaro. Temeroso de ser golpeado allí, Rentaro utilizó el arma empuñada en su mano artificial para hacer un agarre en su axila. Entonces, sintió un intenso dolor como si sus músculos artificiales estuvieran a punto de ser destruidos. El dolor por la ruptura de un nervio llegó un poco después. Su arma cayó luego de eso. El enemigo estaba usando su peso estrellándose contra la pared del ascensor, sacando así todo el aire de sus pulmones. Debido a que su espalda golpeó los indicadores de los pisos, el ascensor comenzó a subir después de un ligero temblor. Rentaro estaba agitado. Incluso utilizando toda la fuerza que podía reunir, no fue capaz de ganar contra la fuerza monstruosa de la postura de esa chica. Frenéticamente, lanzó tres rodillazos al abdomen de su enemigo. Esperando por el momento en que el agarre de su enemigo se aflojara, escapó y se movió en círculos en el ascensor hasta llegar detrás de su oponente. Sin embargo, su cerebro le dio una señal de alerta, mientras su instinto le obligaba a levantar la barbilla. Alzando la vista, vio los dedos de Hummingbird atacar al lugar donde estaban sus ojos. Sin siquiera el tiempo suficiente para agradecerle a su suerte, sintió un fuerte dolor al ser golpeado en su pierna izquierda. A pesar de que originalmente tenía la intención de dañar los ojos de su oponente con sus dedos, rápidamente cambió eso por una patada baja. Hummingbird sacó un cuchillo del oso de peluche en el suelo, elevándola a la altura de su pecho y luego abalanzándola con el peso de todo su cuerpo. Ya que el espacio era demasiado estrecho allí, no había ningún lugar para escapar en lo absoluto. Con un ruido electrónico, se abrieron las puertas del ascensor. Habían llegado al quinto piso. Un movimiento para salir de esta situación apareció en la mente de Rentaro. Al no tener el tiempo para pensarlo, agarró los hombros de su enemiga y utilizó ese impulso para empujarla. Con el cuchillo en la mano, la chica saltó hacia atrás, entonces, usando su propio cuerpo como punto de apoyo, Rentaro se inclinó hacia atrás para lanzar a su oponente con una técnica de sacrificio conocida en el Judo como «Tomoenage», que consistía en lanzar al enemigo de cabeza con un suplex. Sorprendida e incapaz de reaccionar a tiempo, la chica giró en el aire. Ella no debía tener la más mínima idea de lo que estaba pasando. Expulsada del elevador por su propio impulso, el cuerpo pequeño de la chica golpeó la pared del vestíbulo del quinto piso. Aunque era una excelente oportunidad para continuar su ataque, el dolor intenso en la pierna que había sido golpeada causó que Rentaro sólo pudiera ver como se le escapaba la oportunidad. Colocándose de pie, Hummingbird alzó su falda y rápidamente sacó su arma de repuesto. En el momento en que Rentaro se escondió en el ascensor, un fuerte ruido lo siguió junto con intensas chispas. Rentaro apretó el botón de «Cerrar». Inmediatamente se cerraron, él presionó el botón del primer piso. El ascensor comenzó a descender. Apoyándose contra la pared del ascensor llena de agujeros de bala, Rentaro se obligó a no colapsar. Todas las articulaciones de su cuerpo le dolían, y las vendas usadas originalmente para envolver su cuerpo se habían roto. A pesar de que había sido capaz de distanciarse del enemigo, la amenaza todavía estaba muy cerca. Rentaro forzó su cerebro tanto como pudo. ''¿Qué hago? ¿Qué debería hacer?'' La luz en el techo brilló momentáneamente, mientras el ascensor se sacudía. Rentaro sintió como si fuera un terremoto y, rápidamente, apoyó su cuerpo contra una pared para evitar caerse. Algo había caído sobre el ascensor, era Hummingbird. Rentarō se lanzó al suelo y recogió la Beretta y el arma del enemigo que habían caído antes. Usando ambas pistolas, disparó repetidamente al techo. El enemigo también disparó desde arriba, guiada por el instinto. Las balas rebotando hicieron añicos el panel de información y las luces del techo. Mientras los pedazos de cristal caían desde arriba como una ducha, Rentarō continuó disparando sin miedo. Las balas volando al azar tocaban una sinfonía de guerra, mientras que los cartuchos usados se esparcían por el suelo. Las balas rozando su rostro se sentían dolorosas. Una bala incluso golpeó su rodilla, enterrándose en el hueso y quemando el interior de su cuerpo. Para el momento en que Rentaro vació ambas armas, el enemigo se quedó también sin munición. Un silencio ensordecedor apareció, lo suficiente como para causarle dolor en los oídos. La nariz de Rentaro se llenó con el olor irritante y asfixiante de la pólvora. ''¿Cuál es la situación?'' Después de un rato, oyó algo colapsando en el techo. En algún momento, el ascensor parecía haberse detenido producto de sus acciones. Una bala al parecer había dañado el panel de control, haciendo que el ascensor dejara de funcionar. Sólo una luz intermitente quedaba en el techo, todas los demás se habían extinguido. El lugar estaba muy oscuro. Rentaro utilizó una pared para apoyarse, levantándose con cuidado. Entonces, quitó el techo del ascensor agujereado. Derrumbada en el techo, Hummingbird cayó instantáneamente al suelo mientras se estrellaba contra el ascensor. Dos disparos en su estómago y uno en su pecho, las balas de 9 mm habían teñido el vestido de una sola pieza de un color carmesí. Su pecho palpitaba violentamente. Hummingbird ya no podía pelear más. Mirando hacia el techo, la chica murmuró de forma incrédula. —No puede ser… D–Debe ser una mentira, ¿cierto? Fui creada para superar al Plan de Creación Humana… ¿Cómo es posible que haya perdido…? Rentaro se quedó mirando a la chica en silencio por un buen rato. —Tengo muchas cosas que preguntarte… Si renuncias a resistirte, voy a darte tratamiento. Hummingbird hizo una mueca en su cara mientras el dolor la hacía toser sangre violentamente. Las comisuras de sus labios estaban sangrando. —¡Qué tonto! Deja de bromear. Replicó débilmente mientras usaba su mano temblorosa para acariciar el lugar donde estaba su corazón. —Mi corazón… es controlado. Si alguien se entera de que fui salvada por ti… me eliminarán sin importar qué. Me eliminarán… No hay forma de esconderme. Incluso si muero… no es nada más que la pérdida de una herramienta. Mis camaradas van a matar… te. El resultado final será el mismo. Acostada boca arriba, continuó hablando de forma resignada. —Al final, fue justo como dijo Dark Stalker… —¿Qué dijiste…? —En la organización… Sólo Dark Stalker te veía cómo una amenaza increíble… Tiene un buen concepto tuyo. Dijo que eras… un genio en el combate. Además… él quiere luchar otra vez contigo… Así que tuvo una discusión con los de arriba… —… Rentaro se sorprendió al escuchar que el impertinente de Yuuga en realidad lo elogiaba mucho. Después de todo, Mitsugi Yuuga era el enemigo más fuerte. En ese momento, Rentaro notó que el dobladillo del vestido de Hummingbird se había alzado, dejando al descubierto su pierna pálida. Rentaro no pudo evitar mirarlo fijamente, sin habla. Y pensar que había una estrella en su pierna... Dibujada en la estrella, había un ala emplumada. Era el mismo símbolo que estaba en la fotografía de los órganos internos del Gastrea muerto. —Hey, ¿qué es esto? ¿Qué representa este pentagrama? Rentaro preguntó frenéticamente, pero Hummingbird sólo sonrió y dijo. —En el interior… de mi peluche… Mira por ti mismo. A pesar de sus sospechas, Rentaro permaneció en silencio. El vientre del oso de peluche estaba abultado. El interior probablemente se rellenaba con armas o cosas similares. Llegando allí, trató de sacar el contenido pero no pudo debido al tamaño. La piel del oso de peluche se sentía agradable, pero en el interior había un objeto bastante grande y rústico como para que ser sacado fácilmente. ''¿Qué es?'' Impaciente, Rentaro simplemente destruyó la parte superior del juguete de peluche. Mientras el algodón volaba, el contenido fue expuesto. Viendo lo que había adentro, Rentaro no pudo evitar agitarse. El vientre del oso estaba lleno de plástico y cables. En el centro, había un contador digital. Treinta segundos corrían en una cuenta regresiva. Tan pronto como notó lo que significaba el cronometro de plástico, Rentaro sintió que se le helaba la sangre. Hummingbird sonrió dolorosamente. —Mis… latidos del corazón, una vez que se debilitan, una bomba se inicia automáticamente. El ascensor se detuvo, tienes la pierna lesionada. Tratar de escapar… es imposible. Ahora cuenta como un empate… —¡Maldita sea! Rentaro corrió hacia las puertas del ascensor, tratando de abrirlas, pero ni siquiera se movieron. A pesar de tener lesionada su pierna, trató cuidadosamente de saltar sobre el techo, pero el dolor producido por la bala no le permitió hacerlo. Sólo quedaban veinte segundos de la cuenta regresiva. De repente, un intenso ruido acompañado de un temblor se escuchó arriba, agitando su visión, por lo que perdió el equilibrio. Inmediatamente, Rentaro notó que algo más había aterrizado sobre el ascensor. En el techo, lo que vio fue… Rentaro y Hummingbird hicieron expresiones sorprendidas. Especialmente Hummingbird, que gritó torpemente. —¿No habías muerto ya…? La respuesta a su pregunta fue una bala. Acompañada de un disparo nítido, la cabeza de Hummingbird expulsó sangre y se desplomó contra la pared. —Adiós, princesa hermosa. Una voz helada vino desde el techo. —¡Hotaru! La figura de arriba era muy pequeña. Era Koro Hotaru, cuyos ojos parecían congelados. —Tú… Hummingbird dijo que estabas muerta… Entonces, sacudiendo la cabeza, Rentaro decidió que no era el momento de discutir sobre eso, mirando el temporizador de la bomba, comprobó cuanto tiempo quedaba. Siete segundos. —¡Hotaru! ¡Hay una bomba aquí! —¡Dame tú mano! Rentaro extendió su brazo, sintiendo una fuerza que casi dislocó su hombro, mientras todo su cuerpo salía por el hueco del ascensor. Su visión se oscureció al instante. Podía escuchar el sonido de cables rechinando en algún lugar, haciendo eco en sus tímpanos. —¡Agarra los cables de acero! Cuatro segundos. Hotaru disparó su arma en varias ocasiones, destruyendo todos los frenos de emergencia que mantenían estancado el ascensor. Tres segundos. Sacando un cuchillo, utilizó la fuerza en sus brazos para cortar todos los cables de acero a excepción del que ellos se aferraban. … Dos segundos. Sosteniendo firmemente el cable de acero con su mano izquierda, levantó la pierna y pisó con fuerza el ascensor. Un segundo... Excediendo el límite de peso, el ascensor finalmente se separó de los cables, cayendo hacia abajo tan rápido como un meteoro. El cable al que Hotaru y Rentaro se aferraban comenzó a ascender rápidamente. Ambos se aferraron desesperadamente al cable que parecía a punto de partirse en pedazos. Mientras Rentaro miraba hacia abajo, el ascensor caía produciendo chispas en los rieles, mientras el contrapeso caía con un ruido sordo. Entonces… la bomba finalmente explotó. Una onda de choque abrasadora vino desde abajo, haciendo difícil que Rentaro mantuviera los ojos abiertos. Su visión se sacudió violentamente. Suspendidos en el aire, aferrándose a un cable, Hotaru y Rentaro eran como un pequeño bote azotado por una fuerte tormenta. Entonces, después de la onda de choque, un infierno de llamas y escombros subió por el hueco del ascensor. Una lengua de fuego acarició los pies de Hotaru y Rentaro. Por suerte, se detuvieron una vez alcanzaron esa altura. La columna de fuego pareció chasquear la lengua como si estuviera frustrada. Entonces, rápidamente descendió por el ascensor. Hotaru y Rentaro respiraron agitados al mismo tiempo. Mirando de cerca los ojos del otro involuntariamente, Rentaro notó que los ojos de Hotaru se abrieron por la sorpresa, le pareciendo muy lindos. Pero por alguna razón, parecía como si a Hotaru pensara que era muy vergonzoso que su expresión fuera vista por los demás, por lo que rápidamente desvió su mirada. «Vamos a subir», diciendo eso, sostuvo el brazo de Rentaro y rápidamente subió por el cable. Finalmente llegaron a la sala de mantenimiento del ascensor en el quinto piso. El sol estaba emitiendo una intensa luz roja. Estaba a punto de ocultarse. Con ambos rostros siendo bañados por el sol, Rentaro notó que la ropa en el torso de Hotaru estaba rasgada y llena de sangre, incluso más roja que el sol poniente. —¿Fuiste apuñalada con un cuchillo? —La herida ya se sanó. —Ya se sanó… Parecía una puñalada en el corazón, pero los rastros de la herida eran muy débiles. No… Rentaro negó con la cabeza. Antes de morir, Hummingbird había dicho: «¿No habías muerto ya…?». Una asesina como ella no debió haber sido engañada por una muerte fingida. —Hotaru, ¿qué tipo de genes Gastrea tienes exactamente? Hotaru se quedó en silencio por un largo tiempo mirando a Rentaro, antes de tomar la decisión definitiva de no ocultarlo más. De mala gana, asintió levemente con la cabeza y murmuro: —De un tipo de gusano plano llamado Dugesia Japónica. —Dugesia japónica… Por supuesto, Rentaro sabía que las criaturas clasificadas como planarias poseían una increíble capacidad de regeneración. Eran animales pequeños que podían soportar semanas de inanición. Eran bastante famosos como ejemplo de regeneración en la que dos mitades cortadas por la mitad se convertían literalmente en dos cuerpos enteros. Según se sabía, eran utilizados frecuentemente para experimentos de regeneración. —Por lo que tu capacidad es… —En pocas palabras, regeneración mejorada. Incluso después de recibir un daño que podría causarle la muerte instantánea a una Iniciadora ordinaria, puedo curar mis heridas y resucitar. Este tipo de regeneración mejorada puede superar incluso los efectos inhibidores del Varanium. Rentaro se impresionó una vez más por las maravillas de la vida, suspirando emocionalmente. En el pasado, Rentaro había presenciado dos casos que podrían llamarse súper-regeneración. El primero no fue otro más que sí mismo. Durante la batalla contra Hiruko Kagetane, se inyectó la droga experimental AGV y apenas fue capaz de continuar sin heridas mortales. Sin embargo, se decía que la probabilidad de que un humano se convirtiera en un Gastrea al usar la droga era de un veinte por ciento, lo que le daba un efecto secundario muy peligroso, similar a jugar con una ruleta rusa. Fue casi un milagro que Rentaro no se hubiera convertido en Gastrea después de inyectarse cinco jeringas. Sin embargo, eso en realidad no contaba como algo practico. El segundo caso, fue el descomunal jefe enemigo: Aldebarán. Durante la Tercera Batalla de Kanto —un recuerdo todavía vivo en su mente—, este ser también poseía una capacidad similar. Usando el poder de fuego masivo de la bomba EP desarrollado por Shiba Heavy Industries, apenas lograron volarlo sin dejar rastro. Fue una batalla atroz e intensa. —¿Por qué tienes que esconder una habilidad tan poderosa? Hotaru negó con la cabeza sin poder hacer nada. —No es tan poderosa como piensas… La estructura de un ser humano es mucho más compleja que la de una planaria. Por eso hay limitaciones en la regeneración. Por ejemplo, si salpican gasolina durante la muerte y la encienden, o la cabeza es separada, la regeneración no es posible. Además, al borde de la muerte, siempre estoy a merced del enemigo, sin importar qué hagan con mi cuerpo. Por ese motivo, mi oponente no pudo saber sobre mi capacidad y tengo muchas limitaciones para usarlo. En cuanto a por qué lo mantuve en secreto, fue porque tuve miedo de que lo revelaras después de ser torturado. Ya veo... eso tiene sentido. En una batalla entre Iniciadoras, en función de habilidades, ser asesinado de un golpe era definitivamente posible. Si el enemigo estaba bien informado, podría idear contramedidas contra ellos, por lo que muchas habilidades de las Iniciadoras se mantenían en secreto como cuestión de principios. —Ahora entiendo. Pensé que era porque me odiabas. —Por supuesto… esa era también una de mis razones. —… —¿Qué Sucede? Rentaro rascó su cabeza para cambiar su estado de ánimo, entonces, se quitó la chaqueta de su uniforme y se la lanzó a Hotaru. —Ponte esto. Tu ropa esta toda cubierta de sangre. Vas a asustar a muchas personas si sales caminando así por la calle. Hotaru acercó la chaqueta a su nariz y luego la olió, tensando de inmediato su cuerpo. —Huele muy mal, el sudor de los hombres huele muy mal… —Devuélvemela entonces. —Pero en este punto, no puede evitarse. Voy a tener que conformarme. Rentaro chasqueó la lengua. Esta chica es muy molesta. —G–Gracias… —¿Qué dijiste? —Nada. Vámonos, Rentaro. Probablemente debido a que estaba bajo el sol, su rostro estaba ligeramente enrojecido. Mientras Hotaru caminaba delante por su cuenta, Rentaro gritó «Espera», haciendo que volteara hacia atrás. Silenciosamente, Rentaro señaló su pierna izquierda, donde la bala lo había golpeado. —Préstame tu hombro. Hotaru lo miró en silencio durante un tiempo antes de que finalmente se acercase a él. Sin importar cuánta vergüenza sintiera por dentro, Rentaro se veía obligado a aceptar la ayuda de la chica. A pesar de su actitud fría y por alguna razón, el contacto corporal con Hotaru se sentía muy cálido. Ninguno de los dos tenía la intención de tomar el ascensor. Llegaron a la entrada principal caminando por las escaleras. El frente del edificio, estaba lleno de una gran multitud. Sólo sería cuestión de tiempo hasta que la policía llegara. Ya que no estaba seguro de que un peatón pudiera reconocer su rostro, Rentaro bajó la cabeza y fingió despreocupación mientras Hotaru tiraba de él. Hotaru vio un taxi con su aguda visión y lo llamó. Tomando la iniciativa, le dio la dirección del apartamento que servía como escondite. El conductor de mediana edad miró el aspecto trágico de Hotaru y Rentaro, sorprendiéndose por un instante, pero suprimió rápidamente su vacilación debido a su profesionalismo como conductor, girando lentamente el volante para empezar a conducir. Las sirenas de policía se escucharon a distancia, mientras un gran número de patrullas pasaban junto a ellos. Antes de que los coches de policía pasaran, Hotaru y Rentaro bajaron rápidamente la cabeza para evitar que reconocieran sus rostros, probablemente debido al efecto ''Doppler'', las sirenas se escucharon fuera de tono y de forma cómica. Con miedo, Rentaro miró por la ventana trasera para ver a los policías rodeando el edificio en el que habían estado antes. Eso estuvo muy cerca. Rentarō sintió que todas las energías de su cuerpo se tensaron cuando se relajó. Justo en ese momento, vio la mirada del conductor a través del retrovisor. El conductor hizo una expresión de «Oh ya veo», y luego apartó su mirada como si hubiera visto accidentalmente un momento de intimidad entre un hombre y una mujer. Esa reacción causó que los pelos de la nunca de Rentarō se erizaran violentamente. La expresión del conductor era la de alguien que acababa de reconocer un rostro de un recuerdo borroso. Aparte de eso, el conductor había desviado la mirada, consciente del peligro. ''¿Qué está pasando exactamente...?'' Naturalmente, debió haber descubierto que su rostro era idéntico al del fugitivo en las noticias. De lo contrario, ¿por qué haría una expresión tan incómoda después de ver el rostro Rentaro? Cuando Hotaru subió al taxi, le había dado la dirección de su escondite sin dudarlo. Sería demasiado optimista suponer que el conductor no cumpliría sus deberes cívicos y evitaría informarle a la policía después de que ambos se bajaran. No, tal vez el conductor sólo estaba fingiendo conducir hacia su destino, pero en realidad se dirigía a una estación de policía. Si eso era cierto, realmente sería el fin. Encontrándose con un semáforo en rojo, el coche se detuvo en silencio. Probablemente sintiendo la tensión en el aire, Hotaru observó el desarrollo de la situación. El conductor también notó que sus pensamientos habían sido descubiertos por sus pasajeros. La tensión estaba en un punto en el que parecía que fuera a explotar con el más ligero toque. El semáforo cambió a verde finalmente. El conductor pisó el acelerador. La inercia los movió de sus asientos ligeramente. —Disculpe joven… Rentaro tensó todo su cuerpo, como si hubiera escuchado una sentencia a muerte. El conductor continuó: —¿Podría escucharme un momento? Aunque actualmente tengo este trabajo, hace un mes estaba tratando de alistarme en las Fuerzas de Autodefensa a pesar de mi avanzada edad. Sabes que durante la Tercera Batalla de Kanto, los estándares para unirse al JSDF disminuyeron un poco, ¿no? En aquel entonces, estaba pensando que debía renunciar a mi trabajo de conductor para proteger al Área de Tokio. Que escoger un arma era la elección correcta… Diciendo eso, el conductor se detuvo de repente. —¿Y luego? —Rentaro preguntó calmadamente. Agrrando el volante con tanta fuerza, el conductor continuó con tristeza: —Al final, no sirvió de nada. Fue demasiado aterrador. Perdí a mi esposa e hijos durante la guerra de hace diez años, por lo que originalmente pensé que no tenía nada más que perder. Pero el destino quiso que me volviera a casar con una viuda que había experimentado lo mismo. Aunque nuestras vidas son muy sencillas y modestas, cada día lo vivimos muy felices… Por lo que no pude decidirme en aceptar la posibilidad de perderlo todo de nuevo. Si realmente tenía que morir, sería mejor morir junto a ella. —Es una reacción natural… No tiene que entristecerse por ello. El taxi entró en un túnel. Dentro del túnel, había luces separadas regularmente por espacios para iluminar la carretera. Cada vez que pasaban cerca de una de ellas, el rostro del conductor se iluminaba débilmente. —Joven Promotor, ¿cómo es su familia? A juzgar por el tono de su voz, el conductor ya no dudaba de la identidad de Rentaro. Él pensó en una historia para satisfacer las expectativas del conductor, pero lo negó inmediatamente con la cabeza. Si no era honesto ahora, sólo le dejaría una sensación desagradable. —Todos murieron… —¿No tenías miedo de enfrentarte a Aldebarán…? —Tenía mucho miedo… Hotaru lo miró con los labios ligeramente entreabiertos. —Es mejor no experimentar algo así… Después de todo, en comparación con el esfuerzo que pones en eso, sólo terminas recibiendo un insignificante «gracias». —¿Entonces por qué? Rentaro pensó por un momento antes de responder. —No lo sé. En ese momento era el único capaz de hacerlo. Fue por eso que… —Ya veo… Entonces, todos en el taxi quedaron en silencio. Sintiéndose inquieto, Rentaro se preguntó si había decepcionado al conductor. Ya que estaba incomodo, movió su cintura para acomodar su posición. Sin embargo, el conductor finalmente soltó un comentario de duda. —Tal vez ese siempre sea el caso para los «Héroes». El conductor sonrió por el retrovisor. —Tranquilo. Recientemente, mi memoria se ha deteriorado. Después de llegar a su destino, voy a olvidar por completo que tomé algún pasajero. —¿En serio…? Gracias, eso será de gran ayuda. Sin saber qué decir, Rentaro se quedó en silencio. La otra persona dejó de hacer preguntas. Un ambiente cálido comenzó a fluir dentro del coche. Rentaro cerró los ojos. No era ni un héroe ni un salvador. Esa percepción de sí mismo no había cambiado en lo absoluto. Sin embargo, si sus acciones podrían traer alguna contribución a las sonrisas y a la felicidad de los demás, entonces tal vez podrían tener algún sentido. La situación no había mejorado nada. Enju aún estaba bajo la administración de la IISO. Tina estaba encerrada en un centro de detención. Kisara incluso estaba siendo engañada y explotada por Hitsuma. Tan pronto como pensó en cómo Hitsuma traicionaba la confianza de Kisara, Rentaro sintió que su ira aumentaba. Sin embargo, no podía precipitarse al MPD y dispararle. Eso sólo aumentaría sus crímenes. Ahora mismo, lo único que podía hacer era investigar el caso de Suibara, y entregar las pruebas para revelar el verdadero rostro de Hitsuma, permitiéndole así revertir la situación. Había derrotado con éxito a Hummingbird. Ella era, sin lugar a dudas, la que asesinó a Hobara Kenji. A juzgar por la certeza con que le había disparado en el hotel de la plaza, el que había matado a Hubara era Dark Stalker. Por proceso de eliminación, dejaba a una persona desconocida, la que había matado a Takamura Saya. Quedaban dos asesinos más. De hecho, Rentaro creía que Dark Stalker era el único del que debía preocuparse. Después de la batalla contra Hummingbird, Rentaro notó que a pesar de que era un enemigo formidable, no iba hasta el punto de que fuera imposible ganar. Pero ese tipo… Mitsugi Yuuga. Tarde o temprano, Rentaro debía luchar contra él. La rabia recorrió todo su cuerpo. Desde el interior del coche, Rentaro miró al enemigo que se encontraba en algún lugar de la vasta Área de Tokio.
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