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Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 2.2
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==4== —Ii-chan, has vuelto. —Kunagisa estaba sentada en su cama, su cuerpo envuelto en un albornoz blanco puro. Hikari-san estaba en el sofá. Viendo que ya había regresado dejó escapar un suspiro de alivio. Intentar mantener una conversación con Kunagisa recién salida de la ducha no era algo fácil para un principiante, así que sabía cómo se sentía Hikari-san. —Ii-chan, mira, me he lavado el pelo. Felicítame, felicítame. —Es muy bonito. Su pelo se había convertido en un precioso azul cobalto. «No es fácil poseer genes recesivos» solía decir. —¿Te vas a dar un baño tú también, Ii-chan? Puede que te venga alguna buena idea mientras estás dentro, ya sabes, como Arquímedes. Y después correr desnudo por toda la mansión, igual que él. —Eso sería… algo problemático. —dijo Hikari-san con toda seriedad. Parecía como si pensara que de verdad lo iba a hacer. No tenía ninguna intención en convertirme en el rarito de la mansión—. Pero Arquímedes era realmente una persona extraña, ¿no es así? Todos los genios lo son, ¿no? —dijo Hikari-san pensativamente. Me pregunto quién de los residentes de la mansión se estaba imaginando. Podría ser cualquiera. —El nudismo no era tan insólito en aquella época, Hikari-san. No creo que fuese particularmente extraño. —Sabes mucho, Ii-chan. —Sí, lo sé. Así que, Hikari-san, ¿qué era lo que necesitabas? —Oh, cierto. La señora de la casa me ha mandado a investigar qué pasa con Kunagisa-san. Era desde luego una chica honesta. Le dije que no servía de nada que nos dijese que eso era lo que venía a hacer. Se rio avergonzadamente. —Lo sé. Akari es mucho mejor que yo en estos asuntos, pero ella pasará la noche fuera de la isla. No volverá hasta mañana por la mañana. —Fue a llamar a ese detective, ¿verdad? —Estaba algo interesado así que me tomé la libertad de preguntar. —Dime, ¿cómo es él? Juzgando por tu forma de hablar suena como si ya lo hubieses conocido antes. ¿Lo conoces bien? —Sí, supongo. Aikawa-san nos ayudó una vez. Hubo un incidente y, bueno… —Poco a poco se fue callando. No parecía como si fuese un secreto, pero quizás era una conversación algo incómoda. —Esto… un incidente, ¿eh? ¿En esta isla? —Sí. Esto ocurrió justo después de que la señora hubiese sido enviada aquí, y antes de que se convirtiese en este tipo de "circo". Así que llamamos a Aikawa-san y, bueno, el caso se solucionó casi de inmediato. —dijo Hikari-san emocionada—. Aikawa-san tiene un temperamento bastante fuerte, sabes. Es cínico y emocional, como si el mundo entero fuese su enemigo. Creo que el éxito de Aikawa-san resolviendo casos proviene solamente de la ira. —¿Qué? Parecía estar escogiendo sus palabras con precaución a medida que hablaba, pero no muy acertadamente. No era capaz de ensamblar una imagen concreta de esta persona. —¿Alguien muy temperamental? —Bueno, es más como si Aikawa-san estuviese en un estado de ira perpetuo. Incluso si ves un atisbo de sonrisa siempre existe ese aire de hostilidad, y… Lo siento, es difícil de describir. De todas formas, es como si Aikawa-san le guardase rencor al mundo entero. Ya veo —dije, aunque sin entenderlo—. Pero todos los detectives de los que he leído en novelas de misterio son tan fríos y reservados. Siempre están diciendo cosas como «¿No te has dado cuenta de eso?» Podrías remplazar el ochenta por ciento del diálogo por «¿Qué eres, estúpido?» y aun así tendría sentido. Pero basándose en los que estás diciendo, este Aikawa-san suena como si fuese un defensor de la justicia impulsivo sin ningún tipo de tolerancia con los criminales. —Oh, bueno, no es así exactamente. No es que no tolere a los criminales, es que no tolera al mundo entero. Sabes, siempre dice cosas como «Este mundo podría ser mucho mejor, ¿Por qué estáis perdiendo el tiempo, inútiles?» Sí que era impulsivo. Un tipo de persona poco habitual en estos tiempos. Era un contraste bastante importante respecto a mí y mi impreciso y pasivo balbuceo, tanto que era casi hermoso. —Pero a pesar de toda la ira y mal humor, no le frustra la vagancia de los demás, así que Aikawa-san simplemente muestra una sonrisa cínica. Quizás sabes de lo que hablo. Resumiendo, es un contraste importante respecto a ti y a Kunagisa-san. Hikari-san parecía estar encantada describiendo a este detective. Como si estuviese alardeando de un amigo íntimo o algo parecido. O más bien como un héroe. Era igual que cuando Iria-san lo estaba describiendo. —¿Es eso cierto? Bueno, esa es probablemente la mejor forma de ser —dije, solo por intentar continuar con la conversación—. ¿Crees que Aikawa-san es de confianza? —Sí, por supuesto. —Eso es un alivio. Incluso si no podemos descubrir el misterio en los próximos seis días tenemos a un salvador de reserva. —Bueno, no vendas la piel del oso antes de cazarlo. —Soy precavido. O quizás es que soy cobarde. Es algo bueno de todas formas, supongo. —¿Algo bueno? —Me dirigió una mirada confusa—. Sabes, esto puede resultar extraño viniendo de mí, ¿pero como puede estar todo el mundo tan tranquilo en una situación como esta? —Bueno, es una pregunta complicada. —Lo siento. Pero sabes, es como, incluso aunque alguien ha sido asesinado, todo el mundo es tan… ¿qué puedo decir…? —Quizás están habituados a ello. Al menos ese era mi caso. Pensándolo, no sabía la diferencia entre "habituado" e "insensible". —Ya, pero Shinya-chan y Yayoi-chan parecían haber reaccionado bastante naturalmente —dijo Kunagisa. —Eso es cierto, pero oye, Hikari-san, tú y tus hermanas parecéis bastante tranquilas también. ¿Qué me dices de eso? —Bueno, hemos sido entrenadas para mantener la compostura. —Sonaba un poco triste diciendo eso. Sus veintisiete años de vida no debían haber sido un camino de rosas. —Oh, cierto —dijo, rompiendo el incómodo silencio con un chasquido de dedos—. La señora me dijo que me asegurase de preguntaros esto. Antes mencionaste algo sobre entender tanto que no entendías, ¿verdad? Pero sí que debes sabes algo, ¿verdad? Acerca del espacio encerrado por un río de pintura. Vaya… Esta "señora" debía ser más aguda de lo que parecía. —No es nada de lo que alardear. Cualquier fan de las novelas de misterio hubiese sido capaz de resolverlo fácilmente. Pero sabes, cuando un misterio como este aparece en la vida real resulta ser bastante desconcertante. Supongo que la respuesta queda un poco cubierta por el olor de la sangre y el sabor de la muerte. -Ja ja ja, que raro eres Ii-chan —se rio Kunagisa. Era una risa inocente y vulnerable. La cabeza me daba vueltas. ¿Quería ser elegido? ¿Por ella? Mi repentino silencio hizo aparecer una mirada curiosa en Hikari-san, pero enseguida se giró hacia Kunagisa. —Esto, ¿Tomo-san? Si tú lo sabes, me gustaría que me lo contases. —Claro, por qué no. Tomó bastante precisarlo pero al fin me he dado cuenta. —Kunagisa asintió—. Esto, ¿por dónde debería empezar? —Esto, antes de nada, si no te importa… ¿Podrías decirme lo que querías decir antes? Sobre saber tanto que no lo sabes. —Es como la diferencia entre de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo —intervine, desconfiando de la habilidad de Kunagisa para explicarlo. —Como, por ejemplo, si esa mesa fuese una caja de arena y quisieses hacer un montón de arena lo más alto posible. ¿Qué es lo que harías? —Empezar por los lados y juntar la arena para hacer una montaña. —Cierto. Lo mismo que yo. Pero Kunagisa no haría eso. Ella cogería un puñado de arena y lo echaría en la mesa. La montaña resultante sería la misma que la tuya y la mía. Tú y yo fabricaríamos el producto final gradualmente, poco a poco. Kunagisa lo echa todo junto. Así es como procesa su mente. Verdad, ¿Tomo? —No sigo tu analogía. Vaya sorpresa. Pero Hikari-san si parecía haberme seguido y asintió todo el rato. —De acuerdo, ¿entonces me dirás el secreto detrás de esa pintura? —Claro, si respondes a una pregunta, Hikari-chan. Hikari-san la miró inexpresivamente, como si no entendiese la pregunta. Kunagisa, sin darle importancia, se giró hacia su ordenador. Señaló la pantalla del ordenador que estuve usando. —Vale, primero revisemos la escena del crimen. Tachán. El estudio. Utilizó un programa fotográfico para mostrar todas las imágenes. La corriente color marfil que parecía el río Sanzu. El cuerpo sin cabeza al otro lado. Eran imágenes que refrescaban las memorias de esta mañana. Ignorando esos detalles Kunagisa comenzó con su explicación. —El enigma principal es el río de pintura. El terremoto sucedió a la una de la mañana, lo que causó la caída de la estantería y resultó en lo que estás viendo ahora mismo. Hasta ahí todo claro. El río es demasiado ancho para saltar. Si suponemos que el asesinato sucedió después del terremoto, la forma de la que entró el asesino es un misterio. O por lo menos, la forma en la que salió. ¿Lo vas entendiendo? —De momento sí. —En este momento, es fácil atribuirle el crimen al monstruo Ashinaga Tenaga, pero la respuesta no es tan simple. Hikari-san se rio de una forma bastante extraña. O bien no sabía quién era Ashinaga Tenaga o simplemente su risa era así de extraña. —Así que estás forzado a pensar que el asesinato ocurrió antes del terremoto. Si ese fuera el caso, sería fácil para el asesino entrar y salir. Sin huellas, sin caminos bloqueados. En cuyo caso, es lógico pensar que Akane-san debería ser el asesino, dado que es la única que no tiene coartada. Pero ahí es donde entra el testimonio de Shinya-san. Él confirmó que escuchó la voz de Kanami-san cuando llamó "después" del asesinato. Esto significa que Kanami-san debía estar viva después del terremoto, por lo menos durante unos minutos. Así que dime, Hikari-san, ¿Qué piensas sobre ello? —Bueno, yo, esto… —Inclinó la cabeza hacia un lado. Era bastante adorable—. Supongo que el asesino debió entrar por la ventana. Es la única forma. Pero la ventana estaba cerrada, así que… —Por la ventana, ¿eh? Existe esa posibilidad. El vidrio está químicamente más cerca de un líquido que de un sólido después de todo, así que un pestillo no sirve de mucho. O también pudo haber excavado un túnel. Sí claro. —Bueno, a estas alturas ya debes haberlo descubierto, ¿verdad Kunagisa? —Ni de lejos. —Se trata de una falacia post hoc, Hikari-san —dije tratando de rescatarla. Me estuve aguantando un buen rato porque estaba adorable con esa expresión de confusión, pero en el fondo no pude evitar sentirme mal por ella. Kunagisa asintió. —Eso. Post hoc ergo propter hoc. Traducido, una relación causa-efecto incorrecta. Se refiere a una mala interpretación de las reglas del silogismo. Ya sabes, falsas suposiciones. El mundo no está ordenado tan pulcramente. —No entiendo el latín. —Bueno, pero sabías que era latín. —Eso es porque dijiste ergo. Cogito ergo sum, eh. Hikari-san era más lista de lo que aparentaba. —Por ejemplo, imagina que tengo una moneda de cien yenes y digo "va a salir cara". Lo dije, ¿de acuerdo? Entonces lanzo la moneda. Bien, salió cara. ¿Qué pensarías? Pensaría que es una coincidencia, ¿verdad? Es normal. Pero algunas personas no lo entienden. Creerían que dije que sacaría cara y salió cara, por lo cual debo de tener algún tipo de poder que me permita controlar la moneda. Para que conste, la moneda estaba trucada. —Bebí algo de alcohol y mi resfriado desapareció, por lo tanto el alcohol cura los resfriados. Encendí mi ordenador y alguien vino a visitarme, por lo tanto los ordenadores atraen a la gente. Un hombre miró a una mujer y ella resultó estar mirando en su dirección, por lo tanto ella debe de estar interesada en él. Un pez gato estaba bailando y ocurrió un terremoto, por lo que el terremoto debió ser culpa del pez. Nada de eso tiene lógica, ¿verdad Hikari-chan? En otras palabras, solo porque B sucedió después de A no quiere decir que A y B tengan una relación causa-efecto. La secuencia y la coordinación de dos efectos no es sinónimo de causa y efecto. Así que pensemos en el tema de esta forma. Hubo un terremoto y después se formó un río de pintura, por lo tanto el terremoto causó el río de pintura. ¿Cierto? —Oh. Oh. Eso mismo. Por fin se dio cuenta. —¿Así que el río no se produjo como consecuencia del terremoto? —Bueno, la estantería probablemente se cayese por culpa del terremoto. Y probablemente se derramó algo de pintura. Incluso Kanami-san lo dijo por el teléfono. Pero dudo mucho que produjese que tanta cantidad de pintura se esparciese por todos lados. Las latas de pintura probablemente rodaron un poco y dejaron caer un par de gotas. Si lo piensas bien, las tapas de esas latas son bastante duras, así que no es fácil que solo por caerse saltasen por todos lados de esa forma. Pero incluso si solo fuese un poco, Kanami-san estaba en silla de ruedas por lo que era imposible para ella abandonar el estudio. —Oh, ya veo donde queréis llegar. —dijo Hikari-san—. Eso tiene sentido. Entonces el asesino se coló en la habitación y la asesinó. Después, arrojó la pintura al suelo a propósito, poco a poco. Si lo haces poco a poco puedes formar un río tan grande sin dejar huellas. Parecía estar imaginando al asesino andando por la habitación con una lata de pintura en la mano a medida que hablaba. Eso es. Todos habíamos supuesto que el terremoto era la causa del río de pintura. Pero en realidad no hizo falta un desastre a gran escala o un gran artista para hacer algo como eso. Podía haberlo hecho cualquier principiante. No hacía falta talento artístico. Era un trabajo exigente, todo había que decirlo. —Pero, ¿por qué haría algo así el asesino? —Probablemente para hacernos creer que sucedió como consecuencia del terremoto. —dije—. No debían saber que Kanami-san había hablado con Shinya-san por teléfono. Así que pensaron que haciendo el río la gente asumiría naturalmente que había sido a causa del terremoto. —Así que esto significa que... —Sí, significa que —dije dando una palmada y extendiendo mis brazos después— la lista de sospechosos se ha incrementado muchísimo. Solo había cuatro personas que tenían coartada después del terremoto: Iria-san y Rei-san, y después Maki-san y Shinya-san. Todos los demás ya no estaban libres de sospecha. —Entonces no tienes sentido dejar encerrada a Sonoyama-san, ¿verdad? —dijo Hikari-san con alegría—. Quiero decir, ya no es la única sospechosa, ¿verdad? Debía sentirse muy culpable por como habíamos tratado a Akane-san. Parecía que se tomaba las cosas de forma bastante emotiva. Contrastaba bastante con el pensamiento racional de Akane Sonoyama. Así que decidí decírselo. —Akane-san ya sabía lo del truco de la pintura. Solo pretende hacer como que no lo sabe. —¿Por qué? —dijo Hikari-san, que parecía realmente atónita—. ¿No es extraño? ¿Por qué haría algo así? —Probablemente para preservar la seguridad de la situación a la que hemos llegado. Su cerebro piensa en todo, la verdad. Para crear las mejores circunstancias posibles para todos los demás no tuvo ningún reparo en ponerse a sí misma en las peores posibles. Era una forma de pensar casi inhumana, aunque ciertamente admirable. —Así que debemos mantener esto en secreto, ¿eh? —Sí. El asesino todavía sigue sin aparecer así que creo que no sería conveniente desestabilizar la situación. Aunque supongo que Iria-san tiene derecho a saberlo. En cuanto a eso puedes hacer lo que quieras. No voy a ser un obstáculo en ese sentido. Hikari-san dejó escapar un quejido. —Pero es que es tan… Quiero decir, todo esto de que el río no fuese consecuencia del terremoto es tan… simple. Tanto que debería haberse descubierto hace mucho. —Ya, yo tampoco me lo podía creer. Pero ya sabes, cualquier truco parece simple una vez que lo descubres. A estas alturas he visto muchos trucos aún más estúpidos. —¿Pero quién podría haber pensado un truco así después del terremoto? —todavía seguía sin creérselo—. Quiero decir, ¿qué posibilidades había de que se produjese un terremoto? Todo esto parece demasiada coincidencia. —Bueno, todo esto nos lleva a la ley de los grandes números, Hikari-chan. —Quiere decir que todo parece una increíble coincidencia, pero cuando te paras a pensarlo un poco no es tan increíble después de todo. Digamos, por ejemplo, que ves a alguien ganar la lotería. ¿No pensarías que es increíble? Tendrías más posibilidades de encontrar una lágrima en el océano que de que te tocase la lotería. Pero si lo piensas, eso solo es cierto si la persona a la que le tocó solo compró un boleto. Prácticamente nadie que juegue a la lotería compra un solo boleto, una única vez. Si tienes un grupo de 23 personas hay un 50% de posibilidades de que dos de ellos hayan nacido el mismo día. Y aun así parece increíble, ¿verdad? Esa es la ley de los grandes números. El terremoto ocurrió hoy, pero no hubiese sucedido nada si hubiese sido mañana. Además, es probable que el asesino tuviese otros trucos preparados sin contar el terremoto. Seguramente habían considerado varias ideas. Es el mismo concepto. —¿Quieres decir varios caminos para llegar al mismo fin? —Eso, eso, lo has cogido. Y todo nos lleva al malentendido de la causa y efecto —dijo Kunagisa golpeando con el dedo la frente de Hikari-san—. Y ahora, Hikari-chan, es hora de mi pregunta. —Oh, es cierto. Hicimos un trato —se acomodó y asintió—. Adelante, pregúntame lo que quieras. —¿Por qué está Iria-chan aquí? Fue una pregunta que hizo cambiar el ambiente por completo. Aquí. La isla. Karasunonureba. ¿Por qué estaba Iria Akagami aquí? En un instante, el habitual semblante alegre de Hikari-san se rigidizó por completo. Estaba claramente temblando. No era confusión sino puro y simple miedo. ¿De verdad era tan terrible? —Esto, eh, bueno… —su voz temblaba incapaz de hilar dos palabras seguidas—. Bueno, esto, pues… —¿No puedes responder? —Esa pregunta, solo esa, por favor, no me la hagas, Tomo-san —inclinó la cabeza de forma que parecía que iba a colapsar. Su cuerpo parecía sin vida y a punto de desmayarse—. Contestaré cualquier cosa, pero es no. Hikari-san tenía un aspecto lamentable. Parecíamos el diablo tratando de hacer algo perverso. Entréganos tu alma. Tu objeto más preciado ahora nos pertenece. Vaya tontería más grande. —No, está bien, no nos importa —dije inmiscuyéndome en la conversación—. ¿Verdad, Tomo? —Sí, no hace falta que te fuerces —para ser tan egoísta Kunagisa estaba siendo sorprendentemente comprensiva—. Lo siento, Hikari-chan. —No, yo también lo siento. Solo me estabas haciendo una pregunta. Hikari-san se puso en pie. —Siento haberos molestado —se dirigió hacia la puerta pero se detuvo y miró hacia atrás—. Oh, por cierto —sonaba como el detective Colombo o alguien así, excepto que era mucho más bonita, así que daba miedo. Incluso estaba sonriendo—. Esto no tiene nada que ver con la señora. Estoy preguntando esto personalmente… ¿de verdad creéis que Himena-san tiene poderes especiales? ¿Lo creíamos? ¿Que Maki-san tenía un sexto sentido? La habilidad de saberlo todo. Después de pensarlo un momento, contesté. —Ahora mismo, no hay razón para no hacerlo. —No me importa si los tiene o no —saltó Kunagisa. —Oh, ya, probablemente tienes razón —Hikari-san asintió convencida y abandonó la habitación. Mis ojos permanecieron en la puerta un tiempo mientras pensaba en la bizarra reacción a nuestra pregunta sobre Iria-san. —Bueno, da igual. Probablemente no tenía nada que ver con este incidente. Parecía poco probable que el exilio de Iria-san en esta isla tuviese alguna influencia en la muerte de Kanami-san. En ese momento la estación de trabajo de Kunagisa emitió un extraño sonido, boyoyon boyoyonnn. Eché un vistazo y comprobé que Kunagisa se había puesto a hacer algo en ella otra vez. —¿Qué pasa? —Correo, tengo correo. De Chii-kun. Es rápido. La gente solía decir que ignora la teoría de la relatividad como si fuesen luces de tráfico. Le había mandado comprobar algo esta mañana, así que desde luego no era lento. Sin mencionar el hecho de que está encarcelado. —Guau, el verdadero nombre de Himena-san es Shinaru Himena. Guau. Es un nombre mucho mejor. Me pregunto por qué usa el falso. —¿Su nombre real? Ey, ¿este tío ha descubierto hasta este tipo de detalles? —Sí. Supuestamente debería haber buscado las conexiones que hay entre todos los residentes, pero tío, tiene una personalidad repelente. En serio, no sabe cómo comunicarse con la gente. Oh, espera. Aquí está. Ey, Ii-chan, tenemos una conexión. Me dirigí hacia ella, pero todo lo que aparecía en pantalla estaba en inglés, así que no lo entendía. —¿Cómo es que no entiendes el inglés, Ii-chan? ¿Dónde has estado estudiando todo este tiempo? ¿En el polo sur? ¿Marte? —Lo olvidé, eso es todo. Si no usas algo solo se retiene durante tres o cuatro meses, ¿lo sabes? Además, mi lectura y escritura siempre fue peor que mi lenguaje hablado. —¿El examen de acceso al programa ER no requiere inglés, ruso y chino? ¿Cómo entraste? ¿Por la puerta de atrás? —Ya te lo he dicho, antes los conocía. —Suena a mentira. Da igual, te lo traduciré. Aquí dice "Kanami Ibuki y Akane Sonoyama fueron localizadas almorzando en un café en Chicago". Hace medio año aproximadamente. ¿No se supone que esas dos se odian? —¿Almorzaron juntas? Como sospechaba, había una conexión entre ellas. ¿Pero por qué estaban haciendo algo así? Akane-san había vivido en Estados Unidos y Kanami-san era una artista itineraria que recorría todo el mundo, así que no era improbable que se hubieran encontrado allí, pero desde luego no eran el tipo de pareja que quedaba para almorzar. —Sí, y no fue solo una cita para almorzar. Fue en un club súper secreto. —¿Club secreto? Sonaba a mentira. Sí —asintió Kunagisa—. Es cierto. Esos sitios existen de verdad. Incluso en Japón hay varios, aunque no muchos. Todo tipo de políticos y celebridades y sus familias acuden a esos sitios. Quizás "clubs para la clase alta" sería una descripción más apropiada. La seguridad en esos sitios es impresionante. Lo cual hacía surgir la pregunta de cómo este tío consiguió la información, pero desde luego no lo iba a preguntar. A veces es mejor no ver el otro lado del túnel. —¿Es algo definitivo? —Chii-kun no miente. Aunque a veces tampoco dice la verdad. Supongo que lo hace parecerse a ti. —Esto… miento bastante. Mejor lo dejo estar. Así que Akane Sonoyama y Kanami Ibuki tenían una conexión. Tanto si era información importante como si no, era algo a tener en cuenta desde luego. Decidí que era mejor consultarlo con Akane-san mañana. Nunca se me ocurrió que eso resultaría imposible. —Aquí hay otros asuntos sobre lo que han estado haciendo los demás últimamente. Natchan está haciendo lo mismo prácticamente, ¿eh? Ah, Satchan parece haberlo pasado mal. Hii-chan está desaparecido. Típico de él. El Almirante ha encontrado trabajo… vaya, un buen trabajo. Atchan también. Todos los demás están bien. Chii-kun también. Es un alivio. Tengo que admitirlo, me sentía un poco culpable. Sintiéndome algo excluido la dejé inmersa en sus viejos recuerdos y me tumbé en el sofá. —Vámonos a dormir ya —dije. Dado que Akane-san estaba en el almacén me tenía que quedar a dormir aquí. —Okidoki —acabó de revisar el correo, apagó la estación de trabajo, y se hundió de lleno en la cama. Después se puso de rodillas—. Ii-chan, durmamos juntos esta noche. —Paso. —Hace frío por la noche. Si te duermes ahí vas a coger un resfriado. Esta cama es de tamaño "king size". Hay espacio. —Paso. —¡Venga, no haré nada! Solo dormiremos juntos, eso es todo. Ni siquiera te tocaré. Puedes darme la espalda para dormir. Venga, no es tan malo, ¿verdad? —Paso. —Por favor. Estoy muy sola aquí. Maldita sea esta chica. Esta vez sí que estaba pesada. Me levanté del sofá y la miré a los ojos. —¿Juras que no harás nada? —Sí. —Lo has jurado. Voy a creerte. —No te preocupes —asintió—. No te defraudaré. Y esa noche dormí en una cama de verdad por primera vez desde hace mucho tiempo. Hace mucho, mucho tiempo. No es como si esperase algo, pero Kunagisa mantuvo su promesa, y la pude oírla respirar dormida a mi espalda. Pero dado que le estaba dando la espalda no supe si de verdad estaba durmiendo. Lo recordé. Los días pasados. Hace mucho tiempo. Años. Guau, ¿había pasado tanto tiempo? —Ii-chan. Siempre me llamó de esa forma, con ese toque familiar en la voz. Su corazón estaba abierto a mí ahora mismo, como si nunca nos hubiésemos separado. De par en par, sin fachadas. No me gusta encontrarme con gente del pasado. Tanto si han cambiado como si no, es una experiencia desoladora. Sin embargo, la casa de Kunagisa fue el primer lugar que visité tras volver a Japón, incluso antes que mi propia casa, y lo hice sin vacilar. La mujer del pelo azul. Seguía teniendo el mismo aspecto. Como si no hubiera pasado el tiempo. Cerré los ojos. Desde luego esta era la primera vez que dormíamos juntos desde hacía mucho. «Tómala sin más», me había dicho Akane-san. Si quieres ser el único para ella. Si no quieres que te ame, sino que te escoja. —Que chorrada… Y que pasa si… Si le hubiese dicho a Akane-san que ya lo había intentado antes, ¿me hubiese dicho algo? No había sido por amor, sino por puro deseo de destrucción. Pero Akane-san. No significó nada. En serio. Nada, en serio. Así que, ¿qué? ¿Qué es lo que debería hacer? Dímelo, por favor. <noinclude> {| border="1" cellpadding="5" cellspacing="0" style="margin: 1em 1em 1em 0; background: #f9f9f9; border: 1px #aaaaaa solid; padding: 0.2em; border-collapse: collapse;" |- | Retroceder a [[Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 2.1|Capítulo 2.1]] | Regresar a [[Zaregoto ~ (Spanish)|Página principal]] | Avanzar a [[Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 3.1|Capítulo 3.1]] |- |} </noinclude>
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