Editing Spice & Wolf ~Versión Española~: V01 Cap 05

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==Capítulo 5==
 
==Capítulo 5==
   
Marhait era un respetable hombre de negocios que poseía numerosas tiendas establecidas en otros países. Aunque se quedó en estado de shock y no fue capaz de articular palabra después de que Lawrence le explicara la situación, inmediatamente fue capaz de tranquilizarse y sopesar la situación. Marhait no culpaba a Horo, que había sido capturada por la Compañía Medioh, ni tampoco culpaba a su compañero Lawrence. El foco de su atención parecía estar completamente dirigido hacia proteger los intereses de la Compañía Milone en la la situación presente.
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Marhail era un respetable hombre de negocios que poseía numerosas tiendas establecidas en otros países. Aunque se quedó en estado de shock y no fue capaz de articular palabra después de que Lawrence le explicara la situación, inmediatamente fue capaz de tranquilizarse y sopesar la situación. Marhait no culpaba a Horo, que había sido capturada por la Compañía Medioh, ni tampoco culpaba a su compañero Lawrence. El foco de su atención parecía estar completamente dirigido hacia proteger los intereses de la Compañía Milone en la la situación presente.
   
 
“No hay razón para dudar de que esto es una carta de amenaza. Establece que si usted, señor Lawrence, no desea que su compañera sea entregada a la Iglesia, debe cesar todas sus actividades y no intentar nada precipitado.”
 
“No hay razón para dudar de que esto es una carta de amenaza. Establece que si usted, señor Lawrence, no desea que su compañera sea entregada a la Iglesia, debe cesar todas sus actividades y no intentar nada precipitado.”
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Todo, excepto por la reacción de Horo.
 
Todo, excepto por la reacción de Horo.
   
“Estupendo, estás sana y salva.”
 
 
Lawrence apenas si pudo hacer salir esas palabras sin tartamudear. Pero, ahí estaba el límite. Horo intentaba en vano desatar el pañuelo alrededor del cuello para cubrirse la cabeza, sentada enfrente de Lawrence mientras escuchaba sus palabras. Horo dirigió una mirada desagradable a Lawrence mientras rehacía el nudo, y después de ajustar ligeramente su postura, vino la respuesta:
 
 
“¿Tan bueno es que esté sana y salva?”
 
 
Lawrence hubiera querido contestar con un “sí”, pero se tragó sus palabras. Porque por debajo del pañuelo que acababa de colocarse sobre la cabeza, Horo le estaba mirando con una expresión como si estuviera hirviendo de rabia.
 
 
¿No se encontraba bien?
 
 
“¡Tú!¡Intenta pronunciar mi nombre!”
 
 
Pero si Horo podía hablar así, era signo de que las cosas no eran como a Lawrence le preocupaba que fueran. Sin embargo, el pronto de Horo hizo que Lawrence, que prácticamente la doblaba en estatura, se estremeciera. Aunque Lawrence no podía entrever con claridad en qué estado de ánimo estaba Horo, sólo podía confiar en la respuesta que tenía preparada:
 
 
“Horo...¿verdad?”
 
 
“¡Soy Horo la Sabia!”
 
 
Por un segundo, a Lawrence le pareció oir un rugido proveniente de la garganta de Horo. Sin embargo, seguía sin poder entender por qué Horo estaba tan enfadada. Si lo que quería era una disculpa, estaría dispuesto a darla sin importar cuántas veces hiciera falta. Puesto que por culpa suya ella había sido capturada, después de todo. ¿O es que había recibido algún tipo de trato durante su cautiverio del que era difícil hablar?
 
 
“En toda mi existencia, puedo nombrar a todas y cada una de las personas que me han avergonzado. Y ahora parece que tendré que añadir otro nombre a la lista: ¡el tuyo!”
 
 
Horo debe haber recibido ese tipo de trato, sin duda, pensó Lawrence. No obstante, la actitud enfadada de Horo ya la había visto antes; cuando todavía estaba en la aldea. Las chicas que habían sido secuestradas por brutos o bandidos mostraban una reacción comparada con la suya. Además, si Lawrence dijera por accidente algo equivocado, sólo serviría para añadir aceite al fuego y provocar aún más la ira de Horo. Por lo tanto, el silencio se prolongó, y no mucho después, Horo, probablemente furiosa por el trato silencioso de Lawrence, se levantó de su asiento y se acercó a él.
 
 
Horo extendió un puño tembloroso, pálido por estar demasiado cerrado. Ahora no había dónde huir. Horo se quedó de pie frente a él. Quizá debido a que sus caras estaban prácticamente a la misma altura, la mirada de Horo dibujó una línea recta y penetró directamente en los ojos de Lawrence. El diminuto puño se relajó, y Horo agarró a la furza el pecho de Lawrence. Su fuerza se ajustaba a su aspecto exterior: débil y suave. Pero Lawrence no la apartó de sí.
 
 
Qué pestañas tan largas. El mismo pensamiento pasó inconscientemente por la mente de Lawrence.
 
 
“Te lo dije antes, quería que tú me salvaras.”
 
 
Lawrence asintió inmediatamente.
 
 
“Yo...Yo pensaba que definitivamente serías tú el que me salvaría...mmf, ¡sólo pensar en ello me exaspera!”
 
 
De repente Lawrence sintió como si se hubiera despertado de un sueño.
 
 
“Puesto que eres un macho, al menos deberías haber estado en el campo de batalla!¡Por tu culpa, es sólo por tu culpa que he sido avergonzada-”
 
 
“¿Pero no estás a salvo ahora?” dijo Lawrence, interrumpiendo a Horo antes de que pudiera terminar. En consecuencia, Horo frunció los labios, extremadamente molesta, y le ignoró. Después de eso, Horo estuvo dudanto un buen rato antes de asentir dolorosamente con la cabeza, como si se acabara de tragar algo amargo. Quizá Horo tuviera los ojos vendados entonces. A lo mejor tomó a los empleados de la Compañía Milone que venían a salvarla por Lawrence, y como resultado, dijo algo que sólo podía decirle a él. Esas simples palabras eran las únicas a las que Horo culpaba por haberla avergonzado.
 
 
Lawrence se sentía feliz aquello. Porque sabía que si la persona que hubiera entrado hubiera sido él, Horo habría mostrado sin duda la expresión que él había querido ver. Lentamente sostuvo a Horo y acercó sus delicados hombros hacia su pecho, poniendo un poco más de fuerza conforme la abrazaba. Aunque Horo intentó ponérselo difícil y se resistió al principio, le dejó ir al cabo de un rato. Por fuera del pañuelo que cubría su cabeza podía verse como aquel par de orejas erguidas de lobo poco a poco se venían abajo. Su primera expresión de rabia gradualmente fue dando paso a una más juguetona e irritada.
 
 
Incluso si Lawrence viajara alrededor del mundo entero y acumulara aún más fondos, jamás sería capaz de obtener lo que ahora mismo tenía enfrente suya.
 
 
“De verdad es maravilloso ver que estás bien.”
 
 
Al oir a Lawrence decir aquello, los enfadados ojos de Horo, abiertos hacía un par de segundos estaban ahora desapareciendo lentamente bajo sus cejas, mientras asentía ligeramente con la cabeza, torciendo tan sólo un poco los labios.
 
 
“Mientras lleves contigo este trigo, nunca moriré,” dijo Horo, usando un dedo para señalar directamente al bolsillo en el pecho de Lawrence, sin apartar los brazos con los que la rodeaba.
 
 
“Para una mujer, incluso si no muriera, hay sufrimientos que proporciona un dolor semejante.”
 
 
Lawrence cogió las manos de Horo, y lentamente ella se apoyó sobre él, dejando descansar la barbilla en su hombro. Lawrence podía sentir su grácil cuerpo, más pesado que un saco de arpillera lleno de grano. Después de esto, Horo dijo en un tono suave y travieso:
 
 
“Je. Soy tan mona que incluso un macho humano se sentiría atraido por mí. Sin embargo, no hay ningún macho humano cualificado para ser mi compañero.”
 
 
Horo se separó de Lawrence, y la sonrisa descarada que normalmente pintaba su cara reapareció de nuevo.
 
 
“Si alguien se atreviera siquiera a tocarme, tan sólo necesitaría decir “ten cuidado por tu vida” y cualquiera que fuese se volvería pálido de miedo. Jejeje,” dijo Horo mientras se reía, mostrando sus colmillos por encima de los labios color cereza. Cualquiera se asustaría oyendo a Horo decir eso.
 
 
“Sin embargo, también hay excepciones.”
 
 
La sonrisa en la cara de Horo se desvaneció de repente, y su rostro se volvió inexpresivo. Lawrence sintió que esta rabia era distinta de la anterior: un tipo de rabia silenciosa.
 
 
“¿Adivina quién estaba dentro del grupo que me capturó?”
 
 
La expresión de Horo sólo podía definirse como odio. La ira le hizo mostrar los colmillos aún más por detrás de sus labios. Lawrence dejó ir inconscientemente sus delicadas muñecas mientras decía:
 
 
“¿A quién te refieres?”
 
 
Me pregunto quién podría hacer que Horo se enfadara tanto. ¿No me digas que es alguien que conocía de antes?
 
 
Tal y como Lawrence estaba intuyendo, Horo arrugó la nariz y dijo:
 
 
“Es Yarei. Tú le conoces, ¿no?”
 
 
“Cómo...”
 
 
Lawrence no completó la frase, en la que tenía la intención de decir “Cómo es eso posible”. Porque justo entonces, otra idea atravesó su cabeza.
 
 
“¡Ahora lo entiendo! ¡Entonces la persona que estaba detrás de la Compañía Medioh es el Conde Eirendott!”
 
 
Horo, que en principio quería soltar toda su rabia y resentimiento, se quedó atónita por el repentino grito de Lawrence, y sólo podía abrir los ojos con sorpresa.
 
 
“A cambio de un terreno grande que produzca trigo, el vendedor puede solicitar del comprador el pago en forma de su moneda preferida. Más aún, si pudieran obtener un impuesto o un puesto de control sobre el trigo, tanto para la Compañía Medioh o el Conde, como incluso para todos los aldeanos sería un beneficio milagroso. ¡Eso es! ¡Ahora entiendo por qué alguien sabía que eres un lobo!”
 
 
Horo miraba a Lawrence como si no lo comprendiera, pero él no se preocupó de su reacción, y se dió la vuelta hacia la ventana que conectaba el carro con el asiento del conductor. Después de abrirla, uno de los conductores se dispuso a escuchar.
 
 
“¿Ha escuchado lo que acabo de decir?”
 
 
“Sí, lo he hecho.”
 
 
“El hombre que está detrás de la Compañía Medioh es el Conde Eirendott. Por favor comunique esto al señor Marhait. El Conde y los mercaderes que negocian con el trigo son la causa de la recolección en masa de las monedas.”
 
 
“Déjemelo a mí”, dijo el conductor, tras lo cual saltó inmediatamente del carro y echó a correr.
 
 
Lawrence suponía que los caballos que llevaban a los negociadores ya habían partido de la ciudad de Trenni. En el caso de que las conversaciones se hubieran alargado, y si sabían de dónde había planeado reunir las monedas la Compañía Medioh, Lawrence confiaba en que con la fama del nombre de la Compañía Milone y sus enormes recursos financieros, arrebatarle el trato a la Compañía Medioh no era imposible.
 
 
Si hubiera descubierto esto antes, quizá habría podido evitarle a Horo el ser capturada. En esa circunstancia, el trato se habría desarrollado con muchas menos complicaciones. Lawrence iba sintiendo remordimientos conforme pensaba en ello, pero lamentar cualquier cosa ahora era inútil. Que se hubiera dado cuenta ahora todavía era algo bueno.
 
 
“...No lo entiendo.”
 
 
Cuando Lawrence volvió a su asiento, con ambas manos cruzadas delante del pecho mientras le daba vueltas a todo aquello, Horo volvió también a su asiento original directamente enfrente de él mientras decía esto.
 
 
“Explicarlo pueder requerir algo de tiempo. Sin embargo, la información que me has proporcionado ha despejado el resto de mis dudas.”
 
 
“¿Ah sí?”
 
 
Lawrence creía que con la capacidad de Horo, no tendría que darle muchas vueltas hasta que lo entendiera. Sin embargo, no parecía tener intención de hacerlo en primer lugar.
 
 
Asintió con la cabeza desinteresadamente y cerró los ojos.
 
 
Como era de esperar, cambiar el tema de repente había arruinado la atmósfera.
 
 
Desde el punto de vista de Lawrence, el carácter infantil de Horo hacia este tema era muy mona. Pero se recordó a sí mismo no tener semejante forma de pensar tan baja.
 
 
Porque cabía la posibilidad de que fuera una trampa de Horo, molesta por haber cambiado el tema de la conversación e interrumpirla.
 
 
Pero Lawrence con todo se disculpó inmediatamente por ello:
 
 
“Siento haberte interrumpido justo ahora.”
 
 
Cuando Horo le oyó, respondío con un rápido “no es nada”, aunque sí que abrió ligeramente el ojo izquierdo para mirarle. A pesar de eso, no obstante, Lawrence siguió hablando. Si el ánimo de Horo no era infantil, era agudo y astuto; dos estados de ánimo completamente opuestos.
 
 
“En teoría, Yarei debería estar encerrado dentro del granero por la ceremonia de la fiesta de la cosecha. Que aparezca en la ciudad indica que en cierto sentido está involucrado en el negocio. Conoce a los mercaderes que acuden a la aldea a comprar trigo, y el jefe de la aldea confía también en él para dirigir el intercambio. Más aún, el momento en el que se producen la mayoría de transacciones de trigo es justo después de la fiesta de la cosecha.”
 
 
Horo mantuvo los ojos cerrados mientras reflexionaba un momento sobre ello ligeramente, y a continuación, los abrió. Parecía que ya estaba mejor de ánimo.
 
 
“Debió de haber oido mi nombre del tal Zelen. Ese Yarei llevaba ropas que un aldeano no podría tener, y se daba unos aires como si fuera muy impresionante.”
 
 
“Parece que sus vínculos con la Compañía Medioh vienen de lejos. Y bien, ¿hablásteis los dos?”
 
 
“Sólo un poco,” dijo Horo, y después lanzó un suspiro, y con él salió su rabia. Quizá se había enfadado de nuevo tras recordad su conversación con Yarei.
 
 
Lawrence intentó pensar qué podía haberle dicho Yarei a Horo. Pensaba que Horo mostraría mucho resentimiento contra los aldeanos, pero puesto que ella había decidido dejar ya la aldea, no llegaría tan lejos como para guardar semejante rencor.
 
 
Justo cuando Lawrence estaba pensando estas cosas, Horo abrió la boca y dijo:
 
 
“No sé cuánto tiempo habré estado sin hacer nada en aquella tierra. Quizás tantos años como los pelos de mi cola.”
 
 
La cola trás su abrigo hizo un sonido susurrante.
 
 
“Soy Horo la Sabia. Con el objeto de producir una buena cosecha cada año tanto como sea posible, hay momentos en los que tengo que dejar descansar la tierra, de modo que hay tiempos de malas cosechas también. A pesar de ello, tenía la convicción de que los campos de trigo de la aldea que estaban a mi cuidado deberían ser capaces de producir más trigo que aquellos de otras tierras.”
 
 
Aunque Lawrence había oido esas palabras antes, aún así inclinó la cabeza con franqueza, apresurando a Horo a continuar.
 
 
“Los aldeanos de allí me tomaron sin duda por un dios de la cosecha. Pero no era por respeto, era porque querían mantenerme entre ellos. ¿Acaso no se perseguía a la persona que cortaba el último haz de trigo? Y después de que se le cogiera, incluso le ataban con cuerdas.”
 
 
“He oido que la persona en cuestión permanece encerrada más o menos una semana en un granero, junto con dulces y las herramientas que los aldeanos usarían el año siguiente.”
 
 
“Esa carne de cerdo y pato eran ciertamente muy sabrosas.”
 
 
Las palabras sinceras de Horo hicieron que Lawrence se riera en voz alta.
 
 
Parece que los cuentos sobre que la gente encerrada en el granero no recordaba qué comida comieron, pero a pesar de ello la comida desaparecía sin motivo era verdad, pensó Lawrence. Y el culpable estaba justo delante de él, lo que lo hacía mucho más divertido. El miedo que normalmente acompañaba a esos rumores inciertos tomaba ahora un aspecto diferente: la forma de Horo engullendo cerdo y pato.
 
 
Horo se puso seria y dijo: “Pero bueno...” Lawrence no pudo sino sentarse con la espalda erguida. La principal razón de la rabia de Horo salió en la siguiente oración:
 
 
“¿Sabes lo que dijo Yarei?”
 
 
Horo se mordió el labio. Sus palabras eran ligeramente dubitativas, y tras frotarse el rabillo del ojo con el dedo, continuó:
 
 
“Esa persona dijo que había escuchado mi nombre de Zelen, y pensó que no podía tratarse de mí. Yo, a pesar de sentirme patética, escuchar aquello me hizo tan feliz...”
 
 
Aunque esas eran las palabras que salieron de su boca, la cabeza de Horo colgaba hacia abajo, y lágrimas no dejaban de caer de sus ojos.
 
 
“A pesar de eso, esa persona dijo: 'los tiempos en los que teníamos que convivir con tus cambios de humor se han terminado ya. Ahora no hay necesidad de tener miedo de tus caprichos. Puesto que ya estás en el punto de vista de la Iglesia...¡por qué no entregarte a ellos, y dejar que nos liberemos que nuestra vieja era!”
 
 
Hacía tiempo que Lawrence había oido hablar de los tratos del Conde Eirendott con los Naturalistas, y cómo a cambio él empezó a introducir nuevos métodos de agricultura con el objetivo de aumentar el rendimiento de las cosechas. Por otro lado, incluso el creyente más sincero y devoto acabaría como un completo desagradecido en la disyuntiva crítica, y dioses o espíritus que no resultaran ser de ninguna ayuda acababan por ser abolidos. A continuación, la gente tendría que buscar una manera de sostenerse por sí mismos para alcanzar el objetivo. Era sin duda una situación atrayente. Más aún, si el rendimiento de la cosecha aumentaba después de introducir los nuevos métodos agrícolas, o aumentando la eficiencia del trabajo a continuación, la gente empezaría a pensar que el dios de la cosecha o los espíritus de la tierra estaban controlando la cosecha basándose en su estado de ánimo, lo que no era verdad en absoluto. Incluso Lawrence creía que semejantes espíritus cambiaban el destino de la gente según su capricho.
 
 
Pero, la Horo que estaba ante él no parecía ser como él había pensado.
 
 
Ella había mencionado que la razón por la que permanecía en Pasroe era que su relación con los aldeanos todavía era buena, y que su amigo le había pedido que cuidara de los campos. Da igual cómo lo pusieras, al menos Horo todavía tenía la intención de hacer que los campos prosperasen. Pero, después de permanecer en aquella tierra cientos de años, la gente a su alrededor poco a poco empezó a negar su existencia, hasta finalmente tener que oirles decir que querían decirle adiós, ¿cómo podía sentirse?
 
 
Las lágrimas fluían continuamente de los ojos de Horo, y su expresión era una mezcla entre remordimiento y lástima.
 
 
Horo había dicho que odiaba estar sola.
 
 
Si alguien dijera que un dios incitaba a la gente a rezarle, quizá se debiera a que se sentía demasiado solo.
 
 
Incluso Lawrence podía pensar en semejantes cosas tan exageradas, así que el deseo de extender su brazo y limpiar las lágrimas de Horo no era nada en comparación.
 
 
“Cómo quiere uno entender algo es asunto de uno mismo. Puesto que deseo regresar al Norte, tendré que abandonar aquel lugar sin remedio. Puesto que nadie quiere retenerme, estoy usando mis patas traseras para sacudirme la arena de los pies y dejarlos de una vez. De esa manera, será también más fácil olvidarlo. Pero, no puedo irme tan tranquilamente así de rápido.”
 
 
Al menos Horo dejó de llorar, pero Lawrence podía aún oirla sorber. Lawrence acarició suavemente la cabeza de Horo, y conservando su sonrisa más adecuada, dijo:
 
 
“Yo..no. Nosotros somos mercaderes. Mientras haya alguna manera de hacer dinero, cualquier cosa bastará. Si queremos reir esperamos a el dinero entre, y entonces reimos. Si queremos llorar esperamos hasta que estemos en la bancarrota, y entonces lloramos. Y una vez hemos acabado de llorar, aún así seguiremos riéndonos.”
 
 
Por supuesto, remarcó a propósito el “nosotros”.
 
 
Horo miró a Lawrence momentáneamente, y luego bajó la cabeza, las lágrimas fluyendo de nuevo de sus ojos. Al fin levantó la cabeza y asintió. Lawrence ayudó a Horo a secarse las lágrimas de nuevo. Ella respiró profundamente, y usó sus manos para secarse sin delicadeza las lágrimas del rabillos de los ojos.
 
 
“...mm, mucho mejor ahora.”
 
 
Horo se quitó el resto de lágrimas de la cara con una mano, con un aspecto avergonzado por lo que acababa de hacer, y sonrió mientras golpeaba suavemente a Lawrence en el pecho.
 
 
“No había mantenido una conversación decente con alguien por cientos de años. Por lo visto mis emociones se han vuelto débiles. Aunque he llorado delante de ti hasta dos veces, lo haría incluso si tú no estuvieras aquí. ¿Entiendes lo que intento decir?”
 
 
Lawrence levantó ambas manos, y se encogió de hombros mientras decía:
 
 
“Me estás diciendo que no lo malinterprete.”
 
 
“Mm”, dijo Horo, pero su aparentemente feliz persona estaba ahora girando el puño contra el pecho de Lawrence. Él pensó que el comportamiento de Horo era muy adorable, de modo que sonrió y dijo:
 
 
“Te acompaño sólo con el objeto de hacer dinero. Antes de que concluya el trato con la Compañía Milone, nuestro trabajo es huir. Tener a alguien llorando y armando follón mientras huímos sólo sería una molestia. Así que incluso si la persona que estuviera llorando delante de mí no fueras tú, también...”
 
 
Lawrence no pudo seguir.
 
 
Eso era porque Horo le estaba mirando con una expresión herida.
 
 
“...eso ha sido demasiado agudo por tu parte.”
 
 
“Mm, es un privilegio de las mujeres.”
 
 
Al oir a Horo decir aquello tan despreocupadamente, Lawrence le dió un ligero capón en la cabeza.
 
 
La ventana junto al asiento del conductor se abrió, como si estuviera esperando al momento oportuno una vez que la interacción de los dos hubiera llegado a su conclusión. El conductor mostró una sonrisa ligeramente forzada al aparecer por la ventanilla.
 
 
“Hemos llegado al destino. ¿He de suponer que los dos han acabado con su conversación?”
 
 
“Mm, todavía hay montones sobre lo que hablar.”
 
 
Después de que Lawrence respondiera en un tono deliberadamente entusiasmado, se puso a trabajar y quitó el tablón del suelo del carro. Horo permanecía de pie a un lado riéndose.
 
 
“Cómo era de esperar, los que han sacado a la luz este asunto son diferentes del resto.”
 
 
“¿Te refieres a estas orejas?” dijo Horo maliciosamente. El conductor se echó a reir, como si la tornas hubieran dado la vuelta contra él, y contestó:
 
 
“Viéndoos a los dos ahora, no puedo sino desear volver a los tiempos en los que todavía era un mercader ambulante.”
 
 
“Sería mejor si no lo hicieras.”
 
 
Lawrence volteó la laja de piedra hacia fuera, y descendió hacia el pasaje subterráneo para confirmar que era el correcto. Luego volvió al carro para dejar que Horo bajara primero, tras lo cual dijo:
 
 
“Puede que acabes con tan mala suerte como yo, y recojas a alguien como ella.”
 
 
“¿Qué tiene eso de mala suerte? El asiento del conductor es demasiado ancho para una sóla persona. Con gusto desearía una vida como la tuya.”
 
 
En consecuencia, una sonrisa amarga apareció en la cara de Lawrence. Porque comprendía que todos los mercaderes ambulantes pensarían de la misma forma. Sin embargo, Lawrence no dijo nada más, procediendo a saltar en el pasaje subterráneo. Porque Lawrence sentía que si continuaba, tan sólo acabaría por emplear palabras que le dejarían en ridículo. Y lo más importante, porque Horo le estaba esperando dentro del pasadizo.
 
 
“Más bien, soy yo la desafortunada por haber sido recogida por ti.”
 
 
Después de que el conductor entrara en el carro, volviera a colocar la piedra y golpeara un par de veces, Horo le dijo esto a Lawrence en la oscuridad que les rodeaba. Desde atrás en la superficie llegaban el débil sonido de un caballo relinchando. Lawrence escuchaba mientras reflexionaba furiosamente en cómo cambiar delicadamente de tema; pero al final pensó que no importaba lo que dijera, Horo acabaría por dominarle en cualquier caso, de modo que tendría que rendirse obedientemente.
 
 
“De verdad, eres demasiado retorcida.”
 
 
“!Pero mi yo de ahora es adorable, no es así!” dijo Horo, como si fuera inevitable que acabaría haciendo eso. ¿Cómo podía responder Lawrence?
 
 
''¡No! Es porque me paro a pensar en cómo devolvérsela, que caigo en su trampa'', pensó Lawrence, y como resultado escogió la respuesta más inesperada. Decidió conmover primero el corazón de Horo, y luego reírse de ella.
 
 
De modo que tosió ligeramente.
 
 
Y luego se dió la vuelta de manera que le diera la espalda a Horo, y dijo en un tono tímido:
 
 
“Eem...si....es adorable.”
 
 
Lawrence tenía la sensación de que Horo definitivamente no pensaba que fuera a responder así.
 
 
Hizo su mejor esfuerzo por no reírse en la negra oscuridad. Como suponía, Horo le siguió en silencio.
 
 
Ahora le atacaré con el golpe más doloroso.
 
 
Justo cuando Lawrence iba a girarse hacia Horo, una suave sensación se deslizó en su mano. La mente de Lawrence se quedó en blanco por un momento, y al siguiente se dió cuenta de que lo que sentía era la pequeña y delicada mano de Horo.
 
 
“...Estoy tan feliz.”
 
 
Tras escuchar esas palabras ligeramente tímidas y consentidas, propias de una doncella, ¿cómo podía el corazón de Lawrence no palpitar? Más aún, Horo apretó su mano aún más fuerte. Esa era la reacción al sentir vergüenza.
 
 
Así, el que había dado el golpe de gracia era Horo.
 
 
“Desde luego eres un niño muy mono.”
 
 
Escuchar las palabras de Horo, enlazadas con un tono como si ya no pudiera aguantar más a Lawrence, le enfadaron aún más. No estaba enfadado con Horo por que hubiera dicho eso, sino consigo mismo por darle la oportunidad de hacerlo. Pero, el no tener ganas de soltar la mano de Horo le hicieron sentirse inútil. Y que Horo no le soltara le hacía también feliz.
 
 
Aún así, Lawrence se dijo a sí mismo:
 
 
“Demasiado retorcida.”
 
 
El subterráneo estaba en silencio.
 
 
Y al momento siguiente se llenó con la risa de Horo.
 
   
   

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