Difference between revisions of "Black Bullet:Volumen7 Capítulo 2"

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search
Line 689: Line 689:
   
 
La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.
 
La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.
  +
  +
—¿Por qué preguntaste por mí?
  +
  +
—Después de lo sucedido, investigué muchas cosas sobre ti.
  +
  +
Litvintsev movió su cabeza, instando a Rentarō a tomar asiento.
  +
  +
Manteniendo su mirada en él, Rentarō sacó con cuidado una de las sillas apiladas contra la pared del pasillo y se sentó. Para asegurarse de estar en el lado seguro, deliberadamente se mantuvo a tres pasos de las rejas de la celda.
  +
  +
En medio de la tensa atmósfera, sólo el sonido de las campanas de viento parecía no entender la situación.
  +
  +
—Después de derrotar a Scorpion, Aldebarán y arrestarme, en verdad te hiciste de un nombre por ti mismo.
  +
  +
—Un VIP como tú, que tiene tres comidas al día junto a un refugio gratis, no me habría convocado aquí sólo para burlarse de mí, ¿cierto?
  +
  +
—Entonces, ¿qué tal si cambiamos lugares?
  +
  +
—Deberías agradecerle a tu buena suerte que no fuiste condenado a muerte.
  +
  +
Litvintsev sonrió.
  +
  +
—No hay necesidad de tener tanto miedo. No voy a comerte.
  +
  +
—Parece que tus ojos están funcionando mal después de pasar tanto tiempo en la cárcel.
  +
  +
Como si mostrara compostura en una posición de ventaja, Litvintsev deliberadamente ralentizó su discurso y dijo:
  +
  +
—El miedo tiene su propio olor. Simplemente estas usando ira para ocultar tu miedo.
  +
  +
—...
  +
  +
Suprimiendo la vacilación en su corazón, Rentarō apretó los puños sobre su regazo mientras lamentaba mentalmente que Litvintsev fuera tan superior en guerras psicológicas que él.
  +
  +
Andrei Litvintsev.
  +
  +
Este espía había tratado de acercarse a los políticos del Área de Tokio y sobornarlos, convirtiéndolos en militantes para provocar una guerra contra otras áreas.
  +
  +
Investigó las industrias del Área de Tokio, el estado de la economía y los recursos nacionales, proporcionándole información a Rusia. Se decía que Rusia incluso estableció una agencia de inteligencia especializada en el Área de Tokio sólo para apoyarlo.
  +
  +
Cuando fue arrestado, sólo un total de cinco personas se vieron implicadas, incluyendo a sus cómplices. Debido a que todos los sospechosos fueron capturados en estricto silencio, el juez se tuvo problemas en el juicio y solo pudo realizarlo usando un motivo ambiguo como «Perturbar la paz y
  +
filtrar secretos del Área de Tokio a otras áreas».
  +
  +
Para que un espía experto como él fuera detenido, podría describirse como casualidad.
  +
  +
Junto a sus cómplices, estaba instalando dispositivos para espiar la casa de un político que pertenecía a una facción opuesta. Como resultado, un vecino se quejó del ruido y la seguridad civil contratada para cuidar del problema, terminó deteniendo a Litvintsev repentinamente.
  +
  +
Tras su detención, los otros crímenes de Litvintsev salieron a la luz, causando un gran revuelo al instante. En el caos siguiente, el fiscal terminó robándose todo el crédito, dejando a la empresa de seguridad civil Tendō con el crédito absurdo de «Solucionar quejas relacionadas al ruido».
  +
  +
Absolutamente vergonzoso.
  +
  +
—Sólo fuiste capaz de atraparme porque mi Iniciador no estaba a mi lado. Espero que no olvides eso.
  +
  +
—Qué excusa tan vergonzosa. Es lamentable el destino de un IP altamente rankeado.
  +
  +
—¿Cómo está la princesa últimamente?
  +
  +
—¿Estás hablando de Seitenshi-sama? ¿Alguna vez te visitó?
  +
  +
—Una muy breve, pero sí. Es una mujer muy delicada.
  +
  +
—No estés intimidándola. Ella es un creyente muy devota a Dios.
  +
  +
—Así que hay personas que todavía creen en Dios en estos tiempos…
  +
  +
La voz de Litvintsev se volvió sombría.
  +
  +
—¿Todos los bielorrusos son ateos?
  +
  +
—En el momento en que el área metropolitana de Minsk se hundió en el infierno, la fe ya había desaparecido hace mucho tiempo.
  +
  +
—... Litvintsev, conoces la situación actual del Área de Tokio, ¿cierto? Ha sido injustamente acusada de convocar a Libra y una guerra contra el Área de Sendai podría estallar en cualquier momento. A este ritmo, en medio de la desesperación, el Área de Sendai seguramente hará un movimiento primero.
  +
  +
Una vez que comience la guerra, las potencias extranjeras van a unirse una tras otra, convirtiendo esto en una guerra mundial. Además, es muy probable que este incidente esté relacionado a tus antiguos subordinados robando el anillo de Solomon y la Cabeza de Scorpion. Por supuesto, tú debes estar involucrado también.
  +
  +
—¿Por qué piensas eso?
  +
  +
—Si eres tú, sobornar al personal de aquí y hacer contacto con el mundo exterior debe ser un pedazo de pastel.
  +
  +
Litvintsev sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.
  +
  +
—Sólo sé un buen chico y escupe donde se esconden tus amigos, entonces, hablaremos de la reducción de tu condena. Que quede claro desde el principio, si no te apuras y hablas, la información pronto se volverá inútil. A diferencia de ti, no estoy sentado aquí sin nada que hacer.
  +
  +
Rentarō terminó con un suspiro. ¿Qué te parece? Observó la reacción de la persona al frente.
  +
  +
Aunque Rentarō no era un negociador experto, el discurso que acaba de decir debería merecer una calificación aprobatoria.
  +
  +
Para ser honesto, Rentarō había obtenido el permiso previo de Seitenshi para deportar a Litvintsev de vuelta a Rusia y prohibirle entrar en las cinco áreas de Japón para servir como moneda de cambio. Pero revelar todas sus cartas al comienzo sería lo peor que podría hacer a la hora de negociar.
  +
  +
Por mucho que Rentarō hubiera abandonado ese camino, había sido preparado como un candidato para entrar en la política como miembro de la familia Tendō. Había hecho su tarea de antemano para estudiar las reglas de la negociación hasta cierto punto.
  +
  +
Las reglas de esta prisión eran estrictas en un grado obsesivo. Uno sola visita al mes y limitada a la familia. Los productos entregados en las celdas individuales también eran fuertemente controlados.
  +
  +
Originalmente destinada a ser un lugar social para los reclusos, las conversaciones privadas fueron prohibidas en la cafetería. Los techos incluso estaban equipados con gases lacrimógenos que eran rociados en cuanto se producía un motín.
  +
  +
Llamadas a la celda dos veces al día. La falta de respuesta se consideraría sin piedad como un intento para escapar de la prisión sometiendo al recluso a la sala de castigos.
  +
  +
Se suponía que era un lugar donde incluso conseguir tiempo para respirar sería difícil.
  +
  +
De hecho, muchos presos habían intentado escapar, incapaz de soportar las duras condiciones de esta prisión, pero no hubo ningún caso exitoso.
  +
En contraste al aspecto desaliñado de la prisión, se trataba literalmente de paredes de hierro. Simplemente las camas de clavos instaladas en el suelo eran suficientes para servir como prueba de su seguridad.
  +
  +
Incluso los criminales viles que habían participado en varias ocasiones en robos, asesinatos e incendios; llorarían como niños tan pronto como se enteraran de que iban a ser enviados aquí. Por mucho que Litvintsev fingiera calma en la superficie, Rentarō estaba seguro de que su medio año de vida en la prisión había sido insoportable.
  +
  +
Con una oportunidad de ser puesto en libertad, la tomaría incluso si eso significaba traicionar a sus camaradas.
  +
  +
Incluyendo el hecho de que había nombrado a Rentarō para las negociaciones, significaba que estaba dispuesto a negociar los términos y condiciones.
  +
Lo anterior era lo que Rentarō había deducido previamente como el estado psicológico del Litvintsev.
  +
  +
Como regla básica, sosteniendo una caña de pescar de la que colgaba una zanahoria frente al rostro de este tipo, Rentarō no iba a ceder fácilmente. Debía hacerlo girar en círculos.
  +
  +
… Sin embargo, a pesar de saber eso, en una dimensión completamente diferente a estos cálculos, se sentía una especie de escalofrío indescriptible, lastimando su mente.
  +
  +
No podía ver ningún tipo de ansiedad en la persona frente a él. ¿Era también un acto? O tal vez los pensamientos de Rentarō habían dejado pasar algo fundamental...
  +
  +
En ese momento, Litvintsev se rió como si no pudiera reprimirse a sí mismo más.
  +
  +
—¿De qué te ríes?
  +
  +
Si bien se sentía incómodo, Rentarō miró al preso en la celda con una expresión oscura.
  +
  +
—Parece que estas algo equivocado. No tengo ninguna intención de negociar un acuerdo contigo.
  +
  +
—¡¿Qué...?!
  +
  +
Rentarō dudó de sus propios oídos. ¿Qué acaba de decir este tipo...?
  +
  +
Ignorando al Rentarō atónito, Litvintsev continuó:
  +
  +
—En verdad le dije a los funcionarios del gobierno que quería verte. Eso no es una mentira. Pero no dije que iba a negociar.
  +
  +
—Entonces, ¿por qué lo hiciste...
  +
  +
Rentarō murmuró con una voz ronca.
  +
  +
Litvintsev se colocó de pie y se acercó.
  +
  +
A pesar de saber que había barrotes entre ellos, Rentarō retrocedió instintivamente y entró en una posición de combate. Apoyando su cara contra los barrotes, Litvintsev habló con un tono de complicidad en su voz:
  +
  +
—Escucha. Voy a destruir las áreas de Tokio y Sendai. Las personas que amas se mataran unos a otros, rodando por el suelo con sus intestinos saliendo a chorros como si fueran insectos, y lo único que podrás hacer es verlo todo odiando tu propia impotencia.
  +
  +
Al instante, Rentarō tuvo una ilusión, como si fuera él quien estuviera enjaulado.
  +
  +
La luz que entraba en diagonal solo iluminaba la parte por debajo del cuello de Litvintsev. Casi completamente oscuro, todo lo que quedaba de su rostro eran un par de ojos emitiendo una fuerte luz.
  +
  +
Rentarō fue intimidado, completamente incapaz de moverse. Pero en un rincón de su mente adormecida, todavía entendía algo.
  +
  +
Las deducciones de Rentarō habían sido completamente volcadas.
  +
  +
Esto no era una negociación.
  +
  +
En su lugar, se trataba de una declaración de guerra.
  +
  +
—Toma a tu gente y escapa a otra área. Ese es el respeto que te ofrezco como la persona que logró arrestarme una vez. Si no le haces caso a mis consejos. Serás testigo de un infierno trágico aun peor que la muerte.
  +
  +
—¡Deja de joder!
  +
  +
Sin notar que su mano se estaba moviendo, Rentarō sacó inmediatamente su pistola y le apuntó a Litvintsev en los ojos.
  +
  +
Con la boquilla de la XD apuntándole a la cara, Litvintsev cayó en un silencio aterrador. Solo sus ojos continuaban penetrando a Rentarō en medio del silencio.
  +
  +
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué diablos estás haciendo esto?! ¿Estás controlando a Libra sólo porque deseas que el Área de Tokio sufra la misma suerte que tu antigua patria? ¡¿Por qué?!
  +
  +
—A pesar de que me atrapaste una vez, no perderé de nuevo.
  +
  +
En el momento en que Rentarō se preguntó acerca de un grito de pánico que vino desde un lado, de repente fue tirado al suelo. Su campo de visión se sacudió intensamente.
  +
  +
Cuando notó que era un guardia de la prisión que había cargado en pánico para detenerlo, dos guardias de la prisión habían tirado su arma lejos y colocado sus brazos en la espalda. Rentarō luchó violentamente por un momento, pero eso sólo causó un dolor intenso. Tan pronto como volteara su cuello por la fuerza, sus articulaciones serían restringidas.
  +
  +
En cuanto a Litvintsev, lo miraba con ojos fríos.
  +
  +
Mientras era arrastrado por los guardias de la prisión, Rentarō maldijo.
  +
  +
Había jugado completamente con él.
  +
  +
A pesar de que al principio pensó que tenía el control y asaltó en la celda, al final, no era más que un payaso idiota.
  +
  +
Lo que instintivamente sintió antes de entrar, estaba en lo correcto.
  +
  +
Debió haberle disparado la primera vez que lo vio. Para Rentarō, ese era el tipo de enemigo que era.
  +
  +
Después de ser reprendido duramente por los guardias y expulsado de la prisión, Rentarō sufría una intensa sensación de derrota.
  +
  +
Arrastrando su cuerpo completamente agotado, volteó hacia el puente colgante mientras miraba hacia el cielo soleado siguiendo los gritos de las gaviotas.
  +
  +
Rentarō se preguntó de repente si Enju estaba teniendo un buen viaje en la escuela o no.
  +
  +
=== Parte 3 ===
  +
  +
Durante el pase de lista, la voz monótona de Yagara-sensei zumbaba sin parar como si recitara una oración.
  +
  +
Esta maestra obesa parecía completamente derrotada por el clima cálido y húmedo de hoy.
  +
  +
—Houzui Watanabe... Hmm, siguiente, una chica. Aihara Enju... ¿Aihara?
  +
  +
El campo deportivo donde se podía respirar un poco de aire fresco, se abría dos veces por semana, pero ese lugar estaba rodeado por imponentes muros de hormigón tripulados por guardias armados con balas reales, patrullando como halcones.

Revision as of 23:07, 11 February 2016

Parte 1

Mientras el Área de Tokio estaba envuelta en una atmosfera de guerra, el clima fallaba completamente en leer la atmosfera y parecía incomparablemente soleado. Los insectos jugaban una sinfonía de sonidos, aturdiendo a Rentarō.

Después de enviar a Enju a la escuela primaria, Rentarō llamó a la preparatoria Magata para avisarles que iba a ausentarse. Luego de limpiar su sudor sin parar, tomó un autobús público, bajándose en el hospital municipal de la universidad de Magata.

Pasó por la recepción solo para mostrar su rostro, antes de dirigirse directamente al laboratorio de Sumire, caminando por unas escaleras tan inclinadas que parecían como si fueran a conducir al infierno.

Antes de ir a reunirse con Litvintsev, había algo que le preocupaba que debía disipar antes sin importar que.

—Sensei, estas…

¿Aquí?... Antes de que pudiera terminar, algo de repente voló directamente a su cara, acompañado de una explosión repentina.

—¡¿Qu…?!

Rentarō frenéticamente cubrió su rostro. Un momento después, sintió algo cubriendo su cabeza.

Abriendo lentamente los ojos, tomó lo que tenía en la cabeza y lo frotó frente a sus ojos. Era una bola de papel aluminio triturado y cintas.

Inmediatamente después, la historia del fantasma que vive en el hospital universitario apareció frente a sus ojos, con gafas de Groucho y un sombrero en forma de cono.

—¡Por Dios! Felicitaciones, joven Satomi.

Tirando de una cuerda junto a ella, causó que una bola suspendida arriba se abriera, bajando una pancarta que decía «Fiesta de condolencias de Satomi

Rentarō por conseguir ser rechazado por Kisara».

Rentarō se sintió mareado y presionó su mano contra su frente.

—... Hey Sensei, ¿realmente planeó una emboscada como esta solo para hacer algo sin sentido?

—«Tomar la iniciativa para hacer cosas desagradables para los demás» es el precepto de la familia Muroto.

La profesora en bata blanca de laboratorio se quitó las gafas de Groucho para revelar una sonrisa maliciosa detrás de ellas.

—¿Cómo diablos sus padres se casaron, sensei?

—Ese sí que es un misterio enorme. Por cierto…

Sentándose en una silla junto a ella, Sumire sonrió con alegría excesiva.

—¿Escuché que fuiste rechazado?

—No fui rechazado.

—En ese caso, explícalo en detalle. Sólo escuché la razón áspera por teléfono. Por favor, déjale tus dificultades de amor a tu consejera de amor, la doctora Muroto.

Viéndola realizar un gesto de «V» con sus manos y guiñar un ojo de forma alegre a pesar de su edad adulta, Rentarō no pudo encontrar palabras para comentar sobre eso.

—¿Has tenido suficiente experiencia en el amor para ofrecer consejos a otros, sensei?

—Nop… Aparte de los cadáveres entregados aquí, no he tenido parejas potenciales. Los hombres con los que salí terminaron todos como cadáveres, por lo que en otras palabras, todos mis compañeros son cuerpos básicamente muertos. Fundamentalmente, odio a todas las personas que viven.

—¿Me odias?

—¡Por supuesto! Tu mocoso de mierda, ¿tomaste el hecho de que me gustabas por sentado? Ptooey.

—Woah, no me escupas.

Entonces, Rentarō reflexiono amargamente en lo que Sumire quería decir con ser rechazado. De hecho, si miraba la situación actual objetivamente, era tal como ella decía.

—... Creo que, probablemente no tiene mucho sentido discutirlo contigo.

Rentarō lanzó esas palabras con un corazón roto. Sumire se encogió de hombros.

—¿Querías discutir algo conmigo?

—...

Impulsado por Sumire, Rentarō se sentó en un taburete, mirando fijamente al suelo.

Si se trataba de Sumire, probablemente podría explicar esta situación con claridad.

Rentarō tocó sus labios ligeramente con un dedo. La sensación fría le recordó el pasado a su mente.

Después de frustrar el Proyecto Cisne Negro, había reanudado su relación incómoda con Kisara y en el proceso, Rentarō había dado un paso para acortar la distancia.

Sin embargo, lo que sucedió después, superó completamente el rango de lo que Rentarō podía predecir.

Kisara de repente se puso pálida y comenzó a temblar, incluso envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo. Empujando a Rentarō lejos, huyó de la escena lo más rápido que pudo.

En un principio, Rentarō se preguntó si su confesión fue correspondida, pero al pensar de nuevo, ese no parecía ser el caso. Aun así, sin importar cuanto pensara sobre eso, siempre quedaba estancado en ese punto.

Hasta ahora, aún no tenía idea de por qué ella reaccionó de esa forma. Aunque trató de preguntarle directamente, ella siempre cambiaba de tema, dejando así los sentimientos de Rentarō suspendidos, sin poder avanzar o retroceder.

—Ese ya es un problema del corazón de la doncella.

Después de escuchar la historia completa, Sumire apoyó su barbilla en una mano, mientras sus ojos reflexionaban profundamente con una seriedad sin precedentes.

—... ¿No vas a burlarte de mí usando tonterías como «En última instancia, debiste haber actuado un poco más sucio y tocar sus tetas primero» o «Debiste haberle tocado el trasero»?

—Podría hacer bromas, pero seguramente te deprimirás hasta la muerte si las escuchas. Mi principio es atormentar a las personas hasta que estén medio muertas. Si fracaso en lograr un equilibrio y animarte a seguir avanzando con Kisara, entonces, no tendría sentido.

A pesar de mezclarlo con un tono burlón, esas palabras no transmitían ninguna intención secreta, haciendo sentir a Rentarō mucho más relajado. En su mente, le dio las gracias a Sumire.

—Tal vez Kisara se siente culpable por el hecho de que se ha vuelto feliz.

Rentarō no pudo evitar levantarse de su asiento.

—¿Por qué?

Sumire movió su flequillo lejos de sus ojos con molestia.

—Cálmate. Entiendes que Kisara mantiene el deseo de vengar a sus padres, ¿no? A pesar de que fue hace mucho tiempo, he leído su historial clínico a través de algunas conexiones. Recuerdo una nota sobre dosis de insulina y datos clínicos sobre los consejos del psiquiatra después de que sus padres fueran asesinados. El archivo mencionaba que Kisara pensaba que si era feliz, sentiría culpa hacia sus padres. En ese momento, ella vería apariciones de sus padres muertos de vez en cuando, de pie frente a sus ojos en forma de fantasmas, exigiendo a su hija sobreviviente vengarlos.

—No hay forma.

Eso era idéntico a Hamlet que veía el fantasma del rey muerto. Tío Osamusan y tía Yomico no le dirían algo así a su hija.

—Después de un tiempo, los registros ya no decían nada como esto más. El médico escribió al final de la historia clínica que la paciente finalmente se había liberado a sí misma de la tragedia, por lo que decidió vivir su vida correctamente, pero me parece muy sospechoso. ¿No persiguió Kisara recientemente a uno de los culpables y se vengó? En ese caso, no sería una sorpresa que ella literalmente se estuviera preocupando por los fantasmas del pasado una vez más.

—...

Incluso si eso fuera verdad, Rentarō no podía alegrarse por eso.

El significado del comportamiento de Kisara, un tema que había quedado atrapado en su garganta durante mucho tiempo, finalmente recibió una explicación lógica a pesar de que era puramente especulativa. Eso no se sentía como una brisa refrescante que soplaba en su corazón.

Rentarō se rascó la cabeza y actualizó su estado de ánimo.

—Sensei, ¿está realmente bien que le filtres la información confidencial de un paciente a alguien como yo?

Sumire se encogió de hombros.

—Es inútil pedirle ética profesional a un médico caído, ¿no?

—Supongo que te debo una otra vez.

—No te preocupes por pagarlo. Después de todo, la deuda combinada que me debes hasta ahora ya es imposible de pagar, incluso si utilizas tu próxima vida. Pero, de nuevo, hablando de eso…

Sumire respiró, levantó los brazos y se estiró.

—Las áreas de Tokio y Sendai están actualmente a punto de entrar en una guerra total. No puedo creer que todavía te estés preocupando por ese pequeño romance. Lo que es alguien completamente inconsciente de las crisis.

—Entonces, ¿cuál es tu punto de vista sobre los acontecimientos recientes, Sensei?

—Sin ningún valor. Es evidente que los humanos eventualmente morirán incluso sin sacrificarse unos a otros.

Sumire sonrió con plena confianza y continuó:

—Los seres humanos mueren todo el tiempo. Un día, la humanidad llegará a darse cuenta de que resistir la muerte es algo completamente sin sentido.

—Sigues siendo la misma de siempre, Sensei.

Sumire extendió sus brazos pretenciosamente.

—Eso es porque soy la que embalsama la muerte. Además, morir es morir. No puedo entender a las personas como tú, que le dan importancia a los sentimientos o a la muerte.

Rentarō se levantó de su asiento.

—Sensei, me gustaría conocer su orientación sobre algunas cosas que ocurrieron recientemente. El «Anillo de Solomon» de un laboratorio ruso y la «Cabeza de Scorpion» de un laboratorio japonés fueron robados.

Un destello de luz apareció en el fondo de los ojos de Sumire.

—Continua.

Después de haberle solicitado autorización a Seitenshi de antemano, Rentarō le dijo a Sumire todo lo que había escuchado ayer.

—Mmhmm, Anillo de Solomon ¿Uh? Y pensar que eligieron ese nombre clásico para lo que es meramente un mecanismo de conversión.

Después de escuchar todo, Sumire se levantó perezosamente.

—«El rey Solomon hablaba también con los animales, aves, reptiles y peces»… Esa es una cita del libro de los Reyes en el Antiguo Testamento de la Biblia. Pero volviendo al tema, esa interpretación de entender el lenguaje de los animales mediante el uso de un Anillo era al parecer una idea errónea que apareció durante una copia o traducción.

—¿Sabes algo acerca de las cosas robadas?

Sumire sacudió la cabeza con impaciencia y añadió un «No».

—Mi investigación estaba dirigida hacia soldados mecanizados para resistir al Gastrea. Nunca intenté entra al camino de domar al Gastrea, ni siquiera una vez. Aunque creo que es una idea bastante interesante, ya que esa cosa no estaba completa, entiendo que debieron haber chocado contra un muro durante su investigación.

—Aun así, no podemos ignorar el hecho de que podrían poder emitir órdenes a libra mediante el uso de la «Cabeza de Scorpion».

—Tus preocupaciones son razonables, pero, por desgracia, no puedo ser de mucha ayuda sobre un dispositivo de traducción de una investigación extranjera. Sin embargo, puedo imaginarme cómo las cosas se van a desarrollar si las áreas de Tokio y Sendai siguen enfrentándose de esta forma.

—¿No es una guerra a gran escala entre las dos áreas?

—No, es aún más grave que eso.

Como si le enseñanza algo a un estudiante estúpido, Sumire desaceleró su ritmo mientras hablaba.

—Una guerra nuclear a escala mundial. En otras palabras, una Tercera Guerra Mundial.

Rentarō se olvidó de respirar durante unos segundos, mirando fijamente a Sumire.

—¿Q–Qué? Sensei, ¿no vistes las noticias?

Después de forzar esas palabras a salir, Rentarō intentó torcer sus labios para reírse de la exclamación de Sumire como si fuera una broma, pero después de ver su expresión fría y rígida, no pudo hacerlo.

—La realidad a menudo se convierte en una pesadilla más allá de tu imaginación. Sólo enciende el televisor y echa un vistazo.

Con una expresión sin alma, Rentarō operó un control remoto que estaba tirado, apuntándole a un televisor con moho en la esquina de la habitación.

Tan viejo que te hacía dudar si la pantalla aún funcionaba, el televisor finalmente proyectó luz lentamente. Al final, muchas flotas de barco atravesando el mar, aparecieron en la pantalla.

Acompañado de cruceros, destructores y buques de suministro, ¿no era el objeto gigantesco en el centro un portaviones de propulsión nuclear?

Debido a su increíble costo de construcción y manutención, incluso en el año 2031, Japón todavía no tenía ningún área capaz de poseer uno de ellos.

En un principio, Rentarō pensó que era un drama de televisión extranjera y quería cambiar el canal, pero al ver el logo familiar de las noticias en una esquina de la pantalla, al instante se dio cuenta de que algo andaba mal.

Un titular desplazándose de «Sospechando que el Área de Tokio está violando el tratado de prohibición de armas biológicas, Estados Unidos comenzó una acción militar» apareció en una parte de la pantalla.

Rentarō quedó atónito, incapaz de deshacerse de la sorpresa. Al instante siguiente, la cámara cambió a otro lugar, que mostraba a otra flota señalando que era la marina rusa.

—Las escenas anteriores representan a las flotas estadounidenses y rusas acercándose a las aguas territoriales del Área de Tokio.

La cámara regresó a un estudio de grabación donde una conductora de noticias y una especie de comentarista discutían con urgencia algo. A juzgar por sus expresiones ansiosas, Rentarō podía decir que su última esperanza era que todo fuera una gran broma y terminara en nada.

—¿Qué diablos está pasando? Además, ¿con el tratado de prohibición de armas biológicas se refieren a...?

Rentarō hizo una expresión rígida y preguntó. Sumire se quedó mirando a la pantalla con una expresión oscura.

—Las cosas se han deteriorado aún más mientras estabas de camino a aquí. El tratado de prohibición de armas biológicas es parte del derecho internacional. El «Legado de las Siete Estrellas», que se rumorea puede controlar a un Gastrea fase V libremente, ha sido considerado un arma biológica, probablemente. América está usando la contravención del derecho internacional como una excusa para exigir la inspección de toda el Área de Tokio incluyendo la Sagrada Residencia. Naturalmente, es probable que el Área de Tokio lo rechace.

—¿Otros países se están involucrando en la guerra entre dos áreas de Japón? ¿Cómo se llegó a esto?

Sumire miró a Rentarō con ojos llenos de piedad.

—La razón superficial es que con el acceso prioritario a los suministros de Varanium como condición, el Área de Tokio solicitó asistencia de sus semialiados como Rusia, Inglaterra y Francia. Para resistirlos, el Área de Sendai también pidió ayuda a los Estados Unidos, Australia y China. Sin embargo, ese no es el objetivo real.

—¿Cuál es?

—Los recursos en el subsuelo no están distribuidos de forma uniforme. Por ejemplo, hay oro y diamantes en África, petróleo crudo en el Oriente Medio, mientras que el principal exportador de Varanium es Japón. La producción de Varanium del Área de Tokio equivale a un 31% de la oferta mundial, mientras que el Área de Sendai tiene un 16%. Si el Área de Sendai cae, el Área de Tokio tendrá por lo menos aproximadamente la mitad de la oferta total de Varanium; en viceversa, si el Área de Tokio cae porque el Área de Sendai comienza una guerra antes de que los sacos de virus de Libra se liberen y logra derrotar al Área de Tokio que está agotada por las batallas contra Scorpion y Aldebarán, ellos van a monopolizar el 47% de la oferta de Varanium mundial. ¿Entiendes lo que eso implica?

—No...

A pesar de no entender claramente, la voz de Rentarō aún temblaba.

—Naturalmente, el Varanium es actualmente el material para los monolitos y también es indispensable para la fabricación de armas y municiones. Si una nación monopoliza la mitad de la oferta mundial de Varanium, ellos tendrían la libertad de fijar los precios a su antojo.

Rentarō no pudo evitar exclamar «Ah».

Sumire asintió en silencio.

—Ya entendiste lo que las potencias extranjeras están pensando, ¿cierto? Por ejemplo, supongamos que los alimentos del Área de Tokio fueran 100% dependientes de las otras áreas, entonces, una vez que las otras áreas coloquen una prohibición total a la exportación de alimentos para el Área de Tokio, el Área de Tokio no tendría más remedio que obedecerlos, tosiendo con el dinero en efectivo sin importar que tan altos sean los precios, es el mismo principio. Con respecto a esta guerra entre las dos áreas, el resultado podría llevar a la subida y caída de muchas otras naciones. Desde una perspectiva externa, esto es algo que debe ser evitado. En la actualidad, las manos estadounidenses y rusas probablemente tienen sus dedos sobre los botones de lanzamiento nuclear. Es como cuando una discusión entre niños requiere la intervención de los adultos.

—¿Qué pasa con el principio de no intervención en los asuntos internos?

—Las cinco áreas de Japón han sido reconocidas oficialmente como Estados independientes, así que esto no tiene nada que ver con los asuntos internos.

Rentarō buscó rápidamente en su mente para refutarlo, haciendo todo lo posible para pensar en algo.

—¡Sí!... Ahora que las cosas han llegado a esto, ¿no intervendrán las Naciones Unidas en el conflicto entre las dos áreas?

Sumire se encogió de hombros, sin dejarse impresionar por la pregunta de Rentarō.

—Las Naciones Unidas han dejado de servir para cualquier función desde hace mucho tiempo en la Guerra Gastrea. Incluso si todavía tiene algún efecto, existe un precedente anterior de su incapacidad para detener la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Deberías aprender que cuando las cosas son demasiado serias, nadie puede evitar que sucedan.

Rentarō miró la televisión para ver al anfitrión de las noticias con una expresión impotente mientras repetía como si no tuviera ninguna idea sobre el futuro de Japón.

Sumire entonces habló con un tono mucho más suave que antes.

—Joven Satomi, ¿sabes por qué la Primera Guerra Mundial estalló como está registrado en los libros de historia?

Rentarō negó con la cabeza sin comprender.

—28 de junio de 1914 en Sarajevo, un joven perteneciente a una organización terrorista secreta serbia, se topó con el coche del príncipe heredero de Austria que había perdido el rumbo. Aprovechando la excelente oportunidad otorgada por la providencia, mató al príncipe. Esto llevó a un deterioro decisivo entre las relaciones de Turquía y Rusia, que no eran particularmente amistosas para empezar, lo que resultó en una gran guerra que mató a más de diez millones de personas. Otro ejemplo, 19 de abril de 1775, la batalla de Lexington en los campos de Boston. En ese momento, las colonias aún no se habían decidido a declararle la guerra a Gran Bretaña. Al ver aparecer tropas británicas, el comandante local dio órdenes de dispersarse. Sin embargo, alguien disparó la primera bala, encendiendo así el fuego de la guerra. En última instancia, las tropas de elite británicas fueron derrotadas y la Guerra de Independencia comenzó. Esa bala disparada por una sola persona desconocida fue llamada el «Disparo escuchado alrededor del mundo». Incluyendo ese disparo efectuado en Sarajevo y la bala en Lexington, ambos fueron casos en que una sola bala cambió el curso de la historia.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Mi punto es que cuando la presión se vuelve crítica, todo lo que se necesita es una sola bala para desatar una guerra. Además, una vez que se encienden los fuegos de la guerra, no se detendrán hasta que un gran número de personas hayan muerto. En este momento, las áreas de Tokio y Sendai han bloqueado las embajadas y vuelos de la otra. Estas represalias de ida y vuelta, son precisamente la mayor evidencia de que las presiones entre las dos áreas alcanzaron el punto crítico. Sólo se necesita añadir una sola bala. Esta situación es mucho más grave de lo que pensaba. Con los codos sobre la mesa, Sumire entrelazó sus manos y apoyó la barbilla en ellas.

—Joven Satomi, debes apurarte en negociar con Andrei Litvintsev. Eres el único capaz de arreglar la situación. No dejes que la bala de la revolución mundial sea disparada.

Pensando que esa era la mayor broma del mundo, Sumire sonrió:

—Tal vez el destino del mundo esté en tus manos.

Parte 2

En el instante en que el último de los Monolitos provisionales fue establecido en el Área de Tokio durante la Guerra Gastrea de hace diez años, bloqueando así la invasión Gastrea, en lugar de un sentido de salvación surgiendo en los corazones de las personas, sería mejor describirlo como un sentimiento del agotamiento interminable, preguntándose si todo había terminado.

Cuando el entonces primer ministro Zama declaró que la guerra había terminado en la televisión, radio e Internet, todas las personas lloraron sin excepción.

Incluso ellos mismos, no podían entender que emoción en particular, estaba detrás de sus propias lágrimas.

¿Era pena por aquellos que fueron asesinados? ¿Pesar por la derrota en la guerra? ¿O una sensación de vacío que surgió por no entender lo que estaba pasando?

Preocupado por que la población había disminuido a menos del 10% del número original, el último primer ministro de Japón, Zama, estableció una política que prohibía el aborto quirúrgico para todos los embarazos. Como resultado, eso condujo a su caída del poder.

Apodada el «Tratado de abortos», esta política dio lugar a un aumento explosivo de los nacimientos de Niños Malditos, que fueron surgiendo gradualmente con el tiempo. Debido a perder el control de la natalidad y al hecho de que los niños no deseados seguían naciendo (De ahí la idea de que los hijos no deseados se convertían en Niños malditos), los problemas sociales de bebés siendo abandonados y abuso de menores, aumentaron increíblemente.

Irónicamente, en el año 2029, es decir, dos años atrás, el propio ex-primer ministro Zama fue declarado muerto en un hospital después de que su cuello fuera roto por un Niño Maldito cuyo nacimiento había ocurrido gracias a su prohibición de los abortos.

La caída de Zama del poder condujo a la aparición del primer Seitenshi, que unió a Tokio junto a las diversas prefecturas vecinas que habían caído a pedazos, estableciendo así el sistema actual de 43 distritos en el Área de Tokio.

Después de la guerra, los sobrevivientes tuvieron un montón de cosas que hacer.

Todo tipo de instalaciones públicas destruidas tenían que ser reconstruidas. La escasez de electricidad necesitaba ser resuelta. La gran escasez de alimentos requería racionamiento. Por último, los nuevos hogares que necesitaban ser garantizados a la gran cantidad de refugiados que llegaron al Área de Tokio.

Una idea que fue acogida por Seitenshi en su momento, fue la construcción de mega-flotadores en la bahía de Tokio.

Aunque ese tipo de proyecto de construcción había sido perseguido activamente desde el pasado, las cosas eran muy diferentes a antes de la guerra. La bahía de Tokio había sido invadida hasta el punto en que incluso su aparición en el mapa había cambiado.

Por lo tanto, el edificio que actualmente se elevaba frente a los ojos de Rentarō, era también uno de esos mega-flotadores.

El suelo estaba cubierto por sombras densas de aves. Rentarō levantó la mirada para ver la luz cegadora del sol, obligándolo a estrechar sus ojos y protegerlos con su mano, mientras le permitía a los gritos de las aves invadir sus oídos.

Rentarō supuso que las aves que se deslizaban tranquilamente en el cielo eran gaviotas tridáctilas de cola negra.

Presumiblemente porque sus gritos parecían a los de los gatos, fueron nombradas así, pero incluso después de escucharlas tantas veces, Rentarō aún sentían que sonaban como el llanto de los bebés.

La gaviota tridáctila de cola negra era muy interesante. Al igual que la gaviota argéntea, ellas a veces secuestraban los polluelos de otros nidos para alimentar a sus crías, pero algunas veces, no podían distinguir los polluelos secuestrados de los suyos propios, criándolos al final juntos. Ese comportamiento torpe era especialmente divertido.

Mientras descomprimía su conocimiento sobre animales dentro de su cráneo, Rentarō trató de pensar en algo más, pero en última instancia, negó con la cabeza de repente y dejó de escapar de la realidad.

Entonces, miró directamente a la entrada oscura y siniestra frente a él.

Probablemente debido a un trabajo de mala calidad, la pared exterior blanca estaba resquebrajaba en muchos lugares a pesar de ser de menos de diez años de edad.

Este extraño edificio, combinaba un sanatorio marítimo de aislamiento, junto al olor de un interminable mal.

… Era la penitenciaría marina ubicada en el distrito 32 del Área de Tokio.

Durante el período de caos después de la guerra, la economía se derrumbó (Aunque sólo fue por un breve momento) y la hiperinflación terminó con una sola caja de maíz costando cerca de ¥ 10,000.

Los billetes de mil y diez mil yenes eran meros pedazos de papel para empezar. Solo fue por la «Credibilidad» dada por el gobierno Japonés, que esos billetes alcanzaron tan grandes denominaciones.

Pero debido a la Guerra Gastrea, todas las monedas que circulaban en el mundo perdieron su valor, incluso la bolsa de Tokio cerró como resultado. Nadie sabía quién era más «Creíble».

Al final, no fue extraño ver espectáculos de capitalistas, que solían tener suficiente dinero como para quemar, pelearse como carroñeros por lo botes de basura.

Naturalmente, hubo un aumento rápido en el número de personas que acudieron al robo debido al hambre o a la falta de vivienda.

Aunque prácticamente todas esas personas cometieron crímenes porque no tenían otra opción, los seres humanos eran seres que encarnaban el bien y el mal en un mismo cuerpo, para empezar.

Algunas personas pierden su sentido de culpa después de cometer algunos crímenes que quedan impunes, mientras que otros se entregan a sí mismos a la emoción de la delincuencia, sin poder contenerse…

Esta prisión en el mar fue construida para aislar a las personas que habían cruzado la línea.

Rentarō volteó para mirar el camino por donde había venido justo ahora. Era un puente colgante, cuya longitud era vertiginosa de por sí, en la que un solo guardia de seguridad servía como punto de control.

Incluso a pesar de que esto era parte del distrito exterior de la bahía de Tokio, no había escombros en el lugar. Fue completamente reconstruido.

Dando un vistazo rápido en todas las direcciones, Rentarō incluso vio un parque construido en la playa en forma de media luna.

Había parejas tomando paseos y madres empujando cochecitos, además de varias casas club de ancianos esparcidas alrededor. Probablemente era un lugar para que descansaran los ciudadanos.

A excepción de este un lugar, toda la bahía de Tokio estaba deliberadamente olvidada y aislada.

Sacando su licencia de Promotor y dando su nombre en la recepción, Rentarō pidió una reunión urgente con Litvintsev. La recepcionista reaccionó con sorpresa.

Tras decirle que esperara un rato, Rentarō vio a un guardia anciano salir de la prisión mientras le decía «Por aquí, por favor» y mostraba el camino.

Sintiendo como si una batalla viniera, Rentarō apretó su puño y lo siguió.

—Wow, nunca esperé que fuera tan joven, señor Promotor... ¿Usted fue quien originalmente aprehendió a Litvintsev?

Poco después de pasar a través de la segunda puerta, el guardia anciano por fin habló.

—Sí, pero sólo fue suerte.

—Tal vez usted ya lo sabe, pero este lugar no encierra a presos comunes. Sólo los criminales que han sido juzgados como imposibles de rehabilitar son transferidos aquí.

—Creo que sí.

Mientras decía eso, Rentarō miró a su alrededor.

No había iluminación artificial en lo absoluto. Las pisadas sonaban excepcionalmente claras en el aire seco.

Había pequeñas ventanas enrejadas separadas regularmente, lo que permitía que la luz solar entrara en diagonal.

Había un intenso olor a mar, además del sonido de las gaviotas de vez en cuando.

Si uno examinaba las esquinas del techo con cuidado, notaría el destello de las cámaras de seguridad. Había numerosos agujeros en el piso bajo sus pies, tal vez para colocar vallas metálicas en situaciones de emergencia.

Lo que sorprendió a Rentarō fue que había una chica joven mezclada entre los guardias de la prisión. Estaba sentada en una silla, abrazándose una pierna con la rodilla doblada, balanceándose la otra pierna con impaciencia.

Había una pica negra al estilo Punk pintada bajo su ojo derecho. Rentarō tenía la sensación de que su personalidad no era especialmente agradable.

—¿Así que los guardias de seguridad de aquí utilizan incluso iniciadores?

—Enviados por la IISO, aunque nos dijeron que no era necesario demasiado personal de seguridad.

Dirigiendo al instante su mirada hacia un lugar ocupado por la oscuridad, Rentarō vio un par de ojos llenos de ira siguiendo sigilosamente sus pasos desde el interior.

Él no sabía por qué estas personas fueron encarceladas y no tenía interés en saberlo tampoco. Sin embargo, estas personas eran ciertamente criminales sin lugar a dudas.

El silencio se sentía aún más aterrador.

—Señor Promotor, por favor, venga por acá.

A pesar de sentirse incomodo por las miradas persiguiéndolo, Rentarō pasó a través de un pequeño puesto de control con guardias de servicio al final del pasillo.

Con eso, ya había pasado por tres puertas hasta ahora. Por la forma en que las cosas parecían, entre más profundo iban, mas viles y despiadados eran los criminales.

Después de caminar desde el puesto de control, Rentarō de repente notó que el guardia de seguridad de antes había desaparecido. Miró hacia atrás para verlo de pie en el puesto de control sin continuar hacia adelante.

—Hasta aquí lo acompaño, así que tenga cuidado, señor Promotor. El día que ese chico fue internado aquí, me agarró por el cuello con las esposas cuando me descuide por un momento. Si la ayuda no hubiera llegado un minuto más tarde, sin duda hubiera sido asesinado.

—... Entiendo, gracias.

Dándole la espalda al guardia de seguridad que tenía la cabeza inclinada con miedo, Rentarō pasó por encima de un gigantesco «Bloque C» pintado en el suelo con aerosol, dando un paso hacia la oscuridad.

Para ser honesto, tenía un poco de miedo, pero ahora que había llegado tan lejos, no era como si pudiera pedirle al guardia que viniera. Rentarō se limpió las manos sudorosas en sus pantalones.

El esquema básico aquí era el mismo que en los bloques anteriores, pero las miradas que se fijaban en él eran aún peor que antes, hasta el punto en que podía sentir un fuerte instinto asesino, incluso el aire se sentía especialmente pesado.

Justo en ese momento, un sonido similar al ruido de las campanas, se escuchó desde algún lugar. Guiado por el sonido, Rentarō supo que su destino estaba en la parte más profunda, sin necesidad de buscar más.

Tan pronto como llegó a su destino, su primera impresión fue lo brillante que era.

Había una sola celda de un tamaño mayor a todas las demás. La ventana de iluminación era relativamente amplia, iluminando casi todas las paredes.

Había una cama de metal, estantes simples y libros pesados apilados en los estantes con títulos en alfabeto cirílico.

Rentarō encontró las campanas de viento atadas en los barrotes de la ventana. Una brisa ocasional causaba que la lengüeta de la campana se moviera, produciendo sonidos vivos dentro de un recipiente de vidrio.

Naturalmente, esa era la fuente de los sonidos de campana.

Entonces, el individuo sentado en una silla leyendo un libro era…

Rentarō sintió que se contraían sus vasos sanguíneos, y no pudo evitar escupir sangre.

—Ha pasado un tiempo, Andrei Litvintsev.

Colocando un marcador en su libro, el hombre lo cerró y lo devolvió a los estantes junto a él, antes de mirar hacia arriba.

—Mucho tiempo sin verte, Satomi Rentarō.

Su voz tenor sólo trajo recuerdos dolorosos a Rentarō.

El rostro del hombre parecía estar fuera de lugar con relación a su traje de prisión negro. Con un rostro y mentón hendido su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol.

La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.

—¿Por qué preguntaste por mí?

—Después de lo sucedido, investigué muchas cosas sobre ti.

Litvintsev movió su cabeza, instando a Rentarō a tomar asiento.

Manteniendo su mirada en él, Rentarō sacó con cuidado una de las sillas apiladas contra la pared del pasillo y se sentó. Para asegurarse de estar en el lado seguro, deliberadamente se mantuvo a tres pasos de las rejas de la celda.

En medio de la tensa atmósfera, sólo el sonido de las campanas de viento parecía no entender la situación.

—Después de derrotar a Scorpion, Aldebarán y arrestarme, en verdad te hiciste de un nombre por ti mismo.

—Un VIP como tú, que tiene tres comidas al día junto a un refugio gratis, no me habría convocado aquí sólo para burlarse de mí, ¿cierto?

—Entonces, ¿qué tal si cambiamos lugares?

—Deberías agradecerle a tu buena suerte que no fuiste condenado a muerte.

Litvintsev sonrió.

—No hay necesidad de tener tanto miedo. No voy a comerte.

—Parece que tus ojos están funcionando mal después de pasar tanto tiempo en la cárcel.

Como si mostrara compostura en una posición de ventaja, Litvintsev deliberadamente ralentizó su discurso y dijo:

—El miedo tiene su propio olor. Simplemente estas usando ira para ocultar tu miedo.

—...

Suprimiendo la vacilación en su corazón, Rentarō apretó los puños sobre su regazo mientras lamentaba mentalmente que Litvintsev fuera tan superior en guerras psicológicas que él.

Andrei Litvintsev.

Este espía había tratado de acercarse a los políticos del Área de Tokio y sobornarlos, convirtiéndolos en militantes para provocar una guerra contra otras áreas.

Investigó las industrias del Área de Tokio, el estado de la economía y los recursos nacionales, proporcionándole información a Rusia. Se decía que Rusia incluso estableció una agencia de inteligencia especializada en el Área de Tokio sólo para apoyarlo.

Cuando fue arrestado, sólo un total de cinco personas se vieron implicadas, incluyendo a sus cómplices. Debido a que todos los sospechosos fueron capturados en estricto silencio, el juez se tuvo problemas en el juicio y solo pudo realizarlo usando un motivo ambiguo como «Perturbar la paz y filtrar secretos del Área de Tokio a otras áreas».

Para que un espía experto como él fuera detenido, podría describirse como casualidad.

Junto a sus cómplices, estaba instalando dispositivos para espiar la casa de un político que pertenecía a una facción opuesta. Como resultado, un vecino se quejó del ruido y la seguridad civil contratada para cuidar del problema, terminó deteniendo a Litvintsev repentinamente.

Tras su detención, los otros crímenes de Litvintsev salieron a la luz, causando un gran revuelo al instante. En el caos siguiente, el fiscal terminó robándose todo el crédito, dejando a la empresa de seguridad civil Tendō con el crédito absurdo de «Solucionar quejas relacionadas al ruido».

Absolutamente vergonzoso.

—Sólo fuiste capaz de atraparme porque mi Iniciador no estaba a mi lado. Espero que no olvides eso.

—Qué excusa tan vergonzosa. Es lamentable el destino de un IP altamente rankeado.

—¿Cómo está la princesa últimamente?

—¿Estás hablando de Seitenshi-sama? ¿Alguna vez te visitó?

—Una muy breve, pero sí. Es una mujer muy delicada.

—No estés intimidándola. Ella es un creyente muy devota a Dios.

—Así que hay personas que todavía creen en Dios en estos tiempos…

La voz de Litvintsev se volvió sombría.

—¿Todos los bielorrusos son ateos?

—En el momento en que el área metropolitana de Minsk se hundió en el infierno, la fe ya había desaparecido hace mucho tiempo.

—... Litvintsev, conoces la situación actual del Área de Tokio, ¿cierto? Ha sido injustamente acusada de convocar a Libra y una guerra contra el Área de Sendai podría estallar en cualquier momento. A este ritmo, en medio de la desesperación, el Área de Sendai seguramente hará un movimiento primero.

Una vez que comience la guerra, las potencias extranjeras van a unirse una tras otra, convirtiendo esto en una guerra mundial. Además, es muy probable que este incidente esté relacionado a tus antiguos subordinados robando el anillo de Solomon y la Cabeza de Scorpion. Por supuesto, tú debes estar involucrado también.

—¿Por qué piensas eso?

—Si eres tú, sobornar al personal de aquí y hacer contacto con el mundo exterior debe ser un pedazo de pastel.

Litvintsev sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.

—Sólo sé un buen chico y escupe donde se esconden tus amigos, entonces, hablaremos de la reducción de tu condena. Que quede claro desde el principio, si no te apuras y hablas, la información pronto se volverá inútil. A diferencia de ti, no estoy sentado aquí sin nada que hacer.

Rentarō terminó con un suspiro. ¿Qué te parece? Observó la reacción de la persona al frente.

Aunque Rentarō no era un negociador experto, el discurso que acaba de decir debería merecer una calificación aprobatoria.

Para ser honesto, Rentarō había obtenido el permiso previo de Seitenshi para deportar a Litvintsev de vuelta a Rusia y prohibirle entrar en las cinco áreas de Japón para servir como moneda de cambio. Pero revelar todas sus cartas al comienzo sería lo peor que podría hacer a la hora de negociar.

Por mucho que Rentarō hubiera abandonado ese camino, había sido preparado como un candidato para entrar en la política como miembro de la familia Tendō. Había hecho su tarea de antemano para estudiar las reglas de la negociación hasta cierto punto.

Las reglas de esta prisión eran estrictas en un grado obsesivo. Uno sola visita al mes y limitada a la familia. Los productos entregados en las celdas individuales también eran fuertemente controlados.

Originalmente destinada a ser un lugar social para los reclusos, las conversaciones privadas fueron prohibidas en la cafetería. Los techos incluso estaban equipados con gases lacrimógenos que eran rociados en cuanto se producía un motín.

Llamadas a la celda dos veces al día. La falta de respuesta se consideraría sin piedad como un intento para escapar de la prisión sometiendo al recluso a la sala de castigos.


El campo deportivo donde se podía respirar un poco de aire fresco, se abría dos veces por semana, pero ese lugar estaba rodeado por imponentes muros de hormigón tripulados por guardias armados con balas reales, patrullando como halcones.

Parte 2

En el instante en que el último de los Monolitos provisionales fue establecido en el Área de Tokio durante la Guerra Gastrea de hace diez años, bloqueando así la invasión Gastrea, en lugar de un sentido de salvación surgiendo en los corazones de las personas, sería mejor describirlo como un sentimiento del agotamiento interminable, preguntándose si todo había terminado.

Cuando el entonces primer ministro Zama declaró que la guerra había terminado en la televisión, radio e Internet, todas las personas lloraron sin excepción.

Incluso ellos mismos, no podían entender que emoción en particular, estaba detrás de sus propias lágrimas.

¿Era pena por aquellos que fueron asesinados? ¿Pesar por la derrota en la guerra? ¿O una sensación de vacío que surgió por no entender lo que estaba pasando?

Preocupado por que la población había disminuido a menos del 10% del número original, el último primer ministro de Japón, Zama, estableció una política que prohibía el aborto quirúrgico para todos los embarazos. Como resultado, eso condujo a su caída del poder.

Apodada el «Tratado de abortos», esta política dio lugar a un aumento explosivo de los nacimientos de Niños Malditos, que fueron surgiendo gradualmente con el tiempo. Debido a perder el control de la natalidad y al hecho de que los niños no deseados seguían naciendo (De ahí la idea de que los hijos no deseados se convertían en Niños malditos), los problemas sociales de bebés siendo abandonados y abuso de menores, aumentaron increíblemente.

Irónicamente, en el año 2029, es decir, dos años atrás, el propio ex-primer ministro Zama fue declarado muerto en un hospital después de que su cuello fuera roto por un Niño Maldito cuyo nacimiento había ocurrido gracias a su prohibición de los abortos.

La caída de Zama del poder condujo a la aparición del primer Seitenshi, que unió a Tokio junto a las diversas prefecturas vecinas que habían caído a pedazos, estableciendo así el sistema actual de 43 distritos en el Área de Tokio.

Después de la guerra, los sobrevivientes tuvieron un montón de cosas que hacer.

Todo tipo de instalaciones públicas destruidas tenían que ser reconstruidas. La escasez de electricidad necesitaba ser resuelta. La gran escasez de alimentos requería racionamiento. Por último, los nuevos hogares que necesitaban ser garantizados a la gran cantidad de refugiados que llegaron al Área de Tokio.

Una idea que fue acogida por Seitenshi en su momento, fue la construcción de mega-flotadores en la bahía de Tokio.

Aunque ese tipo de proyecto de construcción había sido perseguido activamente desde el pasado, las cosas eran muy diferentes a antes de la guerra. La bahía de Tokio había sido invadida hasta el punto en que incluso su aparición en el mapa había cambiado.

Por lo tanto, el edificio que actualmente se elevaba frente a los ojos de Rentarō, era también uno de esos mega-flotadores.

El suelo estaba cubierto por sombras densas de aves. Rentarō levantó la mirada para ver la luz cegadora del sol, obligándolo a estrechar sus ojos y protegerlos con su mano, mientras le permitía a los gritos de las aves invadir sus oídos.

Rentarō supuso que las aves que se deslizaban tranquilamente en el cielo eran gaviotas tridáctilas de cola negra.

Presumiblemente porque sus gritos parecían a los de los gatos, fueron nombradas así, pero incluso después de escucharlas tantas veces, Rentarō aún sentían que sonaban como el llanto de los bebés.

La gaviota tridáctila de cola negra era muy interesante. Al igual que la gaviota argéntea, ellas a veces secuestraban los polluelos de otros nidos para alimentar a sus crías, pero algunas veces, no podían distinguir los polluelos secuestrados de los suyos propios, criándolos al final juntos. Ese comportamiento torpe era especialmente divertido.

Mientras descomprimía su conocimiento sobre animales dentro de su cráneo, Rentarō trató de pensar en algo más, pero en última instancia, negó con la cabeza de repente y dejó de escapar de la realidad.

Entonces, miró directamente a la entrada oscura y siniestra frente a él.

Probablemente debido a un trabajo de mala calidad, la pared exterior blanca estaba resquebrajaba en muchos lugares a pesar de ser de menos de diez años de edad.

Este extraño edificio, combinaba un sanatorio marítimo de aislamiento, junto al olor de un interminable mal.

… Era la penitenciaría marina ubicada en el distrito 32 del Área de Tokio.

Durante el período de caos después de la guerra, la economía se derrumbó (Aunque sólo fue por un breve momento) y la hiperinflación terminó con una sola caja de maíz costando cerca de ¥ 10,000.

Los billetes de mil y diez mil yenes eran meros pedazos de papel para empezar. Solo fue por la «Credibilidad» dada por el gobierno Japonés, que esos billetes alcanzaron tan grandes denominaciones.

Pero debido a la Guerra Gastrea, todas las monedas que circulaban en el mundo perdieron su valor, incluso la bolsa de Tokio cerró como resultado. Nadie sabía quién era más «Creíble».

Al final, no fue extraño ver espectáculos de capitalistas, que solían tener suficiente dinero como para quemar, pelearse como carroñeros por lo botes de basura.

Naturalmente, hubo un aumento rápido en el número de personas que acudieron al robo debido al hambre o a la falta de vivienda.

Aunque prácticamente todas esas personas cometieron crímenes porque no tenían otra opción, los seres humanos eran seres que encarnaban el bien y el mal en un mismo cuerpo, para empezar.

Algunas personas pierden su sentido de culpa después de cometer algunos crímenes que quedan impunes, mientras que otros se entregan a sí mismos a la emoción de la delincuencia, sin poder contenerse…

Esta prisión en el mar fue construida para aislar a las personas que habían cruzado la línea.

Rentarō volteó para mirar el camino por donde había venido justo ahora. Era un puente colgante, cuya longitud era vertiginosa de por sí, en la que un solo guardia de seguridad servía como punto de control.

Incluso a pesar de que esto era parte del distrito exterior de la bahía de Tokio, no había escombros en el lugar. Fue completamente reconstruido.

Dando un vistazo rápido en todas las direcciones, Rentarō incluso vio un parque construido en la playa en forma de media luna.

Había parejas tomando paseos y madres empujando cochecitos, además de varias casas club de ancianos esparcidas alrededor. Probablemente era un lugar para que descansaran los ciudadanos.

A excepción de este un lugar, toda la bahía de Tokio estaba deliberadamente olvidada y aislada.

Sacando su licencia de Promotor y dando su nombre en la recepción, Rentarō pidió una reunión urgente con Litvintsev. La recepcionista reaccionó con sorpresa.

Tras decirle que esperara un rato, Rentarō vio a un guardia anciano salir de la prisión mientras le decía «Por aquí, por favor» y mostraba el camino.

Sintiendo como si una batalla viniera, Rentarō apretó su puño y lo siguió.

—Wow, nunca esperé que fuera tan joven, señor Promotor... ¿Usted fue quien originalmente aprehendió a Litvintsev?

Poco después de pasar a través de la segunda puerta, el guardia anciano por fin habló.

—Sí, pero sólo fue suerte.

—Tal vez usted ya lo sabe, pero este lugar no encierra a presos comunes. Sólo los criminales que han sido juzgados como imposibles de rehabilitar son transferidos aquí.

—Creo que sí.

Mientras decía eso, Rentarō miró a su alrededor.

No había iluminación artificial en lo absoluto. Las pisadas sonaban excepcionalmente claras en el aire seco.

Había pequeñas ventanas enrejadas separadas regularmente, lo que permitía que la luz solar entrara en diagonal.

Había un intenso olor a mar, además del sonido de las gaviotas de vez en cuando.

Si uno examinaba las esquinas del techo con cuidado, notaría el destello de las cámaras de seguridad. Había numerosos agujeros en el piso bajo sus pies, tal vez para colocar vallas metálicas en situaciones de emergencia.

Lo que sorprendió a Rentarō fue que había una chica joven mezclada entre los guardias de la prisión. Estaba sentada en una silla, abrazándose una pierna con la rodilla doblada, balanceándose la otra pierna con impaciencia.

Había una pica negra al estilo Punk pintada bajo su ojo derecho. Rentarō tenía la sensación de que su personalidad no era especialmente agradable.

—¿Así que los guardias de seguridad de aquí utilizan incluso iniciadores?

—Enviados por la IISO, aunque nos dijeron que no era necesario demasiado personal de seguridad.

Dirigiendo al instante su mirada hacia un lugar ocupado por la oscuridad, Rentarō vio un par de ojos llenos de ira siguiendo sigilosamente sus pasos desde el interior.

Él no sabía por qué estas personas fueron encarceladas y no tenía interés en saberlo tampoco. Sin embargo, estas personas eran ciertamente criminales sin lugar a dudas.

El silencio se sentía aún más aterrador.

—Señor Promotor, por favor, venga por acá.

A pesar de sentirse incomodo por las miradas persiguiéndolo, Rentarō pasó a través de un pequeño puesto de control con guardias de servicio al final del pasillo.

Con eso, ya había pasado por tres puertas hasta ahora. Por la forma en que las cosas parecían, entre más profundo iban, mas viles y despiadados eran los criminales.

Después de caminar desde el puesto de control, Rentarō de repente notó que el guardia de seguridad de antes había desaparecido. Miró hacia atrás para verlo de pie en el puesto de control sin continuar hacia adelante.

—Hasta aquí lo acompaño, así que tenga cuidado, señor Promotor. El día que ese chico fue internado aquí, me agarró por el cuello con las esposas cuando me descuide por un momento. Si la ayuda no hubiera llegado un minuto más tarde, sin duda hubiera sido asesinado.

—... Entiendo, gracias.

Dándole la espalda al guardia de seguridad que tenía la cabeza inclinada con miedo, Rentarō pasó por encima de un gigantesco «Bloque C» pintado en el suelo con aerosol, dando un paso hacia la oscuridad.

Para ser honesto, tenía un poco de miedo, pero ahora que había llegado tan lejos, no era como si pudiera pedirle al guardia que viniera. Rentarō se limpió las manos sudorosas en sus pantalones.

El esquema básico aquí era el mismo que en los bloques anteriores, pero las miradas que se fijaban en él eran aún peor que antes, hasta el punto en que podía sentir un fuerte instinto asesino, incluso el aire se sentía especialmente pesado.

Justo en ese momento, un sonido similar al ruido de las campanas, se escuchó desde algún lugar. Guiado por el sonido, Rentarō supo que su destino estaba en la parte más profunda, sin necesidad de buscar más.

Tan pronto como llegó a su destino, su primera impresión fue lo brillante que era.

Había una sola celda de un tamaño mayor a todas las demás. La ventana de iluminación era relativamente amplia, iluminando casi todas las paredes.

Había una cama de metal, estantes simples y libros pesados apilados en los estantes con títulos en alfabeto cirílico.

Rentarō encontró las campanas de viento atadas en los barrotes de la ventana. Una brisa ocasional causaba que la lengüeta de la campana se moviera, produciendo sonidos vivos dentro de un recipiente de vidrio.

Naturalmente, esa era la fuente de los sonidos de campana.

Entonces, el individuo sentado en una silla leyendo un libro era…

Rentarō sintió que se contraían sus vasos sanguíneos, y no pudo evitar escupir sangre.

—Ha pasado un tiempo, Andrei Litvintsev.

Colocando un marcador en su libro, el hombre lo cerró y lo devolvió a los estantes junto a él, antes de mirar hacia arriba.

—Mucho tiempo sin verte, Satomi Rentarō.

Su voz tenor sólo trajo recuerdos dolorosos a Rentarō.

El rostro del hombre parecía estar fuera de lugar con relación a su traje de prisión negro. Con un rostro y mentón hendido su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol.

La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.

—¿Por qué preguntaste por mí?

—Después de lo sucedido, investigué muchas cosas sobre ti.

Litvintsev movió su cabeza, instando a Rentarō a tomar asiento.

Manteniendo su mirada en él, Rentarō sacó con cuidado una de las sillas apiladas contra la pared del pasillo y se sentó. Para asegurarse de estar en el lado seguro, deliberadamente se mantuvo a tres pasos de las rejas de la celda.

En medio de la tensa atmósfera, sólo el sonido de las campanas de viento parecía no entender la situación.

—Después de derrotar a Scorpion, Aldebarán y arrestarme, en verdad te hiciste de un nombre por ti mismo.

—Un VIP como tú, que tiene tres comidas al día junto a un refugio gratis, no me habría convocado aquí sólo para burlarse de mí, ¿cierto?

—Entonces, ¿qué tal si cambiamos lugares?

—Deberías agradecerle a tu buena suerte que no fuiste condenado a muerte.

Litvintsev sonrió.

—No hay necesidad de tener tanto miedo. No voy a comerte.

—Parece que tus ojos están funcionando mal después de pasar tanto tiempo en la cárcel.

Como si mostrara compostura en una posición de ventaja, Litvintsev deliberadamente ralentizó su discurso y dijo:

—El miedo tiene su propio olor. Simplemente estas usando ira para ocultar tu miedo.

—...

Suprimiendo la vacilación en su corazón, Rentarō apretó los puños sobre su regazo mientras lamentaba mentalmente que Litvintsev fuera tan superior en guerras psicológicas que él.

Andrei Litvintsev.

Este espía había tratado de acercarse a los políticos del Área de Tokio y sobornarlos, convirtiéndolos en militantes para provocar una guerra contra otras áreas.

Investigó las industrias del Área de Tokio, el estado de la economía y los recursos nacionales, proporcionándole información a Rusia. Se decía que Rusia incluso estableció una agencia de inteligencia especializada en el Área de Tokio sólo para apoyarlo.

Cuando fue arrestado, sólo un total de cinco personas se vieron implicadas, incluyendo a sus cómplices. Debido a que todos los sospechosos fueron capturados en estricto silencio, el juez se tuvo problemas en el juicio y solo pudo realizarlo usando un motivo ambiguo como «Perturbar la paz y filtrar secretos del Área de Tokio a otras áreas».

Para que un espía experto como él fuera detenido, podría describirse como casualidad.

Junto a sus cómplices, estaba instalando dispositivos para espiar la casa de un político que pertenecía a una facción opuesta. Como resultado, un vecino se quejó del ruido y la seguridad civil contratada para cuidar del problema, terminó deteniendo a Litvintsev repentinamente.

Tras su detención, los otros crímenes de Litvintsev salieron a la luz, causando un gran revuelo al instante. En el caos siguiente, el fiscal terminó robándose todo el crédito, dejando a la empresa de seguridad civil Tendō con el crédito absurdo de «Solucionar quejas relacionadas al ruido».

Absolutamente vergonzoso.

—Sólo fuiste capaz de atraparme porque mi Iniciador no estaba a mi lado. Espero que no olvides eso.

—Qué excusa tan vergonzosa. Es lamentable el destino de un IP altamente rankeado.

—¿Cómo está la princesa últimamente?

—¿Estás hablando de Seitenshi-sama? ¿Alguna vez te visitó?

—Una muy breve, pero sí. Es una mujer muy delicada.

—No estés intimidándola. Ella es un creyente muy devota a Dios.

—Así que hay personas que todavía creen en Dios en estos tiempos…

La voz de Litvintsev se volvió sombría.

—¿Todos los bielorrusos son ateos?

—En el momento en que el área metropolitana de Minsk se hundió en el infierno, la fe ya había desaparecido hace mucho tiempo.

—... Litvintsev, conoces la situación actual del Área de Tokio, ¿cierto? Ha sido injustamente acusada de convocar a Libra y una guerra contra el Área de Sendai podría estallar en cualquier momento. A este ritmo, en medio de la desesperación, el Área de Sendai seguramente hará un movimiento primero.

Una vez que comience la guerra, las potencias extranjeras van a unirse una tras otra, convirtiendo esto en una guerra mundial. Además, es muy probable que este incidente esté relacionado a tus antiguos subordinados robando el anillo de Solomon y la Cabeza de Scorpion. Por supuesto, tú debes estar involucrado también.

—¿Por qué piensas eso?

—Si eres tú, sobornar al personal de aquí y hacer contacto con el mundo exterior debe ser un pedazo de pastel.

Litvintsev sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.

—Sólo sé un buen chico y escupe donde se esconden tus amigos, entonces, hablaremos de la reducción de tu condena. Que quede claro desde el principio, si no te apuras y hablas, la información pronto se volverá inútil. A diferencia de ti, no estoy sentado aquí sin nada que hacer.

Rentarō terminó con un suspiro. ¿Qué te parece? Observó la reacción de la persona al frente.

Aunque Rentarō no era un negociador experto, el discurso que acaba de decir debería merecer una calificación aprobatoria.

Para ser honesto, Rentarō había obtenido el permiso previo de Seitenshi para deportar a Litvintsev de vuelta a Rusia y prohibirle entrar en las cinco áreas de Japón para servir como moneda de cambio. Pero revelar todas sus cartas al comienzo sería lo peor que podría hacer a la hora de negociar.

Por mucho que Rentarō hubiera abandonado ese camino, había sido preparado como un candidato para entrar en la política como miembro de la familia Tendō. Había hecho su tarea de antemano para estudiar las reglas de la negociación hasta cierto punto.

Las reglas de esta prisión eran estrictas en un grado obsesivo. Uno sola visita al mes y limitada a la familia. Los productos entregados en las celdas individuales también eran fuertemente controlados.

Originalmente destinada a ser un lugar social para los reclusos, las conversaciones privadas fueron prohibidas en la cafetería. Los techos incluso estaban equipados con gases lacrimógenos que eran rociados en cuanto se producía un motín.

Llamadas a la celda dos veces al día. La falta de respuesta se consideraría sin piedad como un intento para escapar de la prisión sometiendo al recluso a la sala de castigos.

Se suponía que era un lugar donde incluso conseguir tiempo para respirar sería difícil.

De hecho, muchos presos habían intentado escapar, incapaz de soportar las duras condiciones de esta prisión, pero no hubo ningún caso exitoso. En contraste al aspecto desaliñado de la prisión, se trataba literalmente de paredes de hierro. Simplemente las camas de clavos instaladas en el suelo eran suficientes para servir como prueba de su seguridad.

Incluso los criminales viles que habían participado en varias ocasiones en robos, asesinatos e incendios; llorarían como niños tan pronto como se enteraran de que iban a ser enviados aquí. Por mucho que Litvintsev fingiera calma en la superficie, Rentarō estaba seguro de que su medio año de vida en la prisión había sido insoportable.

Con una oportunidad de ser puesto en libertad, la tomaría incluso si eso significaba traicionar a sus camaradas.

Incluyendo el hecho de que había nombrado a Rentarō para las negociaciones, significaba que estaba dispuesto a negociar los términos y condiciones. Lo anterior era lo que Rentarō había deducido previamente como el estado psicológico del Litvintsev.

Como regla básica, sosteniendo una caña de pescar de la que colgaba una zanahoria frente al rostro de este tipo, Rentarō no iba a ceder fácilmente. Debía hacerlo girar en círculos.

… Sin embargo, a pesar de saber eso, en una dimensión completamente diferente a estos cálculos, se sentía una especie de escalofrío indescriptible, lastimando su mente.

No podía ver ningún tipo de ansiedad en la persona frente a él. ¿Era también un acto? O tal vez los pensamientos de Rentarō habían dejado pasar algo fundamental...

En ese momento, Litvintsev se rió como si no pudiera reprimirse a sí mismo más.

—¿De qué te ríes?

Si bien se sentía incómodo, Rentarō miró al preso en la celda con una expresión oscura.

—Parece que estas algo equivocado. No tengo ninguna intención de negociar un acuerdo contigo.

—¡¿Qué...?!

Rentarō dudó de sus propios oídos. ¿Qué acaba de decir este tipo...?

Ignorando al Rentarō atónito, Litvintsev continuó:

—En verdad le dije a los funcionarios del gobierno que quería verte. Eso no es una mentira. Pero no dije que iba a negociar.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste...

Rentarō murmuró con una voz ronca.

Litvintsev se colocó de pie y se acercó.

A pesar de saber que había barrotes entre ellos, Rentarō retrocedió instintivamente y entró en una posición de combate. Apoyando su cara contra los barrotes, Litvintsev habló con un tono de complicidad en su voz:

—Escucha. Voy a destruir las áreas de Tokio y Sendai. Las personas que amas se mataran unos a otros, rodando por el suelo con sus intestinos saliendo a chorros como si fueran insectos, y lo único que podrás hacer es verlo todo odiando tu propia impotencia.

Al instante, Rentarō tuvo una ilusión, como si fuera él quien estuviera enjaulado.

La luz que entraba en diagonal solo iluminaba la parte por debajo del cuello de Litvintsev. Casi completamente oscuro, todo lo que quedaba de su rostro eran un par de ojos emitiendo una fuerte luz.

Rentarō fue intimidado, completamente incapaz de moverse. Pero en un rincón de su mente adormecida, todavía entendía algo.

Las deducciones de Rentarō habían sido completamente volcadas.

Esto no era una negociación.

En su lugar, se trataba de una declaración de guerra.

—Toma a tu gente y escapa a otra área. Ese es el respeto que te ofrezco como la persona que logró arrestarme una vez. Si no le haces caso a mis consejos. Serás testigo de un infierno trágico aun peor que la muerte.

—¡Deja de joder!

Sin notar que su mano se estaba moviendo, Rentarō sacó inmediatamente su pistola y le apuntó a Litvintsev en los ojos.

Con la boquilla de la XD apuntándole a la cara, Litvintsev cayó en un silencio aterrador. Solo sus ojos continuaban penetrando a Rentarō en medio del silencio.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué diablos estás haciendo esto?! ¿Estás controlando a Libra sólo porque deseas que el Área de Tokio sufra la misma suerte que tu antigua patria? ¡¿Por qué?!

—A pesar de que me atrapaste una vez, no perderé de nuevo.

En el momento en que Rentarō se preguntó acerca de un grito de pánico que vino desde un lado, de repente fue tirado al suelo. Su campo de visión se sacudió intensamente.

Cuando notó que era un guardia de la prisión que había cargado en pánico para detenerlo, dos guardias de la prisión habían tirado su arma lejos y colocado sus brazos en la espalda. Rentarō luchó violentamente por un momento, pero eso sólo causó un dolor intenso. Tan pronto como volteara su cuello por la fuerza, sus articulaciones serían restringidas.

En cuanto a Litvintsev, lo miraba con ojos fríos.

Mientras era arrastrado por los guardias de la prisión, Rentarō maldijo.

Había jugado completamente con él.

A pesar de que al principio pensó que tenía el control y asaltó en la celda, al final, no era más que un payaso idiota.

Lo que instintivamente sintió antes de entrar, estaba en lo correcto.

Debió haberle disparado la primera vez que lo vio. Para Rentarō, ese era el tipo de enemigo que era.

Después de ser reprendido duramente por los guardias y expulsado de la prisión, Rentarō sufría una intensa sensación de derrota.

Arrastrando su cuerpo completamente agotado, volteó hacia el puente colgante mientras miraba hacia el cielo soleado siguiendo los gritos de las gaviotas.

Rentarō se preguntó de repente si Enju estaba teniendo un buen viaje en la escuela o no.

Parte 3

Durante el pase de lista, la voz monótona de Yagara-sensei zumbaba sin parar como si recitara una oración.

Esta maestra obesa parecía completamente derrotada por el clima cálido y húmedo de hoy.

—Houzui Watanabe... Hmm, siguiente, una chica. Aihara Enju... ¿Aihara?

El campo deportivo donde se podía respirar un poco de aire fresco, se abría dos veces por semana, pero ese lugar estaba rodeado por imponentes muros de hormigón tripulados por guardias armados con balas reales, patrullando como halcones.