Heavy Object:Volumen 1 Capítulo 1

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Capítulo 1: Los Soldados Rasos que Atan a Gulliver >> Batalla en la Helada Nieve de Alaska


Parte 1

Al final, la guerra no es nada más que peleas entre Objetos.

Un humano de carne y hueso cargando un rifle bien cuidado no puede hacer nada.

Incluso si decenas de miles o cientos de miles de soldados se reúnen o incluso si un montón de tanques y bombarderos son preparados, ese monstruo de 50 metros puede acabar con todos fácilmente. Algunos de ellos pueden continuar moviéndose incluso después de recibir uno o dos golpes directos por parte de unos misiles, así que parece una locura intentar enfrentárseles.

Es por eso que todos le dejan el papel principal a un Objeto.

Al dejar que el monstruo se encargue del problemático rol principal, los demás pueden observar cómodamente desde lugares seguros.

Tal vez es por eso que los 800 soldados que se encuentran en la zona base, una base que se especializa en mantenimiento, se sienten tan relajados a pesar de estar en la línea frontal de un campo de batalla.

El área es llamada una base, pero todo lo que hacen es mantener eficientemente al Objeto y cuidar que sea enviado.

Los soldados de carne y hueso sólo tienen que cuidar el arma gigante mientras recibe mantenimiento durante el corto período de tiempo que se encuentre ahí y son recompensados como héroes que protegen a su país sin haber arriesgado sus propias vidas.

Con el Objeto ahí, ellos se encuentran totalmente seguros.

El Objeto que los protege es como un árbol que retoña oro. Simplemente con observarlo, éste puede derrotar a un enemigo tras otro tras otro. Los soldados insisten que todo ello es el resultado del arduo trabajo de la zona base así que tienen que ser recompensados, y así sus cuentas bancarias quedan inundadas con dinero pagado a partir de los impuestos de las personas.

Pero en verdad la guerra sólo es llevada a cabo por el Objeto.

Mientras éste se encuentre ahí, sus vidas y futuros están básicamente garantizados.

Es por eso que el pánico invade a todos los soldados observando desde la zona base el instante en el que su Objeto es consumido por el fuego y explota.

En la era actual, la guerra no es nada más que peleas entre Objetos.

Eso significa que la derrota del Objeto propio siempre es una posibilidad cuando el enemigo también posee un Objeto.

La tormenta de nieve blanca de Alaska obstruye su visión, pero aún así pueden observar con claridad las flamas rojas y el humo negro.

El dispositivo de expulsión lanza a la chica piloto conocida como una Élite hacia el cielo, pero nadie se preocupará por salvar a la perdedora ahora inútil.

Hay cosas más importantes en sus mentes.

Para reiterar, en la era moderna, la guerra no es nada más que peleas entre Objetos. Reunir tanques, bombarderos, y otro tipo de armas usados antes sólo causaría que fueran destruidos fácilmente por los monstruos de 50 metros que son los Objetos.

Ahora que su propio Objeto ha sido destruido, el Objeto enemigo puede moverse libremente.

Lo que eso significa es algo simple.

Todos serán masacrados.

El aplastante flujo de municiones lanzará por todos lados su carne, huesos, y órganos en una masacre desesperanzadora y definitiva.

No tienen otra opción más que intentar escapar. Pero incluso si eligen escapar sin vacilar, será un milagro si al menos una décima parte de los soldados dentro de la zona base sobreviven. Ni uno solo recuerda la orden más básica dentro de la milicia --- quedarse en posición y aguantar.

Así comienza un infernal juego de persecución.

Es un ridículo juego entre un monstruo de más de 50 metros de alto y pequeños humanos.


Parte 2

Un día antes, un chico llamado Quenser se encontraba en un área nevada de Alaska. Estaba en el interior de la zona base de mantenimiento para el Objeto gigante. La complexión de Quenser es diferente a la que uno esperaría de un soldado. Para decirlo de manera simple, no tiene los músculos que necesita un soldado. Se ve más como alguien que iría a una escuela en un país seguro. De hecho, seguramente podría disimular su sexo dependiendo si utilizara pantalones o una falda.

En realidad, esa impresión general no es incorrecta.

Los brazos que estaba utilizando para cavar en la nieve con una pala estaban temblando debido al cansancio y la mialgia.

“¡¡Maldición!! ¿¡Cuál es el punto de este trabajo!?”

La persona que hizo esa declaración y se rindió fue el soldado que se encontraba a un lado de Quenser. Quenser mostró una expresión sorprendida y el chico soldado al que conoció en la zona base dejó caer su pala.

“Existen muchos tipos diferentes de soldados. Normalmente soy el analista de radar que revisa las especificaciones del Objeto enemigo para encontrar una debilidad. ¡¡No me uní al ejército para cavar en la nieve!!”

A ese intelectual soldado se le conoce como Heivia. Ya que Quenser no se adaptó muy bien al espíritu atlético del ejército, se llevó mejor con ese otro chico que con los demás.

(…Bueno, somos de tipos similares.)

Con ese pensamiento arbitrario, Quenser comentó.

“No es que tengamos otra opción. Toda la pelea se le deja al Objeto, pero las personas viviendo en paz en sus hogares no seguirían dando su dinero en impuestos si no vieran a nadie trabajando. Estaba viendo el canal de noticias de CS y vi al Consejero Flide gritando sobre la reducción de impuestos para ganar más votos en las próximas elecciones.”

“Ese es justamente el problema,” respondió Heivia. “Incluso las personas que viven en paz en sus hogares saben muy bien que cavar en la nieve para mantener despejadas las autopistas es inútil. Saber que es sólo para pretender hace que me den menos ganas de seguir cavando.”

“Sí, un bombardero no hará nada contra un Objeto. En la batalla de prueba, acabó con 1500 de ellos, y estoy seguro que en realidad lo dejaron hasta ahí porque se cansaron de contar.” Quenser clavó la punta de su pala en el suelo y se apoyó en ella con ambas manos. “Después de todo, los Objetos utilizan láseres anti-aire que reciben energía de un reactor de alta potencia. Los bombarderos tal vez sean capaces de volar a Mach 2 o 3, pero no son competencia contra la velocidad de la luz. El instante en el que el Objeto los localiza, ya es demasiado tarde. He escuchado que las unidades armadas que mencionan en las clases de historia fueron salvadas por el polvo y la tierra y otras cosas cerca de la superficie refractando los láseres, pero la gran altitud por la que se caracterizan los láseres es tan limpia que no hay nada que pueda obstruir a un láser.”

“Esas cosas son monstruos de 50 metros que aún pueden moverse después de recibir un impacto de bomba nuclear. Un bombardero no es nada más que un pequeño pájaro para ellos. Mantener una pista despejada es una pérdida de esfuerzo.”

“Sí, he escuchado que los ases de la unidad de aviación sólo se quedan esperando en sus cabinas para poder escuchar el radio. Pero dudo que los tanques de esas unidades armadas puedan ser de mucha ayuda. …Y sobre despejar esta pista, ¿no sería mejor instalar una pala gigante en frente de un vehículo blindado para despejar toda la nieve de una sola vez?”

“… ¿Qué diablos estamos haciendo…?”

“Bueno, aún así prefiero hacer esto que tener que pelear.”

“No es algo muy soldadesco para decir, pero estoy de acuerdo contigo,” el soldado delincuente Heivia respondió al escuchar al chico de origen civil. “Simplemente dejemos las peleas a los Objetos. Perder tu vida en un campo de batalla ya no se utiliza. Sólo tenemos que ver desde lejos y esperar a que el Objeto regrese con el éxito como regalo. Personas como nosotros peleando por ahí es algo impensable.”

“¿Eres un noble, cierto, Heivia?”

“Sí, así que tengo que estar aquí y ‘convertirme en un soldado honorable’ para probar mi valor y convertirme en el próximo líder de mi familia. Básicamente, si supero mi vida en una base por tres años, podre gastar el resto de mi vida en una mansión gigante coqueteando con muchas sirvientas.”

Contrario a sus palabras, Heivia no parecía complacido.

Parecía no sentirse totalmente stisfecho con esa vida pacífica.

“Parece que tú tienes tus propios problemas.”

“Sí. A diferencia de ti, Heivia, soy una persona común. Necesito asegurarme de conseguir un trabajo. Es por eso que vine aquí como un estudiante de campo de batalla.”

“¿Esperas convertirte en un diseñador de Objetos?”

“Se dice que aprender en el lugar es la manera más rápida de ganar experiencia. Si me quedo aquí por tres años, habré obtenido la mejor educación que se pueda encontrar. Entonces podré ganar dinero y los privilegios de ser un ‘santo que ayuda a los héroes’ al fabricar y vender Objetos para que esos héroes los manejen.”

“Los estudiantes de campo de batalla que tienen éxito tienen un alta estima debido a todas las barreras que encuentran en su camino. Ya que no pasan por un entrenamiento para soldado, he escuchado que comienzan a caer como moscas debido a enfermedades del campo de batalla y el exceso de trabajo. Escuchar eso en verdad me hace recordar que estamos en un frente de guerra.”

“Halblando de eso, ¿pasaste por algún entrenamiento, Heivia?

“Sí, pasé por el entrenamiento de estilo antiguo cuando me enlisté. Parece que querían fabricar una fuente de músculos y un espíritu de camaradería en un período de 5 meses, pero terminé de esta forma sin importar lo sucedido. Ya que no he estado en una sola pelea real desde que fui asignado aquí, incluso mis habilidades de combate mano a mano deben haberse oxidado un poco.”

“Me siento perfectamente cómodo con el tipo de vida que provoca olvidar cómo pelear.”

“Eso no es algo muy soldadesco para decir, pero una vez más, estoy de acuerdo contigo.” Cansado de ese tema, Heivia se mevió a uno diferente. “Esas raciones militares balanceadas nutricionalmente son totalmente asquerosas. ¿Qué estaban pensando las personas que las desarrollaron? …Es más caro que la carne normal pero sabe mucho peor. Simplemente no puedo soportarlo.”

“¿No lo hacen a propósito sin sabor para que los espíritus de los soldados no cambie basándose en si les gustan los alimentos de ese día o no? Las personas tienen diferentes gustos cuando se trata de comida, así que no pueden hacer algo que les guste a todos.”

“¿Así que nos alimentan con algo que todos odiarán? ¡Qué estupidez!”

“La comida es pagada por los impuestos de las otras personas, así que no deberías quejarte. Aunque tengo que admitir que atrapar un venado y asarlo con algo de sal sería mucho mejor.”

Quenser hizo ese comentario sin pensarlo demasiado, pero hizo que Heivia se paralizara por alguna razón.

Desvió los ojos llenos de admiración hacia el rostro de Quenser.

“…Eres todo un estudiante de campo de batalla. En verdad eres un genio.”

“Hey.”

“Tienes razón. Si no no nos dan comida sabrosa, simplemente tenemos que atraparla por nuestra cuenta.”


Parte 3

Y así Heivia lanzó a un costado su pala, tomó su rifle militar, y se dirigió al exterior de la zona base. Un bosque de conífera que parecía salir de la blanca nieve rodeaba el área. Es un área natural que parece como si se pudieran encontrar más animales salvajes de los que uno quisiera.

Quenser fue arrastrado hasta ahí, pero bajó el rifle que Heivia le había dado para que cargara.

“Regresemos. Los superiores nos buscarán después de que se den cuenta. Ya puedo escucharlos hablando sobre la falta de amor por los animales o algo así.”

“Vamos, sé que prefieres comer un poco de carne jugosa en vez de esas raciones que saben a gelatina de petróleo. Y no entiendo porque te felicitan por dispararle a un soldado enemigo, pero se molestan si le disparas a un animal.”

“Eso es porque las balas no son gratuitas. Utilizaron el dinero de los impuestos para comprarlas para poder matar soldados enemigos, así que supongo que simplemente no les parece que se gasten en cualquier cosa,” explicó Quenser, pero Heivia no le prestaba atención.

Estaba dirigiéndose a las profundidades del frondoso bosque, siguiendo los rastros de un ciervo en la nieve.

(…No seguiré con esto.)

Quenser sujetó firmemente su rifle y se sentó en una roca cercana.

Desvió la mirada hacia la zona base de mantenimiento.

Sin embargo, no estaba observando la línea de edificios de concreto reforzado. La zona base a la que pertenece Quenser es una base móvil, así que está constituida por un gran número de vehículos. Esos vehículos base son mucho más grandes que los enormes camiones de remolque. Los cuarteles de los soldados, la torre de control del radar, y todo lo demás estaba ubicado a bordo de esos grandes vehículos. Incluso el área de mantenimiento del Objeto estaba creada al alinear varios camiones gigantes que tenían docenas de metros de longitud.

Ese es otro aspecto de las reglas de la guerra que los Objetos han cambiado.

En vez de fortificar una sola posición defensiva, es más importante militarmente el ser capaz de enviar rápidamente al Objeto a cualquier lugar en el que se necesite.

Quenser pensaba mientras observaba esa base de la nueva era.

(Mis superiores con sus medallas militares están sentados en una habitación cálida bebiendo café mientras esperan a que regrese el Objeto.)

Sin embargo, guardar rencor no reduciría el frío de Alaska y Heivia tenía razón sobre Quenser sintiéndose harto de las raciones con sabor asqueroso.

Quenser buscó en el bolsillo del uniforme militar al que aún no se había acostumbrado. Sacó el kit de supervivencia que le fue entregado junto con el cuchillo que no sabía como utilizar. El kit tenía todo lo necesario para tratar heridas así como herramientas para encender un fuego o atrapar un pez.

(En una era en la que los Objetos se encargan de todo, incluso esto es un desperdicio de impuestos.)

Cuando está guardada, la caña de pescar es tan larga como un bolígrafo, pero cuando se extiende, mide unos 50 centímetros y prece el tipo de caña que se usaría para pescar wakasagi. Sin embargo, está hecho de algún tipo de carbón militar así que su resistencia y flexibilidad son excepcionales. En vez de cebo, el kit contiene diferentes tipos de señuelo. Parece que intentaron encontrar una manera de permitir que uno pesque sin tener que gastar nada de cebo.

Quenser caminó por un tiempo y encontró un arroyo serpenteante. Quebró el hielo cubriendo la superficie y dejó que el cordón colgara hasta adentrarse en el agua.

“Ahh, hoy en verdad es un día tranquilo,” murmuró a pesar de encontrarse en la línea frontal de un campo de batalla.

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