Black Bullet:Volumen5 Capítulo2

From Baka-Tsuki
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Parte 1

El sonido rítmico de las gotas de agua cayendo en un charco se escuchaba cerca. A lo lejos, las cigarras estaban cantando.

El aire al contacto con su piel era húmedo, pegajoso y mal ventilado. ¿Dónde demonios estaba sentado? Satomi Rentaro sintió una superficie dura contra su espalda y sus pies.

Había dormido quién sabe por cuánto tiempo. Era el momento de despertar. Todavía tenía muchas cosas de las que encargarse, algunas de ellas muy importantes.

Trató de girar su cuerpo, pero era imposible mover sus manos. Tan pronto como trató de mover su brazo, oyó un crujido metálico. Ambas manos le dolían.

¿Estoy encarcelado?

¿Qué es este lugar...?

La pregunta más básica apareció en su mente.

Sus párpados se sentían tan pesados como el hierro. Pero sin importar eso, aun así trató de parpadear. En medio de la oscuridad, la escena que lo rodeaba poco a poco comenzó a hacerse clara.

Primero vio las baldosas azules del piso. Al parecer, estaba sentado en ellas.

Sus manos estaban restringidas de cualquier movimiento, suspendidas en el aire.

Giró su cuello ligeramente para mirar sus brazos. Ambas muñecas estaban atrapadas por esposas, conectadas a un tubo rojo oxidado. La espalda de Rentaro estaba apoyada en algo parecido a una bañera.

Estaba esposado a una tubería al lado de una bañera. La habitación era de seis tatamis a lo sumo, por lo que le era difícil incluso estirar las piernas. ¿Estoy en el baño de la casa de alguien?

Finalmente descubrió su situación, pero aún no podía entender lo que iba a ocurrir después.

¿Quién lo había encarcelado aquí y con qué propósito?

Su mente seguía estando confusa. Pero había dos cosas que entendía claramente.

En primer lugar, todavía estaba vivo. En segundo lugar, es probable que no fuera la policía quien lo capturó. Si la policía lo hubiera detenido, debería haber despertado en un hospital o algo así.

Mirando su abdomen, vio varias capas de vendajes debajo de la camisa de su uniforme. A pesar de que era muy simple, había recibido tratamiento.

El baño estaba muy oscuro y aislado por una puerta corrediza. Detrás del vidrio escarchado de la puerta, se veía una luz un poco borrosa.

Obligando a su cuerpo a torcerse, sintió un fuerte dolor desde su abdomen, extendiéndose por todo su cuerpo.

—¿Alguien? Aquí…

Llamó con esa frase algunas veces. El suelo se estremeció con un ruido sordo. Una silueta apareció detrás del vidrio escarchado, abriendo la puerta corrediza.

—Al fin despertaste.

Lo primero que entró a su vista fueron un par de piernas delgadas, o más bien, deberían ser descritas como demasiado flacas.

Mirando hacia arriba, Rentaro vio cuatro extremidades tan delgadas que parecían que podían romperse fácilmente. Vestía shorts vaqueros con una camisa sin mangas color rosa, junto a una chaqueta de American Apparel en la parte superior. Sus ojos se veían estrictos junto a su cabello corto. En las profundidades de sus ojos entrecerrados, la ira ardía en silencio. La chica parecía un glaciar.

—¿Sabes quién soy?

Rentaro asintió lentamente. Buscó desesperadamente en los recuerdos de su mente confusa. Recordó que se llamaba…

—Debes ser Koro Hotaru, ¿cierto…? La Iniciadora de Suibara.

Hotaru asintió en silencio.

—¿Entiendes por qué estás encarcelado aquí?

Rentaro miró alrededor del pequeño baño.

—Más o menos.

Sus recuerdos se extendían hasta cuando fue disparado y cayó al agua.

Como no se había ahogado, significaba que alguien lo había sacado del rió en algún momento.

Aparte de eso, después de haberlo salvado, ella…

Un objeto más oscuro que la muerte bloqueó de repente su vista. Una pistola apareció frente a los ojos de Rentaro.

—¿Alguna cosa que quieras decir?

—Fuiste quien volcó la camioneta, ¿cierto?

—En efecto.

La chica respondió fríamente y sin miedo.

—¿Por qué hiciste eso?

—Para vengar a Kihachi-san. ¿Algo más?

—Pareces muy tranquila en este momento.

—¿Sabes cuánto tiempo has estado inconsciente? Tres días… Después de tres días, desde luego que estoy tranquila.

—¿Por qué no me mataste inmediatamente?

—Quiero escucharte mientras te arrepientes de tus pecados.

Sin mover siquiera una ceja, Hotaru se mantuvo mirando a Rentaro.

—Yo no maté a Suibara.

—Deja de bromear.

La respuesta en sí era muy tranquila, pero un color rojo brillante apareció en los ojos de Hotaru. El seguro de la pistola ya había sido quitado, y el agarre crujía debido a la fuerza excesiva.

Un fuerte odio envolvía su cuerpo delgado.

—¿Tienes miedo de morir?

—Estoy diciendo la verdad. Realmente no maté a Suibara…

Rentaro sintió un golpe que casi destrozó su mandíbula. Para cuando se dio cuenta, estaba mirando las tejas del techo. Obligado por el golpe, sintió sus molares hechos añicos. Un sabor a oxido por la sangre, se extendió por su boca. Después de un tiempo, notó que Hotaru le había dado un golpe con la punta del pie en el mentón.

—G–Gah.

Mirando a Hotaru, escupió un molar roto, mezclado con saliva, un hilo de sangre goteaba hacia abajo como una cuerda. Hotaru miraba a Rentaro con los ojos de un verdugo.

—No te escuché claramente.

—Como he dicho, no maté a Sui—

En ese momento, fue pateado en la herida de su costado.

Su herida le estaba produciendo un dolor intenso, se sentía como si le fuera a derretir el cerebro.

La pistola de Hotaru apuntó a la cabeza de Rentaro.

—Basta. No tengo ningún interés en el sadismo, así que esta es la última vez que te lo preguntaré. Si confiesas honestamente y te arrepientes, voy a entregarte a la policía sin matarte. Pero si mientes, aparecerás con un orificio adicional entre las cejas. Piensa con cuidado antes de contestar… ¿Quieres vivir o quieres morir?

Rentaro continuó mirando hacia arriba a Hotaru mientras asentía en silencio.

—Entonces déjame preguntarte. ¿No sientes ningún remordimiento por matar a Kihachi-san? Kihachi-san te consideraba su mejor amigo, pero lo mataste usando una trampa disimulada. ¿No sientes la más mínima culpa? Respóndeme.

Al final, ella sólo quería escuchar la confesión de Rentaro, sin considerar siquiera que el pudiera ser inocente.

Aun así, no había ningún signo de duda en sus palabras. Si Rentaro insistía en declararse inocente, entonces ella probablemente apretaría el gatillo de verdad.

Voy a confesarlo todo para salvar mi vida, por ahora… Rentaro escuchó una voz de razón en su mente. Esta chica era como la policía. Confiar en ella era completamente inútil.

Después de dudarlo un poco, Rentaro tomó su decisión y miró a Hotaru a los ojos. Palabra por palabra, habló claramente:

—Créeme. Yo no lo hice. Honestamente.

Se escuchó un disparo en el baño. Rentaro levantó su pierna. El proyectil cayó en el suelo y rebotó un par de veces. Finalmente, regresó el silencio.

Humo blanco salió de la boquilla del arma.

Moviendo la cabeza a un lado, Rentaro vio una bala incrustada en la bañera cerca de él.

Con la espalda hacia él, Hotaru sacó un móvil del bolsillo y marcó un número.

Después de un rato, dijo «Oh, ¿es la policía?» dándole un vistazo a Rentaro y mirando hacia el techo mientras caminaba:

—Descubrí al criminal buscado Satomi Rentaro y lo capturé por obligación cívica… Sí, no, no es una broma. Honestamente.

Rápidamente dio su dirección y nombre, poniendo fin a la conversación antes de mirar a Rentaro.

—A pesar de parecer sospechoso, la policía aún vendrá. Este lugar no está lejos de la estación de policía más cercana, por lo que no debería tomar siquiera cinco minutos.

Hotaru se arrodilló para mirar los ojos de Rentaro mientras estaba esposado.

—Voy a escuchar tu historia. Pero sólo hasta que llegue la policía. Cuando vengan, te entregaré.

—¿Por qué no matarme?

—No vale la pena matarte. Voy a dejarte morir después de pasar por la humillación de un juicio.

—¿Qué has oído de la policía?

—Llamaste a Kihachi-san y luego lo mataste cuando intentó extorsionarte.

Rentaro casi se rió en voz alta, pero no pudo porque estaba tosiendo intensamente. Después de escupir una flema con sangre, miró fijamente y le dijo a Hotaru.

—La policía dijo que maté a Suibara para silenciarlo cuando me estaba chantajeando.

—… Mal. Kihachi-san no haría nada como un chantaje.

—Por supuesto, Suibara no me chantajeó. Yo tampoco lo hice. ¿Notas eso? Sólo basándonos en lo que tú y yo sabemos, ya hay una enorme discrepancia en la historia. Sé que la policía debe tener traidores dentro de ellos. ¿No te parece sospechoso? ¿No crees que algo no está bien?

—… Cuatro minutos para que lleguen.

—Definitivamente necesito disculparme contigo. Pero es porque no pude proteger a Suibara. Antes, cuando fue a verme, ya estaba muy nervioso. Si le hubiera pedido que me contara todo cuando nos vimos, pude haber reducido su carga al compartirla. Realmente me disculpo contigo por no hacerlo… Hotaru cerró los ojos y frunció el ceño dolorosamente.

—Deja de hablar…

—Hey, incluso los tribunales tienen que escuchar el testimonio de ambos lados antes de dejar que el juez o el jurado decida, ¿no? Ya escuchaste la versión de la policía, ¿cierto? Así que escucha correctamente mi versión ahora. Pero no puedo terminar sólo en cinco minutos. Espero que me des la oportunidad.

—¿Oportunidad?

Hotaru no pudo evitar inclinarse hacia adelante. Rentaro continuó cautelosamente:

—Alguien me inculpó. Esos tipos no sólo quieren empujar todos los cargos sobre mí, también a Seguridad Civil Tendo. No voy a ser manipulado. Tengo que atrapar a los que me inculparon. ¿Me ayudarías?

—Lo único que quieres es escapar…

—Si eso es lo que piensas, entrégame a la policía de inmediato. Pero si sientes que debes escuchar más de lo que tengo que decir, puedes entregarme después. Quieres saber la verdad, ¿cierto? En un principio, acepté la petición de Suibara. Llevaba una especie de secreto y quería exponerlo directamente a Seitenshi-sama a través de mí, pero fue asesinado. Debe haber una conspiración aquí.

—Dos minutos…

—Supongamos que no existe una mente maestra detrás de esto después de todo, está bien si me matas. Incluso si quieres descuartizarme, tostarme o dejarme morir a la intemperie, puedes hacerlo.

—¿Hablas… en serio?

Rentaro miró a los ojos de Hotaru y asintió con la cabeza con fuerza.

—Por favor créeme, a la persona en quien confió Suibara. Por favor.

Durante un tiempo, se miraron a los ojos mutuamente, sin decir una palabra. El silencio era sofocante. En algún momento, algunas gotas de agua se deslizaron desde el techo y gotearon en la baldosa junto a Rentaro.

En el momento en que Hotaru quería hablar, el timbre sonó sin piedad. La policía había llegado.

Rentaro cerró los ojos, tratando desesperadamente de reprimir el temblor de su cuerpo. ¿Se acabó el tiempo?

Con los ojos mostrando una expresión congelada, Hotaru salió del baño en silencio.

Debido a que la puerta no quedó bien cerrada, Rentaro podía observar toda la escena desde el baño.

El baño parecía estar bastante cerca de la puerta principal. Después de salir del baño, Hotaru inmediatamente quitó la cadena de la puerta para dejar entrar a las personas de afuera.

Rentaro podía ver a Hotaru desde su ángulo, pero no a los agentes de policía.

—¿Llamó a la policía?

Escuchando las voces, Rentaro sintió de inmediato un escalofrió en su columna vertebral.

—Sí.

—Ah, bueno… Seré directo. ¿Realmente capturó a Satomi Rentaro?

Se escuchó la voz escéptica de otro oficial. Probablemente eran socios.

«Por favor, entren. Está encerrado en el baño de allí». Rentaro predijo lo que Hotaru iba a decir y cerró los ojos con fuerza.

Todo había terminado.

—Lo siento, pero era una llamada de broma. En realidad no esperaba que la policía viniera de verdad.

Al ver a Hotaru mover la cabeza de una manera avergonzada, Rentaro casi gritó «¿Eh?».

Los dos policías no parecían particularmente enojados, y simplemente hablaron suavemente:

—Bueno, es lo que imaginé. La prensa ha dicho que es posible que no haya muerto. Pero incluso si es así, los niños no deben jugar bromas a los adultos, ¿de acuerdo?

Los dos policías actuaron de forma indulgente en respuesta a la chica que se disculpaba de forma avergonzada. Después de algunas preguntas, se fueron. Dejando a un lado la mirada avergonzada, Hotaru regresó a su cara de póquer y se acercó a Rentaro. Arrodillándose, sacó unas llaves de su bolsillo, las insertó en las esposas y las giró.

—¿Por qué…?

Junto al sonido de las esposas abriéndose, Hotaru habló sin mirar a Rentaro:

—Debido a que probablemente no eres el asesino, ¿cierto?

Rentaro quedó sin habla.

Tenía razón, por supuesto. Pero hasta el momento, nadie había estado dispuesto a escucharlo. Sin importar que gritara y gritara.

Con sus ojos llenos de lágrimas, Rentaro limpió las comisuras de sus ojos con su codo.

Poco después, las esposas cayeron al suelo con un sonido metálico.

Confirmando que no había nada malo con sus brazos, Rentaro trató de levantarse. Sin embargo, no pudo colocarse de pie, debido a que sus rodillas temblaban.

En silencio, Hotaru hizo un gesto para sugerirle apoyarse con su hombro. Rentaro no hizo buena cara y aceptó su oferta, envolviendo su brazo alrededor de la parte posterior de su cuello.

Tan pronto como salió del baño, aumentaron los ruidos que hacían las cigarras, las cuales golpeaban sus tímpanos.

Fuera del vidrio del baño, estaba una habitación con una cocina. Debido al pequeño tamaño del apartamento, parecía muy desordenado.

Debido a que estaba encerrado en el baño, Rentaro no estaba seguro, pero parecía que era de día afuera. La mala iluminación del interior mostraba un claro contraste con la luz al aire libre. Por alguna razón, Rentaro superpuso esta escena con la de la residencia Satomi.


Después de ojear las revistas y periódicos desordenados a la vista, Rentaro notó que todos estaban relacionados con su caso.

Titulares sensacionalistas incluían «El héroe caído» o «Satomi Rentaro arrestado», etc., cada medio de comunicación atacaba sin misericordia.

Antes, cuando terminó la Tercera Batalla de Kanto, se había dado mucha información acerca de Rentaro. Nunca esperó que fuera a ser el centro de atención nuevamente en menos de un mes. Y mucho menos de esta manera.

Escuchando los ruidos extraños hechos por el aire acondicionado funcionando, Hotaru le asignó a Rentaro una cama metálica para dormir. La manta que utilizaba para cubrir su rostro se sentía muy rígida.

Mirando hacia el techo, pudo ver las marcas de fugas de agua. La pintura estaba despegándose y desvaneciéndose.

De repente, tuvo una pregunta. Este probablemente era un viejo edificio de apartamentos, pero no importa cómo se viera, este lugar había sido diseñado para que viviera una sola persona. ¿No vivía Suibara junto a ella? Poniendo sus dudas a un lado, Rentaro se tiró en la cama, quitándose la camisa y las vendas para examinar la herida.

La herida trágica, lo suficiente como para hacerle dar un grito, entró a su vista. La sangre ya había cesado, pero la herida aún ardía.

—¿Cómo detuviste el sangrado?

—La presioné con una olla caliente. No es de extrañar que se sintiera un olor, era de carne asada.

Hotaru abrió con fuerza sus ojos y suspiró levemente.

—Parece que todavía tienes energía para hacer bromas… No sé si cuenta como suerte o no, pero la bala atravesó tu cuerpo.

—Por supuesto que es suerte para mí.

—Lamentablemente no para mí.

A pesar de levantar la barbilla con ira y responder con frialdad, Hotaru entrecerró los ojos y miró hacia un lado.

—Tu cuerpo es muy interesante…

Siguiendo su mirada, Rentaro miró su brazo y pierna derecha artificial. Durante la batalla y asedio en el hotel, su piel artificial se había roto, dejando al descubierto las extremidades negras debajo.

—¿Qué es eso?

—¿No te lo dijo Suibara? Es el armamento personal del Nuevo Plan de Creación Humana.

Los ojos de Hotaru se abrieron aún más.

—… Siempre pensé que era sólo una leyenda urbana.

Rentaro fue incapaz de entender su reacción.

—Entonces supongo que no sabes nada sobre el Nuevo Plan de Creación Mundial o el Proyecto del Cisne Negro, ¿cierto?

Hotaru hizo una expresión perpleja e inclinó la cabeza.

Ya veo... Suibara había mantenido la información peligrosa lejos de ella para evitar que se involucrara.

¿No era el hecho de que todavía no haya sido asesinada como a Suibara, la mayor evidencia de esto?

Si ella tuviera el mismo conocimiento de Suibara, probablemente habría sido incluida entre los objetivos del asesinato. Que hubiera sobrevivido por si sola seria irónico.

Las personas que asesinaron a Suibara debieron haber concluido que dejarla sola no representaría una amenaza.

En ese momento, Hotaru arrojó el botiquín de primeros auxilios hacia él. Dentro, estaba el agente para aumentar el metabolismo que había salvado la vida de Rentaro varias veces, el adhesivo biológico llamado «fibrina».

Era uno de los favoritos de las Seguridades Civiles para mejorar la cicatrización de las heridas. Aunque no era tan milagroso como los artefactos de curación instantánea de los videojuegos favoritos de Enju, el aumento de la regeneración de las heridas iba más allá de la velocidad natural.

Soportando el dolor agudo en su abdomen, Rentaro entrecerró un ojo mientras aplicaba la fibrina en la herida y la envolvía con vendas frescas.

Tan pronto como notó que había escapado de la crisis de la muerte, como siempre, su estómago comenzó a protestar por el hambre.

Después de mendigarle descaradamente a Hotaru por un poco de comida para calmar el hambre, Rentaro bebió un poco de papilla de arroz diluida antes comer vorazmente una avena.

Habiendo sufrido por el hambre durante tres días, su estómago estaba muy debilitado. Incluso las tostadas y la sopa espesa apenas podían tragarse sin vomitar. La comida era sólo pan tostado sin mermelada. Pero cada vez que lo mordía, el sabor agrio se extendía en su boca. Por alguna razón, Rentaro casi quiso llorar. Para cuando quiso darse cuenta, ya había comido todo.

La comida en el centro de detención no era mala, pero Rentaro sentía como si no hubiera comido algo como esto durante mucho tiempo.

Después de haber llenado su estómago, se acostó en la cama satisfecho.

La manta dura junto a la cama crujiente de hierro se sentía tan cómodas como el cielo. Rentaro casi se hundió en la tierra de los sueños, pero ese no era el momento para dormir todavía.

Debido a que la situación aún no se había solucionado.

La batalla caótica en el hotel se sentía como si hubiera ocurrido hace mucho tiempo. Pero tan pronto como recordó lo que sucedió allí, todos sus recuerdos llenos de ira fluyeron en su mente.

Rentaro perdió a Enju, quien había sido llevada por la IISO, y a Tina, que había perdido su libertad por encima de todo.

El joven en el hotel había dicho que su nombre clave era Dark Stalker. Mitsugi Yuuga había dicho claramente que el nuevo compañero de Enju iba a ser The Buddy Killer, mientras que Tina seria ejecutada.

Rentaro estaba muy preocupado por lo que había pasado en los últimos tres días.

—Todavía no puedo confiar en ti por completo… pero es hora de que me digas todo lo que sabes.

Sentada en la cama, mirándolo de reojo, Hotaru habló de forma desinteresada.

—Está bien, pero… ¿por dónde debería empezar…?

Rentaro miró hacia el techo y le habló de la petición de Suibara, la forma en la que fue detenido, y todo su sufrimiento hasta su escape en el hotel. Una vez que terminó de escucharlo todo, Hotaru apoyó la barbilla en su mano y preguntó con una expresión solemne.

—En otras palabras, Kihachi-san fue eliminado por una organización secreta porque se encontró con los detalles del Nuevo Plan de Creación Mundial y el Proyecto del Cisne Negro…

—¿Me crees?

—Es demasiado complicado para ser una historia inventada… Además, tenía la sensación de que Kihachi-san estaba escondiéndome algo. Es sólo que ni siquiera en mis sueños esperaba algo tan increíble…

La policía se había reído de la idea porque les pareció ridícula, pero ahora había encontrado a alguien que le creía. Aparte de alegre, Rentaro también se sintió sorprendido, pero Hotaru no bajó la guardia. Con ojos desafiantes, simplemente lo miró y dijo:

—¿Qué estás planeando hacer ahora?

—¿Tú qué crees?

—¿Esa persona llamada Hitsuma… está aliada con el asesino?

—Probablemente.

Yuuga lo había mencionado en el hotel.

«Satomi, vamos a utilizarte como un chivo expiatorio. Tina Sprout será ejecutada. Tendo Kisara será seducida a nuestro lado para que se encargue del clan Tendo. El próximo Promotor de Aihara Enju ya está decidido: The Buddy Killer. Un Promotor incluso peor de lo que puedes imaginarte. Siempre y cuando fueras declarado culpable, todo sería perfecto».

Tendo Kisara será seducida a nuestro lado para que se encargue del clan Tendo. Esa era la cuestión. Kisara no era ninguna tonta con la que el enemigo pudiera jugar fácilmente. Pero si la otra parte tenía habilidades de control mental, sería completamente distinto. Tomando en cuenta a los sospechosos más probables con los que Kisara se había reunido recientemente, los posibles culpables se reducían considerablemente.

Suponiendo que Hitsuma era un miembro de la organización enemiga, tendría la oportunidad de obtener información sobre Rentaro que sólo Kisara conocía, tendiéndole una emboscada.

Hitsuma había retrasado las órdenes de la policía temporalmente y envió a Yuuga antes de que la policía rodeara el hotel por si él fallaba. Entonces, todo lo que pasó podía explicarse fácilmente.

Aunque Rentaro no creía que Kisara le filtraría fácilmente su ubicación, a juzgar por eso, parecía que Kisara ya había caído en las garras de Hitsuma. Cerrando los ojos, Rentaro apretó su puño casi haciéndolo sangrar.

… Creí que Kisara-san estaría segura si se la confiaba a él. Ella también confiaba en él hasta cierto punto.

Él rechinó sus dientes hasta que hicieron ruido.

… Pero que te aprovecharas de Kisara-san… ¡Es imperdonable...!

Pensando profundamente, Hotaru lo miró y dijo:

—Voy a matar a ese tipo llamado Hitsuma además de ese tal Dark Stalker.

—Eso no es bueno.

Hotaru parecía bastante molesta.

—¿Puedes decirme por qué?

—No resolvería el asunto. Si no tienes suerte, terminarás con dos cargos de asesinato, además de los cargos por herir a tres personas volcando un auto.

—El enemigo utilizó medios ilegales primero. Así que ¿por qué deberíamos dudar antes de hacerlo nosotros también?

Rentaro había sentido antes que Hotaru era muy parecida a alguien, y finalmente descubrió a quién.

«Satomi-kun, está totalmente claro para mí ahora. Después del incidente terrorista de Hiruko Kagetane, no pudiste castigar al autor intelectual: Tendo Kikunojo. Después del incidente del francotirador de Seitenshi, no pudiste castigar al autor intelectual: Saitake Sogen. Pero yo si pude castigar al responsable de la Tercera Batalla de Kanto: Tendo Kazumitsu. ¿Sabes dónde está la diferencia?».

«¿Aún no lo entiendes? La justicia no es buena. No puedes oponerte al mal simplemente confiando en la justicia. En cambio, debes confiar en el «Mal absoluto» que es aún más oscuro. Ese es el tipo de poder que poseo».

—Mal, esa forma de pensar está errónea. Incluso si te atacan por medios ilegales, debes hacerlos pagar por medios legales. Además, no voy a ser capaz de hacerle frente a Suibara si te conviertes en una criminal.

—Vamos a dejar las palabras bonitas. Entonces, ¿qué crees que debamos hacer?

—Obtener evidencia acerca del Proyecto del Cisne Negro, y entonces, capturar a esa gente. Así no se trataría sólo de Hitsuma y los demás, sino que toda la organización completa podría ser llevada ante la justicia.

Y si tenían suerte, podrían encontrar al verdadero asesino para probar la inocencia de Rentaro.

Pero, naturalmente, esto no era algo fácil. Tratando de informarle sobre el Proyecto del Cisne Negro, Suibara fue asesinado. Por no hablar de Rentaro, incluso Tina, Enju y Kisara, toda la Seguridad Civil Tendō había sido arrastrada a este asunto.

No estaba claro qué tanto sabia el enemigo, pero siempre y cuando el cadáver de Rentaro no fuera recuperado del río, sin duda, iban a seguir buscándolo.

Entonces, no sólo la policía controlada por Hitsuma estaría cazando a Rentaro, sino que también lo harían los soldados mecanizados del Nuevo Plan de Creación Mundial, que eran la actualización del Nuevo Plan de Creación Humana.

Para ser honesto, ningún número de vidas sería suficiente…

Con peligro por todos lados, aislado y sin ayuda, la situación se estaba acercando al peor escenario posible.

Si era posible, Rentaro no quería arriesgar a Hotaru, que podría ser considerada la huérfana de Suibara.

—Espero que no te hagas una idea equivocada…

Sin ninguna expresión, los ojos fríos de Hotaru parpadearon un par de veces bajo su cabello corto.

—Debo vengar a Kihachi-san. Tú simplemente eres un señuelo.

—¿Un señuelo?

—Correcto. Una vez que se enteren de que estás vivo, el olor de tu sangre atraerá a un gran número de enemigos. Es bastante conveniente. Sólo tendría que encargarme de los enemigos que intenten matarte.

Ella levantó el dobladillo de su chaqueta. Rentaro esperó que simplemente pusiera las manos detrás de su chaqueta, pero al instante, sacó un par de pistolas negras.

—Así podré rendirle homenaje a Kihachi-san a través de la batalla.

Rentaro no pudo evitar exhalar pesadamente. Aunque sus dedos no estaban en los gatillos, un descuido podía dar lugar a una situación peligrosa. La primera vez que vio a Hotaru, tuvo una vaga sensación de que era muy hábil usando armas de fuego. Tal como esperaba, era la forma en la que luchaba.

Sus armas eran unas Gold Cup National Match edición M1911s, una pistola derivada de la pistola de edición estándar fabricada por Colt’s Manufacturing Company. Aunque no era un diseño adecuado para una doble empuñadura, las armas eran sostenidas con mucha facilidad en las pequeñas manos de la chica. Debido a la apariencia elegante de la pistola, era un modelo de mucha apreciación con una alta calificación entre los fanáticos de las pistolas. Colgando de la parte baja de su espalda, estaba una funda en forma de cruz para dos pistolas.

Sosteniendo las dos armas, Hotaru miró hacia Rentaro con sus ojos helados.

—Vamos a ser sinceros. Quiero usarte y tú también puedes usarme. No hay necesidad de ser compasivos. No voy a preocuparme por tu supervivencia durante la batalla y tú puedes abandonarme cuando quieras.

—¿Qué hay de la ayuda mutua?

—No es necesaria…

Rentaro se sintió un poco enojado. Cuando le estaba mintiendo a la policía, por un instante pensó que habían llegado a un entendimiento. Pero parece ser que se equivocó.

—… Eres libre de luchar por cualquier razón que elijas, pero debes dejarme a Dark Stalker a mí. Es el presumido que usaba su uniforme hasta el cuello.

—¿Es fuerte?

—Increíblemente fuerte. No es alguien a quien puedas manejar.

—No me subestimes.

Hotaru de repente lanzó un objeto negro hacia Rentaro. Rentarō casi no pudo atraparlo. Era una funda de cintura con dos correas. En el interior había una pistola y un cuchillo.

Eran los que Rentaro había tomado del miembro del SAT durante la batalla en el hotel.

El cuchillo era uno de combate fabricado por Gerber Gear. En cuanto a la pistola…

—Conque una Beretta, eh…

Probablemente era una preferencia personal del miembro del SAT, era una edición descontinuada de los noventa con el pasador reforzado. Rentaro recordó que el arma personal de Kisara era también una edición Beretta de los noventa. Las armas de Beretta eran unos productos tanto robustos como estéticamente agradables, muy adecuadas para la agraciada Kisara, pero Rentaro se preguntaba si serían buenas para él.

—¿No es tu arma?

—Es el arma que robé mientras escapaba. Mi Springfield XD está todavía en la bóveda de pruebas de la policía.

—La XD es un arma barata. La Beretta es más precisa.

—Confías demasiado en la vista, ¿cierto? Además mi cuerpo ya está acostumbrado a la XD.

—Chico barato.

—Maldita sea, sabía que dirías eso.

Justo en ese momento, Rentaro recordó que había algo aún más importante.

—Por cierto, ¿qué tipo de genes Gastrea posees tú como Iniciadora?

Hotaru se quedó en silencio enojada, lanzándole una mirada antes de decir:

—No estoy obligada a decírtelo.

Parecía que estaba bastante ofendida.

Entonces, Rentaro fue a comprobar si la funda era lo suficientemente apretada cuando escuchó una voz diciéndole «No he terminado todavía».

—¿Qué más quieres?

Rentaro preguntó impaciente, mientras Hotaru señaló con su dedo a la punta de su nariz.

—Deja de referirte a mí como «Tú» todo el tiempo. Mi nombre es Hotaru.

—… Entiendo, Hotaru.

—Entonces, ¿cómo debo dirigirme a ti?

—Rentaro está bien.

—Ya veo, entonces es un placer conocerte, Rentaro.

De esa forma, ellos dos formaron una alianza para desentrañar la verdad.

No eran amigos de toda la vida, pero para Rentaro, al menos ahora tenía una compañera en el Área de Tokio. Lo más probable es que fuera lo mismo para Hotaru.

—¿Qué estás planeando hacer ahora?

Rentaro miró alrededor de la habitación mientras respondía:

—En primer lugar, vamos a empezar aquí. La casa de Suibara podría tener una gran cantidad de información que podríamos encontrar si tenemos cuidado, podría ahorrarnos una gran cantidad de trabajo.

—Esta no es la casa de Kihachi-san.

—¿Qué?

—Como dije, esta no es la casa de Kihachi-san.

—Entonces, ¿qué lugar es este?

Hotaru negó con la cabeza sin poder hacer nada.

—Rentaro, ¿aún no lo has notado a estas alturas…? Después de haber perdido a mi Promotor, debo ser llevada por la IISO.

—¡Oh!

La inexplicable sensación de disonancia en un rincón de su mente finalmente quedó clara. En el momento en que le arrebataron su licencia de Promotor, Enju fue llevada por el personal de la IISO.

Naturalmente, después de la muerte de Suibara, Hotaru debería estar al cuidado de la IISO por perder a su pareja.

—E–Entonces, ¿por qué?

Rentaro preguntó mientras Hotaru señalaba hacia afuera inexpresiva:

—Sal a la calle, así entenderás.



Al instante en que salió a la calle, los ojos de Rentaro recibieron al instante una intensa luz solar. El aire del verano que antes era ocultado por el aire acondicionado, lo golpeó en la cara sin piedad, haciéndole sudar.

Un ruido aterrador se escuchaba cada vez que daba un paso, causado por la escalera oxidada. Mirando un poco más allá del edifico, Rentaro observó los edificios de los alrededores.

El edificio de apartamentos era una obra negra inclinada con techos en mal estado y paredes de madera. Las casas de los alrededores eran similares. Lo más probable era que incluso los vehículos recolectores de basura no visitaran esta zona. Había materiales de construcción y basura abandonada en el suelo por todas partes.

El hedor a basura podrida casi hace que la nariz de Rentaro se torciera.

De repente, sintiendo la mirada de alguien, miró hacia atrás para ver a un hombre observándolo con una mirada afilada, éste dio la vuelta inmediatamente y se escondió en su casa. A juzgar por sus rasgos faciales, no era alguien japonés.

Debido a que se escuchaba el ruido de las personas, era razonable pensar que estos edificios estaban habitados. Sin embargo, no podía entender por qué estos edificios estaban desatendidos hasta el punto de casi colapsar. Al parecer, sus propietarios no eran nada respetables.

Por un instante, pensó que estaba en el área exterior, pero al girar su cuello, notó que los Monolitos estaban bastante lejos, por lo que esto era, probablemente, parte de la zona urbana.

—¿Por qué estás viviendo en este tipo de lugar?

—Sin un guardián o un tutor, sólo puedo vivir en lugares ilegales como este. Escapé debido a que el IISO llegaría rápidamente, no tuve más remedio que escapar antes de que me llevaran.

Rentaro fue sorprendido por su gran iniciativa. Tan pronto como se enteró de que Suibara había sido asesinado, inmediatamente pensó en su siguiente paso sin tomarse la molestia de entristecerse.

Enju era bastante madura para su edad, pero eso se debía a que a la corta edad de diez, ya había experimentado las amenazas directas del frío y el hambre, además de la persecución y la discriminación.}

Era una verdad que, desafortunada e innegablemente, hacía más fuerte a la persona, pero hablando de eso, Hotaru había sentido la amenaza inminente que incluso Enju fue incapaz de notar, corriendo para escapar. Las experiencias que había sufrido debieron ser…

—Nuestra casa está siendo vigilada ahora mismo por la policía.

—Ya veo…

Rentaro pensó profundamente.

—¿Deberíamos arriesgarnos a entrar a pesar de eso?

—No, hay otro lugar más al que debemos ir.

—¿Cuál?

Mirando fijamente al rostro de Hotaru, Rentaro le dijo:

—La escena del crimen donde Suibara fue asesinado.

trabajando en lectura...