User:SkyFlames07
Main Shakugan no Shana (Spanish) traslator, updating a chapter every 10 days or so. Yūji se sentía deprimido mientras entraba a su aula en el Instituto Secundario de Misaki. El lugar, a pesar de ser ruidoso y frenético, estaba iluminado por los rayos del sol y el alegre sonido de amigos saludandose. Era como cualquier mañana de cualquier escuela. Yūji buscó a través del salón a su amigo Ike Hayato, un chico listo a quien todos llamaban "cuatro ojos" debido a los lentes que usaba. Desafortunadamente, no se encontraba en ningún lugar. Esta era, por supuesto, la rutina matutina usual de Yūji. Sólo buscaba a Hayato por simple costumbre. Sabía que su amigo jamás podría entender los alucinantes eventos que había experimentado. (Si alguien... ¡quien sea! ... pudiera tan sólo decirme que todo lo que estoy viendo y sintiendo es una ilusión, y que yo soy el que está loco, entonces podría dejar de preocuparme y mi mente se calmaría.) Con una oscura nube encima suyo, Yūji arrastró su asiento, cerca del centro del aula. (Ah sí, hoy tenemos un examen de historia japonesa. Me pregunto, ¿qué temas se tomaran?) Trató de dejarse llevar y concentrar su mente en la escuela. No estaba listo para dejar su vida normal. Se volteó hacia Yukari, quien se sentaba a su lado, con la esperanza de que lo pudiera ayudar con sus estudios. Entonces hizo un descubrimiento. "¡¿Que...!?" Una completa prueba de que no estaba loco. La destructora de su vida cotidiana. Estaba sentada en el lugar de Hirai Yukari. "Llegas tarde." ¡La chica Neblina de Llama! Allí estaba ella, con sus determinados y nobles rasgos, su largo y brillante cabello, su frente en alto. Incluso vestía el uniforme estilo marinero de la escuela. ¡La chica quien se hacía llamar una Neblina de Llama! "¿Cómo es que estás aquí?" "Lo he discutido con Alastor. Estamos de acuerdo en que debería de mantenerme cerca de tí para capturar a aquellos que te buscan. Y además, no visito este tipo de lugares muy seguido, así que sólo digamos que me gustaría tomarme unas pequeñas vacaciones al mismo tiempo." Se sentó con sus piernas cruzadas como si para ella estar en la escuela fuera lo más normal del mundo. Allí, en el asiento donde joven llamada Hirai Yukari se encontraba tan sólo un día antes. "¿Qué le pasó a Yukari?" "Si estas hablando de la antorcha que solía estar aquí, ya se ha desvanecido. De todas formas, fue conveniente que se sentara al lado de ti." "¿Qué? ¿Una antorcha? ¿estás diciendo que Yukari fue...?" Sus peores temores se habían vuelto realidad. Su vida cotidiana estaba colapsando. No, por lo que le decían, ya había colapsado. La chica continuó. "Si, hacía ya mucho que había muerto. Así que me convertí en 'Hirai Yukari' al forzar mi existencia en sus restos." "¡T...tu rostro es completamente diferente al suyo!" Yūji alzó su voz involuntariamente, y varios de sus compañeros se volteron hacía él. Siguió hablando más bajo. "¿Por qué nadie se da cuenta?" "Tomar la existencia de alguien no significa imitar al ser original. Sólo estoy reemplazando la existencia de Hirai Yukari con mi propia existencia. Tú puedes ver la diferencia porque te hemos influenciado. No te preocupes." "¡Por supuesto que me preocupo! ¿Qué le pasó a Yukari?" La joven se rascó su cabeza en frustración. "He estado tratando de decírtelo, yo soy Hirai Yukari." Al igual que la chica dijo, nadie había notado el cambio. Para ellos, la joven sentada allí era la misma Hirai Yukari que se había sentado en ese lugar ayer y todos los días anteriores a ese. "¡Eso no es lo que estoy diciendo! ¡Quiero saber que le pasó a la verdadera Hirai Yukari quien estaba sentada aquí ayer!" Sus compañeros lo miraron una vez más. Yūji se dio cuenta de que estaba haciendo una escena. "Te lo explique ayer," la chica dijo "La verdadera Hirai Yukari de quien tú estás hablando no estaba sentada aquí ayer... así es como las cosas son. Su llama era diminuta y estaba por extinguirse. Te habrías olvidado de ella al igual que todos los demás. No hay necesidad de que te preocupes por eso." Yūji no era especialmente cercano a Hirai Yukari. Ella era sólo una compañera que se sentó a su lado por un corto periodo. Tenía que admitir que no recordaba mucho acerca de ella, excepto que era callada y reservada. (Pero estuvo aquí. Hirai Yukari definitivamente estuvo aquí.) No sabía si ella hubiera querido ser recordada. Al igual que las demás antorchas, había simplemente desaparecido, sin dejar rastros, antes de que pudiera siquiera notarlo. Aún así, Yūji quería recordarla. La chica que estaba sentada en el lugar de Yukari, no era ella. Él lo sabía. Esa parecía ser la única prueba de que Yukari había existido en este mundo. "¿Cuál es tu nombre?" "¿Mi nombre?" "El nombre 'Neblina de Llama' es el que se le da a todos ustedes que matan monstruos. Pero, ¿cuál es tu nombre personal?" "Huh..." Probablemente no había anticipado esa pregunta. Su expresión determinada se ablandó un poco y se distinguió un destello de soledad en sus ojos. Susurro su respuesta mientras jugaba con el pendiente que colgaba de su cuello. "Soy la Neblina de Llama contratada por Alastor," dijo mirando el pendiente. "Y eso es todo. No tengo ningún otro nombre." La soledad se desvaneció de su rostro, junto con cualquier otra emoción humana. Su rostro no mostraba expres-ión alguna. "Para diferenciarme de las demas Neblinas de Llama, soy llamada Nietono no Shana." "¿NIETONONOSHA...?" "Nietono no Shana. Es el nombre de la larga espada que cargo." "Ya veo. Entonces creo que te llamare Shana." Ella definitivamente no era la misma persona que Hirai Yukari, así que necesitaba un nombre diferente. Haría las cosas mucho más sencillas. Este puede haber sido un momento importante para Yūji, pero aparentemente no significó nada para la chica ahora llamada Shana. Inclinó su cabeza y respondió con indiferencia. "Haz lo que quieras. No estoy interesada en apodos, sólo estoy aquí para cumplir mi rol." "¿Significa que me protegerás?" "¿Protegerte...?" Shana lo miró escéptica. "Bueno, mientras haya algo tratando de comerte, supongo que eso hare." Yūji se estaba acostumbrando a su franqueza. De hecho, en el fondo, se sentía aliviado por sus palabras. "Por cierto, Shana, ¿estarás bien siendo una estudiante de secundaria? Quiero decir, hay exámenes y tarea y todo eso." Shana pareció enfadarse. "Primero me das un nombre al azar, ¿y luego omites el honorífico? Ohh, lo que sea... De todos modos, ¡¿qué tan difícil pueden ser estas clases?!" Sacó un libro de texto de su maletín y lo balanceó hacía delante y atrás. Yūji la miró sospechando. ¿Podría esta chica, quien no parecía mayor a un estudiante de primaria, ser lo suficientemente lista para hacerlo quedar en ridículo? El timbre sonó para señalar el inicio de las clases, y el sonido hizo eco en sus oidos con un tono siniestro.
La clase de inglés en el cuarto periodo estaba por termina. El salón estaba silencioso y repleto de presión, todos los estudiantes a excepción de uno escondían sus rostros detrás de sus libros, que habían levantado en sus escritorios. El profesor de inglés, quien había comenzado su lección como era usual, estaba ahora garabateando como un loco en el pizarrón. La pequeña chica que creaba toda esta tensión, Shana, estaba sentada tranquilamente en el medio del aula, con sus libros cerrados en frente de ella. No dijo nada ni se movió en todo el período. Simplemente observaba al profesor con sus brazos cruzados sobre su pecho. Este comportamiento puso al profesor extremadamente nervioso. Shana lo miraba como si estuviera observando un animal en una jaula. Estaba claro que no tenía respeto alguno hacía él. Había mantenido la misma actitud y la misma postura desde la mañana, creando la misma atmósfera de tensión en las tres clases anteriores. El profesor pudo haber ignorado a Shana simplemente. Ella no estaba saltando hacía arriba y abajo, ni hablando por celular o arreglándose las uñas. Pero los maestros son generalmente criaturas infantiles que disfrutan su posición de poder. Les gusta imponer respeto y obediencia ciega, y detestan ser juzgados de manera individual. Finalmente, al igual que los profesores de las clases anteriores, el maestro de inglés ya no pudo soportarlo más. Había terminado de escribir en el pizarrón, se volteó y dirigió su mirada hacía Shana. Era un hombre de edad media y no muy popular entre en los alumnos, quien daba demasiada tarea. Su boca se abrió y cerró un par de veces antes de que pudiera decir lo que quería. "Yukari, no te estás prestando atención hoy. Te recomiendo que empieces a tomar notas." Hirai Yukari, esta chica a la que Yūji bautizó como Shana, no respondió. Simplemente dijo, "Tú." Esa única palabra, dicha con tal brusquedad y autoridad por la infantil joven, congeló al profesor en su lugar. "¿Acaso sabes lo que estás haciendo? Has puesto los espacios en blanco en las preguntas totalmente al azar. Esto no es un juego de adivinanzas, sabes. Deberían ser colocados de manera que podamos descifrar las palabras faltantes por el contexto." Shana ni siquiera separó sus brazos. "¡¿Er...?!" "La respuesta correcta es: 'That which we call a rose, by any other name would smell as sweet', pero no hay manera de saberlo si no has memorizado la oración original." Su pronunciación era perfecta. Prosiguió con confianza. "Y si revisas el Shakespeare original, veras que has salteado dos renglones completos. Eso pasa porque sólo estas copiando desde el manual que tienes en tu mano, página por página." El profesor de inglés retrocedió un paso. Los comentarios de Shana no daban lugar a objeciones. Nadie dudaba que todo lo que estaba diciendo era completamente correcto. Normalmente un maestro se recuperaría. Pero frente a tal conocimiento, expresado con tal autoridad, el profesor de inglés estaba mudo. La dignidad del fuerte siempre expone al débil su propia incompetencia. Y Shana era fuerte. "Como maestro, no tienes habilidades académicas," ella dijo. "No vas más allá del manual. Tus explicaciones son inferiores y divagas en lecturas sin sentido. ¿En verdad te consideras competente en esta asignatura?" La cara del profesor perdió toda fuerza. "Si quieres enseñarme algo, vuelve mañana después de que hayas hecho tu tarea. De lo contrario, no me hagas perder el tiempo." Shana había anotado su cuarta víctima del día.
Tras cuatro contiendas sucesivas entre los maestros y Shana, con la joven emergiendo victoriosa en cada una de ellas, los estudiantes, sorprendidos, dejaron el salón uno por uno cuando llego la hora del almuerzo. Su última conquista estaba completa, casí sentían pena por el pobre profesor de inglés. Necesitaban algo de aire fresco para asimilar lo que había pasado, dejando a Yūji comer su almuerzo sólo con Shana. Al ver su propia identidad destruida y su misma existencia en peligro, Yūji consideró la situación del profesor de manera un poco más simpática de como lo habría hecho en el pasado. Los maestros de hoy en día perdían autoridad y confianza (en mayor parte debido a sus propias acciones, a decir verdad). En el pasado, el respeto venía junto con el título, pero en la actualidad... Yūji dio una gran mordida a la bola de arroz que había comprado en la tienda de conveniencia. Pensó que era bastante crítico con respecto a la sociedad. Miró a la chica a su lado, la causante de todo esto, quien se sentó tranquilamente a comer su pan de melón. Ahora más que nunca, parecía de su edad... Y era algo linda. "Hey." "¿Qué?" Había mucho ruido afuera, estando los dos sólo en el silencioso salón. Era una situación ligeramente incómoda. "No tenías que ir tan lejos, ¿o sí?" "¿De qué hablas?" "Nada. Olvídalo." Shana se encogió de hombros y mordió su pan de melón. Yūji sintió que su carácter para argumentar se suavizaba. Viéndola casi feliz provocó que la imagen de ella cortando sin piedad a aquellos monstruos ayer pareciera de lo más irreal. "Ayer estabas comiendo taiyaki... ¿Te da hambre seguido?" "Uh..huh. Por supuesto." respondió con la boca llena de pan. No queriendo desperdiciar la oportunidad, Yūji le preguntó algo que lo inquietaba desde ayer. "Ese pendiente que habla tuyo... ¿es alguna clase de comunicador?" "Algo así, pero no exactamente." El colgante, que había permanecido en silencio toda la mañana, finalmente habló. "Yo, como un Guze no Tomogara, estoy depositado dentro de ella, y este es el comunicador divino llamado Cocytus. Manifiesta mi voluntad en este mundo." "...¿'Depositado dentro'? ¿'Manifiesta'? Shana lo miró de reojo. Dio un suspiro y continuó con la explicación. "Alastor mismo está dentro de mí. Es conocido como un contratista. Este pendiente es el dispositivo que le permite expresar su voluntad." (¿Huh?) Yūji ya se había rendido en cuanto a tratar de entender todo esto. Simplemente lo aceptó "¿Un contratista, uh? Oh sí, esta mañana dijiste que hiciste un acuerdo con él para convertirte en una Neblina de Llama. ¿Eso significa que solias ser un ser humano?" "Correcto." Shana respondió. "Así que, ¿por qué decidiste ser una Neblina de Llama?" "No es asunto tuyo." Su respuesta sonó terminante. "Bueno, entonces..." Dio un vistazo al salón. Ya que no había nadie cerca, parecía una buena oportunidad para involucrar a Alastor en la conversación. "¿Puedo preguntarte algo?" dijo Yūji, esperando lo mejor. "Eso creo," contestó Shana, "has estado haciendo preguntas desde hace un rato. ¿Qué es?" "Para empezar, ¿que es el Mundo Carmesí?" La expresión de Shana parecía decir 'oh, ¿eso?'. Llevó el último trozo del pan de melón a su boca. "Hmm, veamos. El Mundo Carmesí... Es el mundo del rojo profundo. Es la puerta que sigue a este, pero no puedes llegar allí caminando. Hace mucho tiempo, un poeta lo inmortalizó como la 'catedral giratoria'. Y llamamos a sus habitantes los 'Guze no Tomogara'." "Quieres decir, ¿cómo personas de otra dimensión?" Esta vez, Alastor fue quien contestó. "Expresado en términos de este mundo, sí. Sin embargo, aquellos que te atacaron no eran Tomogaras. Eran sirvientes a quienes llamamos Rinnes, y fueron creados en este mundo." "¿Los invasores planean conquistarnos?" "No podría saberlo. Cada uno de ellos tiene su propio propósito. Todo depende. Lo que puedo decir es que nosotros, los Guze no Tomogara, nos manifestamos libremente al controlar el Poder de Existencia de este mundo. Al transformar este poder, somos capaces de manipular fenómenos sobrenaturales. Por esto, los Tomogaras cruzan a este mundo constantemente." "¿Qué dijiste?" Yūji estaba teniendo problemas para entender la compleja explicación de Alastor. Shana suspiró. "En este mundo, hay una energía fundamental llamada 'Poder de Existencia'. Todas las cosas existen gracias a ella. Al tomar prestado este poder, los Tomogaras, quienes vienen a este mundo desde el Mundo Carmesí como seres inexistentes, son capaces de manifestarse en este mundo. ¿Lo entiendes ahora?" "Mmm... un poco." Shana asintió. Yūji masajeó su cabeza, esperando estimular su cerebro. "Para permanecer en este mundo," Shana continuó, "necesitan continuar usando el Poder de Existencia. Por eso lo toman desesperadamente de los humanos." "¿Tomar el Poder de Existencia? ¿Estás hablando de eso verdad, uh, el incidente de ayer?" Yūji vio nuevamente en su cabeza la grotesca imagen de los monstruos devorando a esas personas convertidas en llamas. El sentimiento de desesperación y terror regresó también. Shana asintió. "Sip. Así que, de todas formas, para sus propios propósitos egoístas, usan ese poder libremente para crear sirvientes y fenómenos sobrenaturales." Luego, Alastor habló. "Distorsiones en las leyes naturales de este mundo, un fenómeno que no debería ocurrir, una existencia que no debería existir, y más que nada, la caza indiscriminada de poder para que todo esto ocurra, podrían colapsar el balance de existencia entre este mundo y el Mundo Carmesí. Podría llamarse un juego de idiotas." A pesar de las deprimentes predicciones de Alastor, Shana siguió con el siguiente objeto de su almuerzo: un dulce hecho de masa llamado 'mitarashi dango'. Parecía complacida con el. "Así que, para mantener el balance, las Neblinas de Llama viajan para combatir estos monstruos quienes tenazmente cazan el Poder..." Yūji llevó otra bola de arroz a su boca. Finalmente estaba empezando a entender. Con la boca llena de arroz, dijo, "¿El Poder de Existencia debe provenir de humanos?" A Alastor parecía no importarle los malos modales de Yūji. Sin embargo tampoco los mencionó, simplemente contestó en la misma profunda y pesada voz. "Por supuesto. Debido a que su existencia es muy similar a la nuestra, su poder es ex potencialmente más fuerte para nosotros. Devorar una masa indiscriminada sólo diluye el poder." "¡Esperar un minuto! ¿Los Guze no Tomogaras son seres humanos, al igual que nosotros?" "Es díficil de explicar. Tienes una concepción tan fija de lo que es un humano. Debería valerme de poesía, más que de lógica, para explicar." Yūji suspiró mientras habría su lata de gaseosa. "Ya veo... Pero por lo que he visto entre ayer y hoy, no pasara mucho tiempo hasta que todo sea devorado." "No exactamente," dijo Shana. "Ellos han estado cruzando a este mundo desde tiempos ancestrales, pero el número de humanos ha ido en aumento. Esa es la forma en que este mundo funciona, ¿no es así? No habrá cambios en el orden natural de las cosas. Y también estamos nosotros, las Neblinas de Llama, para no dejar que esto se salgan de control." "Me preguntó si puedo contar con eso..." Yūji miró a Shana de reojo. Ella había terminado con sus dulces y estaba ahora lamiéndose los dedos. "Umm, eso es lo que estaba diciendo. Te protegeré hasta que el contenedor del tesoro, Mystes, se desvanezca, o hasta que extermine a todos los Tomogaras que vengan tras de ti." Yūji se estaba acostumbrado a esa actitud tan fría. Shana era siempre franca, y él la apreciaba por eso. Sonrió con ironía. "Palabras tan alentadoras... ¿así que te quedaras a mi lado todo el tiempo?" "Por ahora, montaré guardia por la noche." Como le explicaron, el lugar aislado, el Fūzetsu, temporalmente separa una zona del mundo a su alrededor. Normalmente, son creados durante los períodos de transición como el ocaso o el amanecer, los cuales sirven como bordes entre el día, cuando las personas están completamente seguras de su propia existencia, y la noche, cuando las personas instintivamente despiertan su verdadero ser, y actúan como tal. Los Guze no Tomogaras tienden a elegir el método más directo para atacar, y esos momentos les proveen las mejores oportunidades. "El Fūzetsu... Pregunté acerca de eso ayer. ¿Es una barrera espiritual como la que ves en los videojuegos y en las películas?" Yūji estaba cerca de entenderlo todo cuando una idea horrible cruzó por su mente. "Espera... ¿dijiste el atardecer? ¡Hoy tenemos clases hasta tarde! ¡Si las cosas salen mal, podrían aparecer en la escuela!" Shana, descansando su mentón en su mano, giró sus ojos. "Bien, ¡por supuesto! ¿Por qué crees que estoy aqui?" Por un momento, se sintió aliviado. Entonces otra pregunta le vino a la mente. "¿Protegerás a todos?" "¿De qué hablas?" Yūji se levantó. "¿A dónde vas?" "¡Al baño!" Yūji dejo el aula, pensando en Shana. (¿Qué otras cosas humanas hará, además de comer?) se preguntó. Alguien lo llamó desde el baño. "¡Hey, Sakai!" Tres de sus compañeros se acercaron a él. Había estado tan ocupado con Shana que se había olvidado completamente de hablar con sus amigos. Yūji corrió hacía ellos. "¿Estuvieron en la cafetería hoy?" les pregunto. Ike Hayato negó con su cabeza. "Eso no importa, ¿cómo es que estás comiendo tu almuerzo con esa chica? ¡Es en verdad problemática!" Al lado de Hayato estaba Satō Keisaku, un joven atráctivo pero algo superficial. "Tienes agallas. Si las cosas se ponen feas, podrías atraer la atención de esos maestros también." "No sabía que eran tan cercanos," dijo Tanaka Eita, un joven musculoso con un alegre rostro. "¡No te nos adelantes!" Yūji sólo pudó decir algo vago. "No, no es así." Buscó cautelosamente llamas en los pechos de sus amigos. Aunque esta fuese una escena tan común en su vida, aunque ya lo hubiera comprobado esta mañana... Yūji se estaba hartando de si mismo. Nada había cambiado en sus amigos. Era él quien había cambiado. "Comiendo el almuerzo y hablando, solos ustedes dos. Es suficiente para llamarlos 'cercanos'." "Yukari es linda, creo. Pero no sabía que era tu tipo. Estas lleno de sorpresas, Yūji." Ahora su presión sanguínea comenzó a subir. "Mira..." Yūji buscó una respuesta inteligente, pero no se le ocurrió nada. En el ocaso, los Guze no Tomogaras atacarían. Tal vez debería irse de la escuela temprano, pensó. Entonces al menos esta no se convertiría en un campo de batalla. "¿Así qué si te arrepientes, huh?" Hayato persistió amistosamente, sus anteojos brillando en el sol. "Tengo un favor que pedirte," dijo Keisaku. "Si Yukari tiene amigas lindas y solteras, háblales bien de mí, ¿bien?" Estos eran Yūji y sus amigos bromeando juntos. Conversaciones sin sentido e inocentes. La escena normal. La vida cotidiana, esas cosas que él no quería perder y no quería que cambiaran. (Los monstruos atacaron ayer. ¿En verdad volverían hoy?) Yūji se aferró a un sentimiento de optimismo. Aunque supiera que los monstruos regresarían, se aferraba obstinadamente a la esperanza de que nunca volverían a aparecer. "¡Hey, tú el de la cara inocente! No sabiamos que eras tan buen jugador. ¿Qué hiciste para hacerte amigo de esa pobre chica? ¡Cuéntanos!" Yūji golpeó a Eita en el brazo para detenerlo.
Y luego, el enemigo vino, después de todo. El sol escondiéndose tras los fragmentos de nubes cambió todo en un desolador rojo. Los estudiantes a punto de dejar el salón también fueron teñidos de rojo. Ese rojo, cubriéndolos como una inundación. "¡Agh...!" Yūji fue sorprendido con la guardia baja. Pensó que la clase terminaría sin inconvenientes. Pero estaba equivocado. Una pared de llamas cercó el área, incluyendo una parte del pasillo exterior. Una línea de fuego recorrió el suelo, formando una extraña cadena de caracteres en forma de pirámide. Los estudiantes se congelaron en el lugar. Yūji sabía lo que esto significaba. (El Fūzetsu... el mundo va a cambiar...) Yūji sintió escalofríos, sintiendo una extraña resonancia que señalaba un cambio en el fluyo del mundo por todo su cuerpo. Como antes, no se inmovilizó como los otros, esto era gracias lo que estaba almacenado en su interior. Shana se paró a su lado. "Aquí vienen." Las puntas de sus labios se curvaron. "¿E... En serio? ¿Aquí, ahora?" El sentimiento de esperanza que tenía antes se había ido. Temor y remordimiento llenaron el corazón de Yūji. "Si, en serio están aquí, ahora," dijo ella. "Ha empezado." Shana saltó hábilmente arriba de un escritorio entre la ventana y Yūji. Su brillante cabello negro revoloteó y empezó a brillar en una ardiente luz, desbarrando cenizas de fuego. En un segundo, la Neblina de Llama se paró frente a Yūji. Vestida en su familiar y desgastado abrigo negro, agarró la Nietono no Shana, la larga espada de impresionante belleza, con su mano derecha. Para Yūji, ella era hermosa. "¡Todos siguen aquí! ¿No puedes hacerlo en otra parte?" Hayato era uno de los estudiantes atrapados en el Fūzetsu. Estaba congelado en el acto de poner un cuaderno en su maletín. "El enemigo invocó el Fūzetsu," contestó cortante. "¿Por qué no se lo dices a ellos?" "¡Argh!" Yūji debía hacer algo. Sin pensarlo, comenzó a arrastrar a los estudiantes fuera del área donde creía que Shana pelearía. Afortunadamente, había tan sólo cuatro personas en el salón además de ellos. Al lado de la ventana donde Shana estaba parada se encontraba una joven llamada Nakamura Erika, congelada mientras se maquillaba. Yūji la tomó por la cintura. "Di...discúlpame." él dijo. Estaba asustado de que tal vez sus pies estuviesen fijados al suelo, pero fue capaz de moverla. Se esforzó para levantarla y cargarla. Después de todo, él era sólo un joven promedio con fuerza promedio. "¡Ugh, eres muy pesada!" Yūji la arrastró hasta el pasillo y regresó al aula. Shana estaba todavía parada sobre el escritorio. Tomando su larga espada con ambas manos sin moverse. Una cuantas chispas se arremolinaban al final de su cabello. En el silencio de la espera, Yūji permaneció firme y observó. Algo pequeño estaba tomando forma fuera de la ventana: una delgada y rectangular forma con afilados y brillantes bordes. Reflejando la luz roja de la ardiente bruma, se volteó, revelando la imagen de un as de espadas. (¿Una carta?) La solitaria y delgada carta flotando en el aire fue pronto acompañada por una segunda. Luego una tercera y una cuarta, y luego más, alzándose una tras la otra a través de la clara luz roja. Al principio volaban en grupos al azar, pero eventualmente se unieron en una masa que cubría por completo la vista al exterior. Entonces, sin advertencia, las cartas se voltearon y apuntaron en una sola dirección. Iban tras de Yūji. El enjambre de cartas irrumpió en el salón, estrellándose a través de las ventanas, despedandose los marcos y cristales, incluso penetrando las paredes. Antes de que el grito de Yūji llegara a su garganta, se dirigieron hacia él... Pero fueron bloqueadas por una pared de resistente tejido negro. Shana extendió su brazo izquierdo en un amplio ademán, esparciendo y extendiendo el dobladillo de su abrigo como un escudo. Las cartas que lo tocaron se convirtieron en cenizas de inmediato. No podían siquiera dañarlo. La mano izquierda de Shana ya estaba de regreso en la empuñadura de su espada. Tiró se ella hacia su lado izquierdo y adelanto su hombro derecho un poco más adelante. Estaba lista para pelear. Sus ojos ardientes rápidamente detectaron la fuente de poder detrás de las cartas. En ese instante... Shana saltó desde la mesa con suficiente fuerza para mandarla a volar, destrozada en pedazos, hacía el suelo. La punta de su espada atravesó la masa restante de cartas. "¡¡Gr... raaah!!" Un gritó se elevó desde las cartas, y su flujo se volvió inestable y desigual. Cuando percibió la resistencia y la sensación de haber dado en el blanco, Shana torció su espada y la sacó. La alzó con fuerza y sin detenerse, la dejo caer en línea recta. Una llama recorrió el camino de la hoja y encendió todas las cartas a la vez. La explosión sacudió el aula con su impacto. Shana mantuvo la posición de su espada sin retroceder. La llama fluyó alrededor de la barrera que su abrigo había formado. Yūji saltó. "¡Whoa!" Cuando las llamas disminuyeron, Shana retiró la barrera. Yūji tenía una vista completa del aula. El piso estaba chamuscado y la mitad de este había sido arrancada, exponiendo el concreto debajo de él. Las ventanas y marcos habían sido abatidos, y las piezas de las mesas y sillas rotas estaban dispersadas por todos lados. Este lugar era tan familiar para Yūji, y se sintió impactado inmensamente. "¡Rraaah!" Shana aplastó el gigantesco brazo que se dirigía hacia Yūji junto con el distorsionado cuerpo de la muñeca, destruyendo ambos en un sólo estallido. "¿¡Qu... Huh!?" La fuerza del viento creada por la explosión golpeó a Yūji por la espalda, lanzándolos a él y Hayato hacía un montón de piernas y brazos enredados. Yūji esperó a que el entumecimiento y el dolor se desvaneciese. Su visión se aclaró de a poco, y en un momento vio a la muñeca, que ahora nada más que un trapo chamuscado, colgando al final de la espada de Shana. "¡¡Whoa!!" El cabello de hilos de la muñeca había sido quemado hasta sus raíces, y uno de los botones que componían sus ojos se había desprendido. El relleno de algodón había sido destrozado junto con sus ropas, y sólo quedaban sus partes de trapo colgando sin vida. "Eso... Eso es terrible..." dijo Yūji. "¿Salvé tu patética vida y eso es todo lo que puedes decir?" Shana arrojó la muñeca de trapo con una sacudida de su espada. Dirigió sus desdén hacía la muñeca. "¿Cuál es el nombre de tu amo?" dijo con frialdad. Con su boca de hilo roto y deshilachado, la muñeca contestó con una voz como un rasguño en un disco de vinilo. "¿Tú... crees... qu... que... te... lo dire... Ne...blina... de... Llama?" "Nop, sólo me aseguraba. Oh bueno, a juzgar por como usa lo mismos peones inútiles una y otra vez, debo decir que es bastante débil." "... Urgh, urgh." La muñeca se ahogó en furia. Sólo entonces... Una voz con un extraño tono habló. "Hahaha... Astuto. Pero prefiero el termina 'reconocimiento táctico de poder'." Shana se volvió en dirección a la voz, y Yūji la siguió con sus ojos. Mirando a través de un hoyo en la pared, ambos vieron a un hombre flotando verticalmente en el aire. Vestido con un traje y una larga túnica de un puro blanco, el hombre no estaba teñido por el rojo de la calurosa bruma y daba la impresión de un fantasma en una sábana. Para Yūji parecía un visitante de un mundo ilusorio, en un marcado contraste con la realmente poderosa presencia de Shana. "Buenas tardes, pequeña. Es un momento apropiado para conocernos en esta hora de los demonios." Era un hombre delicado y hermoso, cuya imagen daba la impresión de poder ser borrada si se lo tocaba. Su voz parecía el sonido de un violín desafinado. Yūji lo sabía. (Este hombre es el Guze no Tomogara.) Sintió desagrado hacía presencia del hombre, el sentimiento de que él no debería existir aquí. Shana respondió de forma directa como era usual, bastante diferente al hombre flotando ante ella. "¿Eres el amo de la muñeca?" "Si, me llamo Friagne." Alastor habló después, con su voz profunda y llena de poder. "¿Friagne...? Ya veo, tu eres el asesino de Neblinas de Llamas, aquel que es conocido como 'Kariudo'." El hombre llamado Friagne arrugó sus labios en algo parecido a una sonrisa. "Sí, yo soy 'Kariudo'. Pero deniego tu acusación de que soy un asesino. En verdad, soy llamado 'Kariudo' porque coleccionó los tesoros de los Guze no Tomogaras esparcidos en este mundo." Su mirada se fijó en el pendiente Cocytus que colgaba alrededor del cuello de Shana. "Y tú, señor, eres Alastor, 'Tenjō no Gōka'. Tienes gran fama en nuestro Mundo Carmesí. Creó que esta es la primera vez que nos vemos en persona. Había escuchado rumores de que habías venido a este mundo, pero no esperaba que... Esta es mi primer encuentro con tu Neblina de Llama también." Dio un largo vistazo a Shana. "Hmm... Así que este es tu contratista, ¿eh? La de cabello llameante y ojos ardientes. Es en verdad tan hermosa como he escuchado. Pero su brillo es algo exagerado, ¿no crees?" Mientras Friagne continuó hablando consigo mismo, Alastor susurró una silenciosa advertencia a Shana. "No te dejes llevar por su delicada apariencia ni por su extraño comportamiento. Él es un poderoso Rey que ha asesinado a muchas Neblinas de Llama a traves del uso de 'Hōgus'. No debe ser tomado a la ligera." Shana llevó su peso de un pie hacía el otro. "Sí, lo siento." "Jaja, no hay necesidad de ponerte tan seria," dijo Friagne, quien sólo en ese momento noto la muñeca rota sobre el suelo. "¡¡Marianne!!" La expresión de Friagne se oscureció de aflicción. Gritó en una voz discordante, "¡Oh, lo siento, mi Marianne! Pensar que te hice pelear con una chica tan terrible." Entre los dedos de su mano cubierta por un guante blanco había una carta, la cuál sacudió con un movimiento teatral. Con un rápido chasquido de sus dedos, la carta revoloteó en el aire. "¿Hmm?" "¡Whoa!" Todas a la vez, la masa de cartas carbonizadas danzaron en el aire alrededor de Shana y Yūji. Se reunieron en un tornado y volaron para unirse con la solitaria carta que flotaba en la punta de los dedos de Friagne. Una vez unidas, formaron una sóla, aunque incompleta, carta. "Hmm..." dijo Friagne con cierta admiración en su voz. "Casi destruiste mi Filo Regular, mi especialidad, sólo con tu fuerza física." Tomó la dañada carta entre sus dedos, y, como un bien entrenado truco de magia, se deslizó por su manga con una delicada maniobra de su mano. Antes de que alguien supiera que estaba pasando, Marianne, la muñeca de trapo, estaba siendo cargada en los brazos de Friagne. Lagrimas se asomaron en sus ojos mientras examinaba a su amada muñeca. "Oh, Marianne," suspiro. "En verdad, las Neblinas de Llama siempre hacen cosas tan despreciables." Marianne retorció su deshilachada boca para hablar. "Lo..s...sie...siento...mi...amo." "Por favor no te disculpes, Marianne. Fue mi culpa por dejarte irte. Nunca hubiera imaginado que alguien pudiera hacer tal daño con una espada tan pequeña e insignificante." Friagne sonrió y sopló un suave aliento sobre Marinanne. Al igual que como Shana curó a Yūji ayer, Marinanne ardió dentro de un resplandor blanco por un momento, y luego se reparo, restaurandose a su previo inmaculado aspecto. "Allí tienes, preciosa, eres devuelta la misma. Perdón por haberte hecho usar un Hōgu al que no estás acostumbrada."