Zero no Tsukaima Español:Volumen2 Capítulo6

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== Capítulo VI El Continente Blanco ==


Después de asegurarse que Saito y compañía se marchaban, Kirche le dijo a Guiche:

-Ahora, es hora de comenzar. Hay una olla llena de aceite en alguna parte de la cocina, ¿cierto?

-¿Te refieres a esas ollas para asar?

-Sí. Tráelas acá con tus Valkirias.

-Muy fácil.

Guiche se escondió tras una mesa, agitando su varita con forma de rosa. Los pétales cayeron suavemente en el piso y de este emergieron sus Valkirias de bronce. Los golems aparecían continuamente en el piso y se dirigían a la cocina. Los soldados apuntaban y soltaban todas sus flechas a las estatuas de Guiche.

Las puntas de hierro de las flechas se convirtieron en polvo, haciendo que las estatuas se tambaleen. Guiche rió, mientras las Valkirias llegaban a la cocina tras el mostrador y recogían la olla.

-¿Puedes lanzarlo hacia la entrada?- preguntó Kirche, maquillándose frente a un espejo.

-¿Te estás maquillando ahora? ¿Justo ahora?- dijo Guiche, con un gesto de sorpresa, pero igual ordenó a las Valkirias lanzar la olla a la entrada.

Kirche blandió su varita y se paró.

-Es que la obra está comenzar, y si la dama principal no tiene maquillaje…- agitó su varita hacia el aceite, ahora flotando en el aire-, ¿no sería algo vergonzoso?

El fuego de Kirche encendió el aceite, esparciendo las flamas con todo el vigor de la diosa con un gran sonido. En un instante, un grupo de mercenarios que avanzaba se alejó de la repentina llamarada.

Kirche recitó un hechizo seductoramente, agitando su varita de nuevo. Las flamas ardieron con más fuerza, dirigiéndose a los mercenarios de la entrada, envolviéndolos y haciéndolos rodar de dolor. Kirche se plantó y se movió su cabello elegantemente antes de alzar su varita. A pesar de que todas las flechas volaban hacia ella, el viento de Tabitha las rechazó todas.

-Queridos mercenarios desconocidos, no tengo idea de por qué nos están atacando- Kirche sonrió e hizo una reverencia bajo la lluvia de flechas-, pero por favor, déjenme a mí, Kirche el Fuego Sutil, gentilmente ser su oponente.



Sentada sobre el hombro de su gigante golem de tierra, Fouquet se mordió los labios, molesta. El grupo al que había ordenado atacar ahora retrocedía, confundido, luego de ser rodeados con fuego. Se volvió hacia el noble enmascarado que estaba sentado junto a ella.

-Ay, haciendo un escándalo sólo por ese nivel de fuego… las manos contratadas sí que no son fiables.

-Ya es suficiente, de todas formas…

-¡Pero no se puede derrotarlos así!

-Está bien incluso si no los derrotan. Todo lo que tenían que hacer era separarlos.

-Aunque digas eso, no dejaré que esto continúe. Por su culpa estoy siendo humillada.

El encapuchado no respondió, sino que se paró como si no hubiera escuchado nada.

-Bien, iré tras la chica Vallière- le dijo a Fouquet.

-¿Y qué hago yo entonces?- preguntó Fouquet.

-Haz lo que quieras. Quema o cocina al resto, lo que sea. Nos encontraremos en el restaurante de siempre.

El hombre saltó del hombro del golem y desapareció en la oscuridad como el viento de medianoche, suave y susurrante.

-Cielos… ¡Qué hombre tan ____ [laidback]!- habló Fouquet, disgustada-. No me dice nada de lo que está planeando.

Debajo, los soldados gemían. Vientos fuertes llegaron desde dentro del local, esparciendo y avivando las violentas flamas. Incluso los arqueros escondidos en la oscuridad sintieron el calor.

-¡Demonios- gritó Fouquet hacia abajo-, ya es suficiente! ¡Son todos unos inútiles! ¡Salgan de mi camino!

El golem se alzó con ruido atronador y avanzó hacia la entrada, dando golpes mientras avanzaba.