Black Bullet:Volumen6 Capítulo5
Parte 1
La batalla a muerte, celebrándose bajo la oscuridad de la noche mientras el barro salpicaba por todas partes, se había convertido en una lucha desesperada.
Habiendo luchado con ellos antes, Rentarō estaba muy familiarizado con la motosierra de Varanium de Tamaki Katagiri, que se fusionaba con sus guantes y el territorio de Yuzuki Katagiri, de hilos invisibles. Sin embargo, los feroces ataques ejecutados por el cuerpo pequeño de Mibu Asaka, superaban su imaginación.
Su Doble espada, consistía en una hoja adicional que se extendía desde la parte superior de la empuñadura de una espada ordinaria. Una extraña arma. Sólo en términos de longitud, podría igualar a una lanza. Como si estuviera bailando, Asaka movía sus caderas balanceando su arma. En comparación con el primer ataque, el segundo ataque, que realizaba cuando retiraba su arma, era uno del que debía tenerse más cuidado.
No sólo eso, haciendo uso de su fuerza como Iniciadora, utilizaba la espada para golpear el suelo a sus pies, produciendo ondas de choque parecidas a terremotos. El suelo temblaba tanto que Rentarō casi perdía el equilibrio.
En ese momento, Yuzuki y Tamaki aprovechaban la oportunidad para saltar por encima con un ataque repentino. Emitiendo gruñidos aterradores, la motosierra pasaba zumbando junto al oído de Rentarō.
En cualquier caso, Asaka debía neutralizarse primero. Encontrando una abertura, Hotaru y Rentarō dispararon al mismo tiempo. Los disparos fueron acompañados de chispas y balas rebotando. Al notar que Asaka usaba su espada para desviar las balas, Rentarō no pudo evitar sentirse aturdido. Si lo pensaba cuidadosamente, el antiguo IP Rank de Asaka era 275, era la tercera Iniciadora más fuerte que Rentarō había enfrentado después de Tina y Kohina. No había ninguna razón para subestimarla.
Al mismo tiempo, Rentarō intentaba gradualmente categorizar sus habilidades.
Su factor Gastrea probablemente le permitía aumentar su fuerza. El Exoesqueleto en forma de armadura fortalecía aún más ese rasgo.
Siempre que Rentarō atacaba, golpeaba las fibras absorbentes del exoesqueleto, por lo que Asaka casi no recibiría ningún golpe.
La única forma en la que Rentarō podría acabarla seria con un movimiento final usando un cartucho de su pierna, pero su oponente era capaz de retirarse cuando notara que Rentarō se preparaba para hacerlo.
La regeneración mejorada de Hotaru que le permitía revivir después de recibir una herida mortal era completamente inútil en este momento.
Si Hotaru dejaba la batalla por tan sólo un momento, Rentarō no sería capaz de manejarlos a los tres, por lo que rápidamente perdería. Entendiendo eso, Hotaru evitó cuidadosamente los golpes letales, y sólo proporcionaba fuego de cobertura desde lejos.
Sin tener en cuenta el poder base de Hotaru de regeneración mejorada, ella era demasiado inferior a Asaka e incluso Yuzuki en todo lo demás. Rentarō no podía encontrar ninguna oportunidad de victoria.
En esta situación en la que cualquiera se rendiría, Rentarō seguía luchando mientras mostraba movimientos asombrosos que dejaban sin habla al grupo de Tamaki.
—¡¿Por qué?!
Aunque se suponía que tenían una ventaja abrumadora, Yuzuki gritó mientras agitaba su cabello bajo la lluvia.
Usando su ojo artificial, Rentarō esquivó por poco tres golpes consecutivos de la Doble Espada de Asaka mientras bloqueaba el ataque de la motosierra de Tamaki y la patada de Yuzuki con su brazo y pierna protésica respectivamente.
La pierna izquierda de Rentarō se hundió en la tierra mientras el apretaba los dientes y aguantaba.
—¡Ohhhhhhhhhh!
Reuniendo todas sus fuerzas, empujó los ataques de sus oponentes hacia atrás, causando que los hermanos Katagiri tropezaran.
El cartucho en su pierna artificial exploto al mismo tiempo, impulsándola con una fuerza abrumadora.
Rentarō pisó el suelo, tratando de comprimir el barro bajo sus pies. Esto creó una depresión masiva en el terreno, que como resultado, produjo un violento temblor en la zona.
Aparte de Asaka, que había notado la intención de Rentarō y rápidamente se retiró, Yuzuki y Tamaki perdieron el equilibrio por el suelo y cayeron. Omitiéndolos a ambos, Rentarō se lanzó al ataque. No podrían ganar esta batalla al menos que derrotaran a Asaka.
Preparándose para atacar, Asaka levantó su doble espada en lo alto. Aun había veinte metros entre ella y Rentarō.
Notando que se había precipitado en el momento equivocado, y no podría llegar a tiempo, Rentarō se estremeció de terror.
Decidiendo en una fracción de segundo, saltó a un lado antes de escuchar el sonido de la tierra dividiéndose que lo congelo de terror. El lugar donde se encontraba antes había sido cortado en dos.
Rentarō se sintió totalmente aterrorizado.
Una espada… A diferencia de Kisara, Asaka cortaba el suelo a través de simple fuerza bruta.
El siguiente ataque giró hacia él horizontalmente.
Rentarō se agachó para esquivarlo, mientras escuchaba el sonido de algo dividiéndose detrás de él. Sin atreverse a dejar de moverse, miró hacia atrás para ver el segundo piso de la fábrica colapsando, mientras emitía una nube de humo negro.
Rentarō suprimió el chirrido de sus dientes mientras se movía tan rápido como podía.
En su campo de visión, Asaka se acercaba poco a poco. Una vez que estuviera en su rango de ataque, los cortes de su Doble Espada, serían tan cambiantes e impredecibles como los vientos de un huracán, atacándolo mientras rebanaba el suelo a sus pies.
Gracias a los cálculos a alta velocidad de su ojo artificial, Rentarō leyó desesperadamente la trayectoria de sus ataques y esquivo dos de ellos, entonces, realizo una finta mientras saltaba con fuerza hacia la derecha.
Asaka hizo una expresión de sorpresa.
… ¡Es el momento!
Rentarō planeaba encender el cartucho de su pierna izquierda para contraatacar. Pero, de repente, algo tiro hacía de él, haciéndole perder el equilibrio.
Mirando hacia atrás, Rentarō no pudo evitar abrir sus ojos.
Una farola, con forma de lirio, estaba iluminando la seda de araña.
Y quien usaba ambas manos para tirar de ella era Yuzuki, tirada en el suelo con una expresión de odio.
Cuando esquivo los ataques de hace un momento, su brazo se enredó en la seda de araña.
Sin ni siquiera tiempo para rechinar los dientes, vio la doble espada de Asaka aprovechando la apertura.
Rentarō cerró los ojos con fuerza. ¿Esto es todo?
Con un sonido agudo, el arma de Asaka salió volando de sus manos.
La más aturdida no fue nadie más que Asaka.
La espada fue lanzada a un lado por una bala que vino desde algún lugar, produciendo una gran cantidad de chispas antes de que saliera volando hacia un lado.
Eso no era todo. Casi al mismo tiempo, otra bala cortó la seda de araña extremadamente dúctil.
Un disparo increíblemente preciso.
—¡Rentarō!
Sin esperar a que la voz de Hotaru llegara a sus oídos, Rentarō entró en acción, atacando de lleno a Asaka.
Con un brillo segador lo suficientemente fuerte como para iluminar la noche oscura, la parte inferior del cartucho de su pierna artificial fue golpeada por el percutor, detonando la pólvora.
Rentarō observó el rostro de Asaka, que parecía tan indefenso como el de un niño perdido.
Diez minutos después...
Rentarō estaba inmóvil en el suelo fangoso, siendo golpeado repetidamente por las gotas de lluvia cayendo sin parar.
Tiradas junto a él, había dos personas.
A un lado, junto a los fragmentos de un exoesqueleto esparcidos desordenadamente, Mibu Asaka estaba en el suelo como un trapo, con su rostro dentro del agua fangosa.
La persona derrumbada al otro lado era Yuzuki Katagiri.
—Guh... Maldita sea... ¿cómo pudo suceder esto?
Escuchando un gemido, Rentarō volteó para ver a Tamaki desplomado contra una pared, limpiando la sangre de las comisuras de su boca.
Después de que Asaka fuera derrotada, las debilidades de los hermanos Katagiri fueron siendo más claras.
Estaban usando una técnica para evitar los ataques instantáneos de los cartuchos en la pierna de Rentarō. Pero por otro lado, también significaba que Rentarō podría usar tácticas para enfrentarlos de otra forma.
Ambos hermanos estaban centrados en ataques a corta distancia. Aunque el arma en la cintura de Tamaki podía funcionar a media distancia, a pesar de su poder destructivo increíble, las magnum tenían un retroceso muy fuerte, por lo que era casi que exclusivamente para enfrentar Gastreas.
El revólver magnum era completamente incapaz de oponerse a la Beretta de Rentarō en un combate, dada la diferencia en la capacidad de los cartuchos. Mientras atacaban a Tamaki, Hotaru y Rentarō obligaron a Yuzuki a saltar continuamente para salvar a su hermano. Atacarla en el momento en que estuvo fatigada fue tarea fácil.
Una vez que Tamaki fue el único que quedaba, no era más que un problema menor.
A través de sus gafas color miel, Tamaki miró Rentarō como si mirara a un traidor.
Rentarō simplemente lo soportó con una expresión fría.
—¡Mátame!
Rentarō lanzó un puñetazo al estómago de Tamaki.
Tamaki gimió mientras murmuraba «bastardo» y se desmayaba.
Rentarō lo observó por un momento antes de cerrar los ojos, dejando que las lágrimas fluyeran libremente.
—Rentarō...
Rentarō miró hacia atrás para ver a Hotaru de pie con las manos cruzadas frente a su pecho, mirando hacia él inquieta.
Rentarō negó con la cabeza y se acercó a su lado.
—Debemos irnos, este lugar es peligroso.
Había cosas que debía hacer.
Todo se arreglaría una vez que el Proyecto del Cisne Negro fuera sacado a la luz.
Sin importar la cantidad de maldiciones y odio que tuviera que cargar en sus hombros mientras lo hacía, era algo que debía terminar...
Parte 2
Rentarō se protegió sus ojos con una mano y miró hacia arriba. La mitad del amanecer era bloqueada por la pared masiva, pero a pesar de que era sólo el amanecer, podía sentir el calor abrazador del verano invadiendo su piel.
Al parecer, las nubes oscuras habían desaparecido con gran rapidez. El clima de hoy era un hermoso cielo azul, sin una sola nube.
Debajo del enorme muro había una placa de acero inoxidable que tenía escrito No. 0013.
Este muro de rocas negras, era un monolito. Moviéndose en medio de la noche para evitar a los peatones, Hotaru y Rentarō habían llegado junto al Monolito N º 13.
Mirando hacia atrás, podían verse los edificios y ruinas cuyos tejados habían sido aplastados. Los postes de electricidad se enredaban en los cables, como si trazaran patrones complicados en un juego de La cuerda del gato.
Por suerte, ya que era temprano en la mañana, no había ni un solo habitante.
—¿Realmente es aquí?
—Creo que debe serlo.
Hotaru respondió inmediatamente. Su voz sonaba tan fría como de costumbre, pero Rentarō podía sentir sus emociones dentro de ella.
—De acuerdo al repartidor, debe haber una alcantarilla cerca. Vamos a buscarla.
Había todo tipo de cosas en el lugar, incluyendo latas de aluminio y basura plástica. Usar las manos para buscar a través de ella requería una cierta cantidad de coraje. Rentarō uso sus botas para patear los objetos que estaban húmedos por el roció de la mañana. Probablemente debido a la basura podrida, el aire desde abajo estaba caliente.
Madera, recipientes y cosas como clavos oxidados estaban esparcidos por el suelo, por lo que era difícil verlo.
En el momento en que Rentarō se preguntó si el repartidor lo había engañado, finalmente encontró algo como una alcantarilla entre la basura.
Rentarō llamó a Hotaru, en el momento en que lo vio, ella dijo: Este debe ser el lugar.
—¿Por qué estás tan segura?
Con la punta de su pie, señalo hacia un lado de la tapa de alcantarilla. Allí estaba una pequeña estrella con plumas que uno podría omitir fácilmente. Rentarō sintió que sus vasos sanguíneos se contrajeron al instante.
Hotaru activo su poder y desprendió la tapa. El aire frío ataco hacia ellos mientras un olor a acre irritaba sus fosas nasales.
Rentarō iluminó con la linterna el interior. Tubos oxidados parecían extenderse de izquierda a derecha.
Tirando una bolsa hacia abajo y una caja que estaba llena de armamento, Rentarō reunió su coraje para bajar peldaño por peldaño por la escalera oxidada. A pesar de que no era el primero en bajar, entre más se adentraba al lugar en el que la luz del sol no brillaba, más terror sentía, como si estuviera entrando en la boca de un demonio.
Naturalmente, no había luz en el interior. Sólo las cosas dentro del círculo de luz producido por la linterna Maglite podían verse.
Escuchando ruidos extraños que parecían los gemidos de un fantasma, Rentarō se convenció a sí mismo que sólo era el viento soplando en el interior del espacio hueco.
Hotaru iluminó hacia delante de izquierda a derecha respectivamente en el momento en que se encontró con una encrucijada.
—Hacia el monolito o hacía de donde vinimos. ¿Qué camino usamos?
—¿Cuál elegirías tú?
—Hacia la dirección de donde vinimos.
—Entonces vamos hacia el Monolito.
Hotaru pateó a Rentarō en la rodilla. Realmente duele.
—¡Te odio, idiota!
Viendo a Hotaru hacer una expresión enojada, Rentarō no pudo evitar sonreír con ironía.
—De todos modos, vamos a ir hacia el Monolito y miramos. Si llegamos a un callejón sin salida, simplemente podemos devolvernos. Hotaru no parecía estar enfadada de verdad. Al final, asintió con la cabeza.
Cada paso que daban, producía sonidos en el agua gorgoteando debajo de ellos. El eco del ruido se hacía más evidente en cuanto más se acercaban al Monolito, mientras la expectativa en sus corazones aumentaba proporcionalmente.
A parte de algunas pequeñas curvas, el camino era prácticamente recto.
Después de caminar unos doscientos metros más o menos, Hotaru y Rentarō se detuvieron.
—Un callejón sin salida, ¿eh?
Un enorme muro, más o menos de un metro de ancho estaba bloqueando su camino.
Aunque no habían contado sus pasos, su ubicación actual estaba probablemente justo debajo del monolito.
Iluminada por una linterna, la superficie de cromo negra emitía un brillo oscuro. Eso era probablemente para evitar la invasión Gastrea. —Parece que nos dirigimos por la dirección equivocada.
—No, es demasiado pronto para decir eso.
—¿Rentarō? Habiéndose volteado para irse, Hotaru se dio la vuelta de nuevo.
Tocando a lo largo de la suave superficie fría del Varanium, Rentarō encontró una pequeña depresión con sus dedos. —Hotaru, ven y echa un vistazo.
Rentarō dejó que Hotaru viniera a su lado y tocara. Al instante, hizo una expresión como si saltara del miedo. Había un pequeño agujero en el Varanium de por lo menos dos centímetros de diámetro.
—¿No escuchábamos un ruido como un silbido justo ahora? Probablemente era debido al viento soplando a través de este agujero. Además…
Rentarō hizo una pausa y apuntó con la linterna en dirección al agujero.
—¿No parece el ojo de una cerradura?
Aunque no entendía al principio, Hotaru de repente pareció comprender. Tapándose la boca con una mano, comenzó a buscar desesperadamente en el bolsillo de su chaqueta.
—La encontré.
continuara....