User talk:SkyFlames07

From Baka-Tsuki
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Su persuasiva voz crispo en sus oidos. Levanto a Marianne hasta su rostro y frotó su mejilla contra la muñeca.

Cuando su mejilla la toco, Marianne respondió en una voz ligeramente llorosa.

"Sus palabras amables son más de lo que merezco, mi amo... Pero, por ahora..."

Asintiendo amorosamente hacia Mariana, Friagne alzó la vista y miró en dirección a Shana. No alteró su expresión sonriente.

"Jaja... He aprendido una valiosa lección por nuestros encuentros ayer y hoy. Eres una Neblina de Llama pero tienes poderes muy limitados. Honestamente, pequeña, tu estilo de pelea es un poco... ¿cómo debería decirlo?... ¿subdesarrollado?"

Las cejas de Shana se contrajeron.

"¿Qué dijiste?"

"Eres la contratista de el famoso 'Tenjō no Gōka'. Por eso tomé precausiones, desconociendo los poderes que podrías poseer. Pero veo que apenas eres capaz de invocar la llama interna a traves del poder de esa inusualmente afilada espada. ¿Me equivoco? En realidad me enorgullezco de ser bastante bueno para juzgar los Hōgu."

La sonrisa de Friagne se profundizó cuando vio la silenciosa confirmación de Shana.

Alastor respondió con su profunda voz.

"Ya veo. Enviaste a los Rinnes primero para evaluar el nivel de nuestras habilidades. Como se rumorea, eres un cazador astuto, Friagne."

"Bueno, trás oir un reporte completo de la batalla de ayer, no pensé demasiado en el peligro. Organize una revancha hoy sólo para confirmar mis sospechas. Y, debó añadir, era lo que mi querida Marianne quería también."

"Traté de obtener mi revancha por lo de ayer, mi amo," dijo Marianne cabizbaja. "Lamentó mucho haber acabado en un estado tan horrible."

"No te sientas mal, dulzura. ¿No te he dicho que esta todo bien?"

Dio un beso suave sobre el pelo de la muñeca.

"Honestamente no espere que pudiera hacer tanto daño con sólo su espada", Friagne continuó. "Pero eso es todo, ¿correcto? ¡Tsk! Imagino que ya es demasiado limitador estar dentro de un humano, ¡pero que la contratista este tan limitada también! La frase 'un tesoro que no se usa es un tesoro desperdiciado' parece ser adecuada para su altivo poder, ¿no? ¡Ja, jajaja!"

La luz en los ojos de Shana brillo con mayor fuerza. Tomó una posición de pelea.

"¡Te mostrare que tan 'limitada' estoy!"

Friagne sacudió su cabeza y suspiro como si estuviera lidiando con una niña mimada.

"¿Estas tratando de provocarme, lo estas? Que niña tan violenta. Lo he visto antes, sabes. Muchas Neblinas de Llama han dejado que su ira tomara lo mejor de ellas, ¡y no es un visión muy agradable! Dejando que sus poderes se salgan de control, y terminando muertas en una exploción."

La expresión de Friagne se oscureció.

"Presta mucha atención. Si haces algo estupido y ese Mistes de alli y su contenido son destruidos, juró por mi verdadero nombre, 'Kariudo', que estare realmente enfurecido."

Su sonrisa regresó, llevo su mirada hacia Yūji.

"No tengo prisa. Planearé otra visita bajo circunstancias más placenteras."

Yūji sintió un escalofrío ante el intenso examen de Friagne que parecia penetras su ser hasta lo que fuera que estuviese dentro de él.

"¿Me pregunto que habra adentro?" inquirió 'Kariudo', su voz y su figura temblaban y desaparecían entre la calurosa bruma que los rodeaba. "¡Jaja! Me encantaria saberlo."

Yūji, con su visión empañada por la bruma, notó que Friagne se había ido.

"Así que no era un Guze no Tomogara ordinario después de todo, sino que un Rey, y no cualquier Rey sino que Friagne 'Kariudo'."

"Hmph," resopló Shana en respuesta.

Yūji tomó a Hayato, cubierto de cortes y quemaduras, entre sus brazos.

"¿Entonces él es un Tomogara?"

"Correcto," confirmó Alastor. "Es uno de los Reyes, aquellos entre los Guze no Tomogaras que poseen una cantidad especialmente vasta de poder. A diferencia de mí, él no se ha almacenado dentro de un humano. Por ese motivo continua devorando Poder de Existencia en este mundo. Es el enemigo de toda Neblina de Llama."

"Un Rey, ¿eh? ¿Y es el jefe de esos monstruos? Pensé que sería más horripilante que eso."

"No lo juzgues por su apariencia física. Puede existir en cualquier forma que desee... al igual que todos nosotros."

"Lamento interrumpir," dijo Shana, "pero voy a arreglar las cosas por aquí. Lo usare a él."

"¿Huh?"

Shana hizo un gesto con su mentón hacía el maltratado Hayato que yacía estropeado sobre los brazos de Yūji.

"¿Usar? ¿Qué quieres decir con eso?"

"Voy a arreglar el daño hecho dentro del Fūzetsu usando su Poder de Existencia."

Yūji recordo que ayer Shana había reparado los edificios y calle dentro del Fūzetsu al transformar las Antorchas de varias personas en chispas de fuego. Esas personas desaparecieron del mundo una vez que el Fūzetsu fue removido, como si nunca hubiesen existido.

Yūji sostuvo a su amigo más cerca de él.

"¿V...vas a usar a Hayato como a esas personas de ayer? ¿Usarlo hasta que desaparezca?"

"Así es," dijo Shana. "No hay ningún resto de Antorchas como ayer. Pero un humano que esta cerca de la muerte, que aún no es una Antorcha, tiene suficiente poder para arreglarlo todo. Mientras hago eso, curare las heridas de los demás humanos alrededor. Luego convertire los restos de tu amigo en una Antorcha y lo reemplazare con ella. ¿Te parece bien?"

"¡Por supuesto que no! No quiero que muera como yo. ¡No le desearía eso a nadie!"

"El fuego no arde sin leña. No puedo arreglar nada o curar a nadie si no hay poder para empezar."

Yūji estaba mudo.

"¿No esta claro? Si no quieres que lo use a él, puedo elegir a alguien más."

"¡Es...ese no es el punto!"

"¿Entonces que quieres que haga? ¿Quieres que retire el Fūzetsu en este estado de destrucción? Dejame decirte, si fuera a hacer eso, todos tus compañeros seguramente morirían."

Yūji sabía que ella tenía razón. Incluso ante sus inexpertos ojos, Hayato estaba realmente herido. Si el mundo empezara a moverse, no duraría demasiado en esa condición, y probablemente moriría.

Pero era imposible para Yūji elegir cual de sus compañeros Shana debería usar y convertirlo en una Antorcha. Era él, después de todo, quien los había puesto en esta situación en primer lugar.

Shana estaba en lo correcto, sabía eso. Pero hacer tal decisión era algo que él simplemente no podía hacer.

Yūji se estremeció en silencio hasta que Shana perdió su paciencia.

"Bueno, entonces. ¿Te gustaría elegirte a ti mismo?"

"¿Cómo es eso?"

"Si tomó algunas de tus chispas llameantes, puedo arreglar ambos objetos y humanos. Por supuesto, tu Poder de Existencia, el tiempo que te queda antes de que te extingas, se reducira debido a esto."

Yūji entendía lo que ella le estaba diciendo, pero su mente se decidió en un instante.

"Comprendo. Esta bien."

Shana estaba sorprendida y, extrañamente, enfadada.

"Parece que te decidiste bastante rápido."

"No fue fácil."

"¿Entonces por qué estas abandonando tu existencia restante?"

"Todo esto pasó por mi culpa... y..."

Shana estaba sorprendida al ver a Yūji sonreir.

"No estoy abandonando mi existencia, estoy usandola."


Esa noche.

Había pasado la medianoche, y las nubes se habían reunido bajo en el cielo. Una cortida de lluvia caía sobre la ciudad y empañaba las intermitentes luces de la calle.

En una esquina de la ciudad, un paraguas grande y negro se abrió sobre el techo de una casa ordinaria. En el letrero en la entrada leía Sakai.

Una voz enfurecido exclamó debajo del paraguas,

"¡¿Qué es, qué es, qué es lo que le ocurre a ese Mistes?!"

El grito provino de Shana, por supuesto. Ella era la figura bajo el paraguas, poco definida en el débil resplandor de las luces. Se sentó en el techo con su uniforme escolar, sus piernas cruzadas frente a ella. La lluvia caía constantemente a su alrededor. Pero mojarse no era lo que la enojaba.

"¡Que sabelotodo para ser sólo un resto!"

La restauración del área dentro del Fūzetsu se había hecho como Yūji quería. Shana había remendado el salón y a los estudiantes lo mejor que pudo con el mínimo de poder tomado desde la propia reserva de Yūji, dejando sólo daños impercibibles y un moretón o dos aqui y alla en en los estudiantes.

Cuando vio los resultados, Yūji sonrió.

El recuerdo de esa sonrisa era irritante para Shana en aquel momento.

(Que individuo tan extraño), pensó Shana. "¡No, detestable!" dijo fuerte. "¡Eso es lo que es, detestable!"

Shana había seguido a Yūji hasta su casa, pero no habían hablado. Yūji trató de entablar una conversación una vez o dos, pero todas las veces Shana lo fulminó con su mirada, así que eventualmene se rindió. Cuando se despidio en la entrada, fue Alastor quien respindió con un 'buenas noches' por si mismo.

Shana había estado sobre el techo desde entonces, al acecho de Friagne y sus sirvientes. Un ataque no era probable, pero ella no tenía nada más que hacer.

Y una vez en el techo, no había nada más que hacer que quejarse una y otra vez hacía Alastor sobre su situación actual. Entretenido por sus interminables quejas, Alastor finalmente habló.

"En otras palabras, él es el primer humano, un chico humano, con el que has tenido contacto en largo tiempo.

Shana se sintió por un momento aturdida por las palabras de Alastor. Para esconder su verguenza, hablo con deliverada frialdad.

"Eso no es un humano. Eso es un Mistes. Apenas un resto de si mismo."

"Sí, pero no creo que eso signifique mucho para él, o para los humanos en general. Retiene su sentido de identidad."

"Pero de todas maneras es un resto. No importa como o que piense, no hay manera de que se haga nada al respecto. Así es, no se puede hacer nada..."

Alastor notó un tono de amargura en su voz.

"Es verdad," él dijo. "Pero hay muchas facetas para toda realidad. Excepciones, accidentes, incidentes que ocurren y que nadie jamas podría imaginar."

Shana permaneció en silencio.

"Es decir, el resto lo esta haciendo bien porque aún posee la fuerza restante de su Poder de Existencia. A su tiempo, su habilidad para pensar, su voluntad, y su presencia se desvaneceran, entonces se extinguira.

Las palabras de Alastor dieron un fuerte golpe a Shana. Pero en un momento ya se había recuperado.

"Hmph, espero que al menos permanezca aquí hasta que destruya a ese pretencioso presumido, Friagne."

En ese momento, el sonido de metal sobre metal resonó.

Shana miró por encima de su hombro y vio el final de una escalera apoyada sobre el borde del tejado. Después de un momento el rostro de Yūji apareció bajo un paraguas.

"Estas aquí, como pensé."

Shana no escondió su mal humor.

"¿Es eso un problema?"

Yūji sonrió ante su franqueza.

"En realidad no. Es sólo que me hace sentir incómodo pensar que estas aquí arriba."

"¡Hmph! No es asunto tuyo lo que haga. Hey, ¿cómo supieste que estabamos aquí?"

Yūji pensó por un momento.

"Bueno, ¿cómo debería decirlo? Sentí una especie de corriente, como el Fūzetsu de hoy, sólo que más pequeña. Eso fue lo que sentí."

"Ya veo," dijo Alastor. "Es muy posible. No es sorprendente que uno desarrolle un sentido de entendimiento de estas cosas después de ser testigo de tal manifestación de poder."

Alastor se abstuvo de decir que normalmente, el Poder de Existencia se habría extinguido mucho antes de que ese tipo de razonamiento fuese alcanzado.

Yūji asintió. "De todas formas," él dijo. "¿No estas siendo Hirai Yukari? ¿No crees que sus padres tal vez encuentren extraño que su hija este sentada sobre mi techo en medio de la lluvia?"

Shana resopló.

"No me importa. Sólo soy Hirai Yukari por conveniencia. Además, toda su familia había sido devorada. Todos son Antorchas."

(Sacude un arbusto y una serpiente saldra), pensó Yūji. Debio haber mantenido su boca cerrada.

"Por cierto," dijo Shana. "Estamos ocupados. Si ya terminaste, por qué no te vas."

"¿Ocupados? ¡Pero sólo estas sentada aquí"

Yūji dirigió su siguiente pregunta a Alastor.

"¿En realidad lo estan?"

A pesar del ilustre sonido de su título 'Tenjō no Gōka', este 'Guze no Ō' era basatante tolerante, y Yūji se sentía cómodo hablando con él.

"Esa es una pregunta díficil," Alastor contestó.

A Yūji en verdad le estaba empezando a agradar a Alastor. Decidió repetir la pregunta.

"Así que, ¿vas a quedarte haciendo guardia bajo esta lluvia?"

"Así es," exclamó Shana. "Vienen por ti."

"Lo entiendo, pero por qué necesitas estar... whoa... wow."

Yūji trepó hacía el techo. Con una mochila en su espalda y su paraguas en una mano, se arrastró cuidadosamente a traves de las tejas húmedas del techo hacía Shana y se sentó frente a ella.

Shana juntó sus rodillas y acomodó su falda.

Alastor habló denuevo. "No te concierne."

Yūji asintió. "Lo sé. Sólo sentía curiosidad. Y quería preguntarte algo."

Yūji abrió el cierre de la mochila y sacó un termo de ella.

Shana lo observó en silencio.

Yūji removió la tapa que sirvió como una taza y virtió café caliento dentro. La crema ya había sido añadida.

"Toma."

Yūji extendió la taza humeante. No había razón alguna para negarse. Shana la tomó. Estaba caliente.

No era simplemente una taza de café. Era un intercambio de calor entre sus manos, el tipo de interacción personal que Shana no había experimentado en largo tiempo.

Shana llevó la taza a su pecho y bajo la sombrilla para ocultar su rostro. Habló por debajo de ella.

"Así que, ¿cuál es tu pregunta? Podría al menos contestarla como pago por esto."

Ninguna palabras de apreciación, pero Yūji no esperaba ninguna. Le parecía que tal vez estaba siendo un poco molesto.

"Um, bueno."

Yūji escuchó la lluvia callendo sobre los dos paraguas. El ritmo de la lluvia parecía ir al compas del rápido latido de su corazón. Tomó un profundo respiro para calmarse.

"Me dijiste que cuando desapareciese, los demás se olvidarían de mi, ¿verdad?"

"Correcto."

Yūji empezaba a entender porque encontraba la franqueza de Shana placentera. Ella no le ofrecía consuelos vacíos ni disfrazaba la verdad con embellecimientos innecesarios. Lo que fuera que él necesitara saber, ella se lo diría sin rodeos. A él le gustaba eso.

(Creo que eso significa que no estoy buscando amabilidad.)

Yūji estaba aprendiendo, una cosa extraña de admitir, algo nuevo de si mismo. Él no era la clase de persona que se revolcaba en sus propias penas. Por supuesto, Shana no lo sabía. Ella simplemente no veía relevante la amabilidad.

Yūji sonrió.

"Bueno, Shana, Alastor, ¿y ustedes qué? ¿También se olvidaran de mí?"

Shana pudo haber respondido esa pregunta con facilidad, como todas las demas. Pero dudó.

Alastor hablo en su lugar.

"No. Estamos conscientes de tu verdadero ser, y el completo proceso de desaparición. Nuestra existencia se desvía del flujo de este mundo, y podemos detectar la amplitud del Poder de Existencia y su propia presencia."

"Ya veo."

Shana habló desde debajo del paraguas.

"Así es. Pero al final, al igual que las memorias ordinarias, sería enterrado debajo de todo lo demás."

"Creo que es suficiente que estes velando por mí."

Shana no miró el rostro de Yūji, pero podía percibir que estaba sonriendo por alguna razon. La idea la hizo sentir incómoda, y llevó la taza de café a sus labios. Estaba caliente. Pero...

"¡Esto necesita azucar!"

"Ya esta adentro."

Yūji rió fuertemente y agitó un puñado de paquetes de azucar que había traido por si acaso.

"Por cierto, ¿vas a estar aqui toda la noche?"

Shana desgarró los tres paquetes y los vació a todos dentro de su café.

"Así es. Estoy acostumbrada a dormir sentada, y si algo ocurre Alastor me despertara. ¿Tienes una cuchara?"

"Ah." Había olvidado traer una. Tal vez fuese muy atento, pero no era perfecto. Por un momento, pensó en bajar para traer una, pero eso parecía muy tonto.

"Pensandolo bien, ¿por qué necesitas hacer guardia sobre el techo? No es como si necesitaras esconderte de mi."

"¿Me estas pidiendo que entre?"

Shana alzó su paraguas y llevó su mirada a Yūji. No estaba acostumbrada a un trato tan amistoso.

"Francamente, no seré capaz de tener una buena noche de descanzo sabiendo que estas aquí arriba bajo la lluvia."

"Ese no es mi problema. Alastor, ¿qué piensas?"

"Hmm. Nunca hemos estado en posición de proteger algo antes."

"Quisiera," dijo Yūji, "que dijeras proteger 'alguien', y no 'algo'."

"No importa."

"Es verdad, no importa."

"Por cierto," Shana dijo. "No me molesta ir adentro."

"¿Huh?"

Sus penetrantes ojos se fijaron en los Yūji por debajo de su paraguas.

"Pero si intentas algo raro, te daré una paliza."

"No te preocupes por mí, no eres mi tipo. ¡Hey, ten más cuidado!"

Yūji casi se cayó del techo por esquivar la tapa de termo que Shana le arrojó.


Yūji estaba a punto de dejar su dormitorio para ir a dormir al estudio de su padre cuando Shana y Alastor lo detuvieron. O mejor dicho, le ordenaron detenerse.

"¡Espera un minuto!"

"Te dije que entraras," Yūji dijo en un severo susurro, "¡pero nunca dije que dormiriamos en la misma habitacion!"

"Entramos para protegerte, así que ¿cuál es el punto de permanecer en habitaciones separadas?" dijo Shana, rebotando arriba y abajo sobre su cama.

"Tan sólo rindete y duerme aquí." Era una orden de Alastor.

Shana removió el pendiente alrededor de su cuello y lo escondió bajo una almohada.

"¿Qué estas haciendo?"

"¿No es obvio? Voy a cambiarme, así que lo colocó en un lugar donde no pueda verme."

Una voz apagada se esucho por debajo de la almohada. "Es nuestra regla. Ahora que lo sabes, mejor te apresuras en buscar un lugar donde esconderte."

Yūji miro alrededor y entró en el armario que estaba abierto.

"¿No debería estar aquí adentro quien irrumpió?" se quejó.

Shana dijo amenazante. "Estas muerto si espías."

Yūji suspiró. El estante inferior del armario estaba lleno de comics viejos y un futón, así que se acomodó en el estante superior. Este también estaba repleto de juguetes viejos y cosas así, y debía mantener sus rodillas cerca de su pecho para encajar en el pequeño espacio. El polvo le daba comezón en los ojos y naríz.

Un viejo robot de plástico estaba atascado a su lado, y podía sentir las partes de un medio ensamblado modelo de avión debajo de él.

"¿Qué haces? Apurate y cierra la puerta."

"¡No me apresures! Apenas quepó aquí adentro. ¡De todas formas, no eres una supermodelo, sabes!"

Esta vez, un despertador lo golpeó directamente en la parte posterior de su cabeza. Estaba aliviado, al menos, estaba hecho de plástico. Cerró la puerta rápidamente.

A pesar de la puerta, podía escuchar a Shana moviendose de un lado a otro en su habitación. A juzgar por el sonido de roce, ella debía estar quitandose su ropa.

Aunque él se había burlado de ella, era una situación incómoda. Toció forzosamente. "¿Tienes, uh, pijamas o algo?"

Algo duro fue arrojado contra la puerta. "¡Te dije que no espiaras!"

"¡No lo hice! ¿No ves que la puerta esta cerrada!"

Yūji se preguntó por qué debía soportar esto, y por qué era él quien debía disculparse. Era una situación de la que ningún muchacho podría salir. En la oscuridad del armario, el suyo era un solitario, solitario mundo.

"Sólo estoy preguntando si tienes algo con que dormir."

"No, no tengo. Todo lo que llevo es mi ropa interior. Alastor purifica cualquier suciedad de mi cuerpo, así que sólo me cambio cuando quiero."

"Ya veo. Eso es conveniente... ah, casi lo olvido. Hay un chándal en mi aparador. Puedes vestirte con eso si quieres."

Si ella fuera a dormir con tan sólo su ropa interior, significaría nada más que peligros inimaginables para Yūji...

"Pensandolo bien, ¿tienes alguna maleta contigo?"

"La mayoria de las cosas que necesito estan dentro."

"¿Dentro de qué?"

Escucho un rumor fuerte, como el de la ropa siendo esparcida.

"Dentro de la capa negra que la Neblina de Llama de Alastor viste."

Ahora Yūji lo recordaba. El sonido era el mismo que había escuchado más temprano ese mismo día, cuando Shana había usado su manto para protegerlo de las cartas. Una gran pared de negro.

"Oh, cierto, tu capa. Ahora que lo mencionas, pusiste tu espada allí dentro también."

En la mente de Shana el manto de Shana era una especie de entrada a una dimension paralela con un espacio de almacenaje, como en una historia de ciencia ficción.

Pudo sentir más rumores de roze.

(¿Quitandose...ropa...interior?) Yūji tragó saliva. Su imaginación le mostraba imagenes de lo que podría estar pasando en su habitación. Se sintió lleno de culpa. Decidio preguntarle algo para distraerse.

"Por cierto, ¿cuánto tiempo tengo que permanecer aquí adentro?"

"Toda la noche, por supuesto."

"Debes estar bromeando." Yūji se sintió débil y derrotado.

Sólo entonces, descanzó su peso sobre una inestable pila de cajas de juegos. Un ala rota de un avión de combate se apoyó sobre su trasero.

"¡Yeow!"

Saltó sorprendido.

"Uh...oh."

Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde. Se levanto de la estantería, golpeaó la puerta, y salió rodando de cabeza fuera del armario.

Ahora sobre su espalda, Yūji levanto la mirada hacía Shana, quien estaba al revez y en un estado avanzado de desnudez. Permaneció parada allí, sosteniendo un pedazo de tela de forma extraña que Yūji no podía identificar en sus manos.

Shana miró con sus ojos bien abiertos sorprendida de ver a Yūji acostado en el suelo.

Enmarcada por su brillante cabello negro, el inmaculado cuerpo de Shana resaltaba como porcelana blanca, su figura joven delineada por elegantes curvas. Yūji no podía quitar sus ojos de ella. Por un momento, olvido el peligro en el que se encontraba.

"Hermos..."


Yūji, quien, debía admitir, tuvo suerte de recibir tan solo una mera paliza. Alzo su mirada en la oscuridad hacia la cama. Podía ver un pequeño bulto envuelto en una manta.

Podía ver la larga espada, Nietono no Shana, clavada en el piso al final de la cama. El mensaje era fuerte y claro.

"Probablemente no me curara la proxima vez que me corte," murmuro en voz alta.

"Esto es un regalo." dijo Alastor en algun lugar entre la oscuridad.


El cielo estaba despejado y se distinguia el sol de la nueva mañana.

Alastor montaba guardia en caso de que hubiera un ataque al amanecer, pero resulto que nada paso y nadie vino, así que el profundo sueño de Shana no fue perturbado. Yūji, tambíen, después de dormirse, tuvo un sueño reparador, envuelto en una manta sobre el suelo.

El despertador sonó al lado de la almohada hecha de mantas arrugadas. Yūji lo apago sin levantar su cabeza.

"...Uh..."

La primera cosa que vio al abrir sus ojos fue un bate de béisbol metálico. Usualmente no tría cosas como esas a la cama. Era sólo por precausion, tal vez una insignificante.

"Ah... ow, ow..."

Se debia probablemente por haber dormido en el duro suelo. Extrañamente, a pesar de que Shana le había dado una paliza, ya no le dolía. Se preguntó si había sido amable con él, o si era simplmente debido a su resistencia juvenil. Lo último parecía ser lo más probable.

Yūji observo el pequeño bulto sobre la cama. Shana no daba señales de estar despertandose, y una ligera, rítmica respiración podía ser escuchada. Si no hubiese habido una espada larga y amenazadora clavada en el piso al pie de la cama, habría sido una escena llena de paz.

Yūji bajo la vista hacía su pecho. La luz aún estaba ahi.

Suspiró. La desesperación y el miedo de los dos días pasados se había desvanecido al punto que ya dificilmente tenía esos sentimientos.

(Dicen que los seres humanos son criatures que pueden acostumbrarse. Pero es bastante asombroso que pueda pasar bajo estas circunstancias. ¿O es tan sólo una muestra de lo mucho que deseo que mi vida siga como antes?)

Permaneció callado para no despertar a Shana. Abrió la puerta de vidrio al balcón y salió afuera, llenado sus pulmones con el fresco aire de la mañana.

En la calle frente a su casa, pasaban ciclistas camino al trabajo y escuela. El cielo era extenso y azul. Todo en todo, una hermosa mañana.

(Nada ha cambiado excepto yo... Pero estoy aquí, ahora... Esto es real.)

Todo lo que sintió en ese momento; el dolor en sus articulaciones; el aire frío sobre su piel, todo esto le dio la idea de que su muerte, el desvanecimiento de su existencia, parecía nada más que meras palabras.

Un murmullo se escuchó dentro de la habitación. Yūji podía escuchar la causante de su dolor, la chica de cabello llameante, moviendose inquietamente en la cama detras de él. Mirando hacía abajo, vio la escalera que había usado para escalar al techo plegada y acomodada prolijamente contral la casa.

Recordó la conversación que había tenido con Shana y Alastor la noche anterior. Mezcladas en su memoria había imagenes que probablemente debería olvidar... pero... era un adolescente después de todo.

(Sólo hablamos un poco, nos reímos un poco, discutimos un poco...)

A pesar de esas pequeñas cosas, ¿podría olvidar su miedo? ¿El hecho de que su existencia se estaba disminuyendo?

(Olvidar.)

Una palabra extraña. No podía entenderla del todo.

(Supongo que la respuesta no es fácil.)

Yūji se sorprendió al darse cuenta de que estaba sonriendo.

Volteó hacía la habitación y habló en un tono un tanto tímido.

"Hey, Shana. Es hora de levantarse y prepararse para ir a la, uh, escuela."

Shana movió las mantas a un lado mientras se sentaba.

Recordando lo que había pasado la noche anterior, Yūji se apresuro a bajar la mirada, pero no antes de que notara que Shana estaba vistiendo su chándal. Estaba encantado de que hubiera seguido su consejo. La ropa era muy grande para ella y colgaban pliegues de su pequeña figura.

Shana miró a Yūji, quien alzó su cabeza aliviado y se encontró con su mirada. Su rostro somnoliento era adorable, su largo cabello atado en una cola de caballo. Por una vez parecía de su edad.

"Ya sé, ya sé, no necesitas decirmelo..."

Los ojos de Shana se abrieron de repente mientras miraba a Yūji.


"¿Qu...Qué? ¿Qué pasa?"

Yūji bajo la vista y observó su cuerpo, pero todo estaba igual, incluyendo la luz.

Shana se metió devuelta en la cama.

Él la espero, pero no parecía que fuera a salir. No parecía enojado, ¿por lo tanto qué estaba pasando?

"Entonces me iré a preparar, ¿esta bien? Trata de irte sin que nadie te vea." Yūji le dirigio una última mirada y dejo la habitación.

Bajo las sabas, Shana estaba confundida.

"Hey, Alastor. ¿Qué significa eso?"

Alastor respondió debajo de la almohada,

"¿Lo notaste?"

"¿Qué está pasando? No entiendo."

"Debe ser el poder del Hōgu en su interior."

Sakai Yūji, el Mistes que podía moverse dentro del Fūzetsu. Alastor había persivido algo especial en él. Y ahora, en su condición actual... le trajo a la mente sólo una cosa: el más valioso de los tesoros escondidos de los Guze no Tomogara, el Reiji Maigo.

Si eso era en verdad lo que Yūji consevaba en su interior, no podían dejar que Friagne lo consiguiese a toda costa.


Shana sintió que estaba viendo a Yūji bajo una luz nueva. No parecía poder sacarselo de la mente. A veces lograría hacerlo. Pero entonces recordaría ese pequeño calor, el calor que había intercambiado cuando él le entrego su café la noche pasada sobre el techo