Black Bullet:Volumen7 Capítulo 2

From Baka-Tsuki
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Parte 1

Mientras el Área de Tokio estaba envuelta en una atmosfera de guerra, el clima fallaba completamente en leer la atmosfera y parecía incomparablemente soleado. Los insectos jugaban una sinfonía de sonidos, aturdiendo a Rentarō.

Después de enviar a Enju a la escuela primaria, Rentarō llamó a la preparatoria Magata para avisarles que iba a ausentarse. Luego de limpiar su sudor sin parar, tomó un autobús público, bajándose en el hospital municipal de la universidad de Magata.

Pasó por la recepción solo para mostrar su rostro, antes de dirigirse directamente al laboratorio de Sumire, caminando por unas escaleras tan inclinadas que parecían como si fueran a conducir al infierno.

Antes de ir a reunirse con Litvintsev, había algo que le preocupaba que debía disipar antes sin importar que.

—Sensei, estas…

¿Aquí?... Antes de que pudiera terminar, algo de repente voló directamente a su cara, acompañado de una explosión repentina.

—¡¿Qu…?!

Rentarō frenéticamente cubrió su rostro. Un momento después, sintió algo cubriendo su cabeza.

Abriendo lentamente los ojos, tomó lo que tenía en la cabeza y lo frotó frente a sus ojos. Era una bola de papel aluminio triturado y cintas.

Inmediatamente después, la historia del fantasma que vive en el hospital universitario apareció frente a sus ojos, con gafas de Groucho y un sombrero en forma de cono.

—¡Por Dios! Felicitaciones, joven Satomi.

Tirando de una cuerda junto a ella, causó que una bola suspendida arriba se abriera, bajando una pancarta que decía «Fiesta de condolencias de Satomi

Rentarō por conseguir ser rechazado por Kisara».

Rentarō se sintió mareado y presionó su mano contra su frente.

—... Hey Sensei, ¿realmente planeó una emboscada como esta solo para hacer algo sin sentido?

—«Tomar la iniciativa para hacer cosas desagradables para los demás» es el precepto de la familia Muroto.

La profesora en bata blanca de laboratorio se quitó las gafas de Groucho para revelar una sonrisa maliciosa detrás de ellas.

—¿Cómo diablos sus padres se casaron, sensei?

—Ese sí que es un misterio enorme. Por cierto…

Sentándose en una silla junto a ella, Sumire sonrió con alegría excesiva.

—¿Escuché que fuiste rechazado?

—No fui rechazado.

—En ese caso, explícalo en detalle. Sólo escuché la razón áspera por teléfono. Por favor, déjale tus dificultades de amor a tu consejera de amor, la doctora Muroto.

Viéndola realizar un gesto de «V» con sus manos y guiñar un ojo de forma alegre a pesar de su edad adulta, Rentarō no pudo encontrar palabras para comentar sobre eso.

—¿Has tenido suficiente experiencia en el amor para ofrecer consejos a otros, sensei?

—Nop… Aparte de los cadáveres entregados aquí, no he tenido parejas potenciales. Los hombres con los que salí terminaron todos como cadáveres, por lo que en otras palabras, todos mis compañeros son cuerpos básicamente muertos. Fundamentalmente, odio a todas las personas que viven.

—¿Me odias?

—¡Por supuesto! Tu mocoso de mierda, ¿tomaste el hecho de que me gustabas por sentado? Ptooey.

—Woah, no me escupas.

Entonces, Rentarō reflexiono amargamente en lo que Sumire quería decir con ser rechazado. De hecho, si miraba la situación actual objetivamente, era tal como ella decía.

—... Creo que, probablemente no tiene mucho sentido discutirlo contigo.

Rentarō lanzó esas palabras con un corazón roto. Sumire se encogió de hombros.

—¿Querías discutir algo conmigo?

—...

Impulsado por Sumire, Rentarō se sentó en un taburete, mirando fijamente al suelo.

Si se trataba de Sumire, probablemente podría explicar esta situación con claridad.

Rentarō tocó sus labios ligeramente con un dedo. La sensación fría le recordó el pasado a su mente.

Después de frustrar el Proyecto Cisne Negro, había reanudado su relación incómoda con Kisara y en el proceso, Rentarō había dado un paso para acortar la distancia.

Sin embargo, lo que sucedió después, superó completamente el rango de lo que Rentarō podía predecir.

Kisara de repente se puso pálida y comenzó a temblar, incluso envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo. Empujando a Rentarō lejos, huyó de la escena lo más rápido que pudo.

En un principio, Rentarō se preguntó si su confesión fue correspondida, pero al pensar de nuevo, ese no parecía ser el caso. Aun así, sin importar cuanto pensara sobre eso, siempre quedaba estancado en ese punto.

Hasta ahora, aún no tenía idea de por qué ella reaccionó de esa forma. Aunque trató de preguntarle directamente, ella siempre cambiaba de tema, dejando así los sentimientos de Rentarō suspendidos, sin poder avanzar o retroceder.

—Ese ya es un problema del corazón de la doncella.

Después de escuchar la historia completa, Sumire apoyó su barbilla en una mano, mientras sus ojos reflexionaban profundamente con una seriedad sin precedentes.

—... ¿No vas a burlarte de mí usando tonterías como «En última instancia, debiste haber actuado un poco más sucio y tocar sus tetas primero» o «Debiste haberle tocado el trasero»?

—Podría hacer bromas, pero seguramente te deprimirás hasta la muerte si las escuchas. Mi principio es atormentar a las personas hasta que estén medio muertas. Si fracaso en lograr un equilibrio y animarte a seguir avanzando con Kisara, entonces, no tendría sentido.

A pesar de mezclarlo con un tono burlón, esas palabras no transmitían ninguna intención secreta, haciendo sentir a Rentarō mucho más relajado. En su mente, le dio las gracias a Sumire.

—Tal vez Kisara se siente culpable por el hecho de que se ha vuelto feliz.

Rentarō no pudo evitar levantarse de su asiento.

—¿Por qué?

Sumire movió su flequillo lejos de sus ojos con molestia.

—Cálmate. Entiendes que Kisara mantiene el deseo de vengar a sus padres, ¿no? A pesar de que fue hace mucho tiempo, he leído su historial clínico a través de algunas conexiones. Recuerdo una nota sobre dosis de insulina y datos clínicos sobre los consejos del psiquiatra después de que sus padres fueran asesinados. El archivo mencionaba que Kisara pensaba que si era feliz, sentiría culpa hacia sus padres. En ese momento, ella vería apariciones de sus padres muertos de vez en cuando, de pie frente a sus ojos en forma de fantasmas, exigiendo a su hija sobreviviente vengarlos.

—No hay forma.

Eso era idéntico a Hamlet que veía el fantasma del rey muerto. Tío Osamusan y tía Yomico no le dirían algo así a su hija.

—Después de un tiempo, los registros ya no decían nada como esto más. El médico escribió al final de la historia clínica que la paciente finalmente se había liberado a sí misma de la tragedia, por lo que decidió vivir su vida correctamente, pero me parece muy sospechoso. ¿No persiguió Kisara recientemente a uno de los culpables y se vengó? En ese caso, no sería una sorpresa que ella literalmente se estuviera preocupando por los fantasmas del pasado una vez más.

—...

Incluso si eso fuera verdad, Rentarō no podía alegrarse por eso.

El significado del comportamiento de Kisara, un tema que había quedado atrapado en su garganta durante mucho tiempo, finalmente recibió una explicación lógica a pesar de que era puramente especulativa. Eso no se sentía como una brisa refrescante que soplaba en su corazón.

Rentarō se rascó la cabeza y actualizó su estado de ánimo.

—Sensei, ¿está realmente bien que le filtres la información confidencial de un paciente a alguien como yo?

Sumire se encogió de hombros.

—Es inútil pedirle ética profesional a un médico caído, ¿no?

—Supongo que te debo una otra vez.

—No te preocupes por pagarlo. Después de todo, la deuda combinada que me debes hasta ahora ya es imposible de pagar, incluso si utilizas tu próxima vida. Pero, de nuevo, hablando de eso…

Sumire respiró, levantó los brazos y se estiró.

—Las áreas de Tokio y Sendai están actualmente a punto de entrar en una guerra total. No puedo creer que todavía te estés preocupando por ese pequeño romance. Lo que es alguien completamente inconsciente de las crisis.

—Entonces, ¿cuál es tu punto de vista sobre los acontecimientos recientes, Sensei?

—Sin ningún valor. Es evidente que los humanos eventualmente morirán incluso sin sacrificarse unos a otros.

Sumire sonrió con plena confianza y continuó:

—Los seres humanos mueren todo el tiempo. Un día, la humanidad llegará a darse cuenta de que resistir la muerte es algo completamente sin sentido.

—Sigues siendo la misma de siempre, Sensei.

Sumire extendió sus brazos pretenciosamente.

—Eso es porque soy la que embalsama la muerte. Además, morir es morir. No puedo entender a las personas como tú, que le dan importancia a los sentimientos o a la muerte.

Rentarō se levantó de su asiento.

—Sensei, me gustaría conocer su orientación sobre algunas cosas que ocurrieron recientemente. El «Anillo de Solomon» de un laboratorio ruso y la «Cabeza de Scorpion» de un laboratorio japonés fueron robados.

Un destello de luz apareció en el fondo de los ojos de Sumire.

—Continua.

Después de haberle solicitado autorización a Seitenshi de antemano, Rentarō le dijo a Sumire todo lo que había escuchado ayer.

—Mmhmm, Anillo de Solomon ¿Uh? Y pensar que eligieron ese nombre clásico para lo que es meramente un mecanismo de conversión.

Después de escuchar todo, Sumire se levantó perezosamente.

—«El rey Solomon hablaba también con los animales, aves, reptiles y peces»… Esa es una cita del libro de los Reyes en el Antiguo Testamento de la Biblia. Pero volviendo al tema, esa interpretación de entender el lenguaje de los animales mediante el uso de un Anillo era al parecer una idea errónea que apareció durante una copia o traducción.

—¿Sabes algo acerca de las cosas robadas?

Sumire sacudió la cabeza con impaciencia y añadió un «No».

—Mi investigación estaba dirigida hacia soldados mecanizados para resistir al Gastrea. Nunca intenté entra al camino de domar al Gastrea, ni siquiera una vez. Aunque creo que es una idea bastante interesante, ya que esa cosa no estaba completa, entiendo que debieron haber chocado contra un muro durante su investigación.

—Aun así, no podemos ignorar el hecho de que podrían poder emitir órdenes a libra mediante el uso de la «Cabeza de Scorpion».

—Tus preocupaciones son razonables, pero, por desgracia, no puedo ser de mucha ayuda sobre un dispositivo de traducción de una investigación extranjera. Sin embargo, puedo imaginarme cómo las cosas se van a desarrollar si las áreas de Tokio y Sendai siguen enfrentándose de esta forma.

—¿No es una guerra a gran escala entre las dos áreas?

—No, es aún más grave que eso.

Como si le enseñanza algo a un estudiante estúpido, Sumire desaceleró su ritmo mientras hablaba.

—Una guerra nuclear a escala mundial. En otras palabras, una Tercera Guerra Mundial.

Rentarō se olvidó de respirar durante unos segundos, mirando fijamente a Sumire.

—¿Q–Qué? Sensei, ¿no vistes las noticias?

Después de forzar esas palabras a salir, Rentarō intentó torcer sus labios para reírse de la exclamación de Sumire como si fuera una broma, pero después de ver su expresión fría y rígida, no pudo hacerlo.

—La realidad a menudo se convierte en una pesadilla más allá de tu imaginación. Sólo enciende el televisor y echa un vistazo.

Con una expresión sin alma, Rentarō operó un control remoto que estaba tirado, apuntándole a un televisor con moho en la esquina de la habitación.

Tan viejo que te hacía dudar si la pantalla aún funcionaba, el televisor finalmente proyectó luz lentamente. Al final, muchas flotas de barco atravesando el mar, aparecieron en la pantalla.

Acompañado de cruceros, destructores y buques de suministro, ¿no era el objeto gigantesco en el centro un portaviones de propulsión nuclear?

Debido a su increíble costo de construcción y manutención, incluso en el año 2031, Japón todavía no tenía ningún área capaz de poseer uno de ellos.

En un principio, Rentarō pensó que era un drama de televisión extranjera y quería cambiar el canal, pero al ver el logo familiar de las noticias en una esquina de la pantalla, al instante se dio cuenta de que algo andaba mal.

Un titular desplazándose de «Sospechando que el Área de Tokio está violando el tratado de prohibición de armas biológicas, Estados Unidos comenzó una acción militar» apareció en una parte de la pantalla.

Rentarō quedó atónito, incapaz de deshacerse de la sorpresa. Al instante siguiente, la cámara cambió a otro lugar, que mostraba a otra flota señalando que era la marina rusa.

—Las escenas anteriores representan a las flotas estadounidenses y rusas acercándose a las aguas territoriales del Área de Tokio.

La cámara regresó a un estudio de grabación donde una conductora de noticias y una especie de comentarista discutían con urgencia algo. A juzgar por sus expresiones ansiosas, Rentarō podía decir que su última esperanza era que todo fuera una gran broma y terminara en nada.

—¿Qué diablos está pasando? Además, ¿con el tratado de prohibición de armas biológicas se refieren a...?

Rentarō hizo una expresión rígida y preguntó. Sumire se quedó mirando a la pantalla con una expresión oscura.

—Las cosas se han deteriorado aún más mientras estabas de camino a aquí. El tratado de prohibición de armas biológicas es parte del derecho internacional. El «Legado de las Siete Estrellas», que se rumorea puede controlar a un Gastrea fase V libremente, ha sido considerado un arma biológica, probablemente. América está usando la contravención del derecho internacional como una excusa para exigir la inspección de toda el Área de Tokio incluyendo la Sagrada Residencia. Naturalmente, es probable que el Área de Tokio lo rechace.

—¿Otros países se están involucrando en la guerra entre dos áreas de Japón? ¿Cómo se llegó a esto?

Sumire miró a Rentarō con ojos llenos de piedad.

—La razón superficial es que con el acceso prioritario a los suministros de Varanium como condición, el Área de Tokio solicitó asistencia de sus semialiados como Rusia, Inglaterra y Francia. Para resistirlos, el Área de Sendai también pidió ayuda a los Estados Unidos, Australia y China. Sin embargo, ese no es el objetivo real.

—¿Cuál es?

—Los recursos en el subsuelo no están distribuidos de forma uniforme. Por ejemplo, hay oro y diamantes en África, petróleo crudo en el Oriente Medio, mientras que el principal exportador de Varanium es Japón. La producción de Varanium del Área de Tokio equivale a un 31% de la oferta mundial, mientras que el Área de Sendai tiene un 16%. Si el Área de Sendai cae, el Área de Tokio tendrá por lo menos aproximadamente la mitad de la oferta total de Varanium; en viceversa, si el Área de Tokio cae porque el Área de Sendai comienza una guerra antes de que los sacos de virus de Libra se liberen y logra derrotar al Área de Tokio que está agotada por las batallas contra Scorpion y Aldebarán, ellos van a monopolizar el 47% de la oferta de Varanium mundial. ¿Entiendes lo que eso implica?

—No...

A pesar de no entender claramente, la voz de Rentarō aún temblaba.

—Naturalmente, el Varanium es actualmente el material para los monolitos y también es indispensable para la fabricación de armas y municiones. Si una nación monopoliza la mitad de la oferta mundial de Varanium, ellos tendrían la libertad de fijar los precios a su antojo.

Rentarō no pudo evitar exclamar «Ah».

Sumire asintió en silencio.

—Ya entendiste lo que las potencias extranjeras están pensando, ¿cierto? Por ejemplo, supongamos que los alimentos del Área de Tokio fueran 100% dependientes de las otras áreas, entonces, una vez que las otras áreas coloquen una prohibición total a la exportación de alimentos para el Área de Tokio, el Área de Tokio no tendría más remedio que obedecerlos, tosiendo con el dinero en efectivo sin importar que tan altos sean los precios, es el mismo principio. Con respecto a esta guerra entre las dos áreas, el resultado podría llevar a la subida y caída de muchas otras naciones. Desde una perspectiva externa, esto es algo que debe ser evitado. En la actualidad, las manos estadounidenses y rusas probablemente tienen sus dedos sobre los botones de lanzamiento nuclear. Es como cuando una discusión entre niños requiere la intervención de los adultos.

—¿Qué pasa con el principio de no intervención en los asuntos internos?

—Las cinco áreas de Japón han sido reconocidas oficialmente como Estados independientes, así que esto no tiene nada que ver con los asuntos internos.

Rentarō buscó rápidamente en su mente para refutarlo, haciendo todo lo posible para pensar en algo.

—¡Sí!... Ahora que las cosas han llegado a esto, ¿no intervendrán las Naciones Unidas en el conflicto entre las dos áreas?

Sumire se encogió de hombros, sin dejarse impresionar por la pregunta de Rentarō.

—Las Naciones Unidas han dejado de servir para cualquier función desde hace mucho tiempo en la Guerra Gastrea. Incluso si todavía tiene algún efecto, existe un precedente anterior de su incapacidad para detener la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Deberías aprender que cuando las cosas son demasiado serias, nadie puede evitar que sucedan.

Rentarō miró la televisión para ver al anfitrión de las noticias con una expresión impotente mientras repetía como si no tuviera ninguna idea sobre el futuro de Japón.

Sumire entonces habló con un tono mucho más suave que antes.

—Joven Satomi, ¿sabes por qué la Primera Guerra Mundial estalló como está registrado en los libros de historia?

Rentarō negó con la cabeza sin comprender.

—28 de junio de 1914 en Sarajevo, un joven perteneciente a una organización terrorista secreta serbia, se topó con el coche del príncipe heredero de Austria que había perdido el rumbo. Aprovechando la excelente oportunidad otorgada por la providencia, mató al príncipe. Esto llevó a un deterioro decisivo entre las relaciones de Turquía y Rusia, que no eran particularmente amistosas para empezar, lo que resultó en una gran guerra que mató a más de diez millones de personas. Otro ejemplo, 19 de abril de 1775, la batalla de Lexington en los campos de Boston. En ese momento, las colonias aún no se habían decidido a declararle la guerra a Gran Bretaña. Al ver aparecer tropas británicas, el comandante local dio órdenes de dispersarse. Sin embargo, alguien disparó la primera bala, encendiendo así el fuego de la guerra. En última instancia, las tropas de elite británicas fueron derrotadas y la Guerra de Independencia comenzó. Esa bala disparada por una sola persona desconocida fue llamada el «Disparo escuchado alrededor del mundo». Incluyendo ese disparo efectuado en Sarajevo y la bala en Lexington, ambos fueron casos en que una sola bala cambió el curso de la historia.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Mi punto es que cuando la presión se vuelve crítica, todo lo que se necesita es una sola bala para desatar una guerra. Además, una vez que se encienden los fuegos de la guerra, no se detendrán hasta que un gran número de personas hayan muerto. En este momento, las áreas de Tokio y Sendai han bloqueado las embajadas y vuelos de la otra. Estas represalias de ida y vuelta, son precisamente la mayor evidencia de que las presiones entre las dos áreas alcanzaron el punto crítico. Sólo se necesita añadir una sola bala. Esta situación es mucho más grave de lo que pensaba. Con los codos sobre la mesa, Sumire entrelazó sus manos y apoyó la barbilla en ellas.

—Joven Satomi, debes apurarte en negociar con Andrei Litvintsev. Eres el único capaz de arreglar la situación. No dejes que la bala de la revolución mundial sea disparada.

Pensando que esa era la mayor broma del mundo, Sumire sonrió:

—Tal vez el destino del mundo esté en tus manos.

Parte 2

En el instante en que el último de los Monolitos provisionales fue establecido en el Área de Tokio durante la Guerra Gastrea de hace diez años, bloqueando así la invasión Gastrea, en lugar de un sentido de salvación surgiendo en los corazones de las personas, sería mejor describirlo como un sentimiento del agotamiento interminable, preguntándose si todo había terminado.

Cuando el entonces primer ministro Zama declaró que la guerra había terminado en la televisión, radio e Internet, todas las personas lloraron sin excepción.

Incluso ellos mismos, no podían entender que emoción en particular, estaba detrás de sus propias lágrimas.

¿Era pena por aquellos que fueron asesinados? ¿Pesar por la derrota en la guerra? ¿O una sensación de vacío que surgió por no entender lo que estaba pasando?

Preocupado por que la población había disminuido a menos del 10% del número original, el último primer ministro de Japón, Zama, estableció una política que prohibía el aborto quirúrgico para todos los embarazos. Como resultado, eso condujo a su caída del poder.

Apodada el «Tratado de abortos», esta política dio lugar a un aumento explosivo de los nacimientos de Niños Malditos, que fueron surgiendo gradualmente con el tiempo. Debido a perder el control de la natalidad y al hecho de que los niños no deseados seguían naciendo (De ahí la idea de que los hijos no deseados se convertían en Niños malditos), los problemas sociales de bebés siendo abandonados y abuso de menores, aumentaron increíblemente.

Irónicamente, en el año 2029, es decir, dos años atrás, el propio ex-primer ministro Zama fue declarado muerto en un hospital después de que su cuello fuera roto por un Niño Maldito cuyo nacimiento había ocurrido gracias a su prohibición de los abortos.

La caída de Zama del poder condujo a la aparición del primer Seitenshi, que unió a Tokio junto a las diversas prefecturas vecinas que habían caído a pedazos, estableciendo así el sistema actual de 43 distritos en el Área de Tokio.

Después de la guerra, los sobrevivientes tuvieron un montón de cosas que hacer.

Todo tipo de instalaciones públicas destruidas tenían que ser reconstruidas. La escasez de electricidad necesitaba ser resuelta. La gran escasez de alimentos requería racionamiento. Por último, los nuevos hogares que necesitaban ser garantizados a la gran cantidad de refugiados que llegaron al Área de Tokio.

Una idea que fue acogida por Seitenshi en su momento, fue la construcción de mega-flotadores en la bahía de Tokio.

Aunque ese tipo de proyecto de construcción había sido perseguido activamente desde el pasado, las cosas eran muy diferentes a antes de la guerra. La bahía de Tokio había sido invadida hasta el punto en que incluso su aparición en el mapa había cambiado.

Por lo tanto, el edificio que actualmente se elevaba frente a los ojos de Rentarō, era también uno de esos mega-flotadores.

El suelo estaba cubierto por sombras densas de aves. Rentarō levantó la mirada para ver la luz cegadora del sol, obligándolo a estrechar sus ojos y protegerlos con su mano, mientras le permitía a los gritos de las aves invadir sus oídos.

Rentarō supuso que las aves que se deslizaban tranquilamente en el cielo eran gaviotas tridáctilas de cola negra.

Presumiblemente porque sus gritos parecían a los de los gatos, fueron nombradas así, pero incluso después de escucharlas tantas veces, Rentarō aún sentían que sonaban como el llanto de los bebés.

La gaviota tridáctila de cola negra era muy interesante. Al igual que la gaviota argéntea, ellas a veces secuestraban los polluelos de otros nidos para alimentar a sus crías, pero algunas veces, no podían distinguir los polluelos secuestrados de los suyos propios, criándolos al final juntos. Ese comportamiento torpe era especialmente divertido.

Mientras descomprimía su conocimiento sobre animales dentro de su cráneo, Rentarō trató de pensar en algo más, pero en última instancia, negó con la cabeza de repente y dejó de escapar de la realidad.

Entonces, miró directamente a la entrada oscura y siniestra frente a él.

Probablemente debido a un trabajo de mala calidad, la pared exterior blanca estaba resquebrajaba en muchos lugares a pesar de ser de menos de diez años de edad.

Este extraño edificio, combinaba un sanatorio marítimo de aislamiento, junto al olor de un interminable mal.

… Era la penitenciaría marina ubicada en el distrito 32 del Área de Tokio.

Durante el período de caos después de la guerra, la economía se derrumbó (Aunque sólo fue por un breve momento) y la hiperinflación terminó con una sola caja de maíz costando cerca de ¥ 10,000.

Los billetes de mil y diez mil yenes eran meros pedazos de papel para empezar. Solo fue por la «Credibilidad» dada por el gobierno Japonés, que esos billetes alcanzaron tan grandes denominaciones.

Pero debido a la Guerra Gastrea, todas las monedas que circulaban en el mundo perdieron su valor, incluso la bolsa de Tokio cerró como resultado. Nadie sabía quién era más «Creíble».

Al final, no fue extraño ver espectáculos de capitalistas, que solían tener suficiente dinero como para quemar, pelearse como carroñeros por lo botes de basura.

Naturalmente, hubo un aumento rápido en el número de personas que acudieron al robo debido al hambre o a la falta de vivienda.

Aunque prácticamente todas esas personas cometieron crímenes porque no tenían otra opción, los seres humanos eran seres que encarnaban el bien y el mal en un mismo cuerpo, para empezar.

Algunas personas pierden su sentido de culpa después de cometer algunos crímenes que quedan impunes, mientras que otros se entregan a sí mismos a la emoción de la delincuencia, sin poder contenerse…

Esta prisión en el mar fue construida para aislar a las personas que habían cruzado la línea.

Rentarō volteó para mirar el camino por donde había venido justo ahora. Era un puente colgante, cuya longitud era vertiginosa de por sí, en la que un solo guardia de seguridad servía como punto de control.

Incluso a pesar de que esto era parte del distrito exterior de la bahía de Tokio, no había escombros en el lugar. Fue completamente reconstruido.

Dando un vistazo rápido en todas las direcciones, Rentarō incluso vio un parque construido en la playa en forma de media luna.

Había parejas tomando paseos y madres empujando cochecitos, además de varias casas club de ancianos esparcidas alrededor. Probablemente era un lugar para que descansaran los ciudadanos.

A excepción de este un lugar, toda la bahía de Tokio estaba deliberadamente olvidada y aislada.

Sacando su licencia de Promotor y dando su nombre en la recepción, Rentarō pidió una reunión urgente con Litvintsev. La recepcionista reaccionó con sorpresa.

Tras decirle que esperara un rato, Rentarō vio a un guardia anciano salir de la prisión mientras le decía «Por aquí, por favor» y mostraba el camino.

Sintiendo como si una batalla viniera, Rentarō apretó su puño y lo siguió.

—Wow, nunca esperé que fuera tan joven, señor Promotor... ¿Usted fue quien originalmente aprehendió a Litvintsev?

Poco después de pasar a través de la segunda puerta, el guardia anciano por fin habló.

—Sí, pero sólo fue suerte.

—Tal vez usted ya lo sabe, pero este lugar no encierra a presos comunes. Sólo los criminales que han sido juzgados como imposibles de rehabilitar son transferidos aquí.

—Creo que sí.

Mientras decía eso, Rentarō miró a su alrededor.

No había iluminación artificial en lo absoluto. Las pisadas sonaban excepcionalmente claras en el aire seco.

Había pequeñas ventanas enrejadas separadas regularmente, lo que permitía que la luz solar entrara en diagonal.

Había un intenso olor a mar, además del sonido de las gaviotas de vez en cuando.

Si uno examinaba las esquinas del techo con cuidado, notaría el destello de las cámaras de seguridad. Había numerosos agujeros en el piso bajo sus pies, tal vez para colocar vallas metálicas en situaciones de emergencia.

Lo que sorprendió a Rentarō fue que había una chica joven mezclada entre los guardias de la prisión. Estaba sentada en una silla, abrazándose una pierna con la rodilla doblada, balanceándose la otra pierna con impaciencia.

Había una pica negra al estilo Punk pintada bajo su ojo derecho. Rentarō tenía la sensación de que su personalidad no era especialmente agradable.

—¿Así que los guardias de seguridad de aquí utilizan incluso iniciadores?

—Enviados por la IISO, aunque nos dijeron que no era necesario demasiado personal de seguridad.

Dirigiendo al instante su mirada hacia un lugar ocupado por la oscuridad, Rentarō vio un par de ojos llenos de ira siguiendo sigilosamente sus pasos desde el interior.

Él no sabía por qué estas personas fueron encarceladas y no tenía interés en saberlo tampoco. Sin embargo, estas personas eran ciertamente criminales sin lugar a dudas.

El silencio se sentía aún más aterrador.

—Señor Promotor, por favor, venga por acá.

A pesar de sentirse incomodo por las miradas persiguiéndolo, Rentarō pasó a través de un pequeño puesto de control con guardias de servicio al final del pasillo.

Con eso, ya había pasado por tres puertas hasta ahora. Por la forma en que las cosas parecían, entre más profundo iban, mas viles y despiadados eran los criminales.

Después de caminar desde el puesto de control, Rentarō de repente notó que el guardia de seguridad de antes había desaparecido. Miró hacia atrás para verlo de pie en el puesto de control sin continuar hacia adelante.

—Hasta aquí lo acompaño, así que tenga cuidado, señor Promotor. El día que ese chico fue internado aquí, me agarró por el cuello con las esposas cuando me descuide por un momento. Si la ayuda no hubiera llegado un minuto más tarde, sin duda hubiera sido asesinado.

—... Entiendo, gracias.

Dándole la espalda al guardia de seguridad que tenía la cabeza inclinada con miedo, Rentarō pasó por encima de un gigantesco «Bloque C» pintado en el suelo con aerosol, dando un paso hacia la oscuridad.

Para ser honesto, tenía un poco de miedo, pero ahora que había llegado tan lejos, no era como si pudiera pedirle al guardia que viniera. Rentarō se limpió las manos sudorosas en sus pantalones.

El esquema básico aquí era el mismo que en los bloques anteriores, pero las miradas que se fijaban en él eran aún peor que antes, hasta el punto en que podía sentir un fuerte instinto asesino, incluso el aire se sentía especialmente pesado.

Justo en ese momento, un sonido similar al ruido de las campanas, se escuchó desde algún lugar. Guiado por el sonido, Rentarō supo que su destino estaba en la parte más profunda, sin necesidad de buscar más.

Tan pronto como llegó a su destino, su primera impresión fue lo brillante que era.

Había una sola celda de un tamaño mayor a todas las demás. La ventana de iluminación era relativamente amplia, iluminando casi todas las paredes.

Había una cama de metal, estantes simples y libros pesados apilados en los estantes con títulos en alfabeto cirílico.

Rentarō encontró las campanas de viento atadas en los barrotes de la ventana. Una brisa ocasional causaba que la lengüeta de la campana se moviera, produciendo sonidos vivos dentro de un recipiente de vidrio.

Naturalmente, esa era la fuente de los sonidos de campana.

Entonces, el individuo sentado en una silla leyendo un libro era…

Rentarō sintió que se contraían sus vasos sanguíneos, y no pudo evitar escupir sangre.

—Ha pasado un tiempo, Andrei Litvintsev.

Colocando un marcador en su libro, el hombre lo cerró y lo devolvió a los estantes junto a él, antes de mirar hacia arriba.

—Mucho tiempo sin verte, Satomi Rentarō.

Su voz tenor sólo trajo recuerdos dolorosos a Rentarō.

El rostro del hombre parecía estar fuera de lugar con relación a su traje de prisión negro. Con un rostro y mentón hendido su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol.

La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.

—¿Por qué preguntaste por mí?

—Después de lo sucedido, investigué muchas cosas sobre ti.

Litvintsev movió su cabeza, instando a Rentarō a tomar asiento.

Manteniendo su mirada en él, Rentarō sacó con cuidado una de las sillas apiladas contra la pared del pasillo y se sentó. Para asegurarse de estar en el lado seguro, deliberadamente se mantuvo a tres pasos de las rejas de la celda.

En medio de la tensa atmósfera, sólo el sonido de las campanas de viento parecía no entender la situación.

—Después de derrotar a Scorpion, Aldebarán y arrestarme, en verdad te hiciste de un nombre por ti mismo.

—Un VIP como tú, que tiene tres comidas al día junto a un refugio gratis, no me habría convocado aquí sólo para burlarse de mí, ¿cierto?

—Entonces, ¿qué tal si cambiamos lugares?

—Deberías agradecerle a tu buena suerte que no fuiste condenado a muerte.

Litvintsev sonrió.

—No hay necesidad de tener tanto miedo. No voy a comerte.

—Parece que tus ojos están funcionando mal después de pasar tanto tiempo en la cárcel.

Como si mostrara compostura en una posición de ventaja, Litvintsev deliberadamente ralentizó su discurso y dijo:

—El miedo tiene su propio olor. Simplemente estas usando ira para ocultar tu miedo.

—...

Suprimiendo la vacilación en su corazón, Rentarō apretó los puños sobre su regazo mientras lamentaba mentalmente que Litvintsev fuera tan superior en guerras psicológicas que él.

Andrei Litvintsev.

Este espía había tratado de acercarse a los políticos del Área de Tokio y sobornarlos, convirtiéndolos en militantes para provocar una guerra contra otras áreas.

Investigó las industrias del Área de Tokio, el estado de la economía y los recursos nacionales, proporcionándole información a Rusia. Se decía que Rusia incluso estableció una agencia de inteligencia especializada en el Área de Tokio sólo para apoyarlo.

Cuando fue arrestado, sólo un total de cinco personas se vieron implicadas, incluyendo a sus cómplices. Debido a que todos los sospechosos fueron capturados en estricto silencio, el juez se tuvo problemas en el juicio y solo pudo realizarlo usando un motivo ambiguo como «Perturbar la paz y filtrar secretos del Área de Tokio a otras áreas».

Para que un espía experto como él fuera detenido, podría describirse como casualidad.

Junto a sus cómplices, estaba instalando dispositivos para espiar la casa de un político que pertenecía a una facción opuesta. Como resultado, un vecino se quejó del ruido y la seguridad civil contratada para cuidar del problema, terminó deteniendo a Litvintsev repentinamente.

Tras su detención, los otros crímenes de Litvintsev salieron a la luz, causando un gran revuelo al instante. En el caos siguiente, el fiscal terminó robándose todo el crédito, dejando a la empresa de seguridad civil Tendō con el crédito absurdo de «Solucionar quejas relacionadas al ruido».

Absolutamente vergonzoso.

—Sólo fuiste capaz de atraparme porque mi Iniciador no estaba a mi lado. Espero que no olvides eso.

—Qué excusa tan vergonzosa. Es lamentable el destino de un IP altamente rankeado.

—¿Cómo está la princesa últimamente?

—¿Estás hablando de Seitenshi-sama? ¿Alguna vez te visitó?

—Una muy breve, pero sí. Es una mujer muy delicada.

—No estés intimidándola. Ella es un creyente muy devota a Dios.

—Así que hay personas que todavía creen en Dios en estos tiempos…

La voz de Litvintsev se volvió sombría.

—¿Todos los bielorrusos son ateos?

—En el momento en que el área metropolitana de Minsk se hundió en el infierno, la fe ya había desaparecido hace mucho tiempo.

—... Litvintsev, conoces la situación actual del Área de Tokio, ¿cierto? Ha sido injustamente acusada de convocar a Libra y una guerra contra el Área de Sendai podría estallar en cualquier momento. A este ritmo, en medio de la desesperación, el Área de Sendai seguramente hará un movimiento primero.

Una vez que comience la guerra, las potencias extranjeras van a unirse una tras otra, convirtiendo esto en una guerra mundial. Además, es muy probable que este incidente esté relacionado a tus antiguos subordinados robando el anillo de Solomon y la Cabeza de Scorpion. Por supuesto, tú debes estar involucrado también.

—¿Por qué piensas eso?

—Si eres tú, sobornar al personal de aquí y hacer contacto con el mundo exterior debe ser un pedazo de pastel.

Litvintsev sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.

—Sólo sé un buen chico y escupe donde se esconden tus amigos, entonces, hablaremos de la reducción de tu condena. Que quede claro desde el principio, si no te apuras y hablas, la información pronto se volverá inútil. A diferencia de ti, no estoy sentado aquí sin nada que hacer.

Rentarō terminó con un suspiro. ¿Qué te parece? Observó la reacción de la persona al frente.

Aunque Rentarō no era un negociador experto, el discurso que acaba de decir debería merecer una calificación aprobatoria.

Para ser honesto, Rentarō había obtenido el permiso previo de Seitenshi para deportar a Litvintsev de vuelta a Rusia y prohibirle entrar en las cinco áreas de Japón para servir como moneda de cambio. Pero revelar todas sus cartas al comienzo sería lo peor que podría hacer a la hora de negociar.

Por mucho que Rentarō hubiera abandonado ese camino, había sido preparado como un candidato para entrar en la política como miembro de la familia Tendō. Había hecho su tarea de antemano para estudiar las reglas de la negociación hasta cierto punto.

Las reglas de esta prisión eran estrictas en un grado obsesivo. Uno sola visita al mes y limitada a la familia. Los productos entregados en las celdas individuales también eran fuertemente controlados.

Originalmente destinada a ser un lugar social para los reclusos, las conversaciones privadas fueron prohibidas en la cafetería. Los techos incluso estaban equipados con gases lacrimógenos que eran rociados en cuanto se producía un motín.

Llamadas a la celda dos veces al día. La falta de respuesta se consideraría sin piedad como un intento para escapar de la prisión sometiendo al recluso a la sala de castigos.


El campo deportivo donde se podía respirar un poco de aire fresco, se abría dos veces por semana, pero ese lugar estaba rodeado por imponentes muros de hormigón tripulados por guardias armados con balas reales, patrullando como halcones.

Parte 2

En el instante en que el último de los Monolitos provisionales fue establecido en el Área de Tokio durante la Guerra Gastrea de hace diez años, bloqueando así la invasión Gastrea, en lugar de un sentido de salvación surgiendo en los corazones de las personas, sería mejor describirlo como un sentimiento del agotamiento interminable, preguntándose si todo había terminado.

Cuando el entonces primer ministro Zama declaró que la guerra había terminado en la televisión, radio e Internet, todas las personas lloraron sin excepción.

Incluso ellos mismos, no podían entender que emoción en particular, estaba detrás de sus propias lágrimas.

¿Era pena por aquellos que fueron asesinados? ¿Pesar por la derrota en la guerra? ¿O una sensación de vacío que surgió por no entender lo que estaba pasando?

Preocupado por que la población había disminuido a menos del 10% del número original, el último primer ministro de Japón, Zama, estableció una política que prohibía el aborto quirúrgico para todos los embarazos. Como resultado, eso condujo a su caída del poder.

Apodada el «Tratado de abortos», esta política dio lugar a un aumento explosivo de los nacimientos de Niños Malditos, que fueron surgiendo gradualmente con el tiempo. Debido a perder el control de la natalidad y al hecho de que los niños no deseados seguían naciendo (De ahí la idea de que los hijos no deseados se convertían en Niños malditos), los problemas sociales de bebés siendo abandonados y abuso de menores, aumentaron increíblemente.

Irónicamente, en el año 2029, es decir, dos años atrás, el propio ex-primer ministro Zama fue declarado muerto en un hospital después de que su cuello fuera roto por un Niño Maldito cuyo nacimiento había ocurrido gracias a su prohibición de los abortos.

La caída de Zama del poder condujo a la aparición del primer Seitenshi, que unió a Tokio junto a las diversas prefecturas vecinas que habían caído a pedazos, estableciendo así el sistema actual de 43 distritos en el Área de Tokio.

Después de la guerra, los sobrevivientes tuvieron un montón de cosas que hacer.

Todo tipo de instalaciones públicas destruidas tenían que ser reconstruidas. La escasez de electricidad necesitaba ser resuelta. La gran escasez de alimentos requería racionamiento. Por último, los nuevos hogares que necesitaban ser garantizados a la gran cantidad de refugiados que llegaron al Área de Tokio.

Una idea que fue acogida por Seitenshi en su momento, fue la construcción de mega-flotadores en la bahía de Tokio.

Aunque ese tipo de proyecto de construcción había sido perseguido activamente desde el pasado, las cosas eran muy diferentes a antes de la guerra. La bahía de Tokio había sido invadida hasta el punto en que incluso su aparición en el mapa había cambiado.

Por lo tanto, el edificio que actualmente se elevaba frente a los ojos de Rentarō, era también uno de esos mega-flotadores.

El suelo estaba cubierto por sombras densas de aves. Rentarō levantó la mirada para ver la luz cegadora del sol, obligándolo a estrechar sus ojos y protegerlos con su mano, mientras le permitía a los gritos de las aves invadir sus oídos.

Rentarō supuso que las aves que se deslizaban tranquilamente en el cielo eran gaviotas tridáctilas de cola negra.

Presumiblemente porque sus gritos parecían a los de los gatos, fueron nombradas así, pero incluso después de escucharlas tantas veces, Rentarō aún sentían que sonaban como el llanto de los bebés.

La gaviota tridáctila de cola negra era muy interesante. Al igual que la gaviota argéntea, ellas a veces secuestraban los polluelos de otros nidos para alimentar a sus crías, pero algunas veces, no podían distinguir los polluelos secuestrados de los suyos propios, criándolos al final juntos. Ese comportamiento torpe era especialmente divertido.

Mientras descomprimía su conocimiento sobre animales dentro de su cráneo, Rentarō trató de pensar en algo más, pero en última instancia, negó con la cabeza de repente y dejó de escapar de la realidad.

Entonces, miró directamente a la entrada oscura y siniestra frente a él.

Probablemente debido a un trabajo de mala calidad, la pared exterior blanca estaba resquebrajaba en muchos lugares a pesar de ser de menos de diez años de edad.

Este extraño edificio, combinaba un sanatorio marítimo de aislamiento, junto al olor de un interminable mal.

… Era la penitenciaría marina ubicada en el distrito 32 del Área de Tokio.

Durante el período de caos después de la guerra, la economía se derrumbó (Aunque sólo fue por un breve momento) y la hiperinflación terminó con una sola caja de maíz costando cerca de ¥ 10,000.

Los billetes de mil y diez mil yenes eran meros pedazos de papel para empezar. Solo fue por la «Credibilidad» dada por el gobierno Japonés, que esos billetes alcanzaron tan grandes denominaciones.

Pero debido a la Guerra Gastrea, todas las monedas que circulaban en el mundo perdieron su valor, incluso la bolsa de Tokio cerró como resultado. Nadie sabía quién era más «Creíble».

Al final, no fue extraño ver espectáculos de capitalistas, que solían tener suficiente dinero como para quemar, pelearse como carroñeros por lo botes de basura.

Naturalmente, hubo un aumento rápido en el número de personas que acudieron al robo debido al hambre o a la falta de vivienda.

Aunque prácticamente todas esas personas cometieron crímenes porque no tenían otra opción, los seres humanos eran seres que encarnaban el bien y el mal en un mismo cuerpo, para empezar.

Algunas personas pierden su sentido de culpa después de cometer algunos crímenes que quedan impunes, mientras que otros se entregan a sí mismos a la emoción de la delincuencia, sin poder contenerse…

Esta prisión en el mar fue construida para aislar a las personas que habían cruzado la línea.

Rentarō volteó para mirar el camino por donde había venido justo ahora. Era un puente colgante, cuya longitud era vertiginosa de por sí, en la que un solo guardia de seguridad servía como punto de control.

Incluso a pesar de que esto era parte del distrito exterior de la bahía de Tokio, no había escombros en el lugar. Fue completamente reconstruido.

Dando un vistazo rápido en todas las direcciones, Rentarō incluso vio un parque construido en la playa en forma de media luna.

Había parejas tomando paseos y madres empujando cochecitos, además de varias casas club de ancianos esparcidas alrededor. Probablemente era un lugar para que descansaran los ciudadanos.

A excepción de este un lugar, toda la bahía de Tokio estaba deliberadamente olvidada y aislada.

Sacando su licencia de Promotor y dando su nombre en la recepción, Rentarō pidió una reunión urgente con Litvintsev. La recepcionista reaccionó con sorpresa.

Tras decirle que esperara un rato, Rentarō vio a un guardia anciano salir de la prisión mientras le decía «Por aquí, por favor» y mostraba el camino.

Sintiendo como si una batalla viniera, Rentarō apretó su puño y lo siguió.

—Wow, nunca esperé que fuera tan joven, señor Promotor... ¿Usted fue quien originalmente aprehendió a Litvintsev?

Poco después de pasar a través de la segunda puerta, el guardia anciano por fin habló.

—Sí, pero sólo fue suerte.

—Tal vez usted ya lo sabe, pero este lugar no encierra a presos comunes. Sólo los criminales que han sido juzgados como imposibles de rehabilitar son transferidos aquí.

—Creo que sí.

Mientras decía eso, Rentarō miró a su alrededor.

No había iluminación artificial en lo absoluto. Las pisadas sonaban excepcionalmente claras en el aire seco.

Había pequeñas ventanas enrejadas separadas regularmente, lo que permitía que la luz solar entrara en diagonal.

Había un intenso olor a mar, además del sonido de las gaviotas de vez en cuando.

Si uno examinaba las esquinas del techo con cuidado, notaría el destello de las cámaras de seguridad. Había numerosos agujeros en el piso bajo sus pies, tal vez para colocar vallas metálicas en situaciones de emergencia.

Lo que sorprendió a Rentarō fue que había una chica joven mezclada entre los guardias de la prisión. Estaba sentada en una silla, abrazándose una pierna con la rodilla doblada, balanceándose la otra pierna con impaciencia.

Había una pica negra al estilo Punk pintada bajo su ojo derecho. Rentarō tenía la sensación de que su personalidad no era especialmente agradable.

—¿Así que los guardias de seguridad de aquí utilizan incluso iniciadores?

—Enviados por la IISO, aunque nos dijeron que no era necesario demasiado personal de seguridad.

Dirigiendo al instante su mirada hacia un lugar ocupado por la oscuridad, Rentarō vio un par de ojos llenos de ira siguiendo sigilosamente sus pasos desde el interior.

Él no sabía por qué estas personas fueron encarceladas y no tenía interés en saberlo tampoco. Sin embargo, estas personas eran ciertamente criminales sin lugar a dudas.

El silencio se sentía aún más aterrador.

—Señor Promotor, por favor, venga por acá.

A pesar de sentirse incomodo por las miradas persiguiéndolo, Rentarō pasó a través de un pequeño puesto de control con guardias de servicio al final del pasillo.

Con eso, ya había pasado por tres puertas hasta ahora. Por la forma en que las cosas parecían, entre más profundo iban, mas viles y despiadados eran los criminales.

Después de caminar desde el puesto de control, Rentarō de repente notó que el guardia de seguridad de antes había desaparecido. Miró hacia atrás para verlo de pie en el puesto de control sin continuar hacia adelante.

—Hasta aquí lo acompaño, así que tenga cuidado, señor Promotor. El día que ese chico fue internado aquí, me agarró por el cuello con las esposas cuando me descuide por un momento. Si la ayuda no hubiera llegado un minuto más tarde, sin duda hubiera sido asesinado.

—... Entiendo, gracias.

Dándole la espalda al guardia de seguridad que tenía la cabeza inclinada con miedo, Rentarō pasó por encima de un gigantesco «Bloque C» pintado en el suelo con aerosol, dando un paso hacia la oscuridad.

Para ser honesto, tenía un poco de miedo, pero ahora que había llegado tan lejos, no era como si pudiera pedirle al guardia que viniera. Rentarō se limpió las manos sudorosas en sus pantalones.

El esquema básico aquí era el mismo que en los bloques anteriores, pero las miradas que se fijaban en él eran aún peor que antes, hasta el punto en que podía sentir un fuerte instinto asesino, incluso el aire se sentía especialmente pesado.

Justo en ese momento, un sonido similar al ruido de las campanas, se escuchó desde algún lugar. Guiado por el sonido, Rentarō supo que su destino estaba en la parte más profunda, sin necesidad de buscar más.

Tan pronto como llegó a su destino, su primera impresión fue lo brillante que era.

Había una sola celda de un tamaño mayor a todas las demás. La ventana de iluminación era relativamente amplia, iluminando casi todas las paredes.

Había una cama de metal, estantes simples y libros pesados apilados en los estantes con títulos en alfabeto cirílico.

Rentarō encontró las campanas de viento atadas en los barrotes de la ventana. Una brisa ocasional causaba que la lengüeta de la campana se moviera, produciendo sonidos vivos dentro de un recipiente de vidrio.

Naturalmente, esa era la fuente de los sonidos de campana.

Entonces, el individuo sentado en una silla leyendo un libro era…

Rentarō sintió que se contraían sus vasos sanguíneos, y no pudo evitar escupir sangre.

—Ha pasado un tiempo, Andrei Litvintsev.

Colocando un marcador en su libro, el hombre lo cerró y lo devolvió a los estantes junto a él, antes de mirar hacia arriba.

—Mucho tiempo sin verte, Satomi Rentarō.

Su voz tenor sólo trajo recuerdos dolorosos a Rentarō.

El rostro del hombre parecía estar fuera de lugar con relación a su traje de prisión negro. Con un rostro y mentón hendido su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol.

La tobillera de seguimiento por encima de su pie derecho, transmitía fielmente el miedo que los guardias de la prisión sentían hacia él.

—¿Por qué preguntaste por mí?

—Después de lo sucedido, investigué muchas cosas sobre ti.

Litvintsev movió su cabeza, instando a Rentarō a tomar asiento.

Manteniendo su mirada en él, Rentarō sacó con cuidado una de las sillas apiladas contra la pared del pasillo y se sentó. Para asegurarse de estar en el lado seguro, deliberadamente se mantuvo a tres pasos de las rejas de la celda.

En medio de la tensa atmósfera, sólo el sonido de las campanas de viento parecía no entender la situación.

—Después de derrotar a Scorpion, Aldebarán y arrestarme, en verdad te hiciste de un nombre por ti mismo.

—Un VIP como tú, que tiene tres comidas al día junto a un refugio gratis, no me habría convocado aquí sólo para burlarse de mí, ¿cierto?

—Entonces, ¿qué tal si cambiamos lugares?

—Deberías agradecerle a tu buena suerte que no fuiste condenado a muerte.

Litvintsev sonrió.

—No hay necesidad de tener tanto miedo. No voy a comerte.

—Parece que tus ojos están funcionando mal después de pasar tanto tiempo en la cárcel.

Como si mostrara compostura en una posición de ventaja, Litvintsev deliberadamente ralentizó su discurso y dijo:

—El miedo tiene su propio olor. Simplemente estas usando ira para ocultar tu miedo.

—...

Suprimiendo la vacilación en su corazón, Rentarō apretó los puños sobre su regazo mientras lamentaba mentalmente que Litvintsev fuera tan superior en guerras psicológicas que él.

Andrei Litvintsev.

Este espía había tratado de acercarse a los políticos del Área de Tokio y sobornarlos, convirtiéndolos en militantes para provocar una guerra contra otras áreas.

Investigó las industrias del Área de Tokio, el estado de la economía y los recursos nacionales, proporcionándole información a Rusia. Se decía que Rusia incluso estableció una agencia de inteligencia especializada en el Área de Tokio sólo para apoyarlo.

Cuando fue arrestado, sólo un total de cinco personas se vieron implicadas, incluyendo a sus cómplices. Debido a que todos los sospechosos fueron capturados en estricto silencio, el juez se tuvo problemas en el juicio y solo pudo realizarlo usando un motivo ambiguo como «Perturbar la paz y filtrar secretos del Área de Tokio a otras áreas».

Para que un espía experto como él fuera detenido, podría describirse como casualidad.

Junto a sus cómplices, estaba instalando dispositivos para espiar la casa de un político que pertenecía a una facción opuesta. Como resultado, un vecino se quejó del ruido y la seguridad civil contratada para cuidar del problema, terminó deteniendo a Litvintsev repentinamente.

Tras su detención, los otros crímenes de Litvintsev salieron a la luz, causando un gran revuelo al instante. En el caos siguiente, el fiscal terminó robándose todo el crédito, dejando a la empresa de seguridad civil Tendō con el crédito absurdo de «Solucionar quejas relacionadas al ruido».

Absolutamente vergonzoso.

—Sólo fuiste capaz de atraparme porque mi Iniciador no estaba a mi lado. Espero que no olvides eso.

—Qué excusa tan vergonzosa. Es lamentable el destino de un IP altamente rankeado.

—¿Cómo está la princesa últimamente?

—¿Estás hablando de Seitenshi-sama? ¿Alguna vez te visitó?

—Una muy breve, pero sí. Es una mujer muy delicada.

—No estés intimidándola. Ella es un creyente muy devota a Dios.

—Así que hay personas que todavía creen en Dios en estos tiempos…

La voz de Litvintsev se volvió sombría.

—¿Todos los bielorrusos son ateos?

—En el momento en que el área metropolitana de Minsk se hundió en el infierno, la fe ya había desaparecido hace mucho tiempo.

—... Litvintsev, conoces la situación actual del Área de Tokio, ¿cierto? Ha sido injustamente acusada de convocar a Libra y una guerra contra el Área de Sendai podría estallar en cualquier momento. A este ritmo, en medio de la desesperación, el Área de Sendai seguramente hará un movimiento primero.

Una vez que comience la guerra, las potencias extranjeras van a unirse una tras otra, convirtiendo esto en una guerra mundial. Además, es muy probable que este incidente esté relacionado a tus antiguos subordinados robando el anillo de Solomon y la Cabeza de Scorpion. Por supuesto, tú debes estar involucrado también.

—¿Por qué piensas eso?

—Si eres tú, sobornar al personal de aquí y hacer contacto con el mundo exterior debe ser un pedazo de pastel.

Litvintsev sacudió la cabeza con una sonrisa irónica.

—Sólo sé un buen chico y escupe donde se esconden tus amigos, entonces, hablaremos de la reducción de tu condena. Que quede claro desde el principio, si no te apuras y hablas, la información pronto se volverá inútil. A diferencia de ti, no estoy sentado aquí sin nada que hacer.

Rentarō terminó con un suspiro. ¿Qué te parece? Observó la reacción de la persona al frente.

Aunque Rentarō no era un negociador experto, el discurso que acaba de decir debería merecer una calificación aprobatoria.

Para ser honesto, Rentarō había obtenido el permiso previo de Seitenshi para deportar a Litvintsev de vuelta a Rusia y prohibirle entrar en las cinco áreas de Japón para servir como moneda de cambio. Pero revelar todas sus cartas al comienzo sería lo peor que podría hacer a la hora de negociar.

Por mucho que Rentarō hubiera abandonado ese camino, había sido preparado como un candidato para entrar en la política como miembro de la familia Tendō. Había hecho su tarea de antemano para estudiar las reglas de la negociación hasta cierto punto.

Las reglas de esta prisión eran estrictas en un grado obsesivo. Uno sola visita al mes y limitada a la familia. Los productos entregados en las celdas individuales también eran fuertemente controlados.

Originalmente destinada a ser un lugar social para los reclusos, las conversaciones privadas fueron prohibidas en la cafetería. Los techos incluso estaban equipados con gases lacrimógenos que eran rociados en cuanto se producía un motín.

Llamadas a la celda dos veces al día. La falta de respuesta se consideraría sin piedad como un intento para escapar de la prisión sometiendo al recluso a la sala de castigos.

Se suponía que era un lugar donde incluso conseguir tiempo para respirar sería difícil.

De hecho, muchos presos habían intentado escapar, incapaz de soportar las duras condiciones de esta prisión, pero no hubo ningún caso exitoso. En contraste al aspecto desaliñado de la prisión, se trataba literalmente de paredes de hierro. Simplemente las camas de clavos instaladas en el suelo eran suficientes para servir como prueba de su seguridad.

Incluso los criminales viles que habían participado en varias ocasiones en robos, asesinatos e incendios; llorarían como niños tan pronto como se enteraran de que iban a ser enviados aquí. Por mucho que Litvintsev fingiera calma en la superficie, Rentarō estaba seguro de que su medio año de vida en la prisión había sido insoportable.

Con una oportunidad de ser puesto en libertad, la tomaría incluso si eso significaba traicionar a sus camaradas.

Incluyendo el hecho de que había nombrado a Rentarō para las negociaciones, significaba que estaba dispuesto a negociar los términos y condiciones. Lo anterior era lo que Rentarō había deducido previamente como el estado psicológico del Litvintsev.

Como regla básica, sosteniendo una caña de pescar de la que colgaba una zanahoria frente al rostro de este tipo, Rentarō no iba a ceder fácilmente. Debía hacerlo girar en círculos.

… Sin embargo, a pesar de saber eso, en una dimensión completamente diferente a estos cálculos, se sentía una especie de escalofrío indescriptible, lastimando su mente.

No podía ver ningún tipo de ansiedad en la persona frente a él. ¿Era también un acto? O tal vez los pensamientos de Rentarō habían dejado pasar algo fundamental...

En ese momento, Litvintsev se rió como si no pudiera reprimirse a sí mismo más.

—¿De qué te ríes?

Si bien se sentía incómodo, Rentarō miró al preso en la celda con una expresión oscura.

—Parece que estas algo equivocado. No tengo ninguna intención de negociar un acuerdo contigo.

—¡¿Qué...?!

Rentarō dudó de sus propios oídos. ¿Qué acaba de decir este tipo...?

Ignorando al Rentarō atónito, Litvintsev continuó:

—En verdad le dije a los funcionarios del gobierno que quería verte. Eso no es una mentira. Pero no dije que iba a negociar.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste...

Rentarō murmuró con una voz ronca.

Litvintsev se colocó de pie y se acercó.

A pesar de saber que había barrotes entre ellos, Rentarō retrocedió instintivamente y entró en una posición de combate. Apoyando su cara contra los barrotes, Litvintsev habló con un tono de complicidad en su voz:

—Escucha. Voy a destruir las áreas de Tokio y Sendai. Las personas que amas se mataran unos a otros, rodando por el suelo con sus intestinos saliendo a chorros como si fueran insectos, y lo único que podrás hacer es verlo todo odiando tu propia impotencia.

Al instante, Rentarō tuvo una ilusión, como si fuera él quien estuviera enjaulado.

La luz que entraba en diagonal solo iluminaba la parte por debajo del cuello de Litvintsev. Casi completamente oscuro, todo lo que quedaba de su rostro eran un par de ojos emitiendo una fuerte luz.

Rentarō fue intimidado, completamente incapaz de moverse. Pero en un rincón de su mente adormecida, todavía entendía algo.

Las deducciones de Rentarō habían sido completamente volcadas.

Esto no era una negociación.

En su lugar, se trataba de una declaración de guerra.

—Toma a tu gente y escapa a otra área. Ese es el respeto que te ofrezco como la persona que logró arrestarme una vez. Si no le haces caso a mis consejos. Serás testigo de un infierno trágico aun peor que la muerte.

—¡Deja de joder!

Sin notar que su mano se estaba moviendo, Rentarō sacó inmediatamente su pistola y le apuntó a Litvintsev en los ojos.

Con la boquilla de la XD apuntándole a la cara, Litvintsev cayó en un silencio aterrador. Solo sus ojos continuaban penetrando a Rentarō en medio del silencio.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué diablos estás haciendo esto?! ¿Estás controlando a Libra sólo porque deseas que el Área de Tokio sufra la misma suerte que tu antigua patria? ¡¿Por qué?!

—A pesar de que me atrapaste una vez, no perderé de nuevo.

En el momento en que Rentarō se preguntó acerca de un grito de pánico que vino desde un lado, de repente fue tirado al suelo. Su campo de visión se sacudió intensamente.

Cuando notó que era un guardia de la prisión que había cargado en pánico para detenerlo, dos guardias de la prisión habían tirado su arma lejos y colocado sus brazos en la espalda. Rentarō luchó violentamente por un momento, pero eso sólo causó un dolor intenso. Tan pronto como volteara su cuello por la fuerza, sus articulaciones serían restringidas.

En cuanto a Litvintsev, lo miraba con ojos fríos.

Mientras era arrastrado por los guardias de la prisión, Rentarō maldijo.

Había jugado completamente con él.

A pesar de que al principio pensó que tenía el control y asaltó en la celda, al final, no era más que un payaso idiota.

Lo que instintivamente sintió antes de entrar, estaba en lo correcto.

Debió haberle disparado la primera vez que lo vio. Para Rentarō, ese era el tipo de enemigo que era.

Después de ser reprendido duramente por los guardias y expulsado de la prisión, Rentarō sufría una intensa sensación de derrota.

Arrastrando su cuerpo completamente agotado, volteó hacia el puente colgante mientras miraba hacia el cielo soleado siguiendo los gritos de las gaviotas.

Rentarō se preguntó de repente si Enju estaba teniendo un buen viaje en la escuela o no.

Parte 3

Durante el pase de lista, la voz monótona de Yagara-sensei zumbaba sin parar como si recitara una oración.

Esta maestra obesa parecía completamente derrotada por el clima cálido y húmedo de hoy.

—Houzui Watanabe... Hmm, siguiente, una chica. Aihara Enju... ¿Aihara?

El campo deportivo donde se podía respirar un poco de aire fresco, se abría dos veces por semana, pero ese lugar estaba rodeado por imponentes muros de hormigón tripulados por guardias armados con balas reales, patrullando como halcones.

Como si fuera instada por la voz de la Yagara-sensei, Momoka Hieda lanzó una mirada a dos asientos detrás de ella.

Sólo había un asiento vacío y un escritorio sin signos de la amiga que estaba buscando.

Los sonidos de las olas aliviaban el alma. Al escuchar los gritos de las gaviotas, ella cerró los ojos por un momento.

Un débil sonido de agua fluyendo, podía escucharse desde detrás del tronco de un árbol contra el que tenía apoyada su espalda.

Aihara Enju extendió sus piernas mientras disfrutaba de la sensación punzante de la hierba. Su mirada se posó en un edificio visible al lado opuesto de la bahía de Tokio, a lo lejos.

Era una prisión marina conectada a través de un largo puente colgante. Debido a la evaporación del agua de mar, su reflejo en el agua ondeaba suavemente.

Rentarō estaba probablemente en el interior ahora mismo, encontrándose con el preso que habían mencionado anoche.

Habiendo escuchado solo la ubicación, Enju faltó a la escuela hoy, buscando este parque junto al mar usando solo su nombre.

Abriendo el bolso a su lado, sacó un sándwich que había comprado en una tienda de conveniencia.

Quitándole el envoltorio, le dio un mordisco y tragó saliva. Sin embargo, para Enju, que se había acostumbrado a comer junto a alguien más, comer sola hacía que supiera mal.

Escuchando una risa, levantó la vista para ver a una familia de tres personas visitando el parque para recrearse a pesar de los momentos críticos que estaban a la mano. Sosteniendo las manos de quienes eran probablemente sus padres, sonriendo con ironía, un chico gritaba «¡Dense prisa, ¿de acuerdo?!» mientras los arrastraba hacia adelante.

La intención de los padres parecía ser tomar un paseo en un parque junto al mar, pero para un chico, que estaba acostumbrado a entretenerse con cosas como juegos en las redes sociales, este lugar era absolutamente aburrido.

Viendo a una familia feliz que parecía estar llena de bendiciones, los sentimientos de Enju entraron en un torbellino.

Nacida como una Niña Maldita, incapaz de encontrar un lugar en el mundo al que pertenecer, Enju siempre mantuvo sentimientos complicados hacia los demás niños que abusaban de su derecho tomando por cierto que disfrutar amor de sus padres estaba garantizado.

A pesar de que normalmente no notaba eso, cada vez que bajaba la guardia, cualquier cosa pequeña rompería a través de su barrera, causando que recuerdos negativos vinieran derramándose.

Lo primero que apareció en sus oídos fue el ruido agudo de un golpe. Para ser una alucinación, este ruido era demasiado realista, por lo que todo el cuerpo de Enju se tensó involuntariamente.

Dos figuras estaban mirando hacia abajo maliciosamente con sus mejillas hinchadas.

Eran los inolvidables señor y señora Aihara.

Este par de padres adoptivos odiaban hablar con Enju, por lo que usaban golpes en lugar del lenguaje.

La privaban de los alimentos, y la hacían dormir en la cocina. Lo que a ellos les importaba no era Enju, sino la indemnización pagada a los huérfanos de la guerra.

«Cuando establecemos un precio a la benevolencia, absolutamente no debemos hacerlo muy alto o muy bajo».

Enju recordó la explicación de Sumire.

«Toma la donación de sangre como un ejemplo. Es respetada precisamente porque es un sacrificio sin recompensa. Supongamos que se le da una recompensa muy baja, entonces heriría el orgullo de los donantes. Por el contrario, una recompensa excesivamente alta, comenzaría actividades en el mercado negro, tales como venta de sangre.

Aunque el primer Seitenshi fue aclamado universalmente como un gobernante iluminado después de su muerte, un error en sus políticas también fue señalado.

Es decir, dispuso una asignación mensual para la adopción de huérfanos de guerra demasiado alta.

Muy probablemente, el primer Seitenshi había establecido esta política con un 100% de benevolencia, pero en retrospectiva, las personas codiciosas que adoptaron a Enju del orfanato eran chacales.

Naturalmente, unos padres carentes de amor no podrían ser buenos padres. La única esperanza de Enju era «Todo está bien mientras aun respire». Aparte de eso, todo lo que ellos hacían era hacerla sufrir hambre y golpearla a su antojo.

Con padres adoptivos como esos, que no podían establecer un buena relación entre padre e hijo. Era inevitable que las cosas se salieran de control.

Enju se recordó a sí misma en el pasado, en una sala de estar, con sus hombros subiendo y bajando intensamente debido a sus jadeos violentos.

El suelo sucio de tatami estaba completamente destruido. El padre adoptivo, vestido con ropa interior semi larga, estaba inconsciente con el rostro golpeado. La madre adoptiva había sido golpeada fuertemente en la cara, luchando para retirarse mientras estaba sentada con el trasero en el suelo.

Los ojos de Enju eran de un rojo abrasador. Sangre goteaba de sus puños fuertemente cerrados. Ella creía estar llorando en este momento.

Después de pasar un año tratando de ganarse su amor desesperadamente, sin obtener nada a cambio sin importar que tanto lo intentara, esa línea final fue finalmente cruzada en su relación.

—¡V–Vete al infierno! ¡Serás tratada como un monstruo de ojos rojos de ahora en adelante, rechazada por la sociedad! ¡Te lo mereces!

Enseñando sus dientes y gruñendo como un babuino, la madre adoptiva de Enju la maldijo, haciéndola regresar a sus sentidos e huir impulsada por el miedo.

Después de escapar al distrito 39, Enju se dedicó a todo tipo de delincuencia, aparte del asesinato, con el fin de sobrevivir. Ser disparada por pistolas o escopetas no ocurrió solo una o dos veces.

Después de enterarse de que era una Niña Maldita, el orfanato donde Enju vivía antes de ser adoptada por la familia Aihara, había querido deshacerse de ella desde hace mucho tiempo. Por lo que, ella no podría volver allí.

La mirada de Enju se volvió dura.

Ante el temor de la malicia de los demás, continuó con su poder liberado en todo momento.

Era incapaz de confiar en alguien.

Después de que una cierta cantidad de tiempo pasó, un día, algunas de las Niñas Malditas que estaban con ella, le dijeron que los medicamentos para suprimir la tasa de corrosión podían obtenerse de forma gratuita sólo por convertirse en un iniciador, y las comidas estarían garantizadas de allí adelante. Por lo que, Enju intentó alistarse.

Sólo ahora Enju podía admitir que albergaba un poco de esperanza hacia el Promotor que le habían asignado para que cuidara de ella.

Sin embargo, tan pronto como vio al Promotor traído por la hizo IISO, Enju no pudo evitar suspirar.

Ese tipo no sólo era deplorable en apariencia, sino que además tenía una actitud un poco punk, además de ser incurablemente pobre.

En el momento en que conoció a la presidenta, quien la hizo preguntarse si sus pechos habían succionado todos sus nutrientes, Enju fue tan lejos como para hacer una promesa secreta dentro de ella de nunca abrirle el corazón a esos dos.

Enju le dio un gran mordisco al sándwich que estaba agarrando con fuerza.

¿Por qué estoy recordando estas cosas ahora?

Debe ser porque en la cena de anoche Rentarō mencionó a la familia Aihara después de mucho tiempo.

Al final, Enju no recibió nada de sus padres adoptivos, aparte de su apellido. Una relación verdaderamente triste.

Esta vez, ella había escapado otra vez. La última vez fue lejos de sus padres adoptivos, mientras que esta vez fue lejos de sus compañeros de clase.

«Qué asco de ojos rojos. Espero que los que sean como ella nunca vengan más a esta escuela.»

«Regresa a tu basurero en los distritos exteriores».

«Que espeluznante, deja de disfrazarte como humana, ¿de acuerdo?»

Las muchas maldiciones que le dijeron a lo largo de los años se repetían en sus oídos, junto a las expresiones de odio dirigidas hacia ella. Aunque existían párpados para no ver lo que no se quería ver, no había «oideros» para no escuchar lo que no se quería escuchar.

Lo que sacó a Enju de su vórtice de auto-rechazo fue un murmullo de «¡Ah!»

Enju miró hacia atrás para ver a una chica un poco más joven que ella, entre lágrimas, mirando a un árbol de hayas a un lado.

Siguiendo su mirada, Enju finalmente entendió la situación.

Un globo rojo brillante al parecer había escapado de la mano de su dueña, quedando atrapado en las ramas de hayas mientras buscaba libertad.

Sin embargo, el árbol de cuatro metros era demasiado alto. Incluso un adulto no sería capaz de alcanzar el globo.

—¿Ese globo es muy importante para ti?

Enju se inclinó y le preguntó. La chica vaciló un poco después de que le hablaran de repente, antes de asentir al final.

Enju rápidamente miró a su alrededor. Nadie pasaba por allí en ese momento, así que tal vez estaba bien hacerlo.

—Cierra los ojos por un momento.

—¿Los ojos? ¿Por qué?

Enju convenció a la chica que estaba completamente confundida y le hizo cerrar los ojos.

—No los abras, ¿de acuerdo?

Enju cerró los ojos y centró su conciencia en lo más profundo de su abdomen mientras respiraba hondo. Finalmente al exhalar, soltó su poder durante una sola respiración. De repente, su cuerpo se sintió ligero como si la gravedad se hubiera debilitado, acompañado de un sentimiento de omnipotencia como si sus miembros se estuvieran expandiendo.

Doblando las rodillas cuidadosamente, ella dio un salto. Acompañada de un sentimiento de elevarse, se encontró con el brillante globo rojo de helio frente a sus ojos para cuando lo notó.

Agarrándolo sin esfuerzo y regresando al suelo, Enju tocó el hombro de la chica.

Abriendo tímidamente los ojos, la chica miró al globo extendido hacia ella.

¿Qué estará sintiendo? Pensó Enju.

¿Preocupación, sorpresa, asombro, alegría?

Disfrutando de su expresión, Enju sintió una gran alegría dentro de ella.

—¡Gracias, señorita!

Enju hinchó su pecho con orgullo.

—¡Es cierto! Soy mayor que tú y una mujer increíble.

La chica inclinó la cabeza, probablemente desconcertada por lo que quería decir Enju, pero sin dejar de sonreír.

En ese momento, la madre de la chica corrió hacia ellas y le dio las gracias muchas veces de forma educada. Después de regañar a la chica un par de veces, se la llevó. La chica saludó a Enju.

Viéndolas alegremente, Enju concluyó que el sentimiento fantástico en su corazón era por ayudar a otros.

—Debes ser una Niña Maldita, ¿no es así?

Sintiendo como si fuera electrocutada, Enju volteó para mirar hacia la fuente de la voz.

De pie detrás de ella, había una chica de más o menos la misma edad que ella.

Tenía un cabello plateado deslumbrante. Vestida con una blusa blanca y una falda negra, parecía una señorita bien educada. Sus altamente distintivos ojos azules brillaban con intelecto.

Enju dejó escapar sudor frío, todo su cuerpo se tensó mientras se preguntaba si fue vista hace un momento.

Siempre que la gente común se enteraba de ella era una niña maldita, terminaba con una gran conmoción y una multitud reunida.

—Por favor, espera.

En el momento en que Enju estaba a punto de darse la vuelta y huir, la chica se lo impidió con una voz severa y digna.

Entonces cubrió sus ojos con su mano derecha antes de retirarlos.

Sus fríos ojos azules como hielo, se habían vuelto de un rubí brillante.

Enju jadeó.

—¿Tú también?

La chica asintió y cubrió sus ojos con una mano una vez más. En el momento en que la retiró, sus ojos habían vuelto a su color original.

—Nunca esperé encontrarme con una de nosotros tan cerca de un monolito.

Cuando estaba a punto de saludar a la chica con su mano, la retiró como si hubiera recordado algo.

—¿Qué haces en este tipo de lugar?

—¿Que pasa contigo...?

Incapaz de admitir que había faltado a clases, Enju respondió ambiguamente.

Sin poder determinar la razón claramente, la chica inclinó la cabeza.

Un largo silencio invadió la conversación antes de ser interrumpido por un ruido sordo.

La chica de cabello plateado cubrió frenéticamente su estómago con toda la cara roja.

—Discúlpame. Es que se ve muy delicioso.

Siguiendo la mirada de la chica, Enju vio el sándwich a medio comer en su propia mano.

Diez minutos más tarde…

Enju y la chica estaban sentadas una junto a la otra en un banco bajo la sombra de un árbol, cada una sosteniendo un taiyaki en sus manos.

Incrédula, la chica examinaba el alimento horneado con la forma de un pez, desde todos los ángulos.

—La superficie parece harina, y no parece haber ningún pescado asado utilizado como relleno en el interior.

—¿Nunca has comido esto antes?

La chica asintió llena de sentimientos complicados.

—Hay pasta de frijol rojo dentro. Es muy rica.

La chica hizo «Oh» con curiosidad, pero de pronto, sus ojos se llenaron de consternación.

—Pero el dinero...

—Yo invito.

La chica siguió mirando el taiyaki mientras vacilaba, pero entonces, comenzó a caer saliva por la comisura de sus labios.

Ese fue probablemente el golpe crítico. La chica volteó hacia Enju y se inclinó con fuerza.

—Muchas gracias por invitarme. Fue mi error por no traer fondos para actividades adicionales al salir hoy.

—¿Fondos para actividades?

Ignorando la pregunta de Enju, la chica dio un gran bocado.

—Oh, está muy caliente, deberías comerlo más lento... — Enju estaba a punto de recordarle eso a la chica cuando ella reacciono de forma enérgica.

—¡…!

Tapándose la boca con ambas manos, la chica retorció su cuerpo.

—¡Escúpelo! ¡Rápido!

— E–Eshta sholo un poco calliente.

—Aun así, eso…

—… ¡Solo un poco caliente!

Como si tratara de convencerse a sí misma, la chica gritó mientras algunas lágrimas brillaban en las esquinas de sus ojos.

Manteniendo el bocado con la boca cerrada por un tiempo, finalmente mordió con fuerza y tragó saliva.

—A–Además, no puedo desperdiciar lo que has pagado.

Cumpliendo el dicho, «Un niño quemado le teme al fuego», la chica estaba soplando el taiyaki excesivamente, esperando que se enfriara completamente antes de meterlo en su boca.

—Hmm, ya veo, es muy delicioso. Es sólo que mi boca se siente entumecida por ser quemada, así que no puedo discernir el sabor claramente.

Al ver a la chica ofrecer comentarios con un rostro serio, Enju no pudo evitar estallar en carcajadas.

Estaba a punto de llamarla cuando notó que no sabía su nombre.

—Me llamo Enju, Aihara Enju. ¿Tu nombre es...?

Con la boca abierta, a punto de morder el taiyaki de nuevo, la chica detuvo al instante sus movimientos con una expresión pensativa. Finalmente, levantó las cejas con un tono de disculpa.

—Enju, estoy verdaderamente arrepentida. Debido a ciertas razones, no estoy en condiciones de responder. Más bien, podría causarte problemas si lo hiciera, por lo que no quiero hacerlo.

No quiere hacerlo... A Enju le tomó algo de tiempo entender sus intenciones.

—¿Por qué...?

La chica miró hacia un reloj en el parque marítimo.

—Es casi la hora. Perfecto. Enju, ¿puedo pedir prestado un poco de tu tiempo?

El débil sol poniente se inclinaba gradualmente al oeste, por lo que la luz hacía ver la superficie del mar como si estuviera en llamas.

Lo qué había debajo de la superficie del mar ya era demasiado oscuro para verlo.

En lugar de sentir que debía volver a casa, Enju sintió una sensación creciente de emoción, difícil de describir.

Tocando la superficie tibia del agua, se llevó los dedos a la boca. Como era de esperarse, su lengua se sintió estimulada por un sabor salado que le adormeció la garganta.

Moviéndose hacia adelante y atrás debido a las olas, la vista del bote se tambaleaba continuamente.

Enju movió sus caderas y miró a la costa a la distancia, sintiendo un leve malestar en su corazón.

—¿Estaremos bien sólo nosotras dos?

—No hay problema.

La chica de cabello plateado estaba compartiendo el mismo bote, sonriendo como si estuviera tratando de tranquilizarla sin quitar los brazos de los remos. Sentadas frente a frente, su mirada parecía estar dirigida hacia Enju, pero de hecho, ella estaba mirando detrás de Enju.

Debido a que sus ojos se volvieron rojos cuando su poder fue liberado, probablemente estaba preocupada de que las personas que tomaban un paseo junto al mar la vieran.

Ambas chicas estaban en la bahía de Tokio.

Enju estaba empezando a arrepentirse de sus acciones impulsivas.

Parcialmente debido a que la chica le insistió para ir hasta el muelle, inexplicablemente abordó un barco que la chica había ocultado previamente. Sin embargo, este pequeño barco poco visible era del tipo que se debía utilizar en un estanque o en algún cuerpo de agua sin olas.

Además, había solo dos niñas pequeñas aquí. Si fueran a ser descubiertas por buques de turismo o barcos pesqueros, ¿no causaría un gran revuelo?

—Es hora de que me expliques la razón por la que venimos aquí.

—Es porque me gustaría pasar tiempo contigo, Enju.

Enju no sabía cómo responderle a la chica que esquivó su pregunta con una sonrisa. Incluso Enju podía entender que estaba mintiendo.

Suspirando, Enju escuchó las olas para pensar.

Una sirena de vapor se escuchó desde el cielo leja

Enju miró hacia el cielo comenzando a hablar de un tema completamente nuevo.

—T–Tu… ¿Cuál es tu opinión sobre los Niños malditos yendo a la escuela?

—¿Por qué preguntas por mi opinión sobre eso?

Enju quedó instantáneamente perdida sobre qué decir, pero después de un rato, reveló todo.

Incluyendo sus propios orígenes, cómo había sido expulsada de la escuela primaria cuando su identidad salió a la luz, y cómo ella le molestaba sus recuerdos del pasado, incapaz de formar parte de su escuela actual, también su sentido de culpa al ocultarles cosas a sus amigos... Ella reveló todo.

Mientras hablaba, Enju se preguntó por qué le estaba revelando todo esto a esa chica cuando se habían conocido solo un momento antes. Si tuviera que preguntarse cuál era la niña maldita más cercana a ella, debería ser Tina...

La chica con una personalidad estricta y prudente cerró los ojos por un momento antes de finalmente abrirlos de nuevo.

—Es muy triste, Enju, no soy capaz de ofrecer una solución eficaz a tu situación.

Enju sacudió la cabeza con ironía.

—Ya estoy muy feliz con el hecho de que escucharas todo... Sólo por el hecho de que no te rieras.

—En el momento en que nací, mi patria ya había desaparecido.

Enju la miró de repente. La chica se había puesto de pie. Como si tuviera la mirada perdida en la distancia, sus ojos estaban fijados en las gaviotas volando en el aire.

—Mi patria desapareció debido a la Guerra Gastrea. Nací en un país vecino, pero ese país tenía problemas graves con el hambre y la discriminación. Vivir allí era muy difícil.

La chica se detuvo por un momento y luego continuó:

—Si hablamos de las vidas humanas, entre son más pobres e indigentes, sus vidas son más cercanas a las de los animales. Sin nada más que dormir, comer y producir descendencia.

»Enju, ¿sabías esto? Incluso si comienzan al mismo tiempo, una persona nacida en un ambiente cómodo contra una viviendo en la pobreza, el coeficiente intelectual del ultimo tendría por lo menos 10 puntos menos. Aunque este se recuperaría si las condiciones fueran mejorando, los más indigentes carecerían de la inteligencia para escapar de las condiciones más trágicas. Por eso es que todas las personas dicen que la pobreza es un círculo vicioso.

»Fui muy afortunada. Fui recogida por una coincidencia auspiciosa para recibir educación de alta calidad, lo que me permitió liberarme de esos tres deseos básicos, y aprender a pensar con racionalidad. Eso es precisamente lo único que separa a los animales de los humanos.

Sosteniendo su hermoso cabello que estaba siendo desordenado por la brisa marina, la chica volteó hacia Enju.

—Aunque soy reacia a compararlo con las dificultades que has sufrido en el pasado, cada vez que te sientas triste, intenta recordar el hecho de que no eres la única que experimenta ese tipo de sufrimiento.

¿Era correcto utilizar a las personas que enfrentan una mayor desgracia como apoyo mental? ¿No es esa mentalidad equivalente a expiarlos en secreto con un sentido de superioridad?

Probablemente porque leyó esos pensamientos en la expresión de Enju, la chica negó con la cabeza suavemente.

—Te equivocas, Enju. Algunas veces, la desesperante red de las relaciones humanas, sirve como una red para distribuir y absorber la tristeza de los demás. En momentos como estos, nos es nada vergonzoso hacer uso de las relaciones sociales.

Al instante, el alma atribulada de Enju se sintió más ligera. El cielo, acercándose a la noche, parecía ser más brillante.

Mirando hacia su propia mano, Enju la abrió y la cerró.

—Increíble. Mi pecho dejó de sentirse apretado.

—Me siento honrada de ser de ayuda.

La chica cerró parcialmente sus ojos y sonrió.

Enju también sonrió feliz.

—Eres una buena persona. Ven a mi casa la próxima vez para presentarte a mi Promotor. ¡Él es tan acaramelado conmigo que no me deja dormir nada por las noches!

—Parece que tuviste la suerte de encontrar a un buen Promotor.

—¿Tu Promotor es una buena persona?

—De hecho, es muy excelente.

Al ver a la chica sonreír felizmente como si se hubiera elogiado a sí misma, Enju se preguntó cuál era exactamente su identidad.

Si piel pálida y cabello plateado no parecía japonés. Enju estaba prácticamente segura de que era una iniciadora extranjera.

Debido a las disputas sobre los derechos del Varanium, muchos iniciadores extranjeros visitaban el Área de Tokio con bastante frecuencia, pero siempre y cuando se abstuvieran de mostrar sus poderes, no era posible para Enju y ellos identificarse como iniciadores.

—Un iniciador como tú debe ser muy fuerte, parece como si siempre tomaras las decisiones correctas.

Escuchando el comentario informal de Enju, la expresión de la chica se distorsionó tímidamente.

—Nada de eso.

La chica se sentó de forma abatida y dejó de hablar, fingiendo estar concentrada en mover los remos.

En el momento en que Enju se preguntó si había dicho algo malo e inclinó la cabeza, de repente sintió un fuerte dolor de cabeza.

Mirando a su alrededor, pronto encontró la razón.

Unas paredes de color negro azabache se alzaban a la izquierda y derecha.

Cuando llegó al parque junto al mar, Enju examinó la ubicación de los monolitos, colocándose en el centro de ellos donde el campo magnético era más débil, pero durante el viaje en barco, aparentemente se habían acercado sin intención a su límite.

—¿No te sientes incómoda?

—Aún no. ¿Te duele a esta distancia...? Eres muy sensible. Perdón por ser grosera, Enju, pero ¿Puedo preguntar cuál es tu nivel de corrosión interna?

—Alrededor de un 24,4%, ¿qué hay de ti?

—Es similar.

La chica mostró una expresión de preocupación.

—Qué raro. Recuerdo que las reacciones a los campos magnéticos del Varanium no deberían diferir significativamente si hay niveles de corrosión similares.

—¿En serio?

Hablando de eso, Enju recordó que la velocidad de corrosión interna de Tina era más o menos del mismo porcentaje que la de ella, pero que a pesar de eso, ella era más sensible a los campos magnéticos que Tina.

—Sin embargo, puede que sea un problema de constitución. Ah, hemos llegado.

Enju miró a su alrededor, pero no pudo encontrar ninguna tierra seca para posarse.

—Mi destino es ese edificio de allí.

La chica sacó un par de binoculares mientras apuntaba a su destino.

Aunque el cielo se estaba poniendo oscuro, Enju aún podía ver el lugar sin necesidad de utilizar binoculares.

—¿Tienes cosas que hacer en esa prisión?

Los ojos de la chica se abrieron por la sorpresa.

—Que sorprendente. Nunca esperé que tú también supieras que ese lugar es una prisión.

La chica miró a un reloj en su muñeca en ese momento mientras bajaba la cabeza, se agachaba y tomaba sus binoculares para decir:

—Es casi la hora.

Sin entender la situación, Enju inclinó la cabeza ligeramente. Pero al ver de repente otro barco acercándose, Enju también bajó la cabeza.

Sin embargo, la pequeña embarcación que se asemejaba a un barco de pesca no los notó y simplemente pasó lejos. Por alguna razón, dio una gran vuelta antes de acercarse a la parte trasera del edificio, atracando en lo que parecía ser un pequeño muelle.

—Aparentemente fueron colocadas minas en esa zona para evitar que escaparan los presos, pueden ser detonadas a distancia. El barco acaba de tomar un desvío por un camino sin minas, probablemente lleva una gran carga que es imposible de transportar por un camino terrestre.

Al ver a la chica llamándola, Enju se acercó y tomó los binoculares que le estaba ofreciendo.

—La seguridad es estricta como esperaba. ¿Lo ves Enju? Lo que parece ser a primera vista un edificio antiguo, en realidad está cubierto con todo tipo de sensores y verificaciones biométricas, un conjunto de sistemas de seguridad con tecnologías de última generación. La superficie de la pared parece erosionada, pero según informan, el interior está hecho con Varanium procesado. Es bastante sorprendente.

La chica estaba explicando ligeramente excitada, ignorando a Enju completamente.

—¿Por qué hemos venido a mirar la cárcel?

La expresión de la chica cambió, mientras daba la vuelta deliberadamente para evitar contacto visual.

—Uh, supongo que podrías decir que soy una aficionada a ella...

Viendo a la chica actuar nerviosa, Enju la observó con una expresión complicada.

Probablemente la intención de la chica era venir sola. Pero después de conocer Enju, se le ocurrió la idea de ir juntas.

Lo más probable es que fuera debido a que remar sola era más sospechoso que remar con otra persona, esa podría ser la razón por la que llevó a Enju.

Si ese realmente fuera el caso, Enju debería sentirse enojada. Sin embargo, no sentía nada por el estilo.

Para ser honesta, Enju ya estaba bastante encariñada con ella.

Enju recordó lo que Rentarō había dicho una vez sobre conocer a alguien que querías que fuera tu amigo por toda la vida.

—Debes tener circunstancias difíciles. No voy a insistir.

Las pestañas de la chica cayeron.

—Gracias, Enju. Pero ya es hora de que regresemos. Lo siento mucho por arrastrarte hasta aquí.

Las gaviotas tridáctilas maullaban en el aire mientras el rostro de la chica era iluminado por el sol poniente.

—¿Nos encontraremos de nuevo?

—No es probable. Para ambas, lo mejor sería si no nos encontráramos de nuevo.

Al final, una misteriosa sonrisa permaneció en el rostro de la chica.

—Mi nombre es Yulia.

—¿Uh?

Cepillando su hermoso cabello con sus manos y pasándolo sobre sus orejas, la chica de cabello plateado sonrió y dijo:

—Mi nombre es Yulia Kochenkova.

Parte 4

—Yulia Kochenkova

Con respecto a la foto que estaban viendo, Seitenshi habló:

—Iniciadora de Andrei Litvintsev, sirvió en el «Escuadrón de las brujas», un equipo de operaciones especiales ruso constituido exclusivamente por iniciadores. La iniciadora más fuerte de la antigua Bielorrusia, además, una chica que lleva el factor guepardo en sus genes.

La hora era después de las 7 pm. En el apartamento de Satomi, donde las luces estaban apagadas, un azul claro producido por un dispositivo de cristal brillaba por todo el lugar al igual que ayer, mostrando una holoventana.

Rentarō hizo clic en la proyección en el aire, y al instante la foto fue ampliada.

Probablemente tomada en secreto, la foto mostraba a una chica mirando hacia otro lado, con unos labios tensos que emitían una voluntad indomable.

—Un factor guepardo...

—Del tipo velocidad. En otras palabras, puede considerarse del mismo tipo que Enju-san.

Rentarō dejó escapar un suspiro de admiración.

Cuando se hablaba de guepardos, eran capaces de alcanzar una velocidad máxima de 110 km/h. No hacía falta decir que eran los depredadores más rápidos sobre la tierra.

Aunque la capacidad de combate de una Iniciadora no podía conocerse sólo con el tipo de gen que tuvieran, aun así, un factor guepardo sería como un pura sangre en el mundo de las Iniciadoras.

—¿Rango?

Seitenshi se quedó en silencio por un momento antes de murmurar un número que parecía reacia a revelar.

Rentarō se frotó los brazos debido a que sintió un escalofrío.

Si ese número no fuera tan exagerado, entonces el trabajo que estaba tomando en este momento no debería ser tan difícil.

—No has visto a esa chica antes, ¿cierto, Satomi-san?

—Si hubiera chocado directamente con esa chica hace medio año, Enju y yo hubiéramos sido asesinados a ciencia cierta.

Rentarō respondió con una expresión de sufrimiento. Seitenshi se quedó en silencio, sintiendo la gravedad de la situación mientras tomaba un sorbo de té.

—Hace diez años, cuando Bielorrusia estuvo frente a la tragedia de la destrucción debido a los virus que liberó el rey de la pestilencia, la madre de Yulia Kochenkova huyó desesperadamente a Rusia. La niña nació en un campo de refugiados establecido por el gobierno ruso, pero la madre murió de fiebre puerperal. Si el campo de refugiados hubiera tenido los entornos médicos suficientes, su madre no hubiera muerto.

—... ¿Cómo son tratados los Niños malditos en Rusia?

Seitenshi negó con la cabeza, de forma deprimida.

—Muy cerca de la peor situación posible. Además, la colonia más poblada de Rusia; el Área de Moscú; ya estaba llevando en los hombros una tensión financiera por aceptar refugiados de Bielorrusia, para empezar. Esa pesada carga cayó sobre los ciudadanos rusos, causando descontento generalizado entre la población.

»Por otra parte, muchos rumores afirmaban que los refugiados bielorrusos podrían estar infectados con un virus de acción lenta liberado por el rey de la pestilencia, por lo que, se llevó algo parecido a un sistema de castas después de la guerra.

»Los refugiados de Minsk se consideraban de la casta más baja. Entre ellos, los Niños malditos, conocidos como «Los parientes de las brujas» en los países vecinos, no eran ni siquiera tratados como humanos.

—Una vez que las personas notaron que los Gastrea fuera de los monolitos eran una amenaza, solo entonces crearon el tan llamado «Escuadrón de las brujas». Cuando Kochenkova fue recogida, estaba casi al borde de la muerte. Al parecer, estaba acurrucada en un callejón oscuro, comiendo alimentos en mal estado, sin siquiera la fuerza para ahuyentar a las moscas que estaban en su cara.

Seitenshi bajó su mirada.

Habiéndola conocido por algunos ya, Rentarō podía entender lo que estaba pensando en este momento. Con casi total certeza, supuso que se sentía compasión y angustia por aquellos que no eran capaces de encontrar salvación.

A pesar de que absolutamente no creía que fuera equivocado, de vez en cuando tenía problemas con eso cuando los sacrificios eran necesarios.

Sin embargo, ella siempre se había resistido a eso.

Si debía ser llamada terca o una santa, era una pregunta que Rentarō había pasado mucho tiempo pensando hasta fatigarse...

Rentarō detuvo sus pensamientos y le preguntó «¿Entonces qué?»

—¿Así que se convirtió en quien es ahora?

—Sí. Después de eso, ella recibió una educación de alta calidad en el escuadrón, por lo que está profundamente agradecida. Según se informa, fue durante esa época cuando conoció a Litvintsev.

Seitenshi volteó hacia Rentarō una vez más.

—Satomi-san, ¿qué clase de persona crees que es Litvintsev? Por favor, compártelo conmigo incluso si solo es tu opinión personal.

—Ese tipo es sin duda, un genio. Alguien peligroso. Su cerebro es anormal también.

Rentarō recordó su encuentro con Litvintsev durante el día, mordiéndose los labios de forma disgustada.

Maldita sea, cuando claramente quedan muy pocos días para que todo termine.

Justo en ese momento, el puño fuertemente cerrado de Rentarō, descansando sobre su rodilla, de repente se sitió cálido.

Rentarō hizo una expresión asustada al ver que Seitenshi había llegado a su lado sin que él lo supiera. Su rostro pálido estaba muy cerca. Con miedo, miró a su mano derecha para ver el guante alargado cubriendo la mano de Seitenshi descansar sobre su mano.

—No ha terminado aún. Debes apostarle al futuro.

—O–Okey.

Mirando hacia el con ojos encantadores, su pálido, tierno y suave rostro, junto a sus labios húmedos y hermosos, tan sólo separados de la punta de su nariz por meros centímetros. Rentarō no pudo evitar encogerse.

Esta Seitenshi, hermosa hasta el punto en que se rumoreaba que muchos ricos estaban dispuestos a intercambiar toda su riqueza por solo un rato con ella, respiraba contra su cuello.

Tarde en la noche, en la habitación de un hombre iluminada solo por la luz fortuita de un dispositivo de cristal, los dos solos en este tipo de situación, ¿no era ella un poco descuidada?

Mirándola, Rentarō quería reprenderla por su falta de conciencia sobre los riesgos, pero Seitenshi inclinó la cabeza perpleja, sin notar por qué la estaba mirando, y preguntó: «¿Qué pasa, Satomi-san?»

Atacado por la culpa debido a sus pensamientos vulgares, Rentarō volteó para escapar hacia la foto de Yulia.

—... Casi con toda seguridad, esta chica ya se infiltró en el Área de Tokio, ¿no?