A Simple Survey:Volume1 Video 11

Video 11: Una chica llega como garantía de un préstamo sin pagar

Una chica con espléndidos rizos me habló desde una mesa de té en mi destartalado apartamento de 4,5 metros de tatami.

-¡Horrible! ¡Esta comida es tan... tan vulgar! ¡Ah! ¡No puedo creer que me obligues a comer esto! ¡Tienes un alma horrible si disfrutas al ver cómo me mancillo así! ¡Pervertido!

-¿Por qué es lo único que puedes decirle a quien te preparó la comida? ¡De hecho, hay algo fundamentalmente mal en el punto de tener que pagar de mi propio bolsillo para alimentar a la chica que llegó aquí como garantía de un préstamo impago!

Un día, esta chica se presentó en mi apartamento con un aviso de préstamo en la mano.

Temí que fuera una reclamación falsa, pero resultó que las posiciones de prestamista y prestatario estaban invertidas. En otras palabras, había venido a mi apartamento como garantía de un préstamo impago.

-¿Pero por qué mi abuelo le prestó dinero a un desconocido…?

-Lo habíamos olvidado por completo, pero resulta que pedimos prestados unos diez millones de yenes hace 50 años. Si se ajusta la inflación, es unas diez veces más. Además, en esa época no había muchas leyes sobre préstamos, así que el interés era de un ridículo 10% cada 10 días.

-¿Y por eso la hija de un gran conglomerado apareció en mi piso de estudiantes?

Era evidente que llevaba un vestido.

Era evidentemente una princesa.

Desprendía un aura que hacía difícil creer que pertenecía a la sociedad moderna, y aun así estaba devorando arroz de un tazón de 100 yenes.

Eso fue en la época en que no se habían establecido leyes contra tales cosas, pero puesto que se hizo un contrato, no se puede evitar.

-(…Apuesto a que el abuelo se dejó llevar y añadió esas partes en el último segundo.)

-¿Dijiste algo?

-No.

-En fin, ¡volvamos a este arroz! ¡Es imposible describir lo malo que está! Alguien que come esto todos los días no puede estar en su sano juicio, pero no tengo otra opción, ¡así que dame más!

-¡Tus frases son tan confusas que van más allá de la tsundere!

Rellené el tazón de arroz de 100 yenes, que también tenía el borde agrietado, con arroz blanco y se lo devolví a la princesa. Enseguida empezó a quejarse de nuevo.

-Después de que termine esta tortura que llamas comida, necesito que me lleves a una mueblería importada. Necesitamos al menos lo mínimo indispensable para vivir como seres humanos.

-¡No! Tú eres la que está en deuda conmigo, ¿por qué debería arruinarme por ti?

-¿De qué hablas? ¿Qué se supone que debo ponerme? ¿Cuándo vas a preparar un coche con chófer? Ah, y me gustaría una mascota.

-¿Nunca has oído hablar del concepto de Estilo de vida saludable y sustentable?

En los dramas a menudo se veía a chicas que se usaban como garantía para préstamos, pero ¿de verdad ganaba algo con esto?

El pensamiento de “Je, je, je. Le haré esto y aquello” no se me ocurriría a menos que fuera increíblemente atractiva. Esta princesa, que en ese momento se atiborraba de arroz blanco con expresión malhumorada, era ciertamente hermosa... pero... ¿cómo decirlo? No tenía nada de coquetería. Así como nadie tendría una erección mirando a la Mona Lisa, había una diferencia entre lo bello y lo erótico.

Entonces, ¿qué me quedaba?

Desde un punto de vista puramente económico, ¿tenía algún valor para una chica normal más allá de lo que pudiera ganar con un trabajo de medio tiempo?

Y esta era una princesa.

Dudaba que pudiera hacer algo tan simple como arrancar la maleza, y mucho menos trabajar a tiempo parcial. ¿Cómo se suponía que iba a serme útil en la vida?

-Oye, princesa. ¿Qué vas a hacer de ahora en adelante? Ya sabes, cosas como la escuela.

-¿De verdad necesitas preguntar eso, idiota? Tienes la vida de esta pobre e indefensa ave enjaulada en tus manos. Eso significa que debes asumir la responsabilidad y enviarme a un prestigioso colegio femenino, abrirme el camino para entrar en una universidad prestigiosa y asegurarme de que pueda entrar en una corporación prestigiosa.

-¿Tengo que hacer todo eso? Eres de un gran conglomerado. ¿¡No puedes simplemente entrar en una de las empresas de tu grupo!? ¡Diablos, podrías hacerlo ahora mismo! ¡He oído hablar de incluso estudiantes de secundaria trabajando como presidentes de un startup!

-En cuanto me tomaron como garantía para ese préstamo, mis vínculos con el conglomerado se cortaron. Ahora te pertenezco.

La princesa debía de extrañar su antigua vida porque parecía un poco abatida.

¿Pero era cierto?

Estaba casi segura de que podía ver algo brillando en la azotea del edificio desde el balcón. No era por unos binoculares ni por la mira de un rifle de francotirador, ¿verdad?

Fue entonces cuando sonó el timbre.

Al oírlo, la princesa dijo:

-Ve a responder, sirviente.

-¡Estás en deuda conmigo!

Con ese comentario patético, me dirigí a la puerta principal. Al abrirla, me encontré con otra chica extraña.

También tenía rizos, pero recogidos de una forma que recordaba a coletas.

Y era bajita.

-¡Nywah, ja, ja! ¡Así que este es el Sargazo en el que onee-sama terminó después de tanto tiempo a la deriva! ¡Es aún más caótico de lo que había oído!

-¡Qué repentino, de verdad que no tengo ni idea de qué está pasando!.

-…Esa es mi hermana menor. ¿Qué haces aquí?.

-Solo vine a decirte lo bien que me siento después de tantos años de estar distanciada de la herencia familiar por haber nacido de otra madre y ser la hermana menor. Por cierto, pobre estudiante.

La princesa (segunda en la fila) se puso las manos en las caderas, sacó pecho con tanto orgullo que pensé que iba a caerse de espaldas a un puente, y sonrió.

-¿Qué?

-Parece que pronto te endeudarás por la manipulación de mi hermana. ¿Qué tal si yo pago por estas cosas?

-¡¿Mh?! ¡No lo hagas, sirviente! ¡Está intentando controlarme indirectamente atándote financieramente! ¡No caigas en la tentación!

-¡Nywah, ja, ja! ¡Es demasiado tarde, hermana! El dinero es justicia. ¡Creo que te vestiré con un uniforme de criada y te haré jugar conmigo!

Su petición revelaba una sorprendente ternura oculta en su interior, pero su hermana mayor no le hizo caso. En cambio, respondió con un comentario propio mientras vertía sopa de miso sobre el arroz blanco del tazón.

-…Como otra hija del conglomerado, ¿no cuentas también como garantía del préstamo?

-…

-…

-…

Y entonces...

-E-entonces, supongo que una presentación adecuada es lo que se necesita, pobre estudiante.

-¡¡Noooooooooooooooooooo!! ¡¡No gano nada con nada de esto!!

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