Killer Queen y el Terminal:Killer Queen y el Terminal

From Baka-Tsuki
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Me quiero morir

Nanajou Kyouichirou lo pensaba con sinceridad mientras corría por un parque húmedo en una noche de pleno verano. No se refería a acaparar la atención de todos trepando por la barandilla del tejado de un edificio. Su brazo izquierdo era un mar de viejas cicatrices desde la muñeca hasta el codo, así que no podía usar mangas cortas ni siquiera en esa época del año. Se había ahorcado, saltado del tejado de un edificio, y había vaciado el contenido de un frasco de medicina para el resfriado en un tazón, comiéndoselo con leche como si fueran cereales.

Pero no podía morir.

Estaba completamente harto de su incapacidad para morir, pasara lo que pasara. Lo llamaba el Fin sin Fin.

Así que Kyouichirou estaba seguro de saber más sobre la muerte que nadie. Pensó que haría falta mucho para sorprenderlo. Sentía que había visto suficiente del infierno para decirlo.

Entonces, ¿por qué había corrido por ese infierno?

El parque tenía un gran lago rodeado por un sendero. Kyouichirou había probado todos los métodos imaginables, así que había considerado seriamente atarse un bloque de concreto y saltar al fondo del lago. Caminaba por el sendero como siempre, recordando que había olvidado recoger los videos y revistas escondidos debajo de su cama. Y entonces…

…se topó con el infierno.

Justo al lado de la barandilla metálica del sendero que rodeaba el lago, vio a una chica de su edad, vestida con un chándal deportivo, boca arriba bajo una farola, rodeada de insectos. ¿Acaso estaba durmiendo? Aunque parecía que apoyaba la cabeza en el bloque de hormigón del poste de la barandilla como si fuera una almohada, tenía la nuca destrozada, el pelo empapado en un charco de sangre y no se movía en absoluto.

Quizás debido al cráneo destrozado, su rostro estaba distorsionado, como la imagen de un globo desinflado.

Y otra chica la observaba fijamente.

La otra chica estaba agachada junto a la cabeza destrozada de la primera, observándola como si fuera una hilera de hormigas marchando. Esta segunda chica parecía uno o dos años menor que Kyouichirou y la primera. Su pelo, que le llegaba a la cintura, debía de estar teñido de verde hoja, y llevaba vaqueros gruesos debajo de una camisola cortísima.

Le pareció guapa. O lo habría hecho de no ser por el líquido rojo oscuro que manchaba sus mejillas blancas.

-Ah.

Un gemido escapó de la boca de Kyouichirou y la chica lo miró con la cabeza aún agachada hacia el cadáver. Tenía la mirada de alguien que veía algo sin ningún interés.

-¡Waaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!

Como una cuerda tensa al romperse, Kyouichirou comenzó a moverse de repente. Usó todo su cuerpo para darse la vuelta y echar a correr. Había olvidado cómo respirar. No sabía cómo mantener su corazón en movimiento. Miró fijamente su cuerpo tembloroso, asustado por cómo parecía moverse solo.

Creía saber más sobre la muerte que nadie.

No dudó en cortarse las venas, saltar del edificio, ahorcarse o tomar una sobredosis de medicamentos para el resfriado. No dejaba una nota de suicidio. Ni siquiera limpiaba su habitación. Fue como si su dolor se hubiera entumecido, así que podía suicidarse como si simplemente tirase un juguete roto.

Pero ahora, la muerte de otra persona se le presentaba de repente ante los ojos.

Su propia muerte le asustaba mucho menos que ese cadáver tirado allí como una bolsa de basura tirada el día menos pensado. Se había visto a sí mismo en ese objeto, sentado allí sin dejar rastro.

Ignoró el sendero, corrió hacia el bosque descuidado y continuó corriendo incluso con la maleza y las ramas raspándole la piel. Jadeaba y sus pies golpeaban el suelo. Estaba haciendo todo ese ruido, pero su corazón no dejaba de latir con fuerza. Estaba aterrorizado, pero no podía mirar hacia adelante.

No veía a nadie persiguiéndolo.

Pero entonces chocó con alguien más adelante.

-¡Wah, wahhhhhhh!

-¡Kyah! ¿Qué? ¿Quién, cómo y por qué?

Oyó una voz claramente femenina, pero esta pertenecía a una mujer de unos 20 años. En lugar de un verde teñido a la fuerza, su cabello era de un tenue negro castaño. En lugar de camisola y vaqueros, vestía como una vaquera de anuncio de cerveza o cigarrillos: una camiseta sin mangas lo suficientemente corta como para mostrar su abdomen y vaqueros cortados a la altura de los muslos.

Y lo más importante, no olía a sangre ni tenía sangre roja.

-¿Eh? ¿Pasó algo?

Estaba confundida y algo parecía molestarla, pero aun así le sonrió.

Él estuvo a punto de llorar.


Kyouichirou temblaba mientras se sentaba en un banco cerca de la entrada del parque. La chica ensangrentada aún no había ido tras él. Era un parque grande con ocho salidas, así que puede que simplemente se hubieran perdido.

-Toma. No es la mejor opción para esta temporada, pero te ayudará a calmarte.

La mujer castaña dijo llamarse Shizuna y le lanzó una lata de té con leche a Kyouichirou mientras estaba sentada a su lado. Por eso no había huido del parque a pesar de temblar tanto. Shizuna, de hecho, había vuelto al parque en busca de una máquina expendedora.

-¿Unyah? ¿No bebes té?

-Eh... no es eso.

No quería admitir que le costaba abrir la lata. Hería su orgullo de hombre.

-Sí, sí. Es nuestro instinto como mamíferos calmarnos cuando tenemos algo caliente en la barriga. Así que bébete eso para calmarte. -Shizuna rió. -¿Y qué pasó? ¿Viste a una pareja estúpida haciendo algo increíblemente pervertido?

-Cállate. No fue eso.

-Hay incontables excéntricos y bichos raros escondidos en los anales de la historia. No puedes empezar a gritar solo porque ves a alguien con orejas de gato♪.

Shizuna, feliz, se llevó la mano a la cabeza.

-¿Qué? ¡Dije que no era eso!

Kyouichirou ni siquiera sabía por qué su comportamiento tranquilo lo enfurecía tanto, pero en cuanto se apartó la mano con fuerza, sintió que el aire se le helaba como si se le hubiera parado el corazón.

Llevaba puesto el uniforme de verano del instituto. Pero debido a su brazo izquierdo destrozado, era el único bicho raro del instituto que aún llevaba una camiseta de manga larga.

La fuerza de su movimiento le subió la manga del brazo.

Docenas, si no cientos, de cicatrices trepaban por el brazo como gusanos. En cuanto su muñeca quedó expuesta como la punta del iceberg, un extraño hipo escapó de su garganta.

Shizuna miró su muñeca conmocionada.

Pero un momento después, entrecerró los ojos con suavidad y lo despeinó.

-…

Pensó que este era su límite. No solo por esa noche, sino por toda su vida. Se lo confesó todo como si se le hubiera roto un dique: que había venido a morir, que había encontrado un cadáver, que el asesino lo había visto y que había huido.

-Mmm. -Shizuna seguía tranquila. -¿Pero la chica que viste estaba realmente muerta?

-...

¿Lo estaba? El rojo había sido tan intenso que los detalles se le habían escapado de la memoria. Había mucha sangre y ella no se movía, pero no le había tomado el pulso ni le había comprobado si respiraba. Incluso si se le hubiera parado el corazón, podría haberla salvado con RCP.

Y pensándolo bien, la otra chica no lo había perseguido.

¿Sería porque tenía algo más que hacer?

-¡Maldita sea!

Dio un pisotón en el sendero. Eso sonó como si la hubiera matado.

-Es una pena. De verdad. Llamar a la policía ahora no devolverá la vida a esa chica.

Kyouichirou miró a un lado. Shizuna se mordía el labio y miraba el sendero.

-No tienes por qué preocuparte por eso.

-La verdad es que lamento lo que pasó. -Shizuna sonrió con dulzura. -Es decir, no pensé que moriría tan fácilmente.

¿Eh?

-Pensé al respecto bastante. Nadie quiere tocar un cadáver ensangrentado, ¿verdad? Así que no puedes apuñalarlos ni golpearlos porque aplastarles la cara sería una pena. Si los estrangulas, se les sale la lengua. Si los ahogas, se hinchan. Si les aplicas una droga, su piel se vuelve amarilla y descolorida.

¿Qué era esto? Mientras Shizuna lo miraba, una sonrisa se dibujó en su rostro como la de un payaso.

-Si amas a alguien, quieres preservarlo, ¿no? Pero ¿qué sentido tiene preservar un cuerpo que está destrozado? Por eso aprendí sobre la electrocución para no dejar ni una sola marca en su hermoso cuerpo. Pero mira ese fracaso. Justo cuando la maté limpiamente, se desplomó y se golpeó la cabeza contra ese bloque.

La sonrisa que se dibujó en su rostro como una calabaza de Halloween se acercó lentamente.

-Dicen que el cráneo humano es apenas tan fuerte como una maceta, pero parece que es cierto. Es una verdadera lástima. En serio una verdadera lástima. Es una verdadera lástima. Así que...

Exhaló un dulce aliento a té en el rostro de Kyouichirou.

-Esta vez no voy a fallar.

-¡!

Intentó levantarse del banco.

Pero antes de que pudiera, Shizuna se apoyó en él y se desplomaron en el sendero. La lata de té que había simbolizado el calor se le resbaló de la mano y rodó por el suelo.

-No te resistas, ¿está bien? No quiero que te lastimes. -Esa sonrisa que parecía una rajadura. -Jeje. Pero tu muñeca es tan hermosa. El dibujo de esas viejas cicatrices podría darle un buen toque. Y no hay sangre. Pero es una pena. Esperaba que pudieras tener una mirada feliz. Si mueres repentinamente con una mirada adorable, esa expresión se congelará. Así que es una pena. No hay forma de que te veas así ahora que sabes lo que pasó. Honestamente, ¿cuánto tiempo más me va a dar problemas esa chica fracasada? No es más que un problema.[1]

En algún momento, su delgada mano agarró una caja de plástico negra del tamaño de una cajetilla de cigarrillos. Era claramente una pistola eléctrica.

Kyouichirou no podía respirar más por sus extrañas palabras que por su fuerza o peso.

-Pero no te preocupes. Estoy bien con chicos o chicas, siempre que los ame.

La oyó pulsar el interruptor.

-Amaré cada centímetro de tu cuerpo.

En cuanto las chispas blanco azuladas estallaron ante sus ojos, Kyouichirou tuvo una idea insólita.

Si esta mujer llamada Shizuna había matado a la chica con la cabeza aplastada, ¿quién era la chica que se agachaba junto al cadáver?

-Por fin te encontré, Demonio Homicida.

-¿¡¡?

Mientras yacía sobre Kyouichirou, la cabeza de Shizuna se sacudió como si la hubieran desviado. Desde el suelo, Kyouichirou no pudo distinguir quién había hecho qué. Todo lo que vio fue...

Algo que hacía silbar al viento.

Era una cuerda negra tan gruesa como un pulgar. La larga cuerda voló desde una distancia increíble, formando un gran bucle como una cinta de gimnasia rítmica, y se cernió alrededor del cuello de Shizuna como los anillos de Saturno.

En un instante, los anillos de Saturno se apretaron alrededor del cuello de Shizuna como un nudo corredizo. Si Shizuna hubiera saltado a un lado incluso un momento después, la cuerda probablemente le habría roto el cuello.

Así de fuerte era.

La cuerda negra se deslizó de vuelta a la mano de su dueña como una serpiente, dejando un olor a aire quemado por la fricción. Los ojos de Kyouichirou siguieron la punta de la cuerda hasta su dueña.

Vio el infierno en la forma de una chica de cabello verde.

Ese infierno parecía más joven que él. Incluso podría llamarla una niña. Su cabello, que le llegaba hasta la cintura, estaba teñido de verde. Vestía una camisola extremadamente corta y vaqueros holgados. Eso estaba dentro del margen de error de lo "normal" en aquellos tiempos.

Pero su aura afilada era decididamente diferente. No se trataba de un cuchillo barato en un anuncio sospechoso de revista. Era la verdadera intención asesina que emanaba de una espada desenvainada, usada durante muchos años y cuidadosamente cuidada para preservar su brillo.

Kyouichirou calculó la distancia entre ellos y, por lo tanto, la distancia que había recorrido la cuerda.

Diez metros. Si hubiera podido atacar el cuello de Shizuna desde esa distancia, la cuerda negra que la rodeaba debía ser aún más larga. Como una cinta de gimnasia rítmica, el más mínimo movimiento de su muñeca la hacía retorcerse como un ser vivo, cortando el aire sin parar.

-No me importa que me vean ofreciendo mi amor.

Shizuna se agarró a la barandilla metálica y se levantó del sendero. Debió de rasparse el dorso de la mano derecha, pues sangraba mientras sostenía la pistola eléctrica.

-Pero no voy a hacerlo delante de una multitud...

Su lengua increíblemente larga se deslizaba por el dorso de su mano como una serpiente.

-………………

La chica de pelo verde respondió.

Pero o hablaba demasiado bajo o estaba demasiado lejos para ser escuchada. Solo vio el movimiento de sus labios. Y en lugar de oír sus palabras, vio la cuerda que danzaba suavemente a su alrededor endurecerse como una espada. Se envolvió alrededor de cualquier protuberancia que encontró: el banco, la barandilla, las ramas de los árboles, la farola y la máquina expendedora. Formó una extraña barrera alrededor de la chica.

Fue una preparación de batalla tan extraña que Kyouichirou no podía imaginar qué tipo de ataque se avecinaba.

Esa siniestra chica se había apropiado de este espacio que supuestamente gobernaba el Demonio Homicida. Y por mucho que modificaran una pistola eléctrica, no servía de nada si no podía acercarse a su enemigo. Al cubrir todas las direcciones con su extraña barrera, la chica realmente no tenía puntos ciegos.

-O eso debes pensar. -El Demonio Homicida sonrió y le guiñó un ojo. -Pero si esto fue suficiente para detenerme, no podrías decir que realmente domino la electrocución.

Sin dar un paso, Shizuna pulsó el interruptor de la pistola eléctrica con el pulgar y presionó las chispas contra la barandilla metálica junto a ella.

Una luz blanca azulada recorrió la barandilla como si le hubieran prendido gasolina. La barandilla metálica actuó como una pista y la luz alzó el vuelo repentinamente justo delante de la chica. La corriente de alto voltaje se movió para quemarle la muñeca justo al lado de la barandilla.

Pero la chica dispersó las chispas con un movimiento de su cuerda.

Era de goma, un aislante. La cuerda era como una llanta de coche. Y era el tipo de goma especial que se usa en los trajes espaciales. Podía atrapar un huevo caído desde cinco pisos de altura sin romper la cáscara, así que podía amortiguar cualquier impacto y, al mismo tiempo, cortar todos los ataques eléctricos.

-…

Toda emoción desapareció de los ojos de Shizuna ante la luz de la electrocución que los iluminaba.

Esos eran los ojos que observaban a alguien para matar. Eran ojos como microscopios que no veían a su objetivo como humano. Mientras tanto, la chica no dudó en revelar lo que podía hacer. Pateó algo del suelo, agarró un trozo de la cuerda de goma especial que formaba su barrera y saltó con todas sus fuerzas.

Saltó hacia atrás.

Shizuna frunció el ceño. No comprendía. No podía entender por qué la chica habría abandonado su propia barrera. Kyouichirou estaba igualmente desconcertado.

Pero…

¿Por qué no se habían dado cuenta de la intención de la chica al dejar pasar su oportunidad y abandonar su propia barrera? Eso no era una cuerda. Sostenía una goma especial que se extendía por el sendero como una barrera de "prohibido el paso".

En pocas palabras, era una honda.

La chica sostenía una lata de té en la mano. La lengüeta aún no estaba abierta y probablemente era la que Kyouichirou había dejado caer al ser derribado. La goma especial se estiró entre los árboles a ambos lados del sendero, la tensó hasta el límite en su mano y cargó la bala con cuidado.

No habrían podido hacer nada, incluso si hubieran captado el momento cuando la soltó.

La "bala" voló mucho más rápido de lo que la visión cinética humana podía seguir. En cuanto la chica la soltó, el sonido de algo al ser aplastado ya provenía de la frente de Shizuna. Hubo un principio y un final; eso era todo. Ocurrió con puntería perfecta, sin ningún amortiguador.

Pero no fue el cráneo de Shizuna lo que quedó aplastado, sino la lata de té.

-…

Se inclinó hacia atrás y la sangre le manó de la cabeza. La pistola eléctrica se le cayó de la mano. Era obvio que ya se había desmayado, pero la chica se movió antes de que Shizuna pudiera desplomarse. Usó todos sus músculos para avanzar como una bala. Soltó la barrera de goma especial que la rodeaba al llegar justo frente a Shizuna. Envolvió la goma especial alrededor de los brazos, piernas, pecho, estómago y cuello de la mujer y luego ató la cuerda sobrante alrededor de los árboles y la barandilla circundantes.

Solo entonces la pistola eléctrica cayó al suelo.

Jaque mate. Si la chica usara solo un poco de su poder… no, si simplemente soltara la goma especial que la rodeaba, el poder de la goma retráctil se apretaría alrededor de todo el cuerpo de Shizuna. Esto no era una simple estrangulación. El inmenso poder retorcería cada parte de su cuerpo para aplastarla hasta la muerte.

Shizuna estaba sujeta por cuerdas alrededor de sus brazos, piernas, cintura y cuello, de modo que colgaba inmóvil en el aire. No parecía consciente y parecía una mariposa venenosa atrapada en una telaraña o una marioneta rota obligada a bailar.

¿Se habría salvado?

Todavía en el suelo, Kyouichirou se secó el sudor que le goteaba por la barbilla y pensó en silencio.

Pero, pensó. Eso dio algunas vueltas, pero ahora estoy a salvo. No debería tener que hacer nada más cuando su oponente está inconsciente...

-Y ahora solo falta…

-¡E-espera, espera! ¡Oye, oye! ¡Oye, oye! ¡Estúpida, estúpida!

La linda voz de la chica sonaba completamente fuera de lugar (su apariencia también era increíblemente linda) y Kyouichirou se puso de pie de un salto. Desesperadamente agarró la parte cercana de la goma especial con ambas manos. No tenía idea de si eso la detendría, pero sentía que no podía permitirse soltarla.

Una de las cejas de la chica se arqueó.

-Si llamas a alguien estúpido, significa que tú eres el estúpido.

La chica colocó la goma especial en un poste de luz y la soltó. Eso pareció actuar como un tope y la goma se quedó en su lugar.

Y entonces volvió a hablar.

-Estúpida.

-¿Ah?

Como si quisiera decir que esto era más importante que la asesina, la chica apartó la mirada de su objetivo y la miró fijamente a Kyouichirou.

Lo miró con una expresión de enfado, visiblemente enfadada, y también se esforzaba por ocultarlo. Sí, casi como una niña que discute una acusación falsa de sus padres.

-¿¡Me estás llamando estúpida!? ¿Tienes idea de lo que has hecho? ¡No andes matando delante de la gente! Bueno, no es que debas hacerlo, pero ¿no podrías al menos ser un poco más discreta, estúpida?

-¿?

La mirada en sus ojos preguntaba ¿por qué?

-¡No inclines la cabeza como si no lo entendieras, estúpida!

Tuvo que apartar la mirada mientras le gritaba. Sentía calor en la cara. Sus pensamientos inapropiados sobre lo guapa que se veía le dieron ganas de suicidarse otra vez.

-Deja de llamarme estúpida. ¿Es esa tu frase favorita o algo así? -La chica sacudió un poco su pelo verde. -¿Y qué es eso que tienes en la mano?

-Un móvil. ¿Eres demasiado estúpida para reconocer uno?

-Probablemente no deberías sacar una foto para conmemorar la ocasión. Sería bastante estúpido.

-¡No actúes como si estuviera obsesionado con sacar fotos de cadáveres, estúpida! Escucha, si matas a esa mujer, llamaré al 110. Sabes cuál es ese número, ¿verdad?

-¿El pronóstico del tiempo?

-¡Es el 117! ¿Eh? ¿O era el 177? -Volvió en sí. -¡Cállate! Escucha, déjalo así. Debería denunciarte por lo que ya hiciste.

-…

-¿Qu-qué?

-Nada. Solo estaba pensando que me encontré con una persona muy ridícula.

Que una persona rara lo tratara como raro no debería haberle molestado en absoluto, y sin embargo, de alguna manera, eso lo molestó.

-Llama a la policía si quieres, pero no harán nada. Tengo licencia.

-¿Ah?

-Tengo licencia de la NPSC. Soy la Killer Queen, especializada en Demonios Homicidas. ...Este es mi trabajo. ¿Lo entiendes ahora, estúpido?

Decidió ignorar sus palabras y, en cambio, intentó pensar en ello. ¿Quién se había vuelto loco, esta chica o Japón en su conjunto? La respuesta era obvia.

-Sí, sin duda llamaré a la policía. -Dijo con una sonrisa.

-Eres una persona ridícula. -Eso pareció molestarla. -Y ya no es humana. Claro que no me refiero a su biología ni a su anatomía, pero en esencia no es humana en otro sentido. ¿No lo percibiste?

La chica de pelo verde parecía aburrida mientras agarraba la goma de borrar enganchada en la farola, como quien termina su trabajo a altas horas de la noche.

Kyouichirou entró en pánico. No lo entendía del todo, pero presentía que quitarle el tapón convertiría esto en la escena de un crimen.

-¡Espera! ¡Dije que esperaras! ¡No puedes simplemente matar a alguien tan fácilmente, estúpida!

-Es una lástima que no seas una Demonio Homicida. La chica entrecerró los ojos. -Pero eres una persona extraña. Criticar una guerra vista a través de la pantalla es una cosa, pero ella casi te mata.

La chica observó a Shizuna con desinterés.

-Eso no cambia nada, estúpida.

-Te engañó con su sonrisa.

Observó el cuerpo inerte de Shizuna.

-Eso no cambia nada, estúpida.

-Dejarla vivir solo traerá más muertes.

Su mirada era de total desinterés.

-¡Eso no cambia nada, estúpida! -Estaba a punto de decirlo. -Escucha. ¡No puedes simplemente matar a alguien tan fácilmente! ¡No, no, no, no! No importa la razón que tengas, e incluso si no tienes ninguna, ¡no puedes confiar en la absurda idea de matar a alguien! ¡Estúpida!

-Pero no voy a matar a nadie.

-¡No hay peros en esto, estúpida!

-No entiendo. ¿Por qué estás tan enfadado? Seguro que no me vas a decir que te enamoraste de… esto.

-Oh, cállate. ¿De verdad necesitas una gran razón para impedir que alguien mate?

Su mirada decía ¿por qué?

Por alguna razón, eso enfureció mucho a Kyouichirou. Estaba a punto de decir por qué no debía matar. Sabía que era devastador para él, pero por mucho que le doliera, sentía la necesidad de superar a la chica que tenía delante.

-¡Nadie merece morir, estúpida!

Sabía que eso no era algo que un Terminal, alguien con intenciones suicidas, debería decir, pero Nanajou Kyouichirou aun así se entregó en cuerpo y alma para asegurarse de que la chica lo escuchara.


-¡Nadie merece morir, estúpida!

Kyouichirou repitió esa frase, terriblemente fuera de lugar en una tienda de gyudon vacía a altas horas de la noche. La trabajadora de medio tiempo con aspecto soñoliento miró hacia otro lado. Probablemente pensó que Kyouichirou era un borracho problemático, pero era culpa suya por gritar eso antes de que pudiera tomarles el pedido.

-Pero en fin, ese pelo verde es increíble.

-¿Es tan raro hoy en día? Simplemente me lo tiño del color que me apetece. Algunos días me pongo rojo o amarillo.

-...Eh... ¿Eso no te dañará el pelo?

Verde. Ese color le recordó a un semáforo y, al parecer, significaba que no estaba de mal humor ese día. Pero entonces frunció el ceño. ¿Seguía estando "verde" después de todo eso?

Habló para reflexionar.

-Creo que el tamaño normal me basta. ¿Y tú?

-Solo agua.

La trabajadora de medio tiempo se quedó paralizada. Olvidó por completo el guion que debía seguir y simplemente sonrió. Al parecer, eso le había destrozado los circuitos. Kyouichirou sintió lástima por ella, así que dijo:

-También tendrá el tamaño normal.

La trabajadora a tiempo parcial parecía haber encontrado a su salvador.

-¿Sigues sin entenderlo? Pues ve a ver a Blond-sensei. Blond-sensei es mi tutor en la clase 3-B. Tiene mal carácter, mezcla mucho sus sentimientos privados con sus deberes oficiales y, ocasionalmente, recurre al castigo físico. Cuando te calmas y lo piensas, te preguntas si esto podría ser un problema, pero apuesto a que podría enseñarte algunas lecciones importantes.

-Pareces estar roto, pero de una forma bastante agradable. No necesitas estar tan nervioso.

-¿Nervioso? Nervioso, ¿eh? Mmm, quizá sí me falta algo después de todo lo que ha pasado. No suelo visitar una tienda de gyudon con una asesina.

Pero, curiosamente, no pudo evitar ver a esta chica como diferente de Shizuna.

Y la chica se quedó en silencio durante unos dos segundos.

-No, eso no. ¿No te has dado cuenta de que estás con una chica a estas horas de la noche?

-Ja. ¿Cómo puedes decir eso con pantalones debajo de la falda?

Kyouichirou estaba algo molesto por sus propias palabras. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso veía a esta joven asesina como una niña?

-Si tengo las piernas descubiertas, me picarían los mosquitos.

-… -No quería aceptarlo. Sentía que, de alguna manera, sería admitir la derrota. -¿Entonces por qué quieres matar gente? Pensar que alguien debería morir e intentar matarlo son dos cosas muy diferentes.

Sí, incluso si alguien la "autorizaba", no podía convertirse en asesina sin querer matar a alguien. Y las propias acciones de la chica no daban una respuesta clara. Tras capturar a Shizuna en el parque, la dejó en el banco atada con cinta adhesiva.

Quizás se excedió. Su vida pudo haber corrido peligro tras preguntar demasiado sobre esta extraña Killer Queen. Pero aun así no se retiró. No quería retirarse.

Era un Terminal. Veía el significado de la muerte y quería lograr algo a través de ella. Así que no quería que la decisión de matar o no a alguien se decidiera por algo tan inútil como las palabras de un extraño.

-...No.

-¿No qué?

No es eso, pensó Kyouichirou. Habría detenido esto incluso antes de convertirse en un Terminal. Estaba seguro de ello. Así que no tenía nada que ver con su propio deseo de morir. Pero entonces, ¿cuál era su razón?

Ese pensamiento irritó a Kyouichirou.

¿Qué significaba eso? ¿Su problema era con la muerte de Shizuna o con la conversión de esta chica en asesina?

-Por favor, no te enfades así. ¿Tienes esquizofrenia? En fin, ya llegó nuestra comida.

Efectivamente, había un tazón de tamaño normal frente a él. Levantó la vista hacia la trabajadora a tiempo parcial y ella dio un respingo como si tuviera un calambre en la pierna.

-Entonces, ¿esta es la situación habitual en la que te niegas a decirme por qué?

-No me avergüenzo de mi razón. Aunque tampoco la desprecio tanto como para regalarla. -Espolvoreó un montón de jengibre rojo encurtido sobre su gyudon. -Ah, ya sé. Juguemos a un juego. Nos turnamos para hacernos una pregunta y tenemos que responderla con la verdad… Bueno, puedes decir lo que quieras, siempre que no sea mentira.

-¿De qué estás hablando? Solo hay una verdad.

-¿Eres un detective? Por ejemplo, ‘mañana estará nublado’ y ‘no hará sol en 24 horas’ son ambas verdades, ¿no? Te sugiero que juguemos con las palabras así, estúpido.

A él no pareció importarle que lo llamara estúpido otra vez. Cuando la vio clavar los palillos en el gyudon rojo, el título de Killer Queen empezó a asustarlo.

-Yo iré primero.

-¡Oye, no es justo!

-Yo hablé primero, así que gané, idiota. Para empezar, ¿cómo te llamas?

-…Ja. Preferiría no darle mi nombre a una Reina Asesina[2], pero soy Nanajou Kyouichirou. ¿Y tú?

-Soy Satsuki. Se escribe con los caracteres de ‘matar’ y ‘reina’.

-¡¿Qué?! ¡Claramente es un nombre falso!

-Un nombre es una palabra que se usa para referirse a una persona. ‘Perro’ y ‘can’ son palabras diferentes que se refieren a lo mismo, ¿verdad?

-…Eres como el Señor Demonio de la Sofistería.

-Si planteas una objeción, solo te la negarán, así que es hora de mi siguiente pregunta.

-¡Espera! ¡Es mi turno!

-Ya hiciste tu pregunta. Era ‘¿Y tú qué?’… Una pregunta bastante aburrida.

-…Eres el Señor Demonio del Sexto Cielo de la Sofistería.

-Por favor, deja de tratarme como a Oda Nobunaga. Antes siquiera de considerar sus acciones, soy una chica. -Mordisqueó un poco de su gyudon. -Ahora mi segunda pregunta. Tienes un secreto, ¿verdad?

-… -Por alguna razón, sonrió. -Sí. Todos tienen sus secretos.

Ahora es mi turno, pensó Kyouichirou mientras miraba a Satsuki.

-Oh, lo siento. Las ensaladas de la vitrina del mostrador son de autoservicio, así que te agradecería que me trajeras una.

-¿Eh? Está bien, pero tú la pagas. Tienen bardana, ensalada de col y un montón de otras, así que ¿qué ensalada quieres? También tienen diferentes…

Antes de poder decir “tipos de aderezo”, hizo una mueca.

-Tomaré una ensalada de bardana con aderezo japonés. Esa es la respuesta a tu pregunta.

Satsuki sonrió. Tenía que admitir que era guapísima.

-Ahora mi pregunta.

-… -Kyouichirou sonrió mientras agarraba la botella de shichimi togarashi. -Vale, dime ah~♪.

-¡Espera…! ¡Por favor, deja eso! ¡Es asqueroso!

-… -La sonrisa de Kyouichirou se desvaneció. -Tch. Esperaba que me preguntaras qué estaba haciendo.

-No puedes atraparme con una trampa tan obvia… ¿Esa frase también fue una trampa… verdad?

Satsuki sonrió con calma y le dijo que una trampa de dos capas no era justa, así que Kyouichirou le devolvió la sonrisa.

-Sí, eso fue una trampa. Y eso significa que tu turno terminó, ¿no?

-Sí, mi turno terminó. Y con esa respuesta, es mi turno otra vez.

Kyouichirou creyó oír un extraño efecto de sonido de depresión detrás de él.

-Ahora, para tomar esto en serio, ¿cuál es tu mayor secreto?

-…

Podría haber dicho una verdad a medias. "El más grande" significaba el más grande para él, así que podría haber elegido el momento detrás del gimnasio en la secundaria cuando una chica lo rechazó por primera vez, o aquella vez en una excursión de la primaria cuando él y unos amigos se encontraron con una revista porno abandonada por primera vez. Incluso podría afirmar que todos eran el secreto "más grande" como una forma de escapar.

-Las cicatrices en mi muñeca.

Pero Kyouichirou dio esa respuesta. Ese era el único secreto que llevaba consigo en el presente, no en el pasado. Y lo habría dicho incluso sin el juego de palabras.

Sus palillos se detuvieron.

-Sabes lo que significa cortarse las venas, ¿verdad? Suicidio. Soy un Terminal. ¿Pero no es gracioso? No muero, haga lo que haga. Simplemente soy así. Me corté las venas, me ahorqué, salté de un edificio y tomé una sobredosis de medicina, pero aún no he muerto. ¿Qué soy yo?

Los palillos de Satsuki seguían moviéndose.

-Hm. ¿Y por qué has hecho todo esto?

-Oye, es mi turno.

-‘Sabes lo que significa cortarse las venas, ¿verdad?’, ‘¿Pero no es gracioso?’, y ‘¿Qué soy yo?’. Ya has hecho tres preguntas. Tú eres el que debería ser castigado.

-Vale, vale.

Kyouichirou respiró hondo. Estaba nervioso. La razón por la que quería morir también lo atormentaba por completo. Si lo hubieran tratado igual que a ese cadáver tirado en el parque, jamás podría recuperarse.

Pero una parte de su corazón quería que ella escuchara esto.

-Yo… maté a alguien.

Fue solo un instante, pero los ojos de Satsuki se entrecerraron como congelados.

-Descubrí que tenía esta cosa del Fin Sin Fin antes de convertirme en un Terminal, así que me descuidé un poco. No me refiero a meterme en peleas. Era un peligro simplemente por vivir como siempre. Como alguien que ve la televisión felizmente sobre una munición sin detonar, vivía una vida que ignoraba todo peligro a mi alrededor. Es decir, no podía morir, pasara lo que pasara.

Satsuki no dijo nada.

Agitó su gyudon en silencio.

-Fue entonces cuando sucedió. Creo que fue poco después de que pasara a la preparatoria. Cuando iba camino a la escuela como siempre, no sé cómo sucedió, pero un auto venía directo hacia mí. Era por la mañana, así que supongo que estaban somnolientos en lugar de borrachos. Aun así, no tenía miedo porque sabía que no moriría, pasara lo que pasara.

-¿Y? ¿Fue ese conductor al que mataste?

-Mi respuesta aún no está terminada.

-Voy a eliminar una de las preguntas que me has hecho.

-Ah, ya veo. Bien, entonces. En fin, el conductor no murió. Y estoy bien, como puedes ver… Hubo una verdadera idiota que salió corriendo a salvarme.

Se mordió un poco el labio.

-¿Lo entiendes, verdad? No puedo morir pase lo que pase. Me quedé ahí parado porque lo sabía, pero entonces alguien salió corriendo y recibió un golpe justo delante de mis ojos. Eso la convierte en una auténtica idiota.

Satsuki añadió más jengibre encurtido.

-¿Estás diciendo que la mataste porque murió por ti? -Satsuki le guiñó un ojo. -Por cierto, eso simplemente anula tu ‘lo entiendes, ¿verdad?’

-No, esto no es tan aburrido. Si simplemente hubiera muerto, sería mucho más fácil para mí. -Kyouichirou parecía estar mirando fijamente algo que solo él podía ver. -Esa idiota perdió el brazo derecho y la pierna izquierda. Sigue atrapada en una cama de hospital.

-…¿Estás diciendo que mataste a esa persona?

-Con eso ya estaremos a mano, Satsuki. …Y no, no lo hice. No tengo por qué hacerlo. Nunca se quejó ni mencionó nada sobre problemas financieros. Y por eso fue un final tan horrible.

¿Entiendes?

Se sintió abrumado por la culpa, empezó a sospechar demasiado de todo y sintió el dolor en las entrañas de tener que disculparse, ya que era su culpa. Entonces, ¿entiendes el infierno que encontró en esa habitación de hospital?

¡Oh, ahí estás! ¡Llegas tarde! ¿Cómo has estado?

Habría sido más sencillo si ella lo hubiera maldecido y hubiera dicho que era su culpa. Habría ayudado mucho si le hubiera guardado rencor y le hubiera dicho que lo mataría.

¿Mmm? ¿Lo sientes? ¿Por qué?

Pero le dedicó la sonrisa más feliz imaginable.

Eso no importa, juguemos videojuegos. Anda, videojuegos.

Había perdido un brazo y una pierna y nunca más podría moverse de esa cama.

Y, sin embargo, esa chica con la bata quirúrgica lo miró directamente a los ojos y confió en él.

Espera, ¿adónde vas? Volverás, ¿verdad? ¡Vamos, al menos di que me traerás un melón la próxima vez!

Así que había huido.

No porque la chica con solo la mitad de sus extremidades fuera fuerte, sino porque no podía perdonar su propia debilidad por no poder confiar en eso. No podía confiar en sí mismo después de haber arrojado a alguien al infierno mientras él seguía viviendo como siempre.

-Eres fuerte. Simplemente usas tu fuerza de forma incorrecta.

-¿...?

-Si tienes una queja con el mundo, es correcto actuar de inmediato y resolverla como lo hiciste. Pero la gente como nosotros no puede hacer eso. Es porque intentamos seguir adelante incluso mientras desesperamos en el mundo que terminamos matando algo.

-¿En serio? Me parece que eres muchísimo más fuerte que yo. Le robas a alguien su futuro y sus sueños, y aun así aceptas ese pecado sin reservas y sigues viviendo. Yo simplemente no soy lo suficientemente fuerte para hacer eso.

-…¿De verdad?

-Bueno, al final ambos estamos equivocados.

-No es frecuente encontrar algo con extremos tan opuestos.

Dicho esto, Satsuki le dedicó una sonrisa tan leve que era prácticamente imperceptible.

Kyouichirou finalmente comenzó con su gyudon mientras pensaba.

Pensó que necesitaba decirlo. Respiró hondo otra vez, ignorando al empleado de medio tiempo de la tienda de gyudon, cuya mente se había congelado por completo mientras discutían algo de un mundo completamente distinto. Y formuló la única pregunta que había decidido desde el principio.

-¿Por qué quieres matar gente?

-Antes que nada, lo que yo mato no son personas. Pero responderé asumiendo que tú las consideras personas.

Satsuki respondió sin dudarlo. Y no estaba nada nerviosa. Realmente era diferente a Kyouichirou. No debía sentirse culpable ni avergonzada por su razón.

¿O se sintió obligada después de que Kyouichirou le diera su respuesta honestamente?

Clavó los palillos en el centro de su gyudon.

-¿Crees en fantasmas?

-No. ¿Y eso era una pregunta?

-Sí. Y con esa respuesta termina tu turno, así que no te preocupes. Supongo que quieres saber si creo en ellos, pero no puedo darte una respuesta simple de sí o no.

-¿?

-Solo vi uno una vez.

Satsuki entrecerró los ojos como si hablar de fantasmas la llenara de nostalgia.

Satsuki entrecerró los ojos como si hablar de fantasmas la llenara de nostalgia.

-Fue alguien a quien maté. Un solo 'humano'. A diferencia de las cosas que normalmente mato, este era un humano auténtico y honesto. Fue la misma persona que maté por error. -Habló con voz cantarina. -Quizás confundí lo que vi. Y tal vez estaba bajo tanta presión que vi lo que no estaba. Pero si de verdad sigue existiendo como fantasma, entonces…

Satsuki dijo “me salvaría” como una niña.

Debía de ser alguien importante para ella. Y lo había matado por error. Kyouichirou no tenía ni idea de a quién había matado ni en qué circunstancias, pero pensó que sería un error preguntar.

Así que pensó en el futuro en lugar del pasado. Satsuki decía que nada podía cambiar el hecho de que había matado a esa persona, pero si había una vida después de la muerte y esa persona era feliz allí, entonces tal vez eso la salvaría un poco.

Y así mató.

-Solo me los he encontrado una vez. Intenté crear la misma situación incontables veces, pero fue en vano. Así que experimento. Si los fantasmas de otras personas existen, entonces puedo demostrar que también existen como fantasmas.

Era un experimento, así que tenía que repetirlo una y otra vez. Era un experimento, así que incluso si la detenían a mitad de camino, habría una próxima vez. Por eso había dejado de matar solo por algo que dijo Kyouichirou.

-…Chica estúpida.

Y así habló Kyouichirou.

-Conoces el dolor de matar a alguien y el sufrimiento de perder a alguien a quien quieres, ¿cómo puedes seguir diciendo eso?

-Como dije, es para experimentar.

-Tiene que haber otras maneras de experimentar.

-Sí, y he elegido un método entre los muchos disponibles. Porque matar va conmigo.

Kyouichirou se quedó atónito.

Sentía que debía haber innumerables maneras de comprobar la existencia de los fantasmas. Entonces, ¿por qué elegiría ella intencionadamente un método que continuamente desenterraba su trauma?

-Oh, no te equivoques. Yo no soy como tú.

‘Obviamente’, pensó Kyouichirou.

-A diferencia de mí, tú todavía puedes salvarte. -Añadió.

‘Obviamente’, fue lo último que pudo pensar esta vez.

En definitiva, esta chica de pelo verde estaba desenterrando su propio trauma para asegurarse de no olvidar nunca a esa persona. Su método podría ser terriblemente erróneo, pero Satsuki en esencia buscaba la salvación.

-Debes ser la segunda persona con la que hablo tanto desde hace tiempo.

Solo estaban charlando en una tienda de gyudon, pero la chica de pelo verde entrecerró los ojos al decir eso.

El verdadero error fue que no tenía a nadie que le señalara un error tan simple.

Y ahora que lo he notado, tengo que decírselo, comprendió Kyouichirou.

-No te resfríes, ten cuidado cuando salgas de noche, no mates gente y no uses pantalones debajo de la falda.

-Parece que hay algo de ruido mezclado con tus palabras, pero es demasiado ruido para entender el mensaje original. Por favor, llámame si pasa algo. Probablemente valga la pena ir corriendo.

-Uff. Deja de actuar el padre de alguien cuando eres tú quien está justo en medio de tu fase rebelde. Y solo puedo medirlo a simple vista, pero con 73 cm, esta tabla de planchar de ahí no se considera pecho. Es bastante triste cuando la medida de tu busto es menor que la mía. No estarás buscando una revelación impactante de que en realidad eres un chico, ¿verdad?

-Qué grosero. Miden 76 cm.

-…(¿Y eso cómo cambia algo?)

-…Eh, me gustaría corregirme. A, eh, unos 78 cm.

-…… -Kyouichirou miró fijamente al cielo nocturno. -Oh, es la constelación del cisne.

-…¿80?

Le dio unas palmaditas a Satsuki en ambos hombros.

-¿Quieres llorar?

-¡!


Después de que la hiciera perseguirlo un rato, Kyouichirou y Satsuki se separaron frente a la tienda de gyudon.

Solo había logrado preguntarle el motivo y no había logrado detenerla. Pero sentía que detenerla no sería tan difícil. Su objetivo no era matar, así que si alguien le decía que parara, lo haría. Simplemente no había tenido a nadie a su lado que le dijera que parara.

-¿En qué estoy pensando?

Frunció el ceño ante el pensamiento que le recorría la mente. Imaginaba un futuro feliz en el que se quejaba mientras una chica ignorante del mundo lo arrastraba. Ese futuro nunca podría suceder. Un Terminal como Kyouichirou nunca se quedaría con alguien "para siempre".

Ese futuro no podía suceder. Mientras caminaba por el distrito comercial, decidió que tenía que detener a Satsuki a un nivel lo suficientemente fundamental como para que se detuviera incluso cuando él no estuviera y ella estuviera sola. Pero eso era completamente posible. En realidad, solo tenía que dar una respuesta clara sobre la existencia de fantasmas. Y como Satsuki inconscientemente esperaba que los fantasmas existieran, engañarla podría ser suficiente. Pero ella también había dicho algo sobre tener licencia de alguna organización, y eso parecía ser lo más problemático. Una parte de él quería unirse a eso. Después de todo, no podía morir, así que al menos por un rato, podría reírse con Satsuki y...

-No, para. No puedo. No pienses más en eso. -Se tocó la sien como si reprimiera un dolor de cabeza. Hiciera lo que hiciera, sus pensamientos seguían deslizándose hacia una dirección más feliz. No podía avanzar. Su cerebro le decía que se destruyera. Pero una parte de su cuerpo no quería ser destruida si eso significaba involucrar a Satsuki.

…¿Qué es esto? Es como si no pudiera hacer nada más hasta que haya llevado esto de Satsuki hasta el final.

-…Qué fastidio. ¿Qué me pasa?

Kyouichirou y Satsuki vivían en mundos completamente opuestos. El mundo en el que ella vivía probablemente era un infierno más allá de lo que él pudiera imaginar.

Pero por alguna razón, sonrió.

-Pero aun así, sobreviviré a todo al final.

-Ay, ay. Ahí es donde te equivocas♪

Estaba impactado.

Miró hacia atrás sin pensar. Alguien se había acercado silenciosamente, lo suficiente como para besarla con un leve movimiento de cabeza. Estaba demasiado cerca para que pudiera enfocar bien la vista.

Pero sabía quién era.

-Necesito agradecerte por salvarme, así que aquí tienes un regalo de alto voltaje♪

La Demonio Asesina conocida como Shizuna de la Electrocución sonrió.

Y con un golpe ensordecedor, Kyouichirou se desplomó en el suelo.


Kyouichirou despertó con un olor parecido al de gusanos friéndose en el pavimento tras ser arrastrados por la lluvia.

Parecía estar en un callejón estrecho. Podía notar que estaba sentado con la espalda contra una pared de concreto.

-…

No podía mover los brazos ni las piernas. Debió de haberse golpeado la cabeza contra el suelo porque sintió una extraña sensación de humedad en la parte posterior. ¿O había sido una corriente de alto voltaje? El hormigueo desapareció y no pudo determinar la causa.

Un olor extraño llegó a su nariz.

Provenía de dos trozos de carbón con forma humana que yacían con la cara sumergida en charcos sucios.

Uno era un chico con piercings y el otro con rastas, pero ya no había nada que mereciera la pena llamar "chico". Claramente, ahora solo eran cadáveres carbonizados.

-¡Ugh!

-Es horrible, ¿verdad? Achicharrar gente se supone que es el trabajo de Kaen-chan.

No podía mover la cabeza, así que no podía mirar a quien le hablaba de lado. Solo podía observar los dos cadáveres que yacían tras sus piernas extendidas.

Toda la piel de sus cuerpos estaba carbonizada. La piel endurecida se estaba agrietando y la carne visible en su interior estaba descolorida del mismo rosa que la carne de hamburguesa a medio cocinar. El de los piercings estaba en peor estado que el de las rastas. Era como si el metal incrustado en su cuerpo se hubiera convertido en un explosivo y le hubiera hecho estallar la carne y los huesos desde dentro.

Kyouichirou ni siquiera podía sentir lástima por los cadáveres que tenía ante sus ojos. Era como ver cerdo en el supermercado. Estaba tan destrozado que ni siquiera podía verlo vivo.

-Me pidieron que me divirtiera un rato con ellos, pero quizá fui un poco generosa. Kyah♪ Siempre soy yo quien se acerca a los demás, así que no estoy acostumbrada a que se me acerquen. Menuda comida.

Kyouichirou se estremeció. Por mucho que lo hubiera modificado, ¿de verdad era posible hacer tanto con una pistola eléctrica? Parecía que les había caído un rayo.

-Es un verdadero problema. Mi arma puede emitir hasta 650.000 voltios al quitarle el limitador. Si la disparo al aire durante más de dos segundos, destruirá la pistola eléctrica. Bueno, he oído que se pueden conseguir de hasta 800.000 voltios si te adentras en las profundidades de Akiba, pero ni siquiera yo estoy tan obsesionada con la potencia.

Oyó unos pasos. Dos piernas apartaron los cadáveres de una patada y se plantaron frente a él. Ella se agachó frente a él como si le hablara a un niño pequeño.

-Así que nos volvemos a encontrar, mi adorable, adorable conejito ♪

Shizuna, la Demonio Asesina de la Electrocución, sonrió. Parecía realmente feliz.

-¿Qué haces? -Kyouichirou hizo una mueca al sentir la herida en la nuca. “Pensé que no te gustaban los cadáveres heridos. Así que…

-¿Ah? ¿Te sientes superado por ese fracaso en el parque? Me encanta ese lado lindo tuyo. -La mujer de Electrocución se llevó una mano a la boca y sonrió levemente. -Y tienes razón. Si voy a conservar a alguien, no puedo permitir que su cuerpo sufra daños. Es una regla inviolable para mí.

Casi podía oír la sonrisa dibujándose en su rostro.

-Pero he renunciado a conservarte. Simplemente me divertiré contigo hasta que aparezca tu reemplazo.

¿Su reemplazo?

Una extraña inquietud creció dentro de Kyouichirou. Sin razón aparente, el rostro de esa chica de cabello verde le vino a la mente.

Shizuna presionó el pulgar contra el interruptor de la pistola eléctrica mientras disfrutaba de la expresión de su rostro.

Chispas estallaron en su cuello.

Todo su cuerpo se convulsionó. Era una sensación indescriptible. Lo mejor que podía hacer era compararla con sentir sus órganos sacudidos dentro de él. Sintió un escalofrío que le recorrió las manos y los pies, y luego perdió la consciencia como si se durmiera.


Una sensación hechizante lo atrajo de vuelta a la realidad al entrar en su boca. Unos labios lo rozaban. Y el aire entró en sus pulmones como si inflara un globo.

Antes de que se diera cuenta de que alguien le estaba haciendo el boca a boca, chispas estallaron de nuevo y su corazón se detuvo.


-¡Jaja...!

Esta vez, despertó con la extraña sensación de alguien presionando su corazón desde encima del pecho. Todo su cuerpo se estremeció. Era RCP. Antes de que pudiera decir nada, la pistola eléctrica liberó su voltaje reducido.

Shizuna de la Electrocución estaba literalmente jugando con su vida y su muerte. Era como darle a alguien un caramelo de la boca y luego quitárselo con la lengua y los labios. Mientras sus órganos temblaban irregularmente, Kyouichirou gritaba palabras sin sentido. La sangre se filtraba de lo profundo de su cabello.

-¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios, Dios! Supongo que ese tratamiento de primeros auxilios preparado a toda prisa no fue suficiente.

Kyouichirou respondió aturdido. Esto no salió de su mente. Era como usar preguntas capciosas para interrogar a alguien con una grave privación de sueño.

-¿Tratamiento...? ¿Lo... cosiste?

-¿Parece que tengo tanto conocimiento médico? Solo te puse cinta adhesiva en la cabeza. -Shizuna se tapó la boca con una mano. -Pero si ni siquiera te das cuenta, tu capacidad para sentir dolor debe haber desaparecido. Ay, Dios mío. Esto no está bien. Parece que aún quiero que sigas aquí más tiempo.

Las chispas borraron la sonrisa de Shizuna.

Mientras vagaba entre la vida y la muerte una y otra vez, Kyouichirou apretó los dientes. Esta vez, moriría. De verdad que se moría. El boca a boca y la RCP no siempre funcionaban. Si seguía exponiéndolo a la corriente de alto voltaje de la pistola eléctrica, finalmente fracasarían.

Había pensado que quería morir.

Debería haberlo celebrado. Debería haber estado feliz. Pero una parte de él no podía aceptarlo. Había algo que no le gustaba. ¿Por qué gritaba y por qué lloraba? No lo sabía. ¿Por dolor? ¿O por miedo? Sabía que no era ninguna de las dos.

Ya no sentía dolor ni miedo a la muerte. ¿Acaso era arrepentimiento? ¿No podía permitir que alguien más jugara con su vida? Pero tampoco era eso. Había intentado suicidarse con sinceridad, así que nunca vería valor en su propia vida.

-Entonces...

El verdadero error fue que no tenía a nadie que le señalara un error tan simple.

Había pensado esas palabras sobre cierta chica, pero también se aplicaban a él.

Además.

-¿Por qué estaba... intentando morir?

No había estado expiando sus pecados para morir. Había intentado morir para expiar sus pecados.

Si quería expiar sus pecados, necesitaba que alguien lo perdonara. No podía perdonarse a sí mismo, así que necesitaba que esa chica, esa víctima en la cama, lo perdonara.

¿Pero era ella el tipo de persona que sonreiría al ver morir a alguien? ¿Era tan despreciable como para pensar que él debería morir por un monstruo como ese?

-...Lo entiendes, ¿verdad, Kyouichirou?

Fue un error tan simple. Un malentendido tan simple.

Si de verdad estuviera pensando en lo que podía hacer por esa chica, no estaría haciendo nada tan ridículo como cortarse las venas o saltar de un edificio. Le estaría haciendo compañía mientras yacía aburrida en esa cama. Eso era todo lo que estaría haciendo.

Y no había necesidad de perdón cuando ella nunca había estado enojada, para empezar.

Lo entiendes, ¿verdad, Kyouichirou?

Por eso había huido. ¿Qué hacía allí?

¿Por qué recordaba todo esto justo ahora?

-En ese caso, no puedo morir tan fácilmente.

-Sí, y no puedo matarte.

Kyouichirou levantó la vista cuando el Demonio Homicida lo interrumpió de repente.

-Je… je, je. Sé lo que eres. He dominado y probado tantos tipos de muerte: veneno, ahogamiento, traumatismo contundente, pérdida de sangre, estrangulación, congelación y más. Y por eso conozco a los de tu tipo.

No entendía por qué sonreía. Su mente se paralizó como una computadora obligada a ejecutar un programa escrito en un lenguaje de máquina incorrecto.

-¿De verdad crees que alguien puede sobrevivir tragándose un frasco entero de medicina para el resfriado? ¿Puedes creer que alguien puede sobrevivir saltando de un edificio de cinco pisos y seguir respirando, ahorcándose y manteniendo su corazón latiendo, o cortándose las venas y seguir moviéndose?

El Demonio Homicida miró a Kyouichirou. Había una mirada de disfrute y fascinación en sus ojos, como si estuviera mirando dentro de la jaula de un zoológico. Casi como si él fuera algo aún más inusual que un Demonio Homicida.

-Así que no puedo matarte. No tengo forma de matar a alguien que no morirá después de todo esto. De hecho, nadie puede matarte.

Esbozó su mayor sonrisa.

-O sea, ¿cómo se supone que alguien va a matar a alguien que ya está muerto?

Sus pensamientos se detuvieron por completo.

Eran palabras tan poco realistas, pero tenían sentido para él. Había intentado suicidarse más de diez o veinte veces. Había sido realmente perturbador no haber muerto ni una sola vez.

No era que no pudiera morir, pasara lo que pasara.

Era simplemente que alguien no podía morir cuando ya estaba muerto.

Estaba muerto.

Era un fantasma.

-¿Pero… por qué?

¿Por qué se daba cuenta de esto ahora? Si no se hubiera dado cuenta de esto y no hubiera notado su error, podría haber estado con esa chica.

Esa era la verdad de su Fin sin Fin. Había deseado tanto el final, pero en realidad ya había terminado.

¿Crees en fantasmas?

Sí, pero eso no significaba que no quedara nada.

Solo vi uno una vez.

Ya se había encontrado con uno dos veces y él había demostrado que los fantasmas existían, así que ya no tendría que matar.

Puede que ya haya terminado para mí, pero ahora definitivamente la he salvado mientras se encuentra en la frontera entre la vida y la muerte.

Así que necesito sonreír.

-¿Pero por qué?

-¿Cómo voy a saberlo? -Shizuna sonrió levemente. -Hmph. Esa Reina Asesina. Oí que llevó a 37 Demonios Homicidas designados al Cero Absoluto, así que me preguntaba qué tramaba, pero parece que solo es una coleccionista normal. Qué aburrido. Pero…

Shizuna juntó las manos frente a su cara.

-Eso significa que puedo atraerla con este valioso objeto. Jejeje. ¡Qué ganas!

Kyouichirou estaba tan sorprendido que obligó a sus músculos a endurecerse a mirarla.

-Jejeje. No puede tender sus cuerdas en este callejón estrecho y tengo un plan secreto para ampliar mi alcance de tiro.

La mujer electrocutada sacó una pistola de agua. Era un rifle de bombeo antiguo que usaba la presión interna para disparar agua a varias decenas de metros.

El agua conducía la electricidad, así que si la combinaba con su pistola eléctrica…

-Maldición, qué razón tan vulgar. ¿De verdad crees que la venganza funcionará con ella?

-Oh, esto es aún más vulgar y simple de lo que crees. -Shizuna sacó su larga lengua. -Je, je. Es una pena haberte perdido, pero ¿no es ella aún más hermosa? Je, je. Ya veo por qué le dieron el título de Reina. Solo pensar en ella me pone los pelos de punta. No será fácil eliminarla sin hacerle daño, pero tengo que intentar conservarla.

Su larga lengua se arrastró por el aire.

-Me conformo con chicos o chicas siempre que los ame. Amaré cada centímetro de su cuerpo.

Aunque sintió un escalofrío, Kyouichirou sintió una extraña calma en el corazón. No sabía qué tramaba esta mujer, pero Kyouichirou y Satsuki se conocían desde hacía menos de una hora. Dudaba que ella corriera peligro por un desconocido como él. Y aunque lo hiciera, jamás lo encontraría en ese callejón.

¿Por qué creía esta mujer que él serviría de cebo? Cerró los ojos. Realmente no podía entender lo que estaba pensando este Demonio Homicida. Ni quería entenderlo.

-Ah, y ahí está.

Realmente no quería entender. Abrió lentamente los ojos y miró hacia la entrada de la trampa del Demonio Homicida. Esa princesa asesina, que dominaba la técnica de aplastar a la gente hasta la muerte, entró silenciosamente.

Al final del callejón, más allá de la oscuridad, solo se veía una silueta, pero definitivamente estaba allí. Su mano derecha, baja, sostenía una cuerda de goma especial enrollada como un cable.

-Jeje. Sí, qué rabia tan pura. ¿Hice bien en dejar ese celular cortocircuitado? Te ves tan sudado que debiste haber estado corriendo por todas partes. Sí, perfecto para besar. Este chico era de primera, pero tú eres de primera entre los de primera. Es como si te hubieras perfeccionado con tanta muerte.

La silueta no dijo nada. Solo dio un paso al frente en silencio.

-¿Buscas a este chico? Solo me interesa su cuerpo y no me importa lo que haya dentro, así que puedes recuperarlo cuando termine. Ah, ya lo sé. Pondré sus cadáveres uno al lado del otro.

La silueta no dijo nada. Solo dio un paso más, como para salir de entre las sombras.

-¿Por qué tan callada? Ay, Dios. Ay, Dios, Dios. Supongo que los rumores de que eras el perro del NPSC eran ciertos. Qué lástima. Si fuera tu afición, sería muy divertido, pero es tan aburrido cuando solo es tu trabajo.

La silueta no dijo nada.

A cada paso que se acercaba, los detalles de su contorno y colores se hacían más nítidos. Parecía haberse derramado un cubo de un rojo pegajoso y brillante sobre la cabeza.

Y apareció silenciosamente frente a Kyouichirou y Shizuna.

-Te dije que me llamaras si pasaba algo.

Su cabello verde estaba teñido de rojo sangre.

Algo metálico cayó al suelo con un ruido metálico.

Era un bote de tinte rojo. Debió de no haberse lavado ni siquiera el pelo, porque ese cabello verde brillante ahora tenía mechones rojos pegados como barro.

-Así es como me siento ahora mismo. De verdad.

Su voz monótona era inusual.

Ni siquiera se había lavado el tinte rojo y goteaba, manchando sus mejillas y ropa, pero Satsuki ni se inmutó.

Parecía teñida por el infierno e ignoró al Demonio Homicida para mirar a Kyouichirou.

-Por favor, no me hables con descuido… No estoy segura de poder contenerme.

El resto no tardó ni diez segundos.

Con un movimiento rápido de su mano derecha, la cuerda de goma especial de la Reina Asesina la azotó como un tornado y se enredó en las tuberías y paredes de los edificios para crear una barrera.

Con un movimiento rápido de su mano izquierda, la Demonio Homicida apretó el gatillo de su pistola de agua.

Quizás para protegerse del líquido desconocido, Satsuki soltó por reflejo la goma especial contra la columna de agua horizontal que volaba hacia su cara. La columna de agua se dispersó como si hubiera explotado y cubrió la cuerda de goma especial.

Shizuna sonrió y preparó la pistola eléctrica en su mano derecha.

-No es bueno...

Kyouichirou movió la boca de inmediato. Aunque la goma fuera aislante, sería inútil si estuviera cubierta de agua. Si una sola chispa tocara un extremo de la cuerda, la reacción en cadena le quemaría la muñeca a Satsuki.

Recordó el término 650.000 voltios.

Shizuna sostenía la pistola de agua en la mano izquierda y apuntaba a Satsuki mientras sostenía la pistola eléctrica junto a ella con la derecha. Si apretaba el gatillo, una corriente de alto voltaje atravesaría la columna de agua que partía el aire. Con su defensa mojada y, por lo tanto, completamente inutilizada, Satsuki se electrocutaría.

Obligó a su cuerpo inmóvil a moverse y apoyó una mano en la pared.

-¡—————————Satsuki!

Y se apartó de la pared que tenía detrás.

Shizuna apretó el gatillo sin miramientos. La columna de agua voló directamente hacia Satsuki y la golpeó de frente. El agua se dispersó al chocar con ella.

O debería haberlo hecho.

Pero Kyouichirou intervino. No pudo evitar que Shizuna apretara el gatillo ni decirle a Satsuki lo que iba a pasar, pero logró saltar frente a la columna de agua.

El agua pareció explotar al impactarlo. Un impacto increíble lo estrelló contra la pared de concreto y se deslizó de vuelta al suelo.

Aun así, sonrió.

Su vida ya había terminado, pero aún había podido proteger algo.

Debería haber podido sonreír.

-Te dije que no me hablaras, estúpido!

Pero las palabras estallaron en la boca de esa Killer Queen.

Eran las palabras puras y emocionales de una niña desobediente.

Shizuna rió y volvió a presionar el gatillo. Él pudo haberlo detenido una vez, pero ella podía intentarlo tantas veces como fuera necesario. Y apretó el gatillo de nuevo para “preservar” a Satsuki de la misma manera.

Pero Satsuki devolvió las intenciones… aumentadas 10 veces.

La barrera de goma especial que la rodeaba se volvió aún más compleja y ella se subió a ella. La barrera crujió. Era una honda. Y la barrera de goma multicapa reaccionó al paso desde arriba lanzando a la chica muy por encima.

Una vez que la columna de agua finalmente salió disparada por los aires, la Killer Queen ya no estaba allí.

-¿¡Qué…!?

Shizuna levantó la vista sin pensar. Un rectángulo de cielo oscuro se veía entre los edificios. Satsuki debería haber estado allí, pero se había desvanecido en la oscuridad. Al parecer, había volado más de cinco pisos.

¿Qué intentaba hacer? El suelo era asfalto. Puede que haya esquivado el ataque de alto voltaje, pero Shizuna solo tenía que esperar a que la chica se estrellara contra el suelo y se convirtiera en un desastre irreconocible.

A menos que hubiera algún tipo de colchón sobre el que aterrizar.

-¡...!

El cuerpo blando de Shizuna se estremeció y apuntó la pistola de agua hacia arriba. Vio su cabello rojo ondear como llamas en la oscuridad. Dispararía a la chica antes de acertarle de lleno. Apretó el gatillo, pero el movimiento de todo el cuerpo de Satsuki ya había superado con creces el del dedo índice de Shizuna.

Satsuki no solo caía. Fue atrapada por la goma especial que se extendía a gran altura y su velocidad se duplicó al caer del cielo.

Fue una tontería. Shizuna de la Electrocución pensó que había tendido una trampa, pero solo había estado esperando dentro de una trampa aún mayor. Estaba atrapada en una telaraña de goma especial que se extendía por todo el callejón.

Satsuki la golpeó.

Colocó sus piernas sobre los hombros de Shizuna y aplastó el cuerpo de la Demonio Homicida como si la tirara al suelo. La suave masa de carne y sangre había absorbido todo el impacto, así que miró en silencio a Shizuna.

La Demonio Homicida también guardó silencio.

Aquel monstruo que no comprendía el dolor ajeno parecía igualmente ignorante de su propio dolor. Ignoró sus brazos destrozados y miró a la Killer Queen, de pie bajo la luna.

-¿Por qué... no me mataste?

Entrecerró los ojos. Sus mejillas se sonrojaron. Trozos de hueso y sangre roja brotaban de sus hombros destrozados. Y, sin embargo, Shizuna habló con la calma que su nombre sugería.

-Si me hubieras aplastado la cabeza, habría muerto al instante. Y se supone que eres uno de los Demonios Homicidas que dominan una de las 72 causas de muerte. Además, te dieron uno de los nombres: Killing Device, Killing Machine, Killer Princess, Killer Taboo, Killer Formation, Killer Queen y el perdido Killer of God[3]. Eres un punto del heptagrama modificado que señala a los siete grandes demonios. Nadie así de especial dejaría pasar semejante oportunidad.

La pistola aturdidora y la pistola de agua se deslizaron por el suelo. Dejar caer el arma fue como perder la vida a manos de un Demonio Homicida. Había sido derrotada por completo, pero la respiración de Shizuna era tranquila.

-Jeje. ¿O es que esto lo haces por diversión? ¿O es por ira? ¿Te enfadaste porque un Demonio Homicida de mi nivel estaba a punto de robarte tu conejo? Pero, Killer Queen, destruirme por completo no tendría sentido. Conoces la muerte lo suficiente como para entenderlo, ¿verdad? Derramar sangre y destruir el cuerpo va en contra de mis reglas. La herida en su cabeza fue un accidente.

Satsuki no dijo nada. Shizuna casi parecía hablar consigo misma, pero se detuvo de repente.

-…Di algo.

Se mordió el labio con calma.

-¡Date el gusto de ser superior! ¡Tiembla de éxtasis! ¿¡Acaso eso no es solo ser amable con los muertos!? Estás matando mi Electrocución, ¿por qué eres tan insensible? ¡Solo… solo di algo, Killer Queen!

-¿Por qué?

Su voz hizo que Shizuna se estremeciera.

No había ninguna intención asesina evidente en ello. No había resentimiento gélido ni alegría ardiente. Era simplemente un sonido. Una voz sin emociones. Porque…

-Si vives o mueres, no importa.

Esto ni siquiera estaba al nivel de decidir aplastar al insecto que se arrastraba por el suelo.

Fue como pisarlo accidentalmente al cruzar la habitación. Esa era la falta de peso en las palabras de la chica.

-¿Qué…? -Los músculos faciales de Shizuna se contrajeron. -Yo… yo mato porque los amo. Los amo tanto que no puedo contenerme y no puedo pensar en nada más, así que los mato. Los demás Demonios Homicidas son iguales. Los amamos, los odiamos, queremos arrebatárselos o no podemos perdonarlos. Sabes que todos los Demonios Homicidas consideran que matar es lo más importante y que las vidas humanas son lo más preciado.

Killer Queen no dijo nada. Siguió mirando a la mujer con desinterés.

-¿Qué eres? Ya no eres un Demonio Homicida. Pongo mis sentimientos más preciados en el acto de matar para poder seguir pensando siempre en la gente que mato... Puedo perdonarme por matar. Pero tú... -Shizuna negó con la cabeza. -Eres diferente. Yo no soy como tú. No mato a la gente como si fuera basura. No, solo 'mato', así que no puedo 'destruir' a la gente como tú... No estoy tan rota.

-Somos iguales. -La voz era más fría que la de un cajero automático. -Una vez que te hayas dado cuenta de que eso no tiene sentido y de que no salvará a nadie, habrías llegado al mismo lugar que yo, sin importar qué.

Podría matarlos. Podría amarlos, abrazarlos, preservarlos, adquirirlos, disfrazarlos, fotografiarlos, frotarles la mejilla, acariciarles la cabeza, olerles el pelo o morderles suavemente el lóbulo de la oreja.

Pero nada de eso llegaría a los muertos.

Los sentimientos de ese Demonio Homicida nunca los alcanzarían.

No la amarían. No la odiarían. No mostrarían su ira, ni su alegría, ni sonreirían por ella, ni llorarían por ella, ni se sonrojarían por ella, ni lucharían contra ella.

Los muertos eran simplemente los muertos.

Y una vez que se dio cuenta de eso…

Una vez que comprendió que ninguna sofistería ni excusas llegaría a los muertos…

Solo un destino la esperaba.

La diferencia entre Satsuki y Shizuna era solo una cuestión de tarde o temprano.

-No… No quiero caer tan bajo. Quiero seguir siendo humana.

-…

-¿Por qué no dices nada? -Lloró Shizuna como un bebé. -Por favor. Dime que no soy como tú. Sólo dime que no estoy tan rota. Por favor, por favor… ¿Por qué no dices nada?

-Oh. -Por primera vez, la emoción llenó sus ojos. -Solo pensaba que me había topado con una criatura realmente ridícula. No me hagas caso.

Algo zumbó en el aire y una barrera de goma especial se instaló alrededor de Killer Queen.

Shizuna de la Electrocución solo negó con la cabeza débilmente, como un conejito.

Aun así, la mirada de la chica no vaciló.

Los sentimientos de la muerta no conmovieron a la Reina Asesina.


-...Así que ese es el sueño que tuve.

-¡Este no es un final de 'todo fue un sueño'! ¡Deja de asustarme con tus conversaciones dormidas y despierta!

Kyouichirou vio a Satsuki frente a sus ojos. Debía haberse vuelto a teñir el pelo, porque el rojo sangre había vuelto a su verde semáforo. Así debía sentirse ahora. Vio un bote de tinte verde en el suelo y su pelo desprendía una luz brillante. Más que dañarle el pelo, empezó a preocuparse de que se quedara calva. Negó con la cabeza con calma y miró a su alrededor. Shizuna yacía desplomada en el sucio callejón. Sus brazos estaban completamente destrozados, pero su pecho subía y bajaba con regularidad.

-¿Está... viva?

-¿No te dije que lo que mato no es a humanos? ¿Te metió un electrodo en el cerebro?

No es humano. Entonces, ¿qué había matado?

Solo entonces se dio cuenta de algo. Con los brazos destrozados, Shizuna jamás podría volver a usar una pistola eléctrica. Debió de sentir un terror increíble, pues su rostro estaba congelado en una expresión de desesperación mientras yacía desmayada en el suelo. No sabía qué había sucedido, pero dudaba que ella merodeara por las calles de noche mientras la Killer Queen conocida como Satsuki estuviera presente.

¿Qué era esto?

¿Acaso Satsuki había dejado con vida a la humana y al Demonio Homicida... y solo había matado su retorcido deseo de matar?

No al asesino.

¿Sino el corazón de matar?

-Espera... ¿entonces qué era eso de los experimentos?

Si hubiera experimentado para ver si existían fantasmas, la gente habría tenido que morir.

-Sí. Siempre fallaba al final, lo cual era un verdadero problema. Ninguno de esos experimentos ha tenido éxito... Por mucho que lo intentara, nunca había podido matar ni a una sola persona.

Satsuki entrecerró los ojos con calma, como si recordara algo nostálgico.

Kyouichirou sintió un dolor sordo en el centro del pecho.

Sus arrepentimientos se desvanecían. El alivio trajo consigo una suave somnolencia que le robaba la consciencia.

Era hora de despedirse.

-Je. Ja, ja. Bueno, solo tengo una buena noticia, Satsuki. -Tuvo que tener mucho cuidado para no llorar. -Existen. De verdad que viste a uno.

Después de todo, otra estaba justo frente a ella. Los fantasmas sí existían. Intentó decirlo, pero algo se le atascó en el pecho y no le salieron las palabras.

-Ja. Qué patético. Salvé a una y pierdo a la otra. Satsuki, para compensarme por salvarte, ¿puedes hacer algo por mí? Hay alguien a quien… todavía no he salvado.

-¿A la chica de la cama?

-Sí. En realidad no tienes que hacer nada. Solo quédate a su lado y escúchala. Eso debería bastar para salvarla. Es todo lo que tienes que hacer, pero ni siquiera pude. Soy realmente patético. -Todavía sentado en el suelo, miró a Satsuki a la cara. -Ah, cierto. Nunca te dije su nombre. Es…

-No hace falta. ¿Por qué tengo que lidiar con eso?

Se quedó atónito.

-Eres una criatura realmente ridícula. Necesitas grabarte ese precioso nombre en el cuerpo. Si estás dispuesto a decírselo a cualquiera, difícilmente podrás llamarlo precioso.

-E-espera... ¿No lo entiendes? -Se le trabó la lengua. -Alguien que se cortó las venas, se ahorcó, saltó de un edificio, tomó una sobredosis de medicamentos y estuvo expuesto corrientes de alto voltaje, no hay forma de que esté vivo. Está muerto. Es un fantasma. ¡Eso es lo que soy! ¡Por eso soy el Fin sin Fin! ¡Porque ya he llegado al punto Terminal!

-Perdona, pero ¿cuánto pesas?

-¿¡Qué!?

¿¡Y este acoso sexual al azar!?

-Solo dime… Por tu complexión, calculo que pesas unos 60 kg. Eso significa que tienes unos 5 litros de sangre. Con esa cantidad, necesitas perder 1,5 litros para que la pérdida de sangre sea letal. -Satsuki lo miró con la misma frialdad con la que miraría a un ladrón de bragas. -¿De verdad perdiste suficiente sangre para llenar una botella grande? ¿Perdiste 1,5 kg de peso con un solo cúter? Además, a menos que te cortaras la muñeca entera, no podrías perder tanta sangre tan fácilmente.

-E-espera, espera. ¿Y qué hay de ahorcarme?

-Bueno, en ese caso. Alguien te salvó después de que te ahorcaras, ¿verdad?

-¿Hm? Sí. ¡Pero fueron 7 minutos enteros después!

-Los humanos pueden vivir 10 minutos sin respirar. Tuviste suerte de no romperte el cuello ni de constreñirte la arteria carótida.

-¡Espera! ¿Y qué me dices de cuando salté de un edificio de cinco pisos? ¡Abajo había asfalto!

-Quizás tengas huesos y articulaciones frágiles. Hay un registro de un niño pequeño que sobrevivió ileso tras caerse de un edificio de siete pisos.

-¿Y qué hay de la medicina para el resfriado? Vacié toda la botella en un tazón y me la comí con leche como si fueran cereales, ¿así que cómo?

-¿Venía esa medicina para el resfriado en cápsulas? La leche es alcalina, así que neutraliza el ácido estomacal. En resumen, imagino que las cápsulas pasaron por tu estómago antes de disolverse. Tienes que leer la etiqueta de advertencia, estúpido.

-¡Al diablo con esto! ¿Y qué hay de la pistola eléctrica? ¡Shizuna de verdad intentaba matarme con la corriente de alto voltaje que me afectó!

-Ya te habían afectado algunas corrientes. Quizás tu corazón había desarrollado arritmia y ese golpe final lo normalizó. ¡Qué terapia de choque tan ridícula!

Kyouichirou se recostó contra la pared de hormigón como si un espíritu maligno lo hubiera abandonado. Miró a Satsuki con la mirada perdida y habló.

-Entonces... entonces soy...

-¿Solo un humano? Sí. Qué tontería. No sé qué te dijo esa loca Demonio Homicida, pero no la tomes en serio. Fantasmas...

Satsuki se mordió el labio.

-Claro que los fantasmas no existen.

Eso la habría tranquilizado, pero se aseguró de decirlo ella misma. Mientras se resignaba y se liberaba de algo, le sonrió a Kyouichirou. Sonrió por él.

-Bueno, entonces. Para asegurarnos de que no te conviertas en un fantasma pronto, necesitamos llamar a una ambulancia. Y necesitas prepararte. Así como yo resolví mi problema, tú necesitas resolver el tuyo.

Al oír eso, Kyouichirou cerró los ojos como si fuera a dormirse.

Sí, es cierto. Me llevarán al hospital y ella estará allí. Esa pequeña demonio del optimismo que sigue sonriendo incluso sin un brazo ni una pierna. Probablemente siga en la cama sin nada que hacer, esperando a que aparezca. Eso es todo lo que es.

Eso sí que era una situación desesperada.

Su visión se oscureció como para mostrarle lo que sentía en su corazón.

Y mientras intentaba encontrar una excusa para llegar tan increíblemente tarde, seguía sintiendo que estaba viviendo un sueño feliz.

Justo antes de desmayarse, tenía que preguntar algo.

-Oye, Satsuki. ¿Por casualidad, decidiste no ignorarme cuando Shizuna me atacó?

-No bromees.

  1. Como comentario casual, difícilmente la electrocución produce una muerte inmediata que no provoque que el cuerpo se contraiga y convulsione, o que no deje quemaduras.
  2. Evidentemente, Killer Queen significa Reina asesina, y lo conservaré así cuando se hable de títulos o pronombres, pero como característica prefiero usarlo en español, especialmente si es en medio de una conversación.
  3. En orden serían, Killing Device=Agente Homicida, Killing Machine=Máquina Asesina, Killer Princess=Princesa Asesina, Killer Taboo=Tabú Homicida, Killer Formation=Formación Asesina, Killer Queen=Reina Asesina, y Killer of God=Homicida de Dioses.
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