A Simple Survey:Volume1 Video 20

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search

Video 20: Todo tipo de ofrendas[edit]

Cuando regresé de la excursión escolar de estudios sociales a Kioto, me encontré con una chica desconocida en mi habitación.

Parecía muy japonesa.

Sin embargo, parecía más extravagante que una simple sacerdotisa.

-¡Ah! ¡No puedo creerlo! Decía la verdad. Me tienes a mí, ¿cómo puedes volver a casa oliendo a otra mujer como si nada hubiera pasado?

-...Eh, ¿quién eres?

-¡Sakuya! ¡Konohana Sakuya-hime! ¡No te dejaré decir que no sabías que me veneran en el santuario del barrio! Me rezas durante tu visita de Año Nuevo al santuario cada año, ¡y fue gracias a mi protección divina que aprobaste tus exámenes de admisión a la secundaria! Y aun así... Y aun así... ¡Bah! ¡No puedo creer que uno de mis preciados adoradores haya sido seducido por una mujer que conoció en un viaje! ¡Me han engañado!

Parecía estar diciendo cosas horribles sobre mí, pero también parecía ser una diosa. Una diosa japonesa. ¿Pero qué era eso de que la engañaba?

-¡¡Ni se te ocurra decir que no sabes de qué hablo!! ¡¡Tienes el olor de la protección divina de otra diosa por todas partes!!

-¿Protección divina?

-¡Sí, protección divina! ¡Fuiste a varios santuarios sintoístas y templos budistas mientras hacías turismo en Kioto, ¿verdad?! ¡Y echaste un montón de monedas en todas sus cajas de ofrendas! Me han traicionado... Ya tenías una diosa como yo, ¡y aun así seguías por ahí recolectando protección divina de todo tipo de diosas! ¡No puedo creerlo!

Mientras Konohana Sakuya-hime (una diosa) gemía, no dejaba de rozarme los hombros y el pecho con violencia. Parecía como si intentara quitarse el polen de principios de primavera. Quizás intentaba quitarme el "olor".

Pero si no se permitían las ofrendas, ¿eso significaba...?

-Eh.

-¿¡Qué!?

-¿Por casualidad, yo tampoco debía comprar amuletos?

-¡Gyaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh! Apestar a la protección divina de otra diosa ya era bastante malo, pero ¿tienes un accesorio...?

-Pensé que sería un buen recuerdo de Kioto.

-¡Tienen cosas más seguras como las empanadillas dulces! Por cierto, ¡las prefiero crudas!

-Toma.

Le tendí una caja pálida a la extraña diosa. Eso pareció animar un poco a Konohana Sakuya-hime. Parecía considerarlo una ofrenda.

Mientras la diosa saboreaba el dulce japonés, dijo:

-La verdad es que pensar que 'también podrías' comprar un amuleto en un santuario es ridículo. Esas cosas distorsionan el camino de tu vida usando la protección divina del dios del santuario. Si compras uno sin un objetivo claro, acabarás descarrilándote del camino que estás siguiendo.

-¿No es mejor tener la mayor fortuna posible?.

-¡Tonto! Puedes desviarte del buen camino si las cosas salen demasiado bien. El trágico destino de un hombre que gana la lotería es una historia común. Los japoneses tienen la desafortunada costumbre de solo confiar en los dioses cuando están en apuros, pero esa es la forma correcta de pensar cuando se trata de este tipo de artículos. En época de exámenes de admisión, compras un amuleto académico. Cuando buscas trabajo, compras un amuleto de negocios. Y si dejas embarazada a tu novia por accidente, compras un amuleto para un parto seguro. La función correcta de los amuletos es dar un impulso de buena fortuna en esos momentos de necesidad ocasionales. No son algo que se pueda comprar sin más y usar como correa para el móvil.

-Ah, ya veo.

-¡Y por eso voy a confiscar ese amuleto! Esto me indigna mucho. ¡No puedo perdonarte por cubrirte con el hedor de la protección divina de otra diosa!

La diosa me arrebató el amuleto de la mano, soltó un grito de ira y lo tiró a un rincón de la habitación. Pero entonces el amuleto empezó a brillar.

-Los celos de una diosa son un espectáculo horrible. Vas a causar desastres innecesarios, así que detente. -Dijo una nueva voz.

Con un ruido pegajoso, el brazo de una mujer salió repentinamente del amuleto, tan pequeño que ni siquiera cabría un celular. En un instante, le siguieron un hombro, una cara y todo el torso. Tras unos segundos, había salido una diosa entera.

Konohana Sakuya-hime chasqueó la lengua.

-¡Ahí estás, ladrona!

-Preferiría que me llamaras Kushinada-hime. Y estás siendo demasiado intolerante. No te enfades solo porque echó unas monedas en unas cajas de ofrendas durante un viaje.

-Este devoto siempre ha sido de los que se dejan llevar, ¡así que tengo que detenerlo mientras pueda! ¡Simplemente tira las monedas en la caja de la colecta junto a la caja de la tienda!

Levanté la mano e hice una pregunta.

-Tengo una pregunta. ¿No son las cajas de ofrendas y las cajas de colectas cosas completamente diferentes?

-La institución de ayuda a la infancia a la que se destina el dinero de la colecta es una rama de una organización budista. Así que, si lo miras con más perspectiva, es un tipo de ofrenda.

-También creo que recibe algún tipo de exención de impuestos por ser una organización religiosa. Pero, en cualquier caso, tengo la sensación de que la reacción de Konohana Sakuya-hime es algo así como una reacción alérgica…

-¡¿Qué?! ¿Y si te dijera que este devoto siempre tira monedas a una fuente cuando la ve?!

-Entonces sí que es culpable.

¿Eso me hace culpable? …Pero ¿por qué la gente sentía la necesidad de tirar monedas al agua de todos modos?

-Entonces, ¿qué haces aquí, Kushinada-hime-san?

-El ‘hime’ significa princesa, así que basta con mostrar respeto. No necesitas añadir el ‘-san’. Es como llamar a tu maestro ‘sensei-san’.

-De acuerdo, Kushinada-hime.

-¡Kyaahh! Dijo mi nombre sin ningún honorífico☆.

-¡¡Malditaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! -Gritó una enfurecida Konohana Sakuya-hime.

¿Me habían engañado?

Konohana Sakuya-hime señaló a Kushinada-hime.

-¡Viniste a decir que es tuyo, ¿verdad?! ¡Mientras yo estaba fuera por Kannazuki, te lanzaste descaradamente a robarlo! Volví corriendo tras oír una extraña fanfarronería en el Reino de Izumo, ¡y esto es lo que encuentro!

-Justo así. Y frotar la ropa de mi adorador no va a quitarle mi protección divina. Je, je, je.

-¡No es tu adorador! ¡Es mío!

El clamor debió de ser demasiado fuerte porque oí el sonido de una ventana de la casa de al lado abriéndose. Mi amiga de la infancia, Tanaka-san, una chica que iba a otra escuela que yo, asomó la cabeza.

-Oye, baja la voz. ¿Y dónde están esas empanadillas dulces crudas que me prometiste?

-Una diosa se las está comiendo.

Señalé y Tanaka-san abrió los ojos de par en par, sorprendida.

-¿¡Trajiste a dos diosas extrañas!? ¡Ni se te ocurra decir que son recuerdos de tu viaje!

Mientras tanto, las diosas se erizaron.

-¿¡Alguien que pertenece a un Inugami!? ¡¡No me digas que planeas oponerte a un dios verdadero con alguien así, perro!!

-Creo que un Inugami es más como un Youkai que un dios.

-¿Inugami? ¿De qué estás hablando?

Tenía un vago recuerdo de Tanaka-san teniendo un astuto golden retriever de edad desconocida llamado Jason-kun. ¿Se referían a eso?

-...A estas alturas, no me sorprendería que apareciera también un objeto espiritual.

-Esos tipos antropomorfizados son problemáticos. Causan un gran impacto con sus caracterizaciones.

Las dos diosas comenzaron a mostrarse cautelosas, pero ocurrió algo muy distinto a sus miedos.

De repente, una chica de piel morena y vestida como una bailarina atrevida irrumpió por la puerta sin llamar.

-Hola. Soy Lakshmi-chan, de la India.

-¡No cruces el océano así como así! ¡Nos esforzamos mucho por establecer un mundo japonés aquí!

-¿Eh? ¿Cuándo me toca a mí? -Gritó Tanaka-san, pero con todo lo demás, nadie le hacía caso.

-Je. El sincretismo del sintoísmo y el budismo ha llevado a que ambos se confundan, y el budismo y el hinduismo se han mezclado bastante en la India, así que hay una conexión. Y yo encajo perfectamente en la categoría japonesa gracias a Kisshouten de los Siete Dioses de la Fortuna[1].

-¡Tch! ¡Así que eres una diosa de la fortuna y muestras demasiada piel! ¡Qué mal momento para que aparezca una diosa tan formidable!

.Este nuevo personaje parecía sacado de una novela ligera que busca ventas tras haber intentado sin éxito contar una historia seria.

¿Pero por qué Lakshmi-san (una diosa) cruzó el océano para venir a mi casa?

Cuando pregunté, Lakshmi-san (una diosa de la fortuna) sonrió y dijo:

-Bueno, adorador...

-¡Es MI adorador! ¡No lo llames así!

-He venido a traerte desgracia.

-Oh, creía que eras una diosa de la fortuna.

-Mi hermanita Kokuanten es una diosa que quita la fortuna, pero no sirvió de nada porque solo se movía nerviosa y le daba vergüenza presentarse ante ti. Creo que se enamoró de ti. Por eso me han puesto a cargo de dar y quitar la fortuna cuando se trata de ti, adorador. Para ser sincero, estás tomando demasiadas diosas para ti☆ Si no se hace algo, podrías acabar en la cima de la humanidad y convertir a los 7 mil millones de habitantes de la Tierra en un solo pueblo unificado. Por eso estoy aquí para detenerte.

-Dices eso, pero simplemente planeas que tú y tu hermana rodeen a mi adorador en nombre de la vigilancia constante, ¿verdad?

-Claro. Las diosas también se exitan☆

-¡Maldita sea! ¡No digas eso con esa sonrisa tan grande!

-Jeje. Oh, adorador. ¿Alguna vez has querido acostarte con dos hermanas a la vez?

-¡No te dejes engañar! ¡Kokuanten puede ser una hermana menor, pero es famosa por ser increíblemente fea!

No.

Eh.

Tenía una pregunta sobre algo más.

-Kushinada-hime, viniste a mi casa porque hice una ofrenda en tu santuario, ¿verdad?

-También estaba el amuleto.

-Y Konohana Sakuya-hime, para ti fueron las ofrendas que hice cada año durante mi visita al santuario de Año Nuevo, ¿verdad?

-¡No olvides que esta tierra está bajo mi jurisdicción!

-Tanaka-san, ¿Cuál es tu razón?

-¡¿Eh?! ¿¡M-mi razón!?

A través de la ventana, vi a Tanaka-san, vacilante, intentando decidir qué hacer en la casa vecina, pero su golden retriever, Jason-kun, sostenía un cartel que decía: «Un Inugami trabaja para conseguir lo que su amo desea, y ese eres tú en este caso».

-Por último, Lakshmi-san, viniste a negociar mi fortuna, ¿verdad?.

-Sí.

-Entonces... eh....

-¿Qué? ¿Te preocupa algo?

Bueno...

Mentiría si dijera que no.

-Verás, visité muchos santuarios sintoístas y templos budistas mientras hacía turismo por Kioto.

-¿Qué hay de eso?.

-Si ofrezco ofrendas en todos esos santuarios y no solo en el de Kushinada-hime, ¿vendrán todas esas diosas a mi casa?

-…

-…

-…

-Mmm… -Dijo Lakshmi-san como si no tuviera nada que ver con ella. -Octubre está a punto de terminar y entonces todos los dioses de Japón regresarán a sus respectivas tierras desde el Reino de Izumo. Entonces, ¿de verdad van a regresar todos los dioses de este país?

Empecé a oír un gran ruido, como si una gran multitud gritara afuera.

El ruido parecía acercarse gradualmente.

Konohana Sakuya-hime y Kushinada-hime intercambiaron una mirada y hablaron.

-…Esto es la guerra.

-Sí. Una guerra ha comenzado.


  1. Seré breve, al mezclar religiones y culturas, resulta que Lakshmi, diosa de la fortuna y prosperidad de la India, se convierte en Kisshouten, hermana de Bishamonten, de los siete dioses de la Fortuna.