Epilogue – Los Dos Reunidos, los Dos que se Cruzaron Entre Sí

From Baka-Tsuki
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Cuando giró el glifo para llenar el balde de madera, Rentarō fue sorprendido por las gotas de agua fría que salpicaron hacia afuera.

La superficie transparente del agua reflejaba el cielo azul de arriba, temblando con una gama de colores debido a la luz.

Volteando su cuello noventa grados, vio pasar un avión con un gran estruendo a través del cielo del mediodía, dejando una línea recta por el lugar donde pasó.

Rentarō estaba en un cementerio muy cerca al Área exterior, rodeado de un bosque. El sonido de las cigarras era muy fuerte. Parecía como si el bosque estuviera gritando.

Levantando el ahora pesado balde de madera en su mano derecha, Rentarō regresó al cementerio con un diseño cuadrado. Pudo ver las figuras de las tres chicas.

Probablemente porque entendían que era un lugar solemne, Tina y Kisara estaban más reservadas que de costumbre. La normalmente enérgica Enju también parecía reservada, sin atreverse a correr o saltar por todos lados.

Rentarō y el resto de los miembros de Seguridad Civil Tendō miraron hacia la lápida y cambiaron el agua de la vasija, antes de colocar un ramo de flores purpura que consistía principalmente de campanillas.

Usando una cuchara de madera para regar agua sobre las lapidas, el grupo comenzó a decir sus condolencias.

—Lo siento por llegar tarde, Suibara y Hotaru.

Agachándose hasta la altura de las dos lapidas, Rentarō habló.

-Aihara Enju: Tasa interna de corrosión del virus Gastrea: 43,8% -Número de días estimados de vida: 496

Todo el incidente esencialmente había terminado.

Actualmente, los canales de televisión y sitios de internet continuaban reportando el incidente repetidamente.

Incluyendo al superintendente general, treinta policías habían sido encontrados culpables por inculpar a Rentarō por el asesinato de Suibara, junto a otros delitos que Rentarō había sacado a la luz, en este momento, la policía estaba tan caótica como un avispero.

Entre ellos, la gran mayoría habían sido castigados y enviados a la corte. Lo que pasara después dependía de su veredicto.

Los medios de comunicación no mencionaron ninguna palabra con respecto a la crianza y experimentación con Gastreas resistentes al Varanium.

Naturalmente, fue lo mismo con el Five Wings Syndicate quienes fueron el cerebro detrás de todo.

A pesar de que la derrota de Yuuga era un golpe para las ambiciones del Five Wings Syndicate, eso no solucionaba el problema de raíz.

Cuando Rentarō se infiltró en el laboratorio, todos los materiales de investigación ya habían sido destruidos. Casi todos los miembros de la organización eran esencialmente pequeños peones de la policía. En cuanto al padre e hijo Hitsuma, que tenían conocimiento sobre la organización, habían muerto de forma inesperada, por lo que, la investigación no pudo continuar.

Después de eso, Rentarō había visitado a Tamaki, Yuzuki y Asaka en el hospital. Tan pronto como abrió la puerta de la habitación, Asaka y Tamaki se arrodillaron en el suelo.

Rentarō recordó que ambos debían tener huesos rotos, pero la postura de Asaka era tan perfecta como un libro. En cuanto a Tamaki, que estaba junto a ella, su trasero tocaba el suelo y sus movimientos eran algo torpes.

—Ofrezco mil disculpas por ser engañado por la organización enemiga.

—Un hombre no hace excusas. ¡No digas nada y golpéanos!

En comparación a esos dos, Yuzuki estaba apoyada contra la pared de la habitación, hirviendo de rabia.

—¿No les dije que la policía parecía sospechosa…? Ustedes chicos tienen una percepción…

Originalmente serio, Rentarō no pudo evitar estallar en carcajadas debido a lo divertido que era la escena.

Entonces acaricio la superficie de su ojo artificial ligeramente.

El Terminal Horizon que había usado durante la batalla contra Yuuga no había aparecido de nuevo. Aun así, sus habilidades como francotirador habían mejorado de forma espectacular.

—Esto debería también...

Kisara colocó cuidadosamente el reloj de bolsillo como ofrenda en las tumbas.

En la parte interna de la tapa estaban talladas las palabras Siempre estarás en mi corazón.

Probablemente no lo había hecho a propósito, pero era casi como si Suibara hubiera presentido su muerte y dejado atrás unas palabras finales. Rentarō no pudo evitar sentir un nudo en su garganta.

Con el fin de proteger el Área de Tokio, Suibara y Hotaru habían sacrificado sus vidas.

Sin sus valientes acciones, el plan del Five Wings Syndicate probablemente habría sido imposible de detener.

Rentarō negó con la cabeza e interrumpió esos pensamientos.

—Vamos a regresar…




Kisara se quejaba porque la compensación de la policía había sido demasiado poca. Habiendo descansado en la IISO durante tanto tiempo, Enju parecía rebosante de energía. Tina parecía haber sido interrogada muy duramente, ya que se negó a decir ninguna palabra cuando Rentarō le preguntó sobre lo que le había pasado.

Debido al calor insoportable, Rentarō le pidió a Enju que comprara bebidas en una máquina expendedora que rara vez utilizaban, pero ella le jugo una broma y pidió café caliente para él. Cuando Rentarō retiro el anillo y tomó un sorbo, su lengua se sintió como si hubiera sido quemada por el infierno, por lo que se irrito mucho.

En el momento en que el grupo llegó a la oficina de Seguridad Civil Tendō, que probablemente extendería las horas de trabajo durante las vacaciones, Kisara hizo una mirada de sorpresa como si hubiera notado algo extraño.

—Oh, ese coche es...

Mirando hacia donde ella señalaba, Rentarō vio una limosina negra parqueada en el frente del Edificio Feliz.

Ellos también parecieron haber notado a Rentarō. Por lo que la puerta se abrió y una joven doncella rápidamente corrió hacia él.

—¡Satomi-san!

La chica, vestida en un traje formal blanco puro, era Seitenshi. Debido a que usaba tacones altos que no habían sido diseñados para correr en primer lugar, su rodilla se torció y tropezó.

Rentarō frenéticamente corrió para sostenerla en sus brazos, evitando que cayera al suelo.

—Hey, deberías ser más cuidadosa…

Rentarō estaba a punto de quejarse cuando vio a Seitenshi levantar la vista con los ojos húmedos, lo que causó que incluso olvidara lo que quería decir.

—Muchas gracias, Satomi-san. Estaba esperando en el coche, ya que parecía que estabas fuera.

Rentarō se rascó la cabeza, evitando su mirada.

—Uh, por cierto, ¿cuál es la razón por la que repentinamente viniste todo el camino hasta aquí?

Con las manos en su pecho, Seitenshi sonrió ligeramente y dijo: Ah, sí, entonces sacó un objeto de su bolso de cuero blanco y se lo entrego a Rentarō.

—Vine a devolverte esto, Satomi-san.

—¿Esto es...?

Rentarō lo recibió, mirando su propia foto. Había muchos detalles en una lista, incluyendo varios títulos y autorizaciones para portar armas de fuego. Parecía una tarjeta con un forro de cuero sintético.

Esta era, sin duda, la licencia de Promotor de Rentarō. Hablando de eso, Rentarō no la había vuelto a ver desde que se la entregó a Seitenshi en la Sagrada Residencia.

Lleno de emociones profundas, Rentarō sostuvo la licencia por un buen rato, incapaz de moverse.

Desde el primer momento en que la había adquirido, no la había llevado con ningún tipo de sentimiento.

Pero ahora que la había perdido y recuperado, sentía un chorro de emociones ardientes y pesadas desde su corazón.

Sintiendo que sonaría falso, sin importar lo que dijera, Rentarō cerró los ojos en silencio, exhalando por la nariz.

Cuando notó a Seitenshi sonriendo de manera acogedora, no pudo evitar mover frenéticamente su rostro.

—Pudo haberla enviado por correo. ¿Usted salió de la sagrada residencia sólo por esto?

—Entendiste mal... Eso no es todo, eso no es todo...

Seitenshi vaciló un momento antes de continuar mientras sostenía su falda con fuerza.

—Antes, cuando me dijeron que habías perdido la vida en el hotel, Satomi-san, el shock me hizo incapaz de manejar mis tareas administrativas. Estaba tan triste que incluso no podía comer. Entonces, cuando me entere de que todavía estabas vivo, yo...

Seitenshi dejó de hablar a pesar de tener más que decir. Entonces, con sus manos cubiertas por guantes finos, sostuvo la mano de Rentarō con fuerza.

—Estuviste verdaderamente excepcional esta vez, Satomi-san.

El rostro de Seitenshi era verdaderamente radiante a esta distancia. Incluso de cerca, Rentarō pensaba que era tan bonita que la dejaría hacer lo que quisiera.

Los dos se miraron fijamente en frente a los demás por un tiempo antes de volver en sí y mover sus rostros frenéticamente a un lado al tiempo.

Sosteniendo sus mejillas enrojecidas en sus brazos, Seitenshi dijo:

—Mis disculpas, no puedo creer que estaba mirándote fijamente desde tan cerca. Demasiado descortés de mi parte...

Las miradas frías apuñalándolo de las chicas detrás de él, causaron que Rentarō comenzara a sudar frío.

—¡Espere!

Kisara frenéticamente se interpuso entre ambos y comenzó a hablar con Seitenshi como si estuviera corrigiéndola.

—E–Escuche, Seitenshi-sama, debo decírselo ya que usted nunca ha sido testigo de la verdad. Satomi en realidad no tiene encanto. Aparte de tener un cerebro estúpido y no ser perseverante, sus pies apestan, además, su expresión de desgracia va a llevarse lejos toda su energía con una sola mirada.

Escuchando eso, Seitenshi parecía más bien incrédula. Acariciando su mejilla con su mano derecha, miró a Kisara.

—¿Estás saliendo con Satomi-san?

—¡Por supuesto que no!

—¿Entonces porque hay tanta desesperación en tu cara?

—¡No estoy desesperada!

Rechinando los dientes, Kisara miró hacia atrás para ver a Rentarō.

—¡Hey, Satomi!

… ¿Por qué soy el culpable ahora?

—Onii-san, ¿sólo estabas jugando conmigo?

—Rentarō, ¡¿sólo estabas jugando conmigo también?!

Tina parecía triste mientras Enju miraba de reojo mientras gritaban a Rentarō.

Rentarō realmente quería gritar y escabullirse con la cabeza entre sus manos cuando escuchó una voz masculina alegre diciendo: ¡Oh, incluso Seitenshi-sama vino también!

Era un hombre de unos cincuenta años, usando un Haori y un Hakama tradicional con un abanico en su mano y un peinado parecido a una piña. Sonriendo con alegría mientras decía «¡Yo!», era difícil imaginar alguien de su edad usando este tipo de saludo que sólo los jóvenes usarían.

Viendo un aliado inesperado, Rentarō no pudo evitar gritar alegremente:

—¡¿No es Shigaki-san?!

El hombre, Senichi Shigaki, sonrió alegremente, mostrando sus dientes blancos.

—Saque un tiempo para visitarlos, pero nunca esperé que incluso Seitenshi-sama estuviera aquí.

Seitenshi al instante saludó seriamente:

—Mis saludos, Shigaki-san. ¿El negocio de las minas de Varanium va bien últimamente?

—Ja, no está mal, supongo.

—Nunca hubiera esperado que el ex-mayordomo de Kikunojō-dono se convirtiera en un magnate.

—No, en lo absoluto, simplemente sucedió que tengo un poco de talento en esa área.

—¿Tiene la intención de participar en las elecciones?

—Hablando de eso, por vergonzoso que sea, por favor no se ría de mi si pierdo las elecciones y terminó desempleado jajajaja.

Después de bromear, Shigaki miró hacia Rentarō y Kisara haciendo una expresión de disculpas.

—Kisara, uhm... lo siento por lo que pasó esta vez. Vine aquí a disculparme contigo.

Rentarō entendió que se refería a la entrevista de matrimonio.

—Te lo presente porque pensé que era un excelente partido. Nunca esperé que ese mocoso y el superintendente general participaran en asuntos ilegales... Y al final hubo grandes problemas… Lo siento.

El anciano se inclinó para disculparse. Viéndolo actuar de forma tan madura, Kisara sonrió indulgentemente y dijo:

—No, Shigaki-san, ya que no hubo ningún daño, no considero que sea un problema.

—Jajaja, sabía que ibas a decir eso.

En ese momento, Rentarō sintió que alguien tiró de su camisa, por lo que miró hacia atrás para ver a Tina y Enju con expresiones preocupadas.

—Rentarō, ¿quién es este señor?

—Ah, cierto, es la primera vez que ustedes se encuentran con él. Él es el señor Shigaki.

Rentarō movió sus manos y le presento a Enju y Tina a Shigaki antes de presentarles a Shigaki a ellas.

—Este señor de edad avanzada es Senichi Shigaki, el titular de Seguridad Civil Tendō en los papeles, además del tutor legal de Kisara-san y mío.

—Oh, así que es un gran señor...

—E-Encantado de conocerlo, estoy a su cuidado.

Shigaki se cruzó de brazos y tensó su rostro mientras veía a las dos chicas con personalidades opuestas. Luego relajó su cara y acarició el cabello de ambas de forma amistosa.

—Jajajaja, tienes estas pequeñas señoritas lindas a tu lado. Mocoso, la hija de Shiba también parece muy enamorada de ti. ¿Qué pasa? ¿No te parece que cinco es ir demasiado lejos? jajajaja

Shigaki le dio un par de codazos a Rentarō por lo que este negó por reflejo: Eso no es cierto. En ese instante, el café en la lata de su mano se derramo. El líquido caliente voló hacia las mangas del Haori de Shigaki.

Ah… Para cuando Rentarō gritó, ya era demasiado tarde.

—¡Caliente!

Shigaki rápidamente levantó su manga cubierta de café. Rentarō fue a echar un vistazo, pero Shigaki rápidamente sacó un pañuelo para secarse y luego la bajó de nuevo.

Mirando la lata de café en la mano de Rentarō, Shigaki habló:

—¿Q–Qué pasa contigo, mocoso? Comprar café caliente con este tipo de clima ¿Hay algo malo con tu cerebro? ¿O es que esa es la moda de los chicos de estos días?

—H-Hey, comparado con eso, ¿no te quemaste justo ahora?

Completamente indiferente, Shigaki dijo «¿Hmm? Está bien». Sin embargo, Tina insistió: «La oficina está cerca, ¿le gustaría ir por un poco de agua fría?».

Shigaki vaciló, tomándose un tiempo antes de decidir pedir prestado el fregadero de la cocina.

Sintiendo que algo no estaba bien, Rentarō acompaño a Shigaki por las escaleras del edificio feliz.

Acompañado por Tina y Rentarō, Shigaki subió las escaleras del edificio feliz. Mientras los veía por detrás, Enju permaneció inmóvil como si estuviera clavada en el lugar.

¿Qué fue eso? Enju se preguntó con los brazos cruzados.

Parecía como si fuera la única que lo notó, pero en el instante en que Shigaki levantó su manga frenéticamente para limpiar el café, Enju vio algo por una fracción de segundo.

¿Sera ese su hobby? Enju vio algo parecido a un tatuaje en el brazo de Shigaki. Además, era un pentagrama con cinco alas, un diseño fantástico que no se adaptaba para nada a ese viejo hombre.

Pero ya que no tenía el hábito de pensar profundamente las cosas, Enju rápidamente se olvidó de ese detalle trivial debido a su personalidad notablemente sencilla, corriendo detrás de Rentarō.





Después de haber hecho una fortuna gracias a las minas de Varanium, Shigaki vivía en su mansión personal ubicada en la zona de bienes raíces al interior de la primera área de Tokio.

Dentro del estudio al que se le prohibió la entrada a todo el mundo, aparte de a él mismo, toda una pared estaba oculta por estantes. Allí había diccionarios clásicos y actuales, esperando en silencio por el día en que alguien quisiera abrirlos.

Si una persona con conocimiento de arquitectura, examinaba el exterior de la mansión antes de entrar a este estudio, sería capaz de deducir que el área de esta habitación parecía mucho más pequeña de lo que debería.

Después de haber vuelto a su estudio, Shigaki se acercó a la fila más alejada de estantes en lugar de sentarse frente a su escritorio de alta calidad. Sacando el tercer volumen del Gran Diccionario de armas alrededor del mundo, insertó una llave en el ojo de una cerradura y la giró.

Con eso, las estanterías móviles llamadas «Compactos electrónicos» fueron impulsadas por electricidad, por lo que se movieron a través de unos rieles. Las estanterías, ocupando toda una pared, se movieron para revelar un pasadizo oculto.

Shigaki caminó a través de las profundidades del pasadizo oscuro, aparentemente familiarizado con el lugar.

Dentro de este abismo, donde no sería extraño que tropezaras con algo por accidente, la oscuridad rápidamente alcanzo el punto donde no podría ver si mano, incluso si la agitaba delante de su rostro.

Pero en ese momento, el suelo de repente brilló con un azul tenue antes de encender la iluminación, mostrando una silla ejecutiva de cuero. Shigaki se sentó en la silla, haciendo que un rayo de luz se extendiera hacia afuera como una luz fantasmal, trazando un diseño de un pentagrama con alas dispuestas de forma complicada alrededor de él.

—Demasiado lento, idiota. Que reprochable que me hagas esperar tanto tiempo.

Al mirar más detenidamente, había otra silla ejecutiva idéntica a la de Shigaki situada en una de las puntas del pentagrama con alguien sentado en ella. Con una barba que tocaba su cabello, la cabeza arrogante del hombre parecía adornada por la melena de un león, mientras cruzaba las piernas con altivez.

Él era Sōgen Saitake, el miembro de más alto rango del Five Wings Syndicate en Osaka.

Como el miembro de más alto rango del área de Tokio, Shigaki miró a su alrededor y notó que eran las dos únicas personas visibles en las puntas del pentagrama. Las otras tres sillas estaban vacías.

—Sin contar a Hokkaidō, que debido a su situación actual es comprensible, ¿qué pasó con Hakata y Sendai?

—Quién sabe. Después de todo, usted y yo podemos tomar decisiones si pasa algo.

El cuerpo de Saitake era una proyección holográfica hecha por una luz azul tenue.

Esta era una reunión del Five Wings Syndicate en la que sólo podían participar un selecto grupo de miembros, los Cinco alas.

Shigaki fue el primero en hablar.

—Acabo de encontrarme con Rentarō y el resto. Ese mocoso todavía parece despreocupado a pesar de acabar de destruir mi plan.

—Las «células» que plantamos en el cuerpo de policía han sido eliminadas. Es una derrota dolorosa.

—No del todo. Aprovecharé esta oportunidad para cambiar a esas basuras. Por otra parte, en lugar de llamar a esto un fracaso, diría que el que visitó el área de Tokio sin mi consentimiento, tratando de eliminar a Seitenshi, debe ser el que fracaso totalmente, ¿no crees?

—Eres muy bueno con el sarcasmo como siempre, bastardo.

Saitake hizo una expresión de fastidio, exhalando antes de continuar:

—Creo que el plan para asesinar a Seitenshi era el más eficaz. Estaba destinado a ser su última advertencia. Si ella todavía sigue predicando ese idealismo puritano suyo, tendremos que hacer una matanza sin piedad. No me gusta tratar con ese tipo de personas, deberías saberlo bien, ¿cierto? Aquellos que desobedecen deben ser eliminados con fuerza, ese es mi estilo.

—Saitake, aún no comprendes el área de Tokio lo suficiente. Con el fin de mantener el sistema político del área de Tokio, alguien como Seitenshi, que es similar a una Idol, es esencial. A pesar de que el caos causado por su asesinato sería de gran ayuda para conseguir más autoridad, los efectos siguen siendo inferiores a si erradicamos el clan Tendō. Por lo que, la primera persona que debe ser asesinada es Kikunojō Tendō.

—… En ese caso, ¿por qué estás tratando de reclutar a Kisara Tendō tan desesperadamente? Shigaki, ¿vale la pena gastar tanto esfuerzo para persuadir a esa mujer?

Shigaki negó con la cabeza.

—Eso es porque no tienes idea ya que no has visto las fotos de cuando asesino a Kazumitsu Tendō. Esa damita es un monstruo del clan Tendō.

—¿Ah, sí?

—Además, he oído que su objetivo final es matar a Kikunojō Tendō, lo que se alinea con nuestro objetivo.

—Hmph, en cualquier caso, todo lo que planeaste terminó en fracaso.

—No, tuvo éxito.

—¿Hmm?

Shigaki sonrió.

—Dije, eso tuvo éxito.

Tratando de discernir los verdaderos pensamientos de Shigaki, Saitake quedó en silencio.

—Por cierto, ¿cómo van las cosas del lado de Juujōji?

—Mmm, han alcanzado gradualmente un clímax, supongo. Originalmente, había esperado que fueras el segundo en llegar a la cima después de mí.

—¿Qué? Eres bastante bueno con el sarcasmo también.

—Todo gracias a un cierto gran pionero.

Los hombros de Shigaki y Saitake se sacudieron ligeramente mientras se reían en la oscuridad.

—Con eso, los jefes de Estado, tanto en el área de Osaka como en el Área de Hokkaidō son ahora miembros del Five Wings Syndicate. Hay tres áreas restantes. No olvides nuestro sueño y nuestra gran misión.

—Gloria al Five Wings Syndicate.

—Gloria al Five Wings Syndicate.

El resplandor azul se desvaneció al instante mientras la oscuridad devoraba todo a la vista.

Algo en algún lugar sonaba como un triste perro ladrando a lo lejos.

La noche se hacía gradualmente más tarde. Bajo el resplandor de las farolas, Satomi Rentarō arrastraba sus pasos perezosamente mientras regresaba a casa.

El olor a pólvora en su cuerpo le estaba dando dolor de cabeza.

Su brazo estaba muy adolorido por el retroceso y era increíble que no estuviera dislocado. No podía evitar preguntarse si sería capaz de sostener los palillos en la cena.

Trató de taparse los oídos con ambas manos. De hecho, sentía un severo timbre en ellos. A pesar de ponerse la protección para los oídos cuidadosamente, no pudo suprimir completamente el ruido de las nuevas armas y municiones que Miori sacaba uno tras otro.

Había pasado todo el día en Shiba Heavy Industries para probar sus productos.

Miori estaba desarrollando poderosa munición y armamento para uso exclusivo de las Iniciadoras. Dijo que podía ofrecérselos a Tina de forma gratuita una vez que terminara. Esa sugerencia fue más que bienvenida a los oídos de Rentarō.

En relación al incidente de esta vez, Miori no había dicho nada, excepto «Satomi-chan, me debes una». Ese intento deliberado por no preguntar causó que Rentarō se sintiera cómodo.

Por increíble que pareciera, a pesar de poseer esa sensación de agotamiento, subió la escalera de metal del lugar y luego giró la manija de su apartamento.

—Has vuelto, Satomi.

Detrás de la puerta, había una chica vestida con un uniforme de marinero negro.

—Oh, ¿Kisara-san?

Con un delantal sobre su uniforme negro, Kisara llegó a la espalda de Rentarō con una expresión divertida y lo empujó a través de la puerta.

Aflojando su corbata y quitándose la chaqueta, Rentarō miró alrededor de su apartamento. Las chicas que debían estar presentes no estaban a la vista.

—¿Dónde están Enju y Tina?

—Fueron a ver los fuegos artificiales organizados por la asociación de vecinos.

Rentarō dio una palmada con sus manos.

—Ah, cierto, es el evento en el que tenemos que pagar 500 yenes. Así que lo están haciendo hoy.

En cualquier caso, nada del otro mundo pasaría por que le cobraran 500 yenes. Sin embargo, Rentarō no había visto fuegos artificiales ni una sola vez este año, por lo que sintió el impulso de correr tras Enju y Tina.

Probablemente leyendo la expresión de Rentarō, Kisara negó con la cabeza suavemente.

—No puedes ir. El límite de edad es para niños menores de doce años. Habrá unos fuegos artificiales muchos más grandes el próximo festival, así que vamos a ir todos cuando llegue el momento.

Entonces esta noche puedo disfrutar de una rara oportunidad a solas con Kisara.

En ese momento, Rentarō notó que había muchos platos en la mesa. La cocina también parecía haber sido utilizada.

Un olor desagradable venia de alguna parte. Sudando frío, Rentarō preguntó:

—Kisara-san, ¿has cocinado por casualidad?

Kisara sonrió sin decir nada, agitando sus manos delante de ella. Todos los dedos estaban envueltos con tiritas.

—No me gustaba que todo el mundo criticara mis habilidades de cocina porque son malas, así que trate de esforzarme para mejorar.

Admitiendo la derrota ante el aura asesina de: Date prisa y come, saliendo de Kisara, Rentarō se sentó de mala gana. A medida que un mal olor similar a vomito entraba en su nariz, no podía evitar susurrar: Oh Dios, y cerrar los ojos.

En el plato había una sustancia gelatinosa. Tenía un color de desesperación parecido a si un artista enfermo mental hubiera golpeado el lienzo tan fuerte como pudo. Sólo mirarlo es suficiente para enloquecer a alguien… Rentarō finalmente comprendió el significado detrás de esas palabras.

Sus ojos se pusieron llorosos debido al hedor irritante, pero se excusó desesperadamente diciendo que estaba llorando de alegría.

Tomando una cuchara, la extendió hacia la sustancia gelatinosa. La sustancia extraordinariamente elástica se estremeció violentamente, como si estuviera muy alegre. Rentarō se preparó y la metió en su boca. Al instante, entró al Nirvana. Su padre, Satomi Takaharu, estaba sonriéndole en la otra orilla, saludándolo y diciéndole en voz alta con una sonrisa «Uf, que desagradable…»

-¿No sabe... bien?

Kisara lo miró con una expresión absolutamente deseosa de sangre.

—¡Es tan sabroso que volvería a las personas locas!

—Sí, alábame más.

—¡Es como la comida hecha por ese artista que cortó su propia oreja! ¡Es lo que se conoce como un espectáculo temible para la vista!

—Jeje, qué bien.

Kisara era una idiota, ruborizándose sin notar la burla de Rentarō.

—Hey, ¡no me tomes por idiota!

… Las cosas no van tan bien como esperaba. Rentarō pensó de forma asustada.

Kisara enojada se colocó de pie y rasco su cabello con fuerza.

—Ah… uhm... Uh, bien, ¿por qué no me enseñas a cocinar, Satomi?

—¿Uh?

Kisara juntó de repente sus rodillas con timidez y froto sus muslos uno contra otro.

—Satomi, antes de que este incidente ocurriera, ¿no dijiste una vez que me enseñarías a cocinar? Fue cuando aquello de las patatas.

Rentarō recordó lo que pasó cuando escuchó sus palabras.

Después de pensarlo, se levantó y alzó las mangas de su camisa.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres aprender?

—Enséñame el truco para freír verduras…

Aparte de utilizar un sartén, ¿hay algún truco para eso...?

Volviendo a atar su delantal, Kisara sacó algunas espinacas de la nevera para cortarlas.

De pie detrás de Kisara, Rentarō estaba como su supervisor… Eso era lo que pensaba hacer, pero muy pronto, no pudo soportar seguir viendo. Por lo que, sostuvo la mano de Kisara desde atrás para guiarla mientras cortaba las verduras.

El cuchillo de cocina golpeaba en la tabla de picar de forma tosca. La televisión en la sala no estaba encendida. El tiempo fluía en silencio.

—Umm, Kisara-san.

—¿Hmm?

—Sobre Hitsuma... ¿A ti te gustaba él?

Kisara movió su mano en silencio. Todo lo que Rentarō podía oír era los golpes inorgánicos del cuchillo.

Ese silencio lo hacía sufrir.

Kisara finalmente respondió, mirando hacia delante.

—No lo sé.

—Ya veo...

—Sin embargo, no creo que realmente cuente como amor.

—Pero... ¿no besaste a Hitsuma?

Al notar su tono desagradable de voz, Rentarō se enojó consigo mismo un poco.

Sin embargo, Kisara abrió los ojos y murmuró «¿Viste eso...?» Entonces, sus siguientes palabras fueron mucho más de lo que Rentarō esperaba:

—No, eso no sucedió. Use mi mano para bloquearlo, Entonces, cuando Hitsuma se inclinó, lo empuje lejos.

Kisara sentía que sus movimientos eran como mentiras. En el momento en que estaba pensando en cómo convencer a Rentarō, Rentarō se rió.

Al ver su rostro serio, Rentarō supo que se había preocupado demasiado por nada.

—Nunca he hecho ninguna de esas cosas que estás pensando, Satomi. Así que, sigo siendo virgen... Sí.

—Uh…

Sintiendo a su corazón latir debido a la palabra traviesa que Kisara menciono, Rentarō vertió aceite en el sartén y agrego las espinacas. Los vegetales verdes chisporrotearon antes de gradualmente contraerse.

—P-Por cierto, ¿escuchaste que el Área de Hokkaidō tiene un nuevo primer ministro?

Rentarō pensó que Kisara ignoraría ese tema, sin embargo ella continuó con la conversación, aunque sin mirar hacia atrás: «Me tomó por sorpresa también».

—Nunca pensé que el primer ministro Kiryu fallecería de esa forma.

Antes, cuando vivían en la mansión Tendō, Rentarō y Kisara habían visto a ese hombre varias veces.

—Salté de miedo, pensé que ese tipo iba a vivir de forma saludable hasta los cien años de edad.

—Hey, ¿qué hay de ese rumor?

—¿Rumor?

—Es sólo un rumor, pero dicen que el primer ministro Kiryu de repente se derrumbó con la mano apretada contra su pecho después de comer el desayuno y nunca despertó de nuevo. Había muchas cosas sospechosas acerca de su cuerpo, al parecer, cuando trataron de investigar en detalle, las cosas fueron cubiertas por la fuerza por alguien de algún lugar, poniéndole fin a la investigación de repente, con un veredicto de muerte por enfermedad.

Rentarō se sorprendió.

—¿Qué está pasando?

Kisara negó con la cabeza sin poder hacer nada.

—No estoy muy segura.

—El nuevo primer ministro, es un tipo llamado Tsukihiko Juujōji, ¿cierto?

—Dicen que es un hombre muy experimentado y competente.

Los sentimientos de Rentarō eran muy complicados. En todo caso, el primer ministro Kiryuu Sōichi era alguien cuya actitud arrogante e insistencia por distanciarse del mal obtuvo muchas críticas y odio de parte de los demás. Sin embargo, fue capaz de reconstruir el área de Hokkaidō en simplemente diez años después del periodo de devastación de la guerra, mostrando un liderazgo asombroso en el proceso.

Definitivamente no era alguien cuya muerte provocaría el aplauso del pueblo.

Debido a que sólo freír espinacas parecía un poco simple, Rentarō llenó una tetera con agua y la colocó en la estufa de gas después de preguntarle a Kisara. Entonces, giró el interruptor.

El aire caliente al instante pasó junto al rostro de Rentarō con un olor a gas.

Rentarō movió el sartén, la espinaca continúa chisporroteando.

Cuando se le enseñaba a cocinar a alguien, era perfectamente natural que se colocaran detrás de esa persona, pero de alguna forma, parecía como si estuvieran abrazados.

El hermoso cabello de Kisara dejó salir una suave fragancia. Rentarō pensó que su vestido de marinero con el delantal se veía muy bien.

—Por cierto, Kisara-san, ¿por qué sigues vistiendo ese uniforme todo el tiempo? ¿Es para coincidir conmigo?

—Lo uso porque puedo ir directamente al trabajo después de la escuela sin necesidad de cambiarme. Naturalmente, desde la perspectiva de una chica normal, mi selección de ropa es un poco limitada, pero tengo más ropa casual. Es sólo que es mucho menos que una persona normal, eso es todo.

Kisara enfatizo especialmente en mucho menos, mientras miraba a Rentarō, ejerciendo una presión invisible en el proceso.

Rentarō se rasco la parte posterior de su cabeza mientras miraba hacia otra parte.

—¿T–Te gustaría que fuéramos a comprar ropa juntos alguna vez?

—¿En serio? Entonces déjame pedirte un par de prendas caras.

Kisara estaba tan feliz que parecía a punto de tararear una canción, su minifalda se movía junto a su trasero.

Rentarō no pudo evitar sentirse emocionado y continuó:

—P–Pero ese kimono que usaste durante la entrevista de matrimonio era muy bonito, y el vestido de novia también era muy hermoso... Sin embargo, lo que más te conviene, Kisara-san, sigue siendo ese uniforme negro. Eres muy hermosa como estás, honestamente.

Abriendo mucho sus ojos, Kisara volteó para mirar hacia Rentarō.

¿Por qué el amor es algo tan desigual? La cantidad de sentimientos que se mantienen hacia una persona es muy comúnmente desproporcional a la cantidad que se recibe de vuelta. La escala siempre se inclina hacia un lado.

¿Qué debo hacer para transmitirle este sentimiento insoportable en mi corazón?

Rentarō sintió que su garganta se quedaba sin habla, haciéndole imposible continuar.

En frente de la mujer a la que amaba, era realmente torpe hasta el punto en que quería morirse.

Para sustituir las palabras que no podía decir a pesar de que lo deseaba, Rentarō dio un paso hacia ella.

—¡K–Kisara-san!

Abrazando a Kisara por la cintura, la jaló hacia él. Kisara gritó ligeramente mientras caía en el pecho de Rentarō.

Su rostro era increíblemente hermoso de cerca, su dulce aliento estimulaba la cavidad nasal de Rentarō. Sus mejillas se hicieron gradualmente rojas, mientras se movía tratando de escapar.

—No, espera, Satomi... ¿En dónde estás tocando…?

—… Recuerda, en la sala de visitas…

—¿Uh?

Rentarō bajó su cabeza, con sus labios contra el oído de Kisara.

—Te dije muchas cosas terribles, Kisara-san, realmente lo siento. Todo porque fui demasiado estúpido. No debí haber dicho esas cosas. Aunque pasó mucho tiempo, estoy feliz de poder volver. Gracias, Kisara-san.

Los ojos de Kisara se ampliaron de la sorpresa, al instante, dejaron caer una gran cantidad de líquido transparente, deslizándose por su cara desde las comisuras de sus ojos.

Kisara trató de limpiar las lágrimas con las yemas de sus dedos. Sus largas pestañas parecieron hacerse más pequeñas, entonces miró hacia Rentarō con los ojos entrecerrados.

Estaba llorando de alegría.

—Idiota, he esperado mucho tiempo porque me digas eso...

—Kisara-san...

Ella era demasiado hermosa. Extasiado, Rentarō acercó su rostro. En ese momento, Kisara recuperó sus sentidos y movió su rostro sonrojado a un lado.

—Espera, Satomi, al final, este tipo de cosas... Todavía son demasiado vergonzosas... Realmente siento como si fuera a morir.

El Rentarō habitual probablemente habría respetado los sentimientos de Kisara y liberado rápidamente su cuerpo.

Pero Rentarō ya estaba completamente cansado por esa pregunta sin respuesta. Incluso si sus sueños fueran a acabar antes de que fuera testigo de ellos, se negó a dejarlos ir...

Rentarō relajo un poco su abrazo alrededor de Kisara.

—Muy bien, Kisara-san, si no te gusta, entonces voy a parar aquí.

—¿E–En serio?

—Mentí.

Rentarō le susurro en voz baja contra su oído.

Entonces presionó con fuerza sus labios contra la parte superior de los de ella.

La tetera silbo avisando que el agua estaba hirviendo.

Con un ruido sordo, los palillos que Kisara sostenía para freír los vegetales cayeron al suelo.

Sumire había dicho:

Supongamos que simplemente deseas que Kisara sea feliz, eso significa que debes seguir suprimiendo tus emociones a partir de ahora. Es algo que no puedes dejar a mitad de camino ¿Puedes jurarme que podrás hacerlo?

Al final, había roto su promesa con Sumire.

Las creencias de Rentarō no habían cambiado. Antes, cuando Kisara se había comprometido con Hitsuma, si hubiera sido posible que Kisara olvidara su venganza y viviera correctamente por el resto de su vida, la decisión de dejarla ir habría sido la que habría tomado.

Incluso si Rentarō acababa con el corazón roto, no sería algo malo si pudiera sellar para siempre la «Tendō que mata Tendōs». Sin embargo, a pesar de saber eso claramente…

… Lo que es conocido como amor es en realidad un comportamiento insano.

Rentarō estaba loco por Kisara.

El destino formo la simpatía, que fue avanzando hasta convertirse en amor.

Ya no había nada que pudiera detener su búsqueda de venganza.

Este amor seguramente conduciría al mundo hacia la destrucción.

Al final, incluso Rentarō terminó eligiendo su propio interés. El precio de eso probablemente lo pagaría un día. Cuando ese día llegara, sin duda, iba a lamentar profundamente haber perdido la oportunidad de dejar ir a Kisara.

Mientras Rentarō continuara luchando para defender la «Justicia», le sería imposible comprender el «Mal absoluto» de Kisara.

Kisara iba a continuar levantando su espada en venganza contra los Tendō. Cada asesinato profundizaría más el abismo entre ella y Rentarō.

En algún punto, se volvería imposible recordar los momentos felices…

Esta era la línea que separaba ambos destinos, desde este punto, muy bien podría terminar en una batalla de odio contra Kisara.

Sin embargo…

Incluso si su relación iba a empeorar desde aquí en adelante, maldiciéndose entre ellos, apuñalando cuchillas de odio en el pecho de cada uno… En este instante, Rentarō sólo quería perderse en la sensación de sus suaves labios.

Empujando a Kisara contra la nevera, chupo sus labios intensamente. Los pechos suaves de Kisara presionaban contra el pecho de Rentarō hasta el punto en que se deformaban.

Kisara cerró parcialmente sus ojos, extendiendo su brazo para abrazar el cuello de Rentarō.

A pesar de querer perderse en este momento, Rentarō no podía disipar las palabras sombrías de Sumire de su mente:

Las heridas físicas son fáciles de recuperarse, pero las heridas mentales son incurables. Es imposible recuperarse de ellas.

Supongamos que debas rectificar el camino de Kisara y seas el responsable de encargarte de ella… ¿Puedes asegúrame que podrás asesinarla?

-Aihara Enju: Tasa interna de corrosión del virus Gastrea: 43,8% -Número de días estimados de vida: 496