Zaregoto (Español): Volumen 1: Capítulo 2.1
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Existe algo por encima de donde estás, pero cuando estás en lo más alto solo existe algo más abajo.
1[edit]
Era una visión espantosa.
Si tuviese que compararlo con algo, veamos… sí, ya se. El cuadro de Gruber Norbert "The River". El mismo tipo de horripilante río de color mármol discurría a través del estudio de Kanami, dividiéndolo en dos.
Debido en apariencia al terremoto de la noche pasada, latas de pintura reposaban diseminadas a lo largo de la habitación, y la sencilla estantería de hierro forjado se había caído por completo. El terremoto había causado que la estantería se inclinase, derramando latas por doquier, su contenido vertido en el suelo, y este "río" era el resultado. Era un teoría factible, y no había duda de cómo había ocurrido.
Pero mientras que este "río" era un espectáculo suficientemente bizarro de por sí, la verdadera cuestión se encontrada en la orilla del lado opuesto del "río". Era algo que va más allá de la imaginación o la especulación, y no podría describirse como consecuencia del terremoto. Un terremoto capaz de esto no se podría encontrar en este mundo.
El cuerpo de una persona yacía boca abajo en el suelo, con una notable ausencia de cuello para arriba.
Un cuerpo sin cabeza.
Un cuerpo decapitado.
No importaba demasiado que palabras eligieses para describirlo; era lo que era.
Este cuerpo, con la cabeza en paradero desconocido, llevaba puesto el mismo vestido que Kanami-san el día anterior. Ese exquisito vestido, del que Kanami-san había alardeado que nunca se ensuciaba mientras pintaba, estaba ahora manchado de color rojo oscuro por la sangre. No parecía que pudiese ser usado de nuevo.
Lo que es más, ya no había nadie que lo pudiese vestir.
O seamos más específicos.
El que lo vestía ya no estaba vivo.
—Esto es… grotesco —pronuncié reflexionando. Era obvio sin mencionarlo, pero las palabras simplemente salieron.
La habitación olía a disolvente para pintura.
Al lado del cuerpo de Kanami-san se encontraban una silla de ruedas volcada y un único lienzo. Estaba lejos así que no estaba seguro, pero ese cuadro parecía ser mi retrato.
Era precioso, una obra maestra. Incluso desde esta distancia, separado por el río, lo podía asegurar. Sentí el shock con mi cuerpo, no con mi mente. De alguna manera era más inquietante que la simple vista del cuerpo decapitado.
Recordé lo que Kanami-san me había dicho el día anterior. «No es arte si eliges a quien lo observa».
Punto a su favor. Con este cuadro no tenía quejas.
Sin duda, Kanami Ibuki era un genio.
Hasta el punto que me hacía temblar.
Y esto hacía que su muerte fuese aún más devastadora. Hacía mucho tiempo que no me sentía devastado por nada, pero verdaderamente lo estaba después de esto.
Por la muerte de Kanami-san.
La muerte de Kanami Ibuki.
—¿Por qué?
Sí, Kanami Ibuki estaba muerta.
Quiero decir, ¿quién podría seguir vivo después de que le cortasen la cabeza? Incluso Rasputín no podría haber sobrevivido a una decapitación. Y Kanami-san sólo era un ser humano normal y corriente.
—Bueno, no deberíamos dejarla en este estado —dije, rompiendo el silencio dela gente. Eché un vistazo a Kunagisa. El labio inferior le sobresalía con aspecto de duda, como si se hubiese dado cuenta de algo extraño acerca del cuerpo de Kanami-san. Parecía escéptica sobre algo. Pero ahora mismo no era el mejor momento para pensar sobre esas cosas. Si tuviese que dar una razón para cada una de las acciones de Kunagisa probablemente me muriese.
En el momento en el que intenté dar un paso, me tiró del brazo.
—Ii-chan, espera un segundo.
—¿Eh? ¿Por qué?
—La pintura no está seca todavía.
—¿Ah? Oh, sí.
Agachándome y comprobándolo con la punta de mi dedo descubrí que ella tenía razón. Mi dedo se puso color mármol.
—Pero ahora no es el momento de preocuparse por cosas como esa.
Había un cuerpo acuchillado delante de nosotros. Preocuparse por ensuciar tus zapatos en un momento como este era una mera trivialidad.
—¡Eh, he dicho que esperes! —me dijo. Entonces, antes de que me diese cuenta de a donde quería ir a parar, se quitó ese abrigo negro suyo y lo extendió justo en medio del río de pintura. Era como una piedra de apoyo en el río.
—¿No era ese tu preciado abrigo?
—Su hora ha llegado.
Intenté decir algo acerca de deshacerse de sus memorias así como si no fuesen nada, pero como había dicho, teníamos un asunto más importante entre manos ahora mismo. Además, lo hecho, hecho está. Con pocos reparos, salté encima del abrigo y después al otro lado del río.
Solté un gemido.
Hacía bastante tiempo que no veía un cuerpo sin cabeza.
Me quité el jersey y lo deposité encima de la parte superior del cuerpo de Kanami-san.
Miré de nuevo hacia la puerta, donde todo el mundo se encontraba, y lentamente sacudí mi cabeza. No hacía falta usar palabras.
—Invitados míos —dijo Iria finalmente—. ¿Podríamos reunirnos todos en el comedor? Creo que necesitamos discutir lo que haremos de ahora en adelante.
Dicho esto, regresó al pasillo. Las cuatro criadas (Rei-san, Akari-san, Hikari-san y Teruko-san) rápidamente la siguieron de cerca. Poco después, los otros invitados fueron desalojando el estudio, de dos en dos y de tres en tres.
—Shinya-san… —pisando de nuevo el abrigo, regresé al otro lado—. Volvamos, no hay nada que podamos hacer aquí.
Me dolía decir esto.
—Oh… sí. Tienes razón.
Su mente se encontraba en un sitio muy lejano. A pesar de su respuesta, no hizo ningún esfuerzo por moverse. Permanecía completamente rígido, su mente era incapaz de comprender, se negaba a comprender los hechos enfrente de sus ojos.
Entendía como se sentía.
Si lo mismo le hubiese sucedido a Kunagisa, probablemente me encontraría en el mismo estado. No, eso no es del todo cierto. Probablemente me hubiese venido abajo y estaría gritando como un loco. Sé que eso es difícil de imaginar viniendo de una persona como yo quién, como Maki-san diría, era inmune a todo tipo de emociones, pero eso es lo que probablemente hubiese pasado. En ese aspecto, Shinya-san era realmente admirable.
No parecía encontrarse muy bien, pero al menos no se había venido abajo. Y podía hablar. Sus facultades mentales permanecían intactas, aunque solo por poco.
Esto era lo que nos diferenciaba. Yo sólo era un niño.
Shinya-san era un adulto.
No sabía qué tipo de relación tenían Shinya-san y Kanami-san, tanto si era solo su cuidador o algo más, o quizás algo menos.
Sin embargo…
Recordando la mirada triste de sus ojos la noche pasada…
Y viéndolo ahora, de alguna forma lo comprendí.
—Ii-chan, adelantémonos —dijo Kunagisa, tirándome del brazo.
—Sí.
Y así nuestras tranquilas vidas en la isla terminaron.
Y así empezó el siguiente capítulo.
2[edit]
La mañana del cuarto día en la isla empezó extremadamente normal. En serio, extremadamente normal.
Me desperté igual que siempre. Para cuando llegué a la habitación de Kunagisa ya estaba despierta y sentada enfrente de sus ordenadores. Dijo que estaba comprobando su correo.
—Arréglame el pelo —fue lo primero que dijo, sin si quiera un mísero "buenos días".
Coloqué su pelo en dos coletas en lo alto de su cabeza, lo que se llama "twin tails". Me imaginé que sería suficientemente fácil para ella deshacer su pelo esta vez.
—Hoy me apetece desayunar —dijo, así que nos dirigimos al comedor.
Echando una ojeada a la sala de estar me encontré con que Maki-san y Shinya-san todavía estaban bebiendo vino. Debían haberse quedado toda la noche despiertos bebiendo. «Obviamente no le están prestando atención a su edad», pensé, pero por supuesto permanecí callado. Por pura cortesía les invité a desayunar y aceptaron. Los cuatro entramos en el comedor. Sentada en la mesa estaba Akane-san y, siendo poco común su aparición, Iria-san.
—Oh, que acontecimiento tan inusual —dijo también Iria-san—. Teneros a todos reunidos de esta forma incluso por la mañana… Bueno, supongo que era inevitable. ¿Debería convocar a los demás? Sería maravilloso poder desayunar todos juntos.
Llamó a Akari-san que estaba a su lado y le pidió que fuese a buscar a Yayoi-san, quién sin duda se encontraba en la cocina, y a las otras criadas.
—Bueno, yo iré a buscar a Kanami-san —dijo Shinya-san—. Probablemente a estas alturas ya haya acabado de pintar. Aunque me pregunto si estará durmiendo todavía. No es muy irritante por las mañanas. A pesar de su horrible personalidad.
Se rio de su propia broma y me miró.
—Espero que tengas ganas de ver ese cuadro —me dijo y abandonó el comedor.
Debía ser la primera vez que Kunagisa y yo desayunábamos junto al grupo entero, pero nunca llegó a suceder.
Cuando Shinya-san regresó al comedor, lo que trajo fue la noticia de la muerte de Kanami-san.
—Kanami-san está… muerta.
Así es como lo expresó, pero si me lo preguntas, lo había suavizado bastante. No era muerto por enfermedad o en un accidente, ni siquiera por suicidio; había sido decapitada.
Fuese como fuese.
Era un asesinato.
Y no un simple asesinato…
—¿Yo? Yo estaba… sí. Después de cenar, estuve todo el tiempo con Kunagisa. Tomé un baño en su habitación, entonces dijo que estaba hambrienta, así que nos dirigimos al comedor. En el camino nos cruzamos con Akari-san. ¿No es cierto? Sí. En la sala de estar nos encontramos con Hikari-san, Maki-san y Shinya-san, entonces… el terremoto. Hubo un terremoto, ¿verdad? Estuvimos en la sala de estar hasta que ocurrió el terremoto. Después de eso, me llevé a Kunagisa de regreso a su habitación, y después… sí, me fui a dormir. Hoy me levanté a las seis, y he estado con Kunagisa desde entonces —intenté sonar tranquilo, incluso bajo la mirada de todos ellos.
Una verificación de coartadas.
Por qué tuvimos que empezar por mí no lo sé, pero Iria-san lo había requerido, así que no había otra opción. Parecía que me veía como el principal sospechoso.
Estábamos en el comedor.
Comía el desayuno ya frío.
Nadie parecía capaz de continuar con el desayuno después de ver el cuerpo decapitado, y de hecho yo también me sentía bastante aprensivo, pero la cocina de Yayoi-san era tan buena que no podía desperdiciarla.
La mesa redonda.
Iria-san, Teruko-san, Rei-san, Yayoi-san, Shinya-san, Kunagisa Tomo, yo, Akane-san, Maki-san, Hikari-san, y Akari-san. Todos se encontraban en su sitio correspondiente. El único vacío era el sitio de Kanami-san, en la posición de las cinco. Nunca se llenaría. Iria-san inclinó la cabeza en respuesta a mi testimonio. Entonces dirigió su mirada hacia Hikari-san en el asiento de las diez.
—Hikari, ¿es eso cierto? —Sí —asintió—. Hasta que ocurrió el terremoto… esto… a la una, ¿no es así? Sí, la una. Los cinco, incluyéndome a mí, estuvimos hablando todo el tiempo. Puedo atestiguar eso.
—¿Alguien se levantó y abandonó la estancia en algún momento?
—No —dijo Hikari dudando un poco—. No lo creo… aunque no lo podría asegurar.
—Nadie salió —dijo Kunagisa llegando al rescate—. Y tengo una memoria perfecta. Nadie dejó la sala de estar.
—¿Así es? —Iria cerró sus ojos—. En ese caso, tú y Kunagisa-san, Sakaki-san, Himena-san, e Hikari-san podéis cubriros los unos a los otros hasta el terremoto, ¿es así? ¿Qué hay de después del terremoto?
—Dormí solo, así que supongo que no tengo coartada.
—Gracias. Bien, supongo que debemos continuar con mi coartada entonces. La noche pasada estaba con Rei y Sashirono-san en mi habitación hablando. La cena de ayer fue incluso más deliciosa de lo habitual, así que le estaba preguntando por la receta. ¿No es cierto, Sashirono-san?
Posiblemente porque su nombre había aparecido de la nada, Yayoi-san parecía un poco sobresaltada.
—Sí —asintió rápidamente.
Rei-san se encogió un poco pero no dijo nada. Si lo piensas, debe ser una persona con la cabeza muy fría. Por supuesto, Teruko-san estaba tan callada como siempre, pero Rei-san estaba más silenciosa de lo que habrías imaginado. Sobre si estaba siendo leal a su jefa o solo era su personalidad no lo podía asegurar.
—El terremoto sucedió y… entonces decidí regresar a mi habitación —dijo como si tuviese dificultades para recordar—. Eso es —asintió Iria-san—. Después de eso, Rei y yo estuvimos hablando toda la noche. Kunagisa-san se marchará pronto así que pensé que debíamos preparar algún tipo de evento divertido… ya sabéis, como una fiesta de despedida. Esa es la tradición en este sitio. De cualquier manera, acabamos trasnochando así que vinimos directamente aquí a desayunar.
En otras palabras, Iria-san y Rei-san tenían coartadas perfectas. Yayoi-san, igual que Kunagisa y yo, solo tenía una coartada hasta el terremoto.
—Shinya-san y yo tenemos coartadas completas también —dijo Maki-san—. Kunagisa-chan y los demás pueden confirmarlo hasta el terremoto, y Shinya-san y yo podemos atestiguarnos mutuamente a partir de ahí. Qué maravilloso es el alcohol.
¿Cómo de fiable era el testimonio de una persona borracha? Maki-san debía saber lo que estaba pensando porque me echó una mirada. Pero sin pronunciar palabra, se giró hacia Shinya-san.
—¿No es eso cierto? —preguntó.
—Oh, sí, cierto —replicó vagamente.
—Esto… Hikari, ¿Qué hiciste después del terremoto?
—Regresé a nuestra habitación. Akari y Teruko estaba allí también. Después me fui a la cama. Me desperté a las cinco, y entonces volvía a… —¿Qué hay de Akari y Teruko entonces? Akari, contesta.
—Después de cenar no nos quedaba trabajo por hacer así que… —se pausó, con una mano en la mejilla como si intentase recordar—. Teruko y yo estuvimos en la habitación todo el tiempo. Entonces el terremoto sucedió, y Hikari regresó poco después. Entonces es cuando me decidí a irme a dormir.
—¿Las tres compartís habitación? —pregunté. Los ojos de Akari-san se movieron en mi dirección como si nunca se hubiese imaginado que yo hablaría.
—Sí, las tres de nosotras compartimos habitación. ¿Hay algo malo en ello?
—Oh, no, nada.
Solo me lo preguntaba. Me disculpé con ella. Quería preguntar si también compartían el mismo futón pero preferí permanecer callado.
Esto…
Eso significa que Akari-san y Teruko-san también tenían coartadas sólidas hasta el terremoto. Después, todas se habían ido a dormir, así que no podían atestiguar por las demás realmente.
Teruko-san asintió poco después de escuchar el testimonio de Akari, pero no llegó a decir nada. Era un gesto simple, pero de alguna forma difícil de comprender.
—Esto se está convirtiendo en algo muy complicado —Iria-san miró a la última de los posibles sospechosos, Akane Sonoyama-san—. ¿Qué hay de ti? —dijo—. ¿Qué estuviste haciendo la noche pasada?
Akane-san, quién había estado observando de cerca la situación hasta ahora con los brazos cruzados y la boca cerrada dejó escapar un suspiro.
—Juzgando por el hecho de que nadie ha mencionado mi nombre hasta ahora es bastante obvio que, sí, no estaba con nadie ayer por la noche —habló sin vacilación—. Después de cenar me dirigí a mi habitación y estuve en mi ordenador. Estuve trabajando en un modelo y, bueno, me ahorraré los detalles aburridos. Debería haber un registro, así que podrías comprobarlo como prueba, pero supongo que esas cosas se pueden falsificar. Supongo que no se puede considerar una coartada.
—No sé mucho acerca de ordenadores. ¿Tú que piensas Kunagisa?
—¿Eh? —la cabeza de Kunagisa apareció de repente. Horrible momento para estar en las nubes—. Oh. Con un cierto grado de habilidad una persona podría fácilmente manipular algo tan simple como un registro. Akane-chan, ¿cuánto sabes sobre ordenadores?
Akane-san sonrió.
—Creo que no hace falta responder a eso.
—Oh, de acuerdo —Kunagisa asintió—. Sí, supongo que tienes razón. Con las herramientas adecuadas incluso un principiante podría alterar un registro. No es como si fuese muy difícil. Puedes encontrar ese tipo de software por todos sitios.
—¿No hay alguna manera de saber si el registro ha sido alterado? —pregunté.
—Lo hay, pero eso también se puede falsificar. Casi todo es posible con un ordenador, así que es difícil usarlo para confirmar una coartada.
Tomo Kunagisa. Invitada a esta isla como la líder de ese "equipo". No tenía igual en su campo, así que no había forma de que estuviese equivocada. En cuyo caso, Akane-san no tenía ninguna coartada.
Akane-san dejó escapar otro suspiro.
—Bueno, supongo que tengo que construir una defensa para mí misma o alguien me va a crucificar. Así que lo diré sin más: yo no lo hice. Desde luego, odio a los artistas pero no creo que valga la pena matarlos. Ya están muertos mientras siguen vivos. No valdría la pena el esfuerzo. No tuve nada que hacer.
Probablemente quería decir «No tuve nada que ver», pero de cualquier forma, no parecía que estuviese mintiendo o haciéndose la dura, y tampoco parecía que estuviese actuando.
—Vale, por favor esperad todos un minuto. Necesito darle vueltas a esto en mi cabeza.
—Esto, antes de eso, por favor esperad —le dije a Iria-san. La conversación se estaba poniendo bizarra. ¿Esperar antes de que esperemos?— Esto, Iria-san, ¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente?
—¿Disculpa?
—Es solo que todo esto parece muy extraño y… por supuesto, esta es tu isla y tu mansión, así que probablemente sea mejor no decir nada, además no soy ni siquiera un invitado, pero lo preguntaré de todas formas. ¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente?
—Bueno, estoy intentando llegar al fondo del asunto, por supuesto —sonrió levemente—. A mí me parece muy claro —continuó—. Ibuki-san fue asesinada por alguien. Y en ese caso, eso significa que fue asesinada por alguien de esta habitación. Como has dicho, esta es mi isla y mi mansión. Uno de mis invitados ha sido asesinado, y el asesino está justamente aquí. Por supuesto ¿no creerás que debemos dejar las cosas tal y como están?
Echó una mirada a la multitud con una sonrisa irónica.
De hecho, llevaba razón. Esta era una isla remota. Un isla remota, desierta, y completamente aislada.
Karasunonureba.
Si había doce personas en la isla y una fue asesinada, el asesino tenía que ser uno de los once restantes. Incluso un estudiante de primaria puede realizar ese tipo de cálculos.
—Por dios, otra muerte —dijo Iria-san con un suspiro.
¿Otra? ¿Acaba de decir "otra"?
—Y otra decapitación, nada menos. ¿Podría ser que esta isla está maldita? Dime Himena-san, ¿podrías comprobar eso?
—Tú eres la que está maldita —contestó Maki-san—. La isla es sólo una isla. Si hay algo que está maldito, eso eres tú.
Tan cruel como ese comentario pudo ser, Iria-san respondió con una extraña sonrisa.
—Quizás es eso.
Ah, todo tenía sentido. Me había parecido extraño que a pesar de su actitud, Maki-san era capaz de llevarse tan bien con todos menos conmigo, pero ahora lo comprendía. A nadie más en esta isla le importaba lo que dijesen otras personas.
—Bueno, aunque esto es un caso bastante simple. Quizás no hay necesidad de todo este interrogatorio. Después de todo, la hora del suceso es bastante obvia.
—¿Lo es?
—Lo es. Tú también lo viste, ¿verdad? Toda esa pintura se cayó durante el terremoto, y el cuerpo de Ibuki-san estaba al otro lado. ¿Qué ancho se supone que era ese río de pintura?
Nadie se aventuró a contestar, así que lo hice yo.
—A simple vista, yo diría que sobre unos 3 metros.
—Cierto, no tan grande pero desde luego no tan pequeño como para saltarlo. Así que podemos confirmar que el asesinado debió haber sucedido antes del terremoto.
La estantería se había caído con el temblor, resultando en un río color mármol. ¿Qué significaba? Que el terremoto debía haber sido más intenso de lo que me parecía, pero eso no es todo.
¿Qué significaba ese río en realidad?
—Esperad un momento —interrumpió Akane. Parecía un poco preocupada—. Esta conversación no presagia nada bueno para mí. ¿Sabéis por qué?
¿Por qué?
Todos excepto Akane-san tenían una coartada para antes del terremoto.
Yo estuve con Kunagisa todo el tiempo. Lo mismo con Hikari-san, Maki-san, y Shinya-san. Lo mismo pasa con Akari-san y Teruko-san. Y por supuesto, Iria-san, Rei-san, y Yayoi-san. Todos tenían una coartada y podían atestiguar por los demás.
Iria-san tenía razón. No había posibilidad que alguien pudiese haber saltada ese río de pintura color mármol sin pisar en la pintura y crear huellas.
En cuyo caso…
El asesinato tenía que haber sucedido antes del terremoto. La única que no tenía coartada en ese momento era Akane-san. De hecho, esto no pintaba nada bien para ella.
—Iria-san —dijo atragantada—. Voy a preguntártelo directamente. ¿Crees que yo lo hice?
Eso sí que era directo, desde luego.
—Sí —admitió Iria-san igual de directa—. Quiero decir, ¿quién más podría haber sido?
Akane-san apartó la mirada de Iria-san y no dijo nada. Estaba condenada por un argumento efectivo a pesar de ese cerebro de los Siete Idiotas suyo. Sintiendo de alguna forma una pizca de conexión con ella, quise saltar y salvarla, pero si un miembro de los Siete Idiotas no podía pensar en una forma de refutarlo, no había ninguna posibilidad de que alguien que abandonó el programa pudiese.
Un silencio incómodo se asentó en el aire durante un momento, pero fue Kunagisa quién lo rompió.
—Eso es incorrecto —dijo—. No creo que esa lógica tenga sentido del todo, Iria-chan.
—¿Oh? ¿Por qué es eso? —Iria-san parecía extrañamente satisfecha de oír eso—. Ah, ya veo. Estás hablando de la posibilidad de que exista un cómplice. Supongo que existe esa posibilidad. Eso haría que las coartadas de todos se tambaleasen.
—No, no es eso. Incluso si no consideras lo del cómplice, te sigue faltando algo. Verdad, ¿Ii-chan?
—¿Eh? —solté de pronto, completamente sorprendido de que fuese arrastrado en esto.
—Vamos Ii-chan, díselo. Lo que pasó ayer por la noche.
—Ayer por la noche… ¿ocurrió algo?
Pareciendo bastante irritada, Kunagisa se puso de morros. Esto era algo bastante raro de ver en ella. —¿Qué puedo decir? A diferencia de ti yo tengo mala memoria.
—Dios, ¿en serio no te acuerdas? Tu memoria no es mala, ¡es inexistente! ¿Siempre te olvidas de cosas tan importantes? Después del terremoto. Shinya-chan hizo una llamada a Kunagisa, ¿verdad?
—Oh, oh, ¡oh!
Hikari-san y Shinya-san levantaron la vista sorprendidos.
Era cierto. Shinya-san había llamado a Kanami-san después del temblor y confirmó que estaba bien. Confirmó que nada le había pasado. Guau, eso era importante, justo como Kunagisa había dicho. ¿Qué significa eso? ¿Qué sucedería ahora?
—En otras palabras, Kanami-chan tuvo que ser asesinada después del terremoto.
—Espera un segundo —dijo Iria-san entrando un poco en pánico—. Pero ese río de pintura…
—Bueno, Iria-chan, eso debe significar que… —se pausó un momento—. El estudio estaba cerrado. Todos intercambiaron miradas por un momento.
El río de pintura era imposible de saltar, eso seguro. Medía tres metros de ancho. Quizás fuese posible si eras saltador de longitud, pero incluso así, no había espacio para correr. Si consideras eso, el asesinato debía haber ocurrido antes del terremoto, justo como dijo Iria-san, pero entonces la historia de Shinya-san no tendría sentido. Inmediatamente después del terremoto Kanami-san no había sido ni asesinada ni herida.
—Sakaki-san —dijo Iria-san—. ¿Estás seguro de que esa era la voz de Ibuki-san?
Se puso aún más pálido, con una expresión de confusión en su cara. Al final, asintió.
—Sí, era definitivamente Kanami. No hay duda. Dijo que estaba ocupada y que la pintura se había caído así que todo era un desastre. Tenía que estar viva después del terremoto.
—Yo también oí a Sakaki-san hablando por teléfono —le contestó Hikari-san a su jefa—. Me preguntó si podía usar el teléfono de la casa y… yo creo que Ibuki-san debía estar viva todavía.
—Sí, todavía estaba… —se agarró la cabeza con angustia—. Si solamente hubiese ido al estudio en lugar de descuidar mis deberes. ¡Maldita sea! ¡Soy escoria! ¡Soy una maldita escoria!
No había mucho que contestar a eso. Solo que al final, no eran los terremotos, las ventiscas o el fuego lo que era aterrador.
Parece que se puede encontrar un tipo de consuelo en la culpa. Sirve como una salida a lo que está enfrente de tus ojos. Acabas anclando todos tus malos actos en tu antiguo yo. Es lo que se llamaría auto-condenación.
Cuanto te arrepientes de algo técnicamente estás siendo bueno.
No estoy diciendo que Shinya-san sea un monstruo. La gente simplemente está atada de esa forma. Si alguien fuese un monstruo, ese sería yo, por solo ser capaz de buscar los defectos de las personas de esta forma.
—Esto está empezando a ponerse extraño —dijo Akane-san frotándose la barbilla—. De acuerdo a los testimonios de Shinya-san, Hikari-san y Kunagisa-san, el asesinato debió haberse producido después del terremoto. Pero después del terremoto, el río de pintura ya se había formado, en cuyo caso no hay nadie que la haya podido matar. En cuyo caso…
—Es cierto, Akane-chan —interrumpió Kunagisa. Tenía esa mirada que aparece cuando encuentra algo interesante—. Es una situación increíblemente extraña.
—Cuando dices que el estudio estaba cerrado quieres decir… —Iria-san asintió pareciendo convencida—. Bueno. De hecho, incluso ahora, la pintura no está seca, ¿eh? ¿Podría haber una forma de trepar hasta la habitación y entrar en ella? Dime Akari, ¿Dónde está el teléfono en el estudio de Ibuki-san?
—Está justo al lado de la ventana, en un estante para el teléfono —contestó Akari-san con gran seguridad.
Iria-san se cruzó de brazos y le dio vueltas al asunto.
—Kunagisa-san, tú has planteado esta pregunta pero, ¿supongo que no conocerás ya la respuesta? ¿Sabes quién lo hizo?
—No —contestó Kunagisa extrañamente segura.
Por supuesto, yo tampoco lo sabía.
Nadie lo sabía.
—¿Qué hay de la ventana? ¿Es posible que una persona entrase por la ventana? —preguntó Shinya-san.
Hikari-san fue quién contestó.
—Es un segundo piso. No creo que sea posible. Y estoy bastante segura que la ventana se cierra desde dentro, así que…
—¿Así que no hay manera de abrirla desde fuera?
—Probablemente —contesto Hikari-san.
Jaque. Así que la ventana era imposible, y lo mismo era la puerta. No podía haber sucedido antes del terremoto ni después del terremoto, así que…
De acuerdo.
Estábamos en un callejón sin salida.
Todos enmudecieron otra vez. Y entonces, los ojos empezaron a regresar hacia Akane-san.
—¿Eh? —parecía un poco sorprendida—. Ey, creía que se había aclarado mi inocencia.
—Quizás no —dijo Iria-san—. Limpiar el río de pintura es imposible, ¿verdad? Así que, en última instancia, tuvo que ser antes del terremoto.
—¿Y qué hay de lo que dijo Shinya-san?
—Pudo haber sido engañado. Quizás fue una alucinación auditiva a algo así.
¿Una alucinación auditiva? Eso es un disparate. Estaba aún más allá que un disparate. Tenía que decir algo.
—Creo que eso es solo lo que quieres creer —dije.
—No lo creo —dijo Iria-san sin inquietarse por mi opinión—. Incluso suponiendo que no fuese una alucinación auditiva, podía haber sida fácilmente algún tipo de malentendido. No hay manera de cruzar ese río de pintura, eso es seguro. Así que es lógico suponer que el asesinato antes del terremoto, en cuyo caso no pudo ser nadie excepto Akane-san.
—No me parece bien —dijo Akane-san, pareciendo verdaderamente preocupada—. Ya sé que esto probablemente no me ayude, pero no puedo evitar pensar que la coartada de Akari-san y Teruko-san es un poco incompleta. Quiero decir, ¿familiares atestiguándose entre ellos? No se aguantaría en un juzgado.
—No estábamos hablando sobre un juzgado —dijo Iria-san categóricamente.
—No lo creo —dijo Akane-san como si estuviese esperando una respuesta—. Aun así, determinar al criminal por un proceso de eliminación no tiene mucho sentido. Es estúpido. Y simplemente ignorar el testimonio de Sakaki-san no es precisamente lo que se llamaría un razonamiento lógico. Es razonamiento selectivo.
—¿Razonamiento selectivo?
Akane-san me echó una mirada como si me dijese, «¿Se lo explicas por favor?»
—Una afirmación con prejuicios —solté, recordando de repente de mi programa de entrenamiento que alguien nunca debe revelar su propia estupidez a un superior—. En otras palabras, quiere decir que solo consideras los testimonios y las evidencias que convienen a tu opinión y describes a todas las evidencias contrarias como un tipo de golpe de suerte. En realidad, siempre dicen esto en los experimentos de habilidades sobrenaturales. Esa gente —mis ojos se dirigieron hacia Maki-san— esa gente lo usa mucho. Amor ciego, ¿no era así? Se obsesionan con cualquier evidencia que sugiere que estas habilidad existen mientras ignoran cualquier evidencia que sugieren que no. Es su forma de conseguir resultados deseables, supongo.
—No te sigo.
Tuve que pasar por todo el esfuerzo de recordar esas cosas, y aquí está Iria-san que ni siquiera estaba escuchando. Un desperdicio de palabras.
Akane-san suspiró profundamente.
—Supongo que Ibuki-san y yo teníamos una relación bastante horrible, pero aun así…
Recordé su horrible disputa en la cena de la noche anterior. No hacía maravillas para ayudar a su caso, precisamente. Desde luego, no era solo la ausencia de coartada de Akane-san lo que hacía que Iria-san dudase tanto de ella, sino esto también.
Por supuesto, no era como si no entendiese los sentimientos de Iria-san. Pero si tomabas en cuenta el testimonio de Shinya-san, incluso Akane-san no podía ser sospechosa.
Era un crimen imposible. No había sospechosos. Había una víctima y cero sospechosos. La situación no tenía ningún sentido. Y entonces para arreglarlo…
—El testimonio de Sakaki-san parece un poco turbio después de todo —dijo Iria-san mirándolo fijamente—. Incluso si no es una mentira, tiene que haber algún tipo de percepción errónea o sueño o algo.
—Pero yo le oí hablando por teléfono —dijo Hikari-san.
Iria-san sacudió su cabeza.
—No es como si hubieses oído la voz de Ibuki-san, ¿verdad? Sakaki-san es el único que oyó su voz directamente, lo que significa…
—Venga ya, eso es… —Shinya-san comenzó a protestar pero a medida que se daba cuenta que no tenía base para argumentar se calló.
—Bueno, si las cosas son así supongo que no hay otra opción que sospechar de mí. De cualquier forma, esa es sólo una manera de ver las cosas —dijo Akane-san casi como si estuviese hablando de otra persona. Incluso ahora no parecía estar mintiendo o actuando. Akane Sonoyama, sistema ER3, Siete Idiotas. Parecía muy habituada a este tipo de jaleos—. Aun así, no tienes ninguna prueba. Iria-san, incluso si es la dueña de la isla y de la mansión, no me trataría como un criminal sin ninguna prueba, ¿no es cierto? Puede que esto no sea un juzgado, como tú dices, pero tampoco es una antigua y polvorienta novela de detectives, ¿verdad? No puedes simplemente asumir que soy el criminal basándote en un proceso de eliminación y un razonamiento selectivo. Nadie puede hacerlo.
—Pero Sonoyama-san, tú tampoco puedes probar que no eres el criminal.
—No puedes preguntarle al inocente que pruebe su inocencia. No puedes probar lo imposible. Soy inocente hasta que se demuestre lo contrario.
—Estás hablando de la ley de nuevo.
Los hombros de Akane-san se hundieron.
—Bueno, ¿cuál es tu objetivo Iria-san? Así que soy el principal sospechoso. Bien. Está perfectamente bien. Soy la única sin coartada antes del terremoto. Nadie podía entrar en el estudio después del terremoto. Sí, estoy de acuerdo contigo en eso también. Por consecuencia el testimonio de Sakaki-san resulta ser sospechoso. Tiene sentido. ¿Así que qué pasa ahora?
Así que…
¿Qué pasa ahora?
—¿Qué deberíamos hacer? —Iria-san pasó la mirada por toda la mesa con una expresión preocupada. Parecía que no había pensado más allá de donde estábamos. Que anticlimático.
—Arrójame a la policía o lo que quieras —dijo Akane-san apartándose el flequillo de la frente.
¿Akane-san de los Siete Idiotas siendo entregada a la policía?
—Odio a la policía —dijo Iria-san todavía perpleja mirando el techo—. Oh, ¿Qué debería hacer?
El ambiente se puso tenso de nuevo.
—Hey, Tomo —le susurré a Kunagisa.
—¿Qué pasa, Ii-chan?
—¿No hay alguna forma de parar esta caza de brujas?
—La hay.
—¿Sí?
—Sí, pero —me miró por completo— tendrás que hacerlo tú, no yo.
—Sí, de acuerdo —asentí y levanté la mano.
Iria-san me llamó con una mirada confusa.
—Sí, tú.
Ah, bien. Era genial ser ignorado.
—Tengo una sugerencia.
—¿Sí?
—¿Qué os parece si usamos la habitación en la que me estaba quedando yo? Parece que solo se puede abrir y cerras desde fuera. ¿Qué os parece si dejamos a Akane-san ahí durante un tiempo?
—¿Dejarla ahí? —me miró con ojos de duda—. ¿Quieres decir encerrarla?
—No exactamente. No encerrarla, solo… un breve periodo de reclusión. Iria-san, yo creo que el mayor problema que tenemos que evitar ahora es que esto se convierta en una ola de asesinatos. Kanami-san fue asesinada. De acuerdo, eso está más que hablado. Odio ser tan franco sobre ello pero lo hecho, hecho está. Pero más importante es que no debemos dejar morir a nadie más. La forma más rápida de evitar una situación así es aislar al principal sospechoso. Si Akane-san es realmente la asesina naturalmente no será capaz de cometer más asesinatos. Si, por otro lado, alguien usó algún tipo de truco y logró colarse y matar a Kanami-san después del terremoto, entonces esa persona estará en un punto muerto. Después de todo, si lo intentasen de nuevo, probaría la inocencia de Akane-san.
Eché un vistazo para ver las respuestas de la gente.
—En otras palabras, crear un ambiente antagonista de forma que el asesino no se pueda mover. Eso incluye a Akane-san, al igual que a todos los demás. El estudio pudo haber estado cerrado, pero las puertas cerradas se pueden abrir. Pudo haber habido algún truco. Pudo no haberlo. Eso no importa. Lo que importa es que no lo sabemos. Akane-san pudo haberlo hecho. Alguien más pudo hacerlo. Incluso yo pude. O puede que no. Creo que lo mejor sería crear una situación en la que el asesino no pueda hacer nada.
—Ah, ya lo entiendo —dijo Yayoi-san un poco sorprendida—. Eso tiene mucho sentido. Yo estoy de acuerdo. No creo que haya una razón de peso para sospechar solo de Sonoyama-san. El razonamiento de Iria-san parece un poco arbitrario.
Iria-san le dirigió una mirada burlesca. No obstante Yayoi-san continuó.
—No creo que sea una mala idea. Pero no esperas tenerla encerrada para siempre, ¿verdad? En esa horrible habitación.
Ey, yo he estado durmiendo en esa horrible habitación, maldita sea.
Burguesa engreída.
—Bueno, solo hasta que llegue la policía. Esto es una isla privada, no debería tomarles más de un día o dos en enviar a un investigador aquí.
—No voy a llamar a la policía —dijo Iria-san, sorprendiéndome por completo.
¿Qué? Perdóname, madame, ¿qué fue eso tan desagradable que acaba de soltar?
—Quiero decir, para qué valdría, ¿verdad? Incluso si llamamos a la policía simplemente se imaginarán que el criminal fue Sonoyama-san y todo acabará. La policía no hará nada.
No eran las palabras de Iria-san lo que encontraba sospechoso, sino su expresión facial. ¿La policía no hará nada? ¿Por qué dijo algo así con una mirada tan severa?
—Pero no podemos no llamar a la policía. Si no la llamamos no tendría ningún sentido confinarla.
—No necesariamente. Solo tenemos que encajar las piezas mientras está allí. Encontraremos al verdadero culpable con evidencias y razonamientos. ¿No tiene eso sentido?
—Entonces, ¿serás tú la que investigará Iria-san?
Algo acerca de la idea de Iria-san usando su razonamiento no encajaba del todo. Pero para mi sorpresa sacudió la cabeza.
—No, yo no por supuesto. ¿No te acuerdas? Te lo dije ayer, ¿no es así? En una semana, no, seis días, ese maravilloso ser humano vendrá a la isla.
El detective de esta proverbial novela de misterio. El favorito de Iria-san.
El héroe de Iria-san.
—Seguro que Aikawa-san convertirá este problema en añicos.
En añicos. Vaya expresión. Y no parecía que estuviese exagerando.
—Seis días, ¿eh? —dijo Akane-san cínicamente, permaneciendo con los brazos cruzados justo delante suyo—. Bueno, lo que sea. Vale, vale, vale. Sé que no soy culpable pero si eso es lo que hace falta para convencerte qué puedo decir. Presumo que podemos fiarnos de este Aikawa-san, ¿no?
—Sí. Por supuesto —Iria-san asintió con confianza. Podías sentir su absoluta fe en este héroe suyo con solo mirarla.
Akane-san dejó salir un último suspiro.
—Bien. Hagámoslo.
3[edit]
—Me pregunto si hemos hecho lo correcto —dije mientras jugaba con el pelo de Kunagisa. Dijo que le molestaba tenerlo todo atado arriba de esa forma y me pidió que se lo rehiciese. Y yo que pensaba que estaba adorable, pero si no le gustaba no había otra opción.
Todo el mundo se había separado después de aquello y nosotros dos habíamos regresado a la habitación de Kunagisa.
—Creo que está bien. Es básicamente lo que esperaba que sucediese. Akane-chan también debe estar agradecida, ¿eh? De cualquier forma, es una idea bastante mejor que continuar con esa improductiva discusión.
—Ya, quién sabe…
Siendo yo el que había sugerido la idea en primer lugar, no podía imaginar que Akane-san estuviese muy contento sobre ello. Me sentía un poco culpable. Podía ser la única solución pero no paraba de preguntarme si existía otra forma.
—Hecho.
—Gracias~ —se arrastró hacia la torre de ordenadores y se sentó de espaldas a mí. Entonces encendió la corriente y empezó a teclear.
—Es solo que… me siento como si hubiese perjudicado a Akane-san.
—Quizás. Pero algunas cosas no se pueden evitar, ¿sabes, Ii-chan?
Después del desayuno, Akane-san se había marchado a mi habitación por su propio pie. Se había decidido que Akari-san y las demás le llevarían la comida directamente y que necesitaría llamar desde el teléfono de la habitación cada vez que necesitase usar el baño. Akane-san había requerido una lámpara de mesa para que pudiese pasarse los próximos seis días leyendo los libros que había traído. Seis días… Objetivamente hablando, la habitación no era un ambiente particularmente malo. Pero la puerta no podía ser abierta desde dentro y la ventana estaba demasiado alta; no había ninguna forma de escapar. En ese sentido, sí que era como estar encerrada. Seis días.
Desde luego era mucho tiempo para estar encerrado.
—Si Iria-san simplemente llamase a la policía no tendríamos que pasar por todo esto. Es como si estuviese intentando encubrir el incidente.
—Pero Iria-san está en lo cierto, ¿sabes? Si hubiese llamado a la policía le habrían echado la culpa a Akane-chan y cerrado el caso aquí mismo. Incluso si no la detuviesen sería una sospechosa. Quiero decir, ¿no querrías evitar algo como eso? En serio, ¿una de los Siete Idiotas convertida en sospechosa de asesinato?
—¿Sabes mucho del ER3, Tomo?
—Tengo un par de conocidos allí. Pero estoy segura de que tú sabes más que yo.
—Hablando de los Siete Idiotas, ¿Akane-san no tendrá inmunidad criminal o algo así?
—Pero sería una situación incluso peor para mí, por no hablar de Yayoi-chan y Maki-chan, quienes son muy respetadas. Nadie necesita tratar con un escándalo como este. Por supuesto lo mismo se aplica para Iria-chan. Así que es natural que no haya llamado a la policía.
—Natural, ¿eh?
Probablemente era la isla misma la que era antinatural. Pero juzgando por la actitud de Iria-san, tenía la sensación de que había más cartas en el asunto. Como si tuviese alguna razón más fundamental para que no quisiese llamar a la policía.
—¿Crees que hay alguna razón específica por la que a Iria-san no le gusta la policía?
—Bueno, ¿Qué tal si se lo preguntas?
—Dudo que nos lo diga.
—Ya, quizás. De cualquier forma, ¿por qué preocuparse? Una vez que ese Aikawa por el que Iria-chan está tan loca llegue aquí todo se habrá solucionado. Son solo otros seis días.
—Ya, pero…
Iria-san era la dueña de la isla y si ella decía que no había policía no había forma de ir contra ella. Para lo que valía, probablemente no hubiese más asesinatos con Akane-san encerrada. Aun así…
—Dime, Tomo.
—¿Qué Ii-chan?
—Quiero pedirte un favor.
—Acepto. ¿Cuál es?
—¿Puedes hacer algo sobre la puerta cerrada?
—No lo sé, pero por ti, lo intentaré.
No hacía falta malgastar los próximos seis días sentados, esperando. Yo fui el que propuso este curso de acción en primer lugar, así que tenía el deber de pensar seriamente sobre el caso.
—Si podemos figurarnos el caso rápidamente, no necesitaremos tener a Akane-chan encerrada ahí dentro, tanto si lo hizo como si no.
Giró la silla para ponerse enfrente de mí. Me hizo señas de que me acercase.
—Aquí, aquí.
Me dirigí hacia los ordenadores como me dijo.
—Mientras tanto he escrito las coartadas de todos.
Kanami Ibuki (asesinada)
Akane Sonoyama Antes del terremoto: X Después del terremoto: X
Tomo Kunagisa Antes del terremoto: ○ (Ii-chan, Hikari, Maki, Shinya) Después del terremoto: X
Yayoi Sashirono Antes del terremoto: ○ (Iria, Rei) Después del terremoto: X
Akari Chiga Antes del terremoto: Δ (Teruko) Después del terremoto: X
Hikari Chiga Antes del terremoto: ○ (Ii-chan, Tomo, Maki, Shinya) Después del terremoto: X
Teruko Chiga Antes del terremoto: Δ (Akari) Después del terremoto: X
Shinya Sakaki Antes del terremoto: ○ (Ii-chan, Tomo, Maki, Shinya) Después del terremoto: ○ (Maki)
Rei Handa Antes del terremoto: ○ (Iria, Yayoi) Después del terremoto: Δ (Iria)
Maki Himena Antes del terremoto: ○ (Ii-chan, Tomo, Hikari, Shinya) Después del terremoto: ○ (Shinya)
Iria Akagami Antes del terremoto: ○ (Rei, Yayoi) Después del terremoto: Δ (Rei)
—¿Te parece correcto?
—Entiendo lo de los círculos y las equis pero ¿qué son esos triángulos?
—Akane-chan tenía razón sobre los testimonios de familiares. Iria-chan, Rei-chan, Akari-chan, Hikari-chan, y Teruko-chan parecen un grupo bastante respetable así que de momento se quedan en revisión. Es solo que, bueno, sus coartadas parecen un poco débiles. Descendió por la pantalla y comprobó el esquema de las coartadas una vez más.
—Por ahora ignoremos la posibilidad de un cómplice —dije—. Y eso incluye los lazos familiares. Si asumimos todo eso podemos eliminar a Shinya-san y Maki-san de la lista de sospechosos. Oh, y también a Rei-san e Iria-san.
Cuatro personas descartadas.
Quedaban siete.
—Si el testimonio de Shinya-san era preciso, entonces la habitación cerrada con la pintura se convierte en el problema. Pero si fuese una mentira, eso significa que solo Akane-san podría haberlo hecho.
—No puedo imaginarme por qué Shinya-chan iba a mentir.
—Bueno, pudo ser un malentendido a algo en lugar de una mentira.
Bueno, qué pasa con eso.
Estaba empezando a sonar como Iria-san.
—Pero sabes, Akane-san es realmente el principal sospechoso, hablando objetivamente.
—Sí, no puedes evitar pensar eso mirando este esquema. No importa lo justo o compasivo que seas, no cambia el hecho de que ella es la única sin una pizca de coartada. Si ese no fuese el caso, probablemente no hubiese aceptado todo esta idea de la reclusión.
—Sí, eso está claro. Pero, Tomo, ¿crees que lo hizo Akane-san?
—Yo no lo diría. Como ella misma dijo, no hay pruebas. No puedes decidir quién es el criminal solo por un proceso de eliminación. Todavía no hemos examinado el cuerpo de Kanami-san siquiera.
—Ah, y supongo que todavía queda el hecho de que la habitación estaba cerrada.
—Pero si tenemos eso en cuenta nadie podría haber cometido el crimen. Ii-chan, ¿tienes alguna idea sobre eso?
—Tengo unas pocas —dije mientras reflexionaba—. Quizás saque algo en un rato. ¿Qué hay de ti, Tomo?
—Yo tengo un montón de ideas —dijo—. Sólo necesito pensar un poco más y todas las piezas deberían encajar. Oh, y Ii-chan. Tanto si el testimonio de Shinya-san es cierto o no, creo que el asesinato sucedió después del terremoto.
—¿Eh? ¿Por qué?
—Ese retrato tuyo. ¿Realmente crees que pudo haber terminado una pintura así antes del terremoto? No lo creo.
—Bueno…
Era difícil de decir. Kanami-san era jodidamente rápida cuando hablamos de pintar. Pero si lo que Kunagisa dijo era cierto, entonces estaba aún más claro que la puerta estaba cerrada. Ese no era un progreso que ayudase demasiado al caso.
—Y está el tema del cuerpo decapitado en sí.
Asentí.
Sin importar quién la había matado, ¿por qué el que lo hizo le cortaría la cabeza?
—Dicen que tengas cuidado con la identidad de los cuerpos cuando no tienen cabeza, pero no creo que haya ninguna necesitad de dudar en este caso en particular. Había doce personas, a una le cortaron la cabeza, y ahora quedas once. Y sabemos exactamente quienes son y dónde están esas once personas.
—Si hubiese sido una de las tres hermanas criadas la asesinada sí que tendríamos un verdadero problema, ¿eh? —dijo Kunagisa—. Pero con Kanami-chan probablemente no haga falta preocuparse por ello. Si hubiese más gente en la isla seria otra historia, pero ya sabes.
—No necesitamos considerar esa opción tampoco. Si asumimos que hay X personas en esta isla todo eso de reducir el número de sospechosos y comprobar las coartadas se hace innecesario. No sé lo que este "detective" que llegará en seis días tendrá que decir sobre ello pero por ahora preocupémonos por las once personas que conocemos.
—Tú lo has dicho —dijo echando una mirada al techo—. Ahora, si consideras la posibilidad de un cómplice o algún tipo de control remoto, sólo tú y yo podemos eliminarnos de la lista de sospechosos.
—¿Por qué yo también? —dije.
—Porque confío en ti —contestó serenamente—. Aun así, ¿por qué una decapitación? Intercambiar cuerpos es la única razón posible que se me ocurre. Pero me pregunto… quizás ni siquiera es así como murió.
—Ya. Sí hubiese sido así no habría tan poca sangre. Hubiese sido más como un río de sangre. Pero a simple vista no parecía haber ningún tipo de herida de puñalada ni otras heridas, así que quizás fue veneno o estrangulación. Quiero decir, son sólo especulaciones.
—Me pregunto si opuso resistencia.
—Probablemente no. Sus piernas no funcionan, e incluso aunque su vista ha vuelto, no es perfecta. Una vez que te acercas a ella el acto de asesinarla no debe ser muy complicado. Y cortar su cabeza tampoco sería un desafío.
Mientras no vacilases, sólo tomaría un par de minutos.
—Tampoco hay un motivo claro. ¿Por qué tuvo que ser asesinada Kanami-san?
—Nadie tendría que ser asesinado. Pero sí, me pregunto por qué. A excepción de Shinya-san, todos los demás acabábamos de conocerla, ¿verdad? Bueno, aunque quizás ese no sea el caso. Quizás alguien tenía algún tipo de conexión con ella antes de venir aquí. No sería tan extraño.
—Supongo que puedes suponer cualquier cosa en ese aspecto.
En cuyo caso, no existe motivo por el que suponer nada.
Kunagisa dejó escapar un gruñido.
—Bueno, preocupémonos por los otros detalles primero y descubramos quién conoce a quién más tarde.
—¿Cómo vamos a hacerlo?
—¿Con quién piensas que estás hablando? —me sonrió.
Por supuesto.
Esta chica de pelo azul tenía un "pasado", así que no hace falta hablar.
—Bien, ¿deberíamos hacer una investigación en la escena del crimen? —y cogió la cámara digital que tenía a su lado.
4[edit]
De camino a la habitación de Kanami-san nos cruzamos con Yayoi-san. Quise saludarla pero había algo que te decía que era mejor no acercarse, así que perdí la oportunidad. Continuó caminando en dirección opuesta. Habíamos pasado al lado uno de otro pero era como si no se hubiese percatado de nuestra existencia siquiera.
—Me pregunto en que anda —dijo Kunagisa—. Hay algo extraño en ella.
—Parece preocupada por algo. O quizás solo está sumida en sus pensamientos.
—Bueno. Quizás estuvo mirando en la habitación de Kanami-chan, ¿sabes? Quizás tuvo la misma idea que nosotros. Resolver el caso rápidamente para que pueda irse a casa.
—Sí. Quién sabe. Es la que más tiempo ha estado aquí, ¿verdad? Dudo que de repente empaquete y se marche.
—Eh, quizás. Pero personalmente, yo odio las islas en las que suceden asesinatos.
—Me pregunto por qué.
Justo antes de que nos dispersásemos del comedor, Iria-san había proclamado una regla. «Hasta que Aikawa-san llegue en seis días nadie abandonará la isla. Todos somos sospechosos, incluida yo».
En otras palabras, Akane-san no era la única que estaba siendo recluida. Y no era solo curiosidad lo que motivaba a Kunagisa a ahondar más. Quería irse a casa como tenía planeado. Tan vaga como era, era extrañamente quisquillosa con sus planes.
—Bueno, de cualquier forma, está bien. Desde luego, no me importaría que Yayoi-chan resolviese el caso por nosotros.
—No creo que sea eso en lo que está metida. Tenía ese aire de melancolía y pesadumbre. No puedo evitar preguntar si se estaba deshaciendo de alguna prueba o algo.
—Eso desde luego nos supondría un problema —dijo Kunagisa, mirándome a través de la cámara digital—. Démonos prisa y comprobémoslo.
La puerta de Kanami-san permanecía abierta. Podías ver el interior de la puerta abierta hacia afuera. Nadie parecía estar alrededor. Me pregunté que estarían haciendo los demás, excepto Akane-san, quien supuestamente estaba en la habitación de almacenamiento. Pero decidí ignorar esos pensamientos de momento. La gente hará lo que le dé la gana siempre que se lo permitan. Eso era cierto en la isla y era cierto en cualquier otro sitio.
La habitación olía a disolvente de pintura como siempre, pero la pintura parecía estar prácticamente seca en estos momentos. El cuerpo de Kanami-san permanecía en el mismo sitio que esta mañana y por lo que parecía seguía igual.
—Echémosle un vistazo…
Hay algo terriblemente… cómico sobre un cuerpo decapitado. Lo que hace que los cadáveres sean siniestros y terroríficos es esa cara inexpresiva, pero sin una cabeza que muestre esa cara, el miedo y el terror son reemplazados por hilaridad. Es como mirar a un intento fallido de un maniquí o algo por el estilo.
El río de mármol. El abrigo de Kunagisa permanecía justo en medio.
—Por cierto, sobre el abrigo. ¿Cuánto te costó?
—Era parte de un conjunto de dos piezas que rondaba los veinte mil, creo.
—¿Dólares?
—No, yenes.
Vaya, un precio normal. Estaba sorprendido.
—Bueno, deberíamos entrar. —Intenté dar el primer paso, pero me agarró de la manga como había hecho por la mañana—. ¿Qué pasa ahora?
—Intenta saltar.
—¿Qué?
—Vamos. Es un experimento. Coge un poco de impulso desde aquí y mira hasta dónde puedes saltar el río de pintura. Tu complexión física no es tan mala, ¿no?
—Tampoco tan buena.
—Inténtalo.
—Está bien.
Aceleré un poco e hice mi mejor esfuerzo, pero como era de esperar no pude superar el río. Aterricé con los dos pies, sólo un poco más allá de la mitad.
—Eso es todo lo que vas a conseguir de mí.
—Vaya. —Kunagisa cruzó pisando sobre su abrigo—. Si ni siquiera tú puedes hacerlo, Shinya-san es el único que tendría una oportunidad de conseguirlo. Es el único hombre aparte de ti.
—Sí, pero las criadas también parecen capaces, si soy sincero. Quiero decir, transportaron todo tu equipaje, incluidos los PCs y la estación de trabajo. Y no son precisamente ligeros.
—Ya, pero son pequeñas. Es una cuestión de anchura. Aunque la gente dice siempre que las habilidades coinciden con las necesidades. Supongo que ese detalle es un poco turbio. Ahora veamos qué pasa con Kanami-chan —se acercó al cuerpo de Kanami-san con la cámara en mano. Parecía estar particularmente interesada en examinar el cuerpo mientras que yo estaba más preocupado por los lienzos de Kanami-san. Había varios tirados por el suelo, incluyendo el cerezo en flor que había destrozado, al igual que una nueva versión. Temblé al verlo. Incluso yo, que no tengo más que un ligero interés en el arte y la estética, podía negar que lo que estaba observando era una pura e inmaculada belleza.
Y ahí estaba el dibujo para el que había hecho de modelo. Kanami-san había prometido dármelo, pero no podía aceptar algo como esto. Después de todo, no tenía nervios de acero.
—Probablemente sea una chorrada pero…
Fui a recoger la pintura pero me detuve. Podría ser malo dejar huellas. Aunque también podría no importar.
¿Eh?
—Oye, Tomo.
—¿Sí?
—¿No hay algo extraño en esta pintura?
—¿Te refieres a tu retrato? ¿A ver? ¿Qué hay de extraño? Solo es una pintura corriente.
Desde luego el gusto de Kunagisa no era el más ordinario del mundo, pero eso estaba fuera de contexto. Algo sobre esta pintura estaba fuera de sitio, de una forma molestamente sutil. No era algo sobre la propia imagen, solo ese extraño sentimiento de absurdidad que de alguna manera evocaba.
—Bueno, de cualquier forma, sácale una foto, ¿quieres? Hay algo que me inquieta.
—De acuerdo. Yo aún no he encontrado nada inusual por aquí.
Parecía estar inspeccionando el cuerpo de Kanami-san.
—¿De verdad? —le dije dirigiéndome hacia ella.
—Sí. No soy profesional, después de todo. La causa de la muerte es un misterio, y tampoco puedo determinar la hora de la muerte. Sin un forense es probablemente imposible. Si solo Iria-chan hubiese invitado también a un genio médico. Como Black Jack, sabes, o algo por el estilo. Aunque aún con un forense sería bastante difícil sin la cabeza del cuerpo.
—Supongo que no vamos a encontrar nada después de todo.
—Sí. —Levantó el cadáver por debajo del brazo. Incluso hace años no tenía reparos en tocar un cuerpo sin vida—. Esto me trae recuerdos, ¿sabes? Es justo como los viejos tiempos.
—Sí, tienes razón, pero… A mí no me lo parece. Es como si estuviese viendo un cuerpo sin vida por primera vez otra vez. Me lleva un rato molestando.
Tenía ese sentimiento de desconcierto inexplicable. Como cuando encuentras una cicatriz en tu cuerpo que no recuerdas haberte hecho.
—Es jamais vu.
—¿Que es qué?
—El contrario de déjà vu. Quiere decir que sientes como si estuvieses haciendo algo por primera vez aunque en realidad lo has hecho muchas veces antes. Supuestamente ocurre cuando tus sentidos están adormecidos.
En ese caso, mis sentidos llevan adormecidos desde hace mucho.
Muchas cosas han pasado desde que llegamos, después de todo.
—De cualquier forma —dijo Kunagisa—. No hay heridas de puñaladas. Así que quizás fue estrangulada, después de todo. Y entonces, para esconder las marcas, el asesino le cortó la cabeza.
—Suena como una locura pero… hay algo que no entiendo. Lo que fuera que usase el asesino para cortar la cabeza; cuchillo, hacha, lo que fuese; ¿por qué no lo usó para matarla?
—Quizás sí lo hizo. No hay marcas de puñalada, pero eso es solo en el cuerpo. Quizás la apuñalaron en la cabeza.
—Oh, sí, puede ser —dije—. Hablando de eso, ¿dónde se supone que está la cabeza? Me pregunto dónde la llevó el asesino. Quiero decir, si el asesino se la llevó.
—La mitad de la isla es bosque. Quizás la enterraron en algún lugar. O pueden haberla arrojado al mar. Deshacerse de ella no debió ser un problema.
—Lo que nos trae a la siguiente pregunta. ¿Por qué el asesino le cortó la cabeza?
Pero esa pregunta era un callejón sin salida.
—Yo tengo otra pregunta más, Ii-chan. Échale un vistazo a esto. La cabeza fue cortada desde la base del cuello, ¿verdad? ¿Por qué está cortada así? ¿No crees que si fueses a decapitar a alguien el sitio más normal para hacerlo seria sobre la mitad del cuello?
La posición del corte era, desde luego, demasiado baja, pero yo no hubiese pensado que era algo significante.
Me crucé de brazos y no dije nada. La investigación de la escena del crimen no parecía haber producido ninguna pista al fin y al cabo. Como mucho habíamos confirmado que el río de pintura no podía ser saltado. Pero eso parecía más un paso atrás que un progreso. Kunagisa se dirigió a la balda del teléfono, al lado de la ventana, y cogió el auricular.
—Nada extraño por aquí tampoco.
—¿Pensabas que habría algo?
—Pensé que quizás el circuito había sido amañado para que las llamadas de este teléfono se redirigiesen hacia otro diferente. Pero no parece haber nada extraño en este extremo. No parece que haya sido alterado tampoco.
—El teléfono, ¿eh? Dime otra vez, ¿cómo sucedió? ¿Qué le dijo Kanami-san a Shinya-san?
—La pintura se ha derramado, estoy ocupada trabajando así que no me molestes, cosas así. Pero Shinya-san debería haber ido a comprobarlo, incluso si ella le dijo que no lo hiciese. Puede parecer estricto, pero es su deber como cuidador.
—Tienes razón en eso. Pero no conseguiremos nada hablando de lo que ya está hecho.
Y de cualquier forma, Shinya-san ya tenía suficiente con soportar ese peso. No éramos los apropiados para echarle la culpa a él y no hacía falta hacerlo. El mundo es una locura, pero es un mundo en el que tenemos que tomar la responsabilidad de nuestras propias acciones. Y a veces también tenemos que tomar la responsabilidad de nuestra falta de acción.
—¿Es posible que restaurasen el teléfono a su estado normal después?
—Bueno, no diría que es totalmente imposible, pero prácticamente lo es. No es como enchufar y desenchufar un cable.
—Sí, buen punto. Supongo que tendremos que evaluar otras posibilidades. Como lo de la puerta cerrada.
—¿Piensas que estaba mintiendo?
De repente escuché la voz de Shinya-san a mi espalda, así que me giré. Permanecía apoyado en la puerta, con algo parecido a una bolsa de naranjas en la mano.
—Oí la voz de Kanami-san seguro. No es mentira.
Por el sonido de su voz parecía muy agotado. Lo que probablemente no hacía falta mencionar.
—No estoy diciendo que mintieses, Shinya-san. No hay certeza en nada. ¿Pero es posible que la voz que escuchases no fuese la suya?
—No —contestó—. Conozco a Kanami desde hace mucho. Es imposible que confundiese su voz. ¿Estás dudando de mí?
—No es eso. No hay ninguna razón por la que la hubieses matado, después de todo.
—No lo sé, quizás no nos llevábamos tan bien como parecía —sonrío débilmente. Entonces pisando sobre la pintura seca se acercó a nosotros. Visto de cerca estaba claro lo que era la bolsa de naranjas. Era un saco de dormir. Me miró—. No podemos dejarla aquí, ¿verdad? —dijo—. Tengo permiso de Iria-san, incluso. He decidido enterrarla en la parte de atrás de la montaña. No es como si Iria-san fuese a llamar a la policía y todo esto es de su propiedad. Enterrar a Kanami es todo lo que puedo hacer por ahora.
—Te ayudaremos —le dije. Él intentó pensar en una respuesta apropiada pero dándose cuenta del beneficio de tener dos personas extra ayudándole, no dijo nada.
Entre todos levantamos el cuerpo de Kanami-san y en silencio lo pusimos dentro del saco de dormir. Sé que no hace falta decirlo, pero su cuerpo estaba carente de todo tipo de calor.
—Shinya-san, ¿tienes algo con lo que cavar?
—Debería haber una pala grande en la entrada. Kunagisa-chan, ¿puedes llevarla tú por nosotros? Esto, dime, ¿eso es una cámara digital?
—Sí —asintió Kunagisa—. Debemos dejar un registro de la escena del crimen para cuando el Señor Detective llegue. No creo que el cuerpo demande derechos de autor después de todo, ¿verdad?
Eso era probablemente la peor forma que tenía de decirlo, pero Shinya-san respondió con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.
—Ya veo. ¿Deberíamos irnos ya?
—Esto, ¿Shinya-san? Sobre el cuadro…
—¿Qué? Ah. El cuadro de Kanami. Es bonito, ¿no es así? Es el último cuadro que realizó, pero tenía la intención de dártelo, así que cógelo por favor.
—¿Está bien eso?
—Quiero respetar sus últimos deseos.
Sus últimos deseos.
Sí, estaba muerta. No quedaba nada que cumplir.
—¿Podrías cogerla por los pies? Yo llevaré la cabeza y… —se cortó a la mitad, probablemente dándose cuenta de que no había cabeza que llevar. Sin decir nada la agarré por los pies.
Desde luego deseaba enterrar la cabeza junto al cuerpo pero su paradero permanecía desconocido. O bien el asesino la escondió en algún sitio o había sido arrojada al bosque o tirada al mar, como había dicho Kunagisa.
Mientras sostenía las piernas, me di cuenta de lo pesado que era un cuerpo. Más pesado de lo que esperarías. Probablemente, no era imposible para una sola persona cargarlo, pero con dos personas era, desde luego, mejor.
Desde este punto, ninguno de nosotros habló. En silencio, levantamos el cuerpo y abandonamos la mansión; en silencio, nos dirigimos a la parte de atrás de la montaña; y en silencio, cavamos un hoyo.
El saco de dormir que contenía el cuerpo era una excusa barata como ataúd, no podía sino encontrarlo cómico. En ese momento sentí que la muerte no era más que un mal chiste.
La gente muere. Eso es algo que conocía demasiado bien, hasta un punto en que era sofocante, hasta un punto en el que quería vomitar, y Kunagisa también lo sabía. Y Shinya-san, siendo un adulto hecho y derecho, era obvio que también había sido tocado por la muerte con anterioridad.
Probablemente esa era la razón por la que todos permanecíamos callados.
Al final, Shinya-san habló.
—Vosotros dos podéis volver ya —dijo—. Yo voy a quedarme aquí un rato más.
Quise decir algo pero no pude. Kunagisa me tiró de la mano y nos marchamos sin decir ni una palabra. Quizás Shinya-san iba a llorar. Quizás no. De cualquier forma, no teníamos ninguna razón para permanecer allí.
Después de todo, solo éramos espectadores.
—Me pregunto si fue buena idea enterrarla —dijo Kunagisa.
—Creo que sí. Shinya-san parecía ser la única cosa parecida a un ser querido y eso es lo único que quería hacer. Y no podíamos dejarla toda la semana tendida en el estudio.
—Cierto. Cierto, pero…
—Dime, Tomo. ¿Cómo de grave crees que es dejar abandonado un cuerpo?
—Probablemente tendrías una sentencia de algo menos de tres años. Pero probablemente también te diesen la condicional. Y tú y yo somos ambos menores de edad, así que no te preocupes. No importa lo que suceda, siempre nos podemos librar con un poco de dinero.
Que conversación más insípida.
Aunque tampoco es como si buscase una más entretenida.
—Hablando de chorradas…
Kunagisa me dirigió una mirada divertida.
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