Zero no Tsukaima Español:Volumen11 Capítulo7

From Baka-Tsuki
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Al ver el invitado que llegaba a la sala de recepción real, Henrietta sólo podía mirar con sorpresa totalmente en blanco.

Su túnica púrpura oscura de sacerdote y un alto sombrero cilíndrico, símbolo de la máxima autoridad del sacerdocio a lo largo de todo Halkeginia, en otras palabras, era el Papa de Romalia.

Al tener una posición más alta que la de cualquier rey en Halkeginia, Henrietta le invitó a tomar el asiento más honorable.

Sin embargo, la cara del joven no se ajustaba bien con la ropa de sacerdote que llevaba. Sus dulces ojos, la nariz escultórica y sus labios bien formados que mostraban una sonrisa permanente, hizo que todos se volvieran a mirarlo. Incluso si se realizara una búsqueda en todas las salas de teatro de Halkeginia, sería difícil encontrar un actor tan bello como él.

A Henrietta, le parecía que su sonrisa estaba llena de un afecto divino.

-"¿Y bien Doña Henrietta?"

Avergonzada, Henrietta salió de su trance.

-"Lo siento Su Santidad. Estaba profundamente conmovida por su divino poder".

Su cabellera, compuesto de cabellos que parecían al oro fino, se estremecieron cuando el Papa de Romalia se echó a reír.

-"Llámeme Vittorio. No me gusta mucho el protocolo. Trátame como a un sacerdote regular de este país."

-"Es muy amable de su parte. Siento mucho no haber asistir a su ceremonia de entronización."

Vittorio Serevare, conocido como San Aegis el 32vo, había sido entronizado hacía tres años. A pesar de que era la costumbre de cada una de las familias reales de Halkeginia asistir a la ceremonia, Henrietta había cogido un resfriado y no pudo asistir.

San Aegis, el 32vo, el único elegido con éxito para recibir el título de "El Escudo del Fundador", El treinta y doceavo Papa. Era una persona muy joven que acababa de pasar sus veintes, y aunque Henrietta había oído rumores de que era una persona muy guapa, no creía que lo sería hasta ese grado.

-"No me importa. La entronización es sólo una ceremonia. Todavía debes seguir a Dios y ser un siervo devoto del Fundador. Eso es suficiente para mí "

Se dice que a pesar de su corta edad, San Aegis, el 32vo recibió el apoyo ferviente de los ciudadanos de Romalia. La razón de esto era porque había un sentimiento especialmente tolerante que le rodeaba. Hasta cierto grado, que Henrietta podía identificarse con ese sentimiento, ella no podía sentir ninguna arrogancia en este joven Papa tampoco.

Como sea... a pesar de ser buena la noticia de su visita, fue inesperada.

San Aegis el 32vo, anunció su visita a Tristain sólo dos días antes. El palacio se tornó en un caos ante la preparación para recibir al inesperado huésped. Después de todo, las visitas del Papa eran muy raras.

La última vez que el Papa había llegado como huésped era para la coronación del Rey de Tristain, su difunto padre.

Así que la razón de esta repentina visita del Papa era un misterio.

Durante la cena que ofreció la Reina y el primer ministro Mazarino, Henrietta discutió los problemas relativos a la recepción.

-"Sin embargo, como se esperaba de la rumoreada Flor de Halkeginia, Doña Henrietta es realmente hermosa. Me siento muy honrado de conocerle. Si yo no fuera sacerdote, le pediría que me permitiera bailar con usted."

-"¿Me permite preguntarle algo?"

-"¿Qué cosa?"

-"¿Puedo saber la razón de su inesperada visita?"

Seguramente, él no ha venido aquí sólo para tener charla.

Vittorio dio un profundo suspiro.

-"Doña Henrietta, ¿Qué opinión le merece la campaña anterior?"

La guerra contra Albion. Donde una agrupación de nobles que se presentaron a sí mismos como Reconquista, la destrucción de la familia real de Albion, la guerra iniciada por la unión de nobles que no tenían relación con ningún gobierno monárquico, en su búsqueda por la Tierra Santa.

La guerra entre Reconquista y el ejército unido Tristain y Germania, la intervención repentina de Gallia, que terminó con la victoria de las fuerzas aliadas.

La guerra que arrebató a la persona más preciada de Henrietta.

No quería rememorar esa complicada guerra.

Henrietta bajó la cabeza con pena.

-"Fue una guerra triste".

-"..."

-"Pienso... que no quisiera verme involucrada en una guerra por segunda vez."

Vittorio asintió con la cabeza.

-"Parece que Doña Henrietta es mi amiga."

-"¿Qué quiere decir?"

-"Significa que estoy de acuerdo. También estaba triste hasta el fondo de mi corazón por la guerra. Estaba decidido a dejar participar a la milicia, tan rápido como fuese posible, porque quería que esa guerra 'inútil' se acabase".

Guerra 'inútil'... ante tales palabras, el corazón de Henrietta reaccionó con firmeza.

-"¿A caso porqué no era rentable?"

El papa hizo un gesto amplio.

"Es como Doña Henrietta dice. Este conflicto no tiene ningún beneficio. Esto siempre me ha preocupado Siempre. Todos somos siervos dedicados al Fundador de Brimir, ¿Por qué luchamos los unos contra los otros?"

Henrietta respondió con una voz apretada.

-"Aunque soy inmadura en lo político, creo... que mientras las personas posean deseos, las guerras no desaparecerán."

-"El Fundador Brimir también reconoció la existencia del deseo. Cuando un deseo cautiva a una persona, es probable que se aparte de la senda de la rectitud. Es por eso que el autocontrol es tan precioso. Nosotros, los sacerdotes, aceptamos el celibato y la promesa de dedicarnos una vez por semana a una ración vegetariana con el fin de no olvidarnos del autocontrol. "

-"Si todas las personas pudieran controlarse a si mismas como lo hace su Santidad, no habría guerras en el mundo."

-"Es cierto, no habría ninguna guerra. Sin embargo, soy realista. Pedirle a las personas de Halkeginia tener la misma convicción que en Romalia, sería pedir una demanda estúpida y difícil de realizar, todos sabemos eso."

-"Es como Su Santidad dice, la verdadera fe se fue al fondo de la tierra debido a la naturaleza de nuestro mundo."

Por un momento, el Papa cerró los ojos a las palabras de Henrietta, y luego dirigió su mirada hacia arriba.

-"Este país es hermoso. Los colores que adornan el reino en primavera, sus ricos bosques, los hermosos ríos, siendo acorde con el nombre del 'País del Agua...', Romalia en comparación, es pobre en agua. Hace que uno sienta envidia. Y cuando un país tan hermoso está involucrado en una guerra, lo tomo como una blasfemia a Dios mismo."

-"Creo que es mi misión defender la paz".

Dijo Henrietta. Fue un poco decepcionante que el Papa de Romalia haya venido solamente para una excursionar y predicar sobre el pacifismo.

Echando un vistazo al reloj de la pared, Henrietta intentó ponerse de pie.

-"Pues bien, la habitación y los funcionarios están preparados. Por favor, quédese aquí tanto tiempo como desee. En caso de que usted quiera explorar el lugar, le brindaremos nuestra guardia."

Sin embargo, el Papa Vittorio no se levantó de su asiento.

-"¿Su Santidad?"

-"Yo he venido hoy para ayudar a Doña Henrietta a cumplir su misión."

San Aegis el 32vo y la princesa Henrietta se encaminaron al patio real. El patio del palacio era bañado con los rayos del Sol de primavera, y aunque su magnificencia no era tan grande como el Palacio de Lutèce en Gallia, los parterres rebozaban de flores de diversos tipos en plena floración.

Al caminar por el sendero entre los macizos de flores, Vittorio, mantuvo su silencio.

-"¿Qué quiere mostrarme?"

Preguntó Henrietta para romper el silencio. Vittorio notó algo en la esquina de un macizo de flores y se puso de cuclillas.

-"Por favor, mire aquí."

Había hormigas.

-"¿Acaso no son hormigas?"

-"Las hormigas negras y las hormigas rojas luchan por la comida".

De hecho, un pequeño grupo de hormigas rojas y negras se estaban peleando. Los dos tipos de hormigas desesperadamente competían entre sí.

-"La lucha existe incluso entre las criaturas más pequeñas."

Vittorio puso una mano entre los insectos, poniendo una barrera entre las hormigas rojas y negras.

Eventualmente, la lucha entre los dos grupos terminó, y ambos retornaron a sus nidos.

-"Un arbitraje espléndido."

"Las hormigas no son capaces de entender que se les ha arbitrado. Se debe a que mi existencia es más grande de lo que pueden percibir. Un ser humano tiene el poder absoluto sobre las hormigas. Si quisiera, podría destruir el nido de hormigas. Por supuesto, no tengo la intención de hacer tal cosa."

-"¿Qué quiere decir?"

-"En pocas palabras; el poder. Para la preservación de la paz, un enorme poder es necesario. Un poder enorme que podría arbitrar las dos facciones en guerra..."

-"¿Y dónde podría conseguirse tal poder ..."

Cuando Henrietta empezó a decir eso, sus ojos se abrieron ampliamente al darse cuenta.

-"Es correcto. Doña Henrietta también conoce ese el poder legendario..."

-"No puedo entenderlo, ¿qué quiere decir?"

Henrietta trató de hacerse la desentendida. Pero Vittorio continuó hablando.