Zero no Tsukaima Español:Volumen3 Capítulo3
TOMO 3 Capítulo Tres: El Libro de la oración del Fundador
El Señor Osmond estaba mirando fijamente un libro, entregado por el palacio, girando su barba distraídamente. La tapa, trenzada por un cuero viejo, estaba tan estropeada, que parecía que se rompería de un solo toque. El color de las páginas de pergamino marchitas era moreno.
Hmm... Murmuraba el Señor Osmond Mientras revisaba las páginas. Nada estaba escrito allí. Había aproximadamente trescientas páginas en el libro y todos estaban en blanco.
-“Esto se transmite en la familia real de Tristain, el Libro de la oración de El Fundador…”
Hace seis mil años, Un Dios le ofreció la oración al Fundador Brimir que apuntó los hechizos, la letra que él usó eran las runas mágicas.
-“¿No será un engaño?”
El Señor Osmond miró el libro sospechosamente. Las imitaciones… que a menudo pasa con las cosas Legendarias. Evidentemente, sólo un Libro de conjuros del Fundador puede existir. Los nobles Ricos, sacerdotes de templos, las familias Reales de cada país… Todos ellos exigieron tener el Libro de conjuros del Fundador ‘real '. Siendo el Original o falsificaciones, ellos todos eran igualmente reunidos en las bibliotecas como si ellos fueran verdaderos.
-“Pero si es una imitación, es horrible. Todos los conjuros se han ido.”
El Señor Osmond había visto el Libro de conjuros del Fundador en varias ocasiones y en lugares diferentes. Las runas siempre eran diferentes y eran colocadas en distinto orden. Sin embargo, él nunca había encontrado un libro con tales características como en este. Puede que esta no sea una imitación.
En ese momento un sonido de golpeteo se oyó. Debo de contratar a una nueva secretaria, ese era el pensamiento del Señor Osmond, invitando a pasar a la persona que tocaba.
“No esta cerrado con llave. Entre.”
La puerta se abrió y una muchacha delgada entro. Con el pelo de un rubio rosado y los ojos grandes de un castaño rojizo. Era Louise.
-“He oído que preguntaba por mi, por eso yo…”
Dijo Louise. El Señor Osmond se puso de pie extendiendo sus manos, mientras daba la bienvenida al visitante diminuto. Y simpatizando de nuevo con el dolor de Louise del otro día.
-“Oh, Srta. Valliere. ¿Has descansado después de la dura tarea? Revise si es demasiado difícil. Sus grandes esfuerzos aseguraron la seguridad de la alianza, mientras termino la crisis de Tristain.”
Dijo el Señor Osmond en una suave voz.
-“Y, el próximo mes en Germania, finalmente habrá una ceremonia por la boda entre la princesa y el emperador de Germania. Es todos gracias a ti. Esté orgullosa.”
Después de oír esto, Louise se puso triste por un momento. Su amiga de la niñez Henrietta, es como una herramienta política, se casará con el emperador de Germania sin amor. Aunque no hay ninguna otra manera para la alianza, cuando Louise revocó la sonrisa triste en los labios de Henrietta, su pecho se encogió.
Louise asintió silenciosamente. El Señor Osmond se callado durante algún tiempo y miró a Louise, mientras recordó que tenia la posesión del Libro de conjuros del Fundador en sus manos, se lo ofreció a Louise.
-“¿Esto?”
Louise miraba el libro con una cara sospechosa.
-“El Libro de conjuros del fundador”
-“¿El Libro de conjuros del fundador? ¿Esto?”
Es de la familia real. El libro legendario. ¿Pero por qué lo tiene Señor Osmond?
-“En la tradición familiar real de Tristain, durante la boda de la familia real un aristócrata se escoge tomar el papel de dama de honor. La dama de honor seleccionada, tradicionalmente se le da el Libro de conjuros del Fundador, siguiendo el decreto imperial.”
-“Ha, haa”
Louise que no era consciente de la etiqueta del palacio en cosas así de detalladas, contestó distraídamente.
-“Y la princesa ha escogido a la Srta. Valliere para ser esa dama de honor.”
-“¿Princesa-sama?”
-“Simplemente así. La dama de honor siempre lleva el Libro de la oración del Fundador con ella, es importante seguir el decreto imperial.”
-“¡Eee! ¡Yo sigo el decreto imperial!”
-“De hecho. Hay todavía claro, cosas para pulir en la etiqueta del palacio… las Tradiciones pueden ser bastante molestas. Sin embargo, Srta. Valliere, la princesa la ha escogido por delante. Este es un gran honor. Así que siga las regulaciones del palacio, y el decreto escrito, algo como esto sólo podría pasar una vez en la vida.”
Henrietta, mi amiga de la niñez, me escogió para ser su dama de honor. Pensó Louise firmemente.
-“Ya veo. Obedeceré respetuosamente.”
Louise recibió el Libro de conjuros del Fundador de las manos del Señor Osmond.
El Señor Osmond sonrió, mientras mirando a Louise.
-“Usted está deseosa de empezar. Bueno, bueno. La Princesa se alegrará.”
En la tarde de ese día, Saito estaba preparando un baño. Ciertamente, la academia de mágica de Tristain, tenía una casa de baños. La casa de baños al puro estilo romano, rayado con mármol. Una gran piscina de natación, el perfume mezclado con el agua caliente, para conceder un sentimiento celestial, y, claro, Saito no podría entrar allí. Sólo Se permite entrar a los nobles.
La casa de baños de la academia para plebeyos comparados a nobles parecía gastada. La casa de baños para plebeyos se parecida a una cabaña. Puesto sobre piedras, debajo de ellas quemaduras de fuego, Un olor fuerte a sudor y los cuerpos herméticamente apretados, sólo le asían a uno sudar más.
Solo basto un día cuando él entró en esa casa de baños, el baño era una olla llenada de agua caliente, para que Saito se hartara. Para Saito que fue criado en Japón. Ese sauna era insatisfactorio.
Saito molesto le preguntó a Marteau, el cocinero en jefe, y recibió una olla grande y vieja. Hizo una bañera de ella. Era una bañera calentada de abajo con una tapa de madera flotante que se empuja bajo el agua por el bañista. La leña, quemada bajo la olla, echaba el vapor de agua por el calor.
La bañera de Saito se colocó en un rincón del Patio Vestri. Era conveniente, ya que las personas no venían muy a menudo a este patio.
El día estaba acabándose, y, brillando débilmente, dos lunas aparecían. Una vez que el agua estaba lo suficiente caliente, Saito tiró su ropa rápidamente fuera y hundió sus pies en la olla grande.
-“Aah, el agua caliente es buena, en verdad”
Él puso una toalla en su cabeza y empezó a tararear una melodía.
Derflinger que estaba recostado contra la pared de la olla llamo a Saito.
-“¿Se siente bien?”
-“Aah, si se siente bien”
-“¿A propósito compañero, por qué no has avanzado con tu relación con la joven noble?”
Saito lanzo a Derflinger una mirada tibia.
-“No me mires de esa manera. Me hace sentir mal, compañero”
-“hey, espada legendaria”
-“¿en verdad yo soy una espada legendaria, que paso?”
-“¿Has encontrado a alguien importante que quieras proteger durante estos seis mil años?” Derflinger se agitó ligeramente.
-“Yo no protejo. Es el que me sostiene el que protege a alguien.”
-“eres un pobre objeto…”
Saito dijo desde el fondo de su corazón en una voz simpática.
-“Pobre dices. Al contrario es cómodo.”
-“¿por que? ¿A propósito qué otras cosas has recordado? Sobre Gandalfr. ¿Que tan grande era él y qué tipo de cosas hiciste?..” Saito le preguntaba a Derflinger, mostrando su curiosidad innata.
-“Se me olvidó.”
-“vaya”
-“Pasó hace mucho tiempo, sin embargo. Además, compañero, alguien está viniendo”
Una sombra aparecía en la luz de la luna.
-“¿Quién es?”
¡La llamada de Saito asusto a la sombra! Dejó caer al piso algo que estaba llevando.
¡Resonando! Bajo la luz de la luna, uno podría oír un sonido cuando se rompe la porcelana.
-“Waaah, se rompió… me regañaran de nuevo… Sniff”
Saito pudo reconocer a la persona de esa voz que se presentó desde la oscuridad.
-“¡¿Siesta?!”
Iluminada por la luz de la luna la figura de una criada que trabajaba en el comedor Alviss del Vestíbulo, Siesta aparecía. Ella simplemente había terminado su trabajo y aunque todavía lleva su usual vestido de sirvienta, sólo le faltaba la cinta que cubría su cabeza. Su pelo negro, suelto hasta el hombro, brilló graciosamente.
Siesta se sentó en cuclillas para recoger algo que había dejado caer antes ruidosamente.
-“¿Q-qué estás haciendo aquí?”
La llamada de Saito hizo que Siesta se diera la vuelta.
-“¡Ah! ¡Eso! ¡Esto! ¡Eso! ¡Es que hoy pude hacer algunas cosas muy sabrosas y quise que Saito-san las probara! ¡Te lo habría dado en la cocina, pero no fuiste hoy! ¡Waah!”
Siesta dijo con pánico. De hecho había una bandeja que estaba al lado de Siesta. Había una tetera y tazas volcadas. Pareciera como si Siesta dejado hubiera dejado caer una de las tazas, sorprendida por la llamada súbita.
-“¿Un obsequio?”
Preguntó Saito, todavía sumergió en el baño. De repente Siesta se dio cuenta de la desnudez de Saito y, por un momento, se tapo los ojos por la vergüenza.
-“Eso es correcto. Un articulo raro que proviene del pueblo oriental Robo Al Kariie, Té”
-“¿té?”
Esos mercantes de cosas dijo que era sumamente raro. Siesta sirvió a raudales algunas tazas de una tetera y se lo dio a Saito.
-“Gracias”
Saito lo alzó a sus labios. El aroma dulce de un té hizo cosquillas en sus orificios nasales. Y, una vez en su boca, saboreó el té verde japonés.
Saito de repente fue agobiado con la nostalgia. Aah, Japón. Estimado país madre. En su baño en la gran olla, Saito limpió las esquinas de sus ojos espontáneamente.
-“¡Q-qué sucede! ¡Estas bien!” Siesta se agachó en el borde de la olla.
-“N-no, es que me sentí un poco nostálgico por un momento. Estoy bien. Sí”
Después de decir esto, Saito volvió a beber de la taza. Aunque un té y un baño hicieron una combinación extraña, las dos cosas embargaron de nostalgia a Saito.
-“¿ lo extrañas? Eso es correcto, Saito-san viene del este.”
Siesta mostró una sonrisa tímida.
-“e-ese sentimiento, me pregunto. ¿Sin embargo, me has visto a menudo aquí?
Las palabras de Saito hicieron que Siesta se ruborizara.
-“e-es que. Yo simplemente vengo ocasionalmente por aquí, porque te vi entrar cunando el agua estaba caliente y…”
-“¿Me espiaste furtivamente?”
Dijo Saito mientras palidecía de vergüenza. Siesta agitó su cabeza apresuradamente.
-“¡No, yo no quise decir eso…!”
Siesta agitada tropezó encima del borde de la olla y con una gran salpicadura callo dentro de la olla caliente.
-“¡Kyaaaaaaa!”
Siesta gritó, pero su chillido se suprimió por el agua caliente dentro de la olla metálica.
-“¿te encuentras bien?”
Preguntó Saito pálido por la sorpresa.
-“Yo- yo estoy bien… Wah, pero ahora estoy empapada…”
Siesta saco su cabeza mojada fuera del agua caliente.
La ropa de criada de la pobre muchacha estaba mojada. Y una vez que se dio cuenta del estado desnudo de Saito, un rubor intenso se extendió en su cara.
Saito se aterro.
-“¡L-lo siento! ¡Aunque el baño está tan alto todavía es posible tropezarse!”
-“¡N-no, yo lo siento!”
Aunque disculpándose, Siesta no intento salir del baño. Entonces Saito decidió tomar una actitud desafiante también. Él pretendió de una manera algo varonil, como si no fuera gran cosa el trato que el estaba recibiendo.
En el tal momento, él intentó actuar con calma y reuniendo valor. ¿Era varonil? Saito pensó que sí. Además de que también era un necio.
-“Ufufu”
Siesta se rió, mientras que su ropa de la sirvienta seguía empapada dentro de la gran olla. Aunque no era una situación risible, ella todavía se rió.
-“¿Q-qué soy gracioso?”
¿Quizás su tamaño era un hazmerreír? Aunque era oscuro y nadie podría ver debajo de la superficie de agua caliente, Saito se sentía inseguro de repente.
-“No, pero, se siente bien. ¿A si es como se bañan en su país Saito-san?
Sintiéndose relevado, Saito contestó.
“Eso es correcto. Aunque, es raro entrar mientras tienes la ropa puesta.
-“¿Ara*? ¿Eso por que? En serio, si usted lo dice, eso debe ser verdad. Bien entonces, me la quitaré.”
-“¿Sí?”
Un Perplejo Saito le preguntó a Siesta.
-“¿Qué acaba de decir usted?”
Siesta que es normalmente vacilante y se aleja, por alguna razón se puso intrépida. Mordiendo sus labios ligeramente ella miraba a Saito de una manera determinada.
-“Yo dije, que me lo quitaré”
-“¿Pero Siesta-san? Yo soy un hombre…”
Saito preguntó enmudecido.
-“Esta bien. Yo sé que Saito-san no es una persona que me heriría.”
Saito cabeceó, aunque él no ha oído una sola palabra.
-“No, oh mi, no haga la tal cosa…”
-“Pero yo también quiero usar propiamente este baño. Es bueno.”
¿Y, eh? Saito miró fijamente como Siesta salio del agua caliente y empezó a desvestirse. Saito bajo sus ojos por el pánico.
-“¡d-deténgase! ¡Siesta! ¡Espere un momento! ¡Yo le digo!”
Sin embargo, la replica de saito parecía débil, mientras traicionaban sus pensamientos reales.
“p-pero yo estoy toda empapada… El Jefe se enfadaría si vuelvo al cuarto así. pienso que debo secarlas primero en el fuego.”