Zero no Tsukaima Español:Volumen1 Capítulo2

From Baka-Tsuki
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Louise la Zero

Cuando Saito se despertó, lo primero que vio al abrir sus ojos era la ropa interior que Louise se había quitado. De alguna manera había terminado en su cara, después de que la tirara por ahí. Louise todavía estaba dormida en la cama, roncando suavemente. Su cara cuando dormía era simplemente angelical., como si nunca hubiera roto un plato. En ese momento parecía mucho más infantil que de costumbre. Era una chica ruidosa y muy molesta cuando no dejaba de hablar sobre ‘de que si los “nobles” esto… Los “magos” aquello…’ Pero mientras dormía era preciosa. Saito casi deseaba que se quedara así para siempre.

Entonces volvió a la realidad. De modo que lo que pasó ayer por la noche no fue un sueño. Él pensó que al despertarse todo volvería a ser como antes, pera obviamente, no ocurrió nada. Estaba abatido.

No obstante, era una fantástica mañana. La luz deslumbrante del sol entró en la habitación.

La incesante curiosidad de Saito resurgió. Pensándolo bien, esto es una especie de viaje turístico. ¿Me pregunto qué clase de mundo es éste? No me gusta la idea, pero mientras siga siendo el familiar de una grosera maga que ronca, tendré que hacer todo lo que me pida.

Primero, sacó a fuera la manta de Louise. “¿Pe-pero qué? ¡Qué pasa!” “Ya es de día, miladi.”

“¿Eh? O-Oh… Espera, ¡¿Quién eres?!

Gritó Louise con una ronca voz. Parecía perdida, tanto que se arrastraba por el suelo mientras refunfuñaba.

¿Estará bien?

“Hiraga Saito.”

“Oh, el familiar. Es cierto, te invoqué ayer, ¿no?”

Louise se incorporó bostezando. Entonces le ordena a Saito: “Mi ropa.”


Saito cogió el uniforme que estaba encima de la silla y lo sacudió. Louise empezó a desnudarse.

Saito instantáneamente se dio media vuelta con la cara roja. “Mi ropa interior.” “Có-cógela tú misma.”

“Está en el último cajón… De ese armario… Allí.”

Parecía como si todo esto lo tuviese planeado de antemano.

Mordiéndose la lengua, fue embalado al cajón de la ropa interior que le dijo. Saito nunca antes había visto la ropa interior de las mujeres, a excepción de la de su madre. Cogió un par al azar y se las lanzó por encima del hombro sin mirar.

Una vez que Louise terminó de ponerse la ropa interior, le dijo: “Mi ropa.” “Pero si te la acabo de dar.” “Vísteme.” Ni de coña. Saito dio media vuelta enfadado, sólo para encontrarse a Louise sentada encima de la cama vestida con sólo la ropa interior que le había lanzado antes. Ya no sabía para dónde mirar.

Louise puso mala cara.

“Debes saber que los nobles no nos vestimos nosotros teniendo un criado a nuestro lado.”

Eso le molestó.

“Puedes vestirte por tú sola.”

“Bien, entonces. Como castigo por tu falta de respeto, no desayunarás.” Dijo Louise, levantando un dedo triunfante.

De mala gana, Saito cogió la blusa.

Cuando salió del cuarto con Louise, vio tres puertas de madera idénticas a lo largo de la pared. Una de las puertas se abrió, y de ella salió una chica con el pelo rojo llameante. Era más alta que Louise, debía de ser más o menos como Saito. A primera vista parecía bastante coqueta. Tenía una cara preciosa y lucía una cautivadora figura. Sus pechos parecían dos gigantescos melones.


Los dos primeros botones de su blusa estaban desabrochados, dejando al descubierto un impresionante escote que era inevitable mirar. Su piel estaba bronceada, dándole una especie de vida y belleza natural.

Su altura, color de piel, atmósfera y tamaño de sus pechos… Era todo lo contrario a Louise, que carecía de todos esos encantos.

Cuando vio a Louise, una amplia sonrisa se dibujó en su cara. “Buenos días, Louise.” Louise le devolvió el saludo con un ceño. “Buenos días… Kirche.” “¿Es ese… Tu familiar?” Preguntó Kirche de broma, señalando a Saito. “Así es.” “¡Jaja! ¡Así que realmente es un humano! ¡Es asombroso!”

Saito se resentía de ese comentario. Perdona por ser humano. ¿Qué eres tú entonces? Miró fijamente sus pechos. Eso es, eres un alien de pechos grandes. Sep, un alien de pechos muuuuy grandes. Su mirada se intensificaba.

“Sólo tú podías invocar a un plebeyo con el ‘Ritual Sagrado’, como se esperaba de Louise la Zero.”

Las blancas mejillas de Louise se volvieron rojas. “Cállate.” “Yo también invoqué ayer a un familiar. Y a diferencia de alguien, lo hice a la primera.” “¿De verdad…?” “Y si vas a tener un familiar, debe ser tan bueno como éste. ¡Flame!”

Kirche llamó a su familiar triunfante. De su habitación, un lagarto rojo oscuro salió arrastrándose por el suelo. Y una ola de calor golpeó de repente a Saito.

“¡Uwah! ¿Qué diablos es esa cosa roja?” Kirche sonrió.

“De su habitación, un lagarto rojo oscuro salió arrastrándose por el suelo.”

“¡Ohoho! ¿No me digas que es la primera vez que ves un lagarto de fuego?” “¡Pero ponle una cadena o algo! ¡Es peligroso! Y además sigo sin saber qué es.” “Tranquilo. No atacará mientras no se lo ordene. Y no pongas esa cara de gato asustado.”

Kirche se llevó la mano a la barbilla, y empezó a reírse.

Aquel monstruo era por lo menos tan grande como un tigre. Al final de su cola tenía una llama y cuando respiraba escupía algo parecido a pequeñas llamas.

“¿No sientes calor cuándo estás cerca de él?” Preguntó Saito. Ya calmado Saito volvió a mirarlo de nuevo. “Wow, es un verdadero monstruo… ¡Fantástico!”

“Pues la verdad es que no, se está bastante fresca.” “¿Es una salamandra?” Preguntó Louise algo celosa. “¡Así es! ¡Un lagarto de fuego! Mira la cola. ¡Fíjate en lo viva y grande que es la llama, esto quiere decir que proviene de Las Montañas de los Dragones de Fuego! ¡Es cómo una marca de fábrica! ¡Ni los coleccionistas le pueden poner precio a esto! “Está bien.” Dijo Louise con voz amarga. “¿No crees que encaja a la perfección con mi afinidad?” “Tú afinidad es el fuego, ¿no?” “Pues claro. Después de todo soy Kirche la Ardiente. El fuego de la ardiente pasión. Por donde quiera que vaya, los chicos caen ante mis pies. A diferencia de ti, ¿Verdad?

Kirché sacó pecho afuera orgullosa. No queriendo quedarse atrás, Louise hizo lo mismo, pero la diferencia de volumen era bastante triste.

A pesar de eso, Louise miró a Kirche como si hubiera vencido. Parece que no le gusta nada perder.

“¿Y cómo te llamas?” “Hiraga Saito.” “¿Hiragasaito? Que nombre más raro.” “¡Oye!” “Bueno, me voy.”

Acarició su rojo pelo y se marchó rápidamente. La salamandra la siguió con un bonito movimiento que al fin y al cabo resultaba raro debido al tamaño de la criatura.


En cuanto se fueron las dos, Louise sacudió un fuerte puñetazo en su dirección.

“¡Ooh, esa chica me pone de los nervios! ¡Y sólo por que invocó a una salamandra de Las Montañas de los Dragones de Fuego!” “Tranquilízate. Es sólo una invocación.” “¡No, no es sólo eso! ¡Puedes determinar el verdadero poder de un mago mirando a su familiar! ¿Por qué esa idiota tiene una salamandra, mientras yo sólo te tengo a ti?”

“Joder, perdona por ser humano. Pero tú también lo eres.”

“¡Comparar a un plebeyo con un mago es como comparar a un perro con un lobo!” Dijo Louise indignada.

“…Vale, vale. A propósito, ella te llamó ‘Louise la Zero’, pero ¿qué significa el ‘Zero’?, ¿Es tu apellido?” “¡De ninguna manera! ¡Mi nombre es Louise de la Vallière! ‘Zero’ es sólo un apodo.” “Un apodo, ¿eh? Entiendo por que a ella le llaman ‘La Ardiente’, ¿Pero ‘La Zero’? ¿A qué viene eso?”

“No necesitas saberlo.” Contestó Louise algo incómoda.

“¿Es por tus pechos?” Preguntó Saito, echando una mirada a Louise. Sep, plana como una tabla de planchar.

La mano de Louise voló hacia él, pero la consiguió esquivar. “¡Vuelve aquí!” “¡Si no me das!”

¿Una bofetada?

Ahora que recuerdo… Esta chica…

Ayer, los demás se fueron volando, pero ella volvió andando.

Y ayer por la noche, cuando la agarré, me dio una patada en toda la ingle.

¿Si de verdad deseara regañarme, no sería mejor utilizar magia en vez de golpearme con el pie?

Eso sería más eficaz, y más típico de un mago aparte.

¿Qué significa esto? Se preguntaba Saito.

***