Fate/Apocrypha:Volumen3 Capitulo2

From Baka-Tsuki
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Capitulo 2[edit]

Los Jardines Colgantes ya habían comenzado su avance. Habiendo tomado el Grial Mayor dentro de su vientre, la fortaleza zarpo hacia amanecer.

Con sus habilidades sensoriales como Ruler, Shirou fue capaz de determinar que Avicebron había perecido; al parecer había sido incapaz de cumplir su sueño. En cualquier caso quería decir que el campamento opuesto tenía algo de espacio para reorganizarse.

“Considerando el tiempo requerido para revisar toda su información, buscar nuestra localización, sin mencionar el perseguirnos… diría que tomara tres días.”

“¿Te refieres al momento en que vuelvan a atacarnos?”

“Sí. Asumiendo, por supuesto, que Ruler sea capaz de convencer a los magos de Yggdmillennia y pueda unir a los Servants supervivientes.”

Era posible que Yggdmillennia perdiera su deseo de pelea y buscara ayuda en las puertas de la Asociación. Esta era una emergencia incluso para la Asociación; después de todo, ellos también deseaban el Grial Mayor.

“Ahora… ¿Qué te parece si escuchamos tu lado de la historia? Entonces decidiré si vale la pena tomar tu cabeza.”

Dijo Aquiles con un rostro sombrío, clavando la punta de su lanza en el suelo. No se trataba de una exageración; si Shirou fuese a brindar una respuesta insatisfactoria, Aquiles trataría de asesinar al chico sin importar sus probabilidades de éxito. Aún más problemático era la distancia entre ellos, ya que no habría tiempo para utilizar un Hechizo de Comando.

A decir verdad, la ‘distancia’ nunca fue un problema – para Aquiles, cualquier cosa bajo su mirada ya se encontraba a distancia de muerte. Su lanza sería capaz de acercarse y decapitarle en un instante. Y eso sin mencionar al otro Servant quien ya tenía una flecha preparada en Tauropolos. Atalanta, de manera similar, ya se preparaba para disparar a su cabeza sin contenerse. Ella solo esperaba por la respuesta de Shirou.

Karna aún no se movía del lugar que había tomado en el muro, aunque aún no estaba claro si obedecería algún comando. Sin embargo, Shirou no tenía más elección que hablar sobre la verdad en su corazón. No creía que fuse posible engañar a ninguno de ellos, mucho menos a Karna.

“Contestare todas sus preguntas con la verdad.”

“Bien. Así que ¿qué es lo que estas planeando?”

“La salvación de toda la humanidad, como ya le había dicho a Ruler. Ese es el propósito por el cual requiero el Grial Mayor. Lo requiero y por ello lo he adquirido… justo como requerí de Servants para sobrevivir a esta Gran Guerra, así que adquirí a todos ustedes.”

Aquiles y Atalanta miraron brevemente hacia Karna, ante él cual cualquier intento de falsedad o engaño era inútil. El ‘Héroe de la Caridad’ asintió ligeramente hacia ellos.

Hubo algo de sorpresa y confusión. Shirou evidentemente hablaba en serio. Ellos no podían burlarse de sus palabras como si estuviese loco. Así que exigieron que continuase.

“¿Dónde están nuestros Masters? ¿Qué es lo que hicieron con ellos?”

“¿Acaso no pueden sentirlos? Los cinco se encuentran en un cuarto en este mismo jardín. De hecho, todos ellos deberían de estar bastante vivos y en forma humana. El veneno utilizado fue hecho con esto en mente. ”

“Así que entonces fuiste tú…”

Todos los Servants miraron a Semiramis, quien llevaba su usual sonrisa elegante mientras ella se daba la vuelta para encararlos y responderles.

“Por supuesto, nosotros difícilmente podríamos haber permitido que hicieran lo que quisieran. Sin importar que tan excelentes sean, no son más que Magos… aquellos que no consideran otra cosa que superar a sus compañeros. Solo habrían sido un estorbo.”

“Es verdad, con esto ustedes solo han demostrado que tan diferentes son a ellos y a su modo de vida egoísta.”

Semiramis miro con enojo a Karna por este comentario, y Shirou comenzó a reírse de modo extraño.

“¿Y qué es lo que será de nosotros? Una vez que hayamos servido a nuestro propósito, ¿simplemente se desharán de nosotros? ¿Es por ello que deseabas convertirte en el único Master?”

“Oh, de ninguna manera. Mientras que sus deseos no entren en conflicto directo con el mío, daré todo de mí para ver que sus deseos individuales también se cumplan. Como su Master, también me gustaría preguntarles; ¿Qué es lo que hace que ustedes busquen el milagro que representa el Santo Grial?”

Los tres Servants se quedaron en silencio ante sus palabras. Después de intercambiar sutiles miradas el uno con el otro, Aquiles suspiro y comenzó a hablar.

“Mi deseo no es diferente a cuando estaba con vida… ‘vivir como un héroe’, nada más.”

“¿Estás diciendo que ya no te queda nada por hacer y que no tienes ningún deseo de una segunda vida?”

“No exactamente… el asentarse en este mundo ciertamente tiene su propio atractivo. Pero antes que nada mi prioridad es conducirme con un verdadero héroe.”

Ese había sido el juramento realizado a su madre, vivir y morir como un héroe. Eso nunca cambiaria, en esta vida o la siguiente; Aquiles no aceptaría nada más. No lamentaba ninguna de las cosas que había hecho en su vida pasada – lo logros realizados, los males cometidos, incluso su rebelión contra los Dioses. Sin embargo, no pretendía ser un santo y actuar como si no tuviese otros deseos. A decir verdad estaba lleno de impulsos y urgencias.

“Ya veo, ya veo… pero debo decir, es un deseo bastante simple para el gran Aquiles.”

“Silencio, Emperatriz. Como dices, mi deseo es simple… pero no pienses que lo dejare ir por cualquier causa noble que piensas que posees. Estoy en esto solo por mí y por lo mío. ”

Aquiles y Semiramis se miraron agresivamente. Shirou habló como si deseara interceder.

“Todos los deseos son iguales. No son juzgados por algún tipo de criterio. En cualquier caso, lo que deseas es algo por lo que estás dispuesto a pelear… y no es algo que esté en contra de mis intereses. Simplemente tienes que actuar como un héroe por mi bien y destruir a mis enemigos. Yo te apoyare con prana y Hechizos de Comando.”

“¿Y estas seguro de que tus enemigos son los mismos que los míos?”

Shirou se encogió de hombros.

“Si en algún momento juzgas que no coincidimos, siéntete libre de ignorarnos o asistirnos como te plazca. Sin embargo… Creo que hay un solitario Archer en el campamento Negro que se nos opone.”

Aquiles chasqueo su lengua, pero su ánimo asesino comenzó a desaparecer. Después de todo, el finalizar su duelo con Chiron era su única meta en esta guerra.

“¿Hay algo más?”

“Si… pero esperare a que los otros concluyan.”

Dijo Aquiles mientras ponía su lanza en sus pies. No era una señal de rendición; aun mostraba una postura de desafío, sin aceptar a su nuevo Master. Pero si hizo saber que no se opondría a ellos por el momento.

“Sobre mi… aunque es verdaderamente preocupante el escuchar que mi Master fue envenenado, supongo que no hay mucho caso en que me preocupe de más. Te aceptare como mi nuevo Master.”

“¿Hablas en serio? ¿Entonces eso es todo?”

A pesar del tono de exasperación en la voz de Aquiles, Atalanta le contesto con una voz sin mostrar alguna emoción.

“Eso es todo, al menos para esta Guerra del Santo Grial. Se trata de una competencia para superar a mis rivales… y no es culpa de nadie más que la de uno cuando se cae en las trampas de los demás. Mi antiguo Master debió de haber sido precavido antes de llamarme a mí como su Servant. No siento un vínculo con esa clase de Master, lleno de autocomplacencia en vez de cautela. El que aun sigan con vida ya es una bendición en sí misma.”

Sus palabras eran duras y carentes de piedad, pero no carentes de lógica. Para la chica que había sido abandonada poco después de nacer y había sido criada en el seno de un oso hasta que fue encontrada por cazadores, el mundo era un lugar simple donde la supervivencia era algo que debía de ser arrebatado de otros. Sin embargo, había una cosa aun a la que si le mostraba piedad.

“Mi deseo es por un mundo donde todos los niños sean amados. Un ciclo de vida donde los jóvenes puedan crecer en medio del amor de sus padres y madres, para que ellos también puedan criar a sus propios hijos algún día. Cualquiera que se atreva a interferir con este deseo mío no recibirá piedad de mi parte.”

“No tomes esto como una ofensa, Archer, pero… ¿acaso ese mundo no es imposible?”

Había algo de enojo en las palabras de Atalanta mientras respondía la pregunta de Semiramis.

“¿Entonces para que entramos en conflicto por el Santo Grial? ¿Cómo es que puede ser posible que conceda deseos si no puede cumplir una petición tan simple?”

Shirou asintió con una leve sonrisa en su rostro.

“Si… tal deseo es perfectamente posible para el Santo Grial. De alguna u otra forma debe ser capaz de conceder su deseo. Después de todo, aquello que deseas es solo una porción de mi propio deseo.”

“La salvación de la humanidad, ¿no es así?”

“Así es. Por supuesto, puedes negar y rechazar mi deseo. Yo simplemente removeré el contrato entre nosotros, así podrás ser libre de trabajar con alguien más. Incluso puedes ir a unirte al campamento Negro.”

No era una mentira, hasta donde Atalanta podía verificar. Y aunque ella aún tenía una pregunta sin responder, probablemente era la misma que la que se encontraba en la mente de Aquiles y Karna – la pregunta que debería de dar un cierre a esta discusión.

“¿Qué hay de ti Lancer?”

Atalanta transfirió el foco de la conversación a Karna, de pie con su espalda contra el muro mientras observaba en silencio con sus ojos de divinidad. Todo este tiempo, Shirou había sentido una inmensa presión proveniente del héroe, casi como si fuese a ser abierto desde dentro ante él. En voz baja, Karna comenzó a hablar.

“La verdad es que tú no eres el Master que me invocó… aquel que me llamo de manera desesperada para obtener mi ayuda en conseguir el Santo Grial a pesar de tener un cuerpo tan débil. Esa fue la razón por la que tome mi arma y respondí su llamado. Ese es mi deseo y mi compensación.”

“¿Quieres decir que el único Master que reconocerás fue quien te invoco? ¿Acaso eres un tonto, Hero de la Caridad? Esa decisión no es nada sabia.”

Tomando su declaración como un signo de hostilidad, Semiramis se movió de inmediato para neutralizarlo. Sin embargo, tuvo que comportarse gracias a la mirada de Shirou. Karna no mostro ninguna señal de miedo mientras continuó sin cambiar de tono.

“Llámame como desees, Reina de Asiria. Tus etiquetas no me conciernen. Yo no soy nada más que una lanza.”

Dejando fuera a Shirou, todos los Servants presentes se quedaron sin palabras. Después de todo, al haber obtenido conocimiento por medio del Santo Grial, todos comprendían la clase de existencia que este extraordinario héroe representaba. Si alguien más hubiese dicho tal cosa, esta excesiva muestra de humildad – al punto de convertirse en repulsivo servilismo – habría sido recibida con irritación o sarcasmo. Sin embargo, las palabras de Karna provenían desde el fondo de su corazón; él creía en ellas con todo su ser.

“En ese caso… ¿Acaso yo también podría pedir tu ayuda?”

“Ciertamente, las posiciones se han revertido, pero el enemigo vendrá por el Grial de igual modo. Por ello solo necesito destruirlos.”

Aparentemente él no se les opondría. Con algo de duda, Semiramis bajó el brazo que había levantado para realizar un hechizo.

“Bien… también es mi propio deseo el luchar por este bando, así que así es mejor. Por medio de todo mi poder, que las flamas engullan a cualquiera que intente tomar el Grial.”

Las palabras del lancero alarmaron a los otros. Parecía que incluso Karna, quien no poseía ningún concepto de interés propio, tenía un deseo para el Santo Grial.

“¿Te refieres a la continuación de tu duelo con Siegfried?”

“Sí. Después de todo, eso fue lo que se pidió de mi cuando peleamos por primera vez.”

Su duelo había sido un interminable despliegue de técnicas y habilidades. La lanza divina que atravesaba las escamas inmortales del dragón una y otra vez, incluso la espada larga había logrado dejar su marca en su irrompible armadura dorada. Lo suyo no había sido un duelo despiadado a muerte ni un inútil ejercicio donde ambos hubieran contenido su fuerza. Por el contrario, había sido un balance milagroso entre dos fuerzas completamente desatadas rivalizando una con la otra. Aquellas pocas horas hasta el amanecer que habían concluido su duelo habían durado solo un instante.

Shirou arqueo sus cejas, pero decidió no comentar el hecho de que el deseo de Karna ya no podía cumplirse. Después de todo, Siegfried ya no existía. Todo lo que existía del Saber Negro ahora estaba contenido dentro de un simple homúnculo. Sin embargo, parecía que precisamente a eso se refería Karna; tal vez él ya lo sabía.

“Si el Saber Negro alguna vez viene a los Jardines Colgantes, te aseguro que encontrara su camino hasta ti.”

Dijo Shirou, y Karna asintió brevemente a modo de gratitud. No era una mentira, después de todo, ese Siegfried aún existía aun si fuse solo en apariencia. Aunque algo de culpa permaneció en su corazón, solo traería problemas si Shirou hablara claramente sobre lo que pensaba y causaría que Karna se retractara de su palabra – aunque tal cosa era inimaginable cuando uno pensaba en este héroe tan caritativo.

“Ahora, permítanme representar a los tres para realizar una pregunta final. Shirou Kotomine… ¿Cómo es que planeas utilizar el Santo Grial para traer la salvación a toda la humanidad?”

Esa era la única pregunta que los tres Servants deseaban que fuese contestada. Después de todo, su oposición incluía a Ruler, cuya posición era neutral en esta guerra – y era bastante claro que su bando había sido quien la había atacado primero. El Servant Ruler fue invocado para proteger la conducta llevada en la Guerra del Santo Grial y para prevenir que dicho conflicto trajera la destrucción al mundo en gran escala; en su situación actual, parecía bastante claro que este último era el caso. En otras palabras, el Grial mismo había determinado que el deseo de Shirou era una amenaza.

“Si… si no hablo de esto ahora ello invitara algunas desafortunadas conclusiones. Por ejemplo, alguno podría pensar que no estoy pensando en salvar al mundo en lo absoluto, sino que simplemente estoy actuando de marioneta para esa sonriente Servant de ahí…”

Escuchando esto, Semiramis pareció algo incomoda y aparto la mirada.

“Así que, sobre como utilizare el Grial Mayor para salvar a la humanidad… permítanme ser un poco más específico sobre los términos de lo que planeo hacer.”

Amakusa Shirou Tokisada comenzó a hablar – del resultado de innumerables pensamientos entrelazados casi hasta la locura llegando a una sola conclusión. Sin importar como los otros lo malinterpretaran – sin importar de lo que le acusaran – nunca cambiaría su respuesta.



“…Eso fue con lo que Archer y yo nos encontramos.”

La historia de Jeanne dejo sin palabras a todos los presentes. La impresión era clara en los rostros de todos excluyendo a Chiron, quien había sido testigo de ello directamente. Tomaría algo de tiempo antes de que el silencio fuese roto finalmente.

La Fortaleza Millennia estaba en su mayoría en ruinas, pero aun había una cantidad abundante de cuartos disponibles. Ellos se reunieron en un salón de reuniones para los miembros del clan. Sillas caídas y un candelabro destrozado hablaban del impacto reciente, pero Fiore los arregló en un momento. Por supuesto, ni siquiera Fiore y Gordes juntos serían capaces de reparar el castillo entero. Solo podían tomarse el tiempo de arreglar una pequeña parte a la vez.

Un pensamiento repentino llego hasta Caules mientras observaba a todos aquellos en esta habitación. Era extraño que Darnic, Celenike y Roche – los Masters que estaba seguro que sobrevivirían la guerra – estuviesen muertos, mientras que él seguía con vida. Después de todo, era obvio que él sería el primer Master en caer, o al menos eso había creído. Simplemente le faltaban calificaciones como mago.

La situación parecía casi surreal. Tal vez era a causa del abrumador despliegue de fuerza que había presenciado. Tal vez era a causa de que aún no podía olvidar la muerte de su propio Servant. O tal vez simplemente aun no podía aceptar por completo las cosas que había escuchado hace poco.

Pero eso era obvio, pensó Caules. Las cosas que Ruler había mencionado eran simplemente demasiado ridículas, demasiado bizarras – y aterradoras.

“Así que… hay un Ruler mas, ¿Amakusa Shirou Tokisada?”

Finalmente, Fiore logro forzar una respuesta de sí. Para comenzar ella siempre había sido una persona que hablaba en voz baja – e incluso más en este momento – pero con el silencio del cuarto, sus palabras alcanzaron claramente sus oídos.

“Y este… otro Ruler, ¿Dijiste que incluso posee tres Hechizos de Comando por cada uno de los Servants en su bando?”

Pregunto Caules. Jeanne asintió con un rostro sombrío.

“Si, es verdad. Aquellas marcas brillantes en sus brazos ciertamente eran Hechizos de Comando. Rider, Lancer y Archer… los tres podrían no estar dispuestos, pero no tendrán más elección que obedecerle.”

Con los Hechizos de Comando, incluso poseía la autoridad de los Masters. Sin el prana que les proveía, ellos no serían capaces de tomar forma en este mundo. Aquellos Servants con la habilidad de Acción Independiente podrían encontrar esto un poco menos difícil, pero había un límite incluso para ello.

“Pero además de esos tres, él mismo es un Servant ¿correcto? ¡Y si lo que dijiste hace un momento es verdad, entonces él ya tenía uno a su lado desde el comienzo! ¿Cómo es eso siquiera posible?”

Caules se puso de pie y gritó. El Master y el Servant era una existencia dual, existía uno por el otro; el romper esta relación y formar un contrato con cinco Servants a la vez era ridículo. Aun si lo intentases, todo tu prana seria drenado antes de que llegases a ese número, y te marchitarías rumbo a la nada.

“Me parece que él dijo que estaba recibiendo energía del Grial Mayor. Mientras que siga conectado a este, el prana que ha ido almacenando por sí mismo sería capaz de mantener a todos ellos.”

“En otras palabras, una división de prana similar a la de nuestros homúnculos.”

Jeanne asintió ante las palabras de Gordes. Sin embargo, en su caso el Grial Mayor no controlaba todo. Había pocas dudas de que Shirou poseía la autoridad como Master para decidir quién debía recibir prana.

“Amakusa Shirou… él fue un santo del Lejano Este, ¿cierto? ¿Podrías decirme algo más de él, Archer? Me temo que realmente no se demasiado.”

Chiron respondió.

“Si, Master… Amakusa Shirou Tokisada fue un joven que vivió cerca de cinco siglos atrás. Él fue el líder de una rebelión en un lugar llamado Shimabara en Japón.”

“¿Joven?”

“Sí. Solo tenía cerca de diecisiete años de edad cuando su vida concluyó.”

Caules se sorprendió de que existiese un Espíritu Heroico de la misma edad que él.

Chiron continúo contando la simple historia del joven santo. Amakusa Shirou no tenía sorprendentes victorias bajo su nombre. Aunque había liderado una gran rebelión, solo estaba precedida por una era donde el país mismo había sido devorado por la guerra entre miríadas de lords y estados atacándose los unos a los otros. Fue poco después del fin de este periodo de la unificación final de la nación de Japón cuando Amakusa Shirou nació.

Incrementos masivos en los impuestos; una cosecha pobre a causa del clima inestable; la llegada de seguidores de una región extraña no aceptada por el país – todas estas cosas se unieron y encendieron la mecha en el peor momento posible, encendiendo el barril de dinamita que representaba Shimabara y comenzado la más grande revuelta en la historia de Japón. Los rebeldes eran cerca de 37,000 con supuestamente cerca de 20,000 de ellos siendo civiles sin habilidades de combate.

Ellos fueron liderados por su ‘salvador’ Amakusa Shirou Tokisada. Aparentemente un chico normal había, cerca de los dieciséis años, logrado varios milagros – curar los ojos de una chica ciega, caminar en la superficie del mar – y comenzó a esparcir su fe. Cuando las pequeñas revueltas, que tomaban lugar en todos lados, convergieron en un solo movimiento, fue natural que Amakusa Shirou fuera mencionado como candidato por el liderazgo. Así de fuerte era la fe que sus seguidores tenían en él y en su Dios.

Sin embargo, sus éxitos llegaron rápidamente a su fin. A pesar de una victorias iniciales durante su resistencia al asedio en el castillo Hara en contra de las impetuosas fuerzas del Shogunato, el asedio los dejo si provisiones y los llevo a su caída. Con la excepción de un colaborador, los treinta y siete mil fueron asesinados ahí. El chico había muerto, ni como un héroe ni como un santo, lamentando que pese a todos sus poderes milagrosos no hubiese sido capaz de salvar a ninguno de ellos.

“Por lo que nos has dicho… él no parece tan aterrador como un Espíritu Heroico.”

“Es verdad. En términos de poder, es demasiado inferior a héroes como nosotros… sin embargo, eso es aún más razón para temerle.”

Chiron recordó el momento en que Shirou había aparecido ante ellos en la capilla y declaro su verdadero nombre sin dudarlo. Para él resaltaba que incluso mientras Shirou se hacía enemigo de casi todos los Servants presentes, nunca perdió su sonrisa, mucho menos la compostura. En ese momento, su único colaborador era su propio Servant, Semiramis. A parte de ella, él pudo sentir la presión de seis héroes – no era una tormenta fácil de soportar. Por ello concordaba ante las palabras de Jeanne.

“Si… yo también creo que ese Ruler es aterrador. No es su fuerza o habilidad lo que me aterra, sino simplemente la forma de su fe.”

No solamente se trataba de su voluntad inquebrantable, si no la inmensidad de su fe que era capaz de dejar de rodillas a cualquier ser humano o Espíritu Heroico – un monstruoso agujero negro con forma humana. Aun así lo suyo no era locura, ya que aquellos que están locos no pueden tener una convicción tan fuerte.

¿Qué era lo que Amakusa Shirou vio, y sintió, y juro hacer en ese día – en ese campo de batalla donde las treinta y siete mil vidas que lo adoraban como su Mesías fueron masacradas?

Jeanne y Astolfo habían vivido sus vidas a través de periodos de conflicto. Chiron provenía de una era de mitos donde los héroes vagaban por el mundo. Sin embargo, ellos no podían responder esta pregunta.



“Dejemos esto de lado por ahora… el problema es lo que intenta hacer.”

Chiron asintió hacia Jeanne.

“Intentara hacer algo con el Grial Mayor… pero no será para vengarse. Eso es seguro. Su meta no es cambiar su historia o resucitar a los muertos.”

“¿Cómo lo sabes?”

Jeanne le respondió a Fiore.

“Es como él mismo lo dijo… su meta es la salvación de toda la humanidad.”

“Absurdo, eso es lo que es…”

Gordes rompió en risas. Mordred suspiro.

“¿Acaso eres estúpido, gordo? ¿Cuál es el propósito del Santo Grial si no conceder fácilmente tan absurdos deseos?”

“¡¿Qué…?!”

Aplacando la ira de Gordes, Fiore argumento.

“En verdad creo que mi tío esta en lo correcto… finalmente, el Santo Grial solo es una fuente masiva de energía. Ciertamente será suficiente para conceder la mayoría de los deseos. Es posible que sea capaz de pasar por encima de toda teoría y proceso y llegue directamente solo al resultado. Sin embargo, de manera opuesta, cualquier deseo que sea capaz de conceder requiere de un proceso a omitir.”

Llegando a tal conclusión, Sieg le pregunto a Jeanne.

“Pero entonces… ¿acaso no sería inútil desear la salvación de la humanidad?”

“En tal caso, así es. Por ejemplo, si simplemente le pidieses al Santo Grial que ‘salvara a la humanidad’, cesaría de funcionar mientras que quien realice el deseo no posea una idea concreta de que procedimientos llevarían a cabo tal tarea. Un deseo es un deseo, requiere un curso fijo para llegar a su conclusión.”

“¿Y qué sucedería si ese tal Shirou tuviese una idea concreta? ¿Sin importar si ello en verdad llevase a la salvación?”

Jeanne contuvo el aliento en el momento en que Sieg dio en el punto débil de esa lógica.

“Si fuese así… entonces creo que el Santo Grial lo llevaría a cabo.”

“¿Pero cómo podría existir tal método?”

Caules negó con la cabeza ante las palabras de Fiore.

“No pienso que ese sea el problema aquí. El punto es, ¿Qué pasaría si ese tal Shirou creyera lo suficientemente fuerte que este método era suficiente para salvar a la humanidad?”

“Pero…”

Fiore inclino su cabeza confundida.

“¿No lo ve Master? El Santo Grial no es capaz de cumplir deseos los cuales ni la persona que los realiza conoce alguna forma de llevar a cabo. Por el contrario, el Grial puede actuar cuando quien desea posee tal concepto. La preocupación es que el ‘método’ elegido por él sea lo que traiga el desastre a la humanidad.”

Sin alguna forma sólida de implementación, no habría más preocupaciones. Sin embargo, pensando en que Shirou Kotomine estuviese en posesión de tal cosa – incluso aun cuando la mayoría de la humanidad creyese que es el método equivocado – el Santo Grial muy probablemente se activaría.

“¿Así que entonces ese es el problema? Digamos que un hombre desea ser el mejor mago en todo el mundo. En su mente, eso quiere decir que cualquier mago mejor que él debería de morir. ¿Estás diciendo que el Santo Grial actuaria y lo haría por él?”

Las palabras de Shishigou sumieron la habitación en silencio. Un poco impresionada, Mordred pregunto.

“¿No me diga que ese es su deseo, Master…?”

“No lo es… en serio, no pongas esa cara. ¿Qué respondes a eso, Ruler?”

“Tu lógica es correcta, pensando en que dicho hombre en verdad no conociese otro método.”

Sieg recordó algo.

“El que fueses invocada como Ruler…”

“…implicaría que el que Shirou se apropiara del Grial Mayor, y su deseo de salvación, representan una amenaza para el mundo, así es. Cual fuese el caso, el mismo acto de que un Servant del tipo Ruler utilice a otros Servants para poder realizar un deseo ante el Santo Grial ya es una conducta aberrante más allá de cualquier debate. Es por ello que los Masters y Servants reunidos aquí vamos a detenerlo. Espero que no haya objeciones.”

Los magos de Yggdmillennia asintieron, aunque a decir verdad solo Fiore seguía siendo un Master. Tanto Caules como Gordes ya habían perdido a sus Servants y podían hacer poco para ayudar. En cuanto a Shishigou…

“…Estoy de acuerdo en que Shirou Kotomine, o Amakusa Shirou, tiene que ser detenido. Bien, no es como si realmente tuviese opción. No vas a estar en desacuerdo conmigo ¿verdad, Saber?”

Mordred asintió en acuerdo, aunque un poco disgustada.

“No… en verdad deseo zanjar las cosas con ese Saber de ahí, pero en este punto realmente tenemos poco que decir en este asunto. Y para ser justos, ese otro bando es bastante molesto… especialmente esa Assassin.”

“¿Eso quiere decir que…?”

Shishigou señalo su acuerdo hacia Fiore.

“Por lo menos, a nosotros no nos molesta trabajar junto a ustedes hasta que acabemos con ellos. Nosotros podríamos utilizar un Pergamino de Juramento, si lo prefieres… ambos, por supuesto.”

El Pergamino de Juramento era un documento de enlace y el contrato encantado más poderoso en la sociedad de Magos. Enlazaba la misma alma de los participantes y, dependiendo de sus contenidos, podría continuar afectando a ambos tanto en vida como en la muerte, o incluso a sus descendientes, e incluso a los descendientes de sus descendientes. Fiore considero la sugerencia de Shishigou por un momento y negó con la cabeza.

“No hay necesidad de llegar tan lejos. Confiare en tu palabra.”

Astolfo tiro de la ropa de Sieg. Cuando este se dio la vuelta, el Servant le dijo silenciosamente.

“Hey… ¿en verdad vas a luchar?”

“Así es.”

Declaro Sieg clara y firmemente. A decir verdad, a él no le importaba mucho cual fuese el plan de Shirou, aunque ya había cobrado demasiadas vidas. Los muertos incluían homúnculos, Servants y Masters – los cuales algunos habían aceptado sus destinos, otros habían muerto en medio de la amargura. Sin embargo, él no pelearía por venganza; no tenía derecho a tal cosa y Shirou no sería su blanco en cualquier caso. Aun así Sieg había obtenido algunos derechos – su autoridad como Master, y su habilidad de participar como un Servant. Como tal, consideraba que era su deber llegar hasta el final de esta Gran Guerra, aun si le costaba la vida.

“Aun pienso que sería mejor que no lo hiciera…”

Murmuro Astolfo, al parecer extrañamente insatisfecho. Con algo de irritación en su voz, Mordred respondió.

“¿Qué es lo que él debería de hacer si no pelear? Él es un Saber.”

“Él no es Saber. Mi Master no es Siegfried. No deseo verlo en peligro… ya ha tenido suficiente.”

El cuarto entero nuevamente quedo en silencio. Sin embargo, era un poco diferente al de hace unos momentos. Después de un instante, Mordred de un modo extrañamente tímido, señalo lo obvio.

“¿Acaso acabas de decirme su nombre verdadero?”

“¿Eh? ¿Acaso no lo sabias?”

“¡No! ¡Por Dios, en verdad eres estúpido! ¿Por qué razón lo dijiste?”

“Yo… no puedo defenderte en esta ocasión.”

Suspiro Chiron. ‘Tal vez estaba en lo correcto después de todo’ murmuro Gordes. Caules llevó una mano a su cabeza y los ojos de Fiore perdieron su expresión.

“Oh, por amor a Dios, Rider…”

Las miradas acusadoras de los otros hicieron que Astolfo se encogiera. Poniendo sus manos juntas, él se dio la vuelta hacia su Master con un rostro triste.

“Um… lo s-siento…”

“¿Huh? Oh, bien, en realidad no me molesta. Además, Saber, ¿acaso no escuchaste el nombre de mi Noble Phantasm?”

Mordred puso una mano sobre su boca, sorprendida. Parecía que lo había olvidado.

“¿Eh? Um… nos encontrábamos en medio de la batalla, así que no le preste atención. Ahora que lo recuerdo, se trata de la espada sagrada Balmung. Maldición, ahora yo me siento como una tonta.”

“No te preocupes, Saber. Yo estaba poniendo atención.”

“Oh, cállate, Master.”

Mordred le lanzo una mirada asesina a Shishigou quien se veía satisfecho.

“Y Rider… lo siento, pero en verdad planeo pelear. Peleare a tu lado como tu Master. Esa es mi manera de devolverte el favor, a ti y a Ruler.”

Jeanne mostro una expresión de preocupación mientras que Astolfo parecía indignado.

“Hmph…”

Sieg simplemente miro su mano izquierda hacia los negros Hechizos de Comando de apariencia extraña en su dorso. Podía ver que partes de su piel comenzaban a oscurecerse. Después de verificarlo hace poco, se dio cuenta de que las mismas marcas se esparcían por su pecho y espalda. La pregunta ahora era lo que sucedería si fuese a utilizar un Hechizo de Comando más.

Pudo recordar la terrible sensación que había sentido en el instante antes de envolverse a sí mismo en su ‘coraza’ vía los Hechizos de Comando. No había duda de que era algo crítico a su estado actual. Después de todo, su existencia era demasiado milagrosa, incluso para los Hechizos de Comando que la generaban.

Una vez que Sieg hubiese utilizado todos los Hechizos de Comando probablemente moriría. Sin embargo, podía comprender que de cualquier forma los utilizaría en el futuro. Utilizaría todos y cada uno si eso significase ayudar a los demás de algún modo. Sieg se daba cuenta de la ironía de que un homúnculo que había escapado en busca de vida ahora considerara y aceptara su propia muerte.

“Sieg… No estás pensando en algo extraño de nuevo, ¿o sí?”

Las palabras de Jeanne lo alcanzaron repentinamente, Sieg rápidamente negó con la cabeza. ‘Eso espero’, dijo ella mientras sus ojos se entrecerraban a modo de sospecha. Dejando de lado a su propio Servant, encontraba extraño el como Ruler también había tratado de distanciarlo de la pelea. Sin embargo, era su propia decisión el quedarse – no a causa de la irresistible fuerza del destino, si no por su propia voluntad.



Con la aprobación de los otros, Fiore prosiguió hacia la siguiente preocupación.

“Ahora el tema es lo que sucederá de ahora en adelante… podemos comenzar con el lugar a donde se dirigen. ¿Acaso lo sabes Ruler?” Jeanne negó con la cabeza.

“No, desafortunadamente. En primer lugar, ni siquiera concebí que los Jardines Colgantes pudiesen ser capaces de apropiarse del Grial Mayor a la fuerza. Y aun cuando sé lo que planean hacer, no sé el lugar donde intentaran llevarlo a cabo. Sin embargo, aún podemos perseguirlos. A causa de las circunstancias de mi invocación estoy fuertemente conectada al Grial y puedo sentir su localización aproximada. No perderemos su rastro.”

Además, los Jardines Colgantes eran una poderosa fuente de energía, así como lo eran los Servants Rojos reunidos ahí. Había varias formas de rastrearlos.

“Ellos se mueven por el aire, una estructura tan enorme debe de ser bastante lenta. En términos de distancia, sería una tarea simple el adelantarnos a ellos, pero…”

Jeanne no hablo más. Como dijo, el alcanzarlos era suficientemente fácil; sin embargo, el tema era lo que harían cuando eso ocurriera. Después de todo, los Jardines Colgantes estaban suspendidos en el aire, inalcanzables desde el suelo. Debería ser posible ‘saltar’ hasta él si se utilizara un Hechizo de Comando, pero eso sería un desperdicio.

“Mi Hipogrifo puede hacerlo.”

“¿Acaso tu Hipogrifo puede llevarnos a todos?”

“Oh, supongo que no. Y no puedo hacer que lleve un carruaje, así que solo hay un asiento más detrás de mí. ¡Además no lo montare con nadie más que mi Master!”

“No parezcas tan orgulloso de ti mismo mientras dices algo como eso… Rider inútil”

Astolfo se rió algo apenado mientras Mordred le dirigía una mirada fría.

“De cualquier forma, no puede ser fácil moverse distancias grandes con un Noble Phantasm activo. Y no existe una taumaturgia adecuada para mover a tanta gente a la vez… o para ser exactos, el costo sería demasiado grande. Pondría una carga demasiado grande en el mago que la llevase a cabo. ¿Por qué no simplemente rentamos un avión?”

“Hmm, bien, creo que el hermano pequeño tiene razón, pero…”

“No me llames así, anciano… ¿cuál es el problema?”

Shishigou frunció el ceño ante la broma sobre su edad, mientras que Mordred contuvo su risa y permaneció en silencio. Solo esperaría dolor siguiendo ese tema particular de discusión.

“Ellos tienen un Archer en su bando también.”

“Oh… cierto. Eso es verdad…”

Caules se rasco la cabeza. Por supuesto, la cazadora enfrentaría a cualquier Servant que se aproximara por el aire tan pronto como lo detectara.

“Maldición. Es probable que los problemas verdaderos solo comiencen si siquiera logramos acércanos tanto.”

Con ella actuando como una torreta automática en los Jardines Colgantes, cualquier método de acercamiento seria riesgoso. Encima de eso, el carruaje llevado por tres caballos que poseía Aquiles también podía volar libremente.

“No podemos esperar que un avión sea capaz de resistir un ataque de un Servant.”

“Pero no hay otra elección. Las cosas serían diferentes si tuviésemos algunas extraordinarias herramientas taumatúrgicas a la mano, pero cualquier cosa así capaz de volar tendría un costo astronómico.”

Además, sería demasiado difícil rechazar los ataques de Atalanta aun con taumaturgia. Ni el método esotérico ni el científico tenían muchas oportunidades ante el poder brutal de un Servant.

“En ese caso, imagino que al menos los aviones son algo mucho más barato.”

“Pensaremos en otra forma de lidiar con el Archer Rojo… primero, necesitamos un transporte.”

Con eso, Fiore decidió su siguiente curso de acción por el momento. Ya fuese que ellos realizaran su ataque por medio de un avión o algún otro artefacto – necesitaban una forma de volar y perseguir los Jardines Colgantes.

“Tomaremos un descanso por ahora, y contactare a los otros miembros de nuestro clan. Si cualquiera de ustedes desea dormir, siéntanse libres de utilizar uno de los cuartos vacíos. Descansen bien.”

Fiore, Chiron y Caules abandonaron el salón de reuniones. Una ligera luz anaranjada comenzó a colarse en las ruinas del castillo.

“Ya ha llegado el atardecer…”

Su día más largo ya se acercaba a su fin – pero no había tiempo para que Fiore se relajara. Ella debía reportar la situación actual a sus hermanos y hermanas alrededor del mundo, y apresurarse a decidir quién sería el siguiente líder del clan. Era algo que podía haberse decidido solo por una palabra de Darnic, pero aún tenía que decidir quién sería su sucesor previo a su muerte, a un mero paso del Grial Mayor antes de perecer junto a su Servant.

La historia de Yggdmillenia era la historia de Darnic Prestone. Para bien o para mal, él ya poseía tanto la habilidad como el carisma para liderar al clan entero. A decir verdad, posiblemente era solo un asunto de avaricia. Tal vez provenía de su deseo de alcanzar la Raíz, o por gloria, o fama, o la restauración del degradado nombre Yggdmillennia. ¿Acaso ella sería capaz de eso? No, no había caso en pensar sobre ello. Había cosas que debía realizar antes de eso. ¿Pero dónde podría comenzar?

“Así que, ¿Qué es lo que vamos a hacer?”

“Nosotros tenemos los fondos necesarios, así que comprar algunos aviones no será un problema…”

“No sobre eso. Me refiero a la ballesta que tienen en la cima de su castillo.”

“Oh, ¿Ella? Bien… ¿acaso tienes alguna idea, Archer?”

“Es posible para mí el encargarme de Archer o Rider de manera individual. No sería muy difícil, y es probable que nuestros enemigos esperen tal cosa también.”

Con este preámbulo, Chiron revelo su plan. Era excesivamente simple justo como había dicho, pero ciertamente efectivo. Al mismo tiempo, también quería decir que solo uno de los dos objetivos seria contenido. Solo hasta encontrar una manera de lidiar con el otro podrían alcanzar los Jardines Colgantes.

Después de ello llegaría la verdadera prueba, en términos de si su grupo actual podría enfrentarse al campamento Rojo – y ella no parecía muy optimista sobre esto. Ciertamente, poseían un raro campeón en su bando, Mordred. Sin embargo, la fuerza alineada contra ellos consistía por completo de héroes famosos – maestros de guerra, grandes magos y usuarios de veneno, herejes y además misterios. Y además había un tema más que le preocupaba.

“Master, creo que sería prudente que descanse por el momento. ¿No podría hablar con los miembros del clan el día de mañana?”

“Pero…”

“Es como dice Archer. Además, hablar con el resto es inútil. Seguramente no podrán ayudarnos, y lo que sea que nos digan solo nos hará sentir peor.”

“Supongo que es cierto…”

Fiore asintió vagamente mientras que los otros dos parecían de acuerdo. Después de todo, Chiron jamás se había equivocado.

“Entonces me marcho. Buen di… no, buenas noches.”

Inclinando levemente su cabeza, Fiore se retiró hacia su propio cuarto. Observando cómo se cerraba la puerta, Caules giro hacia Chiron.

“¿Acaso no iras con ella Archer?”

“Respeto la privacidad de mi Master como la dama que es. La mayor parte del tiempo permanezco aquí en Forma Espiritual a menos que ella me llame.”

Ese es sin duda Chiron, aplaudió Caules de manera interna. Como podría esperarse de la casi única excepción de entre los salvajes Centauros.

“Por cierto, hay una cosa que desearía preguntarte, si no te molesta.”

“¿A mí? Seguro, adelante.”

Francamente, Caules no creía poder dar una respuesta apropiada. ¿Qué pasaría si el Servant hablase de algún tipo de acertijo filosófico? Mientras se preocupaba por todas las cosas equivocadas, Chiron le pregunto silenciosamente.

“Desde tu perspectiva… ¿Crees que tu hermana es adecuada como la cabeza de Yggdmillennia?”



A pesar de la suavidad de la voz de Chiron, sus palabras golpearon a Caules con una fuerza explosiva.

“¿Qué…?”

La mente de Caules entró en caos ante la imposibilidad de lo que Chiron acababa de decir. De entre toda la gente, ¿Acaso el sabio acaba de expresar dudas sobre la competencia de su propio Master?

“U-un Segundo, Archer. Justo ahora, ¿Qué fue lo que…?”

Confundido, Caules miro la puerta cerrada del cuarto de Fiore. Chiron hablo de nuevo, como si deseara calmarlo.

“No hay necesidad de preocuparse… mi Master está profundamente dormida. Si eso no te hace sentir tranquilo ¿deberíamos trasladarnos a otro lugar?”

“Sabes, yo también me encuentro bastante cansado…”

Él también había tenido un día duro – dejando que su propio Servant pereciera, y quedando atrapado en el fiero ataque de Espartaco. Sin embargo, Chiron sonrió.

“Mis ojos me dicen que una estas lleno de vigor. ¿Podría molestarte con una breve charla?”

A pesar de su tono, era claro que no se trataba de una petición en este caso. Caules rasco su cabeza y suspiro. A decir verdad, Chiron estaba en lo correcto; aun tenía algo de energía.

“De acuerdo, está bien… vamos, Archer. Subamos a la torre de vigilancia. Podremos hablar de lo que queramos en ese lugar. Además casi amanece de cualquier modo. Cielos… porque tenemos que hacer esto ahora…”

A pesar de quejarse en el camino, Caules no mostraba ningún signo de fatiga mientras que él y Chiron caminaban juntos por el pasillo.



Las tambaleantes pilas de libros estaban de pie como una montaña de información. Él apenas había dado un paso fuera de su estudio, su pluma cruzaba velozmente el papel mientras trabajaba. Esa era una cosa en la que los autores como él estaban de acuerdo; la conveniencia de convertirse en un Espíritu Heroico era que ya no tenías más necesidad de comida o bebida o de movimientos intestinales. Era bastante afortunado el ser invocado de esta manera de vez en cuando – aun cuando también era raro que un autor se viese envuelto en una situación tan interesante.

Se puso de pie, tomando un breve descanso de sus escritos. Su Master, Shirou, pronto terminaría de hablar con los otros. Por supuesto, también existía la posibilidad de que los otros Servants se rebelaran ante él, pero probablemente no ocurriera. Como era de esperarse, cuando salió hacia el jardín, pudo ver a los tres sin hacer algo en particular y simplemente observaban como se movía el paisaje.

“¡Saludos a todos!”

Shakespeare los llamo alegremente, causando que Aquiles y Atalanta se molestaran, mientras que Karna meramente asintió sin cambiar de expresión.

“¿Acaso ya sabias de esto…?”

Dijo Aquiles, molesto. Shakespeare extendió sus brazos a los lados y declaró fuertemente.

“Oh, Somos la materia de la que están hechos los sueños y rodea uno nuestra pequeña vida… así que si, lo sabía.”

“¿Acaso no estas cuerdo?”

“Quien sabe. La cordura y la locura, ¿Acaso no son frivolidades pasajeras? Ustedes presenciaron la respuesta alcanzada por Amakusa Shirou Tokisada, al final de la agonía y la desesperación. Por eso, solo puedo hacer todo lo que este en mi poder para ver que su deseo sea concedido.”

“Tan consiente como soy de la locura de tu mente, Caster, me atreveré a preguntártelo de cualquier forma… ¿Por qué decidiste aliarte con Shirou?”

Shakespeare grito, prácticamente lanzando espuma por la boca mientras contestaba la pregunta de Atalanta.

“¡¿Pero acaso no es él tan interesante?! La suya no es una aspiración malvada tratando de alcanzar solo a uno o unos pocos, si no la salvación por completo de todos… ¡las seis billones de almas en esta tierra! Y aun así él no es un santo, a diferencia de esos monótonos aburridos con sus hazañas y buenas acciones y sus plegarias. ¡Él lucho en la guerra, cayo, y perdió todo! Oh, como debió de haberlos odiado… ¡aquellos hombres que siguieron órdenes mientras llevaban la masacre hasta su gente, y aquellos que solo observaban al margen y no prestaron su ayuda! Ah, y aun así no lo hace… ¡porque ellos también recibirán su deseo final! Si, él lo entiende por completo, ese es el fin de su meta. Que dolor tan sofocante, que angustia mental ¡que tragedia! Si, nuestro Master es terriblemente interesante… verán, era algo lógico que me liberara de mi estancado Master anterior. ¡Ya que William Shakespeare no sirve a ningún señor, solo a la historia!”

Atalanta y Aquiles no encontraron palabras para responder. La manía de este hombre por la historia en si misma sobrepasaba por mucho la de cualquiera de ellos. Shakespeare estaba hablando sobre la indisputable verdad dentro de su mente. En otras palabras, había abandonado a su Master anterior simplemente por aburrimiento, y ahora servía solo por sus propios intereses. Ambos podían encontrar ese acto imperdonable – pero en el punto de traicionar Masters, Aquiles y Atalanta eran difícilmente diferentes.

Para comenzar, Shakespeare era un tipo de Espíritu Heroico altamente renegado – era un autor. Esta aberración había reunido fe y creencias en sí mismo al tejer historias en su escritorio, de manera completamente diferente a aquellos héroes que habían forjado su nombre en la historia con su coraje, poder, y astucia. Él era débil, y prácticamente inútil como Caster; un Master con algo de habilidad en combate seguramente lo derrotaría en batalla. A pesar de eso, él deseaba forzar su voluntad. Sus acciones no eran nobles o elogiables; sin duda eran producto de su ferviente obsesión. Sin embargo, lo habían llevado hasta aquí, y ellos las respetaban incluso si no pudiesen alabarlas.

“De cualquier forma, los Servants Rojos nuevamente se han unido como uno. Berserker ha caído, pero nadie podría haber pedido una actuación mejor realizada. Nuestro problema radica ahora en Saber… ”

Mordred, el caballero traidor de la Mesa Redonda – las habilidades de Shirou para revelar la identidad de los Servants finalmente revelaron su identidad cuando ella irrumpió repentinamente ante ellos y salvo a Ruler.

“Presumo que ella tomara posición con el campamento Negro. Y nosotros podemos ignorar al Assassin Negro que aun esta por aparecer… eso nos deja a Ruler, un Archer, un Rider y a Saber. Es una pelea de cinco contra cinco.”

“¿Acaso me ignoraste en tu cuenta Archer?”

“Sí. ¿Acaso preferirías que te agregara?”

“Oh no. De hecho es reconfortante. ¡Simplemente soy un fracaso extremo como Servant después de todo!”

Declaró Shakespeare con orgullo. ‘Eso no es algo de lo cual sentirse orgulloso,’ suspiro Atalanta. Sin embargo, fue entonces que el silencioso Karna decidió hablar.

“Cada uno de nosotros mide la gloria a su propia manera. Para este Caster, el no portar ningún arma y no poseer ningún poder es su orgullo… en su lugar emplea una lengua de plata, blandiendo una pluma de relámpago.”

“Tu evaluación me proporciona el más grande honor, gran Karna.”

Shakespeare realizo una profunda reverencia como todo un caballero – el efecto de alguna manera se arruino por la alegre sonrisa que llevaba en su rostro mientras lo hacía.



Subiendo la escalera, ellos llegaron a la torre de vigilancia del castillo. Estaban rodeados por muros de piedra, con aperturas aquí y allá para lanzar flechas a través de ellas. En un asedio normal, un arquero sería capaz de disparar a los soldados enemigos que se reunieran en las puertas. Desafortunadamente, sus oponentes actuales eran Servants – aunque en toda honestidad, Caules no había esperado que el Berserker Rojo fuese un enemigo tan terrible.

Él encaro a Chiron con algo de hostilidad en sus ojos – y con gran duda en su mente. Los Servants y Masters que residían actualmente en este castillo, todos respetaban al gran sabio. Y aun así él había estado en desacuerdo en cuanto a las habilidades del sucesor de Darnic, Fiore. Por supuesto que ella era adecuada, pensó Caules. ¿Quién podría ser mejor elección para ser el siguiente líder? Reteniendo su impulso de protestar, pregunto de manera fría.

“Así que ¿Qué es lo que estabas diciendo sobre ella, Archer?”

“Al parecer mis palabras fueron malinterpretadas… yo acepto por completo a Fiore como mi Master. Si ella fuese a ordenarme que tomara mi propia vida, lo haría con gusto.”

Dijo Chiron con una sonrisa irónica. Parecía que a pesar de sus mejores intentos, Caules no podía esconder por completo la recepción negativa sobre lo que había dicho Chiron.

“¿Entonces qué era lo que tratabas de decir? No puedo pensar en nadie más que mi hermana que pudiese tener el poder para seguir los pasos de Darnic.”

Podría parecer sorprendente que el siguiente en la línea después de Fiore fuese Gordes. Celenike y Roche también habían sido mencionados como candidatos, pero la rama taumatúrgica que seguían simplemente carecía de fama – no es que fuese de importancia ya que ambos habían fallecido. Y el mismo Caules, por supuesto, estaba fuera de cuestión. Aun descontando el hecho de que Fiore era la hermana mayor, ella también poseía un carácter y habilidades superiores. Yggdmillenia podría haber perdido a Darnic, pero no se marchitaría aun.

“Es verdad, ella es perfecta en el frente físico. Sin embargo, yo me refiero a su estado mental.”

“¿Estás diciendo que a ella le disgusta ser un mago? No lo creo… quiero decir, jamás se lo he preguntado directamente, pero por lo menos no odia la taumaturgia.”

“No, no sobre ese asunto. Lo que estoy preguntando es… ¿acaso crees que mi Master esté preparada para tomar la vida de alguien más?”

En ese momento, las palabras se atoraron en la garganta de Caules. El rostro de Chiron se oscureció ligeramente con tristeza.

“¿Qué es lo que quieres decir…? Por supuesto que lo está. ¡Ella ya lucho con Shishigou Kairi en una ocasión!”

“Si, lo hizo. Y aunque no fui testigo de toda la batalla, creo que se desempeñó bien ante un mago experimentado. Sin embargo… ¿acaso podría haber mantenido la compostura si hubiera ganado?”

“Ella…”

Caules no podía pensar en una respuesta. ¿Qué habría pasado si Fiore hubiese ganado? ¿Acaso habría podido soportar matar a alguien, aun si fuera el enemigo?

“Su corazón como un mago, y su propio corazón; creo que mi Master los ha mantenido separados todo este tiempo. Cuando llegue el momento, Caules, creo que serás capaz de juzgar bien y comprender que es el destino de los magos el luchar y matar. Sin embargo”

“… ¿Piensas que ella no será capaz de hacerlo?”

De hecho, Caules también había comenzado a sentirlo de cierta manera. No se trataba tanto de que Fiore fuese débil o amable. Ella era persistente al perseguir el camino del mago, hasta el punto en que era capaz de ignorar los lamentos que venían desde lo profundo de su propio corazón. Después de todo, el reconocer el dolor seria admitir que no era adecuada. Ella lo había suprimido para actuar como el mago que debía ser. Al final, sin embargo, tal cosa solo era la lógica del mago – la opción elegida por el programa instalado en su cerebro.

“Es verdad, es a causa de su superioridad como mago que nadie se ha dado cuenta aun… que mi Master tiene una visión increíblemente humana.”

Si – ella era humanitaria, incapaz de aceptar el derramamiento de sangre o perdonar una traición.

Por supuesto, los magos solo recurrían al asesinato como último recurso. Por otro lado, eso demostraba que el asesinar era una solución obvia a considerar cuando eran presionados. Aun el mago más deficiente entendía que el llegar a tal situación significaba que las leyes y lógica ordinarias ya no aplicaban más. Incluso Caules poseía esta preparación mental; por lo menos, para el momento que se unió a esta guerra, ya había aceptado que todos los actos ilegales, ya fuesen el asesinato o algo más, eran permisibles.

Naturalmente, él no deseaba ser asesinado. Podría verse como egoísmo, pero deseaba evitar morir si fuese posible. Después de todo, nadie tenía el derecho de recriminarle por seguir el instinto base de cualquier creatura viva.

“Este es meramente mi propio punto de vista, ¿Pero estaría en lo correcto al asumir que mi Master había aprendido un amplio vocabulario a una corta edad?”

“Bien, he escuchado de mis padres que ella comenzó a leer mucho antes que la mayoría.”

“Como sospechaba. Ella vive en este mundo como uno lo haría si leyera de él en una historia. Tal modo de ver la vida sería suficiente incluso para un mago ejemplar. Sin embargo, si ella fuese a tomar el manto… siento que las distorsiones en su corazón comenzarían a salir a flote.”

Como cabeza del clan Yggdmillennia, habría ocasiones en las que ella tendría que tomar una posición y realizar decisiones carentes de emoción. Por ejemplo, el momento podría llegar en el que debiesen de abandonar a alguien dentro del clan. Al principio parecería causa de poca preocupación; Fiore no era alguien que creyese en su verdad absoluta, y escucharía y consideraría las opciones de los otros ancianos. Ella sería capaz de juzgar situaciones basadas en consideraciones sólidas.

Sin embargo, eventualmente, comenzarían las fricciones. ¿Qué sucedería si un mago utilizara un inocente bebe humano como material para desarrollar una teoría taumatúrgica que fuera ampliamente aclamada, con su único ‘crimen’ siendo su error el fallar en asesinar a una persona común que había sido testigo del acto? Las contradicciones de ser tanto un mago como un humano solo le traerían dolor.

Cuando Caules trato de responder, una memoria llego hasta él claramente. Fue un odioso episodio que siempre había tratado muy duro de no recordar, tal vez a causa del sufrimiento que le había traído a su hermana.

“¿Qué es lo que sucede?”

Después de un momento de duda, Caules decidió revelarle la verdad a Chiron. Él era su guía y pastor; decírselo solo ayudaría a Fiore.

“Nosotros solíamos tener un perro, hace mucho.”

Tomo lugar hace mucho, mucho tiempo. Su gran mansión, la cual era cuidada por doncellas de hasta tres generaciones, ahora estaba siendo limpiada por un espíritu de bajo nivel invocado por su madre. Sin embargo, esto no podía proteger la casa de la decadencia. Había comenzado a colapsar en algunos lugares, un recuerdo de su antigua gloria. Ahí fue donde Caules y Fiore habían nacido y sido criados – y donde el incidente ocurrió, un mero momento de su infancia.

“Era un callejero dócil que mi padre había recogido en algún lugar. Estaba planeando que aprendiéramos más sobre encantamientos con él. Pero entonces tuvo algunos negocios urgentes y quedamos a cargo de cuidarlo.”

Chiron no dijo una sola palabra y simplemente asintió aparentemente consiente de como terminaría la historia.

“Era un perro tonto, siempre jugando. No me esperaba lo dedicada que mi hermana se volvería. Aun con sus piernas en el estado en que están, lo bañaba y cepillaba usando su cepillo favorito. Su propio cepillo, ¿puedes creerlo? Ella incluso compro un libro y trato de alimentarlo con diferentes tipos de comida. Un día le pregunte, ‘¿Por qué te molestas?’ Y ella solo me lanzo una mirada extraña.”

‘Se supone que uno debe de amar a sus mascotas ¿no es cierto?’

Retomando el aliento, Caules continúo.

“Incluso yo sabía lo que iba a suceder… pero ella lo desconocía. Bien, no es que yo hubiese dicho algo al respecto tampoco. Je, solo deje que sucediera, un problema para otro día. Eso solo lo hizo peor. ¿Podría haber sido más estúpido?”

“Así que fue asesinado. Y para algún tipo de experimento taumatúrgico…”

Caules asintió y pateo ligeramente el muro de piedra algo irritado.

“Nuestro padre regreso después de una semana, todo sonrisas y disculpas. Entonces arrastro al perro frente a nosotros y nos demostró cómo se veía un encantamiento fallido. Su rostro se congelo por completo cuando ella vio al perro sin piel, gritando. Ella sujetaba la silla de ruedas fuertemente, sus manos perdieron todo su color.”

Si hubiese cubierto sus oídos la hubieran regañado. Si hubiese llorado la hubieran regañado. Sabiendo esto, ella simplemente siguió observando.

“Tomo cerca de un minuto que muriera. Nuestro padre invoco a un revenant de nivel bajo y dejo que destrozara su cuerpo. ‘Esto es lo que sucede cuando no son cuidadosos’ dijo. Y entonces mi hermana solo sonrió y respondió, ‘lo comprendemos.’ Sabias, ella es la mejor. Ella sabía cuál era la mejor respuesta para la situación y la llevo a cabo perfectamente. Eso solo me enojo más.”

Dijo Caules.

“¿Y qué fue lo que sucedió después?”

“Ella es un mago modelo, después de todo. No lloro o vomito o nada de eso en frente de nuestro padre. Pero cuando cavamos la tumba y finalmente lo enterramos, ella lloro sin control, diciendo ‘Lo siento’ una y otra vez.”

Después de eso, Fiore jamás lo menciono de nuevo, y se deshizo de todo lo relacionado a ello. Tal vez fue una bendición que esa fuese la primera y última vez que su padre había matado frente a ellos. Sin embargo, ninguno de sus padres había notado el cambio en ella. Muy probablemente, ellos también estaban cegados por su aptitud como mago. No se habían dado cuenta de que por un tiempo después, ella vomitaba con solo ver carne, o que solo dormía por las noches cuando Caules estaba ahí para sostener su mano fuertemente. Al final, ellos solo valoraban el hecho de que ella hubiese aprendido la lección.

Fiore nunca ha fallado en un encantamiento, porque temía fallar desde el fondo de su corazón. Sin embargo, lo que la atemorizaba no era encontrarse con el mismo destino que el perro, si no lo que había de presenciar si llegase a fallar.

Como la mayoría de los traumas experimentados en la vida de la mayor parte de la gente, este episodio no afecto en gran medida la vida de Fiore. No fue llevada hasta la locura o el dolor dañándose a sí misma. Simplemente continuo viviendo y aprendiendo como un mago normal. Se dio cuenta de que podía comer carne de nuevo y dormir sola. Caules también había olvidado el incidente, prefiriendo no recordarlo en lo posible.

Sin embargo, si – y solo si – lo que ocurrió en ese día aun pesaba en la mente de Fiore… si lo que habían visto habitaba aun en su corazón…

“…No estoy seguro de que pudiera soportarlo.”

“Ese también es mi temor, una vez que yo haya abandonado este mundo. Por supuesto, esto no es algo de lo que pueda hablar con cualquiera… pero una vez que comencemos la persecución de los Jardines Colgantes, no tendré tiempo para expresarme sobre ello.” Como dijo Chiron, seria después de la guerra cuando tendrían que lidiar con el asunto de si Fiore debería convertirse en la cabeza de Yggdmillennia. A decir verdad, no era algo que debiese preocuparle al Servant, quien regresaría al Trono una vez que concluyera la pelea.

“¿Por qué trajiste esto a mi atención?”

“¿Por qué no lo habría hecho? Para aquellos que enseñamos, es nuestra tarea proveer una mano guía a aquellos que se encuentran perdidos. No intento ser negligente con esa tarea aun cuando soy un Espíritu Heroico.”

“Ya veo…”

Como uno podría esperar del hombre – mejor dicho Centauro – que había sido el mentor de tantos héroes. Hablando de eso – se decía que de entre los salvajes Centauros, Chiron era la excepción, siendo tanto prudente como razonable.

“¿Piensas que fue por eso que fuiste invocado?”

Tal vez había sido juzgado adecuado que la cálida chica que había vivido su vida como un ser humano entre los magos debía ser emparejada con el Centauro que una vez había guiado hombres en un mundo de violencia.

“Caules… una vez que me haya ido, eres el único del que puede depender mi Master.”

“Lo se… hablare con ella acerca de esto. Está bien si desea abandonar el mundo de los magos. Pero si aún desea seguir adelante y dirigir a Yggdmillenia… también podré ayudarle un poco.”

Escuchando sus palabras, Chiron puso una mano sobre su pecho en señal de alivio.

“Te lo agradezco Caules… lamento no tener el tiempo para guiarte a ti también.”

Caules se encogió de hombros. Para comenzar Archer no era su Servant; no estaría bien esperar tanto de él.

“Me di cuenta hace mucho tiempo… que el lugar de un hermano menor es justo detrás de su hermana.”

“¿Así son las cosas?”

Caules no pudo evitar reír ante la aparente sorpresa de Chiron.

“Así es como son.”

Archer asintió varias veces, al parecer impresionado. Caules no había escuchado que Chiron tuviese alguna hermana, así que tal vez esto era algo nuevo para él.

“Ya veo… escuchar eso es algo maravilloso. En verdad, este mundo está lleno de maravillas. Aún hay mucho que me falta aprender. Ahora, si me perdonas… si me necesitas estaré en el lugar del que partimos.”

“De acuerdo. Gracias.”

Caules agito su mano a modo de despedida. En su caso se sentía con ganas de permanecer ahí un poco más.

“Una última cosa. Creo que fuiste un buen Master para Berserker… y sospecho que ella también lo creía.”

Avergonzado, Caules se dio la vuelta – pero Archer ya había pasado a su forma Espiritual.

“Tch… siempre tiene que impartir algo de sabiduría, ¿no es así?” Las palabras de Chiron no le proporcionaban ningún refugio. Sin importar lo que dijera el Servant, el hecho de que Caules la había dejado morir una muerte sin sentido pesaba demasiado sobre él. Además, solo era una especulación de parte de Chiron; ni siquiera un gran sabio como él podría saber cómo se sintió ella realmente.

Y aun así – Chiron sintió que no podía marcharse dejándolo ahí sin decir tal cosa.

“Bien, así está bien.”

A pesar de la falta de fundamentos de las palabras del Servant, Caules encontró que su corazón se sentía confortado por ellas. El despliegue de fuerza que había puesto desde su muerte comenzó a derrumbarse.

“Maldición… estoy cansado…”

Mientras se recargaba contra el muro de piedra, se dio cuenta que su fuerza lo abandonaba mientras se deslizaba hacia el piso – y finalmente comenzó a ganarle el sueño. Mientras su conciencia se desvanecía, recordó que se encontraba en una torre de vigilancia. Sin embargo su mente exhausta se negó a mover su cuerpo.



Fiore y los otros abandonaron el cuarto una vez que la discusión había terminado. Sin embargo, Shishigou Kairi y Mordred regresarían a su cubil en vez de quedarse en el castillo.

“Bien, los veremos después… pero primero lo primero, Ruler. Mantendrás tu promesa, ¿cierto?”

“Lo recordaste…”

Jeanne suspiro ante las sonrisas satisfechas tanto del Saber Rojo como de su Master. Por ello se le ocurrió que tal vez las mascotas en verdad se parecían a sus dueños.

“Muy bien. En este momento transfiero un Hechizo de Comando al Master Shishigou Kairi. ¿Estás de acuerdo?”

“Por supuesto que sí. Dame tu mejor tiro.”

Shishigou extendió su mano derecha y Jeanne la sujeto ligeramente, murmurando unas pocas líneas de escrituras. Uno de los Hechizos de comando en su brazo fue transferido al de él.

“¿Qué?, ¿eso fue todo? Que aburrido.”

Mordred, quien había estado espiando el intercambio con gran interés, parecía decepcionada.

“¿Qué clase de espectáculo estabas esperando exactamente?”

“Esperaría recibir ese último que te resta pronto. ¡Nos marchamos!”

Dijo Mordred antes de marcharse con su Master. Con la salida de la tempestuosa Saber, el cuarto se quedó extrañamente vacío, privado del inusual aire que irradiaba. Solo Jeanne y Astolfo permanecieron.

“Sigh… oh, sí. ¿Puedo robarte un minuto Sieg?”

Después de que él asintiera, Jeanne se aproximó a él y rápidamente sujetó su brazo izquierdo para confirmar los Hechizos de Comando en este. Su rostro se nublo con lo que vio – que los Hechizos de Comando aun no desaparecían.

“Además de la primera ocasión, también te transformaste una vez más para derrotar al gigante. ¿Es eso cierto?”

“Sí.”

“Los Hechizos de Comando son una cristalización de prana diseñada originalmente por los Makiris… por su naturaleza deberían de desvanecerse una vez que se pierde su energía.”

“Pero estos no lo han hecho. No completamente.”

“Si… me preocupa. Sin embargo, el hecho de que solo quede un Hechizo de Comando es de mayor preocupación. Te transferiré dos de los míos también.”

“¿Acaso esos son los de Siegfried?”

“Correcto. Como mencione antes, poseo dos Hechizos de Comando por cada Servant. Dado que eres tanto el Saber Negro como un Master, no deberías de tener problemas recibiéndolos.”

Jeanne comenzó el proceso una vez más y fiel a sus palabras, había nuevamente tres Hechizos de Comando en su mano izquierda, su antiguo brillo regreso. Sin embargo, no removió la oscuridad de su piel – y muy probablemente, ese era el mismo caso para las marcas en su pecho y espalda, algo que aún no les había revelado a ninguno de ellos.

“¿Acaso deberías de estar haciendo tal cosa Ruler?”

“A decir verdad no lo sé. Para este momento el mundo ya ha sido el anfitrión de más de cien Guerras del Santo Grial… pero de entre ellas, nunca ha habido un Servant o un Master como tú. No tengo alguna memoria de haber visto aparecer Hechizos de Comando negros como estos, pero…”

Jeanne dejo inconclusa la frase y evito decir lo que pensaba, aunque era algo que el mismo Sieg empezaba ligeramente a comprender. Estos Hechizos de Comando negros no podrían ser de ninguna manera un buen presagio; había algo perverso y distorsionado en ellos. Sin embargo, al mismo tiempo, estos le permitían a Sieg envolverse en la coraza de Siegfried, permitiéndole pelear.

“Te lo agradezco. Me asegurare de poner un buen uso los tres restantes.”

“Los dos restantes… no debes utilizar el ultimo Sieg. ¿Lo comprendes?”

Jeanne llevaba una inesperada sombra en su expresión mientras decía esto.

“¿Por qué?”

“¡Por qué me parece que es una terrible idea! No es posible que los Hechizos de Comando queden grabados como si fuesen estigmas ¿Acaso comprendes que tan grande es el milagro de tu estado actual? Y creo que ese milagro viene con un costo. Estos Hechizos de Comando están tomando algo de ti, Sieg… algo importante.”

“No poseo mucho como para que tomen algo de mi… al menos no nada que sea comparable a un milagro como este.”

“¡Como sea…!” Ruler dejo salir un suspiro exasperado, “Rider, ¿Podrías vigilarlo de cerca?”

Cuando Astolfo escucho esto – quien había estado tratando de incluirse en la conversación desde hace algo de tiempo – asintió animadamente, sus ojos mostraban una luz vivaz. Mostrando una señal en V con su mano derecha, dijo fuertemente.

“¡Entendido! ¡Déjamelo a mí! ¡Mantendré ambos ojos en él! Lo mantendré… um, ¿Cuál es el termino… encerrado?”

“¡Solo vigílalo por favor! Eso debería de ser lo primero en tu mente.”

“Tal vez la personalidad de mi último Master me afecto un poco…”

“Tú también, Sieg… eres un Master. Tienes que mantener bajo control a Rider.”

“Lo se…”

…pero dudaba que ponerle restricciones al Servant lo ayudase en lo absoluto a controlarlo. Habría mencionado el tema si no fuese aparente que el hacerlo le hubiera traído la ira de ambos Servants frente a él. Por ello eligió permanecer en silencio.

“Ahora… ¿Qué es lo que harás? Yo tengo la intención de regresar a la ciudad por el momento. Después de todo, aún tengo que pagar mi deuda con la iglesia después de darles tantos problemas…”

Mientras hablaba, Jeanne desvaneció la armadura que la cubría, y la suciedad que la cubría desapareció con ella en un instante. Un aire de pureza incorrupta permanecía a su alrededor, pero ella pareció sentirse avergonzada y apartó la mirada.

“Bueno… supongo que debería quedarme aquí, después de todo. Tomare prestado alguno de los cuartos.”

Para ser francos, el castillo no era un lugar que le trajera recuerdos agradables, pero no podía negar que era su lugar de nacimiento. Además proveía amplia protección incluso estando en ruinas y probablemente no serían atacados. Además, ¿a dónde más podría ir si decidiera marcharse?

“Ya veo. Si necesitas algo por favor llámame. Debes decírmelo si detectas que algo extraño le sucede a tu cuerpo. ¿Acaso ya comiste algo? Si no, deberías de encargarte de ello primero. Después de todo eres un ser vivo en toda regla. No debes aguantar cuando tienes hambre, ¿entendido? Te lo digo por experiencia. Además…”

“¡Detente!”

Justo cuando Sieg comenzaba a sentirse abrumado por la avalancha de consejos de Jeanne, Astolfo comenzó a alejarla a empujones con ambas manos.

“Espera Rider, aún tengo cosas que decir…”

“Déjalas para mañana ¿de acuerdo? ¡Shoo, shoo! ¡Con lo que ha pasado ya estamos lo suficientemente cansados!"

Astolfo continuo empujándola con su Fuerza Monstruosa.

“N-No tienes por qué ser tan agresivo… por favor, Sieg, ¡asegúrate de descansar bien esta noche! ¡Vendré a verte en cuanto despiertes! ¡Buenas…”

‘…noches!’ no pudo terminar la oración ya que Astolfo cerró la puerta en su cara.

“Cielos… ¿quién piensa que es, tu madre?”

“No me preguntes a mi… ¿acaso va a estar bien sola?”

Sieg sintió una ligera preocupación mientras recordaba la última ocasión en que vio a Jeanne partir. No iba a volver nuevamente a desmayarse a causa del hambre ¿o sí?

“¿Qué quieres decir?”

“No importa…”

Ahora que lo pensaba con más detenimiento, sintió que era una pieza de información sobre Jeanne demasiado crítica como para comentar sobre ella. Por ello suprimió su ansiedad recordándose que ella debería (con suerte) ser capaz de llegar a su lugar de alojamiento antes de desmayarse.

“De cualquier forma, Rider, deberíamos de ir a dormir pronto.”

“¡De acuerdo! Consigamos una habitación ¿Qué te parece la mía?”

“Yo… estaba pensando conseguir otro cuarto. Para mí solo.”

Viendo que no corrían peligro en este lugar, no había necesidad de permanecer juntos en el mismo espacio. En vez de permanecer pensando el uno en el otro ambos podían relajarse por separado. Sin mencionar que se trataba de Astolfo – pero Rider insistió neciamente en estar en el mismo cuarto.

“Bien, está bien. Te lo agradezco.”

“¡Ja ja, no es problema! ¡Vamos, ya-ya-ya!”

Justo como con Jeanne, también fue empujado adelante por Astolfo antes de que siquiera pudiera abrir la boca. En cuanto llegaron al cuarto privado de Celenike, Astolfo libero la armadura de su forma física, puso sus manos alrededor de Sieg y se lanzó junto con él a la cama. Sieg pudo sentir los resortes de la cama mientras que esta absorbió suavemente su peso – y de inmediato su cuerpo se sintió exhausto. Todo este tiempo Astolfo estuvo recostado a su lado riendo.

“Ah… seguimos con vida…”

El Servant puso una mano en su propio pecho y después en el de Sieg.

“Seguimos vivos… ¡Seguimos vivos! ¡Jajajajaja!”

Astolfo comenzó a reír, sonando lleno de alegría desde lo más profundo de su corazón. Al poco tiempo, Sieg llegó a la misma conclusión. Él había escapado de este lugar, y había regresado, y luchado, y ahora se encontraba aquí – pero aún más importante, aún seguía con vida.

Pero, al mismo tiempo, algo frio comenzó a cubrir su cuerpo – un sentimiento de repulsión y nausea, como babosas arrastrándose y colándose en su interior. Sieg conocía esta sensación; era miedo. Todo el terror que no había sentido en el campo de batalla ahora llegaba a él con toda su fuerza. Sus frías manos rodearon su cuerpo.

¿Porque estoy vivo…?

La pregunta no era filosófica si no literal. Debería de haber muerto el día de hoy. ¿Cómo es que había sobrevivido? Enfrentado Servants a muerte, haber luchado contra ese gigante – perdió la cuenta de cuantas veces se había salvado de caer por el precipicio de la muerte. No pudo evitar comenzar a temblar.

“Oh, aquí vamos. ¡Está bien! Estas bien. ¿Lo ves? Sigues respirando. Yo sigo respirando. ¡Y eso es suficiente! ¡Eso es todo lo que importa ahora!”

Levantándose de la cama, Astolfo comenzó a reír y hablo fuertemente mientras sujetaba la mano de Sieg. Su voz logro detener los pensamientos de Sieg mientras la cama absorbía su sudor frio. Algo de calor comenzó a retornar al congelado cuerpo del homúnculo.

“Lo siento… ya estoy bien.”

“¿Estás seguro? Alguna vez me sentí igual, lo sabias, ¡cuando aún estaba vivo! Fue poco después de que recupere la cordura y tuve que regresar a la batalla. Fue realmente aterrador cuando finalmente me di cuenta de que no podría haber realizado nada de lo que realmente hice si estuviera cuerdo. ¡Estaba sentado en mi tienda con una sábana sobre mi cabeza, solo temblando todo el tiempo!”

Riéndose, Astolfo comenzó a hablar sobre sus recuerdos del pasado a detalle. Ciertamente no era una historia sobre su valor; un caballero normal jamás habría hablado de un incidente tan vergonzoso. Sin embargo, parecía que Astolfo no poseía tal vanidad.

“Trate de dormir, pero era tan aterrador que simplemente me despertaba y vomitaba. ¡Realmente asqueroso! Mi boca tenía un sabor salado y se pegaba a mis labios… hmm, pienso que la noche anterior comí… ”

“…détente. No tienes por qué contarme lo que vomitaste.”

“Jaja, lo siento… de cualquier forma, mi punto es que cualquiera sentiría lo que estas sintiendo ahora. ¡Así que no te preocupes! Estoy aquí para ti. Eres mi Master y yo soy tu Servant… je y pensar que llegaría el día cuando pudiese decir tal cosa con tanto orgullo. ¡Imagino que después de todo realmente valió la pena ser invocado! ¡Aunque lo siento por mi Master previo!”

Astolfo confeso sus sentimientos, expresando su alegría con todo su ser, y salto de regreso a la cama. Sieg comenzó a reír.

“Estoy de acuerdo… realmente me alegra que seas mi Servant.”

“¡Je! Realmente es muy pronto para decir tal cosa, Master. Te lo demostrare… al final de todo esto, dirás nuevamente tal cosa, y será en serio… ¡que te alegra que yo sea tu Servant!”

Sin embargo, tan pronto como dijo tal cosa, el rostro de Astolfo se entristeció.

“Bien, quiero decir… si en vez de ello dijeras que soy débil, imagino que no podría negarlo. Pero daré mi mejor esfuerzo.”

¿Por qué se preocupa de tal cosa en estos momentos? Pensó Sieg. Fuerte o débil, rápido o lento, resistente o no – esto no era todo lo que necesitaba del Servant. Incluso si fuese un simple ser humano…

“…eres fuerte Rider. Por lo menos pondré toda mi fe en ello.”

Tal vez la falta de dudas que el Servant había mostrado al salvarlo – la amabilidad de levantar algo que bien podría haber sido dejado en el suelo – no era una cualidad necesaria en un Espíritu Heroico. Tal vez un verdadero héroe era alguien que no dejaba que las cosas pequeñas lo distrajeran del panorama general, y tenía el coraje para hacer algo a un lado cuando se volvía necesario.

Sí, eso era correcto. Por decir lo menos, no había ningún mérito en que Astolfo lo hubiese ayudado en ese entonces. Eso era aún más razón para que Sieg tuviese el máximo respeto por el Servant que había ignorado tales preocupaciones y lo había salvado de cualquier modo.

Astolfo se rio y comenzó a tirar incesantemente de su propio cabello. Parecía estar sonrojado.

“Nyahaha… te lo agradezco, Master. Así que, ¿deberíamos dormir? Pronto amanecerá. Si no descansamos ahora será de noche cuando despertemos.”

Sieg estaba de acuerdo. Cerró sus ojos – y se dio cuenta de que su miedo ante la oscuridad había desaparecido. Tal vez era a causa de que los primeros rayos del amanecer comenzaban a colarse en el cuarto. Astolfo no desapareció si no que permaneció físicamente; por fortuna, Sieg parecía ser un Master más adecuado que incluso los magos que habitaban el castillo, ya que no tenía dificultades en permitir que Rider mantuviese su forma física de ese modo. Ahora que pensaba en ello – esa situación era muy similar a la de antes. Por supuesto, la pequeñez de la cama presento un reto mucho más grande en ese entonces, ya que la actual era mucho más grande. No habría que preocuparse por caer de ella.

¿Qué es lo que estará hacienda ahora…?

Ese fue el último pensamiento que paso por su mente mientras su conciencia se desvanecía.



Jeanne recibió un pequeño regaño cuando por fin llego a la iglesia.

“Cuando desperté y vi lo que le había sucedido al castillo, me preocupe bastante, ¿lo sabias? Tú solo te marchaste y no regresabas.”

Alma Petresia llevaba una expresión sombría adecuada, mientras hablaba con Jeanne. Naturalmente, Jeanne no podía decirle que no solo ella era uno de los actores envueltos en el incidente, si no que de hecho fue el blanco del ataque y logro sobrevivir ilesa aun cuando lo recibió de frente, gracias a su estandarte sagrado y su fe.

“En cualquier caso, debemos de agradecerle a Dios por guiarte a un lugar seguro.”

“Si, es verdad.”

“Pero quien habría pensado que un meteorito caería en tal lugar… que accidente tan aterrador.”

Parecía que a la gente de Trifas se le había hecho creer que se trató del impacto de un meteorito. Jeanne estaba agradecida por la sugestión que también previno que la ciudad cayera presa del pánico.

“Me tomare el resto del día de hoy y regresare a casa después de ello.”

“¿Oh? ¿Acaso has completado tu investigación? Ah… supongo que ahora no es el momento adecuado, considerando lo que acaba de suceder.”

“Um… sí. Si, ya he completado mi investigación.”

Jeanne recordó que se había presentado como una estudiante. Alma sonrió ligeramente y agrego que ni siquiera los estudiantes deberían de forzarse a llegar tan lejos.

“Entonces, duerme bien. Iré a dirigir la misa en este momento.”

“Se lo agradezco, así lo hare.”

Jeanne regreso a su cuarto en el ático y se desplomo en la cama. Era algo inconveniente que fuese necesario para ella el dormir y comer – pero eran estas pequeñas cosas las que hacían que se sintiera más viva que si hubiese sido invocada como un Servant normal. Amakusa Shirou Tokisada…

Jeanne recordó al chico con la mirada que no vacilaba. Sus ojos no pertenecían a los de un chico que observaba un sueño, si no a alguien que llevaba grandes ambiciones. Ella estuvo convencida desde el momento en que lo conoció en aquella capilla – que no se detendría con meras palabras ni por una simple derrota en una demostración de fuerza, ni siquiera con la completa aniquilación de los Servants Rojos o la misma perdida del Grial Mayor. El mismo acto de quedarse quieto había sido removido de su núcleo. Él solo continuaría avanzando, ya sea hasta que su plan se completase o ya no pudiese funcionar como un ser vivo.

La Tercera Guerra del Santo Grial de Fuyuki se llevó a cabo sesenta años atrás. El chico había encarnado y había perseguido el Grial desde ese entonces.

Ciertamente, el Grial Mayor de Fuyuki era una existencia única. Era difícil imaginar algo que pudiera igualársele – excepto tal vez por el artículo genuino. En otras palabras, la santa reliquia del Hijo de Dios, el misterio buscado por todos y nunca alcanzado por alguien.

Shirou también creía en el Mesías. Tal vez eso explicaba por qué no perseguía nada más – pero como alguien que compartía la misma fe, Jeanne comprendía que su obsesión era una cosa completamente diferente. Seguro, las reliquias sagradas eran preciosas, pero no eran nada por lo cual uno apostaría su vida. Después de todo, su fe recaía en Dios y no en Sus pertenecías. El chico de los milagros también debía de comprenderlo.

Además, aun ese supuestamente ‘omnipotente’ concede deseos tenía sus límites. Ciertamente un mago podría considerarlo así – ya que el Santo Grial era una Fuente de prana ilimitada y un claro signo del camino hacia obtener la Magia. Sin embargo, Amakusa Shirou no era un mago, ni siquiera era probable que tuviese interés en lo esotérico. Por tal cosa él debía de tener como fin el traer algún tipo de ‘milagro’ utilizando esa cantidad masiva de energía…

Cual fuera ese milagro, no salvaría a la humanidad. Muchos santos y grandes figuras han intentado el reto y han desperdiciado sus vidas ante este dilema. Los héroes comprendían sus roles y salvaban solo a aquellos que sus manos podían alcanzar. Tomemos a Vlad III por ejemplo; él fue un milagroso salvador para la gente de Rumania, seguramente, pero desde el exterior – desde la perspectiva de los invasores Turcos – no era nada más que el Demonio mismo.

Salvar a una persona significa dejar a otra a su destino. Para salvar a nueve uno debe de perder a una – o por el contrario para salvar a una debía de asesinar a nueve. Esa era la ley de este mundo; todos los héroes lo comprendían y pelearon bajo esta, la más cruel de las lógicas. Y aun así ¿Por qué Amakusa Shirou podía permanecer del modo en que era sin ningún rastro de duda? ¿Qué reveladora idea – o tal vez era locura – había alcanzado su mente?

Si simplemente estuviese loco, entonces naturalmente ella debía detenerlo. Sin embargo -- ¿Qué sucedería si estuviera en lo correcto?

¿Qué es lo que debo hacer…?

¿Cuál sería su decisión en ese momento? ¿Lo detendría de cualquier manera?

¿O acaso ella…?

Cuando considero esto Jeanne jalo las sabanas por encima de su cabeza. No pudo evitar sentir temor ante lo que yacía al final de esa línea de pensamientos.

Se trataba de un ideal con el que todos los santos soñaban. ¿Podría decir con seguridad que sería capaz de resistir la tentación?

No… no puedo perder.

Con plegarias en sus labios, Jeanne comenzó a cerrar sus ojos. Repentinamente, sus pensamientos se trasladaron a otro chico. Se preguntaba si la meta de salvación de Shirou lo incluía a él también. Extrañamente, su mente ansiosa se tranquilizó con ese pensamiento. Era una vaga comprensión de que los homúnculos como él no serían salvados por Shirou. En ese caso, ella sería incapaz de ayudar a Shirou.

En el instante en que ella se confirmó esto a sí misma, su conciencia comenzó a desvanecerse.



Mordred se preguntaba si ella debía solo suspirar o expresarse de algún otro modo – al final decidió hacer lo que le parecía más adecuado y golpeo el piso.

“¡¿Por qué regresamos aquí de entre todos los lugares?!”

Ella había pensado que Shishigou permanecería en el castillo. En vez de ello, su Master rechazo la oferta y sin ningún miramiento regreso a las catacumbas.

Por supuesto, aun cuando ella simplemente pudo haber permanecido en Forma Espiritual, incluso a ella le habría gustado dormir en una cama suave, o sumergirse en una bañera real en vez de lavarse en una regadera con agua tibia. Estos eran deseos inútiles, pero comprensibles. Shishigou respondió antes las vehementes protestas de su Saber incluso mientras se preparaba para descansar en su bolsa para dormir.

“¿Si te das cuenta que ese era territorio enemigo? ¿Quién sería lo suficientemente estúpido como para dormir ahí?”

“Si… si, así era, pero…”

Mordred se sentó en su bolsa para dormir con una expresión llena de disgusto.

“Cielos… ¿lo comprendes Saber? Sí, estamos cooperando con ellos. Por supuesto que lo haremos, porque al paso que van las cosas nos encontraremos arrinconados eventualmente.

Fue lo correcto salvar a Ruler y a Chiron. Pero ‘cooperar’ no es exactamente lo mismo que ‘trabajar juntos’.”

“¿Cuál es la diferencia?”

“La diferencia es, el estar juntos significa proporcionar una apertura. Es una señal que dice, ‘Confío en ti’. No podemos dejar que Yggdmillennia vea tal cosa jamás.”

“¿Estás diciendo que no podemos confiar en ellos…?”

Mordred lo miro con duda en su rostro. Ciertamente, era adecuado para un mago el nunca confiar en nadie. Incluso podría considerarse natural, dado que eran capaces de matar a sus propios padres y hermanos…

“No, lo estás malinterpretando. Si les mostramos que confiamos en ellos, son ellos los que dejarían de confiar en nosotros.” El Servant inclino su cabeza y espero a que Shishigou continuara.

“Pongámoslo de este modo, así será más fácil de comprender… supongamos que hay un tigre con un collar en su cuello. Su cuidador garantiza que es dócil y está bien entrenado. Digamos que tienes que pasar una noche con él. Tienes una pistola en tu mano y tienes que salir a cazar con él. Pero tristemente, al final tendrás que matarlo…”

“¿Así que nosotros somos el tigre?”

“Bingo. Entre más confiemos en ellos, menos confiaran ellos en nosotros. Uno puede confiar en alguien que trabaja por dinero, mientras uno tenga dinero. Pero cuando trabajas gratis la gente se asusta… ¿que pasara si regresa por lo que se le debe?”

Esto era natural para los seres humanos, mucho más para dos enemigos. Y Shishigou Kairi no estaba en posición para demandarle dinero a Yggdmillennia en este momento.

“¿Es por esto que decidiste no quedarte en el castillo?”

“Bien, eso y que también deseaba tener una reunión de emergencia contigo. No se trataba de un buen lugar para ello”

Dijo Shishigou complacido mientras que los labios de Mordred formaban una sonrisa.

“Debiste de habérmelo dicho desde el principio… ¿Bien, que es lo que estás pensando?”

“Primero, deberíamos actuar de manera independiente. Es peligroso el reunirnos todos en el mismo avión… Estoy seguro de que lo entenderán si lo explicamos de ese modo. Una vez que Ruler y ellos se encarguen de Archer y Rider, nos colaremos en sus defensas…”

“…y tomaremos el Grial.”

Ambos dijeron lo mismo al mismo tiempo, sonriendo el uno al otro.

“Ja. ¡Y pensar que mi Master aún se niega a rendirse incluso ahora!”

“¿Acaso piensas que estoy siendo estúpido…?”

La chica no dijo ni una palabra, solo negó con la cabeza.

“Por supuesto que no. Es solo que… lo encuentro difícil de creer. Una vez me dijiste que tu deseo es que el Grial le traiga prosperidad a tus descendientes, ¿cierto?”

“Si, eso dije.”

“Entonces eso es una mentira. Me niego a considerar que un deseo tan vago podría llevar a una obsesión tan profunda.”

Repentinamente la sonrisa de Mordred desapareció. Ella se veía más seria de lo que jamás se había visto mientras observaba a Shishigou, como si estuviese rogándole.

“Así que, dime, Master… ¿Qué es lo que en verdad desea?”

Moviendo ligeramente su cabeza para esquivar su mirada, Shishigou suspiro en aparente resignación. Él busco en su saco y tomo un paquete de cigarrillos.

“¿Te importa?”

“Preferiría que el cuarto no estuviese lleno de humo, pero si debes hacerlo…”

Shishigou sonrió ligeramente ante sus palabras y encendió un cigarrillo, inhalando el humo y después exhalándolo.

“No me malinterpretes, en verdad no mentía… pero tampoco te dije la historia completa. Bien, no tendré otra oportunidad una vez que lleguemos a los Jardines Colgantes, así que deberíamos de hablar de ello ahora.”

Shishigou Kairi comenzó a hablar.

La casa de Shishigou era una familia de Magos que – unas generaciones atrás – había migrado de Europa a Japón. El nombre ‘Shishigou’ era, por supuesto, algo que obtuvieron al llegar ahí. En ese momento, su Cresta Taumatúrgica ya estaba al borde de desaparecer por completo, y sus hijos nacieron con pocos Circuitos Mágicos. El mudarse a Japón claramente era un golpe crítico para una familia como esa; era prácticamente suicida para un Mago el retirarse de las tierras donde se encontraban los fundamentos de su arte.

Como era de esperarse, la familia, en solo una generación, había declinado al punto donde apenas podían establecerse como magos. Se encontraban en una encrucijada; a este paso encontrarían su fin. Pero aun tenían una posibilidad de lograr algo – cualquier cosa – antes de que fuese demasiado tarde. Aun tenían fuerza que podían utilizar y confiar en un milagro llamado Taumaturgia. El tomar algo y pasar de uno a diez debía ser algo simple, lo que sería difícil seria construir algo de cero y llevarlo a uno.

¿Qué es lo que harían? Habiendo abandonado sus bases, ya no podían aprender Taumaturgias nuevas. Con cada segundo que pasaba su linaje decaía aún más. Para el momento en que arribara la siguiente generación ya no serían dignos de ser llamados Magos.

¿Qué podrían hacer…?

¿Qué…?

La casa de Shishigou llego a una conclusión. Venderían sus almas.

“Tú sabes, como aquellas cosas que escuchas en cuentos de hadas… un trato con el Demonio… Mefistófeles y similares. Eso es lo que nuestros ancestros hicieron.”

Al final, solo la cabeza de familia de ese entonces supo con qué fue que hicieron un contrato en Japón. Ellos no supieron lo que les habían hecho – ya fuese revertir el tiempo, o simplemente rejuvenecer la carne, o tal vez se les otorgo una nueva Cresta – excepto que habían sido atados por una inmensa fuerza, casi como un Pergamino de Juramento. Al mismo tiempo, su deseo se cumplió sin ningún truco o interpretación equivocada.

La casa de Shishigou se vio logrando un exitoso y milagroso resurgimiento. Su Cresta Taumatúrgica fue reanimada y exhibía poderes más allá de sus alcances previos. Los Circuitos Mágicos que una vez parecieron desaparecer de dentro de ellos, se incrementaron tanto en cantidad como en calidad. Renacieron como una gran casa en el Lejano Este. Aunque su arte del pasado se perdió – se ganaron su lugar por medio de su recién adquirida Nigromancia – esto se consideró un sacrificio necesario.

Por supuesto, tal milagro tuvo su propio precio…

“…y ese soy yo.”

El contrato fue una maldición, al final, para la familia que había renunciado a su futuro a cambio de priorizar el presente por completo. Tal pensamiento debe parecer estúpido para los humanos normales, pero era natural para los magos…

Ya que después de todo, lo que la casa Shishigou había elegido sacrificar fue el futuro donde vivirían como seres humanos normales. ¿Cómo es que un orgulloso mago podría sufrir por tal cosa? A ellos no les importaban las cosas que estaban por llegar, aquellos grandes magos de la casa Shishigou, no cuando aun había grandes cosas que podrían lograr con sus propias manos. Ese había sido su único deseo.

Después de algunas generaciones, la maldición eventualmente se activó. No está claro que detono la activación. La familia no sabía si estaba planeada para trabajar en un momento predeterminado – o si había sido un juego de ruleta rusa todo este tiempo, esperando su oportunidad para activarse. Cual fuese el caso, el sacrificio era Shishigou Kairi. Fue el más grande mal que podría caer sobre una familia de magos – ya que Shishigou Kairi no podía tener hijos. Jamás sería capaz de tener descendientes. Estaba destinado que la línea de sangre de Shishigou, junto con sus preciados Circuitos Mágicos, terminaría con él.

“¿Qué, eso fue todo? ¿Porque no simplemente adoptaron un niño o algo?”

Cuando Mordred dijo esto, Shishigou retiró el cigarro que colgaba de su boca y lo apago en el suelo, llevando una sonrisa curiosa mientras lo hacía.

“Bueno… me imagino que mis padres tenían el mismo optimismo que tú. Al menos, hasta que la niña que mi padre trajo a casa… aquella en la que habían puesto todas sus esperanzas… murió mientras trataban de transferirle mi Cresta.”

El cuerpo de la chica no mostro signos de rechazo. Ella era un pariente lejano, que aun llevaba rastros de la sangre Shishigou, y los exámenes antes del trasplante mostraban una gran compatibilidad. Después de la autopsia, se encontró que la causa fue la Cresta Taumatúrgica de Shishigou Kairi en si misma – de ella emanaba una toxina mortal a la que él ya estaba completamente adaptado. Cualquier intento de transferir la Cresta causaría que la toxina reaccionara.

Una vez que supo de esto, Kairi evito que su padre Touki procediera con futuros intentos de trasplante, haciéndolo rendirse por completo ante la idea. Él había tomado una decisión – que la línea Shishigou terminaría con él. Kairi abandono la familia, convirtiéndose en un humilde caza recompensas, un extraño que vivía de su Taumaturgia.

Por supuesto, Kairi sintió alivio – ya que estaba libre de la carga que lo había atado desde su nacimiento. Creía que moriría en algún campo de batalla, preferentemente con sus restos hechos fino polvo. Podrían haber sido alrededor de unos breves cien años, pero la familia Shishigou había probado la gloria. ¿Qué más podrían pedir?

Aun así sucedió que por coincidencia se encontró con la Guerra del Santo Grial. Por medio de un milagro del Santo Grial podría ser posible remover el veneno de su Cresta – y también que fuese posible que tuviese hijos. Es por eso que Shishigou Kairi perseguía el Grial.

“Hmph…”

Mordred dejó escapar un sonido entre un suspiro y un gruñido cuando Shishigou termino su historia.

“¿Qué es lo que sucede Saber? Te acabo de contar el embarazoso pasado de mi familia, lo entiendes. ¿Acaso esperabas algo más?”

“No… es solo que al final, en verdad deseas la prosperidad de tus hijos... huh…”

“Yo, eh, espero que no estuvieses esperando algún tipo de giro dramático…”

Aparentemente decepcionada, Mordred rápidamente se envolvió en su bolsa de dormir. Al ver esto, Shishigou decidió hacer lo mismo.

¿Acaso era el techo tan bajo que se encontraba encima de ellos? El Servant se dio cuenta que le era un poco difícil respirar, generando la ilusión de que el mundo comenzaba a aplastarla lentamente. Para distanciar su mente de la sensación, sus pensamientos vagaron a lo que habían hablado hace poco.

Un contrato con un ser misterioso… generaciones de gloria seguidas por la promesa de la ruina… y…

“Hey, Master, ¿puedo preguntarte una última cosa?”

“Seguro, espero poder responderla.”

“¿Acaso… aun la recuerdas a ella?”

Después de un largo silencio, Shishigou murmuro.

“Hay algunas cosas en este mundo que no debemos olvidar jamás”

Su voz baja hizo eco en la pequeña caverna – llevando palabras que no habían estado presentes en la historia de hace poco, ni en el deseo que le había expresado a Mordred desde el comienzo.

Su deseo no nacía de su aspiración por traer prosperidad a su familia.

Su deseo no nacía de la aspiración de abandonar el nombre Shishigou.

Su deseo nacía del anhelo de darle sentido a aquellas cosas que había perdido y que no podría olvidar jamás – y para asegurarse de que no se hubiesen perdido en vano.

Sus palabras eran un juramento. Su voz llevaba un orgullo que protegería incluso ante el costo de su propia vida y su propio honor.

“Je…”

“¿Eso es suficientemente bueno para ti, Saber?”

“Si, suficiente. Master… apoderémonos del Grial.”

Todo ese sentimiento de ser aplastada desapareció, ambos miraron hacia el cielo mientras sus puños chocaron ligeramente el uno con el otro en medio de la oscuridad.



Gordes se sentía agitado. Esto no era nada nuevo para él, pero tampoco era exactamente lo mismo de siempre.

“Lo lamento… no hay nada más que pueda hacer.”

Dijo el abatido homúnculo, y su paciente que yacía en el piso toco su brazo.

“No te preocupes por ello. Has dado lo mejor de ti. ” Dijo el otro homúnculo sombríamente, su tono era el de alguien que enfrentaba su propia muerte. La escena irritaba a Gordes inmensamente.

El homúnculo recostado en el piso era uno del tipo que proveía prana y que había sido mantenido en tanques. Habiendo nacido defectuoso, se suponía que debía pasar su existencia en uno sin salir jamás, solo pudriéndose…

¡Idiotas! ¡Malditos idiotas todos ellos!

Rechinando sus dientes, Gordes finalmente no soporto más y se puso de pie.

“¡…!”

Aparentemente notando que Gordes se acercaba, el homúnculo se tensó, solo para que Gordes lo ignorara, arrodillándose y tomando el pulso de la homúnculo que yacía en el piso.

“¿Qué es lo que estas…?”

Gordes dio un golpecito en los brazos de la chica y en sus hombros, prosiguió en su cuello y asintió satisfecho. Dando la orden de que abriese la boca, la homúnculo lo hizo a pesar de todo. Gordes profirió un sonido de satisfacción y explico.

“Idiota. En caso de que no puedas darte cuenta con solo mirarla, sus órganos respiratorios no se han desarrollado por completo… hay respiradores preparados dentro de los tanques de prana. Trae uno aquí, ahora.”

“¿Huh…?”

“¿Qué?”

“¿Por qué? ¿Por qué nos estas ayudando? ¿Acaso no éramos solo baterías para ti?”

El homúnculo lo sabía, aunque no era ni cercanamente tan cruel como Celenike y Roche que los trataban como juguetes que podían romper o como sujetos de prueba, Darnic y Gordes los veían solo como cosas.

“Aun lo son, incluso ahora, pero… ¡argh! Si tú vieses a un humano haciendo un caos mientras limpia, ¿acaso no irías a corregirlo? Eso es todo. ¡Cualquiera se molestaría si alguien tratase de limpiar una bañera con una aspiradora!”

Gordes era ya demasiado anciano como para repentinamente desarrollar algo de amor por su prójimo. Esta era meramente la conducta de un veterano artesano regañando a un novato.

¡Cállate y pon atención!

“Todo lo que te enseñamos son técnicas para reparar heridas externas, y maneras simples de resistir la dominación mental. No es posible que sepas como curar un sistema respiratorio defectuoso. Nunca has aprendido como.”

“Ya… ya veo.”

En realidad era bastante obvio. Después de todo, había tomado grandes esfuerzos por parte de los magos el simplemente proveerlos con el conocimiento para atender las necesidades más básicas.

“¿Es esto de lo que estabas hablando?”

El homúnculo que salió corriendo, regresó con lo que parecían ser los respiradores bajo sus brazos.

“Sí. Tráelo aquí.”

Arrebatándoselo de las manos, Gordes clavo una aguja hipodérmica en la vena de la homúnculo y la conecto por medio de un tubo a una caja de huesos procesados.

“¿Qué es eso…?”

“Una herramienta para hacer circular el oxígeno y asistir la respiración. Ten, ponle esto.”

Algo de vida regreso al rostro de la chica cuando puso la máscara sobre su boca. Al ver esto, Gordes dijo desinteresado.

“Lamento decírtelo, pero pasaras el resto de tu vida poniéndote y quitándote esta cosa. Tú, uh… oh, no importa, quien quiera que seas. Sera mejor que comiences a traer a los otros homúnculos aquí. Sin duda habrá casos similares por todos lados.”

El homúnculo solo pudo parpadear, completamente perdido.

“¿Estás seguro…?”

“Siéntete libre de rechazar mi oferta. Puedes regresar a actuar tus dramas con ellos.”

Dijo Gordes pomposamente, con antagonismo en cada palabra. El homúnculo dudo un poco pero decidió poner las vidas de sus compañeros primero.

“Nuestras vidas están en tus manos.”

“Si, por supuesto que lo están. ¡Y pensar que unos tontos que ni siquiera pueden llevar a cabo tareas tan sencillas tratarían de seguir con sus propias vidas!”

El impulso de golpear a Gordes en el rostro paso por la cabeza del homúnculo. Su compañera, recostada en el suelo con el aparato de respiración pensó casi lo mismo. Desafortunadamente, no cambiaba el hecho de que él representaba su salvación. Con un suspiro que no quiso ocultar, el homúnculo comenzó a llevar a un paciente tras otro.

El primero era uno muy pálido, en su rostro no parecía circular la sangre. Estaba sujetando su abdomen, así que Gordes lo inspecciono y comprendió el problema.

“La mayoría de sus órganos no están funcionando. Ajusta sus circuitos mágicos para actuar en lugar de ellos. Siguiente.”

“Las señales de su cerebro están revertidas. Solo piensa en lo opuesto de lo que deseas hacer… derecha es izquierda, arriba es abajo. Sigue moviendo tu cuerpo y tu cerebro se acostumbrara a ello en un mes. Siguiente.”

“La piel está desarrollando gangrena. Es imposible curarla completamente, tendremos que poner un ritual de restauración en su cuerpo y dejarlo ahí. Uno de los Códigos Místicos de Darnic debería de ser capaz de eso. Ve a su cuarto y encuéntralo. No, espera… hay defensas poderosas puestas para interceptar a cualquiera que no sea del clan. Tendré que ir por él personalmente.”

Habiendo dicho esto, Gordes se puso de pie. Aunque todos en el castillo, además de los Servants, estaban descansando a causa del cansancio, él bebió un remedio para mantenerse despierto y caminó con energía por los pasillos. Un homúnculo lo siguió rápidamente. Se trataba de la chica que fue la primera en hablar con Sieg y que actualmente era la líder de los homúnculos.

“¿Qué es lo que estás haciendo? No tienes por qué venir conmigo, no es demasiado pesado para llevarlo.”

“No lo comprendo. ¿Porque estas llegando tan lejos por nosotros?”

“¡Yo tampoco lo comprendo! ¿Cómo podría ser posible comprender esta situación? ¡Es un caos, caos! Esto se aleja por completo del mundo de misterios unificado por las taumaturgias… Servants, y Guerras del Santo Grial, y Griales Mayores, ¡malditos todos! ¡Nos usaron como unos tontos!”

Gritó Gordes mientras caminaba por el pasillo. La homúnculo puso la punta de su alabarda cerca de su oído con una frustración visible.

“Respóndeme apropiadamente.”

“Ya te lo dije… No lo sé. ¡Se suponía que esta sería una guerra por el Santo Grial! ¡Entonces ese loco, Shirou, nos engañó y lo tomo! ¿Y desea utilizarlo para salvar a la humanidad? ¡Absurdo! ¡Eso no era lo que buscábamos! ¡Se suponía que llevaríamos a cabo una noble batalla utilizando las artes que hemos dominado y los héroes que invocamos! ¿Cómo llego a esto? ¿Por qué salieron tan mal las cosas? ¿Acaso fue porque Lancer perdió? ¿O acaso por el Noble Phantasm de su Assassin? O…”

“… ¿Fue acaso porque forzaste a Siegfried a tomar su propia vida?”

Sus palabras en voz baja pusieron un fin al interminable discurso de Gordes. Ella suspiro y bajo la alabarda.

“No fue mi culpa…”

“Pero lo fue. Al menos tú crees que así fue.”

“¡Silencio! ¡No dejare que un homúnculo me hable de esa manera!”

Ella lo ignoro y afirmo una vez más.

“Fue tu culpa… pero no fue solo tuya. Se debió a las decisiones de todos, sus propias creencias, sus actos que van de acuerdo a sus propios deseos… se trató de todas estas cosas uniéndose lo que llevo a la derrota del Campamento Negro. No creo que el futuro hubiera cambiado simplemente si hubieses estrechado tu lazo con Saber.”

“Si… fue mi culpa.”

Murmuro Gordes en el frio aire que llenaba el pasillo. Su encorvada y abatida figura rápidamente perdió todo rastro de arrogancia.

Desde el comienzo de esta Gran Guerra del Santo Grial hasta su final, este hombre no había sido nada más que un observador. Sin importar cuanto clamara que se trataba de un mago, y un Master, no se trataba de un conflicto en que hubiese sido capaz de formar parte si no fuese por su Servant. Y ahora, en medio de toda esta confusión, la guerra en si misma había concluido. Como el mismo Gordes había dicho una y otra vez – en verdad había perdido.

“Estas en lo correcto. Así que piensa en ello desde un ángulo diferente. Si, eres arrogante, presumido y un terrible ser humano. Pero como alquimista, no eres… tan malo.”

“¿Acaso no podías haber elegido mejor tus palabras…?”

“Bueno, difícilmente podrías compararte con los Einzberns,”

Ante su rápida respuesta, Gordes se quedó en silencio con una expresión amarga.

Hubo un punto en el tiempo en que la familia Musik casi se había encontrado hombro con hombro con los Einzberns. Sin embargo, eso había sido en la cima de su gloria; ellos cayeron en la decadencia poco después.

“Hmph… bien, no hay duda de que ellos se pasaran los próximos siglos poniendo todo su empeño en crear un nuevo Grial Mayor. Nuestra casa, Musik, utilizara ese tiempo para sobrepasarlos.”

Prácticamente era una fantasía. Aunque el poder de los Einzberns había declinado grandemente por la pérdida del Grial Mayor, sus técnicas eran imposibles de comparar. La casa Musik tendría que ser bendecida con descendientes dotados como Gordes por tres generaciones enteras para poder cerrar la brecha.

“Ya veo… en ese caso, comienza por extender nuestras vidas. Pienso que de esa manera encontraras el nacimiento de algo nuevo.” Sin embargo, parecía que Gordes había decidido tomar el camino más difícil. Después de todo, era adecuado para su naturaleza retorcida el tratar de alcanzar una estrella que sabía que jamás tendría en sus manos.

“Lo sé, lo entiendo por completo. Ahora, basta de charla, tenemos poco tiempo. Vayamos a obtener ese Código Místico, homúnculo… oh, por los cielos, es suficiente. Consíguete un nombre como Sieg… algo fácil de recordar.”

La homúnculo se rio, y respondió con todo el tono burlón que pudo reunir.

“Fue nuestro padre idiota quien decidió no darnos nombres. La razón dicta que tú deberías de nombrar a todos los homúnculos sobrevivientes, ¿no es así?”

“…”

“Y ni siquiera pienses en darnos nombres horribles, o te encontraras con que esta alabarda cortara toda esa grasa inútil.”

Gordes rechino sus dientes y murmuro en voz baja – pero desafortunadamente estaba lidiando con un homúnculo de combate. Sus periodos de vida podrían ser cortos, pero eran más fuertes tanto físicamente como mágicamente para el combate por ello. En pocas palabras, esta homúnculo era más fuerte que su creador.

“¡Que pesadilla…! Debí de haber agregado una función para la obediencia incondicional…”

Gordes se quejó dramáticamente, y los labios de la homúnculo comenzaron a arquearse ligeramente.

“Dudo que seas capaz de eso con tus habilidades. Pero no te preocupes. Mientras sigamos siendo aliados, te aseguro que no te hare daño.”

Mientras ella decía esto, le dio un pequeño y amistoso golpe en el hombro. Gordes pensó maldecirla – pero en vez de ello decidió guardar su más ostentosa risa para su lecho de muerte.

Al final, Gordes no durmió hasta que termino de reparar a todos los homúnculos.


Capítulo 2 FIN



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