Fate/Zero:Acto 11 Parte 1

From Baka-Tsuki
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Act 11

-84:15:32[edit]

Desde el tejado del edificio central de Shinto a mucha distancia, Sola observaba la figura del gigante monstruo marino que fue tragado por una deslumbrante luz y gradualmente desapareció en la niebla de la noche del otro lado.

Su visión ya se veía obscurecida por la niebla, y aún más desde tal distancia, ella no podía seguir el progreso de la pelea solo con sus ojos. Ella no preparó algún familiar que pudiera ser usado inmediatamente para propósitos de exploración en esta situación, así que no tuvo más opción que ver hacia la rivera en que el gigante monstruo marino y jets de combate bailaban salvajemente, sumida en preocupación.

Como sea, aparentemente la batalla había completado su primera etapa, y los Sellos de Comando en su mano derecha seguían ahí. Eso significaría que Lancer aún permanecía en batalla en buen estado.

“Gracias a Dios…”

Aunque ella estaba siendo golpeada por fuertes oleadas de viento que corrían en el alto lugar, Sola estaba aliviada por ahora. Lancer probablemente le traería buenas noticias pronto. Si su victoria fue compartida con otros Sirvientes, otros Maestros aparte de Sola recibirían los Sellos de Comando de incentivo, pero esto era algo trivial. Ahora ella estaba feliz tan solo de recuperar los tres trazos del Sello de Comando que la enlaza con su Sirviente.

Si el ruido de el viento soplando estuviera ausente, Sola probablemente sentiría la presencia de un agresor arrastrándose desde más temprano por las escaleras sin ser notado. Ella bajó su guardia preocupada del campo de batalla del otro lado. Pero no había forma de que se le pudiera culpar a la dama que no tenía ningún conocimiento de defensa personal y mucho menos entrenamiento de combate.

Repentinamente ella tropezó. Incluso después de que ella terminó en el concretó cabeza arriba, no tuvo el tiempo siquiera para recopilar lo que había ocurrido. Ella reflexivamente extendió su mano derecha para buscar ayuda, pero fue agarrada severamente por alguien. Así, es persona obviamente no tenía la menor intención de ayudar a Sola que había caído. En lugar de eso, un golpe de insoportable dolor sacudió su muñeca.

“Aaa–”

Desde la superficie de su fina y delgada muñeca, como un grifo roto, brotaba sangre fresca. Sola lo miraba atentamente sin poder creerlo.

Su mano derecha no estaba ahí.

De solo un golpe fue cortado lisamente. Los dedos y uñas de los que se enorgullecía y nunca descuidada, y también los Sellos de Comando que eran más valiosos que cualquier cosa, desaparecieron todos juntos del brazo derecho de Sola.

Sobre el dolor y el frio de perder su sangre, la aún más desesperada sensación de pérdida teñía los pensamientos de Sola de negro.

“Aa, aaaa, ¡aaaahhhhh! ¡¡AAAAAHHHHH!!”

Dejando un grito desgarrador, Sola se arrastró en el suelo, tratando de encontrar el lugar de su mano derecha desaparecida.

¡No! Va a ser un problema si tengo ESO. No puedo llamar a Diarmuid. No le importaré a Diarmuid.

Aún peor, ella ocuparía todos los trazos y ordenarle “¡Ámame!”, y eso debería poder unirlos. Por eso le molestaba su mano derecha. En cualquier caso, incluso por el precio de su vida, ella recuperaría esos Sellos de Comando…

Sin embargo, sin importar cuánto buscara en el frio suelo de concreto, no había nada más aparte de su sangre desparramada – Después de eso, podían verse las puntas de un par de botas de apariencia indiferente y no se movían.

En el medio de su visión nublándose por la severa pérdida de sangre, aún postrada en el piso, Sola miró arriba y vio a una dama de cabello negro no familiar. Sin demostrar ninguna emoción, mucho menos piedad, la dama miró sin ninguna expresión a Sola hacia abajo, a punto de desmayar.

“Mano… mi… mano…”

Con su mano izquierda, ella agarró las botas de la dama, asiéndose de ellas – y después perdió la consciencia.


Sin dejar atrás ninguna emoción, Hisau Maiya lanzó la femenina mano derecha que había amputado con toda su fuerza a la maga usando un cuchillo de supervivencia. Usando los métodos apropiados probablemente se pudieran recuperar los Sellos de Comando grabados en su mano izquierda, pero como Maiya no poseía una técnica así en este momento, era completamente inútil.

Maiya rápidamente ató su muñeca derecha para prevenir más pérdida de sangre, después de lo que levantó el blanco inconsciente en su hombro, y con su otra mano vacía llamó a Emiya Kiritsugu con su celular.

“– ¿Anda algo mal, Maiya?”

“He asegurado a Sola Nuada-Re Sophia-Ri en Shinto. Saqué los Sellos de Comando con su mano derecha, pero su condición no es crítica.”

“De acuerdo. Deja ese lugar rápidamente. Lancer probablemente regrese pronto.”

“Entendido.”

Después de acabar con un mínimo de conversación y cortar la llamada, Maiya bajó apuradamente las escaleras y alcanzó el primer piso. En la costilla de homúnculo que se le había trasplantado por Irisviel todavía quedaba un leve dolor como aún debía familiarizarse con su cuerpo, pero en cuanto a sus movimientos no daba ningún problema. Gracias a eso, justo como antes de que estaba herida, Maiya rastreó a Lancer y a su Maestro y logró conseguir la oportunidad dorada de capturar a Sola durante la ausencia de Lancer.

Seguramente la suposición de Kiritsugu era correcta, pero como antes, él todavía veía a Kayneth, que había perdido sus derechos como Maestro, como el objetivo a aniquilar. La política de Kiritsugu es ser precavido con los que fueron elegidos como Maestros, incluso si hubieran perdido sus Sellos de Comando.

Su verdadera intención al ordenarle a Maiya que capturara a Sola viva es interrogarla acerca del escondite de Kayneth. La interrogación seguramente sería una experiencia cruel para Sola, pero aún en ese caso, no había simpatía ni piedad de Maiya.

En el caso de hombres peleando con hombres, la crueldad no es algo fuera de lo común. Incluso Maiya comprendía algo tan simple como eso, y mucho más Kiritsugu.


※※※※※


La tranquilidad de la noche profunda que acompañaba las calles de Shinto parecía tan lejana, ahora que ambulancias y patrullas deambulaban continuamente de un lado a otro. Esas personas que corrían apuradas encendiendo las luces de emergencia probablemente no entenderían qué situación los había forzado a correr a la mitad de la noche, o el panorama completo de la situación. Quizás ellos tampoco lo entenderían ni mañana ni después.

La sombra de un hombre alto en atavíos de sacerdote caminando solo por la vereda tarde en la noche sería suficiente para cuestionarse como una persona sospechosa bajo circunstancias normales, pero esta noche todos estaban atareados virtualmente hasta la muerte debido al recibo de sucesivas peticiones de ayuda e instrucciones de bloqueos, así que no había forma de que tuvieran siquiera el tiempo para ocuparse de un peatón ordinario. Entre las patrullas que pasaron a Kotomine Kirei varias veces, ninguna le prestó atención.

Kirei, que silenciosamente se dirigía de vuelta a la Iglesia Fuyuki, envuelto en profundo pensamiento, no dedicó un segundo al caos de la ciudad de la que aún debían amainarse los restos del alboroto.

Siempre fiel a las instrucciones, obediente a las responsabilidades, estricto a sus éticas. Kirei había luchado duro hasta hoy. Sus conductas nunca necesitaron cuestionarse.

Lo que es exactamente por qué – esta era la primera vez que había tenido la perplejidad de no poder figurar el significado detrás de sus acciones.

Originalmente, Kirei se apuraría a las batallas de Tōsaka Tokiomi con el fin de proveer apoyo a su profesor – Pero en el momento en que vio que el oponente de Tokiomi era Matō Kariya, Kirei eligió no unírsele como refuerzo, sino meramente ocultarse en la sombra; una acción equivalente al sabotaje.

Ciertamente era verdad que él conocía la diferencia de fuerza entre Tokiomi y Kariya, y que en primer lugar, la situación dejaba a cosas como asistencia sin significado. Así que aún si el solo fuera a ponerse a un lado de la batalla como espectador, uno podría decir que su decisión estaría en línea con sus principios.

Sin embargo, sus acciones después de eso fueron una completa desviación de su deber,

En el instante en que Tokiomi provocó que Kariya cayera del techo del apartamento, como si hubiera reconocido una victoria absoluta, él no revisó el cadáver de su enemigo.

Aún si estaba medio asombrado por la audacia de su profesor, Kirei fue a buscar el cuerpo de Kariya después de eso… cuando no mucho más tarde él vio esa figura postrada en el callejón, Kariya todavía respiraba.

Naturalmente, si él era el can del grupo Tōsaka, era un deber obvio dar el último golpe. A pesar de eso, lo que iba y venía dentro de la mente de Kirei entonces era la conversación que él había tenido con Archer esta mañana.

Si Kotomine Kirei quería entenderse a sí mismo, no solo a Emiya Kiritsugu – no, antes que a Kiritsugu, él debía observar el camino de Matō Kariya – ese fue el consejo que recibió.

En general, esta sería una conversación desagradable. Una broma que no merecía tomarle atención.

Pero aún así, con la demostración de Tokiomi y Kariya frente a él, ¿qué fue lo que provocó que Kirei eligiera quedarse a un lado como espectador? No había ninguna razón para que él se quedara ahí si ya había decidido que era innecesaria cualquier asistencia. ¿No tendría más sentido que él buscara a los otros Maestros?

Y entonces, en el instante en que las llamas que creó Tokiomi capturaron a Kariya… lo que estaba en su mente, ¿no era una sensación de desaliento?

Cuando él súbitamente entendió lo que estaba haciendo, Kirei ya había comenzado a subministrar magia curativa de primeros auxilios en el cuerpo de Kariya. Él había dejado el lugar de batalla cargando a Kariya, cuya condición se había vuelto estable a pesar de quedar en un profundo sueño, y después lo dejó en frente de la residencia Matō ocultándose silenciosamente del ojo público – Eso paso hace acerca de unos 15 minutos.

Los grabados de los Sellos de Comando seguían en la mano de Kariya. Kirei no observó la batalla en el rio Mion hasta el final, pero sin importar cuánto daño se le hubiera infligido, Berserker aparentemente seguía vivo.

Mientras cubría la larga distancia desde ciudad Miyama hasta los suburbios de Shinto a paso corto, durante ese recorrido que atravesaba ciudad Fuyuki, Kirei siguió abatido acerca de la pregunta de la que no obtenía respuesta – ¿Por qué diablos habría hecho una cosa así?

Esto era completamente diferente de comprar y mantener vinos que no conocía su sabor. Esa no era una acción completamente privada de beneficios. Hasta ahora, Kirei también había hecho cosas en secreto sin la autorización de Tokiomi, y le había dado reportes falsos en repetidas ocasiones, pero esas no eran algo que pudiera obstruir directamente a Tokiomi. Su esperanza de un enfrentamiento con Emiya Kiritsugu y la posesión del Santo Grial de Tokiomi – aquellas no eran cosas en conflicto.

No obstante, prolongar la vida de Matō Kariya, quien había rondado tras Tokiomi como su némesis lo había convertido inequívocamente en enemigo de Tokiomi. Un acto de traición sin ninguna excusa permitida. Y habiéndolo hecho sin un propósito en definitivo, él había cometido una absurdidad. Esta noche, Kirei claramente había cruzado la línea de ser un leal sirviente de Tokiomi.

Aunque él era consciente de la gravedad de su acción, ¿por qué Kirei no tenía un rastro de arrepentimiento en su corazón, sino una inexplicable exaltación?

Archer – ¿Había el Espíritu Heroico de ese Rey de los Héroes estado jugando con él?

En comparación a sus pies que lo llevaban, su mente estaba extremadamente exhausta.

De repente, Kirei tuvo una rara sensación de querer hablar con su padre Risei. A pesar de que él es honesto con Kirei en todos los aspectos, él es un padre que jamás sería capaz de entender las preocupaciones de Kirei. Sin embargo, pensándolo por segunda vez, ¿no había tenido Kirei una conversación de corazón a corazón con su padre antes?

Incluso si él terminara poniendo a su padre profundamente decepcionado, si él tan solo dijera todo lo que tiene en mente sin ningún miedo – mientras que su relación con su padre cambiaría definitivamente, ¿eso no le daría algo completamente nuevo a Kirei?

Con esta vaga anticipación en su corazón, guardando su preocupación para otro momento, Kirei continuó caminando en la noche.



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