Hikaru ga Chikyuu ni Itakoro:Volumen1 Tu deseo

From Baka-Tsuki
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Capítulo Especial 1: Aquello que deseamos al final de nuestra infancia — Tu deseo.[edit]

En su tercer año de primaria, Koremitsu no tenía amigos.

Cuando fueron de excursión a las montañas, se había sentado en el último asiento del autobús.

Cuando llegaron a su destino, sus compañeros se reunieron en grupos, charlando y riendo mientras caminaban, pero Koremitsu seguía sin mediar palabra, y su expresión agresiva estaba fijada hacia el frente mientras se dirigía, en silencio, a la cima de la colina.

Había flores hermosas en el camino, y las aves cantaban sobre las ramas de los árboles, pero él no las miraba.

Ya sabía, a la tierna edad de nueve años, que si las viese a los ojos, las aves le temerían y huirían despavoridas, justo como sus compañeros.

Incluso cuando llegaron a la cima, no le habló a nadie, y buscó un lugar donde nadie reparase en su presencia. En cuanto lo encontró, sacó su mantel de picnic y comió su almuerzo, solo.

Lo hacía de esa forma, pues si el profesor lo viese, probablemente diría:

“Chicos, por favor, dejen que Akagi se una”.

Podría decir algo así.

Y en ese caso, los estudiantes que charlaban y comían con felicidad, guardarían silencio y desviarían las miradas, cabizbajos y jugueteando con sus dedos.


“Akagi luce aterrador. Ese cabello rojo es de delincuente...”


“Escuché que peleó contra uno de quinto grado y lo hirió”.


“Escuché que mordió a Shingen, el bulldog de Tanaka, frente a la escuela”.


Él sabía muy bien los rumores que circulaban sobre él.

“Te crees la gran cosa, a pesar de que no eres más que un mocoso” —habían dicho los de quinto grado, buscando problemas con él, y Koremitsu atravesó un agujero que había en una cerca de metal, para escapar de ellos. Uno de los niños de quinto grado intentó hacer lo mismo, pero se quedó atorado, y debido al esfuerzo que hizo para zafarse, las puntas del alambrado le cortaron los brazos y espalda, provocando que sangrase por doquier y gritase de dolor.

El famoso bulldog, Shingen, que solía ladrar a los estudiantes, saltó hacia Koremitsu, debido a que su collar se había soltado.

Intentó contener a Shingen y presionó su cabeza contra la suya. Los transeúntes, tras presenciar aquello, gritaron: “Akagi, el de tercero, acaba de morder a Shingen”. Y se formó una muchedumbre, creando una conmoción.

—N-No importa si no tengo amigos.

—¿Almorzaste junto a tus amigos? —preguntó su tía Koharu cuando Koremitsu regresó de la excursión, sin considerar sus sentimientos, y él respondió con calma.

Cuando ven mi rostro, todos dicen que soy arrogante, antisocial y un delincuente. Mamá me había abandonado al marcharse. Sin duda, tengo un rostro que a nadie le gusta. Es mejor que no espere nada de los demás. Si me convenzo de que no quiero hacer amigos, no me sentiré tan solo. Pero su tía, con un divorcio encima, que había regresado a la casa donde había crecido, le habló con una expresión seria.

—Koremitsu, puede que te veas menos tierno que la mayoría, y más violento, y que parezcas carecer de amabilidad, pero eso no es excusa para no hacer amigos. Tu abuelo luce igual que tú, pero ha dado clases de caligrafía por cuarenta años, y tiene varios amigos jugadores de Go en el vecindario. Incluso yo, tengo amigos que escuchan mis desvaríos.

Koremitsu abrió la boca, impresionado.

Era cierto. Tanto su abuelo como Koharu poseían el aspecto salvaje de Koremitsu.

Cuando los tres se reunían alrededor de la mesa del comedor, parecían reunidos para discutir algún plan maligno. Cuando iban al templo durante Año Nuevo, los demás turistas los evitaban al instante.

Hace unos días, un ladrón había entrado a la residencia Akagi, y se desplomó de miedo tan pronto vio al abuelo sostener un cuchillo, con su salvaje expresión en el rostro, mientras trabajaba en una obra de arte. El ladrón quería escapar, pero al llegar a la cocina, encontró a Koharu cortando la caballa en la cocina con un cuchillo ensangrentado, y de inmediato fue retenido.

“Pensé que acababa de entrar en la guarida de un demonio”. Cuando la policía lo interrogó, se estremeció al admitir su culpabilidad.

Los vecinos murmuraron, aparentemente compadeciéndolo... por haber entrado a robar en esa casa en particular.

Pero a pesar de ello, su abuelo y Koharu sí que tenían amigos.

Koharu le enseñó que a pesar de su aspecto salvaje y atemorizante, eso no debía usarse como excusa para no poder hacer amigos. No debía buscar excusas, quejarse, ni rendirse fácilmente, porque eso no era varonil.

Aquellas eran las palabras de una estudiante de último año, que había caminado por la misma ruta ardua, y de inmediato quedaron grabadas en el corazón del joven Koremitsu.

Al mismo tiempo, levantó la cabeza con esperanza.

—... ¿Yo también puedo hacer amigos?

Preguntó Koremitsu, lleno de anticipación.

—Sí, por eso debes esforzarte en formar relaciones con los demás. No será fácil, pero así es como harás “amigos de verdad”.

—¿Amigos de verdad?

—Los amigos que están juntos para siempre son “amigos de verdad”.

Amigos de verdad.

Esas palabras causaron que su corazón se estremeciese.

Koremisu buscó el significado del término “amigo de verdad” en el diccionario y se dirigió al aula de caligrafía. En cuanto los estudiantes se fueron, se sentó solo en la mesa.

Mojó en la tinta y escribió “amigo de verdad” en el papel, con letra grande.

Continuó escribiendo las mismas palabras en cada hoja de papel, una y otra vez, y por cada pieza que escribía, su corazón se animaba más.

Al final, la mesa estaba llena con papeles que decían “amigo de verdad”.

Qué palabras tan maravillosas

Qué palabras tan increíbles.

Se secó el sudor de la frente, y su cara estaba completamente ruborizada mientras miraba a los muchos “amigos de verdad”.


Tomaré los que están mejor escritos y, cuando duerma, los colocaré bajo la almohada.

Quizá, finalmente, podría soñar con ese amigo de verdad.


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