Zero no Tsukaima - Spanish Versión: Volumen 10 Capítulo 10

From Baka-Tsuki
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Capítulo 10: El Héroe de Ivaldi[edit]

El baile de Kirche era bellísimo, pero Louise, Montmorency y Sylphid no tenían experiencia alguna.

Siguiendo un ritmo simple, Kirche hacía una melodía con su danza. Las otras tres detrás de ella la veían y trataban de seguirla, pero no podían hacerlo.

Sin embargo, para los soldados que rogaban por diversión, era suficientemente bueno. Esto por que las jóvenes figuras de las bailarinas apenas estaban cubiertas de ropa en el busto y el vientre.

El vino comprado se consumía rápidamente.

Moviendo su sensual cuerpo, esa pelirroja era la encarnación del fuego - agitándose encantadora y seductora. El movimiento de su roja cabellera era como una llameante antorcha.

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Por otra parte, la chica rubia y la del cabello rosado apenas agitaban su busto rítmicamente con ella. Pero extrañamente, sus movimientos parecían los de un noble, y poseían un aire de clase alta como si el baile fuera presentado en el palacio.

En cuanto a la chica del cabello azul, inicialmente, sólo podía sacudirse penosamente como un cervatillo recién nacido. Sin embargo, poco a poco, le encontró el modo, y comenzó a moverse con soltura felizmente.

Su salvaje presentación no parecía del todo un baile, sin importar como lo vieran, pero ver su cara radiante de gusto, llenó de felicidad a esa gente.

Los soldados bebieron y vaciaron el vino.

Dentro, el Barón Misscoeur dejó su asiento. No tocó el vino que le sirvieron, ni siquiera una gota.

Kirche vió a los soldados del Barón Misscoeur dirigirse hacia ella. Como si fuera una señal, Kirche detuvo su baile.

Preocupada, Louise susurró al oido de Kirche.

"Ese oficial comandante no tocó el vino. ¿Estarás bien?"

"Ya haré algo, déjamelo a mi. Umm, Montmorency. ¿Preparaste la poción para que actúe exactamente después de una hora, verdad?"

"Sip. Pero creo que habrá algunas pequeñas diferencias entre individuos..."

"Bien, 30 minutos desde ahora, ¿eh? Por favor, encarguense bien de los soldados. Exactamente en 30 minutos, habre regresado tambien."

Un soldado se acercó hasta Kirche y le susurró unas palabras.

Sonriendo dulcemente y asintiendo, fue tras el Barón Misscoeur que había desaparecido.

El resto del grupo intercambiaron miradas.

"Ella dijo que nos daría más tiempo, pero..."

La bebida audiencia comenzó a gritar unánimemente.

"¡Hey! ¿¡La actuación terminó!?"

"En ese caso, ¡vengan acá, y sírvanos más vino!"

"No quiero hacerlo. ¡Servirles vino a los soldados!"

Montmorency temblaba de miedo. Había sido humillada bailando delante de los plebeyos vistiendo ese atuendo tan embarazoso. Si tuviera que servirles vino tambien, probablemente no podría soportarlo.

"¡B-ailaremos! ¡Silencio!"

La segunda parte comenzó. Sin embargo, el grupo de bailarinas no tenía a Kirche, y siguiéndo la espantosa música, ellas solamente agitaban el busto toscamente siguiendo la melodía. Debido a esto, los soldados comenzaron a cansarse. Aparentemente, el grán éxito de la primera parte se debió a la presencia de Kirche.

"¿¡Qué diablos es esto!? ¡Devuélvannos nuestro dinero!"

Botellas de vino y trastos volaron hacia ellos.

"¡Cállense! ¡Soldados engreidos!"

¡Poinkk! Golpeados en las cabezas por las botellas de vino, Guiche y Malicorne estallaron furiosos.

"¡E-Esperen! ¡Si pierden la cabeza nuestros planes se arruinarán!"

Saito angustiosamente los detuvo.

"¿Qué está mal? Si no bailan, ¡desvístanse!"

"¿Puedo quitarme mi ropa ahora?"

¡Kyui, kyui! Aparentemente feliz, Sylphid estaba a punto de retirarse la ropa cuando Louise - ¡Pongg! le golpeó en la cabeza.

"¿Por qué me pegaste?"

"¡Ten un poco de dignidad! ¡Dignidad!"

"¡Pero no tengo dignidad con esta apariencia!"

Dijo Sylphid, señalando al atuendo de bailarina que a duras penas cubria su busto y su vientre.

"¡No tienes opción!"

En su confusión, los soldados los abuchearon duramente.

"¡Oi, oi! ¡Cómo se atreven!"

Saito tosió, y desenvainó a Derflinger a su espalda. Los soldados enmudecieron en un instante.

Malicorne y Guiche trataron de detenerlo aunsiosamente.

"¡P-Por favor detente! ¡No seas violento!"

Pero Saito...

"Después de esto, les mostraré my danza de la espada!"

... gritó desesperadamente.

Bajo la atenta mirada de los silenciosos soldados, Saito agitó a Derflinger.

"¡Soplo de la luna creciente! ¡Hoyaa!"

Dando un salto, atacó al suelo.

"¡Corte saltando! ¡Heeyaaa!"

Los soldados no respondieron, pero... a un tiempo, un rugido comenzó.

"¡T-Tú nos INSULTAS!"

"¡Nosotros entrenamos con espadas todos los días!"

"¿¡Por qué debemos observar tu patética danza de espadas, bastardo!?"

"Oops, mejor vamos..."

Los soldados se levantaron y estaban a punto de lanzarse sobre ellos. En ese momento...

Un delicado sonido de flautas pudo escucharse.

"¿Eh?"

Se dieron vuelta, y con un rostro serio, Guiche tocaba la flauta. Malicorne comenzó a tocar el tambor con seriedad. Una melodía muy agradable.

"¡Aaah, esta... ¡¿no es música de la corte?"

Parecía que Gquiche y Malicorne habían comenzado un acto musical que debieron memorizar como parte de su educación fundamental. Completamente diferente a la musica previa, era una tonada tranquila.

Lentamente, Montmorency comenzó a bailar de acuerdo a la tonada. No tenía la intensidad del baile de Kirche, pero era un movimiento que desbordaba gracia y elegancia.

Aparentemente, la combinación del atrevido atuendo y la elegancia del baile de la corte había hecho presa de los corazones de los soldados. Obedientemente, comenzaron a observar el baile atentamente. Saito soltó un suspiro de alivio.

La elegante danza de Montmorency continuó por otros veinte minutos.

Mientras continuaban, los efectos de la poción para dormir comenzaron a mostrarse. Los soldados comenzaron a caer uno a uno. Bajo la luz de la luna, como invitando al hada del sueño, Montmorency continuó bailando lentamente.

Diez minutos fueron necesarios hasta que el último de ellos quedó dormido.

La posión para dormir que Montmorency había preparado era tan poderosa que el que la bebiera dormiría por un día.

El patio se convirtión en un enorme dormitorio. La vista de los 300 soldados y nobles yaciendo postrados, dormidos, era simplemente maravillosa.

Saito y los otros intercambiaron miradas, y tomaron las varitas escondidas en sus instrumentos musicales. Tras terminar de prepararse, el grupo se dirigió a la torre del Castillo de alhambra. El derruido castillo blanco reflejó la lus de la luna brillando como encantado.

Despues de todos, debemos encontrar a Tabitha y su madre en este castillo... y rescatarlas.

Antes de eso, posiblemente podríamos encontrarnos con el elfo. Saito rezó por que el elfo no estuviera ahí.


Como si fuera un castillo abandonado, aquí y allí, partes del Castillo de Alhambra se habían colapsado. Cuerdas atadas atravezaban los lugares peligrosos, como impidiendo avanzar más allá. El interior era exactamente como un laberinto.

Pretendiendo estar perdida, Kirche investigó el interior del castillo. pero, la figura de Tabitha no podía ser vista. Ya que sería malo si la poción para dormir hiciera efecto, Kirche detuvo momentaneamente la búsqueda y se encaminó al cuarto del Barón Miscoeur, el que dirigía a los soldados.

Entrando por el Salon Recibidor frente al patio, subió las escaleras inmediatamente. En el corredor superior a la derecha de las escaleras había una puerta metálica que parecía haber sido hecha recientemente. Usó el picaporte para llamar a la puerta, y con el sonido de una llave metálica girando, la puerta se abrió.

"Oooh, ¡He estado esperando! ¡Pasa, pasa dentro!"

Aunque el Barón Misscoeur asumió un rostro severo frente a sus soldados y subordinados, cambió su apariencia e invitó a Kirche a entrar.

"Ahora bien, debo sostener un examen. Nah, ha sido acordado también por orden del rey que debo revisar a cada persona que entre a este castillo. Sip, cada uno de ellos."

El Barón Misscoeur estiró sus manos hacia Kirche. Pero Kirche gentilmente, hizo las manos a un lado.

"Puede examinarme en cualquier momento, ¿verdad?"

Mientras decía, se sentó en una cama junto a la pared, de frente a él. Cuzando sus piernas, ella sonrió.

"Hey, señor oficial comandante. Soy una chica llena de curiosidad. Y, quisiéra preguntarle algo... ¿eso está bien?"

"¡Qué quieres preguntar?"

El barón Misscoeur mostró una mirada sospechosa.

"¿Están protegiendo algún diamante super valioso aquí?"

"¿Diamante? ¡Ahaha! ¡Qué pena! Lo que estamos protegiendo aquí solo son prisioneros madre e hija. ¡Qué? ¡Vinieron todos aquí a robar un diamante inexistente? En ese caso, debo revisarla cuidadosamente..."

Kirche evitó la mano que se acercaba a sus hombros.

"Me gustaría darle un vistaso a los prisioneros. Me interesan mucho esas cosas."

"Que mujer tan inusual. ¿Qué harás despues de ver a esas personas?"

"El Barón Misscoeur metió su mano en la abertura de la falda de baile de Kirche.

"¿Humm?"

Notó la cosa que tocó con la punta de sus dedos.

Sujetando lentamente el objeto y tirando de él, el Barón Misscoeur miró al objeto que sostenía y lanzó un grito.

"Tú, un mago..."

Sonriendo aún, Kirche le arrebató la varita de las manos del Barón Misscoeur, y lo lanzó lejos. Ráidamente recitó un hechizo, y una enorme bola de fuego apareció en la punta de su varita.

La bola de fuego estaba cerca de las narices del barón que retrocedió. Teniendo una bola de fuego varias veces mas grande que su cabeza frente a su nariz, el barón cubrió su cara aterrorizado.

"Ahora bien, ¿me guiará donde están los prisioneros?"

""...bastarda. ¿Eres tú el Duque de Orleans? ¿Un espíritu que en verdad no existe?"

"Nopi. Solo soy una ladrona. Para su información, tengo muy poca paciencia. Si no quiere que cada cabello de su cabeza sea reducido a cenizas, lléveme ahí rápidamente."

El barón Misscoeur tembló.

"No hay manera. No puedo hacer eso."

"¿Ppppor qué?"

"Él está ahi. Me asesinará"

Kirche levantó las cejas.

"¿Él? ¿Quiere decir el elfo?"

"A-Así es. ¡Perdóneme! Si es dinero, pagaré. Es por eso que..."

Desde el otro lado de la puerta, una voz aguda y clara pudo escucharse.

"¿Qué pasa con el dinero?"

¡Hiiiiiiiiii! El barón Misscoeur dejó salir un lamento.

"¡Lord Bi-Bidashal!"

La puerta se abrió, y la figura de un hombre alto cubierto con una capa extranjera apareció.

Tras lanzar una mirada a Kirche, sin poner la mínima atención a la bola de fuego en la punta de su varita, el hombre preguntó con voz dudosa.

"¿Quién eres tu?"

La respuesta de kirche fue la bola de fuego. Lanzada desde la punta de su varita, la bola de fuego se expandió, como tragándose al elfo. Sin embargo, Bidashal ni siquiera trató de evitarla.

"La bola de fuego quemó al elfo en un instante"... al momento en que pensó eso, frente a sus ojos, esta cambió su objetivo y dio vuelta 180 grados.

"¿¡¡Qu-!!?"

Un grito aterrorizado escapó de la boca de Kirche.


Mientras Saito y los otros subian las escaleras del patio a la entrada de la torre del castillo... el muro de una cierta sección de la torre explotó súbitamente.

"¿¡Qué fue eso!?"

Gritó Guiche.

Después, la figura de alguien callendo al centro pudo verse.

"¡¡No es esa kirche!?"

Junto a los pedazos rotos de la pared, Kirche azotó contra el suelo. Corrieron hacia la colapsada Kirche.

"¡Está mal herida!"

Montmorency comenzó a recitar un hechizo de agua rápidamente. Sylphid se transformó nuevamente en ella, y comenzó a invocar magia de recuperación al mismo tiempo.

"Elfo... cuidado..."

Diciendo eso, Kirche se desmayó. Era un daño enorme.

"Guiche, Montmorency. Dejamos a Kirche con ustedes."

"L-Lo tenemos"

Saito rompió a correr, Louise fue tras él.

"¡Espera! ¡Espérame!"

"¿¡Qué pasa!?"

Saito gritó rufioso.

"¡Tu oponente es un elfo! Si no actuamos con cautela..."

"¡No hay tiempo para eso! ¡Kirche está herida! Si no nos apresuramos, ¡Tabitha podría estar en peligro!"

Louise elevó también su voz.

"Tú también estás en peligro, ¿no es así?"

"¿...Louise?"

Confundido, Saito miró a Louise. Mientras recuperaba el aliento, Louise meneó la cabeza.

"Me asusta tu coraje... me asusta tu coraje que causó que atacaras a 70,000 enemigos y que no tengas miedo del elfo..."

"¿¡Qué quieres decir!?"

"Tu coraje... ¿no es un falso coraje que recibiste de Gandalfr? Si tienes miedo, entonces no puedes proteger a tu maestro - ese coraje que actúa por si mismo."

"¿Haaa?"

"No puedo permitirlo. El contrato que te he dado te ha convertido en alguien que no eres tu. Así que por favor... no me muestres ese coraje."

Con ojos cubiertos de lágrimas, Louise miró a Saito.

Saito murmuró con una voz cansada.

"... si ese es el caso, está bien."

"...¿eh?"

"En estos momentos no tengo ese coraje. Estoy avergonzado, pero para ser franco, he estado temblando de miedo desde hace algún tiempo. ¿Temblando de excitación? No es una broma. Estoy temblando de miedo."

"Saito..."

"Incluso cuando me enfrenté a los 70,000, tenía miedo de morir. Estaba tan asustado que me congelé completamente y no me moví. Me forcé a despegar mis piernas del suelo, y moverme adelante. ¿Es ése el coraje de Gandalfr? No digas insensateses. Si algo sucede, temblaré de nuevo de miedo como ahora."

"¿Entonces, entonces por qué...?"

"No puedo mostrar esa apareincia tan patética, ¿no es así? Para empezar, ¡Soy un chico! ¿cierto? Sólo por eso, ¡por un capricho del destino nací hombre! ¡Es por eso que no puedo actuar tontamente, y tengo que mostrar una buena apariencia! Además, soy Gandalfr. No soy ordinario, y he recibido poderes. Y sobre todo, ¡no puedo escapar! Porque soy yo, probablemente pueda hacerlo. ¡Por eso no hay forma de que pueda escapar!"

Las lágrimas se derramaron de los ojos de Louise. Mientras se secaba, Louise golpeó a Saito.

"¿¡Por qué me pegas!?"

"¡Lo he malentendido!"

Saito estaba perplejo por Louise, quien estaba enojada con él. Pero, ahora no era el momento de quebrarse la cabeza o pelear con ella.

"Okay, ahora, prepara tu encantamiento."

Dicho esto, louise asintió. Con su mano derecha, Saito sujetó el mango de Derflinger que portaba a su espalda. Las runas de su mano izquierda brillaron. Gentilmente abrazó a Louise con su mano izquierda.

"Hmm, ¿Qué fue eso de nuevo?"

"¿Hm?"

"Lo escribieron en la tarjeta de reportes. Este temperamento que fluye fácilmente. Fue así desde el comienzo. En este instante, ya sea que fluya dentro de Gandalfr la magia, la leyenda o el Vacío, no me sorprendería."

Louise frunció el ceño un poco.

"¿...de quién es? Tu coraje. ¿Es el verdadero? ¿Es en verdad el de Gandalfr después de todo?"

"Seguramente, una vez que escuche tu invocación del Vacío, mi corazón saltará, y mi temor desaparecerá un poco. Pero el efecto de ser Gandalfr es sólamente algo como eso. Aparte de eso... en verdad es mi propio coraje el que fluye."

Mientras dejaba caer sus lágrimas, Louise sujetó la manga de Saito. Así que, el "amor" de Saito es también...

Sin embargo, ahora no es el momento de sumergirse en sentimientos tan dulces.

Al momento siguiente, desde la torre del castillo, unas bolas de fuego volaron hacia ellos.

Saito sujetó su espada. Las pequeñas bolas de fuego fueron absorbidas por Derflinger y fueron extinguidas. Como si las repeliera, Saito atacó de frente, corrió subiendo la escalera y cortó el pilar del salón Recibidor.

El pilar fue partido en dos, y el Barón Misscoeur, quien estaba detrás de él, apareció.

"¡Hola!"

Sin darle tiempo para recitar conjuros, Saito dirigió el mango de su espada hacia su estómago. El Barón Misscoeur cayó de espaldas sobre la cama.

Mientras golpeaba al caido Barón Misscoeur Bidashal con su rodilla.

"¿Éste tipo es un elfo?"

Preguntó a Louise.

"No. Lo sabes, ¿cierto? Los elfos tienen orejas puntiagudas..."

Desde arriba de las escaleras que conducían al segundo piso, una figura humana apareció.

Una voz clara como una campana de cristal se pudo escuchar.

"¿Son ustedes amigos de la chica?"

Viendo aquella silueta, Louise dijo.

"Tal como él."

Por la áncha escalera, el elfo descendió lentamente. Derflinger, quien estaba firmemente sujeto, dijo en un tono triste.

"Elfo... ahora no podemos hacer nada. Por nuestra seguridad, deberíamos regresar."

"Si regresamos no podremos salvar a Tabitha."

Paso a paso, el elfo descendió las escaleras.

"Yo soy Bidashal el elfo. Permitanme informarles."

Usando la palabra "elfo" en su autopresentación, ¿trataba de jugar con los temores de Saito y el resto?

Eso era un movimiento innecesario.

Incluso si no lo hubiera hecho, había una poderosa fuerza sin límites en esa voz pacífica. Diferente de todos los enemigos que había enfrentado antes, un terror escondido, así lo sintió Saito.

"¿¡Qu-Qué es esto!?"

"¡Vete! No me gusta pelear."

"Si es así, ¡regresanos a Tabitha!"

"Tabitha? Ah, esas madre e hija,, ¿eh? Eso es imposible. 'Mantenerlas aquí' Yo desafortunadamente he hecho esa promesa. No puedo entregártelas."

"Si es así, no tenemos otra opción. No hay camino más que la lucha."

Este tipo es fuerte. Las experiencias en batalla que ahora tenía le dijeron eso. El instinto que tenía por ser un ser vivo comenzó a advertirle acerca de la criatura que tenía delante de él, que era muy superior.

Aun así, Saito apretó su espada.

Blandiendo su espada, avanzó.

Sin embargo, sus piernas no le obedecieron.

Cuando el elfo avanzaba un paso, Saito daba un paso atrás. Recordó las palabras que Agnes le había enseñado.

"Busca aberturas."

No importando cuanto mirara, su oponente estaba lleno de aberturas. Donde quiera que agitara su espada, debería ser un golpe.

¿Por qué está él tan indefenso?

"Compañero, no tiene caso. Detente."

Derflinger dijo en un tono ligeramente impaciente.

Aun así... Saito preparó su espada y corrió adelante.

"Ooo, ¡Wooooooooo!"

Una voz cercana a la desesperación. Se lanzó adelante con sus piernas temblorosas. Saltando frente a Bidashal, lanzó su espada hacia abajo... pero,

Buuwahh

El aire frente a Bidashal se distorsionó.

Como si hubiera golpeado una pared de goma, la espada rebotó. Como si hubiera brincado en un trampolín, Saito salió volando hacia atrás.

Saito rodó hacia el Salón Recibidor frente al patio.

El elfo se detubo a mitad de las escaleras, y miro abajo hacia Saito.

"Vete, tu bárbaro peleador. No puedes ganar contra mi."

Louise corrió hacia Saito que había colapsado.

"¡Saito!"

¡Ouuuuuuuuuccccchhhh! Saito se levantó. Habiendo golpeado le piso de marmol, su cuerpo no se movió por un momento. Aunque fuera Gandalfr, su cuerpo era aún de carne viva y sangre. Por muy ágil que pudiera ser, el daño recibido seguiría ahí.

"¿Qué tipo de persona es él?... fue como si hubiera un muro de aire frente a su cuerpo... ¿Qué sucedió?"

Derflinger murmuró con una voz mordaz.

"Ese es 'Counter'. Ya que a los elfos no les gusta pelear... ¡Qué magia tan problemática!..."

"¿Counter?"

"Repele todos los ataques y magias - una 'Magia Antigua' poderosa. Parece que ese elfo ha hecho un contrato con la 'fuerza de los espiritus' de este castillo. ¡Vaya elfo! ¡Qué sorprendente 'usuario' es este tipo...!"

"¿Magia Antigua? ¿ESA del espíritu del agua?"

"Recuerda, compañero. Esta es la 'Magia Antigua'. Hasta ahora, todos los enemigos no hacían más que imitarla. Ni siquiera el propio Brimir pudo ganar contra la 'Magia Antigua' de los elfos. Después de todo es la verdadera. Ahora bien, ¿qué debemos hacer?"

"¡No juegues conmigo! Si no podemos usar espadas o magia, ¿¡Qué debemos hacer!?"

Bidashal levantó ambas manos.

"¡Oh fuerza de los espíritus escondida dentro de estas piedras! por el antiguo contrato les ordeno. ¡Vuélvanse pedruzcos y ataquen a estos mis enemigos!"

Alrededor de Bidashal, las grandes rocas que formaban la escalera temblaron y comenzaron a elevarse.

Las piezas de piedra explotaron a mitad del aire, atacando a Louise y Saito.

Saito trató de apartar las incontables astillas de piedra que parecían balas perdidas. Sin embargo, había demasiadas de ellas, y las que no fueron desviadas golpeaban su cuerpo.

Saito protegió a Louise poniendose frente a ella, y deteniendolas con su cuerpo.

Una de ellas golpeó a Saito en su frente, y la sangre comenzó a gotear. Por un instante casi pierde la conciencia... pero Saito lo soportó.

Louise sujetó a Saito quien parecía que iba a caer.

"¡Hey Derflinger! ¿Qué debemos hacer? ¿¡Qué debemos hacer, por todos los cielos!?"

"No hay otra forma. Solo tu elemento puede hacerle algo a este tipo, de una u otra forma. Eres tú quien tiene que actuar, Louise."

"Pero, ¡ninguna magia funciona! ¿Qué debo conjurar? Ah, dejé el libro del Fundador Brimir en la academa, así que ahora no puedo hacer nada, ¿no es así? ¿Puedo leerlo cuando quiera? ¡Qué es eso!¡He estado leyéndolo todo el tiempo!"

"Tu has dominado ese conjuro desde hace tiempo."

"¿EH?"

"Disipar. No hay nada más que pueda anular la Magia Antigua además de 'Disipar'."

"¡Oh si, Disipar!"

"Sin embargo, parece que ese elfo hizo que todas las fuerzas de los espíritus de este castillo se hicieran sus aliados. Anularlas a todas el algo muy grande. ¿Puedes reunir tal fuerza de voluntad para invocar semejante 'Disipar'?"

Louise fue tomada pro sorpresa. Pero... no podía huir.

Porque Saito estaba delante de ella, sujetando su espada.

Además de no admitir la derrota de su familiar, como su maestro, ella no podría admitir su propia derrota.

No... era algo más simple. Era porque no había forma de que pudiera abandonar al tipo que se sentía tan atraído por ella.

Atraído por mi, ¿es eso posible eh? Louise refleccionó al respecto. Louise se asombró de si misma por tener el tiempo para esas cosas.

Quizás yo pueda.

Louise preoparó su varita.

Ya que el mago y el guerrero protegiéndola aún no se habían rendido, el elfro lucía un poco molesto.

"Tú, salvaje. Detén esa resistencia inútil. Ya he realizado un contrato con las piedras que conforman este castillo. Cada fuerza espiritual guardada en estos muros es mi aliada. Ustedes dos nunca ganarán."

Saito se desprotegió los dientes y gritó.

"...¡Cállate, tonto de largas orejas! ¿¡Quién es el salvaje aquí!? ¡Yo odio a la gente que cree que es tan grandiosa como tu más que a cualquier otro!"

Bidashal meneo la cabeza, y levantó sus manos de nuevo. Entonces, las rocas de las paredes se apiñaron, transformándose en un puño gigante.

"¿¡Qu-Qué es eso!?"

Una voz aterrorizada escapó por la boca de Louise.

Sin importar cuan grande sea un mago, no hay forma de hacer un puño de roca tan grande mientras recitaba semejante conjuro defensivo.

Mirando fíjamente la roca como formada de barro, Saito tembló.

"Así que esa es la 'Antigua' de los elfos..."

El puño gigante de roca voló apuntando hacia Louise y Saito.



En el dormitorio, leyendo el libro en voz alta, los oidos de Tabitha captaron el sonido de una explosión.

Tras eso, se hizo el silencio por un momento, pero... esta vez pudo escuchar el suave sonido de algo rompiéndose.

Su madre brincó en su cama, asustada.

Tabitha gentilmente abrazó a su madre. ¿Qué habrá pasado?

"Todo está bien", susurró a su madre. Bajando de la cama, fue hacia la puerta checar lo que pasaba fuera.

pero... la puerta estaba cerrada con un hechizo de cerradura. Privada de su varita, no podía hacer nada. Una vez temida por los demás, ahora el Caballero de Nort Parterre, Chevalier Charlotte, no estaba a la vista. La única que estaba ahí era solamente Charlotte Hélène d'Orléans, prisionera e inútil. Incluso si quería ver qué ocurría en el exterior, no podía hacerlo.

Tabitha regresó a la cama.

Su aterrorizada madre miraba fíjamente al "Héroe de Ivaldi".

Tabitha tomó el libro y comenzó a leerlo, tal como había hecho por tanto tiempo.

Mientras leía el libro, Tabitha pensaba,

¿Y si... alguien ha venido a salvarme?

El rostro de Sylphid flotaba en su mente.

El rostro de kirche también vino a su memoria.

Espero que no sean ellos, pensó Tabitha, Ese elfo no es rival para ellos.

Finalmente, la cara de Saito vino a su mente.

El familiar legendario, que ese sujeto dice ser.

El espadachín que me venció.

Saito quien me ha vencido, un Chevalier, con una espada. Si es él... ¿y si es él quien ha venido a rescatarme?

Pero... ella meneó su cabeza.

Ese milagro no pasará nunca.

No existe nadie que pueda ganarle a ese elfo.

Toda esperanza se tornará en desesperanza. ¿No ha sido así todo este tiempo?

Es verdad, no ha habido una ocasión donde mis espectativas fueran recompensadas.

Mañana perderé mi alma. Ese destino no cambiará.

Lentamente, Tabitha comenzó a leer el libro de nuevo.




Ivaldi confrontó al dragón dentro de la caverna. Las escamas del dragon que había vivido por miles de años brillaron como barras de oro, y se habían vuelto muy duras.

El dragón le dijo a Ivaldi mientras tembaba de miedo sujetando su espada.

"Qué ser tan pequeno. Piérdete. Este no es un lugar al que deberías venir."

"¡Regresa a Roux!"

"¿Esa chica es tu esposa?"

"No"

"¿Que relación tienes con ella?"

"Ninguna. Sólo me detuve en la villa por algo de comer."

"¿Desperdicias tu vida sólo por eso?"

Temblando de miedo completamente, Ivaldi proclamó,

"¡Por eso me juego la vida!"




Louise y Saito fueron lanzados por esas rocas hasta el patio. Sus amigos quienes cuidaban de Kirche corrieron hacia ellos.

"¡Saito! ¡Louise!"

Usando su cuerpo como un escupdo para Louise, Saito, quien había recibido el golpe del puño rocas con Derflinger, tenía el brazo derecho roto.

Montmorency comenzó a recitar hechizos curativos en su brazo.

Con voz angustiada, Saito dijo.

"Corran. Haremos algo."

"¡Es suficiente, guarda silencio!"

Malicorne invocó un hechizo de Viento, y disperzó los pedruzcos que se acercaban.

Recitando un hechizo de Tierra, Guiche hizo una pared enorme delate de ellos.

Sin embargo, el elfo era demasiado poderoso.

De pié en la cima de las escaleras que conducían al patio, Bidashal fácilmente pulverizó la pared que hizo Guiche, y lanzó los pedruzcos como si la magia de Malicorne no fuera nada.

Saito se levantó, y rechazó los pedruzcos con Derflinger.

"¡No he sanado tu brazo derecho aún!"

Montmorency gritó molesta.

"¡No hay tiempo para eso!"

"Pero..."

"Louise está recitando su hechizo."

El grupo entero se dio la vuelta.

Sin que nadie lo notara, louise se había levantado, varita lista, y estaba ya recitando su hechizo claramente.


...Ûruz Thurisaz Ansur Cen …


Louise exprimía esas palabras de dentro de su boca.


Gyfu Nyd Nauthiz...


La poderosa fuerza que dormía profundamente dentro de ella... su fuerza de voluntad... cambió su forma en un conjuro que podría alterar la lógica del mundo, fluía fuera de ella.

Louise estaba sorprendida frente a la fuerza de voluntad durmiendo dentro de ella.

Transformandola en "Explosión", la fuerza de voluntad almacenada durante 16 años, tenía tal poder como para causar la aniquilación de la enorme armada que asaltó Tristain - esta fuerza había nacido.

¿Por qué?


Eihwaz Yara...


¿Por qué?

Se preguntó Luoise.

¿Por qué tenía semejante fuerza de voluntad dentro de ella?

¿De dónde obtuvo la fuerza de voluntas que le permitiera invocar tan largo encantamientodel "Vacío"?

La fuerza de voluntad es la fuerza del corazón.

Louise había sabido que la ira o la felicidad podían multiplicar el poder mágico. La fuerza del hechizo no es determinada sólamente por el talento de uno.

¿Ira? ¿Felicidad? ¿Tristeza?

Entonces pensó en un sentimiento que no era ninguno de esos.

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La pregunta que nacía dentro de Louise se transformó en una hipótesis.

El único sentimiento que se hinchaba expandiéndose dentro de Louise...

¿Es ese la fuente del Vacío?


Yr Eoh Is!


El conjuro había sido completado.

Derflinger gritó.

"¡Lánza ese 'Disipar' sobre mí!"

Louise apuntó su varita a Derflinger y la agitó hacia abajo.

El "Hechizo del Vacío" envolvió a Derflinger, y la hoja brilló inténsamente.

"¡Compañero! ¡Ahora!"

Saito distinguió a Bidashal en la cima de las escaleras y corrió hacia el frente.

Levantando a Derflinger sobre su cabeza, lanzó la estocada.

Cocó contra la barrera invicible, 'Counter'.

Pero esta ocasión no fue repelido.

"El "Vacío" recitado por Louise se concentró en un punto de la barrera.... dispersando la sección que entró en contacto con Derflinger.

Como si partiera una fruta pegajosa a la mitad, lentamente cortó la barrera "Counter".

Fue sólamente un instante.

Rota la barrera, la fuerza espiritual protegiendo a Bidashal se dispersó.

El alto elfo estaba asombrado.

"Shaitan... ¡así que éste es elpoder que contaminó al mundo!"

No siendo rival para ellos, el elfo simplemente miraba, y sujetó su mano izquierda con su derecha. La "roca de aire" sellada dentro del anillo comenzó a funcionar. Como una marioneta tirada de los hilos, Bidashal se elevó hacia el cielo.

"¡Descendientes de Sahitán! ¡Les advierto! ¡No se acerquen a la puerta de Shaitán! Si eso sucede, ¡los destruiremos a todos!"

Mientras miraban al elfo que gradualmente desaparecía en el cielo, Saito lentamente cayó al suelo. Eso porque se sintió aliviado y simplemente se dejó ir.

Tras ellos, trescientos soldados dormían.

Habiendo usado su fuerza de voluntad, Louise calló al suelo y comenzó a roncar.

Guiche silbó animadamente.

"He ganado contra un elfo. Increible.

2¿No sólo habías perdido?" Dijo Montmorency.

Saito levantó a Louise.

"Okay, ¡vámonos! Nuestro trabajo no se ha terminado."

"¿Hacia dónde?"

En un tono estúpido, Malicorne preguntó.

"¡A buscar a Tabitha!"

Llevando a Louise en sus brazos, Saito comenzó a subir las escaleras dirigiéndolos del patio a la torre del castillo.



Kirche despertó. Era llevada por Malicorne y Sylphid. Ella olfateó el aroma quemado de su chamuscada cabellera. Mi cabello se ha rizado, pensó distraidamente. Las quemaduras de mi piel no son tan malas. Quizá se deba a la magia de Agua de Montmorency.

Oh si, nunca pensé que me bañaría en mi propio fuego.

¿Qué le pasa a ese elfo? Las figuras de Saito, caminando frente a ella, y Louise siendo transportada por él, quedaron a su vista. Parece como si de alguna forma hubieran tratado con el elfo.

En la historia de nuestras familias, seré la primera Von Zerbst en agradecer a un La Vallière. Pensando en ello, Kirche perdió nuevamente la conciencia.

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Ivaldi golpeó al dragón con su espada, pero fue detenido por las duras escamas y obligado a retroceder. El dragón usó sus garras, enorme hocico y su chorro de llamas para dañarle.

Ivaldi cayó varias veces, pero se levantó cada vez.

Cuando el dragón lanzaba su ataque final lanzando llamas, algo asombroso ocurrió. La espada que Ivaldi sostenia brilló intensamente, y repelió las llamas del dragón. Ivaldi entonces saltó y condujo su espada através de la garganta del dragón.

¡Dummm! Con un sonido, el dragón cayó al suelo.

Ivaldi se encaminó a un cuarto dentro del dragón.

Roux abrazaba sus rodillas y temblaba de miedo.

-"Todo está bien ahora."

Ivaldi extendió su mano.

-"El dragón esta muerto. Ahora eres libre."

Terminando de leer el libro en esa linea, la mirada de Tabitha se posó en su madre. Ella roncaba pacíficamente. Los terribles sonidos se habían detenido sin que se diera cuenta.

Al otro lado de la puerta, podían escucharse pisadas.

Eran diferentes de las de ese elfo o de los soldados.

¿Por qué? El corazón de Tabitha preguntó.

La esperanza se extendió dentro de su corazón.

Tabitha trató de negarlo.

Porque es imposible.

Imposible.

Nadie vendría hasta la frontera entre Galia y los elfos a rescatarla. Pero aún así, como un usuario del elemento viento, los refinados oidos de Tabitha seguían diciéndole que esas pisadas eran familiares. Un inusual par de zapatos. Un par de suaves zapatos nunca vistos.

Escuchó el ruido de alguien tratando de abrir la puerta.

Dándose cuenta que estaba cerrada, ¡Bang! La puerta fue partida.

En el instante en que la cara de aquel que había visto cuando se enfrentaron en la Academia; el chico de cabello negro, quedó a la vista... Tabitha se quebró. Las sensaciones estimadas, las emociones que había olvidado, volvían a ella.

Era un alivio.

Los que entraron después de Saito fueron Guiche y Malicorne. Louise era cargada por Saito en su hombro. Montmorency y Sylphid, que se había transformado en humana, también estaba junto a ellos. Llevada por Sylphid, Kirche también estaba ahí.

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"¡Onee-sama! ¡Estás bien, ¿cierto?! ¡Kyui!

"¡Oh, gracias a Dios, gracias a Dios! ¡Estas aquí!"

Guiche y Malicorne tambien tenían grandes sonrisas en sus caras. Kirche estaba inconsciente debido a sus heridas. Seguramente ella ha luchado por mi bien.

Deslumbrada, Tabitha los miró.

Pensé que yo había estado luchando sola todo este tiempo.

Sin embargo, no estoy sola.

Yo no estoy sola.

Llevando a Louise a su espalda, Saito se acercó a ella, y le extendió su mano.

"¿Estás bien? ¿Estás herida?"

Tabitha sintió algo tibio recorriendo su rostro.

Tabitha sollozó como una niña.

Las olvidadas lágrimas de alivio fueron callendo.

Mientras estas rodaban, Tabitha pensó para sí misma.

Quizá he estado buscando.

En medio de mi independiente y solitaria lucha, desde dentro de mi ya congelado corazón, todo este tiempo, quizá he estado buscando.

Desde mi prisión.

Desde lo profundo de mi corazón.

Por el Ivaldi que vendría a salvarme.


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